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Boletín

TIEMPO DE MEMORIA

Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar - CICMHM

O c t u b r e / 2 0 1 6 / N o . 0 5 / I S S N

CONTENIDO Pag. 03 MEMORIA HISTÓRICA Y MOMENTO ACTUAL

Pag. 05 LA MEMORIA, EL POSTCONFLICTO Y LA PAZ

Pag. 04 SLP OSCAR MONTES Y EL ASCENSO PERSONAL DESDE SU CONDICIÓN DE VÌCTIMA

Pag. 06

Policía Nacional de Colombia

Ejército Nacional de Colombia

*ISSN en trámite.

Farid Badrán Robayo - Investigador - CICMHM

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Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar - CICMHM Octubre/2016/No.05/ISSN

Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar (CICMHM). Boletín digital. 2016. Bogotá D.C - Colombia

Quienes invocan en la actualidad la memoria histórica y emprenden este amplio abanico de estrategias para su recuperación y difusión lo suelen hacer con un doble objetivo. Por un lado, arrojar luz sobre las historias silenciadas, y así brindar el debido reconocimiento a los olvidados. Por otro, toda revisión del pasado sirve para ensalzar o denigrar a sus protagonistas, con la vista puesta en el presente y, sobre todo, en el futuro; es decir, interpelando a la juventud que “no conoció ese pasado” y “a la que le pertenece el futuro”. Víctor Sampedro y Alejandro Baer.

DIRECTIVOS Director: Mayor General Juan Carlos Salazar Salazar Subdirector: Contralmirante Jorge Iván Gómez Bejarano Director CICMHM: Teniente Coronel Wilson Halaby Nagi Editor: Subteniente Laura Reyes Rueda Asistente Editorial: Farid Badrán Robayo Colaboradores: David Molina (Practicante CICMHM). Diseño: Daniel Felipe Rojas Jiménez y Laura Alejandra Mejía Duque El Boletín del Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar, es una publicación virtual quincenal que presenta temas de actualidad y análisis crítico en temas de memoria histórica militar, desarrollo del conflicto y construcción de paz producto de sus investigadores. Las ideas expuestas son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no expresan la posición oficial ni el pensar institucional de la Escuela Superior de Guerra o el Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar. Derechos exclusivos de publicación y distribución de la obra del Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar. Esta publicación tiene periodicidad quincenal.

¿Cómo citarnos? Apellido, N. (Año. mes, día). Título de la columna. Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar, N°. Recuperado de [Dirección electrónica]


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POLICÍA NACIONAL: MEMORIA HISTÓRICA Y MOMENTO ACTUAL

Policía Nacional de Colombia

Fotográfia: Policía Nacional

La memoria histórica se ha convertido por estos días en uno de los temas de relevancia nacional, debido a la importancia para el desarrollo de procesos relacionados con el tema de víctimas, dentro de los acuerdos de paz que actualmente se llevan a cabo en el país. La Policía Nacional de Colombia no es ajena a ese deber de memoria que por Ley le asiste, y por esta razón ha venido teniendo avances importantes en la manera de cómo abordar este desafío institucional. Lo primero que se debe tener en cuenta es que a pesar de que el tema de memoria histórica ya se desarrolló en el continente a través de experiencias como la chilena, argentina, brasilera y en países centroamericanos, la realidad es que esta es aún una materia de estudio reciente en la cual diferentes instituciones y conglomerados han empezado a desarrollar experiencias de construcción colectiva, con algunos aciertos y desaciertos en el contexto nacional. Uno de los mayores retos que se deberán asumir en este tema, es la construcción de una memoria histórica incluyente y conciliadora, que se ajuste de manera honesta y veraz a los motivos, etapas y causas del conflicto colombiano y a la experiencia de todas las victimas, sin parcialidades y buscando no trasladar la confrontación a un escenario académico. Para la Policía Nacional es un compromiso visibilizar los policías víctimas, quienes al igual que los miembros de las Fuerzas Militares, ofrendaron su vida o su integridad dentro del marco del conflicto armado interno; a través de ejercicios de memoria histórica institucional; es decir, a través de esas experiencias, vivencias y sentimientos colectivos e individuales que hacen parte del compromiso institucional que los miembros de la Fuerza Pública han tenido con los colombianos a través del tiempo. El construir memoria histórica en Colombia es de alguna manera un desafío, en el entendido que las referencias que en este tema se tienen de otros países no se ajustan a las características propias del conflicto armado interno colombiano, lo que nos lleva a la exploración de nuevas alternativas para la creación de productos de memoria que llenen las expectativas de las víctimas, que ilustren

