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Historias locales: ruinas de Villa Jalón
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Proyectos culturales: radio itinerante de Margarita Belén
resistencia . junio 2012 . número 15
Editorial AUTORIDADES Jorge Milton Capitanich
Gobernador de la Provincia del Chaco
Silvia Robles
Presidenta Instituto de Cultura
Jorge Luis Migueles
El combate por una política cultural latinoamericana autodeterminada “Juremos vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad”. Primer juramento de fidelidad a la bandera tomado por Manuel Belgrano a sus soldados.
Vicepresidente Instituto de Cultura
Edgardo Pérez
Vocal Instituto de Cultura
STAFF REVISTA CHACÚ DIRECCIÓN DE COMUNICACIÓN Y PRODUCCIÓN DE CONTENIDOS Noelia Carbó (Directora a cargo) EDITOR Lucas Brito Sánchez CORRECTOR Gustavo Insaurralde DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Iván Varisco COLABORAN EN ESTE NÚMERO Silvia Robles, Daniel Chao, Alejandro Bojanovich, Graciela Barrios, Graciela Elizabeth Bergallo, Marcelo Nieto, Pablo Black, Adrián Sorrentino (Sorro), Rosa Lucía Villalba, Nito Deniz, Miguel Ángel Moreyra, Sonia Evelina Stefani, Erick Ascarza, Patricia Pujalte Ibarra, Vanina Bravo, Zoe Orellanoz, Enrique Pérez Díaz, Alejandra Liñán ILUSTRACIONES Bruno Del Giudice (páginas 3, 13, 22, 23, 25, 26) Fabián Roldán (páginas 10, 11, 21, 28, 29, 30, 31) Adrián Sorrentino (páginas 15, 19, 27) Eugenio Led (página 18) ARTE DE TAPA Adrián Sorrentino (Sorro) CONTRATAPA Dibujo central: Luciano Acosta. El “Don sapo” pertenece a Luis Scafati. Esta imagen fue usada sólo como símbolo representativo de los cuentos de Gustavo Roldán, y no tiene ningún valor comercial. INTEGRANTES DE LA DIRECCIÓN DE COMUNICACIÓN Y PRODUCCIÓN DE CONTENIDOS Andrea Diez Nuria Fleita Zain Lisandro Vargas Gómez Mercedes Alegre Mirta Fernández Rodrigo Acosta Claudio Barrios Carolina Núñez Hang Iván Varisco Rosario Varela Daniela Oviedo Luján Signoris CONTACTOS Instituto de Cultura del Chaco Arturo Illia 245 Tel: 0362 – 4452738 chacotodaslasculturas@gmail.com www.institutodecultura.com.ar
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“Seamos libres, lo demás no importa nada”. Arenga del general San Martín al ejército Libertador.
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Por Silvia Robles Presidenta del Instituto de Cultura
Estamos transitando el segundo año de las conmemoraciones bicentenarias. En su transcurso estarán presentes dos hechos gloriosos de la epopeya emancipadora que diera origen a nuestras naciones latinoamericanas. Ambos se desarrollaron en el actual territorio argentino, en ese entonces provincias unidas: primero, la creación de la bandera nacional; y segundo, la gesta popular del éxodo jujeño. Estos dos hechos tuvieron a Manuel Belgrano como mentor y/o referente del espíritu libertario. Belgrano, aquel que ante la imposibilidad de ocultarlo, fue deslucido en la historiografía oficial del mitrismo y su proyecto de país oligárquico para pocos. No está demás marcarlos como símbolos de cómo se construye soberanía por la fuerza de la instalación simbólica de las convicciones emancipadoras que tuvieron. En este orden de cosas, recordamos las movilizaciones populares que las hacen factibles; la guerra popular de Güemes, Manuel Ascencio Padilla; el éxodo jujeño; la batalla de Tucumán, que expresan el verdadero territorio en el que se libran los combates populares y colectivos. La etapa inaugurada en América Latina después del repudio generalizado de los pueblos a las políticas neoliberales y su fracaso estrepitoso en el intento de imponer el pensamiento único de la globalización, pretendiendo reducirnos a ser sujetos mínimos sin historia, sin presente, sin esperanzas, y sin futuro, nos encuentra en esta etapa concretando los sueños de cientos de miles de latinoamericanos que desde el nacimiento de nuestras patrias, en cada uno de los momentos de su devenir histórico, marcaron las huellas de la liberación nacional y social de nuestro continente. Desde la caída del ALCA hasta la fecha, la patria latinoamericana camina pausadamente, tal como lo decía el poeta uruguayo Mario Benedetti, “lento pero seguro”, inteligentemen-
te, haciendo uso de todo lo aprendido, a pesar de los dolores irreparables, con la espalda surcada de derrotas y frustraciones pero con la mayor confianza en sus posibilidades históricas que como sociedad ha tenido desde que iniciara su incesante esfuerzo por constituirse en una gran patria con destino para todos, hacia la liberación integral con la que marcaron sus luchas los patriotas de todos los tiempos. Hoy estamos combatiendo por los mismos ideales. Quiere la Historia, y no es producto del azar, sino de las luchas sostenidas de generaciones que se cargaron la patria al hombro, que lo estemos haciendo en paz, no sin conflictos, pero en democracia, con vientos de libertad jamás vividos y con la convicción de que, lo que hace inviable a un territorio no son sus posibilidades de insertarse o no en la lógica del mercado y de la necesidad de rentabilidad de las corporaciones, sino su imposibilidad de contar con justicia, igualdad, libertad y soberanía para su pueblo. El rumbo emprendido en el terreno de la política estatal se expresa en las diferentes instancias de integración y unidad latinoamericana como ALBA, UNASUR y CELAC (que fronteras adentro de los países latinoamericanos va desmontando o poniendo en jaque sus viejas estructuras coloniales, tanto simbólicas como materiales) y exige su expresión en cada pedazo del territorio que nos cobija y que nuestros comportamientos sociales se sustenten en lógicas culturales que prioricen horizontes colectivos, que se impregnen de profunda solidaridad frente a las políticas que privilegian la situación de los sectores más desprotegidos, que sientan las injusticias aún no reparadas como propias, que se involucren en la defensa de los derechos de todos rompiendo con la lógica de las disputas corporativas. Hoy, convocados por la causa Malvinas y de lo que simbólicamente representa la recupera-
ción de YPF en términos de soberanía, ambas convertidas en causa latinoamericana, la batalla cultural se juega en la cabeza y el corazón de cada uno y una de nosotros, no como individuos aislados, sino como sujetos sociales históricos que libran cotidianamente y en cada una de las formas y prácticas sociales de relacionamiento el combate por una conciencia autodeterminada. Sin proyecto cultural descolonizador y emancipador no hay proyecto de Nación soberana. Es en este terreno donde hoy se juega la madre de todas las batallas en pos de la independencia de nuestra patria. Nos va la vida en recuperar con hambre y sed de justicia social, verdad y memoria esa utopía para restituir horizontes de posibilidad. Los que empezarán a vislumbrarse si logramos descolonizar nuestras conciencias, si avanzamos en deconstruir cada arista de los supuestos ideológicos que obstaculizan la unidad de lo diverso, si definitivamente rompemos los falsos antagonismos que nos sumen en contradicciones secundarias, y que desde el consenso construyamos una ética y épica profundamente teñidas de solidaridad social para superar los trágicos enfrentamientos que nos impidieron cumplir el sueño de una Nación independiente. Este es el rumbo que orienta el escenario a construir hacia el IV Congreso Argentino de Cultura que, esta vez, se realizará en la provincia del Chaco, y que nos deberá encontrar debatiendo y asumiendo los compromisos del quinquenio para garantizar las condiciones materiales y simbólicas para aportar desde la Argentina a la construcción del proyecto cultural de la Patria Grande Latinoamericana.
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Cocina y rituales alimentarios
Los criollos del noroeste chaqueño En esta nota se reseñan aspectos históricos, culturales y ambientales de la población criolla radicada en el noroeste chaqueño desde fines del siglo XIX, a partir de la comprensión del modo de alimentación que -así lo entendemos- es una de las puertas de entrada más interesantes para comprender el modo en que viven, sienten y piensan los diversos pueblos. Esta investigación surge de una intención común entre la Subsecretaría de Interculturalidad y Plurilingüismo del Ministerio de Educación y la Revista Chacú del Instituto de Cultura del Chaco.
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Texto y fotos: Elizabeth Bergallo Magister en Antropología Social
Cualquier proyecto de agricultura extensiva en la región no sólo no sería sustentable ni ambiental ni culturalmente, sino que impediría la sobrevivencia de estos campesinos en este territorio, ese lugar en el mundo donde los abuelos o bisabuelos que se asentaron soñaron con desarrollar su existencia y una vida mejor para sus descendientes.
¿De dónde provenían? Es en el paraje denominado “El desemboque” (en Salta) donde el Bermejo, caudaloso río que baja del Altiplano de Bolivia arrastrando los deshielos de las altas cumbres, se bifurca en dos ramas: el Teuco al norte, y el Bermejito más al sur, los cuales corren separados unos quinientos kilómetros para unirse luego con el nombre original de Bermejo, en el punto conocido como “La Confluencia” próximo a Fortín Lavalle. Desde fines del siglo XIX -siguiendo las líneas de esos ríos- antiguos pobladores que provenían de Salta se fueron asentando en diferentes lugares del noroeste chaqueño, desplazados por la entrega de tierra pública a colonos, en la vecina provincia de Salta (Astrada, 1906). Desde Santiago del Estero, la corriente pobladora procedente de zonas adyacentes al río Salado, se asentó en la zona oeste, actual Taco Pozo y sudoeste del Impenetrable. Es importante destacar que se trataba de campesinos o pequeños productores familiares, cuyos modos de vida, posibilidades de alimentación y sobrevivencia, estaban y lo siguen estando muy ligados al territorio, en tanto mapa cognitivo de recursos y significados, donde desarrollan sus redes comunitarias. Estos campesinos también trajeron con ellos o recibieron influencias del quechua y de otras lenguas indígenas de la región. De esa población criolla se consignan datos socioculturales y fotografías que he registrado en la zona noroeste del Chaco, otros suministrados
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por entidades que han trabajado o trabajan en la zona, libros o investigaciones a los que he accedido, cuyos detalles constan al pie de esta nota. Criollos del campo Algunos de estos criollos eran descendientes de otros pueblos indígenas del noroeste argentino, ya mestizos, invisibilizados para poder sobrevivir cuando ser indígena era sinónimo de vida en riesgo. Pequeños ganaderos con agricultura de subsistencia, cuyas condiciones de vida se asemejan en muchos aspectos a la población indígena, con la que convivieron social y culturalmente muy próximos, en la mayoría de los casos en situaciones de pobreza extrema. A pesar de ello, posicionamientos de identificación social y étnica que incentivaron imágenes a veces estereotipadas, a veces irreductibles, como resultado de las construcciones ideológicas dominantes respecto a la “identidad nacional” produjeron fricciones entre criollos e indígenas. Si bien en la categoría “criolla” se incluye desde los mestizos hasta los descendientes de inmigrantes o una ideología con determinados componentes “nacionales”, hay grupos que han estado más o menos próximos en los posicionamientos sociales, y en casos han formado familias y adoptado la cosmovisión del otro. Sin embargo han sido los indígenas quienes fueron social y culturalmente más afectados por la ideología del racismo. Los mestizos criollos -a su vez- también han sido víctimas, no sólo por -a veces- invisibilizar su origen para sobrevivir, siendo en algunos casos por ser servidores de estancieros de cualquier origen o condición étnica, de los ejércitos, del poder de turno. Estos criollos desplazados de Salta, disponían de pequeños rebaños de animales vacunos de la clase denominada “salteña” o “norteña” y
La cabalgata-procesión en el Día de la Tradición. Banderas argentinas, instrumentos de música (especialmente “cajas”), virgencitas con diferentes denominaciones según los parajes, que luego son ubicadas juntas en el lugar de la celebración.
Chamamés y chacareras, aunque a veces se bailan otros bailes tradicionales.
Cocina y rituales alimentarios animales domésticos, con los cuales se alimentaban las familias. A mediados del siglo pasado había todavía en el noroeste chaqueño muchos animales sueltos que libremente sobrevivían en el monte, muy ariscos, hasta que eran cazados por los gauchos que “montando caballos pequeños y protegidos de guardamonte y coleto perfeccionaron ese arte de perseguir y darle alcance con el lazo patero para redomarlo después, acollarándolo a un buey manso que lo aquerencia al rodeo” (Bergallo, José R., 1948). La mayoría son hoy pequeños ganaderos o agricultores, con producciones para la alimentación familiar especialmente, y con saberes tradicionales que se vinculan al monte y que todavía mantienen como modalidades de existencia, en una zona muy difícil. El monte: fuente de vida, la sequía y la sed El monte provee a la población criolla lo esencial para la vida. Los frutos de arbustos y árboles como el algarrobo, el mistol y el chañar, siguen siendo fuente de alimento, tanto para humanos como para los animales. También la miel y a veces animales silvestres. La alimentación está muy vinculada a las características ambientales del Chaco seco. Otras especies de la región que sobreviven a los históricos desmontes son: el quebracho colorado y blanco, palo santo, palo cruz, vinal, numerosas especies de arbustos, entre las que se encuentran las llamadas “sachas”, que son utilizadas no sólo como alimento, sino también para cubrir otras necesidades. Desde tiempos antiguos, el cuero que no se utilizaba para las artesanías, se entregaba al “bolichero” a cuenta de la yerba, del azúcar, del tabaco y del vino, entre otros elementos. De las lanas de ovejas se hacen todavía hermosísimas mantas tejidas y jergones para las monturas. El ordeñe de las cabras provee la leche para el alimento, o se procesa en quesos. En muchos casos cuando la mujer no podía amamantar a sus hijos los criaba haciéndolos mamar directamente de la ubre de una chiva mansa, única posibilidad de que sobrevivieran. En mi experiencia con Médicos del Mundo (2005) tuve la oportunidad de comprender el enorme conocimiento que existe -tanto en la población indígena como en esta población criolla del noroeste chaqueño- de las propiedades y uso comestible y medicinal de muchos elementos del monte. Al no existir barreras orográficas, los vientos son muy fuertes, preponderantemente del norte, y las lluvias no superan los 600 mm anuales. El monte sigue siendo la única reserva de agua y el único amortiguador de temperaturas
extremas, que a la vez protege el suelo de la desertificación. Los modos en que la población calmaba la sed, y aún los animales, en el riguroso clima del Chaco seco, han sido registrados y he constatado que todavía estas prácticas se mantienen. Muchos -a falta de agua- saciaban la sed comiendo el cogollo de la palma Pindó, tomando el agua de lluvia o de las heladas que se estancan en las vainas o cunetas que forman las hojas del caraguatá al nacer directamente del tallo; o bebiendo el líquido que contiene en su interior el tubérculo que forman en sus raíces el yacón y el mecho-aka. Estas dos hierbas caricáceas, subtrepadoras, fueron estudiadas y clasificadas, posiblemente por primera vez por el Dr. Esteban Maradona, “quien con una perseverancia y modestia de sabio auténtico, ha dedicado gran parte de su vida al estudio de la flora de los territorios de Chaco y Formosa” (Bergallo, José R., 1948). Todavía hoy, tanto humanos como animales, calman la sed y en ocasiones estos últimos casi exclusivamente con el agua de los cactus (tunas y pencas), la ulúa, el quishcaloro, el quimil, la tunilla, el cardón, el ucle, la sacharosa y el cardoncillo, entre otros. Como se ha dicho gran parte de la alimentación la provee el monte, por tal motivo se desarrollan prácticas que la aseguran todo el año especialmente en las estaciones que estos no abundan y en tiempos de seca. Prácticas alimentarias y bebidas La base de gran parte de la alimentación, tanto salada como dulce, la provee el monte. Para la conservación de los granos los campesinos utilizan la “troja”, también lo hacen los indígenas. Numerosas especies de la flora son de gran valor alimenticio en el Chaco seco. La carne de animales es secada al sol con sal (charqui) para su conservación, y utilizada luego en guisos, empanadas, sopas. La carne de vizcacha (que abunda en la zona) es utilizada especialmente en escabeches, pero también en otros preparados. Entre los platos típicos están el patay, el charquesillo, la chanfaina, el bolanchao, el locro y dulces elaborados con frutos del monte, como la doca y la tuna. Muchos de estos alimentos revelan la influencia de la alimentación característica del noroeste argentino. La “aloja” -fermento de la algarroba- es una bebida ceremonial muy difundida en una parte del Chaco y en Salta, Tucumán y Santiago del Estero, siendo consumida no sólo por indígenas, sino también por criollos. Tradicionalmente los pueblos indígenas de la región
Tortas-parrillas. Se elaboran con harina, grasa y salmuera.
Charqui. Tiritas de carne de chivito, chancho o burro, que se secan al sol y se utilizan en la preparación de diferentes alimentos.
Con la lana de oveja se tejen mantas o “jergones” para el “ensillado” de los caballos.
