UF2683
APLICACIÓN DE CONCEPTOS BÁSICOS DE LA TEORÍA DE GÉNERO Y DEL LENGUAJE NO SEXISTA
María Elena García Rivas es diplomada en Trabajo Social por la Universidad de Santiago de Compostela, y licenciada en Sociología por la Universidad de A Coruña. Y Experto Universitario en Mediación Social Familiar y Resolución de Conflictos por la Universidad a distancia de Madrid (UDIMA).
Desde el año 2005 ha desarrollado su profesión como trabajadora social en diferentes sectores sociales, con personas dependientes, personas con discapacidad, menores, familias, etc., y actualmente trabaja en un centro de día para personas dependientes.
A lo largo de estos años ha compaginado su experiencia laboral con diferentes acciones formativas a través de las cuales ha buscado lograr un mayor crecimiento profesional.
En la actualidad compagina su profesión de trabajadora social con la redacción de unidades didácticas para certificados de profesionalidad relacionados con su experiencia.
Ficha
Aplicación de conceptos básicos de la teoría de género y del lenguaje no sexista
1ª Edición
Certia Editorial, Pontevedra, 2020
Autor: María Elena García Rivas
Formato: 170 x 240 mm • 228 páginas.
AplicAción de conceptos básicos de lA teoríA de genero y del lenguAje no sexistA servicios socioculturAles y A lA comunidAd
n o está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.
Derechos reservados 2020, respecto a la primera edición en español, por Certia Editorial.
ISBN: 978-84-17328-65-8
Editor: Cenepo Consult, SLU
Depósito legal: PO 460-2020
Impreso en España - Printed in Spain
Certia Editorial ha incorporado en la elaboración de este material didáctico citas y referencias de obras divulgadas y ha cumplido todos los requisitos establecidos por la Ley de Propiedad Intelectual. Por los posibles errores y omisiones, se excusa previamente y está dispuesta a introducir las correcciones pertinentes en próximas ediciones y reimpresiones.
Fuente fotografia portada: Freepik, autoriza a copiar, distribuir, comunicar publicamente la obra y adaptar el trabajo.
Familia profesional: SERVICIOS SOCIOCULTURALES Y A LA COMUNIDAD
Área profesional: Atención social
PROMOCIÓN PARA LA IGUALDAD
FICHA DE CERTIFICADO DE PROFESIONALIDAD (SSCE0212)
60
80
60
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EFECTIVA DE MUJERES Y HOMBRES (RD 990/2013, de 13 de diciembre)
Correspondencia con el Catálogo Modular de Formación Profesional
UF2683: Aplicación de conceptos básicos de la teoría de género y del lenguaje no sexista
H.CP Módulos certificado
UF2684: Procesos de comunicación con perspectiva de género en el entorno de intervención
140
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UF2685: Procesos de participación de mujeres y hombres y creación de redes para el impulso de la igualdad
130
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UF2686: Análisis del entorno laboral y gestión de relaciones laborales desde la perspectiva de género
150
UF2683: Aplicación de conceptos básicos de la teoría de género y del lenguaje no sexista 140
UF2687: Análisis y actuaciones en diferentes contextos de intervención (salud y sexualidad, educación, ocio, deporte, conciliación de la vida personal, familiar y ( laboral, movilidad y urbanismo y gestión de tiempos
UF2683: Aplicación de conceptos básicos de la teoría de género y del lenguaje no sexista 130
UF2688: Análisis y detección de la violencia de género y los procesos de atención a mujeres en situaciones de violencia 120
MF1453_3: Comunicación con perspectiva de género
H. Q
150
MF1454_3: Participación y creación de redes con perspectiva de género 120
MF1582_3: Promoción para la igualdad efectiva de mujeres y hombres en materia de empleo 90
MF1583_3: Acciones para la igualdad efectiva de mujeres y hombres 120
MF1584_3: Detección, prevención y acompañamiento en situaciones de violencia contra las mujeres 120
MP0561: Módulo de prácticas profesionales no laborales
Dentro del certificado de profesionalidad de Servicios Socioculturales y a la Comunidad, la cualificación profesional «SSC451_3: Promoción para la igualdad efectiva de mujeres y hombres» abarca dentro de sus módulos la unidad formativa «UF2683: Aplicación de conceptos básicos de la teoría de género y del lenguaje no sexista de forma transversal».
Esta unidad formativa está compuesta por seis apartados, en los cuales se hace un repaso a los conceptos teóricos básicos en torno a la igualdad de género y a la utilización del lenguaje no sexista. En resumen, se trata de empezar a ver la realidad con otros ojos, haciendo hincapié en las diferencias aún existentes entre mujeres y hombres.
Desde el primer apartado que trata del «Análisis de la información desde la perspectiva de género», hasta el sexto «Elementos estructurales que determinan situaciones de violencia de género», analizamos la importancia de tener claros los conceptos más básicos, la importancia del lenguaje apropiado y su difusión en los medios de comunicación. El reparto o participación de mujeres y hombres en los espacios más importantes, el espacio privado y el espacio público, así como los procesos vividos en cuanto a la toma y decisión de poder. Terminando por echar un vistazo en el ámbito del trabajo y abordando por último los conceptos referentes a la violencia ejercida en contra de las mujeres en la sociedad a la que pertenecemos.
UNIDAD
Contenido
Análisis de lA informAción desde lA perspectivA de género
1.1. Caracterización del sistema patriarcal y la distribución del poder
1.2. Aplicación del género como categoría de análisis o la perspectiva de género
1.3. Mecanismos de detección de la igualdad formal frente a la igualdad real de mujeres y hombres
1.4. Identificación de los distintos tipos de discriminación producidos por razón de sexo
1.5. Mecanismos educativos y su contribución en la construcción del género
1.6. Reconocimiento de las principales fuentes de información para realizar el diagnóstico de partida de situaciones de discriminación y de violencia contra las mujeres
1.7. Establecimiento del código deontológico la protección de la confidencialidad y la Ley de Protección de Datos
Resumen
Actividades
Alolargo de esta unidad vamos a analizar los principales conceptos para tener en cuenta lo que es la perspectiva de género y sus orígenes, así como todas sus dificultades de implementación a lo largo de los años. Y como las mujeres han luchado, luchan y seguirán luchando para llegar a un objetivo común, que es la igualdad de género.
1.1. Caracterización del sistema patriarcal y la distribución del poder
El patriarcado es una forma de organización social donde la autoridad ejercida recae en un varón, normalmente uno por familia y al que se le denomina «patriarca». También se podría extender a parientes más lejanos, o incluso podría extenderse a organizaciones sociales en las que hay un desequilibrio de poder entre mujeres y hombres y ese poder es ejercido solo por los hombres.
