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BOLETÍN INFORMATIVO NÚM. 2-3, JUNIO-SEPTIEMBRE DE 2001 CONTENIDO 1. Editorial 2. Reseña de la actividad del 22 de junio: Diálogo público con el doctor Jorge Lara-Braud 3. Traducción “El gobierno legítimo nace del Espíritu: origen y legitimación del poder en las y en el mundo”, Zwinglio M. Dias

iglesias

4. Paráfrasis de Efesios 6.10-18, Dan González Ortega 5. Próxima actividad (19 de octubre) Mesa-debate: La influencia de Calvino sobre el protestantismo francés 6. Sobre la actividad del 23 de noviembre: La hermenéutica bíblica: un debate multidisciplinario 7. Reseña bibliográfica Dietrich Bonhoeffer, Escritos esenciales 8. Sugerencias para leer

El Centro Basilea de Investigación y Apoyo, A.C., organizado en julio de 1999, es un organismo ecuménico, de inspiración

9. Noticias

protestante y reformada, que busca contribuir al diálogo con todas las tendencias ideológicas, la investigación sobre temas

10. Conexiones en Internet

teológicos y sociales, y la solidaridad con las causas sociales encaminadas al mejoramiento humano.

11. Textos adjuntos

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1. EDITORIAL Luego de un paréntesis ocasionado por ajustes de tiempo y vacaciones, el Centro Basilea regresa al trabajo. Con dos actividades cercanas por delante, una encaminada a conmemorar un aniversario más de la Reforma Protestante (19 de octubre), y la otra a reflexionar sobre el estado actual de la hermenéutica bíblica (23 de noviembre), continuamos en la búsqueda de temáticas y asuntos dignos de compartir. Los sucesos recientes nos mueven a pensar en la enorme necesidad y pertinencia de contar con una permanente reflexión teológica de ojos abiertos, atenta a valorar y revalorar críticamente la herencia cristiana y sus implicaciones en el mundo. Semejante tarea, es una exigencia ineludible, puesto que las circunstancias siempre ponen en entredicho la valirdez de la fe y de las creencias en un ambiente cada vez más plural e incluyente.

Este número del boletín (doble por razones obvias) pretende introducir los temas de las actividades mencionadas de una manera más amplia, a fin de interesar a los lectores y lograr su participación más activa. Además, como no podemos estar ajenos a los últimos acontecimientos, incluimos un documento relacionado con los lamentables episodios del 11 de noviembre. También aparece una traducción sobre el tema del poder en el mundo y en las iglesias, y un par de reseñas bibliográficas. Finalmente, las sugerencias de lectura, algunas noticias y enlaces de interés por internet. Nuevamente ofrecemos una serie de textos y materiales que podemos enviar a quienes lo soliciten. Entre éstos destaca la declaración del Consejo Latinoamericano de Iglesias en relación con lo sucedido el 11 de septiembre en Estados Unidos.

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2. RESEÑA DE LA ACTIVIDAD DEL 22 DE JUNIO: DIÁLOGO PÚBLICO CON EL DOCTOR JORGE LARA-BRAUD Proveniente de una familia católica muy consciente de su fe, su conversión fue al fundamentalismo protestante mientras estudiaba en la actual Escuela Presbiteriana Panamericana de Kingsville, Texas. Él la entendió, en su momento, como una conversión a un movimiento de reforma de la iglesia Católica. Después estudiaría en Austin y más tarde completaría los estudios de doctorado en teología en el Seminario de Princeton. Regresó a a México en 1962 para ser decano del Seminario Presbiteriano. En 1964 renunció por razones teológicas, aun cuando en una estrecha votación, había sido ratificado en el cargo, : la Confesión de Fe de Westminster había sido revisada en Estados Unidos, pero no en México. Además, en 1835 se discutió en la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos si debían de rebautizarse los católicos de Ohio que se estaban convirtiendo al protestantismo. La respuesta fue que sí. De ahí viene el anticatolicismo de los presbiterianos mexicanos. Otra cosa hubiera sido si los misioneros hubieran venido después de 1903. De nuevo en los Estados Unidos, reanudó su carrera docente, y en 1973 ya era director del programa teológico del Concilio Nacional de Iglesias Cristianas (NCCC). En dicha comisión se reflejaba toda la gama de tendencias teológicas, puesto que cada iglesia designaba oficialmente a los miembros que la componían. Allí se daba una cierta tardanza en relacionar la doctrina cristiana con las situaciones sociales debido a la

distracción ocasionada por ocuparse de abstracciones doctrinales. Cuando Óscar Arnulfo Romero, a los 69 años, fue designado arzobispo de San Salvador, en los años más difíciles del levantamiento armado, comenzó a tener una relación muy cercana con él, debido al encargo que recibió del NCCC. Con la muerte del sacerdote Rutilio Grande, despertó la conciencia de Monseñor Romero, quien perdió el apoyo de los ricos y descubrió la manera de contrarrestar sus ataques: partiendo de las fuentes bíblicas y cristianas, sería más ortodoxo que ellos. Romero pidió el apoyo del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y del NCCC para difundir el hecho de que la nueva iglesia salvadoreña estaba siendo perseguida por su defensa de los pobres. No eran comunistas, sino cristianos renovados. El conocimiento directo de este testimonio reorientó y avivó espiritualmente a la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos (PCUSA), que comenzó a reconsiderar los desafíos que le planteaba la presencia de los refugiados y su nueva esperanza. Como consecuencia de lo anterios, la PCUSA enarboló el mensaje profético de Jesús, y se planteó la necesidad de formular una Breve declaración de fe, puesto que ni el Credo Apostólico ni el Niceno mencionaban la vida histórica de Jesús. Todos los demás credos incurren en el mismo error. Se trataba, ahora, de ver a las personas de la Trinidad desde el prisma de la memoria peligrosa, subversiva de Jesús. Por ello es posible hablar de una influencia directa de Monseñor Romero en el texto de la Breve declaración. Con ello era posible tratar de corregir el déficit teológico de los credos reformados —de larga tradición—, para que,

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confesando así la fe se evite que los creyentes se distancien del prójimo necesitado. Como parte de las reacciones a la exposición, el presbítero José Luis Velazco mencionó que el hecho de que el doctor Lara-Braud nunca recibiera la ordenación al pastorado es un ejemplo de cómo los laicos pueden desarrollar ampliamente su ministerio. Insistió en preguntarle sobre su participación en el Encuentro de Teologías llevado a cabo en Detroit en 1975, donde se dio un fuerte intercambio de opiniones entre los teólogos latinoamericanos de la liberación y los teólogos estadounidenses, sobre todo negros, quienes les recriminaron a aquéllos y a los teólogos blancos su racismo y exclusión. Rubén Montelongo, por su parte, subrayó que el caso del doctor Lara-Braud, en los años sesenta, es un ejemplo más de la presecución de la teología en el seno de la Iglesia Presbiteriana de México. Como respuesta, el doctor Lara-Braud insistió en la necesidad de defender la ortodoxia (más aún que la gente llamada conservadora), para luego vincularla con la problemática social. Para él, ésta es una estrategia infalible a la hora de enfrentar las polarizaciones ideológicas al interior de las iglesias. Puso entonces como ejemplo la última homilía de Monseñor Romero, en marzo de 1980, y contó su testimonio acerca de los difíciles días que pasó en San Salvador unos días después del asesinato del arzobispo. Refirió además que en las celebraciones por el vigésimo aniversario del martirio, Jon Sobrino — quien regresaba del extranjero— le cedió su lugar mientras hablaba en una de las ceremonias. Narró también algunos detalles de su intervención ante el congreso estadounidense en algunos de los

