Humberto Rivas
Tapa: Agde, 1990 Gelatina de plata s/papel baritado. 44 x 36,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Humberto Rivas AntologĂa fotogrĂĄfica 1967-2007
12 de agosto al 28 de septiembre de 2014 Sala Cronopios, Centro Cultural Recoleta Buenos Aires
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Jefe de Gobierno: Mauricio Macri Vicejefa de Gobierno: María Eugenia Vidal Ministro de Cultura: Hernán Lombardi Director General del Centro Cultural Recoleta: Claudio Patricio Massetti Director Operativo de Programación y Curaduría: Elio Kapszuk Director Operativo de Gestión de Operaciones: Carlos Villoldo Directora Operativa de Arquitectura y Funcionamiento Edilicio: Bettina Kropf Subdirectora Operativa de Investigación, Creación y Capacitación: Silvia Sánchez Curador y Asesor de Artes Visuales: Renato Rita
Asociación Amigos del Centro Cultural Recoleta Comisión Directiva: Magdalena Cordero, Alejandro Corres
Humberto Rivas llega al Centro Cultural Recoleta con sus fotografías tan despojadas como impactantes, tan desnudas como expresivas. Con premiada trayectoria, Rivas abandonó la Argentina rumbo a Barcelona pocos meses antes del golpe militar de 1976. Con un concepto del arte en total libertad y con el instinto como el mayor propulsor, el más genuino, desarrolló después de 10 años como director de fotografía del Di Tella, la mayor parte de su carrera en la capital catalana. Fue un apasionado del cine, también se dedicó a la pintura y a leer con devoción la poesía de Pessoa. Pero se decidió por la fotografía, ese fue el lenguaje de su arte. Retratos, paisajes urbanos y naturalezas muertas son las imágenes que delatan el trabajo de Rivas. La desolación, el paso del tiempo, el derrumbe, el desnudo en su sentido más amplio como la cámara que capta lo que no se vislumbra a primera vista. Resalta en la obra de Rivas su talentoso manejo de la luz, la presencia del pasado en el instante, la expresión de rostros y cuerpos desconocidos que hacen volver la mirada hacia uno mismo. Por primera vez en Buenos Aires, su ciudad natal, podremos disfrutar de esta exposición que revela su particular forma de materializar el mundo. Se concreta un proyecto que enorgullece a quienes trabajamos en el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires ya que permite a la comunidad acercarse al gran artista que fue Humberto Rivas, escuchar su voz a través del legado de sus imágenes. Hernán Lombardi Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires
Embajada de España en la Argentina Embajador: Estanislao de Grandes Pascual Consejero Cultural: Juan Duarte Cuadrado Director CCEBA: Jesús Oyamburu Artes Visuales Oficina Cultural: María Pardillo Álvarez
Archivo Humberto Rivas (Barcelona) Coordinación: María Helguera Curadora: Luisa Ortínez Documentalista: Jaume Ribera Supervisor de calidad de las imágenes: Salvador del Carril
Humberto Rivas ha sido denominado en múltiples ocasiones como “el cazador de ausencias”. Las calles expuestas a la desolación, los edificios ligados al abandono, la intensidad de los rostros directos que traslucen historias nos abordan a través de sus imágenes. La sombra, que tanto ha definido a Rivas, está en todas partes pero él la convoca con inusitada belleza, nos desborda entre el miedo a la muerte y el paso del tiempo. Fue un laborioso artesano de la luz. De la sobriedad y del desenmascaramiento en el retrato y de la búsqueda del momento preciso en el paisaje. Él consigue retratar como pocos la sugerencia como una presencia dentro de la ausencia. Fue un perfeccionista para el que la fotografía requiere paciencia, cuidado y pericia. A su llegada a España, en la Barcelona de 1976, encontró un espacio para la creación y para el encuentro con colegas de la profesión con los que compartiría intereses y búsquedas. Su generosidad lo convirtió en maestro de las jóvenes generaciones de fotógrafos españoles. En 1997, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte español le otorga el Premio Nacional de Fotografía como reconocimiento de la sociedad española a su trayectoria artística y por su aportación a la fotografía. Ese mismo año también recibió el Premio Ciudad de Barcelona de Artes Plásticas, un tributo que le otorgó la ciudad en la que vivió hasta su fallecimiento. Rivas, como otros muchos artistas a ambas orillas del Atlántico, representa la riqueza del encuentro. Con ese espíritu de construcción celebramos esta muestra que se concreta gracias al trabajo conjunto de instituciones culturales argentinas y españolas. El Archivo Humberto Rivas de Barcelona; el Centro Cultural Recoleta; Encuentros Abiertos - Festival de la Luz; Acción Cultural España, AC/E; el Instituto Ramón Llull y la Embajada de España en Argentina han aunado esfuerzos para que la cultura sea un camino de ida y vuelta. En la soledad de los rincones olvidados y en el retrato desnudo de vanidades, Rivas encontró la esencia de los objetos y de las personas. Ojalá su obra nos enseñe a caminar por la penumbra. Estanislao de Grandes Pascual Embajador de España en la Argentina
Nos complace sobremanera organizar esta primera exhibición antológica de Humberto Rivas en Argentina. Este artista, nacido en Buenos Aires en 1937, es reconocido como uno de los renovadores de la fotografía contemporánea española. Entre 1962 y 1970, fue el fotógrafo del Instituto Di Tella. La obra que desarrolló en este semillero de artistas cimentó las bases de su poética, convertida en un ejercicio constante de captación de la esencia de aquello que fotografía. De este período da cuenta el original retrato de Roberto Aizenberg. Rivas nunca abandonó la toma de retratos y entendía esa práctica como una “situación de guerra” entre el fotógrafo y el retratado. Con cada disparo de su cámara buscaba captar “el silencio interior” de cada sujeto, más allá de sus apariencias. Esta intención está ciertamente lograda en cada uno de los retratos de esta muestra y, en especial, en las figuras de Rómulo Macció y Violeta La Burra. Es probable que en su acervo de inmigrante argentino de la década del 70, Rivas llevara las enseñanzas de Anatole Saderman, las horas compartidas con su amigo Juan Carlos Distéfano y algunas imágenes de La Raulito, filme en el que trabajó como iluminador antes de radicarse en Barcelona durante 1976. Sus vistas urbanas de ciudades europeas y argentinas muestran agudas intersecciones entre espacios vacíos y tiempos pasados. Son paisajes llenos de misterio y quietud que fascinarán a los espectadores con su absoluta simplicidad. En 1998, Humberto Rivas fue distinguido por el Gobierno español con el Premio Nacional de Fotografía. En 1999, recibió el Premio Konex de la Argentina y, en 2009, año de su fallecimiento, el Ayuntamiento de Barcelona le otorgó la Medalla de Oro al Mérito Artístico. Esta Antología fotográfica, que hoy presentamos junto con el Archivo Humberto Rivas y la curaduría de Adriana Lauria, apoya y se suma a las muestras del Festival de la Luz 2014 que tendrá lugar en todas las salas del Centro Cultural Recoleta. Claudio Patricio Massetti Director General Centro Cultural Recoleta
Humberto Rivas Antología fotográfica 1967-2007 Adriana Lauria, curadora
