La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género

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La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género UNIVERSIDAD NACIONAL DE RÍO CUARTO FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS SECRETARÍA DE POSGRADO Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL Doctorado en Desarrollo Territorial Medio Ambiente y Ecología Dra. Claudia Rodríguez Noviembre 2015

La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género Gustavo Marcelo Martin1 (34.968.051) INTRODUCCIÓN El agua como recurso vital constituye un derecho universal de primer orden que permite el acceso a otros derechos tales como el derecho a la salud, una vida digna, un ambiente sano y equilibrado y del cual todos los seres humanos tienen en principio libre uso. Sin embargo, el acceso a agua potable en términos mundiales es un factor fuertemente asociado a la pobreza, constituyendo uno de los principales desafíos para las políticas medioambientales globales. Porque pensar en agua es también pensar en contaminación, en explotación y distribución de recursos, en salud y alimentación, en fin, en la vida misma. Ahora bien, cuando la mayoría de las personas pobres son mujeres, se vuelve prioritario trabajar entonces la relación género/agua, dentro del denominado proceso de “feminización de la pobreza”. Por su parte, el término género remite a los diferentes roles, derechos y responsabilidades de hombres y mujeres y a las relaciones que se tejen entre ellos. El género no hace únicamente referencia al hecho de ser 1

Licenciado en Ciencia Política. Doctorando en Desarrollo Territorial (UNRC). Diplomado en Género (UNLP). Becario doctoral de CONICET

hombre o mujer sino más bien a la manera en que sus cualidades, conductas e identidades son determinadas a través del proceso de socialización; se asocia generalmente con la desigualdad de poder, de oportunidades y de acceso a los recursos básicos. Esta asociación se deriva de las distintas posiciones sociales determinadas por las realidades históricas, religiosas, económicas y culturales. Es entonces la división sexual del trabajo la que asigna roles domésticos mayoritariamente a las mujeres y donde las actividades de la llamada economía de cuidados se vinculan más directamente con el uso, acceso, trabajo y distribución de ciertos recursos naturales (generalmente renovables), como la leña o el agua misma, utilizados para el mantenimiento cotidiano de la vida. Teniendo en cuanta lo anterior, la escasez del agua, su acceso obstaculizado y su mala calidad incrementan el deterioro del nivel de vida de la población en general pero afectan principalmente todos los ámbitos de la vida familiar y comunitaria, muchos de los cuales se desarrollan con la participación central de las mujeres. Así, las diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres determinan cómo los individuos responden a los cambios en la toma de decisiones con relación al agua. Por tanto, implicar a aquellos en las iniciativas de gestión integral de los recursos hídricos desde una perspectiva de género puede llegar a aumentar la efectividad y eficiencia de los proyectos que se pongan en marcha. Objetivos Generales   

Explicar el estado de situación con relación a las problemáticas del agua sobre la población de mujeres en América Latina y Argentina; Promover la incorporación de la perspectiva de género en políticas públicas y organismos internacionales; Proponer alternativas de solución y/o nuevas líneas de Investigación que vinculen género y ambiente en contextos rurales y urbanos.

Antecedentes Cada vez más en organismos internacionales, como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio 1|Página


La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género Ambiente (PNUMA), se acepta que la mujer tiene un importante papel que desempeñar en materia de provisión, gestión y protección/conservación del agua y que dicho papel se vería reforzado a través de la estrategia de transversalización del enfoque de género. Se pueden mencionar algunos documentos: Declaración de Dublín, Conferencia de Naciones Unidas de Mar del Plata (1977), Decenio Internacional del Agua Potable y del Saneamiento (1981-1990), Conferencia Internacional de Agia y Medio Ambiente de Dublín (1992), Capítulo 18 de la Agenda 21, Plan de Implementación de Johannesburgo, Declaración del Decenio Internacional para la Acción El Agua Fuente de Vida (2005-2015), son algunos instrumentos que hacen un llamamiento a la participación e implementación de la mujer en las iniciativas de desarrollo en materia de agua. En la Plataforma de Acción de Beijing (1995) se indica la importancia del acceso equitativo de las mujeres al agua para asegurar su salud, lograr que sus prioridades se incluyan en los programas de inversión pública para la infraestructura en agua y saneamiento, y promover los roles de las mujeres indígenas y campesinas en el riego y la ordenación de cuencas hidrográficas, entre otros objetivos. Sin embargo, es poco lo que se ha avanzado en la incorporación de tales recomendaciones en el marco de las políticas públicas. A su vez, tales documentos se han enfocado en el caso de las mujeres pobres o el rol de las mujeres como salvadoras del ambiente, sin considerar que la recuperación y conservación es tarea conjunta de toda la sociedad. Pero no se han considerado los obstáculos que enfrentan mujeres de otros estratos sociales o de distintas profesiones (medicina, limpieza, cuidado infantil, etc.) en lo que respecta a equidad de género. (Rico, 1998) También hay que destacar que, “sin embargo, el estado de situación de la vinculación entre la temática del agua y el sistema de género muestra que, en América Latina, la planificación de políticas se enfrenta a la falta de los marcos teóricos adecuados, de datos científicos fidedignos y de los mecanismos institucionales y políticos articuladores. Por otra parte, desde el

