Artífices de la Memoria Policy Paper No 03 Diciembre 2016

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Policy Paper No. 3 AR T í F I CES D E L A M E M O R ÍA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA CENTRO DE INVESTIGACIóN EN CONFLICTO Y MEMORIA HISTóRICA MILITAR ORIENTACIONES EPISTEMOLÓGICAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE LAS FUERZAS MILITARES DE COLOMBIA

Resumen El concepto de Memoria Histórica en el marco institucional supone una clara distinción de aquello que se ha venido desarrollando institucionalmente entendido como análisis de contexto, lo cual se enmarca estrictamente en los procesos jurídicos referidos a responsabilidades individuales en acciones operacionales; así como también, de la elaboración histórica en cuanto tal, debido a que no se advierte una interpretación crítica sobre acontecimientos sistematizados en relación a una comprensión del pasado. Así las cosas, la pregunta que se adviene es: ¿Qué es Memoria Histórica y cuál es su diferencia específica de los dos procesos anteriormente expuestos, estos son los de contexto y los históricos? La Memoria Histórica es un concepto que trasciende la Historia como disciplina, y para el propósito de este documento se entenderá como un factor estratégico de política institucional para los procesos sociales y políticos de un post-acuerdo, en cuanto que es una descripción sistematizada por las diversas fuerzas de cómo, bajo qué motivaciones y sobre qué premisas los hombres y mujeres de las Fuerzas Militares entendieron, asumieron y actuaron en relación a la evolución constitucional en Colombia.

Bogotá, Colombia Diciembre 2016


Introducción Hacer Memoria Histórica no es solo hacer una reconstrucción del pasado. En otras palabras, la enseñanza de la historia del conflicto va mucho más allá de una comprensión racional de los procesos históricos, así como un sometimiento a un proceso de objetivación progresiva de hechos, sino que supone la recuperación de tesLa enseñanza de la timonios, vivencias y historia del conflicexperiencias que perto va mucho más mitieron a los homallá de una combres y mujeres de las prensión racional Fuerzas Armadas mode los procesos delar transformaciohistóricos, así como nes del Estado Social un sometimiento de Derecho, y con ello a un proceso de las performatividades objetivación proal interior de la sociegresiva de hechos, dad. sino que supone

la recuperación de testimonios, vivencias y experiencias que permitieron a los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas modelar transformaciones del Estado Social de Derecho, y con ello las performatividades al interior de la sociedad

Aunque suene reiterativo, la discusión sobre su indagación se sitúa en el centro de los procesos de debate para una re-comprensión de los espacios democráticos contemporáneos en sociedades en posconflicto o pos-acuerdo puesto que estos relatos se ubican en los procesos de legitimidad de las acciones de las Fuerzas Armadas al interior del marco constitucional legal. Ello con el fin de proyectar su imagen institucional referida a la reivindicación de su rol en las condiciones para el desarrollo de la democracia en Colombia.

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El uso de los contenidos de la producción de Memoria Histórica observa un factor esencial de producción e implementación: ello radica no sólo sobre los métodos para la relación sistemática de los hechos y eventos dignos de ser contados de la Desde esta perspecvida cotidiana de tiva, se pretende los miembros de fortalecer la relalas Fuerzas Armación entre la sociedas como hechos dad y las Fuerzas determinantes Armadas, a través dirigidos por sus de la producción de valores y tesón su Memoria Histópara la defensa rica del Conflicto, del territorio y pero también conde la población, tribuir al mejoraen relación a su miento de la idenrelevancia para tidad que cada uno establecer los hide los miembros tos que las futuactuales tiene sobre ras generaciones el rol que desempeentenderán como ña en la sociedad, su inmediato paal igual que los sado. Desde esta sacrificios que otros perspectiva, se miembros anteriopretende fortares a su presencia, lecer la relación al igual que ellos, entre la sociedad construyeron y las Fuerzas Armadas, a través de la producción de su Memoria Histórica del Conflicto, pero también contribuir al mejoramiento de la identidad que cada uno de los miembros actuales tiene sobre el rol que desempeña en la sociedad, al igual que los sacrificios que otros miembros anteriores a su presencia, al igual que ellos, construyeron. Esto no significa negar u ocultar los desaciertos y las actitudes reprochables por su poca moralidad o que causan indignación; sin embargo, estas deben ser relacionadas en el marco de un compromiso ético que se fue desarrollando durante un largo trasegar histórico, y es en dicho contexto como deben ser entendidos


y como deben ser analizados, sin desvirtuar los daños que dichas acciones causaron en la sociedad y al mismo tiempo en la estructura institucional. Por esto, el presente documento abordará en primera instancia un contexto reciente de producción del problema de la memoria, posteriormente una corta presentación sobre los lugares de emergencia de ésta, en tercer lugar su lectura en el caso específico colombiano, para en los dos últimos apartes asumir lo que se entiende por objetividad en su producción como verdad y, asimismo, las orientaciones para la elaboración de una epistemología de la misma.

