Fuerza de Tarea Conjunta OMEGA "Memorias del Camino a la Victoria"

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Fuerza de Tarea Conjunta Omega Dios y Victoria

MEMORIAS DEL CAMINO A LA VICTORIA RELATOS DE MEMORIA DE LA FUERZA DE TAREA CONJUNTA OMEGA

Centro de Estudios Históricos del Ejército - Volumen XI 1



Fuerza de Tarea Conjunta Omega Dios y Victoria

MEMORIAS DEL CAMINO A LA VICTORIA Relatos de memoria de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega


© 2016, Fuerza de Tarea Conjunta Omega © 2016, Editorial Planeta Colombiana S. A. Dirección Editorial Mayor General Nicacio de Jesús Martínez Espinel, Magíster Coordinación Editorial Mayor Juan Camilo Mazo Arboleda, Magíster Grupo de apoyo Bg (Ra) Fabricio Cabrera Ortiz, Magíster Luis Felipe Vega Díaz, Ph.D. Mario Arroyave Quintero, Ph.D Roberto García Alonso, Ph.D Ct. Jorge Mauricio Cardona Angarita, Magíster Estado Mayor Fuerza de Tarea Conjunta Omega Diseño y diagramación Haidy García Rojas - Magdalena Forero Reinoso Primera edición: diciembre de 2016 ISBN 13: 978-958-42-5626-3 ISBN 10: 958-42-5626-2 El contenido de los capítulos es responsabilidad de su autor. Los textos que no indican autor de forma explícita son responsabilidad de la Coordinación Editorial. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o fotocopia, sin permiso previo del editor.


Fuerza de Tarea Conjunta Omega Dios y Victoria

MEMORIAS DEL CAMINO A LA VICTORIA Relatos de memoria de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega

Centro de Estudios Históricos del Ejército - Volumen XI



Al componente terrestre, fluvial y aĂŠreo de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, que convirtieron el servicio en el insumo para la victoria.


Dedicado a las vivencias y contexto del conflicto armado en el teatro de operaciones dinรกmico y diferencial de la Unidad Militar.


En la memoria de las generaciones futuras deberรก permanecer incรณlume la abnegaciรณn de muchos colombianos por construir una patria en paz. COORDINACIร N EDITORIAL



AUTORES

Nicacio de Jesús Martínez Espinel. Mayor General del Ejército de Colombia, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega 2015-2016, Magíster en Seguridad y Defensa Nacional en la Escuela Superior de Guerra, profesional en Ciencias Militares Escuela Militar de Cadetes “General José María Córdoba”, administrador de Empresas de la Universidad Cooperativa de Colombia, especialista en Administración de Recursos para la Seguridad y Defensa nacional del Centro de Educación Militar, especialista en Gerencia de Recursos Humanos de la Universidad Sergio Arboleda. Luis Felipe Vega Díaz. Doctor en Ciencia Política de la Universidad de Leipzig y profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana. Roberto García Alonso. Doctor en Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, Director de la Carrera de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana. Mario Arroyave Quintero. Doctor en Derecho Internacional de la Universidad de Hamburgo, profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana. Fabricio Cabrera Ortiz. Brigadier General de la reserva activa del Ejército Nacional, profesor cátedra de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, Magíster en Ciencia Política por la Universidad Javeriana, Magíster en Seguridad y Defensa Nacional, Especialista en Relaciones Internacionales.

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Juan Camilo Mazo Arboleda. Mayor del Ejército Nacional del Arma de Caballería, abogado, especialista en Derecho Administrativo de la Universidad Pontificia Bolivariana y candidato a Magíster en Derecho de la misma Universidad. Jorge Mauricio Cardona Angarita. Mayor del Ejército Nacional del Arma de Caballería, Doctorando de Ciencias Sociales y Humanas de la Pontificia Universidad Javeriana y Director del Centro de Estudios Históricos del Ejército. Semillero de investigación Posconflicto y Memoria Histórica Militar Pontificia Universidad Javeriana. Estado Mayor de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Este documento fue escrito, revisado y coordinado por el grupo de trabajo reseñado, los cuales son autores originales y responsables de los documentos consignados en este volumen para la reflexión y debate en la construcción de la Memoria Histórica Militar, bajo la dirección del señor Mayor General Nicacio de Jesús Martínez Espinel. Esta publicación se realiza en el marco del cumplimiento de la línea de acción estratégica “Construir la Memoria Histórica” de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega para el año 2016, con el apoyo del señor Brigadier General Juan Carlos Ramírez, Jefe de la Jefatura Jurídica Integral del Ejército Nacional.


AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen a todas las instituciones civiles, militares y académicas que apoyaron con medios logísticos, información, personal y tiempo para el desarrollo de esta investigación cualitativa del conflicto. No hubiese sido posible la confección de este texto sin la participación directa de cada una de ellas. La apertura al diálogo, al debate, a la información, al trabajo en equipo y, por sobre todo, a la diferencia, hace que este trabajo sea un producto propositivo y polo de referencia para seguir construyendo la Memoria Histórica del Conflicto desde el punto de vista militar. Estas son: •

Comando General de las Fuerzas Militares

Comando del Ejército Nacional

Departamento Jurídico Integral del Ejército

Fuerza de Despliegue Rápido

Comando Específico de Oriente

Comando Específico del Caguán

Estado Mayor de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega

Pontifica Universidad Javeriana

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ÍNDICE Presentación 21 Prefacio

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Prólogo

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¿Por qué Memorias del camino a la Victoria?

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PRIMERA PARTE - LA BÓVEDA DE LA MEMORIA

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Bases doctrinales del actuar del Ejército en el conflicto colombiano

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Mi llegada al Ejército Nacional: sujeto de la Guerra Fría

37

Defendiendo la democracia: el cambio de la doctrina de Estados

39

Unidos frente a la amenaza interior representada en el comunismo Cooperación del ejército con las organizaciones del Gobierno para

una mayor superación en el orden social del pueblo: la teoría de la

Construcción Nacional

42

La acción cívico-militar

44

El liderazgo militar en función de fortalecer la conducción del

53

Ejército Nacional en el conflicto colombiano La evolución de la doctrina militar: una constante modernización

57

acompañando la consolidación de la democracia La trinidad para la conducción de las operaciones en la guerra irregular 70

Conclusiones

96

Referencias

97

13


Reconciliación y Perdón Una crítica al ¡Basta Ya! desde la Fuerza de

99

Tarea Conjunta Omega

Qué es la Memoria Histórica

101

Memoria Individual y Memoria Colectiva

101

El modelo de Memoria Histórica en Colombia

102

Crítica al modelo de Memoria Histórica de la Ley 1448 de 2011

104

Memoria Histórica y Reconciliación

105

Memoria Histórica y Perdón

106

El deber ético y moral de hacer Memoria Histórica para la

107

reconciliación y el perdón

Crítica al Centro Nacional de Memoria Histórica y al ¡Basta Ya!

107

Las Fuerzas Armadas y el ¡Basta ya!

110

Conclusiones

112

Bibliografía

112

La Construcción de un Concepto de Memoria Histórica. La Reflexión

115

a partir de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega

Contexto a la formulación de una posición epistemológica

117

Trasposición de experiencias y producciones conceptuales de la

122

memoria en la experiencia de la FUTCO

Ubicación de la Memoria Histórica en el caso colombiano

124

Condición espacio-temporal del concepto

126

A manera conclusiva: Hacia una epistemología de la Memoria

131

Institucional de las FF.MM.

Bibliografía

132

Memorias individuales, memoria colectiva y representaciones sociales

135

Diseño metodológico de la Investigación para la construcción de la Memoria Histórica de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega

Introducción 137

14


Las memorias como insumo para la construcción de la Memoria Histórica 138

Identidad, memoria selectiva y representaciones sociales

139

El recuerdo de pasados traumáticos

142

Identidad, memoria selectiva y representaciones sociales

143

Diseño metodológico de la investigación

146

Herramientas metodológicas

150

Grupos focales

152

Reflexiones finales

155

Bibliografía

156

SEGUNDA PARTE - UNA SOLA SOCIEDAD

159

Buscando detrás del uniforme militar. Reconstruyendo memoria y vida de la FUDRA

165

Introducción

165

La FUDRA

166

Problemática

167

Resultados parciales y/o conclusiones

168

Importancia de la población civil

169

La sacralidad y la fortaleza en Dios

171

La vocación

171

La familia y la camaradería

172

Conclusiones

174

Bibliografía

176

Poniéndole un rostro a las historias de vida y de guerra de los miembros 179 del Comando Específico del Oriente (CEO)

179

Introducción

179

Contextualización del CEO

180

Retos metodológicos

183

15


Análisis de lo encontrado

185

Bibliografía

191

Los relatos del posconflicto. La construcción de Memoria Histórica

193

Militar desde el Comando Específico del Caguán Introducción

193

Contextualización

194

Representaciones sociales en el CEC

195

Memoria Histórica Militar

199

El CEC como forjador de ciudadanía

202

Retos para Colombia de cara al posconflicto

205

Las Fuerzas Militares y la seguridad regional en el posconflicto

207

El CEC como constructor de paz

209

Bibliografía

210

La Mina

213


Construir la Memoria Histórica del Conflicto se ha convertido más en una convicción que en un deber legal. Por ello, la presentación de este documento no pretende erigirse como base teórica para esta tarea, sino como una referencia de muchas que puedan existir en el estado del arte de la memoria del conflicto. El desarrollo de este trabajo de investigación tuvo dos criterios, espacial y material. El espacial, consiste en que todos los elementos, muestras o trabajos de campo realizados, fueron desarrollados en el Teatro de Operaciones de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega; el material, es que el resultado de esta investigación no es absoluto, merece revisiones y debates, porque no tiene pretensiones de erudición, sino discursivo, dado que lo que se describe es una percepción preliminar de las experiencias vividas en el conflicto. No es un texto ambicioso sobre la Memoria del Conflicto en la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, hay muchos detalles que escapan de este estudio, por eso, más que sostenerse como la pócima para la memoria, desea proponer el interés por la investigación, el estudio y el conocimiento de un conjunto de historias y momentos que hacen diferente la sociedad en que se vive.

COORDINACIÓN EDITORIAL

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Building the Historical Memory of Conflict has become more of a conviction than a legal duty. Therefore, the presentation of this document is not intended as a theoretical basis for this task, but as a reference of many that may exist in the state of the art of the memory of the conflict. The development of this research had two criteria, spatial and material. The spatial, is that all the elements, samples or fieldwork used, were developed in the Theater of Operations of the Omega Joint Task Force; the material is that the result of this research is not absolute, it deserves revisions and debates, because it has no pretensions of erudition, but is discursive, given that what is described is a preliminary perception of the experiences lived in the conflict. It is not an ambitious text on the Memory of Conflict in the Omega Joint Task Force, there are many details that escape this study, therefore, rather than sustaining itself as the potion for memory, it wants to propose interest in research, study and the knowledge of a set of stories and moments that make the society in which we live different.

EDITORIAL COORDINATION

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Die Konstruktion von historischer Erinnerung des kolumbianischen bewaffneten Konflikt wurde mehr als eine legale Pflict, sondern eine Überzeugung. Diese Arbeit bezweckt nicht, sich als theoretische Grundlage für diese Aufgabe zu werden, sondern eine von vielen Referez bezüglich der Stand der Errinerung in Kolumbien. Dieser Forschung wurde unter zwei Kriterien geschrieben, nämlich die räumliche und die material. Die räumliche Kriterie besteht darin, alle Elemente, Muster oder Feldarbeit aus dem Operationstheater der Fuerza de Tarea Conjunta Omega genommen wurden. Andererseits bestehet die material Kriterie darin, dass das Ergebnis dieser Forschung nicht absolut ist, deswegen konnte man diese Arbeit und die Errinerrung des Konflikts weiter noch bewerten und diskutieren. Hier wird eine erste Annäherung bzw. eine erste wahrnehmung der erlebenden Erfahrungen im Rahmen vom Konflikt. Schließlich versucht dieser Beitrag, das Interesse an der Forschung von Errinerung des Konflikts und der Fuerza de Tarea Conjunta Omega zu fördern

EDITORIAL KOORDINATION

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PRESENTACIÓN Escribir y detallar los escenarios que se vivieron en medio del conflicto, es un deber más que legal. Nuestras generaciones futuras tienen el derecho a conocer el conflicto, sus causas y consecuencias desde la literatura, para que esta descripción textual de unos hechos nefastos solo pueda ser revivida mediante la lectura, el estudio y las nuevas políticas públicas que hacen que la guerra sea parte del pasado, un pasado de aprendizaje, sacrificios y entregas que forjaron una paz estable y duradera en el país. Por más de medio siglo se ha vivido una angustia de conflictos, manipulados por las armas y el terrorismo, quizás como la única salida para manifestarse de un indolente en insensible aparato estatal. Las Fuerzas Militares y de Policía han sido una parte de ese Estado, que con poco ha enfrentado unas amenazas latentes a la población. Fueron los garantes del valor más importante de la constitución, que es la seguridad. Con seguridad el pueblo colombiano soñó con un mundo mejor, un mundo donde las personas vivieran junto con el progreso, la unión y la prosperidad. Ese gran sacrificio fue materializado por los soldados de tierra, mar y aire, donde cada uno de ellos aportó su más sagrado tesoro ante el magnánimo suplicio de seguridad. Ser soldado de Colombia durante un conflicto de medio siglo y ver ondear la bandera blanca de la paz, después de un gran trabajo articulado es una satisfacción del deber cumplido. El ondear de la bandera en la cúspide más alta de la victoria militar y permitir que ella sea la ruta de progreso y estabilidad de un país, es el tributo más enorme que se le pude conceder a un soldado de la patria. Ahora es más honroso ser un soldado integrante de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, ella bajo 13 años de existencia forjó la paz estable y duradera que el pueblo colombiano siempre ha anhelado. La Omega, no necesitó despertar a su adolescencia, con etapa inicial fue más que necesario para el desarrollo efectivo de la seguridad. Su crecimiento en las entrañas del conflicto hizo que su fortaleza fuese mayor, su acción contra el crimen organizado, el narcotráfico, la subversión y todos los delitos conexos fueron tan contundes como para frenar un plan estratégico de un longevo de 50 años. Fue suficiente para que un pensador de una política pusiera el punto final a un cuento de terror que materializaba el miedo y el subdesarrollo social.

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Punto final que se llega como resultado fallido de un conflicto que no tiene más avatares que la tristeza y el llano de muchas víctimas. Centenares de hombres muertos en la Fuerza de Tarea Conjunta Omega representa una muestra significativa de un llanto innecesario de familias, mujeres y niños huérfanos que no tienen responsabilidad alguna en la guerra. La declinación de unas vidas en combate representa el altísimo costo de un enfrentamiento que por fin llega a su final. Ese costo es el que debemos enaltecer en la producción científica y literaria del presente y del futuro. Describir los hechos que rodearon el conflicto en una zona tan apartada del centro de poder, hace que sanemos las heridas de una guerra, que olvidemos el dolor y el sufrimiento de un enfrentamiento de una misma clase social, que sin más razón de la libertad ha luchado por medio siglo. Describir las causas y las consecuencias hace de los errores de la democracia una oportunidad de gobierno, una posibilidad de mejoría y de legitimidad institucional. Superar las fracciones del combate, hace de la comunidad una avalancha de progreso, de estabilidad y desarrollo social. El conflicto colombiano ha demandado esfuerzos institucionales para consolidar el valor supremo de la seguridad, dicho esfuerzo como deber del Estado con sus administrados ha sido representado en las muertes y heridas que ha dejado la guerra. Es por ello que es un deber institucional crear espacios de recordación de sacrificios, errores y aciertos del conflicto para que el futuro no sea un escenario de prolongación de violencia e inestabilidad social. Las recordaciones son el reconocimiento a priori para un diseño político, social y militar acorde a las necesidades de la sociedad. Es por ello necesario crear espacios para que el debate, la memoria, la academia y la sociedad mantengan viva la esperanza de un país mejor. El Comando Estratégico de Transición, bajo los mandatos de la Ley 1448 del 2011, Decreto Reglamentario 4800 del 2011 y la Directivas 077 del 28 de mayo del 2015 y 097 del 03 de julio del 2015, estima el esfuerzo que deben desarrollar las Fuerzas Militares en la construcción de un contexto y una historia sobre el conflicto, dado que la legitimidad actual de las Fuerza hace imperante su aporte transparente a esta política de Gobierno, apoya los estudios sobre memoria histórica del conflicto, como configuración de la primera versión mundial de Memoria Histórica Militar (M.H.M), que coadyuvan a materializar el derecho fundamental de la paz. Es un deber de las entidades públicas la incorporación de políticas públicas que contribuyan a la re-construcción de una memoria del conflicto, para que el conocimiento adquirido mediante este proceso, sea un elemento estructurador de una nueva cultura ciudadana. Por eso, instituir vestigios sobre los acontecimientos más importante de la humanidad, es una forma de hacerse presente a lo largo de la historia, cada región del país ha estado enmarcada en un sinnúmero de acontecimientos que han determinado la cultura y las tradiciones de sus habitantes. Desde abuelos a niños, las historias de valor,

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los buenos recuerdos y en general todo aquello que valga la pena ser recordado, debe materializarse en el presente para ser parte indeleble de la historia. Lograr materializar este legado histórico, no solo afianzará los lazos de amistad entre la población civil y las Fuerzas Militares, sino que además será una manera de fomentar la construcción de la identidad por el país y su gobierno y, asimismo, el sentido de pertenencia por sus regiones, que de una u otra manera han sido parte del conflicto armado colombiano, que hoy por hoy se alimenta de una esperanza de paz a través de la memoria histórica que responsablemente debe construirse desde el presente.

GENERAL JAVIER ALBERTO FLÓREZ ARISTIZÁBAL

Comandante del Comando Estratégico de Transición

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PREFACIO

La coyuntura social, política y económica actual de Colombia, genera al interior del Ejército Nacional un ambiente de transformación en el que juega un papel importante tanto el legado que cada uno de los soldados ha aportado al fortalecimiento institucional del Estado como cada una de las experiencias vividas a lo largo del trasegar del conflicto armado; estas conllevarán al fortalecimiento de las capacidades, roles y misiones de la tropa, que permitirán su actuar legítimo en cualquier escenario y permanecer en los corazones de los colombianos. Relatar la memoria del conflicto asentada en las experiencias de nuestros soldados, más que un deber, es una oportunidad valiosa para el futuro y la sociedad. Cada uno de los intentos de construir la memoria histórica son reivindicaciones del sacrificio de nuestros héroes, muchos de ellos caídos en el campo de combate, como tributo por la defensa nacional, otros, afectados en su integridad física y personal, todos son merecedores de permanecer en el altar de los próceres de la patria. No se pretende una imposición de la verdad, se busca un relato de la visión particular de los avatares del conflicto colombiano, por parte de las personas que lo han enfrentado en carne propia. El soldado de Colombia es el testigo fiel de todos los vejámenes de la guerra, escucharlo y transformar ese testimonio en memoria hace también parte de nuestra misión. Para ser un Ejército fuerte, con capacidades extraordinarias y que satisfaga las expectativas de la comunidad, es menester hacer del recuerdo un punto de referencia para mejorar y ratificar que el compromiso último de la Fuerza es hacer grande la nación.

GENERAL ALBERTO JOSÉ MEJÍA FERRERO Comandante del Ejército

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PRÓLOGO

Las memorias del camino a la victoria es un pasaje con pretensiones de narrativa, deseando que se erija como un libro texto en todos los escenarios académicos del país, con el ánimo de que el lector conozca el contexto que arropa a los soldados de Colombia en el cumplimiento del deber constitucional. Desconocer detalles y sucesos del conflicto vividos por los servidores públicos que permanentemente están en servicio, dad la naturaleza misma de la necesidad militar, hace posible aumentar los reproches y culpas dada la inferencia general de un concepto erróneo. La comunidad es la primera beneficiada de la labor del soldado, es a esta a la que se debe la existencia misma de un ejército, pues la preservación de sus libertades y la protección de sus derechos, son los bastiones angulares de cualquier operación militar. Procurar exponer algunas historias de vida de las personas que todo el tiempo están comprometidas en el campo de operaciones, es una tarea loable, dado que el anonimato hace lugar al olvido y al no reconocimiento. Lo ideal sería poder narrar cada una de las experiencias nefastas, y por qué no, alegres, que se han vivido durante el desarrollo del conflicto, pero esa labor abarcaría quizás más tiempo de lo que duró el conflicto mismo; es por ello, que en el marco de este documento se limita la investigación a la observación de lo vivido durante la campaña militar de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Tomar la decisión de incursionar en una línea estratégica de construcción de memoria histórica, cuando naturalmente se ha destinado para operaciones militares es un desafío que sirve de aliciente a muchas tristezas guardadas en la carrera militar. Historias nefastas y angustiosas hacen parte del diario vivir del soldado, en especial del Comandante, que por la misma tenacidad que se debe enfrentar la responsabilidad militar, se ocultan en lo más profundo de nuestros recuerdos para dar paso a los éxitos y a las victorias. Pero eso es muy sano tener espacios de recordación, para mostrarle al país que detrás de cada soldado hay un ser humano que le dio preferencia: al servir, que el ser servido. Este libro se presenta en dos partes con títulos irreverentes pero sólidos: La bóveda de la memoria y una sola sociedad. Bajo un mismo techo, relaciona una serie de

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escritos inicialmente en primera persona, que relatan las esperanzas de paz en medio del conflicto, una formación doctrinal y unas argumentaciones propias de escribir la memoria. Una sola sociedad es un compendio de estudios e investigaciones que desmitifican la automatización comportamental del soldado y lo definen como una persona integrante del mismo sistema social. Es así como las memorias del camino a la victoria son un conjunto de relatos dedicados a las vivencias y contexto del conflicto armado en el teatro de operaciones dinámico y diferencial de una unidad militar.

MAYOR GENERAL. NICACIO DE JESÚS MARTÍNEZ ESPINEL

Comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega

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¿POR QUÉ MEMORIAS DEL CAMINO A LA VICTORIA?

Escoger el nombre del texto que pretende reunir algunos momentos del conflicto librado durante la campaña militar de la Fuerza de tarea Conjunta Omega y enaltecer la labor de muchas personas que han sido abnegados en el cumplimiento de la misión constitucional, fue una tarea construida desde lo colectivo. Samuel Rodríguez Maldonado es quien ganó un concurso que se realizó en la Fuerza de Tarea Conjunta Omega con el fin de determinar el mejor nombre para esta obra colectiva, que también es compartida con el documento audiovisual. Su historia es la siguiente: nació en Villa del Rosario, área metropolitana de Cúcuta, Norte de Santander, el 27 septiembre de 1984. Siempre soñó con servir, su familia lo encaminó por el servicio espiritual, “La iglesia adventista del 7º día” era un inminente futuro. Su familia consagrada a este dogma religioso le allanaba el camino. En el día trabajaba en carpintería y en la noche estudiaba para terminar su bachillerato, tenía claro que estudiar era un requisito para el éxito. Un día su madre le dijo que le iba comprar la libreta, para eso llamó a un miembro de la Iglesia, era un Sargento Mayor del Ejército en uso del buen retiro, este era la ficha para ese trámite engorroso de la liberta militar. Ese día estaba dispuesto todo para ir al distrito militar y obtener su libreta, decidió que el trámite que él (Rodríguez Maldonado) quería darle a su situación militar era incorporándose como soldado. El primer intento falló, pero el segundo, 6 días después, no. Fue incorporado al 7ª contingente del 2003 como Soldado Campesino, nacía la nueva estrategia del Gobierno Nacional, incorporar “soldados de mi tierra” para crear identidad institucional. Él, ya estaba adentro, hacía parte del Grupo de Caballería No. 5 “General Hermógenez Maza”. Como su condición de soldado campesino limitaba levemente convertirse en soldado profesional, metió un empeño profundo en todas sus labores. Cumplió misiones extraordinarias junto a los grupos de soldados profesionales, combates fuertes y exitosos son parte de su repertorio militar. Terminó su servicio militar en agosto del 2004,

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mismo año donde pudo dar el salto a la profesionalización después de muchas gestiones para serlo. Fundador del Batallón de Alta Montaña No. 6 en la Sierra Nevada de Santa Marta y radio-operador del pelotón “Bario 2”, es uno de sus grandes recuerdos. Su función como “chispas” −como se le llama a los que llevan los radios de comunicaciones en el área de operaciones− le dio la oportunidad de conocer mucho más sobre la ciencia militar, deseaba escalar en su carrera, pero no era fácil, necesitaba dinero y una recomendación. Un día se enfermó y lo tuvieron que sacar del área para la recuperación. Como un golpe de suerte lo mandaron hacer un curso de guía canino y luego de enfermero canino. En esa nueva labor se ideó la brillante idea de crear una enfermería para perros, esta labor lo hizo notorio con su comandante de Batallón, quien le manifestó la posibilidad de ser parte del cuerpo de suboficiales del Ejército. Era el año 2010 cuando ingresa a la Escuela Militar de Suboficiales, en ese mismo año obtiene su nuevo escalafón en el que hoy goza del grado Cabo Primero del arma de Comunicaciones. Seis años después sigue trabajando en comunicaciones, ahora lo hace desde hace un año en la Brigada Móvil No 10, unidad que consolida el antiguo fortín de las FARC. La decisión de participar con ese nombre, fue porque recordó todas las experiencias de su carrera militar, encaminado siempre a mantener la paz y la soberanía del pueblo colombiano. Su argumento fue el siguiente: “Después de años de constante lucha y sacrificio por cada uno de nuestros hombres, no queda más que honrar a aquellos quienes hicieron parte de la historia. Plasmarla en, “Memorias del camino a la victoria” es hacer un homenaje a nuestros héroes que en cumplimiento del deber derramaron su sangre y abandonaron sus familias para siempre, pero que engrosan la enrome lista de ser prócer de la patria”.

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PRIMERA PARTE LA BÓVEDA DE LA MEMORIA Se formula un diseño de investigación sobre memoria histórica militar de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, teniendo en cuenta los elementos doctrinales con que se libró todas las campañas militares durante el conflicto colombiano, situación narrada desde la visión personal de un solado de Colombia que obtuvo el grado de Brigadier General teniendo un largo recorrido en muchos escenarios, luego se apoya en una narrativa secuencial de la doctrina militar que sirve como orientación para el desarrollo de operaciones militares, lo que permite una compresión, al lector independiente del medio castrense, del soporte condicionante de las acciones en combate. El soldado de Colombia no es automatizado por las normas o la doctrina, es condicionado por ellas, porque las actuaciones en el campo de combate no son supuestos normativos exactos, son epopeyas que se libran por un fin superior. Luego se intenta exponer ligeros argumentos sobre la memoria, basados en la teoría general, deseando servir como guía de asimilación de cada relato expuesto con posterioridad. Dentro de estas pautas se enlazan los factores esenciales para la implementación de la línea estratégica de la construcción de la memoria como parte íntegra del Plan de Operaciones con los criterios existentes en la actualidad que han creado un imaginario colectivo sobre el pasado del conflicto. Cada momento del conflicto será de vital importancia para la reconciliación social y el fortalecimiento institucional, en la medida que las acciones de los soldados nunca tuvieron un objetivo insular o personal, más bien, hicieron parte de una política nacional que solo buscó la integración territorial bajo un mismo concepto de Estado. El altruismo individual de los soldados no podrá ser esclavizado al recuerdo, dado que hacerlo pone en peligro cualquier intento de aprendizaje para un futuro, es por ello que describir la doctrina militar que se vivió en el conflicto, alimentándola de argumentos discursivos, hace de los relatos de memoria una empresa para sumergirse en la admiración y el respeto por aquellos que hicieron toda la comunidad.

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PART ONE THE DOME OF MEMORY A research on military historical memory of the Omega Joint Task Force is designed, taking into account the doctrinal elements with which all the military campaigns were fought during the Colombian conflict, a situation narrated from the personal vision of a Colombian soldier who obtained the degree of General Brigadier having a long route in many scenarios, then relies on a sequential narrative of military doctrine that serves as an orientation for the development of military operations, which allows the reader, independent of the military environment, of the conditioning support of actions in combat. The Colombian soldier is not automated by norms or doctrine, he is conditioned by them, because the actions in the field of combat are not exact normative assumptions, they are epics that are fought for a higher purpose. We then attempt to present a few arguments about memory, based on the general theory, wishing to serve as a guide for assimilation of each narrative discussed later. Within these guidelines the essential factors are linked for the implementation of the strategic line of memory construction as an integral part of the Operations Plan with the existing criteria that have created a collective imaginary about the past of the conflict. Each moment of the conflict will be of vital importance for social reconciliation and institutional strengthening, since the actions of the soldiers never had an insular or personal objective, rather, they were part of a national policy that only sought territorial integration under the same concept of State. The individual altruism of the soldiers cannot be enslaved by memory, since doing so endangers any attempt to learn for the future, that is why describing the military doctrine that was lived in the conflict, feeding it discursive arguments makes the Memory stories a company to immerse themselves in the admiration and respect for those who made the whole community.

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ERSTER TEIL DAS BEWÖLBE DER ERINNERUNG Es wird eine Forschungslinie des historischen Gedächtnis der Fuerza der Tarea Conjunta Omega entworfen, welche die von Armee im Rahmen des kolumbianischen bewaffneten Konflikts benuzte militärische Doktrin betrachtet. Danach werden teoretische Argumenten der allgemeinen Theorie der Erinnerung vorgestellt, damit die hier dargestellten Erzählungen sich besser verstanden werden können. Jeder Teil des Konflikts ist von großer bedeutung für der soziale Versöhnung und die Stärkung der Institutionen, weil die Handlungen der Soldaten nie persönlichen Zielen hatte, sondern waren solche Handlungen Teil einer nationalen Politik, die nur die territoriale Integration unter dem gleichen Konzept vom Staates versuchten

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BASES DOCTRINALES DEL ACTUAR DEL EJÉRCITO EN EL CONFLICTO COLOMBIANO Fabricio Cabrera Ortiz Juan Camilo Mazo Arboleda1 Patria, por ti sacrificarse deben bienes, y fama, y gloria, y dicha y padre, todo, aún los hijos, la mujer, la madre, y, cuanto Dios en su bondad nos dé. Julio Arboleda

Resumen

La doctrina militar condiciona el empleo de la fuerza militar en el cumplimiento de los fines del Estado. A ella se le debe la organización y la solidez de un ejército, que nuca desborda su actuar por intereses insulares a la patria. Todas las acciones de un soldado son direccionadas por el máximo pensamiento estratégico militar, que muchas veces proviene de grandes consensos que hacen de un conflicto un evento de importancia regional. La importancia de conocer algunos detalles doctrinales radica en la posibilidad de comprender las acciones militares desde su base, lo que permite una legitimación en cada una de sus actuaciones. Es así como intentar escribir la Memoria Histórica del conflicto desde una mirada militar, no tendrá ninguna lógica narrativa si no se contempla la más mínima sincronía con la ciencia de lo militar. 1. Fabricio Cabrera Ortiz es brigadier general de la Reserva Activa del Ejército Nacional profesor cátedra de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, Magíster en Ciencia Política por la Universidad Javeriana, Magíster en Seguridad y Defensa Nacional, Especialista en Relaciones Internacionales. Juan Camilo Mazo Mazo es Mayor del Ejército Nacional orgánico de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magíster en Derecho, Especialista en Derecho Administrativo y Gerente en la Seguridad y Análisis Sociopolítico.

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Abstract The military Doctrine conditions the use of military force in the fulfillment of the ends of the State. It is owed the organization and solidity of an army, which never goes beyond its action by insular interests to the motherland. All the actions of a soldier are directed by the maximum military strategic thinking, which often comes from great consensuses that make a conflict an event of regional importance. The importance of knowing some doctrinal details lies in the possibility of understanding the military actions from its base, which allows a legitimation in each one of its actions. Thus, as attempting to write the Historical Memory of the conflict from a military perspective, it will have no narrative logic if one does not contemplate the slightest synchrony with military science.

Zusammenfassung Militärdoktrin betrifft die Anwendung von militärischer Gewalt, um die Ziele des Staates zu erfüllen. Die Militärdoktrin liefert die Organisierung die Disziplin und die Stärke einer Armee. Alle Aktionen eines Soldaten werden nach obersten militärischen strategischen Denken angeführt. Die Kenntniss der doktrinalen Aspekten einer Armme ist von großer Bedeutung, weil die Basis und die Legitimität der militärischen Aktionen verstehen lässt, Schließlich kann man nur die historische Erinnerung des Konflikts besser zu verstehen, wenn auch die Militärdoktrin betrachtet ist.

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Mi llegada al Ejército Nacional: sujeto de la Guerra Fría Recuerdo con profunda emoción y en cada detalle mi ingreso a la Escuela Militar de Cadetes en el año de 1979, mi intención fue terminar mis estudios de bachillerato (Quinto y sexto de la época), siendo un joven imberbe de quince años de edad. Mi ingreso como el de muchos más, se produjo inspirados por el deseo de servir a la patria, de combatir las injusticias sociales y defender los derechos de nuestros compatriotas colombianos; terminé graduándome de subteniente del arma de caballería en el año 1982 para esta época el Ejército estaba constituido por apenas 69.812 hombres entre oficiales, suboficiales, soldados y civiles, no existían los soldados profesionales (Santos, 2007, p. 282). Así llego a la institución, un sujeto más dentro del contexto de la Guerra Fría. Mi historia después de casi treinta y seis años de carrera militar es muy larga, fueron muchos momentos llenos de alegría, de satisfacción, de dolor, algunas veces de impotencia, de sacrificio infinito, de vivir la verdadera Colombia en las recónditos lugares de nuestra tierra, de mirar que en pleno siglo XX y aún en el presente, seres humanos se mueren por falta de atención médica, de hambre, sin tener la más remota posibilidad de recibir la atención básica necesaria. Tuve la oportunidad de servir de la mano del Ejército Nacional, de llevar esperanzas, sonrisas a nuestros compatriotas empleando para ello exclusivamente el sentimiento de amor y respeto por nuestros connacionales y compartiendo los casi siempre deficitarios recursos que le asignan a la institución militar. Dentro de mis muchos recuerdos está presente el año de 1995, cuando en Titumate (Chocó) con la ayuda material de algunos pequeños empresarios de Turbo (Antioquia), se logró hacer un sencillo y humilde malecón en el parque principal para el que se empleó como mano de obra, habitantes de esta población integrados con soldados profesionales; lamentablemente para la época, esta región se encontraba asolada y azotada por las agresiones tanto de las FARC como de las Autodefensas ilegales, por lo tanto nuestra llegada generaría nuevas expectativas para sus pobladores. Ese momento fue inolvidable para la población de este pequeño paraje de la geografía chocoana; igualmente para nosotros la emoción y la satisfacción de haber traído esta pequeña alegría a la comunidad, alimentó nuestro espíritu y vocación al igual que incrementó el cariño que con gran esfuerzo se había iniciado a construir, especialmente en una población que nunca había visto la presencia del Estado, un territorio gobernado por los grupos al margen de la ley, en el que tuvimos que conquistar nuevamente el control territorial, una de las mínimas garantías que debe proveer el Estado. La desconfianza de la población fue enorme, la confianza se fue ganando a paso lento, siempre he creído que la mayoría de los integrantes del Ejército son personas cuya

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extracción proviene del campo y de los estratos sociales menos privilegiados de nuestra sociedad, es por esto que la simpatía con la población se gana rápidamente. Así como esto sucedía en estas hermosas tierras, las réplicas de esta simbiosis población civil-ejército y cooperación, ha sido la constante a través de la historia reciente a lo largo y ancho del territorio nacional. Por la oportunidad que hemos tenido los militares de recorrer la geografía nacional ahora y siempre hemos comprendido las verdaderas necesidades y amenazas de la población; en este trasegar y por la presencia que hemos realizado en la periferia, el papel del ejército en la construcción del Estado ha sido indiscutible. En este sentido el cuerpo de oficiales, ha mantenido un pensamiento coherente a lo largo del tiempo en torno a temas como el desarrollo, la inclusión social, la pobreza, etc. Recuerdo claramente uno de los ejemplos que han guiado nuestras carreras; la posición asumida por el general Alberto Ruiz Novoa y la gran mayoría de los militares de la época (1962), en relación frente a la violencia contra la sociedad colombiana, en la que coincidieron en señalar que la solución del conflicto en su momento no era exclusivo de la acción militar; consideraron que se debe atacar las causas sociales y económicas, sintetizadas en la pobreza extrema de una gran parte de la población colombiana. Todo este pensamiento se encontraba en contraposición del gobierno de los Estados Unidos que en ese instante tenían una tendencia política y militar centrada básicamente en la solución militar; asimismo, estaba en contravía el sentir y actuar de la clase política colombiana del momento. El propósito de estos comentarios es el de contribuir a esclarecer los antagonismos de algunas facciones políticas, cuyo interés es descontextualizar y distorsionar la verdadera historia de nuestro país culpando al Estado y sus instituciones por toda la violencia que hemos padecido. Siempre me apasionó la doctrina e historia militar que rigió mi carrera, mis inquietudes e investigaciones me permitieron establecer y por supuesto no es el gran descubrimiento, que todos nuestros conceptos doctrinarios militares a partir de 1950 provienen de los Estados Unidos, esto tiene una explicación que se circunscribe al inicio la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y a los espacios dejados por las misiones militares europeas que fueron llenados en los países latinoamericanos por sus homólogos2 de los Estados Unidos (Veneroni, 1973); igualmente, la falta de visión de la clase política colombiana en su momento y el temor de equipar a los militares por la posibilidad de un golpe militar, permitieron que las dotaciones del ejército fueran recibidas de los remanentes Norteamericanos al término de la Guerra de Corea, en la cual Colombia participó con un Batallón de Infantería y una fragata de la Armada Nacional, y no se miró ningún otro país proveedor hasta la llegada del presidente Alberto Lleras Restrepo (1966-1970), cuando se consideró la adquisición de fusiles alemanes, aviones franceses y fragatas alemanas.

2. Durante los años veinte en Latinoamérica ya existían algunas y es a partir del año de 1941, cuando las misiones militares norteamericanas se encontraban en casi todos los países del área.

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La lógica estratégica de los Estados Unidos representada en la Doctrina Monroe de 18233 se expandió, y por supuesto coadyuvó los lazos y acercamientos que se establecieron para la época entre estos países americanos; en consecuencia, quedamos ligados al pensamiento e influencia política y militar de los norteamericanos. Considero importante que las personas conozcan el contexto completo de la evolución doctrinal de la institución, pues no se pueden tomar ideas objetivas de la vida e historia nacional si se desconoce la de las instituciones participantes, y con mayor razón en la actual coyuntura nacional, marcado por un posible posconflicto con las FARC, en el que se quiere dejar memorias que permitan a nuestros descendientes encontrarse con la verdadera historia4.

A continuación, se presentan algunas reflexiones de gran importancia para comprender nuestro desarrollo institucional, ideológico y la evolución y aplicación de la doctrina del Ejército en el conflicto interno, así como su contribución a potencializar su legitimidad y su rol constitucional.

Defendiendo la democracia: el cambio de la doctrina de Estados Unidos frente a la amenaza interior representada en el comunismo Al término de la Segunda Guerra Mundial los estadounidenses habían desarrollado el poder nuclear. Con base en este respaldo de carácter estratégico la doctrina militar durante el gobierno de Eisenhower se denominó la Estrategia Global, que cubría el caso hipotético de un conflicto EE.UU. vs URSS, y su única alternativa comprendía la guerra nuclear o la rendición. Para el año 1961, la Unión Soviética desarrolló el poder nuclear, la coyuntura de equilibrio destructivo hace que se revalúe la doctrina estadounidense y como resultado aparece el concepto de la Respuesta Flexible, que obligaba a buscar y seleccionar un grado de respuesta conforme a la agresión, que, como es entendible y dadas las capacidades militares de destrucción de las superpotencias, no podría dejarse al azar. Por lo anterior, los Estados Unidos establecen distinciones frente a la agresión (comunismo como enemigo), formulando el concepto de espectro de posibles conflictos, como se aprecia a continuación:

3. La cual se resume en la frase de Monroe “América para los americanos” donde se centra en la influencia necesaria por parte de los Estados Unidos frente a todo el continente americano. 4. Sostiene Pierre Nora que: “La memoria es la vida que producen las sociedades vivaces fundadas en su nombre. Está en incesante evolución, dispuesta a la dialéctica del recuerdo y del olvido, es inconsciente de sus sucesivas deformaciones… en la medida en que es afectiva mágica, solo contiene los hechos que le convienen. En contraste, la historia es la reconstrucción, siempre problemática e incompleta, de lo que ya no es. Su relación, arguye, es dialéctica: La memoria inserta la rememoración dentro de lo sagrado; la historia siempre prosaica, la libera de nuevo”.

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Cuadro 1. Espectro de posibles conflictos, doctrina de los Estados Unidos, 1961 Espectro de Posibles Conflictos: Respuesta flexible (Doctrina EE.UU., 1961) Tipo

Uso de armas atómicas o nucleares

Oponentes

Observaciones Respuestas recíprocas: Destrucción de objetivos militares: Estrategia contra fuerzas.

Guerra Nuclear EE.UU. vs URSS Sí

Destrucción total, actuación indiscriminada: Estrategia contra ciudades. Guerra Limitada, Local o Convencional

Entre Estados

Guerra Revolucionaria o Subversiva o de Guerrillas

Con teatros de operaciones en: América Latina, Asia y África (Sectores de la población* de algún Estado)

No descartable Posibilidad de incluir potencias nucleares *

*Conflicto evolucionaria a guerra nuclear. *Uno de los cuales de tipo revolucionario, calificado de subversivo y comunista. En este espectro, la doctrina les asignó la misión a tales países de guardianes del orden interno.

No

Deberían ser combatidos por las Fuerzas Armadas del país afectado.

*Adaptado de: Estados Unidos y las Fuerzas Armadas de América Latina: La Dependencia Militar, Veneroni (1973).

Los Estados Unidos en su nuevo ordenamiento doctrinal establecieron que la seguridad hemisférica les correspondía a los estadounidenses, y responsabilizaron a los países latinoamericanos de su orden interno, teniendo en cuenta también que producto de la evaluación que realizaron de las Fuerzas Armadas latinoamericanas, no llenaron las expectativas tecnológicas y logísticas para conformar una coalición contra una amenaza extra-continental. Ante el nuevo espectro de posibles conflictos y ante la ayuda militar que se prestaba a los países menos desarrollados, el entonces Secretario de la Defensa de los EE.UU. Robert S. McNamara, durante el gobierno del Presidente John F. Kennedy hizo una declaración ante el Senado de su país señalando: Que los países había que dividirlos en dos grupos: los primeros con amenaza doble, externa e interna, ubicados en la periferia del mundo socialista, a los cuales había que

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dotarlos con armas y equipos militares para que pudieran enfrentar tanto guerras convencionales como revolucionarias. El segundo grupo serían los de amenaza simple, interna, entre los que se encontraban los de América Latina, para los cuales la ayuda militar sería la provisión de armas menores, equipos, entrenamiento, etc., para el mantenimiento de la seguridad interna (Veneroni, 1973, p. 72).

Igualmente los Estados Unidos en los años de 1960 y 1970 desarrollaron para América Latina el concepto del Anti-foco, que consistía en contrarrestar la teoría del Foco originada por Ernesto Guevara (a. “Che” Guevara), la cual pretendía con una guerrilla generar las condiciones insurreccionales para tomar el poder. En este contexto doctrinal y frente a ese momento de nuestra historia las preocupaciones de la seguridad del Estado se vieron alteradas por estructuras internas subversivas y por lo tanto el enfoque de la defensa se proyectó frente a estas amenazas. Amenazas que paulatinamente se convirtieron en agresiones contra la sociedad y el Estado por parte de estas estructuras guerrilleras alzadas en armas iniciando por las FARC y las que se sumaron posteriormente como el ELN, EPL, entre otras. Ante la puesta en riesgo de la democracia colombiana, enmarcado en el contexto de la Guerra Fría e incorporando en nuestra doctrina la guerra irregular, el Ejército Nacional se vio comandado a cumplir con su deber constitucional establecido5, es decir, las Fuerzas Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional. Lamentablemente la doctrina del comunismo se empleó en su momento, para imponer por medio de la violencia un estilo de gobierno en contra de la voluntad de los pueblos, especialmente en los países en vías de desarrollo como el nuestro, aprovechando los descontentos, las desigualdades sociales, la inequidad, la extrema pobreza y la exclusión social. Todas las estructuras guerrilleras que aparecieron en Colombia tenían orientaciones e ideologías comunistas en un enfrentamiento con el uso de la violencia contra el Estado y la nación, en un sistema político que aún con sus vicios e imperfecciones era democrático. La amenaza subversiva del Estado colombiano fue construida desde el seno del Partido Comunista, esto lo corrobora la entrevista de Gilberto Vieira Secretario General de este partido en su entrevista a la periodista Marta Harnecker, en la que afirma que “nació de una decisión contenida en un pleno del partido, cuando se adoptó que: … del 50 (1950) en adelante, el partido elabora su orientación táctica y estratégica… no se excluye ninguna forma de lucha, sino que se trata de combinarlas todas adecuadamente” (Santos, 2007, p. 275). Frente a estos retos impuestos por la violencia, con frecuencia me he preguntado ¿qué otro rol hubiese podido desempeñar el Ejército Nacional?, y siempre he estado convencido de que no tuvimos otra opción que combatir a quienes quisieron subvertir el orden y derrocar al Estado. No obstante, al igual que muchos compañeros y con la claridad que la pérdida de una vida humana 5. Como se aprecia en el artículo 217. (República de Colombia, 1991).

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es un hecho catastrófico; hemos lamentado la muerte de tantos jóvenes colombianos que se dejaron seducir por una ideología fundamentada en el odio, la destrucción y la agresión continua contra la sociedad.

Cooperación del ejército con las organizaciones del Gobierno para una mayor superación en el orden social del pueblo: la teoría de la Construcción Nacional El primer paso para la formulación de la teoría de la Construcción Nacional “se da en los Estados Unidos6 en 1959 con el acta de seguridad mutua, que establece en forma oficial a las Fuerzas Armadas de los países subdesarrollados como instrumentos principales de modernización económica y social” (Saxe, 1970, p. 102). Pero realmente su punto de aplicación se da en el gobierno de John F. Kennedy en el año de 1961. La teoría de la Construcción Nacional, diseñada por la política norteamericana, constaba de dos fases: la primera, en síntesis, consistía en desarrollar cierto grado político, institucionalización de procedimientos y organizaciones políticas, de coherencia legal, es decir desarrollo político y modernización económica y social. La segunda; consiste en designar a las Fuerzas Armadas7 de los países subdesarrollados como instrumentos modernizadores por excelencia (Saxe, 1970, p. 100).

Revisando la Sexta Conferencia de los Ejércitos Americanos (CEA), realizada en el Perú en noviembre de 1965, se trató el tema mencionado pero no propiamente como teoría de la Construcción Nacional, sino como la Cooperación del Ejército con las organizaciones del Gobierno para una mayor superación en el orden social del pueblo (VI Conferencia Ejércitos Americanos, 1969, p. 14). 6. En los años de 1961 y 1968, producto del cambio doctrinario que se dio en Estados Unidos, el Secretario de Defensa Robert S. McNamara, como autoridad avalada por su gobierno para la definición de su política de seguridad, orientó la asignación de recursos no al campo militar, por considerar, como se enunció anteriormente, que la remota posibilidad de un ataque extra-continental contra la parte sur del continente americano, no ameritaba apoyo para sostener grandes fuerzas convencionales sino para tareas más urgentes e importantes del desarrollo social y económico. Es así como la ayuda militar se orientó a limitar compras de material bélico, de modo que esos recursos sirvieran para mejorar la seguridad interior y el desarrollo económico y social. 7. Uno de los objetivos del Programa de Ayuda Militar (PAM) era “la promoción sana y firme de las instituciones económicas, políticas y sociales a través de procesos democráticos” (Saxe, 1970, p. 81). Para definir este objetivo se hace referencia a la importancia y al papel político de las Fuerzas Militares latinoamericanas a través de la historia de cada uno de sus Estados. Igualmente, consideran la cultura de la región y enfatizan que la ayuda militar de los Estados Unidos estará encaminada “a establecer Fuerzas Militares responsables políticamente del control civil y deseosas de tomar parte constructiva en el desarrollo de la democracia representativa y constitucional” (Saxe, 1970, p. 81). Advierten, aunque no expresamente, la desconfianza que tienen en los gobiernos civiles, cuando anuncian dentro del PAM que las Fuerzas Militares son las únicas instituciones sociales con suficiente madurez para resistir los embates comunistas y aspiran a que, mediante los cursos que adelantan los oficiales latinoamericanos en los Estados Unidos, puedan apreciar las bondades de la democracia.

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La teoría de la Construcción Nacional, o como prefiero llamarla, Cooperación del Ejército con las organizaciones del Gobierno para una mayor superación en el orden social del pueblo, fue factor determinante en la politización de las fuerzas armadas en los países latinoamericanos. El comprometimiento en la política contribuyó a que los gobiernos militares produjeran los mismos vicios de la clase política. Además, quisieron perpetuarse en el poder. En algunos casos, en tiranías y al ser excluyentes de la participación política, profundizaron las crisis propias de cada país. De manera congruente, esta politización causó divisiones entre los militares, desvió de sus misiones constitucionales, atrasó la profesionalización de las Fuerzas Armadas al enfocar sus esfuerzos sobre áreas ajenas a su razón de ser. Sin embargo, esta circunstancia no se presentó en Colombia, la cual partir de la década de los sesenta mantuvo una democracia ininterrumpida y la subordinación plena de la institución militar al poder civil, demostrando una vez más la evolución de la mentalidad militar, su resiliencia frente a los momentos de manipulación política como los sufridos entre los años 1950 y 1953 su compromiso y respeto con la democracia, al igual que la refrendación de su legitimidad institucional en su empleo como herramienta del Estado. La narrativa de nuestra historia institucional nos ha permitido mantener dentro de la doctrina las experiencias y preceptos de nuestros antiguos líderes. En este sentido y revisando el papel que ha desempeñado el Ejército como constructor del Estado en la periferia, podemos concluir que ha sido definitivo. Es por esto, que debe destacarse la influencia actual en el pensamiento del cuerpo de oficiales, de la labor realizada por el general Alberto Ruiz Novoa en el año 1962, que aprovechando la militarización de la política estadounidense que se sugiere en los acápites anteriores, presenta ante el Congreso el Plan Lazo, “un amplio esquema para involucrar a cada una de las Fuerzas Armadas en proyectos específicos, bajo el auspicio del Plan de Asistencia Militar, como también con el apoyo de los créditos provenientes de asistencia para el desarrollo de los Estados Unidos” (Ramsey, 2000, p. 305). Igualmente, el general Ruiz tuvo el honor de ser Comandante del Batallón Colombia en la guerra de Corea, conflagración originada por la brutal invasión que realizó Corea del Norte bajo su ideología comunista. El General se caracterizó por ser “innovador en las prácticas militares y un decidido apóstol de las concepciones militares-socioeconómicas del Informe Lebret” (Ramsey, 2000, p. 307), por lo tanto su interés en esta novedosa estrategia centraba sus mayores esfuerzos en la acción cívica, como veremos más adelante, y en la racionalización del uso de la fuerza. Su interés pretendía quitarle las banderas del comunismo representadas en la desigualdad social y la extrema pobreza, estructurando programas que mediante las relaciones con la población civil, el desarrollo y la inversión social, mejoraran la calidad de vida de sus habitantes. Al General Ruiz, algunos analistas de temas militares y otros escritores del Centro de Memoria Histórica, atribuyen que por haber sido Comandante del Batallón Colombia en Corea, introdujo una ideología anticomunista dentro de la institución, pero los hechos y la herencia ideológica de sus pensamientos sobre la oficialidad demuestran lo contrario; para los integrantes de la

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institución militar, por encima de las ideologías, el deber representado en la salvaguarda de la patria ha sido la constante, al igual que le defensa de la democracia, como se puede inferir de los párrafos anteriores. Este sesgo ideológico debe superarse y con mayor razón de cara al pos acuerdo con las FARC, toda vez que estamos haciendo una transición en la que prevalece un gobierno democrático, en la que no conviene preservar la mentira o desinformación, y en la que necesitamos superar el rencor y el odio, y no afectar la reconciliación nacional. Frente a estas circunstancias vale la pena aprovechar el momento coyuntural para interiorizar y adaptar a nuestra realidad colombiana, la reflexión realizada por David Rieff, que lo llevó a escribir su libro Contra La Memoria: La rememoración enardeció las guerras de sucesión en Yugoeslavia; sobre todo, la rememoración de la derrota serbia en Kosovo Polje en 1389. En las colinas de Bosnia aprendí a detestar, pero sobre todo a temer, la memoria histórica colectiva. Al apropiarse de la historia, mi pasión perdurable y mi refugio desde la infancia, la memoria colectiva lograba que la propia historia no pareciera sino un arsenal de armas necesarias para continuar las guerras o para mantener una paz endeble y fría. Lo que presencié en Bosnia, en Ruanda, en Kosovo, en Israel-Palestina y en Irak no me ha dado razón alguna para cambiar de parecer (Rieff, 2013, p. 14).