debates para impedir el apoyo militar al régimen salvadoreño. Sobre la situación en la Iglesia Presbiteriana mexicana, explicó que él había renunciado a su residencia en los Estados Unidos con el fin de venirse a servir a la iglesia en México, pero que lo acusaron, básicamente, de aceptar a la iglesia católica como cristiana, de no creer en la inmortalidad del alma y de promover la dignidad de todas las vocaciones cristianas. Subrayó una vez más la necesidad de reforzar la ortodoxia y abrirla a fin de poder ser fieles al ejemplo de Jesucristo. Cuando se mencionó el tema, el doctor LaraBraud afirmó que el ecumenismo a nivel oficial ha retrocedido en los años recientes porque la Iglesia Católica abandonó el camino que había seguido a fines de los años sesenta, cuando trató de llevar a la práctica los lineamientos del Concilio Vaticano II. Por ello, en la actualidad se abre la posibilidad de practicar un ecumenismo de acompañamiento por la justicia social, debido a que las iglesias están divididas entre sí y dentro de sí mismas, y debaten sobre asuntos relacionados con el género, la sexualidad y la homosexualidad. De lo que se trata, dijo, es de apoyar proyectos de compasión cristiana. Sobre las nuevas generaciones de pastores presbiterianos, se le señalaron algunas tendencias relacionadas con la falta de compromiso social, a lo que respondió que, en el fondo, dicha actitud es una traición a Jesucristo, porque, como Iglesia, no se puede decir que se practica el seguimiento de jesús sin servir a los pobres y desamparados. Citó entonces la pregunta que Juan el Bautista le mandó a hacer a Jesús con uno de sus discípulos y la respuesta que recibió.

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Alguien más insistió sobre el ecumenismo actual y se habló sobre la necesidad de replantear el ecumenismo y de revisar sus dimensiones, así como las luchas —las de los pobres, se entiende— de las cuales procede. Finalmente, el doctor Lara-Braud afirmó que un ecumenismo

eficaz no necesariamente elimina las líneas divisorias, ni las diversas identidades cristianas, y que lo que debe unificar a los cristianos es seguir el ejemplo de Jesús y desde esa postura predicar el Evangelio, porque no todos los que se dicen cristianos lo son.

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3. TRADUCCIÓN EL GOBIERNO LEGÍTIMO NACE DEL ESPÍRITU: ORIGEN Y LEGITIMACIÓN DEL PODER EN LAS IGLESIAS Y EN EL MUNDO Zwinglio M. Dias Tempo e Presença, año 22, núm. 313, septiembreoctubre de 2000, pp. 10-14. Un análisis de cómo las comunidades cristianas, inicialmente movidas por el Espíritu, se dejaron “sobornar”y dejaron de abrirse al mundo. Redujeron al Espíritu a los recovecos de sus axiomas eclesiásticos y de sus instituciones, acabando por dejar sólo a la burguesía y al Estado los espacios públicos de la economía, la política y la sociedad. “IGLESIA ABIERTA AL MUNDO” A LA “IGLESIA DEL IMPERIO” Es un hecho fácil de constatar que las iglesias cristianas atraviesan hoy un momento de crisis profunda y que, por todos lados, podemos observar una búsqueda de sentido que las instituciones eclesiásticas, secularmente consolidadas, no se muestran plenamente capaces de satisfacer. Esta situación de crisis, mientras tanto, tiene una larga historia. Su origen puede encontrarse en el largo proceso de inculturación del Evangelio en el espacio europeo cuando se procedió a la articulación de la cultura de la unidad cristiana occidental. Aunque el modelo del cesaropapismo no había, de hecho, unido a todos los pueblos del continente europeo en un Corpus Christianum, de forma permanente y amplia, DE LA

sirvió como paradigma para la consolidación de la pretensión de universalidad del cristianismo occidental. La unidad religiosa entonces alcanzada se sustentó en la compulsión y la violencia que el Estado imperial puso al servicio de la Iglesia, tanto interna como externamente. Asimismo, esta unidad nunca fue completa y su fracaso se hizo patente con el cisma de 1054, que dividió a la cristiandad. A partir del siglo XII, mediante los diferentes movimientos culturales que trataban de reformar a la Iglesia en Europa occidental hasta la eclosión de la Reforma Protestante en el siglo XVI, en Alemania, Suiza e Inglaterra, el modelo imperial romano de inculturación fue inapelablemente despedazado. Desde entonces, y culminando en el siglo XVIII con el surgimiento del Iluminismo, como parte de del proceso de emancipación de la burguesía en contra del sistema feudal absolutista, asistimos al establecimiento dde la autonomía del ser humano como principio universal y racional con las consecuencias de auto-determinación e instrumentalidad del hombre y de la naturaleza. Habiendo triunfado la tesis de la objetividad del saber, que empujó a las creencias y los valores resultado de ellas hacia la esfera de la subjetividad y de la privacidad, ejerciendo una crítica radical hacia la revelación y las formas religiosas, las ideas de emancipación y autonomía del ser racional ante la tutela de cualquier autoridad minaron inapelablemente las pretensiones de poder de las iglesias. Con esto, la religión pasó a ser un asunto privado. No le fue reconocida ninguna función orientadora en la sociedad, lo mismo en la política, en la ciencia o en la economía. A disgusto o de buen grado, católicos y protestantes terminaron por aceptar el

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confinamiento de la eficacia y del valor de la fe al ámbito privado y confiaron la estructuración de la esfera pública, es decir, de la economía, de la política y de la sociedad en general, al capital, a la burguesía y al Estado que la representaba. La promesa de salvación fue individualizada, interiorizada y privatizada. De manera específica en el protestantismo, como señala Schäfer, en otra correlación, éste pasó a ser cómplice de los ladrones y, al mismo tiempo, una de sus víctimas. En el intento por interpretar teológicamente esta realidad, muchos estudiosos atribuyen la situación de crisis permanente que, particularmente, ha experimentado el cristianismo, a una multitud de factores, destacando, por tanto, dentro de ellos, la forma en que el papel del Espíritu Santo en la economía de la salvación fue y ha sido comprendido y articulado en la vida de las iglesias. A partir del tránsito de una iglesia del tipo comunidad abierta al mundo, originada en la expansión de la comunidad juedocristiana entre los gentiles, hacia una iglesia imperial, iniciada por Constantino, con funciones de religión oficial del Estado, el Espíritu Santo y su acción consoladora, integradora, vivificadora y transformadora de la vida, según la perspectiva del Reino anunciada por Jesús, pasó a ser confundido con la estructura histórica de la comunidad cristiana, dejando de ser verdaderamente asumido como el poder decisivo que sustenta y dinamiza a la comunidad eclesial en sus embates en medio del mundo. Al transcurrir el proceso histórico experimentado por el cristianismo, católicos, ortodoxos y protestantes no se diferenciaron significativamente. La perspectiva triunfalista del Christus victor acabó por eliminar la percepción

bíblica de la acción salvífica de Dios que se da armoniosamente por medio del Hijo y del Espíritu. Al hipertrofiar el papel de Jesucristo, diseñaron la figura de una Iglesia que incorpora sustitutivamente la acción del Espíritu Santo. Éste se convirtió, así, en poco más que una simple figura con la función de facilitar la intracomunicación entre las personas de la Trinidad divina o entre ésta y las formaciones eclesiástico-institucionales en us realización histórica. En su precioso estudio sobre el Espíritu Santo, José Comblin señala que, sobre todo a partir de “la luchade los papas contra el Imperio, en el siglo XI, la acción del Espíritu Santo sufrió una doble reducción: quedó ligada a la Iglesia-institución, cuyo concepto se elaboró en la época, y también al concepto de poder (potestas)”. Según Comblin, el Espíritu Santo pasó a ser entendido como un ente incorporado a la institucionalidad eclesiástica. Y ésta pasó a autocomprenderse como constituida por poderes: el Espíritu estaba en el poder sacramental, en el poder administrativo del orden eclesiástico (jerarquía), en el poder del orden y en el de la estructura jurídica de la Iglesia. Incluidas en un estamento de este tipo, las manifestaciones más claras del poder del Espíritu fueron vistas como los sacramentos, los concilios y el poder del papa. En el protestantismo, de la Reforma del siglo XVI para acá, las cosas no fueron muy distintas. Como señala Moltmann, aquel camino desde la “iglesia abierta al mundo” hasta el de la “iglesia del imperio” determina hasta hoy la estructura y organización de las iglesias en las vetustas naciones “cristianas”. En tanto, la Reforma había descubierto el principio comunitario y estaba dispuesta a abandonar el