punto de vista metodológico, los diagnósticos son insuficientes y los indicadores necesarios aún tienen poca elaboración, todo lo cual se asocia con el hecho que nos enfrentamos preocupaciones emergentes y en construcción. Lo anterior plantea importantes problemas al momento de priorizar áreas de acción pública para el diseño e implementación de políticas y programas en agua con perspectiva de género. Sin embargo en el plural contexto regional, dos problemáticas asociadas directamente con la falta de equidad son centrales en todos los países: i) la pobreza que afecta a gran parte de la población, y en particular a las mujeres; ii) los obstáculos que éstas enfrentan para acceder a los recursos productivos y a la capacitación científica y tecnológica en hidrología, así como para participar activamente en los procesos de adopción de decisiones sobre el manejo y la gestión del agua.” (Rico, 1998: 3) Problemáticas Dada la división sexual del trabajo que asigna roles domésticos mayoritariamente a mujeres, la problemática del agua conlleva la vivencia de grandes diferencias dentro de los roles, usos y controles de ese bien entre hombres, mujeres y niños/as. Se produce en efecto un impacto diferencial sobre mujeres y varones. Este hecho cobra sentido al analizar el grado de exposición a riesgos ambientales, las posibilidades de resistencia a los mismos y los costos que conllevan, derivados de la mayor o menor vulnerabilidad biológica y social que tienen las personas. Asimismo, las diferentes posiciones de las mujeres en la sociedad y la relación que poseen con los varones de su núcleo familiar determinan las prácticas de acceso, propiedad, control, uso y manejo de recursos ambientales y servicios como los del agua. A nivel de los usuarios son las mujeres pobres las que enfrentan cotidianamente la carencia y los obstáculos para acceder al agua potable, y quienes resuelven esta 2|Página


La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género necesidad familiar, puesto que está estrechamente vinculada con el trabajo cotidiano que se les asigna al interior de los hogares. El agua es vital para preparar alimentos, lavar la ropa, asear la vivienda, la higiene familiar, la producción de alimentos y muchas veces para actividades de generación de ingresos. (Rico, 1998) Siguiendo esta lógica, se exponen tres aspectos principales del rol de la mujer en el aprovechamiento del agua: a) la escasez de agua multiplica la carga de trabajo, ya que las mujeres en su rol de cuidadoras del hogar y la familia son responsables de la recolección y aprovechamiento de dicho bien; b) la inversión en grandes cantidades de tiempo en abastecimiento, debido a que en aquellos lugares en donde no se cuenta con el servicio de agua potable, las mujeres deben invertir grandes cantidades de tiempo y esfuerzo para abastecerse. Incluso, en zonas urbanas tienen que realizar grandes filas para obtener el líquido o esperar la “llegada del agua”, lo cual ocurre generalmente a altas horas de la noche cuando la actividad industrial y comercial baja; y c) la falta de consulta en sistemas de abastecimiento, pues en pocas ocasiones ellas son consultadas cuando se construyen obras y se reordenan servicios, por lo cual se vuelve prioritario incorporar la temática del género en el discurso y gestión ambiental, esto es, principalmente en la toma de decisiones. María Nieves Rico (1998) plantea a su vez tres grandes problemáticas a resolver: 1) de qué manera las mujeres en general, y los distintos segmentos que conforman la población femenina, se ven afectadas diferencialmente, en relación a los hombres, por las actuales políticas de los recursos hídricos; 2) de qué forma las desigualdades de género contribuyen a la falta de equidad e ineficiencia que afecta al sector agua;

