Mitu, las Cenizas de la Memoria Construccion de Memoria Historica de la Fuerza Publica

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La Revisión Científica ha sido hecha por el Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar –Escuela Superior de Guerra– en colaboración con la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.

Mitú: las cenizas de la Memoria construcción de memoria histórica de la Fuerza Pública Colombiana

La presente colección es tomada de los libros originales publicados durante el año de 2015 por los investigadores del Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar.

Cuadernillos para la Elaboración de Memoria Histórica Militar

construcción de memoria histórica de la Fuerza Pública

Colombiana

Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar –Escuela Superior de Guerra–


Mitú: Las cenizas de la memoria Construcción de memoria histórica de la fuerza pública colombiana

ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA Centro de Investigación sobre el Conflicto y la Memoria Histórica Militar

2016

El contenido de este libro corresponde exclusivamente al pensamiento de los autores. Las posturas y aseveraciones aquí presentadas son resultados de un proyecto de investigación que no representa la posición oficial, ni institucional del Centro de investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar (CICMHM), ni de la Escuela Superior de Guerra, ni de las Fuerzas Militares o del Estado colombiano.


Director CICMHM Mayor General (Rva) Jorge Rodríguez Clavijo

Director de investigación Ps. Mauricio Uyabán Ampudia PhD

Investigadores Cr. (Rva) Luis Javier Pérez Orellanos Olga Lucia Quintero Galvis Adriana Pieschacón Reyes Alexandra María Rincón Mesa Viviana Andrea Cicery Ramos Alejandro Granados García Daniela García Mora

Asistentes de investigación Katherine Otálora Barragán Camilo Rodríguez Coneo Ana Catalina Urrego SMC (Ra). Juan Antonio Mojica Gómez SM (Ra). Pedro Nel Villa Ríos

ISBN: 978-958-59655-7-7

2016

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la previa autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público.


Tabla de contenido

Introducción............................................................................................... 5 Primera parte Capítulo 1 La memoria histórica militar: un concepto en construcción..................................................................................... 9 La Importancia de la Memoria .................................................................... 10 Debate historia-memoria ............................................................................. 15 Militares en la historia - hechos trascendentales ......................................... 16 Las Fuerzas Militares construyen su memoria ¿Cómo?.............................. 16 Segunda parte Capítulo 2 Análisis de las condiciones históricas, sociales y militares que confluyeron en la Toma de Mitú......................................................... 21 El conflicto armado colombiano en los años 90.......................................... 23 Capítulo 3 Procesos y decisiones que configuraron el contexto del conflicto armado colombiano en la década de los noventa.............. 27 Procesos políticos, económicos, militares y sociales relevantes de Colombia en la década de los noventa............................. 27


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Capítulo 4 La toma de Mitú: Mitú fue el infierno..................................................... 35 Mitú un interés clave para las Farc a través del Bloque Oriental................ 37 Toma de Mitú............................................................................................... 38 Características de la toma de Mitú: Atrocidades de las Farc....................... 42 La acción guerrillera y la defensa de Mitú por parte de la Policía Nacional............................................................................ 45 ¿Qué pasó con los secuestrados de Mitú?.................................................... 52 Entrevista General Mendieta y relatos de la memoria................................. 58 Relato José Valencia Gómez (JVG)............................................................. 60 Relato José Crisanto Contreras.................................................................... 67 Relato IT Lucas Trujillo Ferrer.................................................................... 70 Relato Oscar Iván Monroy........................................................................... 72 Para que Colombia no olvide: la siguiente es la lista oficial de uniformados que prestaban servicio en mitú el día del ataque......... 75 Referencias bibliográficas......................................................................... 79


Introducción

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ste libro es una presentación de la memoria de la toma de Mitú desde la óptica de quienes como testigos directos, vivieron y sufrieron este momento de la historia del conflicto armado en Colombia, en un escenario particular que afectó sus proyectos de vida. Es un hecho que se analiza y relata desde elementos históricos, políticos y militares, y que se ve enriquecido por algunos de los testimonios de las personas que fueron protagonistas; permitiendo comprender sus vivencias de primera mano, de una forma más amplia, cercana y fiel a los acontecimientos que experimentaron quienes tuvieron ésta experiencia. En ese sentido, el Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar (CICMHM) asume un enfoque en donde analiza los hechos de violencia vividos durante el conflicto armado, haciendo énfasis en las consecuencias sobre las instituciones de seguridad y sus miembros. En consecuencia, el CICMHM invita a participar activamente mediante el relato, en el proceso de reconstrucción de la memoria del conflicto armado colombiano, asumiendo un rol protagónico que reconozca una historia que ha permitido mantener la institucionalidad y la democracia en medio de la adversidad. Justamente por esto, se puede afirmar que hoy cuando Colombia le apuesta a la paz, y a la búsqueda de la verdad, justicia y reparación, las FF.MM. son conscientes de la vigencia de su misión en la construcción y el mantenimiento de la paz. La coyuntura actual debe ser un llamado a la cooperación y articulación de los mejores esfuerzos con el firme propósito de adelantar investigaciones que preparen adecuadamente para los grandes desafíos que comprende el trascendental momento que vive Colombia. Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar • Bogotá, Colombia - 2016


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De tal forma, que el presente libro se deriva del desarrollo de la misión del CICMHM que es desplegar un proceso riguroso y profesional que tenga como resultado la construcción de la memoria histórica institucional de la Fuerza Pública en general, y en particular, de las Fuerzas Militares, desde sus protagonistas. En el mismo sentido, resulta también imprescindible en esa labor, afianzar la idea que los errores cometidos, tengan un marco comprensivo amplio donde se refleje la naturaleza de una compleja situación de seguridad que ha enfrentado las Fuerzas institucionales del Estado colombiano a lo largo del conflicto. Por tanto, debido a la naturaleza académica de este libro, en la primera parte se analiza el concepto de memoria histórica militar y el enfoque que el CICMHM ha construido. Igualmente, se interpretaran y analizarán las diferentes entrevistas realizadas a miembros de la Fuerza Pública que vivieron la Toma de Mitú. En la segunda parte del texto se analizaran las condiciones sociales, estratégicas por parte de las Farc, así como la respuesta institucional dada por las Fuerzas Militares Colombianas. Es así como el estudio de la toma violenta de Mitú por parte de las Farc, adelantado por el equipo de investigadores del CICMHM, hace parte de los esfuerzos académicos adelantados desde las FF.MM para contribuir a la memoria histórica tanto de la Fuerza Pública como la de toda Colombia.


primera parte



Capítulo 1

La memoria histórica militar: un concepto en construcción

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a Toma de Mitú es asumida desde las perspectivas históricas como el máximo símbolo del auge que tuvo las Farc en la década de los noventa. Igualmente, Mitú es analizada por un lado, como el ejemplo de afán expansionista de las Farc y, por el otro, como la capacidad que tuvo la Fuerza Pública para enfrentar éste ataque violento. Por ende, es un hecho que no debe solamente ser estudiado desde un enfoque de memoria histórica, sino que debe ser complementado por otras diferentes perspectivas disciplinares que contribuyan a construir una memoria, una historia y una verdad que sean fieles a la realidad vivida por los miembros de la Fuerza Pública. En concordancia con lo anterior, el CICMHM se ha visto abocado a la tarea de construir un sistema conceptual que permita dar cuenta de una forma integral de la compleja realidad que ha vivido la Fuerza Pública en el conflicto colombiano. Igualmente, este trabajo reflexivo ha dado como resultado la generación de una serie de herramientas epistemológicas, metodológicas y conceptuales que permiten desentrañar, comprender y construir la experiencia de los miembros de la Fuerza Pública en su defensa de la institucionalidad colombiana. Por ende, se debe enfatizar el desarrollo conceptual que han realizado las FF.MM., a través del CICMHM, en la creación de la noción de círculos de memoria, que es un concepto muy útil para la construcción de memoria en todos los niveles. Que además, sirven como marcos interpretativos para comprender los hechos en el marco del conflicto armado. De esta forma, los llamados Círculos de Memoria tienen como objetivo trabajar distintos niveles de Memoria Histórica que busquen complementarse y lograr un Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar • Bogotá, Colombia - 2016


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objetivo común, el cual es el desarrollo histórico por las diferentes aristas que puedan tener un mismo suceso histórico. Entiéndase entonces los Círculos de Memoria en dos distintos tipos de Memoria Histórica que son aplicables para el objetivo de describir y analizar los sucesos ocurridos en Mitú hace 16 años: En primer lugar, la Memoria Institucional tiene como objetivo reunir el relato histórico general respecto a la participación de la institucionalidad en un suceso específico. En este caso, el relato histórico concerniente a la Fuerza Pública como una unidad multifuncional relaciona aspectos como la percepción de los hechos, la respuesta institucional a los hechos y los procedimientos pertinentes posteriores a los hechos. Por otro lado, se emplea también el concepto de Memoria Colectiva, el cual abarca el relato histórico general de grupos de personas que participaron directamente en los hechos. Siendo la toma de Mitú un hecho que afectó al mismo tiempo a todo un grupo personas como los policías, los soldados y a la población civil, es un escenario adecuado para construir memorias colectivas que permitan descubrir actitudes tomadas durante los hechos, pensamientos comunes entre todos los miembros y una visión muy general de los hechos, creando lazos muy útiles para construir relatos históricos representativos. Sin embargo, los Círculos de Memoria no pueden entenderse como tal si no se habla de los pequeños relatos. Estos pequeños o micro relatos se diferencian de los grandes o macro relatos (que se identifican con las historias oficiales) en que aportan una gran riqueza de detalles intersubjetivos a las historias. El micro-relato se constituye en un extenso relato que añade información inédita al relato histórico en construcción. Esto permite que los pequeños relatos sean vistos como materia prima, que pueda ser utilizada al máximo para obtener ciertos rasgos que se pierden en la generalidad de los grandes relatos y de quienes los usan para construir historia. De modo que a través del enfoque de los Círculos de Memoria se puede comprender la historia de la Fuerza Pública como una unidad, del grupo de policías y personas presentes en la toma y los pequeños relatos de los héroes desconocidos hace funcional a los círculos de memoria, los cuales son la columna vertebral de este proyecto.

La Importancia de la Memoria El ejercicio de recordar, de construir el pasado espontáneamente es una acción natural de todos los seres humanos. Todos recordamos momentos fortuitos y ne-


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gativos de tiempos pasados, instantes claves en el transcurso de la vida. En contraste con la naturalidad de la memoria, el pasado es el objeto de los esfuerzos de la disciplina histórica, que ha desarrollado múltiples metodologías para aproximarse a él. Por otro lado, la historia de las instituciones y la vida militar es un campo explorado desde diversas perspectivas, sin embargo el área de la memoria es un campo escasamente utilizado. Se han realizado estudios sobre la importancia del ámbito militar en la configuración de los Estados, en torno a la naturaleza y al desarrollo de los conflictos, se ha estudiado la evolución de las prácticas castrenses, de las estrategias; pero aún entre todos estos grandes temas, la cuestión de la memoria no ha sido un eje, ni ha contado con una perspectiva metodológica rigurosa y suficientemente delimitada para aproximarse a los militares. En la historia mundial reciente, el estudio de la memoria ha sido una inquietud para distintos grupos sociales. En el siglo XX, un siglo de gran agitación y violencia, como lo caracterizó el historiador inglés Eric Hobsbawm (1994), debido a la cantidad y magnitud de los conflictos que se desencadenaron en el mundo, las acciones de las fuerzas militares con su rol fundamental de la defensa de los distintos Estados en el contexto global fue clave para la historia del mundo. En esa medida, uno de los inconvenientes para la construcción de la memoria militar es la hermeticidad, la memoria se construye dentro de los cuarteles o las instituciones propias, no se exterioriza. Por tanto, la sociedad civil desconoce en gran parte el significado de los símbolos, el contenido de los himnos, de los códigos y su relación con la realidad de un grupo de hombres y mujeres con una profesión muy particular: la militar. Las historias de vida y los relatos del pasado por parte de los miembros de la Fuerza Pública, contribuyen a ampliar el conocimiento sobre ellos mismos para luego darlo a conocer a la sociedad de la que hacen parte: “Contar la historia es hacer pública una experiencia que no existe hasta que no se decide compartirla” (Molina, 2010). En consecuencia, la construcción de la memoria no solo tiene como objetivo generar un conocimiento para exteriorizar, también contribuye al enriquecimiento interno de las personas y los grupos, reafirma identidades, legitima ideas y reivindica derechos. La memoria histórica militar es entonces un espacio del que ya se habla, y se comienza a definir. Se parte de la idea de que las personas que conforman las Fuerzas Militares como cualquier otro sujeto construye su memoria, mira hacia el


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pasado recuerda y evoca como lo hacen todos los seres humanos. En ese sentido, para definir un campo como lo es el de círculos de memoria es necesario precisar qué es memoria. Las características de la memoria que expone el historiador italiano Enzo Traverso, muestran varios ángulos de esta categoría: “la memoria es eminentemente subjetiva” porque parte de la experiencia vivida de un sujeto individual o social, y por eso mismo: “es cualitativa, singular, está poco preocupada por las comparaciones y por las contextualizaciones” (Traverso, 2007, pág. 22). Es la idea de lo que se experimenta, con todas sus cualidades rasgos y defectos. La memoria siempre será la verdad de quien la cuenta, es un relato que se construye en el discurso y que le aporta un sentido al horizonte de vida al sujeto. Por consiguiente, Traverso anota: “la memoria es una construcción, siempre filtrada por conocimientos adquiridos con posterioridad, por la reflexión que sigue al suceso, por otras experiencias que se superponen a la originaria y modifican el recuerdo” (2007, pág. 22) Esto último hace referencia a que la memoria no es una recuperación incólume de nuestro pasado, sino que se ayuda de claves, referentes, emociones e ideas de lo que se vive posteriormente. Razón por lo cual, la capacidad de recordar es una facultad de cada individuo, cuestión que no niega que los grupos también construyan su memoria. Existe la memoria individual y la memoria colectiva. El sociólogo francés Maurice Halbwachs quien estudió ampliamente la categoría de memoria, fue enfático al afirmar que la memoria individual no es una unidad aislada y cerrada. Por tanto, la reconstrucción del pasado exige una reflexión no exclusiva en torno a la experiencia personal en un ámbito fenomenológico, sino también en clave relacional, comunitaria, cultural y social. (Halbwachs, 2004). Es decir que no recordamos solos, si bien la construcción de memoria parte de una necesidad particular y puede ser un ejercicio mental individual, nos acompañan las voces de otros sujetos que también vivieron los mismos hechos pasados que se tratan de reconstruir después. En esa línea de ideas, la memoria colectiva se construye a partir de un tejido social que se adquiere significado en la misma medida en que se elabora conjuntamente por un grupo de personas. Por tanto, su elaboración no se reduce a las memorias individuales solamente, sino a la sinergia que se logra cuando se recuerda colectivamente, dado que la narración se enriquece y se nutre de matices. Es decir, estas memorias se entrelazan, conviven y comparten información, pero también tienen vida propia a manera de un colorido caleidoscopio. (Halbwachs, 2004)


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En concordancia con lo anterior, la memoria histórica sería el gran panorama de hechos trascendentales para un grupo social, en el medio del cual la vida de cada individuo se desarrollaba. Aunque nos servimos del conocimiento de los hechos históricos, de los datos y de las fechas, la historia no solo es una fuente de claves para entender y erigir nuestro propio pasado, la historia es el medio en el que nuestro pasado ya está enraizado y por lo tanto le brinda una identidad y unas características que posteriormente redescubrimos. Por tanto, la memoria histórica se construye al darle un sentido global a los hechos acaecidos en las vidas de los sujetos, situándolos en el tiempo y observándolos grupalmente. En el caso de una persona que tiene una lectura de un hecho vivido y quiere ponerlo en un marco social y temporal más amplio, Halbwachs recomienda: “Para que detrás de la imagen, llegue la realidad histórica tendrá que salir de sí mismo, situarse en el punto de vista del grupo, ver cómo un hecho determinado marca una fecha, porque ha entrado en el círculo de sus preocupaciones, intereses y pasiones nacionales. Pero en ese momento, dicho acontecimiento deja de confundirse con su impresión personal”. (2004, pág. 61) De esta manera, la visión integral de la memoria hace viable que con la memoria histórica, se rescate dentro de lo general, las voces y las visiones particulares de los hechos. Por consiguiente, en la memoria colectiva (o las memorias colectivas) van a estar contenidas las memorias de las naciones, culturas, sociedades, grupos que comparten actividades económicas, educativas e ideológicas. Entre esos grupos deben contarse las instituciones de seguridad del Estado; estas comparten unos referentes históricos comunes en cada país, unas tradiciones que se han labrado en el tiempo, otras que habrán desaparecido, símbolos que reflejan sus valores y que rememoran hechos, entre muchos otros elementos. De la anterior reflexión, se deriva que el círculo de memoria militar es la construcción del pasado común de las diferentes instituciones militares, partiendo desde el punto de vista de cada uno de los sujetos que las componen. Por tanto, en la memoria histórica militar confluyen numerosas memorias individuales, la de cada una de las mujeres y los hombres que conforman las Fuerzas Armadas. La forma que la que cada una de estas personas recuerda algún hecho determinado de su pasado militar se entreteje con la visión de otro miembro de las Fuerzas Militares, y la visión de este con otras; y así sucesivamente hasta formar un tejido llamado memoria histórica militar. Esa memoria militar se proyecta en elementos propios como los himnos, los uniformes, los monumentos, los símbolos, las metodologías de formación, los es-


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critos, los manuales, los códigos, etc. Esta noción de la memoria contenida en elementos de representación que evocan un pasado y unos hechos determinados, se puede rastrear en los conceptos del historiador francés Pierre Nora, quien para construir una historia de la nación francesa hizo uso de los lugares claves, personajes históricos, monumentos y edificios; objetos, emblemas, celebraciones y símbolos, estudiándolos como el resultado de un proceso mental de representación de la conciencia histórica realizado por las personas. Basados en la forma de construir memoria trabajada por Pierre Nora, existe un gran punto de partida para la construcción de los círculos de memoria militar: la búsqueda de los significados de todos estos lugares de la memoria militar, sus conexiones con el pasado, su origen, razón de ser y su vínculo con las historias de los integrantes de carne y hueso las instituciones militares, todo lo anterior, en el ámbito del conflicto armado colombiano. Para encontrar esos sentidos y significados queda por estudiar el núcleo de la memoria: Las voces de los sujetos que conforman las Fuerzas Militares de determinado contexto social. ¿Dónde están las historias de vida? ¿El enfoque singular? Observamos entonces, que las perspectivas de estudio del ámbito militar, han sido, sobre todo, homogeneizadoras en su intención de crear historias institucionales o escribir el aporte integral de las fuerzas armadas; lo cual tiene lógica ya que se trata de una colectividad, sin embargo, se debe recordar aquí la contribución de Halbwachs: existe la memoria individual y la colectiva, y la primera aunque surja en cada persona por una necesidad específica, se apoyará de la segunda; se observa lo general, lo que afecta a un grupo, pero se privilegia lo particular, la percepción del individuo. Por lo tanto, al estudiar un grupo social, en este caso uno institucional, se deben destacar las visiones particulares del pasado de las personas, porque ese es el campo de acción de la memoria histórica como núcleo esencial de la noción de los círculos de la memoria. Por otro lado, se puede decir que la historia de las Institucionales vinculadas con la seguridad Estatal, ha sido un objeto de estudio para muchos académicos a nivel mundial, No obstante, el estudio de la memoria del ámbito militar ha sido un fenómeno reciente, a través de este se pueden visibilizar las personas con sus emociones, ideas y reflexiones, frente a un oficio; en un plano más amplio es posible ver los aciertos, desaciertos, avances y retrocesos en las acciones militares, o la evolución de las instituciones, de sus leyes, derechos y métodos. Como ya se ha expresado, la memoria histórica militar es un campo abierto a la exploración y a la construcción. Por tanto, el CICMHM fundamenta su proceso


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de investigación en una premisa básica: los relatos y las historias de las personas pertenecientes a la Fuerza Pública, deben ser un insumo para construir su propia memoria, no solo para la construcción de contextos o relatos complementarios de historias nacionales o institucionales. En ese caso, es necesario recopilar los relatos de memoria de los miembros de la Fuerza Pública, ver sus singularidades y reunirlos con otros relatos para que configuren su pasado común, en el que sobresale su participación en eventos de trascendencia histórica y su aporte a la comprensión de diferentes periodos de la historia nacional.