Se ha afirmado que en la obra fotográfica de Humberto Rivas todo es retrato: gente, animales, muros, antiguos locales comerciales, oscuros rincones, flores marchitas y frutos en penumbras, atuendos antiguos, interiores solitarios, paisajes urbanos y fragmentos de naturaleza. Y es fácil comprobarlo ya que cada motivo en el que Rivas posó su mirada con la determinación de fotografiarlo fue sometido a la densificación espiritual, formal y material que caracterizó la manera de construir sus elaboradas y conmovedoras imágenes. La falta de personajes en arquitecturas derruidas o en espacios deshabitados otorgó a estos asuntos un espesor metafísico. Plenos de silencio meditativo, la esencia de la mortalidad se condensó en ellos mediante la ausencia, edificando la metáfora de una condición sujeta al paso del tiempo y a una fragilidad que se proyecta sobre los afanes humanos con los que se consubstancia. Sin embargo, la extensa galería de retratos, ahora sí de seres vivos –género en el que Rivas encontró su propia voz para la creación fotográfica–, exuda presencia vital, carnalidad, personalidad, individuación, en suma, el universo particular e irrepetible que cada retratado generó e irradió, captado por el artista desde una distanciada y, a la vez, implacable perspectiva. Jubilosa ocasión ésta que permite valorar más de un centenar de fotografías –paisajes urbanos, retratos, interiores, bodegones y la emotiva serie de Huellas de la Guerra Civil española– de este compatriota que, habiéndose desarrollado en Buenos Aires, emigró a Barcelona en los convulsionados años 70. La presente exposición es la muestra más comprensiva que se haya realizado en la Argentina hasta el momento, tanto por el número de obras como por el lapso abarcado. Justo homenaje a un creador, reconocido y consagrado en España, admirado y apreciado aquí aún solo por un limitado núcleo de entendidos. Es tiempo de que su obra se encuentre con el gran público de su país.
La contienda del retrato Sobre el método de Humberto Rivas a la hora de enfrentarse a sus retratados y de cómo implementaba las sesiones realizadas en estudio, mucho se ha dicho. Por ejemplo que propendía a que el sujeto fotografiado entregara una expresión, un gesto, que lo mostrara en una suerte de desnudez espiritual, obtenida con impiedad. Es difícil, sin embargo, concebir una actitud ex profeso cruel en Rivas, conocido por su afabilidad. Lo que sí sabía era lo que debía instrumentar –en un género que de otra forma podía rozar la banalidad– para darle espesor a sus retratos, no permitiendo a los modelos que se mostraran como creían que debían aparecer, sino que con persistencia, realizando infinidad de tomas y seleccionando con agudeza, buscó colarse con su cámara por un intersticio que develara un aspecto recóndito del personaje, induciéndolo quizás a perder la noción misma de que estaba siendo retratado. Rivas conocía bien la máxima de Richard Avedon sobre la conciencia de ser fotografiado de quien posa y sobre la “actuación” que puede montar, consciente o inconscientemente, para dar determinada imagen. También recogía del neoyorkino que el retrato resulta de la interrelación entre las actitudes del modelo y las respuestas del fotógrafo. En todos los casos, Rivas pretendió siempre indagar y conseguir más de los suyos, de lo que en principio podían y estaban dispuestos a ofrecerle. Ya fueran personajes notables por su actividad creativa o intelectual, travestis, artistas de circo, gente de pueblo o viandantes ocasionales, la extensa galería de retratos que el artista desarrolló entre los años 60 y la primera década del siglo XXI tiene como denominador común simpleza de composición y una inefable intensidad expresiva. Empleó fondos claros y también oscuros. Estos últimos predominaron desde finales de la década del 70, aunque profundos grises tiñeron el retrato del diseñador Rubén Fontana, realizado tempranamente en 1967. La tendencia hacia el ennegrecimiento se incrementó en obras de los 90 y los 2000. En su último retrato, Lara (2007), la sutileza del trabajo con distintas calidades de tonos muy bajos llegó a su cenit. La imagen muestra a la protagonista de espaldas, cubierta por su cabellera discernible tan solo por sus sedosos reflejos, mientras el contorno de la figura apenas se delinea sobre las tinieblas del fondo. Rivas jugó con los límites de lo visible –ya lo había hecho en El cura de La Albufera (1985) y, sobre todo, en Sr. y Sra. (1992)– y magistralmente compensó una gama de valores al extremo oscuros con la blanca mano de la modelo que descansa sobre su hombro izquierdo. En este gesto, hay quien ha visto una suerte de premonitoria señal de despedida. Recordemos que el artista falleció dos años más tarde. Mientras tanto, los azulejos blancos de su cocina en Barcelona otorgaron un escenario quirúrgico a su secuencia de retratos de Violeta La Burra, mostrada en pleno proceso de transformación en el cual su identidad travestida se afirmó en su circularidad: era ella aun cuando, desmaquillada, revelara su masculinidad, aun cuando, vestida de muchacho, se retratara junto a su madre en el contexto de un hogar españolísimamente cristiano. Esta idea de un retrato desarrollado en varias fotografías concatenadas es la manera en que Rivas dio rienda suelta a su primer amor por el cine, amor que lo impelió a la fotografía por sobre la pintura. Esta elección también fue influida por la admiración que experimentó, a fines de 10
los 60, por los retratos de Anatole Saderman, un pionero de la fotografía moderna en la Argentina al que Rivas consideró su maestro. El arte cinematográfico, que el artista despuntó en algunas experiencias realizadas en cortometrajes de 16 mm como Unos y otros de 1973, ya había influido en su fotografía, no solamente por la obsesión con la que desde el principio trató la iluminación, sino por algunas actitudes elegidas a la hora de editar un retrato. De qué otra manera podríamos calificar más que de bergmaniano el dedicado a Germaine Derbecq (Germaine, c. 1975), directora de la mítica Galería Lirolay de Buenos Aires, donde Rivas hiciera sus primeras exhibiciones. Sus ojos cerrados y la atmósfera de grises medios, no hace otra cosa que acusar la expresividad introspectiva de su rostro. Artistas plásticos entre los que se cuentan Aizenberg, Distéfano, Páez, Noé, Macció, Heredia, Marcia Schvartz, María Helguera –su mujer y apasionada compañera–, Federico Klemm y Carlos Pazos; fotógrafos como Alberto García Alix u Oriol Maspons; escritores y poetas como Borges y Arnau Pons, actrices como Cipe Linkovsky o Marilina Ross; diseñadores como Rubén Fontana o América Sánchez, entre otros; han sido sujeto, junto a diversos personajes, del conjunto de penetrantes retratos realizado por Rivas durante más de cuarenta años en el que, sin duda, debe incluirse también los dedicados a animales, tales como sus perros captados con la misma intensidad buscada para los seres humanos. Ya sea mostrando el rostro o de espaldas, vestidos o desnudos, en la singularidad tradicional del rectángulo o en la fragmentación y estiramiento de las figuras en los polípticos – conformando cruces o remedando retablos–, interpelándonos con la mirada o con los ojos cerrados, estas imágenes dejan en el espectador la certeza de que es inevitable retornar a verlas una y otra vez para atisbar y, en lo posible, develar el misterio que cada retratado –cada ser– entraña y que Rivas ha sabido cifrar con inteligencia y poesía.