Describe una distribución desigual del poder entre mujeres y hombres, en donde los hombres tienen preeminencia en varios aspectos como son el sufragio, violencia de género, delitos contra la libertad sexual, regímenes de custodia legal de hijos, doble moral según el género, sexismo en el lenguaje, invisibilidad en la descendencia, autonomía personal en las relaciones sociales, participación en el espacio público o atribución de estatus de las distintas ocupaciones.
El patriarcado es un sistema de organización social en los que los puestos clave de poder (político, económico, religioso y militar) se encuentran en manos de varones. Este sistema se ha reconocido a lo largo de la historia a través de todas las sociedades humanas.
1.2. Aplicación del género como categoría de análisis o la perspectiva de género
Para llegar a aplicar el género como una categoría de análisis, o esa perspectiva de género, hemos de ir viendo desde el funcionamiento del sistema sexo-género hasta la detección, valoración y denuncia de los estereotipos sexistas.
Pero, antes de nada, hemos de saber lo que es una categoría de análisis. Esta se puede definir como el atributo o característica manifiesta de un objeto o fenómeno. Es la información que vamos a investigar. Cada una de las categorías de análisis representa un concepto que usamos en el proceso de investigación para responder y explicar el problema que hemos planteado inicialmente. Por lo general, surgen de lo planteado, de los propósitos o del marco de referencia.
Pero, a lo largo de la investigación, pueden ir naciendo otras categorías de análisis al ir encontrando datos, identificando o analizando, una vez que hemos utilizado los instrumentos necesarios.
Que la perspectiva de género se aplique como categoría de análisis es de suma importancia, ya que es el paso para poder poner fin a la exclusión de las mujeres a lo largo de la historia, y sacar su protagonismo. Y desde luego nos permite explicar las desigualdades latentes entre mujeres y hombres a lo largo de la historia y actualmente, para poder trabajar en su desaparición.
1.2.1. Funcionamiento del sistema sexo-género
Uno de los desarrollos más importantes de la teoría feminista ha sido la diferenciación entre dos conceptos: sexo y género. Dicha distinción es relativamente reciente, hace unos cuarenta años que se utiliza. Una de las primeras autoras en referirse a esto, aunque no de forma clara, fue Simone de Beauvoir, con su célebre cita «no se nace mujer, sino que se llega a serlo».
El sexo se refiere a las características biológicas (anatómicas, fisiológicas) de hombres y mujeres. Son iguales en todas las culturas y en todas las épocas históricas. No cambian a lo largo del tiempo. Por ejemplo, «las mujeres dan a luz» es una cuestión de sexo.
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El género, en cambio, es la construcción cultural que se hace en una sociedad a partir de las diferencias biológicas. A partir del sexo, la sociedad atribuye una serie de roles, aptitudes, comportamientos, gustos y habilidades a las personas, según sean hombres o mujeres. El género no es igual en todas las culturas y épocas históricas, sino que ha ido modificándose a lo largo del tiempo. Por ejemplo, «las mujeres se encargan exclusivamente de las tareas del hogar» sería una cuestión de género.
Al identificar lo que es sexo y lo que es género, podemos distinguir entre aquellas cosas que diferencian a hombres y mujeres biológicamente y aquellas que nos diferencian debido a la cultura en la que nos hemos socializado ya la educación que hemos recibido.
Hasta hace relativamente pocos años, se decía que las mujeres no podían estudiar porque biológicamente no estaban capacitadas; su inteligencia era considerada inferior a la de los hombres. Lógicamente, este es un aspecto que quisieron que nos creyésemos y responde a un concepto cultural, o sea, de género, ya que el sexo no define las capacidades de las personas.
Cuando Simone de Beauvoir decía que la mujer «llega a serlo» quería indicar que si las mujeres eran consideradas inferiores no era por causas naturales, sino debido a pautas sociales y culturales que pueden ser modificadas.
Incorporar la perspectiva de género supone, por tanto, analizar la realidad a través de unos mecanismos que nos permitan identificar «las construcciones culturales y sociales propias para los hombres y las mujeres, lo que identifica lo femenino y lo masculino» (Julia del Carmen Chávez, 2004) y que determinan una situación de desventaja para las mujeres.
Para Susana Gamba la perspectiva de género implicaría, por una parte, reconocer las relaciones de poder que se dan entre los géneros, en general favorables a los varones como grupo social y discriminatorias para las mujeres. Y, por otra parte, que dichas relaciones han sido constituidas social e históricamente y son constitutivas de las personas. Estas son las mismas que atraviesan todo el entramado social y se articulan con otras relaciones sociales, como las de clase, etnia, edad, preferencia sexual y religión.
1.2.2. Definición de roles y estereotipos de género
Los roles de género son aquellos que hacen referencia al conjunto de normas y comportamientos sociales apropiados según el sexo, para las mujeres y para los hombres, dentro de un grupo o sistema social. Se hará en función de la construcción social que se tenga de la masculinidad y la femineidad, expresión pública de la identidad de género.
Así normalmente al hombre se le asignan tareas referidas al ámbito público y cuyo objetivo tienen como fundamentación la provisión de recursos, sustento familiar, mantenimiento, etc. consideradas tareas productivas y que están valoradas social, cultural y económicamente. Con estas tareas están asociadas unos horarios, relaciones y se reconoce capacidad para tomar decisiones.
Sin embargo, a la mujer le son asignadas tareas vinculadas al ámbito doméstico y cuyo fin se acota a la reproducción biológica, a los cuidados, a la crianza, estando enmarcadas estas tareas dentro de las reproductivas, no estando valoradas ni social, ni cultural ni económicamente. Tampoco están asociadas a horarios fijos, no se les reconoce la parte relacional y además no se reconoce la toma de decisiones.
Los estereotipos de género son aquellas imágenes que no son reales, están exageradas o son simplistas, y hacen referencia a una persona o a un grupo.
Los roles de género, al establecer lo propio de mujeres y de hombres, dan legitimidad a la creación de estereotipos, donde los hombres son designados con valores y capacidades en relación con la parte productiva y a las mujeres les asignan tareas reproductivas y de cuidado.
De aquí, extraemos que es necesario desmontar los estereotipos, ya que ni todos los hombres ni todas las mujeres son iguales. Cada ser humano tiene sus singularidades como personas, pero no vienen establecidas por su sexo.
Hay que tener en cuenta que los roles a lo largo de la historia también pueden variar, y así lo han hecho, ya que a medida que una cultura o sociedad cambia también lo hace lo que se considera femenino o masculino, aunque sea de forma sutil y poco a poco. Una evidencia es que, actualmente, las mujeres (occidentales) en su mayoría tienen su autonomía económica teniendo un trabajo fuera de casa remunerado, pero al mismo tiempo hace que estén sometidas a una sobrecarga de trabajo, produciéndose en la mayoría de los casos la doble jornada laboral.