Debate historia-memoria Para hablar sobre la forma como se ha abarcado el estudio del pasado del ámbito militar, es necesario remitirse al debate que se ha desarrollado entre las diferencias y los puntos en común que tienen la historia y la memoria. La Historia es ante todo una iniciativa científica como lo expresaría Pierre Nora, para la historia el pasado está separado por un abismo desde el que el investigador lo estudia. La memoria por el contrario es natural a las personas y no concibe una separación radical del pasado, ya que este es visto a la luz del presente (Nora, 2009). En el caso particular de los miembros de las Fuerzas Militares, el estudio del pasado ha sido abordado desde la historia sobre todo, a través de problemas de investigación que hacen referencia a la las metodologías de enseñanza, la influencia de las escuelas militares extranjeras, el desarrollo de los diferentes conflictos, los avances técnico para la guerra, las políticas nacionales entre otros temas. Igualmente, se han estudiado a las Fuerzas Militares como parte de la sociedad, como un reflejo de ella, como un elemento que puede proyectar el devenir de algo más grande, más general. Todo lo anterior debido a que uno de los objetivos de la historia como disciplina es mostrar la globalidad de una sociedad, aun si estudia un fenómeno incipiente, la historia debe ser total, o dicho por Nora (2009) tiene “vocación universal”. Además la Historia es crítica, cuestiona las versiones del pasado, “desacraliza” y desconfía; contraria a la memoria cuyas versiones, aun con sus olvidos, fragmentaciones, deformaciones, son las verdades de quienes las construyen (Nora, 2009). Aunque las diferencias entre lo que busca la memoria y la historia ya se han mencionado, se debe establecer que ambas pueden apoyarse para producir una


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construcción del pasado que rescate las particularidades de la visión singular, con todos sus elementos “humanos”, y a la vez pueda apoyarse en una construcción del pasado más amplia espacial y temporalmente como la que realiza la Historia.

Militares en la historia - hechos trascendentales Las dos guerras mundiales, las revoluciones, las relaciones cívico-militares, son solo algunos ejemplos de los hechos de la historia contemporánea que cambiaron para siempre al mundo y en los que el rol de los militares fue fundamental o si se quiere decir: protagónico. Razón que apunta a la importancia de la construcción de la Memoria Histórica Militar. En la historia contemporánea las consecuencias de la guerra sobre los sujetos y las sociedades, han generado una explosión de las manifestaciones de la memoria. Pierre Nora lo llama la memoria-deber, la búsqueda y la preocupación por hacer memoria que surge del individuo, no tanto de la colectividad: el individuo siente la responsabilidad de ser la voz de un conjunto (Nora, 2009). A pesar de este “deber” la voz de los militares no se ha escuchado en este escenario de múltiples memorias. En el manual de obligada referencia en el ámbito militar por su vigencia “El arte de la guerra” de Sun Tzu se habla del General (líder de las tropas del ejército) como un “arbitro del destino de un pueblo, el responsable del sosiego como de su inquietud” (2001, pág. 119). Ciertamente, aunque en las sociedades contemporáneas, son diversos los “árbitros” de los destinos de los pueblos, es rescatable de esta idea de Sun Tzu, el alcance de las decisiones y de las acciones de las instituciones militares. Este valor influyente de las instituciones castrenses, es otra razón para impulsar la producción de memorias.

Las Fuerzas Militares construyen su memoria ¿Cómo? Las instituciones militares son edificadas a partir de un orden jerárquico, lo que hace que construir Memoria histórica a través de los sujetos que las componen pueda dar como resultado una variedad de miradas muy diversas sobre el mismo hecho. La posibilidad de observar un hecho de tan alta trascendencia para una sociedad como lo es la guerra, a través de tan disimiles miradas, aporta una pedagogía que actúa en doble vía: interna y externamente. En primer lugar, construye sujetos y dota de sentido a una comunidad de su avance en el tiempo, de su evolución, de sus retrocesos, de sus aportes y de sus fallas;


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todo esto con unas características humanizantes en las que se permite el aporte personal, la descripción de las sensaciones, los sueños, las visiones y los miedos. En segundo lugar, ilustra a la sociedad civil sobre unos campos desconocidos por muchos como el del contacto con las circunstancias particulares de la guerra. En cuanto a la pedagogía interna, en la ideología militar es clara la idea del conocimiento propio, como Sun Tzu exponía: “Quien conoce al enemigo y se conoce a sí mismo disputa cien combates sin peligro. Quien conoce al enemigo pero no se conoce a sí mismo vence una vez y pierde otra. Quien no conoce al enemigo, ni se conoce a sí mismo es derrotado en todas las ocasiones”. (Sun Tzu, 2001, pág. 127). Entonces, en esa medida, por qué no hacer uso de este principio de auto conocimiento, tan útil en los enfrentamientos, para promover la creación de la memoria de los miembros de las Fuerzas Militares desde el corazón de sus instituciones. En cuanto a la pedagogía externa, ya desde la guerra de Vietnam y con el desarrollo de la televisión y del periodismo especializado en conflicto , se ha acercado al ciudadano desprevenido a las imágenes y contenidos representativos sobre los enfrentamientos que se libran en el mundo, con el objetivo de hablar de la naturaleza de los conflictos (Alicinia, 2002), sin embargo, es poco lo que se ha avanzado en conocer las circunstancias y la forma como las personas inmersas en la guerra narran sus vivencias ¿qué fue lo que experimentaron? ¿Qué sintieron? ¿Qué pensaron? Ya se ha hablado de algunas de las acciones de la memoria (aunque pueden ser muchas más, que se espera nutrir a través del devenir mismo del CICMHM), también es importante comenzar a ver cómo se construye memoria con los miembros de las Fuerzas Militares y cuáles son sus posibilidades en un campo metódico. Como inicio se propone el asunto de la perspectiva: la verticalidad y la horizontalidad. El relato de un soldado no será igual al de su superior inmediato y el de este no será igual al de un General; es más si se quiere observar desde una perspectiva horizontal, la versión de los hechos del pasado de un soldado perteneciente a una compañía no será igual a la de otro soldado de la misma compañía que estuvo presente en el desarrollo de los mismos hechos. Cada uno de ellos de acuerdo con su experiencia, a la percepción de sus sentidos, a las consecuencias físicas o mentales que estos hechos les hayan dejado y al desarrollo posterior de sus vidas, contará su relato. Uno de ellos pudo haber continuado con su carrera militar, trasladándose por distintas unidades en un territorio,


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adquiriendo nuevos conocimientos en el campo, y el otro pudo haber elegido una nueva profesión o pudo haberse dedicado a un trabajo administrativo dentro de las Fuerzas Militares. En cualquiera de los casos, mientras la facultad mental de recordar se los permita, estas personas podrán reconstruir esos hechos determinados del pasado y sus narraciones no serán nunca las mismas, aunque unidas configuren la memoria de un grupo, de una compañía, de una unidad, de un pelotón, de una escuela y de las Fuerzas Armadas. Por tanto, el CICMHM plantea con este relato la necesidad de recordar los hechos acaecidos en la toma de Mitú con todos sus efectos, el sacrificio y actos heroicos de sus protagonistas. En ese sentido, el presente trabajo es un aporte del CICMHM para la construcción de la memoria de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, defensores de los valores democráticos, que perdieron su vida, su libertad o su integridad durante esta toma guerrillera. Todo esto, con la esperanza de contribuir a la voluntad nacional de la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación como camino para alcanzar la voluntad del perdón y la reconciliación. Recordar es “difícil” como lo manifestaron varias de las personas que compartieron su relato de la toma de Mitú, pero es liberador y busca superar la venganza y el resentimiento. La memoria que se construye se propone fijar un alto en el camino para que estos hechos atroces no vuelvan a cometerse. Por último, la memoria además de permitir examinar los ataques y los daños recibidos, permite visibilizar la fortaleza y el valor de la respuesta de los seres humanos ante las dificultades, como es el caso de las acciones de los policías que enfrentaron la toma y de los miembros de las Fuerzas Militares que recuperaron la ciudad asediada por la guerrilla, una operación sin precedentes que sin duda fue uno de los momentos fundamentales de quiebre estratégico del conflicto colombiano.


segunda parte



Capítulo 2

Análisis de las condiciones históricas, sociales y militares que confluyeron en la Toma de Mitú

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a toma guerrillera que las Farc llevan a cabo a Mitú la capital del departamento del Vaupés, el 1 de noviembre de 1998, es el resultado de una serie situaciones, procesos, decisiones y factores contextuales (nacionales e internacionales) que deben ser referenciados, sistematizados, y analizados para lograr un acercamiento académico y preciso a la comprensión de este acontecimiento, que desde luego, representó un nefasto hito de la degradación del conflicto armado en Colombia. En esta perspectiva, resulta ineludible precisar las condiciones generales y específicas que promovieron, de manera consciente o inconsciente, la toma a Mitú. Con esta finalidad, se propone un método que analice los elementos contextuales que incidieron en la realización de la toma de Mitú en relación con los campos sociales o campos de poder o áreas de organización social como los denominara Bourdieu. Por ende, en este capítulo se analizarán las condiciones políticas, sociales, culturales y demás campos de poder. En ese sentido, se debe decir que este ataque junto con otras acciones que las Farc llevaron a cabo en el periodo comprendido entre 1996 y 19981, fueran decisivas y marcaron la vida política y militar del país, 1

Entre otros, pueden contarse como las intervenciones bélicas más importantes la de Puerres (Nariño) el 15 de abril de 1996, Las Delicias (Putumayo) el 30 de agosto de 1996, Patascoy (Nariño) el 27 de diciembre de 1997, El Billar (Caquetá) el 3 de marzo de 1998, Miraflores (Guaviare) el 3 de agosto de 1998. Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar • Bogotá, Colombia - 2016


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así como el curso del conflicto armado y, consecuentemente, las negociaciones de paz que se dieron posteriormente. Para el desarrollo de este capítulo se expondrán tanto los elementos contextuales que incidieron en la realización de la toma de Mitú como los campos sociales que dichos elementos afectan, evidenciando el modo en que fueron afectados con la finalidad de presentar una descripción de estas interrelaciones que ilustren, someramente, el contexto que rodeó la ejecución de la toma de Mitú por parte de las Farc2. Elementos contextuales que incidieron en la realización de la toma a Mitú

Campos del poder Político

Procesos y decisiones de los actores

Económico Militar Social

Factores Estratégicos

Político Económico

Descripción Se entenderá por proceso el conjunto de acciones gubernamentales o no, que llevaron a cabo los actores del conflicto en los diferentes campos del poder. Por decisiones se entenderán las determinaciones que tomaron los actores. Los factores estratégicos son aquellos elementos que determinan la conducción

Militar Social

En una primera parte se desarrollará una contextualización general del país en los años 90 (particularmente del segundo quinquenio), posteriormente, se realizará una precisión conceptual sobre las categorías enunciadas arriba, luego se analizará cada una de estas categorías con la información contextual de la época previa a la toma de Mitú, después se definirá el carácter histórico de este acontecimiento en torno al análisis realizado y finalmente se establecerán algunas conclusiones parciales sobre el significado de la toma de Mitú para el decurso del conflicto armado colombiano y para la historia del país.

2

Observar cuadro 1.1 en el que se ilustra el esquema de análisis que se llevará a cabo a lo largo del capítulo.


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El conflicto armado colombiano en los años 90 El conflicto armado colombiano cuenta con la peculiaridad de ser un conflicto multietápico3, prolongado en el tiempo y que se ha degrado a la vez que transformado haciéndose cada vez más complejo (Palacios, 2012), además, se trata de un conflicto con características diversas. En este entendido, puede considerarse que el conflicto armado colombiano tenga características de guerra de baja intensidad4, guerra civil o incluso, de un modo más genérico e impreciso de guerra irregular. De cualquier modo, para la década de los 90 se observa una coyuntura particular frente a los actores mismos del conflicto y frente a los referentes internacionales respecto a la normatividad de la guerra (D.I.H) y los macro cambios políticos, económicos sociales, tecnológicos y culturales que tienen una impronta histórica con consecuencias importantes para el desarrollo de las guerras en mundo. En el ámbito internacional la caída del muro de Berlín, los avances en las telecomunicaciones y sus consecuentes repercusiones en los modos de hacer la guerra, la reconfiguración del panorama político global y los subsecuentes cambios en la política económica global que reafirmaron los esquemas neoliberales son solo algunos de las dinámicas que enmarcan la década de los 90. Desde luego, todo ello propició la profundización de lo que se denominó “globalización” y consecuentemente hubo una interconexión entre los niveles globales, regionales y subregionales del planeta. Por otro lado, a comienzos de la década de los 90, en el frente político colombiano se lograba un acuerdo de paz con el M-19, el EPL, el PRT y el quintín Lame, en el plano económico, se comenzaba a instaurar la apertura económica como producto de un impulso de las fuerzas neoliberales globales y nacionales, en lo social se generaba una gran esperanza democrática de cara a la aprobación de la constitución del 91 y a los vientos de paz que vivía el país en aquél entonces. En el campo militar, debe señalarse que nunca antes en la historia del país la guerrilla de las Farc habían contado con una capacidad de asedio y control poblacional y territorial tan alta como la que tenían al finalizar la década de los 90, 3 4

Como puede interpretarse a partir de del texto de Gonzalo Sánchez, “Raíces históricas de la amnistía o las etapas de la guerra en Colombia”, en Revista de Extensión Cultural, No. 15, Medellín, 1984. Se denomina conflicto de baja intensidad aquel en el cual dos o más grupos armados ilegales se enfrentan entre sí o con el aparato estatal, dejando no menos de cien víctimas al año y afectando zonas considerables del territorio nacional.


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y que se había comenzado a consolidar a partir de 1995 (Ávila, 2012). Incluso, en un informe realizado con el auspicio de Fescol Colombia, Ávila, señala que el conflicto colombiano: “[..] Llegó a su punto más alto al finalizar la década de 1990, habiendo sido de tal magnitud el avance de las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) desde 1995, que centenares de cabeceras urbanas municipales fueron tomadas y algunas destruidas desde finales de la década de 1980, con un pico alto entre 1996 y 2002”. (Ávila, 2012, P 2).

Por lo tanto, como puede observarse, el final de la década del 90 fue particularmente profuso en el número de acciones violentas, y particularmente de toma de cabeceras municipales. Igualmente, es notable que el pico más alto se ubica entre los años 1997 y 1998, justamente cuando se realizaron los ataques más violentos en la historia de las Farc y que generaron profundas repercusiones en la vida política del país y en el conflicto armado. Desde luego, la escalada de acciones de las Farc contra las cabeceras municipales es producto de una serie de factores interrelacionados que le otorgaron a este grupo armado capacidades excepcionales para ejercer incursión, mando y control parcial sobre ciertas regiones del país, incluida desde luego la capital departamental del Vaupés. Factores estratégicos como la ausencia del Estado, las determinaciones tomadas por las Farc en la octava conferencia (1993), y el contexto político y económico nacional e internacional, tuvieron una fuerte influencia en el fortalecimiento de las Farc y de su capacidad operativa. Igualmente, factores como el fortalecimiento de las alianzas de las Farc con sectores de narcotraficantes (asunto que tiene un origen estratégico pero que tiene implicaciones tácticas determinantes), fueron a su vez, elementos que facilitaron que esta guerrilla no solo pudiera tener la capacidad de hacer incursiones en las cabeceras municipales sino que también les permitió tener un mando y control sobre el territorio y la población. Ahora bien, resulta necesario observar cómo se llegó a este estado de las cosas, es decir, a contar por un lado, con una guerrilla empoderada militar y financieramente y con una clara intención de llevar a cabo una guerra de posiciones y, por el otro, con un Estado que debía fortalecerse y con unas Fuerzas Armadas que contaban con una limitada capacidad de respuesta, lo que permitió que este tipo de acciones se desarrollaran, principalmente entre 1997 y 1998.


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En principio, debe indicarse que la transición que impusieron las transformaciones económicas y políticas globales generó un cambio de paradigma frente al modo de conducir una confrontación armada. De hecho, “el fin de la guerra fría y el afianzamiento del desarrollo capitalista en el marco del modelo de la economía de mercado neoliberal, constituyen los dos ejes del discurso del fin de la historia, la muerte de las ideologías” (Medina, 2011, 151), lo que contribuye con la necesidad de que las guerrillas (particularmente las Farc) necesitaran una transformación estratégica, una redefinición de sus objetivos y una adecuación de los medios para alcanzar estos nuevos objetivos trazados en el nuevo marco de la globalización. Incluso “el retorno de las opciones conservadoras y neoconservadoras que van definiendo el nuevo ordenamiento mundial, que ahora está atravesado en lo esencial por la lucha contra el terrorismo” (Medina, 2011, 151), impulsó en Colombia no solo que las Farc adoptaran medidas para contrarrestar esta nueva tendencia sino que también generó una exacerbación del fenómeno de autodefensas de ultra derecha que denigró el conflicto. Frente a lo primero, debe señalarse que la Octava conferencia de las Farc, realizada entre el 11 y el 18 de abril de 1993, […] “introduce y actualiza disposiciones estatutarias, reglamentarias y normativas, al tiempo que estatuye los Bloques de Frentes, los Comandos Conjuntos y el Comando General que dirigiría la ofensiva”. (Medina, 2011, P 97). Esta organización, con el propósito estratégico de hacer un salto de la guerra de movimientos a la guerra de posiciones (Leal, 2006)5. Particularmente, a partir de la toma a Mitú pudo observarse un incremento en la capacidad de las FF.MM. para recuperar territorios perdidos y de establecer un control con una rápida reacción. En este sentido, si bien el contexto político, social, económico y militar que propició la toma de Mitú llevó a las Farc a tener este dominio y capacidad, también llevó a las FF.MM. a acumular experiencia para desarrollar operaciones de recuperación de territorio de corto plazo (como la operación vuelo del Ángel, que será detallada más adelante). De este modo, la toma a Mitú representa un punto de inflexión en las capacidades operativas de las Farc así como en la fortaleza y capacidad de respuesta de las FF.MM. 5

En el texto la inseguridad de la seguridad de Francisco Leal Buitrago se presenta cómo la incursión de las FARC en Mitú y o tras similares tenían el propósito de ganar control del territorio y sostener la posición ganada en el clásico movimiento de guerra de posiciones. (Ver página 186)


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Por otro lado, debe señalarse que en los años 90, se genera un incremento exponencial de las acciones de las estructuras armadas confederadas ilegales autodenominadas como autodefensas Unidas de Colombia. En 1995 se fundan las ACCU (Autodefensas campesinas de Córdoba y Urabá) (CNMH 2013,) que posteriormente darían origen a las AUC. Estas situaciones son el producto de una serie de procesos y decisiones de los principales actores en el conflicto armado, lo que en su conjunto conforma el contexto de gestación de la escalada del conflicto a finales de los años 90. En este contexto, a continuación se describirán las situaciones, procesos y decisiones de los actores más relevantes que afectaron, de un modo u otro, el contexto que permitió que las Farc tuvieran tales alcances y que las FF.AA. adquirieran una capacidad operativa importante dentro de un realineamiento estratégico que afectó la historia del conflicto armado de manera definitiva.