El caso Aizenberg Como en muchas otras ocasiones, Rivas se sirvió de su formación como pintor y recurrió a ejemplos de la historia del arte para poner en jaque la supuesta fidelidad documental de la fotografía. La influencia de Magritte apareció en más de una ocasión, a veces en forma casi literal, como en el retrato del artista argentino Roberto Aizenberg (Roberto, 1975) que lo muestra sentado frente a una mesa, apoyando su mano sobre una esfera bruñida. La coincidencia de pose y escenario con el óleo de Magritte El principio del placer (Retrato de Edward James), de 1937, encuentra variaciones en algunos detalles como la piedra que está en lugar del orbe. Pero la ligazón se refuerza cuando comprobamos que existen fotografías de Man Ray con el mismo personaje en igual postura, testimonio del espíritu colaborativo que existió en el grupo surrealista. Si pensamos que el sujeto del retrato de Rivas es uno de los más importantes representantes de nuestro surrealismo, podrá inferirse que el modelo subyacente intenta erigirse en blasón mediante la cita de destacadas obras de la tendencia, al tiempo que la atmósfera metafísica en la que el fotógrafo sumió al retratado coincide, en un todo, con la estética que Aizenberg desarrollaba con obsesiva maestría en su propia obra. 11
En 1978, otras fotografías en las que aparece el pintor, realizadas durante su exilio europeo, tomaron nuevamente la obra de Magritte como fuente de inspiración. Esta vez Rivas se basó en el retrato de espaldas de Edward Jones, Prohibida la reproducción. Sin embargo, efectuó dos tomas, una semejante al cuadro del belga y otra de frente mostrando el rostro de Aizenberg. Ambas sitúan al personaje delante de una incierta y oscura diagonal indicadora de espacio y recortan el motivo sobre un plano prácticamente blanco. No fue el primer retrato de Aizenberg realizado por Rivas: en 1967, ubicó a su modelo impecablemente vestido en “La Quema”, denominación del sitio y al mismo tiempo método con el que entonces se trataba a los residuos en Buenos Aires. Esta toma, incluida en el catálogo de la consagratoria exposición que Aizenberg efectuó en el Instituto Di Tella en 1969, formó parte de los originales aportes que el Departamento de diseño gráfico y Rivas, al frente del área fotográfica, realizaron para esa organización, elaborando ejemplos notables de comunicación institucional. Aquí, el marcado contraste entre el personaje y su entorno pone una nota inquietante, acorde con el clima insólito que puede verse en muchas de las obras del retratado.
La mirada y la brújula Rivas no andaba con la cámara a cuestas. Fue famoso por deambular con una brújula en el bolsillo. Si una locación despertaba su interés, le servía para orientarse respecto a la dirección de la luz y retornar cuando las condiciones fueran las deseadas. Luego, tal vez midiera la intensidad de la iluminación durante largas horas, al cabo de las cuales, podía concluir que ese instante perfecto de claridad, penumbra o sombras esplendentes había huido y era conveniente capturar la imagen en otra jornada. Este procedimiento reflexivo da cuenta de la importancia que atribuía a la concepción de la obra. En principio hay que situar el contacto con el motivo y el valor que daba a su mirada. Luego, sus búsquedas se mantenían constantes antes, durante y después de la toma –se sabe cuánto cuidaba la instancia del copiado– y siempre estaban al servicio de la elaboración tanto conceptual como formal. La cámara y la sabiduría técnica se sometían como herramientas a lo que la mente escrutadora y el espíritu creativo ya habían dilucidado. Si bien la carpeta Norte, compuesta por fotos realizadas en el verano de 1975, brinda un panorama de personajes, paisajes y humildes poblados del noroeste argentino, las vistas urbanas transidas por la obsolescencia y la precariedad se desarrollaron, sin lugar a dudas, en Europa, donde Rivas trató profusamente el tema. En 1970, ya había hecho tomas de ciudades del viejo continente en un primer viaje que realizó con María Helguera. Pero es a partir de su radicación en Barcelona que el género de la fotografía urbana adquirió los métodos y características distintivas de su producción. Una prolongada serie de este tipo de obras se concentró en 1979: vidrieras cerradas de viejos negocios, extensos muros de ladrillo y, en general, edificios fabriles desactivados. Conseguidas ya sea en Poble Nou, barriada popular de los suburbios de Barcelona o en Londres, ofrecen geométricos y desolados escenarios que denotan abandono, con callejones desiertos, aberturas tapiadas, persianas bajas, chimeneas sin humo, y aquí o allá algún girón de afiche que denuncia el 12