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Cocina y rituales alimentarios celebraban comunitariamente con esa bebida fermentada el tiempo de abundancia y fertilidad, la estación en que la naturaleza da sus frutos, muchos todavía lo hacen. Tal fiesta tiene un carácter ceremonial, sagrado, en tanto responde a una cosmovisión que sostiene que los árboles, lagunas, u otros elementos o espacios del monte tienen sus propias entidades espirituales protectoras. Todavía se sigue celebrando con aloja. El libro “Las veladas del Bermejo” relata el modo en que se preparaba esa bebida hacia mediados del siglo pasado, ya sea en grandes tinajones de barro cocido que los santiagueños llaman “puñu” y los salteños “noques”, o en troncos de palo borracho, donde la algarroba, previamente triturada a mortero, se deja macerar en bastante cantidad de agua, hasta que la presencia de burbujas denota que entra en estado de fermentación. Era común -entre los pobladores de una zona- programar para la “fiesta de la algarroba” reuniones escalonadas o sucesivas que se encadenaban de tal modo que al terminar la alojeada en un rancho empezaba en otro, hasta que se terminaba la fruta con el verano. El consumo ritual de la aloja sigue siendo hasta el día de hoy una costumbre. Dichas reuniones cuentan siempre con la concurrencia de un grupo más o menos numeroso de vecinos que sentados en rueda entonan al son de la “caja” (rústico tambor armado con cuero de chivo) interminables coplas, mientras el delicado brebaje circula con frecuencia en jarros de guampa. La posibilidad de sustentabilidad En los últimos años se está dando un proceso colectivo muy interesante en comunidades criollas de la región noroeste en un radio de setenta kilometros de Nueva Pompeya, y próximos a Wichi-El Pintado, como resultado de acciones organizativas y de capacitación. Asociaciones civiles como Acupci, Amigos de Güemes, Promonte y las incipientes organizaciones de consorcios de los servicios rurales son un ejemplo. Hay pequeños productores que a través de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación han experimentado siembras de pasturas bajo monte por medio de la Red Agroforestal Chaco, con capacitación de técnicos de la Universidad Nacional de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Córdoba con resultado muy satisfactorio en cuanto sustentabilidad ambiental y económica (Pizzi y Córdoba, 2012). Estos son -en su mayoría- pequeños ganaderos, agricultores familiares con un promedio de sesenta u ochenta vacunos y caprinos y pocos animales de corral, que usan aguadas
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naturales y cercos de ramas, y tienen muchas dificultades para el acceso a los servicios del Estado, tanto como para la comercialización de sus productos. Hasta hace pocos años, cuando no disponían las familias de algunos planes sociales, se trasladaban a las colonias para cosechar algodón, ya que constituía -además de la producción para la alimentación familiar- la única fuente de ingresos, o la venta de algunos animales. Actualmente en la zona hay seis edificios escolares, pequeñas iglesias y cementerios familiares. Si bien todavía no se realizó un relevamiento, se estima que al menos ciento cincuenta familias campesinas viven en el lugar. Muchas de ellas, señalan Pizzi y Córdoba (2012) tienen hijos mayores que comenzaron a emigrar a Resistencia o Buenos Aires a falta de más tierras donde producir independientemente y formar sus propias familias. Por diversas razones históricamente han tenido muchas dificultades para la realización de trámites para gestionar la legitimidad de su tierra, como dispone la Ley de Tierras 2319. Cualquier proyecto de agricultura extensiva en la región no sólo no sería sustentable ni ambiental ni culturalmente, sino que impediría la sobrevivencia de estos campesinos en ese territorio, ese lugar en el mundo donde los abuelos o bisabuelos que se asentaron soñaron con desarrollar su existencia y una vida mejor para sus descendientes. celebraciones: Día de la Tradición El 10 de noviembre, Día de la Tradición, tiempo de primavera, es un día muy, muy importante, que se aguarda con mucha ansiedad anualmente y que supone una reunión comunitaria en un predio bajo los árboles destinado a tal fin, a la que acuden los criollos y sus familias en cabalgata-procesión desde los diferentes parajes de una misma zona. Así, van en caballos y carretas portando virgencitas (la Virgen del Valle que se venera en el noroeste especialmente, entre otras), banderas y otros símbolos que son colocados en una parte del predio donde se realizará la celebración, a modo de protección y como esperanza para el tiempo que vendrá. La fiesta dura todo el día e incluye el asado y diferentes preparados de alimentos: tortas-parrillas, empanadas de charqui, pulenteados, entre otros. La taba y otras artes o juegos de destreza criolla que se realizan en el Día de la Tradición, están muy vinculados a la actividad de estos pequeños ganaderos. La taba se practica en el oeste chaqueño desde antiguo tiempo, se construye con el “astrágalo”, uno de los huesos que
Detalles de la indumentaria. Se pueden observar los guardamontes, los puñales o dagas, los cintos trabajados artesanalmente y las fustas, espuelas y otros elementos típicos de la vestimenta del gaucho.
Doca. Fruto con el cual se elabora un exquisito dulce.
Ignacia Salto. Su familia era de origen salteño asentados en el noroeste chaqueño desde fines del XIX.
Cocina y rituales alimentarios integran el tarso de los animales vacunos, el cual posee una cara cóncava en forma de “S”, que es la de la suerte. Se les suele aplicar una plancha de metal recortado con el monograma del propietario o algún motivo alegórico. La destreza consiste en una misteriosa sensibilidad para arrojar la taba tanteando el peso y sus movimientos irregulares para clavarla en el lugar exacto y en la posición correcta, sin “rodadas” ni “arrastres” innecesarios. Están también las domas, las carreras cuadreras, el juego de la sortija. El caballo es uno de los elementos más importantes de la identidad criolla, y es cuidado e investido como tal. De tal modo se pueden observar diversas señales, adornos, mantas bordadas, elaborados con delicadísima artesanía en cuero y lana hilada, que hacen del animal el orgullo del jinete. Es un día de comunión, rencuentro, afirmación de creencias, señales de identidad y de deseos comunitarios. Todos se presentan con sus prendas artesanales impecables, especialmente los gauchos y sus caballos. A la tardecita comienza la música. Con las guitarras, las chacareras y chamamés, luego las coplas, por momentos improvisadas, que se enlazan unas a otras al sonido de las “cajas” y ruedan sus ecos por el monte plenas de la sabiduría y sentimientos tan especiales que sólo se recogen o aprenden en la experiencia del hombre con su tierra. Señales de lluvia: El campesino tiene por signos muy probables de lluvia los siguientes: • Cuando los monos lanzan un característico grito agudo y estridente. • Cuando en las noches cálidas se ven las víboras cruzando los caminos. • Cuando las hormigas forman una especie de casulla alrededor de la puerta de la cueva, para evitar que entre el agua. • Cuando la araña deja de tejer y achica el telar. • Cuando los alacranes y arañas pollito salen a caminar de noche. • Cuando para el viento. • Cuando las luciérnagas “ihsoindih” vuelan bajo. • Cuando los alguaciles vuelan en bandadas. • Cuando el aguará grita de noche. • Cuando retoza el tigre hollando el suelo o rasgando la corteza de los árboles. • Cuando el algarrobo descarga una especie de resina. • Cuando florece el “tupishá-hú”, un yuyo que la gente de campo utiliza para la fabricación de escobas rústicas.
• Cuando va a llover, hay un árbol que se llena de flores blancas, en cambio cuando son amarillas, sólo anuncian cambio de tiempo. Se trata de un árbol que goza de un cimentado prestigio, es uno de la familia de las bignoniáceas, conocido por “palo cruz”, “uriñaj” en quichua, “toro-rataig” por el guaraní correntino, “payaguá-labón” por el guaraní paraguayo y “polledokoik” por el pilagá. • Cuando la luna tiene una especie de aureola, cuanto más grande, tanto más grande será la tormenta.
Bergallo, G. Elizabeth (comp.) (2005) La salud en el oeste indígena chaqueño. Realidades socioculturales y rituales. Médicos del Mundo - AECI INCUPO (1991) El monte nos da comida I. Reconquista, Santa Fe. INCUPO (1998) El monte nos da comida II. Reconquista, Santa Fe. Ing. Pizzi, María Luisa y Lic. Héctor Horacio Córdoba. Técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación. (2012) Informe situacional de los productores campesinos ubicados en la Zona H. Nueva Pompeya, Chaco.
(…) “Las veladas del Bermejo” (Bergallo, 1948) Esas redes materiales y simbólicas, visibles e invisibles, que tejen los campesinos criollos -muchos de ellos mestizos- en la tierra en la que viven; ese mapa de lugares y conocimientos, antiguos y nuevos, memorias y creencias absolutamente ligados, no sólo resuelven urgencias de abrigo y alimentos, sino también de afecto y de sueños, que se van conformando como identidad y como cultura. La cultura es o debe ser el centro de la sustentabilidad, porque es el nexo vital. Agradecimientos: A los criollos del noroeste con quienes he compartido diversos momentos y celebraciones. A INCUPO, con quien he compartido actividades en diferentes épocas, que lleva décadas de trabajo con los pequeños productores, campesinos, y que ha publicado -entre otros textos- hace veinte años una maravilla como “El monte nos da comida” I y II, producto de una investigación muy interesante. A la ingeniera María Luisa Pizzi y el licenciado Héctor Horacio Córdoba, técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación, en Nueva Pompeya, por los datos de diagnóstico. Al Museo del Hombre Chaqueño, especialmente a Gabriela Barrios y Eduardo Barreto, por la gentileza del acceso a documentación importante. A Susana Schlak, de la Subsecretaría de Interculturalidad y Plurilinguismo por sus sugerencias y aportes. Bibliografía Astrada, Domingo (1906). Expedición al Pilcomayo. Colonización del Alto Chaco - Buenaventura - la expedición - tierras - caminos - antecedentes. Establecimiento Gráfico Robles y Cía., Buenos Aires. Dr. Bergallo, José R. (1948) Las veladas del Bermejo. Buenos Aires. Editorial Ayacucho. En este libro constan algunos detalles históricos, culturales y ambientales de esa zona.
Algunas recetas Patay (de algarrobo, mistol y chañar) Son una especie de pancitos bien secos. Se preparan con harina de algarroba humedecida. La algarroba blanca es de un sabor más suave. Con esa pasta forman los panes y los dejan secar. Luego se guardan en recipientes bien cerrados. Se conservan durante mucho tiempo. A veces se agrega a la algarroba, la harina de mistol y de chañar. De tal modo que los patay pueden tener diferentes sabores. Humita a la olla Ingredientes: 8 choclos, media cucharadita de azúcar, ají molido, anís, chalas, 200 g de queso fresco, sal y pimienta. Rallar los choclos y colocarlos en una olla con aceite caliente, agregar azúcar, ají, sal, pimienta y anís, hasta que se forme una pasta más bien seca. Enfriar. Unir las hojas de chala de a dos, en el centro colocar una porción de la preparación de choclo y agregar un trozo de queso, hacer un paquetito con las chalas y atarlos con la misma chala cortada más finita. Repetir el proceso con el resto de la preparación. Colocar las humitas en una olla donde se haya colocado previamente una base de marlos y agua hasta cubrir los mismos, de tal modo que se cocinen casi al vapor. Empanadas de vizcacha Se hierve la carne y una vez enfriada se la corta en trozos muy pequeños. Se saltean en una sartén con cebolla de verdeo, perejil, comino, ajo, sal y pimienta. Se agregan las papas hervidas cortadas en cubitos. Finalmente se rellenan las tapas y se cocinan al horno. Dulce de tuna Ingredientes: 1 kg de tuna, 700 g de azúcar, 1 taza de agua, canela, clavo de olor. Se limpian las tunas con una escobilla para quitar las espinas, se lavan y cortan en tiritas conservando la cáscara. Luego se colocan en la cacerola con los otros ingredientes. Se cocina muy lentamente con cuchara de madera. Está a punto cuando queda como una mermelada de color oscuro. Hay otros frutos silvestres con los cuales se elaboran dulces con sabores muy especiales: chirimoya, pasacana, doca, etc.
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Noé en la Casa de las Culturas
Lo permanentemente inestable de las cosas Desde marzo hasta mediados de abril, la Casa de las Culturas albergó una muestra retrospectiva del reconocido artista plástico argentino Luis Felipe Noé; además, hubo otras dos muestras: Me arruinaste el dibujo (realizada por Noé junto con Eduardo Stupia) y La línea piensa, de los artistas plásticos chaqueños Andres Bancalari, Juan Britos y Mario Quinteros. Durante su visita a Resistencia Noé brindó una entrevista exclusiva que fue filmada y revista CHACÚ reproduce a continuación.
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Por Luis Felipe Noé Artista plástico
Siempre digo que mi tema es el caos. Entiendo por caos, no a desorden, sino al cambio constante de las cosas. Para mí el caos es una expresión de tiempo. En cambio orden y desorden son conceptos estáticos. Por ejemplo, “he ordenado mi casa, me voy”, mientras tanto, han entrado ladrones o está la policía, da lo mismo para el caso, y está todo desordenado, patas para arriba. Esto es orden y desorden, conceptos estáticos. En cambio, cuando hablo de caos, hablo de lo permanentemente inestable de las cosas. Lo más cerca de una definición de caos apropiada, en realidad, no está dada por una definición concreta de caos, sino por el uso que hace la física en la actualidad del concepto de caos, que es lo impredecible. Yo creo que si no fuese así todavía estaríamos en la época de los dinosaurios. Todo está en permanente cambio. En el orden de la historia todavía se habla de Derecho Romano, como una nostalgia de orden, del concepto de orden. ¿Pero qué es en realidad el Imperio Romano? Es una cosa totalmente del pasado, nostálgica. Pero los conceptos de orden siempre están en permanente cambio. ¿Qué tiene que ver esto con la pintura? Que los profesores pretenden muchas veces enseñar el orden de composición, un concepto de unidad y yo no creo que eso exista en torno mío. ¿De qué unidad y de qué orden hablan? Esto lo mamé porque viví en Buenos Aires en un tiempo de rupturas, en tiempo del peronismo, en el seno de una familia antiperonista. Pero yo veía un contexto totalmente distinto en
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el exterior de mi casa y siempre vivía las manifestaciones peronistas como acontecer. Yo iba, no como manifestante, sino como testigo de un acontecer, me daba un placer estético ver eso de bombos y demás. Estético o antiestético, porque era una cierta ruptura de cosas. Así fue surgiendo mi concepto de caos. Tiene que ver con la Argentina, pero la Argentina de un tiempo, y la ciudad de Buenos Aires, que era la escena de todo esto. Y tiene que ver un poco con mi observación de lo que pasa en el mundo también. En Francia viví once años, porque me fui en 1976. No soportaba vivir en ninguna dictadura militar más y entonces me fui. Pero Francia no me aportó nada al concepto de caos, esto lo elaboré y lo escribí en Argentina en mi libro Antiestética, que en realidad es una estética de la antiestética, de la antiestética creativa. Lo enuncié en un capítulo que se llamaba “El caos como estructura”, ahí está expresado que no crea que el caos sea desorden, sino que es una estructura interna siempre cambiante. Es la permutación de todo. Me fascina querer asirlo desde un arte estático como es la pintura, es un desafío querer asir eso en eterna permutación. Por eso la obra que hice con Andrea Venecia se llama “La estática con eterna velocidad”. Una obra de once metros, que uno la ve de lejos y parece abstracta, y uno se acerca y está llena de personajes y demás. ¿Por qué velocidad? Porque tiene un ritmo, y como es una obra grande, hay que recorrerla y eso tiene su tiempo de lectura. Hay que darle a las obras tiempo de lectura.
Maneras del caos Yo creo que hay muchas maneras distintas de encarar el caos que nos rodea. Alguien impuso la manera evasiva de hacer todo lo contrario, por ejemplo cuando se habla de minimal art, de hacer lo más mínimo, eso es querer evadir el desafío yendo para otro punto. Pero creo que aquí, en Chaco, hay artistas, como Andrés Bancalari, Juan Britos o Mario Quinteros, y me refiero a ellos porque los habíamos invitado con Stupía a un espacio que se llama la “Línea piensa” en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires y ellos expusieron ahí. Esta exposición (la que se montó en la Casa de las Culturas), es un pequeño panorama de mi proceso de evolución, pero también hay una exposición de obras mías hechas a medias con Stupía. Es un modo de entendernos en un diálogo sobre un tema latente del caos, y la exposición se llama “Me arruinaste el dibujo” irónicamente. Ya que hacíamos una exposición mía, y otra de Stupía conmigo, nos pareció adecuado invitar a los tres que expusieron en el otro proyecto que dirigimos los dos juntos. Arte y política Yo creo que la relación entre un artista y lo político, puede ser de dos maneras. Una es como militante, utilizando a la pintura como medio para expresar conceptos políticos. En ese sentido yo fui muy amigo de Carpani. Pero mi manera de encarar lo político es distinta. Lo político es un mundo-entorno, es lo que me transmite el mundo-entorno que es el sentido amplio del concepto polis, o sea la sociedad
Noé en la Casa de las Culturas
organizada o desorganizada, lo que sea. Eso que me transmite es el desafío político a mi propia obra. Arte contemporáneo: ¿categoría de lo actual? Hay un uso del arte contemporáneo como una manera de decir que lo que está sucediendo ahora lo entiendo. Pero cada momento tiene su arte contemporáneo, querer utilizarlo como categoría, como ahora se lo utiliza para evadir y hacer una diferencia con la modernidad me parece una reverenda estupidez. Porque, ¿cómo se va a hablar de este arte contemporáneo dentro de un tiempo? Le van a tener que inventar un nombre. Porque el mismo hecho de que se llame arte contemporáneo y no le hayan podido poner un nombre demuestra que no saben de qué se trata. Entonces sino saben de qué se trata, no pueden venir a hablar de algo que no saben. Lo que hay es un flujo de distintas maneras, un desafío de visión. Lo digo así: el Renacimiento tenía como modelo de la antigüedad fundamentalmente a la arquitectura. Era una estructura estática, el concepto del orden, de las partes, estático. Yo creo que en la actualidad es todo lo contrario, todo es dinámico, todo es cambio permanente y además hay una especie de desafío en función de lo tecnológico. Pero cuando yo digo lo tecnológico en relación al arte, no estoy diciendo que hay que hacer arte a través de la tecnología, aunque tampoco lo niego. Sino que hay que dar una imagen del mundo contemporáneo acertada. ¿Enton-
ces, el arte contemporáneo da una imagen del mundo contemporáneo? Esa es la pregunta que me parece interesante. Yo diría, “se está buscando”. ¿Pero quienes lo están buscando? Porque no todos los artistas lo buscan. Rupturas Me interesa mucho lo que se ha hecho a fines de los años ‘40, el arte concreto invención y los madí; me parece que fueron una contribución muy importante. Después, los años ‘60 que yo formé parte, tiempos de rupturas. Y me interesa porque creo que a partir del año ‘65, en el mundo entero hubo una crisis de imagen del mundo, de imago mundi. Por ejemplo, si uno dice Grecia, lo primero que se le viene a la cabeza no es la historia, sino el arte griego, una idea global que uno tiene del arte griego. Y eso es la imagen de toda una civilización. Eso es el imago mundi global. Lo mismo cuando uno dice renacimiento, barroco, romanticismo. Hasta cuando uno dice siglo XX, momentos de rupturas de las vanguardias, pese que había cantidad de movimientos distintos, uno sabe qué es ese tiempo de rupturas. En cambio, en la pintura en particular, fue cada vez menos, fue como un strip tease. Para entender la esencia misma de la pintura. Pero ese strip tease en definitiva, terminó con el arte conceptual, porque ya era otra cosa. Y hubo una parálisis, de la cual recién creo que se está saliendo en este tiempo. Creo que, así como el siglo XX se enunció en torno al final de la primera década, creo que este siglo XXI comienza a tomar una idea de formulación ahora, de la misma
manera que en el siglo XIX con el romanticismo se formuló una visión de ese siglo. Y creo que tiene que ver con una imagen de la velocidad, de un intercambio de cosas, y con la experiencia de lo tecnológico, utilizando la tecnología o utilizando simplemente pincelitos pero es la imagen-entorno.