nuevas verdades de los hechos ocurridos dentro del conflicto y que, sobretodo, no se conviertan en una memoria que lastime y revictimice sino que por el contrario contribuya de manera efectiva al proceso de reconciliación y de construcción de tejido social que se requiere posterior a los acuerdos. En el caso de la Policía Nacional, las características de su función y su larga trayectoria al servicio de la seguridad y convivencia de los colombianos, le permite visualizar de manera concreta el contexto social y político, junto con los cambios que se produjeron a nivel nacional a través de las diferentes etapas del conflicto y de su evolución a través de los los diferentes fenómenos criminales, contextos, y actores. Es decir, que al desarrollar la memoria histórica institucional, podrán brindarse insumos de alta calidad para alimentar y fortalecer la memoria histórica nacional y enriquecerla con una contextualización de los fenómenos sociales e históricos que se desarrollaron a través de los años de confrontación armada. Teniendo en cuenta lo anterior, la definición de la memoria histórica institucional para la Policía Nacional de Colombia se proyecta como un aporte a la construcción de la memoria histórica nacional, que reivindica a la Institución en el cumplimiento de su misionalidad en el contexto del conflicto armado interno, visibiliza los policías víctimas y contribuye a la estabilidad nacional durante los procesos históricos colombianos. Esto a su vez, de manera clara demarca los objetivos que en cuanto memoria histórica maneja la Institución policial, fundamentados en el policía víctima y en la exhortación de la importancia de la Policía Nacional para el mantenimiento del imperio de la ley en los momentos históricos difíciles del país. La memoria de los policías víctimas será entonces el insumo más importante que ayudará a que las generaciones venideras conozcan de una manera imparcial, neutral y adecuada, la verdadera historia del conflicto, sus actores y los hechos que provocaron profundos cambios sociales, económicos, políticos y culturales durante décadas de confrontación armada y de lucha contra los diferentes fenómenos criminales. Es así como actualmente la Policía Colombiana, en el entendido de sus obligaciones constitucionales de búsqueda de paz y me-


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diante la creación de la Unidad Policial para la Edificación de la Paz - UNIPEP, viene desarrollado iniciativas y productos de memoria histórica institucional, por medio del Área de Historia, Memoria Histórica y Victimas; unidad que se ha encargado de asumir los retos que implica el deber de Memoria del Estado y la atención a los policías victimas del conflicto armado interno, basada en una visión humana y conciliadora, visualizando la memoria histórica como un instrumento de reconciliación que permita entender de manera clara, lo que sucedió a lo largo de la historia y sembrar una semilla para la no repetición.

Se concluye entonces, que la Policía Nacional como institución que ha acompañado la evolución social de los colombianos puede ser un insumo primario en el proceso de entender los fenómenos que provocaron la violencia y la evolución de la misma en sus diferentes periodos; además que mediante su memoria histórica institucional, puede aportar de manera fundamental a la construcción de la memoria histórica nacional, coadyuvando en los procesos de reconciliación y crecimiento como sociedad y Estado.

CRÓNICA: SLP OSCAR MONTES Y EL ASCENSO PERSONAL DESDE SU CONDICIÓN DE VÌCTIMA Ejército Nacional de Colombia

Fotográfia: Ejército Nacional

Finalizado el bachillerato Oscar Montes Turpiales decide ingresar al Ejército Nacional como soldado campesino en el año 2010, presta catorce meses de servicio en el Batallón de Ingenieros Agustín Codazzi ubicado en el municipio de Palmira, Valle. Su primera aproximación con la carrera de las armas fue tan única que lo impulsó a continuar con la vida militar incorporándose como soldado profesional. A sus 19 años inició en el curso de contraguerrillas en la base Militar de Tolemaida por un periodo de seis meses. Su estatura de 1.72 metros lo llevo a ser el líder en pruebas físicas, condición que le permitió desarrollar una figura armoniosa, la cual se esforzaba por mantener hasta en sus ratos libres. Finalizada la fase de entrenamiento su experiencia y el talento demostrado lo llevaron a una primera asignación en la Sexta División del Ejército en Florencia, Caquetá. “Ahí conocí la realidad de la guerra, la lucha y entrega que tienen los soldados de Colombia” Cuenta que los primeros meses transcurrieron sin novedad pero con una particularidad “siempre que mi Compañía llegaba a algún sitio a las pocas horas arribaba la guerrilla a hostigar Fue así como patrulló en lugares lejanos y catalogados como zonas rojas, en lo que tiene que ver con orden público, como Montañita, Los Pozos, Unión Peneya y Puerto Amor. Montes combatió en primera línea, dando resultados relacionados con la incautación de material de guerra y destrucción de laboratorios para el procesamien-