“Paro” intentando resistir una impiadosa economía neoliberal que avasalló a la producción industrial y al trabajo que generaba. Sin estridencias, sin retórica, con austeridad, Rivas armó un discurso solidario con su clase de origen, con su naturaleza de trabajador, fuera como fotógrafo publicitario o como artista. Los paisajes urbanos continuaron en los siguientes años y, en la nueva década, se incrementó el clima metafísico: muros cegados, volúmenes prismáticos de edificios impenetrables, fachadas tras las cuales no existen espacios habitables que las justifiquen, escaleras mutiladas que no conducen a ninguna parte. Cada tanto, surge una imagen de Buenos Aires, de sus antiguos barrios portuarios o fabriles, también abandonados y en ruinas, que contienen algo del espíritu que animó en los años 40 los precisos y oníricos paisajes de pintores vinculados a La Boca como Fortunato Lacámera u Onofrio Pacenza. En ocasiones el Riachuelo devuelve en su reflejo un muro de chapas yuxtapuestas, en otras, la desbordante naturaleza del Tigre se reduce a unos pastizales que envuelven paulatinamente una barcaza abandonada. Mientras, antiguos e italianizantes frentes de casas de bajos desfallecen tanto en Galicia como en la provincia argentina de Corrientes. Fue época de contraluces y acusados contrastes; el tema quedó sumergido en una penumbra oscura. La iluminación acompañó la desolación que los motivos transmitían: paredes descascaradas, alguna señal de tránsito torcida, en suma, anomalías que constituían un clima expresivo donde el tiempo se materializaba en signos de decrepitud, de memoria descarnada, de misterio y nostalgia frente a lo que estaba a punto de perderse. A todos lados Rivas acudió con su cámara de placas, cuando la luz era menos intensa, en la mayoría de los casos al atardecer; los tiempos de exposición se prolongaron. Paralelamente, hacia 1980, comenzó a interesarse por las luces eléctricas que brillaban aisladas al anochecer, creando una dicotomía entre la nocturnidad dominante bajo las cumbreras de los techos, contrapuesta a la claridad de cielos aún diurnos. Este conjunto, entre cuyas piezas cabe señalar Val d’Aran (1981), Buenos Aires (1984), y que se continúa con variantes dos décadas más tarde en Agramunt (2002), resultó del acoplamiento de dos tomas: una realizada al anochecer, con la última luz del día, y otra en el momento mismo en que se encendían los faroles de la calle. El hoy afamado Joan Fontcuberta –uno de los fotógrafos de la joven generación que dio la bienvenida a Rivas cuando presentó su primera muestra en Barcelona– dijo alguna vez que estas eran imágenes que le hubiera gustado realizar, seguramente por el poderoso clima que trasuntan, plenas de una bella extrañeza compartida con algunas pinturas de Magritte como El imperio de las luces, en las que el artista belga dio cuenta de las paradojas que anidan en la realidad, “retratando” más bien ideas que propiamente individuos, objetos o paisajes. Y Rivas se apropió de este concepto en más de una ocasión. El trabajo con los negros también se hizo presente en los paisajes urbanos. Para ellos, el artista recurrió a una gama baja con una zona de máximo contraste que, como en Lara, se muestra en el blanco y casi por completo escondido frente de la casa de Sant Cugat (2000), sumido en un desbordado follaje.
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Interiores y bodegones Capturados en Londres en 1979, un conjunto de interiores tapizados con típicos papeles floreados presentan esquinas y rincones a veces desdibujados por la filigrana de la decoración. La soledad sigue dando la nota aun cuando una cama deshecha o un mueble desacomodado señalen la inmediatez de una presencia. En pasillos, habitaciones cerradas, espacios de paredes descascaradas, billares sin parroquianos, sean de Stratford on Avon, Buenos Aires o Barcelona, el ajuste compositivo se mantiene imponiéndose a las peripecias del mobiliario. Es interesante seguir los conceptos vertidos por Nelly Schnaith –principal teórica de la obra de Rivas– sobre una pieza clave que asume esta temática como es El velódromo (1980): “… Lo que vemos es una severa estructura de regla y compás adherida al contorno de los objetos y una exhibición de las diversas texturas de la materia; lo que entrevemos es la ubicuidad de una ausencia primordial: falta la gente. La escueta claridad de la geometría se deja filtrar por la vaga emanación de ese vacío que demanda la participación imaginaria del que mira para encontrar sentido.”$1
Es la clave para la lectura de estas obras. Igual que para interpretar su Homenaje a Man Ray (1979) en el que un rinoceronte metido en un exiguo habitáculo de zoológico pierde su cabeza en una estrecha puerta que parece engullirlo. Lo mismo sucede con la contundente oscuridad de Rincón feliz (1980) –tan espectral como el relato de Henry James del que recibe su título–, en el que se filtra solo un minoritario reflejo labrado por el detalle arquitectónico que la luz atraviesa y copia sobre el muro sombrío y cuyo diseño diagonal sugiere la perspectiva de un espacio negado por la sólida planimetría de la penumbra. Fantasma que, vulgarmente cotidiano y a la vez hallazgo sorprendente, asalta la pared de ladrillos de otra fotografía homónima cuyo diseño parece definido por la impronta de hollines de fogata, encendida por fuerza de la marginalidad y el desamparo. Un entramado de sugerencias que se repite en otros recovecos habitados por la oscuridad y la incertidumbre. Y esta atmósfera de barroco tenebrismo rodea también a sus bodegones, en los que frutos, flores marchitas, atuendos decimonónicos deshabitados y animales muertos y desollados se inspiran en la más rancia de las tradiciones pictóricas y, como en ella, se regodean en brillos y texturas, al tiempo que instituyen modernas vanitas.
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Nelly Schnaith, Lo visible y lo invisible en la imagen fotográfica, Madrid, La Oficina Ediciones, p. 16.