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Remedio
para extraviados Es cierto, todavía falta para que sea septiembre y comience la semana de cine Lapacho. Falta, es verdad, pero también es cierto que no queremos que nadie se pierda esta fiesta del cine que año a año organiza el Instituto de Cultura del Chaco a través de su Dirección de Cine. Por tal razón, desde ya nos disponemos a salir a la caza de nuestro futuro público y, créannos, no embromamos, estamos dispuestos a seguirlos hasta debajo de la cama. Sólo por tratarse de la primera estocada, hoy salimos a buscarlos por las buenas. Lo que sigue a continuación es un texto que habla del espectador de cine, y para más, lo hace en buenos términos. Pero no le aseguramos que llegado el momento nos pongamos a hablar mal del espectador, si con ello nos aseguramos su presencia en Lapacho. Lo repetimos, estamos decididos y vamos por todos. Queremos llenarles la cabeza de cine.
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Por Pablo Black
A veces me sucede que soy poeta, dijo un escritor polaco para antídoto y alivio de quienes saben bien que el rótulo de poeta queda siempre demasiado grande, y que saben también que es de buen poeta, y sobre todo de gente con vuelo que tiene los pies sobre la tierra, el dar con los ardides que permitan escapar de él. De la misma manera, podría decir que a veces me sucede que soy espectador de cine, sin ánimos de desmerecer a los poetas, por supuesto, pero con la certeza de que no siempre somos dignos de semejante privilegio, un privilegio que se parece en mucho a esas salvaciones transitorias, salvaciones profanas y muy poco prometedoras, y que a fin de cuentas son las únicas salvaciones que conocemos. Sea como fuera, de lo que no hay dudas es que el privilegio de ser espectador de cine, cuando sucede, hace de uno alguien distinto, alguien nuevo, alguien que, por decirlo de algún modo, llora las lágrimas que nos convierten en mejor persona. Eso, exactamente, cuenta John Carpenter que le sucedió cuando era apenas un niño y sus padres decidieron mudarse de Nueva York a un pueblito extremadamente religioso de Kentucky. John se sentía perdido. Completamente fuera de lugar, no lograba entenderse a sí mismo ni al mundo herméticamente religioso que lo rodeaba. Todavía deberían pasar varios años para que inventara su propia religión, una religión muy personal en la que el terror
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viene precisamente de las religiones y de sus mesías fascistas y esclarecidos. Porque en la religión de John, los únicos redentores son los hombres comunes y corrientes, juntos y organizados, hombres a los que de repente se les presenta la oportunidad de dejar de ser los idiotas de siempre y de ponerse, por una vez en su vida, a hacer algo realmente grande. Y John, naturalmente, que a fin de cuentas, además de un gran cineasta, es un buen tipo que cree en la humanidad, hace que sus héroes no desaprovechen la ocasión. Pero eso sucedería después; antes, dijimos, el pequeño John se encontraba traspapelado en medio de un pueblito religioso de Kentucky, y todo parecía indicar que su destino, tan tempranamente definido, sería el mismo del de tantos vagabundos condenados a errar de desierto en desierto. Así iba el pequeño John, extraviado y parecido a la noche, hasta que por fin dio con un cine. “El cine fue donde me encontré”, proclama Carpenter en la entrevista donde hace el relato del período errante de su infancia y de cómo éste llegó a su fin gracias al privilegio de ser espectador de cine: Vi “It come for outer space. Al comienzo hay una nave o meteorito que sale del espacio oscuro y explota frente a la cámara. Yo estaba aterrorizado. Recuerdo que salí corriendo de mi asiento, pero luego me detuve y me dije: ¡espera un minuto, esto es genial! Y volví a sentarme. Creo que fue ahí cuando me enamoré del cine.”
Pero lo que más llama la atención en todo este asunto de Carpenter, es que el tipo anduviera por ahí, extraviado y triste, y justo viniera a encontrarse a sí mismo en un sitio que cierto imaginario vetusto subestima como lugar de divertimento y evasión, aún cuando lo dicen queriendo hablar bien del cine. Se olvidan de una cuestión elemental, que salta a la vista muy fácilmente, y es que al cine lo inventan y lo siguen inventando los extraviados, la inmensa comunidad de desesperados que campea por el mundo, los tipos como Carpenter, los prófugos de la justicia, los abandonados, los que perdieron el norte, las masas explotadas que llenaban las grandes salas, los hombres que viven fuera de órbita yendo de casa al trabajo y del trabajo a casa, los exilados de la Segunda Guerra que reinventaron Hollywood, la gente que (como me contó un amigo que le sucedió una vez) de tanta tristeza no es capaz de levantarse de la cama, gente sumergida en la indolencia de una habitación en penumbras, gente que, sólo porque la tele está ahí y ni siquiera le queda resto de ánimo para apartar la vista de ella, en determinado momento comienza a ver una película, y entonces, lentamente, de un modo inesperado y mágico, comienza a sonreír o al menos a dibujar en su rostro una expresión cualquiera, y de repente se percata de que sí, de que comería algo, porque la verdad es que tiene hambre… y así es cómo frente a la pantalla comienza a recoger
sus restos dispersos por todas partes, y de a poco, imperceptiblemente, todo vuelve a ser como antes, igual que antes pero mejor, mucho mejor, al menos por un rato. Mientras en el mundo haya gente extraviada, existirá el cine. Por eso ya viene siendo hora de reivindicar de una buena vez al espectador. Muchas veces, esa gente deja demasiado de sí ante una película, y no digamos ya tiempo, cosa que, según dicen, es lo más valioso que tenemos, sino algo más, algo que con toda seguridad es mucho más importante, aunque resulte difícil decir con exactitud qué es. Para expresarlo de otra manera: muchas veces, y sobre todo cuando nos encontramos perdidos, nos entregamos al cine como un ciego lo hace a su lazarillo, con la diferencia que, en el caso del espectador de cine, su lazarillo también es ciego, y al final, mira por donde, resulta que es uno quien guía al lazarillo y quien le presta sus ojos.
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Bienal 2012
La ciudad conquistada
por las esculturas Resistencia tiene en el espacio público 550 esculturas. Mañana tal vez, una nueva adquirirá carta de ciudadanía y pasado mañana otra, y así sucesivamente. ¿Qué representa tal patrimonio artístico en la urbanidad? ¿Dónde se origina esa industria cultural? ¿Cuál es el mecanismo para generar el capital cultural? ¿Cómo funciona en todo esto la identidad?
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Por Marcelo Nieto
Resistencia naciente Era un pueblo con atisbos de ciudad. Polvoriento, chato, desidioso. Para convalidar tal visión, me remito al comentario del viajero francés León Vuilleme que en 1908 la visitó: “(…) Reinaba en efecto en la zona una epidemia de mal de cadera que diezmaba los caballos y sus despojos eran numerosos en las calles de Resistencia”. Podemos vislumbrar la precaria urbanidad (no digo la infeliz vida de sus habitantes); la falta de encantos naturales -aunque por aquellos días, multiplicadas y benditamente limpias, las lagunas debieron ser paraísos acuáticos-; una población que recién lograba un piso de status tras una generación a puro sacrificio y supervivencia. Pueblo sin mayores recursos, ni intereses estéticos, con las limitaciones de ser un mojón de Territorio Nacional. Mucho le jugaba en contra a la Resistencia…
Dos tipos audaces Y sucedió un día entre los días, que del pasaje variopinto de gente que iba y venía al Chaco, aparecieron dos hermanos rosarinos, galantes y ambiciosos, con aspiraciones artísticas; y acá se quedaron. Idóneos gestores, estaban mandados a cambiar las cosas, a materializar osadas fantasías, como la de convertir a Resistencia en una ciudad hermosa. Y para comenzar, pensaron en las banquinas y veredas, darles jardinería y arte. Con el apoyo del Consejo Deliberante, que ofrecía obreros para la preparación de la tierra de las banquinas y la incorporación de un premio al vecino cuyo frente se presentase mejor cuidado, comenzaron a plantarse esculturas, una tras otra y no cualquiera sino en la categoría de primeros premios de salones nacionales y otras por el estilo, posible gracias a la amistad y los contactos de estos hermanos de mundo. La cultura entrometida Pero no es justo pasar de los inicios del siglo XX a El Fogón de los Arrieros -la esdrújula casa que cobijó el plan operativo- como si exclusivamente mediara un espacio de supervivencia y mediocri-
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dad. Nada de eso. La Peña de los Bragres reunió a un grupo diverso de personas con afinidades literarias y artísticas que en tertuliosas comidas en el restaurante El Chanta 4 encaminaron sus apetencias artísticas hacia una asociación que alimentó la vida cultural del territorio, y dejó el gusto en el paladar resistenciano. Fue El Ateneo del Chaco que funcionó desde finales de los años ‘30 en el subsuelo del Hotel Savoy (hoy, Casinos Gala) y desde donde se organizaron no sólo para Resistencia, sino Chaco adentro y el litoral, prolíficas exposiciones de arte, conferencias científicas y conciertos musicales. Y desde El Ateneo, el 9 de julio de 1942, cuando Efraín Boglietti ocupaba la presidencia, se plantó la primera escultura frente al edificio municipal: El Calchaquí de Luis Perlotti, hecho que podemos destacar como puntual antecedente.
Un sembraderal La plantación de esculturas está ligada a El Fogón de los Arrieros, casa de amistad y arte, a donde llegaban los viajeros a pernoctar e intercambiar. El edificio modernista del arquitecto Mascheroni permitió acumular obras y colecciones. En la década del ‘60, mucha de la crema de la intelectualidad y el arte, hizo pie en El Fogón de los Arrieros devenido a veces taller de arte, a veces salón de fiestas, a veces sala de conferencia. Las carnales relaciones con el mundo del arte hicieron que Aldo comprara o le obsequiaran obra de alta calidad. Que en su obstinada misión de hermosear la ciudad, fueron a parar al espacio público. En el mes de julio de 1961 comienzan a descubrirse las primeras esculturas de un centenar de ellas. De aquella época, las obras de Gonzalo Leguizamón Pondal, Lucio Fontana, José Fioravanti, Emilio Pettoruti, Raúl Monsegur, Libero Badií. Los hermanos Boglietti, claramente, importaron la escultura al Chaco de modo vertiginoso, asentando las bases para una industria cultural que llegaría mucho más lejos de lo imaginado. TOMÓ LA POSTA Tras la muerte de Aldo, El Fogón de ser esa casa viva y dinámica, que rendía culto al arte contem-
poráneo, inició un recogimiento lento y fatídico. Pero en lo que respecta a la promoción escultórica, el plan permaneció intacto ya que Efraín Boglietti creó la Comisión para la Promoción Artística de Resistencia (CoProAr), siendo su director. CoProAr continuó el objetivo de emplazar esculturas. Entre 1977 y 1988 llegó a reunir aproximadamente 107 obras, la mayoría de ellas por compra y algunas por donaciones, que se fueron colocando sistemáticamente en la ciudad. Un nuevo manantial surge en este derrotero: la realización del Primer Concurso Nacional de Escultura en Madera, en la Plaza 25 de Mayo, en junio de 1988. Un año y pico después, nacía la “Fundación Urunday” que sigue marcando el camino trazado por los Boglietti. Cada Bienal Internacional de Escultura -co organizada por la Fundación y el Gobierno de la Provincia del Chacotrae a la provincia una docena de escultores del mundo (elegidos por currículum, lo que garantiza un piso de valor de la obra) que realizan una obra que quedará para la ciudad y que aumenta inexorablemente un patrimonio mundial, sumando capital patrimonial a la capital de las esculturas, mientras persevera con celo (desde 1998), en la declaración de la Unesco para que sea Resistencia “Patrimonio Cultural de la Humanidad”.
Heredad Si se busca el origen de las más de 500 esculturas que habitan esta ciudad, hay que hallarlo en la figura de los dos hermanos rosarinos -y naturalmente, el círculo de amigos que respaldaron incondicionalmente- que vislumbraron una ciudad con la belleza por atributo y un lugar que sea pasaje de artistas y generador de arte. Visión que se va cumpliendo gracias a los herederos espirituales que toman la posta y a la que sin dudas, las siguientes generaciones continuarán consolidando a Resistencia con un sesgo identitario y una exitosa industria cultural que la marca con sello original.
Bienal 2012
Del concurso a pulmón a la potente empresa cultural
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Por Marcelo Nieto
La leyenda con sus pies andariegos y su conversación encantadora baja a la mesa de un bodegón del bajo de Buenos Aires donde “Los urunday” festejan la presentación nacional de la Bienal Internacional de Escultura, realizada en el Ministerio de Turismo de la Nación. Un esfuerzo válido por federalizar el acontecimiento; de hecho, además de los 11 escultores internacionales, -de lugares tan distantes como Taiwan, tan exóticos como Indiaen esta edición 2012 estarán haciendo obra diez escultores argentinos y dieciséis equipos de alumnos de escuelas de Bellas Artes del país. En fin… El bienestar ligero del vino, lleva al recuerdo, a las bambalinas del ya lejano inicio que se lo atesora, y se lo exhibe para este cronista. La muletilla en la mesa es: “¿Y te acordás…?”, trayendo anécdotas de cuando el concurso de escultura era un desafío demasiado osado y había que remarla con la solución imaginativa. Las comidas de los escultores, por ejemplo, preparadas con lo que cada uno aportaba de su casa haciendo monótonos menús -pobres artistas- de arroz y fideo… Comenzaron a pulmón, diseñando un andamiaje sofisticado para contener tal proyecto, sosteniéndolo con garra del militante, y esos primeros concursos resultaron toda una revelación en la Plaza 25 de Mayo. -¿Y?… -dice uno, después de un apurado trago-, go fue así: “Fabriciano había llegado de participar en un concurso escultórico al aire libre, en Europa, y vino embalado con replicarlo en Resistencia. Se prendió ahí mismo Reynaldo Martínez que entonces era director de Turismo. Es-
que han participado en estos concursos quedan en la ciudad y se van sumando a su paisaje.
tabataba también…Fulano, ¿quiénes más estaban? -Estaba Efraín (Boglietti), por supuesto, estaba Mimo (Eidman) y Ana María Taiana, Eugenio Milani y Carlos Cuffia y Susana Delgado, que después se bajó… Y ahí nació todo… Las primeras reuniones fueron en la casilla de Turismo en reuniones desveladas, donde pusieron manos a la obra para el Primer Concurso de Escultura en Madera, en 1988. La Fundación Urunday nació un año más tarde. Se sumaron otros allegados -también hubieron bajas irremplazables: Efraín, Reynaldo-. Se sumó el gobierno provincial, empresarios del medio, el ciudadano que bien podría decirse, hizo suya la fiesta. Un concurso siguió a otro, cada vez más popular. La plaza quedó chica y se trasladó al Parque 2 de Febrero. Nació el Museum -Museo de las Esculturas Urbanas del Mundo- con obras de las bienales. Cambió el paisaje, la envergadura.
Una virtud de estas bienales es su capacidad de crecimiento; cómo multiplica la oferta y la participación: el Premio Desafío con estudiantes avanzados de carreras de arte del país, el Concurso Nacional de Escultores, el Encuentro de Pueblos Originarios, la realización de una escultura acuática efímera, así como esculturas en arena; el Encuentro de Ciudadanos Entusiastas de la Escultura y el Espacio de Propuestas Alternativas “Lo lúdico en el arte”. Además, un buen soporte teórico con ponencias, talleres de dibujo y serigrafía. La apuesta redobla duplicando su espacio, corriéndose a los terrenos que bordean el río Negro y dan salida a la avenida Sabín. –¿Y te acordás del escultor que todos los días estrenaba una novia? ¡Qué picaflor era…! –¿Y te acordás del costarricense que se perdió en la ciudad y de no sé dónde le trajo un verdulero en su moto? Faltan semanas apenas para que el Chaco presente al mundo una nueva Bienal. Propone como tema “La profecía”. Así que veremos al artista, intercambiaremos con él, mientras dé forma y contenido al mármol travertino. Y dentro de algún tiempo, en alguna vereda de Resistencia, nos toparemos con él, con su obra.
La industria cultural se manifiesta floreciente y a todo esto, las obras de ya 494 escultores
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Bienal 2012
El Indio de Crisanto y la primera censura del arte Sucedió allá por 1930 y pico, cuando la gigante escultura del indio de Crisanto Domínguez fue amputada sus partes pudendas debido a las proporciones desusadas de sus genitales. Y no cesó la saña social hasta verla bien enterrada, en los alrededores del Parque 2 de Febrero, donde terminaba la ciudad…
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Por Marcelo Nieto
Pruritos de otra época, ideales y referentes otros, por estas tierras de polvaderales. La estatua del indio de Crisanto Domínguez encargada por el presidente del Concejo Municipal, Dr. Marcelino Castelán a finales de los años ‘30 “para rendir homenaje a los verdaderos dueños de la tierra”, estaba ubicada en la intersección de las actuales avenidas 9 de Julio e Italia. Alzada sobre un pedestal de ladrillo de 2 metros de altura, el indio (que sumaba otros tres metros) se levantaba robusto, con su lanza en mano, mirada torva, género humano terror del blanco; el indio tenía, además, unos genitales de gran tamaño que no cubría ningún taparrabos. Proporciones que pudo ser espejo del modelo o fuga del inconsciente del artista; lo cierto es que causó resquemor en una sociedad que no podríamos calificarla de timorata si nos enmarcamos en una época donde liberalidades y quiebre de tabúes sólo se deslizaban en las vanguardias de las grandes urbes. Las menudencias del indio de Crisanto no podían pasar desapercibidas sin causar rubor en las damas; ni los varones observarlo soslayadamente sin sentirse disminuidos. Primero fue el corte de los genitales, una amputación que marcaba a las claras el imperio de la censura. Fue el paso previo -que no pudo frenar el desagravio de marcha con antorchas organizado por La peña de los bagres, esa minúscula sociedad de avanzada que cristalizaría luego como El ateneo del Chaco- para erradicar la escultura de su alto pedestal, llevándose al indio derrotado -como lo fue en la realidad- “cerca del monolito recordatorio de la llegada de los inmigrantes italianos” según testimonia en 1938 el diario El territorio. El lugar lindaba con una toldería toba, donde la estatua del indio vergonzosamente capado luciría entre sus pares.
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“El Indio”, de Crisanto Dominguez, en plenitud, cuando estaba emplazado en la avenida 9 de Julio al 400. Es la única fotografía conocida de la famosa escultura censurada. (Fotolito de Carlos Primo López Piacentini. Archivo: Jorge Castillo).
Allí quedó y después, los datos se pierden en la memoria del tiempo. Parece ser que el destino queriendo hacer una jugarreta al futuro enterró al indio en uno de los grandes pozos utilizados para basural. Y después, sólo datos dispersos como el que apunta el periodista Del Val, de aquel correntino de apellido Dávalos que limpiaba a guadaña el parque y sabedor de cierta zona que, curiosamente, nunca crecía el pasto “porque allí estaba enterrado el indio”.
Grandes cambios se produjeron en la zona: construcciones, pavimentos, terraplenes de defensa; las viejas señales para poder ubicar el lugar del enterramiento una a una fueron desapareciendo. Pero sépase, aventureros, arqueólogos y amigos de las palas: en algún lugar del parque, en eterna oscuridad, yace el colosal indio de Crisanto.