Capítulo 3

Procesos y decisiones que configuraron el contexto del conflicto armado colombiano en la década de los noventa

P

ara describir las principales situaciones, los procesos centrales y decisiones fundamentales que tomaron los actores en materia política, económica, social y militar es esencial reconocer los principales rasgos que definían estos campos del poder en la segunda mitad de la década del 90. Para lograr este propósito se definirán, en principio, los procesos y decisiones, posteriormente se relacionarán con los campos de poder y finalmente se extraerán algunas conclusiones sobre el análisis cruzado de los factores expuestos.

Procesos políticos, económicos, militares y sociales relevantes de Colombia en la década de los noventa Uno de los procesos políticos que tuvo mayor impacto en la vida política de Colombia en los años 90 fue el proceso de desmovilización de las organizaciones guerrilleras que tuvo lugar, inicialmente en el gobierno Betancur, y que se consolidó en el gobierno de Virgilio Barco. A esta apuesta se le denominó “Iniciativa para la paz” (Universidad Nacional de Colombia, 2013). La iniciativa para la paz contenía no solo referencias a los términos de los acuerdos y la desmovilización sino que además proyectaba medidas sociales y económicas de carácter incluyente que representaban un avance en el desarrollo democrático del país. Debe señalarse que estas negociaciones se llevaron a cabo con un previo cese unilateral del fuego y con una concentración de los grupos armados involucrados. Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar • Bogotá, Colombia - 2016


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Debe indicarse, que nunca antes en la historia del país se había observado un proceso de desmovilización de tal magnitud con diversas guerrillas. A este respecto señala Pecaut que fue “[…] la más grande desmovilización y reintegraciones a la vida civil y política de los integrantes de más de 9 organizaciones guerrilleras, provenientes, principalmente, del Quintín Lame, de algunas facciones del EPL, pero en especial, del M-19” (Pecaut, 2006). Este episodio histórico, determinaría el tono político del resto de la década y en cierto modo, determinó la marginalización de la guerrilla de las Farc (en mayor grado) y del ELN (en menor grado) puesto que fueron las guerrillas más grandes que no se acogieron a la desmovilización. Esto implicó una redefinición estratégica por parte de las Farc que se reflejó en la octava conferencia de 1993. A partir de la desmovilización masiva de combatientes guerrilleros y de un supuesto ambiente de pacificación que se vivía a partir de este hecho, las Farc quedaron política y militarmente aisladas. El viraje estratégico resultaba urgente para una organización que se deslegitimaba y perdía fuerza, principalmente, en el campo político. De hecho, el gobierno entrante de César Gaviria Trujillo, quien toma las riendas del asesinado Luis Carlos Galán convoca de inmediato la asamblea nacional constituyente y ordena al ejército atacar los campamentos de casa verde de las Farc en 1990 (Medina, pág 41). Por lo tanto, factores como la marginación de las Farc de las desmovilizaciones de principio de la década, la ofensiva decidida contra el narcotráfico y el ataque frontal del gobierno a esta guerrilla propiciaron el reordenamiento estratégico planteado en la octava conferencia, lo que le confirió una orientación pragmática basada en las alianzas con el narcotráfico y una consolidación de su aparato militar lo que produciría, posteriormente, una capacidad ofensiva que le llevaría a adoptar la guerra de posiciones. En consecuencia, uno de los grandes procesos políticos que influyó en la reorientación estratégica de las Farc fue el proceso de desmovilización que tuvo lugar a finales del gobierno Barco y principios del gobierno Gaviria. Otro proceso de gran impacto fue la ofensiva del gobierno Gaviria contra esta guerrilla, no solo en casa verde si no también otras ofensivas realizadas por parte de las Fuerzas Armadas de Colombia. Algunas de estas ofensivas incluyen la culminación de la primera etapa de la operación Centauro, la toma de los campamentos de las Farc en el Meta, durante 1992 las Farc aumentaron el número de confrontaciones armadas contra la


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Fuerza Pública (logrando que este año tenga los niveles más altos de actividad armada) y en 1994 hubo una serie de ataques con el propósito de desestabilizar al gobierno entrante y dejar un mensaje de presencia y poder al gobierno saliente (Echandía, 2000) Por otra parte, debe hacerse alusión a los macro-procesos económicos que tuvieron un impacto importante en el desarrollo y consolidación de las Farc como una guerrilla sólida a finales de los 90, que, de hecho, tuvieron un importante impacto en el conflicto armado colombiano en general. En principio, debe indicarse que hubo procesos económicos globales que afectaron no sólo la economía colombiana sino también el comportamiento de los actores del conflicto armado. En este sentido, la caída del muro de Berlín produjo una liberalización de capitales a nivel mundial, y Colombia mediante la apertura económica, pretendió captar estos capitales mediante una flexibilización de los mercados en el que las políticas neoliberales fueron predominantes en la década de los 90. Sin embargo, la debilidad de los mercados internos, la inestabilidad política, la poca competitividad, el endeudamiento del sector privado y el desborde de los mercados especulativos generaron una crisis económica en el país al final de la década que fue agudizada por la crisis global derivada de la moratoria Rusa en 1998. Frente a lo anterior, Kalmanovitz señala que: El crecimiento económico de Colombia se deterioró seriamente a finales de los años 90. Los hallazgos de petróleo al principio de esa década, una masiva entrada de capitales que junto a los anteriores revaluaron la tasa de cambio, y un gasto público desbordado terminaron por crear una serie de profundos desequilibrios macroeconómicos que se manifestaron al comienzo como burbujas especulativas en los mercados de finca raíz y accionarios. La crisis internacional desatada por la moratoria Rusa de agosto de 1998 encontró al país muy vulnerable en sus cuentas fiscales y con un sector privado endeudado externa e internamente en grandes magnitudes, por lo cual la suspensión súbita del financiamiento externo indujo una contracción del PIB del 4,3% en 1999. (Kalmanovitz, 2004)

En este sentido, puede identificarse que hubo una contracción de la economía colombiana a mediados y finales de los años 90 que estuvo antecedida de un auge económico en los primeros años de la década. Esto condujo a las Farc a estrechar los vínculos con uno de los negocios más rentables en el mundo; el narcotráfico. A partir de estas alianzas y del afianzamiento de contactos con sectores criminales, las Farc en los años 90 lograron una gran capacidad y autonomía en por lo menos, tres aspectos: 1. Una gran capacidad de autofinanciación (derivada del negocio del narcotráfico, pero también de la extorsión, el lavado de dinero, y el


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secuestro6) 2. Una importante autonomía para acceder a armas de última tecnología (con capacidad antiaérea) y 3. El acceso de asesoría técnica para mejorar las operaciones que llevan a cabo. (Ortiz, 2000) Como se puede observar, el auge y subsecuente declive económico de los años 90 tuvo una repercusión importante en las formas de adaptación que acogió las Farc para asegurar no solo su supervivencia sino también para estructurar los objetivos estratégicos de la toma del poder de las cabeceras municipales en las zonas en las que tenían un mayor poder de influencia y presencia efectiva. En esta proyección estratégica fue vital la vinculación, cada vez más estrecha, con grupos de narcotraficantes colombianos que sirvieron de intermediarios con diferentes organizaciones criminales internacionales con el propósito de realizar intercambios de armas y droga7. Ahora bien, tanto los procesos políticos como económicos que vivía el país (que se han expuesto de manera muy somera) tuvieron fuertes implicaciones sobre la conducción militar y, particularmente, sobre el acondicionamiento estratégico que tanto las FF.MM. como las Farc tuvieron que llevar a cabo. Por ejemplo, para el caso del involucramiento de las Farc con el tema del narcotráfico, debe identificarse que hubo una sub-especialización de esta guerrilla en la cadena de producción. Las ganancias derivadas del negocio estaban ligadas a los pagos por protección de zonas de cultivo y seguridad para el libre decurso de los diferentes eslabones en la cadena de producción y no tenían tanto que ver con una implicación directa de la guerrilla, como organización, en la producción de narcóticos. Al respecto debe tenerse en cuenta que: En términos generales, los insurgentes no han entrado en la venta de estupefacientes, entendiendo por ésta el traslado de los narcóticos a sus mercados en Europa y EE.UU. Este segmento del negocio de la droga ha continuado en manos de grupos especializados de delincuentes comunes. Por contra, […] han asumido el papel de un poder paraestatal en las zonas de producción de narcóticos. De hecho, han proporcionado a los campesinos y trafi6

Para mayor información sobre los detalles de los diversos negocios de las FARC y el encubrimiento de las operaciones revisar el artículo “Los negocios de las FARC” de la revista semana publicado el 5 de abril de 1999 en el que un alto oficial de inteligencia señala que “Durante esta década las Farc no sólo aprendieron a lavar dinero, como los narcotraficantes, sino que se asociaron con ellos en algunos de sus negocios, con la inmensa ventaja de que los guerrilleros manejan en todas sus actividades económicas un perfil más bajo que el de los narcos y al mismo tiempo tienen una estructura más cerrada, y por lo tanto, más difícil de detectar”.

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Si se requiere mayor información puede remitirse al texto de Ortiz “Guerrilla y narcotráfico en Colombia” referenciado en la bibliografía.


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cantes involucrados en el negocio servicios básicos como el ejercicio de la justicia, el mantenimiento del orden y la defensa contra las operaciones del ejército y la policía. A cambio, las Farc han recogido tributos en la forma de un porcentaje sobre el valor de la droga producida y exportada. Desde luego, algunos comandantes regionales de la guerrilla se han involucrado más en el narcotráfico con el establecimiento de sus propios laboratorios para sintetizar la droga de forma autónoma. Pero en términos generales, el rendimiento del narcotráfico para los insurgentes ha venido mucho más de los pagos por protección que de la producción de estupefacientes en sí misma. (Ortiz, 2000, p 11)

En este sentido, puede observarse que las Farc, a principios de los años 90 presionadas políticamente (por su desvinculación de los procesos de desmovilización de las guerrillas) y militarmente (por el asedio de las FF.MM. en Casa Verde y otras acciones ofensivas anotadas anteriormente) generaron medios de financiación especializados, alianzas estratégicas con socios criminales (nacionales e internacionales) y descansaron su reordenamiento estratégico e ideológico en los mecanismos de fortalecimiento militar derivado de los excedentes económicos que producían dichos medios. Asimismo, debe indicarse que el narcotráfico, la extorsión y los delitos derivados de los que las Farc pudieron lucrarse no fueron los únicos medios de fortalecimiento financiero. También, la inversión en diferentes tipos de negocios legales y la generación de redes económicas locales fueron fundamentales para la consolidación de las Farc como una guerrilla con amplia capacidad de despliegue militar y poder de influencia sobre los gobiernos locales. Esto no hubiese sido posible si esta guerrilla no hubiera incrementado exponencialmente sus ingresos. A este respecto se debe observar que: En total, según estimaciones de las fuerzas de seguridad de Bogotá, los ingresos totales de las Farc habrían alcanzado en 1998 la suma de 285 millones de dólares. De ellos, 136 habrían venido directamente del cobro de servicios a narcotraficantes mientras que el resto se dividiría entre el producto de los secuestros, los robos y el “impuesto revolucionario” cobrado a propietarios agrícolas, empresarios y profesionales. En cualquier caso, resulta particularmente importante que, del total de fondos recaudados, los gastos de operaciones de las Farc sólo consumen en torno a un 15 por 100 mientras que el resto de los fondos se destinarían a la adquisición de material o a inversiones en la economía legal. Ninguna organización armada latinoamericana ha disfrutado de una capacidad financiera semejante. (Ortiz, 2000, p 11)

Por lo tanto, a finales de los años 90, el poder militar de las Farc derivado de las capacidades adquiridas también se incrementó. “Las acciones propias de la con-


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frontación armada: contactos, emboscadas, hostigamientos y ataques a las instalaciones militares, que entre 1985 y 1991 representaban el 53%, entre 1992 y 1998 aumentan su participación al 67% de la actividad bélica”. (Echandía, 2000). Además, debe indicarse que no solamente hubo un incremento de este tipo de ataques sino que también hubo un importante incremento en los secuestros, esta situación fue causa y consecuencia del empoderamiento de las capacidades militares de las Farc: El pico de secuestros se ubica en el periodo 1996-2002, ascenso que corresponde con el aumento de la intensidad del conflicto y con la vigencia de la Zona de Distensión. El incremento de los secuestros comienza a notarse desde 1996, cuando las Farc, el ELN y las autodefensas cometieron 656 secuestros, cuadriplicando la cifra del año anterior en el que se registraron 150. Ya para el año de 1998, los secuestros cometidos por esos grupos sumarían 2.233, lo que significa un incremento de casi un 50% con relación al año anterior, en el que se habían registrado 1.248. Entre 1998 y 2002, las Farc serían los presuntos autores de casi mil secuestros por año, con 5.336 secuestros, correspondiente al 62% de ese periodo. (CNMH, 2014, p 198)

Para 1991, el Gobierno Gaviria a través de su ministro de defensa Rafael Pardo había declarado la denominada “Guerra integral” que consistía en atacar tanto a la guerrilla como a las organizaciones asociadas al narcotráfico, como producto de esta política se dio el ataque a Casa verde, cerrando así un ciclo de conversaciones con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar y, tras el fracaso de los Diálogos en Caracas y Tlaxcala y la ofensiva militar de las Fuerzas Armadas, las Farc respondieron, dando inicio a una escalada de ataques. De hecho, debe señalarse que “En respuesta […] al rompimiento de las negociaciones de paz, la guerrilla inició una abierta confrontación con el Estado. La muerte de 26 policías a manos de las Farc en Orito (Putumayo), el 8 de noviembre de 1992, sirvió de fundamento para la aplicación de la política de seguridad impuesta por Gaviria” (Moreno, 2006). Sin embargo, debe señalarse que una vez comienza el gobierno de Ernesto Samper se da la crisis del proceso 8.000 y se intenta cambiar el modelo de negociación que se había dado en el anterior gobierno, pero los cuestionamientos sobre la legitimidad de esta Administración, debilitan la credibilidad nacional e internacional en el proceso y esto se constituye como un elemento fundamental en el fracaso de las negociaciones. (UNAL, 2013, P 7) Ahora bien, en este contexto las Farc amplían su despliegue, presencia y capacidad ofensiva. Para 1996 las transformaciones en el tipo de operaciones que


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realizaba esta guerrilla representaron una amenaza a la institucionalidad y a la población civil en virtud de la toma del poder local. Este año fue definitivo puesto que a partir de este momento este Grupo armado ilegal comenzó a evidenciar el resultado del cambio estratégico. En este sentido, se debe indicar que: Las Farc habían registrado un crecimiento importante y se habían establecido en buena parte del territorio nacional: contaban con 48 frentes y habían puesto en marcha su desdoblamiento. Asimismo, planteaban la necesidad de crear bloques móviles, compañías y comandos de asalto a cargo de operaciones militares de gran envergadura. Estas transformaciones se empezaron a consolidar cuando el gobierno declaró la “guerra integral”. Desde ese momento, las Farc iniciaron un profundo cambio en la estrategia militar, reflejado en grandes operaciones militares a partir de 1996. Antes de ese año, las Farc habían mostrado un comportamiento tímido en su confrontación con el ejército y los paramilitares, caracterizado por acciones espontáneas, toma de pueblos y emboscadas, todas ellas operaciones un tanto aisladas. Pero a partir de ese momento se reflejó una dinámica diferente en su concepción militar. (Moreno, 2006 p, 630)

En este sentido, la dinámica guerrerista de las Farc fue en ascenso y en la medida en la que su despliegue fue mayor, las expectativas de expansión aumentaron. Para 1997, la guerrilla se observaba triunfalista, al punto en el que se consideraba un ajuste al plan estratégico en lo relacionado con la toma a Bogotá (CNMH, 2014). Asimismo, en el propósito de perfeccionar los lineamientos adoptados en la Octava conferencia se pretendía sitiar, aislar y controlar a tres departamentos: Caquetá, Chocó y Putumayo. Estos ataques pretendían ser realizados “con 6.000 unidades, de las cuales 2.700 se repartirían en el ataque a 9 batallones del ejército; 1.200 se tomarían uno de esos batallones; 1.000 se emplearían para el taponamiento de vías y destrucción de obras; y 500 se dejarían como reserva” (CNMH, 2014, p. 204) Sin embargo, frente a la ofensiva guerrillera, se observa paralelamente la recuperación de las Fuerzas Armadas, que vuelven a tomar la ofensiva militar. […] Del lado de la Fuerza Pública, la retoma de la iniciativa trataba de neutralizar la estrategia de las Farc que buscaba aprovechar la dispersión del Ejército. Este intensifica las tareas conjuntas, refuerza el entrenamiento de las tropas y crea una reserva móvil para responder la táctica guerrillera de atacar bases aisladas (CNMH, 2014, p. 2005)


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La ofensiva adelantada por la Fuerza Pública se aprecia en importantes derrotas de la guerrilla, como en la recuperación de Mitú, en noviembre de 1998, cuando la guerrilla trató de mantener el control sobre la población para mostrarle al mundo su poder de combate, pero el Ejército logró desalojarla, haciéndole pagar su osadía con la baja de cerca de 70 insurgentes. (CNMH, 2014, p. 2005) Hasta el momento se han esbozado algunas generalidades del contexto social, militar, económico y político que vivía el país justa en el momento en el que sucedió la toma a Mitú y su subsiguiente recuperación por parte de la Fuerzas Militares de Colombia. En el siguiente capítulo se analizaran puntualmente los hechos de la toma de Mitú, a partir de los relatos de las víctimas.


