Gustavo Niederlein y Adolfo Methfessel, visitantes de las cataratas del Iguazú a fines del siglo XIX

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Gustavo Niederlein y Adolfo Methfessel, visitantes de las cataratas del Iguazú a fines del siglo XIX Regula Rohland UBA/Centro DIHA Algunos de los viajeros y activos profesionales de habla alemana, que se ocuparon de explorar la Argentina en momentos de su lenta constitución, merecerían ser más conocidos de lo que parecen serlo por ahora. Quiero hablar aquí de Adolfo Methfessel, un suizo, paisajista, dibujante y antropólogo y de Gustavo Niederlein, un alemán, naturalista, organizador de exposiciones y hábil observador del estado de evolución de los países que estudiaba, ante todo de la Argentina. Ambos fueron a explorar la zona de las Cataratas del Iguazú, no como turistas, sino para estudiar la zona como lugar de colonización y para conocer sus condiciones naturales. Niederlein viajó a Misiones a comienzos de 1883 y en varias ocasiones durante la década siguiente, y Methfessel en 1892. Las obras de ambos contienen informes escritos sobre estas visitas. En el caso de Methfessel, también hay un importante legado pictórico que representa las cataratas en cuadros retrospectivos. Methfessel ha sido estudiado minuciosamente por Guiomar Valverde Pereyra de Urgel en su tesis doctoral defendida en 2016, aunque la investigación se haya terminado diez años antes. El trabajo inédito de la Dra. de Urgel, más que la exigua bibliografía anterior, ha de servir de base para cualquier trabajo sobre sus méritos como arquitecto paisajista y antropólogo, y suple los conocimientos para la parte de nuestra presentación dedicada al pintor. Ésta resultará por demás breve, en vista de las complicaciones que produjo en los preparativos para esta exposición la historia de Niederlein. Aunque no es difícil encontrar datos someros sobre la persona y la amplia actuación de Niederlein, por ejemplo en Wikipedia, éstos no representan con claridad el perfil del naturalista, que se debe recomponer entonces partiendo de lo que él mismo manifestó. Ambos exploradores –pues éste me parece que es el denominador común que los une -- tienen una carrera fuera de serie. Ambos permanecieron muchos años en la Argentina, sin asentarse definitivamente en algún lugar de la república y volvieron a su patria, probablemente porque no existía un sistema jubilatorio que los hubiera acogido en su país de elección. Ambos contribuyeron a explorar partes del país, dejando extensas obras que lo atestiguan y pese a esto son poco menos que desconocidos entre el público argentino y mundial.


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Adolfo Methfessel (12/5/1836, Berna – 6/11/1909, Berna) llegó a la Argentina en 1864, y vivió en el país con la sola interrupción de un viaje de pocos meses en 1885 a Europa, pero diez años más tarde volvió a su Berna natal, para pasar allí sus últimos años. Estuvo presente en la frontera durante la Guerra del Paraguay y realizó más tarde una serie de cuadros sobre las acciones bélicas para el político e historiador Estanislao Ceballos. En 1874 ganó junto con el arquitecto alemán Carlos Börmel el certamen por el proyecto del Parque Tres de Febrero, pero no le fue encargada la ejecución de su plan. Realizó varios grabados para estudios zoológicos de Germán Burmeister. Trabajó después durante varios años como docente de artes plásticas y de idioma alemán en el Colegio Nacional de Tucumán y en los meses de receso comenzó a explorar las provincias andinas como paisajista y con visible interés antropológico y arqueológico. Volvió en 1885 por breves meses a Europa y trabajó después, de vuelta en la Argentina, como artista gráfico y arqueólogo para el Museo de la Plata, conducido por Francisco Perito Moreno. El museo posee importantes colecciones debidas, según afirma Guiomar de Urgel, a su pionera actividad arqueológica en el noroeste argentino, que precede cualquier otro trabajo en este campo en el país y paisajes pintados por él adornan sus bóvedas.1 Cataratas: En 1892 organizó una expedición a las Cataratas del Iguazú, pero la conducción de esta expedición pasó a manos de Juan Bautista Ambrosetti. Methfessel permaneció en la comitiva que acompañaba a este importante explorador y mecenas; él y el fotógrafo Enrique C. Moody realizaron croquis y fotos de las cataratas – que, a excepción de unas fotos que se discutirán más adelante, son las primeras representaciones que se conocen de esta maravilla natural –

1 Patricia Arenas (2002-3) atribuye estos hallazgos a los antropoó logos Ten Kate y Samuel Lafone Quevedo, con quienes colaboroó el pintor. Curiosamente, Federico Kirbus no supo de este arqueoó logo, cuando atribuyoó a Ambrosetti ser el primero que se hubiera ocupado de los restos arqueoloó gicos andinos (Historia de la arqueología argentina. Buenos Aires: La Barca Graó fica 1976: 14).