Huellas de la Guerra Civil española En 2006 Rivas culminó, con una exposición que recorrería Catalunya, un trabajo de décadas siguiendo el rastro de los vestigios de la Guerra Civil que aún perduraban en varias regiones de España. Se mostraron allí paisajes de pueblos en ruinas, destruidos por bombardeos que aún crispaban los sentidos con solo verlos, pueblos como Belchite o Corbera D’Ebre que, vueltos a construir a poca distancia, eran visitados por sus antiguos pobladores en peregrinación evocativa. También se incluían, entre estas imágenes, los búnkeres en las playas, con leyendas republicanas grabadas a punta de bayoneta: “No pasarán”. Y, sin embargo, pasaron y todo lo arrasaron. A los escenarios con vestigios de destrucción o de fusilamientos –como el muro de la iglesia de Sant Felip Neri en Barcelona– hay que añadir una serie de retratos de mujeres y hombres que, ya ancianos, parecen revivir en sus gestos, cuando no en sus mutilaciones, el horror, el atropello, la vergüenza de un furor desatado entre compatriotas, entre miembros de una misma familia, entre hermanos. Conviene aquí recurrir nuevamente a la palabra de Schnaith sobre estas ruinas conmemorativas rescatadas por Rivas: “Son vestigios de algo que no vive pero tampoco ha muerto, aun espera, en latencia, ser visto: el olvido, obra del tiempo que borra casi todo, arrinconó sus restos en los pliegues de un paisaje, en las arrugas de rostros descartados que todavía renacen, calladamente, ante los ojos de un espectador –sino un actor de aquellos hechos– sensible a las improntas del pasado y más aún de un pasado trágico que dividió a un pueblo y sumergió su memoria colectiva en las aguas revueltas de un enfrentamiento todavía latente.”2
Fantasmas de la historia que Rivas, sobre todo por ser argentino, sabía muy bien que convenía que fueran conjurados. Un legado punzante, pero a la vez amoroso, a la tierra que supo acogerlo.
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Nelly Schnaith, “Huellas que nos miran”, en AA. VV., Huellas: Humberto Rivas, Barcelona, Generalitat de Catalunya - Departament de Cultura, 2006, p. 17. 15
Roberto, 1967 Gelatina de plata s/papel baritado. 36,5 x 35,7 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Rub茅n, 1967 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 30 x 30 cm
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Norte, 1975 Gelatina de plata s/papel baritado. 12,5 x 17,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Norte, 1975 Gelatina de plata s/papel baritado. 2,5 x 17,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Norte, 1975 Gelatina de plata s/papel baritado. 12,6 x 17,7 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Norte, 1975 Gelatina de plata s/papel baritado. 12,5 x 17,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona, Espa単a
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Norte, 1975 Gelatina de plata s/papel baritado. 12,7 x 17,8 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona, Espa単a
Norte, 1975 Gelatina de plata s/papel baritado. 12,5 x 17,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Roberto, 1978 Gelatina de plata s/papel baritado. 25 x 25 cm Archivo Humberto Rivas, Buenos Aires
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Roberto, 1978 Gelatina de plata s/papel baritado. 25 x 25 cm Archivo Humberto Rivas, Buenos Aires
Roberto, 1975 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 35 cm
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Contactos para el retrato de Germaine Derbecq, c. 1975 FotografĂa blanco y negro
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Germaine, c. 1975 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 38 cm
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Jorge Luis, 1972 Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 40 cm Archivo Humberto Rivas, Buenos Aires
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Anatole, 1981 Gelatina de plata s/papel baritado. 26 x 26 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Lucas, c. 1977 Gelatina de plata s/papel baritado. 26 x 26 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Roberto, 1980 Gelatina de plata s/papel baritado. 25,5 x 25,7 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
DistĂŠfano, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 25,7 x 25,7 cm Archivo Humberto Rivas, Buenos Aires
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Macci贸, c. 1975 Gelatina de plata s/papel baritado. 22 x 28 cm Archivo Humberto Rivas, Buenos Aires
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Romero Brest, c. 1970 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Alberto, 1979 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 35 cm
No茅, c. 1975 Gelatina de plata s/papel baritado. 25,5 x 25,5 cm
Archivo Humberto Rivas, Buenos Aires
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p Marcia, 1984 Gelatina de plata s/papel baritado. 31,5 x 26 cm
Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Federico, 2000 Gelatina de plata s/papel baritado. Tr铆ptico, total: 48 x 51 cm Colecci贸n Fundaci贸n Federico Jorge Klemm, Buenos Aires
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Orfeo, c. 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 26 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Lourdes, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 28 x 28 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Sin t铆tulo, 1983 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 26 cm 37
MarĂa, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 26 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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MarĂa, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 44,5 x 33,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
MarĂa, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Ana, 1980 Gelatina de plata s/papel baritado. 45 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Marilina Ross, a帽os 70 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 28 cm
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Sin tĂtulo, 1974-1977 Gelatina de plata s/papel baritado. 43 x 36 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Violeta La Burra, 1978 Gelatina de plata s/papel baritado. 26 x 26 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Violeta La Burra, 1978 Gelatina de plata s/papel baritado. 26 x 26 cm cada una Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Violeta La Burra y su madre, 1978 Gelatina de plata s/papel baritado. 26 x 26 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Cristina, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,9 x 35,8 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Am茅rica S谩nchez, 1982 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 27 cm 47
Carlos, 1983 Gelatina de plata s/papel baritado, 35 x 26 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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MercĂŠ, 1986 Gelatina de plata s/papel baritado. 45,3 x 38,2 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Maru, 1985 Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 50 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Magda, 1986 Gelatina de plata s/papel baritado. 50 x 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Cura de La Albufera, 1985 Gelatina de plata s/papel baritado. 34 x 28 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Luci, 1990 Gelatina de plata s/papel baritado. PolĂptico: 40 x 40 cm cada una Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Luci, 1990 Gelatina de plata s/papel baritado. 48 x 24 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Eva, 1990 Gelatina de plata s/papel baritado. PolĂptico: 40 x 40 cm c/u Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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J. C., 1992 Gelatina de plata s/papel baritado. 37 x 47 cm, 47 x 37 cm, 38 x 45 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
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Ken, 1995 Gelatina de plata s/papel baritado. 47 x 37 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
56
MarĂa, 1997 Gelatina de plata s/papel baritado. 47,5 x 37,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Germรกn, 1998 Gelatina de plata s/papel baritado. 50 X 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Javier, 1999 Gelatina de plata s/papel baritado. 50 X 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
57
Sin t铆tulo, c. 1970 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 27 cm
58
Alberto, 2002 Gelatina de plata s/papel baritado. 50 X 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Lara, 2007 Gelatina de plata s/papel baritado. 43,5 x 37,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
59
Malena, 1985 Gelatina de plata s/papel baritado. 50 X 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Boira, 1985 Gelatina de plata s/papel baritado. 50 X 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Tomasa, 1988 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 50 x 40 cm 60
Sin t铆tulo, 2001 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 50 x 40 cm 61
Pollo, 1988 Gelatina de plata s/papel baritado. 45,5 x 36,7 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
62
Sin tĂtulo, 1987 Gelatina de plata s/papel baritado. 28 x 28,3 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Conejo, 1986 Gelatina de plata s/papel baritado. 50 x 36 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Sin tĂtulo, 1987 Gelatina de plata s/papel baritado. 26,8 x 26,8 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
63
Sin tĂtulo, 1988 Gelatina de plata s/papel baritado. 37 x 27,2 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
64
Sin tĂtulo, 1989 Gelatina de plata s/papel baritado. 46,7 x 34,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Flor, 1994 Gelatina de plata s/papel baritado. 33,3 x 25,7 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona.