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término iglesia y sustituirlo por el de comunidad. Pero la consolidación de la Reforma en las iglesias protestantes nacionales y las subsecuentes guerras de religión dieron origen a otro principio: cuius regio, eius religio. De este modo se creó, hacia afuera, una separación entre las confesiones en lucha; mas, hacia adentro, las confesiones se convirtieron en religiones políticas de los respectivos países. Un soberano, una iglesia nacional, una universidad nacional, definíanal estado unitario confesional. La unidad entre la comunidad de los cristianos y de los ciudadanos fue conservada […] En este camino se perdió la forma comunitaria especial de la iglesia, pues en esta “iglesia para el pueblo” se puede, como máximo, hablar apenas de “comunión”, “fraternidad” y “amistad”.

Tanto Lutero como Calvino trataron de liberar al Espíritu de la tutela institucional. Sus énfasis cristológicos, entre tanto, terminaron por reeditar, en otros caminos y discursos teológicos, un cuadro semejante al de la Iglesia Medieval contra el cual se levantaron. Dieron, sin duda, énfasis a la libertad de acción del Espíritu y pensaron en una Iglesia marcada por la provisoriedad en su expresión histórica y que sólo surge en el mundo por el influjo del Espíritu Santo, pero no consiguieron, de forma cabal, ir a fondo en esa intuición que el Evangelio les ofrecía. La sobrevivencia de sus iglesias nacionales, la ausencia de una percepción histórica más consistente y la necesidad de liberar al Evangelio del control burocrático del entramado eclesiástico medieval, hicieron que también hipertrofiasen una visión cristológica que colocaba en segundo plano la acción salvadora, histórica y comunitaria del Espíritu Santo. En estos dos mil años de historia la Iglesia Cristiana, en sus más diversas formaciones socioculturales, experimentó el conflicto

permanente entre énfasis teológico-doctrinales que desequilibraron la plena revelación recibida de la Palabra ungida por el Espíritu. Entramos a un nuevo periodo de la civilización que pide una reactualización del mensaje bíblico para liberarla de los vicios instrumentalizadores de la cultura occidental. Una nueva perspectiva en cuanto al significado de la obra del Espíritu Santo y del papel de Jesús de Nazaret se impone a fin de que la figura de Jesús recupere la verdadera dimensión evangélica y la Iglesia se vuelva nuevamente la comunidad abierta al mundo. HABLANDO DEL ESPÍRITU SANTO...

Paul Tillich es categórico: “Cristo es el Espíritu, y el Espíritu es el Espíritu de Cristo. Un cristiano es alguien que participa de esta nueva realidad, esto es, alguien que posee el Espíritu. „Si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, éste no es de él‟. Ser cristiano significa poseer el Espíritu y cualquier descripción del cristianismo tiene que ser una descripción de las manifestaciones del Espíritu”. Es decir, la historia de la Iglesia debe ser vista como la historia de la acción del Espíritu Santo y la dinámica de la vida de las diversas comunidades cristianas tiene que ser entendida como manifestaciones concretas de esta acción. Lo que quiere decir que el Espíritu es la comunión propia de la Iglesia con Cristo. La fe, al hacernos percibir a Dios en Cristo, nos revela la fuerza del Espíritu. Por eso, en cuanto comunidad histórica con Cristo, la Iglesia es hechura escatológica del Espíritu. La nueva comunidad eclesial es, en ella misma, la revelación del Espíritu y de las fuerzas de la nueva creación. La teóloga Dorothee Sölle, intentando traducir en un lenguaje no religioso esta relación, se expresa así:

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Si Jesús de Nazaret fue un pobre hombre de Galilea torturado hasta la muerte, entonces Cristo es aquel ser imposible-de-ser-muerto, que vino con él al mundo y vive en él por medio de nosotros. Cuando digo Cristo, pienso también en Francisco de Asís, en Hildegard von Bingen, en Martin Luther King y en Ita Ford, la monja estadounidense asesinada en El Salvador —así como en todas las personas que resistieron y están detenidas. Cristo es un nombre que, a mi entender, expresa solidaridad, por tanto, sufrir con, luchar con. Cristo es la fuerza misteriosa que estaba en Jesús, que continúa existiendo y que, a veces, nos vuelve los “locos en Cristo” que —sin perspectivas de éxito y sin objetivo— reparten la vida con otras personas. Reparten pan, abrigo, miedo y alegría. Pues la actitud de Jesús ante la vida fue que no se puede poseer, acaparar y asegurar la vida. Repartir, transmitir, recibir y darse de presente —es eso lo que podemos hacer con la vida.

El Espíritu es viento, soplo, hálito, beso de vida que procede del Creador y vivifica a sus criaturas. Femenino en hebreo, neutro en griego, y masculinizado en latín, significa fuerza, energía, respiración, poder, inspiración… Todo eso dispuesto por Dios (el don o charisma) a sus hijos e hijas para que susciten su Reinado en el mundo. Estamos hablando de un movimiento-para-la-vida que conduce a la comunierta al mundo, la Iglesia, más allá de sus límites, con el fin de compartir con los otros los dones que recibe del Espíritu. En medio de tanto sufrimiento y dolor de millones de personas en todo el mundo y, particularmente en nuestro país, el grito por el sentido de la vida se reproduce desesperado y fuerte. La falta de solución de problemas básicos de sobrevivencia, la falta de salud y educación, alimento y protección ha llevado a una inmensa mayoría de los empobrecidos y descartados por el sistema que nos domina a buscar alivio y un

mínimo de plausibilidad para sus vidas, aun cuando momentáneos y precarios, en la dimensión religiosa, incluso en su versión intrasistémica, privatizante y mercadológica. La incapacidad de las estructuras eclesiásticas tradicionales para responder a esta demanda, por tanto tiempo reprimida, ha propiciado el surgimiento de vitalidades religioso-espirituales aparentemente nuevas, pero que en realidad ya estaban presentes en el ethos cultural del continente, sólo que adormecidas al amparo de las promesas fallidas del cientificismo, del nacionalismo, de la tecnología, del secularismo, de la idea de progreso, etcétera. Por otro lado, puede parecer contradictorio hablar de crisis en el ámbito eclesiástico en un momento en que la expansión de la vivencia religiosa parace henchir al país. Pero, ¿será que aquello a que estamos asistiendo refleja el testimonio de una comunidad cristiana profundamente comprometida con las exigencias del Evangelio? PODER, DON Y DISCERNIMIENTO…

La historia de las comunidades cristianas está llena de ejemplos que nos hablan de su esperanza y sumisión a la acción del Espíritu que mantiene abiertas las posibilidades de vida, a pesar de la fuerza y del poder de las estructuras materiales y espirituales que fueron articuladas a lo largo de la historia impidiendo la dignidad y la alegría de la vida para las hijas e hijos de Dios. Esto sólo ha acontecido, y sólo puede acontecer, en la medida en que la esperanza se consolide en el fondo de los corazones humanos, y eso se da por medio de la fe en el Espíritu. La comunidad abierta al mundo, la que ansía la integralidad y la plenitud de vida, es resultado de la acción del Espíritu en su interior.