Capítulo 4

La toma de Mitú: Mitú fue el infierno

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n el presente acápite se inicia con una cita periodística del momento histórico en el que puede dar cuenta de forma introductoria de los hechos ocurridos en la toma de Mitú. Posteriormente se realizará una caracterización de contexto que permita acercarse de mejor forma a la comprensión general las causas que llevaron a la ejecución de esta maniobra que terminó con la toma. Finalmente, se aportaran los relatos de quienes tienen una memoria viva de dicha experiencia con el objetivo de que sirva como insumo principal para comprender el fenómeno y alimentar la memoria histórica de Colombia. “A las 4:30 de la mañana del 1º de noviembre de 1998 una lluvia de granadas y cilindros de gas cayó sobre Mitú. En una escena que parece de pesadilla, alrededor de 1.500 hombres de las Farc entraron a la capital del Vaupés para destruirla. Armados hasta los dientes, acabaron casi con la totalidad de las casas, la estación de Policía, la Registraduría, los juzgados, las sedes de Telecom y la Caja Agraria, los ranchos, el parque. Oficialmente, se reportaron 37 muertos. Secuestrados, 61 miembros de la Fuerza Pública, entre policías y auxiliares. La toma duró 72 horas durante las cuales el Gobierno no pudo mandar apoyos porque la guerrilla había incendiado la pista aérea, y a esa zona no hay acceso por tierra. Sin duda alguna, si el infierno existe, eso fue Mitú hace 10 años”. (El Espectador, 2008)

La toma armada de Mitú, fue llevada a cabo por las Farc el 1 de noviembre de 1998, con empleo de actos que aterrorizaron a la población, a través del uso indiscriminado de artefactos explosivos, asesinato de policías y civiles, y el secuestro de un gran número de miembros de la Fuerza Pública; todo esto por instrucciones Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar • Bogotá, Colombia - 2016


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directas y aprobación de alias Manuel Marulanda Vélez y bajo la dirección de Jorge Briceño Suarez alias el Mono Jojoy. Como antecedente histórico se debe expresar que para el año 1998, la guerrilla de las Farc -de forma premeditada y sistemática- comenzó a atacar poblaciones en los lugares más apartados de la geografía nacional (Pastrana, 2005), como ya se analizó en el capítulo anterior. En ese contexto, diversos ataques guerrilleros de las Farc se dieron entre los años 1996 y 1998 en el sur del país, dejando consigo asesinatos, destrucción de pueblos, desplazamientos y secuestros que deben ser rememorados por la dignidad de las víctimas militares, policiales y civiles. Los golpes más violentos del periodo de tiempo mencionado son: el de Puerres (Nariño) el 15 de abril de 1996, Las Delicias (Putumayo) el 30 de agosto de 1996, Patascoy (Nariño) el 27 de diciembre de 1997, El Billar (Caquetá) el 3 de marzo de 1998, Miraflores (Guaviare) el 3 de agosto de 1998. En estos hechos, las Farc pretendían pasar de una guerra de guerrillas, a una guerra de movimientos, con el objetivo subsiguiente y nunca alcanzado de lograr una guerra posiciones o dominio territorial. Es evidente que este contexto, las Farc quería consolidar las tres etapas de la guerra popular prolongada: la guerra de guerrillas, cuyo objetivo es la acumulación de fuerzas para ataques en pequeños grupos haciendo actos terroristas. La segunda etapa es la guerra de movimientos, en la que buscan equilibrar las fuerzas. Y la tercera etapa es la guerra de posiciones en la que buscan ofensivas generales para tomar zonas con grandes acumulaciones de combatientes. (Martínez, 2006) En este sentido, para las Farc el ataque a Mitú era considerado fundamental para presionar al Estado, en procura de acelerar la entrega de la zona de distensión, la cual les fue asignada por el presidente Andrés Pastrana Arango, mediante la Resolución No. 85 del 14 de octubre del 98, -semanas antes del ataque-, y que entró en vigencia sólo a partir de enero de 1999, -fecha posterior al ataque-88. La acción militar contra Mitú representaba para el grupo violento un objetivo de oportunidad en la Amazonía colombiana, uno de los puntos de la geografía nacional más alejados del gobierno central. Las Farc estaban interesadas en materializar parte de las metas propuestas en la “Octava Conferencia Nacional Guerrillera” (27 marzo al 3 de abril de 1993), en las conclusiones de la “Reunión Ampliada del Estado Mayor del Bloque Oriental” 8

La zona de distensión finalizó el 21 de febrero de 2002.


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(24 de noviembre al 3 de diciembre de 1995) y en el “Pleno del Estado Mayor Central” (Noviembre de 1997); donde se trazaban los planes políticos y armados a corto, mediano y largo plazo, y a su vez, se concretaban las tareas consecutivas para golpear a la Fuerza Pública, de acuerdo a lo manifestado por alias Manuel Marulanda: “[…] todo lo anterior, tiene relación con las conclusiones de la 8ª conferencia guerrillera, aplicable para estas zonas de la región, de acuerdo a las condiciones del campesinado… para que el enemigo sienta el accionar de la guerrilla.”

Mitú un interés clave para las Farc a través del Bloque Oriental El departamento del Meta y la ruta hacia las fronteras de selva internacional con Venezuela y Brasil, históricamente se han convertido en la ubicación estratégica, que gracias a la débil presencia integral de todas las instituciones del Estado en la región. y como un todo, permitieron no solamente la proliferación de los cultivos ilícitos para el procesamiento y comercialización del producto, sino también la actividad ilegal de explotación del oro afectando gravemente el medio ambiente. Considerado como el grupo más numeroso de las Farc, el Bloque Oriental se fortaleció durante más de 40 años hasta llegar a hacer presencia en el 55% del territorio nacional. El bloque se consolidó tras la Octava Conferencia Guerrillera en 1993, fecha en la que se le delega la coordinación a Jorge Briceño alias el Mono Jojoy, quién ingresa a ser parte del Secretariado de las Farc. Varias de las acciones de financiamiento, además de la producción y procesamiento de estupefacientes, se coordinaron e implementaron desde el Bloque Oriental hacia el resto del país. Las Farc tenía como objetivo recolectar una suma de 2.000.000.000 de pesos derivados de secuestro y extorsiones, para ello se crea el Frente 53 “José Antonio Anzoategui” comandado por alias Romaña, quien se caracterizó por la realización de las llamadas “pescas milagrosas”, acciones que se implementaban principalmente en la vía entre Villavicencio y Bogotá. (Verdad Abierta, 2013). Justamente alias Romaña, cuatro meses antes de la Toma de Mitú, había sido encargado como responsable del anillo de seguridad de la zona de distensión, donde se llevaron a cabo los encuentros entre el gobierno y los delegados de ese grupo guerrillero. El ataque a Mitú fue la primera acción terrorista-guerrillera de Romaña de gran magnitud. Aunque no resultó ciento por ciento exitosa Según la Fiscalía General de la Nación, a partir de esa época el Bloque Oriental acumuló cerca de 13.000 hectáreas cultivadas de coca distribuidas en los departamentos de Arauca (132), Guainía (318), Guaviare (6.839), Meta (3.040), Vaupés (277) y Vichada, (2264) (Verdad Abierta, 2013).


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También se debe expresar que entre 1989 y 1992 se percibe una temporada de aparente calma en el Vaupés. Para el año de 1993 se hace evidente el fenómeno del desplazamiento masivo de la población por los acosos de la guerrilla de las Farc y sus acciones mediante las cuales proceden al reclutamiento forzado, el cobro de impuesto al cultivo de coca y la intervención en la vida política local. Con el control del negocio de los cultivos ilícitos en la región, en 1997 se conoció que las Farc adelantaban proyectos viales para comunicar San José del Guaviare y Brasil, pasando por Miraflores y Mitú). En esa medida, las cifras del Observatorio de DDHH y DIH (2007) señalan que ente 1998 y 2007, se presentaron 23 acciones armadas por parte de la guerrilla, siendo el año 2000 el de mayor actividad, con 8 acciones, 6 de los cuales fueron hostigamientos en el casco urbano del municipio; entre esos años, se registraron 15 hostigamientos, mientras que en este mismo lapso fueron desarrollados 17 combates. Para diciembre de 1997, las Farc tenían previstas 215 acciones para afectar a la Fuerza Pública y a la población civil a nivel nacional, y de ésta forma, consolidar una avanzada terrorista a lo largo y ancho del país. Como ya se expresó, las intenciones del momento histórico de este grupo, no eran otra cosa que pasar a una ofensiva que les diera una relevancia mediática, por medio de acciones coordinadas y conjuntas entre bloques y frentes. Su accionar pretendía ubicar de forma exacta al Ejército Nacional y a la Policía Nacional en áreas aisladas, para asediarlas, asaltarlas y coparlas, como evidentemente sucedió en Mitú. En estas condiciones se estableció el contexto para que la Toma de Mitú se desarrollara. En esa medida, las Farc emplazaron a sus hombres para que a sangre y fuego redujeran a cenizas los principales símbolos institucionales del Estado colombiano en la capital del Vaupés. En el siguiente capítulo se describirá la cronología de la Toma de Mitú y sus terribles consecuencias tanto en el personal de la Sociedad civil, como en los miembros de las Fuerzas Armadas.

Toma de Mitú Domingo primero de noviembre de 1998 Noviembre 1 (domingo): 1:00 AM: Se realiza el primer cambio de turno del día. Algunos policías se van a dormir, otros se van a departir a lugares cercanos. Aun no se sospecha nada del ataque.


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4:00 AM: Se escuchan por todo el rio los primeros motores fuera de borda de los “bongos” o chalupas donde se transportaba la guerrilla. Algunos policías que departían cerca se retiran a la Estación y ocupan sus posiciones. Se ven guerrilleros cerca del Polideportivo y de la pista del aeropuerto. 4:30 AM: Suenan los primeros disparos de la guerrilla. Todos los policías que se encontraban descansando, incluyendo al comandante de la Estación, el Coronel Luis Herlindo Mendieta, ocupan sus respectivas posiciones e inician a repeler el fuego. En la zona se encuentran cinco oficiales incluyendo al Coronel, dos suboficiales; 77 patrulleros, seis agentes y 30 auxiliares bachilleres, la mayoría de estos últimos, indígenas. Muchos de ellos duermen en sus casas. 6:00 AM: Apenas despunta el día, cae el primer cilindro bomba a la Estación. En medio del estruendo, algunos policías buscan refugio. Sin embargo, las explosiones y la lluvia de balas hacen que Avedali Barrera sea el primer policía asesinado de la toma. 7:30 AM: Dos aviones OV-10 y el C-47 “Fantasma” llegan a Mitú a contener el avance guerrillero hacia la Estación. (mañana): Una avioneta de la Cruz Roja, en la que se encuentra a bordo el presidente de la Cruz Roja Teddy Torbaum, logra aterrizar en la pista de Mitú, la cual aún no ha sido bombardeada. El aterrizaje se da en medio de los combates entre guerrilleros y policías. (En horas de la tarde): La guerrilla incinera tres aeronaves y destruye dos cuadras a la redonda del Comando de la Policía centro del ataque, las instalaciones de la Caja Agraria, la escuela, el colegio, la Alcaldía, oficinas de las empresas de aviación, la droguería del hospital local y las antenas de Telecom. El edificio de la Gobernación también sufre daños de consideración. 3:00 PM: Se tiene la última comunicación entre la Estación de Policía y Bogotá. No se sabrá de la toma en el resto del país hasta unos días después. 3:30 PM: Se entabla la última comunicación efectiva entre los aviones de apoyo y la Estación. Su apoyo se ve reducido debido a la infraestructura civil cercana a la Estación, permitiendo que la guerrilla se acerque mucho más a la estación. 4:30 PM: Lo que queda en pie de la Estación de Policía es copada por los miembros de las Farc. Llegan hacia el Coronel Mendieta, produciendo un efecto “dominó” entre quienes quedaban combatiendo. 6:00 PM: Los Policías secuestrados son reunidos en el parque principal.


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Noviembre 2 (lunes) 6:00 AM: Los policías secuestrados son alejados de Mitú ante la presencia de los primeros desembarcos helicoportados del Ejército 8:15 AM: Son desembarcados los primeros soldados del Ejército a 60 km (otras versiones apuntan que a 10 km) de Mitú, con la ayuda logística de Brasil, el cual presta el aeropuerto de Querarí (Brasil) para reabastecer los helicópteros. Empieza un largo camino hacia el municipio. 5:00 PM: El presidente Andrés Pastrana vuelve intempestivamente de un viaje de Estado en Venezuela. Convoca a un consejo extraordinario de seguridad y pide un plan de recuperación militar de Mitú para las 12:00 PM a la cúpula militar. (En horas de la tarde-): Los refuerzos enviados al área son atacados por más de 400 subversivos y en el combate mueren 20 soldados y ocho policías antinarcóticos. Los cadáveres son llevados a la base brasileña, por donde se evacuan hacia Villavicencio. Igualmente, Teddy Torbaum, junto con algunos civiles heridos, logran despegar en el avión de la Cruz Roja, remitiendo a los pacientes a la ciudad de Villavicencio. La pista es de las pocas infraestructuras que se mantienen en buen estado.

Noviembre 3 (martes): (Mañana): El martes 3 llegan 500 hombres de la Brigada Móvil N°3, que hacen frente a la ofensiva guerrillera. Una flotilla de aviones de combate de la Fuerza Aérea bombardea 17 embarcaciones de la guerrilla que estaban en el río Vaupés, dejándolas a merced de los refuerzos del Ejército y de los bombardeos de la Fuerza Aérea. En las operaciones de rescate mueren, en total, 19 policías, 15 soldados y resultan heridos 13 soldados y 17 policías. 3:00 PM: Alias “Romaña”, luego de aproximadamente 60 horas de combates, emprende la retirada de Mitú.

Noviembre 4 (miércoles): 10:00 AM: El Ejército tiene el control total de Mitú. La recuperación militar está completa. Cómo se presenta en la cronología, esta ciudad capital, indudablemente era un objetivo de oportunidad para las Farc al estar protegida por 120 policías, entre los


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que se contaban 30 bachilleres indígenas, que no pudieron enfrentar el ataque con un número mayor a 1.500 guerrilleros de las Farc. Fue claro que la lejanía y los medios disponibles de la época en las Fuerzas Militares y Policía Nacional, retardarían la llegada de los primeros refuerzos, que tomarían no menos de 24 horas, lo que les permitió a los guerrilleros lograr posiciones ventajosas, improvisadas y transitorias en el terreno, sobre las rutas de desembarque y aproximación de las Fuerzas Militares. Bajo esta premisa, los subversivos se tomaron el casco urbano de Mitú durante 60 horas, aterrorizando a la población que para el momento contaba con aproximadamente 15.000 habitantes. La casi total destrucción del municipio fue evidente: la Estación de Policía, la Registraduría, los juzgados, las sedes de Caprecom, Telecom, la Esap, el Palacio de Justicia y la Caja Agraria, fueron arrasadas; el saldo de este cruel ataque fue de 16 civiles asesinados, 21 policías asesinados, 10 más heridos y 61 uniformados secuestrados, de los cuales fueron asesinados en cautiverio el Mayor Julián Ernesto Guevara Castro y el Intendente Luis Hernando Peña Bonilla; para la época se desempeñaba como comandante del Departamento de Policía Vaupés con sede en Mitú, el Teniente Coronel Luis Herlindo Mendieta Ovalle, hoy en día Mayor General de la reserva activa de la Policía Nacional, entre otros. Mitú no sólo significó un dolor profundo para las víctimas pertenecientes a la Fuerza Pública o a sus familias, también lo fue para las propias instituciones policiales y militares; y para los habitantes del territorio que sufrieron los cruentos ataques y sus consecuencias. En este contexto, la toma de Mitú es un caso emblemático de las violaciones al DIH por parte de la guerrilla de las Farc hacia los miembros de la Fuerza Pública. En la toma se propinó un importante golpe a la democracia, que por fortuna no escaló lo suficiente como para permitir a la guerrilla sostenerse en un territorio como lo tenía propuesto para dar paso a la “guerra de posiciones”. Sin embargo, la toma de Mitú marcó el camino de la reestructuración y los éxitos ininterrumpidos de la Fuerza Pública, que para la época se materializó con la recuperación de las relaciones deterioradas con los Estados Unidos y apoyos a través del Plan Colombia, que permitieron el fortalecimiento gradual, necesario para contrarrestar las amenazas de los grupos armados organizados al margen de la ley mediante el desarrollo de operaciones militares y policiales contundentes.


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Características de la toma de Mitú: Atrocidades de las Farc “Pensé que si llegábamos a morir en esta toma sería conveniente que por lo menos quedara alguien para que en el futuro relatara qué fue lo que realmente pasó y en qué circunstancias, para lo cual procedí a esconder a un patrullero en un sitio seguro” (Pinchao, 2008, p. 45).

Como ya se estableció en la cronología la toma se llevó a cabo el día domingo, vísperas del lunes festivo que conmemora el día de todos los santos en Colombia. El día anterior se había celebrado en Mitú el día de los niños; la Policía había organizado comparsas y había repartido regalos y helados a los más pequeños (Pinchao, 2008, p. 37). En la madrugada, alrededor de las 4:30 A.M, los hombres de las Farc ingresan a Mitú y se inicia el ataque que duró cerca de 72 horas: 3 días, desde el 1º hasta el 3 de noviembre, lapso de tiempo en que el gobierno no pudo enviar apoyo, puesto que la guerrilla había destruido la pista aérea de aterrizaje, única vía de acceso a la capital y de las ayudas humanitarias que siempre impidieron que arribaran. Como ya se ha dicho, el saldo de la incursión guerrillera dejaría un número significativo de miembros de la Policía asesinados y muchos más secuestrados por un periodo –que en muchos casos- se extendió por más de una década. Sobre el hecho, numerosos medios nacionales e internacionales hacen referencia a un video9 editado por las Farc cuya duración es de 10 minutos y 16 segundos, en el que por fases se muestra el desarrollo de la salvaje acción terrorista. En éste, se evidencia la planeación de la toma por fases, así: En un principio, se observa la emisión de una “orden de operaciones” por parte del Mono Jojoy quién da instrucciones a un número aproximado de 20 subversivos, los cuales reunidos alrededor de una mesa ponen estricta atención a su Comandante. Éste último, leyendo de un computador, afirma que la toma de Mitú se orientará específicamente en contra de 150 policías antinarcóticos y 50 auxiliares bachilleres: … “La Operación tendrá como nombre operación Marquetalia, la cual es realizada por el Bloque Oriental de las Farc y participan otras unidades en otros lugares”. Seguidamente, nombra los cabecillas de los grupos que adelantarán la acción armada, así: “Urías Rondón, Buendía Paramuno, Romana Medina, Rodrigo 16, Dionisio Ramplin, Hermides 39, Antonio 44, Silverio Ramírez, Hermes Primero, Fernando Pata de Sopa”.

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TOMA DELAS FARC A MITÚ COORDINADA Y PLANEADA POR EL MONO JOJOY. [Video]. Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=eeZgy8rgWYs


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Posteriormente, los mismos miembros de las Farc aparecen alrededor de una maqueta que representa el casco urbano de Mitú. Señalando con una rama, se manifiesta que habrá un cordón armado desde el rio hasta la pista de aterrizaje y se concluye aseverando que en otro sector habrá una unidad más. Una vez en la fase de desplazamiento hacia el objetivo y dando inicio a la operación, se observa cómo -de manera populista- el Mono Jojoy, con gestos de aliento, solidaridad y estrechando las manos de cada uno de sus hombres –muchos de ellos niñas, niños y adolescentes-, los despide y las columnas guerrilleras se dirigen hacia su objetivo. En este punto, analizando detenidamente el video, se pueden detectar menores de edad; esto es una clara evidencia del reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes, práctica que históricamente ha realizado el grupo guerrillero a su paso por poblaciones, fincas, veredas, corregimientos, comunidades indígenas, donde de forma sistemática, los menores son incluidos en las filas de sus diferentes estructuras, sin el debido entrenamiento, capacidad y mucho menos la voluntad para empuñar las armas y llevar a cabo asesinatos, secuestros y atentados contra la población civil inocente. El video continúa y la despedida de los guerrilleros y su Comandante, es cortada abruptamente por imágenes de ráfagas de fusil que se disparan desde algún sector, como señal del inicio de la toma. El pie de la cámara señala las 4:58 A.M del 1 de noviembre de 1998. Diferentes testimonios y perspectivas narran los hechos ocurridos aquella madrugada. Así lo relata el ex presidente Pastrana: Los guerrilleros atacaron el Cuartel de Policía y sus alrededores, en un radio de 3 manzanas, que quedaron prácticamente arrasadas, utilizando armas no convencionales, como cilindros de gas rellenos con gasolina, pegante inflamable y pentolita, además de granadas, que lanzaban desde las mismas viviendas de los atemorizados pobladores. (Pastrana, 2005) Por su parte, María Ema Ruiz10, una profesora residente en Mitú y vecina del Distrito de Policía de Mitú, recuerda: Nos despertó el ruido de los disparos y estallidos por todos lados, ahí si dijimos: se metió la guerrilla. Entonces nosotros nos metimos a ese baño; mi esposo, mis hijas y yo estuvimos ahí en ese baño, desde esa hora que empezó hasta las 11 de la mañana que nos sacó la misma guerrilla. 10 Entrevista realizada en el 2014. CICMHM.