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pero después ya no quedó por mucho tiempo en su país de elección: volvió en 1895 a su nativa Berna, donde vivió hasta su muerte ocurrida en 1909. Lo acompañó una obsesión por las cataratas, de las que siguió llenando lienzos en su lejana patria.

Recién regresado a Suiza, en 1895 dio una conferencia2 sobre esta excursión y citaré su escueta impresión global del grandioso espectáculo: En estrecha curva y formando dos escalones, las cataratas se precipitan hacia un abismo de 90 metros de profundidad. Es un maremagnum sin igual. Unas columnas de vapor densas y altas ascienden hacia la atmósfera encinta de agua. A una distancia de más de cuatro kilómetros, las aguas se precipitan hacia abajo en forma vertical hasta el segundo escalón de la corriente, a una altura de alrededor de 45 metros. Unos acantilados enormes y escarpados reducen el paso del agua, causando así un estruendo aún mayor. Las aguas espumantes se van juntando primero en el medio para luego caer formando tres saltos principales hacia el valle cerrado. Allí abajo bulle y borbotea y se arremolina y burbujea, avanzando en torbellinos salvajes hacia la corriente inferior del río. Como para coronar esta obra de la naturaleza, tres a r c o iris majestuosos se extienden sobre todo este pintoresco paisaje. (368-9) Methfessel cuenta sobre las circunstancias de su trabajo ante las cataratas: Casi sin prestar atención al enjambre de innumerables mosquitos, me puse a hacer un boceto allí mismo, inmediatamente. Pero después de tres cuartos de hora, mis manos se habían hinchado y me ardían. El cielo también parecía haberse oscurecido y pobre de aquel que, ante la crecida del río, aislado del mundo, dejara de cruzar el brazo del río por el pasaje aún seguro. Así que dimos un último vistazo a las espectaculares cataratas y emprendimos suspirando el regreso, atravesando el río y la selva. (369)

2 “El Alto Paranaó y las Cataratas del Iguazuó ”, trad. Miguel Vedda y Alejandra Obermeier, en Urgel, ineó d. 364-369.