65
Botines, 1994 Impresión Inkjet, copia de exhibición. 35 x 29 cm
66
Sin título, 1992 Impresión Inkjet, copia de exhibición. 35 x 28 cm
Sr., 1992 Gelatina de plata s/papel baritado. 80 x 60 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Sra., 1992 Gelatina de plata s/papel baritado. 80 x 60 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
67
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado, 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
68
Barcelona, 1985 Cibachrome. 24 x 30 cm
Colecci贸n particular, Buenos Aires
69
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
70
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
71
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
72
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
73
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
74
Inglaterra, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
75
Sin tĂtulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Inglaterra, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
76
Inglaterra, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
77
Inglaterra, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Inglaterra, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
78
Inglaterra, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Inglaterra, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
79
Barcelona, 1981 Gelatina de plata s/papel baritado. 38,5 x 50 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
80
Barcelona, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 25,5 x 35,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Granollers, 1983 Gelatina de plata s/papel baritado. 35 x 45 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
81
Sin tĂtulo, 1980 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,6 x 35,9 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
82
Barcelona, 1992 Gelatina de plata s/papel baritado. 26,5 x 53 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Sin tĂtulo, 1980 Gelatina de plata s/papel baritado. 26 x 26 cm
Archivo Humberto Rivas, Barcelona
83
Barcelona, 1980 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 47 cm
Granollers, 1983 Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x50 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
84
Barcelona, 1982 Gelatina de plata s/papel baritado. 38 x 28 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Calaceite, 1982 Gelatina de plata s/papel baritado. 38 x 49 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
85
Granollers, 1983 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 45,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Granollers, 1983 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 43 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
86
Montmajour, 1993 Gelatina de plata s/papel baritado. 30 x 59,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
87
Barcelona, 1980 Impresión Inkjet, copia de exhibición. 35 x 44,5 cm
Val d’Aran, 1981 Impresión Inkjet, copia de exhibición. 35 x 43,5 cm
88
Santiago de Compostela, 1999 Gelatina de plata s/papel baritado. 49,4 x 38,5 cm Archivo Humberto Rivas, Buenos Aires
89
Agramunt, 2002 Gelatina de plata s/papel baritado. 31 x 47,3 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
90
Buenos Aires, 1984 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 48 cm
Buenos Aires, 1984 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 48 cm 91
Granollers, 1983 Gelatina de plata s/papel baritado. 25,8 x 35,3 cm Colecci贸n particular, Buenos Aires
Buenos Aires, 1986 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 48 cm 92
Buenos Aires, 1986 Cibachrome. 56 x 65 cm
Colecci贸n particular, Buenos Aires
93
Buenos Aires, 1986 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 48 cm
Buenos Aires, 1986 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35 x 48 cm
94
Buenos Aires, 1990 Gelatina de plata s/papel baritado. 30 x 59,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
El Tigre, 1990 Gelatina de plata s/papel baritado. 30 x 59,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
95
Corrientes, 1986 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 49,5 cm Archivo Humberto Rivas, Buenos Aires
Galicia, 1983 Gelatina de plata s/papel baritado. 33,5 x 45,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
96
Galicia, 1983 Gelatina de plata s/papel baritado. 46 x 34 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
97
Matar贸, 1987 Gelatina de plata s/papel baritado. 23 x 52,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
98
Sant Cugat, 2000 Gelatina de plata s/papel baritado. 37,2 x 49,7 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
99
Londres, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 21,5 x 28 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Homenaje a Man Ray, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 20 x 26,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
100
Sin t铆tulo, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 35,5 cm
Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Sin t铆tulo, 1979 Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 35,5 x 35,5 cm
101
Buenos Aires, 1980 Gelatina de plata s/papel baritado. 28 x 28 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Stratford on Avon, 1978 Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
102
Sin t铆tulo, 1982 Gelatina de plata s/papel baritado. 25,8 x 25,8 cm Colecci贸n particular, Buenos Aires
103
Londres, 1979 Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Sin tĂtulo, 1983 Gelatina de plata s/papel baritado. 32 x 26 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
104
La cama de Vallmanya, 1985 Cibachrome, 28 x 33,5 cm Colecci贸n particular, Buenos Aires
105
Vic, 1984 Gelatina de plata s/papel baritado. 27 x 37 cm Colecci贸n particular, Buenos Aires
El vel贸dromo, 1980 Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 50 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
106
Sin tĂtulo,1981 Gelatina de plata s/papel baritado. 33 x 26 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
107
El rinc贸n feliz, 1980 Gelatina de plata s/papel baritado. 37,5 x 47,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
El rinc贸n feliz, 1993 Gelatina de plata s/papel baritado. 36 x 48 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
108
La Alf芒ndega, 1994 Gelatina de plata s/papel baritado. 35,5 x 44 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
C贸rdoba, 2004 Gelatina de plata s/papel baritado. 39 x 49,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
109
Belchite, 1981. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 50 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Belchite, 1981. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 35 x 47 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
110
San Felip Neri, 1998. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 50 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
