El Panóptico digital. Tesis de Licenciatura. Gustavo Martin

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Gustavo Marcelo Martin


Tesis de Grado

EL PANÓPTICO DIGITAL “Análisis del Bio-poder y la Ideología como construcción hegemónica a través de las Nuevas Tecnologías en la Sociedad Red y su impacto sobre la cultura política democrática”

Autor: Gustavo Marcelo Martin DNI: 34.968.051 Afiliación institucional: UNRC-FCH/ Registro 607/09 Fecha de inicio y finalización de trabajo de pasantía: Febrero 2013 – Octubre 2013 Apellido y nombre de docente tutor: Dr. Santiago Polop Orientación: Análisis Político. Licenciatura en Ciencia Política


DEDICATORIAS Y AGRADECIMIENTOS A la Divinidad A mi Madre, A mis Amigos A mi Tutor: Dr. Santiago Polop A mis Profesores A mis Compa単eros de estudio


ABSTRACT El presente estudio constituye un Trabajo Final de Grado de la Licenciatura en Ciencia Política. En el mismo, se encontrará una Investigación cualitativa preliminar acerca de las Nuevas Tecnologías entendidas como bio-poder e ideología en tanto construcción hegemónico- discursiva y su impacto sobre la cultura política democrático-occidental del siglo XXI (en la comunicación, en la subjetividad, en la participación política y en la representación social) y sobre el mundo árabe. El objetivo es desentrañar una posible lógica totalizante de dominación que subyace al ingreso masivo de las NTICS (Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación) en el ámbito social, político y económico de la vida. En un primer momento (capítulo primero) se describe un marco teórico que abordará la problemática desde la Teoría Crítica (en su aspecto ideológico) y desde la perspectiva foucaultiana (en relación al poder y la bio-política). En una segunda etapa (capítulo segundo) se trabajan las corrientes teóricas mencionadas aplicadas a nivel general en el mundo occidental (Argentina inclusive) y a nivel específico en la denominada “Primavera Árabe”. Por fin, en una tercera instancia (capítulo tercero) se analiza el impacto de Internet en la vida democrática y su posible influencia en lo que se ha dado en llamar E-democracia, la cual parte de comprender en primer término a la Tecnología como un dispositivo de poder. Se aborda la temática utilizando como metodología un análisis de contenido cualitativo y de discurso, con la ejemplificación de un estudio de caso: la “Primavera Árabe”. Finalmente se advierte que, para una eventual democratización tecnológica, es necesario conocer los beneficios y perjuicios del uso de la tecnología como mecanismo de ampliación de ciudadanía, pues existe un correlato entre las modalidades virtuales de participación y movilización social (con condicionantes para posicionar a la red como un mecanismo “ideal” de subversión) y la implantación de un modelo hegemónico capitalista con base en una Democracia Liberal Avanzada asociada a una gubernamentalidad y racionalidad político-occidental.


ÍNDÍCE

I. INTRODUCCIÓN (p. 4) 1.1 Planteamiento del problema 1.2 Perspectivas teóricas 1.3 Propósito de la Investigación. Objetivos 1.4 Organización del trabajo 1.5 Hipótesis 1.6 Metodología

II. CAPÍTULO 1. Antecedentes y Marco Teórico (p.14) 2.1 SOBRE EL PODER Y BIO-PODER 2.1.1 Concepciones básicas acerca del poder 2.1.2 Poder en tanto hegemonía 2.1.3 Poder como bio-poder 2.1.4 Poder en tanto gubernamentalidad 2.1.5 Poder como verdad 2.1.6 Algunas breves discusiones sobre el bio-poder 2.2 CORRIENTE CRÍTICA 2.2.1 La perspectiva de Marcuse 2.2.2 Ideología desde Althuser 2.3 EL PODER EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN 2.3.1 Concepciones de algunos autores 2.3.1.1 Manuel Castells 2.3.1.2 Giovanni Sartori 2.3.1.3 Jurgen Habermas 1


2.3.1.4 Otros autores 2.3.2 Sociedad Red y Nuevas Tecnologías 2.3.3 Algunas definiciones básicas 2.3.4 Democracias 2.3.5 E-Gobierno 2.3.6 Debates actuales 2.3.7 Sobre la idea de Representación

III. CAPÍTULO 2. Las Nuevas Tecnologías como Bio-Poder e Ideología en tanto construcción hegemónica en la Sociedad Red: El caso de la Primavera Árabe y la Democracia Liberal Occidental (p. 54) 3.1 Movilizaciones a través de Internet 3.2 Ideología en la Red 3.3 LA PRIMAVERA ÁRABE: UNA LIBERACIÓN A MEDIAS 3.3.1 La cuestión de Género en las revueltas

IV. CAPÍTULO 3. El impacto de Internet y su poder en las prácticas democráticas: debates y desafíos (p. 66) 4.1 El mensaje y lo “irreversible” de las Nuevas Tecnologías 4.2 Representación Mediática Parcial 4.3 Cambios en la matriz comunicacional 4.4 Subjetividad modificada: hacia nuevas subjetividades 4.5 EL USO DE LAS TICS 4.5.1 Participación política y Libertad 4.6 BENJAMÍN BARBER: LAS CARACTERÍSTICAS DE INTERNET Y LOS PRINCIPIOS DEMOCRÁTICOS 4.7 ALGUNAS CONSIDERACIONES 4.7.1 Ciberactivismo y conflictos 2


4.7.2 Capitalismo y Nuevas Subjetividades

V. CONCLUSIONES (p.89) BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA

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I. INTRODUCCIÓN “Las tecnologías de la libertad no son libres”

Manuel Castells 1.1 Planteamiento del problema La presencia de una Sociedad de la Información, como se ha dado en llamar a esta nueva era iniciada aproximadamente en los años '70, basada en el paradigma de la información, el conocimiento y la revolución multimedia, torna necesario pensar al poder en tal sociedad desde un paradigma crítico. Este estudio, -se estima-, permitirá observar, analizar y fundamentar respecto a cuál es el rol de los sujetos en la construcción de una nueva socialización basada en la virtualidad, el trabajo inmaterial (junto al tele-trabajo) y la mediatización de las relaciones sociales, -y por ende políticas-. A su vez, revelar la "lógica hegemónica e imperialista" que impregna el ingreso masivo y casi instantáneo del "nosotros" a una realidad global pre-construida, esto es, un mundo acoplado a un proyecto político inmanente sobre un colectivo histórico iniciado a de comienzos de siglo. En tanto, en el área de la comunicación política se advierte que los roles o funciones de los actores de esa comunicación (gobierno, medios, sociedad civil) se reconfiguran en un nuevo entorno, con cambios estratégicos de posición en la estructura comunicacional misma. Las Nuevas Tecnologías repercuten en las prácticas políticas de los sujetos porque reconfiguran la matriz comunicacional entre aquellos actores políticos que, en disputa por la hegemonía, adecúan sus prácticas políticas tradicionales en base a las ventajas que les ofrecen estas NTICs (Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación). Lo anterior es consecuencia del ingreso masivo, aunque aún no total, de las NTICs a la vida cotidiana. Pero éstas, -se dirá-, no son neutrales, llegan cargadas con ideología, responden a una cierta lógica hegemónica: la que sustenta al capitalismo transnacional, quien iniciará un ciclo de dominación sutil a través de la información y la virtualidad configurando un extenso y “placentero” Panóptico Digital

(control virtual de todos los individuos).

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La actual cultura política se diferencia de otras. Se asiste a una nueva socialización basada en la racionalidad tecnológica, y hoy podría agregarse, “racionalidad virtual”. Por tanto, puede hablarse de una “socialización política basada en la virtualidad”. Desentramando ésta, se podrá dar un paso en la Investigación con motivo de determinar qué tipo de democracia se prefiere como sujetos que actúan sobre la historia, qué conceptos se pueden y/o deben cambiar de raíz y cuáles son los límites como sociedad para trasladar tales conceptualizaciones a la praxis. Las tecnologías configuran el espacio de socialización de los individuos. Desde esta socialización, la lógica de participación política se vuelve diferente a la que se asistía hace tres décadas a partir del retorno a la democracia (años ‟80) en la región del Cono Sur. El uso de las NTICs va más allá de plantear un voto electrónico (la tecnología aplicada al acto de votar en sus diferentes etapas) o digital (el voto por medio de Internet), por citar un solo ejemplo. En verdad, los roles de los actores en la comunicación política se han modificado, -al menos en parte-, y por ende se hace necesario hablar de una nueva lógica comunicacional y (paralelamente) socio-política. Dada la complejidad creciente que invade al presente objeto de estudio como parte de un todo, de una realidad de la cual forma parte, el análisis, hoy por hoy, deberá tener presente no solo los cambios en lo visible de la acción colectiva sino también en lo "invisible" de la subjetividad como constructo, entendida como individuos construidos bajo una dimensión axiológico-tecnológica. De lo anterior deriva incluir en el análisis un

marco para comprender el poder en las

Comunidades Extendidas1 (Miller, 2011) o Multitudes Inteligentes2 (Rheingold, 2004) que Manuel Castells ha agrupado bajo el nombre de Sociedad Red (Castells, 2009). Ese poder es por naturaleza bio-poder, poder sobre la vida, en términos de Foucault (1979), noción que aún se deberá explicitar.

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Para referirs e a la expans ión de los límites tradicionales de la comunidad por caus a de los medios de comunicación s ocial, el turis mo y el es tudio extranjero y la democratización del conocimiento que permite la expres ión tanto de los poderos os como de las minorías . 2 “Grupo de personas que emprenden movilizaciones colectivas – políticas, sociales, económicas – gracias a que un nuevo medio de comunicación posibilita otros modos de organización, a una escala novedosa, entre personas que hasta entonces no pod ían coordinar tales movimientos.” (Rheingold, 2002: 13). Para el autor, es as multitudes inteligentes s erán la nueva “Revolución Social”.

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Si bien los estudios sobre el poder, la ideología y la hegemonía constituyen larga data en la doctrina política, la literatura y el estudio profundizado sobre lo que se ha dado en llamar “democracia electrónica” por el uso de las Nuevas Tecnologías (Internet y aparatos tecnológicos varios), representa un campo de investigación que puede aportar grandes improntas a la Ciencia Política Moderna que en atrevimiento, algunos autores ya han conceptualizado como Ciencia Política Electrónica. Sin más, se podrá quizás aproximar al significado profundo de las nuevas prácticas políticas (virtuales) y determinar al menos inicialmente, cuán beneficiosas o perjudiciales son para la cultura

política

democrática,

debatiendo

“cuestiones

de

fondo” que

impregnan la

democracia occidental y dentro de ella la argentina. Finalmente, en el contexto de la Sociedad de la Información y el Conocimiento, el ingreso masivo de esas Nuevas Tecnologías provoca cambios en la lógica de las instituciones tradicionales y fundamentalmente en la construcción de poder en tanto ideología y hegemonía discursiva, social, económica, cultural y política. Incluso, éstas también se mezclan con estructuras sociales religiosas como en el caso de la Primavera Árabe, aún en pleno proceso de desenlace. De este modo, consecuencia de lo anterior, los conceptos más tradicionales de la Ciencia Política tales como democracia, representación, participación, poder, etc., adquieren o bien un nuevo matiz o arista diferente a la de antaño, o bien suman para sí interpretaciones o categorías teóricas diferentes a las clásicas existentes. 1.2 Perspectivas teóricas Teniendo en cuenta lo anteriormente descrito, se considera necesario realizar un aná lisis de las Nuevas Tecnologías, -y de Internet específicamente, en tanto “modelo deliberativo y participativo” como algunos le suelen atribuir-, desde una doble perspectiva. De un lado, desde la corriente crítica iniciada con la Escuela de Frankfurt, especialmente tras el comienzo del pensamiento de Marcuse para quien la tecnología es en sí ideología y existe un proyecto

histórico

y político

detrás de la

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constitución

de la

misma.


De ahí, desde una postura crítica se pretenderá comprender a las Nuevas Tecnologías como un modelo socio-cultural al servicio de grandes intereses económicos y a favor también de un proyecto político que quizás no sea el de la participación misma o el de una democracia directa por medio de la red, sino el de un proyecto neo-liberal, en donde el poder conferido a esas Nuevas Tecnologías en tanto doble uso por parte de clases dominantes y clases dominadas, no es neutral, trasciende su utilización. Esto con motivo de implantar hegemónicamente un modelo de red que permita invisibilizar la materialización de una ideología, la democrático-liberal (cuya tergiversación ideológica viola sus preceptos), desde el mundo occidental y principalmente desde Estados Unidos como actor clave en el ahora denominado “mundo multipolar”, donde sin embargo sigue constituyéndose como el único gran hegemón (al menos militarmente). De otro lado, será necesario un análisis desde la perspectiva foucaultiana. Foucault hablará de un bio-poder, de una dimensión bio-política (Foucault, 1974) dentro de éste último, de una gubernamentalidad, de una racionalidad política, de un poder que, por un lado, penetra en los cuerpos (en lo biológico y psicológico) naturalizándolos para disciplinarlos y, por otro, se traslada (no se fija) por las diferentes relaciones sociales del cuerpo colectivo. Esta concepción de ruptura de un poder político centralizado permite categorizar a las Nuevas Tecnologías como un bio-poder, un poder estatal y no estatal que impregna los cuerpos (como estrategia bio-política, como espacio de puja de poder y de aplicación de modelos políticos) y mentes de los sujetos y los construye subjetivamente mediante esos medios electrónicos utilizados como tecnologías de gobierno, de las conductas, de la subjetividad. Estas dos perspectivas que se sirven de otras corrientes como la marxista o la teoría del discurso, serán las utilizadas para analizar a la Tecnología actual del siglo XXI y más específicamente Internet, en una doble dimensión consecutiva: primero develando o deconstruyendo la lógica de poder imperialista detrás de la red y luego tras anunciar esto, perfilar qué es posible hacer para que dicha red promueva una mayor democratización de las democracias actuales.

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1.3 Propósito de la Investigación. Objetivos Bajo esta observación parcial de la realidad, el propósito de esta Investigación es estudiar a las Nuevas Tecnologías como bio-poder e ideología en tanto construcción de una hegemonía específica, ofreciendo una visión general del Impacto de Internet en la cultura política y comunicacional y en las diversas prácticas democráticas. El fin es revelar las condiciones de existencia de las mismas y de quienes hacen uso frecuente de ellas, con deseo de perfilar (o no) una posible democracia participativa de tipo virtual que sin embargo no niega la lógica de poder que invade su aparición aparentemente “neutral” o de progresivo “desarrollo histórico”, de visión superadora. Así, el objetivo de este trabajo de Investigación es dar un panorama general brindando tópicos posibles de análisis para el debate en futuras investigaciones dentro el ámbito académico. Por tal motivo, cada idea o subtema expuesto puede representar en sí mismo un objeto de estudio posterior. Es la amalgama de trabajos como los de Foucault, Rose, Sibilia, Castells, entre otros, para pensar la virtualidad como un bio-poder, como un panóptico digital, expresión de una fuerte ideología de trasfondo (corriente crítica). En la temática “política y digitalización”, el trabajo tiene por objeto detallar qué se debate en la actualidad sobre la misma pero intentando comprender los juegos de poder y las prácticas hegemónicas ideológicas y discursivas que subyacen a la entrada casi instantánea de las Nuevas Tecnologías a partir de su “boom” desde año el 2000 y la aparición de las redes sociales desde el 2005 en adelante. De ahí en más, la estructuración del trabajo refleja también una doble visión desde la cual afrontar el citado objeto de estudio. Es pasible considerar la impronta ideológica y de poder en tanto hegemonía, en tanto bio-política sobre las Nuevas Tecnologías, como un paso previo a su instalación mediática, cultural e histórica del cual consecutivamente devendrán esas tecnologías, es decir, primero existiría un proyecto político-económico y luego se produciría el auge de las mismas. Pero desde otra perspectiva no excluyente de la anterior, y teniendo en cuenta que la tecnología posee un desarrollo auto-expansivo en sí, propio de su lógica inmanente, es posible también entrever al poder interactuando a través de las Nuevas tecnologías de

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manera simultánea. De esta forma, a los fines de evaluar la validez y la eficacia de “lo electrónico” sobre “lo democrático” (o a la inversa), puede analizarse a Internet como una consecuencia del poder o como un mecanismo simultáneo en el que circula dicho poder. Ambas visiones darán un panorama amplio para entender la democracia como “poder del pueblo” paradójicamente al servicio de un sector (económico e ideológico ) de ese pueblo. 1.4 Organización del trabajo Los objetivos arriba descritos se presentan plasmados en la estructura organizativa de esta investigación. La misma se divide en tres grandes partes, las cuales a su vez corresponden a tres capítulos diferentes pero íntimamente relacionados. Un último capítulo describirá la metodología utilizada en la presente Investigación. El primer capítulo da paso a la exposición de un extendido marco teórico que posee en su interior antecedentes sobre la temática a tratar. En el mismo, se abordan las cuestiones del poder, la ideología, la hegemonía y las perspectivas o en su caso “paradigmas” tomados como útiles para los fines de este trabajo: la corriente crítica y la corriente representada por Foucault. Se brindarán las definiciones a conceptos básicos utilizados en la Ciencia Política y aquellos relacionados con el mundo virtual, la comunicación y la democracia de característica electrónica o digital. Los autores a ser trabajados (Marcuse, Foucault, Sartori, Rose, Howarth, Gramsci, Barber, Castells, Althuser, Habermas, entre otros) oscilan algunos entre diferentes corrientes teóricas, brevemente delimitadas, de las cuales se han rescatado los análisis pertinentes a esta Investigación. El segundo capítulo titulado “Las Nuevas Tecnologías como Bio-poder e Ideología en tanto construcción hegemónica en la Sociedad Red: el caso de la Primavera Árabe y la Democracia Liberal Occidental” describe, analiza y critica desde un estudio preliminar cómo es que se puede pensar a esas Tecnologías Digitales del siglo XXI como mecanismos bio-políticos, como un poder sobre la vida, sobre la subjetividad y las prácticas sociales, que permita comprender el uso que desde clases dominantes, desde el Estado y grandes grupos económicos realizan de las mismas con objeto de proclamar discursiva, social y

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culturalmente su propio proyecto político, muchas veces desde una invisibilización del poder y la ideología mismos. Esto se realizará tomando como caso de análisis las revueltas desatadas en la denominada no ingenuamente, “Primavera Árabe”, en el Norte de África y el Mundo Oriental, tras el año 2010. Aquí podrá intentar entenderse cómo juega el poder e intenta imponer a todos los países del globo, un discurso de libertad y democracia como conceptos igualados discursivamente. El tercer capítulo titulado “El impacto de Internet y su poder en las prácticas democráticas: debates y desafíos en torno a una democracia electrónica” describe, analiza y critica lo que la literatura actual discute en torno a si Internet beneficia o perjudica las prácticas democráticas y la concepción original de democracia misma. Se intentará analizar cómo es que repercute ese poder y bio-poder, también de discursos que revelan (o esconden) ideologías e influyen sobre las nuevas prácticas de tipo virtual o digital. Sin embargo, dada la complejidad de las Nuevas Tecnologías y su socialización constante, lo crucial será, desde una perspectiva constructiva, determinar cómo organizar su uso en favor de un control democrático de las mismas. Por último, se presentan algunas conclusiones parciales, debido a la actualidad de la temática, con motivo de prospectar futuras investigaciones y con ansias de realizar una crítica a la Sociedad Red actual para desde allí construir una teoría basada en un estudio interdisciplinario y desde diversas perspectivas, sobre el uso y control de las Nuevas Tecnologías en tanto construcción socio-cultural, económica y política.

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1.5 Hipótesis Para concluir esta Introducción y teniendo en cuenta la estructura organizacional anteriormente descrita, se analiza si siendo el impacto de las Nuevas Tecnologías tanto positivo como negativo, ¿subyace una lógica de poder en tanto ideología y hegemonía en su ingreso a la sociedad y de aquí al campo político? Siguiendo esta línea, la pregunta central sería ¿es viable analizar a las Nuevas Tecnologías como bio-poder e ideología? Las Nuevas Tecnologías, especialmente Internet, funcionan como dispositivos bio-políticos de control y dominación ideológico-discursiva que, bajo determinadas y evaluadas condiciones de tratamiento, pueden llegar a estar al servicio de una eventual ampliación de la

democracia

participativa.

Finalmente,

las

NTICs

son herramientas

tecnológicas

funcionales a los intereses de aquellos grupos económicos y políticos para quienes la democracia liberal es el mejor tipo de gobierno al no confrontar con el sistema capitalista. 1.6 Metodología La metodología utilizada en esta Investigación fue una de tipo cualitativa, debido a que la misma atañe a la comprensión analítica de la relación de conceptos tales como Ideología, Bio-poder, Hegemonía y Nuevas Tecnologías, desde un paradigma crítico y foucaultiano. La técnica presente utilizada fue la de un análisis de contenido de la literatura que versa sobre el tema, y acerca de tales conceptos que integran también la misma, como por ejemplo, medios de comunicación, representación social y política, democracia, etc., junto a un análisis del discurso social de diferentes prácticas cotidianas, teorías y opiniones acerca de la temática por parte de autores clásicos y contemporáneos. El análisis de contenido es una metodología cualitativa y cuantitativa en la cual, sin embargo, adquiere más importancia la primera, por cuanto permite investigar sobre la naturaleza del discurso. Se analiza con detalle cualquier tipo de comunicación humana, ya sea, oral, escrita, etc., y en este estudio principalmente la referida al análisis de textos, libros y artículos académicos de investigación. En el análisis de contenido se tienen en cuenta tanto los datos obtenidos como el analista que los procesa, el contexto de esos datos y la forma en que se divide o estudia la realidad dependiendo del investigador.

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El análisis de contenido nace por el siglo XVII con el estudio de periódicos. Luego, con la aparición de medios electrónicos de comunicación y especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, el análisis de contenido se aplica a numerosas disciplinas, mejorado por la aparición de técnicas de investigación sociológica más sofisticadas. Finalmente,

el análisis

de

contenido

es

una

técnica que trabaja con materiales

representativos, marcada por la exhaustividad y con posibilidades de generalización y, se utiliza en múltiples estudios (tesis, investigaciones, publicaciones, ponencias, etc.) que logran ofrecer inferencias a partir de datos esencialmente verbales, simbólicos o comunicativos. Así mismo, se utilizó un análisis de caso, tal cual el de la Primavera Árabe y cómo las Nuevas Tecnologías especialmente Internet repercutieron (y repercuten aún) en un eventual proceso de transición democrática o de hundimiento (Morlino, 1994: 133) del sistema. El análisis de caso consiste en un detallado de las relaciones entre diversas propiedades que se concentran en una sola unidad, siendo para Sartori no aplicable el método comparativo cuando se trata de un único caso. Algunos autores lo consideran una técnica complementaria y otros directamente un método. Se trata de la elección de un objeto de estudio, que puede ser un individuo, una colectividad, un sistema, un país, una política, etc. A este mismo estudio de caso se le pueden aplicar otras técnicas, también métodos, como el anterior análisis de contenido, que de hecho fue realizado de este modo descrito. Tras alguna literatura existente sobre el caso de la Primavera Árabe, se lo analizó de forma holística intentando comprender tal fenómeno desde el propósito que dirigió toda la Investigación. De este modo, el caso citado constituye, dentro de una tipología determinada, un estudio de caso instrumental, es decir, que cumple el rol de mediación para la comprensión de un fenómeno que lo trasciende, por oposición al estudio de caso intrínseco que adquiere preeminencia e interés por sí mismo. Se obtuvo de esta forma, vasta bibliografía reciente relacionada con la temática, de la cual en mayor precisión y dada la actualidad académica del tema, se presenta en artículos de investigación

científica,

simposios

o

congresos. Dicha

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bibliografía

se

conjugó


analíticamente articulándola con textos científicos que guiaron el estudio de grado de la Licenciatura en Ciencia Política. Los libros e investigaciones relacionados tratan fundamentalmente el impacto de Internet y de las Nuevas Tecnologías a nivel “Democracia”, y algunos pocos los relacionan con el poder, como el libro Comunicación y Poder de Manuel Castells o los análisis de Nikolás Rose acerca del gobierno del alma o las

políticas de vida. Por su parte, la descripción

crítica de la Primavera Árabe permitió entender los tópicos interrelacionados de ideología, discurso, bio-poder y hegemonía,

aplicando a la bibliografía

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existente

tales conceptos.