Mi amigo el judío de la plaza (
Por Adrián Sorrentino Artista plástico
Era un día nublado, y curiosamente para Resistencia, un viento frío que calaba los huesos era mi único compañero en una plaza 25 de Mayo desolada; busqué alguien con quien charlar y no se veía a nadie, sólo algo recostado sobre un banco que parecía una persona. Me acerqué y fue una sorpresa ver que era mi amigo el judío de la plaza, como yo lo había bautizado, que alguna vez había estado allí, pero desapareció misteriosamente; gran alegría me causó el rencuentro. Pero usted se preguntará, ¿quién era o es ese extraño personaje? Le doy una pista: es alguien que sólo se lo ve en los aserraderos o en la tala de bosques. Bueno, me dejo de misterios y adivinanzas: se trata de un simple y robusto tronco sentado en un banco de la plaza, parece una cosa de locos pero no lo es; por lo que me acerqué y me senté a su lado, la verdad es que me sentí acompañado. Se me ocurrió preguntarle algo como si fuera una persona ¿cómo volvió a esta plaza? y para mi sorpresa, me empezó a contar su historia: “Yo era un urunday fornido que había crecido en el monte chaqueño, más precisamente en Quitilipi, pero pese a ser fuerte no pude contra ese terrible invento humano que se llama motosierra, gran depredador de nuestros bosques; me mutilaron sacándome las ramas y mi tronco principal fue puesto arriba de un camión, me llevaron a Resistencia, lloré todo el viaje de savia y de dolor, no sólo porque estaba triste por haber abandonado a las hojas y flores a las que había ayudado a dar vida, sino por dejar a toda mi familia arbórea del monte. Al llegar me tiraron en esta plaza donde luego me enteré había un concurso de escultura en madera, creo que fue por el año noventa, no recuerdo bien, allí me encontré con otros troncos de otras familias y otros lugares, me pregunté ¿que será de mi y de mis hermanos que estaban diseminados por el piso?. Luego de unos días de tomar sol tirados en la plaza, nos pararon y comenzó un ruido infernal de motosierras y martillos, decenas de personas se acercaban a mirarnos como si fuéramos animales de un zoológico o de un circo donde los domadores en verdad eran hombres con pelo largo, barba, extraños gorros y barbijos, que en lugar de látigos tenían motosierras y lo que aparentemente parecía ser una doma se convertiría en un verdadero descuartizamiento, pero distinto al que miles de quebrachos ya abuelos y centenarios sufrieron y sufren en Puerto Tirol convirtiéndolos en una horrible viruta y una sustancia roja llamada tanino, porque terminar siendo un mueble es una muerte digna,
pero convertido en aserrín y tanino es lamentable y triste. Pero volvamos a nuestra plaza, allí me asignaron un artista que vino de Israel, mientras los otros atacaban con ferocidad a sus troncos dejando muy poco de lo que originalmente eran, y cuando creí que conmigo iba a pasar lo mismo, mi escultor hizo algo insólito, terminó su obra haciendo dos hábiles cortes con su motosierra que me dolieron un poco, y luego me acomodó plácidamente en un banco de la plaza, similar al que estoy ahora”. Le pregunté entonces: ¿porque similar? “Porque hubo después un intendente, creo que fue un coronel llamado Ruiz Palacios que me sacó del banco; pienso que fue por mi origen judío, o mejor dicho, porque el artista que me talló venía de Israel. Nunca se supo bien, pero hubo personas que sospecharon sobre todo por la pertenencia con la dictadura militar del intendente que me secuestró, hubo gente que escribió cartas a los diarios pidiendo “mi aparición con vida” y, “no se olviden del tronco de la plaza”, o “no habrá olvido ni perdón”. Se comentó que muchos venían por las tardes y se sentaban a mi lado buscando compañía, fue por la década del noventa que un pobre hombre que se había quedado sin casa, sin pan y sin trabajo, en las noches de frío se acurrucaba al lado mío con su frazada y su dos perros marrones y me contaba su triste historia: había sido médico y se le murió un niño que operó de la mano y por es tuvo un juicio injusto por aparente mala praxis, no pudo soportar la situación y terminó suicidándose, pero entonces me pregunté, ¿cómo era que deambulaba por la plaza si había muerto? Y allí me di cuenta que en verdad era un fantasma que sólo yo veía y escuchaba, pues pasaba entre la gente sin ser visto como el fantasma de Canterville. Durante mi ausencia parece que se sintió tan solo que desapareció de la plaza y algunos cuentan que en los atardeceres de lluvia se lo ve deambular por entre la arboleda del Hospital Perrando saliendo de la vieja sala de cirugía, para luego internarse y desaparecer detrás de lo que fue la morgue.
secuestro en unos oscuros sótanos donde me aburría que ni te cuento, pero como hubo varias personas más que siguieron reclamando por mi ausencia, un día de sol de abril me restituyeron a la plaza, aunque en otro banco pero no lograron la exacta ubicación en la que me había colocado el escultor. Puedo decir que fue triste para mi, que el artista israelí fue descalificado por no cumplir con el reglamento del concurso, que según dicen, debería haberse quedado los siete días que duraba el mismo, sin embargo él se fue a pasear por la Argentina, y quién no lo haría viniendo de tan lejos. Sólo unos pocos supieron valorar que soy la única obra que permanece en el lugar del concurso, o sea en esta bellísima plaza y también el único que conservó mi diseño original de robusto tronco dado por la naturaleza, que me fue tallando a través de los años en el monte, que sólo fui “dañado” por dos hábiles cortes, y si recordamos lo que dijo Miguel Ángel “la obra ya está en el material, sea madera o mármol, lo que hace el artista es sacar lo que sobra”. Lo único que me preocupa ahora es que me tienen casi abandonado a la lluvia y el sol, sin ningún protector de madera, ni de barniz, habría que hablar con la Fundación Urunday para que se ocupe de mí. Bueno, amigo, ¿cómo te llaman? ¿Sorro me dijiste? Hasta la vista, y si venís a tomar unos mates, siempre encontrarás aquí sentado a habrá este amigo “judío” de la plaza que te estará esperando, como a esa mano de barniz protector tan necesaria. Chau Sorro, y un abrazo, que por razones obvias no te puedo dar. Hasta la próxima.
Pasando a otro tema, sigo contando mi historia, anduve metido durante mi
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“Mediodía” Nicolás de San Luis
¿Cuál es tu escultura favorita? Pregunta fácil en apariencia pero de difícil respuesta.Es que, entre centenares de esculturas del paisaje cotidiano ¿con cuál me quedo?
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Compilación: Marcelo Nieto Fotos: Nuria Fleita Zain
¡Me agarrás por sorpresa! Me encanta “El alma”, de Líbero Badíi; de los nuevos, podría ser “Activador”, de Raúl “Pájaro” Gómez. Tengo varias… pero una de mis preferidas es “Cosmogonía del agua”, de Gyula Kosice cuyo sistema hidráulico y de luces no funciona. Está en el hall del Edificio Olivetti. Da pena: ahora quedó encerrada con un vidrio, carteles de publicidades y otras cosas. También cambiaron los colores del edificio. Así que con más razón, ¡Aguante Cosmogonía! Cristina Matta, periodista Todas las esculturas que adornan la ciudad me gustan, pero lógicamente, la que más me gusta, es la que está frente a mi casa: “Semilla”, de Gustavo Beckelmann, por lo que significa una muestra de aprecio hacia mí de Fabriciano y la Fundación Urunday. Aledo Luis Meloni, poeta
“Tranquilidad” Gonzalo Leguizamón Pondal
Son varias las esculturas que me gustan, mirarlas cuando paso cerca de ellas, “Hipopótamo” de Juan Carlos Labourdette, frente a la farmacia El Indio, el busto de Belgrano frente a la escuela industrial... Son tantas, hoy elijo “El alma” de Líbero Badíi. Cada vez que la veo me acuerdo de un amigo que tiene una caja de remedios pintada por Badíi, muy bien enmarcada y esta colgada en el baño de su departamento. Como toda obra de arte te recuerdan algo vivido o un momento de la vida. Carmen Tenerani, galerista
“Hipopótamo” Juan Labourdette
Mi favorita es la obra “Mediodía”, de Nicolás de San Luis. Una mujer orgullosa en su desnudez, hierática pero relajada, fuerte y femenina; su tamaño imponente, la contundencia del bronce, el hiperrealismo... Una amazona en el paisaje resistenciano. Charo Bogarín, cantante Para mí, por lejos, la mejor obra es “Remordimiento”, bronce del escultor argentino Hernán Cullen Ayerza que se puede gozar en la esquina de Juan B. Justo y Alberdi. Ayerza es el autor del monumento a Jorge Newbery emplazado en el cementerio de La Chacarita. Me impacta la correspondencia entre el título de la obra y el mensaje inscripto en la imagen de ese hombre doliente que pena sus culpas con fuerza tal que hasta su pie parece querer clavarse en la tierra en busca de consuelo. Boglietti me comentó alguna vez que se trataba de la obra original, cosa que no garantizo.
“San Fernando”, ubicada en la Catedral, por la pureza estilística. Es una escultura futurista, al estilo italiano, ortodoxo. En Resistencia ver una escultura de estilo tan puro de alguien de acá -Fabriciano-, me sorprendió mucho. Iba a la biblioteca a estudiar Historia del Arte y después, al pasar por la Catedral veía fascinado esa obra, ejemplo ideal de futurismo chaqueño que no existe.
Víctor García del Val, periodista
Horacio Silvestri, artista plástico “Flor indígena” Gonzalo Leguizamón Pondal
La que me gusta mucho es la cabeza del poeta Gaspar Benavento, que está frente a El Fogón de los Arrieros, a la que yo llamo “retrato de las pasiones”. Es magnífica esta pieza y habría sido elaborado por Crisanto en arcilla, primero, después en yeso y finalmente vaciada al bronce (muchos años después). En mi libro hablo bastante de la misma, y cuento que hay varias copias que aparecen misteriosamente de vez en cuando, como si se multiplicara. Hay algo raro en esto y en el mismo Fogón está esta de bronce y adentro la que sirvió para vaciarla (de yeso o cemento). Desapareció una ídem de la escuela que lleva el nombre de Gaspar Benavento y apareció otra en la casa de Gaspar, en Buenos Aires. Jorge Castillo, psicólogo “Ansia de luz” Herminio Blotta
“El hachero chaqueño” (en el cruce de las avenidas Sarmiento, Paraguay y Rivadavia). Cada vez que el hermano mayor de mi papá, Jaroslav, visitaba Resistencia nos pedía ir a ver esa escultura. Según él, era la más vívida representación de habitante de nuestro monte, el protagonista central de la dura vida del chaqueño, escultura que siempre se confundía con los lapachos y otros árboles que la rodean. Mi tío llegó con mis abuelos desde la ex Checoslovaquia, en la primera posguerra del siglo 20; se instalaron, al principio, en Villa Guillermina. “Cuando cantaba el n´viké”: Su forma siempre me pareció muy femenina, muy sensual, más allá que representa al violín toba. Fue la escultura que elegimos en la facultad para los homenajes con motivo del cincuentenario de la creación de nuestra institución. “Remordimiento”, tal vez sea la que más me gusta de las esculturas de Resistencia. Una vez, siendo muy chico, estaba acompañando a mi mamá en su trabajo, hice una travesura de la que me arrepentí rápidamente, comencé a caminar y me escondí tras esa escultura. Imagínese mi sorpresa al advertir que la misma se titulaba “Remordimiento”, el sentimiento que me invadía en ese momento. Cada vez que paso por esa esquina me quedo contemplándola, tal vez esperando que esa persona, desnuda, a merced de su angustia, la supere, se levante y recupere el ritmo normal de su vida.
“Cuando cantaba el novike” Mimo Eidman
Jorge Pilar, decano de la Facultad de Ingeniería “Hacia Ellos” Fabriciano
“León de Damasco” Mirko Basaldella
“El alma” de Líbero Badíi, que es parte de una serie de esculturas espirituales. Interesante la representación del alma a partir de un bloque de metal fundido que si te acercás a mirar por ese hueco que atraviesa la materia, podés ver el otro lado, que es “ver a través del alma”. Y allí sucede que el objeto material desaparece, se hace invisible. La escultura en realidad es invisible, una guía para llevarte a un lugar. Desde niño cuando paseábamos con mis viejos, iba corriendo hasta “El alma” que tenía un escaloncito para subirse y mirar. Mi papá decía que marcaba un tesoro, ahora que con la peatonal la movieron, me cambiaron el lugar mapa y no sé donde está el tesoro.
Me parece, una escultura que debemos privilegiar es la Estatua de la Constitución, emplazada en Villa Monona (avenidas 9 de Julio, España y diagonal Eva Perón). “Queremos ser Nación, una Nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”. “No se puede mirar hacia adelante sin tener en cuenta el camino recorrido y honrar lo bueno de la propia historia”. (N° 8 y 9, Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad). Sería muy loable colocarla sobre un hermoso pedestal, para que se aprecie mejor y que se haga con el aporte de todos los ciudadanos chaqueños. Fabriciano Sigampa, arzobispo
Néstor Braslavsky, artista audiovisual
Mi escultura preferida es la de Juan Pezzani, “Sin título”, que tiene una escalera con un marco de una puerta al final... Porque esa escalera ascendente y en el aire te invita a subir, pasar la puerta-portal y entrar a otra dimensión. Grabé un video que voy corriendo de payaso de civil y cuando paso la puerta de Pezzani, ¡soy Pochosky!
Mi escultura favorita es “Einstein”, de Mauro Glorioso, que fue el primer director de la Academia Bellas Artes. Porque representa una de las alturas del pensamiento humano. En un espacio reducido (cabeza tamaño normal) tiene todo los elementos que configuran una escultura y su resolución plástica. Tito Tabares, director Instituto Superior de Bellas Artes
Pochosky, payaso
“Figura en la playa” Eros Vanz
“Fernando” Victor Marchese
Me tomaste de sorpresa... pensando unos minutos, elijo la escultura de bronce del perro Fernando, de Víctor Marchese, en la esquina de la Casa de Gobierno. Creo que forma parte de la identidad de la ciudad, haciendo referencia a un “personaje” original. La historia del perrito llama la atención de los foráneos y refleja que ésta, es una ciudad especial en la que se rinde homenaje permanentemente a la cultura popular. María Laura Salinas, historiadora “Despertar”, bronce de Lucio Fontana, emplazada en 1969 en la esquina del Banco Nación. Daniel Moscatelli, médico
“Despertar” Lucio Fontana
Apto para todo público
El casamiento de los gatos (
Por Rosa Lucía Villalba
Cumbia alegre, cumbia de los techos. Se están casando dos gatos. Es noche de luna llena. La gata se llama Rose y es blanca con pintas negras y muy coqueta. El gato se llama Garfiel, es rubio y de ojos azules: es gringo. Un gato negro carbón los está casando y están jurándose amor. Y ya se prepara el baile con una orquesta gatuna, tocando el vals de las nubes para que baile la luna. Están comiéndose todo sobre la mesa servida. Un gato gordo protesta: “¡Más comida! ¡Más bebida!”
Rosa Villalba
Cumbia villera, cumbia de luna llena.
Por Graciela Barrios
Allá se escapan los novios, saltando de techo en techo después de tirar el ramo. Cumbia villera, cumbia de luna llena.
Eugenio Led “Nací en Corrientes, capital. Me inicié en las artes visuales desde muy temprana edad. Estudié todo lo que tenía a mi alcance adquiriendo conocimientos en técnicas artísticas y filosofía, y algunas recetas secretas del arte. Hice más de setenta exposiciones. Me encanta dibujar gatos y es la segunda vez que lo hago para el Instituto de Cultura del Chaco, la primera fue para el cuento Tres gatos locos, de mi amiga Susana”.
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Rosa escribe; lee y escribe en un cuaderno. Versos a su hijo que se fue a Mar del Plata, palabras de amor por encargo, un poema de Alfonsina, una carta a su padre; nostalgias del estar lejos. Rosa vive en un asentamiento de Barranqueras. No conoce el mar, ni las dunas, no escuchó el suceder eterno del oleaje, nunca. Sin embargo, en ese cuaderno de grafías de niña, Rosa se escapa a un paisaje de médanos, la escritura le inventa estrellas de mar para que le borren la memoria del dolor. Desde los márgenes de todo, sin impostura, sin la frecuente veleidad de ciertos “poetas”, Rosa escribe. Escribe y lee. Rosa Lucía Villalba nació en Villa Berthet, en 1943. Escribe desde los treinta años aunque no pudo completar, muy a su pesar, los estudios primarios. Vivió hasta hace pocos meses en un asentamiento de Barranqueras. Como resultado de una sostenida lucha comunitaria, logró la adjudicación de la casa que hoy ocupa, en el Barrio 2 de Abril.
Cultura y rituales alimentarios
Malvinas y el folclore: la colonización cultural
Las siguientes reflexiones son el resultado de una charla que mantuvo el autor de esta nota con los conductores del programa radial “El cazador oculto”, que se emite por www.cecual.com. A continuación, algunos esbozos que enlazan las discusiones sobre las islas Malvinas con el folclore.
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Por Nito Deniz Músico
Empecé a estudiar folclore a principios de la guerra. Cuando los británicos prometieron expropiar el Sur de la Argentina si no se terminaba el conflicto, la sociedad se empezó a preparar para posibles ataques al territorio. Esto fue una posibilidad que habrá durado cinco días, pero yo en mi memoria de niño lo viví muy fuerte, con simulacros en la escuela. Sonaba el timbre y teníamos que escondernos todos debajo de los pupitres simulando que venían aviones a bombardear la ciudad. Si nos ponemos a pensar, los habitantes de las islas seguro tienen un grave conflicto, porque son una de las pocas colonias territoriales que quedan en el mundo, con intensión separatista, de independencia económica y de ser reconocidas como Estado. Si miramos las fotos vamos a ver que no difieren en nada de lo que es nuestra Patagonia. Y mirando para acá, nosotros negamos que fuimos, y tal vez somos, colonias británicas. Como si la generación de
1900 no hubiese vendido la Argentina a lo que en ese momento era el Imperio. Fuimos colonia hasta la Segunda Guerra Mundial; allí fuimos moneda de cambio y pasamos de mano. Antes ni siquiera se veía lo que hacía el pueblo más que en los carnavales u otros permisos que teníamos para festejar, más allá del dogma cristiano. Son los propios británicos los que conceptualizan el “saber del pueblo”, pero el pensamiento imperialista se mantiene ahí aplicando la idea de ciencia a partir de la observación de las costumbres del pueblo, es decir la cuestión del folclore. ¿Fue una herramienta del pueblo para mirarse o el conocimiento del conquistador sobre el sometido? Entonces resulta paradójico unir dos palabras con tan distintas implicancias: folclore por un lado, que nosotros asociamos a la chacarera, al gato, al escondido, a todas aquellas tradiciones criollas que nos fueron heredadas; y por otro lado Malvinas, donde la herencia es
totalmente distinta, allí vemos en carne y hueso al conquistador. De la tensión entre estos dos conceptos, surge la necesidad de empezar a mirarnos también dentro de ese folclore. Nuestra Academia Nacional del Folclore negó cualquier influencia que no sea la estrictamente europea; negó incluso la influencia aborigen en nuestra cultura, y de la afro ni hablar. Mirarnos de nuevo dentro de esta palabra, nos obliga a resignificarla y a comprendernos, finalmente, como una sociedad mestiza. Esta tensión aún está vigente en un montón de conflictos irresolutos que no conversamos como sociedad. ¿Qué sociedad fuimos cuando vivimos Malvinas? ¿Qué sociedad fuimos cuando negamos esa situación folclórica de nuestro pueblo, del ser argentino como un ser mestizo? ¿Y qué sociedad somos hoy, tantos años después, que todavía nos debemos esas conversaciones y no las resolvemos?