3) cómo la potenciación económica, social y política de las mujeres podría contribuir al desarrollo equitativo y sustentable de este sector. La autora destaca que en América Latina, hasta el momento, el análisis de la vinculación género-agua, ya sea como un recurso o como un servicio, se ha centrado en el eje pobreza-mujer-acceso al agua potable, fundamentalmente en relación con los procesos de reproducción social y las necesidades de los hogares. En general, se puede afirmar que en la región si bien se han realizado esfuerzos significativos en los últimos años, así como avances cruciales en la expansión de los servicios, aún no se ha logrado suministrar agua potable, de manera eficiente y equitativa, a toda la población. En las zonas rurales, los porcentajes de población que no tienen acceso al agua potable siguen siendo alarmantes. En las zonas urbanas, se observa que si bien el porcentaje de personas que reside en viviendas no abastecidas es menor que en el ámbito rural, en algunos países alcanza cifras altas, tales como el 34.0% en Paraguay y el 17.1% en Brasil. (Rico, 1998) Este hecho tiene un marcado impacto diferencial por estrato social cuyos efectos negativos aumentan y se focalizan en los sectores pobres. Asimismo, se observa que el esquema de abastecimiento de agua está asociado a una inequitativa distribución dentro del área urbana: los estratos de mayores ingresos consumen muchas veces más que el volumen utilizado por los más pobres, y sólo un porcentaje pequeño de los usuarios utilizan la mayoría del total del agua abastecida. Esto ha favorecido la especulación, lo que se traduce en los asentamientos carentes de infraestructura domiciliaria, arbitrariedad en los cobros, suministro irregular, y despotismo de parte de los que tienen la concesión de la distribución en camiones cisternas. (Rico, 1998) Los obstáculos para acceder al agua potable por parte de los hogares más pobres pueden ser: fuente muy alejada de la vivienda, terreno de acceso muy accidentado (cuestas pronunciadas, terrenos pedregosos o arenosos) y suministro insuficiente para 3|Página


La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género la cantidad de personas que habitan la vivienda, limitado a pocas horas del día o a horas poco adecuadas (altas horas de la noche o primeras de la mañana). El acarreo de agua de la fuente a los hogares constituye una tarea que ocupa importante parte del tiempo y las energías de muchas mujeres pobres y tiene un impacto negativo sobre su salud física y mental, específicamente problemas en la columna vertebral y stress, así como sobre sus oportunidades de dedicarse a otras actividades, ya sean productivas o recreativas. (Rico, 1998) En América Latina también se presenta un aumento de la contaminación hídrica debido a las descargas urbanas, industriales y agrícolas, con impactos negativos sobre la salud de la población y el incremento del gasto público y privado destinado a cubrir las enfermedades con esta etiología (CEPAL, 1991). Debido a que dentro de las tareas reproductivas que realizan las mujeres se encuentra el cuidado de la salud familiar, son también ellas las que ante enfermedades producidas por la contaminación de las aguas, como zoonosis o diarreas, toman medidas de manejo ambiental, como por ejemplo hervir o clorar el recurso, y quienes ocupan tiempo en acompañar y cuidar a los enfermos (Vega, 1997). A este respecto, es importante distinguir entre la disponibilidad de agua para uso doméstico y el acceso al agua potable, ya que en muchos lugares, especialmente en el área rural, el agua que se emplea en las labores de la casa no es necesariamente apropiada para el consumo humano. También hay productos químicos que se acumulan con el tiempo en las células grasas, y dado que las mujeres poseen una materia grasa por lo general mayor que hombres, están más expuestas a ser bio-acumuladores por ejemplo de xenoestrógenos. (Vals Lobet, s/a) Las mujeres de sectores populares también participan activamente en iniciativas locales destinadas a mejorar la calidad de vida de sus familias y del entorno barrial. Esto implica trabajo gratuito, solidario y cooperativo a través del cual tratan de paliar las deficiencias existentes en los servicios. Sin embargo, este aporte no suele traducirse en iguales posibilidades que los varones de controlar y decidir respecto a las características (localización, tecnología, tipo de suministro, costos, beneficios y limitaciones del