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Uno de los cuadros, en sepia (no tengo la copia), dice, con la firma de A. Methfessel: “las cataratas argentinas del Y-guazú según mi original tomado del natural el 22 de Sept. 1892.” Gustavo Niederlein (*1/1/1858, en Gross-Dehsa, cerca de Lobau, en Sajonia – + 23/3/1924, en Santiago del Estero [?]3). Muy joven llegó a la Argentina, integrándose como ayudante en la Academia de Córdoba con Jorge Hieronymus. Al año siguiente formó parte del grupo de naturalistas que participaron durante tres meses, como observadores de minerales y de la flora y fauna, de la Campaña de Julio A. Roca a la Patagonia (1879). En esta expedición Niederlein acompañó a Paul Gustav Lorentz, ya anciano y precario de salud. Al final de la campaña se separó del grupo y realizó, junto con el Mayor Lucas Córdoba y un pequeño grupo de acompañantes militares, una difícil y peligrosa trayectoria a caballo, llegando desde el Río Neuquén hasta San Rafael y de ahí a Mendoza, antes de volver a Buenos Aires y luego viajar a Córdoba. Tomó parte en la redacción del informe sobre los hallazgos realizados en la campaña. Volvió después de esto a Alemania para completar o profundizar sus estudios universitarios. En 1882 parece haber sido el promotor en Leipzig, y director en el cometido de una expedición de exploración de tierras a la recién fundada provincia de Misiones. Esta expedición tuvo lugar a fines de 1882 y hasta marzo de 1883. El naturalista quedó luego en lo que consideraba su segunda patria4 hasta 1893. En calidad de “Inspector General de Bosques”, luego “incorporado al personal técnico del Ministerio de Relaciones 3 Cristoó bal M. Hicken rindioó homenaje a Gustavo Niederlein en el anñ o de su muerte. Dice que nacioó en Gross-Dehsa, cerca de Lobau, en Sajonia. Resume sus anñ os en la Argentina: Con Hieronymus, en la campanñ a de Roca, vuelto a Alemania, “obtuvo el envíóo de la primera expedicioó n alemana de exploracioó n y estudio al territorio ocupado por el antiguo territorio jesuíótico. Tomoó parte en esa expedicioó n de reconocimiento, como naturalista y en calidad de delegado argentino, presentando en 1883 un informe con los resultados de sus estudios” (1924: 179). En 1884 “siendo inspector general de bosques de nuestro paíós” exploroó el territorio de Misiones. Al anñ o siguiente “fue incorporado al personal teó cnico del Ministerio de Relaciones Exteriores y maó s tarde, en 1886-1887 fue nombrado naturalista de la Comisioó n Argentino-Brasilenñ a de Delimitacioó n de Fronteras”, en 1888 fue encargado por el Gobierno argentino de coleccionar en Misiones productos naturales argentinos para la Exposicioó n Universal en Paríós. En 1907, despueó s de una ausencia de 14 anñ os, volvioó a la Arg. y “durante 15 meses recorrioó minuciosamente todos los territorios y provincias argentinas, estudiando en sus detalles los recursos naturales y los progresos sorprendentes hechos por el paíós durante su ausencia”. No se expresa con claridad al final, pero no estamos ante una noticia necroloó gica, tal como lo esperaríóamos en 1924. Lo curioso es que las publicaciones a las que se refiere son, con una sola excepcioó n, de entre 1881 y 1890. La excepcioó n es un trabajo editado en 1915 en Zittau, “Plantago Bismarkii. Nied. Morpholog., anatom. und pflanzengeogr. Beschreibung eines alten Bismarck-Denkmals in Argentinien”. Zittau (1915): 1-8. Hicken en 1924 no parece conocer las publicaciones maó s recientes de Niederlein. 4 En vista de lo expuesto en la nota 2, se constata que la Argentina tambieó n habíóa cooptado a este naturalista.


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Exteriores”, y finalmente como “naturalista de la Comisión Argentino-Brasileña de Delimitación de Fronteras” emprendió en la Argentina una carrera de explorador y coleccionista, presentando los materiales argentinos en varias exposiciones internacionales. En 1892 recomendó al Barón Mauricio Hirsch las tierras misioneras para su empresa colonizadora, y el mismo año escribió una carta a Theodor Alemann, que muestra su decepción ante el desinterés de los capitalistas alemanes para invertir en la Argentina, pese a que ya se veía en ese momento que la colonización de África no iba a prosperar.5 A partir de 1893 se convirtió en organizador de grandes muestras de diversos países, siendo él quien se ocupaba de los muestrarios de miles de objetos, primero de la Argentina, luego de las Islas Filipinas, de la Guayana Francesa, para que fueran exhibidos en las exposiciones mundiales, en París, Philadelphia, Saint Louis y otros centros. Realizó en esos años extensos viajes de exploración en Estados Unidos, América Central, las Filipinas, llevando a Norteamérica y a Europa los materiales reunidos. También emprendió durante estos años largos viajes por Japón y la China. Tramitó una pensión con el conde Linden, cuyo Museo de Ciencias Naturales en Stuttgart había enriquecido con muchas piezas coleccionadas. Con esta pensión se pudo asentar en 1905 en Zittau, Silesia, muy al este del Imperio Alemán.6 Participó en la Argentina a partir de 1907 en la preparación de la exposición para el Centenario de 1910.7 Hay publicaciones sobre la evolución agraria, industrial y comercial argentina hasta 1912. En 1915 publicó en Zittau un trabajo naturalista referido a la Argentina. Después de la Primera Guerra Mundial volvió a publicar un muy detallado informe sobre asuntos argentinos de actualidad, ante todo los progresos en agricultura e 5 Theodor Alemann publicoó cartas de varios expertos al final de su primer libro, la primera de ellas es la del 22/6/1992 de Niederlein (Alemann 1892: 118-120). Le sigue una de Richard Napp, que, quizaó s en vista de que Alemann escribe sobre la regioó n cerealera, no se refiere en absoluto a sus planes de colonizacioó n en Misiones. 6 Veó ase, por ejemplo, su informe en castellano: Ventajas y posibilidades de éxito en la República Argentina en la cría de ganado, agricultura, industria y comercio, por el cónsul honorario Gustavo Niederlein, Comisario General de la República Argentina en Europa para la Exposición Internacional de Agricultura, celebrada en Buenos Aires 1910 en conmemoración del Centenario a la Emancipación de la República Argentina. En el epíógrafe se leen las direcciones de Niederlein: Como Coó nsul honorario su direccioó n era la de la Legacioó n de la Repuó blica Argentina; la particular, Zittau en Sajonia, Bruü derstr. 3. Este ensayo no tiene fecha ni lugar de publicacioó n o mencioó n de la editorial. Seguó n manifiesta el autor, al comienzo de su introduccioó n (ibid. 3), 60.000 maó s 42.000 ejemplares editados. El folleto citado se encontroó en la Biblioteca Nac. de Madrid. Por cierto, este tipo de folletos tienen caraó cter efíómero, pero probablemente se pueda encontrar en alguó n lugar otro ejemplar En las primeras paó ginas del folleto Niederlein relata in extenso su vida hasta 1907, y menciona como interlocutores al profesor universitario Ernst Hasse, al Dr. Fabri, al Dr. HuebbeSchleiden y a “otros senñ ores de Leipzig” (ibid. 4). 7 Por esos anñ os ya teníóa su direccioó n particular en Zittau, Silesia, como se documenta en una publicacioó n de esa eó poca.