La acción cívico-militar Esta decisiva herramienta fue puesta en ejecución desde el gobierno del General Rojas Pinilla, pero su funcionamiento dentro de un ámbito democrático se potencia una vez inicia el primer gobierno del Frente Nacional (1958-1962). En el periodo comprendido entre 1949 y 1953, como sostiene Atehortúa & Vélez (1994), el Ejército debió afrontar duras realidades frente a las apremiantes necesidades de orden público; igualmente, la transición entre un Ejército con una corta experiencia en la guerra regular en Corea a un Ejército de Contrainsurgencia generó asumir retos a marchas forzadas para responder a las necesidades del país. La dificultad a la adaptación a las condiciones y tácticas de la guerra irregular, incluyó otro factor apremiante, dado por sus formas de relación con la población civil. “Como constató Carlos Ortiz, el Ejército demoró por lo menos una década para asimilar lo más definitivo de la lucha de contrainsurgencia: la importancia de la población civil que rodea el enemigo” (Atehortúa & Vélez, 1994, p. 189). Otro factor fundamental en este momento consistió en el acercamiento que tenía el Ejército con el gobierno de turno y la población partidaria del mismo excluyendo a las otras corrientes políticas. En otras palabras, el Ejército era víctima de la manipulación partidista y esta vez en las manos de los conservadores. Con base en los anteriores hechos, el gobierno militar entre el 1953 y 1958 se constituyó en el espacio de tiempo necesario para que los oficiales del Ejército fueran consolidando su pensamiento en

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relación con la posición de neutralidad que debía asumir la institución militar dentro de los procesos democráticos; la manipulación política de la que fueron objeto en el pasado dejó tristes y duras enseñanzas para la legitimidad institucional. Pero la evolución de la mentalidad militar con base en estos duros golpes se vio marcada por una generación de oficiales formados en otra escuela que, aunque de guerra regular, incitaba al análisis, al estudio y la aplicación de la ciencia militar, y no a la emoción como sostiene Valencia (1993). Estos oficiales que participaron en el Batallón Colombia en Corea, al inicio de la década del sesenta ocuparon cargos en el Estado Mayor bajo el liderazgo como Comandante del Ejército del Mayor General Alberto Ruiz Novoa. El General Ruiz Novoa se destacó por la implementación del Plan Lazo. En su intervención en el año 1962 como ministro de Guerra ante el Congreso de la República lo presentó y promovió magistralmente, involucrando a las Fuerzas Militares quienes hábilmente desarrollaron programas metódicos de acción cívica. Por ejemplo, la Fuerza Aérea designó su programa Servicio de Aeronavegación a los Territorios Nacionales (conocido como SATENA). Su esfuerzo por integrar los territorios nacionales, como se denominaban anteriormente, los departamentos del sur y oriente del país, fue fundamental, estos aviones aterrizaban en pistas improvisadas de los Llanos Orientales y de las regiones del Amazonas y del sur, transportaban semanalmente gran cantidad de indígenas, especialmente; de la misma manera, se encargaron de transportar misiones médicas, odontólogos, agricultores, etc. esde la guerra contra el Perú, estos vuelos de apoyo se convirtieron en las primeras conexiones de estos apartados territorios con la vida nacional. Con este mismo objetivo, la Armada Nacional por intermedio de la Infantería de Marina, aprovecharon sus recursos con los que mantenía la soberanía en los ríos del oriente del país, sumándoles equipos médicos y veterinarios; sus patrullajes rutinarios los convirtieron en la oportunidad de transporte de personas oriundas de las pequeñas aldeas sobre estas vías naturales a precios sumamente bajos. Los habitantes de estas regiones recibían servicios médicos y odontológicos, así como servicios veterinarios. Este programa de acción cívica que se llevó hasta el final de la década, como sostiene Ramsey (1981) contribuyó a que la violencia no se adueñara de la región manteniendo el orden y la tranquilidad. El Ejército Nacional fue el que realizó la mayor parte de las acciones cívicas, durante el primer año y con “cuatro batallones de ingenieros militares de construcción que se empeñaron en proyectos de puentes, vías, estaciones de transmisión radial, comunidades modelo, escuelas e instalaciones militares transitorias de vigilancia rural con el mayor esfuerzo dirigido hacia la Cordillera Central” (Ramsey, 1981, p. 307); con el fin de realizar un trabajo integral de mayor impacto, unidades médicas, grupos de alfabetización y especialistas agrícolas acompañaron como complemento a las unidades de construcción. Finalmente, el trabajo de acción cívica en el Ejército se canalizó por intermedio del Estado Mayor del Ejército Departamento-5 (E-5). Como ha sido la constante dentro del desarrollo de la democracia colombiana, la sujeción del poder militar al civil es objetiva, y es por esto que la suerte del General

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Ruiz Novoa debido a sus fuertes posiciones frente a las causas del conflicto y la manera de combatirlas, hizo que el presidente Guillermo León Valencia tomara distancia y lo destituyera en enero de 1965. No obstante, su aporte e insistencia de la acción cívica para compensar la débil estructura estatal y quitarle fuerza a las motivaciones guerrilleras, se constituyó en el pragmatismo necesario de la época y el único medio eficaz para cumplir, en parte, las responsabilidades sociales del Estado con los pobladores de las zonas rurales. El General Álvaro Valencia Tovar hace una breve descripción de este controvertido enfrentamiento, que es oportuno recordar: Se había venido dando un sutil enfrentamiento entre el presidente Guillermo León Valencia y el ministro de Guerra, general Alberto Ruiz Novoa. La frecuencia y la proliferación de los hechos rebeldes, violentos y armados de los últimos tiempos, según el general, tenían unas causas sociales y políticas. Y si bien se precisaba de un tratamiento militar para sus manifestaciones armadas, era necesario igualmente, hacer un esfuerzo especial del Estado para reducir y eliminar los fenómenos de su casualidad. La inconformidad ciudadana no podía contenerse únicamente con los fusiles. Urgía un cambio de estructuras jurídicas, políticas y sociales que corrigiera los desajustes de la sociedad, sometida, aquí y en el mundo, a un proceso dinámico. El informe del padre Louis-Joseph Lebret, serio y ecuánime, publicado hacia poco, y en donde se señalaban tareas especiales a las Fuerzas Armadas de estos países del subdesarrollo, parecía reforzar la tesis del general que, de paso, había logrado un puesto de respetabilidad en el ámbito militar internacional. El enfrentamiento se hizo público, y el presidente retiró al general Ruiz del gobierno y del servicio activo en ese mismo mes de enero de 1965 (Historia de las Fuerzas Militares de Colombia Ejército 3, 1993, p. 132).

Ante el surgimiento de las guerrillas a partir de 1964 orientadas por el comunismo como nueva forma de violencia, específicamente, las FARC bajo la orientación ideológica directa de Moscú, el ELN con sus directrices de La Habana, y el EPL inspirado en el movimiento de Mao Tse-Tung en China, se enfrentaron estas nuevas agresiones en contra de una sociedad sin un comprometimiento absoluto y sinérgico de todos los órganos del poder público, así como con una carencia de estamentos en la sociedad en las dinámicas de compromiso y unión, ignorando cómo es que esta amenaza revolucionaria bajo dinámicas de violencia establecidas en sus bases doctrinales iba contra el concepto de sociedad mismo que tenían tanto las esferas del poder como la población civil. El presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) comprendió la necesidad de acompañar las acciones de combate frente a la insurgencia armada, con esfuerzos de desarrollo agrario que las mismas tropas podrían adelantar en asocio con las comunidades rurales. “En esta forma se estructuró el Plan Andes, sobre la base de necesidades específicas que cada una de las brigadas sometió a consideración del Comando del

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Ejército, con especial énfasis en las zonas afectadas por presencia de guerrillas” (Historia de las Fuerzas Militares de Colombia Ejército 3, 1993, p. 138). Desde ese entonces, la acción cívica militar se encuentra incluida dentro de la doctrina del Ejército Nacional y se puede observar en los diversos manuales y reglamentos que conforman el ADN institucional. Su importancia ha sido tan vital, que fue incorporada en la estrategia nacional de Seguridad y Defensa, tanto en la Política de Seguridad Democrática (2002-2006), como en la Política de Consolidación de la Seguridad Democrática (2006-2010) del ex-presidente Álvaro Uribe Vélez, al igual que en la Política Integral de Seguridad y Defensa para la Prosperidad del presidente Santos. La acción cívica se reconoce actualmente como acción integral, fue puesta en marcha en los últimos 18 años, inclusive en el Gobierno del presidente Andrés Pastrana Arango; año tras año, su aplicación se condujo con mayor intensidad, fue una herramienta crucial como complemento de las operaciones militares, coadyuvó a la recuperación del control territorial, promovió la ampliación de la democracia mediante la construcción de Estado al llevar desarrollo y permitir la construcción de tejido social en la periferia colombiana; por lo tanto, fue un factor vital para que el Gobierno Nacional en la actualidad tenga sentada en la mesa de negociación al principal grupo guerrillero de Colombia, las FARC.

Cartilla Militar de 1964: la Carta de los Derechos Humanos, los principios de la democracia, y del Derecho Internacional de Guerra, relaciones con el personal civil Paralelamente a la implementación del Plan Lazo, en el año de 1962 se vivió un periodo al que el general Valencia denomina Ilustración Militar. Para la época se realizaban academias8 de oficiales y suboficiales en los cuarteles con el fin de realizar análisis de casos (en palabras castrenses), casos tácticos que resultaban de las operaciones conducidas contra los grupos subversivos; el propósito era reflexionar sobre lo ocurrido y difundir esa experiencia para mejorar el empleo de la doctrina. El comando del Ejército creó una oficina de publicaciones militares; fundó revistas y periódicos y estimuló a los oficiales y suboficiales para que escribieran sobre asuntos de su conocimiento y basándose en sus experiencias o en cualquier aspecto relacionado con el conflicto. En esta época, se editaron también reglamentos como sostiene Valencia (1993) y dispuso una metodología para verificar su estudio y asimilación; se crearon cátedras sobre el régimen interno, la administración, el mando y se obligó al estudio de la Constitución y señalaron las ventajas de una “filosofía militar como razón de ser de la institución y para entender mejor sus fines y propósitos” (Historia de las Fuerzas Militares Ejercito 3, 1993, p. 125). Hacer remembranza de estos acontecimientos históricos de la institución militar, van de la mano de un hecho poco conocido, el cual demuestra el pensamiento ponderado 8. Reuniones de estudio.

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y ecuánime de los oficiales de la época y de su posición frente a la complejidad del conflicto interno. Finalizando 1962, monseñor German Guzmán Campos en compañía de Orlando Fals Borda y de Eduardo Umaña Luna publicaron el estudio La Violencia en Colombia9 en el que se plantea con claridad que Colombia era responsable de la violencia. Como lo sostiene Ramsey (1981), todos los ciudadanos eran culpables en el sentido positivo y negativo, responsabilidad más allá de la que les cabían a los partidos políticos.

Figura 1. Informe de la violencia en Colombia. Adaptado de: La violencia en Colombia Tomo I, Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna (1962).

Este documento fue revisado por el coronel Álvaro Valencia Tovar por orden superior, desde la óptica de los impactos que podría tener en los diferentes estratos sociales, políticos, estudiantiles, laborales, militares, etc. El resultado del informe confidencial conceptúa “que el Ejército había sido criticado con justicia en varios aspectos y que era urgente adelantar una revisión a fondo en sus operaciones a la vez que purificar su imagen” (Ramsey, 1981, p. 308). El informe confidencial fue filtrado por alguien en el Ministerio de Guerra al senador conservador Darío Marín Vanegas, quien pidió la destitución del coronel Valencia en sesión secreta de la Cámara Alta del 31 de octubre de 1962; el General Ruiz Novoa como Ministro de Guerra acudió en defensa de su subalterno en diferentes hechos que se prologaron como un pulso político hasta el año 1963. La posición del Ejército ni antes ni en la actualidad ha sido negacionista, su filosofía ha sido reconocer sus fallas y errores porque es una institución compuesta por seres humanos los cuales, en determinado momento, pueden errar en sus comportamientos individuales afectando en consecuencia la misión que se le ha encomendado al conjunto. No son solo los pensamientos ni la ideología como vimos en los puntos anteriores, sino también los textos, documentos y reglamentos los que estructuran la doctrina con que fuimos formados e instruidos los integrantes de la institución, para ello, quiero recordar al gran escritor y educador colombiano Tomás Rueda Vargas, miembro de la 9. A este informe lo antecede el realizado por los generales Hernando Mora Angueira y Ernesto Caicedo López, el escritor Otto Morales Benítez y el político conservador Augusto Ramírez Moreno, estudiosos de los fenómenos sociales, que fue nombrado por el presidente Lleras Camargo cuando asume el gobierno civil de 1958. La intención del presidente era la de volcar todos los esfuerzos contra la violencia. “El resultado fue un informe impactante y severo, que se volvió polémico a la postre, bien porque establecía una buena parte de las responsabilidades de los partidos en esa batalla inenarrable de una década atrás, o bien porque se refería a las causas sociales que facilitaron el comportamiento primario de las personas y sus tremendos efectos psicológicos” (Fuerzas Militares de Colombia Ejército, 1993, p. 115).

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Academia Colombiana de Historia, director de la Biblioteca Nacional de Colombia, quien estudió con profundidad la institución militar y cristalizó su investigación en un prolijo libro que se denominó El Ejército Nacional. En este ejemplar, a propósito de la tesis sobre la existencia del Ejército como el apoderado de la sociedad para el año 1927, enfatizando los abusos cometidos por muchos caudillos surgidos de la guerra de independencia, Tomás Rueda señalaba que: No se pudo entonces, ni se ha podido luego, aquí ni en nación alguna, inventar una institución que reemplace al ejército en dos cosas que constituyen la razón de ser, y justifican la existencia de la Fuerza Pública: la guarda del orden interno, y la preparación del país para la guerra (Rueda, 1944, p. 226).

Consecuente con lo anterior y ante la responsabilidad de ser la institución garante del gobierno legítimamente constituido, sin importar su filiación ideológica, así como la salvaguardia de la soberanía nacional y mantener su orden interno, el Ejército Nacional ha procurado a lo largo de su existencia orientar sus esfuerzos para asumir los retos propios de su misión constitucional. En este sentido, quiero destacar con vehemencia, el singular contenido de la Cartilla Militar creada mediante la Disposición No. 08 de 1964 por el Departamento 5 del Estado Mayor Conjunto en cabeza del Mayor General Gabriel Rebéiz Pizarro, Comandante General de las Fuerzas Militares (Colombia. Ejército Nacional, 1964). Su englobado es una pieza sin precedentes dentro de las instituciones del Estado y constituye los lineamientos que han marcado las políticas de la institución en los ámbitos de: los símbolos nacionales, derechos humanos, la comprensión de la democracia, Principios del Derecho Internacional de Guerra, las virtudes militares, y finalmente las relaciones del personal militar con los civiles e integrantes de la Policía Nacional.

Figura 2. Cartilla Militar de 1964. Adaptado de: República de Colombia Ejército Nacional (1964).

En el capítulo primero del apartado segundo, encontramos la Declaración Universal de los Derechos Humanos10; en el manual se transcriben los treinta artículos 10. Denominada la Carta de los Derechos Humanos, la cual fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.

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que componen la declaración original. En cuanto a los Principios del Derecho Internacional de Guerra y de conformidad con el Convenio firmado en Ginebra el 27 de julio de 1929, en el capítulo quinto de la misma parte, se detallan los procedimientos y atención de las normas relacionadas con heridos, enfermos y muertos; sobre el personal destinado a la recolección y transporte de heridos; y sobre prisioneros de guerra. De lo anterior se puede inferir la importancia de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario en la Fuerza Pública, los cuales han estado presentes y han sido incorporados en la formación militar como es el caso del año 1964, lo que nos convierte dentro del Estado colombiano en pioneros de su promoción. En relación con los principios de la democracia, en el capítulo segundo del apartado segundo se sintetiza en veinte puntos y describe las bondades de la misma. La democracia está relacionada con las ideologías políticas, por lo tanto, quiero hacer énfasis y transcribir seis puntos del total, pues estos detallan y confirman el respeto infundido en los preceptos doctrinarios de la institución militar hacia cualquier tipo de ideología política siempre y cuando estuvieran enmarcadas en el cumplimiento de las leyes y de la Constitución: h. En la democracia todos los hombres nacen iguales y tienen los mismos derechos ante la ley. i. La democracia garantiza los derechos constitucionalmente los derechos a los ciudadanos y aún a los que no lo son. ll. Los derechos primordiales garantizados en todas las democracias a las personas respetuosas de la ley están centradas en la libertad de pensamiento y de expresión, de la cual se derivan los demás derechos fundamentales, como la libertad de cultos, (y también el derecho a no practicar ninguno), libertad de prensa, de reunión, de comunicación, de asociación, de elección de trabajo, etc. m. En toda democracia los partidos políticos opuestos son principales instrumentos de la voluntad popular. n. El gobierno del pueblo se hace a través de sus representantes y gobernantes escogidos libremente. o. La voluntad popular se manifiesta en las democracias por elecciones libres. Se acepta el pensamiento de la mayoría, pero se reconocen derechos a las minorías (Colombia. Ejército Nacional, 1964, p. 44).

La Cartilla Militar va más allá en el sentido estricto de la democracia, es por esto que en el capítulo once de la tercera parte, explica su significado dentro de las Fuerzas Militares y afirma que dentro de esta organización “se practica una democracia centralizada, para garantizar la disciplina que es la base o fundamento de la milicia” (Colombia. Ejército Nacional, 1964, p. 109). Establece también una relación entre la milicia y la libertad aduciendo que la subordinación no atenta contra la libertad humana y que sin jerarquía, disciplina y subordinación la Fuerza Pública se constituye en una banda armada. Finalmente hace referencia al artículo 168 de la Constitución vigente del momento, en donde se prohíbe la deliberación para los integrantes de las Fuerzas Militares y de Policía Nacional (Colombia. Ejército Nacional, 1964).

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El Ejército “no se lo puede mirar como una cosa aislada, desligada del cuerpo de la nación cuando en realidad y especialmente en su organización moderna es carne de la carne y huesos de los huesos de la misma nación” (Rueda, 1944, p. 227). En esta dirección y teniendo claridad lo que representa la confianza de la población civil al depositarnos las armas de la República, la institución militar estableció las directrices para sostener las relaciones con el personal civil ceñidos a la cultura y misiones de las Fuerzas Militares, como se aprecia en el capítulo doce de la tercera parte de este reglamento. El alcance comprende detalles en relación con la cortesía; el respeto a la persona humana en tres dimensiones: el trato a los civiles, la protección al personal civil y la conducta con los civiles en la que detallan las siguientes previsiones: En sus relaciones con la población, el soldado está obligado a observar la misma conducta que en la guarnición. Debe abstenerse, como de un crimen, de todo atentado contra la vida de los individuos y de toda violencia contra sus personas. Es para él una obligación absoluta el respetar el honor y los derechos de la familia, no atentar de modo alguno contra el pudor de las mujeres, la pureza de los niños y la debilidad de los ancianos. El asesinato, las amenazas, las heridas, las violencias, los atentados contra las costumbres, los arrestos arbitrarios, la sustracción de menores, el rapto, son crímenes, en tiempo de guerra como en tiempo de paz, en país enemigo como en territorio nacional. El respeto a las personas implica respeto a las creencias religiosas y a los cultos. No deben perturbarse las ceremonias de los cultos, si no ponen en peligro su propia seguridad o el orden y la paz pública (Colombia. Ejército Nacional, 1964, p. 112).

En este mismo capítulo promueve el respeto por la propiedad privada y finaliza promulgando el sentido de humanidad, entendido en la benignidad, en la hidalguía caballeresca, sin que esto signifique olvido del cumplimiento de los propios deberes. Estas políticas, direcciones, experiencias, etc., han sido recogidas de manera sistemática para que contribuyan decididamente a fortalecer nuestro rumbo institucional, adaptándonos permanentemente a los cambios, demandas y nuevos retos de este complejo mundo. Las lecturas del pensamiento de nuestros superiores y antecesores se fueron afianzando en nuestros pensamientos y nos permitieron no ser inferiores a las demandas del pueblo colombiano; por eso hoy estamos en un proceso en que el que se puede lograr desmovilizar a las FARC, uno de los grupos al margen de la ley que agredió sistemáticamente y sin compasión a nuestra sociedad; esperamos que este esfuerzo realizado por nuestros soldados y que nos costó tantas vidas humanas, contribuya a la estabilización y consolidación de la paz.

La patria, la profesión y vocación militar: construcción de ciudadanía La Revolución Francesa dejó lecciones muy dicientes en la relación ciudadano-soldado; si bien es cierto anterior a ella, la distancia entre estos dos conceptos era con-

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siderada diametralmente opuesta. No obstante, esta se rompió radicalmente al verse los ciudadanos obligados a defender como soldados lo conquistado en su revolución, creando un vínculo unido en el temor y nacionalismo (Centeno, 2014). El Ejército Nacional de Colombia además de participar en la defensa nacional igualmente ha contribuido socialmente a educar, formar, y capacitar hombres jóvenes transformándolos en integrantes productivos y responsables de la sociedad y ante todo en ciudadanos. En nuestra colectividad excluyente, la institución ha sido un medio medianamente igualitario de movilización social y económica por excelencia para muchos jóvenes de clase baja y de la periferia (zona rural) colombiana. En Colombia como en la gran mayoría de países de Latinoamérica, nuestro capital histórico no tuvo la fuerza suficiente para contribuir en la construcción de una identidad nacional completa y que encaminara cada región del país. El reclutamiento obligatorio se formalizó a partir del año 1920, y a diferencia de Europa no fue universal, por lo tanto, las élites y las clases sociales más privilegiadas se vieron excluidas de esta obligación, dejando la sagrada tarea de defender la patria en manos de hombres de extracción humilde. No obstante, el amor por la patria y la apropiación de la responsabilidad en la tarea del servicio desinteresado a la nación han sido la constante de estas clases sociales; en este mismo sentido, su sacrificio a lo largo del conflicto colombiano ha establecido los vínculos necesarios para crear una identidad compartida como soldados y ciudadanos garantes de la democracia y que nos ha llevado en varias ocasiones al sacrificio supremo, esto es, dar la vida en defensa de nuestros conciudadanos y de la Patria. El amor y respeto por la patria que se enseña a todos los reclutas se encuentran sintetizados en las siguientes palabras: Uno de los mayores deberes del buen ciudadano y especialmente del militar es ser PATRIOTA. Quienes hemos nacido en Colombia tenemos la obligación de amarla. Es decir, quererla con todo nuestro afecto, tratar de engrandecerla y hacerla respetar en sus derechos, aun cuando para conseguirlo sea necesario sacrificar la vida. El amor a la Patria debe llevarse dentro del corazón y traducirse en obras; tiene que ser activo. Debemos trabajar por nuestra Patria en la medida de nuestras fuerzas y de nuestras capacidades. De la acción coordinada de todos los buenos ciudadanos depende la prosperidad y el progreso de COLOMBIA (Colombia. Ejército Nacional, 1964, p. 13).

Al constituirse la Patria en el valor supremo, la profesión militar se fundamenta en nuestra Constitución: la Nación tendrá para su defensa un Ejército permanente. La milicia se encuentra dentro de las profesiones calificadas de categoría superior, que al igual que el sacerdocio es una vocación que exige entrega total y desprendimiento de lo material. Sobre ella descansan los sagrados intereses de un pueblo: su patrimonio histórico, su pasado, su presente y su porvenir. Por esto que para los integrantes de la institución, la profesión militar es una fe que se debe asentar día tras día y en la que no caben los intereses personales, su mayor recompensa es el honor y la gloria, por lo tanto, quienes la eligen son conscientes de la vocación que ella demanda. 52


La carrera de las armas se fundamenta esencialmente en los sentimientos del honor y del deber, las virtudes militares dentro de las que se encuentran: el cumplimiento del deber, la subordinación, la obediencia y la sumisión, el respeto, la lealtad, la fidelidad, el carácter, el honor el compañerismo, la abnegación, la perseverancia, la constancia, la temperancia, la honradez, el valor, la veracidad, el espíritu de cuerpo, la dignidad personal, y el espíritu militar; fortalecen la formación y contribuyen al buen comportamiento de sus integrantes. En esta misma línea, en la vida militar no se enseña a matar, el Ejército educa para preservar la vida, para la defensa propia y para administrar la violencia legítima del Estado; solo se recurre a este extremo cuando las circunstancias del combate así lo exigen y no queda otra opción. Los soldados, quienes han vivido los sufrimientos y dolores que ha causado nuestra guerra, lamentan la pérdida de la vida de tantos jóvenes colombianos que se sacrificaron sin ningún sentido e inútilmente perteneciendo a organizaciones al margen de la ley, son sangre de nuestra sangre, colombianos humildes al igual que nuestros soldados; tristemente, la iniciativa en el empleo de la violencia siempre fue la constante aplicada por estas organizaciones delincuenciales.

El liderazgo militar en función de fortalecer la conducción del Ejército Nacional en el conflicto colombiano Los esfuerzos adelantados por la institución militar en orden de fortalecer el liderazgo de sus comandantes (oficiales y suboficiales) con el fin de liderar a sus subalternos en las lides propias del Ejército tanto en acciones de combate como en su formación, capacitación y entrenamiento se pueden apreciar fácilmente en las siguientes estadísticas extraídas del estudio del arte del liderazgo en el Ejército Nacional. Del total de la bibliografía consultada, el 52.5 % corresponde a manuales, el 34.4 % a libros y el resto se encuentra distribuido entre ensayos argumentativos, trabajos de grado y documentos guías.

Figura 3. Estado de producción en documentos de la doctrina del Liderazgo Militar. Adaptado de: Estado del Arte Liderazgo en el Ejército Nacional (Garnica Torres, M.A. & Rubio Triana, E., 2016, p.2). 53


En cuanto a la bibliografía consultada, se pudo apreciar que el 51,6 % son manuales elaborados e impresos por las Fuerzas Militares de Colombia; los demás títulos fueron escritos por generales del Ejército de los Estados Unidos de América, oficiales de insignia (generales) y oficiales del Ejército Nacional de Colombia.

Figura 4. Estado de producción en cuanto a escritores de la doctrina del Liderazgo Militar. Adaptado de: Estado del Arte Liderazgo en el Ejército Nacional (Garnica Torres, M.A. & Rubio Triana, E., 2016, p. 3).

Dimensiones del fortalecimiento del liderazgo En la necesidad de articular la evolución de la doctrina, el crecimiento de la institución militar tanto en orden de talento humano como en el de equipos y tecnología, así como también producto del crecimiento de la organizaciones al margen de la ley, se tuvieron que desarrollar esfuerzos para garantizar el liderazgo al interior de la institución y así garantizar la inserción del Ejército dentro del progreso y la evolución de la democracia; sin ser inferior a los retos del país y firme frente a la misión de contribuir con la seguridad para alcanzar los intereses nacionales. Por esta razón se consideró desarrollar una doctrina de liderazgo que involucrara diversos ámbitos. Ámbito internacional El concepto del liderazgo del Ejército Nacional ha estado inspirado al igual que ha seguido la corriente de muchos líderes extranjeros de diferentes épocas, los cuales se han distinguido por alcanzar un papel en la historia digno de admiración, por poner solo algunos de los ejemplos que guiaron este propósito de construir una filosofía del liderazgo, los generales del Ejército de los Estados Unidos R.V. Lee General de División y G. Courtois, quienes fortalecieron sus pensamientos en el ejercicio del mando basados en la experiencia, la necesidad de fe del jefe en su misión, sobre el sentido de

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la autoridad, su espíritu de decisión e iniciativa, su energía realizadora, su espíritu de disciplina, la calma y el dominio de sí mismo, el sentido de la realidad, la competencia profesional, su previsión, el conocimiento de los hombres, la benevolencia del espíritu y la bondad de corazón, el respeto a la dignidad humana, su sentido de justicia, su firmeza, la necesidad del ejemplo y la humildad. En cuanto a la competencia profesional, se enfatizan las distinciones necesarias en un líder, de ahí la insistencia de los manuales del Ejército en esa formación integral y compleja, la cual exige su capacitación para su difícil tarea a medida que ascienden sus responsabilidades, el hombre completo, el que quiere cumplir de lleno su destino y de ser digno de guiar a otros hombres, en una palabra; el jefe, quien adquier un cúmulo de condiciones, aptitudes y atributos que deben ser desarrollados por la voluntad, por el ejercicio, por la auto educación. La aplicación de los principios del don de mando, los principios y las técnicas que se logran establecer en los manuales de la institución, exponen el resultado de un análisis del don de mando sobresaliente mostrado tanto por jefes militares como por jefes civiles. De manera que un estudio cabal de estos principios y de estas técnicas, junto con la aplicación efectiva a la tropa, continuará desarrollando y fomentando el alto grado de don de mando que tan urgentemente exige las complejidades de la guerra moderna el análisis final, todavía son los hombres los que hacen la guerra. Ámbito nacional La institución no solamente se quedó con el propósito de incluir dentro de su doctrina de liderazgo pensamientos extranjeros, sino que se basó en ellos para fortalecer los rasgos propios y característicos de nuestra raza, entorno cultural, idiosincrasia y ámbito social, con el fin de permitir un desarrollo y aplicación de las técnicas exploradas en otras latitudes. Se planteó que el liderazgo es un arte que cualquier persona que tenga la capacidad mental y física, así como la integridad moral que se espera de un oficial o de un suboficial, puede adquirir, cultivar y practicar. Aprendimos que el desarrollo de este arte es un proceso continuo, el cual comprende el reconocimiento, la adquisición, la práctica de los rasgos característicos básicos, la compresión, la aplicación de principios, y las técnicas en el don de mando. A lo largo de este proceso se enfatizó la importancia de mejorarse a sí mismo, y para lograrlo, es necesario aplicar los principios, los rasgos característicos de carácter y los procedimientos expuestos en los manuales. Estas enseñanzas se ofrecen para ayudar al jefe en el problema de controlar a otros; mediante el examen de estos procedimientos en cuanto a su propia práctica y mediante el análisis de sus propios rasgos característicos de carácter, el jefe preservará un criterio para medir su propio éxito o fracaso (Fuerzas Militares de Colombia, Ejército Nacional, 1978).

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Concepto del don de mando: liderazgo Cuando se revisa en la actualidad la evolución que ha tenido los conceptos del mando y liderazgo podemos observar que hay muchos avances producto de la evolución del conocimiento, de la tecnología, del conocimiento de la mente humana, etc. Pero lo que puedo rescatar en mi comprensión es que lo enseñado en los conceptos del año de 1978 en el Reglamento de Don de mando del Ejército, tiene más vigencia hoy que nunca. En este documento aprendimos que un comandante tiene unos rasgos característicos propios de cada ser humano y que nos hace diferentes de las máquinas, como son la integridad, el conocimiento, el valor (físico y moral), la autoridad decisiva, la confianza, la iniciativa, el tacto, la justicia, el entusiasmo, el porte, la resistencia, la abnegación, la lealtad, el juicio. Cuando se combinan los rasgos característicos con los principios del don de mando11, se logra que todas las acciones y órdenes de un comandante le permitan ser eficaz en la conducción de su unidad, manteniendo una relación recíproca entre las cuatro indicaciones del don de mando, esto es, la moral, la disciplina, el espíritu de cuerpo y la pericia.

Figura 5. Concepto del don de mando. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (1978).

La evolución del concepto de liderazgo dentro de la institución militar ha estado encaminada al desarrollo y mantenimiento de una organización eficaz, de una organización experta, bien disciplinada, poseedora de una alta moral y de un espíritu de cuerpo que le permita servirle a la nación.

11. Es decir: ser hábil técnica y tácticamente; conocerse y buscar mejorarse a sí mismo; conocer a sus hombres y buscar su bienestar; mantener a sus hombres informados; dar ejemplo; asegurarse de que las tareas han sido comprendidas, vigiladas y desempeñadas; adiestrar a su hombres para actuar como un grupo; hacer decisiones cabales y oportunas; desarrollar un sentido de responsabilidad entre sus subordinados; emplear su comando de acuerdo con sus capacidades; y buscar la responsabilidad y hacerse responsable de sus acciones.

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La evolución de la doctrina militar: una constante modernización acompañando la consolidación de la democracia El Ejército Nacional, desde su existencia como carácter nacional, ha estado sujeto al control objetivo del poder civil, es una institución que se ha mantenido al servicio de la democracia, es decir, dentro del conflicto y en la actualidad, no ha servido a ningún gobierno totalitario, pues en Colombia no han existido desde 1958. Este punto me parece imperativo resaltarlo, sobre todo en este momento cuando nos acercamos a un pos-acuerdo con las FARC, producto de cómo la Fuerza Pública doblegó su voluntad de lucha, redujo su capacidad delictiva y por lo tanto permitió que el Gobierno Nacional los sentara a la mesa de diálogo en La Habana (Cuba). En esta dirección las instituciones militares han desarrollado su doctrina de la mano de la democracia y del control civil. La institución militar está compuesta por la integración del conjunto de normas y procedimientos que rigen su funcionamiento, dimensión, estructura, composición de sus armas, especialidades y capacidades tanto en el orden técnico como en el profesional. Las formas en que el Ejército se relacionan con otros organismos del Estado y con el resto de la sociedad hacen parte de esta estructura que además incluye la dimensión del poder terrestre como un componente esencial y permanente del Poder Nacional. La doctrina militar es el conjunto de ideas, principios básicos, enseñanzas, fundamentos, tradiciones, costumbres que sostienen el carácter de la institución; estos preceptos marcan la legalidad dentro de un ambiente cultural con el fin de obtener la legitimidad social. La doctrina contrainsurgente del Ejército Nacional en su historia de cara al conflicto interno ha tenido tres momentos. El primero de estos se establece entre 1952 y 1970 producto de la influencia indirecta de la doctrina político militar estadounidense (enemigo interno: representado en el comunismo) y de la doctrina de contrainsurgencia francesa de Roger Trinquier, de los estudios de la Revolución China basados en los escritos militares de Mao Tse-Tung en cabeza del General Alberto Ruiz Novoa, y del prolijo análisis realizado en el libro Estrategia de la subversión y su desarrollo en la América Latina, del General Fernando Landazábal Reyes cuando era coronel en el año de 1969. La adopción de esta doctrina, además forzada por la agresión permanente de los grupos al margen de la ley contra la sociedad, causó un cambio abrupto en la organización del Ejército pues éste venía de participar de la guerra de Corea siendo un conflicto regular, y más adelante el Ejército se convirtió bajo dinámicas plenamente contrainsurgentes. El segundo momento es de aplicación de la doctrina desarrollada y citada anteriormente, y se da entre 1970 y 1998, pero en el que también se realizaron avances y actualizaciones doctrinales basados en la guerra de Vietnam. Al igual que producto de la exigencia de la evolución de la democracia y del conflicto interno, existe un hecho que se da entre 1994 y 1998, acelerador del proceso de reformas de las Fuerzas Militares adelantadas, el cual consistió en cómo la guerrilla de las FARC venía creciendo de

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manera geométrica en integrantes y armas, auspiciados por los dineros del narcotráfico, contexto en el que intentaron pasar de la guerra de guerrillas a la de movimientos para finalmente hacerlo a una guerra de posiciones llegando a tener casi 16 frentes sobre la ciudad de Bogotá en razón a que su centro de despliegue estratégico era la Cordillera Oriental. Paralelamente, el Ejército, quien llevaba la principal responsabilidad territorial, se encontraba estancado en su crecimiento de efectivos y equipos al igual que el resto de la Fuerza Pública, y por lo tanto la fricción de la guerra interpretada como la sumatoria de las cosas mal ejecutadas durante una operación, inclinó momentáneamente la balanza armada a favor de las FARC, producto de algunas derrotas sufridas por la Fuerza Pública, especialmente del Ejército en cuanto a la incapacidad de contención de los ataques guerrilleros materializados en el terrorismo contra la población civil y los ataques a la infraestructura del Estado que se generalizaron como estrategia subversiva a lo largo y ancho del país y en los que la falta de movilidad y control territorial de las instituciones militares y de policía era deficiente, debido a como se había comentado de su estancamiento en crecimiento tanto de talento humano como de equipos y armamento. El tercero se enmarca entre los años 1998 hasta el 2012 y es producto de la reforma militar y del proceso de modernización de las Fuerzas Militares, en el que se destaca el desarrollo de la inteligencia dominante con la adquisición de sistemas modernos tales como plataformas aéreas para la obtención de información, sistemas de inteligencia de señales, medios satelitales, así como de los recursos aéreos tanto del Ejército representado en los helicópteros lo que incrementó su movilidad, así como el entrenamiento de tropas de acción directa y especializadas. Simultáneamente, la Fuerza Aérea mediante la modernización y compra de algunos aviones incremento su capacidad para adquirir blancos para bombardeo con señales de sistemas de posicionamiento geográfico; la integración de estos medios de las fuerzas mediante las operaciones conjuntas, obligó por ejemplo a desarrollar la doctrina de asalto aéreo y el planeamiento conjunto, entre otros. Una vez descritos estos acontecimientos de la evolución de la doctrina, es necesario comprender cómo se conducen las operaciones militares en el conflicto colombiano, para ello, tres conceptos son fundamentales: el primero consiste en establecer las responsabilidades de la conducción estratégica de la seguridad y defensa nacional; el segundo está relacionado con la organización del Ejército en su mando en la función del control territorial, la conducción de operaciones, y el rol que juega dentro de esta política gubernamental; y el tercero hace referencia a la aplicación de los manuales rectores de la doctrina en la conducción de las operaciones como parte de su misión constitucional.

Niveles de agresión de los grupos al margen de la ley contra la sociedad: La reforma de las Fuerzas Militares La necesidad de las Fuerzas Militares y de Policía de adaptarse a la nueva agresión de los grupos insurgentes en los que se enfocaron contra la población civil, hicieron

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que la institucionalidad planteara una reforma con carácter urgente. Consecuentemente, esta se realiza en el gobierno y con el apoyo del presidente Andrés Pastrana Arango entre el año 1998-2002. Los movimientos armados subversivos no lograron alcanzar ni la simpatía ni el apoyo de la sociedad salvo en algunos pequeños parajes de la geografía nacional sin representación alguna del Estado colombiano, igualmente no pudieron desarrollar la presión sicológica ni la aceptación social debida sobre la población para alcanzar sus objetivos, por lo tanto recurrieron a continuar empleando la violencia, pero esta vez a una escala sin precedentes, desproporcional, degradada y centrada totalmente en quebrantar la voluntad de la población civil, como lo demuestran las estadísticas que se relacionan en la tablas a continuación, y de las que podemos inferir un antes y un después del proceso de reforma de las Fuerzas Militares. Tabla 1. Secuestros de los grupos armados ilegales 1997-2005 1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

Total

1.706

2.901

3.115

3.706

3.005

2.986

2.200

1.441

361

21.421

Nota: Estas estadísticas no incluyen 273 extranjeros secuestrados. Son estadísticas de la Dirección General de los Grupos Gaulas de las Fuerzas Militares. *Adaptado de: Historia Militar del Ejército de Colombia, 2007, pp. 375-377.

Tabla 2. Atentados terroristas 1999-2005 Atentado/Año

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

Oleoductos

128

207

234

60

150

56

24

Sector eléctrico

248

448

223

410

262

50

34

Otros actos terroristas*

277

1.025

522

914

699

580

307

78

91

85

32

05

01

01

Ataque poblaciones

a

Nota: Corresponden a quemas de viviendas, fincas y petardos en sitios públicos. *Adaptado de: Historia Militar del Ejército de Colombia, 2007, p. 371.

Nuestro país fue llevado a un momento histórico sin precedentes en la historia reciente, caótico, lleno de desesperanza, de angustia, impotencias y afujías, un momento de la historia que demandó respuestas, en este contexto una urgida reforma militar para contener y derrotar las agresiones, encaró los siguientes objetivos: 1) Mejorar la calidad del talento humano a través del desarrollo del personal y de la cultura institucional; 2) Reestructurar, tecnificar y modernizar la inteligencia militar, para neutralizar

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las amenazas del Estado, en este objetivo se deduce la necesidad de reformas de los manuales de esta arma; 3) Fortalecer la capacidad operacional a través de la revisión del concepto estratégico que facilite el éxito en la operaciones, es dentro de este parámetro en donde se establece como línea de acción la redefinición de la doctrina operacional, actualización y elaboración de manuales del Estado Mayor, Reglamento del Combate de Contraguerrillas, etc.; 4) Aumentar la eficiencia de la organización a través del mejoramiento de la función logística y administrativa; y 5) Fortalecer la legitimidad institucional como elemento para aumentar el apoyo y credibilidad de la nación en las Fuerzas Militares, en este tópico se realiza un fortalecimiento de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, continuando con los planteamientos que en estos temas el Ejército Nacional en su Cartilla Militar del año 1964 había planteado con profunda claridad.

Niveles de responsabilidad estratégica La responsabilidad del planeamiento de la Seguridad y Defensa nacional, recae directamente en el Presidente de la República de Colombia, para lo cual se vale del Consejo de Seguridad Nacional, integrado según el Decreto Número 4748 del 23 de diciembre de 2010 y que modificó el Decreto 2134 de 1992, por el Presidente de la República, el Ministro del Interior y Justicia, el Ministro de Relaciones Exteriores, el Ministro de Defensa Nacional, el Ministro de Hacienda y Crédito Público, el Director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, el Director del Departamento de Seguridad (DAS)12, el Comandante de las Fuerzas Militares, el Director de la Policía Nacional, el Alto Consejero Presidencial para la Convivencia Ciudadana, y el Alto Asesor Presidencial para la Seguridad Nacional quien se desempeña como secretario técnico. Su responsabilidad es la de asesorar al Presidente en la formulación, implementación y seguimiento de las políticas públicas de seguridad, además de la coordinación interministerial y con otras instituciones del Estado para canalizar esfuerzos. En la figura que se presenta a continuación, se observan los pasos establecidos en la formulación de los documentos primarios de la seguridad, esto es, la Apreciación Político Estratégica Nacional (APEN) y el Concepto Estratégico Nacional (CEN). De este proceso se derivan todas las demás actuaciones de las instituciones involucradas en el proceso.

12. Esta organización fue suprimida por el Presidente de la República, a partir del 31 de octubre de 2011, pero el decreto 4748 de 2010 no ha sido modificado en relación a que el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) ya no hace parte del Consejo de Seguridad Nacional y que fue sustituido por la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI).

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Figura 6. Planeamiento de la Seguridad y Defensa en Colombia. Adaptado de: República de Colombia. Comando General de las Fuerzas Militares (1996).

En el siguiente cuadro se establecen las responsabilidades en la conducción de la estrategia, tanto en la formulación de la Política de Seguridad y Defensa Nacional, como en los planes que surjan a partir de ella para la conducción y ejecución operacional de las Fuerzas Militares, igualmente se asignan los medios, el ámbito y los objetivos que debe alcanzar cada uno de los niveles estratégicos. Cuadro 2. Niveles de responsabilidad en la conducción estratégica Nivel

Dirección

Responsable

Medios

Ámbito

Objetivo

Plan

Poder Nacional

Interno/ Externo

La seguridad nacional

Política de Seguridad y Defensa Nacional

Estrategia Nacional

Dirección

Presidente de la República

Estrategia Militar General

Conducción

Comandante General de las FF.MM.

Fuerzas Militares

Teatro de la Guerra

La guerra

Plan de Guerra

Comandante Teatro de Operaciones

Tropas asignadas al Teatro de Operaciones

Teatro de Operaciones

La campaña

Plan de Campaña

Estrategia Militar Operativa

Ejecución

*Adaptado de: Colombia. Comando General de las Fuerzas Militares (1996, 1997, 1999).

De lo anterior deducimos que el Ejército hace parte de la campaña que se conduce en la estrategia militar operativa, dentro de un teatro de operaciones asignado por el comando superior. Asimismo, para el desarrollo de las operaciones por parte del Ejército, no solamente se debe tener presente el cumplimiento de su misión constitucional,

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sino también los lineamientos y directrices que se establecen en el Plan de Seguridad Nacional formulado por el Presidente de la República mediante el Consejo Superior de Defensa Nacional y por el Comandante General de las Fuerzas Militares en su Plan de Guerra (Colombia. Comando General de las Fuerzas Militares, 1996, p. 101). El arte operacional: enlace entre la estrategia y la táctica El vacío entre estrategia y táctica es tan grande que no puede ser llenado sin un campo de estudio y práctica intermedio, por lo tanto, el Ejército desarrolla y aplica el concepto del Arte Operacional. Este arte, trata con la teoría y práctica del planeamiento, preparación, conducción y sostenimiento de operaciones mayores y campañas orientadas al cumplimiento de objetivos operacionales o estratégicos en un teatro de operaciones determinado. La táctica sola no puede cumplir con los objetivos estratégicos en un teatro de operaciones o ganar la guerra, por lo tanto, los resultados de las acciones tácticas son exitosos solo cuando se vinculan como parte de un diseño más amplio enmarcado mediante la estrategia y orquestado por el arte operacional. El arte operacional, en definitiva, secuencia y sincroniza una serie de acciones tácticas para cumplir objetivos operacionales a través de la conducción de operaciones mayores; los objetivos estratégicos en un teatro de operaciones se cumplen normalmente a través de una serie de operaciones mayores. Igualmente permite a una fuerza más pequeña pero mejor entrenada, hábilmente liderada, y guiada por una estrategia sólida, derrotar rápida y decisivamente una fuerza mucho más fuerte. En la gráfica se puede apreciar la relación entre los componentes del arte militar y los niveles de la guerra, además de la función que cumple el arte operacional, en la articulación entre lo táctico con lo operacional, y lo operacional con lo estratégico.

Figura 7. El Arte Operacional: los componentes del arte militar y los niveles de la guerra. Adaptado de: Colombia. Comando General de las Fuerzas Militares (1997). 62


Política de Seguridad y Defensa Nacional, Plan de Guerra de las Fuerzas Militares, Plan de Campaña del Ejército, los Planes de Operaciones de las Divisiones y Brigadas, las Órdenes de Operaciones Como se había explicado, es responsabilidad del señor Presidente de la República formular La Política de Seguridad y Defensa Nacional, en ella se establece el escenario estratégico y se analizan las consecuencias geopolíticas de la situación actual del país dentro de un entorno estratégico global, regional y nacional. En relación con este análisis, se establece el objetivo general de la política sectorial del sector defensa y se formulan otros objetivos contribuyentes que orientan los esfuerzos de la Fuerza Pública para el cuatrienio que normalmente coincide con el periodo presidencial (Colombia. Ministerio de Defensa, 2015). Con base a la Política de Seguridad y Defensa Nacional, el Comandante General de las Fuerzas Militares formula el Plan de Guerra de las FF.MM., establece el teatro de la guerra y asigna los teatros de operaciones a las Fuerzas Militares, este plan no tiene carácter operativo, se establecen normas generales tendientes a garantizar el empleo del poder militar en apoyo de la consecución de los objetivos nacionales (Colombia. Comando General de las Fuerzas Militares, 1996). El Plan de Campaña de cada fuerza que integran las Fuerzas Militares se adelanta con base al Plan de Guerra emitido por el Comandante de las Fuerzas Militares. Para el caso del Ejército, en él se dan indicaciones relacionadas con los esfuerzos principales y de apoyo que conducirán sus divisiones, se asignan medios y se establecen espacios de tiempo y lugar con el propósito de orientar los esfuerzos institucionales. Una vez se han desarrollado todos estos parámetros de planeamiento y producto del Proceso Militar de Toma de Decisiones que se analizará más en detalle, se producen las Órdenes de Operaciones de las Divisiones y Brigadas, constituyéndose en el documento rector mediante el cual se imparten las órdenes e instrucciones a las brigadas o batallones dependiendo el nivel, con el fin de que ejecuten la misión que ha sido deducida del Plan de Campaña emitido por el Comandante del Ejército. Finalmente, después de todo este proceso dinámico en el que se interactúa constantemente por todos los entes participantes, los batallones y sus unidades subordinadas13 emiten las órdenes de operaciones para el cumplimiento de las misiones tácticas. Estas misiones tácticas se renuevan constantemente de acuerdo a la dinámica operacional en la que predomina la iniciativa institucional frente a las amenazas, así como el accionar criminal recurrente de los grupos terroristas al margen de la ley contra la sociedad. En el gráfico que continúa, se puede observar la alineación de todo el proceso concerniente a la seguridad y defensa nacional, y su legitimización en todos los niveles del liderazgo operacional.

13. Compañías y pelotones.

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Figura 8. Legitimización estratégica en la aplicación de la Política de Seguridad y Defensa Nacional. Adaptado de: Colombia. Comando General de las Fuerzas Militares (1996).

Organización del Ejército Nacional para conducir las operaciones en el conflicto colombiano Con el propósito de desarrollar las operaciones militares y ejercer el control territorial colombiano, el Ejército Nacional14 está organizado de manera sui generis15 con el fin de atender las necesidades propias de una guerra irregular; por lo tanto, en la actualidad sus unidades bases son asimétricas y obedecen su organización conforme a la misión y amenaza que enfrentan en determinado territorio. La institución militar a pesar del conflicto interno y con el propósito de mantener la estructura de un Ejército convencional está compuesta por unidades base que son las divisiones; éstas, a su vez, están integradas por brigadas; las brigadas por batallones; los batallones por compañías; y las compañías por pelotones. Adelante se muestra de manera ordenada cómo se desarrolla cada tipo de unidad militar, de manera que se logre entender la importancia de esta organización y su repercusión en el desarrollo del cumplimiento de la misión. Organización de la División16 del Ejército Nacional Normalmente las divisiones de la institución militar están integradas entre dos y hasta seis brigadas, todo depende del territorio físico por el que responda. Casi siempre esta tarea se ajusta a la división territorial del país representada en el departamento. 14. Es preciso señalar que una vez se superen los conflictos con las organizaciones al margen de la ley que aún no se desmovilizan, la institución militar tendrá que reorganizar sus unidades para regresar a una estructura regular. 15. Es decir, de su propio género. 16. Conocida igualmente como Unidad Operativa Mayor.

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También es importante señalar que, para su constitución, el tipo de misión y la amenaza que enfrente hace variar el número de efectivos, los cuales pueden estar entre quince y treinta mil hombres. Esta organización se encuentra a cargo de un oficial de grado Mayor General, aunque por necesidades del servicio el cargo puede ser desempeñado por un Brigadier General.

Figura 9. Organización de la División del Ejército Nacional. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

Organización de las brigadas17 territoriales del Ejército Nacional Está conformada entre tres y algunas pueden llegar a tener hasta diez batallones, sus efectivos se encuentran entre cinco y quince mil hombres, responden por territorio físico congruente con la estructura territorial de los departamentos, este tipo de unidad está liderado por un Brigadier General o, en su defecto, por un oficial de grado Coronel. Existe un equivalente de esta unidad al que se le denomina Brigada Móvil, caracterizada por estar conformada por menos efectivos, que en su totalidad son soldados profesionales; cumple misiones más especializadas en operaciones ofensivas y por lo tanto no tienen jurisdicción territorial permanente, estas estructuras son lideradas por un oficial de grado Coronel.

Figura 10. Organización de la Brigada del Ejército Nacional. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005). 17. También se le conoce como Unidad Operativa Menor.