Contexto reciente de producción Durante la última década, los estudios referidos a los procesos para la construcción de paz en Colombia han estado centrados en la construcción de la memoria histórica para la no repetición de los procesos de la violencia. La característica más recurrente ha sido la historiografía lineal que trata de establecer de manera causal- efectual la explicación de fenómenos en condiciones estructurales, recurrentemente usadas para la composición de periodos a manera de bloques de contenido, referidos a sujetos colectivos-movimientos, grupos etc. Muestra de ello puede concebirse al informe titulado ¡Basta Ya¡ producido por el Centro de Memoria Histórica, además de otros, tales como el coordinado por Lina Saldarriaga; “Guerrilla y Población Civil: Trayectoria de las FARC-EP 1949-2013”, el de Jefferson Jaramillo titulado: “Pasados y presentes de la violencia en Colombia estudios de las comisiones de investigación (19582011)”. De igual modo, artículos como el de Elsa Blair quien en 2011 publicó un ensayo titulado “Memoria y poder (des) estatalizar

las memorias y (des)centrar el poder del Estado”, o trabajos centrados en memoria y condiciones psíco-sociales como el coordinado por Alejandro Castillejo: “Memoria, silencio y acción psicosocial reflexiones críticas sobre por qué recordar en Colombia”. La La Historia como tendencia a parMemoria de las tir de lo descrito violencias sobre anteriormente se encuentra, como los sujetos colecse insinuó, a la tivos periféricos o construcción de vulnerables evisujetos colectivos dencia, gracias a y estructuras de la confrontación movimientos; Cade las tendencias talina Umprimny de no-visibilidad u en relación a la ocultamiento estajusticia transiciotal a cargo de hisnal aborda el tema: torias generales, “Saberse algo de la acción política memoria en el de estas minorías proceso transiciocomo capacidad nal colombiano”, de “Reclamar Juso por ejemplo Maticia”, es decir, la ria Aguilar Peña: Memoria como acLas Farc la gueción política y facrrilla campesina, tor “explícito” de la 1949-2010: ¿ideas reivindicación circulares en un mundo cambiante?. Del mismo modo, la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación adelantó informes sobre las Masacres de Bojayá, Trujillo, El Salado, La Rochela, etc. Finalmente, existen trabajos centrados en las historias particulares de individuos sobrevivientes a manera de descripciones densas, publicaciones como la de David Arteaga: “Entre la memoria y el olvido un análisis desde la perspectiva del individuo víctima del conflicto armado colombiano”, o el adelantado por Omar Huertas: “Colombia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos recuperación de la memoria histórica, 1995-2006”. 3


El eje central del método historiográfico utilizado advierte una suerte de dialéctica de composición; esto es, La Historia como Memoria de las violencias sobre los sujetos colectivos periféricos o vulnerables evidencia, gracias a la confrontación de las tendencias de no-visibilidad u ocultamiento estatal a cargo de historias generales, la acción política de estas minorías como capacidad de “Reclamar Justicia”, es decir, la Memoria como acción política y factor “explícito” de la reivindicación. En efecto, la presencia de imágenes de memoria colectiva con una capacidad pragmática en términos de justicia y resistencia a la violencia, utilizado esto en el ámbito colombiano como una construcción colectiva basada en el señalamiento y la culpabilidad de los actores para la trasparencia y el derecho a la verdad, vienen implicando precisamente que otros procesos de memoria histórica o acercamiento al conflicto puedan no ser imparciales u objetivos, no porque se piense en una historia de la objetividad – análisis de suyo imposible-, sino la ausencia de una memoria institucional. Esta ausencia deja entrever de las etnografías arriba descritas, que la producción de la violencia en Colombia ha sido una recurrencia sistémica entre dos actores: FF.AA y minorías campesinas, sociales y culturales; ocultando el rol de las elites políticas nacionales y regionales, las dinámicas de cooptación por ciertos liderazgos de los mecanismos de gestión del Estado. En síntesis, las responsabilidades que en este proceso social han tenido las clases políticas como orientadoras de las prácticas de gobierno. De esta manera, el problema de la concepción de la memoria histórica anteriormente descrito, además de lo ya señalado, plantea que la construcción de esta como instrumento para la construcción de paz está ligada directamente al señalamiento de los actores en función de una búsqueda de la verdad para la reparación de las víctimas – producción de verdades en los marcos históricos-, y no la construcción del desempeño y 4