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Han avanzado hacia el trabajo remunerado, pero no se han deshecho del trabajo doméstico por lo que la sobrecarga no hace más que aumentar, y es lo que les impide tener trabajo remunerado en las mismas condiciones que los hombres. De este modo, las mujeres suelen ser las que mayor número de trabajos a tiempo parcial realizan (para poder compatibilizarlo con los cuidados) y las que no alcanzan los puestos de mando por la misma razón.
Muchos hombres no participan, o participan muy poco en lo doméstico ni en los cuidados de descendientes o ascendentes o personas dependientes.
Los estereotipos también afectan a la sexualidad de mujeres y de hombres, y este sigue siendo un tema con mayor tabú para las mujeres que para los hombres, y socialmente sigue teniendo aceptaciones muy diferentes.
Por tanto, sería recomendable establecer de una vez por todas que hombres y mujeres tenemos cuerpos con sentimientos y necesidades, y debemos luchar por una vida sexual sana y con obligación por parte de ambos para desarrollarla y para decidir si hemos de planificar un embarazo o pararlo. Será la única forma de que seamos libres por completo.
1.2.3. Detección, valoración y denuncia de los estereotipos sexistas
A lo largo de la historia se ha luchado por conseguir la igualdad entre mujeres y hombres en nuestra sociedad, centrándose muchas veces en conseguir el reconocimiento jurídico. El objetivo era conseguir una igualdad formal.
Si para evaluar la Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres solo analizáramos la legislación, podríamos afirmar que ya se ha alcanzado la igualdad, puesto que tenemos reconocimientos jurídicos y desde las normativas se prohíbe el trato diferenciado.
Ya en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948, se afirmaba que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos» y que «toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, […] nacimiento o cualquier otra condición».
En 1978, en la Constitución Española en su artículo 9.2. se reconoce que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social
Sin distinción de sexo. Y en su artículo 14 establece que «los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social». A partir de ahí, otro tipo de leyes se han hecho eco de las desigualdades existentes entre sexos y se ha trabajado hasta conseguir esa igualdad formal, pero aún quedaría por obtener la igualdad real.
La Ley 3/88, de 11 de noviembre, General de Publicidad, en su artículo 3º declara ilícita la publicidad que presente a las mujeres de forma vejatoria, bien utilizando particular y directamente su cuerpo o partes del mismo como mero objeto desvinculado del producto que se pretende promocionar, bien su imagen asociada a comportamientos estereotipados que vulneren los fundamentos de nuestro ordenamiento coadyuvando a generar la violencia.
La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género recoge en su artículo 1 que
1. La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre estas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia.
2. Por esta ley se establecen medidas de protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y erradicar esta violencia y prestar asistencia a las mujeres, a sus hijos menores y a los menores sujetos a su tutela, o guarda y custodia, víctimas de esta violencia.
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3. La violencia de género a que se refiere la presente Ley comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad.
La Ley Orgánica, 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres (Ley de Igualdad) en su artículo 41, «reconoce ilícita la publicidad que comporte conducta discriminatoria de acuerdo con esta ley».
La Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual, en su artículo 4.2. establece que la comunicación audiovisual nunca podrá incitar al odio o a la discriminación por razón de género o cualquier circunstancia personal o social y debe ser respetuosa con la dignidad humana y los valores constitucionales, con especial atención a la erradicación de conductas favorecedoras de situaciones de desigualdad de las mujeres.
Y en su artículo 18.1. dispone que está prohibida toda comunicación comercial que vulnere la dignidad humana o fomente la discriminación por razón de sexo, raza u origen étnico, nacionalidad, religión o creencia, discapacidad, edad u orientación sexual. Igualmente está prohibida toda publicidad que utilice la imagen de la mujer con carácter vejatorio o discriminatorio.
Sin embargo, a pesar de que las leyes ya reconocen el principio de igualdad de trato entre sexos, lo cierto es que todavía no se ha conseguido una igualdad real en nuestra sociedad.
Las mujeres siguen teniendo mayores dificultades a la hora de conseguir un empleo y de permanecer en él, también de continuar su carrera profesional o de acceder a determinadas profesiones tradicionalmente masculinizadas. Por tanto, les sigue costando más alcanzar puestos de responsabilidad política y sus empleos son más precarios y peor remunerados, por lo que sigue recayendo en ellas el trabajo de cuidados y las labores domésticas.
Por tanto, para conseguir la Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres en nuestra sociedad, no basta con que la legislación no discrimine en función del sexo de las personas. Tenemos que ir un paso más adelante y
los poderes públicos deben poner en marcha una serie de mecanismos que permitan detectar las desigualdades que todavía se siguen produciendo en nuestra sociedad.
El OIM, Observatorio de la Imagen de las Mujeres (en sus principios Observatorio de la Publicidad Sexista), fue creado en 1994 con el fin de velar por cumplir los compromisos legales nacionales y europeos, para poder fomentar una imagen no estereotipada de la mujer y de una forma equilibrada.
Este observatorio es gestionado por el Instituto de la Mujer y entre sus objetivos está el de analizar la representación de las mujeres en los medios de comunicación y en publicidad, observando qué roles son los más significativos atribuidos a las mujeres. Y. en el caso de que sean sexistas, realizar acciones necesarias para suprimir esas imágenes estereotipadas.
Las funciones del Observatorio de la Imagen de las Mujeres son:
• Recoger las quejas ciudadanas y seguir de oficio los contenidos de carácter sexista.
• Analizar y clasificar los contenidos detectados o que hayan sido denunciados para poder tener un tratamiento de acuerdo con la visión adecuada a las mujeres.
• Participar en actividades de formación y sensibilización sobre la influencia que tienen los medios y la publicidad en la desigualdad.
• Difundir información fomentando el rechazo social de un trato discriminatorio a las mujeres.
• Actuar ante los emisores de mensajes discriminatorios, para solicitar su modificación o rectificación de las campañas que mantengan estereotipos o que denigren a las mujeres.
Para saber si un contenido es sexista, hemos de analizar si contiene alguna de las características siguientes. Así, según la web del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, es necesario analizar los siguientes factores:
• Frivolizar o justificar, de cualquier manera, comportamientos o actitudes que impliquen alguna forma de violencia contra las mujeres.
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• Situar a las mujeres en posiciones de subordinación o inferioridad, con menores capacidades o no aptas para asumir responsabilidades.
• Menospreciar o ridiculizar las actividades o valores atribuidos a las mujeres, o contraponer la superioridad de los masculinos o femeninos.
• Ridiculizar, infravalorar o presentar de forma vejatoria a las mujeres en cualquier clase de actividad profesional.
• Utilizar a la mujer y su cuerpo reducido exclusivamente a un mero objeto sexual, pasivo y al servicio de la sexualidad y los deseos del hombre.
• Exhibir imágenes del cuerpo femenino o partes del mismo, como un recurso para captar la atención o como un adorno o reclamo, ajeno al contenido del anuncio y lo anunciado.