II. CAPÍTULO 1. Antecedentes y Marco Teórico 2.1 SOBRE EL PODER Y BIO-PODER 2.1.1 Concepciones generales acerca del poder Los análisis del poder constituyen un pilar fundamental básico tanto de la sociología como de la Ciencia Política clásica y moderna. Son numerosos los autores y diversas las corrientes teóricas que han tratado el tema, desde perspectivas marxistas, economicistas, hasta netamente culturales y sociales, y también en ámbitos diferentes, por citar, la política partidaria, las relaciones internacionales o la sociología del poder. Así mismo, ha recibido a lo largo de varios siglos, múltiples definiciones y significados, tanto desde corrientes tradicionales

como

la

norteamericana

o la europea como también desde teorías

latinoamericanas (e incluso orientales) en tanto subversión a la colonialidad del saber. Por tanto, puede hablarse de un término de carácter polisémico o más bien de diferentes apropiaciones teóricas, búsqueda de instalar un “sentido común” al respecto (siguiendo a Gramsci), expresiones contenidas en dispositivos. En fin, un concepto inmanente a las relaciones humanas. Desde la doctrina política clásica, la idea de poder ha estado ligada fundamentalmente a la capacidad de un sujeto o ciertos sujetos de imponer determinadas conductas, significados o ideas a otras personas. No escapan a esto palabras como mando y obediencia, imposición, fuerza, coacción, amenaza o acción. Podrían destacarse definiciones como las de David Easton (1957), para quien el poder se presenta como un fenómeno de relaciones no siendo algo que se posea; Raymond Aron (1968), por su parte, lo definirá como la capacidad de un individuo para determinar la conducta de otros; Lasswell y Kaplan (1950) considerarán al poder como la participación en la toma de decisiones en tanto proceso interpersonal; Max Weber (1993) “(propondrá) diferenciar poder de dominación o autoridad. Para este autor, el poder es la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social aún contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de su probabilidad (…) La dominación o autoridad es poder

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más legitimidad (entendida ésta como la coherencia entre las decisiones de poder y el sistema de valores de los que deben obedecerlas).” (Montbrun, 2010: 371)3 . Oponiéndose a esta última definición, Hannah Arendt (2010) dirá que el poder no es nunca una

propiedad

individual;

que

solo

puede

ser realmente

efectivo

si incluye

el

consentimiento de los gobernados; que pertenece al grupo y sobrevive solo en la medida en que el mismo permanece y finalmente que, la fuerza o violencia se utilizan cuando la autoridad fracasa. Para Arendt, “la forma extrema de poder es todos contra uno y la forma extrema de violencia es uno contra todos.” (Montbrun, 2010: 372)4 Ha habido también una estrecha relación de la acción interpersonal del poder en torno a unificaciones políticas individuales hacia sujetos que concentraron o concentrarían tal poder para formalizar los llamados “contratos sociales” que de algún modo acaban construyendo personalismos fuertes (representantes que garantizan tales contratos). En este último sentido, autores contractualistas (que hablan de ese contrato social y político entre gobernados y gobernante/s) como Tomas Hobbes, John Locke y Jean Jacques Rousseau, especializarán al poder como consenso de los gobernados, de esa denominada “voluntad

general”

(en términos

rousseaunianos)

o

como

medio

para

lograr

un

determinado fin/ventaja, tal cual Hobbes, dispuestos a romper con un “caótico” “Estado de Naturaleza” previo a la constitución de una “necesaria” sociedad civil. Un pacto que determinaba una cesión unilateral del poder individual para constituir Uno al cual todos obedecerían. Tal concepción de poder se encuentra inmersa en un contexto donde el absolutismo monárquico primaba, pero incluso uno en el que las revoluciones burguesas del siglo XVIII y la pretendida corriente de “constitucionalismo liberal”

no modificaron sustancialmente

esta idea de poder entendido como la capacidad de imponer decisiones y conductas a los considerados súbditos (futuros ciudadanos).

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Fras e extraída de Montbrun Alberto: Polis, Revis ta de la Univers idad Bolivariana, Volumen 9, Nº 25, 2010, p. 371 4 Ídem a. p. 372. Aquí también pueden apreciarse las definiciones de poder de lo s autores anteriormente citados . 15


Pero será con el marxismo que el poder empezará a estudiarse como un fenómeno sistémico o estructural y no como algo meramente interpersonal. Para Marx, el poder derivaría de las relaciones sociales de producción. Surgirán luego, en una cierta evolución teórica, marxistas posteriores y críticos también al marxismo tradicional u ortodoxo como Gramsci, quien aproxima el concepto de poder a ideas como las de dominación o hegemonía. 2.1.2 Poder en tanto hegemonía Al respecto, en este trabajo, se apropiará la concepción gramsciana de hegemonía y poder en tanto construcción política, social, económica y cultural. Laclau y Mouffe (1987) en Hegemonía y Estrategia Socialista, tras realizar una breve genealogía del concepto de hegemonía nacido como una marca expresando una ausencia histórica, de un sentido que uniese la lucha colectiva, de una contingencia, falla o grieta que era necesario superar, dirán que: “(…) con Grams ci, el nuevo término habrá de adquirir un nuevo tipo de centralidad que tras ciende s us us os táctico s o es tratégicos : <hegemonía> es ahora el concepto clave para la comprens ión del tipo mis mo de unidad exis tente en toda formación s ocial concreta.” (Laclau y Mouffe: 1987: 16)

Es importante también el concepto que se presenta de hegemonía partiendo de la Teoría del Discurso5 a través de David Howarth, -quien continúa los lineamientos de Laclau y Mouffe-,

expresando que, “la hegemonía sólo se logra cuando un proyecto o fuerza

política determina las normas y significados en una formación social dada” (Howarth, 2005: 133). Más tarde indica que, “el concepto de hegemonía se centra en quién es el que manda. O sea, se trata de qué fuerza política decide cuáles son las formas dominantes de conducta y significado en un contexto social dado” (Howarth, 2005: 133). Esta cita es pertinente a los fines de entender a las Nuevas Tecnologías como mecanismo discursivo

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Según palabras del propio Howarth: “A la teoría del discurso le interesa el papel que representan las prácticas e ideas sociales en la vida polí tica (en los fenómenos políticos). Analiza de qué manera los sistemas de significado o <discursos> configuran la comprensión que las personas tienen de sus propios roles sociales y cómo influyen en sus actividades políticas. Sin embargo, los discursos no s on ideologías en el sentido tradicional o estricto de la palabra (o sea, conjuntos de ideas a través de las que los actores sociales explican y justifican su acción social organizada). El concepto de discurso incluye en su marco de referencia todo tipo de prácticas sociales y políticas, así como instituciones y organizaciones.” (Howarth, cap. 6 La Teoría del Dis curs o. Biblioteca de Ciencias Sociales. Univers idad Nacional Mayor de San Marcos) 16


para trasladar a o lograr esa hegemonía en todo el mundo occidental y no occidental. Luego, Howarth (2005) advierte que: “(…) el funcionamiento de una lógica hegemónica (y prácticas hegemónicas ) pres upone la exis tencia de un campo s ocial cruzado por antagonismos y la dis ponibilidad de elementos ideoló gicos contingentes – o s ignificantes flotantes – que pueden articularse por medio de proyectos políticos opues tos que pujan por conferirles s ignificado.” (Howarth, 2005: 51/52)

En este sentido, las prácticas hegemónicas suponen un ejercicio del poder constante en tanto una fuerza política, con su debido proyecto político, pretende imponer su voluntad a otra fuerza o proyecto. También, en esa lucha de fuerzas se excluyen ciertas posibilidades de otros proyectos y de otros significados. Los significantes flotantes (concepto que tanto Laclau como Howarth toman de Derrida) como el de democracia o libertad mismos se encuentran en un espacio que necesita de articulación, -específicamente discursiva-, que les de coherencia y, en ese sentido, se concreta la hegemonía. Será el caso de la pretendida instalación de un modelo de democracia liberal avanzada (Rose, 1997) sobre el mundo árabe-africano. En la línea que se viene desarrollando, también para el sociólogo Pierre Bourdieu (2000) el poder se relacionaría a su aspecto simbólico (poder simbólico): “El poder s imbólico como poder de cons tituir lo dado por enunciación, de hacer ver y de hacer creer, de confirmar o de trans formar la vis ión del mundo, (…) no s e ejerce s ino él es reconocido, es decir, des conocido como arbitrario. Es to s ignifica que el poder s imbólico no res ide en los <s is temas s imbólicos > (…) s ino que s e define en y por una relación determinada entre los que ejercen el poder y los que lo s ufren, es decir, en la es tructura mis ma del campo donde s e produ ce y s e reproduce la creencia (…) en la legitimidad de las palab ras y de quien las pronuncia. El poder s imbólico, poder s ubordinado, es una forma trans formada (…) de las otras formas de poder.” (Bourdieu, 2000: 4/5)

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2.1.3 Poder como bio-poder Los análisis del bio-poder por su parte, remiten a tratamientos teóricos del siglo XVII y XVIII ya con la idea de aquellos autores contractualistas. Pero adquieren sistematicidad con Foucault, quien en uno de sus cursos de fines 1970 en el Collège de France comienza a disertar por primera vez acerca del término, acompañado de conceptos tales como los de bio-política

y

anatomo-política

(conceptos

posteriormente

desarrollados

los

años

siguientes). Dicho autor constituye el antecedente más directo y actual acerca del "poder sobre la vida" (Bio-Poder), de terminologías tales como dispositivos bio-políticos, gubernamentalidad y microfísica del poder. Para Foucault, toda relación de fuerzas es una relación eminentemente de poder. Éste circula (como en David Easton) a través de las relaciones sociales y se impregna en los cuerpos mismos de los sujetos constituidos subjetivamente al mismo tiempo por ese poder, uno que se ejerce sobre “sujetos libres” (que se crean ellos mismos en esa condición libertaria) y cuando es puesto en acción. El sujeto es sujetado por una relación de poder no percibida como tal. El cuerpo (en y con él) es en sí una estrategia bio-política, un mecanismo por el cual lo que en la especie humana constituye sus trazos biológicos fundamentales ingresa a la política, asociada ésta a un liberalismo que concibe y hace auto-concebir una libertad que no es tal y a una economía política en términos de administración “eficiente” de la vida. Tal administración es ejercida sobre un territorio que puede ser controlado, sobre el que se regula la vida biológica de la población por parte del Estado en tanto control demográfico, higiene pública, seguridad social y medios de subsistencia. Así, la racionalidad política actúa en un doble juego de individualización y totalización donde el poder debe ser estudiado (pues según Foucault no lo habría sido suficientemente) en tanto “mecanismos de poder” que permitirían garantizar posteriormente un “control social sobre sí mismo”, sobre un sujeto que puede y es segmentado mediante prácticas divisorias. (Foucault, 1979) La particularidad del análisis foucaultiano recae en que sin menospreciar el aspecto económico (intereses, relaciones de producción) -pues reconoce que la biopolítica nace al

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servicio de la acumulación capitalista-, perfila un concepto de poder que ya no se construye desde voluntades individuales representadas en una voluntad general, sino tal cual él lo explica, se construye en “las relaciones de poder (que) penetran en los cuerpos” (Foucault, 1979)6 : “Entre cada punto del cuerpo s ocial, entre un hombre y una mujer, en una familia, entre un maes tro y s u alumno, entre el que s abe y no s abe, pas an relaciones de poder que no s on la proyección pura y s imple del gran poder s oberano s obre los individuos; s on más bien el s uelo movedizo y concreto s obre el que es e poder s e incardina, las condiciones de pos ibilidad de s u funcionamiento. La familia, inclus o has ta nues tros días , no es el s imple reflejo, el prolongamiento del poder de Es tado; no es la repres entante del Es tado res pecto a los niños , del mis mo modo que el macho no es el repres entante del Es tado para la mujer. Para que el Es tado funcione es neces ario que haya del homb re a la mujer o del adulto al niño relaciones de dominación bien es pecíficas que tienen s u configuración propia y s u relativa autonomía. (…) En general, creo que el poder no s e cons truye a partir de voluntades (individuales o colectivas ) ni tampoco s e deriva de interes es . El poder s e cons truye y funciona a partir de poderes, de multitud de cues tiones y de efectos de poder. Es es te dominio complejo el que hay que es tudiar. Es to no quiere decir que el poder es independiente, y que s e podría des cifrar s in tener en cuenta el proces o económico y las relaciones de producción.” (Foucault, 1979: 157)7

Foucault pretende romper, por un lado, con esa tradición jurídico-liberal en donde la figura principal es el soberano, y por otro, con una corriente de reduccionismo económico de larga data muy presente. Por ello, se hace necesario presentar lo que Foucault entiende por política y relaciones de poder:

6

Son interes antes también los aportes realizados por Le Breton en Sociología del cuerpo , quien habla de las lógicas culturales y s ociales que impregnan los cuerpos , que en s u relación con el mundo cons truyen repres entaciones . La naturalidad, por citar, ges tual, no exis te, es s iempre una cons trucción. El cuerpo s e ha vuelto el límite entre el individuo o s ujeto y s u mundo exterior, una pos es ión, cons ecuencia de la cris is de legitimaciones de los ‟60 y años pos teriores. (Le Breton, 2012) 7 (Las relaciones de poder penetran en los cuerpos, Entrevis ta realizada por L. Finas en La Quinzaine Littéraire, nº 247, 1-15 enero 1977. Pp. 4-6. En Microfís ica del poder, s egunda edición, traducción de Julia Varela y Fernando Alvarez-Uría, Edis s a, 1979), pp. 157

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“Si es cierto que el conjunto de las relaciones de fuerza exis tentes en una s ociedad dada cons tituye el dominio de la política, y que una política es una es trategia más o menos global que intenta coordinar y darles un s entido a es tas relaciones de fuerza (…) (entonces ): La política no es lo que determina en última ins tancia (o lo que s obredetermina) las relaciones elementales y por naturaleza “neutras “. Toda relación de fuerza implica en todo momento una relación de poder (que es en cierto modo momentánea) y cada relación de poder reenvía, como a s u efecto, pero también como a s u condición de pos ibilidad, a un campo político del que forma parte. Decir que todo es político quiere decir es ta omnipres encia de las relaciones de fuerza y s u inmanencia en un campo político.” (Foucault, 1979: 157)8

Se recalca en este estudio la idea de poder sobre los cuerpos en sentido foucaultiano, pues se pretende, en un análisis posterior, determinar el impacto que las Nuevas Tecnologías poseen en términos de subjetividad (corporal), la cual para el mismo Foucault es una construcción social permanente. Este poder en sentido positivo, es decir, que busca dominar y regular los cuerpos (anatomopolítica) en tanto poblaciones, gestionar la vida (biopolítica), será lo que Foucault observará como dos importantes dimensiones del bio-poder. Para el autor aquí expuesto, el poder fue ejercido y analizado desde la Teoría de la Soberanía, la cual será refutada o en su caso complementada por la idea de un poder disciplinario nacido en los siglos XVII y XVIII: “La Teoría de la Soberanía es tá ligada a una forma de poder que s e ejerce s obre la tierra y s us productos mucho más que s obre los cuerpos y s obre lo que és tos hacen. Se refiere al des plazamiento y a la apropiación por parte del poder no del tiempo ni del trabajo, s ino de los bienes y de las riquezas. Permite trans cribir en términos jurídicos obligaciones dis continuas y dis t ribuidas en el tiempo; no permite codificar una vigilancia continua; permite fundar el poder en torno a la exis tencia fís ica del soberano, no a partir de los s is temas continuos y permanentes de control. La teoría de la s oberanía permite fundar un poder absoluto en el dis pendio abs oluto del poder, no permite por el contrario calcular el poder con un mínimo de dis pendio y un máximo de eficacia. 8

Ídem a.

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Es te nuevo tipo de poder que no puede ya trans cribirs e en los términos de la s oberanía es, creo, una de las grandes invenciones de la s ociedad burgues a . Ha s ido un ins trumento fundamental en la cons titución del capitalis mo indus trial y del tipo de s ociedad que le es correlativa; es te poder no s oberano, extraño a la forma de la s oberanía es el poder dis ciplinario.” (Foucault, 1979: 158)9

Sin embargo, tal cual lo advierte Foucault, dicho poder soberano en tanto Teoría de la Soberanía, ha permanecido como una ideología y como principio organizador de los grandes códigos jurídicos. En síntesis: se juega el ejercicio del poder entre los límites de un derecho de soberanía y una mecánica de la disciplina (Foucault, 1979)10 . Una disciplina que se ejerce en/sobre las instituciones entendidas como “espacios de poder” que habilitan discursos para direccionar comportamientos individuales y colectivos. En resumen, Foucault explica que “el análisis no (debe) hacerse en términos de derecho precisamente, sino en términos de tecnología, en términos de táctica y de estrategia, y es esta sustitución de un esquema jurídico y negativo por ot ro técnico y estratégico lo que (ha) intentado elaborar en Vigilar y Castigar y utilizar después en la Historia de la Sexualidad.” (Foucault, 1977: 157) Aquí, es menester destacar el pensamiento de Paula Sibilia (2005) quien escribe que, “en la sociedad contemporánea, marcada por cambios rápidos y constantes, imperan ciertas técnicas de poder cada vez menos evidentes, pero más sutiles y eficaces, pues permiten ejercer un control total en espacios abiertos” (Sibilia, 2005: 26). Y más tarde advierte que, “ahora se observa una transición del productor disciplinado (el sujeto de las fábricas) hacia el consumidor controlado (el sujeto de las empresas)”, de allí que, “las prácticas de resistencia de las sociedades disciplinarias11 hayan perdido buena parte de su efectividad, desde las huelgas y marchas hasta las más diversas acciones sindicales.” (Sibilia, 2005 :37) Ahora bien, para Foucault ese poder entendido como relación de fuerzas tiene un efecto en tanto saber y en tanto discurso: 9

Ídem a. p. 158 Véas e en el libro de Foucault Michel (2002) Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión, Siglo XXI, Buenos Aires 11 Sociedad dis ciplinaria s e entiende aquella en que las ins tituciones normalizan, dis ciplinan los cuerpos individual y colectivamente. 10

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“Lo que hace que el poder agarre, que s e le acepte, es s implemente que no pes a s olamente como una fuerza que dice no, s ino que de hecho la atravies a, produce cos as, induce placer, forma s aber, produce dis curs os; es precis o cons iderarlo como una red productiva que atravies a todo el cuerpo s ocial más que como una ins tancia negativa que tiene como función reprimir.” (Foucault, 1979: 182)12

Foucault versa de un concepto importante a los fines de esta investigación, tal cual es la idea de poder disciplinario, pero si bien la misma garantiza una anatomo-política, es decir, disciplinamiento del cuerpo, a posterior surge, si bien no como negación misma, una bio política, en la que ya no es el individuo en sí la figura principal sino la población. La idea central será regular y gestionar la vida de todos los individuos en tanto población en un cierto territorio sobre el que dominan dispositivos de seguridad. En este marco es que el Estado dará inicio a una estadística de control de natalidad, mortalidad, enfermedades y demás, datos imprescindibles para gestionar su objeto de tratamiento. En tal contexto, los dispositivos bio-políticos serán entendidos como los medios que el gobierno en tanto Estado utilizará para dicha gestión poblacional. 2.1.4 Poder en tanto gubernamentalidad Al respecto, se hace pertinente la mención importante de un concepto trabajado por Foucault: el de la gubernamentalidad (y la gubernamentalización del Estado): 12

Sin embargo, es pertinente res catar la objeción que Mauro Benette (2013), inves tigador del Conicet, realiza al res pecto, argumentando que, “a pes ar de que Foucault pos tuló un funcionamiento productivo de las relaciones de poder, mantuvo una mirada netamente repres iva s obre el derecho” (en el mis mo s entido lo concibe Boaventura de Sous a Santos , 2003). Benette des cribe a Fou cault quien habla de un poder dis ciplinario que dis ciplina los cuerpos mediante ins tituciones de encierro (tales como la familia, la es cuela, eventualmente (y hoy cons tantemente) el hos pital y la cárcel (ins titución és ta por excelencia en cuanto a encierro), con la ayuda de dis pos itivos de vis ibilización que permiten “normalizar” y controlar a los individuos . Podría hablars e quizás también de la red como una nueva ins titución de encierro (la cas a, el cyber) o como un control total en es pacios abiertos. (Sib ilia, 2005) Para Foucault, las relaciones de poder crean s aber y es tos controles dis ciplinarios crearon s u propio s aber, s u propio inclus o régimen de verdad, para producir “cuerpos dóciles “. Sin embargo, tal producción, tal poder que no s e tiene s ino que s e ejerce, que pos ee como blanco al cuerpo y no concentra el poder en un único individuo s oberano, que debe s er analizado no como repres ión s ino como algo pos itivo, que induce, parece s egún el autor que objeta, que llegó a todos los ámbitos s ociales menos a l de la ley, és ta s implemente exis te en términos de prohibición. Como fundamentación, Benette propone res catar que la idea de Panóptico que Foucault retoma de Bentham para explicar el control dis ciplinario, nace de un proyecto mis mo de ley (publicado en 1971 para avanzar hacia reformas penales en la Inglaterra de aquella época). Inclus o, advierte que el modelo de la pes te (que dividía y vigilaba a la ciudad) que vendría a reemplazar al modelo de la lepra (en donde el lepros o era directamente excluido), tendría como bas e organizacional las normativas vigentes promoviendo el “operativo de prevención”.

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“Con

la

palabra

Gubernamentalidad

quiero

decir

tres

cos as.

Por

gubernamentalidad entiendo el conjunto cons tituido por las ins tituciones , los procedimientos , los anális is y reflexiones , los cálculos y las tácticas que permiten ejercer es ta forma tan es pecífica, tan comple ja, de poder, que tiene como meta principal la población, como forma primordial de s aber, la economía política, y como ins trumento técnico es encial, los dis pos itivos de s eguridad. En s egundo lugar, por gubernamentalidad entiendo la tendencia, la línea de fuerza que, en todo Occidente, no ha dejado de conducir, des de hace muchís imo tiempo, hacia la preeminencia de es e tipo de poder que s e puede llamar el “gobierno” s obre los demás : s oberanía, dis ciplina; lo que ha comportado, por una parte, el des arrollo de toda una s erie de aparatos es pecíficos de g obierno, y por otra, el des arrollo de toda una s erie de s aberes . Por último, creo que por gubernamentalidad habría que entender el proces o o, más bien, el res ultado del proces o por el que el Es tado de jus ticia de la Edad Media, convertido en los s iglos XV y XVI en Es tado adminis trativo, s e vio poco a poco “gubernament alizado.” (Foucault, 2007: 213)

Por una parte, es importante recordar la primera acepción que el francés realiza en esta definición, delimitando los tres elementos que menciona: como meta la población, como saber la economía política y como instrumento los dispositivos de seguridad. Estos componentes primarios de la gubernamentalidad permitirán realizar a posteriori un análisis del poder de las Nuevas Tecnologías en la sociedad actual. En tanto gubernamentalidad, Alejandro Medici (2011) en Malestar en la cultura jurídica, retomando al último Foucault (el de la gubernamentalidad, la biopolítica y las tecnologías del yo)13 , define junto a él los dispositivos de poder: “una retícula de saberes, poderes, disciplinas, normas morales y jurídicas, reglas, trozos y retazos de discursos de distintos géneros, articulados de forma estratégica y flexible para responder a la necesidad de producir efectos de poder” (Medici, 2011: 60). Para este autor, la clave de relectura del pensamiento foucaultiano radica en la cuestión de la subjetividad, “la historia de los diferentes modos de subjetivación de los seres humanos en la cultura occidental” (Medici, 2011: 61), por supuesto haciendo referencia a esa “ontología del presente” de la que

13

Se s uele periodizar con frecuencia la obra de Michel Foucault en tres etapas : 1- la arqueológica (des cripción his tórica de los s aberes y regímenes de verdad que nos cons tituyen como objetos de conocimiento; 2- la genealógica (identificar los dis pos itivos y los dis curs os que producen efectos de poder y que como s ujetos nos s ujetan) y 3- la biopolítica (s u tens ión entre poder y libertad, es pecialmente las técnicas que producen subjetividad). Son etapas que van integrándose reagrupando su anterior.

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versaba Foucault, buscando más bien las discontinuidades y rupturas en la historia más que las continuidades y linealidades. A tal efecto, Medici afirma: “Surge entonces para Foucault la ambivalencia de la s ubjetividad moderna, por una parte, la mis ma s ignifica s u jetamiento a dis pos itivos de po der, por otra parte, proces os de cons trucción de s ubjetividad, de s ubjetivación. Para Foucault, és tos últimos s on el ámbito de las llamadas tecnologías del yo, del cuidado de s í mis mo, que eran agónicas res pecto a la gubernamentalidad y s us dis pos itivos , y que eventualmente podrían s er (b ajo circuns tancias no dadas a priori ni por leyes his tóricas ), antagónicas y de res is tencia a la mis ma. Las tecnologías del yo os cilan, entonces , s egún los cas o s , entre un déficit de s ubjetivación y un exces o de s ujeción a los dis pos itivos de poder, por un lado, y un exces o de s ubjetivación y por lo tanto, la res is tencia a la s ujeción de los dis pos itivos de poder, del otro .” (Medici, 2011: 60)

Luego de este breve análisis con respecto a la subjetividad, de esta idea de “sujetos sujetados”, de las “tecnologías del yo” como mecanismos de resistencia al poder, Medici menciona tres gubernamentalidades: a) la liberal: en tanto conducción de las conductas de formas indirectas, de modo tal que la acción directa del Estado se reduce a lo mínimo indispensable y se invisibiliza al máximo posible.