sistema) del servicio de provisión de agua que ayudaron a construir. En Costa Rica, por ejemplo, las mujeres han participado, como mano de obra, en la construcción de acuoductos rurales, pero una vez finalizada esta tarea es notable su ausencia en la Asociación de Administración de esos acuoductos. Se observa así que muchas veces las mujeres son instrumentalizadas para alcanzar mayor eficiencia en el cumplimiento de los objetivos de los proyectos de infraestructura, sin que por ello se consideren sus intereses y necesidades asociadas a los procesos de decisiones que afectan su calidad de vida. Por último, y no por ello de menor importancia social, el saneamiento constituye uno de los grandes retos que se deben afrontar para superar las desigualdades de género: el acceso inadecuado a servicios de saneamiento seguros, higiénicos y privados es una causa de vergüenza, malestar físico e inseguridad para millones de mujeres, no sólo de América Latina sino de todo el mundo. Diversas normas culturales prevén como inaceptable que las mujeres sean vistas defecando- forzándolas a salir de casa antes del amanecer o al caer la noche, para mantener así su privacidad; cuando las mujeres tienen que esperar hasta el anochecer para defecar y orinar al aire libre tienden a beber menos durante el día, dando lugar a todo tipo de problemas de salud tales como infecciones del tracto urinario (ITU); un problema que se ha observado es que las letrinas, específicamente las de las escuelas primarias y secundarias, son diseñadas principalmente por hombres. La tendencia ha sido por lo tanto la construcción de letrinas que no son sensibles a las necesidades especiales de las niñas. Esto ha provocado que las niñas no asistan al colegio en el período de menstruación, a pesar de que las escuelas tengan letrinas.2 El caso argentino En Argentina, el 16% de los argentinos no tiene acceso a agua potable, lo que representan 6,4 millones de personas, si se tienen en cuenta las estadísticas oficiales. Si, en cambio, se observan los datos de organizaciones no gubernamentales que 2

http://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/gender.shtml

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La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género trabajan en la temática, la falta de agua puede llegar al 21% de los habitantes. Entre los dos últimos censos, los hogares afectados por este faltante pasaron de 1.545.668 en 2001 a 1.956.089 en 2010. Y aunque las cataratas del Iguazú abunden en agua, es Misiones la provincia en la que mayor cantidad de personas carecen de agua corriente, faltante que afecta al 28% de los hogares. Le siguen la provincia de Buenos Aires (25%) y Santiago del Estero (25%).3 La falta de agua, como ya se explicó en el apartado anterior, está asociada a la pobreza, sea urbana o rural. En las villas de emergencia, la cantidad de familias sin agua llega al 55,8 por ciento. Sin embargo, es peor en el ámbito rural. En Santiago del Estero, cuatro de cada diez hogares (41%) carecen de conexión de agua corriente y deben buscarla fuera del hogar. Lo mismo pasa en el 35% de los hogares de Formosa y de Chaco. Según la Fundación Plurales, hay casos en los que se debe caminar entre cuatro y seis horas para conseguir el recurso. El agua falta porque faltan obras. O bien porque por causa del cambio climático ha dejado de llover (y entonces surge una nueva demanda de obras).4 Según el Indec, las tres jurisdicciones provinciales donde más aumentó el número de hogares sin acceso a agua corriente son la Capital Federal (462% más casos en diez años, por el aumento de marginalización de las villas), Tierra del Fuego (283%) y Santa Cruz (144%).5

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http://www.lanacion.com.ar/1750412-agua-un-derechohumano-al-que-no-todos-acceden 4

Ídem a En el mundo, las cifras tampoco son alentadoras: 748.000.000 de personas aún viven sin acceso a agua potable, aunque son 2.300.000 menos en comparación con 1990, según detalla el último reporte de la OMS sobre agua y saneamiento realizado en 86 países de bajos y medianos ingresos. 5

Y aunque los países más pobres invierten más dinero proporcionalmente en políticas de agua y saneamiento que los países ricos, el 66% dice que el financiamiento no es suficiente para lograr las metas del acceso al agua potable. Uno de cada cuatro de esos países no reconoce el acceso al agua potable como derecho humano. En la Argentina, la falta de agua mantiene abiertas al menos dos "guerras" interprovinciales: la de Mendoza y La Pampa por el río