• Fomentar un modelo de belleza femenino basado en la juventud, delgadez o perfección corporal, de acuerdo con cánones poco reales, y que puedan proponer comportamientos lesivos para la salud de las mujeres o asociarse a su éxito personal y social.
• Asignar a las mujeres, de manera clara y diferenciada, la responsabilidad exclusiva o principal de cuidados a terceros y al ámbito doméstico, excluyendo o asignando un plano secundario a los hombres en dicha responsabilidad.
• Atribuir capacidades según el sexo para el ejercicio de diferentes profesiones o categorías profesionales, de forma que se sugiera la falta de aptitud de las mujeres o los hombres para el ejercicio de alguna de ellas.
• Establecer diferencias con respecto a las distintas opciones o actividades sociales que son adecuadas para hombres o para mujeres. Con especial atención a la infancia y la publicidad de juguetes.
• Recurrir a un lenguaje que de forma clara invisibiliza o excluye a las mujeres, como por ejemplo cuando hay contradicción entre la imagen y el texto en el género aludido.
Para el Observatorio de la Imagen de la Mujer es muy importante la colaboración ciudadana para poder hacer un seguimiento y análisis de la publicidad, por lo que ponen a disposición de los ciudadanos/as la posibilidad de presentar quejas de los contenidos publicitarios o que aparezcan en los medios de comunicación que tengan una connotación sexista o tilden con estereotipos a las mujeres.
1.3. Mecanismos de detección de la igualdad formal frente a la igualdad real de mujeres y hombres
En este epígrafe queremos dar cuenta de aquellos mecanismos para la detección de la igualdad real frente a la que sería formal, entre mujeres y hombres. Para ello, es preciso destacar dos conceptos:
• Por una parte, está la igualdad formal , que es la igualdad que está recogida en la legislación como hemos recogido en el epígrafe anterior.
• Y, por otra parte, está la igualdad real , que es aquella que se realiza basada en el principio de igualdad de mujeres y hombres (la que no se queda solo en la teoría). Para poder realizarla debemos garantizar la igualdad de oportunidades entre ambos sexos, ya que es la única forma de tener las mismas oportunidades, y por lo tanto llegar a la igualdad real.
Si analizamos la legislación vigente, la Constitución Española en su artículo 14 recoge que «los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo…». Otras normas que se deben tener en cuenta son la Ley Orgánica de 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género; la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres; y la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.
A nivel internacional y europeo también hay normativas y tratados que promueven la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
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No obstante, toda esta normativa podría llevarnos a engaño, ya que si solo cogemos la legislación vigente podríamos concluir que la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres está más que alcanzada. Sin embargo, si nos fijamos en la igualdad real, la realidad es bien distinta, ya que en España en el año 2017 seguía existiendo una brecha salarial entre mujeres y hombres del 23% (siendo los mayores sueldos los que corresponden al sexo masculino). Por no mencionar que el mayor porcentaje de contratos temporales y de jornadas parciales corresponden en su mayoría a las mujeres, hecho que desencadena directamente pensiones de jubilación más bajas para las mujeres y que a lo único que aumenta es a la feminización de la pobreza.
Sigue habiendo una elevadísima tasa de asesinatos de mujeres simplemente por el hecho de serlo, y una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de violencia por pertenecer a ese sexo. Esto demostraría que la igualdad de momento no es efectiva y que la discriminación por razón de sexo sigue existiendo, aunque la normativa recoja lo contrario. Por tanto, aún nos quedaría el objetivo de alcanzar la igualdad real y efectiva, y mejorar la legislación para que su implantación pueda ser definitiva y con una mayor adecuación.
Alguno de los mecanismos que se pueden establecer para valorar si una actividad pública, un programa o una norma crea alguna situación de desigualdad y, por tanto, puede tener consecuencias para alguno de los sexos es realizar un informe de impacto. Este informe nos tiene que relevar la información necesaria sobre la situación de partida de ambos sexos (ha de ser valorada desde una perspectiva de género, tanto sus efectos como su posterior reformulación, si fuese necesario, con las recomendaciones específicas en cada caso).
Es necesario que se realice una evaluación de impacto de género ya que de por sí las normas no son neutras, y su repercusión puede ser diferente para mujeres y hombres. Así que hemos de tener en cuenta la realización de una previsión de los efectos de dicha norma, saber identificar las desigualdades y realizar el diseño de las actuaciones y, por último, realizar el análisis que nos permita ver la situación de las mujeres, ya que este impacto podría ser negativo (si acentúa las desigualdades) o positivo (si aumenta la igualdad de oportunidades y modifica conductas estereotipadas).
Por lo tanto, como la práctica ha demostrado que no es suficiente con tratar de la misma forma a los hombres y las mujeres para llegar a la igualdad real, ya que socialmente ocupan posiciones diferentes, tienen experiencias, necesidades
e intereses diferentes. Por esta razón, es necesario aplicar políticas y acciones positivas que consigan que, desde distintas posiciones de partida, se lleguen a resultados equivalentes.
En este punto, vamos a analizar cómo se realizaría un análisis dentro de una empresa, para descubrir cuáles son los mecanismos de detección de la igualdad para que sea real. Nos basamos en el ámbito laboral porque unas condiciones de trabajo van a desencadenar en unas condiciones de vida. El tiempo que dedicamos a trabajar constituye de alguna forma un eje vertebrador, ya no solo del ámbito laboral, sino también de nuestra vida social. De ahí parte la mayor necesidad de avanzar en que se cumpla el principio de igualdad efectiva (real) de nuestras oportunidades sin diferencia de sexo. Haciendo que se establezcan las condiciones que permitan y favorezcan de una forma real y efectiva la tan deseada conciliación de la vida laboral y la vida privada.
Las empresas pueden constatar que los planes de igualdad son instrumentos que contribuyen a aprovechar el talento y las capacidades de todas las personas que las integran. Aumenta la motivación y el compromiso con el trabajo, por lo que el talento permanece en la empresa, y contribuye a que las mujeres sean valoradas por sus capacidades, eliminándose cualquier tipo de discriminación por razón de sexo.
Para poder tener un plan de igualdad, es necesario realizar un diagnóstico previo dentro de la empresa, tal y como recoge la Ley de Igualdad en su artículo 46.
El diagnóstico es un instrumento útil y funcional, que nos va a permitir conocer la situación en la que se encuentra la empresa en materia de igualdad de oportunidades. Si realizamos un estudio cualitativo y cuantitativo podremos obtener información que nos va a permitir identificar los aspectos de la organización que debemos mejorar para llegar a la igualdad de oportunidades de forma efectiva. El objetivo del diagnóstico es tener las características y necesidades, así como las opiniones de las personas que forman parte de la empresa.