Mediante esa acción

indirecta, a distancia, se coordina la autonomía de los gobernados, en esta idea de que se “cuiden a sí mismos”; b) la social: en un contexto de Estado de Bienestar y de ciudadanía social, la subjetividad se modifica en tanto los individuos son sujetos con necesidades a satisfacer mediante la cobertura de bienes sociales como la salud o la educación. Aquí, “los mecanismos de seguridad social descansaban (descansan) en vínculos de solidaridad o dependencia mutua con una gran visibilidad del Estado en la gestión.” (Medici, 2011: 69) c) la neo-liberal: que es una gubernamentalidad constructivista; fabrica o crea una realidad que ya no es la natural del liberalismo clásico. De este modo, en el marco del neo-liberalismo con su retirada del Estado pero

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bajo un Estado fuerte propugnando ese “apartamiento”, éste crea las condiciones para el despliegue de dicha gubernamentalidad. 2.1.5 Poder como Verdad Por otra parte, es menester rescatar la idea de Verdad en Foucault, pues servirá a fin de determinar qué tipo de verdad se pretende instalar socialmente con el uso de las Nuevas Tecnologías. Para Foucault, la verdad no está fuera del poder, “cada sociedad tiene su régimen de verdad, su política general de la verdad: es decir, los tipos de discursos que ella acoge y hace funcionar como verdaderos; los mecanismos y las instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos o falsos, la manera de sancionar unos y otros” (Foucault, 1979: 187). Es decir, “la verdad está ligada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que induce y que la acompañan. Régimen de la verdad.” (Foucault, 1979: 189) Si bien para Foucault todo poder tiene un contrapoder, una resistencia al mismo, individual en caso

de la

l lamada “sociedad disciplinaria” o colectiva

para la “sociedad de

control”14 , si es que es posible hacer la mencionada distinción, advierte a la hora de oponerse a la hegemonía constituida y del papel político esencial para el intelectual, que: “(…) el problema no es cambiar la conciencia de las gentes o lo que tienen en la cabeza, s ino el régimen político, económico, ins titucional de la producción de la verdad. No s e trata de liberar la verdad de todo s is tema de po der ya que la verdad es ella mis ma poder, s ino de s eparar el poder de la ve rdad de las formas de hegemonía (s ociales , económicas , culturales ) en el interior de las cuales funciona por el momento (…) La cues tión política, en s uma, no es el error, la ilus ión, la conciencia alienada o la ideología; es la verdad mis ma .” (Foucault, 1979: 189).

14

Sociedad de control (Guilles Deleuze) es aquella en donde el control s e garantiza con la mis ma s ujeción de los s ujetos , controlándos e entre s í mis mos , “aquella sociedad (que se desarrolla en el extremo más lejano de la modernidad, abriéndose a lo posmoderno) en la cual los mecanismos de comando se tornan aún más democráticos, aún más inmanentes al campo social, distribuidos a través de los cuerpos y las mentes de los ciudadanos (…) una s ociedad que “puede ser caracterizada por una intensificación y generalización de los aparatos normalizadores del disciplinamiento (…) pero, en contraste con la disciplina, este control se extiende muy por fuera de los sit ios estructurados de las instituciones sociales, por medio de redes flexibles y fluctuantes.” (Hardt y Negri, 2000: 17)

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Esta cita es a los fines de perfilar si existe algún modo de escapar a la subjetividad que las NTICs construyen continuamente. Puede verse aquí que Foucault intenta apartarse del análisis netamente marxista aunque partiendo de él, pues el autor mismo ha manifestado que no citar a Marx no significa no hablar de él, pues en la “muerte del autor” el intelectual piensa a partir de otros que ya pensaron. Para el filósofo, la ideología no es lo principal sino la verdad. Dicha verdad puede también entenderse como ideología en tanto sistema cognitivo y sistema social (Van Dijk, 1980: 37). 2.1.6 Algunas breves discusiones sobre el bio-poder Diversos son los autores que partiendo de la categoría de bio-poder han expresado su pensamiento con respecto al mismo, las más de las veces dentro de discusiones “epocales”. Tras entender que del paso del paradigma de la soberanía (con derecho de dejar vivir y hacer morir) a un paradigma del bio-poder (hacer vivir, dejar morir, no solo física sino social y psicológicamente desde un sentido de exclusión del “sistema productivo”), donde la vida entra en el entramado político gubernamental, Espósito (2012) le dirá a Foucault que no explica claramente cómo ese poder de hacer vivir (biopolítica) puede transformarse en un hacer morir también (Guerra de razas, Foucault, 1976), es decir, en tanatopolítica. Para esto, Espósito propone la categoría de inmunidad o inmunización. Con la misma pretende integrar este pasaje para explicar cómo una política de la vida puede llevar a promover una política de la muerte, tal el caso del nazismo, que para permitir que la población o cuerpo colectivo de una “raza superior” sobreviva es necesario practicar la mutación de aquella parte de la sociedad que no permite que esa raza se extienda a toda la sociedad como un único sujeto; realizar una higiene y una inmunización en tanto analogía con el organismo humano: para curar una parte del cuerpo (pueblo alemán) era necesario amputarla (judíos). Por tanto, para hacer vivir a una parte de la sociedad (bio -poder) se tornaba

imprescindible

hacer

morir

a

otra

(tanatopolítica),

es

decir,

la

fórmula

comprendería “hacer morir y hacer vivir”. En otro punto controversial, Agamben (2012) dirá que la separación entre soberanía y biopoder, si bien Foucault habla de una complementación o extensión de la segunda en relación a la primera, no es correcto, pues el bio-poder (en tanto poder sobre la vida) ha

26


existido siempre, ya sea mediante la Inquisición o quemando a brujas, homosexuales, locos, etc. El autor procura un juego de unión entre ambos paradigmas y no su tajante dicotomía. Para él, sería un estado de excepción el vínculo entre soberanía y biopolítica.15 Para otro autor, Nikolás Rose (2012), quien continuando el análisis de Foucault lo lleva a la práctica mediante la ejemplificación y búsqueda de casos a un nivel más de tipo biomédico, molecular, de neuropolítica (Rose, 2012), enfocándose mayormente en el período que abarca a y desde la Segunda Guerra Mundial con la aparición de las disciplinas o técnicas “psi”16 , define al bio-poder como una perspectiva: “Antes que un concepto, el bio -poder es una pers pectiva; s itúa en el campo de vis ión una variedad de intentos más o menos racionalizados , llevados a cabo por diferentes autoridades , de intervenir en las caracterís ticas vitales de la exis tencia humana: los s eres humanos –individual y colectivamente – concebidos como criaturas vivas que nacen, maduran , habitan un cuerpo que es pos ible mejorar y entrenar, y luego enferman y mueren .” (Ros e, 2012: 126)

Rose, quien también habla acerca de un gobierno del alma (Rose, 1990) en esta idea de controlar la subjetividad, los cuerpos y las mentes (quizás no en una visión de dualidad) para dirigir sus acciones en favor de un cierto sistema de poder dominante, extenderá el análisis foucaultiano y hablará de bio-medicina o bio-economía17 . Al respecto, Óscar Useche dirá que, “el capitalismo cognitivo es acumulación bio-económica“(Useche, 2012: 252) y citando a Fumigalli concluirá que, “el acto de acumulación presupone la existencia de un dispositivo de poder sobre las actividades existenciales con el fin de transformarlas en relaciones económicas productivas.” (Fumigalli, 2010: 260 – Useche, 2012: 253)

15

Para un anális is más exhaus to de la comparación entre Foucault, Es pós ito, Agamben, véas e el libro de Díaz Es ther (2012): El poder y la vida: modulaciones epistemológicas, Buenos Aires, Editorial Biblos 16 La guerra como un es pacio de experimento de las técnicas de lo ps icológico. 17 Aplicación del poder y la mercantilización a la vida y la naturaleza, a todas las relaciones s ociales. Lo mis mo vale para el ámbito médico en tanto bio -medicina, que s i antes trataba con los anormales ahora trabaja con la “normalidad”, con “tecnologías de optimización” en tanto pueden modificar la s ubjetividad humana mutando la compos ición genética en un tipo de “yo neuroquímico”, inclus o de una “ciudadanía biológica” . (Ros e, 2012)

27


Sin embargo, Rose advierte que la vida se ha tornado una política de la vida en sí (Rose, 2012: 25), en donde es el nivel molecular el que entra en la biopolítica como objeto de esa vida: “En la medida en que los s eres humanos empiezan a experimentarse de nuevos modos en cuanto criaturas biológicas , como yoes biológicos , s u exis tencia vital s e vuelve foco de gobierno, objeto de nuevas formas de autoridad y conocimiento es pecializado, campo intens amente caracterizado de conocimiento, territorio en expans ión para la explotación b ioeconómica, principio organizador de la ética y eje de una nueva política molecular.” (Ros e, 2012: 27)

En tanto vida en sí o política vital (Rose, 2012) la misma durante los siglos XVIII y XIX habría sido para Rose una política de la salud (tasas de natalidad y mortalidad, enfermedad y epidemias, cementerios, vigilancia del control del agua y alimentos) pero la política vital de este siglo “no se encuentra (encontraría) delimitada por los polos de la salud y la enfermedad ni se centra (centraría) en eliminar patologías para proteger el destino de la nación. Antes bien, se ocupa (ocuparía) de nuestra capacidad, cada día mayor, de controlar, administrar, modificar, redefinir y modular las propias capacidades vitales de los seres humanos en cuanto criaturas vivas.” (Rose, 2012: 25) En síntesis: “vigorizados por la búsqueda de biovalor, han nacido nuevos vínculos entre verdad y capitalización, entre la demanda de valor para el accionista y el valor humano que entraña la esperanza de cura y de condiciones de vida óptimas. Se ha delineado un nuevo espacio económico – la bioeconomía- y una nueva forma de capital, el biocapital.” (Rose, 2012: 31). Para Rose “las estrategias liberales de gobierno dependen de una serie de dispositivos que prometen crear individuos que se gobernarán a sí mismos.” (Rose, 1997: 27). El lazo se encontraría de acuerdo al autor mencionado entre el liberalismo (que procura una autorregulación) y el Estado intervencionista, en un contexto pos Estado de Bienestar, en el que aparecen un mercado, una sociedad civil y ciudadanos que se proclaman libres y con derechos. Esta autorregulación que pareciese opuesta a una administración total de la vida desde el Estado, en verdad se complementa en el sentido de que el Estado Liberal procurará que los individuos se autogobiernen (dando como resultado o entendiendo así el

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paso

del liberalismo al neo-liberalismo),

diluyendo

la división clásica liberal de

“público/privado”. De este modo: “Los dos polos aparentemente no liberales de <poder s obre la vida> que identificó Foucault – las dis ciplinas del cuerpo y la <biopolítica> -, encuentran as í un es pacio en el interior de los programas liberales de gobierno, un gobierno que depende cada vez más de los medios para hacer inteligibles y practicables es tas condiciones vitales para la producción y el gobierno de un Es tado de ciudadanos libres .” (Ros e, 1997: 26)

Entre varios de sus aportes, Rose (1997) identificará desde una perspectiva de gobierno cuatro rasgos del liberalismo: 1- una nueva relación entre gobierno y conocimiento; 2- una nueva definición de los sujetos de gobierno, en cuanto sujetos activos que participan en su propio gobierno; 3- una relación intrínseca con la autoridad de los expertos (experticia); y 4- un cuestionamiento continuo de la acción del gobierno. 18 Puede establecerse una relación de algunos de los puntos anteriormente enumerados con las Nuevas Tecnologías en la línea de que ese cuestionamiento (punto 4) hará que se fomente un aumento de las vías de comunicación entre gobierno y sociedad civil como forma de trasparencia y control a esa autoridad deslegitimada; y la relación de ese gobierno con la técnica o el conocimiento (punto 1), paradigma del nuevo modo de producción posfordista19 , propiciará un gobierno tecnocrático y el uso de las TICs será con este perfil: serían los expertos los que sabrían el modo de resolver los problemas sociales mediante el uso de tecnologías, pero paradójicamente las mismas estarían siendo constantemente apropiadas por la sociedad. Entonces, la idea desde el “gobierno de los expertos” (resabios del neo-liberalismo de los años ‟80 y ‟90) será cooptar ese “general intelect… (como)… el saber social devenido principal fuerza productiva”, el caso de la socialización extralaboral (Virno, 2003: 95).

18

Para leer en más detalle es tos ras gos, véas e El Gobierno en las democracias liberales avanzadas: del liberalismo al neo -liberalismo. Nikolás Ros e (1997) en Archipiélago, Cuadernos de Crítica de la Cultura 29. La Epidemia Neoliberal, pp. 27/29 19 bas ado en la productividad que remite el conocimiento, la innovación y la “fábrica” es parcida en una l ógica no nacional o local.

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Por otra parte, Virno (2003), en Gramática de la Multitud, le dirá a Foucault que el cuerpo se ha tornado objeto del poder, de la política, pues es el sustento físico de la fuerza potencial de trabajo: “El origen no mitológico de aquél dis pos itivo de s aberes y poderes que Fo ucault llama biopolítica debe ras trears e, s in dudas, en el modo de s er de la fuerza de trabajo. La importancia práctica que as ume la potencia en cuanto potencia – el hecho de que ella s ea comprada y vendida en cuanto tal – es ins eparable de la inmediata exis tencia corpórea del obrero: he aquí el fundamento efectivo de la bio-política… (…) ¿Por qué la vida como tal es tomada bajo cus todia y controlada? La res pues ta es unívoca: porque ella es el s us trato de una facultad, la fuerza de trabajo, que ha as umido el carácter de mercancía. Aquí no es tá en cues tión la productividad del trabajo pues ta en acto, s ino la intercambiabilidad de la potencia de trabajar.” (Virno, 2003: 85)

Más tarde expresa: “No es precis o creer, por lo tanto, que la biopolítica comprenda en s í mis ma, como s u articulación particular, la ges tión de la fuerza de trabajo. Las cos as indican más bien lo contrario: la biopolítica es s olo un efecto, una reverberación, una articulación de aquél hecho primario, his tórico y filos ófico al mis mo tiempo , que cons is te en la compraventa de la potencia en cuanto potencia. Hay biopolítica allí en donde adviene en primerís imo primer plano, en la experiencia más inmediata, aquello que tiene que ver con la dimens ión potencial de la exis tencia humana.” (Virno, 2003: 86)

En otros aspectos, Virno también aporta a esta investigación al hablar de la ya nombrada “socialización extralaboral” (una que se adquiere sobre todo fuera del trabajo) pues las Nuevas Tecnologías serán un método más para adquirir habilidades técnicas en el modelo de producción post-fordista donde el “tiempo libre” mismo es parte de la organización del trabajo. También esta idea de situación emotiva de la multitud post-fordista: “La s ituación emotiva de la multitud pos t -fordis ta es tá caracterizada por la inmediata coincidencia entre producción y eticidad , es tructura y s uperes tructura,

30


cambios revolucionarios en el proces o laboral y s entimientos , tecnologías y tonalidades emotivas , des arrollo material y cultura .” (Virno, 2003: 87)

Por último, Hardt y Negri (2000) en Imperio, aplican el análisis del bio-poder de Foucault a su concepción de Imperio. Rescatan la importancia de la producción dentro del proceso bio-político de constitución social. Destacan en Foucault el haber reconocido que la biopolítica nace al servicio de la acumulación capitalista del Estado Moderno (posterior al Antiguo Régimen), la advertencia del actuar del bio-poder sobre una pluralidad, a diferencia de la unidimensionalidad del proceso descrito por Marx, agregándole elementos culturales, políticos, etc. al análisis, pero le critican el estar permaneciendo en lo que los autores llaman una epistemología estructuralista20. En sí, lo que Hardt y Negri le critican a Foucault es que “no logra aprehender, en suma (…) las dinámicas reales de la producción en la sociedad bio-política.” (Hardt y Negri, 20: 2000) De este modo, si bien diferentes autores como los citados pretenden habitar posibles grietas que el pensamiento foucaultiano supuestamente posee para ellos, es menester indicar que muchas de las objeciones que se le plantean suelen provenir de las mismas corrientes neomarxistas antes expuestas (Virno, Hardt y Negri), pues parece que para Foucault las relaciones de producción no tienen la trascendencia que en los análisis marxistas sí poseen. Sin embargo, esto es un error debido que Foucault no hace caso omiso a las fuerzas económicas sino que plantea redirigir el debate concerniente al poder a su aspecto productor de subjetividades, de cuerpos, a su acción maleable y disciplinar que logra hacer efectivamente que esas relaciones económicas de producción sean de mayor eficiencia en términos estratégicos, pero las cuales a su vez producen mecanismos, dispositivos y saberes que trascienden esas mismas condiciones materiales de producción como efectos de poder. Resumiendo, es menester rescatar la idea central de entender al poder como bio-poder: “El poder (Foucault 1978/1998) no es s olo aquello que nos impide s er de una manera, s ino que nos produce y nos cons truye de una forma determinada. En es te

20

Por epis temología es tructuralis ta, Hardt y Negri entienden: “la reinvención de un análisis funcionalista en el campo de las ciencias humanas, método que, efectivamente, sacrifica la dinámica del sistema, la creativa temporalidad de sus movimientos y la sustancia ontológica de la reproducción cultural y social.” (Hardt y Negri, 2000: 20)

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cas o el dis ciplinamiento del cuerpo s e corres pondería con una vida norrmalizada futura, la cual es percibida como la “parte buena” del control. En es te s entido los regímenes de poder actúan a través de prácticas que nos cons tituyen s ubjetivamente, permitiendo tanto la emergencia de elementos de s ujeción, como de s ubjetivización y de fortalecimiento.” (Mortero, 2003)

2.2 CORRIENTE CRÍTICA Desde la Teoría Crítica, que parte del supuesto de cuestionar la sociedad actual entendiendo teoría como una forma de la práctica misma en tanto cambio social y modificación de las condiciones históricas que crean dicha teoría, se toman los análisis efectuados por Marcuse, representante de una segunda ola de pensamiento de la renombrada Escuela de Frankfurt21 . En el encuadre de un capitalismo avanzado donde El hombre unidimensional (Marcuse, 1985) se vuelve impotente y oprimido de una forma más compleja que la percibida por autores como Adorno o Horkheimer, autores de la primera ola de la citada Escuela. La lucha por la emancipación es subsumida cada vez más a leves mejoras “económicas” o de “calidad” en las condiciones de vida (mejor salario y no a la conflictividad inherente en la relación capital-trabajo, por ejemplo). Su esencia será la crítica capitalista, incluso superadora de la visión marxista-hegeliana, pues el pensamiento crítico replantea en términos modernos las obras de Marx, Hegel y Freud. Desde esta perspectiva teórica, más visión de mundo que corpus de ideas stricto sensu, se intentará reflexionar en un nivel preliminar acerca del papel que la tecnología juega en las 21

Se conoce como Es cuela de Frankfurt a un grupo de inves tigadores que reconocen ideas de Marx, Hegel y Freud, y que formaron la corriente llamada Teoría Crítica, tras funda r en Frankfurt (Alemania) en 1923 el Ins tituto de Inves tigación Social. Tuvieron mayor repercus ión luego de la Segunda Guerra Mundial, aunque fueron una cons ecuencia de los acontecimientos que des de la década de los años veinte s e iniciaban en Europa. Ya en los años ‟30 con el as cens o del Nazis mo, la Es cuela propiamente dicha, en s u génes is , s erá dirigida por Max Horkheimer. Ante aquella citada coyuntura, el exilio de s us miembros y la experiencia de la s ociedad norteamericana (pos t-indus trial) cons olidarán un es píritu más crítico a la teoría s obre una reflexión global de la s ociedad burgues a-capitalis ta. Por la década del ‟60, varios retornarán a Alemania mientras que algunos no (como Marcus e) y s erá la etapa de grandes obras fundamentales de la Es cuela. Algunos autores coinciden en ubicar una Teoría Crítica Clás ica con Horkheimer, Adorno y Marcus e, y una impronta neo-frankfurtiana en los años ‟70 con Habermas , Offe, Wellmer, Schmidt, Negt, entre otros . Sin embrago, aquí s e cons idera a Marcus e dentro de u na “s egunda ola” (continuación de la fundada por los primeros autores de la Es cuela) s uponiendo una crítica más profunda de las s ociedades liberales avanzadas (Ros e). Y tal vez Habermas dentro de una “tercera ola”.

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vidas de los individuos y en la constitución como sujetos sociales "socializados". Y es que la tecnología, precisamente, exige una reestructuración del entorno o ambiente, inserto este en un determinado marco ideológico. 2.2.1 La perspectiva de Marcuse El tópico "Ideología" comienza a ser estudiado científicamente con el marxismo. Éste, si bien no da origen a la palabra misma, la opone o “supera” a los tradicionales conceptos de Ideología como corpus de ideas, para lo cual dará su definición argumentando que representa en verdad el sustento "teórico-cultural" del capitalismo, una "falsa conciencia". Sin embargo, dejando de lado esta conceptualización, se tomará la perspectiva iniciada con la Escuela de Frankfurt,

en los términos que los planteara Marcuse. Esto así porque tal

autor efectúa una relación entre tecnología e ideología pertinente para el objetivo de la investigación. Para Marcuse (1985), como una de sus tesis centrales, la tecnología en sí misma es ideología: “Hoy, la dominación s e perpetúa y s e difunde no s ólo por medio de la tecnología s ino como tecnología, y la última provee la gran legitimación de poder político en expans ión, que abs orbe todas las es feras de la cultura. En es te univers o, la tecnología provee la gran racionalización para la falta de libertad del hombre y demues tra la impos ibilidad “técnica” de s er autónomo, de determinar la propia vida. Porque es ta falta de libertad no aparece ni como irracional ni como política, s ino más bien como una s umis ión al aparato técnico que aumenta las comodidades de la vida y aumenta la productividad del trabajo. La racionalidad tecnológica, protege as í, antes que niega, la legitimidad de la dominación y el horizonte ins trumentalis ta de la razón s e abre a una s ociedad racionalmente totalitaria.” (Marcus e, 1985, 186)

Marcuse ve la tecnología en su aspecto negativo, como un “proyecto histórico” oculto o constructor, un dominio que se impregna a priori en la formación de la técnica. Ésta puede ser utilizada “indistintamente” en tanto usos sociales, pero éstos deben estar dentro de sus posibilidades técnicas. Además, la pretendida “neutralidad” es también un proyecto histórico que remite a una cierta época en que se decide instalarla como discurso político, y remite a un modo de producción social. Marcuse (1985), siguiendo a Marx, dirá que éste

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último ya había iniciado el tema bajo su verso “el molino de brazo con el señor feudal, el molino de vapor con el capitalismo industrial”. Ahora bien, Foucault no menosprecia el papel del “azar” en la historia, dejándole su espacio propio de acción. Entonces, ¿cómo compatibilizar este azar de técnicas (surgidas muchas veces no de aparatos políticos centralizados y actuantes sobre problemas globales o generales sino a través de otras instituciones e individuos como médicos, clérigos, maestros, etc. sobre cuestiones locales y puntuales que luego serán extendidas a nuevas formas de pensamiento de la autoridad con respecto a la población) con un proyecto histórico, inmanente quizás una determinada clase dominante? El punto de nexo debiese pasar por la idea de que tales instituciones y sus “cuadros intelectuales-políticos” han sido y son “aliados” a un cierto modo de producción, hoy capitalista, y su actuación correspondería a un bio-poder asociado a tal modelo productivo. En nombre de la racionalidad (desde la racionalización de Max Weber), lo que se impone es una determinada forma de oculto dominio político (Marcuse, 1985). Entonces, “cuando la técnica llega a ser la forma universal de la producción material, circunscribe toda una cultura, proyecta una totalidad histórica: un <mundo>.” (Marcuse, 1985: 181) Esta definición marcusiana permite describir las Nuevas Tecnologías como un proyecto que enmascara una dominación política y económica. Por otra parte, tal cual lo recalca Habermas (1986) en su libro Ciencia y técnica como ideología, “suponiendo que en el a priori material de la ciencia y de la técnica se encierra un proyecto del mundo determinado por intereses de clase y por la situación histórica (…) entonces no cabría pensar una emancipación sin una revolución previa de la ciencia y la técnica mismas.” (Habermas, 1986: 59) Para Marcuse, la sociedad industrial avanzada ha ido reemplazando la dependencia personal (valga aquí, al soberano de Foucault) por la dependencia al orden objetivo de las cosas (instituciones, poder disciplinario, poder de control), pero esto es resultado de la dominación, de una “organización equivocada de la sociedad” (Marcuse, 1967: 172) que convirtiéndose en totalitaria (tal cual el uso mundial de las Nuevas Tecnologías) en sus bases internas, rechaza las alternativas, y con la ayuda de la ciencia y la técnica como

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“racionales” ha “proyectado y promovido un universo en el que la dominación de la naturaleza ha permanecido ligada a la dominación del hombre” (Marcuse, 1967: 193). Para Marcuse, esa supuesta objetividad moderna como orden racional de cosas no sería más que un proceso político mismo que incluiría la anotación anterior de Habermas: “La naturaleza comprendida y dominada científicamente, reaparece en el aparato técnico de producción y des trucción que s os tiene y mejora la vida de los individuos al tiempo que los s ubordina a los dueños del aparato. As í, la jerarquía racional s e mezcla con la s ocial. Si és te es el cas o, el cambio en la dirección del progres o, que puede cortar es te lazo fatal, afectará también la mis ma es tructura de la ciencia: el proyecto científico (…) Cons ecuentemente, la ciencia llegaría a conceptos es encialmente diferentes s obre la naturaleza y es tablecería hechos es encialmente diferentes . La s ociedad racional s ubvierte la idea de Razón.” (Marcus e, 1967: 194)

Resaltando que para Marcuse la Razón, como forma de pensar, de conducta, es necesariamente dominación, y que la ciencia es en sí el sustento tecnológico-cognitivo del post-fordismo actual (modo de producción ya no basado en la cadena de montaje y todo lo que ello implica a nivel laboral, social, cultural, etc.), se asiste a una modificación de la naturaleza humana misma. Pero esta naturaleza se toma aquí, en el sentido que manifiesta la filósofa de corriente foucaultiana Beatriz Preciado cuando expresa: “La naturaleza humana es un efecto de tecnología s ocial que reproduce en los cuerpos, los es pacios y los dis curs os la ecuación naturaleza=heteros exualidad. El s is tema heteros exual es un aparato s ocial de producción de feminidad y mas culinidad que opera por d ivis ión y fragmentación del cuerpo: recorta órganos y genera zonas de alta intens idad s ens itiva y motriz (vis ual, táctil, olfativa…) que des pués identifica como centros naturales y anatómicos de la diferencia s exual.” (Preciado, 2011: 17)

La temática de la naturaleza humana, que no escapa a un pensamiento filosóficoesencialista, de una modificación genética que mute la propia subjetividad (Rose, 2012) y el de la sexualidad misma que la autora menciona como intrínseca a esa naturaleza, merecen aquí su acotación, pues Marcuse mismo ha descrito esta idea de la cosificación y de un individuo que se ha visto coaccionado a organizar su sexualidad en la esfera

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puramente genital, pues el resto del cuerpo ha pasado a formar parte de la organización del trabajo. La idea de división social del trabajo de acuerdo

a la condición sexual (genital) revela

cómo el poder impregna los cuerpos, los dosifica. De allí que quizás el aspecto fundamental a estudiar en Foucault sea la noción de sexualidad misma, pues es el punto donde toda la bio-política se manifiesta intensamente. Por supuesto, también en las mentes de los individuos. Lo principal será revelar en qué medida el papel de las Nuevas Tecnologías en tanto constructoras de subjetividad “artificial” repercuten en los cuerpos, esta vez de millones de personas distribuidas geográficamente por todo el mundo, y en qué forma el sexo continúa siendo disciplinado por los nuevos medios tecnológicos o utilizado por estos para reforzar viejas prácticas socio-culturales patriarcales, paternalistas y opresoras. Cabe preguntarse entonces, ¿es necesario para el capitalismo en tanto modo de producción global, reproducir una heterosexualidad que diferencie funciones sociales entre los sexos, o es que el rol de los movimientos feministas y de colectivos sexuales es cooptado como momento histórico en esa lucha de clases entre poseedores y desposeídos? Estos dos autores principales, Foucault y Marcuse, si bien desde corrientes teóricas distintas, no se oponen sino se complementan cada uno desde su propio ángulo de análisis. Ambos realizan un recorrido histórico y un análisis del poder que sirven de sustento previo al presente en este trabajo. Por una parte, Foucault analiza al bio-poder pero no aún dentro de las Nuevas Tecnologías

(debido a su muerte anterior) y supuestamente sin realizar una

crítica o proponer un proyecto político (que “subliminalmente” sí lo hace). Por otra parte, Marcuse perfila la tecnología como ideología pero no aún a las Nuevas Tecnologías (debido también a su "prematura" muerte) y sí realizando una crítica, entonces, el análisis aquí pretendido, de las Nuevas Tecnologías como bio-poder y como ideología en tanto “genealogía”, mecanismos psicológicos, ideológicos y discursivos, y en tanto “crítica” se torna necesario y viable.