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En la penumbra, el video deja ver guerrilleros portando en sus hombros cilindros de gas cargados de explosivos y a su vez, muestra a los terroristas tomando posición de manera agazapada en inmediaciones al parque principal. Igualmente, se evidencia que el objetivo del video en este aparte es mostrar la capacidad y agilidad de maniobra de los integrantes del Bloque Oriental de las Farc: un guerrillero acciona una ametralladora M-60 desde la cintura e inmediatamente se muestra a 2 más que emplean la misma arma de modo antiaéreo, con total osadía disparándole a los aviones que acuden en apoyo (4:26 a 4:57). Otro grupo apostado en inmediaciones a la Estación de Policía, va cerrando el círculo y negando la oportunidad de fuga de los agentes. Es notable la edición del video, pues permite observar los festejos de las Farc tras los aciertos en el desarrollo de la acción cuando un terrorista lanza un mortero que impacta contra el puesto de Policía (Minutos 2:26 a 3:26). A su vez, se deja ver la destreza con la que instalan y lanzan los cilindros que una y otra vez impactan contra las casas contiguas al puesto de policía (3:45 a 4:01). Ya habiendo logrado el objetivo, los integrantes de las Farc se aprestan a secuestrar a los policías, usurpando sus dotaciones de armamento y con la cámara, realizando tomas individuales a cada miembro de la Fuerza Pública secuestrado, y donde se ve a uno de los terroristas haciendo un gesto de victoria (5:12 a 5:46). Aproximadamente a las 4:20 A.M, el video muestra a los héroes policiales que van saliendo ya diezmados por la sevicia y la cobardía de las Farc, implorando por el respeto a sus vidas: Cuando salen los Oficiales y Suboficiales de la estación con el Coronel Mendieta, en ese momento a nadie le importó; la gente estaba muy temerosa. Cuando empiezan a darle la vuelta al pueblo recogiendo a los muchachos que vivían en los diferentes sitios, a los bachilleres, a los auxiliares. También lo recuerda la profesora María Emma, quién escuchaba cómo los guerrilleros intentaban ubicar a toda costa a los auxiliares bachilleres que luego resultarían ser los “canjeables”: “‘Dele por aquí’, ‘búsquelo por allá’ y se echaban madrazos. Entonces, uno dijo: ese gran hijo de no sé qué, debe estar en esta casa ¡démosle con toda!”, refiriéndose al hogar donde se refugiaba ella y su familia. Inmediatamente, un comandante entra abruptamente a la casa y gritando, da la orden a la familia de salir con las manos en alto, relata la señora María Emma: ¡Uy no, qué impresión que nos dio! Había como unas 20 personas armadas hasta los dientes, nosotros salimos temblando. Ahí pudimos ver a los policías que se llevaron secuestrados, iban amarrados unos detrás de otros. … Veíamos como pasaban ellos, la guerrilla, llevando a los heridos y a los muertos en las mismas carretillas, cargados, eso fue terrible, una cosa espantosa.


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El propósito de las Farc no era únicamente el ataque contra la Policía Nacional, también debía afectar todo aquello que le sirviera a la población con el fin de llamar la atención: Las Farc saquearon e incendiaron oficinas de entidades estatales, como la Registraduría Departamental, la Fiscalía Regional, el Incora, la Caja Agraria y los juzgados, además de bancos y la sede del Vicariato Católico, y destruyeron y robaron almacenes y expendios de licor. Incluso. recorrieron la población e ingresaron a las casas buscando a personas determinadas, sobre todo a los auxiliares bachilleres, jóvenes que trabajan desarmados y prestan servicios comunitarios, a quienes arrancaron de los brazos de sus padres para llevárselos secuestrados (Pastrana, 2005).

Durante los minutos 7:51 a 10:16 de la grabación, se muestra a los guerrilleros en retirada y otros que disparan contra las tropas; de igual forma, se evidencian aviones del Ejército Nacional que sobrevuelan la selva. A pesar de sus intenciones, las Farc no calcularon la capacidad de respuesta que pudiese lograr la Fuerza Pública y desconocieron el compromiso patriótico de los soldados y policías de defender la Constitución por encima de sus propias vidas, y que indudablemente cumplieron quienes participaron en la recuperación de Mitú, durante la operación militar denominada “Vuelo de Ángel”: Para nosotros la alegría más grande fue cuando al tercer día, creo, llegaron los primeros soldados ¡Uy eso claro! se sentía uno ya protegido.”, afirma la señora María Emma. El saldo mortal de esos 3 días fue una muestra patente de la sevicia de la guerrilla: 16 civiles sacados de sus viviendas fueron asesinados y 12 policías también encontraron la muerte bajo el fuego indiscriminado de los cilindros repletos de explosivos. Otros 10 miembros de la Policía fueron heridos y cerca de 61 de ellos secuestrados. (Pastrana, 2005)

La acción guerrillera y la defensa de Mitú por parte de la Policía Nacional Después de su incursión al territorio, los miembros de las Farc dispararon insistentemente sobre los alrededores del puesto de policía para consolidar el objetivo de la toma. Las edificaciones adyacentes a la estación de policía, incluidas las casas de muchos civiles fueron destruidas (Perdomo, 1998). Este fue el caso de la vivienda de la profesora Ema Ruiz que se encontraba separada de la estación de policía solo por un par de construcciones: Se oían los estallidos, pues uno ignoraba en ese entonces qué era una bomba… por ejemplo, acá en el patio de la casa cayó una bomba y en el techo de la casa


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se oía que caían cosas, porque la casa quedó como un cernidor ¿usted sabe lo que es un cernidor? ¿Un colador? Cuando salimos las paredes estaban totalmente destruidas, allá en la cocina también… caídas las paredes, se veían impactos de bala en la pared. Cómo se mencionó anteriormente, desde las 4:45 de la mañana se había iniciado el ataque de los frentes y columnas del Bloque Oriental de las Farc, quienes de manera indiscriminada lanzaban los cilindros de gas que acostumbraban preparar con explosivos, metralla, cortes de metales para ocasionar mayor afectación y excrementos que generaban infecciones graves en las heridas. Durante la toma, las Farc hacían uso de gran volumen de fuego con ráfagas de fusiles y lanzadores de granadas, para aferrar a las unidades disponibles de la Policía en las trincheras y refugios improvisados. Éstos luchaban de manera heroica tratando de defender a la población civil indefensa. Muchos de los guerrilleros en combate eran menores de edad –niños, niñas y adolescentes-, algunos sin el entrenamiento necesario, que obligados disparaban con heridas de muerte a policías y civiles. Se dice que aquellos que no cumplieran estas órdenes serían objeto de -los llamados por ellos- “juicios revolucionarios” con sanciones por parte de los Cabecillas que incluían la pena de muerte y la obligación de cavar sus propias tumbas. En el Comando de las Fuerzas Militares, el Alto Mando analizaba las capacidades que tenían en ese entonces las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, con el fin de diseñar las mejores estrategias, y de este modo poder tomar las primeras decisiones operacionales, haciendo énfasis en los medios necesarios y los apoyos requeridos para recuperar la soberanía nacional y el control territorial del casco urbano de Mitú. El Brigadier General (ra) Yair Perdomo Alvarado recuerda que: Debido a que no hay infraestructura vial que permita llegar por carretera, solo se llega por río con raudales y cruzando vegetación selvática y estaban controlados por ellos, solo se puede acceder por avión y el único sitio de aterrizaje es la pista que parte el pueblo en dos y que estaba controlada por ellos, el sitio más cercano para lanzar una operación aérea era San José del Guaviare, ubicado a 180 millas de Mitú porque no había control de las pistas de Miraflores, Carurú y Tomanchipán. (Alvarado, 2006)

La dificultad geográfica fue uno de los grandes desafíos, por ejemplo, dice el ex presidente Pastrana: En cuanto a los helicópteros, ninguno tenía autonomía de vuelo suficiente para ir y regresar, por lo que nos tocó enviar primero aviones Hércules cargados de


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combustible para que los abastecieran durante la noche, los helicópteros, a su vez, transportarían las tropas desde Querarí hasta Mitú pero, como teníamos sólo cuatro o cinco disponibles, reuniendo los de la Fuerza Aérea y el Ejército, el contingente más grande que se podía trasladar por viaje era de unos 70 hombres (Pastrana, 2005).

La decadencia de la toma que fue registrada en el anterior video de las Farc ha sido difundido por los medios de comunicación nacional; expone la forma en la que operaron los miembros de la guerrilla: en grupos de 2 o 3 guerrilleros que se articularon para manipular armas de largo alcance y atacar a distancia toda la infraestructura del pueblo, simultáneamente intentaban responder a la acción valerosa por la defensa de la nación de las aeronaves de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). El uso de cilindros de gas como arma fue una característica fundamental de la toma a Mitú, además de las armas de largo alcance mencionadas, el poder destructivo de los cilindros iba dejando a los policías al descubierto, ya que todos sus puntos de defensa eran demolidos desde sus cimientos por las explosiones (Pinchao, 2008, p. 40). Cuando la estructura del Comando de la Policía fue afectada, los patrulleros rompieron un muro con una pica para pasar a las instalaciones de la Fiscalía (Pinchao, 2008, p. 40). El día anterior a la toma, se había realizado un cambio en el plan de reacción11 de los policías de Mitú. El tercer piso del edificio donde funcionaba el Comando de la Policía, lo defendía el Sargento Espinosa en el momento del ataque, infortunadamente, allí cayó una granada que le destrozó el cráneo; el Subintendente Pinchao recuerda que ese tercer piso era su sitio de reacción antes del cambio de plan (Pinchao, 2008, p. 42). Estos cambios, eran ejercicios de preparación para la toma, el Mayor General (ra) Luis Mendieta cuenta que la munición había sido distribuida y las posiciones establecidas, en el momento del ataque: “ya cada uno va ocupando sus posiciones corriendo y como ya estaba previsto.” En una construcción contigua a la Fiscalía (el vicariato), los patrulleros Ortiz y Jairo Emilio Flores, entre otros, combatían al enemigo lanzando granadas y repeliendo el ataque, a pesar de la enérgica defensa de estos patrulleros, llegó 11 Dispositivo en el cual se designan funciones específicas a cada miembro para que reaccione oportunamente frente al ataque del enemigo, determinando el lugar al que debe dirigirse en ese momento para asumir la defensa del personal y de las instalaciones.


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un momento en que por efecto de los cilindros desaparecieron las paredes para protegerse, así que se fueron replegando hacia la Fiscalía (Pinchao, 2008, p. 41). Las construcciones de Mitú no eran muy altas, por lo que la edificación del vicariato era un lugar privilegiado, el Mayor General Mendieta (r) cuenta porqué ese lugar fue importante para su protección y sus acciones policiales: “De acuerdo a ese plan de defensa mi posición era ubicarme en el palacio…llamémoslo “palacio”, una casa de dos pisos que estaba haciendo Monseñor el obispo de Mitú, a esa construcción creo que debo mi vida… Ahí con el radio comienzo a dar las instrucciones”. La Fiscalía fue otro de los puntos claves para la acción de los policías de Mitú, era una edificación de 2 pisos desde donde se mantuvo el combate hasta que la guerrilla avanzó abriéndose paso con un arma MGL; este arma tiene la capacidad de lanzar granadas en forma consecutiva, lo que les daba una gran ventaja sobre los patrulleros que se defendían con una ametralladora M-60. Una vez allí, los insurgentes rociaron gasolina con una motobomba e incendiaron el lugar, obligando a los policías a abandonarlo (Pinchao, 2008, p. 41, 43). Otros policías como el Sargento Cesar Lasso12 y el Subintendente Luis Peña Bonilla13 defendieron la ciudad desde la Caja Agraria. Peña, quien era el Jefe de Armamento había repartido a los policías un fusil adicional de los que se encontraban en el armerillo (Pinchao, 2008, p. 42). El Teniente Bonilla y un grupo de patrulleros que se defendían en el costado trasero de la Caja Agraria, fueron asesinados en estado de indefensión en ese punto (Pinchao, 2008, p. 42). Junto a la pista de aterrizaje, el Teniente Reyes quien ya había sido trasladado de Mitú, construyó un bunker con costales de arena, que a pesar de ser muchos no soportaron el impacto de los cilindros, dejando solo la arena esparcida por el suelo (Pinchao, 2008, p. 43). El Teniente Vianney Rodríguez, junto con un grupo de patrulleros, defendió el flanco que daba al aeropuerto, los cilindros caían al lado de ellos y destruían todo a su alrededor (Pinchao, 2008, p. 45). Prontamente, la pista de aterrizaje, única conexión de Mitú con el resto del país, fue tomada por los guerrilleros.

12 El Sargento Cesar Lasso fue secuestrado en la toma de Mitú, permaneció en cautiverio hasta el año 2012. 13 El Subintendente Luis Peña Bonilla fue secuestrado en la toma de Mitú y fue asesinado en cautiverio tras sufrir una serie de trastornos mentales.


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Con el paso de las horas se iba agotando la munición de los policías, quienes se fueron replegando hacia el Comando de Policía, cuyas instalaciones iban quedando en el suelo y no brindaban un espacio adecuado “para seguir peleando” (Pinchao, 2008, p. 45). A las 4:30 de la tarde de ese primero de noviembre de 1998, las Farc coparon por completo la población de Mitú haciendo cada vez más difícil recuperar el control de la ciudad al cuerpo policial. En esa misma tarde, se inicia la salida de los policías sobrevivientes del ataque desde la Estación de Policía, ante la insistencia de fuego sin parar y el agotamiento de munición para seguir respondiendo un ataque terrorista desigual y cobarde del Bloque Oriental de las Farc. Uno a uno, los policías que salían en medio de las ruinas de la estación, fueron formándose contra la pared, algunos con uniforme y otros en camiseta y pantaloneta con las manos arriba en signo de rendición como se aprecia en las imágenes que los guerrilleros registraron con una cámara de video. Los grupos de guerrilleros que recorrían el pueblo, entraban a algunas de las casas donde se habían refugiado agentes de policía y les ordenaron que se rindieran. Otros miembros de las Farc fueron a las casas de los policías bachilleres y los obligaron a salir (El Tiempo, 1998). A la señora Ema le viene a la mente el momento en que la toma era inminente: “…Escuchábamos los gritos de la guerrilla; a la policía ya la tenían dominada, ellos andaban por aquí buscando más policías.” El Subintendente John Pinchao14 recuerda que temía por la suerte de todos los policías secuestrado, la tensión del momento alcanzó su mayor grado: “Yo pensaba que como había sucedido en otras tomas, serían llevados a la plaza principal, reunirían al pueblo e indagarían sobre cada uno de los policías que allí se encontraban, para luego fusilar a aquellos de quien se hablara mal…También existía la posibilidad de que fueran incinerados delante del pueblo” (Pinchao, 2008, p. 45). El entonces Secretario de Gobierno del Vaupés Mauricio Álvarez recordó cómo él y su familia junto a la de Miguel Vargas permanecieron encerrados en su casa hasta que el ataque terminó, cuando comenzaron a capturar a los policías de Mitú:

14 El Subintendente de la policía John Fran Pinchao fue secuestrado en la toma de Mitú, permaneció en cautiverio hasta el año 2007, cuando logró escaparse del campamento insurgente en medio de la selva. Sus memorias sobre la toma, el secuestro y la fuga están registradas en el libro: “Mi fuga hacia la libertad”.


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Durante los días de la toma la gente estuvo escondida en su casa. No se veía pasar a nadie. Al tercer día, cuando los muchachos se entregan que cesan los disparos, nosotros ya podemos salir, no a la calle pero si en la casa. Ahí fue que se compartió la comida ¡Muy duro! Hacia la parte final del combate y a medida que se derrumbaba lo que aún queda en pie de las estructuras, el guerrillero de las Farc, alias Boyaco, se acercó al lugar donde aún se refugiaban los policías, y junto con otros guerrilleros, mediante el uso de motobombas, empezó a bombear gasolina con la intención clara de prenderles fuego. Alias Urías se dirigió al entonces Teniente Coronel Luis Mendieta indicándole que saliera de la Estación de Policía, lugar en el que aún se resguardaban, amenazándolo de que si no obligaba a sus policías a salir, serían incinerados allí dentro. El Comandante del Departamento de Policía del Vaupés fue custodiado por un guerrillero que le apuntaba con un fusil (Rodríguez, 2013), esto contribuyó a presionar la salida de los demás subalternos para salvar sus vidas, así relata este momento el hoy Mayor General (r) Mendieta15 estos hechos: O les dicen que salgan o los quemo (le dijo Alias Urías), yo ya sabía que ellos habían dado todo de sí, estaban en ese hueco como una ratonera acomodados unos sobre otros y aparte de eso sin munición, sin granadas porque ya todo lo habían utilizado durante tantas horas de combate, por lo tanto, unos guerrillos (sic) se van detrás de mí y me dicen: o les dice que salgan o los matamos, entonces yo tomo la decisión de caminar y les dije salgan, lo hacía de frente y como escudo humano, porque aquí la guerrilla y los policías allá.

Un grupo de policías permaneció oculto en las ruinas de una casa hasta el día siguiente cuando la propietaria del inmueble llegó y comenzó a gritar al ver a los sobrevivientes, los gritos alertaron a los guerrilleros que pronto aparecieron en gran número y se llevaron a los policías (Pinchao, 2008, p. 45). Según relata el Mayor General (r) Mendieta, eran 16 policías que se habían refugiado en un almacén: Ese almacén era de un amnistiado del M-19 y su esposa, entonces al día siguiente llegó la esposa a ver qué había quedado allí, inmediatamente ingresó al almacén y ellos allá escondidos diciéndole a la señora que silencio y la señora se puso fue a gritar: ¡Aquí están! Y los entregó, ahí secuestraron a los 16, si no de pronto es posible que se hubieran salvado.

15 Entrevista realizada por el señor CR (r) Michel Martínez Poinsenet con apoyo de SM (r) Sander Humberto Landazuri Angulo en el 2014.


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Comenzaba así un largo camino para estos miembros de la policía secuestrados, privados de la libertad y afectados en sus proyectos de vida, algunos de ellos serían liberados tres años después, otros permanecerían más de diez años, otros no volverían con vida a sus hogares al ser vilmente asesinados en cautiverio y en estado de indefensión. La toma de Mitú, dejó una ciudad en escombros, el cuartel de policía arrasado, habitantes y policías asesinados y secuestrados. Las escuelas estaban destruidas, los bancos y almacenes saqueados y parte del hospital incendiado. Las calles eran escombros sembrados de cráteres que mostraban las huellas de los cilindros de gas disparados por las Farc contra la población (Pastrana, 2005, P. 97). Doña Ema16 recuerda el temor posterior a la toma, Mitú se había convertido en un pueblo fantasma en el que reinaba la paranoia: “…el decir era que la guerrilla iba venir a llevarse a todos los muchachos, entonces al otro día…. en el Hércules primero que todo sacaron a los muchachos y ya en este pueblo quedamos puros viejos.” Al ser uno de los pocos representantes del Estado presentes en Mitú, Mauricio Alvares observaba con preocupación la crítica condición en la que quedó la capital del Vaupés: “Este pueblo quedó en ceros de comida…No había luz, ni agua porque todo había sido roto o bombardeado…”. María Ema cuenta que la solidaridad de los vecinos que preparaban alimentos para compartir, fue uno de los gestos esperanzadores de estos días duros en la vida de Mitú. A pesar de las pérdidas, las acciones militares adelantadas por el Estado colombiano para recuperar a Mitú, frenaron el avance del tipo de guerra que querían las Farc, pensado desde 1982. …la pronta recuperación de Mitú por parte de las Fuerzas Militares y los numerosos guerrilleros muertos marcaron un quiebre en los procedimientos tácticos de las Farc, que se vieron obligados a reconsiderar para sus acciones bélicas el uso de unidades menos numerosas propias de la guerra de guerrillas. Fue el comienzo del final de su pretensión estratégica de convertirse en ejército regular: pasar de una guerra de movimientos a una guerra de posiciones. (Leal, 2006, p.186).