to de cocaína. Afortunadamente, ninguno de sus compañeros en esta etapa de la vida militar resultó afectado por alguna mina. “Mi accidente fue en la vereda Guacamayas, municipio de San Vicente del Caguán, departamento de Caquetá el martes 28 de mayo de 2013 a las 10 am. Nos encontrábamos en medio de una operación para capturar a alias La Oruga, tesorera de la Columna Móvil Teófilo Forero. Llevábamos varios días siguiéndole el rastro a esa persona. En un momento determinado cambiaron las coordenadas porque el objetivo se había trasladado. Mi compañía estaba conformada por 17 soldados, yo iba de número 14, de repente sonó una explosión. Mi cuerpo y rostro quedaron cubiertos de sangre y barro. Todo se detuvo por un instante. Hubo confusión, entonces grité: “¿Quién fue el bobo que la piso? Nadie respondió. Levanté el pie derecho y al dar un paso vi mi bota partida, los dedos del pie izquierdo se cayeron como boronas, otra parte se había desprendido junto con la punta de mi calzado y se encontraba a un lado del camino…. Quien pisó la mina ¿fui yo?. A las 8 pm fue rescatado por un helicóptero y llevado a cirugía al Batallón Cazadores. Debido a la gravedad de sus heridas la misma noche fue remitido al Hospital Militar en Bogotá. Allí permaneció hospitalizado por 22 días.


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Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar - CICMHM Octubre/2016/No.05/ISSN A los pocos meses se sumió en una tristeza profunda, alejó a sus amigos, se volvió agresivo, discutía con frecuencia, tenía por dentro un sinsabor tan grande que él mismo se encargó de auto aislarse; se encerró en una caja rodeada por cuatro paredes que se convirtieron en su mundo, no quería enfrentar la nueva realidad. Un día cualquiera sufre los efectos de un sacudón. Después de pasar un periodo en las tinieblas, y aprovechando que de niño fue fon-

dista decidió volver a sus aficiones de antaño; actualmente entrena con la liga de natación del Valle. Ahora tiene una motivación y una ilusión en su corazón, cada noche alista maleta con toalla, pantaloneta, gafas, gorro y demás elementos para el entrenamiento del día siguiente, coloca la alarma y sabe que cada mañana a las 6 am debe estar listo para ejercitarse. Su meta es participar en las olimpiadas paralímpicas nacionales y lograr subir al podio.

LA MEMORIA, EL POSTCONFLICTO Y LA PAZ Farid Badrán Robayo - Investigador - CICMHM

https://goo.gl/DKAkKi

Narrar y remembrar determinados sucesos en el marco de un conflicto constituyen la mecánica básica de la construcción de la memoria. Su riqueza no estriba en rebatir verdades preestablecidas en la historia sino en la fundamentación de nuevas ópticas sobre un mismo fenómeno. En ese sentido la memoria no es única aunque sí puede ser colectiva. No consta de una sola dimensión y de hecho su naturaleza depende de una sumatoria de visiones y percepciones individuales y grupales so pena de ser sesgada y reducida en su espectro de comprensión. Este atributo “multicomprensivo” le permite a la memoria alongar su alcance y su uso a todos los actores que intervienen en un determinado conflicto. Dicho de otro modo, la memoria no es excluyente ni es un ejercicio susceptible de ser desarrollado solo por cierto tipo de actores. La memoria es amoral, no busca ser ética o políticamente correcta; lo que explica (entre otras cosas) el inusitado éxito editorial y audiovisual de antiguos criminales colombianos o sus familiares con sus relatos por ejemplo. De este modo, la naturaleza de la memoria no se reserva criterios de tipo alguno, busca ser lo más transparente posible porque simplemente debe ser fiel a la vivencia de quien la cuenta o la construye. De tal forma, es importante despojar al ejercicio de la memoria de las categorizaciones sociales en el marco de un conflicto. La memoria no es un atributo exclusivo o un derecho solo de las víctimas, la memoria es de todos los actores. Esto responde también a la cierta ambigüedad que eventualmente puede existir en la construcción de la calidad de víctima en un conflicto. Ciertamente son numerosos los escenarios en los que resulta obvio saber quiénes fueron los actores agraviados; y a ellos, la memoria les sirve como herramienta útil para