Teniendo en cuenta la normativa legislativa, como parte del artículo 41 incorporado en la Reforma constitucional de 1994, el agua puede incluirse dentro del derecho a un ambiente sano y equilibrado. Sin embargo, a partir de agosto del presente año entra en vigencia en la Argentina un nuevo Código Civil y Comercial que elimina el artículo 241 presente en el anteproyecto, el cual redactó explícitamente al agua como un derecho humano, estableciendo una responsabilidad directa del Estado nacional, provincial y municipal para garantizar su acceso. Al mismo tiempo que se quita este artículo, en un contexto donde se está buscando la privatización de este bien público, dicho Código establece que “las aguas que surgen en los terrenos de los particulares pertenecen a sus dueños, quienes pueden usar libremente de ellas, siempre que no formen cauce natural”. También son cada vez más las ONG que intentan suplir la ausencia del Estado. Tras una larga sequía, el Colectivo de Mujeres del Gran Chaco inició por ejemplo un programa para revertir la situación. Paradójicamente, la región conocida como Gran Chaco se superpone parcialmente con la zona en la que se encuentra el acuífero Guaraní, del que se dice es la mayor reserva subterránea de agua dulce del mundo. Es de esta forma como se naturaliza la falta de agua y no se le percibe como un problema importante. Los habitantes de las comunidades rurales están acostumbrados a vivir en condiciones de escasez de agua, además que el problema es la contaminación industrial de parte de las petroleras y minerías, que antes no realizaban sus actividades en la zona. Algunos contaminantes potenciales de las industrias son los acrilatos, nitratos, pesticidas, aluminio, fenoles y dioxinas, entre muchos otros. Cuando estos problemas ocurren, son principalmente las mujeres las que primero activan la lucha ambiental, ya por la salud de sus familias, ya por protección de sus recursos naturales, como el caso de Madres de Barrio Ituzaingó en la Provincia de Córdoba.

Atuel, y la de Santa Fe y Santiago del Estero, por el Salado. Se pelean por el agua, cuando hay.

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La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género ALTERNATIVAS. POSIBLES SOLUCIONES Sobre la base de las problemáticas descritas, resulta importante potenciar la participación de las mujeres en las "juntas de agua" y los "comités de usuarios" como canales de información, opinión, acción, decisión y educación. En ocasiones también las mujeres pobres han liderado protestas urbanas por la falta de agua, la mala calidad de los servicios y las tarifas como la única forma de hacer escuchar su voz. Esto, pone en evidencia el tema del poder, ya que controlar el agua es también controlar un territorio y las actividades productivas que en él se generan. El agua se ha convertido en un recurso estratégico, tanto porque su control es fuente de poder y de conflictos sociopolíticos como porque es un elemento central en el impulso de una política de desarrollo sustentable. (Rico, 1998) En América Latina, se han desarrollado varias metodologías para involucrar activamente y con poder de decisión a las mujeres en los proyectos de agua, como un modo de asegurar su sostenibilidad, es decir su continuidad y mantenimiento. Sin embargo, la puesta en práctica de estas metodologías y de la capacitación enfrenta importantes resistencias por parte de los administradores, y presenta gran vulnerabilidad, ya que su aplicación y éxito depende, en la mayoría de los casos, de voluntades individuales, y no de políticas claras al respecto. Es destacable que, en general, existe la errónea percepción de que los proyectos y programas son "neutros" y benefician de manera homogénea a todos los miembros de la comunidad, por lo que no es necesario introducir la variable género. (Whitaker, 1992) También se ha contado con las mujeres de sectores populares para promover una cultura de uso ambientalmente adecuado del agua, y se han llevado a cabo proyectos comunicativos para la transferencia de tecnología, entendida como un proceso social, sistemático, planificado y dirigido, orientado a trasladar la capacidad de aplicar conocimientos, instrumentos, organización y técnicas desde quienes la generan hacia un grupo social determinado, en este caso las mujeres.