16 Entrevista realizada en el 2014. CICMHM.


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¿Qué pasó con los secuestrados de Mitú? Tras 72 horas de cruentes acciones en la ciudad de Mitú por parte de las autodenominadas FARC, uno de los resultados –aún latente en la historia del país– fue el secuestro de 61 miembros de las Fuerza Pública Colombiana. Para la mayoría de los pobladores de la capital del Vaupés, la toma que trajo daños devastadores tuvo inicio y fin. Para más de la mitad de los 120 policías que se encontraban allí, la incursión terrorista sólo fue el punto de partida de un periodo de incesante agonía. No bastó la resistencia de los hombres de la fuerza pública ante los disparos desmedidos del enemigo. Tampoco fue suficiente para el grupo ilegal haber matado sanguinariamente a algunos de quienes se encargaron de defender a la población civil. Una vez que las Fuerzas Militares entraron a Mitú el 4 de noviembre de 1998, las Farc llevaron consigo la libertad de aquellos que mantuvieron con vida. Entre los policías retenidos ilegalmente, se encontraba el entonces Coronel Luis Herlindo Mendieta, el Capitán Enrique Murillo Sánchez, el Capitán Julián Ernesto Guevara, el Subteniente Javier Rodríguez, el Sargento César Augusto Lasso, el Subintendente John Franklin Pinchao y el Subintendente Luis Hernando Peña Bonilla. La lista sigue y con ésta, el sufrimiento de decenas de familias para las que también inicio un periodo de creciente incertidumbre. Pero lo que para los 61 hombres del Estado se convirtió en un verdadero suplicio, para las FARC fue una carta de negociación ante el eventual proceso de paz con el gobierno nacional de la época. Como bien lo expresó el teórico de la guerra Antoine-henry Jomini (1838), el conflicto bélico se lleva a cabo en un escenario geométrico dominado por la razón. El secuestro de los policías hacia parte los cálculos políticos con los que la guerrilla pretendía garantizar para sí un acuerdo privilegiado –y un escenario privilegiado-, mientras el gobierno de Pastrana ponía sobre la mesa el anhelo e interés nacional de ponerle fin a la extensa lucha armada irregular. La estrategia definida se basaba entonces en intercambiar a los oficiales y suboficiales secuestrados, por milicianos detenidos en las cárceles del país que habían sido acusados y condenados por sus acciones delictivas. Lo que se conoció como el ‘intercambio humanitario’ se convirtió en uno de los temas de mayor interés y opinión durante la existencia de la Zona de Despeje en San Vicente del Caguán. Mientras más tiempo pasaban los hombres del Estado en manos de la guerrilla, se esperaba que mayor fuera la presión interna y externa hacia el gobierno para avanzar en la concreción de un acuerdo que no necesariamente repercutiría en beneficios reales para la nación colombiana.


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De esta forma, el sufrimiento insólito de miles de colombianos (entre secuestrados, madres, padres, hijos, esposas) ante el desastre humanitario que resultó de la Toma de Mitú, fue la mejor táctica de las Farc para poder alcanzar los intereses que siempre han dicho reivindicar. Por un lado estaba la exigencia de la sociedad, en especial de los familiares de las víctimas, por la libertad inmediata de los secuestrados y la pronta acción del ejecutivo. Por el otro, estaba los comandantes de la organización ilegal haciendo declaraciones públicas sobre la falta de voluntad política del gobierno para firmar la ‘paz’: «Son tendenciosas y falsas las afirmaciones del presidente Pastrana sobre las siete propuestas entregadas a las Farc para solucionar el problema de dichos prisioneros. Lo que ha primado durante la administración Pastrana es la ausencia de voluntad política para resolver esta grave situación”. Las Farc «tiene una inequívoca voluntad política de aportar iniciativas con soluciones viables a un acuerdo que permita el canje para liberar los prisioneros de guerra de las dos partes» (El Tiempo. 4/08/2002).

Una situación que redundó en ventaja estratégica para las FARC, quienes se presentaron como actores dispuestos y sometidos a la intransigencia del Estado. Una situación sin consideraciones humanitarias de ningún tipo. Lamentablemente fue esa falencia humanitaria la que permitió que el secuestro de los agentes de policía de uno de los episodios más difíciles en la historia del conflicto de nuestro país, durara más de una década. Diez años en los que creció el internet y se cambiaron los disquetes por los discos compactos y DVD. Diez años en los que el mundo se transformó de tal manera que sobrevivió a un nuevo Milenio. Diez años que se convirtieron en un abismo para aquellos que quedaron atrapados en la selva, en medio de la nada. En un primer momento, después de los secuestros en Vaupés, el presidente Pastrana dio paso a los diálogos del Caguán en enero de 1999. Los diálogos llegaron con el despeje de 42000 km de territorio colombiano comprendido entre los municipios de La Uribe, Mesetas, La Macarena y Vista Hermosa en el departamento del Meta, y de San Vicente del Caguán en el departamento de Caquetá. Aunque parecía ser un paso para lograr la liberación de quienes estaban en poder de las Farc. durante casi tres años y medio, la Zona de Despeje que debía servir como marco para las conversaciones de paz entre la administración Pastrana y la cúpula guerrillera, se convirtió en un lugar seguro donde mantener a los secuestrados sin que la Fuerza Pública pudiera entrar a liberarlos (Ortíz, 2012).


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La realidad es que la Zona de Despeje aumentó la ventaja de la guerrilla porque disminuyó el costo de la práctica del secuestro y aumentó los beneficios políticos. Un rescate militar era improbable y la necesidad de adelantar rutas de acción para obtener a los policías en cautiverio crecía. Como consecuencia, el 02 de junio de 2001 se firmó el Primer Acuerdo de Intercambio Humanitario que tenía como objeto lograr la libertad de 42 soldados y policías colombianos e intercambiarlos por 15 milicianos. Las razones que se dieron para la escogencia de quienes participarían en el acuerdo, fueron de salud. Días después, ante la crisis por la que atravesaba el proceso de negociación, el grupo insurgente decidió liberar de forma unilateral a otros 242 policías y militares capturados en combate. 54 de los uniformados eran parte del grupo que retuvieron en Mitú. Esta liberación se produjo en La Macarena, Meta, el 28 de junio de 2001, al mismo momento en que alias ‘Mono Jojoy’ anunció la medida de secuestrar a personajes políticos como medio de presión ante la negociación. No obstante, las Farc continuaron demandando la liberación de los miembros de su organización. Defendieron la ‘Lista de Canjeables’ entre los que resaltaron a 12 guerrilleros de alto valor (Los 12 del Patíbulo, 1998) y mantuvieron a los oficiales de alto grado que estuvieron en la Toma de Mitú. Adicionalmente, ejecutaron su plan para secuestrar a personas de alto perfil político como Alan Jara (agosto de 2001), Luis Eladio Pérez (agosto de 2001), Consuelo González de Perdomo (septiembre de 2001) y Jorge Gechem Turbay (febrero de 2002). La retención de Jorge Gechem dio paso al fin de la Zona de Distención y la retoma de la misma por las Fuerzas Militares. En Colombia se llegó a un punto en el que se cambió del clamor por el fin acordado del conflicto, a la ofensiva del Estado contra la guerrilla. Así fue electo como nuevo presidente de Colombia a Álvaro Uribe Vélez (2002-2006) quién reformó la tendencia de la política nacional de seguridad y puso un mayor énfasis en el combate militar contra las FARC, recogido en la Política de Defensa y Seguridad Democrática –PDSD-. La PDSD condujo a un control territorial por parte de las Fuerzas Militares. La modernización de las instituciones armadas permitió que la estrategia de secuestro de las FARC fuera modificada. La organización ilegal diseñó un dispositivo para conservar a los cautivos comparable en su complejidad los utilizados para proteger a los cabecillas de la organización. Los Frentes a cargo de los rehenes fueron replegados a las zonas remotas y sus integrantes condenados a un total aislamiento. En torno a ellos, otras estructuras construyeron anillos de seguridad para cerrar el acceso a los equipos de rescate (Ortíz, 2012).


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Al mismo tiempo, el fortalecimiento de las Fuerzas Militares y de la misma política dirigida desde el Ministerio de Defensa, permitieron que el rescate de los secuestrados por parte de la Fuerza pública volviera a ser una opción. En conclusión, el escenario de combate fue reconfigurado y se dio paso a una nueva etapa de confrontación. El primer episodio de esta nueva etapa tuvo lugar en mayo del 2003. El presidente Uribe decidió ejecutar la primera operación de rescate con el objetivo de liberar al gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, y a su comisionado de paz, Gilberto Echeverri. Los resultados no fueron los esperados y sin ninguna contemplación, el grupo ilegal terminó asesinando a los dos dirigentes políticos y a 8 militares que tenían en su poder. Un hecho dramático para el país y para los familiares de las víctimas. Por lo mismo, la estrategia del Estado tuvo que fortalecerse para hacerle honor al deber constitucional de garantizar la libertad y la vida de todos aquellos bajo su tutela. Tras reformas y nuevas dinámicas dentro de las instituciones castrenses, se pudieron concretar diferentes acciones militares que tuvieron como resultado la liberación de algunos de los secuestrados de Mitú. El inicio de un nuevo episodio para las víctimas de secuestro del grupo ilegítimo FARC, fue el 2007 con el escape de Jonh Franklin Pinchao. John Pinchao era Subintendente de la Policía Nacional cuando lo secuestraron en Mitú el 1 de noviembre de 1998. Tenía sólo 24 años. Casi nueve años después de su secuestro, decidió escaparse de sus captores tras planear durante 12 meses su fuga. Fue una fuga heroica. No contaba con alimentos, no sabía nadar y se tuvo que enfrentar a los peligros constantes que lo asechaban en medio de lugares inhóspitos y desconocidos. Más de 15 días estuvo en la selva antes de poderse topar con algo que sirviera de trampolín hacia un camino que le permitiera retomar su vida. Así, se encontró con un grupo de indígenas que le dieron los primeros auxilios, antes de llevarlo a un Comando Jungla de la Policía que estaba realizando operaciones en la zona del Vaupés. Cuando la policía lo recibió, Pinchao presentaba graves índices de desnutrición y deshidratación. Después de 18 días de su escape, fue trasladado a la base de la policía en San José del Guaviare y posteriormente al Hospital de la Policia en Bogotá. Una vez atendido, John Pinchao contó los crueles relatos de su cautiverio. Mencionó cómo sus victimarios los mantenían constantemente encadenados como parte de castigos que les imponían por lo que consideraban era mal comportamiento.


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Como parte de su historia, escribió el libro Mi fuga hacia la libertad (2008) en el que relata su vivencia que aunque personal, dejará rastro en el ser de todo el país. Hoy en día, Pinchao vive en la ciudad de Lille, Francia, por una Beca de la Libertad que le fue otorgada por el ex presidente Nicolás Sarkozy como parte de un programa creado por el gobierno francés. La fuga de Pinchao fue una ventana de esperanza para los demás secuestrados de Mitú. No sólo mostro que escapar era posible, sino que también le concedió información importante a los organismos de seguridad del Estado, que después daría paso a la Operación Jaque (2008) y a la Operación Camaleón (2010). La Operación Jaque se consolidó como un éxito de las Fuerzas Militares. Sin un solo disparo, los hombres del Ejército y de la Fuerza Aérea lograron liberar a 15 secuestrados que estaban en poder de las FARC. Dentro de los liberados estaba el teniente Vianey Javier Rodríguez, quien volvía a la vida después de 10 años de retención. Cuando el teniente Rodríguez fue secuestrado tenía 22 años de edad. Después de 10 años, el teniente Rodríguez comentaba su sorpresa ante los adelantos tecnológicos. También hizo alusión a las Fuerzas Militares como una institución preparada para dar golpes contundentes a quienes actúan por fuera de la ley. Con el éxito operacional de Jaque, las Fuerzas Militares demostraron dicha capacidad. Siendo una operación impecable, Jaque sentó las bases para las siguientes avanzadas de las Fuerzas Militares. Una de estas, la Operación Camaleón, se llevó a cabo el 13 de junio de 2010 y fue producto de arduas labores de inteligencia que incluyó equipos de última tecnología e información suministrada por desmovilizados de las Farc. La Operación Camaleón fue comandada por el presidente Uribe durante 6 meses. Tenía como objetivo el rescate de 4 miembros de las Fuerzas Armadas que estaban en poder de la guerrilla. Una vez ejecutada, la operación fue todo un éxito y trajo consigo la libertad del ahora general Luis Herlindo Mendieta, quien llevaba 12 años secuestrado desde la Toma de Mitú. En una entrevista, el General Mendieta, manifestó los duros momentos por los que tuvieron que pasar en manos de sus secuestradores. Menciona cómo solían escuchar la radio como un incentivo para mantener el ánimo y resalta que el apoyo entre compañeros era un aliciente, dice el General.


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La esperanza es algo que como se dice, es lo último que se pierde, luchar por sobrevivir es más que innato es instinto y de todas formas la compañía de los demás cautivos ayuda, uno intenta sobrellevar la carga de ese mal momento tan largo y trata también de ver siempre el lado positivo, aprendí un poco de alemán al lado de Alan Jara que nos dio clases y también aprendí a bailar Joropo, es decir uno busca dispersar la mente y olvidar por un momento que está lejos ocupándose en otras cosas de alguna forma alegres (Mendieta, 2010).

Junto con el General Mendieta, también fue liberado el ahora Coronel Enrique Murillo. Después de 12 años de secuestro, regresó a la libertad para retomar su vida junto a su familia y sus dos hijos, quienes no habían sabido nada de él desde el 2002 cuando Consuelo de Perdomo trajo noticias sobre él. Por su parte, el Sargento Segundo César Augusto Lasso fue liberado por las FARC el 4 de abril de 2012 en un acto unilateral. El Sargento Lasso regresó a la libertad junto con cinco policías y cuatro militares más que, según la guerrilla, eran los últimos uniformados en cautiverio. Las fugas y rescates de algunos de los secuestrados por parte de las Fuerzas Militares trajeron alegría a Colombia. Eran la representación de una lucha que se ha librado por décadas por cada uno de los que hacemos parte de este país. Lamentablemente no todo tuvo un final alegre. Años atrás se conoció de la muerte del Mayor Julian Ernesto Guevara, quien nunca pudo volver a ser libre tras Mitú. El entonces capitán de la policía fue secuestrado en 1998. Hasta el año 2004 estuvo en poder del Bloque Suroriental de las Farc comandado por alias ‘Martín Sombra’. Muchas veces fue trasladado de un frente a otro hasta que en enero del 2006, las FARC comunican su fallecimiento debido a problemas de salud (Teniente Coronel Julián Ernesto Guevara Castro, 2010). Constantemente el grupo ilegal dilató la entrega de su cuerpo por 3 meses. Finalmente, los restos del entonces Mayor Guevara fueron entregados a su madre el 01 de abril de 2010. El Estado le concedió el grado de Teniente Coronel bajo la Resolución del 23 de noviembre de 2009, con vigencia desde el 2006, año de su promoción. Al coronel Julián Guevara las FARC le quitaron su libertad y después su vida. Una vida que había sido dispuesta para la defensa de aquellos que no podían defenderse por sí mismo. La valentía y honra del Teniente Coronel Julián Ernesto Guevara permanecerá siempre en nuestras memorias. También lo estará el Subintendente Luis Hernando Peña Bonilla secuestrado en Mitú. Sobre su paradero, varias son las versiones. Alias ‘Martín Sombra’ declaró


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que lo había entregado a los hombres de alias el ‘Mono Jojoy’ para recibir tratamiento. Otras versiones sugieren que las Farc lo asesinaron arrodillado y encadenado por el deterioro de su salud mental y emocional. De lo que se tiene certeza es que la última noticia del Subintendente se la recibió su familia en el 2002 y desde entonces no se sabe nada más de su paradero. Su hermana muestra el diario que pudo obtener, en el que el Subintendente relata los días de su cautiverio. “vivo en una casa de madera. Solo veo árboles, puercos y gallinas coloradas y blancas. Tengo una maleta, algunos libros y periódicos con noticias de Monguí (su pueblo natal). Comemos papa, arroz, carne y algunas veces tomamos leche… He deseado comer carne de tigre pero no ha sido posible. La de cocodrilo sabe a pescado”. “Los domingos son normales. Los farianos hacen cercas, los policías leen y otros hacen teléfonos con vasos y nailon. Yo preparo mi camuflado para estar bien presentado cuando salga libre. Parece que el Mono Jojoy va a reunirse con nosotros, creo que el canje va a ser pronto”. “Camino plácido en el silencio, los arbustos han crecido un poco más, verlos desde un helicóptero lo que más ansío, verlos desde el aire, elevarme más y más”. “Cada cuatro o seis meses, los secuestrados reciben la visita de médicos y dentistas farianos. Llevan medicamentos para la leishmaniosis y el paludismo, mal que en algún momento todos los cautivos han padecido”.

Entrevista General Mendieta y relatos de la memoria En este acápite final se mostraran como fuentes primarias de interpretación los relatos de quienes aún retienen una memoria viva de lo sucedido en la Toma de Mitú. En ese sentido, se inicia referenciando una entrevista que concede el General Retirado Luis Mendieta quien fuere uno de los miembros de la fuerza pública que retiene de primera mano la experiencia y memoria de los hechos. Con lo anterior se pretende aportar a la interpretación y comprensión de lo sucedido en tal caso, además, y, fundamentalmente se pretende aportar a la construcción de memoria histórica de Colombia para sentar las bases de la reconciliación nacional. LM: “Los que ingresamos a la Fuerza Pública lo hacemos por amor, no solo a la patria, sino a la familia y a nuestros semejantes, al prójimo, a la ciudadanía, ese afán de servicio hacia el pueblo colombiano, entregamos todo, es que nosotros sacrificamos todo: horas de descanso, la libertad, la vida… nuestra salud física, psicológica, por servirle a la patria, a la institucionalidad a esos principios democráticos y yo creo que el mensaje a los policías y soldados es


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seguir trabajando con mucho ahínco, esfuerzo, para servir a la comunidad que es a la que debemos en última instancia porque ellos esperan muchísimo de la Fuerza Pública por eso ellos depositan su confianza para que nosotros les ofrezcamos seguridad, confianza”. CICMHM: ¿Qué pensó el día del rescate? LM: “Eso da para toda una película. Ese día que estaba de cumpleaños y que llega alias Jesús y su compañera allí, a llevar los alimentos y que suena el primer disparo. Alias Jesús dice: ¿qué pasó? Pero hay una cantidad de disparos y explosiones que suenan que les tocó agacharse y salir corriendo porque el instinto de conservación es para todos y ellos sólo pensaron en protegerse. Esa fue la fortuna de la operación porque los disparos ni las explosiones casaban por lo que ellos tenía que buscar refugio a como diera lugar. En el caso de nosotros cuatro y por las situaciones que habíamos vivido de las ejecuciones de otros secuestrados, sabíamos que en ese momento cada quien debía hacer lo que la iluminación de Dios nos diera, por lo tanto cada uno cogió un rumbo diferente. Yo me tiré al piso, me fui a rastras, me protegí con el cambuche, después recogí unos troncos, seguí avanzando y mis tres compañeros cogieron rumbos diferentes y por esa decisión que tomaron sobrevivieron los tres. Yo pienso que si nos vamos los cuatro al mismo lugar, creo que otra sería la historia. Pero retomo la acción contundente de la Fuerza Pública, en este caso el Ejército, los disparos incesantes y las explosiones, después de más o menos 30 minutos, sigo avanzando a rastras y es cuando observo que por la maleza –como siempre lo pensé, que en qué momento viene un soldado- y en ese instante veo cómo avanza un casco y pensé es un rescate. En ese momento me sentí libre. Descargué toda una cosa del secuestro y pensé, ya estoy libre, pase lo que pase. Yo empiezo a hacerle señas con la mano al soldado, protegido por los palos y él me dice que avance. Yo grito: ¡secuestrado, secuestrado! Él saca un volante y me reconoce y se me acerca, en ese momento a rastras llegan otros soldados y ya quedo protegido ahí, como se ve en la revista Semana. A pesar de todos los disparos y explosiones, de todo lo que pase, uno se siente en paz, estar ya con los suyos, con los soldados en ese momento y que a pesar de lo que pase, era que así se muriera uno en ese momento, la familia iba a tener los restos de uno, eso era definitivo y es una parte que conmueve mucho, porque si no salgo vivo, al menos mi familia va a hacer el duelo, va a poder ir a llorar a determinado sitio donde uno esté. Eso fue un impacto duro, pero creo que la familia iba a descansar de todos esos años de tortura, así uno saliera vivo o muerto. Esa era mi percepción”. Entrevista al General (r) Luís Mendieta17

17 Entrevista realizada por el señor CR (r) Michel Martínez Poinsenet con apoyo de SM (r) Sander Humberto Landazuri Angulo en el 2014 en el contexto del CIPREC.