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2.2.2 Ideología desde Althuser Para el marxismo, la ideología se entiende como algo fuera de la realidad, externo a las condiciones materiales de existencia, como “falsa conciencia”

o garantía de una

superestructura ideológica que en metáfora, aunque no de facto, estaría por encima de la llamada estructura económica que Marx versa en su prefacio a la “Contribución a la Crítica de la Economía Política” del año 185922 . Sin embargo, esta investigación adoptará la definición de Althuser (1988), marxista a su vez crítico del marxismo ortodoxo, en la cual en sus Aparatos ideológicos del Estado (AIE) (Althuser, 1988: 8) escribe: “Toda ideología interpela a los individuos concretos como s ujetos concretos. (…) La ideología actúa o funciona de tal modo que recluta s ujetos entre los individuos (los recluta a todos ), o trans forma a los individuos en s ujetos (los trans forma a todos ) por medio de es ta operación muy precis a que llama mos interpelación. (…) La ideología no tiene afuera (para ella) (…) ha s iempre ya interpelado a los individuos como s ujetos (…), los individuos s on s iempre ya s ujetos . (…) El individuo es interpelado como s ujeto (libre) para que s e s ometa libremente a las órdenes del Sujeto, por lo tanto para que acepte (libremente) s u s ujeción (…) No hay s ujetos s ino por y para s u s ujeción. Por es o “marchan s olos.” (Althus er, 1988: 22/27)

Por otra parte, Althuser advierte en su análisis de la reproducción de las condiciones y relaciones de producción por medio de lo que denomina “Aparatos Ideológicos de Estado”, -distintos de los aparatos represivos de Estado-, que “en una sociedad de clases las relaciones de producción son relaciones de explotación” (Althuser, 1988: 28), que “toda división “técnica”, toda organización “técnica” del trabajo es la forma y la máscara de una división y una organización sociales (de clase) del trabajo.” (Althuser, 1988: 28). Para el francés, “las ideologías (son) realizadas en las instituciones, en sus rituales y sus prácticas, los AIE (…) Éstos (contribuyen) a una formación de la lucha de clases vital para

22

Es menes ter res catar que la metáfora de Marx acerca de un “edificio”, utilizada s ólo por única vez en s u obra, s implifica s u lectura es quemática s i s e cons idera como tal la totalidad el des arrollo conceptual marxis ta s obre la es tructura y la s uperes tructu ra.

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la clase dominante, que es la reproducción de las relaciones de producción.” (Althuser, 1988: 28). Más tarde recalca: “la ideología de la clase dominante no se convierte en dominante por gracia divina, ni en virtud de la simple toma del poder del Estado. Esta ideología es realizada, se realiza y se convierte en dominante, con la puesta en marcha de los AIE”. (Althuser, 1988: 28). Pero a su vez, esta ideología desborda esos mismos aparatos, pues provienen de otra parte, “no nacen en los AIE sino que son el producto de las clases sociales tomadas en la lucha de clases, de sus condiciones de existencia, de sus prácticas, de su experiencia de lucha, etc.” (Althuser, 1988: 28) Para este trabajo, la importancia de la concepción de ideología althuseriana radica en dos puntos: 1- la interpelación de individuos como sujetos, lo que permitirá realizar una analogía de cómo las Nuevas Tecnologías y las redes sociales como parte de las mismas, interpelan a los sujetos desde una perspectiva económica de los grandes grupos financieros mundiales y del Estado como mediador entre ese orden capitalista internacional a nivel global y la sociedad civil a nivel local. 2- la idea de ideología de la clase dominante y la mediación de los AIE, que ayudaría a complementar el análisis foucaultiano de gubernamentalidad. De todos modos, si se acepta esta definición de ideología, vertiente de la marxista original, se tendrá que admitir que se presencia en la actualidad una sociedad de clases en antagonismo

(desde

una

perspectiva

marxista

y/o

desde

la

idea

misma

de

dominadores/dominados), en la cual las Nuevas Tecnologías podrán constituir el campo de batalla

entre

las

mismas

o

el instrumento

a

favor

de

una

de

esas

clases

(poseedores/desposeídos de los medios de producción), o más bien de ambas. En complemento, para Guy Debord en su Sociedad del espectáculo (Debord, 1967) la ideología es “la base del pensamiento de una sociedad de clases en el curso conflictual de la historia” (Debord, 1967: 212). Para este autor, de vertiente marxista crítica, el espectáculo sería la ideología por excelencia pues negaría el mundo real, algo asimilable a la separación de Marx entre condiciones materiales de producción e ideología. Sin

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embargo, este trabajo mantendrá el concepto gramsciano de ideología como hegemonía de la clase dominante y de Althuser como interpelación de sujetos. En forma de síntesis, se propone la siguiente definición de ideología que permite retomar este concepto histórico y subjetivo: “la ideología es un corpus de ideas que no esconde el modo de producción sino que como ideas se enmascara él mismo en sí; la ideología no oculta sino que ella se oculta, se invisibiliza naturalizando y racionalizándose como orden natural (capitalista) de las cosas, convirtiendo a los individuos en sujetos sujetados al poder económico

de una clase dominante que maneja el poder simbólico y económico en el

mismo Estado democrático en el que las demás clases sociales o subalternas (Gramsci, 2011) conviven”. 2.3 EL PODER EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN 2.3.1 Concepciones de algunos autores A modo introductorio, es menester destacar antes de mencionar a los autores utilizados en esta investigación, que diversas han sido las teorías comunicativas en la communication research (investigación sobre comunicación) de acuerdo a su contexto de descubrimiento (el de sociedad de masas). A través del auge de los primeros medios gráficos, luego de la radio, más tarde de la TV y actualmente de la red (Nuevas Tecnologías, Internet) las teorías han vacilado, como superaciones incluso de sus antecesoras, desde la teoría hipodérmica, el modelo de Lasswell, la corriente empírico-experimental o de la persuasión, los estudios sobre los efectos limitados, las teorías estructural-funcionalistas, hasta más modernas como las de la Agenda Setting23 . Y lo han hecho con motivo de comprender los modos de comunicación y principalmente el impacto de los medios de comunicación sobre los individuos, sobre la sociedad como un todo y ésta en tanto reacción a aquellos. 23

Para leer en detalle es tas teorías véas e: Mauro Wolf (1987) La investigación de la comunicación de masas. Cap. 1 Contextos y Paradigmas en la inves tigación s obre los media, pp. 21/77. Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Buenos Aires . También el libro de Monteiro Ramón Os valdo (2006). La agenda setting en la televisión. Teorías, perspectivas y estudios de caso, Río Cuarto (Argentina), Dpto. de Imprenta y Publicaciones de la UNRC, pp. 23-55

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En la dimensión del análisis concerniente a los aspectos benéficos y perjudiciales de Internet como un "posible paradigma político-participativo y deliberativo", la investigación se encuentra con autores como Habermas, Sartori, Manuel Castells, Barber, Van Dijk, entre otros. Salvando las corrientes teóricas que invaden el pensamiento de cada uno de dichos autores, éstos ofrecen modelos de análisis propicios para estudiar la Democracia en el siglo XXI, donde la información, el conocimiento y la virtualidad son fenómenos en auge creciente. Más aún, sus teorizaciones se relacionan con la postura crítica citada en subtítulos anteriores. 2.3.1.1 Manuel Castells Manuel Castells (2009) en Comunicación y Poder detalla dos anotaciones importantes para este trabajo: la idea del poder en las mentes (y la disputa por ese poder en los medios de comunicación) y lo que él denomina Auto-comunicación de masas, una donde el mensaje va de muchos a muchos y no de uno a muchos como anteriormente ocurría por ejemplo con la TV. Esto sería logrado efectivamente a través de las redes sociales. Las redes sociales, entendidas como aquellos blogs de uso frecuente por la sociedad, tales como Facebook o Twitter, en tanto aquella auto-comunicación de masas, serán un aspecto importante a analizar dentro de lo que significa internet, pues permiten un acercamiento de la llamada sociedad política con la civil, pero sin aún demostrar que el mismo sea efectivo para producir una democracia más directa en la que precisamente las decisiones de orden público más trascendentes sean concretadas por el “pueblo”. Es más, tal cual se ha anticipado como hipótesis, tales redes serán un mecanismo biopolítico de conocimiento de la población y una herramienta de liberación para clases subalternas, pero al mismo tiempo, de una “liberación”

al servicio de ciertas clases

dominantes quienes imponen discursivamente en la red (y a través de su formato) un “relato” de orden liberal (neo-liberal), de correspondencia entre un auto-gobierno y unos fines socialmente instituidos desde los actores hegemónicos. Castells define al poder del siguiente modo: “El poder s e ejerce fundamentalmente cons truyendo s ignificados en la mente humana mediante los proces os de comunicación que tiene n lugar en las redes

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multimedia globales -locales

de comunicación

de mas as , incluida la auto -

comunicación de mas as . Qué piens a la gente de las ins tituciones bajo las que vive y cómo s e relacionan és tas con la cultura de la s ociedad y economía es lo que define quién puede ejercer el poder y cómo puede ejercerlo.” (Cas tells, 2009: 535)

Castells (2009) inicia su libro afirmando que “el poder es el proceso fundamental de la sociedad, puesto que ésta se define en torno a valores e instituciones, y lo que se valora e institucionaliza está definido por relaciones de poder” (Castells, 2009: 33); y finaliza presentando una alternativa al poder hegemónico de las Nuevas Tecnologías, escribiendo que: “Para lograr el cambio s ocial en la s ociedad red, hay que reprogramar las redes de comunicación que cons tituyen el entorno s imbólico para la man ipulación de las imágenes y el proces amiento de la información en nues tras mentes. Crear nuevo contenido y nuevas formas en dichas redes que conectan las mentes y s u entorno comunicativo, equivale a recablear nues tras mentes. Si s entimos o pens amos de forma dis tinta, adquiriendo nuevos s ignificados y reglas para entender es te s ignificado, actuaremos de forma diferente, y terminaremos cambiando la forma en que funciona la s ociedad, bien s ubvirtiendo el orden exis tente, bien alcanzando un nuevo contrato s ocial que reconozca las nuevas relaciones de poder que res ultan de los cambios en la mente pública. Por tanto, la tecnología de la comunicación

que

moldea

un

entorno

comunicativo

determinado

tiene

cons ecuencias importantes en el proces o de cambio s ocial.” (Cas tells , 2009: 531)

Es interesante también rescatar que Castells presenta como nuevo valor de esta sociedad basada en las redes, el de comunicación misma: “en nuestra sociedad los protocolos de comunicación24 no se basan en compartir una cultura sino en la cultura de compartir.” (Castells, 2009: 177) 2.3.1.2 Giovanni Sartori Sartori, por su parte, propone la categoría de homo videns (Sartori, 1998: 11), ese hombre conquistado por la imagen, que ha perdido capacidad de abstracción, que necesita de lo 24

Se refieren a prácticas y s us res pectivas plataformas organizativas de apoyo que permiten compartir s ignificados entre los campos culturales de la s ociedad red global, que Cas tells clas ifica como: cons umis mo, individualismo en red, cos mopolitis mo y multiculturalismo. (Cas tells, 2009)

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concreto y lo visual para entender su (el) mundo, a diferencia del anterior hombre que leía y razonaba: “El video es tá trans formando al homo s apiens , producto de la cultura es crita, en un homo videns para el cual la palabra es tá des tronada por la imagen. Todo acaba s iendo vis ualizado. Pero, ¿qué s ucede con lo no vis ualizable (que es la mayor parte)? As í, mientras nos preocupamos de quién controla los medios de comunicación, no nos percatamos de que es el ins trumento en s í mis mo y por s í mis mo lo que s e nos ha es capado de las manos .” (Sartori: 1998: 11)

Más tarde expresa: “La televis ión produce imágenes y anula los conceptos, y de es te modo atrofia nues tra capacidad de abs tracción y con ella toda nues tra capacidad de entender.” (Sartori, 1998: 47)

Sartori, a su vez, brinda varios conceptos interesantes como el de video-política: “As í pues, el término video -política (tal vez acuñado por mí) hace referencia s ólo a uno de los múltiples as pectos del poder del video: s u incidencia en los proces os y de cómo <ges tionar la política>. Entendemos que la video -política no caracteriza s olo a la democracia. El poder de la imagen es tá también a dis pos ición de las dictaduras.” (Sartori, 1998: 66)

Y el de multitud solitaria/ soledad electrónica: “La televis ión crea una multitud s olitaria inclus o entre las paredes domés ticas. Lo que nos es pera es una s oledad electrónica: el televis or que reduce al mínimo las interacciones domés ticas , y luego Internet que las trans fiere y trans forma en interacciones entre pers onas lejanas , por medio de la máquina.” (Sartori, 1998: 129)

Para Sartori, el niño que se forma en sus primeros años en la TV ingresa luego a la red pero ya socializado por la primera. A su vez, esta TV que atrofia la capacidad de comprensión, no informa

en sí sino que da nociones,

42

sub-informa,

y en casos des-informa.


2.3.1.3 Jurgen Habermas Habermas, dentro de la corriente crítica de Frankfurt, es tomado en esta Investigación en relación a sus trabajos relacionados con la Teoría de la Acción Comunicativa25 . El aspecto fundamental es destacar el aporte de la transición desde lo que se entiende por racionalidad y acción estratégica en tanto razón instrumental, hacia una acción y racionalidad comunicativa. Habermas razona cómo es posible estabilizar un orden democrático en las sociedades modernas, las que tienden a cambiar esa racionalidad comunicativa basada en un modelo de "deliberación pública", por una racionalidad tecnológica acorde al capitalismo. Aquellas dos acciones anteriormente mencionadas están, para el autor, en permanente tensión, y la forma de resolver esto es en el ámbito de lo dialógico y lo discursivo. El pensamiento habermasiano elabora en sí una teoría crítica de la modernidad en tanto teoría de la sociedad en términos de teoría de la comunicación. Sus ideas de las que emanan conceptos como el de “esfera pública”, “situación de habla”, “saber de reglas”, “acción comunicativa” etc., sirven a los fines de examinar una posible "deliberación pública de tipo on

line"26 .

Esa

acción

comunicativa

intersubjetiva,

tendiente

a

la

comprensión

comunicativa y a la búsqueda de acuerdos, es de suma importancia para observar si las Nuevas Tecnologías como instrumentos o modalidades de socialización política pueden servir a los fines de fomentar una ampliación de las prácticas democráticas. 2.3.1.4 Otros autores Diversos autores (Barber, Colombo, entre otros) norteamericanos, españoles y también argentinos (por citar Susana Finquelievich) han analizado el impacto tanto positivo como negativo de Internet en la vida cívico-ciudadana. Sus aportes guiarán este trabajo con

25

Vergara Luis Garrido, (2011). Habermas y la Teoría de la Acción Comunicativa, Razón y Palabra, Primera Revis ta Electrónica en América Latina es pecializada en Comunicación, Nº 75 www.razonypalabra.org.mx 26 Aquí, es útil el trabajo realizado por la autora bras ileña Salguiero Marques , quien intenta aplicar con condicionantes el modelo habermas iano de deliberación pública , a las convers aciones vía on line. Ver: Salgueiro Marques Ángela Cris tina (2011): As pectos teórico -metodológicos do proces o comunicativo de deliberaçao online, Bras ília, Revis ta Bras ileira de Ciencia Política Nº6, pp . 19-40

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motivo de dilucidar la posibilidad o no de una eventual democratización virtual o tecnológica (impulsar prácticas político-democráticas vía red). Dada la complejidad y rapidez de los tiempos de globalización, Paul Virilio (1995) ofrece conceptos tales como Dictadura de la Velocidad, Pérdida de Orientación, Tiempo Global, Autopistas de la Información, Infoguerra, Complejo militar-electrónico, Dromología (la lógica de la velocidad), entre otros, muy propicios para un análisis más exhaustivo en referencia a las Nuevas Tecnologías. Prensky (2005) realiza una distinción importante entre Nativos Digitales (Prensky, 2005: 5), para referenciar los individuos que ya nacen en un entorno tecnológico absoluto, por oposición a los Inmigrantes Digitales, los que han ingresado más tarde a la vida virtual o al "país digital de los sin fronteras". Estos dos sujetos, de dos subjetividades distintas tendrán trascendencia a la hora de actuar en la Sociedad Red. 2.3.2 Sociedad Red y Nuevas Tecnologías En

la

relación

sociedad-cultura-tecnología

se

retroalimentan

mutuamente

sus

tres

dimensiones. Éstas constituyen el espacio social del que se valdrá la política como actividad gubernamental, como ciudadanía activa y como esencia de lo comunitario y fundamentalmente de lo político27 , -en términos de Chantal Mouffe (2005). Teniendo en cuenta los antecedentes detallados en la primera parte del trabajo, ante la presencia ya comentada de una Sociedad de la Información, Manuel Castells (2009) define a la misma como Sociedad Red: “Una s ociedad red es aquella cuya es tructura s ocial es tá compues ta de redes activadas por tecnologías digitales de la comunicación y la información bas adas en la microelectrónica. Entiendo por es tructura s ocial aquellos acuerdos organizativos humanos

en relación con la producción,

27

el cons umo, la

Mouffe (2005), en s u concepción de lo político entendido como es e conflicto inherente a la política y democracia mis ma y que cons tituye al s er humano en tanto animal político, por lo cual exis te una impos ibilidad de s u erradicación, s ino que la democracia debe cons truirs e a partir de él (en s imilitud con Rancière), la autora hablará de una democracia agonista , por opos ición a una democracia antag onis ta que ve al otro no como advers ario s ino como enemigo en términos kantianos o es encialis tas . También utilizará el término pos-política para hacer referencia al contexto neo -liberal.

44


reproducció, la experiencia y el poder expres ados mediante una comunicación s ignificativa codificada por la cultura.”(Cas tells , 2009: 51)

Nuevamente Castells dirá que si las redes digitales son globales, “una estructura social cuya infraestructura se base en redes digitales tiene las posibilidades de ser global.” (Castells, 2009: 51)28 Por su parte, Daniel Bell (1981) dirá que: “La tecnología no determina las es tructuras s ociales . Amplia un gran número de pos ibilidades . De es ta manera s e dis pone de diferentes formas de aplicar convenientemente las nuevas tecnologías en el campo de las es tructuras s ociales .” (Bell, 1981: 49)

Sin embargo, se considera en esta investigación que la tecnología sí determina en parte la estructura social por cuanto, desde una corriente crítica, se asume a la tecnología como la materialización de un proyecto histórico ideológico. Es el capitalismo el que primero crea o plasma una idea en una nueva metodología de uso y posteriormente la sociedad civil, y dentro de ésta los llamados Nuevos Movimientos Sociales (aquellos que surgen tras el inicio del proceso de globalización en los años „70) se oponen a la misma. Entonces, debería preguntarse si el rol de los sujetos como actores políticos es siempre de oposición y reacción a la lógica hegemónica y casi nunca de creación u originalidad, aunque ésta surja a partir de aquella. Ahora bien, Castells se pregunta: “¿Se fragmenta o s e integra la cultura en el proces o de comunicación? En realidad, ambas cos as. Se fragmenta a la hora de difundir el mens aje y s e integra en la producción de s ignificado a través de una s erie de protocolos de comunicación que permiten la inteligibilidad en una cultura centrada en la comunicación. La formación de la nueva es fera pública en la s ociedad red s e lleva a cabo cons truyendo pro tocolos de comunicación entre dis tintos proces os de comunicación.”

(Castells, 2009: 176)

28

Sin adentrar profundamente en la cues tión d e es tructura y unidades interactuantes, trabajada por la corriente de las teorías s is témicas de la política, tal cual Pars ons o Eas ton, o en las relaciones internacionales como la pos tura realis ta de Kenneth Waltz.

45


Si la Sociedad del Conocimiento se impone, si ella entra en la subjetividad y la constituye o si los sujetos entran en su lógica ya impuesta de antemano, se debe especificar esta realidad para poder producir una crítica que convierta a esos sujetos, -ontológicamente hablando-, en actores promotores de una nueva cultura alternativa, de una nueva subjetividad, más bien, de otras subjetividades. Cultura en tanto construcción subjetiva, en tanto estructura social condicionada por lo que los creadores construyen. Esta cultura finalmente repercutirá directamente en la cultura política, entendiendo esta como el conjunto de prácticas políticas de diversa índole y como “orientación psicológica hacia objetos políticos” (Almond y Verba; 1970: 30 – Caminal Badia, 1996: 265). Exterioriza ciertos usos y costumbres sociales que se vuelven cotidianos para la sociedad civil entendida como “pueblo”, como cuerpo colectivo regido bajo un mismo sistema político y que comparte ciertos principios sociales, morales e históricos en común. 2.3.3 Algunas definiciones básicas Se entiende por Nuevas Tecnologías aquellas tecnologías iniciadas en la era de la digitalización (desde la década del '70 con mayor desarrollo desde los ‟80 y „90), con el auge de las redes telemáticas de Internet, la aparición de la telefonía móvil y los recursos electrónicos al servicio de la administración pública. Pero tecnología no solo como técnica y aparato físico concretamente, sino como el conjunto de relaciones sociales, financieras, económicas, políticas y culturales que engloban a la misma (la concepción marxista y gramsciana de “producción”). Desde los medios tradicionales de comunicación (prensa, radio y eventualmente TV) se da en la actualidad el auge de tecnologías inalámbricas, virtuales, cuyo caso destacado es el uso masivo, -aunque aún no total-, de la llamada Gran “red de redes”: Internet. La importancia que estas NTICS (Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación) traen aparejado para la vida cotidiana y en consecuencia vida política es fundamental. Al analizar internet, se determina el rol que éste cumple en la comunicación política: se produce una horizontalidad comunicacional que puede desembocar en una relación más directa

entre

gobernantes

o dirigentes

políticos

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y pueblo

en tanto

“Uno”.