El plan de igualdad va a constituir el marco de referencia para poner posteriormente en práctica las acciones que debemos alcanzar como empresa, (igualdad de trato y oportunidades).
El diagnóstico ha de ser transversal a toda la empresa, a sus procesos
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internos, a sus políticas de gestión de recursos humanos, a la comunicación interna y externa, condiciones laborales, proporcionalidad de puestos mujeres/ hombres, categorías profesionales y niveles de responsabilidad. Con él hemos de establecer las prioridades y acciones que van a formar parte del plan de igualdad.
Proceso para la diagnosis (Fuente: Adaptado de Martínez et al. (2006))
La recogida de indicadores tiene que convertirse en un instrumento práctico y ágil, pero que debe adaptarse a cada organización en cada momento concreto. A veces tiene cierta dificultad que las empresas dispongan de toda la información en un tiempo razonable. Por este motivo los indicadores se clasifican en básicos o avanzados, en función del esfuerzo y los recursos precisos para su evaluación.
Los indicadores básicos son los que podemos llamar obligatorios o primarios para aquellas entidades que no han comenzado el análisis, pero que sí desean realizarlo.
Los indicadores avanzados son aquellos en los que las empresas ya han empezado a trabajar en la igualdad de oportunidades; y cuentan con experiencia, porque ya han realizado acciones de igualdad de oportunidades y quieren seguir avanzando para obtener un diagnóstico más completo.
Hay una serie de orientaciones que ayudan a medir cada uno de los indicadores propuestos, qué técnica de extracción de información o qué fuente de información.
Hemos clasificado los indicadores en diez ámbitos:
• Adopción por parte de la dirección de una gestión organizativa que tiene en cuenta la igualdad de oportunidades.
• Uso no discriminatorio en el lenguaje y la comunicación corporativa.
• Participación igualitaria de mujeres y hombres en los puestos de trabajo de la empresa.
• Presencia de mujeres en cargos directivos o de responsabilidad.
• Medidas implantadas para mejorar la compatibilidad de la vida personal y laboral.
• Adopción de medidas de prevención de salud y riesgos laborales con perspectiva de género.
• Igualdad retributiva entre mujeres y hombres.
• Condiciones laborales igualitarias para mujeres y hombres.
• Participación e implicación del personal de la empresa en el desarrollo de acciones en favor de la igualdad de oportunidades.
• Promoción de medidas de gestión de la movilidad que permitan un acceso igualitario de las mujeres y los hombres en el puesto de trabajo.
Estos indicadores nos permitirán realizar la evaluación necesaria en la empresa e ir trabajando cada aspecto susceptible de implantación para el alcance del objetivo principal, que en un primer momento será realizar el análisis y después consistirán en trabajar sobre el resultado de dicho análisis para alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres de forma real en la empresa.
1.4. Identificación de los distintos tipos de discriminación producidos por razón de sexo
La discriminación es todo lo contrario a la igualdad, como ya hemos mencionado. La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres en su artículo 3 establece el principio de igualdad de trato
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entre mujeres y hombres que supone «la ausencia de toda discriminación, directa o indirecta, por razón de sexo, y, especialmente, las derivadas de la maternidad, la asunción de obligaciones familiares y el estado civil». Asimismo, dicha ley hace la distinción, en su artículo 6, entre discriminación directa y discriminación indirecta.
En los siguientes apartados vamos a ver los diferentes tipos de discriminación.
1.4.1. Discriminación directa
La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres define la discriminación directa del siguiente modo:
Se considera discriminación directa por razón de sexo la situación en que se encuentra una persona que sea, haya sido o pudiera ser tratada, en atención a su sexo, de manera menos favorable que otra en situación comparable
Dicho de otra forma, se trata de un acto perjudicial hacia una persona en comparación con otra, de forma muy evidente. Sería un ejemplo de discriminación directa que en una empresa dos personas cobren diferente, teniendo la misma categoría profesional y realizando el mismo trabajo.
1.4.2. Discriminación indirecta
La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres define la discriminación indirecta de esta forma:
Se considera discriminación indirecta por razón de sexo la situación en que una disposición, criterio o práctica aparentemente neutros pone a personas de un sexo en desventaja particular con respecto a personas del otro, salvo que dicha disposición, criterio o práctica puedan justificarse objetivamente en atención a una finalidad legítima y que los medios para alcanzar dicha finalidad sean necesarios y adecuados.
Es decir, cuando en un tratamiento indirecto la adopción de una medida aparentemente neutra da lugar a una discriminación. Por ejemplo, en una empresa, se ofrecen ascensos en los que se exigen requisitos que de antemano
se sabe que poseen más hombres que mujeres, y que, por tanto, sirven de filtro. Este tipo de discriminación es la que más se suele detectar en la actualidad.
1.4.3. Interseccionalidado discriminación múltiple
La discriminación interseccional se produce cuando varios motivos interactúan al mismo tiempo de forma inseparable, por ejemplo, edad, discapacidad, género, etc.
El término interseccionalidad fue acuñado en 1989 por la activista y académica Kimberlé Williams Crenshaw. Según ella, es el estudio de las identidades sociales solapadas o intersectadas y sus sistemas de opresión, dominación o discriminación. En su teoría, Kimberlé sugiere y examina como las categorías de carácter biológico, social y cultural como el género, la clase, discapacidad, religión, etc. interaccionan en múltiples niveles y de forma simultáneos.
La discriminación múltiple hace referencia a una situación en la que una persona experimenta dos o más motivos de discriminación, que acaba en una discriminación agravada o compleja.
A modo de reflexión, puedes pensar e identificar a mujeres de tu alrededor que pueden sufrir discriminación múltiple. Párate a pensar que discriminaciones son y cuáles son las más frecuentes.
Por último, cabe mencionar que la discriminación convergente está incluida dentro de la discriminación múltiple.
1.5. Mecanismos educativos y su contribución en la construcción del género
La educación debería ser la clave para que haya un cambio en la construcción de género, por lo hemos de garantizar el acceso igualitario a la educación en todos los ámbitos. Además, la educación debe ser un instrumento para poder alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades. Según Beijing (1995),
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la educación es un derecho humano que constituye un instrumento indispensable para lograr los objetivos de la igualdad, el desarrollo y la paz. La educación no discriminatoria beneficia tanto a las niñas como a los niños y, de esa manera, conduce a relaciones más igualitarias entre hombres y mujeres.
Aun así, quedan muchas mujeres en diferentes partes del mundo donde no tienen acceso de forma igualitaria como los hombres a la educación, aunque las leyes si lo permitan o recojan esa igualdad. Podemos verlo en el Informe de Seguimiento de la Educación para todos en el Mundo (UNESCO 2013).
