Economía
CHINA HOY Septiembre 2020
Una canción de esperanza para la etnia wa El distrito de Ximeng, en Yunnan, ha logrado superar la pobreza a base de esfuerzo y dedicación Por MA LI Hemos iniciado una nueva etapa y llevamos una vida cómoda en una nueva casa. Los niños pueden ir a la escuela y la gente tiene cosas que hacer. Las personas de la etnia wa cantan temas acerca de la felicidad y hay cada vez más oportunidades de cara al futuro”, señala Wei Jinlong, delegado de la XIII Asamblea Popular Nacional, miembro de la Comisión Permanente del Comité del Partido Comunista de China (PCCh) del distrito de Ximeng y encargado de los trabajos judiciales. Wei, de 43 años, proviene del distrito autónomo de la etnia wa de Ximeng, en la provincia de Yunnan. Durante muchos años ha estado trabajando en la primera línea de la lucha contra la pobreza en el condado, por lo que ha sido testigo de los cambios en las condiciones de vida de sus habitantes.
Un hombre produce miel ecológica en una granja en las montañas. Gracias a este tipo de actividades, sus ingresos, así como los de muchas personas de la etnia wa, han aumentado considerablemente.
“La pobreza es un dolor en el alma” La etnia wa, conformada por unas 430.000 personas que viven principalmente en los distritos autónomos de Ximeng y Cangyuan, en Yunnan, pasó directamente de una sociedad primitiva a una socialista. “Cada pueblo toca los tambores y entona nuevas canciones”, dice la letra del tema La nueva canción del pueblo wa, que en la década de 1960 expresaba, precisamente, la alegría que todos ellos sentían ante una nueva vida que se avecinaba. “Todos conocemos esa canción, la cual resume nuestros anhelos de una mejor vida, ya que no es fácil cuando te falta ropa o comida”, señala Wei Jinlong. De hecho, cuando Wei era niño, lo normal era no tener suficiente comida o incluso pasar frío. La carne estaba reservada únicamente para el Año Nuevo. Aun así, Wei pudo terminar la escuela secundaria e inscribirse en el ejército, donde pasó cinco años, para luego regresar a su pueblo a trabajar. En 2003, cuando comenzaba a trabajar en la administración distrital de asuntos civiles, Wei Jinlong visitó la aldea de Longkan, en el poblado de Wengake, donde conoció a una niña enferma cuyos padres no tenían suficiente dinero para pagar un tratamiento. Su situación le conmovió profundamente. “La familia realmente no podía pagar el tratamiento. En ese entonces, no estaba masificada la asistencia médica cooperativa en el campo, por lo que muchos no tenían acceso a la salud. La gente temía enfermarse y no poder pagar los costos médicos, de tal forma que muchas personas mayores simplemente se quedaban en casa aguardando la muerte. Aquellos que han pasado por esto pueden entender que la pobreza es un verdadero dolor en el 47