La Comunicación Política, ámbito sobre el cual se desenvuelve la relación estudiada, es el área de estudio de la Ciencia Política que intenta establecer la relación comunicativa efectuada entre los sujetos políticos actuantes en la realidad social: desde la sociedad civil, entendida como ciudadanía cívica y social; la sociedad política, definida también como el Gobierno y en extensión el Estado; los medios de comunicación, como canal vinculante entre ambos anteriores (que la literatura da en llamar también como “cuarto poder”); y se agregaría el rol de las Nuevas Tecnologías en tanto complemento o a veces oposición a los Medios tradicionales de comunicación.29 Este trabajo plantea que el ingreso de las NTICs es masivo, no total y no democrático. Masivo por la infiltración que realizan en el conjunto de la vida cotidiana pasando a formar parte de ella. No total, pues aún el acceso a las mismas se encuentra reducido en aquellas poblaciones de bajos recursos o de límites geográficos distantes o no urbanos; y no democrático porque su ingreso no ha sido consecuencia de una deliberación pública de todos los que habitan este mundo de aceptarlas o no. Por el contrario, se terminan aceptando, ya sea por presión de las circunstancias o por convencimiento de su utilidad para la labor diaria. Esto lleva a reflexionar que su utilización reconfigura toda la manera de pensar y de actuar en el " mundo de la vida"30 , en términos de Habermas (2010). Es por eso que se habla de una nueva socialización basada en una subjetividad que tiene como fundamento "lo virtual". Virtualidad Tecnológica sería entonces aquella " construcción de una apariencia de realidad a partir del uso de un dispositivo tecnológico que la posibilita" (Lattanzi, 2013: pp. 15-22), una forma de razonar y entablar relaciones con semejantes basadas no ya en el

29

Sin des conocer una pres ente dis cus ión académica, des de ya, teóricos como por ejemplo Sous a Santos (inclus o Marx o Grams ci), al hablar de un “Nuevo Contrato Social”, recalcan la falla teórica de pres entar una divis ión ontológica entre s ociedad civil y política, cuando en verdad deberían pos icionars e como un todo unido, y no como “entes ” diferenciados tan taxativamente. 30 El concepto de mundo de la vida es tá formado por la cultura, la s ociedad y la pers onalidad, tres elementos s iempre exis tentes pero que a partir de la modernidad s e s eparan tajantemente, además: “El mundo de la vida se reproduce en la medida en que se cumplen estas tres funciones que rebasan la perspectiva del actor, a saber: la prosecución de tradiciones culturales, la integración de grupos a través de normas y valores y la socialización de cada gene ración siguiente. Lo que así obtenemos, son propiedades de los mundos de la vida comunicativamente estructurados, en general” (Habermas, 2010: 326)

47


contacto físico sino en el establecido en y por los medios electrónicos de comunicación (o Nuevas Tecnologías). En síntesis, una “Subjetividad Virtual”.31 2.3.4 Democracias Aquí es donde se plantea el debate reciente en torno al concepto de Democracia Digital o E-Gobierno y Ciber-ciudadanía. Antes, se hace imprescindible dar una concepción de lo que aquí se entiende por democracia. La democracia a lo largo de la historia clásica y más a partir de las primera y segunda redemocratizaciones de los ‟80 y en la actualidad, ha recibido innumerables definiciones y ha inscripto también como parte de ella decenas de adjetivos que le han servido de acompañantes

(popular,

directa,

representativa,

sustantiva,

latinoamericana,

digital,

censitaria, electoral, populista, etc.). Según Méndez Parnes y Negri (2006) la democracia es un régimen político, un conjunto de reglas que determinan quién ejerce el poder y cómo será ejercido. Manifiestan que para Robert Dahl, la Democracia se presenta como poliarquía (con varios centros de poder) donde cualquier Estado que no cumpla con los siguientes requisitos, no puede ser considerado Democracia: derecho al voto, derecho a ser electo, derecho de los líderes a competir por el voto popular, elecciones libres y justas, libertad de asociación, libertad de expresión, libertad de prensa y que las instituciones públicas dependan del voto popular. Todos estos requisitos de alguna forma son afectados por el auge de las Nuevas Tecnologías en tanto instrumentos de participación cívica. Juntos conjugan, bajo un régimen constitucional, lo que puede llamarse un “Estado de Derecho”. Sin embargo, la definición, de vertiente “liberal” que ofrece Dahl, considera solo una dimensión del

31

La particularidad de es ta “s ubjetividad virtual” es que teniendo en cuenta que s i la realidad es aquello q ue s e percibe de ella, es una mirada, una cons trucción s imbólica en la que actúan “a prioris his tóricos ” y “univers ales ” s obre los que s e pos icionan en el es pacio y el tiempo, entonces , s i lo virtual refleja lo real y luego s e actúa s obre lo virtual, ocurre un s es go mayor de la realidad, pues to que los s ujetos actúan s obre la materialidad de acuerdo a s u pers pectiva de realidad, luego es ta pers pectiva de realidad es la que s e copia o reproduce en el mundo virtual y pos teriormente s e trabaja s obre es e mundo virtual des de la pers pectiva de realidad anterior, entonces hay un s ector del trayecto que s e es tá perdiendo, es decir, una eventual materialidad real anterior a la pers pectiva mis ma del s ujeto que actúa s obre ella. Es es ta materialidad la que lo enajena en tanto tecnología, pues s e va alejando más de lo real es tan to fís ico y en tanto “objetivo” y adies trando a una “meta-realidad”.

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análisis. La Democracia tradicional es aquella Democracia Liberal-Occidental basada en los presupuestos del Estado de Derecho. Este trabajo se posiciona ante una postura que pretende disputar los rasgos ontológicos e históricos del concepto, la que suele enfrentar libertad e igualdad. A la hora de proponer una democratización, se aspira a conjugar ambos ideales. Pero en el momento de realizar una crítica capitalista, se aduce que lo que los grandes defensores de la democracia quieren (grupos económicos y gran parte de los líderes políticos) es la Democracia Liberal, la que aumenta la idea de libertad en detrimento de la de igualdad (y de la idea de justicia asociada a ella). Así también, es posible adoptar la postura de Rancière, para quien: “La democracia es en general, el modo de s ubjetivación de la política – s i por política s e entiende otra cos a que la organización de los cuerpos como comunidad y la ges tión de los lugares, poderes y funciones (…) La democracia es la ins titución de s ujetos que no coinciden con las partes del Es tado o la s ociedad, s ujetos flotantes que des ajus tan toda repres entación de los lugares y las partes.” (Rancière,

1996:126)

Esta conceptualización puede compararse afirmativamente con la de Gramsci (2011), cuando menciona acerca de las clases subalternas, las cuales, según él, no se habrían unificado históricamente como sí lo hicieron las clases dominantes en el Estado (Gramsci, 1932-35 Cuadernos) 32 . Es decir,”desde arriba” se apuesta a una definición de Democracia que incluye lo excluido pero a su vez pretende perfilarse como garantía básica de la libertad y la igualdad heredadas de las Revolución francesa (y burguesa) de 1789, la cual no obstante, basó sus ideales en el principio de propiedad individual. Por su parte, Chantal Mouffe en En torno a la política (Mouffe, 2005) “exige dos cosas a la democracia: primero ofrecer a la sociedad civil canales políticos para la movilización de los afectos, las pasiones y los deseos, y segundo, construir las distinciones nosotros/ellos en función a criterios políticos y no a definiciones esencialistas y/o morales 32

En Grams ci Antonio (2011): Antología Antonio Gramsci. Selección, traducción y notas de Manuel Sacris tán, Siglo XXI editores, Biblioteca de Pens amiento s ocialis ta, Buenos Aires

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– que conducen a una negación del otro, y por tanto, a un socavamiento de la democracia.” (Urriola, 2010: 433)33 Teniendo en cuenta este breve recorrido histórico-conceptual, se entiende por Democracia Digital o también llamada Virtual, Ciber-ciudadanía, Ciudadanía en 3D, Democracia Electrónica, la utilización de medios electrónicos (internet, blogs, redes sociales, etc.) para lograr formas de participación política virtuales, es decir, mecanismos que vienen a reemplazar o complementar las prácticas tradicionales de participación como el voto electoral, la movilización social real “en la calle”, etc. Entre las mismas se incluyen por citar algunas: participación en foros de debate, opinión en relación a asuntos públicos, voto, referéndums e iniciativa popular electrónica, consulta vía mail o red a dirigentes políticos, organización de comunidades virtuales, donaciones on line, entre otras. En esta dirección, se denomina Ciber-activismo (Colombo, 2006) a la actividad de índole política ejercida en la red o por medio de ella. En su vertiente más extrema, ese ciberactivismo se posiciona como “Hacker”34 (extracción de datos, registros privados, archivos, cuentas bancarias, etc.) incidiendo directamente sobre la “Seguridad Informática”.35 Además, diversas son las denominaciones pero también las tipologías creadas con motivo de categorizar diferentes prácticas vía red o electrónica: modelos como los de Hagen, Van Dijk (quien también dará sus aportes para explicar la no neutralidad de la prensa y sí su correlatividad con la ideología presente en ella), Bellamy, Hoff, Horrocks y Tops, Subirats, Barber, Colombo, entre otros.

36

Susana Finquelievich, una autora argentina que trabaja la temática expresa: “E-política,

ciberdemocracia,

democracia

electrónica,

política

virtual

o

teledemocracia s on algunas de las expres iones utilizadas en los últimos años para dis tinguir un nuevo contexto potencial de las democracias actuales , creado bajo el impuls o de las tecnologías de información y comunicación (TIC), con es pecial referencia a Internet. 33

En Urriola Jorge Canales (2010): En torno a lo político. Chantal Mouffe, Polis Revis ta de la Univers idad Bolivariana, Volumen 9, Nº 26, p p. 431-436 34 Pirata informático 35 Aquí es emblemático el cas o de WikiLeaks 36 Para conocer de es tas tipologías más detalladamente véas e: Fernando Harto de Vera (2006). Tipologías y modelos de democracia electrónica. Revis ta de Internet, Derecho y Política. UOC

50


(…) Davis (1999) s eñala que las afirmaciones de quienes prevén una revolución cibernética en la participación política s e pueden agrupar en tres categorías : la primera concerniente a la información popular; la s egunda, a la comunicación entre ciudadanos y gobierno; y la tercera, al es tablecimiento de políticas públicas . Podemos es tablecer una cuarta categoría: la organización política de los ciudadanos a través de Internet, como la han demos trado los movimientos mundiales

globalifólicos ,

también

llamados

de

alte rmundialización.”

(Finquelievich, 2005: 5)

Manuel Castells

estudia

también en éstos

movimientos

sociales

opositores a la

globalización así como el movimiento ecologista, la capacidad de las personas de organizarse a través de las redes en lo que él llama prácticas insurgentes (Castells, 2009) promoviendo la categoría de móvil-ización (Castells, 2009) separando silábicamente éste último concepto para remarcar la idea de “lo móvil” en tanto medio electrónico y en tanto característica de movimiento social. Más allá de lo expuesto, cuando tales movimientos nacen desde lo local, pueden luego articularse a nivel global, pero si nacen desde lo global (Castells habla de un término compuesto como el de glocal) necesitan en algún momento arribar a lo local so pena de perderse en una virtualidad “vacía de contenido material”. En este sentido es que puede visualizarse al Foro Social Mundial, opositor a la lógica del Foro Económico Mundial, como esos encuentros locales que bajan de la red a la calle. 2.3.5 E-gobierno El E-gobierno, en tanto sociedad política, hace referencia al uso de las TICs por parte del Estado y/o la Administración Pública con motivo de acercarse más a la ciudadanía, agilizando la burocracia y convirtiendo al ciudadano en un “consumidor”, ya sea de servicios públicos por medios digitales u ofreciéndole información acerca de la actividad gubernamental dentro del actual paradigma de “transparencia pública”. Así, Alejandro Prince define al e-Gov o Gobierno Digital, como: “(…) la aplicación intens iva y es tratégica de las nuevas tecnologías de la información, las telecomunicaciones e Internet (NTICs ) a las actividades del Es tado nacional, los Es tados provinciales , los municipios y los Entes es tatales o

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mixtos, y también es la reinvención y eficientización del gobierno a través de las reingienerías de bas e tecnológica.” (Prince, 2005: 9)

Puede notarse por tanto que, mientras los Gobiernos pretenden hacer uso de las TICs como un recurso técnico adicional para agilizar su accionar y responder mejor a las demandas de la sociedad civil, ésta por el contrario pretende, aunque aún no lo haga muchas veces consciente y expresamente, utilizarlas como las ya descritas formas de participación virtual. Podría decirse entonces que, desde la sociedad política las TICs adquieren un papel que refuerza el “gobierno de la técnica” o la “tecnocracia”, mientras que desde la sociedad civil se plantea una “ampliación de la democracia” hacia nuevos horizontes más participativos que a la vez pueden resultar inversamente en menor compromiso cívico debido a la probabilidad existente entre un aumento de la acción virtual y una disminución de la real o material. 2.3.6 Debates actuales Aquí es donde se plantea el debate entre los llamados “Ciber-optimistas” quienes manifiestan que las Nuevas Tecnologías podrían ampliar las prácticas democráticas, transitando desde lo que sería la Democracia Representativa hacia una Democracia Directa, con la visión del ágora griego, -ahora nombrado Ágora Mediática/o-, donde el pueblo podría deliberar en conjunto en los medios electrónicos que así lo permitiesen. Por otra parte, están los “Ciber-pesimistas” que manifiestan su opinión contraria a los anteriores, o expresan que en todo caso, los medios electrónicos no vendrían a modificar tajantemente el tipo de democracia sino a complementar los mecanismos de la Democracia Representativa, pues en última instancia, se argumenta, la decisión final sigue recayendo en los gobernantes más allá de que la deliberación pública aumente entre los ciudadanos mismos. Esta tensión remite a una disputa entre dos conceptos de democracia, la directa o participativa, es decir, aquella en que el pueblo delibera y decide interviniendo directamente, o la representativa, en que el mismo pueblo delega en “mandato” la decisión de políticas públicas en aquellos a quienes eligió para representarle. Por tanto, podría decirse que, la democracia digital es un eslabón entre esos dos tipos de democracia, y

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dependiendo de diversos factores tales como la regulación jurídica de las formas virtuales de participación, el acceso total de toda la población a los medios electrónicos, el conocimiento por parte de los usuarios de éstas tecnologías, etc., la misma se inclinaría hacia un tipo de democracia o hacia la otra. Pero cabe recalcar que, en los estudios que tratan la temática, suelen enfrentarse estos dos conceptos en tanto proceso social-popular en auge y sin embargo no tienen por qué ser contradictorios y excluyentes mutuamente. Lo fundamental radica en visibilizar el poder invisibilizado que circula por esos conceptos y por los formatos técnicos asociados a ellos y que posibilitan su existencia y debate. 2.3.7 Sobre la idea de Representación En tanto democracia representativa, se hace necesario aclarar de qué tipo de representación se habla. Miguel Caminal Badia expresará que, “la representación política moderna plantea tres preguntas en relación a su legitimación: el quién, el qué y el cómo .” (Badia, 1996: 379) Una posible respuesta a estos interrogantes puede encontrarse en Sartori (2005), quien distinguirá entre representación (o perspectivas de representación) de tipo jurídica (la formal mediante el mandato otorgado por el derecho y el sistema electoral de cada sistema político), la de tipo sociológica (en donde el representante constituye una especie de “espejo” del representado, de su pensamiento, de su quizás condición social o a la que pretende emular) y la de tipo política (rejunte de las dos anteriores). Pueden incluirse sin más, los conceptos utilizados por Hannah Pitkin (2006) quien menciona cuatro tipos de representación: la formal, la simbólica, la descriptiva y la sustantiva. A los fines de este trabajo, ha de utilizarse la conceptualización que Sartori realiza de la representación sociológica. Será para demostrar cómo los medios de comunicación que antes funcionaban como canal vinculante entre la sociedad política y la civil, comienzan ahora a adquirir en esta pugna y juego por el poder electoral, una función de representación en tanto perspectiva sociológica, es decir, de representar el pensamiento de cierto sector o clase social en clave de malestar público. Y desde una mirada laclauniana modificarían la voluntad

de los

representados

y le darían

53

una

identidad

social

y política.


III. CAPÍTULO 2. Las Nuevas Tecnologías como Bio-Poder e Ideología en tanto construcción hegemónica en la Sociedad Red: el caso de la Primavera Árabe y la Democracia Liberal Occidental “No nos planteamos el significado último de que las cosas funcionen como están funcionando”

Aróstegui Plaza Partiendo de Foucault, un gobierno, para la gestión de su población necesita conocer a sus habitantes y es en este sentido que las Nuevas Tecnologías constituyen toda una matriz de datos personales y colectivos, de opinión y preferencias, de encuesta permanente no solo en período electoral sino en forma continua, de la cual ese gobierno y las más diversas empresas asociadas a él le valdrán para "vigilar" y "segmentar marcados" de acuerdo a tales preferencias manifiestas de distintos modos en la red.37 El problema, dice Foucault, no es la “estatalización de la sociedad” sino la “gubernamentalización del Estado”. También Foucault alerta sobre el concepto de Gubernamentalidad, una economía específica de poder, un control sobre las poblaciones donde ese poder en las sociedades es descentralizado y sus miembros juegan un rol activo en su propio auto-gobierno. Debido a este rol activo, los individuos necesitan ser regulados desde adentro. En este sentido, muchas actividades necesarias para el normal funcionamiento de la burocracia estatal, tal cual pago de impuestos, etc. serán efectuados vía digitalización o vía electrónica. La idea es compatibilizar las necesidades de un Estado, de una economía, de un gobierno, con los intereses particulares de los individuos, utilizando “lo digital” como tecnología de gobierno. Otra cuestión para el análisis es determinar si las redes sociales, como elemento activo de los medios electrónicos, son verdaderos "instrumentos de liberación o emancipación" o están de hecho al servicio de intereses corporativos y políticos. Quienes están a favor hacen apología de los Nuevos Movimientos Sociales (NMS), traducción contra-hegemónica de la acaecida Sociedad Post-Industrial, -consecuencia razonable de sistemas políticos (de partidos, electorales y culturales) obsoletos-, organizados a través de Internet, tal el caso del 37

por ejemplo los perfiles y los “Me gus ta” de Facebook

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Movimiento Anti(o alter)-globalización, el Movimiento Ambientalista Mundial o la llamada Primera Guerrilla Cibernética, el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), incluso la no muy conocida Guerrilla Girls.38 A su vez, Internet se posiciona como herramienta estratégica de comunicación en emergentes y pequeños NMS de tinte local, por citar el Movimiento de Liberación Jacinto Canek de Yucatán (México) o el MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero) en Argentina. Para muchos de estos pequeños movimientos, la comunicación, -en tanto metodología de lucha social-, se vuelve la base de muchas de sus acciones, superando la idea misma de "simple herramienta comunicativa y propagandística". Lo que tendría que plantearse, sin embargo, sería el aspecto negativo u oculto de su uso. Ya Marx adelantaba que los métodos capitalistas fomentarían su “auto-destrucción” (tales los medios de comunicación que unirían al proletariado internacionalmente). Desde esta perspectiva marxista podría argumentarse que la utilización de medios electrónicos fomenta la organización y el debate continuo entre los miembros de estos NMS o entre las llamadas Comunidades Virtuales. En este sentido, el capitalismo ha creado la telecomunicación que luego sería manipulada por los movimientos opositores a él. Pero un aspecto en contra revela lo siguiente: al tiempo que estos medios permiten dar a conocer a los NMS en auge y rejuntar viejas demandas de la sociedad en torno a una organización compacta, a nuevos desafíos, también dan a conocer al "enemigo" de ese “capitalismo salvaje”. El capitalismo puede conocer en detalle a quien intenta enfrentarle, pues estos NMS van contra su lógica y lo expresan literalmente. Así, el sistema capitalista conoce las “almas” de los sujetos que viven bajo su "imperio" aunque intenten oponer una lógica contra-funcional. Este conocimiento por parte de los mecanismos gubernamentales se resume en la idea de Gubernamentalidad y de bio-poder de Foucault. Si bien Internet puede ayudar a organizar a la sociedad para movilizarse, tal como ocurrió en la Primavera Árabe, el Movimiento de los Indignados en España y Europa o en Argentina con el famoso "8N" del 2012, -en complemento con los medios televisivos-, en última instancia acaban por reforzar el concepto de democracia tradicional o liberal, y en 38

Guerrila Girls es un movimiento feminis ta que nace en la red a mediados de los años ‟80 en Es tados Unidos , realzando el papel de la mujer en el arte y luego ejerciendo pres ión en forma de protes tas en relación al papel de la mujer en divers os ámbitos s ociales , como el político mis mo. Una de s us vis ualizaciones , por ejemplo, s erá el ves tirs e con más caras de monos , s imbolizando la opres ión y hegemonía del colectivo “hombre”.

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este punto no fomentan una ampliación de la misma. Diferenciando desde ya movimientos sociales que pretenden ampliar tal concepto de “democracia liberal” de aque los otros (como el EZLN)

que plantean otra conceptualización, una de tipo contra-hegemónica y de

no toma del poder sino de formas de vida alternativas incluso a la organización misma del Estado moderno. 3.1 Movilizaciones a través de Internet Si se analizan la Primavera Árabe y las "movilizaciones argentinas en contra del gobierno kirchnerista"39 , debe tenerse en cuenta el sujeto social que las lleva a cabo. ¿Quién es éste sujeto? En primera instancia, aquel que tiene acceso a los medios electrónicos como Internet. En segundo lugar, aquel que posee el conocimiento necesario para hacer uso de ellos. Esto da como resultado que el sujeto movilizado es fundamentalmente una clase social de tipo media, media-alta y las más de las veces joven y en caso de revueltas es aquella vanguardia que guía a las masas. En la Primavera Árabe, los actores en su mayoría fueron jóvenes. Tomasotti (2011) indica para la Primavera Árabe que entre el 60% y 70% de la población tenían menos de 30 años. En Argentina gran parte de la clase media sin distinción de edad (debido a que la TV tuvo su influencia a diferencia del mundo árabe donde quizás solo una cadena de noticias, <AlJazeera> vislumbraba la realidad opresora de tal región). Por tanto, puede llegar a afirmarse que el sujeto movilizado por Internet no es siempre "el más oprimido" (en términos de relaciones de producción marxistas) sino su autoproclamada vanguardia o en su defecto aquella clase social "compatible" con el capitalismo, es decir, que no se opone a su lógica productiva. 3.2 Ideología en la red Si bien supuestamente Internet unifica a grupos y culturas diferentes en un mismo espacio compartido, al momento de llevar a cabo una movilización social real, acaba por unir solo a aquellos de una misma clase o grupo o con un mismo pensamiento e ideología. En consecuencia, no podría hablarse de una inclusión verdadera sino de una segmentación o fragmentación social como otra de las consecuencias negativas de la “lógica en red”.

39

En es tas manifes taciones el us o de las Nuevas Tecnologías s e realizó no s ólo con la ayuda de redes s ociales s ino con aparatos electrónicos como celulares , los cuales fueron utilizados más de una vez con aplicaciones de sonidos de cacerolas para lograr de ese modo un mayor ruido de protesta.