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industria, como muestra un folleto suyo de 1922, publicado desde su dirección en Zittau. Para realizar esta publicación tuvo que haber vuelto al país después 1918. Según una afirmación en Wikipedia su muerte se produjo el 23 de marzo de 1924 en Santiago del Estero, pero no se sabe por ahora qué viajes habría realizado en el año de su fallecimiento. En Zittau todavía se registran personas de su mismo apellido. Probablemente, entonces, vivía en el lugar de su procedencia.8 Si nos queremos orientar en internet acerca del re-descubrimiento para la cultura occidental de las Cataratas del Iguazú, que había visitado a mediados del siglo XVI Hernán Núñez Cabeza de Vaca y que los padres jesuitas por supuesto conocían, nos topamos en primera línea con los nombres de Carlos Bosetti/Bossetti, naturalista, y de Juan Bautista Ambrosetti, un conocido explorador y mecenas que realizó una expedición a las cataratas en 1892. Poco después, en 1897, se realizaron primeros intentos de viajes turísticos a las cataratas, los que comienzan a ser posibles luego de 1903, cuando se abrió la picada desde Puerto Aguirre hasta las cataratas mismas, costeadas en parte con una donación de Victoria Aguirre, una de las personas próceres de San Isidro. Es que esta mecenas no había podido llegar a disfrutar del esplendoroso sitio en ocasión de una visita propia. Niederlein en las Cataratas: Hay varios tratados de Niederlein sobre su primera expedición a Misiones de 1883 y sobre otros viajes de exploración, realizados en 1884 como comisionado nacional por cuestiones limítrofes con Brasil y en 1886-87 como naturalista para preparar muestras. La última de sus expediciones a esta provincia y el Chaco, de 1892, coincidió en tiempo con la expedición bien conocida de Ambrosetti, de la que formó parte Methfessel. El grupo de Ambrosetti estaba de regreso de las cataratas cuando se produjo el encuentro. Ambrosetti mismo siguió luego en la zona y colaboró con la nueva expedición, pero el pintor volvió a La Plata. En El Territorio 27/10/2012 se escribió con el título “Octubre 1892”, acerca de la expedición que integraba Niederlein, lo siguiente: Una Comisión Oficial designada por el gobierno argentino llegó en octubre de 1892 a las cataratas del Iguazú con el fin de reunir un muestrario regional para exhibirlo en la Exposición de Chicago. La integraban Gustavo Niederlein; Pedro Serié, (naturalista), y después Bertoni, Ambrosetti y Bosetti. Demandó cinco meses y abarcó los ríos Paraná, Paraguay e Iguazú. Zarparon de Posadas en la chata General Paz, y se conocen detalles por el diario de bitácora del citado Serié, difundido por Carlos Mey.