111
Filo, 1996. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 50 x 40 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
112
Filo, 1996. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 46 x 39 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Matar贸, 2000. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 28 x 55 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
No pasar谩n (Teruel), 2000. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 38 x 47,5 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
113
Lleida, 1996. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 36 x 47 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Barcelona, 1998. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 50 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
114
Brigadista, 1996-97. Huellas de la Guerra Civil Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 46 x 35 cm
115
Toni, 2000. Huellas de la Guerra Civil Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 46 x 38 cm
116
Alton, 2001. Huellas de la Guerra Civil Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 46 x 37 cm
Josefina, 1998. Huellas de la Guerra Civil Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 46 x 37 cm 117
Jos茅 Mar铆a, 2001. Huellas de la Guerra Civil Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 46 x 35 cm 118
Cabo de Gata, 2000. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 40 x 50 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
Menorca, 2005. Huellas de la Guerra Civil Gelatina de plata s/papel baritado. 37 x 50 cm Archivo Humberto Rivas, Barcelona
119
Eugenio Granell, 1998. Huellas de la Guerra Civil Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 46 x 37, 7 cm 120
Oriol, 1995. Huellas de la Guerra Civil Impresi贸n Inkjet, copia de exhibici贸n. 46 x 37 cm 121
Humberto Rivas Breve nota biográfica Nieto de emigrantes italianos y portugueses, Humberto Rivas nació en Buenos Aires el 14 de julio de 1937. Sus padres eran obreros textiles y él mismo, siendo apenas adolescente, trabajó en una fábrica de ese rubro hasta los 18 años. Durante 1954 estudió dibujo por correspondencia y se inició como artista ejercitándose en esta disciplina y en la pintura. Un año después, tras abandonar su puesto en el establecimiento textil, ingresó en una agencia publicitaria como ayudante de diseño gráfico. A partir de 1957 inició su práctica fotográfica al calor de su entusiasmo por el cine –era socio de dos cineclubes–, en particular por los films de Ingmar Bergman, del que admiraba, sobre todo, la calidad de la iluminación realizada por Sven Nykvist. En 1959 realizó su primera muestra fotográfica en Galería Galatea, año en que también participó con dos fotografías en la carpeta del grupo Forum, al que perteneció junto a Sameer Makarius, José Costa, Juan Bechis, Ricardo Ostermann, Julio Maubecín, Lisl Steiner, Max Jacoby, y Pinélides Fusco. Este colectivo, con el que Rivas expuso en varias ocasiones, sostuvo posturas renovadoras respecto a la fotografía como forma de expresión autónoma. Hacia 1960, por invitación de Juan Carlos Distéfano, responsable del Departamento de Diseño Gráfico del Instituto Di Tella y amigo entrañable, se incorporó a esa institución. Pronto abandonó el diseño para ponerse al frente del área de fotografía del Instituto, y se constituyó en otro pilar de la muy destacada imagen comunicacional por la que el Di Tella también fue internacionalmente reconocido. Hasta 1970 el Instituto hizo una apuesta fuerte por el fomento de las artes, prohijando algunas de las más avanzadas expresiones contemporáneas. En este estimulante ambiente, los retratos de Rivas se volvieron emblemáticos, recogiendo las imágenes de una muy amplia galería de artistas sobresalientes en las más diversas disciplinas. Su cámara retrató a grandes personalidades de la cultura argentina como Jorge Luis Borges, Griselda Gambaro, Luis Felipe Noé, Juan Carlos Distéfano, Rómulo Macciò, Germaine Derbecq, Marcia Schvartz, Jorge Romero Brest, Alberto Heredia, Anatole Saderman, Cipe Lincovsky, Marilina Ross, entre otros. En la primera mitad de esa década exhibió dibujos, pinturas, objetos y fotografías en exposiciones individuales y colectivas organizadas por la mítica Galería Lirolay, dirigida por Germaine Derbecq. Durante este período tomó contacto con la obra de Anatole Saderman –una de las grandes personalidades de la fotografía argentina moderna. Impresionado por su forma de tratar el retrato, en 1968 decidió dedicarse a esta disciplina de manera exclusiva. Desde entonces siguió el ejemplo de Saderman tanto en lo ético como en lo estético. Desde sus inicios Rivas apostó por la creatividad ya que consideraba a la fotografía como arte, diferenciándola del mero documentalismo. Un ejemplo de su postura, entre muchos otros, es la serie de retratos del pintor Roberto Aizenbeg, tomados entre 1967 y 1978. 123
A partir de 1970 formó parte de un colectivo de cine en Buenos Aires con el que realizó cortometrajes como Unos y otros (1973). Además colaboró como iluminador en varias películas, entre ellas La Raulito (1975), dirigida por Lautaro Murúa y, en España, en Teoría de los cuerpos (2004) de Isaki Lacuesta. Con tomas de personajes, costumbres, paisajes y poblados del noroeste argentino, que incluyó locaciones en Tucumán, Salta y Jujuy, publicó la carpeta Norte, (Buenos Aires, Editorial la Mandrágora, 1976). Allí inició las características y los temas que se volvieron distintivos de su modo de producción. Por el estado de violencia desatado en la Argentina y por el advenimiento de la dictadura militar, en 1976 se radicó en España, junto a su familia. Allí pronto comenzó a trabajar para el Centro de Investigaciones artísticas Xavier Corberó, retratando a notables intelectuales y artistas catalanes. En 1977 fue invitado a exponer en la Galería Spectrum Canon de Barcelona, causando profunda impresión, sobre todo en las generaciones más jóvenes que encontraron en Rivas un referente de la fotografía creativa. En seguida su producción fue apreciada por colegas y teóricos. También, en este año, se inició como profesor en el Grup D’Art Fotografic y luego en el Centro Internacional de la Fotografía de Barcelona, donde se vinculó con el entorno experimental. Desde entonces ejerció la docencia en institutos y universidades de España, Portugal, México y Argentina. Instaló su estudio de fotografía publicitaria en Barcelona y, paralelamente, continuó su actividad artística, para la que encontró en Europa nuevos cauces y estímulos. Sin embargo, mantuvo contacto con su país, donde continuó hallando temas para su obra, enseñando y exponiendo su trabajo en galerías, museos y centros culturales. En varias ocasiones convocó a jóvenes fotógrafos argentinos para promocionar su trabajo en Europa y en 1980 organizó en la Galería Fotomanía de Barcelona una exposición de su maestro Anatole Saderman. En 1982 formó parte del grupo que impulsó la primera