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Organización de los batallones18 territoriales del Ejército Nacional Este tipo de unidad está integrado entre tres y siete compañías, sus efectivos oscilan entre los setecientos y novecientos hombres, tiene responsabilidad territorial representada en el nivel municipal; su comandante es un oficial de grado Teniente Coronel. De la misma manera, existen los Batallones de Combate Terrestre que integran las Brigadas Móviles y por su tipo de misión y capacidades son más pequeños, la totalidad de sus efectivos son soldados profesionales, no tienen jurisdicción territorial, y son lideradas por oficiales de grado mayor.

Figura 11. Organización del Batallón del Ejército Nacional. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

Organización de la Compañía19 del Ejército Nacional Este tipo de unidad está integrada por cuatro pelotones, normalmente sus efectivos varían entre ciento cincuenta y doscientos hombres, ejercen control territorial en un área específica, comúnmente corregimientos y veredas de un municipio, y su comandante debe ostentar el grado de Capitán, aunque en muchas ocasiones y debido al déficit de oficiales se asignan en su reemplazo Tenientes.

Figura 12. Organización de la Compañía del Ejército Nacional. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005). 18. También se denomina Unidad Táctica. 19. Es conocida igualmente como Unidad Fundamental.

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Organización del Pelotón del Ejército Nacional Está organizado por un oficial de grado Subteniente o Teniente y cuando hay escases de oficiales lo puede reemplazar un Sargento Segundo, Sargento Viceprimero o Sargento Primero; igualmente consta de cinco suboficiales de los cuales uno debe ser de grado Sargento y se constituye en reemplazante de pelotón. En algunas ocasiones este cargo lo ocupa un cabo primero por la falta de sargentos, los otros cuatro suboficiales pueden ser de grados cabos terceros, cabos segundo o cabos primeros y se desempeñan como comandantes de escuadra; finalmente, treinta y seis soldados integran el pelotón que están divididos en dos secciones y cuatro escuadras como se observa en el gráfico de la parte inferior. Esta es la organización ideal de este tipo de unidades, es preciso señalar que en algunas ocasiones la planta de oficiales y suboficiales20 es deficitaria por diversas razones, entre ellas: personal en vacaciones, enfermos, retiros, etc., y por lo tanto estos elementos de comando y control no se encuentran completos conforme se establece en las Tablas de Organización y Equipo del Ejército, comúnmente denominadas TOE21, por su abreviatura. El territorio en el que adelantan operaciones este tipo de unidades comprende una zona específica que pertenece a una vereda o corregimiento.

Figura 13. Organización del Pelotón del Ejército Nacional. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

En resumen, con el fin de tener una mayor claridad en la organización del Ejército, en el siguiente cuadro obtenemos un resumen del tipo de unidad militar, por qué unidades está compuesta y su nivel de subordinación.

20. A los oficiales y suboficiales del Ejército en su argot militar se le denominan cuadros, estos a su vez se constituyen en elementos de comando y control, cuyo fin es liderar y controlar los subalternos puesto bajo su liderazgo. 21. Las tablas de organización y equipo hacen parte de los elementos organizacionales en los que se establece la cantidad de hombres, equipos, municiones, armamento y demás elementos que debe tener una unidad del Ejército. El personal y equipos varían de acuerdo al tipo de unidad y a la misión que cumplen.

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Cuadro 3. Relación de composición y subordinación de las unidades del Ejército Nacional Unidad Principal

Unidades subordinadas

Ejército

Divisiones

División

Brigadas / Brigadas Móviles

Brigada Territorial / Brigada Móvil

Batallones Territoriales / Batallones de Combate Terrestre

Batallón Territorial / Batallón de Combate Compañías Terrestre Compañía

Pelotones

Pelotón

2 Secciones/ 4 Escuadras

*Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

Responsabilidad de las unidades del Ejército Nacional según su tamaño, el territorio y el ámbito operacional Las operaciones que se adelantan en todos los niveles, esto es, división, brigada batallón, compañía y pelotón, coadyuvan al logro de los objetivos de campaña establecidos por el Ejército. Es preciso detallar que las brigadas conducen operaciones tendientes a alcanzar las metas trazadas por la División en su Orden de Operaciones; en este orden, los batallones y unidades inferiores conducen misiones tácticas22 (operaciones de menor nivel) que en sumatoria permitirán alcanzar los resultados contributivos al éxito de la operación y de la campaña puesta en ejecución. Todo este esfuerzo requiere un planeamiento detallado, una sincronización minuciosa de todo el talento humano, recursos y equipos, así como también una ejecución descentralizada con controles oportunos y necesarios para el cumplimiento de la misión. En el cuadro que sigue se puede analizar las responsabilidades en cada uno de los niveles de la organización de las unidades de la institución militar. A raíz del incremento de los grupos armados de la guerrilla de las FARC, ELN, EPL, entre otros, los cuales para el año 2000 se estimaban en un total de 17.590 integrantes (Santos, 2007, p. 279), y la necesidad de fortalecer la conducción estratégica de la institución militar, se establecieron nuevas herramientas de control que permitieron orientar los esfuerzos de las tropas en relación con su responsabilidad constitucional. 22. Es una actividad mesurable y definida claramente que logran individuos u organizaciones. Las tareas son actividades específicas que contribuyen al logro de misiones u otros requerimientos. Estas se deben poder explicar detalladamente y medir, la misma debe ser decisiva (es decir, lograr el propósito). Se establecen en relación a las fuerzas enemigas, al terreno o a las propias tropas (Manual Organización Estado Mayor y Operaciones, 2010, p. 135).

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Cuadro 4. Responsabilidades de liderazgo, operacionales, territoriales y de medios para las unidades del Ejército Nacional Nivel

Liderazgo

Ámbito operacional

Control territorial

Medios

División

Mayor general/ Brigadier general

Operacional

Departamentos

Brigadas territoriales y/o Brigadas Móviles

Brigadas Territoriales/ Brigadas Móviles

Brigadier general/ Coronel

Táctico

Departamento más algunos municipios

Batallones territoriales y/o Batallones de Combate Terrestre

Batallón/ Batallón de Combate Terrestre

Teniente coronel/Mayor

Municipios

Compañías

Compañía

Capitán/ Teniente/ Subteniente

Misiones Tácticas

Municipios y/o Áreas específicas asignadas

Pelotones

Pelotón

Teniente/ Subteniente/ Sargento Segundo, Viceprimero o Primero

Misiones Tácticas

Corregimientos y Veredas y/o Área específica asignada

Misiones Tácticas

Escuadras Secciones

*Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

En esta dirección, podemos apreciar en la siguiente gráfica un ejemplo de una operación puesta en ejecución por una brigada del Ejército, de la cual nos permite deducir varios aspectos: Primero, la brigada en su orden de operaciones bautiza con un nombre la operación (en este caso, Macedonia), en torno a ella los batallones de la brigada (Batallón de Infantería 1, Grupo de Caballería Mecanizado 1, Batallón de Artillería 1, Batallón de Ingenieros 1, Batallón de Alta Montaña 1, Batallón Especial Energético y Vial 11, Batallón Especial Energético y Vial 55) desarrollan misiones tácticas que aportan al esfuerzo operacional de la unidad operativa menor; Segundo, el nombre de las misiones tácticas se inicia con la letra A por corresponder al mes de abril y así llevar un orden lógico y secuencial; finalmente se puede apreciar que estas misiones se desarrollan en un espacio geográfico que corresponde a la jurisdicción territorial asignada a las unidades tácticas militares o batallones, como se les conoce normalmente; esta asignación es realizada por la brigada.

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Figura 14. Relación entre la operación y las misiones tácticas. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

La trinidad para la conducción de las operaciones en la guerra irregular Existen tres documentos doctrinales claves en la conducción de las operaciones de guerra irregular, las cuales son empleadas por el Ejército de Colombia producto de sus años de experiencia, al igual que respaldados en la evolución del conflicto y la degradación de la que ha sido objeto el mismo por las prácticas inhumanas en las que han incurrido los grupos armados al margen de la ley. La trinidad, como la denominamos, está constituida por el Manual Organización Estado Mayor y Operaciones (Manual EJC. 3-50 Reservado), el Manual de Inteligencia de Combate (Manual EJC. 2-3-1 Restringido) y el Reglamento de Operaciones y Maniobras de Combate Irregular (Reglamento EJC. 3-10-1 Reservado). Estos escritos propios de la doctrina militar colombiana, han evolucionado a lo largo de los últimos 50 años con el fin de adaptarlos a los retos de la compleja situación nacional, así como a las cada vez mayores exigencias de la sociedad frente a la legitimidad y transparencia que debe caracterizar a su Ejército, sobre quien descansan las armas de la República y quienes son portadores de la confianza de sus conciudadanos. Son un referente en el planeamiento y conducción de las operaciones de guerra irregular, que deben ser aplicados como preceptos por todos los integrantes de la institución.

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Figura 15. La trinidad doctrinal para la conducción de las operaciones en la guerra irregular de Colombia. Adaptado de: Colombia. Ejército Nacional (2005, 2010).

Manual Organización Estado Mayor y Operaciones (Manual EJC. 3-50 Reservado) Este documento es la matriz desde la cual se organiza el planeamiento de las operaciones que desarrolla el Ejército Nacional. Es un documento base que siempre estará relacionado en la aplicación de los demás reglamentos y manuales que tienen que ver con las operaciones militares, al igual que con los procesos de planeamiento y dirección institucionales; en el ámbito civil ha sido la inspiración de los gurúes empresariales para diseñar sus procesos de toma de decisiones. Su función básica consiste en otorgar las herramientas esenciales para que los integrantes de un estado mayor o plana mayor23 puedan examinar una situación determinada referida, ya sea a la conducción de una operación militar o en la solución de un problema determinado, presentando recomendaciones y cursos de acción al comandante de la unidad, de manera que este pueda tomar una decisión acertada, además que le permita evaluar los riesgos y construir planes alternos en caso de que se altere el plan principal.

23. Dentro de la organización militar de un ejército, los comandantes tienen a su disposición un grupo cualificado mediante capacitación y entrenamiento de oficiales y suboficiales que se desempeñan como asesores en el proceso de toma de decisiones, a los que se les denomina en el nivel de: Ejército, División y Brigada como Estado Mayor; y en el nivel de Batallón como Plana Mayor; su diferencia radica en que de acuerdo al nivel de la organización a la que pertenezcan, su grado será de mayor jerarquía en virtud de que entre mayor nivel, mayor grado de responsabilidad representado en la cantidad de personas, en la extensión territorial y de recursos físicos que están involucrados.

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En relación con esta responsabilidad y ante el incremento del pie de fuerza institucional de sus equipos y recursos militares, para enfrentar el crecimiento y accionar delictivo de la agresión terrorista gracias a su capacidad financiera por su dominio del narcotráfico, se hizo imperiosa la necesidad de detallar más los procesos de planeamiento en dos direcciones: la primera, para ser más efectivos en los resultados de las operaciones, y seguidamente, para reducir los posibles riesgos en la aplicación de la fuerza militar frente a un enemigo cada vez más invisible, una sociedad más exigente y una mayor demanda en la rigurosidad para la aplicación de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Su contenido denso y profundo abarca hasta la más mínima precisión, pues su estructura incluye ochos capítulos en los que tiene la precisión de detallar temas relacionados con: 1) El Comandante y su estado mayor; 2) Aptitudes, funciones y responsabilidades del estado mayor; 3) Relaciones, acciones y entrenamiento del estado mayor; 4) Proceso militar para la toma de decisiones; 5) Informes del estado mayor; 6) Apreciación de situación; 7) Planes y ordenes, este acápite orienta con precisión cómo se expide la orden de operaciones (documento vital en el cumplimiento de la misión); 8) Supervisión y control; y que incluye como anexo un documento muy detallado y metodológico sobre la administración del riesgo del cual veremos más adelante su importancia. Bajo estos preceptos los comandantes organizan su estado mayor con el propósito de cumplir la misión que se les asigne, aprovechando el empoderamiento, la responsabilidad de las decisiones, los recursos, la experiencia, y la libertad de acción, esto es lo que se denomina como mando tipo misión. Tanto en los manuales anteriores a 1984 como en el actual se mantiene el hilo conductor en la responsabilidad de recibir una misión ya sea proveniente del comando superior, como entre la deducida frente a un hecho o información de inteligencia relacionado con una amenaza y que demanda realizar una misión inmediata respaldada en la obligación constitucional de proteger la sociedad. Para focalizar nuestro esfuerzo en explicar los procedimientos para diseñar y conducir una operación, es importante centrarnos en el capítulo cuatro “Proceso militar para la toma de decisiones”, éste es el núcleo de los comandantes militares sin importar su nivel24 para tomar decisiones frente a la conducción de operaciones, ya sea en guerra regular o irregular como el caso que nos convoca. El proceso militar para la toma de decisiones: una ciencia y un arte Las ciencias militares que s subcomponente de las ciencias políticas y de las sociales, se constituye en la base que rige la profesión militar; en este contexto, el proceso militar para la toma de decisiones –de ahora en adelante, PMTD– es una metodología 24. Las decisiones en el orden estratégico general son tomadas por el Presidente de la República, el Ministro de Defensa, el comandante de las Fuerzas Militares; en el orden estratégico operacional, por los generales comandantes de fuerza: en el orden estratégico operacional, por los generales comandantes de división y de brigada; en el orden táctico, por los comandantes de batallón, compañía, pelotón, sección y escuadra.

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que involucra la práctica de la ciencia y del arte. Cuando se habla del cálculo de bajas en combate, de los gastos de munición, del combustible que utilizarán las aeronaves, de los efectos de la meteorología en la funcionabilidad de los hombres y del equipo, estamos hablando de la ciencia de la guerra. Pero cuando hablamos de los efectos del liderazgo en sus subalternos, de la moral de los hombres entendida como la convicción y fuerza interior que mueve su profesión, del espíritu de combate, de la fe en la causa por la que luchan los soldados, de los efectos de la fricción de la guerra (sumatoria de los eventos mal ejecutados durante una operación), de la incertidumbre del enemigo, estamos hablando del arte de la guerra; la combinación oportuna y balanceada de la ciencia y del arte dentro de la guerra es la que establece la diferencia entre el éxito y la derrota. Lo anterior explica la necesidad institucional de formar y capacitar a nuestros líderes en todos los niveles, en este sistema que hace parte de una de las herramientas de la función25 de la conducción de la guerra denominada: Mando Tipo Misión26 (Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional, 2005). Los pasos del proceso militar para la toma de decisiones El comandante para dar inicio al desarrollo del proceso de toma de decisiones, como ya se había comentado, debe tener en cuenta tres posibles causas que originan el cumplimiento de una misión: la primera cuando recibe una orden de un comando superior; la segunda cuando producto de un proceso de toma de decisiones se emite una orden de operaciones y durante la ejecución de la misma surgen otros eventos que ameritan tomar una decisión que cambie la misión original, o la complemente; finalmente, cuando se recibe una información del enemigo que presenta una actividad en un momento específico, en una extensión territorial que se encuentra bajo una jurisdicción militar, y en la cual se requiere tomar acción militar para neutralizar su accionar delictivo; es oportuno señalar que en todas estas posibilidades de tomar decisiones la aplicación de los principios27 fundamentales del Derecho de los Conflictos 25. Las funciones de conducción de la guerra son: Movimiento y maniobra, Inteligencia, Fuegos, Sostenimiento, Protección y Mando tipo Misión. 26. Es un concepto doctrinal antiguo, data del siglo XIX, fue concebido inicialmente por el Jefe de Estado Mayor del imperio Germano-Prusiano General Gerhard Von Scharnhorst, después de la derrota infligida al Ejército alemán por Napoleón y Davout en 1806, en las batallas de Jena y Auerdstedt, respectivamente; que terminaron con la ocupación humillante de Berlín por los franceses. A lo largo de la historia de la guerra ha permanecido vigente en la ciencia militar. 27. Principio de humanidad: No infligir sufrimientos a las personas, tratarlas con humanidad y no destruir sus bienes si esto es innecesario. Principio de proporcionalidad: Está prohibido atacar objetivos no militares, y los daños que se causen no deberán ser excesivos o desproporcionados al objetivo militar que se pretende alcanzar. Principio de distinción: En caso de que exista duda del carácter militar o civil del objetivo, deberá prevalecer la presunción de que este es de carácter civil. Principio de limitación: La elección de los métodos a utilizar en la guerra no son ilimitados, existe la prohibición del uso de armas, proyectiles, materias y métodos que tengan como resultado en las personas daños innecesarios. Principio de necesidad militar: El motivo de la guerra debe ser lícito y deben procurarse siempre las reglas y costumbres de la guerra.

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Armados (DICA), –o Derecho de la Guerra, como era tradicional llamarlo, también denominado Derecho Internacional Humanitario–, es prioritaria y de cumplimiento obligatorio (Prieto, 2007).

Figura 16. Iniciantes operacionales del proceso militar de toma de decisiones. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005). PMTD: Proceso Militar de Toma de Decisiones. PC: Procedimiento de Comando.

En el Manual de Estado Mayor dispuesto en la disposición Número 0029 de 1984 por el General Miguel Vega Uribe como Comandante de las Fuerzas Militares, el Proceso para la Toma y Ejecución de Decisiones era una directriz centrada en las necesidades del momento, producto de la evolución de la doctrina, que se caracterizaba por su pragmatismo y objetividad; esta doctrina respondía a las circunstancias que comprometían la realidad nacional, caracterizada por organizaciones armadas subversivas que no habían alcanzado la magnitud posterior a los años noventa, en los que el crecimiento geométrico de sus integrantes era desbordante e impredecible. En el Manual de Organización del Estado Mayor y Operaciones de la reforma militar del año 2000, el Proceso Militar de Toma de Decisiones, como se puede apreciar en la gráfica que sigue, consta de siete pasos mucho más definidos: 1) Recibo de la misión, que se sintetiza cuando el comandante recibe una orden superior o sucede uno de los otros dos hechos descritos en el acápite anterior; 2) Análisis de la misión, significa el tamiz que se realiza a esa misión recibida, comprenderla, desmenuzarla, es fundamental esta comprensión para poder continuar con el proceso; 3) Desarrollar los cursos de acción, es la manera como se estructura el cómo se cumplirá la misión encomendada (hombres; recursos; maniobras; tácticas técnicas y procedimientos (TTPs); 4) Análisis de los cursos de acción, establecer varias opciones justificadas para cumplir esa misión, que cada curso de acción que se establezca sea tan bueno que no sea sencillo escoger la mejor opción; 5) Comparación de los cursos de acción, enfrentar estos cursos de acción que se estructu-

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raron contra los del enemigo (lo que se denomina “juego de guerra”) y establecer así la mejor opción para realizar una recomendación objetiva al comandante; 6) Aprobación del curso de acción, es la acción mediante la cual el comandante decide qué camino tomar, escoge el mejor curso de acción con base en la recomendación de su equipo asesor; y 7) Elaborar planes u órdenes, este último paso comprende la realización del orden de operaciones o de un plan (se realiza cuando no se va a ejecutar inmediatamente la misión, es decir se planea hipotéticamente. En caso de que tenga que llevarse a la realidad deja de ser un plan y se convierte en una orden de operaciones).

Figura 17. Proceso para la toma y ejecución de decisiones. Adaptado de: Colombia. Comando General de las Fuerzas Militares (1997, p. 4.5).

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Figura 18. Pasos del proceso militar de toma de decisiones. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

El proceso de manera metodológica permite la participación del equipo asesor del comandante que recibe instrucciones verbales o que se incluyen en la guía de planeamiento en torno al desarrollo de los cursos de acción; paralelamente se emiten las ante órdenes necesarias a las unidades subordinadas para que desarrollen sus respectivos procesos de planeamiento; lo anterior, con el fin de permitir que las unidades no se retrasen en la preparación para el cumplimiento de la misma, mientras el comandante toma la decisión aprobando el curso de acción seleccionado y produce su orden de operaciones. La rigurosidad en los métodos y procesos de cada uno de los pasos del PMTD conlleva múltiples y extensas explicaciones; no obstante, queremos destacar especialmente

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cuatro: el primero relacionado con el nivel de detalle que se discute en el análisis de la misión; el segundo en relación con los criterios que se establecen para el desarrollo de los cursos de acción; en tercer lugar el peso que se le da al Derecho Internacional de los Conflictos Armados –de ahora en adelante, DICA– en la comparación de los cursos de acción; y finalmente la elaboración de órdenes y planes y la importancia de las reglas de enfrentamiento. El análisis de misión El análisis de la misión incluye 17 sub-pasos, en los que se detalla la forma como debe ser comprendida la misión emitida por el comando superior, el proceso es un tamiz natural extremadamente riguroso que además de reducir las posibilidades de errores, y permitir desglosar la intención del comandante, propende por visibilizar la legalidad constitucional de la misión con el objetivo de que no haya lugar a malinterpretaciones de parte de los subalternos, en esta intención, el manual expresa el siguiente concepto: El ejercicio del mando comienza con la misión, que debe avenirse con el derecho de la guerra y cuando se planifiquen acciones que puedan poner en peligro a personas y bienes civiles, se requiere el mismo cuidado y las mismas precauciones que para la conducción de las operaciones (Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional, 2005, p. 113).

Figura 19. Pasos del análisis de misión. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

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El desarrollo de los cursos de acción El desarrollo de los cursos de acción es fundamental para los demás pasos del proceso, toda vez que es la base sobre la que se construye y se estructura la operación militar (tipo de operación, maniobra, etc.) y que culmina con la aprobación del comandante o la decisión, como se llamaría en otras palabras. En este paso del proceso, se establecen unos criterios de los cuales se resalta la aceptabilidad, como se puede apreciar en la figura que sigue; específicamente, se señala la obligación de la aplicación del Derecho Internacional de los Conflictos Armados (DICA), por parte de la institución militar. En este paso y de manera paralela el oficial de inteligencia va desarrollando los cursos de acción del enemigo, con base en la información recolectada y la que se va actualizando mediante los medios de recolección de información en el proceso de reconocimiento. Establecer los cursos de acción enemigos es fundamental para el paso de comparación de los cursos de acción, toda vez que es en este momento cuando se enfrentan mediante el juego de guerra.

Figura 20. Criterios para desarrollar los cursos de acción. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

La comparación de los cursos de acción En este paso del PMTD, y de manera explícita, se recomienda a los comandantes “tener en cuenta en la definición de los factores o criterios, en la matriz de decisión…

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la aplicación de las normas del Derecho Internacional Humanitario28”. En la figura de la parte inferior y específicamente en el numeral 12, se puede visualizar el peso que se da al Derecho Internacional Humanitario.

,

Figura 21. Comparación de los cursos de acción: criterio y peso del DICA. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Nacional (2005, p. 181).

En este punto del PMTD, como ya se había enunciado, los cursos de acción propios se enfrentan a los del enemigo mediante el juego de guerra; este método es el que permite elegir el mejor curso de acción de las propias tropas, el cual se le recomendará al comandante para que tome la decisión más acertada, y así adelantar la operación militar. La elaboración de planes y órdenes; las reglas de enfrentamiento Después de la aprobación del curso de acción, éste se constituye en el pilar para la elaboración del plan o, cuando sea el caso, la orden de operaciones que “pueden ser 28. Ver capítulo VII Sección “F”, Sumario de Órdenes Permanentes, Reglas de Enfrentamiento” (Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005, p. 180).

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verbales o escritos” (Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional, 2005, p. 341). La orden de operaciones se constituye en el documento o guía mediante la cual el comandante de manera lógica, ordenada y congruente presenta la información como las instrucciones necesarias para realizar una operación específica (Colombia. Ejército Nacional, 2009). De acuerdo con el Diccionario de la Guerra: La orden de operaciones es aquella que se dicta para regular la actuación de las unidades en campaña, con el propósito de dirigir sus movimientos. Se emplea también en el curso de la maniobra, materializando las decisiones que el mando tome según el desarrollo de los acontecimientos (Diccionario Enciclopédico de la Guerra, 1958, pp. 613-614).

El Derecho Internacional Humanitario es el componente del Derecho Internacional que regula los conflictos armados, su fin es el de proteger a los seres humanos que no participan o han dejado de participar en las hostilidades y limitar los métodos y medios de hacer la guerra. En este marco, la orden de operaciones establece las reglas de enfrentamiento, que son definidas como: Aquél conjunto de normas emitidas por la autoridad militar competente y de rango superior, que señalan con precisión las circunstancias y limitaciones bajo las cuales las Fuerzas Militares podrán emplear la fuerza, en el desarrollo de una operación para enfrentar las amenazas externas e internas contra la institucionalidad y el Estado. Así las cosas, la mejor manera de garantizar ese fin último que se persigue con las normas del Derecho Internacional Humanitario, es a través de la implementación de unas reglas de enfrentamiento claras, que señalen específicamente a los oficiales, suboficiales y soldados encargados de ejecutar una operación militar, cuales son los métodos y medios que pueden utilizar para cumplir su cometido, partiendo de lo fundamental, la protección de las personas que no participan o han dejado de participar en las hostilidades. No obstante, en las reglas de enfrentamiento se resumen de una manera adecuada tanto los principios como los preceptos que componen el Derecho Internacional Humanitario que, al presentarse de esta manera, se tornan en parámetros de fácil asimilación y recordación para todos los militares, desde el general más antiguo, hasta el último de los soldados en la fila. Precisamente, esa fácil recordación y asimilación se traducirán en reducción de las posibilidades para incurrir en excesos o, diciéndolo claramente, en infracciones al Derecho Internacional Humanitario (Colombia. Ejército Nacional, 2009, pp. 241-242).

En la sección “F”, Sumario de Órdenes Permanentes el Manual de Organización de Estado Mayor y Operaciones, incorpora las siguientes reglas de enfrentamiento: OBJETIVOS, TÁCTICA Y TÉCNICAS PROHIBIDAS • No ataque a los no combatientes. • No dispare a un paracaidista eyectado de una aeronave averiada.

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• No dispare al personal de la cruz roja o a medios con símbolos o distintivos de servicios médicos. • No cause destrucción más allá del necesario de su misión. • No ataque los bienes protegidos. • No utilice veneno, o altere sus armas para incrementar el sufrimiento enemigo. CAUTIVOS Y DETENIDOS ENEMIGOS • No dispare a soldados enemigos que se rindan. • Trate a todos los capturados humanamente. • No utilice coerción al interrogar a los capturados. • Provea atención médica para los capturados. • Proteja a los capturados de los peligros del combate. • No tema los elementos personales de los capturados. LOS CIVILES Y LA PROPIEDAD PRIVADA • No viole los derechos de los civiles en zona de guerra. • Brinde seguridad a los civiles. • No haga daño en la propiedad civil. ACTOS Y ÓRDENES ILEGALES • Emplee todo su esfuerzo para prevenir los crímenes. • No viole las leyes de guerra. • Reporte los crímenes inmediatamente a través de su cadena de mando. Nota: Las reglas de enfrentamiento se deben tener en cuenta en la comparación de los cursos de acción para el desarrollo del Proceso Militar para la Toma de Decisiones (Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional, 2005, pp. 364-365). La administración del riesgo La administración del riesgo es un método que se encuentra integrado dentro del proceso de toma de decisiones, sus pasos consisten en identificar los peligros, evaluar los peligros desarrollar controles y tomar decisiones de riesgo, implementar controles y supervisar y evaluar. Esta herramienta es puesta a disposición de los comandantes con el propósito de reducir las opciones para que un riesgo de cualquier naturaleza pueda afectar el cumplimiento de la misión, por ejemplo: colocar en peligro de manera innecesaria la vida de sus hombres; minimizar los daños colaterales que puedan afectar a la población civil; minimizar vulnerabilidades para el cumplimiento del DICA, etc.

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Figura 22. Matriz de administración de riesgos. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005, p. 377).

Como se pudo observar, el proceso de toma de decisiones se encuentra transversalizado por el Derecho Internacional de los Conflictos Armados. Igualmente, su metodología está orientada a realizar un planeamiento detallado con el interés de que su resultado se enmarque en las mejores condiciones en las que se puede realizar una operación militar. Es preciso señalar también que así el PMTD reúna las características y fortalezas para realizar un excelente planeamiento, la guerra se caracteriza por la incertidumbre, el azar, el peligro, el miedo; a lo que Clausewitz denomina la fricción de la guerra; estas múltiples circunstancias en determinado momento pueden causar cambios significativos en el desarrollo de una operación militar. El procedimiento de comando y su alineación con el proceso de toma de decisiones Dentro del proceso de planeamiento y toma de decisiones para las operaciones militares, existe una herramienta que se denomina procedimiento de comando –de ahora en adelante PC–, el cual es aplicado por los comandantes en el nivel de escuadra, sección, pelotón, compañía unidades que no tienen ni estado ni plana mayor, por lo tanto, es un proceso que realiza el comandante individualmente; en algunos casos también es empleado en el nivel de batallón, no obstante poseer plana mayor es un proceso metódico que se realiza de manera muy ágil con el propósito de tomar una decisión que termina en la expedición escrita o verbal de una orden de operaciones. En la figura se aprecia que consta de ocho pasos y se resaltan algunos factores claves para su desarrollo.

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Figura 23. El procedimiento de comando y factores claves. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005). Las abreviaturas: C/A significan Curso de Acción; PICC, Planea­ miento de Inteligencia del Campo de Combate.

Figura 24. Comparación y alineación del procedimiento de comando con el proceso de toma de decisiones. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2005).

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Si establecemos un paralelo entre el proceso militar de toma de decisiones y el procedimiento de comando, logramos establecer que el primer paso es común para los dos procesos; los cincos procedimientos siguientes del PMTD son: análisis de la misión, desarrollo de los cursos de acción, análisis de los cursos de acción, comparación de los cursos de acción, y aprobación del curso de acción se encuentran igualmente en los sub-pasos del paso tres del procedimiento de comando, esto es, el plan tentativo. Finalmente, el procedimiento siete del PMTD elabora un plan u orden, el cual se alinea en el PC en su sexto componente, es decir, cuando se completa el plan. El procedimiento de comando al igual que el proceso militar de toma decisiones está transversalizado por la aplicación de las normas del Derecho de la Guerra. Manual de inteligencia de Combate (Manual EJC. 2-3-1 Restringido) El alcance del manual está orientado a capacitar a todos los integrantes de la unidad fundamental del Ejército a la que también se le denomina compañía, y está compuesta por oficiales, suboficiales y soldados que llevan el principal esfuerzo en las operaciones de combate irregular. Por lo tanto, su propósito es fortalecer el primer nivel de la inteligencia militar, esto es, la que se recolecta de primera mano en el campo de combate y se le denomina inteligencia de combate. En este sentido, y con el fin de armonizar la misión constitucional de la institución militar con el desarrollo de operaciones militares exitosas, el documento expresa lo siguiente: Para la aplicación del presente MANUAL DE INTELIGENCIA DE COMBATE los Comandantes de compañía dentro de la Organización y Jerarquía del Ejército Nacional tendrán en cuenta la aplicación de los preceptos señalados en la Ley de Inteligencia (Ley 1288 del 5 de Marzo de 2009), en especial, propenderá por el respeto de los Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario, procurará la protección de los derechos a la honra, el buen nombre, la intimidad personal y familiar y el debido proceso con especial apego al principio de la RESERVA LEGAL (Fuerzas Militares de Colombia Ejército nacional, 2009, p. 8).

Gran parte de la responsabilidad en la inteligencia de combate pertenece a la unidad fundamental o compañía, pues los integrantes de este tipo de unidades son quienes se encuentran desplegados en las áreas geográficas interactúan con la población civil, reciben informaciones, observan directamente el terreno, conocen el enemigo al que combaten y por lo tanto todo este cúmulo de información es vital para adelantar operaciones. Este manual establece en su Capítulo I los principios básicos de la inteligencia alineados con la Ley de Inteligencia, dentro de ellos el de la proporcionalidad cobra vital importancia, porque en él se expresan las orientaciones doctrinales categóricas del Ejército Nacional que deben ser acatadas por los integrantes de la institución militar

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en relación con el empleo de la inteligencia militar, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario: De la misma forma, es necesario que el hombre de inteligencia de combate por pertenecer a una unidad de choque identifique claramente que el principio de la proporcionalidad durante la ejecución de operaciones militares es destinado a limitar los daños causados por las operaciones militares. La proporcionalidad exige que el efecto de los medios y métodos de guerra utilizados no sea desproporcionado en relación con la ventaja militar buscada. Ya afirmado anteriormente (por ejemplo, en la prohibición de causar males superfluos o sufrimientos innecesarios), este principio ha adquirido cada vez mayor importancia a medida que se han desarrollado las normas humanitarias. La Ejecución de las operaciones debe evitar los riesgos de violación a los Derechos Humanos y el DIH, por consiguiente, es responsabilidad de los Comandantes aplicar este principio apoyados en: *Los límites del uso de la fuerza deben ser proporcionales al daño que se va a causar, el objetivo a neutralizar, las fuerzas a orientar, los resultados a obtener y el armamento a utilizar. *En desarrollo del principio de legalidad de la actuación de las tropas, debe haber claridad en la misión, el objetivo y las fuerzas a emplear. *Establecer la disciplina y el uso limitado de la fuerza a emplear. *La capacidad de Comando y Control de las unidades y de las órdenes emitidas. *El análisis de la misión acogiéndose al DICA, de manera que se justifique el uso de la fuerza en caso de ser necesario utilizarla sobre el objetivo (Fuerzas Militares de Colombia Ejército nacional, 2009, p. 13).

El ciclo de inteligencia: información base para la ejecución de operaciones militares En complemento al PMTD y PC, las operaciones militares se desarrollan con base en la información del enemigo o de la amenaza que se enfrenta, es por esto que la inteligencia militar juega un papel destacado en la toma de decisiones, su acompañamiento es fundamental y permanente en todo el proceso, sin ella no se podría realizar un planeamiento detallado y ajustado a la realidad. En la doctrina militar las informaciones que sirven a la inteligencia están sometidas a un análisis y evaluación rigurosas en orden a comprobar su veracidad; este proceso se realiza mediante el Ciclo de Inteligencia que tiene como objetivo final realizar un tamiz a todas las informaciones que se obtienen para finalmente descartarlas o, por el contrario y resultado de la comprobación de su valor, convertirlas en productos de inteligencia; estos productos son la esencia para adelantar operaciones militares. El ciclo de inteligencia es un procedimiento lógico y ordenado que finaliza con la entrega de un producto útil para que los comandantes tengan una perspectiva más clara del enemigo al que se van a enfrentar y dispongan de elementos de juicio para tomar decisiones oportunas para neutralizarlos (Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional, 2005). A continuación, la figura del Ciclo de Inteligencia:

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Figura 25. Pasos del ciclo de inteligencia militar. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2009, p. 21).

Para el segundo paso, es decir, búsqueda de información, la inteligencia no solo cuenta con la inteligencia de combate sino también de las demás disciplinas de la inteligencia que se aprecian en la figura que sigue. De todas ellas se nutre el proceso de toma de decisiones con el fin de lograr mayor exactitud y precisión en la formulación y desarrollo de las operaciones militares.

Figura 26. Disciplinas de la inteligencia. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional (2009).

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A continuación, y de manera gráfica podemos apreciar la importancia de la inteligencia militar en el proceso militar para la toma de decisiones.

Figura 27. Centro de Comando, control, computación, inteligencia, e interoperabilidad (C4I2): In­ tegración, Ciclo de Inteligencia virtuoso y proceso de toma de decisiones. Adaptado de: Martínez. (2016). Fuerzas Militares de Colombia. (2005).

Procedimientos legales En el capítulo VI, el manual establece los procedimientos legales en relación con los capturados y las consideraciones de las limitaciones a la libertad, detallando los requisitos para realizar una captura: debe existir una orden escrita firmada por un juez de control de garantías; igualmente establece con prístina claridad cuáles son los requisitos para una captura excepcional en la que el tema de la flagrancia es fundamental y también hace referencia clara de los derechos del capturado: Luego del procedimiento de captura, se debe cumplir con el requisito de informarle al capturado los siguientes aspectos y hacerle firmar el acta que debe contenerlos: a) El hecho que se le atribuye y originó su captura y el funcionario que la ordenó. b) La persona a la que se le debe comunicar su aprehensión. c) El derecho a guardar silencio y no auto-incriminarse. d) Designar o entrevistarse con un abogado de confianza o la provisión de uno del Sistema Nacional de Defensoría Pública (Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional, 2009, p. 142).

En relación con los procedimientos de los muertos en desarrollo de las operaciones militares, se establecen criterios claros cuando no se cuenta con Policía Judicial, que sería

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el mejor de los escenarios, se formalizan instrucciones con la realización de los croquis, las fotografías, y se enfatiza en lo que no deben realizar los integrantes de la Fuerza Pública: 1) Ingresar con vehículos, 2) Alterar, ocultar o tergiversar hechos, 3) Mover o tocar, personas o cosas, 4) Registrar a las víctimas, 5) Sustraer armas o cualquier objeto, 6) Asumir actitud ociosa o impertinente, 7) Permitir ingreso, salvo para auxiliar, 8) Comer, beber o fumar en el lugar, 9) Maltratar sospechosos o testigos, y 10) Abandonar el lugar de los hechos sin concluir la tarea del CTI (Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional, 2009, p. 147).

Finalmente, en esta parte de la doctrina militar de inteligencia, se establecen los procedimientos para los integrantes de la institución en caso de que tengan que realizar allanamientos; cuando se decomisa material al adversario, al igual que los pasos a seguir con desmovilizados tanto menores de edad como adultos. Reglamento de Operaciones y Maniobras de Combate Irregular (Reglamento EJC. 3-10-1 Reservado) El Reglamento de Operaciones y Maniobras de Combate Irregular desde sus inicios y hasta la actualidad ha tenido una orientación estrictamente desde el ámbito de la ciencia militar y no ideológico, como se ha querido mostrar por parte de algunas tendencias políticas y de parte de los mismos grupos subversivos al margen de la ley. Por ejemplo, si observamos el aprobado mediante la disposición número 036 de 1987, se entiende que se fundamenta en el empleo del poder nacional (compuesto por medios políticos, económicos, sicológicos y militares), frente a los intereses de grupos armados de guerrillas que buscan objetivos nacionales. La aplicación del poder frente a estas agresiones proviene del mandato constitucional de mantener los intereses de los colombianos libres de cualquier presión o antagonismo. En este orden, el Gobierno Nacional en las operaciones militares de contraguerrillas no se propone nada diferente de lo que ordena la Constitución: “Defender la Independencia Nacional y las instituciones patrias, lograr la pacificación del país, destruir amenazas internas o externas, prevenir la formación de fuerzas subversivas y mantener la tranquilidad pública” (República de Colombia, Comando del Ejército, 1987, p. 6). En el contexto de las operaciones de contraguerrilla, como se denominaban en su momento, el poder militar se encuentra representado en los recursos o mejor, talento humano y recursos materiales que conforman las Fuerzas Militares de una nación, y que se emplean para salvaguardar la soberanía terrestre, área y marítima. En la soberanía terrestre, el Ejército es el principal medio con el que cuenta el Estado para mantenerla, y por lo tanto cuando el Gobierno Nacional se propone objetivos nacionales que hacen relación a operaciones de contraguerrilla emplea a esta institución militar, “cuando el Ejército se emplea en operaciones de contraguerrillas se propone objetivos

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de naturaleza militar o civil que faciliten el logro del objetivo nacional” (República de Colombia. Comando del Ejército, 1987, p. 7). La aparición de grupos armados que se sublevaron frente al Estado e iniciaron la agresión contra la sociedad es una característica de la naturaleza del conflicto que, de manera indirecta, nos envolvió en el combate de contraguerrillas dentro del contexto de la Guerra Fría: En un estado de tensión internacional en el cual las potencias emplean sus medios políticos, económicos, sicológicos, sociológicos y militares para alcanzar objetivos nacionales sin llegar al enfrentamiento formal de sus Fuerzas Militares, el combate de guerrillas y contraguerrillas es empleado sin discriminación en cualquier país del mundo para promover la inestabilidad, logra la influencia en los gobiernos, debilitar economías, y socavar la autoridad. Las operaciones de contraguerrillas que se ejecuten dentro de este ambiente, deben reconocer las influencias extrañas que en él influyen, que son definitivas para su éxito o fracaso” (República de Colombia Comando del Ejército, 1987, p. 9).

La institución militar entiende la naturaleza del conflicto subversivo en Colombia como un producto de dos elementos fundamentales: el primero, relacionado con las luchas políticas internas que dio origen a enfrentamientos entre grupos y posteriormente fueron hábilmente explotados para convertirlos en instrumentos de una lucha de insurgencia; el segundo, organizaciones de carácter internacional que apoyaron a estos grupos insurgentes en amplias zonas del territorio nacional, “con el objetivo único de tomar el poder, y con participación activa de grupos campesinos, obreros y estudiantes” ” (República de Colombia. Comando del Ejército, 1987, p. 10). En el siguiente cuadro podemos apreciar un comparativo de la guerra de insurgencia y contrainsurgencia, este análisis se constituyó en la base para el desarrollo doctrinal del Ejército en su confrontación con los grupos subversivos (Landazábal, 1969). Cuadro 5. Comparación entre la guerra de insurgencia y contrainsurgencia Guerra de insurgencia

Guerra de contrainsurgencia Objetivo

Toma del poder

Prevenir o destruir insurgencia Causas

Políticas, económicas, sociales y culturales

La presentación de la insurgencia

Estrategia 1.

Crecimiento progresivo revolucionaria

2.

Disminución fuerza de gobierno

fuerza

1) Prevenir 2) Aislar y destruir 3) Consolidar

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Etapas 1) Organización del aparato subversivo 2) Consolidación y desarrollo 3) Acción revolucionaria 4) Control de instituciones, dominio de área, guerra de movimiento

1) Prevención 2) Represión 3) Consolidación

5) Insurrección general Acciones Civiles, guerrilleras

Civiles, militares Fuerzas

1) Población civil

1) Gobierno y población civil

2) Grupos armados

2) Fuerzas Militares Líderes

Naturales

Institucionales

*Adaptado de: República de Colombia. Comando del Ejército, 1987, p. 32.

En la segunda fase del combate de contraguerrillas, es decir, la destrucción, el manual hace referencia a privilegiar la disolución del grupo subversivo o su entrega. Así como este, a lo largo del reglamento se puede valorar los preceptos que respaldan la posición del Ejército nacional frente al respeto por los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, por ejemplo, en los fundamentos del combate de contraguerrillas y específicamente en el ‘obrar en forma justa y tener fe en la causa’ instruye acerca de que “cada combatiente crea en la justicia de su causas y esté seguro de que su tarea es saludable para la patria; esto solo se logra si la fuerza contraguerrillera se ubica imparcialmente en el problema y da a cada uno el tratamiento adecuado” (República de Colombia Comando del Ejército, 1987, p. 133). En conexión con el principio de ‘acción temprana e integral’, manifiesta que “la tarea no debe circunscribirse al frente militar, porque el enemigo exige que los planes tácticos contemplan actividades sicológicas, económicas y sociales dirigidas a superar las causas de apoyo de la población civil a los guerrilleros, requisito indispensable para debilitar el potencial bélico enemigo” (República de Colombia. Comando del Ejército, 1987, p. 133). No es menos oportuno señalar la posición de la institución militar tanto en relación con los objetivos de las operaciones sicológicas en contraguerrillas en el que expresa “Reducir el poder de combate de las guerrillas y si es posible lograr su disolución o entrega”(República de Colombia Comando del Ejército, 1987, p. 293), así como en relación con las operaciones de acción cívico-militar, que buscaban “eliminar las motivaciones del apoyo de la población civil a los grupos armados, principalmente aquellas que hacen relación a asuntos económicos, políticos y sociales” (República de Colombia Comando del Ejército, 1987, p. 331).

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A continuación, se establece un paralelo entre los objetivos, fuerzas, fases y empleo del combate de guerrillas y contraguerrillas. Cuadro 6. Comparación entre el combate de guerrillas y de contraguerrillas Combate de guerrillas

Combate de contraguerrillas Objetivos

Desorganizar, debilitar, desmoralizar, destruir, crecer y organizar

Aislar, destruir, reconstruir, apoyar planes de gobierno Fuerzas

Grupos irregulares

Fuerza regular

Guerrilla, movimientos de autodefensa, población simpatizante

Adaptada y entrenada para el combate con recursos superiores Fases

1) Inicial o defensiva

1) Aislamiento

2) Crecimiento o equilibrio

2) Destrucción

3) Ofensiva o guerra de movimiento

3) Reconstrucción Empleo

1) Parte de una revolución

1) Para destruir insurgencia

2) Apoyo de un Ejército

2) Para apoyar operaciones regulares

3) Por grupos de delincuentes

3) Contra delincuentes

*Adaptado de: República de Colombia. Comando del Ejército (1987, p. 50).

Del Reglamento de Combate de Contraguerrillas al Reglamento de Operaciones en Combate irregular: de la mano de la democracia Con mayor experiencia producto de los largos años de confrontación al igual que de la dinámica armada que desarrollaron los grupos subversivos, especialmente las FARC gracias a su crecimiento en efectivos y el empleo masivo de armas no convencionales, el Ejército Nacional para el año de 1999, impulsado a sí mismo por la reforma militar del momento, mediante la disposición número 018 de 1999 firmada por el general Fernando Tapias Stahelin, Comandante de la Fuerzas Militares, aprueba en nuevo reglamento que además de contener cambios sustanciales en el orden operacional, táctico y técnico, llevó por nuevo nombre ‘Reglamento de Operaciones en Combate Irregular’ y se convirtió en la carta de navegación para las operaciones de combate irregular no solamente para el Ejército, sino para todas las Fuerzas Militares. Este robusto documento doctrinal deja sentada la posición institucional en una firme declaración concebida en uno de los fundamentos de las operaciones irregulares,

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Obrar en forma justa respetando los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario: Las Fuerzas Militares deben mantener una absoluta rectitud en sus acciones y respetar a toda costa los derechos humanos y el derecho internacional humanitario de los ciudadanos, a fin de desarticular y desvirtuar los efectos de la propaganda y de las consignas que esgrime el enemigo. Solo la aplicación y el respeto de la justicia en su más amplio sentido, logra dejar sin piso la aparente razón que aducen los cabecillas enemigos para impulsar a la población civil al choque armado contra las instituciones del Estado. El trato justo y equitativo a las agrupaciones civiles envueltas o involucradas en los problemas de violencia trae como consecuencia que ellos mismos separen voluntariamente a quienes estén fuera de la ley y facilitan el posterior desarrollo de actividades. De igual forma, es necesario que cada miembro de las Fuerzas Militares crea en la justicia de la causa que están defendiendo y que esté completamente seguro que su tarea es invaluable para la patria; esto solo se logra si las Fuerzas Militares se ubican imparcialmente en el problema y dan a cada persona el tratamiento adecuado (Fuerzas Militares de Colombi.a Comando General, 1999, pp. 58-59).

Finalmente, mediante la disposición número 0317 de 2010, el General Óscar Gonzales Peña Comandante del Ejército, aprueba el nuevo reglamento con el mismo nombre. En este documento se realiza una alineación con el artículo 217 de la Constitución Nacional, y se incorpora un marco normativo incluyente de todas las disposiciones vigentes emitidas por el Gobierno Nacional en temas de DD.HH. y DIH: Constitución Política de 1991. Ley 5 de 1960 “por la cual se aprueba el acta final y los Cuatro Convenios suscritos por la Conferencia Diplomática de Ginebra del 12 de Agosto de 1949”. Ley 11 de 1992 “por medio de la cual se aprueba el Protocolo I Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I), adoptado en Ginebra, el 8 de junio de 1977”. Ley 171 de 1994 “por medio de la cual se aprueba el Protocolo II Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo II), adoptado en Ginebra, el 8 de junio de 1977”. Ley 836 de 2003 “Por la cual se expide el Régimen Disciplinario para las Fuerzas Militares”. Decreto 1605 de 1988 “Por el cual se aprueba el Reglamento de Publicaciones Militares FFMM 3-1 (PÚBLICO)”. Política de Defensa y Seguridad Democrática del Gobierno Nacional.

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Política de Consolidación de la Seguridad Democrática. Política Integral de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa Nacional. Directiva Ministerial Nº 14 del 27 de septiembre de 2006, mediante la cual se emitió el plan de acción para la implementación de las recomendaciones del estudio sobre la integración de la enseñanza sistemática del DIH y DICA. Directiva Permanente Nº 800-03 del Comando General de las Fuerzas Militares del 14 de febrero de 2003 mediante la cual se establece el Plan de Integración de Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional de los Conflictos Armados en las Fuerzas Militares. Directiva Permanente Nº 051-07 del 13 de julio del 2007 que dispone las Actividades para la implementación de las recomendaciones al Plan de Integración del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional de los Conflictos Armados (Fuerzas Militares de Colombia, 2010, p. 9-10).

Sin embargo, la existencia de la claridad (como se ha demostrado a lo largo de este escrito), en la preponderancia y cumplimiento de las normas y preceptos de los DD.HH. y del DIH en la doctrina militar, ha presentado violaciones de estos derechos por parte de integrantes del Ejército Nacional que en ningún momento han sido producto de políticas institucionales, como se ha querido mostrar a la opinión pública, sino más bien de decisiones individuales condenables desde todo punto de vista y que ha causado un fuerte impacto sobre la legitimidad de las operaciones militares. El Ejército Nacional ha tomado acciones concretas para esclarecer los hechos sometiendo a los implicados a la justicia ordinaria para que establezca su culpabilidad en caso positivo, pero también respetando la presunción de inocencia según el derecho constitucional que tienen todos los ciudadanos colombianos; igualmente la evolución de estos reglamentos y manuales han recogido estas amargas experiencias y ha detallado con mayor fuerza las obligaciones que tiene los integrantes de la fuerza de cumplir estos preceptos. En el nuevo reglamento se hace alusión a los siguientes tipos de operación: operaciones de control territorial, cuya función es proteger a la población; operaciones sicológicas, que tienen la función de mantener lo conquistado en la recuperación del control territorial; operaciones de seguridad y defensa de fuerza con la finalidad de asegurar los activos del Estado; operaciones de acción defensiva, cuyo fin es el de desarticular al enemigo. Este tipo de operaciones son las que se enmarcan en el proceso militar de toma de decisiones cuando se desarrollan los cursos de acción.

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OPERACIÓN

PROPÓSITO

MÉTODOS Ocupación

Operaciones de control territorial (proteger)

Proteger en forma permanente la población civil, sus bienes y los recursos del estado en un área determinada

Operaciones de seguridad y defensa de la Fuerza (asegurar)

- Líneas interiores - líneas convergentes - combinadas entre interiores y convergentes - Con población civil en el área - Sin población civil en el área - Control militar de área urbana - Control militar de área rural

Registro

Control militar de área Desminado

Operaciones sicológicas (mantener)

TÉCNICAS

- Desminado militar - Desminado humanitario

MANIOBRAS

- Emboscada - Ataque - Contraemboscada - Presión y bloqueo - Estratagemas y métodos de engaño - Acciones sorpresivas - Infiltración

- Actitud hacia la amenaza - Actitud hacia las propias tropas - Actitud hacia la población civil - Capacidades y limitaciones de los comunicadores claves Omitido - Efectos propios y del enemigo

Acción Influir en actitud y sicológica comportamiento de miembros de las fuerzas hostiles, ganar el apoyo de la opinión pública y elevar la moral de las - Actividades de propias tropas cooperación civil-militar Cooperación - Jornadas de cooperación civil y militar civil-militar - Proyectos de desarrollo Defensa del área

Garantizar la defensa de un área determinada, incluyendo tropas Defensa información y recursos móvil del Estado Repliegue

Derrotar al enemigo decisivamente en cuanto a su Operaciones de estructura armada, acción ofensiva su infraestructura (desarticular) económica y las armas de acumulación estratégica

- Defensa del sector - Defensa de posición de combate - Defensa en perímetro - Defensa de áreas críticas longitudinales - Voluntario o planeado - Involuntario o por presión

Ataques planeados

Combates de encuentro

- Envolvimiento - Movimiento envolvente - Ataque frontal - Penetración

- Emboscada -Contraemboscada - Ataque - Estratagemas y métodos de engaño - Acciones sorpresivas - Ataque - Emboscada - Contraemboscada - Presión y bloquéo - Estratagemas y métodos de engaño - Acciones sorpresivas - Infiltración - Movimiento hacia el contacto

Figura 28. Operaciones de Combate Irregular. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia. Ejército Nacional (2010, p. 11).