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Julio de Santa Ana comenta que, según la perspectiva del apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, la acción del Espíritu Santo no puede desvincularse de los acontecimientos históricos. Dice: Aquellos más agónicos, más tensos, más conflictivos, dan una indicación de la acción del Espíritu de Dios, que llama y anima a la Iglesia a no ajustarse a los esquemas de este mundo […] Experimentar el Espíritu, vivir en el Espíritu, recibir la fuerza que renueva a la creación, no es una experiencia quieta, tranquila, sino que se produce en medio de las convulsiones que sacuden a la historia. Enfrentando poderes inmensos, la comunidad a veces pierde sus fuerzas; manifiesta entonces sus debilidades, su flaqueza, su desánimo.

Es entonces cuando dice el apóstol: “El Espíritu de Dios nos viene a ayudar en nuestra flaqueza. No sabemos cómo debemos orar, pero el Espíritu de Dios, con gemidos indecibles, pide a Dios en nuestro favor. Y Dios, que mira el interior del corazón, sabe cuál es el pensamiento del Espíritu. Porque el Espíritu pide en favor del pueblo de Dios y lo hace según la voluntad de Dios” (Romanos 8.26-27). A partir de ahí, con creatividad, el coraje y la verdad de la comunidad se vuelve capaz de producir los frutos del Espíritu (Gálatas 5.22-23). Estos se constituyen, hoy, en la fuente de una contracultura que rechaza la visión del mundo y los supuestos valores del sistema de muerte en el cual nos encontramos. Como afirma Dorothee Sölle: Las pretendidas imposiciones circunstanciales del mundo industrializado y las experiencias de impotencia de las personas que saben “que nada puede ser hecho” se corresponden mutuamente. El

saber degeneró cada vez más en dirección de un saber de muerte. Por tanto, el conocimiento solo, ya no basta. No consigue superar la falta de espiritualidad reinante. Creer en el Espíritu de Dios significa, sobre todo, llamarlo: “Ven, Espíritu Santo…” también para nuestro vacío y nuestra dependencia de las drogas con las cuales nos cercamos. Otra vida es posible, el corazón de piedra puede volverse un corazón de carne. Creer en eso es imprescindible para mi vida. Yo celebro el noviazgo con el Espíritu, justamente cuando me confronto con mi clase social, con mi pueblo, con mi papel histórico-universal y siento un poco de su fuego.

El discernimiento del poder del Espíritu, por ello, implica el reconocimiento del otro, en aquello que lo caracteriza como diferente. Toda comunidad verdaderamente sensibilizada por el Espíritu de Dios celebra y promueve la diversidad. Esto es lo que la herencia bíblica, tan celosamente defendida por las estructuras eclesiásticas, nos enseña. Se trata, en verdad, de la búsqueda incesante de nuevas relaciones humanas fundadas en el primado de la libertad y de la justicia en todos los niveles de la experiencia humana. Es a esto que somos convocados por el movimiento del Espíritu de Dios en medio de la creación, llevando la sumisión de todo y de todos a la voluntad salvífica de Dios. La palabra poder siempre está asociada al Espíritu Santo. Tanto los textos neotestamentarios, como el lenguaje de las comunidades que fueron surgiendo a lo largo de la historia y buscaban expresar una relación directa con lo sagrado, se refieren a él con este vocablo. Romano Guardini (El poder, 1950) señala que el poder se caracteriza por dos dimensiones: se refiere tanto a la capacidad de actuar, como al resultado de una voluntad, de una decisión personal. Así, él distingue entre el poder propiamente dicho, que

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implica necesariamente una decisión de carácter personal y la fuerza, que no depende directamente de una manifestación volitiva. Los fenómenos naturales, por ejemplo, producen efectos en el mundo, pero no dependen de una decisión. En su argumentación el teólogo recuerda que, en cuanto el poder es capaz de de tener efectos benéficos o malignos, la fuerza siempre es peligrosa. Ilustra esta diferencia mostrando que las burocracias modernas, gracias a sus enormes dimensiones, ejercen no el poder, sino la fuerza, pues imponen regulaciones de de manera mecánica, sin responsabilidad personal. Gregory Baum, quien retoma el texto de Guardini en su estudio sobre el poder en la Iglesia, traza las consecuencias de esta distinción para el “poder sagrado”. Dice: “Siguiendo esta lógica, el “poder sagrado” puede deteriorarse y convertirse simplemente en una “fuerza”, una presión impersonal, creando obligaciones y tabúes, sin manifestar un desvelo mayor. Lo sagrado y la burocracia, podemos concluir, fueron las fuerzas que hicieron triunfar a la dictadura nazi en Alemania”. Para Guardini, desde el punto de vista teológico, el poder de Dios, revelado en la creación y en la redención, es el modelo a seguir para la organización de las estructuras de gobierno entre los seres humanos. Esto quiere decir que, según el ejemplo del poder divino, las formas de expresión del poder humano deben significar servicio, nutrición, intensificación de la vida humana. Es decir, que deben contribuir para hacer cada vez más humana, más fraterna, justa y placentera, la convivencia de los hombres y las

mujeres en este mundo. En otras palabras, el gobierno legítimo, capaz de ordenar las experiencias colectivas de los seres humanos en todos los niveles de la existencia es el que proviene del poder del Espíritu de Dios y que significa solidaridad con la comunidad, respeto por su dignidad y que está al servicio del bienestar de todos. En la práctica de Jesús vemos surgir uan nueva hermenéutica del poder, en la cual el elemento central es la afirmación del derecho inalienable del otro ser a permanecer como el otro que es. En muchas de las parábolas que contó y en innumerables encuentros que sostuvo con las más variadas personas, sobresale la invitación a y el convivio con aquellos y aquellas que eran extraños a su contexto racial, social y religioso-cultural, destacando el reconocimiento y la aceptación de esas diferencias. Esto sólo fue posible porque el Espíritu estaba sobre él y le permitió reconocer las limitaciones, etnocéntricas y sociopolíticas, de la autoafirmación de la tradición cultural religiosa a la que pertenecía. Pues, como muy bien destaca Comblin: El Espíritu no mantiene aislados a los seres humanos en sí mismos, sino que los abre hacia una comunión universal que tiene su centro en Jesús. Por su parte, Jesús no actúa sobre los otros hombres simplemente por medios humanos, lo que produciría uniformidad, sumisión, renuncia a lo propio de cada uno. Jesús reúne la humanidad según el modo el modo de actuar del Espíritu, esto es, a partir de la propia realidad de cada uno, de cada individuo y de cada colectividad humana.

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4. PARÁFRASIS DE EFESIOS 6.10-18 DAN GONZÁLEZ ORTEGA (Relectura) Al pueblo de Afganistán con toda solidaridad, por el terrorismo de Estado que les amenaza

Por lo demás, herman@s musulmanes, fortaleceos en Alá y su fuerza poderosa. Vestidos de toda la armadura de Alá, para que par firmes contra las acechanzas de Bush, porque no tenemos lucha contra afganos y musulmanes, sino contra el FMI, contra Wall Street, contra los presidentes de países que destruyen este mundo y lo dejan en tinieblas, contra ejércitos que interiorizan y ejecutan la Justicia Infinita en las regiones de Oriente Medio. Por tanto, tomad toda la armadura de Alá, para que podáis resistir en el día de los

bombardeos y, habiendo acabado todo, estar dignamente firmes. Estad, pues, firmes... fajados los pantalones con la denuncia verdadera, vestidos con la coraza de justicia —aunque no sea Infinita— y calzados los pies con el celo por anunciar las buenas nuevas de la Paz (Shlm) —sin más terrorismo donde tengan que morir verdaderos inocentes. Sobre todo, tomad el escudo de la fe —la fe en el Dios que ciertamente no es neutral, pero tampoco manipulable—, con el cual podáis destruir todos los misiles de la OTAN. Tomad la ametralladora de la resistencia que salve tu vida, y el cañón de tu espiritualidad, que es la palabra de Alá. Orad en todo tiempo, con toda oración y súplica por la vida abundante, y pugnad por ella con toda perseverancia y súplica por todos l@s sant@s (musulmanes, cristianos, judíos y demás).