evolución de los actores implicados para entender su participación y procesos internos y la necesaria refundación del Estado. Si bien la concepción hasta ahora de la memoria histórica ha sido necesaria para el esclarecimiento de los hechos, los responsables y las condiciones en las que se dio el conflicto armado colombiano, esto implica que la memoria histórica ha sido construida desde una mirada externa a las causas y desarrollo del conflicto, en donde el discurso institucional no tiene cabida y se prima la lógica de víctima y victimario sobre el porqué del involucramiento de los actores y la explicación causal de su participación como partes del conflicto, independientemente de su culpabilidad. Precisamente, esto ha implicado para las Fuerzas Armadas una construcción de memoria histórica colectiva en donde no tienen voz, porque no han sido ellos, sino otras instituciones o sectores de la sociedad los que han construido su historia, quitándoles la posibilidad de pensarse como actores del conflicto con un involucramiento y desarrollo personal en el marco de su acción constitucional y como brazo legitimo del Estado para el uso de la fuerza. Esto quiere decir que se le ha quitado la capacidad a las Fuerzas Armadas y por tanto al Estado de proponer una memoria histórica desde su mirada del conflicto por considerarla de entrada imparcial y con baja transparencia. Las implicaciones de lo anterior dentro del institucionalismo del Estado colombiano implican graves consecuencias dado que primero, se le quita legitimidad de discurso a las Fuerzas Armadas, y segundo, las hacen ver desvinculadas de un Estado igualmente participativo y que encierra la totalidad de esta institución como un solo actor. En pocas palabras, se ha desvinculado a las Fuerzas Armadas, de entrada, en la construcción de la memoria histórica colombiana.


Lugares de Emergencia de Producción del Concepto En procura de establecer un horizonte referenciado a la producción de un concepto sobre la “Memoria Histórica Militar”, que agregue de manera centralizada las imágenes, represenLo primero que se taciones sociales, debe tener como lenguajes y otras referencia de producformas de producción de un concepto ción de oralidad; específico de Memolas cuales, manteria Histórica Militar niendo las dinámies sin duda el rol que cas institucionales desempeñó el ejérciparticulares de cada to en la reproducción una de las difey formación de sisterentes Fuerzas que mas de valores y de componen el concreencias sociales, las glomerado explícito cuales se encuentran en el texto constia la base de las dinátucional entendido micas de composicomo Fuerza Púción de una memoria blica, propendan a colectiva, ésta no por dar cuenta de una aglutinamiento de fenomenología del voces o de imágenes conflicto que relay relatos que a manecione diversas obra de epopeya trataservaciones o mesen de establecer un jor percepciones de origen inmemorial de una constelación la nación, sino parde eventos singulaticularmente como res y experiencias esquema de relacioparticulares desde nes de poder que unas subjetividades en forma reticular específicas, advierte atraviesan las formas necesariamente un mismas de relación punto de partida no y de producción de sólo de la comprendiscursos sobre “lo sión del poder poestatal”, “lo legítimo”, lítico en Colombia, “lo institucional”

sino cómo éste ha devenido matricialmente en tanto fuente de producción de la vida social (Guillén 2015, p. 253). Así, lo primero que se debe tener como referencia de producción de un concepto específico de Memoria Histórica Militar es sin duda el rol que desempeñó el ejército en la reproducción y formación de sistemas de valores y de La memoria histócreencias sociales, rica de las Fuerzas las cuales se enArmadas deviecuentran a la base ne, a través de de las dinámicas los conjuntos de de composición de enunciados prouna memoria copios de las expelectiva, ésta no por riencias individuaaglutinamiento de les y colectivas voces o de imágede sus miembros, nes y relatos que a además de sus manera de epopeya regularidades, una tratasen de estableparticular lectura cer un origen inmede una gramática morial de la nación, de las instituciosino particularnes en Colombia, mente como esquesu evolución y los ma de relaciones de procesos de su poder que en forma construcción coreticular atraviesan lectiva las formas mismas de relación y de producción de discursos sobre “lo estatal”, “lo legítimo”, “lo institucional”. En este sentido, la construcción de la memoria histórica militar durante los procesos de violencia social y política enmarcados bajo el nombre de conflicto armado interno, y desarrollados a partir de la década de los 50 del siglo pasado, tienen como referencia obligada la necesaria recuperación de enunciados como conjuntos de oralidades que a manera de archivo logren visibilizar una suerte de genealogía de las instituciones políticas en Colombia, y junto a ello, y por ello, el uso 5