Primavera Fotográfica de Barcelona, acontecimiento que asentó en España a la fotografía como expresión artística contemporánea. Entre sus numerosas exhibiciones individuales, además de las mencionadas, cabe citar las realizadas en Galería Artemúltiple, Buenos Aires en 1975 y 1981; Galería Fotomania, Barcelona en 1979; Galería Arpa, Burdeos y Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en 1981; Canon Photo Gallery, Ámsterdam, Galería Forum, Tarragona y Galeria Fuji, São Paulo en 1982; Forum Stadtpark, Graz y Galerie Agathe Gaillard, París en 1983; Galería Image, Madrid y Museo de la Ciudad de Córdoba (España) en 1984; Galería Guadalquivir; Sevilla en 1985; Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires en 1986; Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires –hoy Centro Cultural Recoleta– en 1988; Mois de la Photo, Reims en 1990; Fundació Caixa de Barcelona, Galerie Contratype, Bruselas y Bienal Internacional de Fotografía, Tenerife en 1991; Galerie Perspectief, Rotterdam, Sala Casa de Cultura, Las Palmas de Gran Canaria y Humberto Rivas fotografías, Bilbao Bizcaia Kutxa, Bilbao en 1992; Rencontres internationales de la photographie, Abadía de Montmajour, Arles en 1993; Sala de Exposiciones de la Universidad de Salamanca, Fotogalería del Teatro General San Martín, Buenos Aires y Musée des Beaux-Arts de Montreal en 1995; Instituto Valenciano de Arte Moderno, Centre Julio González, Valencia en 1996; Galería Marlborough y Photoespaña, Torre Caja Madrid, Madrid en 1998; Sala Millares, Ministerio de Educación y Cultura, Madrid, Centro Galego de 124
Arte Contemporáneo, Santiago de Compostela y Galería Antonio de Barnola, Barcelona en 1999; Sala Capitular del Claustre del Reial Monestir de Sant Cugat del Vallès, Barcelona, Instituto Cervantes, Lisboa y Paisatjes, Sala Bancaja Abadía, Castellón en 2000; Fundación Federico Jorge Klemm, Buenos Aires en 2001; Espai Guinovart, Agramunt, Lleida, Sala Rivadavia, Fundación Provincial de Cultura de la Diputación de Cádiz y Embajada de la República Argentina, Madrid en 2002; Centre Cultural Sa Nostra (itinerando por Palma de Mallorca, Maó, Ciutadella y Eivissa) en 2003; Fundación Niebla, Casavells, Girona, Fundación Astroc, Madrid y Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela en 2004; The J. Paul Getty Museum, Los Angeles en 2005; Humberto Rivas. El fotógrafo del silencio, Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona en 2006; Huellas, exposición itinerante (Lleida, Mollet del Vallès; Cardedeu, Girona, Barcelona, Madrid, Almería, etc.) en 2006-2008; Iluminar, Galería Hartmann, Barcelona y Galerie Brun Léglise, París en 2008. Falleció en Barcelona el 6 de noviembre de 2009. Tras su muerte se organizaron las exposiciones Inéditos y Vintage, Galería Michel Soskine, Madrid en 2010; Galerie Brun Léglise, París y Compromís Creatiu, Museu de Granollers en 2012 y Humberto Rivas. Obras 1978-2007, Espaivisor, Valencia en 2013. Su obra fue incluida en innumerables exposiciones colectivas. La más reciente, en Argentina, fue La mirada en el otro. Conexiones-Confrontaciones. Premios Nacionales de Fotografía de España, organizada en el Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires en 2014. Su labor fue galardonada con el Premio de Artes Plásticas de Barcelona otorgado por el Ayuntamiento de esa ciudad en 1997, el Premio Nacional de Fotografía concedido por el Ministerio de Cultura español en 1998, el Premio de la Fundación Konex (Argentina) en 1999, la Medalla de Oro al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Barcelona en 2009 y el Premio Konex a su trayectoria como fotógrafo en 2012. En 2014 Ediciones Larivière de Buenos Aires publicó el libro Humberto Rivas. El silencio, con textos de Nelly Schnaith; Horacio Fernández, Luisa Ortínez, Griselda Gambaro y María Helguera. Su obra integra importantes colecciones públicas y privadas, tales como la Bibliothèque Nationale de France, París; Centre de Cultura Contemporània de Barcelona; Instituto Valenciano de Arte Moderno –colecciones Gabriel Cualladó, Ordóñez-Falcón y Centre Julio González–; Fons d’Art de la Fundació la Caixa, Barcelona; Fundación Cultural Televisa, México; Los Angeles County Museum of Art; Fundación Federico Jorge Klemm, Buenos Aires; Maison Européenne de la Photographie de París; Museo de Arte Moderno de Buenos Aires; Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires; Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona; The Museum of Contemporary Photography, Chicago; Centro-Museo de Arte Contemporáneo Artium, Vitoria; Fundación Foto Colectania; Barcelona; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y Fundación MAPFRE de Madrid, entre otras. Luego de trece años desde que Rivas presentó su última muestra personal en Buenos Aires, el Centro Cultural Recoleta inaugura, en la sala Cronopios, integrada por más de 150 obras, la primera exposición antológica de su producción organizada en el país. La mayor parte de este conjunto proviene del Archivo Humberto Rivas de Barcelona, legado familiar del artista. 125
Humberto Rivas en el Centro Cultural Recoleta
Exposición Curaduría: Adriana Lauría
Coordinación de Escenarios y Espacios de Arte: Jorge Doliszniak
Producción: Helena Ferronato
Sonido Grabación y Video: Juan Carlos Solowej, Claudio Deplante, Alejandro Gómez
Artes Visuales Responsable: Verónica Otero
Supervisión de impresiones fotográficas: Juan Travnik, Adrián Rocha Novoa
Comunicación y Relaciones Institucionales Responsable: Marisela Oberto
Impresión de copias de exhibición: Edo Artis
Diseño Gráfico: Marius Riveiro Villar, Federica Bolomo Relaciones Institucionales y Programación de Fin de Semana: Susana Seoane Coordinación de Visitas Guiadas: Inés Agazzi Prensa: Carolina Ortú, Lucía Hernández, Facundo Galán, Leandro Capria
Esta exposición se realizó con la colaboración de todo el personal del Centro Cultural Recoleta.
Catálogo Dirección Editorial: Claudio Patricio Massetti Producción Editorial: Ileana Stofenmacher
Tesorería: Graciela Pescia
Diseño Gráfico: Marius Riveiro Villar
Montaje Responsable: Horacio Vega Arturo Aguilera, Walter Blanco Cartagena, Adrián Borda, Sebastián Carballeira, Hernán César, Martín Labonia, Rodolfo Martínez, Miguel Viceconte
Impresión: Latingráfica SRL
Arquitectura y Funcionamiento Edilicio: Laura Herrera, Alexander Palacios
Enrique Llambías, Juan Travnik, María Helguera Solanet, Salvador Del Carril, Luisa Ortinez, Joan Fontcuberta, Adrián Rocha Novoa, Verónica Otero, Juan Carlos Distéfano, Inés Helguera, Susana Helguera, Elda Harrington, Adriana Lestido, Marcelo Brodsky, Fundación Federico Jorge Klemm, Jean-Louis Larivière, Dudu von Thielmann, Florencia Lo Re, María Pardillo Álvarez y Patricia Rizzo.
Iluminación: Enzo Cuenca, José Montero, Francisco Martínez Pintores: José Barrios, Marcelo Benítez
Agradecimientos de la curadora
Se termin贸 de imprimir en agosto de 2014 en Latingr谩fica SRL, Rocamora 4161, Buenos Aires, Argentina.