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5.

PRÓXIMA ACTIVIDAD

(19

DE OCTUBRE).

MESA-DEBATE: LA INFLUENCIA DE CALVINO SOBRE EL PROTESTANTISMO FRANCÉS

El pasado mes de mayo, Rubén J. Arjona Mejía (vicepresidente del Centro Basilea) defendió, en el Seminario Teológico Presbiteriano de México, su tesis de licenciatura titulada: Entre la sumisión y la revolución: la influencia de Calvino sobre el desarrollo del protestantismo francés. Por su valor y pertinencia, consideramos necesario dedicarle la actividad del próximo 19 de octubre, como celebración, modesta, de un aniversario más de la Reforma Protestante. A continuación transcribimos la introducción de la tesis. Introducción Mucho se ha escrito sobre el pensamiento político de Juan Calvino. Sin embargo, el Calvino histórico necesita releerse desde diferentes perspectivas para conservar su historicidad. En la medida en que abramos una y otra vez sus escritos para dialogar con él, estaremos dándole vida a su pensamiento. No basta, sin embargo, como lo decía el profesor Karl Barth a sus alumnos en un curso sobre la vida y obra del propio Calvino, con repetir sus frases favoritas para ser calvinistas. Aquellos que se contentan con repetir las palabras de Calvino no son buenos calvinistas; no han aprendido de él, decía Barth. El propósito, decía el profesor, es que al final del estudio logremos aprender algo

por medio de Calvino, aunque resulte ser distinto de lo que él escribió.1 Con el propósito, entonces, de aprender por medio de él, emprendo este trabajo. Calvino creía en el valor moral de la historia. Por eso no basta con leer sus obras y analizar su vida; es indispensable hacer un esfuerzo por llegar a algunas reflexiones que resulten pertinentes para nuestras circunstancias. De esta manera, es claro que no bastará con repetir las palabras de Calvino, pero tampoco sería justo atribuirle palabras que no dijo. Se trata, insisto, de aprender por medio de su pensamiento, de tal manera que cualquiera que fuere el resultado, podamos demostrar la pertinencia del pensamiento de Juan Calvino para nuestro tiempo. Dada la amplitud del pensamiento y obra de Calvino, he decidido centrar mi investigación en torno a la obediencia y resistencia a las autoridades civiles. Para ampliar la perspectiva de este estudio confrontaré el pensamiento de Calvino con sus acciones en favor del protestantismo francés en la víspera de la primera guerra de religión. La fuente indisoensable para este trabajo es la Institución de la religión cristiana. Además de esta obra me referiré a algunos comentarios bíblicos de Calvino, y, particularmente, a su correspondencia. Mi segunda fuente para este trabajo son los trabajos históricos y analíticos de autores que, en el estudio de la vida y pensamiento de Calvino, son reconocidos ampliamente. La mayoría de estos libros no han 1

K. Barth, The Theology of John Calvin. Trad. Geoffrey W. Bromiley. Grand Rapids-Cambridge, Eerdmans, 1995, p. 4.

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sido traducidos al español y, por lo tanto, asumo el compromiso que implica interpretar y tarducir fragmentos de sus obras. Al leer las obras de Calvino no basta con leer por leer. Como sugería Barth a sus alumnos, hay que leer con humildad y con cierta dosis de libertad e incluso humor. La humildad nos ayudará a evitar juicios ligeros y superficiales. Y es que la costumbre de enjuiciar a otros sin siquiera concederles derecho de réplica es tristemente una práctica común. Tan común que puede hallarse afuera de una estación del Metro. Fue precisamente durante una de mis tardes de seminarista cuando sucedió algo así. Salía del Metro Miguel Ángel de Quevedo cuando una dama que me conocía se me acercó y durante un par de horas expuso todos los motivos por los cuales yo debería dejar mi fe calvinista. Para ella Calvino sólo merecía dos títulos: dictador y asesino. En fin… los años pasaron y, evidentemente, la dama no me convenció. De aquella experiencia, sin embargo, me quedó claro cuán peligrossa puede resultar la lectura teológica si ésta no se hace con humildad y un mínimo de rigor. Pero leer a Calvino requiere también libertad. De lo contrario, uno se vería tentado a abandonar la lectura al toparse con uno de esos cruceros de ironía y contradicción. Igualmente necesario será el humor. Para leer a Calvino hay que aprender a descifrar y disfrutar su estilo; es claro y lógico, inspirado en el arte de la retórica, entendida ésta como el arte y ciencia de la persuasión.2 Irónicamente, sin embargo, su estilo también es magistralmente ambiguo. Calvino posee la virtud

suprema de la política: la ambigüedad.3 El fundamento de esta ambigüedad es de carácter teológico. Y es que al llegar a la cúspide de su exposición, el teólogo reformado debe callar. Es entonces cuando la teología reformada se impone y nos abandona en la cima, o mejor aún, nos abandona en las manos de Dios.4 Frecuentemente al leer a Calvino experimentaremos esta sensación. Cuando parezca que hemos alcanzado la cima, en realidad nos daremos cuenta de que hemos sido abandonados al amparo de la Palabra de Dios.

3 2

H. Höpfl, The Christian Polity of John Calvin. Cambridge, Cambridge University Press, 1982, p. 13.

M. Walzer, The Revolution of the Saints. Cambridge, Harvard University Press, 1965, p. 23. 4 K. Barth, op. cit., p. 205.

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6. SOBRE LA ACTIVIDAD DEL 23 DE NOVIEMBRE: LA HERMENÉUTICA BÍBLICA: UN DEBATE MULTIDISCIPLINARIO

Antecedentes La inquietud por llevar a cabo una mesa sobre hermenéutica se vio alimentada por dos factores: primero, la aparición del libro de Paul Ricoeur, Del texto a la acción, y, después, en mayo, por una paráfrasis bíblica de Dan González Ortega. Como consecuencia de ésta última, se llevó a

Que son como basura, falaces, prometiendo a los pobres 110 pesos y a los ricos millones de dólares. Por tanto, no se levantarán los nuevos poderosos con otro triunfo electoral justo, Ni los demagogos populistas de derecha en las luchas populares auténticas. Porque Jehová conoce que el camino es por la izquierda auténtica, honesta y itópica; Mas el camino del neoliberalismo perecerá. —¡No al IVA en alimentos y medicinas! AMÉN

cabo un intenso debate virtual que reproducimos enseguida. SALMO 1 Dan González Ortega A Fox, con cariño Bienaventurado el mexicano que no se creyó lo del voto útil, Ni estuvo de acuerdo con la reforma fiscal (Nueva Hacienda Pública Distributiva) Ni en la lista de los amigos de Fox ha aparecido; Sino que en la ley Cocopa —íntegra— está su apoyo, Y en esta ley observa la intención del reinado de Dios. Será como el color de la tierra, Que prodiga el alimento a su tiempo, Y sin la necesidad de changarrito alguno, Y todo lo que hace prospera, porque es honesto. No así los nuevos poseedores del poder,