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Historias locales
Las ruinas de Jalón “El “oro colorado” creó una civilización “sui generis” nada más que a su servicio, y sin proyecciones de ninguna naturaleza… a los capitalistas de La Forestal no les interesa ya la fábrica, que es como un símbolo viviente de su civilización…” Juan Ramón Lestani, Por los caminos del Chaco
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Por Daniel Chao
Las configuraciones sociales se componen de miles de tramas. Conflictivas, contradictorias. Entre esas tramas se definen los poderes, las obturaciones y los excluidos. Por supuesto, también se definen los matices. En 1916 abría sus puertas la fábrica de extracción de tanino de José Femenía, lo que a partir de ese momento se conocería como Villa Jalón. En la actualidad, entre cimientos, alambres retorcidos y postes enmohecidos, se pasean los monos chaqueños. Los árboles tapan lo que alguna vez fue un monstruo empresarial. Monstruo en varios sentidos. Para llegar al lugar hay que atravesar Puerto Tirol. A la salida del pueblo, apenas empieza la ruta de tierra del antiguo trazado de la Ruta Nacional 16 se deben transitar unos cinco o seis kilómetros hacia la derecha. El lugar es imperceptible desde afuera. La referencia es la Escuela Nº 81 y un par de alambrados. No obstante, sin un buen guía, es imposible encontrar el lugar. Porque no se ve. Esa invisibilidad es la marca de su valor y potencia de relato. Tirol y Villa Jalón comparten condiciones de nacimiento. En la primera, se instaló en 1904 la fábrica de extracción de tanino llamada La Industrial del Chaco, que luego se llamó Quebrachales Fusionados, que luego se denominó Unitán. La fábrica sigue en funcionamiento, y su chimenea humeante es un paisaje constante en esa ciudad. En Jalón, por su parte, se montó una fábrica con el mismo fin: la explotación del tanino. Inició su funcionamiento en 1916, y cerró definitivamente sus puertas en 1935. Ambas vieron un crecimiento demográfico a raíz de la fábrica. Tirol sigue; Villa Jalón quedó en el camino. Esa matriz común puede generar -no en todos lo casos, no es cuestión de universalizar los
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sentidos- dos impactos simultáneos. Por un lado, un impacto visual. La sorpresa obvia de ver en Tirol una fábrica en medio del pueblo. Por suerte el cachetazo-respuesta viene directo: no nene, el pueblo se formó alrededor de la fábrica. En todo caso, los desubicados fueron los primeros pobladores. El segundo impacto es en forma de flashback. O para ser más precisos, de un rápido montaje imaginario de una historia paralela, en la que Villa Jalón, hoy desaparecida, puede tranquilamente formar parte de las localidades chaqueñas. En este caso, la respuesta es menos obvia pero no por eso menos concreta. No nene, el monopolio de La Forestal no hubiera permitido el crecimiento y sostenimiento de fábricas paralelas. Los paralelismos tienen el límite de la concentración económica. Pero vayamos por parte. VILLA JALÓN Y LA RUTA DEL TANINO El paisaje lindero a las ruinas de la fábrica de Femenía es bastante abierto. Hay muy poco en realidad. Rodean los escombros algunos campos de explotación privada y el terreno de la escuela rural. Alambrados y árboles pequeños es la constante. Contradice este panorama a los bosques de quebrachales y las numerosas casas, ranchos o tolderías que construyeron los trabajadores de Jalón, postal de casi 100 años. José Femenía era inmigrante. Provenía del poblado de Villa Jalón, en la provincia de Alicante, España. Perteneció a las primeras camadas de gringos que ocuparon tierras en nuestra provincia a finales del siglo XIX. Comerciante de la carne desde el inicio, vio en el tanino la veta empresarial. Era el momento justo. Leyes endebles y una incipiente y arbitraria organización territorial, permitía la explotación desmedida de la naturaleza y los obreros. En 1902 montó su primera empresa de explotación taninera
denominada Río Arazá. Figura en los registros chaqueños como la primera en el rubro. La llamada ruta del tanino fue un proceso que se dio en el marco de un plan de ocupación territorial en el Chaco. En líneas generales este plan tenía dos objetivos: reforzar la estructura territorial y marcar fronteras de explotación forestal. Era común ver obrajeros correntinos cruzar el río para extraer madera y llevársela. Uno de los objetivos del impulso forestal chaqueño fue ese: terminar con la explotación clandestina. La instalación de las fábricas en la región respondía a las condiciones naturales. Había abundante materia prima como también agua dulce tanto para el procesado de la madera en la obtención del tanino como para la eliminación de efluvios industriales. En menos de diez años se multiplicaron las fábricas de extracción de tanino. Don José habrá pensado en la expansión. Venía bien la mano, pero los ingleses ya estaban copando el espacio. Necesitaba nivel de competencia. Se asocia junto a Demetrio Baranda y fundan Jalón Ltda. Lo interesante de don Demetrio es que, al mismo tiempo, estaba a cargo de Quebrachales Fusionados. No podía perder el buen hombre. La fábrica de Femenía se instaló en la zona aledaña a Puerto Tirol, a 500 metros de un embarcadero sobre el río Negro, sobre lo que hasta entonces se conocía como Puerto Bobis, en honor a la familia del mismo apellido. Los Bobis figuran entre los primeros inmigrantes en asentarse en Chaco. Pero esa es otra historia. A partir de ese momento, y como un homenaje a su poblado natal, don José Femenía bautizó al lugar como Villa Jalón. Corría el año 1916, y la Primera Guerra Mundial marcaba el ritmo económico de la periferia.
Historias locales
LA FÁBRICA: DETONANTE DE RELACIONES No quedan muchos registros de las dimensiones exactas de la fábrica. Pero sí fotos que permiten proyectarla sobre un paisaje hoy poblado por árboles. Imágenes que son una muestra en blanco y negro de una sociedad que fue un rayo y desapareció. Esas fotografías se encuentran en la Escuela Nº 81, aledaña al ex predio fabril. La escuela, que lleva el nombre de la esposa de Femenía, doña Josefa, funciona como oculto museo de un retazo tapado de la historia de nuestra provincia. Ahí, de paso, pueden indicarle al curioso ignorante qué alambrado cruzar para encontrar la ruinas de Jalón. La Escuela Nº 81 es una escuela rural. Hasta allí llegan los hijos y las hijas de los vecinos que laburan el campo. Esa escuela organiza asiduamente visitas a las ruinas, para acercar a los chicos las raíces de la historia zonal. Raíces es una buena palabra en este contexto. En el mismo predio de la escuela, pero un poco más atrás, se sostiene como puede el viejo edificio que funcionaba en la próspera Villa Jalón de principios del siglo XX. Allí, Josefa Femenía impartía educación primaria a los hijos de los trabajadores. Ese edificio fue declarado tiempo atrás patrimonio cultural. Hoy se cae a pedazos. Una curiosidad extra, funcionando más que mero detalle: el antiguo mástil quedó en manos privadas. Un alambrado define los márgenes entre el campo de un particular y el predio escolar. El mástil es del privado porque así lo ordena catastro. En ese lugar la bandera argentina flamea en un nuevo apoyo, menos telúrico por supuesto. Desde sus inicios Villa Jalón fue un poblado próspero. De a poco fueron acercándose los trabajadores. Primero cincuenta, más tarde cien, al final la planta contaba con casi trescientas personas. Rápidamente se instalaron casas y comercios. También se instalaron algunas formas básicas de organización policial y de salud, lugares de distensión, y espacios definidos donde las jerarquías disfrutan por separado. La organización social estandarizada se actualizó por esos lugares. El lugar figura entre las primeras áreas colonizadas del Territorio Nacional del Chaco, y hasta algunos se animan a decir que
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fue de los primeros en tener luz eléctrica. Tenía un canal de transporte inmediato hacia el Puerto de Barranqueras, a través de los trenes Decauville de troncha angosta que llegaban hasta allí. Todas condiciones de existencia que prefiguraban el éxito. Sin embargo, el trato laboral no era el óptimo. Extensas jornadas de trabajo, salario mínimo, condiciones habitacionales muy precarias, marcaron los catorce años de existencia de Jalón Ltda. No llegaron al nivel de imprimir su propia moneda como La Forestal. Pero sí tenían un control sobre los precios de las proveedurías y sobre las horas de trabajo. Don Jose Femenía quería ser competente, en cada espacio donde esa competencia se jugara. El mercado, ese fetiche que justifica todo, le deparaba al valenciano nuevas reglas que lo dejarían afuera. LA FORESTAL, EL LÍMITE Después de cruzar el alambrado, se transitan unos cincuenta metros más adentro. El pequeño monte, más tupido de malezas que de árboles, oculta los cimientos. Se avanza. Algún ramazo repercute sobre el cuerpo. El amor seco se pega en la zapatilla. De lejos, empiezan a visualizarse montones de ladrillos, bulones y barras de columnas. Aparecen los vestigios de fosas de depósitos. Tuercas del tamaño de un cubo mágico. Hay que sostenerse de los árboles para evitar la caída. Imposible no sentirse un chico. En un pantallazo general, el frente de la fábrica debía superar los 100 metros. Pero entre tanta imagen velada de una no-sociedad, la percepción puede fallar. Femenía vendió la fábrica en 1925. Habían pasado nueve años de su inauguración. En el proceso, La Forestal irrumpió el flujo de la industria del tanino, realizando una maniobra
económica que deja sin posibilidades a varias empresas del rubro. La guerra había terminado y La Forestal debía hacer balances en sus empresas. La explotación del quebracho le dejó enormes divisas, sumado al hecho de que esa madera sirvió como insumo fundamental en la guerra. Sin embargo, la concentración de es fuerzos en la maderería provocó un cierto abandono en otra industria importante. Para 1919 sumaban diez las empresas que extraían tanino en el territorio chaqueño. Este nivel de competencia era ajeno a las pretensiones de los directivos del emporio inglés. Corrían años de asentamiento de la fase monopolista del capitalismo. Esa fase podía moverse desde la manufactura hasta la producción primaria. La Forestal arremetió contra las empresas e impuso en el mencionado año la conformación de un pool de venta. Esta maniobra de concentración le permitía a La Forestal monopolizar la exportación de tanino a cambio de financiamiento. Además, la mayor empresa inglesa en nuestra provincia participaba de la producción, controlando el 70%, y se hacía cargo de toda la comercialización. En ese marco de movilidad, todas las empresas fueron obligadas a formar parte del pool.
Historias locales
La competencia de precios fue desleal, tratando de sostenerse entre las pequeña fronteras de margen que posibilitó el arreglo con La Forestal. Las pérdidas fueron letales para Jalón Ltda. Pese a que el pool se mantuvo con este funcionamiento hasta 1923, dos años más tarde, en 1925, Femenía vendió su empresa a Gustavo Lagerheim, de Quebrachales Fusionados. Las crisis mundiales posteriores llevaron a que el uso del tanino mermara, generando superproducción. La Forestal conformó un nuevo pool en 1926, esta vez para controlar el flujo productivo. Algunos años más tarde, la ex empresa de Villa Jalón quedó en manos del monstruo británico. En 1935 la fábrica dejó de funcionar definitivamente. Más de trescientos obreros quedaron en la calle. El pueblo se desmanteló y sólo quedaron cimientos y ruinas que el tiempo y algunos hombres se encargaron de borrar. Sólo quedó en funcionamiento la escuela, como un símbolo de la sociedad que casi fue, o que fue por un tiempo. Basta decir que esa escuela se mantuvo en el mismo establecimiento hasta 1998, para dimensionar su valor sígnico, y de paso, la desidia gubernamental. LA MARCA DE LO QUE NO FUE Pueden recorrerse los cimientos hasta llegar cerca de la vera del río Negro. Volver a destino es más fácil. Difícilmente los brazos choquen con las ramas. O tal vez no importe. Seguramente el ángel de la Historia ha pasado más de una vez. Tal vez se quedó a tomar unos mates. Pensando en las contradicciones históricas o en las anacronías. Mirando a los alambrados, capaz. Volviendo a pensar. La ubicación de estas fábricas en el Chaco signó el desarrollo espacial tanto en lo que se refiere a la estructura territorial latifundista como a la red urbana territorial que se concentró en torn de estos centros fabriles. La caída de la
producción taninera trajo como consecuencia el incremento de la desocupación. Se sumó un proceso de despoblamiento y migración hacia las periferias de los centros urbanos. La actividad económica algodonera estableció nuevas fronteras, desplazando la ocupación territorial, generando nuevos conflictos, contradicciones y matices. Villa Jalón es la marca de lo que no fue. Quedaron truncas relaciones sociales, generaciones, posibilidades de estabilidad. Es el símbolo de una forma de explotación que no sólo moviliza e invisibiliza a los hombres y mujeres, sino que arrasa, si es necesario, con las posibilidades de comunidad. Pero también repercute en la memoria. Una vez afuera del predio, pasado el alambrado, queda mirar una vez más. Pese a que en el año 1993, Villa Jalón y varios corredores de la ruta del tanino fueron declarados lugares históricos por decreto, el alambrado vuelve a mostrar las fronteras de lo económico. Los alambrados rodean los cimientos de la fábrica. Cuesta entrar, cuesta ir a conocer, cuesta recordar; y, nuevamente, cuesta entablar comunidad. Hay que golpear las manos y pedir permiso para conocer un espacio que pertenece a la memoria chaqueña. Saltar o escurrirse por debajo del alambre. O pedirle a
las maestras de la Escuela Nº 81 que muestren (porque ofician de archivistas), que relaten (porque ofician de etnógrafas) o que indiquen (porque ofician de arqueólogas). Al salir conviene pasar un rato por lo de Marcelino Fernández, por las dudas. Agradecimientos: a la Municipalidad de Tirol, al historiador Héctor Rodolfo Encinas y a las maestras de la Escuela Nº 81 “Josefa Femenía”, por la documentación ofrecida.
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Proyectos Culturales
Llegó la hora de dar Desarrollo Adolescente Regional (DAR), es una agrupación formada por jóvenes de Margarita Belén que viene realizando actividades desde 2009. El año pasado, Instituto de Cultura del Chaco les aprobó un proyecto cultural mediante el cual adquirieron recursos para poder desarrollar su programa radial de forma itinerante. Después de haber realizado un corto-documental donde se retrata el desconocimiento que existe en el pueblo sobre la masacre del 13 de diciembre de 1976, la agrupación siguió trabajando en pos de recuperar una identidad, que según ellos mismos, hoy se encuentra en jaque.