Para saber más:
El Informe de Seguimiento de la Educación para todos en el Mundo se puede consultar en: http://cme-espana.org/media/publicaciones/2/ UNESCO/Informe%20de%20seguimiento%20EPT%202013-2014.pdf)
En nuestro país la educación obligatoria es hasta los 16 años sin diferencia de sexo por ley. Sin embargo, en la educación informal a las niñas se las sigue educando en diferentes prioridades que a los niños. Se las sigue educando en la idea de casarse y tener hijos/as, formar una familia. Por eso aun cuando alcanzan estudios superiores, existe una segregación horizontal diferenciada.
Pero si además revisamos nuestra historia, nos daremos cuenta de cómo se han estado educando a las mujeres y a los varones y veremos las consecuencias en la realidad actual. Tenemos tan arraigadas ciertas creencias que las creemos ciertas y permanecen en nuestro imaginario colectivo. Y aunque no se manifiestan de la misma forma, ya que hemos conseguido la igualdad formal (legislativamente hablando), se encuentran un montón de barreras incluso en el ámbito educativo.
Citando a Ana López-Navajas «la contribución de las mujeres al desarrollo humano y a la construcción del conocimiento se ha dado de forma continuada a lo largo de la historia desde su antigüedad» (López-Navajas 2013, 284).Y, sin embargo, las mujeres no aparecen en los libros de texto ni en los de historia, por lo que las eliminamos como referentes, por lo que pasa a ser «el complemento» del hombre, pero sin sus verdaderas credenciales, creando así un relato histórico sesgado, pero que no deja de ser el reflejo de la desigualdad real de la sociedad.
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Es nuestra obligación crear un contexto educativo en el que las personas no vean limitadas sus posibilidades por el simple hecho de haber nacido mujeres o hombres. Aun así, y reconociendo la importancia que tiene el contexto educativo, hay otros ámbitos en los que se puede incidir para lograr esos cambios: la familia, los medios de comunicación, redes sociales, etc. Seguimos partiendo de la asociación del ámbito privado es de la mujer, cuidar, cocinar…y el del hombre es el público, arreglar cosas, aventuras…
Así que, por lo menos desde ámbito educativo, tenemos la obligación de hacer referencia a las mujeres que históricamente han sido relevantes, y tenemos la obligación de explicar por qué no han sido tan reconocidas como los hombres, para que al menos las nuevas generaciones no sigan propagando un canon de educación sesgado.
1.5.1. Socialización diferenciada de niños y niñas
Según Walker y Barton (1983), en su teoría de la socialización diferencial, las personas, en su proceso de iniciación a la vida social y cultural y partiendo de la influencia de los agentes socializadores, «adquieren identidades diferenciadas de género que conllevan estilos cognitivos, actitudinales y conductuales, códigos axiológicos y morales y normas estereotípicas de la conducta asignada a cada género».
Con esta teoría quieren decir que, desde antes de que nazca, la familia se va preparando para recibir al nuevo miembro, pero por lo general lo hace de forma diferente según sea niño o niña, bien en la ropa (por ejemplo, los colores de la misma), en su próxima habitación que, dependiendo del sexo, también va a tener unos juguetes u otros preparados, etc. E incluso las expectativas de cada familia serán diferentes dependiendo si es niño o niña. Por tanto, nos predisponen desde que nacemos a recibir un trato diferente por parte de nuestro entorno, y
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es lo que va haciendo que poco a poco se vayan aprendiendo e interiorizando los comportamientos que niños y niñas tienen y que posteriormente serán mujeres y hombres.
Esa socialización de género es el proceso de aprendizaje por el que aprendemos a sentir, valorar, pensar, a comportarnos y a actuar, en función de si somos mujeres o hombres, y alrededor de unas creencias y valores, a unas normas que marcan a cada cultura y a cada época. Estas normas lógicamente no son las mismas para todos los seres humanos, ni eternas: hay modificaciones producto de la edad, del lugar donde habitamos, del grupo social en el que nos relacionemos, de nuestros valores, de la sociedad, etc. pero se dan desde que somos niños/as de una forma implícita y explícita con gestos, tipos de relaciones, comportamientos, tabúes sociales o sanciones sociales.
Esta socialización de géneros es un proceso de aprendizaje de tipo cultural donde cada sexo tiene un papel asignado. Ya en las edades más tempranas se enseña que las personas adultas se dividen en mujeres y hombres, y se marca la diferencia existente entre ambos sexos. Es más o menos a los tres años de edad cuando empiezan a comprender el sexo, niña o niño, y es cuando descubren que cada sexo tiene asignado un comportamiento y un atributo: los hombres suelen tener ciertas actividades más valoradas y las mujeres un rol más subordinado, por lo que van aprendiendo la jerarquización entre sexos.
Las expectativas de la sociedad no van a ser las mismas para mujeres y hombres y los juguetes y los juegos van a ser diferentes según el género, así como las tareas encomendadas, que contribuirán a ese proceso de diferenciación.
La socialización de los géneros (también se llama enculturación) va relacionada con cada sociedad, su cultura, su religiosidad o sus valores. Las pautas sociales transmitidas en la enculturación de niñas y niños son, creencias religiosas, relaciones de poder, jerarquización social, pautas de alimentación e higiene, pautas sexuales y sus prácticas, normas de vestimenta, formas de comunicación (verbales y gestuales), entre otras.
La socialización primaria tiene lugar cuando la criatura va observando el propio modelo familiar, los diferentes roles que desarrolla el padre y la madre, y los va asumiendo e incorporando a su grupo de referencia según su sexo. Aprende lo masculino y lo femenino, los comportamientos segregados de cada uno de los sexos, los va viendo en la vida cotidiana, familiar, con las relaciones
con otros niños y niñas de su edad, sus vecinos, familiares, etc. y es de ese modo cómo construye su propia identidad.
Esta socialización inicial se ve continuada la mayoría de las veces por la escuela, donde tiene lugar la socialización secundaria, y va consolidando las diferencias entre lo masculino y lo femenino. También es cuando empiezan a aparecer los estereotipos de género.
En nuestra sociedad, a los niños se les reprime muchas veces en sus manifestaciones afectivas, lo que les conduce a que no desarrollen estas potencialidades. Al no ser esta una característica biológica, produce normalmente la incapacidad en los niños para atender a las necesidades emocionales de los demás. No es que no puedan responder a la necesidad emocional o afectiva de los demás, sino que deben ser desarrolladas, no son una cualidad biológica. Por el contrario, en nuestra sociedad cuidar a otras personas está enmarcado en lo femenino, las niñas son enseñadas a ser maternales a través de juegos y de la educación, tienen que agradar, deben estar atentas a los demás, etc. (Eichenbaum, Orbach, 1990).