Alfredo Tepox Varela Muy ingeniosa la parodia del Salmo 1, lo cual demuestra que la Biblia da para todo y para todos. Claro que, en buena exégesis, la parodia no ha tomado en cuenta lo que el salmo dice de los letsim! Yo creo que hay que tener cuidado, porque los críticos pueden resultar criticados, y aquí hay que recordar Mt 7.1. Por ejemplo, el Salmo 2, que sigue al 1, podría decir: ¿Por qué se alborotan los priístas y los perredistas se confabulan? Unos y otros hacen planes contra un presidente que la mayoría eligió, y lo eligió por las buenas. Priístas y perredistas gritan: “¡Vamos a boicotear a este gobierno! ¡Vamos a frenar sus iniciativas!” Pero el pueblo, la mayoría, declara: “Ya hemos puesto en Los Pinos al presidente que elegimos” Y por lo tanto yo, el Salmista,

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proclamo esta suprema decisión. El pueblo ha dicho: “Nuestro Presidente eres tú. ¡Nosotros te elegimos HOY, HOY, HOY!”… Y en este tenor podría seguir el salmo, si de parodias se trata. En lo personal, creo que en una democracia, una verdadera democracia, hay que saber ganar y perder. En una democracia gana la mayoría. Eso no significa que la mayoría tenga siempre la razón; simplemente significa que la mayoría debe aceptar la derrota reservándose por supuesto el derecho de manifestar su inconformidad si así lo considera conveniente. Y significa también que la mayoría triunfante no debe cerrar los ojos a los errores de su propia elección. El voto, todo voto, debiera ser por México, y no por cierta persona ni por cierto partido. Ne’um ben ha’am. Leopoldo Cervantes-Ortiz La reacción de don Alfredo Tepox a la paráfrasis de Dan González fue sólida, ingeniosa y contundente. Yo les pregunto a todos(as), comenzando con don Alfredo, ya que se está abriendo el debate. ¿Qué opinión les merecen las paráfrasis de Ernesto Cardenal a los Salmos, y de Vicente Leñero al Evangelio de Lucas (el de Lucas Gavilán)? Se aceptan todas las opiniones. Ricardo Nava Bueno, pues empecemos. 1. Las paráfrasis de Cardenal, sólo son propias de un contexto histórico que ya no es. Las luchas de liberación de América Latina (porque, ¿liberar a quién y desde dónde?) ¿Quién puede creer en las revoluciones hoy?, quizá sólo E. Dussel… y

digo quizá. Más bien, nuestro contexto es de resistencias, porque no hay consumidores pasivos o dominados u oprimidos. Siempre hay una actitud de resistencia, de apropiación de lo otro (un discurso, una imagen, un artefacto, etcétera), que es devuelto al otro de manera distinta, como lo nuevo. Quizá Dan González sintió viva la Teología de la liberación propia de los años 70s, 80s y primera mitad de los noventa. Hoy incluso, nuevos aires soplan en esa corriente teológica. 2. Los salmos de Cardenal son ingeniosos y llenos de dolor, de quebranto, pero son poesía solamente. Pero eso qué importa, en un contexto de lucha. ¿Quién tenía tiempo para sentarse a elaborar una exégesis rigurosa? Además, ni la exégesis, ni la hermenéutica, pueden producir una “interpretación correcta” porque ésta no existe. No observamos más que reflejos, interpretaciones de interpretaciones. La realidad no existe independientemente del observador. Es una construcción del ojo del observador. 3. Estudiar a Cardenal hoy, implicaría preguntarnos por la observación de Cardenal, es decir, ubicarnos como observadores de observaciones, y aceptar que más que preguntarnos por una cosa en sí (los salmos de Cardenal, p.e.) debemos preguntarnos por la distinción que se realiza en un nivel de la observación. Dicho de otra forma, desde dónde y a partir de qué condiciones de posibilidad Cardenal produce un artefacto poético y para quién, con qué efectos de realidad; bajo qué prácticas y qué disciplina (una historia, una teología, una poética). 4. Por mi parte recomendaría dos lecturas para entrar a este tipo de hermenéutica: “¿Cómo se pueden observar estructuras latentes?”, de Niklas

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Luhmann, y “La invención de lo cotidiano”, de Michel de Certeau. Fernando Pérez Ventura En cuanto a la respuesta de don Alfredo Tepox a la paráfrasis de Dan González, estoy de acuerdo, sin embargo debemos cuidarnos de posturas definitorias en una sociedad de constantes cambios. Esto es debido a que, desde mi punto de vista, estamos construyendo una nueva nación y con posturas resolutorias no aportaríamos nada. En cuanro a observaciones de Ricardo Nava respecto a observar las observaciones, sabemos que no existe una hermenéutica pura. Existen condicionamientos contextuales e ideológicos que permean esas observaciones como las de Ricardo Nava. En este sentido, creo que la riqueza de encontrar juntos una forma más pertinente no sólo de observar la realidad (aunque sea una construcción que afecta, por ejemplo a los indígenas) sino de asumir compromisos claros de transformación dentro de ella (¿será una construcción?). Me gustaría la realización de una mesa redonda sobre el nuevo libro de Ricoeur. Recomendaría para poder adentrarnos a estos temas, del mismo autor, El lenguaje de la fe, Ediciones Megápolis. Leopoldo López No soy ducho en el tema de las paráfrasis, ni tampoco ortodoxo presbiteriano, sin embargo, creo que la Biblia como libro, puede usarse para varios fines: teológicos, filosóficos, sociológicos, culturales, literarios, paráfrasis, educativos, etcétera, hasta interpretarse de acuerdo al lector,

sacar sus propias conclusiones, incluso estar en desacuerdo con él. Desde el punto de vista de la Revelación Especial de Dios, no obstante, de que lo que tenemos es una copia de todos los manuscritos, ¿qué papel juega en cuanto a las posiciones que cada uno tiene en relación a la paráfrasis del salmo en cuestión? ¿Sólo debe usarse como libro común? ¿Tenemos la autoridad de usarlo de acuerdo a nuestras percepciones socio-políticas que estamos viviendo? ¿Por qué no enviamos correos de nuestras posiciones con los problemas tratados y solicitamos una respuesta? Emmanuel Vargas Alavez 1. Tal parece que Ricardo Nava nos considera, a los creyentes en las revoluciones, como indiciados (sujetos a un proceso y expuestos a una condena), que no como iniciados. Pero la lucha de liberación ya no se da en el sentido localista en que él mismo la coloca. Es cierto, nuevos aires soplan en la teología de la liberación precisamente porque se ha visto que estamos envueltos en una lucha de liberación que tiene dimensiones cósmicas. 2. ¿Vivimos como psicóticos en el mundo? Es decir, ¿cada quien construyendo “su realidad”? ¿Podría alguien dar una respuesta? 3. El asunto no es “estudiar” a Cardenal tratando de descifrar su aparato interpretativo, ni a nadie más, para el caso; sino de permitir ser “tocados” por una realidad que se escapa a nuestro tiempo y contexto. ¿No es eso lo que hacemos cuando leemos la Biblia (o un texto poético)? Y de una vez les digo que si me consideran pietista, ingenuo les diré que eso es muy cierto, no estarán equivocados.