Pero los análisis y las propuestas no sólo deben centrarse en el comportamiento reproductivo de las mujeres o la situación de pobreza en la que se encuentran sino también en su participación económica, como consumidoras de recursos y usuarias de servicios, así como considerando su capacitación y sus aportes a la solución de los problemas relacionados con los recursos hídricos y a las decisiones que afectan al desarrollo del sector. Respecto a las orientaciones de políticas, las mujeres no deberían ser consideradas sólo como un "recurso" para la conservación y mejoramiento del medio ambiente, para la transmisión de una nueva cultura ambiental o para el éxito de los proyectos. (Rico, 1998) Por un parte, el manejo equitativo y ambientalmente adecuado del agua, no sólo depende de nuevas reglas, también está condicionado por las acciones de nuevos actores en torno a su gestión y de su percepción acerca de la problemática del agua. En este sentido, está pendiente la consulta a las mujeres de los distintos segmentos sociales acerca de sus necesidades e intereses respecto al recurso, así como hacer valer su derecho a la información en torno a cómo se definen las tarifas y se deciden las inversiones, para que también puedan ejercer sus derechos como consumidoras en cuanto a una prestación eficiente de los servicios. Por otra parte, si bien la participación comunitaria es vista retóricamente como un eje de los procesos de descentralización, el planteamiento de la privatización suele reducirse a la participación de empresas privadas en la administración de los servicios, sin contemplar la participación de la comunidad, menos aún de las mujeres como grupo de interés, en procesos de autogestión para el uso domiciliario o el manejo de sistemas de riego, o la cogestión de los servicios de agua entre el Estado y la sociedad civil involucrada. En este sentido, es importante considerar que la ausencia de mecanismos apropiados de participación de los usuarios del agua, favorece muchas veces la generación de conflictos sociales en torno al recurso y no fortalece los procesos democráticos. (Rico, 1998) En este contexto, se presenta como un desafío determinar el impacto de las políticas de mercado 6|Página


La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género sectoriales sobre los segmentos más pobres de la población, sobre todo las mujeres jefas de hogar, considerando que los mercados generan precios que no reflejan necesariamente los costos y beneficios sociales asociados con los bienes y servicios que proveen. Esto tendría como consecuencia la identificación de mecanismos que permitan el acceso equitativo al uso y consumo de los servicios de agua, así como la intervención estatal necesaria para asegurar la equidad social y de género. En América Latina, la mayoría de las pocas mujeres con formación en hidrología se encuentran trabajando en la docencia y en la investigación, siendo muy pocas las que desarrollan actividades en el campo de la administración, el financiamiento y la adopción de decisiones. Sin embargo, también en la región existe la experiencia de mujeres profesionales en puestos de dirección en instituciones públicas y privadas, por lo que resulta importante identificar sus aportes a la gestión de políticas y al cambio organizacional estratégico en las instituciones, así como a la incorporación de nuevos aspectos a considerar en las decisiones. Algunas posibles soluciones ponen en debate que: Es difícil poder alcanzar metas como las establecidas entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio relativas al agua, a menos que se integre la perspectiva de género dentro de las actividades de planificación e implementación;  Instalaciones de agua mejoradas reducen el tiempo, la carga doméstica y sobre la salud de las mujeres, lo que les proporciona más tiempo para labores productivas, y actividades educativas, de capacitación y de ocio;  Un acceso adecuado a servicios de agua y saneamiento aumenta la privacidad y reduce el riego de ataques y abusos sexuales a las mujeres y las niñas mientras recogen agua;  Una mayor tasa de supervivencia infantil es uno de los precursores hacia una transición demográfica con menores tasas de fertilidad; al tener menos hijos se reducen las cargas familiares y del 

hogar de las mujeres, que ven así favorecidas sus oportunidades de desarrollo personal.6 COSTOS Los costos se vinculan principalmente a dos aspectos: desarrollo teórico y políticas públicas principalmente vinculadas a obras de infraestructura hidráulica para zonas periféricas y de sequía en primeros términos. En cuanto a la producción de datos, previo al diseño de estrategias e instrumentos, los políticos y planificadores requieren informaciones fiables sobre el estado del sector, así como sobre la situación y condición de las mujeres y los varones que se insertan en él, y sobre el carácter y las modalidades que asume esta inserción. Desde el punto de vista de una política de generación de conocimientos y de información sobre la interrelación entre género y agua se visualiza que los principales obstáculos son: i) el aprovechamiento restringido de los recursos informativos provenientes de los censos, encuestas de hogares y otras fuentes estadísticas; ii) la falta de comunicación y de coordinación entre las instituciones correspondientes; iii) objetivos no definidos de manera estratégica; iv) falta de inversión y de recursos; v) aspectos no explorados y lagunas de información, sobre todo en lo referente a estadísticas e indicadores comparables. En este sentido, es necesario iniciar un trabajo continuo, organizado y coordinado en el tema estadístico. Además, para mejorar la información es necesario realizar estudios de carácter transdisciplinario que, por una parte, aporten datos empíricos detallados para desarrollar eficazmente políticas y programas hídricos con perspectiva de género; así como, por otra parte, permitan establecer metodologías adecuadas para comprender la compleja interrelación existente y sus aspectos mediatizadores. (Rico, 1998) Debido a que no todas las mujeres experimentan la degradación ambiental y la falta de servicios de igual manera, ni los problemas ambientales impactan a todas por igual, se requiere, para caracterizar las 6