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Por Alejandro Bojanovich
El mayor desafío de cualquier grupo que pretende objetivos a mediano y largo plazo no está en “poder hacer algo”, sino en poder darle continuidad a ese “hacer”. Sobre todo si ese grupo está integrado en su mayoría por chicos y chicas menores de veinte años. Romper las barreras que impone el mundo adulto, a veces “tan corto de vista”; romper las barreras que imponen las dinámicas de los “pueblos chicos” que conjuga muchas veces las faltas de expectativas, ligado a lo económico, a la falta de trabajo y un futuro que se divisa por momentos borroso, es un doble, un triple desafío. Pero ese desafío también es el que empuja a soñar, a “querer hacer” y a querer hacer en el tiempo, por uno mismo, por los otros; por todos. Oriunda de Margarita Belén, Yanina Gómez es trabajadora social y desde hace cuatro años actúa como coordinadora de DAR (Desarrollo Adolescente Regional). “La agrupación surge en 2009 por un grupo de chicos que estaban en la escuela municipal de folclore. Cuando terminaban las clases nos quedábamos charlando y así se fue dando; ellos fueron pidiendo y yo fui dando lo que podía. Tenían ganas de hacer cosas, me tiraban sus ideas y yo básicamente lo que hacía era tratar de ver cómo se podían concretar esas ideas. Todo lo que hicimos fue a base de diferentes proyectos. Si había un proyecto en la Nación, en la provincia, en cualquiera de las instancias que nosotros podíamos poner algo lo hacíamos. Y así nos fuimos armando”, cuenta Yanina. Siempre existió una tendencia, sobre todo des-
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de fines de los ‘90, de asociar distintas problemáticas con los jóvenes. Nos acostumbramos a escuchar charlas, conferencias, cursos, etcétera, de nombres tales como “Los jóvenes y el alcohol”, “Los jóvenes y las drogas”, “Los jóvenes y la violencia”, como si estos fueran problemas que afectan sólo a un segmento y no males que afectan al conjunto de la sociedad. Como si fuera poco, a esto podríamos sumarle las fórmulas establecidas de que los jóvenes “son desinteresados”, “no entienden nada y sólo les interesa la joda”. En este sentido, la elección del nombre DAR no es arbitraria, no responde solamente a un mero juego de palabras. “Siempre íbamos a los encuentros y eran ‘los chicos de Margarita Belén’, entonces dijimos, tenemos que tener un nombre porque veíamos que las demás agrupaciones tenían y significaba dar un paso más, darle como más forma a lo que veníamos haciendo. Un día empezamos a tirar nombres e hicimos ese juego de palabras. A los chicos les gustó que haya quedado esa sigla, porque ellos sentían que tenían mucho para dar y fue justo cuando estaban escuchando la canción de Fito Páez que cerró y que a todos les gustó el tema de la letra, el tema de lo que significaba el dar y no simplemente estar”, explica la Coordinadora. RADIO ITINERANTE Tal como lo expresa la Ley Provincial Nº 6255 “la Cultura es un derecho humano inalienable y el Estado su garante indelegable”. El Estado “es el responsable de fomentar y aplicar políticas de protección y promoción de la diver-
sidad cultural, promoviendo el desarrollo del pueblo chaqueño en general y de cada uno de sus habitantes en particular”. La aplicación de esta Ley, que constituye un logro histórico de la primera etapa de esta gestión de cultura, permitió entre otras cosas importantes, la promoción, fortalecimiento y producción de más de 200 proyectos e iniciativas culturales independientes en más de 15 localidades de nuestra provincia. Es a través de estos proyectos que la agrupación consiguió financiamiento para la compra de equipos, que les permitió hacer su programa de radio de forma itinerante. Explica Yanina que para el armado del proyecto contaron con la ayuda del director de la radio, quien los asesoró en la parte técnica. “Al principio no teníamos idea de lo que estábamos pidiendo, no sabíamos bien lo que queríamos hacer. Fuimos y le dijimos al director de la radio, mire, queremos hacer esto y él nos dijo van a necesitar tal y tal cosa. Entonces fuimos y averiguamos los montos. Con la primera cuota del proyecto aprobado se compró parte del equipo y con la segunda cuota se compraron los elementos restantes; dos antenas, cables, el receptor y el emisor, uno que está en la radio y el otro que tenemos nosotros”. El programa se llama “La hora de dar” y anteriormente pasó por varias emisoras, días y horarios; se emite actualmente los sábados a las 19, por radio Margarita Belén en el 89.5 del dial. La idea principal y fundamento del proyecto es la de poder hacer el programa en directo desde los diferentes barrios, plazas, es-
cuelas y centros comunitarios del pueblo. Este permite una forma de trabajo y sobre todo de participación que rompe los esquemas tradicionales de la mayoría de los programas radiales. El hecho de estar transmitiendo desde un lugar público permite que los oyentes dejen de ser participantes pasivos, o dejen de hacerlo al menos a través de las formas tradicionales de participación como los teléfonos, cartas, mensajes de texto, etc. La dinámica que plantea el grupo para la realización del programa no sólo juega con las formas de participación, sino que permite además el juego de cambio de roles al invitar a que cualquier persona, sobre todos los jóvenes, se sumen a la transmisión, lo que convertiría a este participante en un locutor, columnista o productor más. “La idea es que cada vez que haya algún evento en el pueblo podamos transmitir con los chicos y que cualquiera opine sobre lo que está pasando en el momento. Transmitir en vivo los eventos que se hacen en el pueblo, poder estar. Ir a los barrios pero fomentar que nos inviten, que la gente pueda sentir el programa como suyo. Proponerles a los chicos y chicas que nos digan el día que quieran que estemos en su barrio; que la persona que nos invite nos dé el lugar para enchufar y transmitir al aire libre e ir cambiando de barrio a medida que nos vayan invitando, esa es la idea”, cuenta Yanina. En cuanto a la producción general, en las reuniones del grupo los chicos eligen un tema del que quieran hablar. A veces cuando todos pueden se reúnen entre semana, sino los sábados, y ahí se plantean lo que se va a hablar el próximo programa. Los temas varían entre la historia, valores, cuestiones culturales, enfermedades de transmisión sexual, o problemas que pasan en los boliches, lo que pasa en la escuela, lo que van encontrando en internet o en las noticias y les llama la atención. La idea justamente es generar el debate. La conducción la hacen entre todos; todos hablan, todo el que se quiere sumar, el que quiere opinar, los que se quieren acercar a la radio. “Todos investigamos, todos buscamos información, charlamos y de eso sale el programa. Si bien tenemos un esquema armado tratamos de que sea más espontáneo. Al principio era como muy leído porque no teníamos experiencia y después lo tratamos de hacer un poco más informal, más didáctico y nos dimos cuenta que a medida que mejoraba el programa teníamos más audiencia, a la gente le interesó más. Lo que nos sorprendió fue que nos escuchan muchos padres”, recuerda David, integrante de DAR.
IDENTIDAD Y POLÍTICA Cuando la agrupación comenzó a dar sus primeros pasos allá por el 2009, fueron varios los obstáculos que se presentaron y que la coordinadora, junto con los primeros integrantes tuvieron que sortear. Uno de esos obstáculos fue la idea de “política” entendida como “política partidaria” y por ende la idea de que todo grupo que hace una actividad política, de cambio, de trabajo con sectores más vulnerables, de actividades de participación comunitaria, lo hace necesariamente en función de algún partido. Este prejuicio vinculado al “no te metás” y que sigue arraigado en muchas familias, impidió que muchos chicos y chicas se acerquen a DAR, y además, provocó que otros tantos dejaran de participar por orden de sus padres. “Con los chicos que están en el grupo se trabajó mucho para sacar el miedo a lo político. Que lo político no es lo malo; que las cuestiones partidarias o los que hacen política son otra cosa. Esto por la imagen que tenían ellos mismos del político, todo mezclado en la misma bolsa, lo cual es normal, porque los grandes también tienen mezcladas esas ideas. Ahí te das cuenta de que el problema no es tanto que se junten, no es el desinterés de los jóvenes, sino que son los padres. Muchos fueron, pasaron, estuvieron un tiempo, pero se tuvieron que ir por los padres, porque eran los padres los que
Sobre la masacre y el cooperativismo Yanina Gómez, coordinadora de DAR, brindó su visión en cuanto al trabajo que todavía queda por hacer: “Yo creo que sí se puede dar esa recuperación de la identidad. Es un trabajo de hormiga, se necesita mucho y sobre todo se necesita el apoyo de los más grandes. Los chicos lo entienden, el tema es que logren encontrar la información y superar las barreras que generan las instituciones y los adultos que no los estimulan a que hagan ese camino. Uno siempre selecciona la información que quiere que se vaya pasando de generación en generación. El problema es cuando no se selecciona ninguna, ni sobre el cooperativismo ni sobre el terrorismo de Estado, y las dos son tan ricas y de las dos se pueden aprender mucho. No se resaltan, por ejemplo, los valores de lo que fue el cooperativismo. Son valores que te ayudan a formarte como persona para después poder desenvolverte; muy diferente a nuestra generación que creció en los ‘90 y que fuimos educados en un individualismo. Nos formaron para crecer en la competencia, para competir en el mercado para ganarle el puesto al otro, que es la contracara del cooperativismo. Hoy el silencio es lo más doloroso y es la principal barrera a vencer, porque te genera un sentimiento de vacío. Porque hay muchos chicos y grandes que te dicen ‘te tenés que ir del pueblo, para ser alguien, acá se quedan los perdedores, acá se queda el que no tiene futuro’. Esta idea la generan muchas veces las personas grandes, y contra eso tratamos de luchar desde la agrupación”.
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Proyectos Culturales sostenían esta idea de ‘no te metas en política, eso es lío’. Entonces, teniendo esa presión, terminaban abandonando”, explica Yanina. Por otra parte, en los chicos que son mayores de edad y que no necesitaban la aprobación de los padres, el factor determinante para la participación es el económico. Muchos jóvenes tienen que trabajar para mantener o ayudar en sus hogares; al no existir fuentes laborales estables y al no tener otra salida, la mayoría vive de changas, de hacer cosas en la zona rural o trabajos en construcción y rubros afines. La trabajadora social y coordinadora de DAR cuenta que a muchos ya no les rendía ir al grupo. Trabajaban todo el día y los sábados que era el día de la reunión estaban ahí presentes y eran los que más ganas y más voluntad tenían, a pesar de que a los viajes ellos nunca podían ir. Así fue al principio, pero luego se veían forzados a dejar de participar. VERSIONES DE MARGARITA Sobre el tema de la identidad, Yanina explica que la masacre del 13 de diciembre de 1976 es vista por muchos como una cruz, como un estigma que ha marcado para siempre a los pobladores del lugar. Además, el hecho de que en otros tiempos Margarita Belén haya sido considerada la “cuna del cooperativismo” y que hoy queden solamente vestigios de eso, contribuye en parte a esta falta de identidad. Por un lado en los adultos se generó un silencio que fue tapando la historia con los años; y por otro lado en los jóvenes se generó el desconocimiento de una historia que en partes les sigue vedada. “Nadie habla de la importancia de Margarita Belén como lugar de la cuna del cooperativismo, y nadie quiere hablar de lo que pasó el 13 de diciembre, sobre todo los adultos. Dicen que se olvidaron de que ellos hicieron algo bueno como pobladores. Que construyeron un pueblo en base al cooperativismo y que un hecho que por esas cuestiones se dio en territorio nuestro, y que no involucró a ninguno de los que estaba acá, hizo que todos hablen de eso y se olviden de lo otro. No se habla de ninguna de las dos cosas y cuando los chicos tienen que decir de dónde son y qué hay ahí, queda un espacio en blanco. No se identifican con un pueblo cooperativista ni se identifican con un pueblo en que pasó este hecho histórico”, dice Yanina. En este sentido es que uno de los primeros trabajos que realizó la agrupación fue el de un corto-documental llamado “Juicio de la masacre de Margarita Belén”, donde se retrata el
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desconocimiento que existe en el pueblo sobre los fusilamientos. En algunas escuelas de la zona, donde los chicos quisieron pasar el documental, no hubo mucho interés por parte de los directivos. Lo exhibieron en la plaza y en unas jornadas organizadas en la escuela primaria para adultos, donde tuvo una recepción muy importante y donde se generó un debate interesante. Lo que sorprendió a los integrantes de DAR, fue que muchas de las preguntas las hacían los mismos docentes y que esas preguntas demostraban un desconocimiento general acerca del tema, lo que llevó a los mismos chicos a cuestionarse sobre la forma en que se trata el terrorismo de Estado en algunos establecimientos. CONTINUAR TRABAJANDO Hoy las energías de la agrupación están en seguir desarrollando su radio itinerante, en afianzar el grupo y poder sumar más gente. También como objetivo a mediano plazo está la idea de obtener la personería jurídica que les permitiría poder ampliar los horizontes de trabajo. “El objetivo de acá en más es tratar de lograr que se sumen más chicos y que ellos puedan organizarse solos, que puedan resolver algunas cuestiones y que no dependan de una coordinadora, porque estaría generando lo mismo de lo que quisimos despegarnos al principio, alguien que les esté diciendo qué hacer. Las veces que los chicos dijeron ‘nosotros tenemos ganas de… se planificó, se concretó, se presentó pero nunca quedó en ‘a idea de…’. Siempre por lo menos lo intentamos. Algunos proyectos ganamos, otros hemos perdido pero siempre se intentó. Si uno quiere algo hay cosas que se pueden hacer y que no es que tenemos que estar esperando que nos estén dando, que siempre nos estén diciendo qué hacer, cómo hacer. Apuntábamos a eso, a una formación, que se den cuenta de que ellos mismos pueden; y que no es menor acá la cuestión de vivir en el pueblo”, fundamentó Yanina.
Siempre indio El personaje de este cuento es sólo literario; la situación juega en esa delgada línea de lo real y ficcional. Imagina a alguien que resiste la aculturación desde su ser.
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Por Miguel Ángel Moreyra Docente y escritor
La oficina de territorio está ahí, inicial como el poblado. Su fachada alta, como sus puertas y ventanas, protegidas de hierro liso, emerge a la entrada del caserío. Un edificio pintado a la cal y lateral a la Casa de la Gobernación del Chaco. Construcción de pasillos extensos y pisos de baldosados amarillos. Adentro, lucecillas y sombras entre puerta y puerta; rumor interior de ventiladores de techo, bombillas de luces tenues y sucesivas. Puertas marrones y picaportes de bronce. Sonidos de golpeteos de máquinas de escribir. Rumor de voces, ecos confusos que van y vuelven. Una luz solar que penetra por la puerta principal y que se extiende por el interior hasta apagarse en el fondo, bajo una ventana interior. Al entrar al edificio, a un lado, un espacio pequeño y cuadrado; abertura diminuta donde cuelga una cartelillo que dice Mesa de entradas, metros más allá, otra oficina que reza también en su cartel, pero en letras blancas sobre un fondo negro, Cobro y estampillado, y frente a esta, la otra oficina de Marcas y señales, y pasos más hacia el interior, dos oficinas enfrentadas en las cuales se indica, en una, Archivo general y en la otra, puerta de doble hoja, Juez de Paz. En la oficina de entrada, un pequeño armario con estantes repletos de papeles ordenados. Un escritorio con tintero y un manojo de sellos oficiales. El responsable del lugar, un hombre de figura ancha y oscura atiende la entrada y salida de papeles; aquellas notas de pedidos y esas de solicitudes, sellados de uno y otros. El trabajador es un hombre silencioso, pulcro y efectivo. Su mirada de ojos negros, como achinados, en aquel rostro de pómulos salientes, deja trasuntar una seguridad en el oficio. De su boca de labios gruesos -dentadura de dientes rígidos- sólo se oyen palabras necesarias Buen día señor�buen día señora�Aquí pase�por allá por favor� El empleado de cabellera negra, peinado duro, atiende desde horas tempranas aquella dependencia. Siempre de actitud seria, jamás se lo vio sonreír con
las personas, sólo gestos de cabeza, breves palabras, recibe y entrega tal o cual papel; un operario vestido con uniforme reglamentario como lo dispuso el juez de Paz, el doctor Máximo Zaldívar, quien lo agenció para esa tarea una mañana de junio y dejó en claro -a cuestas de las opiniones de otros empleados- que éste gozaba de su total confianza para el trabajo. Desde entonces, Pedro Moro, va a esa oficina pública y cumple su horario al pie de la letra y más aún, sin ausencias marcadas en su legajo. Aprendió la escritura, aritmética y lectura con los Misioneros de la Misión Nueva Pompeya, allá en el noroeste del Chaco montaraz. Habla a la perfección la Castilla, el francés y con toda soltura los idiomas qom, wichi y mocoit. Sin embargo, sólo dialoga francés con el doctor Zaldívar, cuando este le solicita ciertos papeles para su firma, y logra hablar con él unos instantes, fuera de eso, jamás se lo oye pronunciar otras palabras que no sea en idioma de la Castilla. En las cercanías del río Negro construyó una casa de ladrillos asentada en barro. En aquel fisco ribereño y de profusas arboledas, hizo aquella construcción a dos aguas, con amplias ventanas y una puerta también enorme. Se sabe que Pedro Moro no tiene familiares en Resistencia y que tampoco los posee hacia el Norte, de donde es oriundo. Un día apareció con aquellas tropas que volvían del Norte y sin más, se afincó en la zona costeña del río Negro. Lo que se ignora es cómo se conocieron el doctor Zaldívar y él. Alguien alguna vez comentó que medió cierto libro francés y que el natural lo leyó a la perfección y que para el juez de Paz fue una fascinación; otros, que en realidad, Pedro Moro, era hijo bastado de cierto hacendado de aquella región y amigo del doctor Zaldívar, lo demás, se entendía por decantación. Lo cierto es que el mismo juez de Paz lo nombró para esa tarea administrativa y Pedro Moro cumple su actividad diariamente. El empleado viste, desde entonces, camisa blanca con corbatín, pantalón liso azul, zapa-
tos negros acordonados. El mismo doctor Zaldívar le asignó esa vez un gasto extra para su vestimenta reglamentaria. El patio de la casa de Pedro Moro es de grandes dimensiones; naranjales aquí, pomelares allá, varias plantas de plátano y por supuesto, innumerables especies de arboledas autóctonas. En el interior de la casa, hay una habitación grande, sólo una mesa y dos sillas. Luego, en un extremo, cierto armario con otros dos uniformes de trabajo. Cuando Pedro Moro regresa de su trabajo, se desviste totalmente, coloca el uniforme en aquel armario y sus zapatos en la parte inferior. En ese instante extrae de un cajón un cuero ancho y se coloca en rededor de la cintura, sosteniéndolo con otra tira de cuero más fina. Pedro Moro desparrama su cabellera y se la ata con un trapo de colores. Toma una bolsita pequeña, con ciertas tinturas y se hace rayas azules, rojas, negras sobre el rostro y los brazos. Así, con ese aspecto, se dirige hacia la parte de atrás de la casa, en la costa del río donde posee un toldo de palos y cueros, y con arco y flechas terciadas a la espalda, lanza en mano se sienta frente al agua oscura del río y entonces canta melodías antiguas de los qom. Es la sangre primigenia que corre en él desde tiempos inmemoriales. En horas de la noche, enciende fogatas y permanece junto al fuego, y su rostro y toda su figura son entonces formas de otro tiempo, en este tiempo territorial del Chaco. Pedro Moro, siempre indio, pesca, caza, duerme en su toldo, su verdadera casa; la otra, la de ladrillos, ventanas, puertas altas, esa es sólo una cosa de apariencia necesaria. De mañana, a horas tempranas, el empleado oscuro y robusto, rostro limpio, en uniforme reglamentario atiende en silencio la oficina pública de Resistencia inicial.
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Historias locales
Eugenio Pushong, un médico de la India en la cresta del siglo XX
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Por Daniel Chao
Los movimientos migratorios son una constante histórica. Los seres humanos se han desplazado -empujados, por lo general- continuamente por todo el planeta. Desastres, guerras, hambrunas, dinero, posibilidades de explotación, condiciones de explotados, expansión, ocupación y destierros, han sido motivos de enormes movilizaciones humanas. Nuestro territorio, devenido en provincia hace más de 60 años, tiene en su trama histórica una matriz de desplazamientos. No sólo por la llegada de inmigrantes desde la misma fundación de Resistencia, sino, y sobre todo, porque se ha empujado a los aborígenes a los márgenes provinciales y a las barriadas citadinas para ocupar sus tierras. Aunque parezca, esta no es introducción a un análisis periodístico o sociológico respecto de los andariegos grupos de hombres y mujeres. El párrafo anterior funciona en realidad como disparador de una gigantísima pregunta. ¿Qué pueden generar el colonialismo, la Segunda Guerra Mundial, el odio racial y religioso, la muerte de Gandhi, las políticas inmigratorias argentinas, la provincialización de Chaco y las plagas desatadas por la explotación de la naturaleza y la opresión sobre los hombres? Una posible -y real- respuesta fue la llegada de un hombre a los suelos chaqueños. Ese hombre se llamó Eugenio Pushong, el “médico hindú”. CONDICIONES DE MOVILIDAD: EL NACIMIENTO Eugene Lepold Ciril Pushong nació en la provincia de Sindh el 18 de noviembre de 1911. Su nacimiento estuvo signado por un futuro de movilidad constante. Madre holandesa, padre hindú, lugar natal conflictivo. Sindh es hoy un estado de Pakistán, pero hasta las primeras cinco décadas del siglo XX formó parte de la India, colonia inglesa. En ese territorio, en las postrimerías del XIX, comenzaron una serie de movimientos que bregaban por mayor participación de los nativos indios en las decisiones políticas y económicas de su país. Pero recién cuando Eugene llegaba a los diez años, los movimientos musulmanes e hinduistas se estaban radicalizando. Esta radicalización te-
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nía, sin embargo, una contradicción de base. Ambas corrientes religiosas se unían para pedir la independencia del imperio británico, sin embargo, sus preceptos dogmáticos los separaban. En ese surco estaría el germen de una escalada de violencia y odio.
migratorio. Conoce a una hermosa tana, simpática y de linda voz, según cuenta Rachelle (la hija de Eugenio). Brava también parece que era. Se casan y esperan el final de la guerra. Los aliados ganan. Eugene y su italiana se fueron para India.