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7. RESEÑA BIBLIOGRÁFICA  UN BONHOEFFER ESENCIAL PARA HOY

Dietrich Bonhoeffer, Escritos esenciales. Introd. y ed. de Robert Coles. Trad. de R.A. Díez Aragón. Santander, Sal Terrae, 2001. 169 pp. (El Pozo de Siquem, 121)

I Calificado alguna vez como “el único santo protestante”, el teólogo y pastor luterano Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) es un símbolo de la resistencia cristiana al nazismo. Participar en el fallido atentado de 1942 contra Hitler le costó la reclusión en un campo de concentración y el martirio, unos días antes de la entrada de los ejércitos aliados a Alemania. Ya antes había sufrido la marginación y la prohibición de cualquier actividad eclesiástica por su abierta oposición a la política racista del régimen. En ese sentido, son muy famosas sus actividades clandestinas como director de un seminario de la iglesia confesante, nombre con que se conoce a las comunidades que rechazaron la sumisión al nazismo, amén de su participación en la redacción de la Declaración de Barmen (1934), un auténtico manifiesto profético en contra de la dictadura, así como las cartas que escribió desde la prisión y que adquirieron notoriedad durante los años sesenta, en plena efervescencia de la llamada teología de la muerte de Dios, varios de cuyos autores se remitían a Bonhoeffer como su inspirador. Al lado de Karl Barth, Rudolf Bultmann y Paul Tillich, a Bonhoeffer se le considera como

uno de los grandes teólogos protestantes del siglo XX, sobre todo por sus obras El precio de la gracia, Vida en comunidad y Resistencia y sumisión. Cartas desde la prisión. Habiendo estado bastante olvidado por el mundo editorial de habla hispana, últimamente han aparecido algunas nuevas traducciones de su obra. Entre ellas, vale la pena citar su Ética, una obra inconclusa escrita en su mayor parte en la cárcel, y sus Cartas de amor desde la prisión, ambas publicadas por la editorial Trotta. A esta lista se viene a sumar ahora (marzo de 2001) una antología de textos introducida y seleccionada por Robert Coles, profesor de ética social en la Universidad de Harvard, dentro de una colección dedicada a la espiritualidad, un lugar que verdaderamente le corresponde. Poniendo énfasis, muy acertadamente, en su testimonio, Coles introduce la antología con un texto titulado “Cómo se hizo un discípulo”, donde establece un sólido paralelismo entre Jesús y Bonhoeffer, en el sentido de que éste, como aquél, tuvo un final terrible debido a sus convicciones. Trazando ágilmente la evolución de la vida, el pensamiento y el testimonio de Bonhoeffer, y tomando como base la relevancia que para él tuvo la exigencia del seguimiento de Jesús (tema al que dedicó su libro más conocido), dice, por ejemplo, que en medio de las terribles circunstancias que vivió Bonhoeffer no se volvió a un Dios distante y abstracto, ni a su pasado luterano (con la esperanza de redimirlo), ni a la tradición intelectual de la Ilustración, ni tampoco al pensamiento de moda que había ocupado un puesto tan destacado en el berlín de la década de 1920. Se volvió más bien a Jesucristo, a Sus experiencias concretas, Sus

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discursos, sugerencias

Sus parábolas, Sus exhortaciones, e

interpretaciones,

a

Sus

ideas

en que morimos manifiesta cómo hemos vivido y quiénes somos)” (p. 55).

declaradas tal y como surgieron en el curso de Su enseñanza y Sus curaciones y, no en último lugar, a Su vida tal como eligió vivirla” (pp. 39-40).

Con esto en mente, se puede afirmar que la vida de Bonhoeffer sólo puede ser leída en clave cristológica, y que su legado se sitúa muy lejos de la praxis convencional del cristianismo en las instituciones llamadas iglesias. Precisamente sobre su herencia espiritual, dice Coles: “La espiritualidad característica de Bonhoeffer, que consistía en la realización diaria de las verdades morales formuladas por jesús y encarnadas en Su vida, es nuestro legado (¡terrible ironía!) gracias a aquel horror extremadamente devastador. Adolf Hitler nos dio el Diterich Bonhoeffer al que admiramos y veneramos hoy, más de medio siglo después de su muerte a manos de un verdugo nazi” (p. 33). Estas extrañas palabras sólo pueden ser comprendidas si se sigue paso a paso el periplo de un hombre de familia noble y bien acomodada en los salones del poder que abandonó todas las prebendas de su condición social para morir asesinado por la fidelidad a Jesucristo. Sobre este tema, Coles agrega más adelante: El corazón del legado espiritual que Bonhoeffer nos dejó no se encuentra en sus palabras y sus libros, sino en la forma en que empleó su tiempo en la tierra, en su decisión de vivir como si el Señor fuera un vecino y amigo, una constante fuente de

Es muy notable, en este sentido, la decisión de Bonhoeffer de regresar a Alemania unos meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Hallándose entre amigos en el Union Seminary, de Nueva York, prefiere volver a su país para enfrentarse radicalmente a la idolatría entronizada en el poder. Coles lo cita: “Tengo que vivir este periodo difícil de nuestra historia nacional con el pueblo cristiano de Alemania. No tendré derecho a participar en la reconstrucción de la vida cristiana en Alemania después de la guerra si no comparto las pruebas de este tiempo con mi pueblo” (p. 31). II Con una presentación así, la lectura del libro adquiere otra tonalidad. Ya pasados los furores de la apropiación que los teólogos de la secularización y de la muerte de Dios hicieron de Bonhoeffer, su testimonio y pensamiento se agigantan ante nosotros. El volumen bien se puede dividir en tres secciones muy claras: los primeros textos, relacionados con Jesucristo y el seguimiento, manifiestan muy bien la base de fe que tuvo Bonhoeffer para actuar como lo hizo. Sus palabras siguen siendo proféticas y un auténtico llamado a la conversión. Así, dice en “Jesucristo y la esencia del cristianismo” (una conferencia pronunciada en la comunidad evangélica alemana de Barcelona, en diciembre de 1928):

coraje e inspiración, uan presencia tanto en los afanes como en las alegrías, un recordatorio de las

Se han realizado muchos intentos por eliminar a

obligaciones y afirmaciones del amor y también del

Cristo de la vida actual del espíritu; de hecho, lo

significado decisivo de la muerte (pues la manera

más seductor de estos intentos es que parece como

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si Cristo fuese colocado por ellos en el lugar correcto, en el lugar digno de él. Se define a Cristo

dice en momentos de particular dificultad (en noviembre de 1942):

según categorías estéticas como genio religioso, se dice que es el más grande de los maestros éticos, se

Algunos de nosotros sufrimos mucho por una cierta

admira su camino hacia la muerte como un heroico

insensibilidad interior frente a los numerosos

sacrificio por sus ideas. Sólo hay una cosa que no

padecimientos producidos por estos años de guerra.

se hace: no se le toma en serio, es decir, uno no

Hace poco tiempo alguien me dijo: ”Pido todos los

pone el centro de su vida en relación con la

días que no me vuelva insensible”. Ciertamente

pretensión de Cristo de decir y ser la revelación de

ésta es una buena oración. Con todo, hemos de

Dios; se mantiene una distancia entre uno mismo y

tener cuidado para no confundirnos con Cristo.

las palabras de Cristo y no se permita que tenga

Porque Cristo padeció todos los sufrimientos y toda

lugar ningún encuentro serio. (p. 59)

la culpa de los hombres hasta el extremo […] Pero Cristo pudo sufrir con los demás porque al mismo

Sobre el seguimiento, dice en un fragmento de El precio de la gracia (1937), casi hablando de sí mismo:

tiempo podía salvar del sufrimiento. Su fuerza para sufrir con los demás procedía de su amor y su fuerza para salvar a los hombres. Nosotros no somos llamados a cargar con el peso de los

Seguir a Jesús es estar vinculado al Cristo sufriente.

sufrimientos de todo el mundo; en el fondo no

Por eso el sufrimiento de los cristianos no tiene

podemos sufrir en modo alguno por los demás con

nada de desconcertante. Es, más bien, gracia y

nuestras fuerzas porque no podemos salvar. (p.

alegría. Las actas de los primeros mártires dan

121)

testimonio de que Cristo transfigura, para los suyos, el instante de mayor sufrimiento con la certeza indescriptible de su proximidad y de su comunión. De suerte que, en medio de los más atroces tormentos soportados por su Señor, participan de la alegría suprema y de la felicidad de la comunión con él. Llevar la cruz se les revelaba la única manera de triunfar del sufrimiento. Y esto es válido para todos los que siguen a Cristo, puesto que fue válido para Cristo mismo. (p. 84)