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¿En qué repercute lo anterior? Si bien en el caso de la Primavera Árabe se consigue pasar de una dictadura hacia un relativo proceso de transición democrática, es aquí donde debe aparecer el debate en cuanto a esta dimensión analítica. Se marcha de una dictadura a una democracia, pero ¿cuál es ésta democracia? La respuesta será inevitablemente la occidental, a la americana, la del Estado de Derecho democrático-liberal, que ha hegemonizado el campo socio-político en occidente desde fines de la Segunda Guerra Mundial. Entonces, si a una sociedad con una cultura diferente (más allá de que la globalización implante prácticas culturales homogéneas) se le impone una democracia “a la occidental” basada en otros ideales, en otra percepción del mundo, en otro "universalismo", se acaba en un determinismo cultural, el de juzgar con los valores relativos al mundo occidental: lo que es y lo que no es, y cómo debería ser lo que la sociedad de esta parte del mundo. En tanto sujetos históricos formateados bajo una racionalidad científico-occidental, entiende por "democracia". En fin, la instalación de tecnologías de gobierno de un lado (Occidente) hacia el otro (Oriente). Las TICs son herramientas tecnológicas al servicio de intereses de aquellos grupos económicos para quienes éste tipo de democracia liberal es el mejor tipo de gobierno al no confrontar con el sistema capitalista. Y si no se enfrenta a tal sistema, la lógica opositora desde la sociedad civil como constructora de poder real y constituyente, se niega en el mismo instante en que nace. Por tanto, las TICs propician la ampliación e instalación del capitalismo en todas las sociedades. Esto es la técnica como ideología de la que nos hablaba Marcuse. Será necesaria la instalación de una nueva ideología que se oponga al a priori histórico de la técnica, que interpele a los sujetos de una nueva forma, que construya otras tecnologías del yo y evidencie otro gobierno del alma en donde el cuidado de sí escape a ese interés que se impregna ya en su fabricación como dispositivo de poder. Que resista a una lógica impuesta subliminalmente mediante la apropiación e internalización subjetiva de dispositivos de poder tal cual las Nuevas Tecnologías, medios actualmente que funcionan como elementos de socialización primaria (en caso de los nativos digitales) y secundaria (para los inmigrantes digitales, en términos de Prensky). Si en sus inicios la computadora nace como instrumento de acumulación de datos al servicio del complejo militar-industrial (y luego como apoyo a la labor de la comunidad

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científica), pronto adquiere la función ya no de acumulación sino de comunicación, en el complejo militar-electrónico

(Paul Virilio, 1995). Y es precisamente en todo ese trayecto

que ha ocurrido el cambio ideológico al tiempo que la misma ideología capitalista se ha racionalizado pasando a interiorizarse en todos los niveles de socialización posibles, conquistando "las almas de los sin historia". La ideología del capitalismo se ha tornado tan natural y "racional", que se ha inmiscuido en los cuerpos-mentes de las personas creyendo éstas que son libres en sus decisiones, en sus gustos, en su forma de consumir ya sea un producto o un conocimiento. La labor si se quiere “revolucionaria” como sujetos sociales será, ipso facto, "interiorizar" una "novedosa" ideología que reformule un nuevo modo de producción que no responda a la lógica capitaltrabajo sino a una de tipo cooperativa y que quizás tenga como base un nuevo uso de la tecnología en sí.40 Asumir una creatividad original y no siempre de reacción a lo ya creado por la racionalidad capitalista. Tendría que analizarse en qué ayuda el fomentar un dominio de las TICs en una progresiva democratización de la estructura económica con cambio subjetivo-ideológico en el marco de Internet como paradigma político-participativo. 3.3 LA PRIMAVERA ÁRABE: UNA LIBERACIÓN A MEDIAS Manuel Castells (2009) resume la cuestión ideológica en tanto discurso, ejemplificando el caso de Bush (hijo) quien tras los atentados del 11-S de 2001 planteó discursivamente la dicotomía “Guerra41 o Terrorismo”, justificando de ese modo su actuar a nivel internacional sobre las tierras de los países del mundo oriental en favor del primer término. Fueron y son guerras coadyuvadas por discursos mediáticos, los cuales imponen una visión no neutral de lo que acontece. “Guerras mediáticas” en las cuales la propaganda juega un rol fundamental. Por esto, para Castells (2009) la primera de ellas habría sido la Guerra contra Irak. Bajo la mediatización de los discursos, la Primavera Árabe es un término acuñado por los medios televisivos mundiales para reflejar los procesos políticos y de levantamiento popular que se han ido desatando en el continente africano, especialmente en el Norte de África y algunos países árabes del Medio Oriente. 40

En es te s entido algunos proyectos a nivel mundial parten de es tos s upues tos, tal los cas os del Proyecto Venus o el Movimiento de PROUT (Teoría de la Utilización Progres iva). 41 Virilio (1995) dirá por ejemplo que, la Guerra del Golfo nunca s ucedió, que lo aconteció fue una guerra mundial en miniatura.

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Sumando al análisis preliminar descriptivo del apartado anterior, se torna necesario conocer que la Primavera Árabe comienza con algunas revueltas desde el año 2010 y con el hecho trágico de un manifestante en Túnez en 2011 el cual se quemó vivo (y “en vivo”) repercutiendo en toda la zona en la cual existen dictaduras desde hace tiempo considerable. “Marcó el florecer no de la democracia en la región sino de una sociedad civil subyugada por décadas al poder de las autocracias prevalecientes.” (Rabbia, 2013: 104) Ahora bien, este uso del término no es neutro, tal cual lo destaca Noemí Rabbia: “Exis te un enconado debate en torno al término <primavera árabe>. Exis ten académicos

que

cons ideran

al

mis mo

como

un

elemento

impues to

mediáticamente, el cual carece de as idero en la realidad debido a que s e intenta equiparar los s uces os árabes con las “primaveras europeas ” de la década del ochenta.” (Rabbia; 2013: 104)

Este término utilizado con un trasfondo ideológico, remite a conceptos trabajados y explicados por Laclau dentro de su teoría del discurso, cuando describe acerca de un “exterior constitutivo”. En este caso, la sociedad occidental que presiona por transformar a la región árabe en una de tipo democrático-occidental, por instituir algún significado al significante, por hegemonizar lo que significa un concepto, por ejemplo el de democracia. “El significado se convierte en el elemento estable y los que le varían son los significados que se le adosan.” (Laclau, 2004) Y todavía más, puede pensarse en las reminiscencias al “mayo francés” que a pesar de la fuerza

conceptual que

contenía

fue

paulatinamente

absorbida

y los “disidentes”

rápidamente re-allanados al sistema. Existe un cinismo trágico en el término “Primavera Árabe”, como una emergencia que es sólo un lapsus en el continuum del tiempo. De hecho, la lucha política atraviesa esa pugna por fijar parcialmente significados a significantes, como el que las administraciones Bush y Obama realizaron al igualar democracia con libertad. De allí su discurso para con la región árabe como garantes de un proceso de transición democrática en la misma auspiciando intervenciones de diversa índole (militar, económica, “humanitaria”). Mariela Cuadro (2013) lo explica bien al expresar: “Es neces ario tener en cuenta que la democracia es un término polis émico y, por tanto, es menes ter aclarar por qué tipo de democracia militaba la adminis tración Bus h y por cuál lo hace la adminis tración Obama. En ambos cas os s e trata de una

59


democracia liberal que s upone reformas económicas que conducen a la (neo) liberalización de las economías afectadas .” (Cuadro, 2013)42

Es curioso recalcar en la idea de bio-poder, cómo Estados Unidos y el mundo occidental en tanto términos mediáticos, intervienen “humanitariamente” (de hecho con resoluciones de la misma ONU o la OTAN) en favor de la población, de los afectados y no supuestamente de los Estados en que habitan tales individuos. Aquí también puede producirse una extensión de la idea de bio-poder sobre una población en un territorio con su seguridad (tres conceptos utilizados en Foucault) no desde el Estado a la sociedad civil local, sino de un Estado para con otras sociedades civiles. Por tanto, el brindarle a los pueblos árabes43 mecanismos de subversión como el uso de las redes sociales44 para que se liberen de un yugo económico opresivo que paradójicamente fue inducido vía estadounidense mediante su crisis capitalista hacia la región (de Estados Unidos a Europa, de Europa al mundo árabe). No se trataría más que la utilización de las Nuevas Tecnologías a favor de la clase dominante, mediante la idealización de un cierto tipo de democracia “deseable” para todos. De este modo, las Nuevas Tecnologías se transforman en bio-poder en el mismo instante en que son utilizadas por el poder gubernamental a favor de un cierto discurso político. Diversos recursos electrónicos entrarán a esta lógica como sustento de políticas públicas de distintos gobiernos para agilizar la burocracia y transformar a los ciudadanos en consumidores de servicios públicos, de información, de opiniones mediáticas. Internet, en este contexto, funcionará como una “empresa mixta”, es decir, de utilización pública pero de gestión privada. Las redes sociales permitirán segmentar el mercado, conocer los gustos y preferencias de las personas e inducirlas en sus acciones hacia un modelo consumista netamente capitalista. Se produce así un Gobierno del alma (Rose, 1990), en donde la libertad de elección está ya predeterminada por diversos mecanismos de subjetivación y control social. Por citar, Facebook funciona como empresa que vende paquetes de información a empresas privadas y gobiernos y he ahí su gran rédito 42

En Cuadro Mariela (2013): “Primavera Árabe: Intervencionis mo internacional y democracia liberal en Medio Oriente, ponencia preparada para el XI Congres o Nacional de Cien cia Política, SAAP-UNER 43 De hecho, por ejemplo, Libia es tá formada por más de 150 clanes, lo que dificulta un proces o democrático (con fuerte injerencia del Ejército) de es tabilidad ins titucional y gobernabilidad , aunque es ta paz es s iempre una “paz democrática americana". 44 Han ocurrido cas os en que el gobierno es tadounidens e ha pedido a programadores y dueños de redes s ociales como Twitter o Facebook, que no dejas en de funcionar (en horas claves de protes tas por ejemplo).

60


económico45 . Así, el mundo árabe necesita constituirse como un gran mercado consumista de conocimiento y productos acabados y esto se logra concretizando un libre cambio fomentado a través de la liberación vía digital de pueblos gobernados por “autocracias proteccionistas”. La cuestión de hegemonía y poder entonces radica en lo siguiente: cuando se racionaliza, generaliza y subjetiva un medio de dominio como la tecnología y se vuelve algo “objetivo” y común para todos, he ahí cuando se pierde la noción de control social por medio de esa tecnología al servicio del aparato gubernamental. Siguiendo las teorías del discurso, David Howarth (2005) distingue hegemonía y contrahegemonía y lógica social y política. Cuando un grupo o parte de la sociedad quiere oponerse a una lógica social impuesta, de dominación, de hegemonía, dicho grupo se constituye en actor político y pasa a oponer a esa lógica social, una lógica de tipo política, de contra-hegemonía, que intenta subvertir ciertas “prácticas sociales sedimentadas” a lo largo del tiempo. Sin embargo, teniendo en cuenta que la situación árabe, por citar el caso de Libia, en el que intereses de otras potencias como Estados Unidos o Francia influyen decisivamente aunque discursivamente se posicionen algunas veces por fuera y otras veces a favor de “una democracia en la región”, esta lucha entre esas dos lógicas aún no tendría un resultado presente. De aquí que se vuelve pertinente el pasaje que Cox, como teórico de las relaciones internacionales realiza, distinguiendo entre hegemonía, contra-hegemonía y post-hegemonía. La segunda se opone a la primera y da como consecuencia la tercera. Es ésta última, la post-hegemonía, la que aún no se ha instalado en la llamada Primavera Árabe y no se instalaría pues la contra-hegemonía está siendo “conquistada” por el discurso occidental, por tanto hegemonizándose de nuevo. De todos modos, habría una post-hegemonía quizás más “sabia”. Ahora bien, teniendo en cuenta los análisis del bio-poder de Foucault debe advertirse algo. Siguiendo esa línea teórica, ¿cuál podría ser un punto de encuentro entre la resistencia individual al poder disciplinario y la resistencia colectiva al poder de control total? El caso del joven auto-inmolado en Túnez en 2011 ofrece un atisbo de esta resistencia individual a lo instituido en tanto disciplinamiento si se quiere “autoritario”, desataría una resistencia 45

No exis ten datos precis os

61


social en la comunidad en general y en otros países. Y si el poder se ejerce sobre sujetos libres, existirían otras relaciones de poder en sociedades autocráticas como las tratadas aquí. Por otra parte, si para Foucault la biopolítica sería la materialización o el traslado en el gobierno estatal de las prácticas de la pastoral cristiana o poder pastoral (modelo de ovejas que siguen al pastor quien domina a todas juntas conociendo todo sobre cada una de ellas en particular) como un poder que garantiza la salvación en otro mundo, ¿cómo repercute que la Gubernamentalidad neo-liberal de la que habla Medici o el bio-poder de las sociedades avanzadas del siglo XXI, se implanten en sociedades mayoritariamente musulmanas como las árabes? Esto no sería una contradicción, pues el islamismo sería continuidad posterior en términos cronológicos del cristianismo, y sigue su modelo pastoral.46 La cuestión más correcta sería preguntarse entonces: ¿cómo se compatibiliza esa gubernamentalidad neo-liberal que se invisibiliza ante el cuerpo colectivo occidental cuando está visibilizado y de hecho jurídicamente registrado (en el marco de un Estado religioso) en el cuerpo colectivo árabe? Es decir, la pastoral cristiana en el mundo occidental y moderno se metamorfosea en la biopolítica y ésta se invisibiliza en tanto Gubernamentalidad;

pero en el contexto árabe, ése modo de Gubernamentalidad

permanecería explícita y acontecería la gubernamentalidad misma en otros espacios o de otras formas. El resultado sería que las categorías de la biopolítica occidental se intentan trasladar a un mundo donde objetiva y jurídicamente ya existen. ¿Cuál es entonces la clave para comprender este pasaje?: la ley. Como se advirtió anteriormente en la presente Investigación, la ley para Foucault carecería de ese poder disciplinador porque habría sido reemplazado por este en tanto institución, norma más que ley. Pero en el caso árabe es la

46

Otro anális is s ería el dilucidar la diferencia en tre el poder pas toral “occidental”, -bas ado s egún Foucault (1979) en el es toicis mo, tradición cultural del Imperio Romano al cual el cris tianis mo tuvo que adaptars e y del que s e apropió de temas por ejemplo relacionados a la s exualidad y la moralidad-, que garantiza la vida en otro mundo (paradójicamente s us líderes han s ido pers onas “pobres ” como Jes ucris to o Mahoma), y un poder pas toral más de tipo “oriental” en donde s e garantiza la plena felicidad en es t e mundo y no en otro. Cada individuo puede obtener la liberación es piritual en es ta vida, obteniendo Todo, la completitud infinita (paradójicamente s us líderes han s ido reyes o pers onas “ricas ” como Buddha en algunos país es as iáticos y Kris na en la India).

62


ley la que normaliza principalmente. Sin embargo, una de las críticas más frecuentes es a esta separación entre ley y norma cuando no sería posible. Ahora bien, si existe un bio-poder que sin embargo es garantizado explícitamente mediante mecanismos de leyes incluso constitucionales, donde esa Gubernamentalidad occidental no se invisibiliza y si las instituciones operan no solo como norma sino como ley misma, las sociedades árabes serían un caso de bio-poder sistemático y jurídico, si las oponemos a las sociedades de este lado del mundo. Pero, un detalle no menor sería el hecho de que existen instituciones de encierro, en términos de Foucault, sexistas, pues para la mujer la institución de encierro máxima no sería ni la cárcel ni el hospital ni la escuela sino la casa, el hogar, la familia misma. Entonces, si tecnologías como los nuevos medios de comunicación electrónicos parecen “liberar” o ayudar a liberarse, en realidad animan la sobre-representación de la ideología ya existente. La bibliografía existente discute la libertad en internet, pero habría que llevar el análisis un paso más adelante, la libertad posterior al uso del internet, al uso del medio tecnológico y es aquí donde el poder en tanto hegemonía se manifiesta más fuertemente. Resumiendo, el mundo occidental pretende ayudar a un sujeto histórico constituido políticamente luego de una inducción de crisis económica: convencerlo de que es hombre, que es joven, que es intolerante, que mantiene una ideología religioso-económica patriarcal y por tanto un sujeto adecuado a una democracia liberal-censitaria. Es decir, se está liberando a un sujeto que es potencialmente un nuevo actor a favor del “modelo heterocapitalista ”.47 Por otra parte, como ya se adelantó, la cuestión principal es que libera a un sujeto potencialmente

consumista,

un nuevo

mercado

anteriormente

negado

por políticas

restrictivas de los gobiernos árabes. En fin, las Nuevas Tecnologías permiten efectuar este doble juego de poder: de un lado, liberan a un sector de la sociedad (que esclavo no es productivo ni consumista), dan la imagen pública internacional de liberación por medio de las redes sociales y por tanto muchas vías de luchas asumiendo este pensamiento libertario de la red 47

las utilizan aún

El “heterocapitalismo” es el modo de producción capitalista s exis ta, bas ado en el dominio del género “hombre” por s obre otros géneros en tanto cons trucciones s ociales . El capitalismo es de por s í heterocapitalismo. 63


más. Lo que en verdad se hace es encaminar los métodos revolucionarios hacia una mono forma de lucha (la red) para ejercer ahí su control total (he aquí una táctica de dispositivo de poder). De otro lado, esclavizan a los sujetos al actual modo de producción transnacional que basa su expansión precisamente en las oportunidades que las Nuevas Tecnologías le permiten llevar a cabo como metodología de acción financiera. Desde Foucault, en las sociedades árabes estarían dándose sin embargo otras tecnologías de gobierno, y la Gubernamentalidad en tanto poder que se invisibiliza correría por otros caminos que habría que determinar. Finalmente, el uso de las Nuevas Tecnologías en especial el ordenador con uso de red social estaría al servicio de la “liberación” de unos pueblos a favor de una hegemonía capitalista y democrático-liberal con la pretensión de instalar las mismas tecnologías de gobierno y la misma Gubernamentalidad del mundo occidental al mundo árabe en tanto sociedades con otra cultura y religiosidad diferente. 3.3.1 La cuestión de Género en las revueltas Otra de las cuestiones trascendentes en esta “primavera” será la cuestión de género, y aquí se incluyen los análisis sobre la sexualidad. Se manifiesta una apropiación de los cuerpos en función del sexo. Una ética somática (Rose, 2012: 30) a favor de un género comienza a perfilarse con un trasfondo cultural que margina a la mujer, que pretende en algunos casos reconocerles derechos constitucionales pero legislando tanto social como normativamente dentro de los parámetros de la cultura islámica o del islamismo como fuente principal de legislación. La familia, en este marco, garantiza la dominación patriarcal sobre la mujer. La supuesta liberación de los pueblos árabes no está exenta a violaciones de derechos humanos y discriminación para con la condición de la mujer. Las sociedades islámicas siguen aún considerando a ella como un “animal doméstico”, un sujeto con menos derechos en comparación al colectivo hombre. Al desatarse las revueltas árabes, ambos grupos, hombres y mujeres emitieron su voz en las calles, pero ante el desorden y el caos social, las mujeres fueron cruelmente violadas, maltratadas, y en su indefensa han tenido que remitirse nuevamente al espacio privado de la casa, su rol social instituido histórica mente en la familia. Esta

distinción

privado-público

funcionaria a un modelo

patriarcal-oligárquico,

de

familias/clanes que han vivido de la estructura del Estado, han trasladado esas redes 64


familiares masculinas a los espacios estatales y las instituciones políticas presentes en ellos han sido formadas en base a tales redes que a su vez perfilaron imaginarios sociales avalados por el “fundamentalismo islámico” en co-participación del autoritarismo. Por tanto, toda revuelta social en este marco propiciará una protuberancia social netamente patriarcal. Finalmente, el sujeto revolucionario se tornó masculino y esa liberación permitió en “nombre de la libertad y la democracia” en tanto alternativa política electoral, vulnerar aún más los derechos de las mujeres y exentrizar y llevar al máximo la ideología “machista” que invade esas sociedades. De hecho, en el caso del Presidente depuesto Mubarak (Egipto), a modo de ejemplificación, de cuatro mujeres que había en su gabinete, en la era pos-Mubarak, quedo solo una. Lo anterior permite extraer alguna conclusión parcial: que igualar libertad con democracia, desde un discurso occidental y americano, equivale también a decir que libertad es igual a “democracia restringida ”. Para concluir este capítulo, se ha propuesto un marco de análisis inicial que ofrece pensar la realidad de las Nuevas Tecnologías como dispositivos de bio-poder al servicio quizás (se verá a continuación) de una eventual democracia más participativa, pero en todo caso bajo recaudos que se deberán tener presentes a la hora de hacer una prospectiva de posible Democracia Electrónica en el mundo en general y en Argentina en particular. Para esto, un análisis de las características de Internet como "iceberg" de las NTICs será de suma importancia.

65


IV CAPÍTULO 3. El impacto de Internet y su poder en las prácticas democráticas: debates y desafíos ¿Hasta qué punto son democráticas las nuevas tecnologías de telecomunicación?

Benjamín Barber

4.1 El Mensaje y lo "irreversible" de las Nuevas Tecnologías Un punto importante en todo este proceso descrito es el Mensaje. ¿Quién lo produce y quién lo reproduce?, ¿qué mensaje se expresa y cuál no?, ¿qué se transmite al hacer uso de la red? McLuhan en la década del '60 expresó en un gran conocido aforismo (que también provocó críticas al mismo): " El medio es el mensaje" . Con ello se estaba refiriendo a algo similar a lo expresado por Marcuse cuando manifiesta que la técnica es ya en sí ideología. " El medio es el mensaje" intenta enfocar el análisis no tanto en los sujetos de la comunicación, emisor y receptor, sino en el canal o medio que los comunica. Por su parte, Tomasotti (2011) recalca al hablar de las revoluciones y/o movilizaciones acaecidas en el mundo árabe: " la ideología de esta juventud (árabe) es la de sus medios de comunicación. Marshall McLuhan planteó que el <medio es el mensaje>, pero en términos políticos, lo decisivo es a la inversa: el mensaje es el medio, porque la esencia técnica no es técnica sino cultural”. Aquí también es pertinente rescatar la reflexión de Benjamín Barber (2006) cuando expresa: " (...) como la tecnología es una herramienta, tiende a reflejar y a representar fielmente la sociedad en la que está presente" (Barber, 2006: 18) y más tarde extiende: " la nueva tecnología tenderá a reflejar la sociedad que lo produce. Esto significa que la tecnología no será la panacea (...) una solución mágica a todos nuestros problemas (...) Los valores que no podemos producir sin tecnología - democracia, tolerancia, libertad-, no los produciremos con tecnología (...) debemos crear(los) mediante nuestras instituciones." (Barber, 2006: 18) Partiendo de este pensamiento, se debiese al menos reflexionar a qué grado de institucionalidad normativa, política, social y cultural se llegaría con objeto de ofrecer un marco regulatorio propicio y alcanzable en el uso sofisticado y cotidiano de las NTICs en la cultura democrática. 66


El centro del debate no será el posicionarse tanto a favor o en contra del uso de las mismas en la cuestión política y de participación social, sino admitir que su ingreso es una realidad "irreversible" ante la cual el papel que compete será el de otorgarle dirección, al menos en parte, a todo ese “tecno-movimiento en auge”. 4.2 Represe ntación Mediática Parcial Con el nacimiento de los mass media, Internet, las redes sociales y los más diversos aparatos electrónicos tales como la telefonía móvil (celulares), I-pad, e-books (libros digitales), etc., se advierte que los roles de los actores de la comunicación han mutado de una forma paradójica: el objeto de comunicación ha pasado a ser sujeto de la comunicación. Lo que antes era simplemente un canal comunicativo físico ahora se subjetiva. Facebook se convierte en una especie de "sujeto con vida". Un ejemplo clarifica esto: al efectuarse la famosa "Primavera Árabe" se observaron carteles que expresaban: "Gracias Facebook" o un grafiti manifestando simplemente "Twitter". Puede concluirse a modo introductorio que los mass media y las Nuevas Tecnologías se pretenden apropiar, al menos en alguno de sus aspectos esenciales, de la idea de representación misma. Si antes eran un canal de comunicación entre gobierno y ciudadanía, ahora llegan a ser fines en vez de medios, se convierten en “medios masivos de representación”. ¿Cómo influye esto en términos políticos? El ciudadano en vez de sentirse representado por el gobernante de turno a quién eligió (representación sociológica en términos de Sartori), se siente representado por el medio, ya sea un diario, un programa de TV o un tipo de red social.48 Se puede hablar así de una “Representación Mediática Parcial”. Parcial porque suele ocurrir que quienes se sienten representados más fuertemente por el medio son precisamente aquellos ciudadanos disidentes con el gobierno que dirige, sea este una dictadura o uno elegido por voto popular. Lo que debe hacerse presente entonces son, las tres preguntas iniciales que se hace Caminal Badia, ¿quién, ¿qué? y ¿cómo?: ¿quién? Un medio televisivo, gráfico o una red social; ¿qué? El pensamiento de un cierto grupo social; y ¿cómo? Mediante la publicación de contenido periodístico a favor o en contra de ciertas políticas y figuras públicas (política 48

En Argentina es ejemplificador el decir "yo leo Clarín", lo que s ignifica pos icionars e (no s iempre) en un es pacio ideológico tal, que guarda en s u dis curs o todo un conflicto actual entre oficialis mo-opos ición en pugna.