anteriormente explícito del término fenomenología, en tanto hermenéutica de la evolución de las formas de la democracia durante el siglo XX e inicios de este. En síntesis a este punto, la memoria histórica de las Fuerzas Armadas deviene, a través de los conjuntos de enunciados propios de las experiencias individuales y colectivas de sus miembros, además de sus regularidades, una particular lectura de una gramática de las instituciones en Colombia, su evolución y los procesos de su construcción colectiva. Así, la memoria histórica militar establece dos planos de reproducción interpretativa institucional; por una parte se permite la recomposición interna, esto es, el establecimiento de los contenidos de sentido propios como institución que redefinen sus identidades colectivas no sólo bajo el marco de delimitación constitucional explícito en el artículo 217, sino que de sus imaginarios y representaciones sociales sobre su tarea, misión, deber y rol social e histórico; y por otra parte como un segundo plano, la comprensión y develación desde su comprensión y memoria de la evolución del Estado de Derecho y la comprensión de la democracia. Ahora bien, en lo referente a este primer plano de producción es indudable que la composición de la memoria histórica militar pase necesariamente por la apropiación del concepto de memoria colectiva propio de la sociología, éste como factor no sólo metodológico sino de anclaje al presente (Assmann, 2008). Asimismo, advierte la necesidad de acudir a las herramientas propias del enfoque histórico crítico, el cual también advierte en la disciplina histórica su propia composición y absorción metodológica respecto a la exegética en el manejo de fuentes y documentos. En resumen, para no inferir una suerte de eclecticismo como método general o incluso acudir al uso poco consecuente del termino constructivismo-complejidad, se hace necesario establecer la relación de memoria e his6

toria al interior del concepto de MHM como sustrato o su fuente y procedencia como herramienta interpretativa del pasado reciente del conflicto armado colombiano. Sin duda, esta voluntad de reconocimiento de dichas divergencias, así como la ampliación de los espacios para su reconocimiento, es entendida en el marco democrático como una voluntad colectiva para la superación de la violencia; in situ, una definición por vía negativa de la paz. Así, esta comprensión no necesariamente deviene una definición de la paz de aquello que NO es, sino que desplaza la comprensión de “la paz” como condición material y fáctica para la generación de una nueva cultura política, a aquello que NO es reconocimiento de las diferencias, lo que de suyo ya advierte una transformación de los conflictos sociales gracias a la posibilidad del reconocimiento como cultura y voluntad política de una sociedad.

Ubicación de la Memoria Histórica en el Caso Colombiano De acuerdo con Sheldon Stern, la memoria, tanto la colectiva como la personal, es el resultado de experiencias políticas y sociales. El ser humano no nace con una memoria; este la construye a lo largo de la vida por medio de las interacciones que tiene con los otros individuos y con el medio. Por eso, el carácter social de las memorias se hace evidente cuando reconocemos que los seres humanos pueden recordar sin compartir esos recuerdos con otros sujetos. Sin embargo, esos recuerdos a pesar de ser muy personales, muestran una serie de experiencias que se escriben en ‘marcos interpretativos’ que les conceden un sentido. Esos marcos interpretativos no son del orden individual o per-


sonal, sino que responden a procesos colectivos e institucionales (Stern, 2012). La memoria histórica en Colombia empieza a desarrollarse de forma directa, luego de la promulgación de la ley de 975 -Justicia y Paz- en el año 2005. Es entonces como en manos de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación se generan una serie de lineamientos, en donde se promueve la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición a las víctimas del conflicto armado colombiano. Así mismo, se da un proceso de esclarecimiento de la verdad sobre las ocurrencias vividas a lo largo del conflicto, por medio de un proceso de reconstrucción del pasado en manos de los actores principales del conflicto, tanto víctimas como perpetradores. Este tipo de herramienta fue criticada al centrarse mayormente en la rendición de cuentas de los miembros de los grupos armados y no otorgarles a las victimas unos espacios para que contasen su versión de la historia, en donde quedaba aislado el punto de ‘verdad’ para las víctimas. Lo anterior se puede ligar al texto de Daniel Pécaut, titulado: “Memoria imposible, historia imposible, olvido imposible” en el cual trabaja el eterno presentismo que acontece en el presente explicativo del conflicto en Colombia (2013), muestra como ‘la base de lo instantáneo y de lo fugaz, provoca el olvido de la tradición y hace imposible la proyección hacia el futuro’. Lo anterior es pertinente ya que, la experiencia cotidiana del terror y el miedo a los cuales se ven enfrentados tantos colombianos hace que sumado a la falta de un relato histórico serio, se contemple la historia como una mera sucesión de hechos. Hechos que no han sido periodizados, y de los cuales no se ha hecho memoria y que (como sustenta el autor) condenan a repetir los errores una y otra vez. Es por eso que las narrativas que pretenden hacer memoria se basan en una historia repetitiva que muestra