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MANIOBRA

PROPÓSITO

TIPOS

Movimiento hacia el contacto (desplazar)

Desplazamiento de una unidad militar para buscar o recuperar el contacto

Infiltración (desplazar)

Movimiento de una unidad con Por una sola línea sigilo y sorpresa y seguridad para acercarse y/o ubicar al objetivo militar plenamente identificado o a un área que le Por líneas múltiples brinde ventaja militar

Acciones sorpresivas (proteger)

Unidad propia en Reacción mecánica de defensa movimiento y ataque inesperada de ambas partes para preservar la integridad de la unidad y Unidad propia buscar una ventaja militar estática

Contra emboscada (proteger)

Estratagemas militares (engañar)

Acción militar de defensa para buscar una ventaja militar con el propósito de defender la integridad de una unidad en razón a que se encuentra atacada en posición desfavorable Realizar acciones sin comprometerse en combate, que influyan en las decisiones del enemigo obligándolo a cometer errores que a mediano o largo plazo disminuya sus capacidades en el campo de combate

Propiciar un camino Presión y forzado en las intenciones bloqueo del enemigo, obligándolo a (desmovilizar) efectuar movimientos que nos brinden la ventaja militar

Emboscada (capturar)

Ataque (disminuir capacidad armada)

Táctico Administrativo

TAREA Y TÁCTICA - Reconocer - Desplazar - Seguir y asumir - Seguir y apoyar

TÉCNICAS - Avance - Avance vigilado - Avance por saltos vigilados

- Reconocer - Desplazar - Seguir y asumir

- Infiltración aérea - Infiltración fluvial - Infiltración terrestre

- Romper - Romper el contacto - Desmovilizar

-Reacción al ataque a base de patrulla móvil - Reacción al ataque con cilindros - Reacción al ataque indirecto de mortero - Reacción al ataque de francotiradores - Reacción a un hostigamiento

Emboscada mecánica - Romper del enemigo - Romper el Emboscada contacto tradicional del - Flanquear enemigo

- Técnica de envolvimiento - Técnica de rompimiento del contacto

Intimidación - Demostrar - Engañar, amagar - Desmovilizar

- Medidas de engaño tácticas - Medidas de engaño de inteligencia - Medidas de engaño sicológicas

Unidad adversaria en - Aislar movimiento - Canalizar - Neutralizar - Desarticular - Fijar Unidad adversaria - Desmovilizar estática

- Cerco y ataque - Cerco y presión paralela - Cerco y presión dispersa - Estrechamiento de cerco - Doble cerco - Cerco e irradiación central - Yunque y martillo - Cerco y fragmentación

Fragmentación Difamación

- Contener Atacar un objetivo militar plenamente identificado que Emboscada de punto - Fijar - Bloquear se encuentra en movimiento - Retardar para disminuir su capacidad - Desarticular armada contra las propias - Neutralizar fuerzas, la población civil o los Interdicción terrestre - Asegurar recursos del estado - Capturar - Ocupar Acción militar en la que se - Capturar Ataque planeado tiene la iniciativa en el uso de - Desarticular la fuerza contra un objetivo - Penetrar militar estático plenamente - Tomar identificado con el fin de dis- Flanquear Ataque de minuir su capacidad armada - Neutralizar oportunidad u hostil - Destruir

- Lineal - Triangular - Escuadra - Estrella - De retaguardia

- Terrestre - Helicoportado - Fluvial - Combinadas

Figura 29. Maniobras de Combate Irregular. Adaptado de: Fuerzas Militares de Colombia Ejército Nacional, 2010, p. 12. 95


También el cuadro anterior se aprecian los tipos de maniobra que se adelantan dentro de cada una de las operaciones descritas anteriormente. En la información se observa el propósito de cada uno de los tipos, la tarea táctica que cumple y sus técnicas.

Conclusiones Las Fuerzas Militares de Colombia han logrado forjar valores y principios en la vida personal como profesional de todos sus integrantes, enalteciendo la lealtad, responsabilidad, compromiso y ética en todas las actuaciones del servicio, logro obtenido en la aplicación transversal de la doctrina. Por lo tanto, la importancia del entendimiento de este tema, que como referencia a un mundo desconocido por muchos, plantea bases para el análisis, la interpretación y alcances futuros de cualquier estudio sobre lo que implica ser soldado, sin alejarse de ser un ciudadano y colombiano del común. La acción cívica-militar es uno de los factores primordiales dentro de la continuación de los escenarios de la institución para un mayor acercamiento de la Fuerza Pública con sus ciudadanos, donde los símbolos del heroísmo, la disciplina y la fe en la causa pasarán de una dinámica de comunicación estatal a un tangible en la población, pues recordemos cómo fue que en los municipios de Colombia donde prácticamente la presencia del Estado resultó ser nula, la única institución que lograba transportar alimentos, construir puentes y defender a sus ciudadanos fueron las FF.MM. El mensaje que se desea transmitir es esclarecer para evitar la tergiversación del concepto de soldado mismo en el Estado colombiano, es decir, la actuación por parte del soldado colombiano no es un azar o un acto plenamente instintivo, requiere de estudio previo, análisis, planificación, estructuración y aplicación en cada una de sus operaciones, las cuales han sido un punto trascendente para el actual proceso de paz en La Habana, puesto que operaciones como Todo Honor, Libertad Uno, Sodoma, Macedonia, entre decenas más, lograron poner entre la espada y la pared al grupo FARC donde el Ejército, en su afán de defender la democracia y cada uno de los integrantes de la sociedad colombiana, incluidos los insurgentes donde la vida es un valor absoluto que el Ejército Nacional de Colombia siempre optará por defender. Finalmente, y en un análisis de mi experiencia dentro del Ejército colombiano, con el paso del tiempo en el Estado colombiano grandes políticas han tenido giros de 180 grados, pues la incertidumbre del devenir de todas las sociedades del mundo es una constante que no se puede cambiar, pues esta depende del sentir de cada población en cada momento histórico de su propio contexto. No obstante, existen instituciones que perseveran como la base y extensión de lo que implica el Estado mismo, unas de éstas son las Fuerzas Militares de Colombia, las cuales, bajo su promesa de defensa por la democracia, la población y la patria, defenderán con su fortaleza física y mental a los ciudadanos de la República de Colombia.

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MEMORIA HISTÓRICA, RECONCILIACIÓN Y PERDÓN Una crítica al ¡Basta Ya! desde la Fuerza de Tarea Conjunta Omega Mario Arroyave Quintero29 Resumen

La memoria histórica debe servir para dignificar a las víctimas y para evitar repetir hechos dolorosos en el presente y en el futuro. Debe servir para la reconciliación de la nación y para el perdón. La memoria histórica tiene entonces una relación directa con la reconciliación y perdón. En este sentido el presente capítulo, por un lado, analiza de dicha relación y, por otro lado, hace una crítica a la forma de realizar memoria histórica por parte del Centro Nacional de Memoria Histórica. En primera instancia, se hace un acercamiento teórico al concepto de memoria histórica. Luego se presenta el modelo de la ley 1448 de 2011 y se da una definición jurídica de memoria histórica. Enseguida se le hace una crítica al modelo de construcción de memoria histórica contenido en la Ley de víctimas, ya que este solo se queda en la memoria de las víctimas y descarta las demás memorias, es decir, la de aquellos que no son víctimas. Después se conceptúa sobre la reconciliación y la posición y el sentido que debería tener la memoria histórica. Se sigue con un análisis entre reconciliación y perdón. Finalmente, se hace una crítica a la construcción de memoria histórica por parte del Centro Nacional de Memoria Histórica. Finalmente, se observa la tensión entre la relación del Centro Nacional de Memoria Histórica con la Fuerza Pública. 29. Doctor Iuris (Ph. D) del Instituto de Asuntos Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Hamburgo (Alemania) y Doctor Asociado del German Institut for Global and Area Studies (GIGA). Master of Laws - LL.M. (Uni - Leipzig). Docente de Derecho Internacional Público, Organizaciones Internacionales y Relaciones Internacionales. Investigador del Derecho Internacional y de las Relaciones Internacionales. Contacto:marioaaq@gmail.com

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Abstract Historical memory should serve to dignify the victims and to avoid repeating painful events in the present and in the future. It should serve for the reconciliation of the nation and for forgiveness. Historical memory then has a direct relationship with reconciliation and forgiveness. In this sense, the present chapter analyzes this relationship and, on the other hand, criticizes the way of making historical memory by the National Center for Historical Memory. First, a theoretical approach of the concept of historical memory is made. Then the model of law 1448 of 2011 is presented and a legal definition of historical memory is given. After a criticism to the historical memory building model contained in the Victims’ Law is made, since it only is done based on the memory of the victims and discards other memories, specifically of those who are not victims. Then comes the concept of reconciliation, the position and the meaning that historical memory should have. An analysis of reconciliation and forgiveness follows. Finally, a criticism is made of the construction of historical memory by the national Center of Historical Memory. Finally, there is a tension in the relationship between the National Center of Historical Memory and the Public Force.

Zusammenfassung Das historische Gedächtnis soll dazu dienen, die Opfer zu würdigen und die Wiederholung in der Gegenwart und in der Zukunft schmerzhaften Ereignisse zu vermeiden. Es muss die Versöhnung und Vergebung fördern. Das historische Gedächtnis hat dann eine direkte Beziehung zu Versöhnung und Vergebung. In diesem Sinne ist dieses Kapitel auf der einen Seite, analysiert solche Beziehung und auf der anderen Seite, kritisiert wie das historische Gedächtnis von der Nationalen Zentrum der historischen Erinnerung geschrieben wird. An erster Stelle wird ein theoretischer Ansatz für das Konzept des historischen Gedächtnisses vorgestellt. Danach wird das Modell von Konstruktion der Errinerung des Gesetz 1448 analiziert und wird eine rechtliche Definition des historischen Gedächtnisses gegeben. Dann wird das Modells der Opfergesetz kritisiert, weil hier nur das historische Gedächtnis der Opfern betrachtet werden d.h. die Erinnerungen von Zeugnisse, die nicht Opfer sind betrachtet sind. Danach konzeptualisiert man über die Versöhnung und die Position und die Richtung, die das historische Gedächtnis haben sollte. Dies wird durch eine Diskussion zwischen Versöhnung und Vergebung gefolgt. Schließlich wird die Konstruktion vom historischen Gedächtnis vom nationalen Zentrum des historischen Gedächtnisses kritisiert. Schließlich wird die spannende Beziehung zwischen dem Nationalen Zentrums der historischen Erinnerung mit den Militärkräften analisiert.

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Qué es la Memoria Histórica El concepto de memoria histórica es polisémico y ambiguo y ha sido poco trabajado en el ámbito nacional. En este sentido, el concepto de memoria histórica y todos los conceptos relacionados tales como memoria individual, memoria colectiva, memoria comunicativa, memoria cultural, memoria literal, memoria ejemplar, memoria manipulada y memoria inducida aún no están lo suficientemente explicados y aplicados al caso colombiano. La memoria histórica es entendida como una herramienta con la cual individuos y sociedades construyen un sentido del pasado. La memoria histórica está compuesta de recuerdos individuales y colectivos. Estos recuerdos a la vez son interpretaciones de sucesos ya ocurridos. Asimismo, la memoria histórica supone la reconstrucción de los datos proporcionados por el presente de la vida social y proyectada sobre el pasado reinventado (Betancourt, 2004, p. 126). La memoria histórica es necesaria cuando recordar es un imperativo moral y un prerrequisito para intentar cerrar las brechas de dolor entre las víctimas y sus victimarios causadas en el marco del conflicto armado. Entonces, la memoria histórica debe entenderse como la facultad de recordar lo que hemos hecho o lo que otros han hecho. Por su parte, la verdad se comprendería como la correspondencia de lo que recordamos con lo que pasó, en un tiempo y lugar determinado. Su complejidad radica en al menos dos aspectos: el carácter subjetivo de la verdad y la memoria, y el problema del olvido (Torres, 2013, p. 147). El ejercicio de la memoria es una actividad inherente a la manera como los seres humanos construimos la interpretación de nuestra vida y la de quienes participan de ella. Se elaboran muchas memorias que terminan reflejando diversos procesos para la elaboración de esa memoria. Asimismo, las culturas de la memoria, además en sociedades pluralistas, nunca son monolíticas y homogéneas, sino que se componen de múltiples facetas (Schwelling, 2015). De ahí la importancia de tener una metodología clara y pluralista que permita la construcción más objetiva de la memoria histórica y consiga los fines trazados.

Memoria Individual y Memoria Colectiva La memoria trasciende el aspecto meramente individual, por lo que se habla del concepto de memoria colectiva. Halbwachs (2004) se refirió a la memoria histórica como una construcción de historias de acontecimientos significativos que favorecían la construcción de la historia nacional. Por su parte, Le Goff (1991, p. 157), en razón a este concepto consideró que la memoria histórica es el estudio histórico que se realiza de la memoria colectiva de las sociedades. Memoria colectiva que si bien ha sido

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manipulada por los centros de poder, cada vez más ha representado un espacio de lucha de los grupos minoritarios (Rueda, 2013, p. 18). Aunque se diferencia entre memoria individual y memoria social o colectiva, las dos formas se remiten permanentemente la una sobre la otra a la vez que las dos se influencian recíprocamente (Schwelling, 2015). Nuestra memoria no opera como una tabula rasa, de tal manera que los testimonios de los otros son impulsados a construir nuestros recuerdos. De una u otra manera se nos presenta aquí una mezcla de lo que podríamos llamar memoria individual, memoria colectiva y memoria histórica (Betancourt, 2004, p. 126). La memoria individual existe, pero ella se enraíza dentro de los marcos de la simultaneidad. La rememoración personal se sitúa en un cruce de relaciones de solidaridades múltiples en las que estamos conectados (Betancourt, 2004, p. 126). La conciencia no es jamás cerrada sobre ella misma, no es solitaria (Betancourt, 2004, p. 126). La memoria colectiva es la que recompone mágicamente el pasado, y cuyos recuerdos se remiten a la experiencia que una comunidad o grupo pueden legar a un individuo o grupos de individuos (Betancourt, 2004, p. 126). En resumen, es a partir de los modos en que se recuerda y olvida desde donde se pueden rastrear tanto huellas y señales de identidad, como modos en que los individuos se construyen como sujetos y miembros de colectividades (Riaño, 1999). En conclusión, la memoria histórica es un pilar fundamental para cimentar las bases de una paz sostenible y duradera y sobre todo para abordar el camino de la reconciliación.

El modelo de Memoria Histórica en Colombia Se puede asegurar que el modelo de Colombia se desprende de los estándares internacionales o principios internacionales contra la impunidad30. En este sentido, la necesidad de memoria se desprende de la obligación internacional del Estado de memoria también conocido como el Deber de Memoria. Este modelo es introducido en la legislación nacional, en especial por medio de la Ley 1448 de 2011 también llamada Ley de Víctimas. La recepción y regulación del Deber de Memoria dentro del Estado colombiano desarrolló un modelo particular de memoria histórica. Es decir que hay una escogencia particular de la forma como se construye memoria histórica. En este sentido, las culturas de la memoria tienen su propia historia, o sea que normalmente hay controversias para su escogencia. El art. 146 de la Ley 1448 de 2011 creó el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) como una institución pública de orden nacional, la cual está llamada a jugar 30. Véase: Promoción y Protección de los Derechos Humanos – Impunidad – Informe de Diane Orentlicher, Experta independiente encargada de actualizar el conjunto de principios para la lucha contra la impunidad. Comisión de Derechos Humanos 61º periodo de sesiones. E/CN.4/2005/102 18 de febrero de 2005. Consejo Económico y Social.

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un papel decisivo en la construcción de la memoria histórica del conflicto armado del país. La existencia del CNMH es una forma de mostrarle a la comunidad internacional que en Colombia se cumple con el Deber de Memoria. De este modo, el CNMH centra su foco de atención en la memoria de las víctimas. La Ley 1448 de 2011 le otorga el mandato al CNMH para hacer memoria histórica desde las víctimas. Esto se corresponde con el hecho de que en Colombia se ha escogido un modelo de justicia transicional restaurativa que significa que la transicional gira en torno a los derechos de las víctimas. El modelo introducido en Colombia por medio de la ley de justicia y paz y en especial por la Ley 1448 es un modelo o una cultura de la memoria que tiene a las víctimas del conflicto en el centro del debate. El modelo de Colombia es de memoria comunicativa, pues se trata en especial de los relatos de las víctimas que han vivido por sí mismos un hecho y comparten dicha memoria con sus contemporáneos (Schwelling, B., 2015). Esta memoria se diferencia de la memoria de los que nacen después y de los que no vivieron los hechos en carne propia. En la Ley 1448 es entendida la construcción de memoria como un “aporte a la realización del derecho a la verdad del que son titulares las víctimas y la sociedad en su conjunto” …. “La memoria es un derecho individual de las víctimas y colectivo de la sociedad”. Asimismo, el Art. 145 dispone cuáles son las acciones en materia de memoria histórica y en su numeral 2 deja claro que una de dichas acciones es recopilar los testimonios orales correspondientes a las víctimas y sus familiares. Es decir, que la memoria del conflicto se pretende hacer desde las víctimas y de las acciones victimizantes. El modelo de poner a las víctimas como centro de la memoria histórica es un modelo de memoria postheroica, la cual no se detiene a observar las acciones valerosas de las Fuerzas Militares de un pueblo, sino que pone énfasis en las tragedias derivadas de las confrontaciones armadas, es decir, en las víctimas. El modelo desemboca en mostrar las tragedias de las víctimas dentro del conflicto armado con el objetivo de dignificarlas ante las acciones injustas que sobre ellas recayeron. De este modo, se viene desarrollando solo una cultura de la memoria (Erinnerungskultur) que tiene a las víctimas del conflicto en el centro del debate y esto ya es de por sí crítica del victimario y pone énfasis en la responsabilidad resultante de ello (Schwelling, B. 2015). Es decir, que este modelo es por sí solo es crítico del victimario y pone énfasis en la responsabilidad resultante de ello, de haber infligido un daño a la víctima. Finalmente, se puede definir jurídicamente la memoria histórica a la luz de las normas internacionales y de las normas nacionales tales como la ley de víctimas, el marco jurídico para la paz y la ley de justicia y paz, como los relatos de las víctimas (y sus familias) del conflicto armado interno, de manera que memoria histórica en Colombia significa memoria de las víctimas. Son los recuerdos que pueden transmitir los afectados directos por el conflicto. Memoria de aquellos a quienes se les puede calificar de víctimas. En este sentido, la memoria histórica que se viene realizando en Colombia, como se ha dicho, es la memoria de las víctimas.

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Crítica al modelo de Memoria Histórica de la Ley 1448 de 2011 Como se ha visto en el punto anterior, el mandato de la Ley 1448 de 2011 es que la memoria histórica debe girar en torno a las víctimas. Sin embargo, vale la pena preguntarse si esto no es reduccionista, es decir, si es posible solo a través de las memorias de las víctimas hacer memoria histórica o si es necesario recurrir de otras memorias tales como aquellas de los actores que fueron parte del conflicto pero que no se considerarían víctimas al tenor de la Ley 1448. En este punto debe tenerse en cuenta que el conflicto colombiano ha tenido una larga duración y se ha vuelto tan complejo, que su entendimiento y explicación no puede reducirse solo a los relatos de las víctimas. Por lo tanto, es indispensable recurrir a otras memorias para poder construir una memoria historia incluyente, es decir que la memoria de aquellos actores implicados en el conflicto pero que no son considerados víctimas también es fundamental para entender los efectos del conflicto armado colombiano. Si bien es de gran importancia conocer y resaltar las historias de vida de víctimas del conflicto, también es cierto que la memoria solo a partir de las víctimas muestra una visión incompleta del conflicto. Es necesario incluir a los altos mandos, los veteranos, la policía y los ciudadanos que han vivido el conflicto pero que no necesariamente tienen la calidad de víctimas. Ante la anterior situación, se hace imprescindible la construcción de una memoria histórica alternativa a la memoria o modelo de la Ley 1448 y además poner sobre la mesa que no puede existir una sola memoria del conflicto armado en Colombia, sino que existen varias memorias, las cuales pueden ser incluso opuestas entre sí. Es indispensable que la Fuerza Pública también pueda construir su propia memoria o contramemoria. La situación de que la memoria del CNMH aparece en la misma presentación del informe ¡Basta ya! donde queda plasmado que se trata de una sola memoria que debe ser confrontada y que debe de coexistir con otras memorias del conflicto. Es decir que se acepta que existe un campo de disputa de la memoria, que existe una pugna de narrativas. Es el pasado el que se está disputando. El diseño del modelo de construcción de memoria histórica en Colombia ha sido liderado por el Centro de Memoria Histórica, lo cual ha impactado en la generación de una verdad determinada por solo un actor social, las víctimas. Si bien las víctimas del conflicto armado en el marco de una justicia restaurativa deben ser el foco de atención la verdad social y colectiva debe necesariamente nutrirse de varios actores sociales para cercarnos en mayor medida a los objetivos reales de una verdad pluralista. En suma, todo lo anterior denota los grandes errores que se han cometido para construir la memoria histórica en Colombia, pues, como bien anotamos, la memoria

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histórica se debe construir a partir una memoria colectiva en la que varios sino todos los actores sociales y políticos de una sociedad participen en delimitar sus derechos a saber, a recordar y a olvidar. Sin embargo, en Colombia se ha privilegiado solo la perspectiva de las víctimas, lo cual hace evidente que es una memoria solitaria o unidimensional, una memoria limitada y con pocos insumos para lograr los propósitos derivados de los estándares internacionales ya mencionados.

Memoria Histórica y Reconciliación La reconciliación es un proceso o una acción que deriva en una situación de concordia o de acuerdo entre diferentes partes que por diversas circunstancias se habían fracturado. Es reconstruir relaciones que se rompieron a causa de la guerra o de la violencia política (Bueno, 2006, p. 66). La reconciliación puede entenderse como un proceso complejo y multidimensional que sirve como alternativa viable de transformación pacífica del conflicto en sociedades que han sido víctimas de violencia extrema, siendo por ello su principal objetivo encaminar dichas sociedades hacia la construcción de futuros escenarios de convivencia entre bandos opuestos por la guerra (Bueno, 2006, p. 64). La reconciliación es una herramienta para facilitar la transformación pacífica del conflicto e incluye como parte de la solución a las víctimas, a los victimarios, al Estado, a la sociedad civil, entre otros. La reconciliación es un camino donde se examinan las posibilidades del perdón como un proceso individual que repercute en lo colectivo; donde la justicia trasciende su posición meramente punitiva; y la verdad abre escenarios para la reconstrucción efectiva del tejido social (Bueno, 2006, p. 65). La reconciliación es un esfuerzo individual y colectivo, partiendo de un pleno convencimiento por rechazar la violencia y la venganza que éste generó (Bueno, 2006, p. 67). Los procesos de reconciliación van de la mano de la adopción de ciertos principios conceptuales tales como verdad, justicia, amnistía, reparación, perdón y restitución (Bueno, p. 65). Asimismo, el tema de la reconciliación es tan complejo que es necesario que de él se ocupe por un lado, la filosofía moral y por otro, la filosofía política y del derecho (Hoyos, 2012). No basta con hablar de memoria y reparación, si ambas no se ponen en el horizonte de la reconciliación y de la paz (Hoyos, 2012). La memoria de las víctimas debe servir para la reconciliación y proyectar el futuro, para la unidad de la nación para construir la identidad de la nación. Si no cumple con estos objetivos la memoria histórica no está diseñada para que la sociedad colombiana haga catarsis y puede mirar el futuro con optimismo y sobre todo para que pueda concientizar y aceptar lo sucedido y de esta manera no vuelva a repetir los hechos trágicos que se cometieron en el marco del conflicto armado interno.

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Memoria Histórica y Perdón Todas las leyes de justicia transicional están orientadas hacia la reconciliación y hacia el perdón. En un proceso de reconciliación debemos entender la memoria como un instrumento para el establecimiento, reconocimiento y divulgación de la verdad de los hechos que permanecen ocultos o irresueltos para el conjunto de la sociedad, como un medio para la catarsis individual y colectiva, y como una vía para el perdón y la reconciliación (Bueno, 2006, p. 69). Es el perdón mismo el que cura y este se da entre dos, el causante del dolor y el que lo ha sufrido y lo sigue sufriendo. El sentimiento de resentimiento y el de indignación por parte de la sociedad civil se mitiga, no se borra totalmente en esa comunicación entre victimarios y víctimas, de la cual los dioses y la sociedad son testigos (el Estado como su representante en muchos casos) (Hoyos, 2012). Hay un perdón político, amnistía, indulto y figuras semejantes, que pueden articularse en perdón legal, rebaja de penas. Mientras que el perdón como virtud moral exige una actitud sincera de querer perdonar y saber ser perdonado, la virtud política reconoce públicamente la culpa (Hoyos, 2012). Desafortunadamente, entre quienes están por la reconciliación que nos lleve a la paz, la mayoría piensa que la memoria que buscamos y la verdad que reclamamos es solamente para la reparación de las víctimas y para que se castiguen todos los delitos. Pero resulta que memoria y verdad también puede llevar al reconocimiento de culpa por el victimario, a justicia transicional acompañada de perdón, que no siempre significa olvido, como piensan algunos al identificar perdón y olvido. (Hoyos, 2012). En el caso colombiano los trabajos de memoria histórica, en especial del CNMH, no están orientados hacia el perdón y la reconciliación, sino a promover el resentimiento y llevar a los victimarios hacia la justicia retributiva. Así, el CNMH no hace investigación para el perdón, sino para buscar culpables y que paguen sus penas con una justicia restaurativa. Este centro y su metodología no conocen la virtud cívica del perdón, ya que no promueve dicha posibilidad. Es posible que estén buscando las responsabilidades donde no están y sobre todo cayendo contra la Fuerza Pública que siempre ha sido parte de su sumisión al orden constitucional y en la mayoría de los casos solo cumpliendo una orden política. Finalmente, se puede seguir la opinión de Guillermo Hoyos, que la sociedad colombiana tiene como asignatura pendiente la cultura cívica del perdón (Hoyos, 2012).

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El deber ético y moral de hacer Memoria Histórica para la reconciliación y el perdón La memoria histórica no existe por sí sola, sino que es una construcción que hacen los investigadores y científicos, la cual dan a conocer a través de sus contribuciones y publicaciones. La memoria histórica es una interpretación de los investigadores sobre sucesos sucedidos en el pasado. Los investigadores se valen de las memorias de terceros para explicar o denunciar o visibilizar determinado suceso y a la vez construyen el contexto y dan una interpretación a los hechos. Por eso la memoria histórica es en gran parte una construcción de los investigadores. El trabajo de los investigadores deber ser restaurativo y no retributivo, es decir, que los investigadores no deben convertirse en jueces de las acciones del pasado, sino que su trabajo también debe contribuir a la reconciliación y al perdón. La construcción de la memoria histórica debe estar desprovista de enfoques e intencionalidades políticas, pues se corre el riesgo de generar estigmatización de las víctimas, revictimización y además no sirve para la reconciliación del país. La construcción de la memoria lleva inmersos profundos factores éticos y morales, ya que dicha memoria debe servir a la reconciliación. El investigador debe ser responsable y entender que la memoria histórica no es simplemente para que los hechos no se repitan sino para ayudar a entender esos hechos, aceptarlos y de esa manera construir un mejor futuro. Debe servir para que la sociedad y las víctimas aprendan a perdonar y a aceptar lo que pasó. La construcción de la memoria histórica debe ayudar a integrar a la sociedad. Finalmente, debe recalcarse que la construcción de memoria puede revictimizar. Se debe tener tacto sobre cuáles hechos deberían recordarse, ya que si bien es cierto que la memoria se hace para recordar, hay muchos casos en los cuales las víctimas prefieren no recordar. Se debe tener en cuenta que en algunos casos para lograr una convivencia pacífica recurrir al olvido resulta la única salida a la violencia, ello sin eximir del reconocimiento de la culpa al agresor (Bueno, 2006, p. 69).

Crítica al Centro Nacional de Memoria Histórica y al ¡Basta Ya! El informe Basta Ya es una contribución del CNMH para entender el conflicto armado colombiano. Es un estudio sobre la violencia en Colombia. El informe es un metarrelato que busca dar “cuenta de más de 50 años de conflicto armado en nuestro país”. Además “revela la enorme magnitud, ferocidad y degradación de la guerra librada y las graves consecuencias e impactos sobre la población civil”. “El informe gira en

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torno a la construcción de memorias emblemáticas de la violencia y de sus resistencias” (Informe ¡Basta ya!, p. 14) El Basta Ya es un estudio con profundos matices políticos que hacen del informe un texto parcializado. Es un texto ideológico, más no científico. En general, los estudios del CNMH son ideológicos. O sea que aquí se pone en tela de juicio su contenido científico. El CNMH ha construido un contexto donde ubica a las memorias de las víctimas y dicho contexto fue hecho con un sesgo político, lo cual deja a los investigadores ciegos para tocar el tema sin prejuicios. El CNMH no produce textos científicos, ya que por un lado no tienen una metodología ni los elementos epistemológicos para sustentar todas sus afirmaciones, y por otro lado, su principal insumo, es decir las memorias de las víctimas, son la fuente con más problemas y más dudosa para poder sostener y darle validez científica a una investigación. Cabe preguntarse si los relatos pueden conducir a la producción de trabajos científicos. Se puede sustentar un trabajo científico en los relatos de las víctimas. Hasta qué punto es la entrevista la que produce el recuerdo y en ese sentido determina la memoria. Por eso es posible que la construcción del relato sea inducida por el investigador. El CNMH tiene la metodología de escoger casos emblemáticos, los cuales son terribles masacres que ocurrieron a lo largo del conflicto. Esta situación parece dejar de lado las víctimas que no hacen parte de dichas masacres sino de acciones pequeñas, lo cual puede dar para una jerarquización. Esta jerarquización también se refuerza en el hecho de diferenciar a las víctimas dependiendo del grupo o grupos de donde venga la afrenta o violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Hay una estratificación de las víctimas lo cual produce estigmatización. Dicho informe también lleva a la desinformación y hay una cierta manipulación de la verdad. Se plantea que es un relato que se aparta, explícitamente, por convicción y por mandato legal de la idea de una memoria oficial del conflicto armado. Sin embargo, se podría decir que ha pasado lo contrario, pues la memoria histórica realizada por el CNMH se puede entender como memoria oficial, ya que se ha convertido en la memoria hegemónica del conflicto. En este sentido el ¡Basta ya! y en general el CNMH no integra, sino que estigmatiza y es excluyente, por lo cual se genera una fractura, y no integración ni reconciliación. El CNMH sostiene que solo puede haber reconciliación a partir del esclarecimiento: “La reconciliación o el reencuentro que todos anhelamos no se puede fundar sobre la distorsión, el ocultamiento y el olvido, sino solo sobre el esclarecimiento. Se trata de un requerimiento político y ético que nos compete a todos” (p. 16). En este punto se puede criticar que se quiera una reconciliación sobre un mero esclarecimiento. A dicho esclarecimiento hay que darle un sentido, es decir, se debe esclarecer para algo concreto y ese algo debe ser el perdón. Se le hace un favor flaco a la construcción de la nación si solo se escribe una memoria para el esclarecimiento. La memoria histórica no solo debe servir para esclarecer, sino para la reconciliación, la proyección del futuro, para construir la identidad y la unidad de la nación.

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La memoria histórica debe ayudar a integrar y a reconciliar a la sociedad. No debe olvidar el CNMH que no basta con hablar de memoria y reparación, si ambas no se ponen en el horizonte de la reconciliación y de la paz (Hoyos, G). En este sentido, el CNMH no orienta sus trabajos hacia el perdón y la reconciliación, sino a promover el resentimiento y llevar a los victimarios hacia la justicia retributiva.

La imposibilidad de explicar las causas del conflicto por medio de la memoria de las víctimas El CNMH se propuso analizar la diversidad de victimizaciones provocadas por las distintas modalidades de violencia, de grupos y sectores sociales victimizados, de agentes perpetradores, de temporalidades y de regiones del país. Para el esclarecimiento histórico y la comprensión de las causas de la guerra se optó por documentar casos emblemáticos, entendidos como lugares de condensación de procesos múltiples que se distinguen no solo por la naturaleza de los hechos, sino también por su fuerza explicativa (Informe ¡Basta ya!, p. 19). Como se puede observar, el CNMH intenta a través de las memorias de las víctimas explicar las causas y efectos del conflicto. Esto genera una duda de si es posible a través de las memorias de las víctimas conocer las causas del conflicto. En nuestra opinión consideramos que no es posible. La sola visión de las víctimas es insuficiente para dar cuenta de las causas y orígenes del conflicto y a lo sumo sirven para explicar los efectos del conflicto. El CNMH se equivoca ya que no es posible que se pretenda encontrar las causas solo a partir de la memoria de las víctimas. Por lo tanto, es necesario que las causas y efectos del conflicto se vean también desde la memoria de otros actores y confrontando con otros actores. A esto debe sumarse que normalmente una víctima del conflicto no tiene un contexto de las acciones o del conflicto y solo va a centrar su relato en aquel acto injusto que no logra entender. La anterior posición se refuerza en el hecho que las memorias de las víctimas no garantizan por sí solas el derecho a la verdad, sino solo una parte de él. En este caso deberían pesar mucho más las declaraciones de los victimarios para esclarecer los hechos. Es indispensable confrontar la memoria de las víctimas frente a los relatos de los victimarios, ya que es posible que solo la visión de las víctimas solo sirva para explicar el hecho dañino en sí, pero no las causas que originaron el daño. No se trata entonces de la verdad de las víctimas, sino de la verdad que puedan aportar los victimarios. La verdad de los victimarios es clave e incluso condiciona la posibilidad de rebajas de penas dentro de la justicia transicional. Resaltar los horrores vividos por las víctimas no lleva necesariamente a garantizar la verdad, sino a difundir las atrocidades que tuvieron que vivir. En definitiva, la memoria histórica de las víctimas debe ser confrontada con la memoria de los victimarios para así conocer lo que realmente pasó. La memoria histórica es una parte del derecho a la verdad de las víctimas que busca resaltar y dignificar a las víctimas contando sus relatos de los horrores vividos.

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No obstante, debe diferenciarse el relato de los hechos de la verdad de por qué ocurrieron los hechos. En este sentido, las víctimas no conocen las causas, sino los victimarios. Ahora bien, para entender la memoria de los victimarios se debe analizar el contexto y las representaciones sociales de lo que se puedan llamar victimarios. Los relatos de las víctimas son insuficientes para conocer el derecho a la verdad. Por eso, a pesar de que el CNMH busca con su trabajo reconocer, visibilizar, dignificar y humanizar a las víctimas son compromisos inherentes al derecho a la verdad y a la reparación y al deber de memoria del Estado frente a ellas, es posible que el CNMH haya excedido su mandato y esté instrumentalizado las memorias de las víctimas para intentar explicar a través de ellas las causas y orígenes del conflicto. Dicha instrumentalización puede llevar a una revictimización. Finalmente, se puede plantear la pregunta sobre qué se puede observar y qué se puede prender de las memorias de las víctimas. Sin lugar a dudas, el punto central son los efectos del conflicto. Cómo esto golpea a la población. A las víctimas deben dignificarse a través de la divulgación de sus relatos pero no se les puede poner encima la carga de que intenten explicar las causas del conflicto.

Las Fuerzas Armadas y el ¡Basta ya! El informe ¡Basta ya! ha sido fuertemente criticado por no hacer justicia con las Fuerzas Armadas, es decir, con los hombres y mujeres que la conforman, ya que su rol en el marco del conflicto es representado como ser simples o meros represores y perpetradores de los más horrorosos crímenes contra los derechos humanos y contra el derecho internacional humanitario. La Fuerza Pública queda, según el informe ¡Basta ya!, ante la sociedad y ante el mundo como actores abusivos en el marco del conflicto armado interno31. El ¡Basta ya! desmoraliza y desdibuja a la tropa. Se generan problemas hacia afuera y hacia adentro. Estigmatiza la labor de la Fuerza en el marco del conflicto. Asimismo desinforma no solo a la opinión pública nacional e internacional, sino también al interior de la Fuerza. El informe ¡Basta ya! también ha generado problemas familiares para algunos miembros de nuestra institución, quienes han sido confrontados por sus propios hijos y han sido increpados y responsabilizados de ser terroristas de Estado.32 Se necesita una memoria histórica para la reconciliación de la sociedad colombiana. Sin embargo, el informe ¡Basta ya! no contribuye a la reconciliación. Prueba de 31. Véase Palabras del señor General de Aire Juan Guillermo García. Conversatorio de la Fuerza Pública con el CNMH. Residencia del señor Embajador de Suiza, Bogotá, 11.10.2016. 32. Véase Palabras del señor General de Aire Juan Guillermo García. Conversatorio de la Fuerza Pública con el CNMH. Residencia del señor Embajador de Suiza, Bogotá, 11.10.2016.

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lo anterior son los efectos que ha generado dicho informe sobre las Fuerzas Armadas de Colombia. La institución no está conforme con muchas de las afirmaciones y conclusiones del ¡Basta ya!, en especial los miembros activos consideran que para que haya una reconciliación se debe mostrar las cosas como fueron, libres de las consideraciones y prejuicios de los investigadores del CNMH y cruzando y validando la información que ahí se presenta33. La idea es que se digan las cosas de manera más amplia y se cambie la conclusión de que la fuerza solo ha hecho represión. Se quiere que se hable de las cosas buenas que ha hecho la institución en el marco del conflicto. Dentro de un Estado como el colombiano, donde se plantea la tesis de que Colombia es más territorio que Estado, se requiere mostrar y resaltar todo el aporte de las Fuerzas Armadas para construir el país y el Estado. La memoria histórica debe legitimar a la fuerza pública en el posconflicto, ya que esto supone que el Estado va a tomar un mayor control del territorio, es decir, que la Fuerza Pública tiene mucho aún por aportarle a la construcción del Estado a través de asegurar el monopolio de la fuerza. La fuerza va a seguir construyendo el Estado con la ampliación del control territorial. El problema para la Policía y las Fuerzas Armadas en general es que dicho informe (¡Basta ya!) parece encaminado a convertirse en la memoria dominante del conflicto colombiano. Esta afirmación se sustenta en el hecho de que el informe ha sido aceptado por parte de la literatura especializada como el informe válido de la radiografía del conflicto colombiano. Asimismo, el informe ha ganado credibilidad a nivel nacional e internacional e incluso se ha convertido en un texto de consulta y exposición en los colegios y universidades del país. Ante la anterior situación, se hace imprescindible la construcción de una memoria histórica alternativa a la memoria hegemónica o dominante del CNMH y además poner sobre la mesa que no puede existir una sola memoria del conflicto armado en Colombia, sino que existen varias memorias, las cuales pueden ser incluso opuestas entre sí. Es indispensable que la institución también pueda construir su propia memoria o contramemoria. Por todas las anteriores razones es que la Fuerza Pública pide una reedición del ¡Basta ya!. El país necesita un Basta ya incluyente, justo, objetivo, ecuánime y sin prejuicios. Nosotros queremos contribuirle a la paz, no desde el negacionismo de los errores cometidos, sino a partir de asumir responsabilidades que nos correspondan34. Sin embargo, no podemos aceptar todas las afirmaciones infundadas que tiene el texto. Nosotros estamos dispuestos a ayudar a esa reedición, en la cual esperamos ver también a nuestras víctimas. Esperamos que las informaciones sean confrontadas y sin 33. Véase Palabras del señor General de Aire Juan Guillermo García. Conversatorio de la Fuerza Pública con el CNMH. Residencia del señor Embajador de Suiza, Bogotá, 11.10.2016. 34. Véase Palabras del señor General de Aire Juan Guillermo García. Conversatorio de la Fuerza Pública con el CNMH. Residencia del señor Embajador de Suiza, Bogotá, 11.10.2016.

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sesgos políticos. La idea es que se digan las cosas de manera más amplia y se cambie la conclusión de que la fuerza solo ha hecho represión35.

Conclusiones 1. La memoria histórica es una forma de construir el pasado para proyectarlo hacia el futuro en un marco de reconciliación y perdón. Jurídicamente es entendida como los relatos de las víctimas del conflicto armado interno. Es en especial para dignificar a las víctimas. 2. La memoria histórica del conflicto armado colombiano debe servir para la reconciliación de país. No debe ser utilizada para buscar culpables y en ese sentido para ser una memoria retributiva. No, lo que se necesita es una memoria que dignifique a las víctimas pero que a la vez sirva para explicar, entender, sanar las heridas y continuar hacia adelante, hacia la reconciliación y el perdón. 3. La memoria de las víctimas no sirve para explicar las causas del conflicto colombiano, sino los efectos del mismo. Intentar explicar las causas a partir de la memoria implica una instrumentalización de las memorias para la construcción subjetiva de un contexto donde las Fuerzas Armadas son presentadas como meros perpetuadores de crímenes contra los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. 4. Existe una tensión entre las Fuerzas Armadas y el ¡Basta ya! en especial porque este estudio quiere mostrar a las Fuerzas Armadas como meros actores represivos dentro del Estado. Es necesario entonces la construcción de una memoria alternativa que le dé a la fuerza su verdadera posición dentro del conflicto y como constructores del Estado.

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Halbwachs, M (2004). La memoria colectiva. Traducción de Inés Sancho-Arroyo Zaragoza, España. Prensas Universitarias de Zaragoza. Hoyos, Guillermo. (2012). El perdón es de lo imperdonable. En: Periódico el Tiempo de Colombia. 23 de octubre de 2012. Le Goff, (1991). El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona, España, Ed. Paidós. Palabras del señor General de Aire Juan Guillermo García. (2016). Conversatorio de la Fuerza Pública con el CNMH. Residencia del señor Embajador de Suiza, Bogotá, 11.10.2016. Riaño, P. (1999). Recuerdos metodológicos: el taller y la investigación etnográfica. Estudios sobre las culturas contemporáneas. Universidad de Colima, México: 143-168. Rueda, J. (2013). “Memoria histórica razonada”. Una propuesta incluyente para las víctimas del conflicto armado interno colombiano. Historelo Revista de Historia Regional y Local ISSN: 2145-132X (vol 5, No. 10) julio – diciembre. Schwelling Birgit, (2015). Erinnerungen an den Zweiten Weltkrieg und die nationalsozialistische Gewaltherrschaft im wiedervereinigten Deutschland Überlegungen zu einer postheroischen Erinnerungskultur und ihren Herausforderungen Eröffnungsveranstaltung, 5. Juni 2015, Zentralmuseum des Großen Vaterländischen Krieges. Torres, J. (2013). “La memoria histórica y las víctimas”. Jurídicas. no. 2, vol. 10, pp. 144166. Manizales: Universidad de Caldas.

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LA CONSTRUCCIÓN DE UN CONCEPTO DE MEMORIA HISTÓRICA La Reflexión a partir de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega Dr. Luis Felipe Vega Juan Sebastián Vega36

Resumen Muchos esfuerzos se han realizado para definir un axioma transversal en la construcción de la memoria. Quizás ese reto queda más complicado cuando se hace desde la mirada militar del conflicto, pues su visión puede ser tentada al reproche y a la crítica, pero si esta se hace ajustando muchas de las teorías sobre la memoria, se encuentra que la memoria histórica militar es el insumo fundamental para una posible comisión de la verdad. Para este trabajo la Memoria será entendida más allá que una herramienta de implementación para la construcción de hechos, es decir, la memoria como acción política y factor “explícito” de la reivindicación.

36. Luis Felipe Vega es profesor asociado de la Facultad de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Javeriana, Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Leipzig en Alemania. Juan Sebastián Vega es Estudiante de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, integrante del semillero de investigación Posconflicto y Memoria Histórica.

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Abstract Many efforts have been made to define a transverse axiom in the construction of memory. Perhaps that challenge becomes more complicated when it is done from the military perspective of the conflict, because its vision can be reproached and criticize, but if this is done by adjusting many of the theories about memory, it is found that military historical memory is the fundamental input for a possible commission of truth. For this work Memory will be understood beyond an implementation tool for construction of facts, that is, memory as a political action and “explicit” factor of claim.

Zusammenfassung Es gibt viele Versuchen, um ein trasversales Axiom für den Aufbau der errinerung zu bestimmen. Vielleicht ist die Herausforderung noch komplizierter, wenn aus dem Militärsicht des Konflikts getan wurde, weil ihre Vision unter Verdacht genommen wird. Trotzdem ist die aus der Armee Konstruktion von Errinerung wenn es theoretisch ist von großer Bedeutung und eventuell wichtige Input für die Wahrheitskommission. Diese Arbeit versteht die Errinerung nicht nur als ein Werkzeug für den Bau von Tatsachen, sondern auch eine politische Aktion und als Faktor vom Anspruch.

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La experiencia que orienta este trabajo de rastreo epistemológico, a partir de los trabajos de investigación que se adelantaron durante el 2016 en la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, tiene como horizonte una pregunta que se lograba palpar en los relatos, las conversaciones, las frases y dinámicas grupales; pregunta sin duda inspirada en la entrevista hecha a Michel Foucault en el año de 1981 concerniente a tratar de explicar el porqué unos hombres iban a la guerra a morir por otros. Tal vez, a primera vista la pregunta advierte una respuesta un tanto obvia, y se argüirán sentimientos y valores un tanto más metafísicos como el honor, etc. Así las cosas, las preguntas que orientan esta intención epistemológica tratando de escapar a las quintaescencias y volver a ellas es: ¿si durante el 2003 y el 2013 los hombres y mujeres que fueron miembros de esta unidad de combate, decisiva para la inflexión de la guerra contrainsurgente en el sur del país, tuvieron otra opción de vida distinta a la de ir a la guerra por otros?, ¿fueron acaso motivados solamente por una situación de contexto sociopolítico o económico como oferta laboral? En síntesis, ¿existe algo detrás de un telón histórico en el que estos sujetos sociales elaboran su propia interpretación del país y de una comprensión material del compromiso con otros? Estas preguntas son un punto de partida a este capítulo. Por ello, el tratar de hacer un a epistéme que se sitúe no a partir de las experiencias, sino que busque sus procedencias en sentido genealógico de Nietzsche37 (Ursprung), es el muy pretensioso objetivo de estas páginas.

Contexto a la formulación de una posición epistemológica Durante el transcurrir de la última década, diferentes estudios referidos a la construcción de la paz han sido situados a partir de la construcción de memoria histórica, para comprender la intensidad y la profunda problemática que se ha llevado a cabo en el transcurso de la historia colombiana, Dichos procesos han surgido dentro de un contexto de violencia generalizada y una época de matanzas, secuestros y extorsiones hacia la población, factores mucho más concentrados en el triángulo establecido entre los departamentos del Meta, Caquetá y Guaviare. A la par que estos procesos de violencia fueron construyendo sus relatos, se hizo determinante revisar el mecanismo propio de su indagación. En este orden de ideas, cuál sería el dispositivo para hacer una suerte de genealogía de los mecanismos explicativos de sus causas. La memoria histórica, en este orden de cosas, trata de indagar y dar solución a estos problemas, buscando la no repetición de dichas violencias, así como los esfuerzos para que se conjuguen la temporalidad y la compleja delimitación espacial de dichos eventos, los cuales sustentan la principal 37. Entiéndase la diferencia propuesta entre Ursprung (es la procedencia del origen, de la cepa, de la fuente) y Herkunft (procedencia de alcurnia o de estirpe). La nota es de los autores.