hacer catarsis, para otorgar y proyectar un enfoque íntimo y personal de un suceso que de otro modo no sería posible observar por los demás. La memoria es entonces la sumatoria de múltiples lentes para otear con mejor y más amplio detalle un mismo macro contexto. En ese sentido, y más allá de las víctimas evidentes e innegables que arroja un conflicto, existen víctimas colaterales y soterradas a quienes el ejercicio de la memoria también les debe ser permitido y aceptado desde la misma orilla y nivel de consideración que las demás. Estas víctimas semi invisibles, lo son porque hacen parte de estructuras institucionales que por su naturaleza tienden a subsumir la individualidad de las gentes que la conforman para contribuir a la constitución de una identidad institucional, de un espíritu de cuerpo y de una serie de valores e ideas que trascienden los intereses y necesidades estrictamente personales. No es entonces casualidad el hecho de que en numerosas ocasiones se desestimen a los militares y policías como víctimas en razón de un argumento extendido en el imaginario colectivo: El hecho de que al decidir empuñar las armas del Estado, se atienen de forma automática a la posibilidad de sufrir las eventuales consecuencias que ello contrae. Al respecto, el error de juicio consiste en considerar que a los miembros de las Fuerzas Militares y la Policía les es enajenada su potencial condición de víctima por el hecho simple de no ser civiles. Esto mismo es lo que tal vez ha conducido a creer que la memoria no es un ejercicio inclusivo para los militares y policías; o en el mejor de los casos, solo es susceptible de ser contada en contextos ciertamente limitados y predeterminados como las amputaciones por minas antipersona o el secuestro.


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De la misma forma como una víctima civil es objeto de múltiples maltratos y vejaciones; esto sucede también con los militares, policías e inclusive con actores victimarios (solo basta recurrir a las violaciones, abortos obligados y asesinatos de múltiples mujeres militantes de grupos armados al margen de la ley). La condición de víctima es inenajenable y en tal calidad, militares y policías también tienen el derecho e inclusive el deber de narrar y remembrar con el objeto de construir una memoria enriquecida y amplia. La funcionalidad de una memoria extensa en actores y vivencias va más allá del derecho que tienen todos para hacer uso de ella. Dentro de sus estudios de conflicto y paz, Joan Galtung hace referencia a que una transición positiva de un postconflicto hacia una paz duradera depende entre otras cosas de tres procesos: Reconstrucción, Reconciliación y No Repetición. De entre ellos, la reconstrucción y la reconciliación son especialmente importantes para la misionalidad de la memoria. Por una parte la reconstrucción hace referencia a la reconstitución del tejido social, de los derechos adquiridos y del poder institucional. Aquí la memoria resulta clave, especialmente en lo que concierne a al tejido social; ya que al hablar de una gran memoria nacional, se hace necesario construirla con todas las ópticas posibles que permitan entender el

conflicto desde diversos puntos de vista, desde múltiples experiencias que allanen el camino a una reconstrucción estructural y colectiva del tejido social y de los derechos de todas las víctimas. Por otro lado, la reconciliación se compone de justicia, perdón, verdad, reparación y reintegración; procesos para los cuales, es cuanto menos deseable disponer de una memoria capaz de asumir esas múltiples verdades, una memoria con la amplitud suficiente de hechos que deban ser perdonados con el objeto de zanjar episodios concretos sin tener que recurrir en repetidas ocasiones a ellos; y una memoria que conduzca efectivamente a una reintegración y reconciliación de todo el componente de actores en el conflicto y no a una revictimización constante entre un tipo determinado de sufrientes. De este modo, la utilidad social de la memoria se ubica en el centro de procesos neurálgicos en el marco de un postconflicto, de ella depende que la transición positiva hacia una paz duradera pueda surtirse de una manera más fluida y por tanto, la memoria es un ejercicio que debe ser permitido a todos los actores y especialmente a todas las víctimas; también las militares y policivas, en el ánimo de construir verdaderas visiones comprehensivas y colectivas de un conflicto a partir de experiencias y vivencias que como ya se dijo, no tendríamos la oportunidad de conocer de otro modo.

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Escuela Superior de Guerra de Colombia Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar Conmutador: 620 4066 Ext 21453 Carrera 11 No. 102-50 Bogotá - Colombia cmhm@esdegue.mil.co www.esdegue.edu.co


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