siempre una misma violencia o fuerza bárbara que escapa del control de todos. Siendo entonces, el presentismo una categoría central de la experiencia que va a la par de la discontinuidad temporal, cambiando el universo de cada persona sin necesidad que el o los momentos determinados creen memoria, sino tristemente: olvido. Este panorama cambia seis años después, con la ley 1448 – Victimas y restitución de tierras- donde se crea el Centro de Memoria Histórica en el cual se empieza a llevar a cabo una serie de procesos más sistemáticos y organizados para tratar los temas de la memoria histórica de Colombia. Estos procesos van enfocados más hacia las comunidades y sus víctimas, para que estas cuenten su verdad y se determinen los responsables de los actos cometidos. De igual forma se observa que por medio de la ley 1448, se da un punto de inflexión hacía con la victima ya que se la toma como actor principal necesario para garantizar y promover la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, dentro de los procesos de justicia transicional. De igual forma, se esclarece el concepto de víctima, en donde a partir del 10 de junio de 2011 todas aquellas personas que hayan sido víctimas de hechos violentos a razón del conflicto armado colombiano desde el 1 de enero de 1985, tienen el derecho, así como también todos los mecanismos disponibles para su disposición a inscribirse en el Registro Único de Victimas para obtener los beneficios de la ley. Es entonces como se desarrolla una metodología para obtener los testimonios de los sobrevivientes, dejando de lado a los otros actores del conflicto, grupos al margen de la ley y FFAA. Esto a razón, que la ley es exclusiva para las víctimas y gira entorno a sus necesidades. Por ello, las herramientas para construir la memoria histórica deben contener mecanismos para establecer consensos que incluyan las particularidades de los grupos y actores 7


sociales involucrados en las dinámicas del conflicto, bien sea como víctimas o combatientes para explicar los orígenes y transformaciones de las violencias. De acuerdo a lo anterior se puede notar que a pesar de las intenciones de legitimar los testimonios de las víctimas, es importante también incluir a otros protagonistas del conflicto armado, como por ejemplo a las FFMM, ya que estas se encuentran igual de inmersas en los acontecimientos como las víctimas y de la misma forma tienen relatos igual de certeros que merecen ser contados. Si bien se debe buscar por una verdad y una reparación, es importante notar que hay diferentes verdades, lo cual hace aún más necesario escuchar a todas las voces del conflicto por igual. Las herramientas Esto no va a silenciar para construir la otra voz, pero si va a memoria histórica permitir unas garandeben contener tías de no repetición mecanismos para más sólidas ya que va establecer consena haber una sociedad sos que incluyan más cohesionada las particularidapor los hechos que ocurrieron. Es imdes de los grupos portante resaltar que y actores sociales los relatos, vengan de involucrados en la posición que venlas dinámicas del gan, deben velar por conflicto, bien sea identificar a la persocomo víctimas na como un indivio combatientes duo de la sociedad y para explicar los no como el individuo orígenes y transparte de la organizaformaciones de las ción, de esta manera violencias va a haber un mayor sentido de apropiación de los relatos en la sociedad. De igual forma, lo que se debe buscar con la construcción de la memoria es ser un ‘imperativo público’ que se exteriorice en políticas estatales, las cuales logren una vinculación colectiva, ya que dentro de las dinámicas del conflicto armado, las víctimas 8

no son las únicas dentro de lo ‘colectivo’. A continuación, se abordará el concepto de objetividad histórica para definir el plano conceptual de lo que se entiende por Memoria Histórica Militar, ello en procura de establecer las condiciones de método así como las metodologías de recolección, falsación y validación.