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característica que se delimita a lo largo de los hechos históricos, referidos de una manera causal-efectual, proponiendo así la explicación de fenómenos (Koselleck, 1999, p. 218). La proposición de memoria tiende a generar malestares y a desagregar ciertos aspectos característicos del contexto en que se vive, por consiguiente las condiciones estructurales de la experiencia como forma prolongada de mitificar y contextualizar la memoria es de vital importancia a la hora de complejizar los fenómenos que se caracterizan de esta, por lo tanto, el contenido que prosigue a los fenómenos que dan el carácter de memoria son divididos en bloques de contenido que funcionan como difusores y separadores de información, referidos a sujetos-individuos, colectivos-movimientos, grupos, etc. Muchos trabajos han tratado de recoger estas preocupaciones. Artículos y ensayos han propuesto un axioma teórico de la “Memoria”: Elsa Blair, quien (2011) publicó un ensayo titulado “Memoria y poder(des)estatalizar las memorias y (des)centrar el poder del Estado”, del mismo modo, trabajos centralizados en una producción psíco-social, como el llevado a cabo por Alejandro Castillejo (2005): “Memoria, silencio y acción psicosocial reflexiones críticas sobre recordar en Colombia”. Estos son dos de los trabajos que consideramos contienen sendos esfuerzos para poder centrar un concepto de la memoria a partir de las violencias. El factor esencial de estos esfuerzos denota la construcción de sujetos colectivos y estructuras de movimientos de contenidos y de experiencias partiendo de una connotación reflexiva; Catalina Umprimny, en relación con la justicia transicional y su marco legal aborda el tema: “Saberse algo de memoria en el proceso transicional colombiano” de otro modo, está también el trabajo de María Aguilar Peña: Las Farc la guerrilla campesina, 1949-2010: ¿ideas circulares en un mundo cambiante? Así mismo, la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación adelantó y dio a conocer informes sobre las masacres de Bojayá, Trujillo, El Salado, La Rochela, etc. Por tanto, se produjo trabajos centrados en las historias y anécdotas de individuos particulares sobrevivientes de estos hechos. Algunos trabajos, como el de David Arteaga, diluyen el contenido denso de estos individuos y los esquematiza de una forma fáctica de ver, como se muestra en su propuesta investigativa “Entre la memoria y el olvido un análisis desde la perspectiva del individuo víctima del conflicto armado colombiano”, o el trabajo propuesto por Omar Huertas: “Colombia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos: recuperación de la memoria histórica , 1995-2006”. El método utilizado en gran parte de estas obras con base historiográfica, advierte una composición densa y tomada de una dialéctica en común (contraposición de actores como sujetos colectivos que en su contraposición producen relatos de verdad). La visión del contexto entonces se centra en la determinación objetiva de un autor que juega un rol implícito en la historia; de esta manera, esta se denomina como Memoria de las violencias sobre los sujetos colectivos periféricos o vulnerables a los acontecimientos violentos que tienen lugar en la confrontación de los conflictos armados. La composición de estas confrontaciones se ve afectada de diferentes maneras, con la

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no-visibilidad o el ocultamiento estatal a cargo de la historia en general demarcada por los actores ganadores que predominan la visión objetiva de esta (Gursin, 2010, p. 89). La acción política de estas minorías responde a la capacidad de “reclamar justicia”, es decir, la Memoria entendida más allá de una herramienta de implementación para construcción de hechos, es decir, la memoria como acción política y factor “explícito” de la reivindicación. Por lo tanto, la apreciación de las imágenes de memoria colectiva con una capacidad pragmática en términos de justicia y resistencia a la violencia determinada como una herramienta con propósitos de buscar culpables e inducir un señalamiento a los actores que se enfrentan constantemente y que reproducen la violencia, institucionalizada como función de defensa (FF.MM.) y movimientos contrainsurgentes al Estado mayor como (Las FARC-EP). La construcción de responsabilidad es importante para la composición de los discursos sobre Memoria Histórica, estos últimos recurrentemente son víctimas del error de la generalización por agregación institucional y crean una parcialidad en su contenido, no porque no se piense en una historia de la objetividad, sino por una carencia de comprensión de la memoria institucional. Esta ausencia deja comprender las etnografías arriba descritas, y por ende que la producción de la violencia en Colombia ha sido una recurrencia sistémica. Maurice Halbwachs (2010a) introduce la importancia de comprender estos fenómenos colectivos, entendiendo la memoria como un proceso separado de la historia, y haciendo referencia a una memoria nacional constituida por diversos agentes y actores para su entendimiento en su libro “La mémoire collective”. A este tenor, actores como el FF.MM. y minorías campesinas, sociales y culturales responden a la proposición de Halbwachs (2010b), pero no recuperan los mecanismos y las dinámicas expuestas en los intereses de las élites políticas, las cuales juegan como actores importantes en la problemática de la violencia y determinantes en su rol político de las mismas. Asimismo, las dinámicas de cooptación son ocultadas de este campo, con lo cual la importancia de la Memoria Histórica se ve distorsionada respecto a su objetivo principal y se diluye como un instrumento de creación de paz, sosteniendo que es indispensable para la composición transparente de ésta, la formulación de la verdad como herramienta legítima para constituir un proceso razonable y equitativo. La percepción que se le da a la verdad solventa la posibilidad de solamente reparar a las víctimas de la violencia mediante una serie de marcos históricos y no mediante la construcción del desempeño y evolución de los actores implicados para entender su participación, la implementación de sus procesos internos y la necesaria resignificación política del Estado (Le Goff, 1981, p. 93). Es importante entender la concepción de lo que ha significado el concepto de memoria histórica hasta ahora. Aunque la composición histórica es importante para el esclarecimiento de los hechos, identificar a los responsables y saber las condiciones en la que se dio el conflicto armado colombiano inducen medios explicativos a las características primordiales del conflicto; sin embargo no esclarece objetivamente el discurso institucional de éste, más bien se entiende como una mirada externa a él. Las causas y el desarrollo del conflicto, como se mencionaba anteriormente, carece de

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un discurso institucional amplio y con pluralidad, ya que se entiende a generalizar las subjetividades que manejan los actores institucionales, donde se le da más relevancia al concepto de víctima-victimario por encima de temas centrales como por qué el involucramiento masivo de actores centrales de la sociedad civil y la aplicación causal de su participación como actores relevantes del conflicto, independientemente de su culpabilidad (Gauck, 2000, p. 117). Por lo tanto, este proceso restringido para algunos actores institucionales dio hincapié a una construcción teórica, razonable y colectiva sobre el rol y responsabilidad en el conflicto por parte de las Fuerzas Armadas, puesto que si bien no han sido ellos los que delimitan y construyen sus objetividades, establecen el recurso de la memoria institucional que permite garantizar ampliación de objetividades, pendientes en la misma explicación de las causas del conflicto. Sin embargo, dicho relato institucional aun está ausente en los trabajos de memoria, por lo que no se puede dar buena cuenta del orden explicativo de las causas del mismo. Esto quiere decir que se ha impuesto una visión de las Fuerzas Militares poco transparente y de cierto modo ineficiente de su misión y cumplimiento como brazo legítimo del Estado para el uso de la fuerza como defensa, haciendo de las interpretaciones sobre su rol un tanto parcializados, con pocas diferenciaciones a la hora de esclarecer su papel como actor relevante (Ibíd.: 117). La no aplicación de la apertura teórica a las Fuerzas Militares deriva en un problema de legitimidad a sus actos, ya que no se pueden ver explicados de manera objetiva, además de estar desvinculadas en los procesos de reproducción de las mismas construcciones sobre la verdad del conflicto. Por tanto, la propuesta para crear y pensar una memoria histórica sobre el rol de las Fuerzas Militares a partir de las experiencias de la Fuerza de Tarea conjunta Omega, debe ser operacionado por un propio modelo de memoria histórica, que delimita un carácter institucional en donde, por supuesto, se asuman las víctimas del conflicto, sin olvidar las transacciones y arreglos institucionales que explican en forma macro las multicausalidades de la violencia en Colombia. En síntesis, la memoria histórica debe pensarse por ende como un conjunto transversal de causalidades que puedan sostener el peso del Estado en sus campos institucionales, más allá de ser una memoria de señalamiento y culpabilidad (Brieskorn, 2008, p. 143). En efecto, se debe implementar un carácter de auto-reconocimiento y pedagogía sobre la participación en el conflicto, reconociendo los hechos pero mostrándose como un actor que igualmente es un agente transformador de dicho conflicto en paz. La ausencia de la lectura anterior ha llevado precisamente a que hasta ahora se adelanten la construcción de narrativas institucionales desde las Fuerzas Armadas, y debido a su brevedad, ha limitar las posibilidades de construir y una comprensión histórica más pluridimensional y rica en argumentos para consolidar una visión con carácter participativo por todos los actores que integran el conflicto, adjudicándoles incapacidad objetiva para reconocer su involucramiento como actor estatal. Por siguiente, el resultado principal es la construcción de memoria histórica, principalmente

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de tendencias descriptivas etnográficas de sujetos históricos y la usencia de relatos institucionales que asuman las responsabilidades sobre los orígenes de las violencias. Intelectuales alemanes han mostrado estos peligros antes descritos. Aleida Assman: “Soziales und kollektives Gedächtnis”, al igual que los trabajos adelantados por los grupos de investigación de la Universidad de Konstanz respecto a la “Conciencia Colectiva” (Kollektives Bewusstein), han sido determinantes para establecer la necesidad de una comprensión institucional colectiva como principio hermenéutico. Por otra parte la importancia del olvido, en especial lo referido a la necesidad de saber lo que se debe olvidar; como lo plantea el Dr. Harald Homann de la Universidad de Leipzig (Kulturwissenschaften), en relación con la muerte y los asesinatos en el caso de Armenia y Turquía. En relación a lo anterior se encuentran dos retos más para la reconstrucción de una memoria histórica institucional con una participación directa del Estado y de las Fuerzas Armadas. El primero, ligado a la aceptación de que se tiene un conflicto con la participación de un actor institucionalizado, respaldado y partícipe del Estado; por otro lado encontramos un actor no institucionalizado que tiende a institucionalizarse en el proceso dadas las particularidades territoriales y sociales del conflicto armado colombiano, implicando un reto para la construcción de memoria histórica, dado que si el Estado no logra la capacidad de incluirse como el constructor de dicha memoria corre el riesgo de perder legitimidad y autonomía dentro de su capacidad de gobernar. El segundo, referente a que no se puede pensar a las Fuerzas Armadas como un actor externo al estatal en donde haya una separación entre estos dos. Las Fuerzas Armadas son un aparato institucional inmerso en el estatal y deben ser pensadas dentro de la legitimidad y campo del Estado como un todo. No son un actor independiente del conflicto que necesite del arbitraje de un tercero. En consecuencia, según lo anteriormente desarrollado, la manera de concebir la memoria histórica debe estar ligada a una propuesta institucional que abarque lo colectivo y proponga la participación directa del Estado con las Fuerzas Armadas en el conflicto como un actor que vive y hace parte de él en cumplimiento con sus funciones pero enmarcado en un desarrollo de los hechos que debe ser explicado autónomamente (Sandl, 2005. p. 92). Además, la construcción de memoria histórica, debe ser aquella colectividad en donde no prime el señalamiento y la culpabilidad (estudio que ya ha sido debatido y realizado), sino en donde no se adjudique un Estado como actor que privilegie un sesgo particular de los hechos del conflicto colombiano. La construcción de memoria histórica para el futuro de una Colombia sin conflicto debe ser institucionalizada igualando al Estado con la sociedad civil (tanto directamente afectada como no), para el éxito de procesos duraderos de paz que primen la revisión del aparato estatal, la vinculación del mismo en el conflicto, y la consumación de una rendición de cuentas por parte de este. Una memoria histórica no institucionalizada es una memoria histórica que no implica ni articula al Estado y corre el riesgo de no tener el peso suficiente para sanar heridas y re-educar a una sociedad que tiende a olvidar su pasado.

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Trasposición de experiencias y producciones conceptuales de la memoria en la experiencia de la FUTCO Cuando la memoria de una serie de hechos ya no tiene como soporte a un grupo -ese mismo grupo que estuvo implicado o que sufrió las consecuencias, que asistió o recibió un relato vivo de los primeros actores y espectadores- cuando se dispersa en algunos espíritus individuales… los pensamientos mueren, los escritos permanecen Maurice Halbwachs, Memoria colectiva y memoria histórica. Para construir un concepto atribuible a la “Memoria Histórica Militar” que sustente una base vertebrada como institución y fuerza, se deben interpretar las visiones individuales en cada sector organizado, batallón, división, etc. La estructura de la Memoria Histórica Militar velará por un procedimiento formal, escrito y con bases sólidas a partir de sus experiencias militares, misiones y objetivos trazados por el propio Estado, los relatos de batalla, sus bajas en combate y la intensidad de la batalla, construirán un contexto tipificado por ellos, los combatientes que luchan día tras día en territorios colapsados por la violencia, devastado por grupos insurgentes y desvalorados por un Estado con visiones muy centralizadas. En procura de establecer un horizonte referenciado a la producción de un concepto sobre la “Memoria Histórica Militar”, que agregue de manera centralizada las imágenes, representaciones sociales, lenguajes y otras formas de producción de oralidad (Ricouer, 2000, p. 101), manteniendo las dinámicas institucionales particulares de cada una de las diferentes Fuerzas que componen el conglomerado explícito en el texto constitucional entendido como Fuerza Pública, propendan a dar cuenta de una fenomenología del conflicto que relacione diversas observaciones o mejor percepciones de una constelación de eventos singulares y experiencias particulares desde unas subjetividades específicas, se anotan las indagaciones y comprensiones que se traducen en el trasfondo de las experiencias vividas en la Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Así, lo primero que ha denotado la experiencia en la Fuerza de Tarea Conjunta Omega (FUTCO) tiene como referencia de producción un mecanismo de reproducción y formación de sistemas de valores y de creencias sociales, los cuales se encuentran como base de las dinámicas de composición de una memoria colectiva, ésta no por aglutinamiento de voces o de imágenes y relatos que a manera de epopeya tratasen de establecer un origen inmemorial de la nación, sino como esquema de relaciones de poder que en forma reticular atraviesan las formas mismas de relación y de producción de discursos sobre “lo estatal”, “lo legítimo”, “lo institucional” (Brieskorn, 2008, p. 144). En este sentido, la construcción de la memoria histórica militar durante los últimos 13 años de operaciones con los que cuenta la existencia de FUTCO, tienen como referencia obligada la necesaria recuperación de enunciados como conjuntos de oralidades

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que a manera de archivo logren visibilizar una suerte de genealogía de las instituciones políticas en Colombia, y junto a ello, y por ello, el uso anteriormente explícito del término fenomenología, en tanto hermenéutica de la evolución de las formas de la democracia. En síntesis a este punto, la memoria histórica de FUTCO es el devenir de la memoria de las Fuerzas Armadas a través de los conjuntos de enunciados propios de las experiencias individuales y colectivas de sus miembros, además de sus regularidades38, una particular lectura de una gramática de las instituciones en Colombia, su evolución y los procesos de su construcción colectiva. De esta manera, la experiencia de FUTCO establece dos planos de reproducción interpretativa institucional; por una parte, se permite la recomposición interna, esto es, el establecimiento de los contenidos de sentido propios como institución que redefinen sus identidades colectivas no solo bajo el marco de delimitación constitucional explícito en el artículo 217, sino de sus imaginarios y representaciones sociales sobre su tarea, misión, deber y rol social e histórico; y por otra parte, como un segundo plano, la comprensión y develación desde su comprensión y memoria de la evolución del Estado de Derecho y la comprensión de la democracia. Ahora bien, en lo referente a este primer plano de producción es indudable que la composición de la Memoria Histórica pase necesariamente por la apropiación del concepto de memoria colectiva propio de la sociología, éste como factor no solo metodológico sino de anclaje al presente; asimismo, advierte la necesidad de acudir a las herramientas propias del enfoque histórico crítico, el cual también advierte en la disciplina histórica su propia composición y absorción metodológica respecto a la exegética en el manejo de fuentes y documentos (Le Goff, 1981, p. 92). El uso jurídico de la “Memoria Histórica” es de reciente connotación, puesto que como enunciado aparece en tanto unidad conceptual reciente en la ley 52/2007 que lleva el mismo nombre, aprobada por el parlamento español en relación con los delitos de la dictadura de Francisco Franco durante siglo XX. En cuando a unidad conceptual el uso del término no es meramente nominal, él advierte en sí mismo una pretensión política para la reconciliación de sus dos orígenes antagónicos procedentes; es decir, memoria e historia (Ricouer, 2000, p. 104). Así, la intencionalidad política se convierte en una mediación explicativa de la relación entre memoria e historia, y a la vez en punto de partida para el origen de un nuevo concepto. De manera que el termino “histórico” no puede ser asumido como un simple adjetivo calificativo de la memoria, sino como una capacidad de método sobre la interpretación de eventos y fenómenos sociales en el pasado reciente. 38. A este respecto, Gilles Deleuze comenta a Michel Foucault: “Para cada enunciado existen ‘emplazamientos’ de sujeto, muy variables por otro lado. Pero, precisamente porque diferentes individuos pueden ocuparlos en cada caso, el enunciado es el objeto específico de un cúmulo según el cual se conserva, se transmite o se repite. El cúmulo es como la constitución de un stock; no es lo contrario de la rareza, sino un efecto de esa misma rareza. También sustituye a las nociones de origen y de retorno al origen: como el recuerdo bergsoniano, el enunciado se conserva en sí mismo, en su espacio, y vive en la medida en que ese espacio subsiste o es reconstituido”.

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Acorde con lo anterior, la intencionalidad política que orienta la composición de la Memoria Histórica advierte dos elementos políticos esenciales que deben ser tomados en cuenta para el desarrollo de este trabajo particular; esto es, la definición que para un concepto de Memoria Histórica en la FUTCO son indispensables; ellos son, por una parte, Transición y por otra, Reconciliación. La transición entendida como la reducción de los espacios de violencia por acciones de los grupos armados al margen de la ley de forma constante a espacios de ampliación de la convivencia –entendida como una transición a la paz–, mantienen en forma latente, la ampliación del reconocimiento de divergencias, mejor diferenciaciones sociales, a partir del reconocimiento de las mismas. Sin duda, esta voluntad de reconocimiento de dichas divergencias, así como la ampliación de los espacios para su reconocimiento, es entendida en el marco democrático como una voluntad colectiva para la superación de la violencia; in situ, una definición por vía negativa de la paz. Así, esta comprensión no necesariamente deviene una definición de la paz de aquello que no es, sino desplaza la comprensión de “la paz” como condición material y fáctica para la generación de una nueva cultura política, a aquello que no es reconocimiento de las diferencias, lo que de suyo ya advierte una transformación de los conflictos sociales gracias a la posibilidad del reconocimiento como cultura y voluntad política de una sociedad. De igual modo, la reconciliación se entiende como respeto al pluralismo; esto, sin duda, establece un punto de partida para revisar los eventos de las violencias referidas al pasado reciente, pero particularmente –aunque puede sentirse como un es­fuerzo interpretativo del texto–, delinea al mismo tiempo la intención política del Estado para instaurar una esfera de reconocimientos acorde con la concepción “social” que como unidad política y jurídica integra y de la que establece competencia.

Ubicación de la Memoria Histórica en el caso colombiano De acuerdo con Steve Stern, la memoria, tanto la colectiva como la personal, es el resultado de experiencias políticas y sociales. El ser humano no nace con una memoria; este la construye a lo largo de la vida por medio de las interacciones que tiene con los otros individuos y con el medio. Por eso, el carácter social de las memorias se hace evidente cuando reconocemos que los seres humanos pueden recordar sin compartir esos recuerdos con otros sujetos. Sin embargo, esos recuerdos, a pesar de ser muy personales, muestran una serie de experiencias que se escriben en ‘marcos interpretativos’ que les conceden un sentido. Esos marcos interpretativos no son del orden individual u personal, sino que responden a procesos colectivos e institucionales (Erll, 2011, p. 32). La memoria histórica en Colombia empieza a desarrollarse de forma directa, luego de la promulgación de la Ley de 975 –Justicia y Paz– en el año 2005. Es entonces como en manos de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación se generan

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una serie de lineamientos en donde se promueve la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición a las víctimas del conflicto armado colombiano. Asimismo, se da un proceso de esclarecimiento de la verdad sobre las ocurrencias vividas a lo largo del conflicto, por medio de un proceso de reconstrucción del pasado en manos de los actores principales del conflicto, tanto víctimas como perpetradores. Este tipo de herramienta fue criticada al centrarse mayormente en la rendición de cuentas de los miembros de los grupos armados y no otorgarles a las víctimas unos espacios para que contasen su versión de la historia, en donde quedaba aislado el punto de “Verdad”. Es pertinente, ya que la experiencia cotidiana del terror y el miedo a los cuales se ven enfrentados tantos colombianos hace que sumado a la falta de un relato histórico serio, se contemple la historia como una mera sucesión de hechos. Hechos que no han sido periodizados, y de los cuales no se ha hecho memoria y que condenan a repetir los errores una y otra vez (Nora, 1984). Es por eso que las narrativas que pretenden hacer memoria se basan en una historia repetitiva que muestra siempre una misma violencia o fuerza bárbara que escapa del control de todos. Siendo entonces el presentismo una categoría central de la experiencia que va a la par de la discontinuidad temporal, cambiando el universo de cada persona sin necesidad que el o los momentos determinados creen memoria, sino –tristemente– olvido. Este panorama cambia seis años después, con la Ley 1448 –Víctimas y restitución de tierras– donde se crea el Centro de Memoria Histórica en el cual se empieza a llevar a cabo una serie de procesos más sistemáticos y organizados para tratar los temas de la memoria histórica de Colombia. Estos procesos van enfocados más hacia las comunidades y sus víctimas, para que estas cuenten su verdad y se determinen los responsables de los actos cometidos. De igual forma, se observa que por medio de la Ley 1448 se da un punto de inflexión hacia la víctima, esto en cuanto a que se toma como actor principal necesario para garantizar y promover la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, dentro de los procesos de justicia transicional. De igual forma, se esclarece el concepto de víctima, en donde a partir del 10 de junio de 2011 todas aquellas personas que hayan sido víctimas de hechos violentos a razón del conflicto armado colombiano desde el 1 de enero de 1985, tienen el derecho y todos los mecanismos disponibles para su disposición a inscribirse en el Registro Único de Víctimas para obtener los beneficios de la ley. Es entonces como se desarrolla una metodología para obtener los testimonios de los sobrevivientes, dejando de lado a los otros actores del conflicto, grupos al margen de la ley y FF.MM. Esto en razón de que la ley es exclusiva para las víctimas y gira en torno a sus necesidades. Del mismo modo, existen una serie de procesos para el archivamiento y documentación de los relatos, estos están diseñados para preservar las “huellas físicas” del pasado de forma pertinente para buscar y utilizar la información que allí se encuentra registrada ((Koselleck ,1981, p. 94). Es por ello que se usan las estrategias del Archivo Histórico Surafricano y de la Memoria Abierta Argentina con el fin del cuidado y futuro uso.

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Se destacan también las técnicas en documentación específicamente en la utilización de listas y conteos, y finalmente prácticas conmemorativas y ceremonias. Por consiguiente, el propósito de los archivos es que queden los registros necesarios que ayuden a las víctimas a relatar lo ocurrido y a mostrarle al país lo que aconteció y como se vivió, en esto siempre se vela por el respeto a sentimientos que tiene la víctima, como a la comunidad para evitar revictimizaciones de algún tipo. De acuerdo con lo anterior, se puede notar que, a pesar de las intenciones de legitimar los testimonios de las víctimas, es importante también incluir a otros protagonistas del conflicto armado, como por ejemplo a las FF.MM, ya que estas se encuentran igual de inmersas en los acontecimientos como las víctimas y de la misma forma tienen relatos igual de certeros que merecen ser contados. Si bien se debe buscar por una verdad y una reparación, es importante notar que hay diferentes verdades, lo cual hace aún más necesario escuchar a todas las voces del conflicto por igual. Esto no va a silenciar otra voz, pero si va a permitir unas garantías de no repetición más sólidas, ya que va a haber una sociedad más cohesionada por los hechos que ocurrieron (Welzer, 2002, p. 119). Es importante resaltar que los relatos, vengan de la posición que vengan, deben velar por identificar a la persona como un individuo de la sociedad y no como el individuo parte de la organización; de esta manera va a haber un mayor sentido de apropiación de los relatos en la sociedad. De igual forma, lo que se debe buscar con la construcción de la memoria es ser un ‘imperativo público’ que se exteriorice en políticas estatales, las cuales logren una vinculación colectiva, ya que dentro de las dinámicas del conflicto armado las víctimas no son las únicas dentro de lo ‘colectivo’. A continuación, se abordará el concepto de memoria colectiva y de objetividad histórica para definir el plano conceptual de lo que se entiende por Memoria Histórica Militar, ello en procura de establecer las condiciones de método así como las metodologías de recolección, falsación y validación.

Condición espacio-temporal del concepto Ante la inevitable carga política y social que trae consigo la memoria histórica, habría que ubicar –de manera muy kantiana– las condiciones espacio temporales del fenómeno, a suerte de una estética trascendental que permitiera de forma a priori, como un conjunto de categorías, definir las condiciones en las que se producen los fenómenos históricos (Buckley/Zistel, 2013, p. 37). En este orden de ideas, lo que se pretende de dicha forma de objetividad debe suponer un lugar de producción del fenómeno, y para esto, para pensar la objetividad desde unas categorías propias como verdad, revelación, memoria y representación, el inicio o punto de partida ineluctable es la producción histórico normativa de la institucionalidad militar como topología de la memoria del conflicto desde un momento del Estado. Para introducir y rastrear esta topología, es prudente atender una cita de Rafael Núñez (1886) anterior a la guerra de

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1885 que expresa de manera específica aquello que se entenderá después como condición institucional en términos formales de reglas: La revoluciones nos han arruinado moral y materialmente. Algunas reformas políticas ideadas con la mira de detener su desarrollo, les dieron por el contrario impulso. La arbitraria división del orden en general y local fue la más infeliz de tales reformas, toda vez que por su influencia y bajo sus auspicios, la calamidad de la guerra se hizo endémica como el cólera morbo en las orillas del Ganges, Y la República quedó convertida en circo de gladiadores. “En Colombia se ha organizado la anarquía”, dijo un ministro norteamericano. A otro le hemos oído manifestar lo siguiente: Aquí (en Colombia) no hay más que dos cosas en orden: El Ejército y el Clero; es decir, dos elementos disciplinado, sujetos a reglas en su modo de hacerse sentir: “Todo lo demás se retuerce estérilmente en el vacío del caos (Núñez, 1886, p. 433).

Al citar los comentarios hechos por Núñez en el año de 1883 publicados en Cartagena el 4 de noviembre en el diario El Porvenir bajo el título de: “La Paz”, deja a la vista una primera y muy importante proposición para entender la función de establecer un centro de gravedad objetual a la tarea misma de la memoria histórica de la Fuerzas Armadas, esta puede ser resumida en que el diseño y desarrollo de las instituciones políticas39 que va a gestarse a partir de la Constitución de 1886 y que estará como matriz necesaria para comprender las formas de relación existentes entre las prácticas de violencia irregular (ilegalidad) y el desarrollo de una suerte de cultura política primigenia estaría referida a las comprensiones de reconocimiento y orden, como categorías anteriores a la idea misma de la democracia. Es interesante que en el diseño de lo que se entenderá como la arquitectura republicana, la imagen de desorden o de una crisis permanente está a la base de la producción irregular de violencias. Ello, si bien no pone una imagen desastrosa del orden político, sí al menos advierte que existen unas confrontaciones de intereses político e ideológicos que se catalizan a través de violencias irregulares, y por ende, el mecanismo de referencia, en términos de estabilidad, según lo citado por Núñez de las palabras de un Ministro norteamericano, advierte que la referencia que se hace para establecer algún basamento eficiente de política interior, en procura de dinamizar la política exterior, se encuentra institucionalmente adscrita al clero y al ejército en tanto puntos de referencia institucionales en medio de la incapacidad de acuerdos políticos. Así las cosas, se 39. Para este respecto se quiere asumir una definición de institución hecha por Douglas North en su trabajo titulado; Institutional change a framework of analysis. “Institutions consist of formal rules, informal constraints (norms of behavior, conventions, and self imposed codes of conduct) and the enforcement characteristics of both. The degree to which there is an identity between the objectives of the institutional constraints and the choices individuals make in that institutional setting depends on the effectiveness of enforcement. Enforcement is carried out by the first party (self imposed codes of conduct), by the second party (retaliation), and/or by a third party (societal sanctions or coercive enforcement by the state). Institutions affect 3 economic performance by determining (together with the technology employed) transaction and transformation (production) costs.”

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puede advertir que el ejército es el punto de referencia, para este caso, de una suerte de punto de partida institucional. Si bien se podrá objetar a favor y en contra sobre la anterior afirmación, es claro, siguiendo a Thibaud (2003), que aquello que es inobjetable es la relevancia del rol del ejército en la conformación de ideal republicano y de manera importante en una suerte de reproducción de las instituciones a manera de estructura moral o nacional. Establecido este punto de partida como una motivación al acto mismo de pensar en la emergencia de un concepto propio de Memoria Histórica en las Fuerzas Militares de Colombia, es indispensable desagregar el rol funcional de dicha institución como lineamiento referencial para la elaboración de la historia. En efecto, es necesario ubicar institucionalmente a las Fuerzas Militares como punto de referencia no solo de la comprensión de la vida republicana a partir de la Constitución de 1886, sino como mecanismo, bien de imitación o de diferenciación en relación con la comprensión de la democracia a partir de 1991. No puede referirse la democracia solamente a partir de una diferenciación que se hace de sectores sociales y grupos organizados en relación con el rol institucional de las Fuerzas Armadas en el sistema político colombiano, por más que los argumentos y las referencias a hechos empíricos validen una suerte de tesis en las que se trate de establecer que dicho rol fue contrario a la promoción y protección de los derechos individuales; esto debido a que otros sectores sociales operarán por identificación, y verán en rol como necesario y éticamente fundador de la democracia y de las condiciones éticas para el desarrollo de la misma (Ibíd.). Así, cualquiera que sea el punto de partida para entablar la discusión sobre la finalidad ética de las prácticas institucionales de las Fuerzas Militares, estas establecen el punto de partida para hablar de la evolución de la democracia y los procesos necesarios para garantizar las libertades y derechos fundamentales de los individuos en Colombia; centro de gravedad que se ha mencionado anteriormente, que establece y define esta comprensión misma de la memoria histórica. Para ganar agregación a la proposición anterior, es fundamental avizorar una condición de consistencia que fortalezca la tarea de indagar posteriormente las condiciones epistemológicas intrínsecas a la concepción de la memoria histórica de las Fuerzas Armadas. A este respecto, es indispensable advertir que la Fuerza Armada está a la base de la formación del Estado y de la ciudadanía. En el título IX de la Constitución de 181140 en los artículos 1 y 2 se encuentran una primera referencia de la anterior afirmación: El objeto de la Fuerza Armada es el de defender al Estado de todo ataque y toda irrupción enemiga, evitar conmociones y desórdenes en lo interior, y celar el cumplimiento de las leyes (…) Por tanto, todo ciudadano es soldado nato de la patria mientras que sea capaz de llevar las armas, sin distinción de clase, estado o condición; y nadie puede eximirse del servicio militar en las graves urgencias del Estado cuando peligra la patria. 40. http://www.cervantesvirtual.com/portales/constituciones_hispanoamericanas/

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De igual modo, en la Constitución de 1830 en el artículo 105 se expresa la no deliberancia de esta en función de garantizar la subordinación al poder ejecutivo, lo cual se reitera en la Constitución de 1832 en el artículo 169. Si bien la delimitación de funciones institucionales desaparece en la Constitución de 1843, 1853, 1858 (para la Confederación Granadina), 1863; reaparece en el artículo 166 de la Constitución de 188641, y se consolida en el artículo 217 de la Constitución de 1991, la que observa: La Nación tendrá para su defensa unas Fuerzas Militares permanentes constituidas por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Las Fuerzas Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional. La Ley determinará el sistema de reemplazos en las Fuerzas Militares, así como los ascensos, derechos y obligaciones de sus miembros y el régimen especial de carrera, prestacional y disciplinario, que les es propio.

Dicho esto, se puede establecer de manera eficiente una síntesis para sostener la proposición sobre el rol de las Fuerzas Militares en la construcción institucional del Estado y, por ende, el necesario ejercicio de construir su memoria histórica referida al conflicto armado de inicio de mitad de siglo XX; a saber: que la memoria histórica de las Fuerzas Militares de Colombia es una parte de la memoria del Estado de Derecho colombiano respecto al conflicto armado, la cual explica la motivaciones, orientaciones y especificidades según su naturaleza institucional en el uso legítimo de la fuerza, en relación con el uso de la violencia ilegal por actores armados al interior del territorio nacional, como mecanismo de aireación de los conflictos sociales, sean sus razones variadas (pobreza, concentración de la riqueza, corrupción, clientelismo político-electoral, etc.), respecto a la incapacidad institucional del Estado para atender los derechos fundamentales de la población. Es decir, las causas “objetivas” del conflicto no son causas “objetivas” de la naturaleza, rol y función de las Fuerzas Armadas. Así, lo que debe ser examinado es el ejercicio responsable de dicho rol en el marco del ejercicio de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Así, una de las maneras necesarias para reconstruir una “imagen”42 de este rol institucional en relación con una suerte de evolución de la democracia es la composición misma de la topografía de la memoria de las Fuerzas Armadas en el desarrollo del conflicto 41. http://www.cervantesvirtual.com/portales/constituciones_hispanoamericanas/ 42. Concíbase el concepto de imagen como representación a la manera comprensiva de Schopenhauer. (cita) §17: “Ciertamente, por lo que respecta a la representación abstracta, el concepto, este se nos dio a conocer también en su contenido en la medida en que recibe todo su contenido y significado exclusivamente de su relación con la representación intuitiva, sin la cual seria carente de valor y vacio. Así pues, al centramos plenamente en la representación intuitiva pretenderemos llegar a conocer también su contenido, sus determinaciones próximas y las formas que nos presenta. En especial nos importara obtener una explicación sobre su verdadero significado, sobre aquella significación suya que comúnmente es solo sentida y en virtud de la cual esas imágenes no pasan ante nosotros como algo totalmente ajeno y trivial como por lo demás habría de ocurrir, sino que nos hablan inmediatamente, son comprendidas y cobran un interés que ocupa todo nuestro ser.”

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armado colombiano; en especial, el lugar de producción de los discursos éticos, asumiéndolos como los conjuntos de creencias y valores que determinaron la toma de decisiones43, así como las representaciones singulares, propias de las experiencias particulares y personales, que desarrollaron de la sociedad cada uno de los miembros de Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Policía en el entretejido normativo institucional. En este orden de ideas, la relación entre la comprensión de la ciudadanía y la formación del Estado se encuentra atravesada por estas creencias y representaciones de la sociedad44. A este respecto, se advierte a partir de esas experiencias particulares que pueden ser concebidas como una multiplicidad de singularidades que expresan el devenir del desarrollo de la democracia. Para entender las Fuerzas Militares y su rol en el conflicto armado durante siglo XX es indispensable asumirlas como una condición política conjunta a las demás instituciones del Estado; esto por dos razones que pueden concebirse determinantes: 1) las acciones operativas de las Fuerzas Armadas para la defensa de las libertades individuales y la seguridad tanto en el marco de la constitución de 1886 primero y, posteriormente en la Constitución de 1991, fueron determinadas por un sistema formal de regulaciones (institución democrática), que jurídicamente observaron responsabilidades diferenciadas, pero sin duda interdependientes; 2) que dichas decisiones fueron producidas por los actores políticos elegidos bajo las condiciones formales de la democracia representativa, en el marco institucional de reglas, en la que los miembros de las Fuerzas Armadas no se determinaron como decisores políticos directos –anótese, no deliberación de las Fuerzas Armadas en la historia constitucional colombiana. Así, en efecto, la revisión del rol histórico constitucional establece sus pretensiones de validez en tanto que rompe con una idea dogmática de verdad general, criterio ético este propiciado por la intencionalidad del Estado colombiano a través de las Fuerzas Armadas, sino un conjunto agregado de visibilidad de experiencias sistematizadas sobre el conflicto con pretensiones de objetividad por la consistencia interna del método (Gauck, 2000, p. 129), así la emergencia de “La Verdad” de la memoria de las Fuerzas Militares sobre el pasado reciente del conflicto, advierte las representaciones que –desde las singularidades de las experiencias de individuos de43. Es necesario anotar el trabajo de Guzmán que define con claridad la cultura política como conjuntos de creencias y valores: “el contexto normativo dentro del cual la política ocurre. Este contexto incluye los ideales, creencias, valores, símbolos, historias, y los rituales públicos que unen a las personas y los dirigen en la acción común. La acción política entonces emana de la cultura política, es una reflexión de los ideales de aquella cultura y refuerza sus fronteras normativas” (Guzmán, 2008). 44. En este sentido Vega (2012: 96-99), adelanta una relación entre la forma moral del ejército y los mecanismos de producción de ciudadanía: “Bolívar selbst war sich dieser Funktion, dieser Vereidigung aller Mitglieder der Bevölkerung auf die Nation, “Estos señores piensan que la voluntad del pueblo es la opinión de ellos, sin saber que en Colombia el pueblo está en el ejército, porque realmente está, y porque h conquistado este pueblo de manos de los tiranos; porque además es el pueblo que quiere, el pueblo que obra, y el pueblo que puede; todo lo demás es gente que vejeta con más o menos malignidad, o con más o menos patriotismo, pero todos sin ningún derecho a ser otra cosa que ciudadanos pasivos” (…) Die Rolle der Armee im 19. Jahrhundert ist in den Worten von Amados (1880): “En las democracias el soldado no es por tanto un instrumento pasivo del poder de un amo. Es el pueblo armado para defenderse contra toda injusta agresión, y para dar ejemplo de respeto y subordinación parcial y colectiva, a los pueblos que obedecen, y a los funcionarios que mandan lo que ordena y dispone la voluntad general”.

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terminados por su propia condición espacio-temporal– establecen un horizonte de comprensión y visibilidad sobre las causas y formas de producción de las violencias (legítimas acorde con las determinaciones de derecho e ilegitimas), manteniendo como validez la consistencia interna del mismo relato verificada por la triangulación de otras fuentes que eviten el anacronismo y la ideologización. De esta manera, “La Verdad” de la memoria histórica es definida como unidad que explica las condiciones de realidad de las acciones de los individuos pertenecientes a las Fuerzas Militares, no como una realidad auto-referida, sino como una realidad en sentido relacional, “producida” como fruto de la condición dialógica entre los diversos participantes.

A manera conclusiva: Hacia una epistemología de la Memoria Institucional de las FF.MM. En este orden de ideas, una epistemología de la memoria debe ser abordada en procura del intento de asumir los diversos espacios y narrativas que se emplazan como soportes de diferenciación del trabajo histórico, esto debido a la vertiginosidad de las presentaciones que de las narrativas sobre eventos y actores se hacen a través de los medios de comunicación y sus vinculaciones con los procesos identitarios que se establecen en grupos y asociaciones de individuos que, proyectándose, procuran establecer una suerte de identidad nacional o, al menos, la imagen colectiva de un sustrato de aquello que puede ser re-conceptualizado bajo el manto del uso del término Nación (Nora, 1984). El factor central de los ejercicios de la memoria enfila sus baterías en la función social que tiene esta; ello en el plano de garantizar espacios de reconciliación en una sociedad fragmentada por las violencias (Seydel, 2014, p. 192). Así, el uso social de la memoria advierte la condición de una construcción colectiva que determina nuevos contextos sociales e históricos, superando aquello que queda sujeto al museo o al conjunto propio de publicaciones sobre eventos del pasado reciente, es decir, avanzar hacia un horizonte de superación de aquello entendido como memoria cultural. Así, se plantea una premisa fundamental para definir algunos sustratos –que sin pretensiones metafísicas, al menos explícitas y conscientes –, establecería los elementos que procuran la adquisición de conocimiento e investiga los fundamentos, límites, métodos y validez del mismo (Brieskorn, 2008, p. 140); sobre la base de que dicha premisa no es otra que la diferenciación de la memoria histórica del trabajo mismo del historiador, la cual, según advierte Kanststeiner (2002), observa la interacción de tres factores; 1) los marcos intelectuales y culturales que establecen todas nuestras representaciones sobre el pasado, 2) los constructores de dicha memoria y sus criterios de selectividad de eventos, 3) la clara definición de los destinatarios de dicha memoria como constructores de un presente, que para nuestro caso no advierte otro horizonte sino el de la reconciliación. De este modo, bajo esta conjunción, la verdad pierde su

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horizonte de condición absoluta en sentido metafísico, y a la vez, rompe la pretensión si se quiere dogmática del relato de la memoria individual. Para finalizar, esta experiencia de la FUTCO hace pensar que no puede concebirse un uso del término memoria histórica, sino que se sitúa en un espacio concebido como fenómenos colectivos que se expresan en un conjunto de relatos individuales, y por tanto, dicho proceso de recolección debe advertir una suerte de composición reticular de los relatos desde las particularidades hacia aquello que define como conciencia popular, que para nuestro uso debe ser nominado de nuevo bajo el término de conciencia colectiva.

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MEMORIAS INDIVIDUALES, MEMORIA COLECTIVA Y REPRESENTACIONES SOCIALES Diseño metodológico de la Investigación para la construcción de la Memoria Histórica de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega Roberto García Alonso, PhD.

Resumen La memoria histórica debe estar ligada a una propuesta institucional que abarque lo colectivo y proponga la participación directa del Estado, a través de las diferentes instituciones públicas, sean estas nacionales, regionales y locales. Una memoria histórica que incluya las Fuerzas Armadas y la propia sociedad civil, como actores que viven y hace parte del conflicto de manera permanente. La reconstrucción de una memoria histórica institucional con una participación directa del Estado y de las Fuerzas Militares se enfrenta al reto de contribuir a la reconstrucción del tejido social, confianza y posibilidades de reconciliación de un largo conflicto armado irregular que ha generado un alto número de víctimas.

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Abstract Historical memory must be linked to an institutional proposal that encompasses the collective and proposes the direct participation of the State, through the different public institutions, be they national, regional and local. A historical memory that includes the Armed Forces and the civil society itself, as actors who live and are part of the conflict permanently. The reconstruction of a historical institutional memory with direct participation of the State and the Military Forces faces the challenge of contributing to the reconstruction of social fibers, confidence and possibilities of reconciliation of a long irregular armed conflict that has generated a high number of victims.

Zussamenfassung Die historische Erinnerung müss an einen institutionellen Vorschlag verknüpft werden, welcher die kollektive ständige und direkte Beteiligung des Staates, durch die verschiedenen öffentlichen nationalen, regionalen und lokalen Einrichtungen bedeckt. Man braucht eine historische Errinerung, die die Streitkräfte und die Zivilgesellschaft als Akteure und ein Teil der bewaffneten Konflikt enthält. Die Rekonstruktion eines institutionellen Gedächtnisses mit direkter Beteiligung des Staates und der Streitkräfte steht vor der Herausforderung, wieder das sozial Gefüge, das Vertrauen und die Möglichkeiten der Versöhnung von einer langen unregelmäßigen bewaffneten Konflikten zu fördern.

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Introducción La Memoria Histórica en Colombia ha sido entendida en términos de la memoria de las violencias ejercidas sobre determinados grupos poblaciones y construida sobre la base de la generación de la capacidad de las víctimas de “reclamar justica”. En efecto, en su página 14 establece que “es indispensable desplegar una mirada que sobrepase la contemplación o el reconocimiento pasivo del sufrimiento de las víctimas y que lo comprenda como resultante de actores y procesos sociales y políticos también identificables, frente a los cuales es preciso reaccionar” (CNMH, 2013, p. 14). En efecto, se busca la producción de contenidos históricos buscando el señalamiento y la culpabilidad de los actores, en aras de un ejercicio de transparencia y de derecho a la verdad. El horizonte de partida de este ejercicio de construcción de la Memoria Histórica Militar parte del siguiente objetivo: ligar la memoria histórica a una propuesta institucional que abarque lo colectivo y proponga la participación directa del Estado, a través de las diferentes instituciones públicas, nacionales, regionales y locales, sin excluir las Fuerzas Armadas y la propia sociedad civil, como actores que viven y hace parte del conflicto. La reconstrucción de una memoria histórica institucional con una participación directa del Estado y de las Fuerzas Armadas se enfrenta al reto de contribuir a la reconstrucción de tejido social, confianza y posibilidades de reconciliación de un largo conflicto armado irregular que ha generado alto número de víctimas. En este sentido, la construcción de memoria histórica debe ser pensada con un doble objetivo, primero que sirva para sanar heridas y re-educar a una Colombia que tiende a olvidar su pasado, segundo que mire necesariamente hacia el futuro de una Colombia sin conflicto, de manera colectiva en donde no prime el señalamiento y la culpabilidad, sino donde no se permita un Estado como actor que ‘desmemorialice’ los hechos del conflicto colombiano ni se excluya a nadie del proceso. Sin embargo, dicha memoria histórica se ha dado desde y por las víctimas generando una narración de los acontecimientos en donde el discurso institucional no ha tenido cabida, y en particular de las Fuerzas Armadas. Por un lado, con cierta dosis de razón, esto ha implicado para las Fuerzas Armadas una construcción de memoria histórica colectiva en donde no tienen voz propia, porque no han sido ellos, sino otras instituciones o sectores de la sociedad los que han construido su historia. Urge por tanto incorporar a las Fuerzas Militares en este proceso no solo como objeto de la memoria, sino como actores activos en su construcción, no hacerlo les hurta la posibilidad de pensarse como actores del conflicto con un involucramiento y desarrollo personal en el marco de su acción constitucional y como brazo legítimo del Estado para el uso de la fuerza. Más allá o no del reconocimiento de sus responsabilidades en el marco del conflicto implica quitar la capacidad a las Fuerzas Armadas y por tanto al Estado de proponer una memoria histórica desde su propia mirada del conflicto. Las implicaciones de lo anterior para la institucionalidad del Estado podrían ser muy importantes

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dado que primero, se le quita la legitimidad al discurso de las Fuerzas Armadas, y segundo, las hacen ver desvinculadas de un Estado y del actuar de este en el marco del conflicto armado. La investigación emprendida en este libro se propuso la recolección de las historias, experiencias en la guerra y vivencias de las Fuerzas Militares. Este es un trabajo largo y complejo, es por ello que surge la necesidad de emprender un primer acercamiento, a partir de grupos, comandos y unidades de gran número de hombres y relevancia dentro del conflicto para así ir recogiendo la información que sus miembros tienen para ofrecer. A razón de lo anterior, se creyó pertinente empezar por la Fuerza de Tarea Conjunta Omega (FUTCO), por su importancia en el combate a los grupos guerrilleros del país, así como también por ser la única fuerza de tarea conjunta en el país. En este sentido, en este capítulo nos planteamos las bases de un método y un diseño de investigación que nos ayude a descubrir los marcos y representaciones sociales, cognitivos, evaluativos y afectivos de los miembros de las Fuerzas Militares de Colombia, y como estos interpretan y comprenden la realidad que les rodea. Para hacerlo procederemos del modo siguiente, en una primera parte y sobre la base de la rica y compleja literatura de la psicología social situaremos los procesos de construcción de Memoria Histórica en la esfera propia de la identidad, entendida esta como constructo social. Para ello, nos apoyáremos en los conceptos de memorias autobiográficas y en la idea de construcción social de la memoria, lugar donde advertiremos la importancia del concepto de representaciones sociales. Este concepto será de enorme utilidad en la medida en que nos permite identificar los parámetros bajo los cuales los individuos recuerdan y retoman sus experiencias al ser parte de un grupo y cómo la memoria que surge de ellos de forma individual se complementa y retroalimenta con la colectiva (Prieto, 2012). En una segunda parte, se planteará el marco epistemológico y metodológico de la investigación, sobre la base del constructivismo. Llegados a este punto, habremos sentado las bases para la reconstrucción de los marcos sociales, cognitivos, evaluativos y afectivos de la memoria de los miembros de las Fuerzas Militares, que nos ayudarán en la tarea no solo de reconstruir los relatos del conflicto sino de proveer de sentido y valor las acciones y proyectos de vida de los soldados, oficiales y sub-oficiales.

Las memorias como insumo para la construcción de la Memoria Histórica Ricouer y Neira, en su trabajo La memoria, la historia, el olvido, divide el problema de la construcción de la Memoria en tres dimensiones distintas: el debate acerca de la memoria, la epistemología de las ciencias históricas y la hermenéutica de la condición histórica. Ricouer introduce en sus análisis la figura de los intereses del historiador,

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de las instituciones de la sociedad en general, mostrando cómo los intereses en y las necesidades de historia en el individuo, la comunidad política y la comunidad profesional están profundamente relacionados en la configuración de lo que entendemos por historia. Ricouer utiliza los términos en inglés, story y history. A su juicio, el tiempo humano es el resultado del entrecruzamiento de los relatos de ficción (story) y la historia (history), o en términos individuales entre memoria e imaginación (términos que ya acuño en “Tiempo y Narración”). En este sentido, la relación entre ambas radica necesariamente en la distinción entre re-figurar y de re-describir el relato. Tanto es así que para Ricouer desde el punto de vista cognitivo no habría diferencia entre la memoria y la imaginación. La distinción está en “qué” se recuerda y cómo se recuerda. Si el problema de la construcción de la memoria histórica radica en los procesos de re-construcción del pasado, consecuentemente el problema del método radica en garantizar la fidelidad del relato al mismo, dirigidos a señalar aquello que se recuerda o no se recuerda, siempre mediado por las intenciones del investigador al acercarse a ese pasado. Desde este punto de vista, ningún evento del pasado es un hecho que pueda ser sometido a un proceso de objetivación progresiva, sino que son siempre eventos bajo interpretación. En este sentido, el problema de la reconstrucción del pasado no está en la ordenación cronológica de los acontecimientos, sino en que eventos son dignos o no de ser contados. De este modo, el problema del método se sitúa no en encontrar “datas”, sino en la construcción de protocolos de recogida descriptiva de las vivencias y del significado de los acontecimientos y hechos del pasado.

Identidad, memoria selectiva y representaciones sociales Una problematización del concepto de memoria debería ayudarnos no solo a clarificar de qué hablamos cuando hablamos de memoria histórica, y sobre todo, podría proporcionar bases para la formulación de la construcción de la memoria histórica militar. Siguiendo a Glynos, J., & Howarth, D. (2007), procederemos a la problematización del concepto de memoria. Para ello, analizaremos someramente, desde la perspectiva de la psicología cognitiva, los fundamentos de la memoria humana a fin de configurar un marco teórico desde el cual abordar la construcción de la memoria histórica. La fuente principal para este objetivo son las memorias autobiográficas, esto es la memoria de los sucesos vividos personalmente. Gracias a esta memoria podremos recuperar a través del ejercicio de recuerdo consciente por parte de los sujetos, las experiencias del pasado personal que ocurrieron en un momento y en un lugar específico. Pues bien, a este respecto conviene aclarar algunos aspectos esenciales de la literatura psico-social. Y es que “la memoria es un fenómeno biológico, cerebral, que adquiere dimensiones mentales o cognitivas en tanto en cuanto nuestra conducta presente es influenciada por nuestras experiencias pasadas” (Vargas, 2008, p. 55).

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A este respecto es preciso distinguir la memoria como proceso de la memoria como contenido. Y es que, una cosa es la memoria como capacidad o facultad de registrar, organizar, consolidar y recuperar información de todo tipo, y otra cosa distinta lo que tales sistemas registran y representan, conservan y nos devuelven cuando la situación lo requiere (contenido). A este respecto, la memoria como proceso está regida por tres procesos básicos: codificación, almacenamiento y recuperación. Llamamos codificación a esa transformación inicial de los estímulos en un formato que pueda ser analizado y representado, esto es, percepción e interpretación de la realidad. La consecuencia de una buena codificación es que la información quedará retenida o almacenada en la memoria. Por último, para que un sistema de memoria sea eficaz debe poder recuperar la información almacenada cuando ésta sea requerida. Se habla entonces de recuperación, o de recordar, de evocar, de reconocer o de cualquier otra manifestación de lo conservado en la memoria a través del pensamiento o de la acción (Cfr. Vargas, 2008). En relación con el conocimiento almacenado en nuestra memoria hemos de señalar que podemos distinguir dos formas básicas de conocimiento: procedimental y declarativo. El conocimiento procedimental –o no-declarativo– se refiere al repertorio de reglas y destrezas que nos permiten movernos adecuadamente en el mundo y que se manifiesta a través de la acción; mientras que el conocimiento declarativo hace referencia al conocimiento objetivo (hechos y eventos) acerca del mundo, que podemos traducir a proposiciones verbales o imágenes mentales, esto es, que podemos declarar (Vargas, 2008, p. 60). La memoria declarativa incluye dos grandes sistemas de memoria: la memoria episódica y la memoria semántica (Tulving, 1972). La memoria episódica o autobiográfica es la memoria para los sucesos vividos personalmente. Es esta la principal fuente de nuestra investigación ya que gracias a esta memoria podemos recuperar de manera consciente las experiencias de nuestro pasado personal que ocurrieron en un momento y en un lugar específico. Respecto a nuestra capacidad de registrar, organizar, consolidar y recuperar información (memoria como proceso) la literatura ha marcado el carácter selectivo de la memoria (Craik & Lockhart, 1972). Este carácter selectivo viene mediado en gran parte por la enorme influencia de la emoción sobre los procesos de atención y memoria, así como por la fuerte influencia que el contexto social y terceras personas pueden jugar en este proceso –lo que algunos autores han llamado construcción social de la memoria (Bartlett, 1932). En primer lugar, gran parte del proceso de atención y memoria viene fuertemente influenciado por el estado de ánimo y emocional. La codificación es congruente con nuestro estado de ánimo, así como nuestro recuerdo, al tiempo que se demuestra que la memoria en última instancia es dependiente del estado de ánimo. Es por ello que los contenidos con mayor carga emocional se recuerdan mejor. Las emociones intensas, positivas o negativas, mejoran la memoria de los detalles principales, pero dificultan la de los detalles secundarios. El estado emocional presente en el momento de recordar o rememorar influye en la medida en que se recuerda más fácilmente la información

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congruente con nuestro estado de ánimo (Forgas, 1995)45. Adicionalmente, algunos autores han demostrado que los efectos del estado de ánimo positivo son más fuertes que los de estado de ánimo negativo (Blaney, 1986). En parte porque la información que provoca reacciones emocionales positivas suelen ser más difíciles de ignorar, mientras que los estados alterados de conciencia conducen a procesos mayores de desechar, poner en segundo plano, e incluso olvidar, aquello que tiene un significado más “doloroso” para nosotros (Cfr. Williams y Banyard, 1999). En segundo lugar, la memoria está fuertemente influenciada por el contexto social. En 1932, el psicólogo británico Frederic Bartlett puso ya su énfasis en “la construcción social de los recuerdos” (Bartlett, 1932). Una cosa es la memoria, como sistema, que es un fenómeno básicamente individual, y otra muy distinta el proceso de recuperación, el proceso de recordar o de evocar las experiencias personales de nuestro pasado, que es un proceso reconstructivo que ocurre generalmente en un contexto social y que está necesariamente determinado tanto por las vivencias pasadas de quien recuerda como por innumerables factores del contexto social en el que se recuerda. Nuestro estado de ánimo o afectivo en el momento en que recordamos o nos preguntan, o el contexto donde se vive o se recuerda condiciona lo que recordamos. La memoria autobiográfica juega una función social fundamental. La literatura señala que contamos a otros nuestro pasado, o nos lo contamos a nosotros mismos, por tres razones básicas: 1) comprendernos a nosotros mismos46; 2) generar o provocar la empatía en los que escuchan nuestra historia47; y 3) nos ayuda a planificar nuestra conducta presente y futura48 (Cfr. Vargas, 2008, p. 64). En resumidas cuentas, nuestra memoria solo guarda aquello que ha sido percibido, en otras palabras, no se conservan todos los acontecimientos sino solo aquella porción del mundo que en un momento y un lugar determinados resulta significativo para nosotros. Todo lo demás pasa inadvertido, no recibe nuestra atención y no es analizado (Craik & Lockhart, 1972). Al tiempo, cuando se comparte un recuerdo personal con alguien que no estaba presente en el episodio recordado, la narración ya no solo tiene una función informativa porque supone dar a conocer al oyente información sobre el narrador y su mundo; sino algo mucho más importante, compartir recuerdos con alguien que sí estuvo presente tiene más una función de “vinculación social” o de sentirse parte de un grupo (creación de identidad)49. 45. Es por eso que los psicólogos hablan de memoria congruente con el estado de ánimo. En este sentido, la congruencia se da entre el estado emocional que se tiene en el momento de recuperar la información y en el sentido (valencia) positivo o negativo de la información que se recuerda (Lloyd & Lishman, 1975). 46. Esto supone en gran medida la base para la construcción de un yo individual (el núcleo de la identidad personal) y el mantenimiento de su integridad y continuidad a lo largo de la vida (autoconcepto). 47. Por lo que hablaremos más tarde de la función social o comunicativa del recuerdo (identidad relacional) 48. Toda vez que la pertenencia a un grupo nos ayuda a comportarnos de modo que nos permite tener buenas relaciones sociales. 49. En el punto sobre la relación específica de la función social de la memoria con el carácter traumático de algunos de estos recuerdos, algunos psicólogos llegan a señalar que en muchos casos la superación real del trauma solo será posible si a la víctima se le permite narrar sus experiencias, porque cuando cuenta a otros la historia de

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El recuerdo de pasados traumáticos Conviene ahora que nos detengamos brevemente en considerar algunos aspectos relacionados con la atención y el recuerdo de eventos traumáticos, esto es con una alta carga emocional negativa. La consideración de un trauma nos sitúa en un escenario bastante más complejo. Aun cuando las evidencias empíricas no son concluyentes sobre la exactitud, fragmentación y coherencia de los recuerdos de sucesos traumáticos por parte de las víctimas (Cfr. Yuille y Cutshall, 1986; Wagenaar y Groeneweg, 1990), lo cierto es que sí hay evidencias de que pueden darse procesos de represión, disociación (Eisen y Goodman, 1998) e incluso “falsas memorias” (Brainerd, y Reyna, 1996; Ackil, y Zaragoza, 1998). Primero, porque la existencia de experiencias traumáticas para el sujeto en el pasado suelen venir asociadas a estados alterados de conciencia que condicionarían el procesamiento de la información, produciéndose alteraciones en la capacidad del sujeto de enfrentarse a los sucesos y afectando así a la manera percibir y procesar la información (disociación). Segundo, porque la existencia de traumas no solo afecta nuestra capacidad de procesamiento de información, sino también a la capacidad de recordar lo sucedido. Aunque las formas de afrontar los traumas difieren enormemente entre los individuos, la mayor parte de las ocasiones suelen conducir a poner en segundo plano, e incluso llegar a olvidar, esto es reprimir aquello que tiene un significado más “doloroso” (represión). Tercero y por último, hay evidencias que muestran que en ocasiones, ya sea cognitiva o inducidamente, puede facilitar el surgimiento de falsos recuerdos. Llamamos recuerdo falso o memoria falsa a todo reporte memorístico de información en el que hay parcial o total diferencia con los hechos de interés. La literatura distingue dos tipos básicos de falsos recuerdos: los espontáneos e implantados. Estos falsos recuerdos, entendidos como pequeñas desviaciones de forma o a verdaderas modificaciones de significado de los hechos vividos, pueden obedecer a procesos psicológicos internos, generalmente debidos a estados alterados de conciencia (stress) que alteraron la capacidad del individuo de percibir y categorizar la información; o bien tener su origen en las circunstancias en las que se solicita al individuo recuperar el pasado50.

lo sucedido, la víctima tiene la oportunidad de exteriorizar sus sentimientos, lo que posibilitaría el procesamiento de las emociones dolorosas (Schauer, Schauer, Neuner, & Elbert, 2011) (Foa, Steketee & Rothbaum, 1989). 50. Este último motivo, es particularmente importante para los trabajos que estamos realizando, toda vez que esta implantación de falsos recuerdos puede ser inducida por la información proporcionada, ya sea deliberadamente o no por parte de terceras personas. Lo más importante es que esta serie de evidencias inciden en la facilidad para la implantación de recuerdos falsos a las víctimas de sucesos traumáticos, así como muestran las dificultades para distinguir los falsos de los verdaderos recuerdos, ya que para ellos es tan real como una memoria correcta y le asignas evaluaciones de confianza parecidas (Roedinger, 1996).