En la transición de la niñez de Eugene hasta los años en que comenzó sus estudios, la India fue un hervidero. Masacres, rupturas de alianzas musulmanes-hindúes, censura británica a la prensa o la aparición de Mahatma Gandhi que había abandonado el sur de África, y estaba a la cabeza de la liberación de su país. A medida que India se acercaba a su independencia, las comunidades religiosas iban distanciándose.
Durante esos años Gandhi avanzó a pasos agigantados. Los movimientos independentistas ligados al líder pacifista sufrieron centenares de muertos y miles de detenidos. Gandhi se oponía públicamente a la guerra. Los británicos lo detuvieron en 1942 y lo liberaron en 1944, meses antes de la victoria sobre el nazismo. Su salud se deterioraba. En el ‘43 los movimientos de la órbita del Mahatma se habían aquietado, fruto de la represión. Al finalizar la guerra, los ingleses anunciaron el traspaso del poder a manos indias. Eugene trabajaba en su clínica, atendiendo enfermedades infectocontagiosas. La India británica se divide en dos estados: la Unión de la India y el Dominio del Pakistán. Hindúes y musulmanes divididos. Pushong es movilizado otra vez. Pero en esta ocasión por esas líneas imaginarias que causan matanzas. Fronteras, le llaman. Dos bandos que odian. Para 1946, Pushong, en su mismo lugar de nacimiento, pasó de indio de la Commonwelth a parte de la Unión pakistaní. También, en 1946, pasó de batallador médico, a padre-batallador médico. Ese año nació Rachelle Dawn, su hija.
Para los años ‘30 Pushong ya había estudiado medicina. De especialidad cirujano, sin embargo, se dedicó a curar las plagas que se generan en condiciones sanitarias de un espacio geográfico vaciado por la codicia: tuberculosis, viruelas, paludismo. A finales de esa década Alemania invadió Polonia. Fue el inicio de la Segunda Guerra Mundial, y Gran Bretaña formó parte de las Fuerzas Aliadas. El nazismo era el enemigo, y las condiciones políticas de India -y del mundo- cambiaron. LAS GUERRAS Y LA MOVILIDAD: VOLUNTARISMO Y EXILIO Inglaterra llegó a un acuerdo informal con los líderes de los principales movimientos independentistas de India. Vencido el Eje se iniciaría formalmente el proceso de la independencia definitiva. A cambio, India destinaría soldados a los frentes que sean necesarios. No podía ser de otra manera: cómo hablar de una lucha a favor de la democracia mundial, en contra de totalitarismos, cuando en las colonias la democracia era frenada a palos. Gandhi lo supo, y se opuso. Sin embargo, y por el acuerdo, millones de indios se alistaron a las Fuerzas Aliadas. El ejército voluntario más grande del siglo XX. Eugene Leopold entre ellos, como médico, en las campañas del norte de África, Siria, Egipto e Italia. Primeras movilidades de Pushong. Cuando el ejército británico avanza sobre tierras italianas, Pushong tropieza con el amor
En ese contexto sociopolítico, la guerra civil era un hecho. Entre 1946 y 1947 murieron más de 5.000 personas por los enfrentamientos entre musulmanes e hindúes. Ambos querían ser un Estado-religión, copar el espacio de India. La solución fue la división. Se formaron en 1947 la India y Pakistán, como estados independientes. La violencia no terminó allí, no obstante. En el ‘48 asesinan a Gandhi. Las condiciones de vida son insoportables. Pushong y su familia se exiliaron a Inglaterra el mismo año del asesinato del Mahatma. El exilio, otra forma de movilidad. La guerra civil empujó a los Pushong a vivir en una carpa, como refugiados, en la fría roca inglesa. Eugene había tratado como médico en
la retaguardia del frente aliado a los refugiados de la Segunda Guerra Mundial. En el ‘48 y por seis meses, él y su familia estarían en las mismas condiciones. Absurdo, para Rachelle. EL INMIGRANTE NO-GRINGO A finales de la década del ‘40, el peronismo abrió las compuertas del país una vez más. Nueva política inmigratoria argentina. Las unidades semánticas que circulan imaginariamente a nivel social se interponen frente a Eugene. Argentina se presenta como la América a hacer. Como el paraíso del mundo, parafraseando a Rachelle. En 1949, Eugene Leopold Ciril Pushong y su familia, luego de un extenso viaje en barco, pisaban puerto argentino. A partir de ese momento el médico pasó a llamarse Eugenio Leopoldo Cirilo. Castellanizado. Al menos conservaron su apellido. Y el nombre completo de Rachelle Dawn, por suerte. Políticas inmigratorias, la movilidad incentivada. Movilidad al fin. En esos años, Ramón Carrillo estampó su huella sobre la función médica. Se crea el Ministerio de Salud Pública. Tiempo después de haber llegado a Argentina, Eugenio se traslada a la recientemente legalizada Provincia del Chaco. Pushong no pudo revalidar su título, por desconocimiento del idioma. Pero gracias a sus años de experiencia en epidemiología empezó a trabajar desde el ministerio. En Chaco no estaba legislada la actividad médica, y todo costaba un poco más. Las funestas explotaciones forestales y sus residuos industriales, sumado a las pésimas condiciones sanitarias de la provincia, fueron la base desde donde el “médico hindú” comenzó su labor. Esa labor fue múltiple: científica, clínica, intelectual, humana. Anduvo el Chaco, dicen. Circuló, dejó huellas de trabajo. Estudió, preguntó, se ensució las manos antes de escribir. Después escribió y se volvió a ensuciar. Aprendió el idioma con el diccionario en la mano, y hablando con el otro, por supuesto. Desplegó su experiencia en el campo. Desplegó su experiencia de guerra. Desplegó, por qué no, su experiencia en la movilidad permanente. Recorría distancias enormes en un jeep destartalado, según las precisas palabras de Rachelle. Iba con constancia al leprosario de la Isla del Cerrito. Conocía el Chaco en sus diferentes direcciones. Es lo que hace una persona que quiere hacer. Y el quería combatir enfermedades, hacer medicina preventiva. Estudiaba hasta entrada la madrugada, hacía estadísticas, encuestas. Todo el arsenal positivista de estudio de casos, en pos de localizar el problema y poder comba-
tirlo. Arsenal y combate, vestigios de guerra. Rachelle, cada tanto, lo miraba estudiar. En el año 1957 se reglamentó en el Chaco el ejercicio de la profesión médica y sus ramas auxiliares. Se creó también el Consejo de Sanidad. Los marcos regulatorios chaqueños propios del arte de curar se estaban afirmando. Sin embargo, Pushong no podía hacer clínica por su cuenta. Ese mismo año lo nombran Jefe del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Chaco. Desde esa función dirigió las campañas contra el paludismo y la viruela. Además, fue el iniciador de las fumigaciones contra la vinchuca, como método preventivo del Mal de Chagas. Era fuente de consulta constante por parte de sus colegas locales. Formó equipos médicos especializados y continuamente capacitados en enfermedades infectocontagiosas. Pese a su intenso trabajo, Pushong y su familia siempre vivieron económicamente muy ajustados (frase de Rachelle). En 1962 gana una beca para estudiar un año en San Pablo, Brasil. Ya habían nacido tres hijos más: Mariana, Claudio y Adriana. Tenía el reconocimiento de ser uno de los mejores epidemiólogos de todo el país. La gente de Chaco llegaba a su casa particular de la calle Corrientes 88, para consultas de todo tipo. Publica numerosos artículos sobre Chagas y parasitosis (algunos todavía se encuentran en la web, signo del poder de su trabajo), de gran nivel estadístico. A finales de 1963, por decreto gubernamental, se lo autorizó a ejercer la medicina como médico particular. Abrió su consultorio junto a su colega local López y Rouseau a principios de 1964. Los nervios de la guerra lo habían llevado al cigarrillo y el 27 de marzo de ese mismo año, murió de cáncer pulmonar. Lo velaron en la Casa del Médico. En la entrada hubo cinco cuadras de autos y gente para despedirse. Para qué citar la fuente. UN FINAL QUE ES UN PRINCIPIO Repregunta: ¿Por qué la trama histórica puede depositar a un hombre a más de 15 mil kilómetros del lugar donde nació? Re-respuesta: Porque lo que mueve a los hombres, lo que los empuja, es la codicia de otros hombres por ocupar territorio. El pedazo de tierra, las condiciones que ahí van a imperar, la forma de producir, de pensar, de relacionarse, de explotar, de dominar y ser dominado, de centralidad política, de civilización, todo eso mueve personas, también las mata, también las encumbra. Imponer mundos de vida, imponer imaginarios, fronterizar hasta donde se
pueda. Eugenio Pushong se paró en la cresta del siglo XX, en espacios donde se encarnizaron los conflictos más diversos, más modernos si se quiere. Nació colonizado, lucho para su corona, su corona creó condiciones de violencia, hambre y enfermedad, contra las que él también luchó desde su posición intelectualcientífica. Sintió la sangre y el dolor que pueden derramar occidente, el Islam político, las particiones religiosas propias de movilidades ancestrales. Tuvo que moverse para no morir, salir de su tierra, zona de matanzas religiosas, zona donde el más pacífico muere porque debe hacerlo. Pide asilo en su corona, y por políticas específicas que promueven la movilidad viene a Argentina, y llega al Chaco, que hasta poco antes era un espacio geográfico sin reconocimiento, violado, con años de explotación que generaba miserias y enfermedades. Seguramente tenía que venir, por su experiencia poniendo el cuerpo en su campo de conocimiento. Porque el cuerpo, es la primera entrada al conocimiento. El “médico hindú” es el ejemplo de un lente bifocal. Nos permite ver al Estado-Nación moderno, bajando su brazo ejecutor, trayendo, sacando, aislando, moviendo. Pero también, nos da la visión de la fuerza de un tipo que se movía por su cuenta, que se ponía en contacto, que estudiaba, se preparaba, trabajaba, y se convencía. Porque la movilidad necesita pies, y porque las estructuras no siempre salen a la calle. EL REAL-FINAL ES DE RACHELLE Mi padre era un hombre respetado, delgado, muy alto, siempre impecable. Modales de un caballero, voz dulce, sabiduría infinita. Era muy querido por sus colegas, vecinos y toda la gente que lo conoció. Se vestía de blanco. Era mi mejor amigo, tenía mucha paciencia, y me enseñaba todo el tiempo con amor. Fue un hombre muy bueno y admirable. De él aprendí todo lo que me formó y moldeó. El mundo perdió un sabio y culto hombre de la historia chiquita de todos los días. Agradecimiento: Archivo Histórico del Chaco y Rachelle Dawn Pushong.
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Las voces de las mujeres se escuchan en la tierra:
propuestas de acciones frente al cambio climático* En octubre del año pasado, en el marco de las audiencias sobre mujeres y justicia climática que el Llamado Mundial de Acción contra la Pobreza y el Grupo de Trabajo Feminista llevaron a cabo en quince países de África, Asia y América Latina, se realizó en la Casa de las Culturas la Audiencia “Mujeres y Justicia Climática 2011 - Argentina: Fortaleciendo voces, buscando soluciones”. Veinte mujeres expusieron de qué manera el cambio climático afecta sus vidas y presentaron propuestas de acción dirigidas al Estado, el empresariado y la sociedad civil. Participaron representantes de reconocidas organizaciones sociales rurales, urbanas y de pueblos originarios de todo el país. La Audiencia Argentina estuvo organizada por INDES, INCUPO y GCV, con el apoyo del Encuentro de Entidades no Gubernamentales para el Desarrollo. A continuación, CHACÚ reproduce uno de los textos de aquel encuentro.
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Por Elsa María Zaldívar Rolón Responsable de Género Cono Sur y Brasil - ALOP “La lucha tiene que ser codo a codo para defender nuestra tierra, nuestro aire, nuestra agua, nuestro hábitat. Y defendiendo todas estas cosas estamos defendiendo a nuestras familias, estemos viviendo donde estemos viviendo. La toma de conciencia en la defensa del ambiente es sumamente importante”. Jorgelina Córdoba, Pozo del Tigre, Formosa
El encuentro “Mujeres y Justicia Climática - 2011 Argentina” realizado en Chaco- Argentina en octubre de 2011 nos permite reflexionar sobre el tema y afirmar una vez más que la situación que ellas describen es una realidad que afecta a todo el planeta. Este encuentro generó propuestas dirigidas a instituciones gubernamentales de Argentina, que ampliaron su influencia al ser presentadas en la XVII Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Durban (Sudáfrica) y que, a través de la difusión de medios de comunicación -masivos y alternativos-, puedan aportar al desarrollo de la conciencia humana. Expresan la preocupación de millones de seres del mundo que probablemente aún no se han dado cuenta de las consecuencias de sus actos, adormecidos probablemente por el confort, los efectos de tantos venenos y químicos consumidos y la imposibilidad de ver el universo a través de las estrellas desde los lugares que habitan. Los síntomas y efectos del cambio climático que sentimos cada vez con mayor fuerza en todo el planeta movilizan a las mujeres rurales que representan una parte importante de la fuerza de trabajo agrícola y por lo tanto están expuestas a la contaminación causada por la liberación en el ambiente de grandes volúmenes de plaguicidas. Las mujeres urbanas
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expuestas a la contaminación generada por las industrias, humos negros, basuras acumuladas y tantos otros elementos son también víctimas más silenciosas. Las acciones que se implementan son insuficientes y lentas en relación a la magnitud del problema. Hay quienes dicen que es un fenómeno natural y que no tenemos posibilidad de incidir sobre los acontecimientos que llegarán. Ante esta posición me pregunto ¿en el desierto o en el bosque es más agradable vivir y “esperar los acontecimientos que llegarán”?, o ¿si sabemos que tendremos catástrofes naturales importantes, elegiríamos sobrellevarlas en zonas donde hay centrales nucleares o en zonas donde no hay? ¿Dónde tenemos mayores probabilidades de sobrevivir? ¿Cuál es la responsabilidad entonces del ser humano en lo que nos está pasando en relación al cambio climático? Las mujeres rurales dicen que son ellas y la población más pobre las que sufren los efectos de la destrucción de la naturaleza ya que se quedan sin leña, sin bosque, sin agua, las mujeres generadoras de vida al igual que la tierra, sienten la agresión, sienten que “bajan las defensas de los seres humanos y de la tierra”. Cándida Fernández, otra de las mujeres que participó en el encuentro, manifestó que estando embarazadas, “se están enfermando
los chicos dentro de nosotras, dentro de nuestro útero. Entonces lo que nosotras las mujeres decimos es que, por un lado, trae mucha plata para la nación, pero por otro lado, nos está matando, ya está matando a nuestros hijos dentro de nosotras (…). Los doctores jamás nos pusieron ‘esto es del agrotóxico’. Nunca, en ningún hospital (…)”. Otro aspecto abordado fue el cumplimiento de las leyes ambientales y los derechos humanos consagrados para todos y todas, especialmente para los campesinos, las campesinas y los indígenas, a quienes se les niega el derecho a la tierra propia, a la vivienda, a la educación, a la alimentación. ¿Hasta cuándo un sector mayoritario de la población del mundo debe esperar a que le sean garantizados sus derechos, cuando otro sector los tiene suficientemente y en exceso garantizados? Jorgelina Córdoba manifestó que “si cuando nacemos ya tenemos derecho a tener un lugar, una casa, a tener una educación, una alimentación, entonces tenemos esa obligación de hacer valer los derechos. Pero siempre nos callamos, somos muy pocos los que gritamos y la gran mayoría se calla y nos mira pasar”. Hay millones de documentos hablando de cambio climático, ya habremos leído, y si no, seguro habremos sentido sus efectos, por ello es im-
portante centrarse hoy en las propuestas y que estas pueden servir para adoptarlas y adaptarlas a cada región y avanzar en convertir los reclamos en políticas públicas efectivamente implementadas por gobiernos y ciudadanía. Aportando a este proceso las mujeres argentinas proponen: “La agroecología lleva como bandera la soberanía alimentaria, que es el derecho a una alimentación sana que satisface las necesidades de nuestro espíritu y de nuestro cuerpo, que representan nuestros recursos naturales y la biodiversidad que valoriza nuestra manera de producir reverenciando nuestra forma de alimentarnos.” “Que el Estado garantice que el control de los recursos naturales siga en manos de las comunidades campesinas e indígenas, de forma de que éstas puedan seguir viviendo en el campo fortaleciendo los derechos colectivos y comunitarios.” “Que los gobiernos a nivel local, provincial y nacional garanticen el abastecimiento de calidad a los pobladores, porque el agua es un derecho, no una mercancía”. “Que se pongan en práctica los principios rectores de política hídrica, la protección de vertientes, cuencas y microcuencas, promoviendo el cuidado de acuíferos”. “Que se genere mayor información sobre el derecho al agua y que se informen y difundan las leyes que están en vigencia” y “que las mujeres seamos reconocidas en nuestra capacidad de gestión respecto del abastecimiento, distribución y protección del agua”. “Políticas públicas con enfoque de género frente al cambio climático concertadas entre los organismos competentes y las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con las comunidades y grupos de base.” Y el “fortalecimiento de las organizaciones sociales de mujeres.”
Constitución Nacional.” “El uso de los recursos naturales debe estar primeramente al servicio de la producción de alimentos en el marco de la soberanía alimentaria. Esto quiere decir que la sociedad se beneficie en su conjunto a través del acceso a alimentos sanos, accesibles y culturalmente apropiados” y “El cese definitivo en el uso de agrotóxicos”. “Incorporar en los programas educativos, tanto del nivel primario como secundario, y con mayor énfasis en el universitario, a la enseñanza obligatoria.” “Los estados del mundo, como representativos de la voluntad de sus pueblos, tienen el derecho y la obligación de definir soberanamente y sin condicionamientos externos sus propias políticas alimentarias de modo que ellas garanticen el derecho a la alimentación y los demás derechos económicos, sociales y culturales necesarios.” “Que desde las organizaciones sociales, campesinas y urbanas, vaya tomando consistencia la soberanía alimentaria, como eje de discusión estratégico y fundamental para construir alternativas a la forma de producción, distribución y desarrollo”. “Fortalecer los sistemas de vida rurales garantizando a todos los argentinos un aprovechamiento sustentable y equitativo de los recursos naturales de nuestro territorio, a través de un sistema económico distinto que dinamice las economías locales, generando arraigo en las familias del campo y asegurando el derecho a la alimentación”.