Objetividad Histórica para un Concepto de Memoria Histórica Militar Ante la inevitable carga política y social que trae consigo la memoria histórica, habría que ubicar de manera muy kantiana, las condiciones espacio temporales del fenómeno, a suerte de una estética trascendental que permitiera de forma a priori, como un conjunto de categorías, definir las condiciones en las que se producen los fenómenos históricos. En este orden de ideas, lo que se pretende de forma de objetividad debe suponer un lugar de producción del fenómeno, y para esto, para pensar la objetividad desde unas categorías propias como verdad, revelación, memoria y representación, el inicio o punto de partida ineluctable es la producción histórico normativa de la institucionalidad militar como topología de la memoria del conflicto desde un momento del Estado. Dicho esto, se puede establecer de manera eficiente una síntesis para sostener la proposición sobre el rol de las Fuerzas Militares en la construcción institucional del Estado y por ende, el necesario ejercicio de construir su memoria histórica referida al conflicto armado de inicio de mitad de siglo XX; esto es: La memoria histórica de las Fuerzas Militares de Colombia es una parte de la memoria del Estado de Derecho Colombiano respecto


al conflicto armado, la cual explica la motivaciones, orientaciones y especificidades según su naturaleza institucional en el uso La memoria hislegítimo de la fuerza, tórica de las Fueren relación al uso de zas Militares de la violencia ilegal por Colombia es una actores armados al parte de la memointerior del territorio ria del Estado de nacional, como meDerecho Colomcanismo de aireación biano respecto al de los conflictos soconflicto armado, ciales, sean sus razola cual explica nes variadas (pobreza, la motivaciones, concentración de la orientaciones y riqueza, corrupción, especificidades clientelismo polítisegún su naturaco-electoral, etc.), resleza institucional pecto a la incapacidad en el uso legítimo institucional del Esde la fuerza, en tado para atender los relación al uso de derechos fundamenla violencia ilegal tales de la población. por actores armaEsto es, las causas “obdos al interior del jetivas” del conflicto territorio nacional, no son causas “objecomo mecanismo tivas” de la naturalede aireación de los za, rol y función de conflictos sociales, las Fuerzas Armadas. sean sus razones Así, lo que debe ser variadas (pobreza, examinado es el ejerconcentración de cicio responsable de la riqueza, corrupdicho rol en el marco ción, clientelismo del ejercicio de los depolítico-electoral, rechos fundamentales etc.), respecto a la de los ciudadanos.

incapacidad institucional del Estado para atender los derechos fundamentales de la población

Una de las maneras necesarias para reconstruir una “imagen” de este rol institucional -en relación a una suerte de evolución de la democracia- es la composición misma de la topografía de la memoria de las Fuerzas Armadas

en el desarrollo del conflicto armado colombiano; en especial, el lugar de producción de los discursos éticos, asumiendo éstos, como los conjuntos de creencias y valores que determinaron la toma de decisiones , así como las representaciones singulares, propias de las experiencias particulares y personales, que desarrollaron de la sociedad cada uno de los miembros de Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Policía en el entretejido normativo institucional. Así, la relación entre la comprensión de la ciudadanía y la formación del Estado se encuentra atravesada por estas creencias y representaciones de la sociedad. En este orden de ideas se advierte a partir de esas experiencias particulares que pueden ser concebidas como una multiplicidad de singularidades que expresan el devenir del desarrollo de la democracia. Para entender las Fuerzas Militares, y en especial al Ejército, y su rol en el conflicto armado durante siglo XX es indispensable asumirlas como una condición política conjunta a las demás instituciones del Estado; esto por dos razones que pueden concebirse determinantes: 1) Las acciones operativas de las Fuerzas Armadas para la defensa de las libertades individuales y la seguridad tanto en el marco de la constitución de 1886 primero y, posteriormente en la constitución de 1991, fueron determinadas por un sistema formal de regulaciones (institución democrática), que jurídicamente observaron responsabilidades diferenciadas, pero sin duda interdependientes; 2) Que dichas decisiones fueron producidas por los actores políticos elegidos bajo las condiciones formales de la democracia representativa, en el marco institucional de reglas, en la que los miembros de las Fuerzas Armadas no se determinaron como decisores políticos directos -anótese la no deliberación de las Fuerzas Armadas en la historia constitucional colombiana-, sino operativos de las determinaciones ejecutivas para la defensa interna y la garantía 9