8 Seguó n un mail del 10/7/18, de Petra Wiessner, del Registro Civil –Standesamt– de Zittau, se registra en esa ciudad a otro Gustav Niederlein que vivioó entre 1862 – 1936.


7 […]9 Se cortan árboles y tienden puentes para cruzar los arroyos. Los pintores Moody y Ballerini son ascendidos mediante cuerdas a la copa de los árboles para cumplir su misión artística, resistiendo los asaltos de bariguies y jejenes, con tules en la cara y manos. 10

Cuando se produjo el encuentro con la expedición de la que había participado Methfessel, Niederlein ya había realizado diez años antes su primera expedición y a la sazón era un gran conocedor de Misiones. Cataratas, 1882-83: En dos publicaciones inmediatas a la visita a las cataratas el naturalista se refiere ampliamente al espectáculo natural observado.11 Estos textos de 1883, que solo encontré en alemán, son las Cartas de viaje y la Expedición de evaluación de tierras. Niederlein viajaba con la finalidad de explorar si la zona servía para la colonización; era un grupo respaldado por una compañía colonizadora de Leipzig, representada por un grupo de expertos alemanes, el ingeniero Schneider y los agricultores von Wiedebach y von Gülich.12 Carlos Bosetti había sido agregado a este grupo por el gobernador 9 Acortamos una parte: “El 12 zarpan de Posadas, el 14 llegan a Candelaria. El pioneer yerbatero,

Carlos Bosetti se une a la Comisioó n para visitar el Iguazuó . Se encuentran, navegando aguas abajo, grandes balsas o "jangadas" de maderas, con rancho y cocina encima. El 16 se cruzan de orilla. Yaguarazapaó . Obraje de Bernasconi, fundado por el suizo Bertoni, quien se incorpora tambieó n a la Comisioó n. El 19, llegan a la Boca del Iguazuó . Se navega hasta Tacuruó Pucuó y Puerto Franceó s, de los Sres. Blosset, instalados con aserradero, faó brica de farinñ a y plantaciones. El 21: preparativos para llegar a las cataratas, remontando un trecho del Iguazuó con canoas y cables. Despueó s se abren picadas en la selva bajo la lluvia, llegando despueó s de dos díóas al Salto Victoria. El cuadro estupendo hace olvidar las fatigas del viaje. Del 23 al 26 se ejecutan maniobras penosas y complicadas para instalarse frente al salto central.” 10 El paó rrafo termina como sigue: “Ausencia completa de aves, que no podríóan tampoco cazarse, dado lo tupido de la vegetacioó n. Encima de las piedras huó medas una profusioó n de mariposas de colores vivos. Regreso a la boca del Iguazuó , en donde nos espera Ambrosetti. Se pesca con dinamita y se prepara el regreso el 27, (un díóa como hoy... ¡hace 120 anñ os!) visitando de nuevo Villa Azara y los ingenios de Bemberg y de Texo (primer colono misionero), llegando a Posadas el 31 de Octubre.” 11 Tíótulos de estas publicaciones. Reisebriefe von der Deutsch-argentinischen Expedition zur Prüfung der Colonisationsfähigkeit der Lezama’schen Ländereien von Gustav Niederlein an Richard Napp (Berlin: Julius Sittenfeld 1883; Separatabdruck aus dem Export 1883, Nr. 29 u. ff.; Einiges über die erste deutsch-argentinische Landprüfungs-Expedition in das untergegangene südamerikanische Reich der Väter Jesu und die Hundert Katarakte des Y-Guazú in Misiones. Vortrag gehalten in der Gesellschaft für Erdkunde zu Berlin. Separatabdruck aus den Verhandlungen der Gesellschaft für Erdkunde zu Berlin 1883, No. 2. Berlin: Dietrich Reimer 1883. Gutachten für Herrn Baron von Hirsch über die Kolonisationsfähigkeit Paraguay’s und der argentinischen Territorien Misiones, Formosa und Chaco Austral, von G. N. an Dr. W. Löwenthal, Leiter des Baron Hirsch’schen Colonisationsunternehmens. Bs. As.: Imprenta Helvetia 1892. 12 El nombre von Guü lich (1820-1903) es bien conocido por Friedrich von Guü lich, el diplomaó tico alemaó n que, despueó s de haber trabajado en Barcelona, en 1857 fue enviado como coó nsul general y apoderado por Prusia a los paíóses del Plata, con sede en Montevideo. Firmoó todavíóa en 1857 en Paranaó el primer tratado con la Confederacioó n Argentina, esta fecha es considerada el comienzo de las relaciones diplomaó ticas entre Alemania y Argentina. Permanecioó en esta actividad hasta 1868, luego volvioó a Alemania y maó s tarde fue enviado a Caracas y finalmente como primer embajador alemaó n, a Chile. Dada la conexioó n con el mundo hispaó nico, podríóa tratarse de uno de los dos hijos