La segunda sección tiene que ver con su tarea pastoral, manifestada en textos del libro Vida en comunidad y en alocuciones o sermones dirigidas a personas muy específicas: sus alumnos del seminario semiclandestino de Finkenwalde o a los pastores de la iglesia confesante. A éstos les

La última sección, formada por textos de su Ética, de documentos escondidos por su familia y de las cartas desde la prisión, confirma la manera en que Bonhoeffer trató —y logró— de encarnar el mensaje de Jesucristo en el tiempo presente. Coles incluye también una carta de amor a su prometida, María von Wedemeyer y un poema de los varios que escribió en la cárcel. Por supuesto, aparece una de sus cartas más conocidas — dirigida a su gran amigo Eberhard Bethge— y que aquí no podemos dejar de citar. Lo que incesantemente me preocupa es la cuestión de qué es el cristianismo, o quién es Cristo realmente hoy para nosotros. Ha pasado ya el tiempo en que a los hombres se les podía explicar

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esto por medio de palabras, sean teológicas o

momentos de debilidad y, por decirlo así, violarlos

piadosas; ha pasado asimismo el tiempo de la

religiosamente? (pp. 158-159)

interioridad y de la conciencia; es decir, justamente el tiempo de la religión en general. Nos encaminamos

hacia

una

época

totalmente

arreligiosa. Simplemente, los hombres, tal como de hecho son, ya no pueden seguir siendo religiosos. Incluso aquellos que sinceramente se califican de “religiosos”, no ponen esto en práctica en modo alguno; sin duda con la palabra “religioso” se refieren a algo muy distinto […] Todo

el

“cristianismo” precedente queda

privado de su fundamento, y ya no podemos pisar tierra firme desde un punto de vista “religioso” sino en algunos “últimos caballeros” o en unos pocos hombres intelectualmente deshonestos. ¿Tendrán que constituir éstos quizá el escaso número de los elegidos? ¿Debemos precipitarnos nosotros llenos de celo, amor propio o indignación precisamente sobre este dudoso grupo de hombres para colocarles nuestra mercancía? ¿Tenemos que abalanzarnos sobre unos pocos desdichados en sus

La “mayoría de edad de la humanidad” ciertamente no es ya un tema de debate teológico en la actualidad pero no se puede negar que ha funcionado como una premisa oculta de la mentalidad posmoderna, ajena ya a utopías y esperanzas añejas. Con todo, el pensamiento de Bonhoeffer, expresado en palabras tan inquietantes, sigue siendo vigente hoy, cuando el cristianismo se está autocriticando profundamente. Para quienes conocen la vida y obra de Bonhoeffer, pero sobre todo para quienes no, este libro es una formidable oportunidad de verse desafiados por uno de los mayores testigos cristianos del siglo XX, alguien que supo conjuntar su obra y su testimonio como pocos. En América Latina, particularmente, hace falta conocer esta experiencia a la luz de los retos actuales.

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 Paul Ricoeur y André LeCoque, Pensar con la

8. SUGERENCIAS PARA LEER

Biblia. Barcelona, Herder, 2001.  Ernesto Cardenal, Salmos. Madrid, Trotta,

Ricoeur, junto con otro profesor francés de la Universidad de Chicago, especialista en el

2000.  Ernesto Cardenal, Epigramas. Madrid, Trotta,

Antiguo Testamento, releen textos bíblicos con una enorme amplitud de miras, fruto de una

2001. Reimpresiones españolas de dos libros clásicos

reflexión y análisis.

de Cardenal. El primero, cuya edición original fue prologada por Thomas Merton, sigue abierto

 Luiz Carlos Susin, ed., El mar se abrió.

a las múltiples significaciones que los nuevos

Treinta años de teología en América Latina.

tiempos puedan darle. El segundo, publicado

Santander,

originalmente por la UNAM, conserva la

(Presencia teológica, 111)

Sal

Terrae,

2001.

264

pp.

Concebido como material preparatorio para el

frescura, sinceridad y el compromiso.

Congreso de Teología llevado a cabo el año  Adélia Prado, Bagaje. Edición bilingüe. Trad.

pasado

en

Brasil,

esta

recopilación

de

J.F. Navarro. México, Universidad Ibero-

testimonios de teólogos, en su mayoría católicos,

americana, 2000.

constituye, como lo dice su título, una revisión de

Toda una revelación en la poesía brasileña,

tres décadas de pensamiento teológico en nuestro

Adélia

continente. El único protestante es Jorge Pixley.

Prado

escribe

de

una

manera

absolutamente única, destilando fe, sensibilidad y una manera de ver el mundo muy difícil de clasificar.

Un

verdadero

acierto

de

la

Universidad Iberoamericana al divulgar a esta autora entre nosotros.

 Juan José Tamayo y Juan Bosch, eds., Panorama de la teología latinoamericana. Estella, Verbo Divino, 2001. 683 pp. Amplísima revisión del ambiente teológico latinoamericano que llena las lagunas del libro

 Paul Ricoeur, Amor y justicia. Madrid, Caparrós, 2001. (Esprit, )

anterior,

pues

incluye

a

7

autores(as)

protestantes: Sergio Arce, Ofelia Ortega, Jorge

Reedición de un conjunto de textos sobre ética,

Pixley, Philip Potter, Violeta Rocha, Julio de

donde sobresale un acercamiento profundo a la

Santa Ana y Elsa Tamez. Incluye una espléndida

“Regla de oro” evangélica.

“Introducción

a

la

teología

protestante

latinoamericana”, un trabajo que hacía mucha falta desde hace tiempo.

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9. NOTICIAS

 Muy pronto se presentarán los primeros volúmenes editados por el Centro Basilea: una Introducción a la Biblia en dos tomos.

 Del 22 al 24 de agosto, se llevaron a cabo las IV Jornadas de Psicología de la Religión en el Museo Nacional de Antropología e Historia, organizadas por varias instituciones, entre ellas la UNAM, la ENAH, el Conaculta, la UAM y la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones. La conferencia magistral, “Retos éticos y epistemológicos de la psicología (y la) pastoral”, estuvo a cargo de Enrique Dussel. En varias mesas hubo participantes miembros de iglesias evangélicas.  Del 18 al 20 de octubre se llevará a cabo una exposición de libros evangélicos en

10. CONEXIONES EN INTERNET www.interbook.net/personal/cer/ Página protestante española dedicada a temas relacionados con la Reforma y al rescate de autores españoles. Agregando biblio/actas se

tiene acceso a las actas del coloquio internacional sobre historia del protestantismo en España y Portugal (abril del 2000), presidido por JeanPierre Bastian. www.laboretfides.com Página de la editorial protestante suiza Labor et Fides, donde aparece todo su catálogo. Lo envían gratuitamente junto con un boletín de novedades. www.literaturadigital.com Espléndido proyecto cultural que ofrece más de 40 títulos de literatura latinoamericana en línea. www.reforme.net Página de la revista protestante francesa Réforme. En su edición impresa mantiene un diálogo constante con la actualidad mundial. Se pueden solicitar ejemplares gratuitos. servicioskoinonia.org Para quienes no conozcan todavía esta página, se trata de un portal que incluye: RELaT (Revista Electrónica Latinoamericana de Teología), Logos (textos de ciencias sociales), una colección de textos del obispo Pedro Casaldáliga, biblioteca de materiales bíblicos, y una gran variedad de materiales más.

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11. TEXTOS DE DIVULGACIÓN

Tesis de licenciatura de Rubén Arjona Mejía, “De la sumisión a la revolución: la influencia de

Declaración del Consejo Latinoamericano de

Calvino sobre el desarrollo del protestantismo

Iglesias sobre el ataque terrorista contra Estados

francés”.

Unidos.

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