de la seguridad individual y colectiva de la población y del territorio; finalmente, 3) que dichas determinaciones operativas que ilegalmente y con exceso de la fuerza fueron accionadas por miembros de las Fuerzas, y que al ser probadas y establecerse las debidas condenas acorde al marco legal que formalmente define los roles institucionales, para este caso los órganos de justicia, deben ser asumidas como acciones criminales; que no en su totalidad, pero si en su mayoría –factor que tendrían que determinar los respectivos tribunales de justicia para el posconflicto-, acciones tomadas en relación al esquema táctico de lucha contrainsurgente proveniente del establecimiento propio de políticas de gobierno; y por otra parte, que dichos excesos no advierten, por más que se pretenda hace un análisis anacrónico a las dinámicas propias de la guerra fría, una suerte de racionalidad institucional en la que sistemáticamente las violaciones selectivas o colectivas fueran parte de una dinámica institucional para instaurar prácticas políticas supresoras de las libertades y derechos fundamentales. De esta forma y en relación a esto último, los delitos en operaciones deben ser analizados en las condiciones particulares del contexto y de los liderazgos individuales que adelantaron los miembros responsables en decisiones puntuales que devinieron las acciones criminales. Para entender las Fuerzas Militares, y en especial al Ejército, y su rol en el conflicto armado durante siglo XX es indispensable asumirlas como una condición política conjunta a las demás instituciones del Estado; esto por dos razones que pueden concebirse determinantes: 1) Las acciones operativas de las Fuerzas Armadas para la defensa de las libertades individuales y la seguridad tanto en el marco de la constitución de 1886 primero y, posteriormente en la constitución de 1991, fueron determinadas por un sistema formal de regulaciones (institución demo10

crática), que jurídicamente observaron responsabilidades diferenciadas, pero sin duda interdependientes; 2) Que dichas decisiones fueron producidas por los actores políticos elegidos bajo las condiciones formales de la democracia representativa, en el marco institucional de reglas, en la que los miembros de las Fuerzas Armadas no se determinaron como decisores políticos directos -anótese la no deliberación de las Fuerzas Armadas en la historia constitucional colombiana-, sino operativos de las determinaciones ejecutivas para la defensa interna y la garantía de la seguridad individual y colectiva de la población y del territorio; finalmente, 3) que dichas determinaciones operativas que ilegalmente y con exceso de la fuerza fueron accionadas por miembros de las Fuerzas, y que al ser probadas y establecerse las debidas condenas acorde al marco legal que formalmente define los roles institucionales, para este caso los órganos de justicia, deben ser asumidas como acciones criminales; que no en su totalidad, pero si en su mayoría –factor que tendrían que determinar los respectivos tribunales de justicia para el posconflicto-, acciones tomadas en relación al esquema táctico de lucha contrainsurgente proveniente del establecimiento propio de políticas de gobierno; y por otra parte, que dichos excesos no advierten, por más que se pretenda hace un análisis anacrónico a las dinámicas propias de la guerra fría, una suerte de racionalidad institucional en la que sistemáticamente las violaciones selectivas o colectivas fueran parte de una dinámica institucional para instaurar prácticas políticas supresoras de las libertades y derechos fundamentales. De esta forma y en relación a esto último, los delitos en operaciones deben ser analizados en las condiciones particulares del contexto y de los liderazgos individuales que adelantaron los miembros responsables en decisiones puntuales que devinieron las acciones criminales.


Así, en efecto, la construcción del método establece sus pretensiones de validez en tanto que rompe con una idea dogmática de verdad general, criterio ético este propiciado por la intencionalidad del Estado colombiano a través de las Fuerzas Armadas, sino un conjunto agregado de visibilidad de experiencias sistematizadas sobre el conflicto que con pretensiones de objetividad por la consistencia interna del método, así la emergencia de “La Verdad” de la memoria de la Fuerzas Militares sobre el pasado reciente del conflicto, advierte las representaciones que desde las singularidades de las experiencias de individuos determinados por su propia condición espacio-temporal, establecen un horizon“La Verdad” de la te de comprensión y memoria histórica visibilidad sobre las es definida como causas y formas de unidad que expliproducción de las ca las condiciones violencias (legítimas de realidad de las acorde a las determiacciones de los innaciones de derecho dividuos pertenee ilegitimas), mancientes a las Fuerteniendo como validez la consistencia zas militares, no interna del mismo como una realidad relato verificada por auto-referida, sino la triangulación de como una realidad otras fuentes que evien sentido relaten el anacronismo y cional” producida” la ideologización. Así como fruto de la “La Verdad” de la mecondición dialógica moria histórica es deentre los diversos finida como unidad participantes que explica las condiciones de realidad de las acciones de los individuos pertenecientes a las Fuerzas militares, no como una realidad auto-referida, sino como una realidad en sentido relacional” producida” como fruto de la condición dialógica entre los diversos participantes.