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Relato José Valencia Gómez (JVG) Sobreviviente de la toma de las Farc a Mitú en noviembre de 1998, secuestrado tras la toma por dos años y ochos meses por este mismo grupo guerrillero. Subintendente (R) Policía Nacional y actualmente administrador de empresas. CICMHM ¿Qué recuerdos tiene de su familia? JVG: la familia es lo más importante que uno pueda llegar a tener, ellos lo son todo. Yo soy de Cúcuta, tengo a mis padres y una hermana. Con quienes vivo actualmente. CICMHM: ¿Cómo fue su ingreso a la Policía Nacional? JVG: Cuando salí del bachillerato me dedicaba a hacer trabajos temporales y mandados. Ingrese a la institución cuando tenía 19 años y lo hice porque nos presentaron la carrera como una opción de estabilidad laboral. CICMHM: ¿Cómo fue su proceso de ingreso a la Policía? JVG: Ingresé en 1996 y estuve un año de Escuela en que nos capacitaron como patrulleros. Pero uno en ese momento no sabe realmente, ni dimensiona qué es ser policía. Luego del año de estudios, fui asignado a Mitú, no me pareció nada raro porque no había escuchado nada raro sobre cómo era la situación allá, por lo que no le vi ningún inconveniente a irme para allá. Esto fue en febrero de 1997. CICMHM: ¿Cómo eran los días en Mitú? JVG: era tranquilo, pero al llegar la primera vez fue la sorpresa sobre cómo era la situación allá. Fue un impacto porque básicamente la lección era “cuídese mucho”, me dieron un fusil Galil, 700 cartuchos (¿sabe lo que son 700 cartuchos? Eso es mucho), 4 granadas de mano, 4 de fusil. Con esto cambian las expectativas, pues hay que cuidarse. La función que cumplíamos era básicamente de vigilancia, era alrededor de la estación. […]. Yo era patrullero en ese momento. CICMHM: ¿Cómo era la relación de la Fuerza Pública con los habitantes de Mitú?


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JVG: Era una relación distante y fría porque vivían intimidados por la presencia guerrillera en la zona. Era más que todo, una relación de ellos allá, nosotros acá. CICMHM: ¿Cómo era la presencia de grupos armados ilegales en la zona? JVG: Se sabía que estaban y que estaban cerca. Mientras yo estuve en Mitú hubo 2 enfrentamientos, más o menos a 1 kilómetro de la ciudad. El límite que había entre ellos y nosotros era la pista de aterrizaje. En el primer enfrentamiento pistolearon (Sic.) a 2 compañeros, ese fue un día terrible para todos, porque ellos dos eran de inteligencia y les dispararon a 300 metros de la estación en una panadería. Esa noche la pasamos todos en vela en la estación esperando qué iba a pasar, si de pronto iban a atacar otra vez. Fue un momento crítico o clave para todos, porque a raíz de eso no origina el Plan de Defensa. Esto ocurrió 6 u 8 meses antes del ataque como tal. A los 2 meses de eso, se dio de baja a un guerrillero en los combates que se dieron, entonces la cosa se alborotó aún más la situación. CICMHM: ¿Cómo vivió la Toma? JVG: El día de la toma yo tuve turno hasta la una de la mañana, la Toma fue a las cuatro de la mañana. Yo estaba dormido y recuerdo que Hernán Darío Díaz Peña fue el que entró y nos avisó, “se nos metieron” fue lo que nos dijo. En ese momento, la reacción fue pararse, vestirse, tomar el armamento y salir al puesto de reacción (que ya todos sabíamos cuál era, eso fue de las cosas que se cuadraron con el Plan de Defensa a raíz de lo de los compañeros pistoleados el cual era en la parte trasera de la estación. Se oían disparos de fusil, al comienzo eran esporádicos, pero como media hora después, a 300 metros de la estación hacia donde quedaba el hospital, empezamos a ver sombras que corrían y saltaban las paredes. Les disparamos y supimos que eran guerrilleros porque nos respondieron con disparos. En ese momento fue que inició la toma para mí. Yo creo que en ese momento la reacción es por inercia, porque uno no está preparado para una cosa así, a uno no le enseñan en los cursos que hacer en ese momento. Por ejemplo, hubo unos que se paralizaron, recuerdo que uno se paró a caminar en medio de las ráfagas porque estaba en shock, entonces a un compañero le tocó pararse, empujarlo al piso y tenerlo ahí, porque no se quería quedar quieto y quería salir a caminar y seguir llorando. En esa parte de la estación, teníamos un bunker que habíamos hecho antes con cemento por un lado y los costales de arena por el otro. Ya al aclarar un poco el día, los disparos fueron más intensos. Hacia las 6 de la mañana cayó la primera detonación de cilindros bomba. La onda explosiva que eso genera se


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siente como si le arrancaran la piel a uno. Cuando los disparos se hicieron más intensos, nos tocó arrastrarnos hacia la Fiscalía que quedaba cerca. Allí nos encontramos con el Capitán Murillo. Ahí estuvimos como una hora y nos empezaron a disparar hacia allá cuando vieron que estábamos allí. De ahí me tocó salir con un compañero, pero cuando íbamos corriendo cayó otro cilindro bomba, yo lo vi salir volando por los aires y cuando me acerqué para ayudarlo vi que no tenía el pelo ni la piel de la cabeza, la onda le había desprendido casi media cabeza, luego se paró, dio dos pasos y cayó muerto, ese era Avedali Barrera, creo que él fue el primer muerto de la Toma. CICMHM: ¿Qué pensó en ese momento? JVG: de la angustia que tenía, nada. Lo único que se podía pensar era en sobrevivir, porque en ese momento uno sabe que lo van a matar y que está encerrado. A la media hora se escucharon más detonaciones y lo único que pudimos pensar en ese momento fue que “llegó la guerrilla acá” porque tumbaron el muro detrás del cual estábamos refugiados, con una detonación más. Lo siguiente que se escuchó fue a un guerrillero gritar “chulos entréguense” (porque nos decían chulos, no sé por qué o que significaba). En ese momento corrimos tanto, que yo no sé cuando llegamos otra vez a la estación. Éramos más o menos 15 patrulleros y el Capitán Murillo. Pero la estación ya estaba derrumbada por las explosiones de cilindros, no se sabía bien que era porque no había nada en pie. En ese momento ya se veía pasar a la guerrilla y nos dispararon otra vez. Nos metimos los 15 y otros 10 que ya estaba ahí en el bunker que estaba hecho para unas 5 o 7 personas. Entre los que ya estaban ahí estaba el Coronel Mendieta. Mientras estábamos en el bunker pensábamos que si suenan disparos todavía es porque hay compañeros vivos. Como a las 10 de la mañana, se escuchó el primer sobrevuelo del avión fantasma, unas 5 horas después de iniciado el ataque. Como estábamos todos en el bunker, recuerdo al Coronel Mendieta dando indicaciones para el avión fantasma por radio teléfono. CICMHM: ¿Pudieron ver la cantidad de guerrilleros? JVG: en ese momento no supimos pero igual se veían muchos. Luego en las caminatas a las que nos sometieron, ellos mismos dijeron que eran 1000 o 1200 en total. Mientras que nosotros éramos más o menos 80 para todo Mitú. Hacia las 2 o 3 de la tarde bajó la intensidad de los disparos, pero igual sabíamos que los refuerzos nunca iban a llegar. Ya estábamos todos sin municiones (¿Re-


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cuerda los 700 cartuchos?) porque se nos había acabado a todos. Como a las 4 de la tarde nos vieron unos guerrilleros (se veían jóvenes igual que nosotros, tendrían unos 20 o 25 años) que en principio se asustaron más que nosotros de verlos. Al momento aparecieron más guerrilleros que empezaron a gritar que saliéramos que no nos iban a matar. Entonces desarmamos los fusiles (para que no los fueran a utilizar) y salimos todos. Nos requisaron uno por uno y nos fueron amarrando de las manos a todos. Nos llevaron hacia el parque cerca de la estación y dijeron que no nos iban a matar. En esas llegó el comandante del frente, comandante Urías, y nos dijo que no nos iban a matar, que éramos sus prisioneros de guerra. En ese momento es que uno si se acuerda de la familia porque uno sabe que está ahí, pero ellos no saben nada de uno. Por ejemplo, mi familia se enteró de lo que había pasado un mes y medio después. Las noticias del siguiente día no daban cuenta de lo ocurrido, la misma Policía no supo realmente qué pasó allí, porque nos declararon como desaparecidos y no como secuestrados. Al mes y medio de estar secuestrados fue que llegó la Defensoría del Pueblo y pudimos enviar pruebas de supervivencia. Lo más terrible era no saber qué pasó con los compañeros que no estaban ahí, porque de los cuerpos que quedaron calcinados por las explosiones de cilindros no se podía reconocer a nadie. Cuando nos amarraron y luego de llevarnos al parque, nos juntaron con otros compañeros y nos llevaron a todos a la salida del pueblo. Donde veíamos pasar a los guerrilleros con esas carretas que usan para la construcción, llenas de cuerpos de guerrilleros muertos en el ataque y se los llevan para el monte. Mal contados en los 15 o 20 minutos que estuvimos ahí sentados pasaron por lo menos con 40 cuerpos, si no es que con más. Luego llegó el comandante hizo que los guerrilleros nos quitaran de ahí para que no viéramos los muertos de ellos. A las 6 pm empezamos a caminar, cuando nos sacaron del pueblo no se veía a nadie, todos los habitantes estaban escondidos en sus casas desde que empezó la toma y nosotros éramos los únicos que estaban por ahí. Caminamos por unas 12 horas hasta que llegamos a otra parte del río, donde los guerrilleros nos montaron en “bongas” (una especie de lancha) y duramos como 4 horas navegando por ese río. A las 10 am nos bajaron en un sitio en el que nos tuvieron esperando hasta las 2 de la tarde. Luego como a las 5 reiniciamos y navegamos hasta las 7 de la mañana del siguiente día. Llegamos a un sitio donde nos bajaron otra vez y nos entregaron a otro grupo de guerrilleros, que creo que eran del Frente 44. Luego fueron 2 días más de río hasta que llegamos a lo que fue el primer campamento donde nos


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tuvieron secuestrados, ahí estuvimos 7 meses, los 61. Luego nos dividieron en 30 y 31 en 2 campamentos separados. CICMHM ¿cómo era un día “normal” durante el cautiverio? JVG: los guerrilleros nos levantaban a las 5 de la mañana y a veces nos daban tinto, luego como a eso de las 6:30 nos daban el desayuno que siempre era chocolate (en agua solamente) y a veces arepa que podía variar mucho en su tamaño. A las 12 pm nos poníamos a hablar con los compañeros (porque igual no había nada más que hacer) el resto del día, nos organizábamos dependiendo de donde quería dormir cada uno, teníamos cambuches de hamacas o esteras para el que quisiera dormir en el piso. Pero por lo general los ánimos siempre estaban muy bajos. CICMHM: ¿cómo fue su cautiverio? JVG: yo estuve secuestrado 2 años y 8 meses. Al comienzo fue muy duro por lo que le decía que no teníamos nada que hacer, luego teníamos radio que nos enviaron cuando vino la Defensoría del Pueblo. Nos mandaron también libros, cuadernos y lápices para tener algo que hacer y poder escribir cartas a las familias. Entonces la monotonía cambió. Pudimos enviar y recibir cartas 2 o 3 veces en todo ese tiempo. Esto se hizo por intermedio de las señoras de Asfamipaz, quienes las llevan y nos traían cartas de afuera. Los días que venían eran días tristes, pero felices. CICMHM: ¿cómo fue su liberación? JVG: eso fue todo un proceso, porque fueron 9 días caminando para llegar al campamento de la liberación. Un día llegó Grannobles, el hermano del Mono Jojoy, y nos dijo que habían llegado a un acuerdo con el gobierno. Entonces alistamos las pocas cosas que teníamos, 2 pantalones, 2 camisas y un cuadernito y empezamos a caminar. Eso fue caminando, por río, nos llevaron en camión, fue de todo y durante día y noche, mejor dicho lo único que nos faltó, fue que nos llevaran en moto, porque eso nos tocó de todo. Que fue cuando nos reunieron a los 61 otra vez. Cuando estuvimos todos, nos separaron de Mendieta y los otros comandantes, en ese momento no sabíamos que a ellos no los iban a soltar, nos decían que ellos nos iban a alcanzar luego. Pero después supimos que ellos se quedaban todavía. Nos reunieron como a 300 policías y soldados que habían secuestrado en otras tomas también, ahí había gente de Patascoy, del Billar y nosotros de Mitú. Nos


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dio mucha tristeza cuando nos enteramos que el Coronel Mendieta se quedaba todavía, porque él fue como nuestro papá en Mitú y durante el secuestro. CICMHM ¿cómo fue volver? JVG: Fue muy difícil, porque el primer día libres, nos llevaron a Tolemaida donde estaban las familias de todos, yo creo que nunca en mi vida había llorado tanto como llore ese día con mi mamá. Al dormir, se sentía como que uno no sabe dónde está y que todavía se estaba allá. Eso nos duró como 3 o 4 días. Igual tuve pesadillas durante más tiempo, en las cuales me sentía perseguido. CICMHM ¿cómo cambia la vida después de eso? JVG: totalmente, cambia al 100%. Saber que se sobrevivió a esa masacre (porque eso fue una masacre, no una Toma) se aprecia más la vida, se valora todo más. CICMHM ¿Qué puede decirnos sobre las jaulas de alambre? JVG: si nos tocó, pero ya al final y eso eran unas estructuras de madera y el alambre era por fuera, entonces a nosotros casi que no nos tocó el contacto con esos alambres, es decir, nosotros estábamos en una especie de casa de madera y el alambre era afuera. Eso de los alambres fue muy duro, porque ahí nos guardaban como a las 5 de la tarde y nos habrían hasta el siguiente día, era pequeño y con condiciones de higiene malas. Recuerdo una vez que había varios enfermos (porque eso sí, cuando se enfermaba uno caíamos todos en esas) con dolor de estómago, vomitando y con diarrea. Pero los guerrilleros no nos quisieron abrir esa noche para que pudieran salir a hacer sus necesidades, entonces nos tocó improvisar, cogimos un botellón de agua de esos grandes, botar el agua y abrirlo para que pudieran hacer sus necesidades. El problema fue que en el transcurso de esa noche nos fuimos enfermando todos y el botellón no dio abasto para todos. Lo que nos tocó hacer para no ensuciar más el campamento (las jaulas esas de alambre) y empeorar más la enfermedad, fue que a cada uno le tocó hacer en la ollita que teníamos para comer. CICMHM ¿pensó alguna vez en escapar?


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JVG: sí. También había momentos en que había posibilidades, por ejemplo en esas caminatas que nos ponían llegaba el momento en que uno se daba cuenta que era el último en la fila y que atrás no iba ningún guerrillero, pero igual no se veía nada hacia dónde ir, todo era pura selva a cualquier lado que se mirara, entonces no era como bueno. CICMHM ¿alguno murió estando en el cautiverio? JVG: si, el Capitán Guevara y el Intendente Peña, a Peña “dicen que lo mataron”. CICMHM ¿y la familia? JVG: yo creo que ellos fueron los que más sufrieron con esto, porque no sabían nada de uno. Mientras que uno sabía dónde estaba y qué estábamos haciendo, pero ellos no, ellos no sabían nada. CICMHM ¿hoy habla sobre lo que le sucedió? JVG: hoy lo veo como una experiencia de mi vida y hablo más abiertamente del tema, pero antes no. antes casi nadie sabía porque igual era muy duro y no hablaba de eso con nadie.


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Relato José Crisanto Contreras Sobreviviente de la toma de las FARC a Mitú en noviembre de 1998, secuestrado tras la toma por dos años y ochos meses por este mismo grupo guerrillero. Intendente Jefe Policía Nacional. CICMHM: Usted que recuerda cuando era niño, usted que hacía en su infancia. (JCC): cuando vivía en la infancia pues, vivía en el campo, en el campo, naturalmente pues yo soy de, de Boyacá. De Turmequé, nosotros teníamos, mis papas, mis padres viven en, en una vereda allá que se llama Centro rural, que es prácticamente a cinco minutos del pueblo. CICMHM: Cómo fue su ingreso al interior de la institución. (JCC): Yo estudie allá en primaria, pues en un colegio, en una escuela veredal, prácticamente cerca al pueblo, en una vereda y yo pues mis estudios secundarios los estudie en un colegio de allá mismo, un instituto industrial. (JCC): cuando yo entré a la institución era una época muy conflictiva. Yo entré a la institución en el 92, cierto, en el 92 Pablo Escobar daba 150.000 o 70.000 pesos por policía. Eso era común, y eso le causaba mucho miedo a la familia. Mi papá no estaba muy de acuerdo. CICMHM: Cómo fue su llegada a Mitú. (JCC): Los mandos, en ese momento tomaron la decisión de no enviar gente para Medellín, (por la situación del Plan Pistola de Pablo Escobar) si no que nos dejaban aquí en Bogotá. En ese momento entró una convocatoria de que quien sabia manejar teleimpresores, es que en ese tiempo las comunicaciones eran las teles, entonces, yo sabía manejar teles, porque yo lo aprendí en el Ejército. Terminé el curso de técnico en telecomunicaciones y salí destinado, llegue a Mitú lcomo técnico. CICMHM: ¿Qué recuerda de la Toma? (JCC): pues, primero, comienza con la explosión, yo estaba en la estación de servicio, en ese momento, comienza, ellos comienzan a tirar explosivos […] de pronto uno dice que cómo sobrevivió pues (silencio) si se piensan en cómo quedaron las cosas […], realmente no, no puede dar una explicación.