67


mediática para Castells, 2009).49 Esto en general sería el eje de la representación mediática parcial. También puede hablarse de una especie de representación mediada por las redes tal el caso del Movimiento Bloguero Peronista (MBP) en Argentina o el Partido de la Red formado a mediados del 2012 en la Ciudad de Buenos Aires, que tiene como objeto colocar algún legislador en la ciudad que solo manifieste la voluntad de los que participan en la red de dicho Partido mediante Internet. Esta especie de “partido electrónico” (que busca lograr un mayor control de los ciudadanos en la toma de decisiones de índole público)

emula o replica otras experiencias extra-

continentales como las del Partido Pirata en Alemania (que aunque existen partidos de ese tipo en otras partes, ese es el más conocido pues ha conseguido colocar varios representantes a nivel distrital en Berlín) o el caso del Partido X en España, país en donde el uso de las NTICs es muy extendido tanto desde la sociedad civil como desde los gobernantes en tanto individuos y en tanto políticas de Estado. Sin embargo, varias son las fallas de estos modelos “espontáneos” de democracia, entre las cuales

se

pueden

mencionar:

la

rapidez

y

superficial

deliberación

on

line,

la

desmovilización o desarmado luego de pasadas ciertas crisis económicas o hitos trascendentes conflictivos a nivel público (como la aprobación de una ley), la dificultad de unir en lo real y material a un gran contingente de personas presentes muchas veces solamente en la red y alejadas también en cuanto a espacio territorial, entre otras. Sin embargo, se debe advertir lo positivo de estas experiencias: mayor participación, mayor control democrático de la red, conocimiento e información sobre asuntos que atañen al bien común, des-apatía política y complemento para los que ya participan en modalidades tradicionales de la política. En fin, lo que debe rescatarse de esta modalidad de representación de tinte sociotecnológica es que dan nuevas aristas al concepto de representación y abren la posibilidad a que, si como Laclau advierte, de que el representante “modela” al representado, construye

49

Puede integrars e aquí también, con s alvedades , el cas o de Indymedia , una red organizada por periodis tas que s e expres an como independientes , s urgido en 1999 luego de las manifes taciones en Seattle contra la OMC (Organización Mundial del Comercio). Pos ee portales en muchos país es (aquí Indymedia argentina) y s u propós ito es difundir información que otros medios centrales no difunde, y/o brindar una opinión ciudadana diferente de la es tatuida por los monopolios periodís ticos y mediáticos. 68


identidad en el pueblo, ese representante también se constituya como tal en la misma sociedad civil que pretende construirlo, guiarlo, dirigirlo a que cumpla un mandato “desde las bases”. Es decir, la idea de representación incluye ahora un componente más activo de la ciudadanía en pos de una plenitud de la misma. Pero, para el caso de una representación de orden más mediática en tanto medios masivos tradicionales de comunicación como la TV o la prensa, puede decirse que se torna un poder (un cuarto poder) que se adjudica funciones que de por sí no le corresponden pues vacían el origen informativo (ahora sesgado y de desinformación y sub-información según Sartori) de ser un canal entre pueblo y gobernante. Detrás de todo esto se esconde la idea de poder en tanto lucha constante entre diversos actores sociales que pugnan por construir representaciones simbólicas y modelos de democracia a veces en conflicto sustantiva y formalmente. 4.3 Cambios en la matriz comunicacional En el momento en que el medio físico (canal) pasa a constituirse en una especie de sujeto, se tendrá que replantear quién es el emisor, quién el receptor y cuáles son los roles de los actores de la comunicación. Para una parte de la población, principalmente adolescentes, tener un celular o estar registrado a una red social de masas, es más importante que la o las personas con quienes ha de comunicarse. Esta subjetivación del medio físico posicionándose en igualdad con los sujetos de la comunicación es un cambio social muy importante. Se está diciendo que el canal importa más que el receptor, que para muchos el simple comunicar masivamente un pensamiento

individual es

ya

satisfacción realizada.

Constituye

una

necesidad

de

"comunicar sin comunicarse" en tanto multitud solitaria (Sartori, 1998). Se asiste así a una gran paradoja: se está en un mundo ilimitadamente comunicado pero en donde la comunicación se ha vuelto individualista. Es el sujeto quien detrás tiene un televisor y en frente una computadora, y vivencia toda la realidad social en un mundo virtual sin salir siquiera de su casa; conoce todo, pero experimenta solo internamente las relaciones que con anterioridad eran de preponderancia física o táctil. Esto lleva a pensar que Internet se posiciona como un "espacio de libertad total", donde se "simula" la construcción de mensaje en tanto representación simbólica.

69


De hecho, los individuos reordenan el texto en base a gustos y capacidades, configurando lo que muchos autores han llamado “hipertexto”, es decir, una lógica que rompe con la esencia del texto o "libro tradicional" el cual sigue un orden a respetar taxativamente si no se quiere perder la trama del mismo. El lector se torna activo, ordena el texto (información en red) tal como lo desea. Prensky también dirá que estos nuevos jóvenes desarrollan mentes hipertextuales (Prensky, 2005: 16), es decir, saltan de una cosa a otra, en una especie de desarrollo de estructuras cognitivas paralelas, no secuenciales. Pero el análisis debiere detenerse un instante y reflexionar sobre el siguiente punto: se goza de información esparcida por todas partes pero la capacidad de procesarla es mucho menor, sumado a que la misma se halla segmentada y parcializada. Se vive (sobrevive) finalmente en una sociedad de la información desinformada (Castells, 2009). Y si se pierde capacidad de abstracción en tanto los medios solo dan nociones (Sartori, 1998) ¿cuál es el papel de ellos en lo que a esto concierne?: será el pensar por los sujetos, primero dándoles imágenes que incluso mienten (pues se editan, se manipulan) y segundo, creándoles la agenda de la cual habrán de hablar en su vida cotidiana, haciendo referencia al ámbito de la vida privada. Finalmente, desde otro punto de vista más favorable, algunos autores señalan que el uso de internet multimedia retoma la palabra perdida en ese homo videns de Sartori, en vista de que ahora el sujeto es activo, busca, se comunica, escribe, lee. Sin embargo, en Internet la imagen sigue primando y fuertemente. 4.4 Subjetividad modificada: hacia nuevas subjetividades Lo que tendría que recalcarse en todo este proceso a veces caótico, sería el cambio de subjetividad. Se asiste, como ya se dijo, a un tipo de subjetividad virtual. ¿Podría pensarse un mundo cotidiano en el que no se usase celular o no se comunicase con otros semejantes por medio de alguna red social o simplemente un correo electrónico? Quizás para algunos aún sea posible (los Inmigrantes Digitales de Prensky), ya que la subjetividad virtual no ha impregnado totalmente sus mentes, pero no así para aquellos quienes se perfilan como Nativos Digitales. La transformación digital implica una mutación en las relaciones sociales debido a que éstas se virtualizan en gran parte y por consecuencia virtualizan a la política también. Algunos "viejos" dirigentes se querrán oponer a esta nueva idea o pensarán que estar en Facebook o

70


Twitter es la solución a sus problemas de deslegitimación social. Antes que nada, para no caer en este error "estratégico", debe percibirse el ya mentado cambio subjetivo. La sociedad asiste al desarrollo extensivo de la interactividad, una de tipo masiva pero no necesariamente más comunal o solidaria sino como reivindicación de un “individualismo distante”. Si con anterioridad tal individualización (maximización del beneficio personal en términos utilitaristas) ocurría entre dos personas o entre el individuo frente a la sociedad (idea tan galardonada por el liberalismo clásico), ahora ya ni siquiera está el otro sujeto "palpable" en frente sino que existe en otro espacio, de allí el concepto de distante. Paul Virilio (1995) hablará de una pérdida de orientación con respecto a la alteridad, en relación al "otro". ¿Por qué dar a conocer públicamente sobre los estados de ánimo y los propios pensamientos a muchas personas de quienes si quiera nunca se conoce o conocerá?, ¿qué sensaciones nuevas produce esperar un SMS por celular o un comentario en Facebook? Estas son modalidades emotivas que integran la dinámica de la experiencia virtual, donde importa más comunicar la acción a realizar que la acción misma; donde el interlocutor más importante de la escena no es el receptor precisamente sino un potencial espectador, el lector, un público hipotético. La historia se abre, la incertidumbre se apodera de la teatralización y se espectaculariza; la realidad conceptual se reduce a la imagen y a la doxa (opinión): “Toda la vida de las s ociedades en las que predominan las condiciones modernas de producción s e pres enta como una inmens a acumulación de es pectáculos . Todo lo que era vivido directamente s e aparta en una repres e ntación (1) (…) El es pectáculo no es un conjunto de imágenes, s ino una relación s ocial entre pers onas mediatizada por imágenes . (4) (Debord, 1967)

Se vive en un mundo “globo-virtualizado” y la política no es ajena a ello. El espectador o el lector activo se mete en la historia, desea ser también protagonista de la misma, intenta influenciar en la relación de poder que se ha establecido en el “viejo contrato social” entre el comunicador y su auditorio: el ciudadano, en fin, quiere posicionarse a la "misma altura" que el gobernante, cerrar la distancia, anular la brecha que tradicionalmente los separa. Esta división es institucional y he aquí que en todo este contexto expuesto se presente la crisis de representación, la desafección y la apatía política, herederas en Argentina de la dictadura militar argentina del '76 reforzada con el proceso neo-liberal menemista de los '90 y la desafiante crisis del 2001. 71


Si la brecha comunicacional gobernante-ciudadano se pretende eliminar de fondo, se está evaluando no ya una simple crisis de representación sino de la propia teoría de la representación clásica, en la cual la percepción civil manifiesta un hartazgo de la burocracia que aleja pueblo y gobierno, base y líder, identidad social y Estado. 4.5 EL USO DE LAS TICS Quienes tratan la temática coinciden en señalar dos "faltas" para el empleo eficiente de las TICs en la vida ciudadana. Ellas son: la Brecha Digital y la Brecha Educacional (o Cultural). Por la primera se entiende la distancia que existe entre quienes tienen acceso a Internet (y aquí entra en juego el poseer una computadora o al menos una telefonía móvil con acceso, de banda ancha, es decir en sí, la infraestructura imprescindible para esa accesibilidad) y quienes no, en gran parte como causa de no poseer el capital económico (Bourdieu) necesario para acceder a ello, produciendo una nueva forma de exclusión, una de tipo digital. Por la segunda (brecha educacional) se entiende la distancia que separa entre el adquirir los conocimientos necesarios y apropiados para hacer uso de esas Nuevas Tecnologías y el no adquirirlos, es decir, entre el saber y el no saber usarlos. Entonces, es sumamente importante tanto el acceso como el conocimiento de las TICs a la hora de considerarlas herramientas de uso cotidiano. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo dependiente de la ONU, en su Informe Ejecutivo 2012 sobre Medición de la Sociedad de la Información, una de cada tres personas en el mundo tiene acceso a Internet. También jerarquiza a Argentina ocupando el puesto 56 en el IDT (Índice de desarrollo de las TICs) y el 77 en cuanto a disminución del precio de acceso, y manifiesta que, a nivel global, la utilización de telefonía móvil se ha duplicado con respecto a la de tipo fija. Así mismo rescata que Europa es el continente que más ha cerrado la brecha digital. Según Valdés (2011) los siguientes son los porcentajes que muestran la distribución geográfica por regiones de los usuarios de Internet en el mundo para el año 2010: 42% para Asia; 24,2% para Europa; 13,5% para Norteamérica; 10,4% para Latinoamérica y el 72


Caribe; 5,6% para África; 3,2% para Medio Oriente y 1,1% para Oceanía. (Valdés, 2011: 17). Puede notarse aquí en esta expresión porcentual que, África y Medio Oriente, para el caso tomado en análisis en el segundo capítulo, son regiones donde el uso de Internet es menor y donde paradójicamente ha sido utilizado con una repercusión política mayor: las revueltas árabes y egipcias. Estos datos sirven para pensar que lo que gran parte de la sociedad considera algo rutinario y común, aún para muchos es una realidad inexistente (2/3 de la población mundial). Entonces se plantea el debate: ¿es correcto hablar de Democracia Digital cuando aún grandes sectores sociales no poseen acceso ni menos todavía se han socializado con los conceptos tan galardonados por la Sociedad de la Información del Siglo XXI? Y aquí es que se debe saber diferenciar entre la disminución del papel de los medios tradicionales de comunicación en correlato al aumento de las redes telemáticas, y la realidad cultural. Todavía para muchos individuos, incluso de los que se podría llamar “clase baja”, el televisor está presente como elemento de cotidianeidad, no así Internet. Se hacen pertinentes también los conceptos de “pobres” y “nuevos pobres”. El elemento físico de comunicación adquiere diferentes matices de socialización: para algunos la televisión es más que entretenimiento, es una forma de inclusión, para otros, es simplemente un medio de información. Para las clases más pudientes el diario es también un modo de informarse, pero para las clases más relegadas en términos socio-económicos es quizás el objeto con que se recubren elementos del hogar o con que se envuelve la comida. En este sentido, ¿cuál es el papel de un celular o de Internet tomando como base las

clases

sociales?,

subjetividades?

¿produce el ingreso

a la red

diferentes

socializaciones

y

50

De esta forma, puede inferirse que no ha ocurrido una total eliminación de la "vieja" tecnología sino más bien una complementariedad o en su caso un uso compartido o distribuido (aunque las horas que un usuario pasa en Internet están aumentando

50

Se efectúa la unificación de todos los objetos del mundo fenoménico en uno único objeto: el celular (como combinación del ordenador y la telefonía). Esto implica negar la experiencia con diferentes realidades que es os mis ms objetos nos ofrecen en una mutua e inters ubjetiva interacción, para mediarla solo a través de un solo elemento aglutinante. Por tanto, la realidad s e contrae o s e reunifica.

73


considerablemente en comparación a las que presencia frente a la TV). Por ejemplo, gran parte

de

la contienda electoral sigue recayendo en los medios tradicionales de

comunicación, pues la subjetividad virtual aún no se ha hecho absoluta. Esto no niega que en el futuro quizás el ámbito de disputa podría ser efectivamente la red así como hoy son los medios masivos de comunicación, principalmente la televisión. El "problema" es que esa red socializa con un nuevo lenguaje digital, un "otro modo" de percibir la realidad, con nuevos conceptos, significados y significantes. El lenguaje es una forma de construcción y visión del mundo. Ahora bien, si el lenguaje cambia, -tal cual está ocurriendo en el espacio virtual, en la vida digital-, se tendrá que admitir, mal que se pese, que ha ocurrido una mutación en la percepción de ese mundo social y político. Si para Hegel la realidad es aquello que se conoce, aquello que coincide con el pensamiento (una filosofía de la identidad), en donde todo lo racional es real y todo lo real es racional sin primacía de ninguno de los términos ¿qué en verdad se “conoce” de este nuevo entorno tecnológico? Además, el lenguaje está íntimamente ligado a la disciplina. La libertad en la red remite quizás a una multiplicidad de lenguajes (dada la interculturalidad presente) y sin embargo no socaba la idea de un mismo disciplinamiento de trasfondo para todos los actores sociales intervinientes en aquella red. En extensión, la existencia de una comunidad no territorializada como la nombra Rose (1996), no significa la ausencia de un Estado que regula fáctica o jurídicamente, directa o indirectamente las relaciones virtuales a través del condicionar la accesibilidad a los servicios digitales y mediante la aplicación de formatos de Internet programados bajo el auspicio de intereses económico-consumistas y de leyes de regulación de la “información electrónica”. De hecho, la construcción de nuevo/s lenguaje/s es desde ya un proyecto político revolucionario de cambio de subjetividad. El lenguaje transmite sentimientos e Internet produce nuevas sensaciones inéditas de corto tiempo. Se está no solo perdiendo capacidad crítica sino la misma capacidad de sentir. La culpa es quizás de esa dictadura de la velocidad (Paul Virilio, 1995). Hace varias décadas, cuando la carta era el modo de comunicación más difundido, alguien podía enviar una a un familiar lejano contándole de su vida y sus problemas y tener su respuesta al cabo de algunos días o semanas. En todo este tiempo o trayecto, ese alguien podía haber 74


reflexionado sobre lo escrito en la misma y reelaborado su perspectiva o razón de los hechos. Hoy, en cambio, la instantaneidad modifica el tiempo reconfigurando el espacio, precisamente porque el tiempo y el espacio se transforman, las relaciones sociales se desterritorializan tal cual la economía (ya que transitan juntas). Esta instantaneidad corta el "momento de reflexión”, al menos en grado considerable. No se procesa la realidad, no se la conoce, solo los sujetos se informan de ella por medio de la información editada que se ofrece en los mass media, "reeditada" en las redes sociales o "liberada" en Internet, de la cual sin embargo no se tienen marcos de búsqueda concretos y hasta correctos. Y finalmente se responde al estímulo externo en base a valores propios del individuo, estructuras mentales ya elaboradas, convicciones, pero no en un juego de deliberación razonable. He aquí que lo psicológico, sociológico, económico, político y cultural se entremezclan fuertemente. Lash (2005) dirá que se pasa de la reflexión a la información y que la irracionalidad se torna efecto paradójicamente de la racionalidad. Ahora bien, si no hay reflexión, si se ha perdido gran parte de esa capacidad crítica ¿qué posibilidad hay de cambio social? Valeria Betancourt (2011), tomando como ejemplos la Campaña 2.0 de Obama " Yes We Can" (Sí, nosotros podemos) en las presidenciales del año 2008, en la cual el candidato obtuvo por donaciones de usuarios de red una suma alrededor de 500 millones de dólares; o las manifestaciones organizadas por SMS en España en contra del gobierno en protesta por la ocultación de la información luego del ataque terrorista en Madrid en 2004, por citar solo algunos, advierte: " si bien la respuesta de la gente es espontánea, inmediata y masiva, en general el ejercicio impugnador o transformador es de corto plazo. Se logran cambios significativos pero en última instancia, no se modifican sustancialmente las estructuras materiales y simbólicas en las que se sustenta y sostiene el poder." (Betancourt, 2011: 96) Concluyendo, a la hora de volcar al análisis el uso de las TICs en la política, tendrá que tenerse en cuenta no únicamente tales brechas digitales sino el cambio de lenguaje y por tanto de percepción de la realidad-mundo. También la capacidad crítica como "derecho inalienable" de todo ser humano, fundamental para una “democracia fuerte” en donde el paradigma sea un ciudadano activo, crítico y con espíritu cooperativo-solidario. En este

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sentido es que conviene caracterizar a Internet con objeto de mostrar sus peculiaridades en relación a esa democracia. 4.5.1 Participación política y Libertad Puede que las NTICs promuevan la participación política virtual de los ciudadanos (en realidad más en aquellos que ya participan desde antes en política por medios tradicionales) perfilando en el imaginario social una ampliación de la democracia hacia una de tipo más directa o radical. Pero, al mismo momento, niegan éste tipo de democracia, ya que desde la voluntad política lo que se pretende es conservar el canon tradicional de la democracia democrático-liberal-representativa. Esta dicotomía está presente en la Sociedad de la Información, información que desde ya no implica conocimiento, pues éste no es libre en tanto clave del proceso productivo actual post-fordista de trabajo inmaterial (y hoy teletrabajo o trabajo virtual). No se debería pasar por alto la siguiente pregunta: ¿hasta qué punto la tan galardonada libertad de Internet y que se siente en la red en términos de libertad de expresión y conciencia, es en esencia real? ¿Será acaso que esa "libertad indefinida" se da en términos virtuales justamente porque en la materialidad se es negada? Deleuze (2006)51 hablará de una libertad vigilada, ya que en el exacto instante en que algún sujeto desaparece de un ámbito social como el de la red, produce "sospecha" y es esto el control de todos sobre todos, el auto-gobierno, el sinóptico.52 Tal como plantearon algunos autores clásicos: “si no se es consciente de la falta de libertad no se luchará por conseguirla, no se la buscará”. Y es esta consciencia que en la virtualidad se esfuma donde no necesariamente lo virtual es un correlato fiel de lo real.

51

Véas e en Pérez Ariza C. (2006): La libertad de expres ión en el paradigma de las nuevas tecnologías y la s ociedad de la información, Revis ta Latina de Comunicación Social, Nº 61, pp. 1-18. http://www.ull.es /publicaciones /latina/200611Pe rezAr iza.ht m 52 Si en el Panóptico uno obs erva a todos, en el Sinóptico es al contrario, todos miran a uno.

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4.6 BENJAMÍN BARBER: LAS CARACTERÍSTICAS DE INTERNET Y LOS PRINCIPIOS DEMOCRÁTICOS Barber detalla en un artículo publicado en la Revista de Internet, Derecho y Política (2006) titulado ¿Hasta qué punto son democráticas las nuevas tecnologías de telecomunicación?, ocho características de Internet, de las cuales las tres primeras son favorables a la democracia y las otras cinco son por el contrario contraproducentes con los requerimientos de la misma. Las características beneficiosas de Internet serían: el ser horizontal, interactivo/participativo y diversificado/heterogéneo. Las negativas vendrían a ser: que es rápido, sin mediación, con acceso limitado, privado/segmentado y monopólico. A continuación se desarrollarán estas características. a) Horizontal y punto-a-punto Barber expresa claramente: " La relación democrática esencial no está entre líderes y ciudadanos (...) está entre ciudadanos y ciudadanos. Tendemos a pensar - usamos el modelo representativo-...<Si hablo al alcalde, si hablo al presidente, si hablo al Rey, entonces estoy en una relación democrática>. Pero las democracias reales están definidas mediante nuestra capacidad y competencia para hablar entre nosotros (...) Internet ofrece la oportunidad de hacerlo." (Barber, 2006: 22) El punto a punto (como la idea de teléfono y no como TV) es afín a la idea de interacción cívica, de la comunicación lateral/horizontal. Castells (2009) hablará de una audiencia creativa, donde “emisores y receptores son colectivamente el mismo sujeto” (Castells, 2009: 182) y donde “la comunicación en el nuevo marco tecnológico es multimodal y multicanal.” (Castells, 2009: 183) b) Interactivo/participativo Al no haber espectadores pasivos, pues éstos buscan, escriben, leen, dan sus opiniones constantemente en redes sociales, en blogs, en encuestas virtuales, etc., se favorece la participación ciudadana de "abajo hacia arriba". En este sentido es que algunos autores también hablan de la posibilidad de generar iniciativas populares y referéndums on line, en

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los cuales la ciudadanía pueda expresar su opinión acerca de los asuntos públicos que conciernen a la vida cívica. Sin embargo, como no todos tienen acceso a Internet y menos aún a la categoría de ciudadano (si tenemos en cuenta ciertas comunidades “indígenas”) y como no todos están dispuestos a realizar un análisis crítico (con motivo de formular para sí una argumentación propicia que efectúe una opinión seria y no meramente especulativa o por convencimiento irracional), se hace algo difícil regular esta actividad. Esto no niega, sin embargo, los casos de firmas on line de petitorios a los mails de gobernadores o ministros pidiendo la derogación de una ley o la eliminación de un proyecto que esa ciudadanía considera perjudicial para el "bien común". Han ocurrido "vetos virtuales de hecho" a proyectos de leyes. Aunque aquí también debiese detectarse que muchas de estas iniciativas parten de algún organismo, principalmente las del llamado Tercer Sector (ONGs, entre otras) y con posterioridad la ciudadanía (la que hace uso de Internet) se suma a ellas. Entonces, se tendrá que plantear si el ciudadano realmente produce el mensaje o en verdad simplemente lo reproduce dándole forma de acuerdo a su estructura subjetiva, valores, convicciones, ideales y modos de pensar, a su vez condicionados todos estos elementos (y eventualmente al uso de una resistencia al poder en términos de Foucault) por la clase social a la que pertenece y por su experiencia personal inmediata. También es pertinente mencionar como punto clave para una eventual “democratización de los modos de participación política virtual”, la normatividad en tanto legalidad formal. La institucionalización socio-cultural de prácticas inéditas on line requiere probablemente un marco regulatorio legal que permita ser "vinculante" en tanto aspecto jurídico. Se es sabido que gracias a Internet y fundamentalmente a las redes sociales, los dirigentes, el gobierno y los partidos políticos tienen a su disposición un abanico de encuesta permanente y de medición de la opinión pública hasta en los mínimos detalles. Esta es una herramienta quizá de suma importancia si es correctamente utilizada como clave para ampliar las democracias. En este punto, la transparencia vía Internet será posible en la medida en que los gobernantes den respuesta responsable ante la ciudadanía por sus actos de gobierno.

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Lo que se intenta decir es que, mientras un proyecto popular on line “nazca” en la red, no existe relación jurídica vinculante53 que exprese que el gobernante debe respetar esa decisión inicial. Queda solo en manos de la estrategia política electoral y de apoyo ciudadano a los dirigentes el tomar en cuenta tales petitorios o el negarlos. Y mucha de la antigua dirigencia se rehúsa a aceptar esta nueva lógica.54 Entra en juego también la identidad del sujeto, pues muchas veces las personas vía red se inmiscuyen en política, dan sus opiniones sobre ciertos asuntos del orden del día, pero sin compromiso legal o mayor; y una firma implica brindar datos precisos, contundentes, autoidentificarse "legalmente" como firmante. Además, para finalizar con esta característica, es preciso pensar: ¿hasta qué punto son democráticas las redes sociales o hasta qué grado Internet favorece la democracia on line si la mayor de las veces los comentarios en debates virtuales o fórums son con motivo de denigrar a las instituciones políticas, -efecto de la gran crisis de representación auspiciada en los „90-, ya sea el Presidente, el Congreso o los Partidos Políticos? c) Diversificado o pluralista/heterogéneo Se puede encontrar en la red casi (sino) todo. La infinitud de páginas e ideas es sorprendente y si no se halla sobre algo, puede armarse, publicarse o crearse un blog. Esta es la idea de Barber extendiéndola a lo específicamente político donde las diferencias electorales y de ideologías (clivaje derecha-izquierda) están por doquier en la red. Aunque se advierte sobre el trasfondo de esta cuestión. Por ejemplo, el inglés sigue siendo el idioma mayoritario en Internet y solo hace unos pocos años el español estuvo al alcance. 53

Es ta s ituación es compleja e incluso cas i aporética. Si lo on line puede es tablecer un tipo de “relación jurídica vinculante” s ignifica que s e legis la (en términos del paradigma clás ico de la s oberanía) s obre s u acontecer, lo cual implicaría una “apropiación” del s is tema jurídico -político res pecto a la “libertad” de lo que allí ocurre. Ante es to, ¿ello no trans feriría las apropiaciones de “clas e”, de poder, de lenguaje, del s is tema político hacia lo informal, dándole jus tamente una forma determinada? 54 Por dar un ejemplo: s i como vers a el artículo 39 de nues tra Cons titución Argentina: "Los ciudadanos tienen derecho de iniciativa para presentar proyectos de ley en la cámara de diputados...", una es pecie de iniciativa on line requeriría, -s iempre en es te marco legal-, un es pacio virtual donde el Congres o reciba el petitorio con la exigencia de no más del 3% de firmas on line del padrón electoral (s iguiendo el texto del mis mo artículo). Sin embargo, por ejemplo, iniciativa popular s obre pres upues to no es pos ible, por tanto tal marco legal no permite hablar de es e pres upues to participativo tal como el modelo bras ileño, por citar, de Porto Alegre, o en Es paña donde el us o de las TICs es tá bas tante difundido al menos en proyectos de gobierno y en la cues tión académica.