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Rudecindo Roca como guía (Niederlein 1883: 30). Bosetti poseía tierras en la zona de Candelaria, donde también se pudo registrar un comienzo frustrado de una colonia francesa (cuyas tierras quizás se habrían podido vender luego a los alemanes), y experimentaba allí con plantaciones (ibid.: 33). Antes había tenido un almacén en Villa Azara (ibid.: 54).13 Bosetti, entonces, cuyo nombre también llevan dos cascadas en la entrada a las cataratas, se convirtió en un referente, porque ya conocía la zona que el grupo de expertos venía a explorar. El grupo de expedicionarios debía recurrir a la ayuda local para organizar la expedición. En la guía leemos (Fereyra s.f.: 4) que “Esta expedición fue costeada por Lezama14 (propietario de las tierras del Iguazú) y dirigida por el explorador Carlos Bosetti. […] Así las cataratas son “descubiertas’ nuevamente y vuelven a ser admiradas” (ibid. 5). El emprendimiento fue apoyado por el gobierno nacional argentino y en Misiones por el gobernador. Éste proporcionó una embarcación, el barco de guerra “Vigilante”, y el guía, precisamente Bosetti, con quien se compartió la hazaña. En el tomo III de los Apuntes sobre los buques de la Armada Argentina, s.v. “Vigilante” leemos:

La fecha coincide con los dos informes de Niederlein sobre su exploración de la zona. Pese a este informe –limitado al parte militar– y pese a la representación muy detallada que realizó Niederlein del recorrido y las actividades de su primera expedición, la Expedición Argentino Alemana, y aun pese a que su mapa, fruto de la segunda, es de lejos el más detallado de la zona,

varones de este diplomaó tico. 13 Se menciona a un alemaó n que vivíóa en la zona de Candelaria: Heinrich Puck, tambieó n poseedor de tierras (ibid.: 35). 14 Error de la guíóa, pone “Ledesma” por ‘Lezama’. La guíóa tambieó n atribuye a Jordan Hummel, quien maó s tarde organizoó el primer viaje turíóstico a las cataratas, haber participado en esta primera expedicioó n, lo que no corresponde a los hechos.


9 llegaron a ser más conocidas dos expediciones oficiales: en 1883, conducida por Hunter Davidson, y en 1892, por Ambrosetti.

Detalle del mapa de Niederlein 1893. En noviembre de 1883 se realizó la Expedición Argentina dirigida por el Ingeniero norteamericano Hunter Davidson y como ayudante el Alférez de Fragata Manuel Domecq García, acompañados por el Naturalista noruego Olaf Storm, siendo jefe de la escolta el Teniente del Ejército Adolfo Arana, más tarde nombrado General. De esta expedición se conservaron dos álbumes completos de fotos, en gran parte iguales, en el Archivo General de la Nación AGN, que muestran muchas imágenes de las cataratas y varias de los integrantes de la expedición, también varias con el mojón en el límite con Brasil. Parecería ser la primera realizada desde la Argentina a las cataratas.