A Manera Conclusiva: Hacia Una Epistemología de la Memoria Histórica en las FF.MM. En este orden de ideas, una epistemología de la memoria debe ser abordada en procura del intento de asumir los diversos espacios y narrativas que se emplazan como soportes de diferenciación del trabajo histórico, esto debido a la vertiginosidad de las presentaciones que de las narrativas sobre eventos y actores que se hacen a través de los medios de comunicación y sus vinculaciones con los procesos identitarios que se establecen en grupos y asociaciones de individuos que, proyectándose, procuran establecer una suerte de identidad nacional o al menos, la imagen colectiva de un sustrato de aquello que puede ser reconceptualizado bajo el manto del uso del término Nación. El factor central de los ejercicios de la memoria enfila sus baterías en la función social que tiene esta; ello en el plano de garantizar espacios de reconciliación en una sociedad fragmentada por las violencias. Así el uso social de la memoria advierte la condición de una construcción colectiva que determinan nuevos contextos sociales e históricos, superando aquello que queda sujeto al museo o al conjunto propio de publicaciones sobre eventos del pasado reciente, esto es; avanzar hacia un horizonte de superación de aquello entendido como memoria cultural. Así, se plantea una premisa fundamental para definir algunos sustratos -que sin pretensiones metafísicas, al menos explícitas y conscientes-, establecería los elementos que procuran la adquisición de conocimiento e investiga los fundamentos, límites, métodos y validez del mismo (Cerberio / Watzlawick 1998); sobre la base de que dicha premisa no 11


es otra que la diferenciación de la memoria histórica del trabajo mismo del historiador, la cual advierte Kanststeiner (2002) observa la interacción de tres factores; 1. Los marcos intelectuales y culturales que estaNo puede concebirse blecen todas nuestras un uso del término representaciones sobre memoria histórica el pasado, 2. Los conssi no que se sitúa en tructores de dicha meun espacio concemoria y sus criterios de bido como fenómeselectividad de evennos colectivos que tos, 3. La clara definise expresan en un ción de los destinataconjunto de relatos rios de dicha memoria individuales, y por como constructores de tanto, dicho proceso un presente, que para de recolección debe nuestro caso no adadvertir una suerte vierte otro horizonte de composición retisino el de la reconcicular de los relatos liación. De este modo, desde las particularibajo esta conjunción, dades hacia aquello la verdad pierde su hoque define como rizonte de condición conciencia popular, absoluta en sentido que para nuestro metafísico, y a la vez, uso debe ser nomirompe la pretensión si nado de nuevo bajo se quiere dogmática del el término de conrelato de la memoria ciencia colectiva individual. Para finalizar, no puede concebirse un uso del término memoria histórica si no que se sitúa en un espacio concebido como fenómenos colectivos que se expresan en un conjunto de relatos individuales, y por tanto, dicho proceso de recolección debe advertir una suerte de composición reticular de los relatos desde las particularidades hacia aquello que define como conciencia popular, que para nuestro uso debe ser nominado de nuevo bajo el término de conciencia colectiva.

Recomendaciones Es indispensable que se desarrolle una masa crítica de investigadores para diseñar herramientas que permitan diseñar lineamientos para la producción y gestión de la memoria histórica, en escenarios flexibles y adaptables a todas las fuerzas, centrado este grupo en la Escuela Superior de Guerra. De igual modo, que de los documentos producidos por este grupo, se pueda mantener una mesa permanente con los investigadores del Centro Nacional de Memoria Histórica, para hacer plausible una plataforma de orden transversal que define temáticas particulares en el marco de la ley 1448 como superficies de visibilidad de fenómenos y relatos. Finalmente, es indispensable que los logros en producción conceptual lleven a los investigadores a entablar alianzas internacionales en procura de alcanzar nuevos validadores de los logros científicos, así como ampliación de los mecanismos de divulgación y trabajo de cooperación, que garanticen el inicio de una comunidad académica sobre productos, que potencien las líneas de investigación con la circulación de dichos productos en el escenario global para la viabilidad del pos-acuerdo. Se recomienda que el Comando General de Fuerzas Militares construya su propio Think Tank adjunto a la Jefatura de Memoria Histórica, que provea de estrategias y policy papers como insumo para los restos que ofrece la comisión de la verdad en el marco de la construcción del pos-acuerdo.

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Los textos que aquí se publican son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no expresan necesariamente el pensamiento ni la posición del Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar

* Luis Felipe Vega Díaz, profesor Asociado de la Pontificia Universidad Javeriana, adscrito al Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la misma Universidad. Ph.D. en Ciencia Política de la Universidad de Leipzig-Alemania. ** Eduardo Pastrana Buelvas, profesor titular de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (PUJ) y director del Departamento de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Doctor en Derecho Internacional de la Universidad de Leipzig-Alemania.

Carrera 11 N° 102 - 50 Bogotá, Colombia Conmutador (571) 620 4066 - 6298980 cmhm@esdegue.mil.co www.memoriahistoricamilitar.mil.co


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