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BAÚL LITERARIO ¿POR QUÉ DUELE EL AMOR?
En esta entrega del Baúl Literario, queremos recomendar la obra de Eva Illouz, se codea con la de los mejores analistas del mundo moderno y globalizado. En abril de 2010, algunos medios dedicados al campo de la literatura y la investigación de Alemania, dedicaron un gran espacio de promoción al que consideraron el mejor libro del año; a su penúltima obra, La salvación del alma moderna, un fascinante trabajo dedicado a poner en evidencia cómo el capitalismo ha propiciado el desarrollo de una cultura emocional guiada por el discurso psicoterapéutico, la cultura de la autoayuda, la publicidad y el consumo. Dos años más tarde, Eva Illouz, volvió a estos espacios en el mismo sello, ahora en colaboración con la editorial Clave intelectual; que ha vertido al español tres de sus cinco textos anteriores. Con ocasión de éste, su sexto libro, sus editores prepararon una salida casi simultánea de “Por qué duele el amor” en las principales lenguas del planeta.
Es por esta razón que buscando en nuestro Baúl, encontramos esta maravillosa obra para recomendarla con la confianza que encontraran un texto extraordinario, ya que, la base sobre la que crecen estas páginas es la consideración del amor como algo que va allá de un ideal cultural para constituirse en un sostén social del yo. Amar significa movilizar la totalidad del yo como una capacidad esencial para entrar en conexión con otras personas y mejorar la existencia propia y ajena. Al mismo tiempo que el amor, la pasión o el romance se han convertido en elementos centrales de nuestras vidas, en algo fundamental para determinar el valor propio, se da la paradoja del enfriamiento emocional producido por la organización social de nuestros días. El amor cortés o galante que reflejan la literatura y la correspondencia del siglo XVIII y XIX es contemplado hoy si no como repulsión, sí con cierto cinismo.
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De acuerdo a los expertos, lo que se ha tratado de analizar en este trabajo es precisamente esta paradoja: el amor nos conforma como seres humanos y sociales, pero al mismo tiempo los valores constitutivos de la modernidad -para algunos autores como Jameson sería mejor hablar de postmodernidad- tienden a enfriar sus efectos. La adhesión al amor se desembriaga porque valores como la libertad, la razón, la igualdad o la autonomía son elementos centrales de la modernidad. Al mismo tiempo, movimientos sociales como el feminismo trastornan los viejos ideales del amor pasión.
Para armar su tesis, Eva Illouz toma en préstamo numerosos textos literarios, entrevistas y anuncios publicitarios. En unos y otros se apoya para ir tejiendo un análisis textual que pone al lector ante la idea de que todo amor está acompañado de una dosis de sufrimiento. La búsqueda de la pareja ideal se verá acompañada de fracasos. Después de una fiesta, de una salida loca o de una intensa búsqueda por Internet queda la vuelta a uno mismo con sabor a derrota. Pero aun en el caso de triunfar los tormentos no desaparecen puesto que con el tiempo comienzan a aparecer el aburrimiento, la ansiedad o la irritación. Conflictos que generan rupturas o separaciones. Tras dar por sentado el sufrimiento amoroso, de lo que se trata es de explicitarlo. Y aquí es dónde surge la visión sociológica. Desde la sociología nuestra autora rechaza los postulados psicoanalíticos. La cultura freudiana según la cual el pasado y la familia están en el origen del fracaso amoroso es un error. Las experiencias infantiles no pueden condicionar las decisiones amorosas de los adultos. No se fracasa o se sufre en el amor por inmadurez derivada de pérdidas tempranas.
La psicología clínica ha extendido de distintas maneras que el fracaso amoroso se explica en función de la historia psíquica del sujeto y, por consiguiente, dentro de su esfera de control. A lo largo del siglo XX, escribe Eva Illouz, se creyó que el sufrimiento amoroso era autoinfligido y con ello la psicología clínica y toda la industria de la autoayuda se ofreció como si estuviera en su mano aliviar o curar el dolor del yo a través de su capacidad para autoconfigurarse. Ahora bien, dado que vivimos en un momento históricamente reflexivo, se puede afirmar que los fracasos de nuestra esfera privada no se deben a una falta congénita de nuestra psique, sino que a los “caprichos y sufrimientos de nuestra vida emocional les dan forma ciertos órdenes institucionales. De lo que se trata es de entender y explicar el conjunto de contradicciones y tensiones culturales que estructuran la identidad y el yo.
Leerlo es una experiencia única.