Como ya hemos dicho, una de las ideas que hizo célebre a Simone de Beauvoir fue la de «no se nace mujer, se llega a serlo». Esta era su forma de criticar los argumentos naturalistas y deterministas que argumentaban y justificaban la inferioridad del sexo femenino, y era su forma de poner el acento en la educación, la socialización diferenciada y las diferentes oportunidades y opciones que se le presentan a los niños y a las niñas (más tarde hombres y mujeres) y que tienen como producto unas identidades llenas de estereotipos y con desarrollos vitales diferenciados.
«El segundo sexo» fue publicado en 1949, cuando la inferioridad de las mujeres se consideraba algo natural y pretendía estar justificado científica y moralmente desde todos los ámbitos de poder y saber. Después de casi setenta años, es más difícil encontrar argumentos que justifiquen la inferioridad de las mujeres que a quien los defienda impune o abiertamente.
Sin embargo, esto no significa que no haya sexismo en nuestras sociedades, y mucho menos que no se siga creyendo que los hombres son superiores. Seguimos viviendo en una sociedad desigual y discriminatoria para las mujeres en el acceso al mercado laboral, en el acceso al poder, en un proyecto vital libre y sin violencia.
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Esa discriminación, esa desigualdad de género, se ha vuelto sutil. Ya no arremeten contra la inferioridad femenina, se hace desde la justificación del mito de la libre elección de no participar en el mercado laboral o hacerlo parcialmente para ser madre, la libre elección de no inclinarse para realizar ingenierías o la carrera científica, etc. Así, las desigualdades de género dejan de considerarse un problema estructural, y pasan a convertirse en uno basado en la libre elección de las personas. Por lo tanto, el problema es despolitizado, es decir, se le quita el carácter o voluntad política a alguien o a un hecho, quitándole responsabilidad a la sociedad.
La igualdad en el ordenamiento jurídico y otros avances conseguidos en igualdad en espacios antes impensables hace que algunos se justifiquen en que, si las mujeres no alcanzan puestos de mayor responsabilidad o más acordes con su formación, es porque no lo han elegido. Para ellos quedaría justificado que las mujeres eligen de forma mayoritaria anteponer la maternidad a sus carreras profesionales y a su desarrollo vital. Por lo que se explicarían que las mujeres sigan sin llegar a ciertos puestos o espacios profesionales u ocupen puestos de poder, dejando la justificación a «la libertad de decisión» porque no quieren trabajar tantas horas como les puedan requerir esos puestos o espacios.
Buscan esa justificación, a pesar de que está demostrado que las mujeres trabajan de media una hora más al día que los hombres. Lo que pasa es que en la mayoría de los casos ese trabajo es no remunerado. Pero mucho menos se cuestionan cambiar las dinámicas y las culturas organizativas para que las mujeres puedan llegar a esos espacios de poder o puestos relevantes, y que los hombres puedan realizar el cuidado o corresponsabilizarse con él.
Por tanto, insistir en esa «libre elección» tiene repercusiones y consecuencias para poder avanzar o retroceder en la igualdad de género, ya que esa «libre elección» no existe. Sin embargo, en un contexto neoliberal, este mito de «libre elección» encaja a la perfección y nos hace pensar que elegimos en libertad, con la información que necesitamos y sin que nos afecte la socialización recibida, ni las expectativas sociales o las oportunidades reales, que siguen marcando diferencias claras entre las mujeres y los hombres, y entre las niñas y los niños.
En tal contexto, las oportunidades reales que vayan a tener las personas independientemente de su sexo, de su socialización o de su educación, se convierten en elementos clave para poder alcanzar lo que Nancy Fraser ha llamado la justicia de género
Las oportunidades reales que las personas tengamos nos van a condicionar en nuestras expectativas, en nuestras elecciones y en nuestras inversiones. Si los empleos a los que las mujeres pueden optar siguen estando en menor número de sectores, con unas condiciones más precarias, con peor remuneración o con menor posibilidad de ascender, ellas valorarán menos su carrera profesional y acabarán siendo las que tengan mayor posibilidad de asumir el trabajo no remunerado y de cuidados en su ámbito familiar, condicionante que se hará mayor si no hay una buena opción de servicios públicos de cuidados, o carecen de calidad o su precio es muy elevado.
Otro elemento para tener en cuenta sería la profecía de las expectativas autocumplidas , que tiene como consecuencia que muchas mujeres no se formen en ciertas disciplinas o no se oferten a ciertos empleos porque saben que no van a seleccionar a mujeres, o a aquellas que tengan descendencia o la intención de tenerla. Esto a su vez refuerza la llamada discriminación estadística, es decir, que los propios empleadores, cuya información no es la correcta, no seleccionan a los candidatos/as por sus características individuales, sino que lo hacen basándose en características grupales donde muchas veces los estereotipos de género son su elemento clave.
Si unimos a estas oportunidades reales percibidas, diferentes entre mujeres y hombres y que nos limitan en esa «libre elección», la educación y la socialización a la que estamos sometidos desde la infancia de forma inconsciente y segregada, nunca alcanzaremos la igualdad.
1.5.2. Educación mixta y coeducación
Aunque se hayan hecho ciertos esfuerzos por la coeducación, no hemos conseguido una escuela que forme a las niñas y a los niños en igualdad y en el necesario respeto a la persona diferente. Habría que seguir trabajando en no reforzar a niñas y niños en actitudes que no presupongan mayores habilidades por su género. Así, cuando en los libros de texto no aparezcan mujeres como ejemplos, debemos explicarles que en ciertas épocas les estaba vetado el acceso a la universidad, o que no podían heredar patrimonio ni empresas, o que no llegaron a gobernar países porque era el hijo varón quién tenía el derecho, o que las democracias han excluido a las mujeres como elegibles y electoras, y habría que hacer hincapié mostrando ejemplos de mujeres científicas, empresarias, alcaldesas, etc. y de hombres que den los cuidados a sus descendientes o ascendientes.
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Podemos definir la coeducación como un método de intervención educativo cuya base es la no discriminación por razón de sexo y el reconocimiento del potencial individual como persona, independientemente de que seas niña o niño. Va más allá de la conocida como educación mixta, ya que aquí lo que se tiene en cuenta es la igualdad de valores de cada persona.
Para alcanzar esa deseada educación en igualdad en los colegios, se debe ir más allá empezando por el patio de colegio, fomentando juegos mixtos, pero de forma coordinada con las actividades extraescolares donde la familia también participase y desarrollase modelos de ocio diferentes, ya que por ejemplo el audiovisual infantil ha seguido usando estereotipos de género.
Estereotipos que muchas veces ven reforzados en sus propias familias, teniendo como propios ejemplos a sus progenitores, que educan de forma diferente a niñas y niños y cuyos comportamientos también son segregados.
Al ámbito familiar es difícil de acceder, aunque serían soluciones al problema unas políticas de igualdad bien planteadas, donde los permisos de paternidad, la fiscalidad individual, el aumento de la remuneración con los resultados y no con la presencia, o el garantizar mercados de trabajo basados en la meritocracia (en función de los méritos).