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Foto de la expedición de Hunter Davidson, nov. de 1883 Planes de colonización por Napp: Otro tema curioso es el siguiente: los libros de historia de Misiones mencionan el hecho de que, cuando todavía la provincia formaba

Parte del mapa de del Vasco de 1881, concesión vecina a las cataratas parte de Corrientes, se habían asignado cuatro concesiones para fundar colonias a un grupo emprendedor formado por el periodista Ricardo Napp, el especialista en colonización Guillermo Wilcken y otros.15 Y en efecto, los mapas de C. A. S. del Vasco 15 La Historia de Misiones, II, 1988 se refiere en las pp. 161-63 a un contrato firmado el 15/11/1876 entre la Prov. de Corrientes (de la que todavíóa formaba parte Misiones) e Ignacio Firmat, Ricardo Napp y Guillermo Wilcken, seguó n la Ley Nac. de Colonizacioó n del 19/10/1876. Las concesiones son sobre el Ríóo Alto Paranaó entre los Ríóos Pepiríó-Guazuó y Guazuó ; en la confluencia de Caranguayuó o Incaguazuó con el Paranaó . En 4 anñ os debíóan introducirse 200 familias, agricultores inmigrantes. Otto Rosse, representante de la Soc. Anoó n. de Colonizacioó n del Alto Uruguay firmoó en 1877 otro contrato, que fue fallido por la muerte violenta de Rosse. Stefaniuk se refiere a cuatro concesiones otorgadas a R. Napp y Cíóa (1991: 112). Stefaniuk menciona luego el mapa de Misiones, realizado por Niederlein junto con M. Oberle en 1893, del que hay un ejemplar en el Museo Mitre.


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de 1871 y 1881 consignan con el nombre de Napp o Napp y Cía. cuatro grandes predios comprendidos entre varios afluentes del Paraná en Misiones, antes de que el territorio se conformara a en provincia en 1882. No parece casual, en esta conexión, que la publicación más exhaustiva de Niederlein, los Reisebriefe o Cartas de viaje de la expedición alemana-argentina para explorar la posibilidad de colonización de las tierras de Lezama, de Gustavo Niederlein a Ricardo Napp,16 (que solamente fueron publicadas en alemán) se dirija a este mismo Ricardo Napp. A Napp se conoce mucho más por sus capacidades como periodista, que como colonizador. Al saber que aquellas concesiones le estaban asignadas (o quizás ya se las habían quitado), se comprende que Napp tenía un interés muy concreto en orientarse acerca del valor de las tierras para una colonización, de modo que se comprende que haya aprovechado el viaje del joven naturalista alemán para hacerse reseñar acerca de Misiones. La finalidad de la expedición, por cierto, fue precisamente la de evaluar las tierras misioneras para una colonización europea; su viaje estaba dedicado a la posibilidad de colonizar las propiedades misioneras Gregorio Lezama, el millonario octogenario que recibió con mucho interés a la comitiva de viajeros. Esta posibilidad la vuelve a ventilar en su descripción de Misiones de 1892, dedicada al Barón Mauricio Hirsch, pues la Jewish Colonization Company fundada por este magnate, buscaba tierras para colonizar. Mapas: En el ángulo superior del mapa de 1881 aparece con nitidez el inciso formado por una curva del Río Iguazú y éste se reproduce a partir de entonces en los mapas dedicados a Misiones, entre los que descuella por su exactitud el de Niederlein de 1892, mientras que los mapas generales lo aceptan más tarde, como se ve en el caso del de Latzina de 1893. En detalle lo dibuja al mismo tiempo el hermoso plano de

Dice acerca de eó l: “De fines del siglo pasado y desde el punto de vista cartograó fico nada supera en calidad y contenido al Mapa / de la / Gobernación / de Misiones y las partes limítrofes de la República del Paraguay y de los Estados Unidos del Brasil / recopilado / por G. Niederlein y M. Oberle / según los datos más recientes (muchos inéditos) / y observaciones propias del primero / 1893. / Propiedad de José Ruland / Escala 1:750.000. Se trata del mismo editor del atlas anteriormente citado y la diferencia respecto al mapa de Misiones allíó presentado, estriba en que Niederlein lo hace tambieó n catastral, al incorporar los deslindes de colonias y propiedades por entonces trazadas, con designacioó n de propietarios y superficies. Es muy buena la trama y toponimia hidrograó fica, con relieve resaltado en esfumaje, estaó delimitada la regioó n de los yerbales y se ve ademaó s el itinerario seguido por Niederlein en 1884-86. No hemos podido localizar un mapa completo del mismo para estudiarlo…” (1991: 113). 16 Hasta ahora no hemos visto que exista una versioó n en espanñ ol de este texto.