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Identidad, memoria selectiva y representaciones sociales De acuerdo con lo que hemos planteado, los más recientes hallazgos confirman nuevamente que las emociones pueden influir en los procesos de memoria en tres aspectos principales: contenido, codificación y recuperación. Esto significa que la evocación de cualquier experiencia pasada de la propia vida no solo supone traer al presente el hecho que se vivió, sino que supone en cierto modo revivir o re-xperimentar el episodio del pasado. En otras palabras, cada vez que evocamos un acto o episodio del pasado esto implica, por un lado, la generación de un estado mental que representa no solo lo que vivió (lo que Brewer llamaría “hecho autobiográfico”), sino también y mucho más importante, se genera una representación más con las emociones y sentimientos que le embargaron durante aquel período y durante el propio momento o contexto en el que se recuerda. En este sentido, “todo acto de memoria autobiográfica supone, por tanto, viajar mentalmente hacia atrás a través del tiempo subjetivo y revivir experiencias de la propia vida pasada, con la conciencia clara de que tales experiencias fueron vividas por el mismo sujeto que ahora las está evocando” (Vargas, 2008, p. 63). Como ya hemos visto, los recuerdos aunque parezcan individuales, tienen su origen en un medio social concreto: el grupo o los grupos a los que el individuo pertenece (Vargas, 2008, p. 65). En este sentido, la obra de Halbwachs (1968-1992) nos ayuda a situar las relaciones existentes entre la memoria individual y la memoria colectiva. La memoria es colectiva, no solo porque, una acumulación de testimonios. Nuestra memoria se ayuda de otras, es la existencia de un lenguaje y significación común a los miembros de un grupo lo que hace que estos vuelvan a su pasado de manera colectiva. En este sentido, la memoria colectiva es el proceso social de reconstrucción del pasado vivido y experimentado por un determinado grupo, comunidad o sociedad. Este pasado vivido es distinto a la historia, pues va mucho más allá de los eventos registrados como datos y hechos. La memoria colectiva se construye sobre la base de que estos hechos han sido sentidos y experimentados por alguien. La historia es informativa, la memoria es comunicativa, porque los grupos tienen necesidad de reconstruir permanentemente sus recuerdos a través de sus conversaciones, contactos, efemérides, usos y costumbres, porque la memoria es la única garantía de que el grupo sigue siendo el mismo. En este sentido, la memoria colectiva aparece así vinculada a la construcción de la identidad de los grupos, ya que a partir de la reconstrucción permanente de sus recuerdos, efemérides, usos actúan al tiempo como medio de auto-comprensión de sí mismos como miembros de una determinada comunidad o colectivo, generando vínculos entre el pasado del grupo con su presente y aún más importante, estableciendo una linealidad con respecto a su visión a futuro. Los diferentes personajes, los héroes históricos escolares, los rituales patrióticos se constituyen así en auténticos “documentos de identidad” producidos con el fin de trazar la línea divisoria entre “nosotros” y “otros”, así como la justificación de más y mejores características idiosincráticas y derechos para

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los primeros (Carretero, 2007), imponiendo de este modo una homogenización que subsiste con otras identificaciones, locales, de religión, etc. (Máiz, 2004). Es en este horizonte en el que ahora es mucho más fácil comprender qué es la Memoria Histórica. “La historia nos da relatos que nos dicen y marcan quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Esta nos marca una trayectoria que ayuda a la construcción de la esencia de la identidad de un grupo social, de como este se relaciona con otros grupos y determina la forma de encarar los retos actuales” (Liu & Hilton, 2005, p. 537). Por otro lado, “la memoria es aquello que se recuerda, ya sea individual o colectivamente sobre un evento ocurrido (Rossington and Whitehead, 2007; Morris and Gruneberg, 1994). No obstante, la memoria le da un grado personal a la recolección y construcción de la historia ya que cuestiona la veracidad del hecho histórico acontecido (Cunningham et al., 2011). En este sentido, el valor de la construcción de la memoria histórica va mucho más allá del conocimiento del pasado, toda vez que los “hechos históricos” no acontecen per se, sino que se producen y construyen, su atractivo radica en su carácter de reserva simbólica para los individuos ya que generan una resonancia emocional ampliamente compartida (Reicher & Hopkins, 2000). El conocimiento sobre cómo somos, de dónde venimos, hacia dónde queremos ir es fundamental para explicar nuestra conducta y para nuestro bienestar. Todo lo relativo a nuestra imagen que tenemos de nosotros mismos lo podemos agrupar en dos grandes bloques de procesos psicológicos: cognitivos (relativos al auto concepto) y afectivos (relacionados con la autoestima). Se denomina auto concepto a la percepción que una persona tiene de sí misma (Shavelson, Hubner y Stanton, 1976). Este conjunto de cogniciones sobre el yo provoca que nos evaluemos de una forma más o menos positiva. Esa evaluación positiva o negativa del yo es lo que se denomina autoestima. El auto concepto se organiza sobre la base de múltiples esquemas basados en roles, actividades e intereses, relaciones interpersonales, pertenencia a grupos, o creencias y valores, además de experiencias del pasado, así como expectativas de futuro. El conocimiento que tenemos sobre nosotros y nuestros estados de ánimo tiene una gran influencia en nuestro comportamiento, de modo que en ocasiones mostramos nuestro verdadero yo, pero en muchas otras ocasiones adoptamos estrategias para transmitir a otros la imagen que queremos que tengan de nosotros (auto presentación). Las personas necesitan conocerse a sí mismas para funcionar socialmente ya que ese conocimiento les permitir comportarse adecuadamente en sus relaciones sociales, y de ese modo ser aceptadas por los demás. Tenemos necesidad de valorarnos positivamente y sentirnos únicos y especiales incluso cuando estamos con un grupo con el que nos identificamos. La necesidad de pertenencia implica comportarse de modo que permita buenas relaciones sociales, y llevaría a presentarse ante los demás del modo más adecuado para ser aceptado (Fiske, 2010). Al mismo tiempo, estas dimensiones del auto concepto son muy importantes ya que hace que prestemos más atención a la informa-

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ción relacionada con ese contenido, que se memorice mejor y que se recuerde con más facilitad (Cfr Klein y Loftus, 1988; Symons y Johnson, 1997). Mi identidad se define por los compromisos e identificaciones que proveen el marco y el horizonte dentro del cual puedo tratar de determinar, caso a caso, qué es bueno y qué es valioso, qué debe hacerse o qué apoyo sostengo. En otras palabras, es el horizonte dentro del cual soy capaz de situarme (Taylor,1986). Pero para que el sujeto logre “situarse” es preciso un proceso dialéctico, ya que la identidad se define en relación con los otros; y se construye sobre lo que el ser considera importante, es decir que existe una cuestión evaluativa (Taylor, 1986). En resumen, existe un reconocimiento interno de lo que se es como sujeto, de la identidad que se tiene, pero este reconocimiento solo se produce en diálogo con otros, con otros miembros del grupo (ingroup) y frente a otros (out-group) ya que “las personas, por sí mismas, no adquieren los lenguajes necesarios para su autodefinición” (Taylor, 1993). Las identidades políticas se constituyen así como etiquetas o marcos adscriptivos que los grupos se auto asignan, o les son asignados por otros grupos, cumpliendo dos funciones fundamentales: 1) fijando la pertenencia a un colectivo o comunidad; y 2) y, más importante, vinculando el pasado del grupo con su presente de tal modo que permita una continuidad de reconocimiento intersubjetivo en el tiempo (Máiz, 2007). En este sentido, en la construcción de la identidad tiene una dimensión muy importante lo narrativo y en lo simbólico. J.L Austin, con su libro Cómo hacer cosas con palabras (1962), establece que el acto discursivo tiene un carácter performativo, lo que indica que mientras existen ciertas formas de describir sucesos o acontecimientos, también existen maneras de crear realidades sociales por medio del lenguaje. Lo anterior tiene una gran importancia cuando se refiere a las identidades, pues señala la narrativización como un medio ineludible para la creación de la identidad. En este sentido, la pregunta sobre cómo somos o de dónde venimos debe sustituirse por el cómo usamos los recursos del lenguaje, la historia y la cultura en el proceso de devenir más que de ser, cómo nos representamos, somos representados o podríamos representarnos. No hay entonces identidad por fuera de la representación, es decir, de la narrativización necesariamente ficcional, del sí mismo, individual o colectivo (Arfuch, y otros, 2005)51. En este orden de cosas, creemos preferible hablar antes que de Memoria Histórica de “marcos sociales, cognitivos, evaluativos y afectivos de la memoria, que asumen la tarea de proveer de sentido y valor a las acciones y proyectos de vida, tanto de los individuos como de sus grupos de adscripción social (representaciones sociales) (Cfr. Jedlowski, 2000: 132). Las representaciones sociales proporcionan un “marco explicativo acerca de los comportamientos de las personas estudiadas que no se circunscribe a las circunstancias particulares de la interacción, sino que trasciende al marco cultural y a las estructuras sociales más amplias como, por ejemplo, las estructuras de poder y 51. Por este motivo nuestro estudio se centró en tres focos claves: a) el papel del lenguaje, b) mecanismos formales e informales en la relación de los individuos entre ellos, y c) percepción de sentimientos hacia la institución.

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de subordinación” (Umaña, 2002, p. 9). Según Moscovici (1984), se entiende que las representaciones sociales “no son sólo productos mentales sino que son construcciones simbólicas que se crean y recrean en el curso de las interacciones sociales; no tienen un carácter estático ni determinan inexorablemente las representaciones individuales. Son definidas como maneras específicas de entender y comunicar la realidad e influyen a la vez que son determinadas por las personas a través de sus interacciones”. Las representaciones sociales de las historias de vida son un instrumento importante, ya que pueden llegar a influenciar a los grupos sobre sus perspectivas y actitudes futuras. De acuerdo con Liu & Hilton (2005, p. 549) “research does indeed suggest that mobilization of core lessons from history will structure people’s responses to new challenges”. Lo anterior va ligado a cómo la construcción de las representaciones sociales genera un espacio de retrospección catártico en los grupos, las cuales alcanzan niveles profundos en los individuos debido a la naturaleza densa de los relatos. Siguiendo el orden de ideas, se profieren creencias ideologizadas dentro de la construcción de las representaciones sociales, lo cual marca el camino para una transformación, mas no cambio ni negación, de la experiencia vivida (Banchs, 1991). En otras palabras, en términos de la construcción de la historia del conflicto, la propia noción de evento histórico se arroja ambigua. Ya no tiene ningún sentido en absoluto hablar de un evento per se, sino solo de eventos bajo descripción e interpretación. La recolección de las historias, experiencias en la guerra y vivencias de las FF.MM. es un trabajo largo y complejo. Es en este escenario en el que el concepto de representaciones sociales aparece de enorme utilidad en la medida en que nos permite identificar los parámetros bajo los cuales los individuos recuerdan y retoman sus experiencias al ser parte de un grupo, la memoria que surge de ellos de forma individual se complementa y retroalimenta con la colectiva. Es entonces como a través de la memoria de cada individuo surge un material disponible para la reconstrucción del pasado colectivo (Prieto, 2012). En este orden nos propone como objetivo general descubrir los marcos y representaciones sociales, cognitivos, evaluativos y afectivos mediante los cuales los miembros de las Fuerzas Militares de Colombia, y cómo estos interpretan y comprenden la realidad que los rodea. Esto, por medio de la construcción de un aparato metodológico a partir del cual se ayuda a construir la memoria histórica del conflicto por medio de las representaciones sociales de los miembros activos en combate de las Fuerzas Militares.

Diseño metodológico de la investigación Una de las premisas epistemológicas más importantes de la que parten los psicólogos sociales a la hora de abordar su objeto de estudio es que la realidad social afecta nuestra forma de pensar, de sentir y de comportamos, pero no lo hace directamente sino tal y

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como nosotros la vemos y la interpretamos (Gaviria y otros, 2013, p. 7). Desde este punto de vista, el constructivismo se nos presenta como uno de los enfoques coherentes con los planteamientos ontológicos y la base epistémica propuesta, toda vez que este nos ofrece una nueva perspectiva para lograr la comprensión de los fenómenos sociales constituyentes de la realidad social dentro de la cual nos encontramos inmersos. El constructivismo no acepta la existencia de una realidad objetiva, sino que la considera como necesariamente dependiente a lo que los observadores individuales hacen. En este orden de cosas toman como eje central de sus planteamientos al sujeto y el ámbito de sus experiencias individuales en la constitución de la realidad. En este sentido, conocer es producir una traducción de las realidades del mundo exterior. Así, el problema del método no radica en encontrar “datas”. Por ello, los acercamientos contextuales, historiográficos lineales o contextuales se encuentran insuficientes en la medida en que se desconoce la trasformación de la Historia en historias con significado cognitivo y emotivo, que pueden ser recreadas e incluso inducidas. El método debe centrarse en discutir el tipo de protocolos de recogida descriptiva de las vivencias y del significado de los acontecimientos y hechos del pasado. Esta investigación tomó como modelo metodológico la Teoría Fundamentada (Grounded Theory). Esto es, parte de un proceso inductivo de selección y análisis de la información, en donde se pretende establecer la posibilidad de desarrollar un enunciado a partir de la observación de los hechos (Jaramillo y Ramírez 2010). La teoría fundamentada se desarrolla en tres etapas (Carrero; Soriano y Trinidad, 2012). En la primera etapa del trabajo se delimita el objeto de estudio, se definen variables para la elaboración del marco teórico. En la segunda etapa se desarrolla el trabajo de campo, se definen y aplican las herramientas de la investigación y se organizaron sistemáticamente de acuerdo con las variables. En la tercera etapa, se realiza el análisis de la información para lograr la formulación teórica. Estas tres etapas no cumplen un desarrollo lineal. En el caso de la teoría fundamentada, el proceso metodológico se construye a medida que el análisis de la información entrega nuevas variables hasta llegar a la saturación del mismo; es decir, hasta que la información deja de arrojar nuevas categorías relevantes para la construcción teórica (2012, p. 26-27). La construcción teórica se logra en una relación permanente entre la información en bruto, el análisis de la misma y la identificación de categorías. Selección de muestra

Sistematización de la información

Análisis

Teoría

Conviene señalar que el centro de gravedad de los diseños de investigación carácter inductivo radica en la selección de la muestra. La importancia radica que mientras que en los razonamientos deductivos las conclusiones se derivan las premisas por necesidad absoluta, en el caso de los razonamientos inductivos

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de en de las


conclusiones solo se derivan de manera probable. En este orden de cosas, la selección de las personas que serían objeto de la investigación y cuyos relatos constituirían el soporte se sometió a dos tipos de criterios de selección. Por un lado, dado que se quieren reconocer las vivencias y experiencias de un pasado en conflicto, era imprescindible que los participantes hubieran participado en combate, pertenecieran y tuvieran las siguientes características: • • • •

3 soldados profesionales que tengan mínimo cinco años dentro de la institución 3 sub-oficiales que sean Cabos o Sargentos. 3 Oficiales que sean Tenientes/Capitanes/Mayores. 2 civiles que sean residentes en la zona desde hace mínimo 15 años.

Por otro, la FUTCO tiene a su disposición diez brigadas móviles, articuladas de la siguiente forma: FUDRA, brigadas móviles 1 y 3 (La Macarena), 2 (La Uribe), 10 (la Julia); CEO, brigadas móviles 4 (Puerto Rico), 7 (San José del Guaviare) y 12 (Vista Hermosa); CEC, brigadas móviles 6 (Cartagena del Chairá), 9 (San Vicente del Caguán), 22 (Peñas Coloradas). La FUTCO, la FUDRA y los Comandos Específicos respectivos, utilizan en gran medida tácticas de inteligencia, operacionales y armadas que evidencian el carácter conjunto de esta Fuerza, toda vez que agrupa a miembros y a unidades de las tres fuerzas tierra, mar y aire en la mayor parte de sus operaciones. Es por ello –debido a la presencia dispersa a lo largo de los territorios bajo la jurisdicción de la OMEGA así como la concentración desigual de miembros de las distintas fuerzas– que recomendaron la necesidad de dividir nuestro proceso de recogida de la información en las diferentes unidades. Las entrevistas se llevaran a cabo en tres puntos estratégicos de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, en la Fuerza de Despliegue Rápido, el Comando Específico del Oriente y el Comando Específico del Caguán. Al mismo tiempo, este diseño de investigación se ha construido en un doble nivel analítico. Un nivel micro y un nivel macro, en relación con el carácter individual y colectivo de nuestro objeto de estudio. Hay que recordar que la fuente primordial de la memoria histórica son las memorias autobiográficas de las personas. A través de los relatos de los sujetos podemos acceder a sus memorias episódicas o autobiográficas, esto es, a los recuerdos de los sucesos vividos personalmente. Gracias a esta memoria podremos recuperar las experiencias del pasado personal que ocurrieron en un momento y en un lugar específico. Al mismo tiempo, “la memoria individual existe, pero ella se enraíza dentro de los marcos de la simultaneidad y la contingencia. La rememoración personal se sitúa en un cruce de relaciones de solidaridades múltiples en las que estamos conectados” (Echeverri, 2004, p. 126). Es por eso que la memoria colectiva no se nutre únicamente de la memoria construida desde las propias experiencias vividas en la trayectoria personal, sino que efectivamente el pasado no solo se desvela a través de los relatos, sino también a partir de los lazos informales y formales de sociabilidad, y es en estas interacciones dinámicas en la que se traza una memoria colectiva. Aun

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cuando cada individuo es singular, las historias de los individuos no deben quedarse en el simple dato estadístico “objetivo”, desvinculados de las condiciones contextuales de cualquier trayectoria personal. El diseño de investigación se vertebra en dos niveles de análisis que se corresponden con momentos distintos de la investigación y con herramientas metodológicas diferentes. Paralelamente, este diseño permite explorar la discordancia entre lo que la gente hace y lo que dice, y cómo dichas acciones afectan el relato personal y a otros individuos (Caïs, Folguera, & Formoso, 2014). En el nivel micro-cualitativo empleado para el análisis de casos, hemos seguido el modelo conocido como triangulación. Se trata de uno de los modelos cualitativos más difundidos y consiste en la combinación de tres tipos de técnicas de recolección de datos; entrevistas semiestructuradas, grupos focales y observación participante. Asimismo, en una primera fase se usó la observación participante, ya que esta permite sumergirse dentro de la cotidianidad de una comunidad, o institución, con el fin de observar el comportamiento de los individuos. El objetivo del investigador –durante el estudio etnográfico– era buscar e indagar todo tipo de información que se pueda obtener, para de esta forma adquirir diferentes aspectos, vivencias y realidades del grupo de individuos al cual se estudiaba (Grajales, 1996 )52. Tras esta primera etapa de observación y registro de los hechos en las diferentes unidades, analizando las condiciones y cotidianidades de los soldados en una segunda fase se procedió a la realización de las entrevistas semiestructuradas; a través de los relatos de vida y experiencias de los individuos fuimos capaces de extraer lo que los individuos recuerdan, y es a través del reconocimiento de las representaciones sociales como se hace posible identificar no solo lo que los individuos recuerdan, sino cómo retoman sus experiencias al ser y sentirse parte de un grupo. Es ello que la información extraída a partir de entrevistas semiestructuradas se complementó con la información procedente de los grupos focales. El grupo focal presenta la información que se necesita más rápidamente y a menor costo. Además, esta técnica es más fácil de administrar y maneja una forma más natural de comunicación y de interacción de grupo (Dawson et al., 1993). La reflexión, por lo tanto, que hacen los individuos se completa en los dos momentos –la entrevista y el grupo focal –, de forma que a través de ambas se muestra cómo el individuo se ve a sí mismo en un entorno íntimo y en un entorno social, siendo entonces fácil comparar cómo este se percibe a sí mismo, dentro y fuera de la colectividad. De este modo, se hace posible comparar los resultados obtenidos en las entrevistas individuales junto con lo que los individuos dicen en grupo, mostrando así el impacto que genera el ser parte de un grupo social. En este sentido, se 52. Aquí debe agradecerse la labor y la investigación realizada por la estudiante Valeria Rodríguez, asistente de investigación de este proyecto. Debe mencionarse que la prueba piloto fue realizada por ella en la Fuerza de Tarea Conjunta Omega y publicada como tesis de grado de politóloga. Rodríguez. V. Representaciones individuales y sociales de los miembros de las Fuerzas Militares en escenarios de conflicto Una aproximación desde la Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Pendiente de publicación. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia, 2016.

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hace posible comparar la construcción de la identidad y sus símbolos extraída del análisis de sus documentos con el proceso de entendimiento y comprensión de los mismos por parte de los individuos y los grupos. En el nivel macro, se transcribió la totalidad de las entrevistas realizadas 53 y se analizaron las grabaciones de los diferentes grupos focales. El análisis de esta información permitió descubrir los marcos cognitivos y evaluativos a partir de los cuales los participantes entendían la narración de su propia historia y experiencia de vida personal. Y es que en el curso del conflicto y al interior de las Fuerzas tienden a formar mentalidades de batalla y a crear visiones del mundo que contraponen un “nosotros” a un “ellos”. En cualquier estructura militar se forman mentalidades de batalla (sirva de todo tipo de reconocimientos (medallas, condecoraciones, funerales con salvas…), se despersonaliza a las víctimas (los militares acostumbran a hablar de “objetivos” o “daños colaterales”), se usan simbologías de combate, etc. Mientras que en el trabajo micro-cualitativo el trabajo se limitó a recoger los testimonios de vida y las dinámicas informales dentro de los grupos, en el análisis macro es el momento de realizar el análisis de las lógicas internas, a partir de los juicios explícitos que van mucho más allá de las implicaciones epistemológicas imprescindibles de los paradigmas de referencia. Pues bien, además, dado el carácter cualitativo de las variables manejadas, la triangulación se convierte en un paso lógico vital de la investigación cualitativa, incardinando estrategias que permitan completar la recolección de información y cruce dialéctico de toda la información pertinente al objeto de estudio. No hacerlo hubiese hecho adolecer a la investigación de un problema de relevancia explicativa, lo que necesariamente dificulta la posibilidad de establecer inferencias respecto a las interpretaciones de los relatos de vida narrados por los participantes.

Herramientas metodológicas El auto concepto es un modelo multidimensional de modo que en conjunto proporciona un conocimiento global y al tiempo un conocimiento específico de cada una de las dimensiones. En este sentido, se diseñó un modelo de cinco dimensiones que se empleó para construir la estructura de las entrevistas semiestructuradas y que permitió observar la percepción de la realidad de los individuos de acuerdo con las diferentes temáticas abordadas: 1) Motivos por los cuales los individuos se involucran en las Fuerzas Armadas; 2) Cualidades inherentes que adquieren los individuos y las necesarias para ser miembro de las Fuerzas Armadas; 3) Grado de responsabilidad en la toma de decisiones como miembro de las FF.MM.; 4) Formas en las que la doctrina y el comportamiento 53. Gracias al apoyo inestimable de los miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega a lo largo de una semana “24/7”. El trabajo de recogida no hubiera sido posible sin la participación de los miembros del semillero Memoria Histórica Militar y Posconflicto de la Pontificia Universidad Javeriana.

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militar inciden en el comportamiento individual de los miembros de las FF.MM.; y 5) Respeto hacia los superiores, lealtades y lazos de hermandad entre los miembros de las FF.MM. En particular, se trataba de centrarse en dos puntos clave: I. Razones que dan las personas al involucrarse en las FFAA y la representación de esas razones. II. Qué tipos de historias comunes se pueden percibir entre los diferentes relatos de los individuos entrevistados. En cuanto a las entrevistas, se pretende realizar unas preguntas que lleven hacia donde la temática indica. Esto con el fin de tener un sentido completo de lo que pien­ sa, de cómo se siente y se ve a sí mismo el individuo. Temática Motivos por los cuales los individuos se involucran en las Fuerzas Armadas

Cualidades inherentes que adquieren los individuos y las necesarias para ser miembro de las Fuerzas Armadas Grado de responsabilidad en la toma de decisiones como miembro de las Fuerzas Armadas Formas en las que la doctrina y el comportamiento militar inciden en la conducta individual de los miembros de las Fuerzas Armadas

Percepción de la realidad • • • • •

• • • • • • • • •

Pregunta Orientadora: ¿Cuáles fueron sus motivos para unirse a las Fuerzas Armadas? ¿Por qué lo hacen? ¿Qué motivos los llevan a hacerlo? ¿Qué oportunidades ven al hacerlo? Pregunta Orientadora: ¿Qué características cree usted que son necesarias que tenga un miembro de las Fuerzas Armadas y qué cualidades cree usted que le ha otorgado el Ejército? ¿Qué características tienen en común los miembros de las Fuerzas Armadas? ¿Qué valores diferencian a los miembros de las Fuerzas Armadas de otros individuos? Pregunta Orientadora: ¿Cómo, cuándo, y qué alcance tiene el individuo al tomar decisiones como miembro de las Fuerzas Armadas? ¿Cómo se siente el individuo al tener que responder por sus actos? ¿Toma la responsabilidad o la evita? Pregunta Orientadora: ¿En qué forma siente usted que el entrenamiento militar lo ha cambiado como individuo? ¿Cómo cambia la doctrina al individuo? Describa su yo, antes y después del ejército. ¿Hay un cambio de comportamiento cuando se está portando el uniforme y cuando no?

Formato de tabla tomado de (Zvi, Zeev, & Guy, 1998).

151

Construcción del significado


Grupos focales Los grupos focales se trabajaron sobre la base de las mismas temáticas, pero centrándose específicamente en el tipo de consecuencias y reacciones de los participantes. De acuerdo con la literatura recordemos que el auto concepto influye en el comportamiento y conductas de los participantes en tres sentidos posibles: conocimiento y comprensión, potenciación personal y pertenencia (Fiske, 2010). Lo más habitual sería que al formar parte todos del mismo grupo y reconocerse como miembros de él adaptasen sus comportamientos con esa visión de sí mismos. Para provocar el tipo de reacciones posibles se diseñaron dos conjuntos de casos simulados pensados sobre la base del tipo de actitudes, valores y comportamientos que se esperan de los miembros de las Fuerzas Militares y que impregnan la doctrina. A saber: vocación de servicio, obligación, cualidades y virtudes, responsabilidades en la toma de decisiones, la influencia de la doctrina en la conducta individual y las lealtades a fomentar entre sus miembros (ver anexo).

TEMÁTICA S1

S2

S3 A.

Motivos por los cuales los individuos se involucran en las Fuerzas Armadas

SO1

SO2

SO3

O1

O2

O3

CONSECUENCIAS / REACCIONES Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C)

152

Estudio Caso. 1

Estudio Caso. 2

Anexo A1

Anexo A2


TEMÁTICA S1

S2

S3 B.

Cualidades SO1 inherentes que adquieren los individuos y las SO2 necesarias para ser miembro de las Fuerzas SO3 Armadas O1

O2

O3

TEMÁTICA S1

S2

C.

S3 Grado de responsabilidad en la toma de decisiones SO1 como miembro de las Fuerzas Armadas SO2

SO3

O1

CONSECUENCIAS / REACCIONES Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) CONSECUENCIAS / REACCIONES Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C)

153

Anexo B1

Anexo B2

Anexo C1

Anexo C2


O2

O3

CONSECUENCIAS / REACCIONES

TEMÁTICA S1

S2

D.

Formas en las que la doctrina y el comportamiento militar inciden en la conducta individual de los miembros de las Fuerzas Armadas

S3

SO1

SO2

SO3

O1

O2

O3

S1 Respeto hacia los superiores, lealtades y lazos de hermandad entre los miembros de las Fuerzas Armadas

S2

S3

SO1

SO2

Anexo D1

Anexo D2

Anexo E1

Anexo E2

Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) CONSECUENCIAS / REACCIONES

TEMÁTICA

E.

Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C)

Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C)

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SO3

O1

O2

O3

Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C) Realidad Construida (RC) Emoción/Sensación (ES) Comportamiento (C)

Formato de tabla tomado de (Zvi, Zeev, & Guy, 1998).

Reflexiones finales Como señala Ramón Cotarelo, si el objeto de la ciencia política es complejo, haremos bien en familiarizarnos con los diversos enfoques desde los que se puede estudiar, en el entendimiento de que, al entrecruzarse, aportarán mayor claridad de visión para dar cuenta de tal complejidad (1989, p. 17). Para el estudio de la memoria histórica y particularmente de las representaciones sociales, los llamamientos a la interdisciplinariedad son ineludibles. En la línea de lo que señalaba Cotarelo, el método o métodos apropiados habrán de definirse por el objeto, y pocos objetos se resisten a la necesidad de varios métodos. Existen evidencias que demuestran las dificultades para conocer la “versión de los hechos” de lo que sucedió o no en el pasado y mucho menos para dar una explicación causal. Sin embargo, la consideración de un pasado violento, la consideración de la existencia de un “trauma” nos plantea un escenario mucho más complejo. Tanto es así, que se ha mostrado cómo la existencia de experiencias traumáticas para el sujeto en el pasado, o los estados alterados de conciencia, conducen a procesos mayores de desechar, poner en segundo plano, e incluso olvidar, aquello que tiene un significado más “doloroso” para nosotros. De este modo, la verdad basada en esta evidencia inductiva deviene efímera. Las razones que a priori se presentaban como factores y causas objetivas de la violencia, desaparecen. Al tiempo, la consideración política del trauma nos invita en una reconstrucción del pasado pero con miras al presente capaz de revertir las profundas rupturas causadas por la violencia. El trabajo que aquí se presentará no cumple ni una mínima parte del esfuerzo de información recogido en la Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Por suerte, estas tres etapas planteadas no cumplen un desarrollo lineal. El proceso metodológico se construyó a medida que el análisis de la información iba entregando nuevas variables. Es mucha la información aun presente y esa es la memoria viva de los soldados,

155


oficiales y suboficiales de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, hasta aquí lo que se presenta es la información que nos proporcionó la primera lectura y análisis, pero no dudamos que la información arroje nuevas categorías relevantes para la construcción teórica.

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SEGUNDA PARTE UNA SOLA SOCIEDAD La reconstrucción de la memoria histórica militar de las unidades de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega pretende ser un compendio de estudios e investigaciones que desmitifican la automatización comportamental del soldado y lo definen como una persona integrante del mismo sistema social. El soldado no es un autómata de la guerra, es un servidor público que se caracteriza por su abnegación permanente en la defensa y protección del interés general. La naturaleza de su trabajo lo aleja a primera vista de una compresión integral de ciudadano, por momentos pensado, como si fuera asocial o un ser especial que amerita un tratamiento diferencial. Esta visión es un concepto general que se ha tomado a través de los tiempos, a raíz de la lejanía que tienen las personas del común con las Fuerzas Militares. Las Fuerzas Militares de Colombia son integradas por personas que son nativas, que no son diferentes a la misma comunidad que ellos defienden. Son nacionales que aman a su patria, que por diferentes motivos se han encausado en la vida militar, pero que terminan amando la institución de una manera homogénea. Los soldados de Colombia son la representación propia de la sociedad, es por eso que los problemas que se presentan en la comunidad, son trasladados a las filas de la institución. Ellos sienten, lloran, ríen, gozan como cualquier otra persona del común. Ser soldados no les quita el título de ciudadanos, no los hace especiales, ni mucho menos criminales, lo hace merecedores de reconocimientos por su dedicación constante a la nación. A diferencia de muchos ejércitos del mundo, las Fuerzas Militares de Colombia están conformadas por personas 100% colombianas, que han nacido en la misma cuna de su adversario, que han vivido las mismas angustias, que tienen los mismos sueños, las mismas necesidades y que esperan que su casa, su patria, sea cada día mejor, no solo por cumplir la misión, sino, porque entiende que servir a su país, es servirse a sí mismo. Cuando un soldado de Colombia se encuentra con la comunidad afligida por la violencia o la inseguridad, ve reflejado en ello su familia, sus seres queridos; consecuencia

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de ello es la compenetración y el amor por la tierra, haciendo de la sociedad civil y la institución militar una sola pieza de articulación. No como el concepto de guerra total, sino como el concepto de una misma unidad. Esta circunstancia ha facilitado la labor del soldado, dándole identidad a la institucionalidad y facilitando de esta forma la solidez de lo local. Cuando un soldado escoge, ver la risa de sus hijos, por las risas de otros niños, está escogiendo un fin altruista que solo determina la pulcritud y la nobleza de un servidor. Esto le otorga un concepto de humanidad capaz de resistir las ofensas y el reproche, ante el deber del respeto por el Estado Social de Derecho.

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SECOND PART ONE SOCIETY The reconstruction of the military historical memory of the units of the Omega Joint Task Force is intended to be a compendium of studies and research that demystify the behavioral automation of the soldier and define him as a person who is part of the same social system. The soldier is not an automaton of war, he is a public servant who is characterized by his permanent abnegation in the defense and protection of the general interest. The nature of their work distances them at first glance from a comprehensive understanding of a citizen, at times they have been thought, as if they were asocial or special beings that warrant a differential treatment. This vision is a general concept that has been taken over time, due to the remoteness of the people of the common citizen with the Military Forces. The Colombian Military Forces are composed of people who are native, who are not different from the same community that they defend. They are nationals who love their country, who for different reasons have been involved in military life, but who end up loving the institution in a homogeneous way. The soldiers of Colombia are the representation of the society, that is why the problems of the community are transferred to the ranks of the institution. They feel, they cry, they laugh, they enjoy like any other person. Being soldiers does not take away the title of citizens, does not make them special, let alone criminals, it makes them worthy of recognition for their constant dedication to the nation. Different from many armies of the world, the Colombian Military Forces are made up of 100% Colombian people, born in the same cradle of their adversary, who have experienced the same anguish, who have the same dreams, the same needs and hope that their home, their homeland, will be better every day, not only to fulfill their mission, but, because they understand that to serve their country, is to serve themselves.

161


When a soldier from Colombia encounters the community afflicted by violence or insecurity, his family, his loved ones, are reflected in it; a result of this is the rapport and love for the land, making civil society and military institution a single piece of articulation. Not as the concept of total war, but as the concept of a single unit. This circumstance has facilitated the work of the soldier, giving identity to the institutionality and facilitating in this way the solidity of the local. When a soldier chooses, to see the laughter of his children, as the laughter of other children, is choosing an altruistic end that only determines the neatness and nobility of a server. This gives a concept of humanity capable of resisting offenses and reproach, before the duty of respecting for the Social State of Law.

162


ZWEITER TEIL EINE EINZIGE GESELLSCHAFT Die Rekonstruktion des historischen militärischen Gedächtnisses der Fuerza de Tarea Conjunta Omega versucht ein Kompendium von Studien und Forschungen zu sein, welche das Verhalten der Soldaten entmythologisieren kann. Darüber hinaus präsentiert die Soldaten als Mitglieder der gleichen Gesellschaft. Der Soldat ist kein Roboter des Krieges, sondern ein Beamter, der die Verteidigung und den Schutz des allgemeinen Interesses bezweckt. Die Soldaten sind auch Bürger, die die ganze Anerkennung der Gesellschaft verdient haben.

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BUSCANDO DETRÁS DEL UNIFORME MILITAR Reconstruyendo memoria y vida de la FUDRA Alejandra Castellanos Bretón Laura Katherine Patiño Sandoval54

Introducción En el departamento del Meta, dentro de paisajes frondosos y coloridos, se encuentra La Macarena, uno de los municipios y zonas priorizadas por el Estado colombiano en donde se desarrolla el plan de guerra “Espada de Honor”, cuyo propósito ha sido golpear y desarticular a las FARC y al ELN dentro de dicho territorio. Para esto, se encuentra la FUDRA (Fuerza de Despliegue Rápido), una unidad de lucha antisubversiva que ha vivido en carne propia el conflicto armado de nuestro país, lo cual ha permitido que ellos también hayan experimentado la guerra desde su propia concepción. Por tanto y en búsqueda de prepararse para el marco del posconflicto es importante reconocer y darles la oportunidad de construir memoria, pues detrás de cada uniforme militar, se encuentra una historia; Una historia, sobre sus motivaciones, sus creencias, su familia, sus sacrificios, sus responsabilidades, sus amistades, sus contribuciones, sus inconformidades, sus sufrimientos, pero sobre todo sus historias de vida. En este orden de ideas, no se busca crear héroes o villanos, se busca relatar historias y experiencias de vida que nos permitan comprender cómo la guerra ha marcado y ha cambiado a estas 54. Internacionalistas de la Pontificia Universidad Javeriana e integrante del semillero de investigación en memoria histórica militar y posconflicto, creado a raíz de la línea estratégica del Comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega para el año 2016. Articulo orientado y revisado por el Director del Semillero Dr. Roberto García Alonso

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personas, pero también cómo sus relatos pueden permitir crear entendimiento, empatía y perdón en un país donde la verdad necesita ser escuchada y comprendida. Es por eso que se busca a través de la captura de distintas miradas de los miembros de la FUDRA construir y relatar una pequeña parte de su memoria histórica que busque lograr cambios en las concepciones sociales sobre quiénes son los militares y el por qué hacen lo que hacen, pues no solo la FUDRA tiene un compromiso como militares sino como miembros de la sociedad colombiana en cuanto a la reconstrucción de vínculos en la sociedad, y la recuperación de la confianza en su institución, reconociéndose también su lado humano como ciudadanos colombianos. A través de la recuperación y construcción de los relatos de la FUDRA, se logró evidenciar elementos comunes en sus historias, tales como el afecto hacia su comunidad, la convicción de “Dios y Victoria”, la motivación familiar, el compañerismo, la amistad y la hermandad, las enfermedades del día a día, sus miedos y dolores, al igual que el amor y compromiso con la institución y con la patria. Para efectos del trabajo de investigación, las entrevistas que se realizaron fueron a 27 miembros pertenecientes al Ejército Nacional y Fuerza Aérea Colombiana. Dentro de los miembros entrevistados se encuentran diez soldados profesionales, cuatro suboficiales, seis oficiales y siete civiles.

La FUDRA La Fuerza de Despliegue Rápido (FUDRA) nace en 1999 como iniciativa del entonces presidente Andrés Pastrana, en el marco de la celebración del Día de la Infantería Colombiana, lo que se llamaría a partir de ese momento: La Fuerza de Despliegue Rápido, conocida como “la máquina de guerra del Ejército colombiano” (Ejército Nacional de Colombia, 2016). El grupo nace como respuesta a los constantes ataques a estaciones y batallones, y secuestros de militares y policías cometidos por parte del grupo guerrillero de las FARC durante el año de 1998. En ese entonces “las FARC secuestraron a más de 400 militares y policías y cerca de 70 estaciones y batallones fueron atacados” (El Tiempo, 2010). Por lo cual, se evidenció la necesidad de un grupo militar especializado que respondiera adecuadamente a la amenaza inminente de las FARC, con apoyo físico y logístico a las fuerzas, pero sobre todo les devolviera la moral a los militares para continuar la lucha y contrarrestar los ataques enemigos. Con lo anterior, se buscó consolidar y recuperar nuevamente el territorio colombiano; quebrantando el poderío militar y estratégico que había alcanzado las FARC para ese entonces en áreas abandonadas por el Estado colombiano. La FUDRA, es el símbolo de la modernización del Ejército y de las Fuerzas Militares; es una unidad de lucha antisubversiva compuesta por tres Brigadas Móviles y una Brigada de Fuerzas Especiales, de la aviación del Ejército, con el apoyo permanente de

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la Fuerza Aérea Colombiana por medio de aviones de ala fija tanto de transporte como de combate, grupos de la Armada Nacional de Colombia y apoyo judicial de la Policía Nacional de Colombia. Para ello, su misión se centra en realizar operaciones ofensivas de combate contrainsurgente, en forma muy rápida en cualquier lugar del territorio colombiano donde se presente una acción de la guerrilla o de cualquier otro grupo armado ilegal en contra del pueblo colombiano o de sus fuerzas del orden. La FUDRA es una unidad entrenada y preparada para actuar en las selvas o los llanos, en el páramo o en el desierto, tal como lo reza su lema “cualquier misión, en cualquier lugar, a cualquier hora, de la mejor manera, listos para vencer”. Con esta nueva Unidad Operativa Mayor se complementa la estrategia militar operativa del Ejército y se optimizó la capacidad de reacción que ha permitido desde el momento de su creación una mayor eficiencia en los resultados operacionales, fortaleciendo de esta manera la voluntad y capacidad de lucha de nuestras Fuerzas Militares (Ejército Nacional de Colombia, 2016).

Problemática Uno de los conceptos importantes que se deben tener en cuenta para la realización de este trabajo es la memoria histórica. Dicho concepto, dentro de las ciencias sociales se encuentra menos clarificado, pero su uso es cada vez más común a nivel jurídico, sociológico y político. Desde el escenario político, el concepto de memoria histórica emerge como “concepto de ‘recuperación’, de la capacidad de articulación, de comprensión, de enfrentamiento del miedo, y demás efectos buscados con el sometimiento” (Naomi, 2007). De esta manera, la memoria histórica juega un papel clave en revelar determinados aspectos de lo ocurrido, buscando recordar ya sea individual o colectivamente los eventos pasados, pero cuestionando la veracidad del hecho histórico acontecido. En ese sentido, la memoria histórica “es el proceso de ampliación social de interpretaciones sobre acontecimientos que son vividos por personas o grupos de manera más inmediata, a través de mecanismos de reconocimiento, pero el cual ocurre sobre un tipo de relato de carácter esquemático, simplificado” (Jelin, 2002, p., 51). Por lo tanto, la memoria histórica, como lo demuestra el autor Aguilar (2008), busca que el pasado cobre sentido en su enlace con el presente a través del acto de rememorar, pero que también la interrogación del pasado se convierta en un proceso subjetivo a través del diálogo y la interacción. Así, la memoria histórica se convierte en relatos con riquezas simbólicas que ofrecen acontecimientos concretos para la construcción de la nación. Por esta razón, la memoria histórica es necesaria para el esclarecimiento de los hechos en donde se puedan establecer las condiciones en las que se dio el conflicto armado

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colombiano. Es por eso que para su esclarecimiento es importante tener en cuenta las diversas miradas y verdades de los distintos actores partícipes de esta guerra, tales como las víctimas, los diferentes grupos armados, como también el Estado colombiano. Con lo anterior, surge la necesidad de darle voz al discurso institucional, pues la problemática, como lo menciona Vega (2016), radica en que al excluir a uno de los actores primordiales que es el Estado, implica para las FF.MM. una construcción de memoria histórica colectiva muda, ya que no ha sido la propia institución militar quien la construye, sino otras instituciones y sectores de la sociedad las que la han realizado. Esto permite que la institución tenga una posibilidad limitada a la hora de relatar un sinnúmero de recuerdos, datos y hechos, así como una posibilidad constreñida de pensarse como actores del conflicto armado interno con un involucramiento, responsabilidad y desarrollo personal en el marco de su acción constitucional en pleno desarrollo de sus actividades legales. Es así como la memoria histórica “debe pensarse en conjuntos y causalidades que devuelvan al Estado y a sus actores institucionales la capacidad de contar su historia con objetividad para la comprensión colectiva de sus procesos e individualidades” (Vega, 2016), pues como lo menciona Gonzalo Sánchez, director del Centro de Memoria Histórica, “sus vivencias, testimonios y también sus archivos son fundamentales para reconstruir la historia de nuestro conflicto armado de una manera más completa e incluyente” (CNMH, 2014). Por tanto, estos relatos de la FUDRA buscan centrarse en el ser humano, pues el problema radica en “el desconocimiento de su sufrimiento que es un engranaje más de la guerra. Se desconoce su costo, no en términos económicos sino de vidas humanas” (CNMH, 2014), pues las FF.MM. específicamente la FUDRA han sido partícipes de la guerra y permeados por la misma. Finalmente, se plantea el concepto de la memoria histórica militar, con el cual, según Vega (2016), busca el establecimiento de los contenidos de sentido propios como institución que redefinen sus identidades colectivas no solo bajo el marco de delimitación constitucional expuesto en el artículo 217, sino desde sus imaginarios y representaciones sociales, pero también sobre su tarea, misión, deber y rol social e histórico.

Resultados parciales y/o conclusiones Con los resultados de las entrevistas y grupo focal, se pudieron destacar estamentos claves y temas recurrentes en los relatos de estos entrevistados tales como: la importancia de la población civil tanto a nivel individual como colectivo, la sacralidad y la fortaleza en Dios, la vocación y finalmente la familia y la camaradería. De igual forma, se pudo evidenciar que la FUDRA siempre ha tenido como objetivo común volver a este territorio de La Macarena en un territorio de paz, tranquilidad y estabilidad, en el que la población civil recupere la confianza y el cariño por la institución.

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Importancia de la población civil En primer lugar, consideramos que más allá de las operaciones militares que se realizan constantemente en el área, el contacto con la población civil se ha convertido en un eje fundamental para el control gubernamental y recuperación territorial. Para ello, los grupos GEOS realizan actividades con la comunidad, actividades que incluyen celebraciones del día del niño, actividades semanales con payasos, grupos de operaciones psicológicas, brigadas de salud, construcciones, al igual que otras actividades recreativas para aumentar la confianza y amistad con la población. Esto es visto con muy buenos ojos por parte de los entrevistados pues consideran que estas acciones permiten que la población civil de La Macarena tenga otra imagen del Ejército, cambiando su mentalidad y la forma en la que son tratados. Además de eso, a nivel personal sienten la responsabilidad de poder crear vínculos cercanos con la población, pues consideran que su labor no solo es prestar servicio en la guerra, sino también comprender el contexto en el que trabajan para así establecer confianza con la población civil; en palabras de uno de ellos: “Poder dar servicio y poder ser útil a la población civil”. Como lo menciona el Capitán Aranda Gómez: “Desde el 2005 para acá la población civil es más afecta hacia la institucionalidad como el ejército nacional y los demás componentes, pudiendo nosotros llegar a veces al corazón de los colombianos y poder nosotros hacer nuestro trabajo para poder garantizar la seguridad de ellos mismos” . De igual forma, es interesante reconocer que la mayoría de los entrevistados sienten la necesidad de que las FF.MM. no solo sean vistas como el brazo armado del Estado, sino también como una institución que está al servicio de la población civil, enmarcados siempre bajo la ley, en palabras del Mayor Óscar Hernández: “Anteriormente la acción integral era vista como que hay el chicharrón que toca hacer algo con la comunidad, ahora si usted no hace con la comunidad no es nadie porque ya no es solo conflicto o guerra o disparar”. También el Capitán Aranda Gómez nos comenta que él piensa “que ese afecto se ha venido ganando desde los diferentes puntos de vista, con actividades de trabajo, siendo correctos, con actividades de acción cívico militares con nuestra población civil, de poder participar en años anteriores de campañas de desmovilización contra los grupos insurgentes, entonces todo eso de pronto de podernos ganar la población civil ha sido poco a poco, porque unos años atrás antes de ser creada la Fuerza de Tarea Conjunta Omega aquí pues la población era totalmente desafecta y pues eso se ha venido cambiando y pues ustedes lo han podido notar en las diferentes entrevistas con la población civil, que se ha venido cambiando ese punto de vista y de pronto ese rol de la presencia del Estado y la institucionalidad aquí en este sector de la Macarena y en toda la jurisdicción de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega. Nosotros somos los que estamos para servirle a todos, hombres, mujeres que están en toda esta jurisdicción en todo nuestro país.”