“Agilizar la legalización de la tierra que están ocupando los campesinos y aborígenes, con normativas y controles que hagan que este proceso no dependa de la voluntad de los funcionarios y políticos de turno. Igualdad de oportunidades en el acceso a la tierra, infraestructura y servicios básicos.” “Que todo el proceso productivo agrario a futuro, se ajuste con la mayor rigurosidad técnicocientífica, a los principios y fundamentos de la agroecología, garantizando a los pueblos el acceso y el control efectivo de los recursos naturales y productivos para el ejercicio real de los derechos humanos aludidos por nuestra
* Publicado originalmente en el boletín digital de la Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción (ALOP), número dedicado al Día Internacional de la Mujer. Análisis, vivencias y apuestas sobre la mujer, marzo del 2012.
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Historias locales
Mural San Martin
Mural El Pueblito
Pasen y vean: 130 años de historia de Las Palmas a través de murales
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Por Sonia Evelina Stefani Directora del CEP Nº 13, Las Palmas
Pasen y vean, frase de connato mercantilista quizás, pero en este caso la oferta remite a un panorama más enriquecedor que una simple mercancía. En la actualidad se impone la necesidad de interpelar las ofertas culturales que los espacios y los responsables de decisiones y acciones, ofrecen a la sociedad. Desde esta posición, el CEP Nº 13 de Las Palmas, se comprometió siempre a mirarse para adentro y mostrar hacia afuera un conocimiento transformador. Los jóvenes son los receptores y socios de esta mirada. Todo cambia en el tiempo y en el espacio. Pero la memoria circula y enseña. Está allí, sólo hay que buscarla, escucharla y amarla para luego darle la relevancia de historia. Se conjugó entonces la curiosidad, la conciencia, la voluntad y la fresca identidad de los adolescentes buscando camino. Se impuso así la finalidad de recuperar la memoria colectiva para expresarla de la manera más elemental y bella: a través del arte. Así lo explicó Lucía Escobar, profesora del Taller de Plástica: “Quiero interpretar con los chicos la realidad, que ellos
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miren críticamente y ver si puedo lograr sacar la sensibilidad en ellos, que aflore un pensamiento estético individual y colectivo; hay mucha habilidad en los alumnos, hay que incentivarlos, que ellos encuentren cómo ser partes de su realidad”. La convocatoria se centró en el afán de contar la historia de la ciudad a través de la memoria de sus barrios, y se sumaron las manos, el tiempo y la palabra de los jóvenes. Las Palmas, con 130 años de vida, posibilitó que los jóvenes se expresaran. Los alumnos también tienen algo para decir: “La experiencia de trabajar en el taller de plástica fue algo nuevo para la mayoría de nosotros, porque no todos pensamos alguna vez en dibujar, pero la forma de trabajar todos juntos y aportando cada uno una idea diferente e innovadora fue lo mejor de todo esto porque conocimos lo bello y atrapante que es reflejar la historia a través del arte” (Johana V. S.). Las tierras colonizadas, el paisaje y sus originarios, la ocupación terrateniente, la migración heterogénea, la lucha obrera, el avance
capitalista, el mazazo rematando la fuente, el sostén laboral y social; en suma, los valores simbólicos de una sociedad expresan el pasado y el presente: “Somos palmeños, paraguayos, ingleses, correntinos, tucumanos, santafecinos, italianos, rusos, irlandeses, salteños, españoles, misioneros, franceses. Argentinos, del suelo argento, plata en latín. Somos el viento norte y la tormenta que viene del sur. Somos el río Paraguay por el que vinieron y se fueron y el Quiá por el que entraron y se quedaron. Somos palmera caranday, duro por fuera y blando adentro, somos lapacho florecido en agosto y caña de azúcar meciéndose al sol. Somos guarapo de luna nueva y lobizón de luna llena” (Marcos A. Ferrau, profesor del Taller de participación juvenil y ciudadana). Por ello, desde el CAJ del CEP N° 13, más el aporte del municipio y del Instituto de Cultura del Chaco, se abrieron las puertas de la comunicación artística, la pintura y la danza. Estética e ideas subieron al escenario de las plazas, ocuparon las paredes de las casas de los barrios palmeños y posibilitaron que las
Historias locales
Mural La Central
Mural Avellaneda
palabras se transformen en poesía. “El arte es la mejor experiencia que cada persona debería conocer porque es algo que te llena, te ayuda a expresar; y ayudó a conocer muchas cosas que desconocíamos” (Camila). “Lo más deslumbrante de todo esto es que acá en nuestro pueblo hay muchas historias, en cada barrio que recorrimos dejando nuestro arte. Además, los vecinos colaboraron con historias y anécdotas para identificar a cada barrio y esas anécdotas son muy interesantes, nos sorprendieron muchísimo, con tan sólo imaginarse cómo era todo antes y cómo es ahora uno queda impactado” (Johana y Gisella). “Somos Santa Rita florecida y la laguna en camalote. Somos El Moncholo, Punta Ñaró al frente, Sola Linda y Palermo de la Liga. Somos más que Once Unidos pidiendo pan y trabajo a San Cayetano. Somos libres, gracias a San Martín, Avellaneda y Alumni. Somos Zanja Zoró, Ará Zoro y primera luz de la patria, Luz Argentina. Somos obreros, El Pueblito y la cueva de los negros, camba cuá. Somos el Pabellón Argentino y el porvenir de la patria en la Fron-
tera del Crisol, signo de nuestro compromiso con el trabajo en los talleres. Somos funebrero, noviembre, blanco jazmín y rojo ñangapirí. Somos sapucay, gritando a Estrella Palmeña o Las Locas de la Laguna. Somos Las Palmas de Crisanto Domínguez, el escultor, el escritor, nuestro escultor, donde el calor silba en los chivatos y retuerce los espinillos. Donde la escarcha cubre el pasto y endulza la fruta. Somos monte de yarará y panal de abeja, de espina y caraguatá. Somos María para todos rescatando entre las balas de la guardia blanca a Francisco Coronel, herido de wínchester y de caña blanca. Somos Magdalena Gómez arengando a los trabajadores un primero de mayo de 1922. Somos baile santo, mascarita, Club Social, cine Iguazú luego Terraza, tereré, sindicato, estudiantina, la sede y Margarita. Somos tres por uno y el primer corte de ruta. Somos caída, diez caídas y estamos de pie diez veces más. Somos Las Palmas del Chaco Austral, eso y algo más somos” (Marcos Ferrau).
Mural Once Unidos
las disciplinas, se agrupan los jóvenes y adultos para continuar soñando, por eso pasen y vean, los ojos observan, los pies se mueven, se tejen las tramas reales e imaginarias, la escenificación histórica continúa. Están todos invitados. Pasen y vean, y comenzarán a amar la memoria de este pueblo centenario, orgulloso de su gente. Pasen y vean... Agradecimientos: Darío Cabrera (profesor del Taller de Danza), Gabriela Colman (coordinadora del CAJ) y Víctor Armella, intendente de Las Palmas.
Existe un tributo, continúa el sueño; se suman
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Ediciones Instituto de Cultura
Un premio literario
llamado a ser homenaje al Chaco
(
Por Erick Ascarza Artista plástico y músico
Es absolutamente probable que sea oriundo de La Piedad, y que siendo niño se haya caído del techo, marcando esto su personalidad múltiple, sus hábitos inconfesables y su inexplicable decisión de radicarse en La Escondida. Lo cierto es que Franco, así como cada uno de los habitantes de este Chaco múltiple también, inacabado, exuberante en su calor y su historia paranormal, es protagonista ineludible de esta exquisita antología llamada Acaso se llamara solamente Maruca. A veces mago, a veces músico. A veces vendedor de ungüentos o buscador de tesoros, en una antología de una historia única, indivisible, que nos habla de un Chaco tan mágico como real. Tan lejano como cotidiano.
Acaso se llamara solamente Maruca Franco Gariboldi Concurso de cuentos “Horacio Riveros Sosa” Primer Premio 137 páginas
Cada cuento es una pieza necesaria y precisa; estamos ante una selección que no tiene altibajos, como si se tratara de una cadena de acontecimientos comprobables. Y en eso está el gran valor agregado de esta obra: la unicidad de su voz. Una voz que se escucha no sólo en este libro sino en toda la obra conocida de Franco Gariboldi. Tal como es de esperar de artistas que comprometen en el oficio la pasión y la vida misma. En el ADN de la narrativa de Franco confluyen huellas en zigzag que van desde la novela negra al realismo mágico, por mencionar innecesariamente sabores previos. Y seguramente ingredientes que vienen de la música, de la prensa, y de la oralidad propia de los pueblos chaqueños, rica en personajes y sucesos dignos de una literatura frondosa como el monte mismo.
Al humor que le es propio (quienes tenemos la suerte de conocerlo sabemos de su fundada decisión de reírse hasta del desencanto), lo convierte en estocada fundamental en sus cuentos, al describir a los personajes y las situaciones casi con un compás tragicómico. Como si se tratara de un cronista que renuncia a la estricta objetividad y se permite la carcajada final que compartirá con el lector. Todo esto bajo la ardiente resolana chaqueña (latinoamericana, por qué no) en donde se cuecen nombres propios de pueblos y lugares que nos describen, que nos cuentan entre sus polvorientos caminos, lo que convierten a esta ficción en parte de nuestra historia real. Entonces, este libro, más que un merecido premio, se constituye en un homenaje: a los pueblos del Chaco, a los hombres y mujeres, a su historia (la del sacrificio y la sobrenatural). Y un merecido homenaje al escritor. Al artista que agita lo propio y lo ajeno. Al hombre que sin que se lo pidan lleva literatura chaqueña a lo largo de América Latina. Al amigo, cuya fórmula secreta es la palabra, el entusiasmo, la sonrisa.
Otros títulos de la colección
Sentimientos Héctor Pedro Rodríguez Concurso de cuentos “Horacio Riveros Sosa” Segundo Premio 87 páginas
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Alrededor Martín Romero Villán Concurso de cuentos “Horacio Riveros Sosa” Tercer Premio 77 páginas
Ediciones Instituto de Cultura Simultaneidades y otras yerbas
El árbol de la vida wichi Por Nuria Fleita Zain
El árbol de la vida wichi Audencio Zamora Leckott 36 páginas
Lecko Zamora abre un espacio de diálogo simple y profundo, donde el lector aprehende de los mitos fundantes del Árbol de la Vida, desde la cosmovisión wichí por un lado, y del pueblo ye´kwana de Venezuela por el otro. Sentados alrededor del autor, como si este nos estuviera leyendo en voz alta como lo hace un abuelo a sus nietos, Zamora nos “abraza” con este libro escrito en wichí y castellano. El prólogo del autor invita a reflexionar en silencio ante algo realmente grande. Las historias nos devuelven a las raíces de la tierra, donde todo explota a partir y a través de una semilla. Ideal para niños y docentes, además de curiosos que deseen conocer más de nuestras raíces ancestrales.
Dúrmitor Dice al autor en el prólogo: “Dúrmitor es la montaña de Yugoeslavia que por imposibilidad de ser trasladada hasta América tuvo que refundarse en estas tierras; y sobre todo, Dúrmitor es un desafío para que de esas mismas ruinas adorables y sagradas nosotros, los que hoy estamos, levantemos algo parecido a lo que soñaron los que nos antecedieron.
Simultaneidades y otras yerbas Comp. Patricia Hakim / Leo Ramos 120 páginas
Explica Patricia Hakim en el prólogo: “El programa “Simultaneidades y Otras Yerbas” tiene el ánimo de destacar aquellos abordajes artísticos del Noreste argentino y del paraguayo que proporcionan ciertas nociones de localidad activadas a través del arte (arte visual, música, danza, artes culinarias) y de la teoría. Para ello hemos organizado foros, publicaciones, exposiciones, traslados, intercambios. Hemos seleccionado para exponer en diversos escenarios (Chaco, Corrientes y Asunción) que hacen a este programa a un grupo de jóvenes artífices, quienes con su trabajo establecen vínculos directos con las características geográficas desde donde producen y a su vez funcionan como catalizadores de la escena a la cual pertenecen, así como de conectores entre otras regiones y la propia”.
Revista junta de estudios históricos del Chaco
Revista Junta de Estudios Históricos del Chaco Número 5 236 páginas
La Junta de Estudios Históricos del Chaco presenta una nueva edición, esta vez con trabajos y actividades relativos a los años 2009 y 2010. En esta oportunidad se incluyen especialmente los trabajos que merecieron el primer y el segundo premio en el Primer Concurso sobre la Historia de los Pueblos del Chaco, realizado en el 2009. Además, se incorporaron al contenido los textos de las disertaciones y de los paneles organizados por esta Junta en los años 2009 y 2010 como parte de las celebraciones por el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Como ya es habitual, se sumaron trabajos de cuatro investigadores sobre temas de la historia regional, temática que hace a la actividad misma de la entidad y que tiene por objeto mantener siempre vigente el interés por nuestro pasado.
“(…) No he tratado de volcar en él verdades a Dúrmitor Memorias Leva Cosanovich 91 páginas
El Chaco. Provincia presidente Perón
partir de hechos reales o imaginarios, en cuyo caso habría escrito un tratado sobre la valentía, o la amistad, o el hombre frente a la adversidad, y llamaríamos a eso un ensayo. No; este es un modesto libro de ficciones, historias no-reales, y lo he escrito porque eso es lo que hago en mi vida, y no hallo manera de honrar a mis antepasados con otra cosa que no sea lo que sé hacer, mal o bien”.
El Chaco. Provincia Presidente Perón Manuel Millán Ford 86 páginas
Dice el autor en el prólogo: “Al tiempo de la creación del Estado, y delegado de la C.G.P., integré todos los acuerdos de ese gobierno; y puestos en prisión sus integrantes, fui abogado de los mismos hasta los días en que se me procuró detener y debí exiliarme. En su hora Felipe Gallardo me hizo llegar sus memorias, que oportunamente hice llegar al Museo de la Provincia. De esa manera se debe entender este trabajo, con el valor relativo que los actos humanos tienen y en mi convicción de que la historia siempre pone a los hombres y las cosas en su lugar”.
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Al gran cuentacuentos del monte chaqueño El escritor Gustavo Roldán falleció el pasado 3 de abril, y le estaremos siempre agradecidos. Por acercar a los lectores de habla hispana tantos personajes, idiosincrasias y paisajes chaqueños. Por su literatura y por los valores que, silenciosamente, oxigenan sus textos. Por sus aportes a la promoción de la mejor literatura para niños y jóvenes y a la formación de lectores. Por su memorable trabajo de editor. Por haber sido un colaborador generoso y desinteresado del Instituto de Cultura del Chaco. A continuación, lo recuerdan algunos de sus lectores. “Dragones enamorados, un sapo cuentacuentos, elefantes extraviados y mariposas que se aman en el aire, son algunos personajes del universo literario de Gustavo Roldán. La magia del monte chaqueño y de sus personajes, ya están consolidados en la memoria colectiva de la infancia argentina de los últimos cuarenta años. Su obra literaria, sensible, crítica y profunda, revela en las voces sencillas de los animales, los conflictos existenciales que nos inquietan. Partió un escritor extraordinario y hacemos silencio, como si el ruido pudiera molestar”. Patricia Pujalte Ibarra Profesora en Letras, Magister en Promoción de la Lectura y Literatura Infantil. Profesora en la Facultad de Humanidades, UNNE
Roldán, el mejor cantor de los bosques y los bichos. Autor infatigable, promotor de la buena literatura y las originales colecciones para niños. Maestro de humor y verosimilitud. Argentino y universal. Te recuerdo siempre, en el Chaco. En La Habana. Enrique Pérez Díaz (Cuba) Escritor, editor y reconocido especialista en literatura infantil y juvenil
La obra de “el Roldán”, como a él mismo le gustaba llamarse, está impregnada de olores, sabores, colores y sonidos de nuestra tierra. Leyendo sus cuentos nos fuimos enamorando un poco de sus amigos, la iguana, el tatú, el coatí, el sapo, entre tantos otros y conociendo lo poético, lo trascendental y único que tiene cada animal del monte, cada árbol, cada pájaro, el viento y el río. A través de los animales del monte, aborda temas universales y expone valores sociales como la dignidad, el respeto, la aceptación por lo diferente y el amor por lo nuestro. En sus personajes encontramos todo el saber popular, la tradición, la picardía. Supo transmitirnos la magia de la literatura y es que para él, la magia y la literatura eran cosas exactamente iguales, “…las dos venden ilusiones, arman cosas que uno sabe que no son ciertas pero las frecuenta porque son hermosas…”. Vanina Bravo
“La primera vez que lo vi fue una noche en la Casa de las Culturas, estaba con mi amiga Isi y queríamos un autógrafo, no teníamos papel ni lápiz. Entonces se nos ocurrió pedir una servilleta y una birome pero no sirvió, porque el viejito se fue. Sus libros son hermosos, estoy muy triste porque se murió, pero yo sé que él está con los animales y los dragones”. Zoe Orellanoz 10 años, 5to grado
“(…) Me animo a postular que, si Gustavo Roldán ha escrito tan extensa y original obra literaria; si ha pronunciado como la peor maldición de dragón la falta de amor en la vida, y, al mismo tiempo, su fama hace que esa afirmación de principios fundamentales conmueva y “ablande” a muchos seres humanos, merece justamente -en la república de las letras y en el reconocimiento de sus conciudadanos- el título de Dragón Mayor”. Alejandra Liñán Licenciada en Letras. Profesora de la Facultad de Humanidades de la UNNE y en el Instituto de Nivel Terciario “San Fernando Rey”
“Fue como si el viento hubiera comenzado a traer las penas. Y de repente todos los animales se enteraron de la noticia. Abrieron muy grandes los ojos y la boca, y se quedaron con la boca abierta, sin saber qué decir. Es que no había nada que decir. Las nubes que trajo el viento taparon el sol. Y el viento se quedó quieto, dejó de ser viento y fue un murmullo entre las hojas, dejó de ser murmullo y apenas fue una palabra que corrió de boca en boca hasta que se perdió en la distancia. Ahora todos lo sabían: el viejo tatú estaba a punto de morir.” De este modo comienza el cuento Como si el ruido pudiera molestar de Gustavo Roldán, y es esta vivencia de la muerte en la ficción la que hoy, en la realidad, nos entristece. Gustavo Roldán, el Dragón Mayor, en palabras de Alejandra Liñán, será siempre un grande, como escritor y como persona. Como los animales de su cuento, lo estamos saludando por última vez y aunque ya no tengamos físicamente cerca a este amigo, a este incondicional colaborador, nos quedan siempre vivas sus historias en las que se combinan humanismo y naturaleza, imaginación, solidaridad y un profundo amor a su tierra y a su identidad chaqueña. Para quienes lo hemos conocido, deberá soplar mucho el viento para sacarnos del corazón esta piedra grande que hoy nos oprime. Silvia Robles Presidenta Instituto de Cultura del Chaco