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Edmundo Barros.

Gran Catarata del Iguazú: plano aproximado levantado según ligeras observaciones hechas por primera vez en la margen brasilera del Río Iguazú en Noviembre de 1892.17

Fotos: Del año de 1883 se encuentra una foto entre la producción fotográfica que lleva el sello de Samuel Boote, uno de los empresarios fotógrafos porteños de la época. ¿Habrá estado Boote en una de las expediciones a las cataratas? No es imposible, pero probablemente se lo habría nombrado como fotógrafo. Las fotos de la expedición de Davidson no llevan nombre. Por otro lado, según una nota del Centro de Investigación Fotográfico Histórico Argentino (CIFHA) la casa E. Moody, fundada en 1884, compraba imágenes a diversos fotógrafos para mejorar su oferta de imágenes. Esto también puede haber sido el caso en la casa Boote, que era pariente de Moody, con

17 Bs. As.: Guillermo Kraft 1892, conservado en el Museo Mitre con el Nuó mero 0941.


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referencia a la foto presente, ya que esta imagen coincide con una de las fotos del Museo Naval del Tigre que se adscriben a la expedición de Hunter Davidson.

Reproducción de foto atribuida a Boote en el libro “CUAL?”de Abel Alexander sobre Samuel Boote

Foto de la expedición de Hunter Davidson, nov. 1883


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Niederlein, al referirse a su estadía de medio año antes que la de Davidson en las Cataratas, no menciona el nombre de un fotógrafo que lo hubiera acompañado, pero dice “mis compañeros entretanto habían hecho algunas tomas fotográficas. Mientras que ellos volvieron luego, yo me hice pasar al lado brasileño.” Y repite: “Tres días más tarde [del 28 de febrero, o sea, el 3 de marzo] visitamos, dibujamos y fotografiamos por primera vez las cien cataratas del Y-guazú.” (Carta del 6/3/1883; Reisebriefe: 73-78; las citas: 76) El 12 de marzo, o sea, una semana larga más tarde, volvió a emprender desde el Alto Paraná una expedición a lomo de mula hasta las Cataratas en una nueva picada (Landprüfungs-Expedition 7). No se ve mencionada en las cartas esta nueva incursión a la zona, porque terminan con la vuelta al Alto Paraná (se trata de una primera parte publicada, de la que no parece haber aparecido una secuencia ). Es interesante marcar que, luego de saciar su curiosidad y admirar la belleza natural, lo que más desea este naturalista es que “pronto los hombres puedan sacar uso de la inmensa fuerza motor de las cataratas. Las espaciosas islas o Plateaux tienen suficiente espacio para levantar construcciones gigantescas para la transformación de la fuerza del agua dividida de tantas formas diversas y muy fácil de regular.” (Reisebriefe 78; en el mismo tomo: Landprüfungs-Expedition 16) Acerca del cuadro de Augusto Ballerini (1857-1902) de las cascadas en el Museo de Bellas Artes comenta Paola Melgarejo: En 1892, poco después de retornar de su viaje académico por Europa, Ballerini formó parte de la Comisión Científica-Recolectora designada por el gobierno y el Instituto Geográfico Argentino para un viaje al norte argentino, encabezada por el científico Gustavo Niederlein, en un periplo por las provincias del Chaco, Formosa, Entre Ríos, Corrientes y Misiones y en los vecinos países de Paraguay y Brasil. A finales del siglo XIX, en el contexto del debate sobre el paisaje nacional, fue común que numerosos artistas recorrieran distintos puntos del país, la pampa húmeda, las sierras y las zonas selváticas, en busca de un paisaje que pudiera encarnar las vistas típicas de una nación. La travesía fue para Ballerini la posibilidad de abordar nuevamente la naturaleza y pintarla en bosquejos rápidos. Representó los lugares característicos que desfilaron ante sus ojos: campanarios de iglesias, riachos, tolderías de indios y las imponentes cataratas, que solo un mes antes había pintado Adolf Methfessel, artista suizo a quien Ballerini cruzó durante el viaje.

Fuentes


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