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Sin embargo, también existen situaciones en las que la población civil no ha generado conexión, produciendo rechazo y desafecto a las FF.MM., en este caso los de la FUDRA. Algunos consideran que sigue sucediendo, sintiéndose frustrados y también con miedo a ese rechazo. “En una oportunidad me acerqué a una casa por agua y la señora me la negó teniendo el agua, pensaba para mí pues independientemente del conflicto uno también debe ser persona y el agua o la comida no se le niega a nadie si yo la tengo, y me la negó dijo que no, y yo dije pues está bien no hay ningún problema la conseguiremos en otro lado pero entonces ellos de pronto van al extremo y uno también es persona detrás del uniforme y si no lo han de respetar a uno como militar pues que lo respeten a uno como persona independientemente, y yo como voy a tratar mal la señora yo lo único que le dije fue muchísimas gracias se le agradece” (Anónimo). Sin embargo, varios de los entrevistados reconocen que el comportamiento de la población civil se debe por el miedo a que les puedan hacer algo, o porque si los ven hablando con el Ejército se dice que es porque están dando información, por tanto, reconocen que es cuestión de tiempo para así entablar confianza con la población y estos puedan sentirse seguros con ellos. Pero también ese distanciamiento nace de los estigmas que también tiene la FUDRA frente a la población civil, pues como el Sargento Viceprimero Alexander Villegas enfatiza “ hay que dejar el miedo, el temor de pensar de que ellos, de que todos los que están acá son guerrilleros y que estarían en contra de nosotros creo que hay que ser más abiertos que son 10 años aquí en este sitio y esos paradigmas hay que romperlos, de pronto hay muchas cosas que son muy sentidas pero de pronto sean reales, entonces de pronto creo que con la población civil se podría trabajar mucho más”. Adicionalmente, en su esfuerzo por fortalecer la relación con la población civil, los distintos sectores del país y la comunidad internacional, han buscado mecanismos de interacción y conexión que reflejen tanto su pasado como su presente y lo que se espera para el futuro de las Fuerzas Militares. Un claro ejemplo de ello es la iniciativa de establecer un museo dentro de la base militar “El Borugo”, anteriormente el campamento del “Mono Jojoy”, ubicada en la zona de La Macarena, donde tiene presencia la FUDRA; este museo tiene como finalidad crear un recuerdo para que las personas no olviden que las FARC secuestraron y que por tanto hubo una situación de sufrimiento que vivió cada uno de los secuestrados militares y políticos que fueron retenidos en ese campamento. Lo anterior busca ser un mecanismo para hacer memoria histórica, emulando situaciones que padecieron los secuestrados y las tortuosas condiciones que vivieron durante su cautiverio. Dentro del recorrido se pueden encontrar las siguientes paradas: una presentación del grupo élite PUMA de sus logros, funciones y resultados, dos réplicas de los campos de concentración y dramatización de situaciones comunes durante el cautiverio tanto de secuestrados como guerrilleros de las FARC, y finalmente una exhibición de los equipos con los que cuenta el Ejército para el desminado (El Espectador, 2016).

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La sacralidad y la fortaleza en Dios Como segundo aspecto importante, se encontró que los uniformados que fueron entrevistados se sienten sumamente identificados con la religión, lo sagrado y la responsabilidad católica de asistir cada vez que es posible a la celebración de la misa. Para la mayoría, en momentos de combate la única compañía y fortaleza para enfrentar las adversidades es aferrarse a Dios y a sus creencias para poder sobrellevar cualquier situación que se presente en esos momentos. El Teniente Solano Pachón nos comentaba que “por la misma situación del conflicto en donde uno está metido por cosas de la vida y uno lo aduce por lo menos en mi caso a Dios porque uno le pide a Dios que le vaya bien y en una situación de riesgo a mí me fue bien y digo gracias a mi Dios que estoy bien gracias a Dios entonces quienes no vivieron el momento”. Por tanto, a nivel individual se confirma la presencia de la idea de Dios y del vínculo religioso recurrentemente, reconociendo que Dios es símbolo de grandeza y gloria. También en la mayoría de los entrevistados se encontró que sus acciones siempre están encomendadas a Dios, es decir, Dios siempre está en el actuar diario de estos soldados. “La relación con el señor siempre está ahí y pues es la razón de todo hombre ahí , si como dice la palabra por él es que somos, nos movemos y existimos sino fuera así estaría uno quién sabe dónde” (SLP Jhon Jairo Pérez). “Por eso se encomienda uno a Dios que nada le pase y que le de fuerzas para seguir o sino ya no estaba aquí” (SLP Luis Álvaro Ramos). Adicionalmente, encontramos imágenes religiosas tanto esculturas como una capilla en la base de la FUDRA, espacios donde los miembros de esta fuerza se reúnen a orar momentos previos a salir a algún operativo, en algunas ocasiones a la llegada de estas mismas operaciones, y lastimosamente por la pérdida de algún compañero en combate. A nivel colectivo se observa ese mismo sentido de pertenencia y arraigo a esos valores en el sentido sacramental, en donde se puede ver cómo la institución busca acercar y crear cohesión con sus miembros mediante las cuestiones religiosas.

La vocación Como tercer elemento que se rescata en los entrevistados es el tema de la vocación. De acuerdo con las entrevistas, la mayoría de los entrevistados reconocieron que la entrada a la institución fue desde su voluntad y del llamado al deber que quisieron entrar a las Fuerzas Militares. Este llamado, para algunos se reflejó desde una edad muy temprana, en otros casos es porque su familia ha sido parte de este círculo o es un llamado “de servir a la población civil y poder colaborar y poder dar ese grano de arena y aportar a nuestra república de Colombia y poderle servir, esa era mi principal vocación” (Capitán Aranda Gómez José Vicente). De igual forma, la imagen que ha

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tenido la institución es importante, pues en muchos casos estos han decidido ser parte de la institución a través de propagandas, campañas y en especial de lo que los miembros de las Fuerzas Armadas expresan a sus más cercanos sobre la vocación al servicio público y la profesión militar en sí. También los entrevistados expresaron mediante sus relatos, que la vocación igualmente nace de querer cumplir un deber, o del sentimiento de un amor innato por la institución, o por proyectarse unas metas a futuro a través de esta institución. Por tanto, cada entrevistado vio en la vida militar una forma de vida, no un simple trabajo. Lo anterior se sustenta con expresiones como: “Para ingresar al ejército principalmente deben tener esa vocación de servir porque acá no es de pensar que se va a venir a ser rico tampoco eso si es una gran mentira cualquiera que diga que en el Ejército se vuelven ricos, no es verdad” (Anónimo). “Ser reconocido por la institución, por mi familia, por la misma población civil al momento de ingresar a las Fuerzas Militares, poder dar mi aporte de servicio y de la misma vocación que tengo hacia mi misma profesión” (SLP Omar Enrique Díaz).

La familia y la camaradería Como cuarto elemento de cohesión, es identificada la motivación familiar, que a pesar de verse cada cuatro meses, fecha con la que cuentan un descanso de mes y medio, resulta ser la fortaleza para cada uno de los militares. Resulta como elemento de admiración que, aunque la mayoría de ellos tenga hijos menores de edad, para ellos estar lejos de la familia es una fortaleza más que una debilidad, ya que dentro de su pensamiento consideran que estar en la institución les brinda en cierta medida estabilidad y beneficios que no son fácilmente adquiridos fuera de la institución. En este punto, la emisora se vuelve otro medio de comunicación efectiva entre los militares y sus familias, donde reciben constantes mensajes de apoyo e incluso noticias familiares como el ser padre. Sin embargo, aunque la mayoría de los entrevistados afirma que para mantener esa fortaleza su familia ha sido el motor, muchos de los relatos expresan también el sufrimiento y el sacrificio que hacen por estar lejos tanto tiempo, que no es normal si se ejerce otra profesión. Esto se sustenta con expresiones como: “Sí claro el ejército si lo cambia a uno pero yo creo que sería de la parte del carácter hasta con la familia, porque estar uno lejos y de pronto en situaciones de que la familia está enferma tiene uno que fortalecerse, porque uno no puede estar allá aunque uno quisiera pero no puede estar allá y se vuelve uno como duro de corazón” (Anónimo); “Yo creo que todos los que somos papás quisiéramos haber estado en el parto acompañando la esposa y viendo a ver cómo nace pero pues esa es la vida de un Militar si hay la oportunidad pues bien” (Sargento Viceprimero Alexander Villegas Mahecha).

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Ligado a lo anterior, estar en una región tan apartada de sus familias resulta en cierta medida una baja en la moral de cada uno de los miembros que hace parte de la FUDRA; para contrarrestar esa sensación, se generan ciertos vínculos de camaradería entre los compañeros, donde más que eso se convierten en hermanos de aventuras y vivencias. El valor de la amistad es algo fundamental para pertenecer a las FF.MM. ya que así como comparten cuatro meses seguidos sin descanso, la vida del otro está en las manos de las acciones y decisiones tomadas por los compañeros. Quisiéramos resaltar que en cuanto a la amistad, estos lazos se generan no solo con compañeros del mismo rango, sino también con sus superiores y miembros de menor rango; en el área no hay distinción de rangos en términos de compañerismo, hermandad y lealtad. Sin embargo, así como la amistad es un elemento clave que se expresa en todos los entrevistados, también ha sido su mayor sufrimiento en esta guerra, pues la mayoría de los entrevistados al contestar la pregunta de cuál ha sido la experiencia que más les ha marcado dentro de los años de trabajo en la institución, está relacionada con la pérdida de sus compañeros, lo cual ha generado daños psicológicos y miedos con respecto al riesgo de su vida misma. Ejemplo de lo anterior son fragmentos de relatos como el de SLP Jhon Jairo Pérez: “íbamos una vez por un punto llamado la estrella. Llegamos y fuimos a buscar la BPM (Base de Patrulla Móvil), entonces estábamos haciendo el registro perimétrico y cuando el comandante del grupo EXDE (explosivos y demoliciones), llegó y reviso y cuando fuimos a seguir avanzando el perro activó un campo minado, el guía canino y otro soldado quedaron heridos y pues prácticamente ahí quedamos todos botados porque quedamos todos aturdidos ya queda uno es perdido de qué fue lo que pasó, volamos todos y no se supo ni qué fue lo que pasó. Eso después de que todo el mundo empezó a recuperarse fue que nos dimos cuenta de que estaban todos esos soldados tirados por todos lados y vimos el perrito que se estaba quejando, y el guía canino estaba afectado la cara lo que fue los dientes, lo esquileo un brazo, las piernas y como es un terreno donde hay mucha piedra prácticamente eso actúa como si fueran esquirlas de metralla y a mí solamente me dejo un poco zurumbático me tiró a un lado como no estaba casi tan cerca no me alcanzó mucho”.

También el relato de SLP Luis Alvarado Ramos cuyo sufrimiento ha sido “la muerte de un compañero hace 10 años, en puerto cachicamo hicimos un registro y ahí fue la pérdida de él, teníamos que hacer un registro coronar la parte alta y en la parte alta había un helipuerto pues ya otra unidad había estado allá y teníamos que llegar allá y pues iban los primeros dos hombres uno se fue por un lado y el otro por otro ya habíamos coronado la parte alta ya estábamos sobre el helipuerto y el primer hombre cogió al lado derecho y el segundo por el lado izquierdo y claro ahí estaba el guerrillero le pegaron un tiro en toda la vena inmediatamente falleció el compañero”.

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O la historia de SLP Omar Enrique Díaz, en donde un día “ya los manes nos tenían preparado ya la zona, ya los manes nos cogieron fue a la mansalva y nos tumbaron cuatro soldados y como cuatro heridos y el mayor nos decía que contáramos bien las cosas que hiciéramos bien las cosas pero los bandidos ya eran muchos, habían muchas trincheras todo eso entonces nos mataron a 4 y los desbarataron a todos. Pues de esa experiencia eso le baja uno la moral pero uno a veces le toca porque uno sabe que a i es el trabajo que tenemos que así es lo que nos corresponde”. Dichas historias dejan marcas no solo físicas sino también psicológicas para estas personas, pues los recuerdos son constantes y en algunos casos son tormentosos, ya que generan miedo y dolor. “Psicológicamente queda uno un par de días pensando como que el siguiente puede ser uno, pero ya con el pasar de los días ya se le va olvidando a uno pues eso siempre lo marca a uno porque uno siempre se va acordar de lo que pasó ese día, ya queda uno como con la zozobra no quiere uno como caminar de no querer tocar un árbol, no coger caminos porque como que siente uno que ahí puede estar de nuevo una mina” (SLP Jhon Jairo Pérez). Finalmente, las enfermedades tropicales resultan ser una costumbre del día a día, donde en La Macarena la más común resulta ser la leishmaniosis. Un alto porcentaje de los miembros entrevistados la ha sufrido como mínimo dos veces y aun así, a pesar de lo doloroso que resulta ser el tratamiento, en ninguno de ellos evidenciamos debilidad por haberla presentado o con alguna duda de continuar en la institución; por el contrario, consideran esto una motivación más para seguir apoyando la causa y seguir sirviendo a la patria a pesar de presentar limitaciones y excusas de servicio temporales.

Conclusiones A pesar de que la memoria histórica cuenta con sesgos al estar basada en la interpretación, tras realizar el trabajo de investigación en La Macarena con el grupo operativo de la FUDRA, se pueden evidenciar ciertos elementos en común a nivel individual y colectivo de los miembros participantes en las entrevistas y el grupo focal. Se pudo reconocer que a través de sus relatos es posible ampliar las interpretaciones sobre los acontecimientos vividos a la hora de ser parte de esta institución, comprendiendo un poco más el lado humano de estas personas que viven constantemente en la lógica de la guerra. Por tal razón, las historias de vida y los relatos de los protagonistas nos permitirán comprender mejor las categorías mentales bajo las cuales estos sujetos interpretan la realidad que les rodea. Esto es, valores, necesidades, roles y otros factores socioculturales. Solo a través de ellos estaremos en disposición de comprender mejor la comprensión de los hechos ocurridos (Rodríguez, 2016). La camaradería, un elemento que se resalta dentro de los miembros de las FF.MM. generador de lazos de amistad y familia dentro de la institución; para ellos, encontrar

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su lanza es encontrar fortaleza, apoyo y estabilidad frente a cualquier adversidad que se presente. Muchos expresan que este es un concepto que no todos los civiles comprenden al no contar con alguien que tenga este carácter de incondicionalidad y desinterés, a quien cuidan igual o más que su propia vida. En este aspecto, surge el concepto de propias tropas, que más que compañerismo es una hermandad que se basa en la orientación, el respeto y la enseñanza para ser cada día mejor militar y mejor persona. Ligado al aspecto anterior, la religiosidad juega un papel importante para brindar calma y tranquilidad a los militares antes, durante y después de cada operativo o mientras se encuentran en terreno. La dedicación a Dios y a la oración les permite encomendarse a un ser superior en el desarrollo de sus actividades y de cierta manera les permite un contacto constante con sus familiares y seres queridos. Del mismo modo, les da fortaleza emocional y espiritual para tomar decisiones responsablemente, tal como lo comentaban los participantes, independientemente de sus creencias, es de suma importancia mantener altos niveles de estabilidad mental ya que, al estar siempre manejando armas, se sabe el riesgo que esto implica, incluyendo el perder la vida en cualquier momento. Finalmente, llama la atención cómo los participantes tanto los oficiales como suboficiales y soldados profesionales hacen principal énfasis en la necesidad que tiene la institución, que la población civil los reconozca también como seres humanos detrás del uniforme; buscan que hablen de ellos a través del lente humano que está siempre presente en cada una de sus acciones y que la mayoría de las veces se pierde al existir generalizaciones de los miembros de las FF.MM. por parte de la población civil colombiana. Cabe resaltar que no están pidiendo ser reconocidos como héroes, factor que está siendo malinterpretado, cada uno de ellos es consciente, que en la guerra no se pide ser héroe ya que simplemente son acciones que se deben hacer y decisiones que se deben tomar teniendo en cuenta el contexto del conflicto armado colombiano. Cabe resaltar que su labor implica otras funciones, pero como se pudo evidenciar la FUDRA también está en la búsqueda de la paz, al igual que la recuperación y consolidación del territorio nacional. Por lo tanto, es importante invitar a escuchar y reconocer la multiplicidad de verdades que ha dejado este conflicto armado de más de 50 años. No es nada fácil escuchar cuando los prejuicios y estigmatizaciones existen y cuando las identidades de los actores han sido permeadas y construidas por otros actores, pero no por ellos mismos. Este ejercicio con los miembros de la FUDRA nos permite acercarnos un poco a su experiencia de guerra, que los relatos permitan comprensión en una sociedad donde el odio y el miedo siguen rechazando las voces de todos los actores involucrados en el conflicto armado. Por tanto, la reflexión está en que tomemos consciencia del ser humano que se encuentra detrás del uniforme y las familias de cada uno de ellos que lo espera cada cuatro meses o más para compartir y disfrutar de su compañía hasta su próximo regreso.

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PONIÉNDOLE UN ROSTRO A LAS HISTORIAS DE VIDA Y DE GUERRA DE LOS MIEMBROS DEL COMANDO ESPECÍFICO DEL ORIENTE (CEO) Daniella Lilliu Atance Valeria Rodríguez Ardila55

Introducción En tiempos donde se habla de posconflicto y de justicia transicional se escuchan mucho las palabras verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición enfocadas, principalmente, a las víctimas del conflicto. Es imprescindible que la sociedad pueda resarcir a aquellos que directamente padecieron las injusticias y agravios en los dolorosos períodos de nuestra historia. No obstante, es importante señalar que tanto las víctimas como los demás actores del conflicto deben ser preponderantemente iguales en términos de importancia para las comisiones de la verdad. Los relatos y vivencias de cada uno de ellos deben constituir aportes igual de significativos dentro de la construcción de la memoria histórica del conflicto.

55. Daniella Lilliu Atance Internacionalista de la Pontificia Universidad Javeriana, Valeria Rodríguez Ardila Politóloga de la Pontificia Universidad Javeriana, integrantes del semillero de investigación en memoria histórica militar y posconflicto, creado a raíz de la línea estratégica del Comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega para el año 2016. Articulo orientado y revisado por el Director del Semillero Dr. Roberto García Alonso.

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Dado lo anterior, no está de más recordar que las Fuerzas Militares, siendo el brazo armado legal del Estado, conforman uno de los actores principales de la larga lucha que ha tenido Colombia. Sus victorias, logros y desaciertos hacen parte de esa pluralidad de memorias que se está intentando construir y que al igual que las demás, merece ser contada, respetada y aceptada. El ejercicio entonces de construcción de memoria debe ser enfocado no en buscar culpables, sino en contar los hechos ocurridos y tratar de sanar heridas con el fin de lograr el perdón y la reconciliación para las comunidades afectadas, ayudando a generar así una reconstrucción del tejido social del país. La recolección de las historias, experiencias en la guerra y vivencias de las Fuerzas Militares (en adelante, FF.MM.) es un trabajo extenso y complejo pero que, como se mencionó anteriormente, debe ser realizado utilizando unos parámetros y una metodología diferente a las que se usan para las víctimas, ya que el número de hombres y mujeres en las FF.MM. así lo requiere. Es por esto que se debe empezar por comandos y unidades que cuenten con significativo número de individuos y que preferiblemente hayan jugado un papel de gran relevancia dentro del conflicto para así ir progresivamente extendiéndose a otras jurisdicciones militares. A razón de lo anterior, se cree pertinente empezar por la Fuerza de Tarea Conjunta Omega –FUTCO–. La investigación se centra en esta fuerza de tarea debido a su importancia dentro del conflicto colombiano, y por ser la única fuerza de esta categoría en específico en Colombia. En vista de lo anterior, el siguiente capítulo se desarrollará en cuatro momentos. El primero será la contextualización del Comando Específico del Oriente (de ahora en adelante, CEO), un breve recorrido histórico, la importancia de su ubicación territorial y su ambiente operacional. El segundo momento corresponderá a los retos que se encontraron en el diseño metodológico, es decir, cómo se desarrollaron las entrevistas, grupos focales y cuáles fueron sus aciertos y desaciertos. Como tercer momento se encuentra el análisis y producto de la investigación, en donde se profundizará en las percepciones y relatos obtenidos. Finalmente, el quinto momento serán las conclusiones de este trabajo investigativo, donde se resumirá los principales hallazgos y los desafíos más importantes a trabajar en el futuro56.

Contextualización del CEO Entre los departamentos del Meta y del Guaviare se encuentra el Comando Especifico del Oriente, uno de los tres componentes claves dentro de la jurisdicción de la Fuerza de Tarea Conjunto Omega. Dentro de la autoridad del CEO convergen por medio de distintas bases militares y brigadas móviles miembros del ejército, armada y fuerza aérea; y son precisamente los miembros de este comando en quienes nos 56. En este orden de ideas, es importante resaltar que esta investigación fue realizada dentro del marco del Semillero de Memoria Histórica Militar (MHM) y Posconflicto de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana. 180


enfocamos para construir nuestra población estudiada. Siendo así, el CEO tiene a su disposición las brigadas móviles 4 (Puerto Rico), 7 (San José del Guaviare) y 12 (Vista Hermosa) y el Batallón Fluvial de Infantería de Marina 32. En este orden de ideas, dichos municipios mencionados hacen parte del territorio colombiano con mayor presencia histórica de Grupos Armados Organizados al Margen de la Ley –GAOML–, específicamente ha sido un territorio controlado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (en adelante FARC-EP); liderado por el Bloque Oriental de las FARC, considerado como uno de las divisiones más importantes y ofensivas de toda la organización guerrillera. En palabras del Centro de Estudios Históricos del Ejército (Vol. 8): Las FARC se establecieron en la región del Caguán, en el norte del departamento del Caquetá, el suroccidente del departamento del Meta y el norte del departamento de Guaviare en un periodo de consolidación que va desde 1968 hasta el 2004, en el cual habían realizado cinco de sus conferencias nacionales e imponiendo la creación de frentes guerrilleros y el control paraestatal de la región. Las FARC establecieron su área de retaguardia estratégica en esta región con los Bloques más beligerantes de toda su estructura, el Sur y el Oriental, y entre estas estructuras se encontraba el Secretariado donde estaba Víctor Julio Suárez Rojas conocido como el Mono Jojoy, Manuel Marulanda y Joaquín Gómez, entre otros miembros importantes de la región. (…) La importancia de esta área era vital para este grupo alzado en armas en su intención de lograr la guerra de posiciones como última fase de la Guerra Popular Prolongada y la toma del poder a través de las armas (Centro de Estudios Históricos del Ejército, 2015, pp. 56-57).

Teniendo en cuenta este contexto, las repercusiones que tuvo la zona de distensión del gobierno de Andrés Pastrana y la operación Libertad I, el Estado colombiano ordenó la creación de la campaña militar denominada “Plan Patriota” con el fin de desarticular los distintos Bloques de las FARC que mantenían golpeada a la población de los departamentos previamente mencionados y recuperar así el control estatal en la región (Centro de Estudios Históricos del Ejército, 2015, p. 64). Debido a la extensión territorial que controlaba la FARC (80.000 km2), se dio paso a la creación de la única fuerza de tarea conjunta (poder aéreo, militar y fluvial) en el país, ahora conocida como la FUTCO. Siendo así, la creación de la FUTCO fue quizás una de las decisiones político-estratégicas más importantes que tomó el Estado colombiano en el siglo XXI en relación con sus planes de seguridad y defensa y en torno al ámbito militar y del conflicto interno. Ésto a su vez, le dio paso a la creación del CEO como uno de los brazos fundamentales para desarticular los movimientos insurgentes al margen de la ley en la zona y contribuir al cese del conflicto armado en el país. El CEO tuvo sus orígenes mediante la Disposición No. 015 del 22 de abril de 2009 del Comando del Ejército, en responsabilidad de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, con el propósito de incrementar el poder de combate, establecido por el esquema de

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consolidación de la seguridad democrática, constituido para el periodo presidencial de ese año. De igual forma, el Comando tiene un ambiente operacional en una extensión territorial que abarca 22.060 km2 y una población de 138.636 habitantes, dos municipios que corresponden al departamento del Meta (Vista Hermosa, Puerto Rico) y la parte rural del departamento del Guaviare. Asimismo, su objetivo específico corresponde a debilitar militarmente el sistema logístico y financiero del adversario del Bloque Oriental de las Farc; con los frentes 43, Camilo Tabaco, así como también desmantelar las estructuras pivotes de los frentes 7 y 27 (Ejército Nacional de la República de Colombia, 2016), Asimismo, es reconocida como una de las unidades más efectivas del Ejército, ya que han tenido no solo un buen cumplimiento de su deber, sino que también han realizado importantes operaciones. Durante los 7 años que lleva, se destacan los resultados que se detallan en la siguiente gráfica.

Gráfica y datos tomados de la estadística oficial del Comando Específico del Oriente (CEO).

Como se puede observar, allí solo se encuentran representados la destrucción de artefactos y heridos, en donde se puede hacer énfasis en que han sido mayores los aspectos a favor que las fatalidades. De igual forma, el rendimiento durante estos años ha sido sumamente productivo, no solo en cuestiones materiales sino también de combate, al haber dado de baja en “desarrollo de operaciones a 214 integrantes de los grupos al margen de la ley, 175 capturas de hombres y mujeres pertenecientes a las FARC y 136 de delincuencia común, 294 presentaciones voluntarias, dos menores de edad recuperados y 17 desvinculados del conflicto para un total de 836 afectaciones” (Ejército Nacional de la República de Colombia, 2016).

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Retos metodológicos Como se mencionó en capítulos anteriores, el enfoque que se dio para el desarrollo de esta investigación fue cualitativo, utilizando el diseño de la investigación cualitativa longitudinal, en donde se realizaron entrevistas semiestructuradas y grupos focales. Paralelamente, se desarrolló una reconstrucción historiográfica de documentos oficiales para la recolección de la información. Recordando también que la estructura de las entrevistas se basó en la tabla de Children’s experiences of interparental violence: a heuristic model por Zvi Eisikovits, Winstok Zeev y Enosh Guy. Esto nos permitió observar la percepción de la realidad de los individuos de acuerdo con las diferentes temáticas abordadas: I. Motivos por los cuales los individuos se involucran en las Fuerzas Armadas. II. Cualidades inherentes que adquieren los individuos y las necesarias para ser miembro de las Fuerzas Armadas. III. Grado de responsabilidad en la toma de decisiones como miembro de las FF.MM.. IV. Formas en las que la doctrina y el comportamiento militar inciden en el comportamiento individual de los miembros de las FF.MM.. V. Respeto hacia los superiores, lealtades y lazos de hermandad entre los miembros de las FF.MM.. Siguiendo este orden de ideas, se planteó una estructura similar a la de la entrevista para el grupo focal, en donde mediante una tabla se establecieron las mismas temáticas de las entrevistas, diferenciándose únicamente en el factor de que las preguntas fueron acompañadas con diversos ejemplos. Para efectos prácticos, en la investigación se llamaron ‘estudios de caso’57 y estos involucran fragmentos visuales (fotos y videos) y narrativas (poemas y fragmentos de historias) con el fin de conseguir y visualizar los siguientes elementos y reacciones por parte que los participantes: 1. Evidenciar una realidad construida (semejanzas en las experiencias vividas por los individuos que conforman el grupo), 2. emociones o sensaciones (recuerdos emotivos a una experiencia) 3. un comportamiento (expresiones demostradas mediante actitudes corporales que indican tanto afinidad como rechazo a lo discutido). La población a entrevistar contó con miembros de los diferentes rangos (soldados profesionales, suboficiales y oficiales) y los diferentes niveles entre los mismos (suboficiales 57. Los estudios de caso se pueden encontrar en el Anexo 1.

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de alto y bajo mando, oficiales medios y altos)58 con el fin de obtener un amplio margen de resultados, así como diferentes niveles de percepción. Para este caso particular, hubo un total de 5 oficiales, 3 suboficiales y 6 soldados profesionales. Dentro de la muestra seleccionada, se contó con la presencia de un oficial de la Fuerza Aérea, tres infantes de marina (un suboficial y dos soldados profesionales) y diez de ejército (oficiales, suboficiales y soldados profesionales), dentro de este grupo se entrevistaron funcionarios hombres y funcionarias mujeres. Lo anterior no sólo permitió ver no solo el comportamiento individual de cada miembro de estas fuerzas, sino también observar las diferentes opiniones, reacciones y emociones entre ellos y hacia la institución; razón por la cual el caso de estudio del CEO fue significativamente interesante y distintivo con respecto a los demás. La dinámica utilizada en el transcurso de las entrevistas prosiguió mediante la presentación de las investigadoras y sobre cuál iba a ser el propósito de la actividad. Para ello se especificó el fin del trabajo y como iba a ser la entrevista (preguntas semiestructuradas, que guiaran la conversación en torno a las historias de vida y guerra de los entrevistados), especificando siempre que las mismas serían grabadas y a protegidas con total confidencialidad. De acuerdo a lo anterior, en aspectos generales, las entrevistas transcurrieron sin ningún problema u objeción. La buena disposición de los entrevistados, la compatibilidad entre el equipo entrevistador, hicieron que la herramienta se aprovechara y se explotara de la mejor manera. Esto es importante resaltarlo ya que, al ser preguntas abiertas, las entrevistadoras agregaron dos tópicos más, aparte de los planteados en la herramienta. Dichos temas fueron los siguientes: relatar la experiencia que más les haya marcado durante su vida en la institución y finalmente, que nos contaran ¿qué se sentía ser parte de la Omega? y ¿qué ha representado en su carrera haber sido seleccionado para integrar esta Fuerza de Tarea Conjunta? Dichas preguntas tenían el propósito de, por un lado, ampliar y detallar más la vida de los individuos y mostrar en detalle un aspecto de ellos que era difícil de encontrar, ya que ellos al escoger voluntariamente una anécdota era el individuo quien decidían que contar y por qué. De igual forma, la pregunta relativa a la Omega mostraba también, no solo la relevancia de esta fuerza en el conflicto, sino también qué significaba y representaba para ellos llegar a lo que por muchos es considerado “el orgullo y el prestigio de las FF.MM. colombianas”. Asimismo, otra de las actividades que se realizó, como se contó con anterioridad, fue el grupo focal. Esta actividad dio la oportunidad a las entrevistadoras de ver cómo reaccionaban los participantes a las mismas temáticas tratadas en la entrevista pero, en grupo. Para la realización, se contó con un espacio en donde los 14 entrevistados pudieran estar reunidos cómodamente y viéndose los unos a los otros. En principio, se 58. A cada unidad se le solicitó tres miembros de cada rango, es decir, 3 soldados profesionales, 3 suboficiales y 3 oficiales. Sin embargo, se obtuvo una buena respuesta, por lo cual el número total de entrevistados fue de 15.

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inició con la introducción hacia lo que se iba a realizar; se manejó la misma dinámica de las entrevistas en donde se les comentó que iban a ser grabados con el fin de poder analizar sus respuestas, así como también los primeros minutos se utilizaron para que se relajaran y se sintieran cómodos en el espacio. Este ejercicio mostraba no solo lo que ellos expresaban verbalmente sino también corporalmente. Al estar los diferentes rangos reunidos en una situación que se salía de su cotidianidad se pudo observar a profundidad el tipo de relación no implícita que existía entre los miembros. De igual forma, vale rescatar que a pesar de los entrevistados ser todos del CEO, había miembros de diferentes brigadas que estaban ubicados a lo largo de la zona de jurisdicción del Comando, lo cual hizo que el grupo focal reuniera compañeros que no veían en un tiempo. Ahora, al centrarse en la herramienta, esta tenía una serie de actividades para ir identificando las emociones y sensaciones de las temáticas. Para tener una mayor percepción, había dos actividades por temática. En el caso de estudio, esto permitió no solo ver lo que se esperaba, sino también, que surgieran discusiones y debates en donde eran los participantes quienes los proponían y los desarrollaban. Esta actitud por parte del equipo de investigación se permitió ya que daba la oportunidad de que los entrevistados tocaran y hablaran de temas que usualmente no lo hacen, y menos en un espacio en donde estaban tanto superiores como subalternos. No obstante, se encontró que la herramienta al tener dos actividades por temática era muy larga y repetitiva; vale resaltar que la actitud de los miembros fue excelente ya que estuvieron en toda la actividad. Al ser la herramienta para el grupo focal tan extensa, hace que las entrevistadoras busquen más alternativas para mantener la actividad fluyendo. Lo anterior es importante ya que si se va a utilizar este modelo de forma sistemática el equipo investigador debe estar muy bien preparado y tener conocimiento acerca de manejar grandes grupos. Finalmente, el grupo focal reafirmó las temáticas tratadas y junto con las entrevistas demostró que tanto en los relatos individuales como colectivos se pueden encontrar cuatro estamentos, ya que son los factores constantes y que se repetían, estos son: la religiosidad (sacralidad de la misión), la vocación al servicio público, la autopercepción, y la camaradería. A través de la variedad de diálogos, historias y discusiones se percibe que mediante estos cuatro estamentos se compone la esencia de los individuos del CEO.

Análisis de lo encontrado Posterior a realizar un análisis detallado y minucioso de las quince entrevistas realizadas, se procedió a comparar los estamentos previamente mencionados a lo largo de las más de 20 horas de entrevistas.

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En primer lugar, destacamos “la sacralidad de la misión”. Es evidente cómo el factor religioso incide en el proceso de cohesión dentro de las Fuerzas Militares, en donde los valores y actitudes que la componen, logran ser elementos de unión para los integrantes a pesar de las adversidades. De igual forma, son estos mismos valores y actitudes que poseen los individuos dentro de su formación personal los que inciden en la decisión de escoger el camino militar como profesión. Con lo anterior se quiere mostrar que mediante la educación religiosa y el fomento de los valores que esta transmite se crean en el individuo razones y expectativas que ve reflejados en las fuerzas militares. Al entrar a la institución, el individuo reconoce esos mismos valores y virtudes en sus compañeros y al ser evocadas por los ritos sacramentales dentro de la institución se fortalecen por consecuencia los lazos y vínculos interpersonales. De igual forma, los valores, sentimientos y actitudes propios a cada individuo le generan una motivación adicional a la hora de desempeñar su labor. Es entonces como dentro de la unidad se observa igualmente dichas disposiciones ya que desde el mismo eslogan de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega “Dios y Victoria’; como también en el significado de su escudo: ‘sobre este mapa y en el centro, una espada de doble filo tomada de las dos manos que significaba el espíritu de Dios” (Centros de Estudios Históricos del Ejército, 2015, p. 80); y el propio significado del nombre de la FUTCO: el General Castellanos explicó la denominación de Omega como algo espiritual y religioso: a cambio de esto, le pedimos a Dios que nos diera luz para esta fuerza expedicionaria de combate. Así que fuimos al libro de apocalipsis 22:13, del apóstol Juan, y tomamos las última palabras de Jesús, yo soy el Alfa y el Omega, el principio y el fin, y dijimos estas son, este es el fin de las FARC (Centros de Estudios Históricos del Ejército, 2015, pp. 79-80).

Por ejemplo, se observa que la institución busca acercar y crear cohesión con sus miembros mediante elementos religiosos. Más aún, imágenes y oraciones como la de San Miguel y la de San Jorge, las cuales se encuentran en los diferentes batallones y comandos, demuestran cómo esta parte sagrada y mística va mucho más allá de profesión de la religión por sí misma, ya que muestra cómo se utilizan las enseñanzas divinas con el fin de cohesionar y generar valores de fortaleza y grandeza. Por ejemplo, retomando la estatua de San Miguel, esta no se toma en el sentido literal, sino que se liga hacia “pisar” y “derrotar” al enemigo; yuxtaponiendo a los enemigos del Estado como “demonios” que deben ser destruidos a toda costa. Esto nos demuestra que existe una voluntad individual y colectiva impulsada a través de la institución que busca por medio de la iconografía religiosa abatir al enemigo y cohesionar al grupo. En segundo lugar, el tema de la vocación fue recurrente en todos los relatos. Los individuos contaron cómo fue su proceso para ingresar a las FF.MM., sus motivaciones, sus deseos y en la mayoría de los casos, su admiración y voluntad desde temprana edad

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por portar el uniforme militar. En muchos casos, la vocación se gestó por el entorno familiar, por tener relación directa con algún familiar miembro de alguna FF.MM. y, en consecuencia, de haber vivido dentro de un ambiente militar (dentro de un cantón o base militar). No obstante, sin importar el trasfondo de cada uno, todos lo construyen como un elemento inherente al individuo, todos afirmaron en un punto que “vestir el uniforme era una vocación de vida”. Desde muy pequeño veía con admiración a los infantes de marina, por eso, en 1989, decidí a escondidas de mi padre (para la fecha se desempeñaba como jefe técnico de la Fuerza Armada Nacional) convertirme en un Infante de Marina. Cuando mi padre se enteró inmediatamente dio la orden en Buenaventura de no recibirme y efectivamente, no me dejaron enlistar en la Armada. Yo al encontrarme con esa situación decidí ir a Cali e inscribirme en el ejército, yo tenía muchas ganas y mucha voluntad de prestar servicio militar. Pero al llegar me enteré de que habían oficinas de reclutamiento de la Infantería de Marina allá y me recibieron sin mayor problema. Lo logré. (Sargento Mayor de la Fuerza Armada Nacional). Yo soy hijo de un militar, nací en el Hospital Militar, la primera casa en la que viví fue en una casa fiscal dentro de un batallón. Toda mi vida la he vivido en el ejercitó, viví en zonas muy aisladas, en zonas muy críticas, viví la guerra indirectamente, viví ataques al batallón donde estábamos de San Vicente del Caguán, Pereira, Urabá, Neiva y Florencia. La idea de mi familia es que entrara en la Fuerza Aérea, no que entrara en el ejército. Pero yo siempre quise ser oficial del ejército, les dejé a mis padres la decisión de apoyarme en el proceso o no, yo estaba decidido. Al principio no me apoyaron completamente pero en este momento la historia es distinta. Mi decisión se basó en que viví toda mi vida inmerso en este ambiente militar, no me hallaba fuera de la institución militar, quería servir en el ejército. Definitivamente siempre quise ser de la infantería y de las Fuerzas Especiales, gracias a Dios pude escoger mi arma. (Capitán del Ejército Nacional de Colombia).

Este llamado, que en algunos se despertó desde temprana edad, fue lo que los impulsó, y como algunos lo relatan, es lo que siempre soñaron hacer, en la mayoría de los casos, no fue una situación impuesta. De igual forma, la imagen que tenían de la institución fue un factor relevante en varios casos, y esto se construye gracias al concepto mismo que da la institución respecto a la vocación al servicio público y acerca de la profesión militar en sus propagandas, campañas y en especial de lo que los miembros de las Fuerzas Armadas expresan a sus más cercanos. Asimismo se percibió cómo en dicha profesión hay dos tipos de individuos, quienes nacen con la vocación de ser militares y quienes ya una vez entrados en sus roles y dinámicas se hacen militares. Yo estudié en un colegio militar, uno obviamente percibe muchas cosas pero no estaba tan enterado de la vida militar. Yo entré a la Fuerza Aérea prácticamente ciego y luego

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una cosa llevó a la otra y aquí estoy. Yo me estrellé con una realidad totalmente distinta a la de mis expectativas pero al pasar el tiempo uno le toma mucho amor a la institución. La institución tiene una misión muy noble, al principio puede que no se entienda muy bien porque estábamos en periodo de formación pero ya llevo 15 años ejerciendo como oficial y ya puedo entender todo mejor. No me arrepiento. (Mayor de la Fuerza Aérea Nacional).

En tercer lugar, la forma en la que se conciben los militares colombianos sigue unas dinámicas particulares que son impulsadas por la institución. En este punto se destaca el estamento de la “autopercepción”. Debido a la naturaleza de su profesión, se requiere un constante apoyo para promover y distinguir a los individuos que están en “la línea de fuego”. Por esta razón, las Fuerzas Militares, cambian sus slogans, su propaganda e inclusive el sentido y el tono de los discursos de los comandantes cada cierto tiempo. Esto se hace con el fin de transmitirle a sus fuerzas un respaldo institucional, así como de forma paralela mostrarle al país quienes integran el brazo armado del Estado e intentar “humanizar” al individuo en uniforme camuflado. Se crea entonces una especie de “marca” propia para cada fuerza, con una serie de elementos (slogans, escudos, cánticos e imágenes) que buscan ajustarse también a la realidad política y coyuntural del país, al igual que a mostrar los procesos de modernización de la fuerza. Este argumento institucional tiene un valor intrínseco altísimo y se pudo observar en las entrevistas. De forma espontánea, cada individuo del CEO se vio reflejado en dichas representaciones; no llamándose o considerándose “héroes” ni tomando posiciones de preponderancia, pero sí siendo enfáticos en que su labor es para la gente y por la gente, en que es una labor abnegada. Los individuos no se ven a sí mismos como los “salvadores de Colombia”, pero sí como una parte del Estado que se encuentra en las zonas donde desafortunadamente este no está o estuvo presente. Esto se ve reflejado en los siguientes relatos: “Nosotros prevalecemos la vida de los demás a la propia” (Soldado Profesional del Ejér­cito Nacional). “Mi institución complementa esa forma de vida que siempre he querido llevar, honesta, responsable y al servicio de mi país”(Coronel del Ejército Nacional).

De igual forma, este estamento –al igual que los otros– es complementario directamente con el de vocación. La autopercepción de los individuos del CEO va estrechamente relacionado con la vocación que tienen por vestir el uniforme militar y por ostentar el escudo de la Omega. Tanto en los relatos individuales como en el contraste con el grupo focal, se reitera la abnegación de cada uno de los militares con respecto a lo que consideran su labor principal, bien sea que trabajen dentro del brazo armado,

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por ejemplo, en las Fuerzas Especiales, o que trabajen dentro de brazo social, por ejemplo, en las Compañías de Acción Integral (COPAI). Hay cosas que cualquier militar debe tener claro. La primera es que estamos aquí para buscar la paz para el pueblo colombiano antes de pensar en el bienestar propio, uno pasa al primer plano y eso es algo que debemos tener claro desde que ingresamos a la institución y se pone el uniforme, a partir de ahí lo demás pasa a un segundo plano por buscar la protección y el bienestar de las comunidades y la población civil. No todos podemos ser militares, se necesita vocación, nosotros tenemos claro que en cualquier momento podemos morir o quedar gravemente heridos… por eso no muchos se sostienen. Se necesita fortaleza. (Capitán del Ejército Nacional). Nosotros no nos preparamos para la muerte, nosotros nos preparamos para vencer, nos preparamos para esperar un mejor futuro y para tomar el lugar de todos aquellos que no puedan estar aquí. (Infante de Marina de la Armada Nacional).

“Mi hermano, mi lanza, mi primero, mi comandante” son expresiones que usan los miembros de las Fuerzas Militares al relatar historias sobre sus compañeros de trabajo. Este es el último estamento: la camaradería. Quizás este sea el más constante durante toda la investigación; no solo por el hecho que éste recoge la mayoría de los otros conceptos mencionados anteriormente, sino porque la vida de los militares transcurre con las personas que viven el día a día en los batallones, unidades y en el terreno y a medida que pasa el tiempo son ellos quienes se vuelven la familia del otro. Asimismo, cada relato y cada historia contenía alguna experiencia que mostró esos lazos y que reflejó la “unión del grupo”. Algunas historias eran alegres, de cómo alguno de sus compañeros había hecho alguna gracia o algo que les hubiera alegrado el momento, que los hubiera ayudado a sobrepasar alguna situación en particular. También se encontraron historias de valentía y de coraje, en donde ayudaron o salvaron a alguien o por el contrario alguien los salvó a ellos. Otras historias eran un poco más dolorosas, mostraban a hombres que habían perdido un amigo en combate o que revivían experiencias propias del combate. Hubo pausas, silencios largos e incluso lágrimas. Como lo expresó uno de los entrevistados: “un compañero muerto es un silencio que perdura”. Para estos hombres y mujeres sus compañeros se convirtieron inevitablemente en su familia, se cuidan, se regañan, se aconsejan, están pendientes los unos a los otros. Sin importar el paso del tiempo, traslado de lugar o salida de la institución se consideran hermanos y son los que se motivan en los tiempos de combate. Inclusive, varios confesaron que cuando están de permiso (descansando) se llaman diariamente, llegando a sobrepasar las llamadas que le hacen a la propia familia directa. La palabra ‘camaradería’ para nosotros es fundamental. Cuando usted ha estado en combate esto se vuelve aún más fuerte porque usted vivió exactamente lo que yo viví,

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todos salimos adelante porque estábamos juntos, porque hicimos trabajo en equipo… eso te deja vínculos morales muy fuertes, inimaginables. Esa camaradería existe y eso lo aumenta el fragor del combate, cuando usted ha comido de lo mismo que está comiendo el soldado, de la misma cuchara y de la misma olla. El sentimiento de pertenencia es increíble. (Coronel del Ejército Nacional de Colombia). Perder compañeros es un tema muy difícil para nosotros… estando en Palanquero en 2010, estábamos volando en Norte de Santander liberando a una tropa que estaba en combate. Nosotros entramos en nuestro Fantasma y empezamos la operación en coordinación con la tropa que estaba en el campo. Cumplimos nuestro tiempo y aterrizamos en Rio Negro, ahí empezó el previo a una despedida… es muy raro que un Fantasma llegue a Rio Negro, pero nos tocó aterrizar por falta de gasolina, no pudimos volver a nuestra base. Regresamos en la noche, dejamos el avión en la “rampa de despacho” y nos despedimos. Al día siguiente teníamos un simulacro, a nosotros nos tocaba ir corriendo al Fantasma, vimos una cortina de humo espesa y pensamos que era parte del simulacro. Llegamos y me encontré con el Oficial de Mantenimiento llorando inconsolablemente, me dijo ‘se me cayó el Fantasma’ y nosotros sin entender porque nosotros éramos los disponibles para esa aeronave… empecé a recibir llamadas de mis compañeros para saber si me encontraba bien, yo seguía sin entender que pasaba. Me costó entender porque acabábamos de realizar una operación en esa aeronave, pero ese día presentó una falla y desafortunadamente cayó a tierra. Esta experiencia me partió en dos en cierta forma, pero yo sigo volando… me tocó buscar bolsas para cadáveres, enterrar a mis compañeros. Fue una de las experiencias más duras que he vivido. (Mayor de la Fuerza Aérea Nacional).

Las historias de vida, de guerra y los relatos de los protagonistas nos permitieron comprender mejor las categorías mentales bajo las cuales estos sujetos interpretan la realidad que les rodea. Esto es, valores, necesidades, roles y otros factores socioculturales. Solo a través de ellos estaremos en disposición de comprender mejor la sucesión de eventos y relatos que nos cuentan. El ejercicio de escuchar y entender de donde proviene el individuo en orden de poder entenderlo dentro del colectivo es sin duda, interesante y apasionante. Este el producto de lo observado y lo escuchado durante varios meses. Los estamentos presentados constituyen entonces la formación en clave de unas categorías específicas para el análisis de las historias de vida de los miembros de las Fuerzas Militares en Colombia y su construcción para una memoria histórica pertinente, ya que es mediante estas categorías que se construye el ser militar a través de la representación social. Es decir, la vocación al servicio público, la sacralidad y la mística, el autoconcepto y la camaradería son los componentes a través de los cuales los miembros de las Fuerzas Militares de Colombia comprenden, interpretan la realidad que les rodea y en consecuencia los hechos y eventos del pasado, esto es, solo comprendiendo estas categorías, en tanto evidencias de su forma de ser y de relacionarse, constituyen la base

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fundamental para interpretar los hechos que narran, sus vivencias y sus relatos, sin hacerlo desde ningún prejuicio establecido ni juicios de valor agregados. Es entonces como a través de las representaciones sociales, entendemos mejor la identidad como grupo de las Fuerzas Militares y lograremos que el individuo a la hora de leer sus relatos y narraciones, se involucre y se logre ‘poner en los zapatos’ del individuo en uniforme, concibiendo a los miembros del ejército, armada y fuerza aérea como un ciudadano colombiano, más no como un individuo aislado que no hace parte del constructo social que se comparte bajo la idea de nación. Se entiende que tienen una profesión en la cual sus dinámicas de trabajos son diferentes, pero que a la hora de finalizar sus labores y terminar el día son iguales a cualquier ciudadano civil del país. Se busca presentar un primer aporte para el largo e interesante proceso de contar la memoria histórica militar desde una perspectiva distinta, desde un proceso que va desde lo individual hasta lo colectivo. Esta investigación parte del supuesto de que debemos conocer la historia y los relatos de las distintas caras que ha mostrado el conflicto colombiano con el fin de poder discernir y construir una pluralidad de memorias que nos conduzcan a cimentar una historia más integral, donde todas las caras no sean necesariamente negativas. Por último y haciendo eco a este último argumento, compartimos el siguiente relato: En una operación en la que estuve, encontramos a un cabecilla de las FARC. Me encontré con una persona muy humana… yo le dije ‘hombre, ayer yo era su enemigo y hoy somos amigos’. Le hablé de la palabra de Dios y le pregunté ¿por qué nos matamos entre nosotros? Nunca nos habíamos visto pero hoy yo soy su amigo. Le dimos agua y yo le compartí de mi ración personal de alimentos. Me convertí en su primer respondiente, le presté primeros auxilios. Me contó todas sus historias, parecíamos amigos no enemigos. Mi vida dio un giro de 360 grados. Lo llevé al hospital y me tocó presentarlo ante la audiencia de cargos, pero confieso que a mí me dio mucha nostalgia, sentía que entregaba a un amigo o un hermano. Siempre vi como una persona, como un colombiano, no como un enemigo. Me hizo sentir completo… humano. (Soldado Profesional del Ejército Nacional).

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LOS RELATOS DEL POSCONFLICTO La construcción de Memoria Histórica Militar desde el Comando Específico del Caguán Diana Katherine Rico Daza Jeferson David Burgos Bastidas59

Introducción Para comenzar, es importante realizar una pequeña aclaración sobre la relación entre los puntos que permearan todo el análisis; ya que aquí se partirá de la concepción de Memoria como la recomposición del pasado, que permite un acercamiento a los recuerdos históricos desde la evocación que se puede hacer de ellos (Halbwachs, 2004); generando un proceso de cimentación de imaginarios colectivos capaces de permear pasado, presente y futuro; de tal forma que permita la creación de una Memoria Histórica capaz de “propiciar las garantías y condiciones necesarias para que la sociedad, a través de sus diferentes expresiones (…), así como los organismos del Estado (…), puedan avanzar en ejercicios de reconstrucción de memoria, como aporte a la realización del derecho a la verdad, del que son titulares las víctimas y la sociedad en su conjunto” (Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, 2011). 59. Diana Katherine Rico Daza, estudiante de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Javeriana. Jeferson David Burgos Bastidas, politólogo de la Pontificia Universidad Javeriana. Integrantes del semillero de investi­ gación en Memoria Histórica Militar y Posconflicto, creado a raíz de la línea estratégica del Comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega para el año 2016. Artículo orientado y revisado por el Director del Semillero, Dr. Roberto García Alonso.

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Es por esto, que la Fuerza de Tarea Conjunta Omega (FUTCO), y en especial el Comando Específico del Caguán (CEC), se convierten en epicentro en la creación de identidad colectiva de la población de San Vicente del Caguán, y es en ellos (FF.MM.) bajo quienes reposa la ardua tarea de propiciar un espacio para la superación de los conflictos, para generar cohesión social, para suturar los desgarramientos entre unos y otros, y para llevar a los lugares, quizá más olvidados, un sentimiento de unidad y de nación; con miras a obtener una reconciliación social y a fortalecer el camino hacia una paz estable y duradera; en donde sea la recuperación del tejido social y la reconstrucción de ciudadanía el primer paso para la democratización.