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En ese trasfondo también, la creación de Facebook, como ejemplo de red social, aparece socialmente enmarcada en las leyes estadounidenses, en su lógica y cultura y esto es algo fundamental: EEUU ha funcionado desde la Segunda Guerra Mundial como modelo hegemónico no solo en cuanto a economía sino en términos de cultura. Cualquier nuevo invento tecnológico nace, la mayor de las veces, de las usinas de pensamiento de Estados Unidos (tal una red social, un celular, un I-pad, etc.), es "probado" o experimentado en la sociedad estadounidense, -pues está ideada para ésta-, y si funciona, existe “un trayecto comercial transnacional” (sin fronteras) que termina por difundir ese nuevo invento con su inherente carga ideológica y cultural, a todas las sociedades del mundo. ¿En qué influye esto?, en que los modos de participación social y política que se efectúan a diario tienen una contraparte sustancial de "realidad americana" en la que los sujetos se van adaptando a las prácticas culturales del "hegemón". Esto es en sí un tipo de dominación sutil. Sarkar (1996), un pensador indio contemporáneo, explica muy exhaustivamente este punto. Analiza cómo el primer tipo de explotación es la psico-económica efectuada en la mente de las personas: primero se las prepara psíquica y culturalmente bajo el dominio de prácticas y ciertos complejos mentales para luego “extraerles el yugo económico”. Manuel Castells (2009) también hablará al respecto diciendo que los medios de comunicación no tienen el poder pero constituyen el espacio donde se disputa ese poder. Es poder en y sobre las mentes. Esto no es más que el uso sofisticado de tecnologías de gobierno, de dispositivos bio-políticos. Para finalizar, esta característica para Barber favorece el pluralismo y la política de las diferencias. Y en este sentido no se puede olvidar tal cual lo recalcan Chantal Mouffe (Urriola 2007), Rancière (1996), entre otros, que el conflicto es parte inherente a la democracia y la idea de "consenso" debe partir de él, no negarlo pues es innegable, tal cual lo hace la "pos-política" en el neoliberalismo. Ahora, las características de Internet que según Barber son "nuevos males de la democracia" (parafraseando a Bobbio):

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d) Rápido La rapidez para Barber conlleva un juicio impulsivo y precipitado y esto no es apropiado para la Democracia que necesita cierta lentitud en la deliberación junto a un juicio prudente. Tal característica se inserta en el concepto de Dromología (lógica de la velocidad) utilizado por Virilio (1995). e) Sin mediación Para Barber el conocimiento no está mediado, la información pasa directa de la red al sujeto, a diferencia del paradigma tradicional de comunicación donde los mass medias eran los que construían el lazo social. Podría decirse que se pierde a grandes rasgos la idea del “periodista como mediador” entre la realidad (objeto) y el espectador (sujeto) de esa realidad. Es en tal sentido que se habla por ejemplo del tan mentado “Periodismo Ciudadano”. Tampoco se debiese obviar la relación que han comenzado a trazar los medios masivos de comunicación, principalmente la radio y la TV, con las redes sociales. Se ha logrado una “circularidad de la noticia”, e incluso muchas veces ésta es primicia y boom en una red antes de llegar a la TV. Tampoco son menores los minutos dedicados a frases de un político en Twitter (por citar los publicados por la Presidenta argentina Cristina Fernández) y es que en verdad, esta red social de 140 caracteres obliga a los políticos a construir titulares directamente a reproducirse en la pantalla grande, aunque también se suelan extraer las frases del contexto de la conversación (por un interés oculto de la “corporación mediática”). En este sentido, un Twitter (Twitt) de un presidente puede dar tema de opinión para todo un día. Detrás de esto, los medios siguen funcionando como un bio-poder, disciplinando también los cuerpos y creando subjetividad. Y en esta subjetividad de opinión, reflejo de una bio-política, los sujetos son responsables de seleccionar la información, lo que no es neutral, porque están invadidos constantemente por anuncios y publicidades de la más variada índole que psíquicamente les llevan a elegir ciertas opciones consumistas, -y consumismo también en términos de conocimiento-, en detrimento

de

otras

que

quizás

les

81

sean

más

beneficiosas

para

ellos.


La sobrecarga de información termina anulándola y los individuos parecen y perciben estar desinformados. Las personas acaban por conocer solo los "temas de actualidad", es decir, fundamentalmente hechos policiales, deportivos y en caso hechos políticos (Sartori, 1998), tras una agenda ya pre-determinada. Esto para Barber se opone a la mediación, selección y sabiduría que precisa la democracia. Es en este punto, como destaca Aróstegui Plaza (2011), que la escuela debiese formar en el uso de las TICs en cuanto a criterios de búsqueda y selección, pues se tiene la información por doquier pero no se sabe cómo relacionarse con ella y se acaba ordenándola a favor del sujeto que busca, procurando lo que es afín al propio pensamiento o idea que ya posee sobre el "tema" buscado. Y entonces ¿ese sujeto aprende algo nuevo? Castells (2009) lo explica brevemente diciendo que los individuos leen aquello que es acorde a su pensamiento y, de este modo, realizan la lectura de tal diario y no de otro, miran tal video o programa televisivo y no tal otro. El "sesgo informacional" que esto produce es de un impacto sumamente negativo para el ideal de "libre expresión" que hace que como homo videns (Sartori, 1998) la “ciudadanía digital” precise el filtro inevitable de los medios de comunicación. Negativo pues la libertad de expresión y de información como derechos en una democracia al menos formal, se ven fuertemente cuestionados en lo ontológico y en lo óntico. La cuestión, sin embargo, pasaría por la calidad de información en tanto pluralidad, pues el contenido muchas veces no es algo confiable, por lo cual puede o no mejorar el conocimiento de los ciudadanos sobre el ámbito público y político. Entonces: ¿se está en verdad informado? f) Acceso limitado Sobre este punto ya se detallado algo en referencia a la brecha digital, una brecha que crea nueva desigualdad y excluye más aún a los ya excluidos, aquellas clases cuyas condiciones de vida son paupérrimas que no poseen el capital económico suficiente para adquirir la infraestructura básica necesaria para estar "conectado". Barber sintetizando dirá que, la democracia requiere un acceso universal

en el marco de un ideal de igualdad.

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g) Privado/segmentado Para Barber las redes sociales fomentan el individualismo y la fragmentación. Se habla de " mi espacio" , donde los padres, en el caso de los adolescentes, no deben estar presentes; un territorio liberado y privado paradójica y excesivamente público, es decir, el control total en espacios abiertos (Sibilia, 2005). La red junta o rejunta muchas veces a aquellos de un mismo origen social, de una misma clase económica, de un similar pensamiento político y así se crean comunidades virtuales afines que, en vez de entrelazar culturas, segmentan en subculturas, en grupos que por otra parte suelen estar enfrentados entre sí. Podría hablarse de “tribus digitales”. Y es que con el solo hecho de aceptar o no una "amistad virtual" de alguien, se hace presente el "filtro social" como mecanismo de exclusión en la red. 55 Además, quien en realidad está físicamente presente es únicamente el individuo y su aparato tecnológico (es decir, el medio como sujeto y no solo como objeto). Este es un sujeto con vida, es el reemplazo físico del "otro". El ser humano se comunica intelectualmente con otro ser humano y físicamente con un "ente tecnológico". Bajo esta conceptualización se desarrolla toda la ciencia de la Robótica moderna y quizás los avances de la Bio-medicina, siguiendo a Rose (Rose, 2012).56 Por eso la democracia para Barber requiere un espacio público y de bases comunes. Podría agregarse, un "nuestro espacio", un "ourspace" por oposición al "myspace" . En conclusión, una “revalorización de lo colectivo”. h) Monopólico Si bien la información es "libre", los portales y los soportes en tantos infraestructura básica, están bajo control privado, por ejemplo Google o Facebook . Es decir, se produce una 55

Al res pecto, ¿Por qué no tener más de cinco mil "amigos " en Facebook ?: porque la idea de s egmentación del mercado cons umis ta neces ita ordenar los gus tos y preferencias y no que s e diluyan en “es pacios irreconocibles ”. 56 Se llegará quizás dentro de es a “ciudadanía o yo biológico”, al punto de que ¿s erá neces ario otro s er humano? Y s i hay uno, y no ya dos, la democracia s e niega a s í mis ma pues la política nace en el precis o ins tante en que dos s eres humanos entablan una relación y entran en juego por liderar diferentes fuerzas de poder. Es to es un bos quejo más de tipo filos ófico -es encialis ta que s in embargo no debies e evadirs e o al menos pens ars e por un momento.

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paradoja: Internet por un lado en el "deber ser" es de "todos", pero en el "ser" es de "unos pocos"; los puntos de acceso de la red tienen dueño. Y esta idea de beneficio de unos en perjuicio de muchos ¿no es acaso la misma idea que guía la lógica del capitalismo desde sus albores de nacimiento? Por ello no se deben olvidar a los creadores y difusores de las TICs (o programadores en Castells, 2009). Son ellos de quienes depende en parte la ampliación del acceso y por ende reducción de la brecha digital, pues esta se da precisamente no solo en clases de bajos ingresos sino también en aquellos lugares geográficos alejados. Será así que Barber dirá que la democracia requiere control popular y no monopolio. El uso de cooperativas sería un buen punto de partida. Otro aspecto a no descartar es que por ejemplo aproximadamente el 80% del tráfico de datos de América Latina pasa por Estados Unidos, por lo que políticas en favor de una no monopolización incluyen el regular estos puntos de trasferencia de datos. 57 Por tanto, uno de las anotaciones centrales será el control democrático de las Nuevas Tecnologías. 4.7 ALGUNAS CONSIDERACIONES En Argentina, el boom de Internet se daría allá por el año 2000. Incluso las movilizaciones del 2001 bajo el lema " que se vayan todos" fueron impulsadas gracias en parte al uso del correo electrónico (con base al ideal de software libre). Por extensión, hoy se habla de copyleft (copia libre) como forma opositora al clásico copyright (copia restringida), para que la "cultura de los libros" no fomente la privatización del conocimiento y el exceso de patentes intelectuales, de los cuales el público no puede tener acceso disminuyendo su capital cultural en términos de Bourdieu. En este marco nacen los E-books.

57

Políticas regionales en favor de es ta democratización s e reflejan en el proyecto de la Unas ur (Unión Suramericana de Naciones ) de un mega-anillo de fibra óptica, vía mar, lo que puede tener también s us cons ecuencias ambientales . Aquí además entra en juego la cues tión de la naturaleza y s u violación, en tanto la dicotomía ya tradicional de cues tión ambiental vs. cues tión s ocial. Y s i la tecnología avanza s obre la naturaleza también lo hace s obre el s er humano (no hombre, pues es te es un concepto que funciona como univers al pero refleja un fuerte s exis mo) y aquí entra nuevamente el anális is de Marcus e des de la idea de dominación.

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Es preciso tener en cuenta cuando Hagen (1997) advierte que, " una misma tecnología puede provocar efectos diferentes en función de la cultura política propia del sistema político al que nos enfrentemos." (Vera, 2006: 33 - Hagen, 2000: 55-56). Profundizando, podría también debatirse: si no se eliminan las condiciones objetivas, -en términos de Marx/Althuser-, que garantizan la proliferación (a través del tiempo y del espacio) de la pobreza, ¿no será acaso la inclusión vía digitalización una forma más de exclusión social o al menos económica?, ¿se estará presente ante un hecho tal que diga que "la inclusión es una forma de exclusión"? Y es que estas Nuevas Tecnologías eliminan ciertas brechas pero amplían otras al no tomarse frecuentemente en consideración el contexto social. Es

ejemplificador

el caso

de

África,

un continente

que

antes

de estar unido

comunicativamente por cable (teléfono, electricidad) pasó a estarlo por redes satelitales más bien inalámbricas (por ejemplo por Wi-fi). Este salto cualitativo niega de por sí una vez más la teoría del desarrollo y subdesarrollo al plantear un "progreso" sin industrialización de por medio. Tampoco se debiese olvidar, como ya se dijo, que la TV aún continúa siendo un elemento de socialización muy fuerte tanto en lo urbano y rural como en los diversos "status sociales". Internet posee otra función a nivel sociológico: construye “identidades digitales” entre sujetos a-espaciales y a-temporales pero que como tales existen muchas veces solo en el espacio virtual. Preguntas tales como: ¿las redes son instrumentos de subversión?, ¿unen virtual pero no realmente a grupos sociales separados por millas de distancia?, deberían estar presentes. Si las revueltas árabes se han dado gracias a Internet ¿no sería lo mismo que decir que los movimientos del '60 se efectuaron gracias a la radio? Esto último se pregunta Rivière.58 ¿Se debe dejar que las redes sociales solo hagan transparente la información y permitan la comunicación o se tiene que ampliar su uso hacia formas legales de participación virtual? 58

Periodis ta del Le Monde Diplomatique: ¿Son las redes s ociales ins trumentos de s ubvers ión? en El Estado del Mundo 2012, Anuario, p. 142 85


4.7.1 Ciberactivismo y conflictos En cuanto al "ciberactivismo", Colombo (2006) enumera las oportunidades y límites de Internet para la participación ciudadana. Entre las primeras incluye: facilitar un acceso fácil y directo a la información política; permitir elevar la participación de los ciudadanos (cuantitativa y cualitativamente); ayudar a superar las distancias entre ciudadanos y políticos; posibilitar la comunicación bidireccional e interactiva, también la comunicación multinivel en un mismo espacio y sin condicionantes de tiempo; fomentar la participación de colectivos que no participan; facilitar la transparencia; abrir espacios de participación (foros, chats, etc.); y abaratar el costo de la participación. Entre los límites señala: el exceso y poca calidad de la información; la estratificación digital que establece desigualdades en el acceso; la falta de cultura participativa de los ciudadanos y de las instituciones; la posible pérdida de la calidad de la participación y la deliberación política y también del valor añadido de los procesos presenciales; y finalmente, el sesgo del perfil de usuarios. (Colombo, 2006: 36) En síntesis: “La dis cus ión s obre los efectos de Internet y las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs ) en la participación política, s e res ume en dos pos turas : la del refuerzo y la de las hipótes is de movilización. La pos tura del refuerzo s os tiene que las

TICs

apoyan

la actual dis tribución del poder político, porque

organizaciones e individuos ya políticamente activos e influyentes en el medio político, tienen el poder de controlar la difus ión y el dis eño de las nuevas tecnologías para s os tener s us propios interes es . En cambio la hipótes is de la movilización s os tiene que las nuevas tecnologías de la comunicación van a reducir el cos to de la comunicación y la forma en que adquirimos información, produciendo nuevas oportunidades para la participación política.” (Giraud, 2013: 6)

Finalmente, las redes sociales contadas veces traen hacia sí los conflictos, las disputas y los grados de violencia civil y oposición social de la vida real a la realidad virtual. Y en lo que a esto respecta cabe preguntarse: ¿los foros de discusión en el marco de las redes sociales como elementos indispensables de la llamada Política 2.0, fomentan la participación y el debate o por el contrario propician una mayor pugna civil aumentando los grados de 86


"conflictividad social"? Dando una respuesta certera a esta pregunta se podrá determinar en parte qué beneficio puede acarrear la Electrónica (Internet) a la democracia. 4.7.2 Capitalismo y Nue vas Subjetividades El capitalismo es estratégico. Crea "caos" para luego reordenar el estado de cosas a su favor. Y en este sentido es que querrá manejar a las NTICs (exceptuando el control más autoritario que países como China o Irán realizan sobre sus poblaciones) dándoles un perfil tecnocrático. Aquí la idea de gobernanza se traspasa al gobierno o administración electrónica, es decir, al simple ofrecer servicios públicos on line y agilizar la burocracia y los trámites judiciales, etc., como formas extensivas del gobierno de la técnica (que fomenta una experticia). Sin embargo, para muchos autores la tecnocracia no favorece la democracia. Entonces, ¿qué es necesario regular por medio de leyes u ordenanzas o qué se anhela en términos de política civil: un gobierno electrónico (o ciudades digitales) o una ciber-ciudadanía activa?, ¿o ambos? Ahora bien, ¿hay posibilidad de escapar de esta “imposición tecnológica pero aceptada”? Vattimo dirá que “nuestra sociedad, sin embargo, es tecnológicamente capaz de libertad” (Vattimo, 1997: 30/31 – Pérez Ariza, 2006: 5). Aquí entra juego la construcción de nuevas subjetividades a través de resistencias o contra-poderes (“fisuras” o grietas por habitar en la estructura social) que quizás políticamente creen nuevas tecnologías de gobierno que, sin embargo, de algún modo van a seguir constituyendo sujetos y gestionándolos como tales. Quizás, dejando el debate abierto en torno a la posmodernidad, para la cual Vattimo (Pérez Ariza, 2006) la actualidad está en ella por estar inserta en un contexto de mass media a diferencia de la época anterior, y de la posibilidad de un proyecto histórico político concreto, podría decirse que cabría una especial atención a los inmigrantes digitales. Estos, quienes guardan en sí una “subjetividad pre-tecnológica” y han adquirido una socialización tecnológica posterior, pueden constituirse en una eventual clase revolucionaria que recree una/s nueva/s subjetividad/es.

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Ahora sí, evitando lo “catastrófico” de estos inmigrantes en tanto tienen para sí fecha de “deceso”, a los nativos digitales les cabría el rol de construir nuevas subjetividades a partir de hacer una apropiación tecnológica en favor de un “proyecto liberador”, no exento de cuestionamientos más profundos. También, dentro de un contexto de pensamiento crítico, si se habla de una mercantilización de la vida, de la naturaleza, de los derechos humanos como mercancía, con Internet pareciese ocurrir todo lo contrario. Nace primero en un entorno empresarial, económico, de mercancía a comprar y vender y luego es solicitado se convierta en un derecho, ocurriendo así una “constitucionalización del mercado”.

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V.CONCLUSIONES A lo largo de esta Investigación se han analizado a las Nuevas Tecnologías como Bio-poder e Ideología en tanto construcción de hegemonía socio-discursiva, junto al impacto desde ya categorizado como positivo y negativo de Internet para la Democracia en su acepción genérica, bajo la guía de determinados autores y modelos teóricos como punto de partida para un abierto y posterior análisis más exhaustivo. Tras recorrer un extenso marco teórico descriptivo–interpretativo sobre el poder (bio-poder) y todo lo que engloba a una posible “Democracia Electrónica”, se presentó el estudio aún no acabado de las Nuevas Tecnologías como dispositivos bio-políticos y de subjetividad, desde una corriente crítica y otra foucaultiana, que si bien se diferencian, es posible encontrar puntos en común con objeto de tratar la temática desde una doble perspectiva epistemológica. Tal análisis se ha realizado en el capítulo segundo, tomando como uno de los grandes casos, el citado proceso de “transición democrática” en la disruptiva “Primavera Árabe”, en el cual lo que se pretende es instalar un modelo de democracia occidental de vertiente democrático-liberal con la conquista de un discurso político-ideológico y a su vez constituir para todos los países y sujetos que habitan en ellos, una realidad tecnológica que abarque todas las facetas de la vida y de la cual habrá que construir nuevas subjetividades a partir de ella dada su impronta homogeneizante y totalizante. En otra dimensión del trabajo se destacó que mientras cierta literatura escribe sobre democracia digital en tanto otra prefiere seguir utilizando el concepto tradicional de democracia representativa (y perfilarla en todo caso con aristas de nuevos mecanismos virtuales), cabría la pregunta: ¿qué papel o rol juega la sociedad como ciudadanía, para favorecer un desarrollo de democracia más inclusiva e integral, de tipo económico -cultural y no solo social y política? Por ende, es que el tercer capítulo giró en torno a comprender la potencialidad de Internet en las prácticas democráticas, sin evadir la cuestión del poder mismo. Se tendrá que ampliar la ciudadanía volviéndola más activa pero, y esta es la cuestión, lo primordial para una eventual “democratización tecnológica” (que no deje al pueblo

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excluido de decisiones que solo pretenden ser de expertos) será generar una “ciudadanía consciente”. Será convertir a los sujetos sociales e históricos (dentro de una lógica social dada) en actores políticos y recientes (que construyen una lógica política) "cognoscentes" de sus actividades cívicas, firmes en una ideología emancipadora y con el "coraje" suficiente para combatir todas las prácticas que como sociedad hecha cuerpo se han arrastrado desde los inicios del "Estado pre-moderno", por enumerar: la corrupción, el patriarcalismo, el patrimonialismo, el clientelismo, el sexismo, la intolerancia, etc. Borón (2009) dirá que la culpa no es de una mala ciudadanía sino de malos gobiernos. Sin embargo, todos los actores participantes de la relación política en tanto relaciones de poder institucionalizadas a través de la historia (siguiendo a Laclau), son responsables en alguna medida, del grado de democracia al que se pretende arribar como "horizonte utópico alcanzable". Se pueden "tecnificar las prácticas políticas" propugnando un voto electrónico o una consulta popular on line, -lo que podría constituir en lo técnico un avance sustantivo-, pero en verdad, se debiese ir a la matriz de las relaciones sociales (en el fondo comunicacionales y de una microfísica del poder, siguiendo a Foucault) y hacer cognoscible qué roles se están cumpliendo en la tríada cultura-tecnología-sociedad y cuáles se podrían, deberían o gustarían cumplir. Solo así la participación política será real más allá de que se ejerza en el marco de un espacio virtual, no por ello exento de ideología. Repensar el liberalismo y la libertad, la democracia y la igualdad, la economía y la justicia (en una crematística aristotélica), las instituciones y la sociedad, el poder y el saber, la verdad y el conocimiento, la hegemonía y la resistencia, será condición necesaria, aunque no suficiente, para llegar a afianzar un posible concepto de Democracia Digital en la región latinoamericana y en Argentina en particular. La consciencia y un cambio ideológico en la matriz social y cultural, paralelamente a un pensamiento crítico opuesto a ese pensamiento único aliado del imperialismo y el neocolonialismo, serán imprescindibles para pensar conceptos actuales en la agenda académica tales como democracia electrónica, ciber-ciudadanía o E-gobierno, que algunos autores ya desean lamar como “Ciencia Política Electrónica”.

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Así mismo, repensar la subjetividad como una construcción permanente (tal cual lo expresa Foucault), abriendo el debate y la posibilidad de comprender y "respetar" "otros tipos de democracia" para otras sociedades y otras épocas, que a su vez respeten las aquí llamadas “democracias latinoamericanas”. En última instancia, seguir investigando y analizando precisamente el espíritu mismo de lo que se denomina y se entiende por “Gobierno del Pueblo”. Es viable entonces analizar a las Nuevas Tecnologías como Bio-poder e Ideología en tanto construcción hegemónica y discursiva, porque constituyen el sustrato "físico o material” del que se vale el capitalismo transnacional (sustentado por un discurso de democracia neoliberal) para expandir sus fronteras a todas las sociedades y territorios mediante la somatización de un pensamiento (que se inserta en las relaciones sociales y en los cuerpos construidos como fuerza productiva para trabajo capitalista) que atribuye a la democracia de tipo liberal el significado de libertad, una libertad condicionada por el acceso al recurso técnico (la propiedad). También porque se produce una gubernamentalización del Estado en una sociedad cuyo control está dado por el uso y apropiación social de la tecnología enmarcada en la “ilusión” de “creernos libres” aunque de hecho no lo seamos. “Lo tecnológico” gobernando la totalidad de los cuerpos y mentes constituye así técnicas de gobierno bajo un proyecto político determinado. En síntesis, podría concluirse afirmativamente a la hipótesis de esta investigación que, la corriente crítica (Marcuse) le agrega un interés, motivo o “no azar” a lo tecnológico entendido desde una perspectiva bio-política, de bio-poder foucaultiana. Sin embargo, dado lo "irreversible" del uso de las mismas como herramientas de trabajo, de cotidianeidad, etc. se hace necesario el pensarlas también bajo un paradigma crítico y participativo que permita guiar su utilización hacia efectuar una ampliación en términos democráticos de las prácticas de la sociedad civil, la sociedad política y los medios masivos de comunicación. Esta necesaria "dirección democrática de los pueblos a las herramientas de originalidad capitalista" será posible solo si se desarrolla una ciudadanía consciente, es decir, que analice sus prácticas cívicas diarias, la utilización "ya interiorizada" de los aparatos

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tecnológicos y que se comprometa socialmente en un “proyecto democrático” que incluya a todos, tanto nativos como inmigrantes digitales. En fin, volcar la propia subjetividad virtual como objeto de estudio, pues solo así las Nuevas Tecnologías podrán estar al servicio de una eventual democratización tecnológica en donde el poder como bio-política se presentará “humanizando” el aquí lamado “Panóptico Digita l”.

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