El cambio en el ámbito privado de la familia es fundamental, ya que esta apuesta por la igualdad no puede quedarse en una teoría o en un movimiento social, tiene que ser una forma de vida en la que haya que establecer relaciones igualitarias personales, e ir transmitiéndolas a los que nos rodean, de forma más especial si cabe a nuestras niñas y a nuestros niños, para que no crezcan creyendo naturales los estereotipos que desde luego no traen impresos en sus códigos genéticos, y que encima van a condicionar sus posteriores elecciones, aún a sabiendas que la sociedad les explique y los convenzan que lo han elegido con «total libertad».
En España hace setenta años que se daba una socialización diferente. Entonces la educación para niñas y niños era diferente su lema era «para las niñas deben aprender a hacer cosas del hogar», y «para los niños deben aprender diferentes trabajos para ganar dinero». Actualmente en España la educación pública es mixta, no se hace diferencia ente niñas y niños, por lo menos desde un punto de vista formal. Sin embargo, aún habría que reflexionar sobre este tema, seguimos viendo diferenciación en lugares como las jugueterías y estas
diferenciaciones son dañinas para ambos ya que limitan su expresión de las propias emociones, de sus conocimientos, de su desarrollo.
Las pequeñas frases que pueden parecer insignificantes se van transformando en realidades y son enseñadas y publicadas desde internet hasta en los domicilios. Se puede hacer una prueba muy sencilla y es buscar la palabra niña y la palabra niño, veremos la diferenciación existente, un reflejo de la realidad existente, desde los colores, hasta las poses, lo que están haciendo…se puede probar con la palabra mujer y con la palabra hombre.
Nuria Oliver, una referente española en investigación relacionada con la inteligencia artificial, pone el acento en los estereotipos en los que caemos. La socialización diferenciada tiene consecuencias en las diferentes edades y en los diferentes ámbitos. Por eso la coeducación genera nuevos caminos, con nuevas herramientas para abrir nuevas posibilidades. Y de esta manera romperemos la parte encasillada en cajones.
Esta educación diferenciada por sexo es sumamente perjudicial para el desarrollo de las personas, pues limita a niños y niñas a comportarse y actuar libremente. A través de estas actividades diferenciadas se fomentan también distintos tipos de valores: afectividad, ternura, empatía o dependencia, frente a competitividad, agresividad o independencia. Además, las actividades consideradas femeninas suelen estar peor valoradas que las consideradas tradicionalmente masculinas, de forma que los niños y niñas interiorizan ya un sistema jerarquizado, de lo femenino subordinado a lo masculino.
Por todo ello, es muy importante poner nuestra atención sobre la educación, ya que es una de las herramientas más importantes y potentes que tenemos para trasformar la realidad y crear una sociedad más justa e igualitaria.
En la actualidad, en España, las escuelas públicas son mixtas, es decir, sus aulas son ocupadas con niñas y niños juntas, basada en el desarrollo de las personas en igualdad. Aun así, la educación mixta no asegura una educación igualitaria solo por estar mezcladas niñas y niños. Por eso hay que dar un paso más e ir por la coeducación que sí integra y promueve la educación para la igualdad. Este modelo se basa non solo en la igualdad de acceso a la educación, sino que va un paso más allá e integra la educación para la igualdad. Su objetivo es incorporar la diversidad de género a la práctica educativa, y otras diversidades encuadradas en el enfoque interseccional. La escuela es un espacio donde se transmiten valores,
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como hasta el momento han sido transmitidos los valores patriarcales de forma mayoritaria, y se necesita eliminar aquellos valores que limiten el desarrollo de las personas, independientemente de su sexo. Se pone el énfasis en la corrección de los estereotipos sexistas para promover la igualdad entre los sexos en relación con el trato y a las oportunidades. Educación igual para niñas y niños, desde valores democráticos. Educación que trata de visibilizar y modificar estereotipos y roles por razón de sexo, abrir esas posibilidades de elección tanto a las niñas como a los niños. Reconocer las necesidades específicas de cada grupo y trabajar la consecución de objetivos.
En las escuelas privadas y concertadas aún podemos encontrar algunas que ofertan educación diferenciada. En ellas apuestan por darle valor a la diferencia que las niñas y los niños tienen por razón de sexo.
1.6. Reconocimiento de las principales fuentes de información para realizar el diagnóstico de partida de situaciones de discriminación y de violencia contra las mujeres
A lo largo del apartado iremos descubriendo las principales fuentes de información para la realización de un diagnóstico de las situaciones de discriminación y violencia contra las mujeres existentes.
Se irán identificando las fuentes y los datos, la selección de técnicas, la clasificación de datos a través de la segregación por sexo, el conocimiento y el manejo de indicadores de género y, por último, el análisis de impacto de género.
1.6.1. Identificación de fuentes y datos existentes (primarios y secundarios)
Bounocore (1980) define las fuentes primarias de información «como las que contienen información como original, no abreviada ni traducida: tesis, libros, nomografías, artículos de revista, manuscritos. Se les llama también fuentes de
información de primera mano».
Una fuente primaria no tiene porqué ser la más fiable que una secundaria, lo que hacen es dar testimonio directo sobre el tema a investigar. Son escritas durante el tiempo que se está estudiando o puede ser la persona que está directamente implicada, por lo que ofrecen un punto de vista desde dentro.
Algunas fuentes primarias pueden ser: documentos originales, novelas, diarios, entrevistas, poesía, noticias, fotografías, cartas, etc.
De nuevo siguiendo a Bouncore (1980), las fuentes secundarias o derivadas «son aquellas que contienen datos o informaciones que ya han sido elaboradas o sintetizadas».
Estas fuentes interpretan y analizan las fuentes primarias. Son textos basados en fuentes primarias, implican análisis, síntesis, interpretación, evaluación.
Algún ejemplo de fuente secundaria sería revistas de resúmenes, enciclopedias, crítica literaria y comentarios, etc.
1.6.2. Selección de técnicas (cuantitativas y cualitativas) para recoger la información atendiendo al género
A la hora de recoger la información podemos utilizar distintos instrumentos, que se pueden clasificar en técnicas cuantitativas y cualitativas de investigación social.
Por una parte, tenemos las técnicas cuantitativas son las que usan para transformar la información obtenida asignándole valores numéricos. Los métodos más utilizados son los cálculos estadísticos, se trata del procesamiento de las encuestas a través de censos, estudios longitudinales, muestreo.
La encuesta es «una técnica de recogida de datos mediante la aplicación de un cuestionario a una muestra de individuos», según el Centro de Investigaciones Sociológicas. A través de esta técnica se puede conocer las opiniones, comportamientos o actitudes de los ciudadanos. Se hace a través de varias preguntas a una muestra de población, después siguiendo una serie de reglas científicas que hacen que esa muestra sea representativa de la población en general.
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