Contextualización El Caquetá es un departamento fronterizo localizado en el suroriente del país. Su control, en las décadas de los setenta y noventa, obedeció a la expansión territorial armada del grupo revolucionario FARC desde el departamento del Meta hasta el departamento del Caquetá. Así ilustran William Ramírez (1981) y los documentos de la Conferencia Episcopal (2004 y 2006) el concepto de una colonización armada del departamento; haciendo referencia a un territorio de dominación exclusiva por parte de las FARC, en el cual el cultivo de coca y la falta de presencia institucional fue clave para el funcionamiento de este tipo de dinámicas (PNUD, 2014). Este departamento ha enfrentado por décadas la violencia del conflicto armado interno colombiano. En especial, este territorio ha sido epicentro de acciones militares por parte de los gobiernos desde la época del Frente Nacional, pasando por la consolidación de la denominada República independiente del Pato, territorio afluente del río Caguán, en donde las FARC ejercen una gran presencia militar (CEC, 2015). Las conferencias IV, V, VI y VII de las FARC, realizadas entre los años de 1968 y 1974, guiaron a la guerrilla hacia una trasformación social, económica y política: Proyectaron la creación de frentes guerrilleros y fijaron orientaciones de orden financiero. Además, expidieron sus estatutos, el Reglamento de Régimen Disciplinario y las normas de comando, todo con el propósito de formar un ejército revolucionario, que tuviera algunas similitudes con el Ejército legítimamente constituido del Estado Colombiano, aprovechando entonces esa coyuntura para hacer presencia en regiones del país alejadas y sin representación estatal de ninguna índole, que además tuviesen como común denominador el narcotráfico como fuente de financiamiento, circunstancia que con el paso del tiempo facilitó que fuera ese grupo armado al margen de la ley quien emitiera normas de comportamiento al interior de dicho territorio, y en consecuencia se abrogo la sensación de justicia y seguridad; de ahí que en la actualidad aun la pobla-

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ción civil en su consiente tenga que para que no haya consumidores de sustancias alucinógenas y fenómenos delictivos como el hurto, es necesaria la presencia de la Guerrilla, debido al control, al constreñimiento y a la intimidación que ejerce. (CEC, 2015, p. 2)

Ante tal escenario, la población civil ha forjado lazos complejos de amistad y enemistad con los frentes guerrilleros debido a la ideología que han proyectado y a su modo de operación. En ese contexto, fueron múltiples los intentos por parte del Estado, y en espacial de las Fuerzas Militares, por liderar durante las últimas décadas del siglo XX, procesos que posibilitaran el establecimiento de un clima de paz en el territorio; no obstante, las FARC seguían mostrándose como una organización netamente beligerante, dispuesta a mantener el cumplimiento de sus ideales y contenidos programáticos por encima de la voluntad de paz colombiana (CEC, 2015). Es así como el 11 de agosto de 2000, el General Carlos Alberto Ospina Ovalle, Comandante del Ejército, tras realizar un análisis exhaustivo del ambiente Operacional en dicha área del país; y sumándose al estudio realizado por su Estado Mayor dentro de la viabilidad y oportunidad para contrarrestar el accionar terrorista, que se crea la Brigada Móvil No. 960, mediante el artículo 29 del Decreto 1512 de 2000. Posteriormente, el 9 de diciembre de 2003 es creada la Fuerza de Tarea Conjunta Omega (FUTCO) como la primera organización de las Fuerzas Militares que utilizó el concepto de doctrina conjunta con sus componentes terrestre, aéreo y fluvial en los departamentos del Meta, Guaviare y Caquetá, para evitar el avance del plan estratégico de las FARC en su intención de la toma del poder a través de las armas (Fuerza de Tarea Conjunta Omega, 2016). Es por esto que, dentro de esta estrategia, en el municipio de San Vicente del Caguán, se ubica el Comando Específico del Caguán (CEC). El CEC es una unidad militar adscrita a la Fuerza de Tarea Conjunta Omega (FUTCO), la cual tiene bajo su responsabilidad el desarrollo de operaciones militares en el noroccidente del departamento del Caquetá y sur del Meta. Bajo su responsabilidad se encuentran las brigadas móviles 6, 9 y 22 como componentes del Ejército Nacional; el Batallón de Infantería N. 31 como componente de la Armada Nacional; y finalmente, un enlace aéreo de la Fuerza Aérea Colombiana (Fuerza de Tarea Conjunta Omega, 2016).

Representaciones sociales en el CEC Luego de realizar una aproximación al trabajo operativo del CEC, dentro de un esfuerzo conjunto de la FUTCO y del Semillero de Posconflicto y Memoria Histórica Militar de la Pontificia Universidad Javeriana, del 7 al 10 de abril se realizó un trabajo inves60. La Brigada Móvil No. 9 es actualmente una de las principales brigadas que componen la Fuerza de Tarea Conjunta Omega (FUTCO); esta se encuentra ubicada en el municipio de San Vicente del Caguán.

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tigativo dentro del Batallón Cazadores del Comando Específico del Caguán (CEC), con el fin de realizar una aproximación a los relatos de soldados profesionales, suboficiales, oficiales y miembros de la población civil, dentro del marco de la creación de la Memoria Histórica Militar de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega (FUTCO). A la hora de enlazar relatos, memoria y reconciliación, se expondrán aquí algunos de los testimonios que fueron tomados en la visita al CEC, ya que son estos los cuales permitirán hacer una mayor aproximación al objetivo de este primer análisis: la construcción de representaciones sociales. A la hora de hablar de la construcción de identidades y de memorias de los suboficiales y de los soldados profesionales61, es necesario tener en cuenta cuatro (4) variables que permean totalmente la vida en la FUTCO, a saber: los motivos por los cuales los individuos se involucran en las Fuerzas Armadas, las cualidades inherentes que adquieren dichos individuos y las necesarias para ser miembro de las FF.MM., el grado de responsabilidad en la toma de decisiones como miembro de las FF.MM., y las formas en las que la doctrina y el comportamiento militar inciden en el comportamiento individual de los miembros de las FFAA. La primera variable identificada en los relatos fueron las razones por las cuales suboficiales y soldados profesionales se unen al ejército; y es aquí en donde se va a ver, de una manera más clara, la diferenciación entre estos dos rangos dentro del Ejército. Por un lado, para los suboficiales la entrada al Ejército estuvo permeada de la visión positiva que tenían acerca de la institución, muchas veces por familiares y/o amigos que habían hecho parte de la misma; mientras que los soldados profesionales habían terminado vinculados, principalmente, por la búsqueda de nuevas oportunidades tanto económicas como de salida ante el escenario de conflicto que se estaba viviendo en el país y que azotaba a la mayor parte de las regiones. El servicio militar es solo uno de los factores que motivan la entrada de jóvenes rurales en las Fuerzas Militares. Es de recordar que el perfil de la mayoría de soldados de línea al momento del ingreso a las Fuerzas Militares, son personas con bajos recursos económicos. También es relevante mencionar que aquellos soldados que han tenido familiares militares o poseen una condición económica diferente, pueden llegar a estudiar una carrera de oficial o suboficial con oportunidades muy distintas a las de un soldado profesional. Por medio del trabajo de campo realizado, se logró percibir que el sentimiento de identificación con algo o alguien adquiere relevancia; más en territorios donde el conflicto armado es concomitante con la búsqueda de decisiones que permiten a su vez aclarar dudas acerca del curso de vida que los jóvenes rurales deben tomar. Un ejemplo de ello lo describe un soldado profesional fundador del Comando Especifico del Caguán (CEC): 61. En el CEC, a la hora de hablar de las FF.MM. solo se hará énfasis en los testimonios de suboficiales y soldados profesionales, puesto que en las instalaciones del Batallón Cazadores no se encontraba ningún oficial durante los días del trabajo de campo.

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A mí la verdad el ejército no me gustaba, y yo presté mi servicio militar. En ese tiempo me dijeron que me presentara en la ESPRO en el año del 2002, y no lo hice, regresé al Casanare, lugar donde yo vivía. Allí había paramilitares y era normal verlos por ahí armados, vestidos de ropa normal. Un tiempo más adelante me ofrecieron la suma de $1.500.000 para ser comandate de 20 hombres, a raíz de eso me estaban obligando a pertenecer a las filas de ellos, allí un compañero que vivía cerca me convidó al ejército. (Soldado Bolaños, 2016).

De igual forma, los jóvenes de zonas rurales ven en el Ejército una oportunidad económica de sostenimiento, ya que el ingresar les permite visualizar una contribución futura a su familia, y adicional a ello, una oportunidad para formarse militarmente y con múltiples opciones de vivienda y estudio. Entré sobre los 17 años al Ejército y pues con aspiración de tener una mejor vida, obviamente por condiciones económicas no podía seguir estudiando una carrera pro­ fesional, había muy buenas opciones con la fuerza pública más o menos para el mes de marzo del 2002 (Fuente especificada no válida).

En complemento, otros militares expresan su agrado por las armas y por la responsabilidad de dirigir personal. Todo ello va unido a los valores adquiridos en la formación militar, lo cual hace parte de la segunda categoría a explicar. Quizás la variable más importante y que ejerce un gran impacto sobre las demás, es la de las cualidades que adquieren los individuos al ingresar a la institución; ya que se encuentra una percepción general en torno a la idea de que la obediencia, el respeto y las “relaciones de compañerismo” se ven fuertemente enmarcadas en cada uno de los pertenecientes a la FUTCO. Son estos sentimientos de pertenecía, de lealtad, de vocación al servicio y de responsabilidad, los que van muy de la mano al sentimiento de familiaridad que se forja al ingresar en una institución en donde los compañeros del día a día se convierten en la familia misma; ya que, el pensar que “ese mano era mi amigo, la guerra es conmigo también” o el sentir que “es muy duro ver morir a un amigo y no poder hacer nada” (Mayor Flórez, 2016); lleva a que los lazos que se crean allí dentro, sean de tal magnitud que el llamar a alguien como “MI lanza” “MI teniente”, etc., signifique, más allá de un simple respeto, la identificación con aquella persona que es su norte, su dirección. Sin duda alguna, la disciplina es uno de los valores fundamentales que se adquiere con la formación militar, este valor se traslapa con otras características que exponen militares como la sumisión, perseverancia, responsabilidad y valor por conseguir las metas propuestas diariamente. Otra característica común es valorar más el núcleo familiar, ya que los militares, muchas veces tienen que enfrentar duros periodos de entrenamiento alejados de sus familias, debido a que las áreas de operación son por lo general en lugares apartados de sus sitios de origen, lo cual impide que puedan estar en contacto frecuente con sus

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familiares. Es de anotar que muchos de los motivos por los cuales los soldados no se desvanecen en sus propósitos o en el curso de su carrera, es por el apoyo de sus familiares y por la ilusión de reencontrarse con estos. Una cosa que se fortalece o un hábito muy importante es el de apreciar al padre, núcleo familiar. Cuando uno se va a la escuela militar los primeros dos meces, tres meses, le escribe la novia, le escriben los amigos, pero ya se van apartando, a los cuatro meses usted se da cuenta que el único que va y lo visita es el papá, la mamá, y los hermanos el núcleo familiar, entonces esa unión de familia se fortalece, entonces aprende uno a querer y valorar lo que de pronto uno no veía” (Fuente especificada no válida).

Adicional a esto, los sentimientos que evocan los pertenecientes al CEC en cuanto a la asignación de responsabilidades, demuestran cómo ese sentimiento rector de Patria, Honor y Lealtad es el que los motiva a sentir orgullo cada vez que una tarea les ha sido encomendada, puesto que el poder sentir que en sus manos está el servicio a la patria y a la nación, genera un gran orgullo y la posibilidad de reconocimiento por la labor que día a día realizan, y que no es de mucha empatía. yo me siento realizado yo soy un enamorado de mi carrera militar y lo hurgonean a comandar 5300 hombres eso es muchísima responsabilidad y es un gran reto pero para eso nos prepararon y no podemos quedarle mal al mando no le podemos quedar mal a la institución estamos preparados y tenemos que hacerlo de la mejor forma, no lo conocemos todo, no lo sabemos todo, tenemos que consultarlo y para eso tenemos nuestros estados mayores que son parte fundamental para el planeamiento de las operaciones militares, y tenemos que apoyarnos en ellos pero podemos hacerlo y hacerlo bien (Coronel Méndez, 2016).

La última variable, la de la influencia de la doctrina militar en el comportamiento individual se ve claramente enmarcada en los relatos, ya que aunque ellos argumentan que a la hora de ser “civiles” intentan dejar la severidad a un lado, hay identidades que se han forjado dentro de la institución y que es innegable no proyectarlas, como el valor del respeto, del compromiso, del orden, de la responsabilidad, el orgullo por la patria, la convicción y la identificación con el contexto del conflicto que tantas veces es ignorado por quienes “no conocen la otra Colombia” (Teniente Gutiérrez , 2016). Adicional a esto, se evidencia cómo hay valores que la institución militar forja de una manera tan fuerte, que al salir a la vida “civil” permean en tal magnitud al sujeto, que lo hacen convertirse en el ciudadano ideal bajo los principios de Dios, honor y Patria, por ejemplo: Trato de desconectarme un poco de la rutina y hago como si fuera un civil como cualquier otro pero digamos dando ejemplo a las demás personas por ejemplo una persona

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que no tiene que comer ayudarla o un viejito que este cruzando una carretera cosas así se deja el casete militar y se toma el casete civil (Soldado Bolaños, 2016).

Dentro de esta variable, también se resalta la importancia de los aprendizajes institucionales, los cuales, por lo visto, si permean todos los ámbitos de la vida diaria: Yo creería que hay muchos hábitos y las buenas costumbres que uno aplica aquí en la institución y las lleva a la casa, por lo menos la disciplina con los hijos, los hijos míos son muy disciplinados y yo creo que eso fue porque a mí me disciplinaron en el ejército, si bien es cierto uno tiene unos principios y unos valores de la casa la institución si usted sabe aplicar se fortalece y eso se transmite a los hijos (Coronel Méndez, 2016).

Las representaciones sociales, dentro del CEC, evidencian cómo la institución y sus valores, permean de sobremanera el actuar individual y colectivo; fortaleciendo y forjando la integralidad de cada uno de los miembros de las FF.MM. y la FUTCO, para quienes la integran, es concebida como escenario de confluencia de diferencias, de compartir de vivencias, de encuentro de multiculturalidad, de inmersión de relatos y de compartir de saberes. Es la FUTCO el ejemplo claro de comunidad.

Memoria Histórica Militar Comprender la necesidad de la Memoria Histórica Militar en el escenario actual parte de vislumbrarla como el esfuerzo consciente de los grupos humanos por encontrarse con su pasado (Nora, 1993), con el fin de dejar un registro de las vivencias y comprensiones singulares de los elementos que componen las Fuerzas Militares (FF. MM.) de Colombia (en este caso de la FUTCO), cuya intención es esclarecer sucesos y aclarar los motivos que se esconden detrás de las voces de quienes hasta el momento no han sido escuchados, las voces de los miembros de las FF.MM. (Fuerza de Tarea Conjunta Omega, 2016). La Memoria Militar a lo largo de la historia se ha visto desde la óptica de las conmemoraciones hacia símbolos, himnos, uniformes, códigos, etc. No obstante, la apuesta aquí es adentrar en las representaciones que evoca el pasado a partir de las conexiones e interacciones de los actores de las instituciones militares, quienes son los que han estado inmersos en el proceso de construcción histórica. Ante el actual escenario político de Colombia, plagado de incertidumbre y de desconcierto por la desaprobación que manifestó el electorado colombiano en torno al acuerdo de paz alcanzado con los miembros de las FARC, hay algo que no puede perderse de vista para las Fuerzas Militares. El ambiente de reconciliación y la eventual puesta en marcha de una comisión para el esclarecimiento de la verdad son imposter-

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gables, así que el contexto político actual y futuro demanda escuchar la versión del conflicto armado por parte de las FF.MM.. Las FF.MM. desean construir una memoria propia, una edificación en torno al conflicto armado desde su perspectiva, la cual se ve facilitada gracias a que la construcción de Memoria Histórica Militar, es un derecho que como institución tienen. En contexto, los informes nacionales de Memoria Histórica no fueron incluyentes con la participación de las FF.MM., asimismo, parece ser que nadie ha abogado por reconstruir los relatos del conflicto en cabeza de quienes disputaron la guerra como parte del Estado. Los relatos se han construido a partir de las víctimas y de los victimarios, restándole integralidad a las fuentes de consulta que merecen las FF.MM.. A la hora de entender el relato como conocimiento factual acerca del pasado que pueda ser objetivamente verdadero, lo que se busca es concebirlo como indicador de representaciones colectivas. Es por esto que el testimonio oral como “evidencia de” y/o “prueba de”, a partir de su análisis y comparación con otros testimonios, permite inferir hechos del pasado o modos de comprensión de ciertos actores sobre una realidad social dada (Mudrovcic, 2007). El relato es, por lo tanto, el elemento idóneo para permitir una representación de las experiencias más significativas y profundas de las personas (Mudrovcic, 2007), en tanto se configura como la expresión de la huella que ha dejado la guerra en cada uno de quienes han convivido de manera directa con esta. La memoria histórica juega un papel realmente importante en tanto busca, por un lado, sanar heridas; y por el otro, permitir un proceso pedagógico de esclarecimiento de la verdad, en donde lo esencial es reconocer el pasado con un pie en el presente, pero con miras hacia un futuro de reconciliación entre los actores que han visto y han enfrentado la guerra incansablemente: Las Fuerzas Militares. En primer lugar, la representación del dolor en las FF.MM. ha sido uno de los grandes desafíos. La fortaleza institucional que rodea a quienes integran esta institución ha sido eje en la construcción de sentimientos que obedecen a una lógica de auto represión ante el dolor, como parte de un esfuerzo institucional por mostrar la fortaleza de las FF.MM. en el continuo proyecto cohesionador del país del cual son parte, dejando en el olvido la verdadera representación del dolor. No obstante, en palabras de María Emma Wills; “el desconocimiento de su sufrimiento es un engranaje más de la guerra. Se desconoce su costo, y no hablo de costos económicos sino de vidas humanas, por ser un ciclo que se sigue repitiendo” (Wills, 2014). Desde aquí, se legitima la idea de que debe ser desde las voces, y la mirada de quienes han estado frente al Conflicto Armado colombiano, que debe ser escrita la Memoria Histórica Militar de las FF.MM., en tanto que es necesario centrarse en el ser humano y en contar los hechos traumáticos con los que muchos aún conviven (Wills, 2014) como parte de un proceso de reparación y reconciliación colectiva. Lo anterior se ve expresado en el relato de uno de los integrantes del CEC, quien expone que:

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Nosotros somos una institución que apoyamos las decisiones del gobierno que más que nosotros que somos los primeros que queremos la paz no ve que nosotros somos los únicos que sabemos las cicatrices que deja la guerra. Nuestra institución ha sufrido, ha dejado viudas, huérfanos; vemos cualquier cantidad de oficiales, suboficiales y soldados motilados por la guerra entonces nosotros somos los primeros que estamos a favor de que haya o se resuelva un conflicto (Coronel Méndez, 2016).

En segundo lugar, como estrategia de esclarecimiento de la verdad, la Memoria Histórica Militar se pone al servicio de todas aquellas voces importantes que han sido opacadas tras la historia de los grandes héroes y/o políticos nacionales. No obstante, las voces de los militares deben ser vistas como insumo para la construcción de su propia memoria, y no solo para la consolidación de relatos complementarios de historias nacionales o institucionales. Por lo tanto, se vuelve necesario recopilar los relatos de los militares, ver sus singularidades y reunirlos junto con otros relatos, de tal forma que configuren un pasado común en el que sobresalga su participación en eventos de trascendencia histórica y de paso, genere un aporte a la construcción de la sociedad democrática que tanto anhelamos todos los colombianos (Chaib de Mares, 2014). En palabras del coronel Méndez: Estamos en un país donde prima la democracia al derecho del libre pensamiento, libre expresión y de eso se trata de que podamos nosotros transmitir por cualquier medio llámese redes sociales televisión prensa la literatura escrita poder nosotros dejar testimonio de lo que realmente pasó. Dice un general de los estados unidos que no faltara unas de las frases célebres no me acuerdo quien es, un general, “que no faltara el idiota que el día de mañana diga que aquí no pasó nada”, y no por honor, por un homenaje a todas esas personas que perdieron sus vidas o que ofrendaron sus cuerpos, nosotros no podemos desconocer todo lo que pasó en 50 años de conflicto; entonces tenemos que plasmar, dejar escrito en memorias por dar un homenaje a esas personas que por nada o casi nada lo dieron todo para que en el futuro podamos tener una mejor patria; y eso sería el mejor homenaje, por eso nos tocaría traspasar las fronteras y lo tenemos que hacer porque tenemos que dar testimonio de esas grandes actuaciones y esos gestos inolvidables en el campo de combate que nuestros hombres lograron para poder tener un mejor futuro y la muestra es esta no es que la gente se cansó de la guerra es que nosotros hicimos de que eso llegará. Definitivamente el mejor homenaje que podemos hacer es plasmar en la historia de lo que realmente pasó y es darles un homenaje a todos nuestros hombres caídos en cumplimiento del deber (Coronel Méndez, 2016)

Así pues, el papel de la Memoria Histórica Militar debe ser el de la construcción de pedagogías de la memoria que permitan dilucidar la presencia del conflicto en todas y cada una de las regiones que han convivido con los horrores de la guerra. Ante esta

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necesidad, la mejor forma de aproximación es mediante la consolidación de estructuras narrativas como prueba del acontecer nacional, las cuales son eje fundamental en la edificación de relatos históricos que tengan como fin el “nunca más”

El CEC como forjador de ciudadanía Cuando se habla de ciudadanía es vital entender que uno de los principales teóricos de este tema, Marshall, habla de los tres elementos de la ciudadanía, a saber: civil62, política63 y social64. Este orden, debido a que primero aparecieron los derechos civiles (antes de la aprobación de la primera Reform Act en 1832); en segundo lugar, surgieron los derechos políticos, cuya expansión marcó el final del siglo XIX (no obstante, el principio de ciudadanía política universal no fue reconocido sino hasta 1918); y en tercer lugar, la social, teniendo en cuenta que la amplia reducción de los derechos sociales (casi hasta desaparecer en el siglo XVIII y principio del XIX), hizo que solamente con el desarrollo de la educación elemental en el siglo XX resurgieran y llegaran a equipararse con los otros dos elementos de la ciudadanía (Marshall, 1949). La ciudadanía es concebida como un estatus de pleno derecho que se otorga a los miembros de una comunidad. Todos aquellos que poseen este estatus son iguales en lo que se refiere a los derechos y deberes que implica el ser parte de un ideario colectivo. No hay principio universal que determine cuáles deben ser estos derechos y deberes, pero las sociedades en donde la ciudadanía es una institución en desarrollo, crean una imagen de la ciudadanía ideal en relación con la cual puede medirse el éxito y hacia la cual pueden dirigirse las aspiraciones (Marshall, 1949). Adicional a estos tres tipos de ciudadanía, Margalit añade la ciudadanía simbólica65, como aquella que permite crear un sentido de lealtad mediante loa identificación de los ciudadanos con el Estado, permitiendo así que se conciba que una “sociedad decente” es aquella que no excluye a ningún grupo de ciudadanos de los símbolos propios, los cuales son meras afecciones espirituales y emociones (Margalit, 1997). En este sentido, ha sido el CEC, en el municipio de San Vicente del Caguán; la institución forjadora no solo de identidades, sino también la encargada de forjar el ideario de nación, a partir de un conjunto de representaciones sociales. Por lo tanto, los valores forjados por los miembros de las FF.MM. han sido el punto de partida a la hora de llevar a cabo el proceso de consolidación de la democracia en las regiones más apartadas del país. 62. La ciudadanía civil, o ciudadanía legal, es la “totalidad de derechos que tienen los ciudadanos en asuntos concernientes a la ley. Se trata principalmente de derechos relacionados con el estatus personal” (Margalit, 1997). 63. La ciudadanía política “incluye también los derechos políticos, tales como el voto en las elecciones y el derecho a ocupar un cargo político” (Margalit, 1997). 64. La ciudadanía social incluye los derechos de los ciudadanos a determinadas prestaciones sociales como, por ejemplo, los servicios de salud, educación, de empleo y la seguridad social” (Margalit, 1997). 65. También entendida como la participación en la salud simbólica de la sociedad (Margalit, 1997).

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Ente un escenario de debilidad e incapacidad institucional, la entidad llamada a fortalecer el vínculo entre el Estado y la sociedad ha sido las FF.MM., cuyo arduo trabajo ha significado la generación de nuevas identificaciones de la población con los valores nacionales. Ante esta realidad, los miembros del CEC reconocen que: Lo bonito de esta institución es que usted en la mañana puede estar repartiendo un sancocho con unos campesinos a la orilla de un rio, y en la noche puede estar sentado con manteles blancos con el presidente de la república y solo es esta institución, las Fuerzas Militares, la que le da esa posibilidad de poder interactuar en todos los estratos de la sociedad colombiana y para eso trabajamos y por solo eso yo me siento bendecido por Dios porque desde mi campo he podido ayudar a muchos compatriotas cualquiera haya sido al actividad que se haya desempeñado pero algún día recordaran de que fue un soldado que les tendió la mano y eso para nosotros es gratificante, el servicio a la comunidad (Coronel Méndez, 2016).

A la par de esto, la virtud pública es un concepto que se utiliza para describir un camino que la democracia actual reclama ante un escenario funesto, en el cual el sistema político se ha visto resquebrajado ante la instauración de una hegemonía individualista occidental, sistema que bajo el modelo de mercado relegó a la cultura del bien colectivo. A partir de lo anterior, se pudo identificar que en las Fuerzas Militares el apego por el compañero o el sentimiento de familia entre militares es muy importante. Existe un rescate por el valor de la unidad y de la colectividad, y esto se logra a partir del rol que juega la institución como un eje articulador de la sociedad en temas como el de la empatía y el reconocimiento. En efecto, aquella virtud publica entendida como un conjunto de valores conexos como lo son la solidaridad, responsabilidad, honestidad y tolerancia en función de un interés colectivo, se ha visto vulnerada por el escenario actual de un capitalismo salvaje, el cual a través de sus características oferta-demanda promueve virtudes privadas (intereses corporativos y particulares). El ejército hace frente a dicha problemática y permite transformar la realidad de aquellos que de una u otra manera pertenecieron, pertenecen o son terceros involucrados con las Fuerzas Armadas, gracias a que estos últimos han podido sentir la presencia firme de una institución estatal, que en dicho territorio se ha consolidado como la fuente de legitimidad y la representación misma de la protección del Estado. El Ejército como institución ha sido entonces un modelo efectivo para la construcción de nación y por supuesto de legitimidad ante los ciudadanos que principalmente pertenecen a ella. Recoger aquellos elementos positivos para la instauración de justicia al interior del país es un gran reto. En principio, se puede plantear una crisis del contrato social para la cual la justicia necesariamente debe ser fortalecida como elemento indisociable de la virtud pública. La justicia no se puede establecer como un elemento

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ceñido intrínsecamente al sistema jurídico, de modo que la justicia requiere de unos valores que trasciendan la legalidad, de tal forma que la solidaridad, la honestidad, la tolerancia y la profesionalidad, se constituyan como elementos que coadyuven a los vacíos que el sistema jurídico ha dejado a su paso. Frente al reto propuesto, la democracia no solo requiere de instituciones, decretos y leyes sino de una ética reflexiva que necesita dialogar con el hombre político de Aristóteles y el hombre moderno. Así pues, las grandes amenazas como la indiferencia y los fanatismos religiosos son grandes amenazas que encuentra la ética, en la cual debe prevalecer una moral laica que en razón de su condición sea de interés general. Empero, establecer una moral laica como la primacía de la conciencia individual, es decir, la autonomía de la persona y la aceptación del pluralismo ético y religioso, es un trabajo que requiere educación para adquirir conciencia de los deberes como ciudadano. Durante más de 50 años en conflicto armado, una gran victima colectiva, sin duda, ha sido la noción de ciudadanía, es decir, la de aquella persona que es sujeto de derechos, pero también de deberes, aquella que tiene la capacidad de demandar y cumplir los objetivos del régimen político (López, 2016). Es por esto que las anteriores categorías identificadas en el trabajo de campo, las cuales hacen parte de las Fuerzas Armadas, son de gran valor para la construcción de ciudadanía al interior del país. La construcción de ciudadanía y el fortalecimiento del tejido social de San Vicente del Caguán es vital en el obrar de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega (FUTCO), y en especial, en el Comando Específico del Caguán (CEC); en tanto,ha sido el ejército el que durante años ha sido la cabeza visible del Estado colombiano, siendo ellos los precursores de identidades y de marcos sociales en los que se ha instaurado la nación colombiana. Ejemplo de esto es el siguiente fragmento, en donde adicional, se evidencia el sentimiento y la gratificación de un Coronel por la labor realizada: La virtud de vocación de ayudar la gente porque uno en esta institución se convierte a veces en la única presencia del Estado en esas regiones tan apartadas del país, entonces ahí le toca ser a uno de padre, le toca hacer a uno de alcalde, de papá, de mamá, de personero, todo el mundo le consulta a uno y uno es la autoridad, la única autoridad, entonces tiene que remplazar la autoridad del Estado en la gran mayoría de la cordillera, entonces se forma uno como persona, adquiere mucha experiencia, se madura más temprano que los demás jóvenes y de que realmente se compromete con fe en la causa para sacar esto adelante y yo creo que esto es una experiencia muy bonita por lo menos yo así lo siento (Coronel Méndez, 2016).

Existen infinidades de retos para el posconflicto que enfrentará Colombia, sin embargo, es una prioridad la construcción de ciudadanía y dentro de ella la provisión de justicia. De ahí la importancia de fortalecer, diseñar y crear las estrategias

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necesarias para ejercer la plena ciudadanía, y recuperar el sentimiento de colectividad, aprendiendo a tolerar la diferencia en un marco de reconciliación nacional.

Retos para Colombia de cara al posconflicto Más de 50 años de conflicto armado en Colombia y más de 30 años invertidos en estrategias de guerra y paz; son la cuenta de años en los cuales se han intentado al menos 9 procesos de paz, algunos evidenciando éxito en pequeñas proporciones, mientras otros, fracasando (López, 2016). En este sentido, existen problemas en Colombia que son renuentes; en donde, a pesar de las múltiples estrategias de reforma económica, social y política que se han implementado bajo numerosos gobiernos en Colombia, siguen prevaleciendo problemas como: una debilidad institucional en la construcción de ciudadanía y en la ejecución de las funciones básicas de un Estado, como el goce de un mercado legal y legítimo dentro de todo el territorio nacional; un aparato de Seguridad efectivo y capaz de garantizar niveles mínimos de esta; un sistema de justicia efectivo y; finalmente, la consolidación de unas regiones comprometidas con el recaudamiento tributario (López, 2016). Las funciones básicas de un Estado son en resumen tres; garantizar el monopolio de la seguridad y la coerción, consolidar una administración de justicia efectiva y ejercer un recaudamiento tributario efectivo dentro del territorio estatal. No obstante, existen otras variables que el Estado ha venido asumiendo pero que corresponden a funciones de segundo nivel como lo son la provisión de salud y de educación. De esta manera, al ser estas últimas suministradas, sin antes haber garantizado aquellas funciones y necesidades prioritarias, se ha llevado a condenar a la mayor parte del país al sufrimiento dentro de un escenario de precariedad estatal. La debilidad institucional de los países latinoamericanos puede deberse tanto a factores internos como externos. Dentro de los factores internos se encuentran: la estructura del sistema político presidencialista, la carencia de un consenso social idóneo para definir un modelo de Estado propio, la aplicación de isomorfismos66, la discontinuidad en la implantación de modelos internacionales y la debilidad en carrera administrativa (Ramio & Salvador, 2005). 66. El isomorfismo, para efectos de este trabajo, se debe entender como la reproducción de modelos, prácticas e instituciones de otros contextos de referencia. Se puede entender como isomorfismo institucional, bien sea mimético si responde a una opción de la propia administración o coercitivo, cuando está administración se encuentra obligada (presión normativa) a la reproducción de estas instituciones. En efecto, en América Latina “la traslación directa de estos arreglos institucionales exógenos a realidades políticas, administrativas, sociales y económicas para las que no fueron diseñados suele comportar desajustes que tienden a limitar los resultados previstos cuando no a generar nuevos problemas añadidos a los que se pretendía dar respuesta” (Ramio & Salvador, 2005, p. 14)

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Por su parte, los factores externos que influyen sustancialmente en la debilidad institucional corresponden, principalmente, a la presencia de isomorfismos coercitivos que surgen gracias a la presión ejercida por instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. De tal forma que, la imposición de modelos administrativos descontextualizados de las tradiciones administrativas regionales por parte de países desarrollados ha provocado en Colombia y en América Latina, un proceso de desinstitucionalización acelerado67, como consecuencia de la implantación de la Nueva Gestión Pública68 (NGP). El debate por el análisis de un carácter multinivel69 del fenómeno autoritario se encuentra en la agenda de los académicos, dado que hace parte de los principales problemas que impiden un desarrollo efectivo de la gobernabilidad en Colombia. En tal virtud, el autoritarismo llevado a un nivel subnacional exige analizar las relaciones que sostienen los principales actores; en este caso, las élites regionales, para entrar en contacto con otra serie de agentes involucrados en el proceso político, pueden coadyuvarse con actores como el sector empresarial, la sociedad civil, los partidos políticos y/o los actores sociales en ascenso. Teniendo en cuenta que los territorios y las poblaciones marginales dentro de Colombia no han gozado de un despliegue institucional efectivo, sino por el contrario, han sido permeadas por una informalidad alarmante y un gran vacío institucional; que, en la historia, y aún más en la actualidad, se ha utilizado para el aprovechamiento por parte de actores ilegales, armados o no (Garzón , 2014). Es debido a todo esto que la FUTCO ha cargado sobre sus hombros la ardua tarea de llevar al Estado a los lugares más apartados; en palabras del coronel Méndez: A través de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega pues llegó también la inversión del Estado que ha sido pues lo que ellos o las expectativas que ellos marcan pero que de alguna manera ha traído mucha inversión y ha sido a través de la Fuerza de Tarea que pudimos llegar y como le digo en muchas partes de esta jurisdicción la única autoridad 67. La globalización y la importancia del comercio internacional han favorecido la competitividad de países desarrollados en detrimento de los países en vía de desarrollo. Por consiguiente, en Colombia y América Latina la implantación de la NGP generó un proceso de desinstitucionalización acelerado (Ramio & Salvador, 2005). 68. A partir de las llamadas reformas de primera y segunda generación en América Latina, se redefine el papel del Estado como un garante de la prestación de servicios públicos y no como un prestador directo de estos, además se descentralizó la toma de decisiones y se flexibilizó el sistema de administración. La NGP incorpora postulados de la administración científica, tales como la planificación, preparación, control y ejecución. También, la administración pública recoge la aplicación de características propias de los mercados, tales como la eficiencia, eficacia y economía. El ciudadano se convierte en el eje de la gestión pública y se entiende como un accionista, el mercado se entenderá bajo este modelo como el instrumento fundamental para la toma de decisiones. 69. Las antiguas tipologías-perfeccionadas, por ejemplo, por Mainwaring y Pérez-Liñán (2013) no están adaptadas al nuevo contexto de yuxtaposición de regímenes (élites nacionales y élites territoriales) (Gibson, 2006). Se ha dado una progresión en las prácticas, las cuales se han adaptado a las reformas de ordenamiento territorial y desarrollo del modelo productivo. La relación entre élites, ideologías, clases empresariales y profundización de las democracias representativas ha conllevado una redefinición de las técnicas de control político (Gomis, Amaya & Romero, 2015, p. 2).

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somos nosotros y que ha sido importantísimo en todo sentido, en las evacuaciones aeromédicas, en las jornadas de apoyo al desarrollo, en las acciones cívico militares, en la construcción de infraestructura y todos los proyectos que hemos traído a la comunidad indiscutiblemente ha sido porque llegó la Fuerza de Tarea Conjunta Omega a esta región del país (Coronel Méndez, 2016).

Las Fuerzas Militares y la seguridad regional en el posconflicto La defensa y la seguridad en Colombia han sido temas atravesados por la identificación de un enemigo interno como parte del discurso contrainsurgente de la Guerra Fría, el cual provocó una modificación en las funciones de la Fuerza Pública en Colombia; enfocándose ya no en salvaguardar fronteras y proyectarse regionalmente, sino en volcar sus esfuerzos hacia la amenaza interna del país: los grupos al margen de la ley. De tal forma que la manera en la cual se “ha regido la seguridad en el país, ha relegado la concepción de la defensa como tal de la nación y la ha circunscrito a un concepto de defensa del Estado como tal” (Cancelado, 2015, p. 158). En cuanto a las FF.MM., estas tienen un reto inmenso en la consolidación del monopolio de la fuerza, ya que se hace imprescindible fortalecer el tamaño y calidad de la Fuerza Pública. Sumado a esto, la precaria integración territorial colombiana es otro de los grandes obstáculos que las FF.MM. podrían suplir en la construcción de una infraestructura adecuada70; teniendo en cuenta que estos cuerpos gozan del conocimiento y habilidad para trabajar en condiciones de terreno difíciles, para los cuales están mucho más capacitados. El sector defensa ha buscado entrar a la OTAN, realizando ejercicios de cooperación desde el año 2014, como parte de un mecanismo de respaldo institucional (Cancelado, 2015). El acercamiento por parte del Ejército colombiano a la OTAN tiene su explicación ante las intenciones de exportar sus capacidades militares desarrolladas durante el conflicto armado. Por lo tanto, ante un eventual proceso de reconciliación, las FF.MM. podrían retomar un rol más acorde con su misión constitucional de proteger la nación y volcar sus esfuerzos no solo en el área interna, sino también a la externa. Actualmente, el sistema internacional enfrenta conflictos raciales, religiosos, nacionalistas y hasta ambientales, que en principio fueron tratados como problemas policivos y no como lo es hoy en día, una amenaza globalizada y desestabilizadora de gobiernos. Es por esto que el escenario actual demanda implementar políticas de seguridad internacional, además de procesos de gobernanza global que reduzcan la incertidumbre y conduzcan a la contención de amenazas constantes. 70. “La tasa de pavimentación por km2 en Colombia, en comparación regional nos equipara con Paraguay y Bolivia. Mientras que, con México, Argentina, Perú y Chile, no tiene sentido ejercer comparación” (López, 2016).

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Así pues, es la precariedad del Estado colombiano en muchos ámbitos, pero en especial, la inminente presencia diferenciada del Estado en las regiones, la que ha provocado que grupos al margen de la ley como las FARC hayan sido el eje articulador de numerosos grupos terroristas y narcotraficantes dentro de la región71. Las FF.MM. enfrentan numerosos retos ante la eventual puesta en marcha de un acuerdo de desmovilización y reinserción de las FARC, debido a que la participación de esta guerrilla con los carteles mexicanos (Cartel de Tijuana y otros), brasileros (Clan Fernandinho) y con el Clan Desi Bouterse de Surinam, son tan solo parte de las alianzas criminales de carácter regional, que podrían convertirse en un desestabilizador para Latinoamérica (Cancelado, 2015). Sin duda alguna, el futuro que aguarda para las FF.MM., y en especial a la FUTCO, es la redefinición de su rol, no solo como única fuerza contra insurgente, sino como eje en la construcción de una estructura multi misional que le permita consolidarse de manera regional e internacional, a través de una política exterior que vincule adecuadamente el sector de seguridad y defensa. Otro de los retos para las FF.MM. que traerá el posconflicto es la articulación del Estado con las FF.MM., ya que es necesario definir una política de seguridad y defensa acorde tanto a las necesidades de la nación como a los aportes que ha hecho la institucionalidad de actores como la FUTCO en las regiones. Por lo tanto, aunque “es muy difícil hacer patria cuando el Estado no quiere hacer política” (Sin identificación , 2016), hay que seguirle apostando al fortalecimiento institucional nacional y a la generación de relaciones aún más estrechas entre los actores estatales y las FF.MM. presentes en las regiones. Finalmente, quizás el mayor reto para las FF.MM., es continuar incentivando a los jóvenes por reconocer en la institución un ideario arraigado de Dios y Victoria; es por eso que el mensaje del Coronel Méndez es que: Vale la pena estar en una institución tan respetada y amada por todos los colombianos después de la iglesia somos la segunda en las encuestas, y que si vale la pena porque a nosotros nos tocó aportar para que país cambiara. Por eso lo importante que tu decías que deben de conocer la historia porque las generaciones futuras van a decir bueno y ¿qué fue lo que paso acá en Colombia? ¿Sí fue verdad? Dentro de veinte años no faltará la persona como ¿qué paso acá? Noo, acá hubo un conflicto 71. “Las FARC buscan constantemente apoyo internacional para sus acciones terroristas, y, por otro lado, apoyan a grupos terroristas para sus acciones. (…) el grupo colombiano le ha dado apoyo al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), sobretodo en entrenamiento y en algunas operaciones como el secuestro de Cecilia Cubas, la hija del ex presidente de esa nación, Raúl Cubas, en 2004. (…) Así mismo, la fiscal antisecuestros paraguaya, Sandra Quiñonez, había señalado la posibilidad de fortalecimiento del EPP a partir de la incursión de miembros de las FARC que sean disidentes eventuales del proceso de paz actual. Es decir, el tema de la cercanía de las FARC con el EPP y la posibilidad de una presencia real de Hezbollah en la triple frontera en el Cono Sur (Brasil, Argentina-Paraguay) crea una red de inestabilidad que señala alertas de presencia terrorista que podrían actuar de manera conjunta (Cancelado, 2015).

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bravo un conflicto que dejo muchos muertos pero que si valió la pena porque es una institución que siempre ha estado con los altos estándares de calidad y que ha tenido un talento humano impresionante que se ha jugado la vida día a día y que todavía lo hace para poder sacar la patria adelante, o sea que sí vale la pena, que hay que seguir luchando por unos objetivos, que todo el que trabaja con honestidad y con transparencia puede lograr y obtener los resultados al final de la jornada y de que definitivamente, una de las opciones dentro de esa gama de oportunidades que tienen los jóvenes, que es ingresar a la escuela militar para ser oficiales del Ejército, al igual que cualquier otra carrera. es una carrera donde vale la pena porque no solamente con el servicio usted también puede aportarle para la construcción del país de patria que eso es muy importantes (Coronel Méndez, 2016).

El CEC como constructor de paz Finalmente, los testimonios recogidos de la población civil permiten identificar cómo San Vicente del Caguán, aunque continúa en la ardua tarea de reconstruir el tejido social que se ha visto tan afectado por una larga historia de disputas, es una comunidad que dentro del aislamiento político renace e intenta, a la par de la FUTCO y en especial del CEC, reconstruir una sociedad reconciliada en donde se puedan llegar a superar los odios y fracturas ancestrales que ha dejado el conflicto armado interno en Colombia. No obstante, el ver que el pequeño lugar dentro del caserío de los Pozos, el cual presenció la más destructiva escena de violencia y que ha visto tan arruinados los sentimientos de esperanza de cada uno de sus pobladores; es ahora una escuela, permite decir que es quizás este el renacer de San Vicente del Caguán y la posibilidad de hacer emerger un nuevo escenario de paz. Es este el lugar para engendrar una ciudadanía plena, que, mediante su participación activa, logre la reconstrucción de las relaciones y del tejido social, convirtiendo a San Vicente del Caguán en la comunidad democrática que todos anhelamos. Lamentablemente, hoy, continúan existiendo dos Colombias: la de los que observan tras la pantalla y la de quienes vivieron, y aún siguen viviendo, los horrores de la guerra. Es por esto que la construcción de memoria mediante los relatos de quienes padecieron en carne propia el más largo y destructivo conflicto nacional debe ser escuchado, como punto de partida para la obtención de una sociedad más justa y reconciliada, y para el logro, de una vez por todas, de una paz estable y duradera en el país.

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Relato de un soldado, que a luz de la luna escribe su historia y su sensación después de una gran detonación. Su papel es la mente, su lápiz sus ojos y su motivación su labor. Omitir estos escritos, no es permitir que sus historias hagan parte de un colectivo que puede entender por medio de un cuento qué se siente ser soldado en un instante de angustia.


LA MINA Jorge Armando Ortiz Toro72

Para el pelotón, un día cualquiera se convirtió en el evento más sublime. Tropas del Batallón de Combate Terrestre 41, soldados orgánicos de la compañía Bélgica al mando del Capitán Niño, en la Vereda la Esperanza, Puerto Rico Meta, zona de combate 3 de la Brigada Móvil 4.

¡Preparados! Son las 5:30 horas; un desayuno menos o uno más. Nuevamente, un día cualquiera; siguen escuchando en la emisora Blue Radio temas extensos del proceso de paz mientras al mismo tiempo los comandantes continúan sorprendiéndonos con órdenes que demandan sudor y mucho sacrificio. No se dejan de limpiar las armas y menos se deja de prestar una guardia juiciosa y estricta. Cada uno de nosotros tiene una historia diferente del porqué está acá, de porqué es soldado: solo coincide que olemos a patria por casi nada, y que de la nada se sostienen las personas que amamos tanto. En broma, alardea el Slp. Martínez tener mucha plata y que ni siquiera sabe cuánto es su sueldo; Pérez, de inmediato, le insinúa que le haga un préstamo, sorbe el café desde su jarro acerado dando tiempo a una evasiva… afortunadamente para él una pésima noticia, el cabo Ramírez interrumpe el instante de presumir. Contemporáneamente, en un instante en el que coinciden varios sentimientos que hasta ahora nadie puede describir, en el rostro del cabo se muestra desesperanza, temor y algo de angustia superadas por el valor de ser soldado. Tratar de entender esta 72. Mayor del Ejército de Colombia Comandante BACOT 41 “Héroes de Corea”. Brigada Móvil 4, Comando Específico del Caguán.

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situación es perder el tiempo. Las tropas que escuchan el reporte, al rededor del rancho no resisten y la piel quiere ir abandonando el cuerpo; todos los sentidos se ponen alerta esperando que estas noticias se confirmen como no verdaderas. Al que está aquí por nada, una vez más la vida le grita, frente a su cara, que viene por mucho. —“Mi teniente, la verificación de la mina dio positivo —dijo el cabo Ramírez, miembro del grupo “explosivos y demoliciones” de Bélgica 2 y, como si fuera una levantada de codo en la ceremonia de ascensos en la escuela militar, todos sorben, a la misma vez, un trago de café para asimilar esta noticia… El teniente llama al radio operador y ordena que lo comuniquen con el comandante de la compañía; los que ahí se encuentran se miran entre sí, sonríen; todos saben que esto puede ser un evento operacional y, al mismo tiempo, surge la incertidumbre de qué va a pasar y la certeza de que todo depende de su profesionalismo, ímpetu y aplicación de los procedimientos tácticos. Es inevitable que en las probabilidades no se prevea que algo salga mal. El Ct. Niño despliega una iniciativa que en ese momento se considera valiosa y, aún más, táctica: es determinante para él la seguridad de sus soldados, la integridad física. Lo relevante de este asunto es que la mina se encuentra a la intemperie y en medio de un cultivo ilícito de matas de coca; sigue la expectativa de cómo se va actuar, la pereza se derriba y el grupo “explosivos y demoliciones” comienza a trabajar. Desplegada la seguridad perimétrica sobre ese cultivo y bajo la amenaza de una confrontación con la población civil que trata de impedir que la erradicación manual se efectúe; al parecer, los campesinos siguen engañados, creyendo los discursos de quienes con intereses individuales defienden el narcotráfico y evitan la erradicación. Al llegar algunos civiles al cultivo, el comandante les informa que esta vez no se hará erradicación y que, por lo tanto, es necesario que bajen sus proclamas: —Hoy no es igual a todas las veces, el cultivo se encuentra minado—. En ese momento se acerca el cabo Ramírez a seguir dando malas noticias: —Mi capitán, no es solo una mina, el guía canino slp. Pereira con su ejemplar Taty hallaron dos minas más. El cabo se retira a seguir orientando el procedimiento; mientras tanto, se acerca el guía con su canino Taty, labrador coqueto que no distingue el bien ni el mal, mira a los civiles creyendo que de ellos va a recibir algo, el Ct. Niño golpea con una palmadita su cabeza y, como si entendiera, le dice: “Gracias cachorra, hoy eres la héroe”. —Mi Capitán, hay un circuito complejo adherido a la primera mina. Al parecer hay dos más; esto lo vamos a lograr, pero necesito tiempo pues debo descartar que haya más minas —dice el soldado. —¿Cuánto tiempo necesita? —dice el capitán. El Capitán, con los pelos de punta, piensa que se ha venido todo a la vez y solo hace falta una mala decisión para que el procedimiento salga mal. —Hágale, “mano”, tómese su tiempo que los civiles hoy van a tener que entender”.

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Al ver esto, los civiles fueron devolviéndose por donde llegaron; el presidente de la Junta de Acción Comunal parecía que hoy no venía a acompañar la asonada, su simpatía se hizo presente y hasta testigo ocular pretendía ser; tampoco él lo podía creer. —Entiendan los civiles de la comunidad de la vereda La Esperanza que su retirada es necesaria. La mina es un contenedor metálico de 55 cm de alto y 90 de diámetro; esto es muy parecido a un cilindro y por ello podría contener tanto explosivo como metralla, partículas de acero y hierro liberadas por la explosión que aún no dimensiono hasta dónde sus efectos podrían llegar y afectar la integridad física de alguno de ustedes. Por el bien de todos, necesitamos que despejen esta área; además, no es solo una mina, ya vieron que reportaron dos más —dice el capitán. El grupo “explosivos y demoliciones” conformado por el presumido magnate y el pobre Pérez, se fusionan para estar en las mismas condiciones; presumido o no, tienen en común la misma razón de ser, el mismo uniforme, la misma misión, la diferencia ahora es solo el olor. Casco y detector, guía y su canino, ecadex y comandante, pera y cuerda, todos pescando la maldad del hombre, el morbo puesto a la amenaza, sin distinguir niño de niña, joven de adulto, soldado o civil. Minas asechando sin descanso a quien las toque, por obligación o por descarte, soldado maligno que no descansa: eso es una mina. Las dimensiones no tienen que ser estándares para producir un efecto, las medidas para hacer el mal son mínimas y esta es mínima, elevada a una potencia descomunal. Esto no es para advertir, pues este dispositivo no tiene precedentes, no tiene razón, no tiene justificación, es la firma de quien es capaz de hacer el mal sin contemplaciones, sin ver las consecuencias que caen sobre los afectados. Cinco mundos diferentes continúan en la búsqueda; no podría contar, una por una, las anécdotas de cada uno de ellos excepto por lo que percibí, mientras entraban al cultivo: uno de ellos se santigua, y sé que no es católico practicante; me queda claro que este oficio lo obliga a uno a aferrarse a quien más le ayuda, a ese Dios a quien le suplica que lo mantenga vivo y, mejor aún, completo. Pérez me mira como diciendo “todo bien”; me había contado que tenía en el bolsillo el certificado del recién nacido y entonces entendí por qué se santiguó con un papel en la mano. Al llegar el abastecimiento la sorpresa había sido mejor, fotos del niño y una carta de la mujer que no explicaba por qué no tenía tiempo para registrar al recién nacido; ella le avisó tarde y plata no tenía. Me contó que en la próxima oportunidad iba a solicitar salir en el apoyo para hacer eso. Mientras yo lo miraba pensé en todos estos supuestos de una manera tan veloz que prefiero no recordarlo, para no dañar el mimetismo con esa agua que le sale a uno de los ojos… Tal vez por eso pretendía el préstamo. “Despacio y con buena letra”, dijo el capitán, y esta orden que se cumple estricta, el cabo informa que es hora de hacer el procedimiento de la destrucción, que recomienda más distancia de seguridad. Los que sufrimos del corazón estamos conscientes de que va sonar muy duro.

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—Fuego al barreno —gritó el pobre Pérez. La explosión hizo temblar el suelo, se movió la tierra, el ganado que está bien lejos volteó a mirar, ni un civil se asomó, el aire se contaminó del polvo y de esos gases, lo que había ahí ya no estaba y la tierra removida dejaba ver que esto sería capaz de hacer mucho daño al desafortunado que la hubiera activado sin percatarse: un cráter donde caben 9 soldados cómodos, expresiones de terror al comienzo y la felicidad de haber hecho las cosas bien le colocan una sonrisa a los hermanos de armas. No somos muy sinceros al demostrar afecto, pero lo que le pase a uno es como si les pasara a todos. El capitán reconoce a sus oficiales y soldados haberlo hecho bien y les deja la consigna de seguir así. Felicitaciones van y viene. Los registros fílmicos son impresionantes pero más aún nadie es responsable por esto. —Una más lanza —le dice Pérez a Martínez. —Ah sí, curso, para eso estamos —le responde. —¿Sabía que me nació el pelao? —No, no sabía… ¡felicitaciones! —Y ya que no pasó nada, ¿cree usted que puede ser el padrino? —Claro, se va a cotizar ese pelao. —Uy, qué bueno compadre, ya somos familia. ¡¡¡Me va a prestar la plata!!!

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El altruismo individual de los soldados no podrá ser esclavizado al recuerdo, dado que hacerlo pone en peligro cualquier intento de aprendizaje para un futuro, es por ello, que describir la doctrina militar que se vivió en el conflicto, alimentándola de argumentos discursivos, hace de los relatos de memoria una empresa para sumergirse en la admiración y el respeto por aquellos que hicieron todo por la comunidad. El soldado no es un autómata de la guerra, es un servidor público que se caracteriza por su abnegación permanente en la defensa y protección del interés general. La naturaleza de su trabajo lo aleja a primera vista de una compresión integral del ciudadano, por momentos pensado como si fuera asocial o un ser especial que amerita un tratamiento diferencial. Esta visión es un concepto general que se ha tomado a través de los tiempos, a raíz de la lejanía que tienen las personas del común con las Fuerzas Militares.


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