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CICMHM: ¿En dónde estaba en el momento de la Toma? (JCC): yo estaba dentro de la estación, como radioperador de servicio. (Silencio) Y prácticamente a mí me cogieron dentro de la estación. CICMHM: ¿cómo fue el trato de la guerrilla después de haber sido secuestrados? (JCC): (silencio) cuando lo cogen a uno, toman el control, pero uno como no sabía la, cuál era la, lo que ellos iban a tomar la decisión, pero uno nunca había escuchado, pues si ellos son de una forma, de una forma, tajante, autoritaria, y amenazante a todo momento, le dicen:- ¡quieto!, si se mueve lo mato-. CICMHM: ¿cuantos años duro en cautiverio? (JCC): Treinta y cinco meses más o menos CICMHM: ¿Cuándo es liberado? (JCC): yo salgo en un intercambio humanitario, o sea por una preselección de intercambio humanitario. Después a pocos días la guerrilla unilateralmente libera un grupo de soldados. Ellos toman la decisión de quedarse con los Mandos. CICMHM: ¿Cómo fue el trato de la guerrilla? (JCC): La guerrilla es muy desconfiada, hasta de ellos mismo. […] exageraban nudo sobre nudo y cadenas sobre cadenas. CICMHM: Y después del cautiverio ¿qué cambios hubo en su vida? (JCC): Realmente ocurre un cambio porque es una cosa que uno nunca había vivido, para comenzar uno nunca había vivido un tiempo largo sin ver el sol, eso lo cambia a uno. CICMHM: Después de todo este tiempo de la toma como la recuerda hoy en día. (JCC): De pronto a veces uno comentó con amigos patrulleros, […] hay patrulleros que van para cinco años ellos nunca creen que ocurrió una barbarie de esas. […] Lo ven como un hecho muy lejano, ajeno a la existencia de ellos. CICMHM: ¿Cuáles son las lecciones de Mitú?


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(JCC): Haga de cuenta que cuando ocurre una tragedia de esas, todos aprendimos, la misma población aprendió, porque ellos también colocaron una cuota grande, porque con nosotros se llevaron las familias de ellos, que eran los auxiliares bachilleres, se metieron con la familia de ellos, eran auxiliares de policía ellos también sufrieron, […] los grandes perdedores fue la población, porque les mataron prácticamente los dirigentes que ellos tenían. CICMHM ¿ha tenido planeado volver a Mitú? (JCC): No, por miedo. A pesar de que yo tengo una propiedad allá, no he vuelto. A pesar de que mi esposa es de allá no he vuelto. Ella si ha ido, pero yo no. […] No lo he hecho pero de pronto con el tiempo si considero ir. CICMHM: Qué importancia le ve usted a contar y recordar una experiencia como la que vivió. (JCC): Las personas tienen derecho de saber. […] yo pienso que cuando hacen una labor académica cierto, de escribir lo que ocurre, narrar, documentar es una labor buena porque deja más lo escrito, un hecho escrito que no sea ajeno a los libros, por ejemplo hay casos que ocurren y se ignoran, por ejemplo en nuestro medio ocurre un hecho y nosotros somos como muy olvidadizos. CICMHM: ¿Para finalizar, cuáles son sus proyectos a futuro? (JCC): pues el sueño de todo policía que es llegar al máximo cargo […] En mi vida no hay un proyecto más completo que ser policía.


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Relato IT Lucas Trujillo Ferrer Sobreviviente de la toma de las FARC a Mitú en noviembre de 1998, secuestrado tras la toma por dos años y ochos meses por este mismo grupo guerrillero. Intendente Policía Nacional CICMHM: ¿Qué es lo que más recuerda de cuando usted era niño? (LTF): Yo soy netamente indígena. Oriundo del Vaupés de la etnia Tucana. Inclusive yo todavía hablo perfectamente mi dialecto. CICMHM: ¿Cómo fue su ingreso a la institución? (LTF): Lo que pasa es que en el año 93, 94, en ese tiempo yo estaba terminando mi bachillerato. Estaba en décimo en el año 94 cuando el auge de la cuestión del nivel ejecutivo. Entonces iban compañeros a los colegios a dictar charlas […] fue decisión netamente mía, llamémoslo así porque…mi familia supo hasta el día en que yo me iba a venir para acá. CICMHM: ¿Y cómo era la situación que se vivía en Mitú? (LTF): En agosto del 97, que yo llegué ya habían frentes de la guerrilla. CICMHM:¿cómo era la presencia de la guerrilla? (LTF): Lo que pasa es que todo comenzó, digamos, como le comentaba antes que usted comienza a vivir con el miedo y eso y la zozobra y todo que puedan llamar, que todos los días que vienen, que llegan, usted ya aprende a vivir con eso, hubo un momento en que la guerrilla comienza a delimitar sus territorios y usted después de cierta parte ya no puede pasar. Así comenzó en Mitú. CICMHM: Ya durante la toma, ¿cómo vivió la Toma?. (LTF): llega la guerrilla por el rio Vaupés y desembarcan en chalupas, cómo lo llaman a ellos, bongos que pueden llevar hasta 6 o 7 toneladas de carga, […] para trasportar cierta cantidad de gente, como 100, 150 personas. CICMHM: Y ¿usted cómo logra sobrevivir a esa toma?


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(LTF): Pues la toma no sé, con otros compañeros pues recibíamos primer turno que iba de una de la mañana a siete de la mañana. […] Afortunadamente como estábamos despiertos, nosotros recibimos turno a la 1:00 AM...y estábamos despiertos, normal y esa noche todo parecía tan normal […] la gente salió a rumbear normal, regresaban a las 2:00 AM que cerraban la discoteca, cuando creo que fue 2:00 AM y empezamos a escuchar los ruidos de motores fuera de borda que en eso era que transportaba la guerrilla...y no y eso, la toma para que, la han visto por YouTube, supuestamente un video que tomó la guerrilla, ese vídeo que estaba por YouTube... así, idéntico, igualito y nos llegaron y...porque prácticamente nosotros, usted sabe que el comando queda en el puro centro de un pueblo, queda el banco, el palacio de justicia...y comenzaron a darnos por todos los lados, prácticamente nos rodearon. CICMHM: ¿cómo fue el trato hacia usted y sus compañeros por parte de la guerrilla luego de la toma? (LTF): La guerrilla nos llevó para el puerto, nos enumeraron, inicialmente creo que fueron 32 a los que nos cogieron, nos dijeron que nos iban a llevar, eso sí, no dijeron ni cuándo ni dónde o como, pero que nos llevaban vivos y que nos traían vivos, pero que no sabían cuándo ni dónde, […] nos contaban cuantos eran, que frentes, que bloques, mejor dicho, todo. Ellos las cifras que manejaron en su momento eran que habían 1700 guerrilleros, estaba el bloque oriental, estaba el bloque sur, estaba el frente 1°, el 51, la «Teófilo Forero». CICMHM: ¿Su familia como tomó que había sido secuestrado? (LTF): Inicialmente a todos nos dieron por muertos, a los tres días supo mi hermana que yo estaba vivo, porque inicialmente a todos nos dieron por muertos, pues no sé, uno no sabe si ellos eran los que sufrían más o uno, no sé, queda ahí esa, creo yo que de alguna manera la familia sufre más que uno, porque muchas veces uno no tan concientizado uno sabe que alguna vez le va tocar eso, pero la familia no, creería yo que sufre más la familia que uno. A pesar de todo lo que le pase a uno, lo que le haya pasado a uno, la familia sufre más que uno. CICMHM:¿Que cambia en su vida después de la toma? (LTF): De pronto hay muchas que, hay muchos puntos o muchas cosas que no están presupuestadas dentro de su planeación del diario vivir no está que le va a pasar una toma guerrillera, que usted va a salir secuestrado, que usted va a durar tantos años secuestrado o que lo van amarrar, la vida automáticamente le cambia a usted, porque no estaba presupuestada y usted llegar y encontrar todo cambiado.


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Relato Oscar Iván Monroy Sobreviviente de la toma de las FARC a Mitú en noviembre de 1998, secuestrado tras la toma por dos años y ochos meses por este mismo grupo guerrillero. CICMHM: usted que recuerda de cuando era niño, de su infancia. OIM: No, no yo cuando era niño, yo vengo de una familia muy humilde, ee muy trabajadora, trabaje desde la edad de los seis años en una panadería con mi papá, y pues la infancia como tal, a jugar canicas, a bailar un trompo, madure muy muy jovencito, a los catorce años Salí de la casa, entre a trabajar, termine mis estudios a los dieciséis, y me metí al Ejército, termine el Ejército, ingrese a la policía. CICMHM: Su familia que pensó cuando entró a la policía. OIM: Apoyo total, apoyo total pues porque, por parte de mi mama, mis tíos, tengo cuatro tíos que son pensionados de la policía también, entonces un apoyo total por parte de mi papa y de mi mama. CICMHM: entonces qué importancia tubo usted como para con la institución, como le pareció entrar a la policía. OIM: pues las expectativas inicialmente en la policía era de pronto uno, pues aparte de que uno llega por gusto, buscando una estabilidad laboral, económica, con el tiempo de pronto uno profesionalizarse, ya pues desafortunadamente paso lo de la toma y ya, hubo cambios. CICMHM: ¿Usted cómo llega a Mitú? OIM: Yo me gradué en el año 98, en febrero del 98, como profesional de policía, como patrullero, ingrese a la escuela en el 97, a nosotros nos destinan para Mitú, eso es básicamente un traslado de rigor que hace la institución como tal, de destinar cierto personal que sale graduado para algún departamento, a mí me toco en ese entonces, nos destinaron junto a dieciséis policías más, allá al departamento de policía de Vaupés. CICMHM: y como era un día suyo allá en Mitú. OIM: Bueno, allá en Mitú inicialmente en los años 90, todo mundo sabe que fueron las grandes tomas guerrilleras, los secuestros masivos de policías y militares,


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y pues un día allá en Mitú era pues un día de zozobra, porque allá continuamente nos hostigaban, en el tiempo que, antes de la toma, murieron tres compañeros míos, tres compañeros de la Sijin. CICMHM: ¿Antes de la Toma había habido hostigamientos? OIM: sí, claro continuamente, pues, no que todos los días, ni cada ocho días pero si cada nada tocaba ir a la estación, el personal civil que vivía ahí les tocaba evacuar, precisamente pues para proteger Dios no lo quiera de un hostigamiento o algo así. CICMHM: Cómo era la relación con los pobladores de Mitú. OIM: Nosotros, la verdad no teníamos mucho contacto con la población civil, […] no colaboraban mucho con el policía, entonces pues realmente el trato para con la comunidad no, era muy poco. CICMHM: ¿la presencia de grupos armados era constante? OIM: bueno la presencia como tal en el casco urbano, después de lo, como el día de la toma y los días siguientes fue que nos dimos cuenta de que siempre hubo presencia ahí de la guerrilla en los pueblos, de pronto vestidos de civil, haciéndole inteligencia a nosotros mismos, pero de que había guerrilla en Mitú claro siempre lo supimos. CICMHM: ¿Cómo fue la Toma? OIM: Como a eso de las 12 pm del 1 de noviembre bueno yo me acuerdo que estaba en una discoteca con unos compañeros no llegaron y nos dijeron que la guerrilla estaba muy cerca , es la rivera del rio y en el polideportivo ósea estaban pegados pues casi a la estación , nosotros que hicimos nos desplazamos para haya por si nos habían dado una mala información sí o no las personas que no lo dijeron, llegamos y a eso de las 4: 45 , 5 de la mañana de la mañana se escucharon los primeros disparos ,y pues hay se inició un combate , pues nosotros la verdad no es que no tuviéramos la formación para contrarrestar simplemente era que no contábamos con elementos bélicos suficientes para enfrentarlos , atacados con cilindros ,sombreros chinos , tatucos, morteros y no durante todo el día y no a mí me capturaron hasta el día 2 junto a jhon Frank pinchao. CICMHM: ¿Cómo logro sobrevivir?


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OIM: ¿Cómo logramos sobrevivir? No algunos compañeros ya se les habían acabado la munición a los que quedamos nos quedaba muy poca munición, y la verdad fue que empezamos fue a buscar escondites, porque ya nosotros creíamos que todos nuestros compañeros estaban muertos, puesto que en el caso mío, yo presencie la muerte de tres de mis compañeros, entonces yo suponía que ya estaban muertos pero nunca secuestrados, ni capturados, ni algo así , pues para el día 2 pues ya estábamos rendidos la verdad , nos encontraron en el escondite donde estábamos y allá nos capturan. CICMHM: ¿Cómo fue el trato de la guerrilla? OIM: Desde un principio nos colocaron unos lazos en el cuello y en la manos. nos desplazaron en muchos sitios y el trato totalmente ajeno ellos no tenían comunicación con nosotros teníamos un guerrillero que siempre nos vigilaba, nos miraba, en los desplazamiento pero ellos el trato hacia nosotros, pues mal pues por los trabajos que nos ponían a hacer. Nos colocaban a hacer trincheras a veces que se enojaban porque el comandante les llamaban la atención por alguna situación o también cuando eso estaban los diálogos de paz con el gobierno de ese entonces el presidente Andrés Pastrana y depronto cuando se congelaban los diálogos entonces llegaban y nos insultaban nos trataban mal, pues llegar hasta pegarnos propiamente no, si nos encerraban de pronto le echaban vidrios a la comida, psicológicamente si nos maltrataban mucho , psicológicamente si. CICMHM: ¿cuantos años estuvo en cautiverio? OIM: Yo no duré mucho a comparación de mis compañeros como el General Mendieta, de los señores Cuadros de mando, oficiales y suboficiales, yo dure 32 meses secuestrado. Sali el 16 de junio del año 2001. OIM: Yo salí en un intercambio humanitario pero no en el masivo. Fue un gesto humanitario que hizo las Farc. Yo salí en intercambio humanitario porque yo estaba muy enfermo. CICMHM: ¿su familia cómo vivió lo de la toma? OIM: Yo creo que quien más sufre es la familia y quien más afecta es a la mamá, eso es algo indescriptible. CICMHM: A raíz de la toma ¿qué cambió en su vida?


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OIM: La forma de pensar, de actuar, se vuelve uno un poco más pacífico. Se aísla uno de la vida social pero ligado a la Institución, porque sigue uno amando a la Institución como tal. CICMHM: ¿Y hoy en día cómo recuerda esa toma, 16 años después? OIM: Una experiencia más de vida, un recuerdo pues de nunca olvidar CICMHM: ¿Y ha tenido la oportunidad de regresar a Mitú? OIM: Tuve la oportunidad de regresar a Mitú, en el año 2007 fui, estuve tres días allá, quería ir, quería encontrarme con eso mirar cómo habían quedado las instalaciones, recorrer el pueblo, por donde a nosotros nos pasaron, como recoger los pasos, digámoslo así.

Para que Colombia no olvide: la siguiente es la lista oficial de uniformados que prestaban servicio en mitú el día del ataque Oficiales: Mendieta Luis, Guevara Julián, Murillo Enrique, Bonilla Baltazar, Rodríguez Vianney.\ Suboficiales: Espinosa Pedro Julio, Lasso César, Pinchao John Frank, Peña Luis Hernando.\ Patrulleros: Barrera Omar, Barrera Avedaly, Cañón Alejandro, Contreras José, Cristancho John Freddy, Escorcia Juan Carlos, García John Freddy, Lora Mauricio, Ochoa Oscar, Orduz Marco Antonio, Ortega Freddy, Ortiz John Freddy, Quintero Donald, Sepúlveda Jorge Luis, Upegui Héctor Fabio, Obregón Julián, Ortiz Freddy, Silva Johany, Suárez Jairo, Valencia José, Baquero Nelson, Bravo Gimondi, Briceño Andrés, Campos Carlos, Castellanos Jorge, Clavijo Aleido, Cerquera Carlos, Chilito Wilson, Díaz Alvaro, Díaz Adrián, Dinas Hernán Darío, Esquivel Arley, Fajardo Héctor, Fierro Salvador, Figueredo Freddy, Flórez Jairo, Fonseca John Alexander, Galindo Jorge Iván, García Edgar, Gómez John Jairo, Gómez Crispiniano, González Rutber Javier, Grisales Eddy Orlando, Gualteros Hosman, Huérfano Oscar, Jaramillo Edward, Mahecha Didier, Mancilla Edilson, Martínez Marimho, Martínez Nelson, Mejía Carlos, Mercado Bartolo, Monroy Oscar Iván, Montoya Oscar, Morales Reynaldo, Moreno Germán, Oliveira José Gabriel, Ortiz Ramiro, Osorio Raúl, Parrado Lucio, Pérez John Jairo, Quira Ri-


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goberto, Ramírez José, Rivas José Ariel, Rodríguez Luis Joaquín, Rodríguez Bernabé, Rodríguez Fernando, Rojas Rafael, Sepúlveda Juan Carlos, Simón Jairo, Tapiero Francisco, Tinjacá Henry, Trujillo Lucas, Yate José Fleiber, Zanabria Robinson, Galaraga Ricardo, Gaviria Libaniel, Ibáñez Ricardo, Ortiz José Vicente, Sánchez Aldemar, Sánchez José Gabriel.\ Auxiliares bachilleres: Barreto Luis Alexánder, Baylon Jaír, Braga Omar, Castañeda Laurentino, Díaz César, Díaz Giovanny, Gómez Hermes, González Casimiro, López Ramiro, López Mauricio, Lozano Ricardo, Martínez José Julián, Mojica José Alexander, Muñoz Emeterio, Ortiz Mauricio, Ortiz Edwin, Paiva Julián, Pérez Angel, Portura Adriano Alonso, Restrepo Nelson, Rodríguez Luis, Rojas Duarte Henry Fabián, Salazar Braga Diego Alonso, Salamanca Espitio Jorge Andrés, Salcedo Polo Gustavo Adolfo, Sánchez Braga Jaír Santiago, Silva Rivera Otoniel, Uribe Medina Orlando, Valencia Yepes Pablo, Villegas Reyes Luis Gilberto,\ Servicios generales: Sánchez Gil Sandra Consuelo, Valencia Meneses Miriam, Martínez Alvis Nelsy, Naranjo Chagres María Anita Jesús, Rojas Hernández Catalina, Ramírez Moreno Martha Lilia, Trujillo Ferrer Bárbara Ana, Caro Pérez Pedrina, Hernández Bernal Ninfa, González López Gabriela, Madero Sierra Rosa Elena. Identidades de militares, policías y civiles Sobrevivientes: Patrulleros: Eduardo Jaramillo, Carlos Andrés Campos, Fredy Cristancho Urquijo, Jairo Suárez Torres, Héctor Fajardo Herrera, Aleido Clavijo Rivas, Benito Fonseca, Julián Obregón González, Mauricio Lora Naranjo, Carlos Cerquera Torres, Simón Daza Jairo, Aldemar Sánchez, José Vicente Ortiz, Ricardo Antonio Ibáñez, Liboniel Gaviria Naranjo y John Jairo Gómez. Auxiliares bachilleres indígenas: Ricardo Andrés Lozano, Luis Alexánder Barreto, Hermes Gómez Márquez, Jair Baylon Prieto, Julián Palva Uribe, Otoniel Silva Rivera, Eduardo Edison Ortiz Vargas, Johanny Díaz Rodríguez y Emeterio Muñoz Londoño. Identidades Policías y Militares. Después del ataque llegaron a combatir 180 soldados y 20 policías, de los cuales murieron 19: 15 soldados y 4 policías. Soldados muertos: Luis Guerra Velásquez, José Malaver Caicedo, Omar Enrique Macea Buelvas, Gilberto Alzate Martínez, José Alexánder Durán Durán, Ramiro


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Reyes Tafur, Esaú Muñoz Rivera, Sergio Suárez Cano, Ovidio de Jesús Moreno Estrada, José Mauricio Ramírez, Luis Carlos García Soto, Carlos Mario Isaó, Juan Córdoba Rentería, Arnoldo García Ortiz y Roberto Sepúlveda Márquez. Heridos: los soldados Román Vargas Leal, José Luis Pérez Mariño, Juan Carlos Vargas Manrique, Freddy Collazos Villa, César Augusto Moncada Puerta, Germán Campos Jiménez, Andrés Oliveros Valdés y Luis Eduardo Álvarez Oviedo; y el policía Oscar Esteves Romero.



Referencias bibliográficas

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