http://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/gender.shtml

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La problemática del agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de género prácticas de acceso, uso, propiedad y control de los recursos y los servicios, identificar las diferencias existentes al interior de la población femenina, así como entre ésta y los varones, según los estilos de vida, la localización espacial, la estructura social y la interconexión de los sistemas de género, clase y etnicidad. Además, es necesario caracterizar roles y status según los patrones de división de tareas y de adopción de decisiones al interior de las unidades domésticas y productivas y las instancias de decisión política y económica. También, es necesario prestar atención al tipo de tecnologías en uso, tanto a nivel productivo como residencial, sus efectos, sus usuarios y los roles a las que se encuentran asociadas. La información pública sobre, por ejemplo, demanda y abastecimiento de agua a nivel residencial y agrícola, los aspectos legales asociados a los derechos de agua y los costos, no sólo monetarios, sino también en tiempo y en salud existentes para obtener el agua, debe estar desagregada por sexo para aplicarle el análisis de género correspondiente. Para esto es necesario diseñar y combinar indicadores e índices que permitan captar los vínculos entre el sistema de género dominante y el acceso, uso, consumo, control y decisión sobre los sistemas de agua, y posteriormente establecer mecanismos de seguimiento y evaluación de las políticas implementadas, como un modo de asegurar la equidad. (Rico, 1998) CONCLUSIONES Los problemas regionales y locales relacionados con la provisión de agua a la población requieren superar la fragmentación que ha caracterizado los estudios y las políticas, y demandan enfoques institucionales y legales que respondan a criterios intersectoriales e integrales de los aspectos económicos, sociales y ambientales. En la actualidad, las soluciones exigen cambios fundamentales en la organización social y no simplemente la introducción de modificaciones técnicas. En estos enfoques se debe integrar el análisis de género con el fin de asegurar que hombres y mujeres (incluso otros géneros) vean satisfechos sus intereses y necesidades respecto al recurso del agua como derecho humano y participen en la dirección de su desarrollo de manera equitativa y eficiente.

En este sentido, la gestión ambiental con equidad de género implica poner en marcha políticas y programas de manejo adecuado de los recursos naturales que incluyan de manera explícita las necesidades, prioridades y opiniones de ambos sexos. También, reconocer e involucrar a las mujeres como agentes de desarrollo local y su participación en instituciones y organizaciones sociales. Finalmente, destacar que en la relación género/agua, como subsistema de un sistema mayor género/ambiente, se destaca una doble dimensión de análisis: los problemas específicos o impactos diferenciales en torno al acceso y disponibilidad del recurso hídrico, es decir, una dimensión social, y las luchas socio-ambientales lideradas por mujeres en torno a este bien, esto es, una dimensión política. BIBLIOGRAFÍA CEPAL (1991): “El desarrollo sustentable: transformación productiva, equidad y medio ambiente”, Conferencia, Santiago de Chile RICO, María Nieves (1998): “Las mujeres en los procesos asociados al agua en América Latina. Estado de situación, propuestas de investigación y de políticas”, Unidad Mujer y Desarrollo, CEPAL VALS LLOBET, Carme (s/a): “Salud, Medio Ambiente y Género”, Centro de Análisis y programas sanitarios (CPAS) VEGA, Silvia (1997): “Hogares urbanos y medio ambiente. Buscando las interrelaciones entre población, mujeres y medioambiente”, CEPLAES, Quito WHITAKER, Helen (1992): “Promoción de la participación de la comunidad en los proyectos de abastecimiento de agua. Una guía para trabajar con la mujer”, UEBM-SANAA-UNICEF, Tegucigalpa Artículo Web: http://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/gender.s html Artículo Web: http://www.lanacion.com.ar/1750412agua-un-derecho-humano-al-que-no-todos-acceden 8|Página


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