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Jingdezhen: la capital de la porcelana china

Jóvenes artistas ven sus sueños hechos realidad en esta ciudad de larga historia

Por YUAN YUAN

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EL pequeño tamaño de Jingdezhen no ha sido un límite para su fama.

Esta ciudad fue dotada con las condiciones idóneas para la fabricación de porcelana, por lo que durante mucho tiempo ha sido la meca tanto para los amantes como para los fabricantes de este arte. Incluso, el nombre de Jingdezhen fue otorgado por un emperador que estaba enamorado de la cerámica que allí se fabricaba hace más de 1000 años.

La porcelana está por doquier en Jingdezhen, una ciudad situada en la zona montañosa de la provincia de Jiangxi. Obras de cerámica de diversos diseños, colores y tamaños dominan el lugar. Desde la antigüedad, Jingdezhen ha sido un destino para los artesanos “inmigrantes”, quienes han acudido allí desde otros confines en busca de un sustento y reconocimiento en la industria.

Esta tradición ha perdurado hasta los tiempos modernos. Junto con los artesanos, jóvenes diseñadores con renovadas ideas también han llegado a la ciudad, que se ha convertido en el lugar perfecto donde innovar y brindar mayores aportes al arte tradicional.

Una larga estancia

Ran Xiangfei ha pasado ocho años en Jingdezhen y es uno de los artesanos con más tiempo allí. La primera vez que visitó la ciudad fue en 2009, cuando estudiaba diseño industrial en la Universidad de Jiangnan, en la ciudad de Wuxi, provincia de Jiangsu.

A medida que aumentaba la producción de cerámica en China, Jingdezhen fue adquiriendo más fama al contar con todos los elementos necesarios para los amantes de la porcelana. En casi todo el casco urbano hay estudios y talleres que ofrecen cursos de corta duración relacionados con este arte. De esta forma, se puede aprender cada paso necesario para la fabricación de cerámica, desde el acuñado y lanzamiento de la arcilla hasta la pintura y cocción en hornos. Inicialmente, Ran Xiangfei pensó quedarse un mes y ver de cerca el proceso de fabricación de porcelana. “La magia de la porcelana consiste en que es fácil convertir una idea de diseño en realidad”, manifiesta Ran al semanario Beijing Review. “Es muy fácil producir porcelana en Jingdezhen, ya que es un lugar que posee una arcilla única de gran calidad y una cadena industrial completa. Mientras tengas una idea de diseño, siempre podrás encontrar el material adecuado y muy buenos artesanos que te ayuden a plasmarla”.

El gran número de jóvenes en la ciudad es otra de las razones por las que Ran decidió quedarse. “La gente joven hace que Jingdezhen sea vibrante”, sostiene Ran, quien considera que “el tamaño y el ritmo de la ciudad hacen que la vida sea más relajada aquí que en ciudades más grandes”.

Ran Xiangfei llegó a Jingdezhen en diciembre de 2013. Siete meses después, abrió su propio estudio, al que dio por nombre Yiyang Yisheng ( 一样 一生 , “una pieza, toda una vida”). “Espero que cada pieza hecha en el estudio sea utilizada por su propietario toda la vida”, explica.

Antes de abrir su estudio, Ran ya tenía experiencia en la gestión de un negocio. En 2010, cuando aún estaba en la universidad, había fundado una empresa de diseño industrial con algunos amigos, lo cual le valió varios premios internacionales de diseño. Desde la apertura de su propio estudio en Jingdezhen, Ran ha tenido la oportunidad de exhibir sus creaciones en exposiciones tanto en China como en el extranjero, mientras que el diseño único de sus piezas le ha traído un gran número de pedidos.

“No se puede esperar dinero rápido en esta industria”, advierte. “La fabricación de una obra puede tardar meses o incluso años desde el diseño inicial hasta el producto final, por lo que la paciencia es imprescindible”.

Un giro de 180 grados

Jingdezhen ha experimentado cambios rápidos desde que Ran se estableció allí. En 2016 se inauguró Taoxichuan, una comunidad cultural y creativa ubicada en donde antiguamente se encontraban una serie de fábricas de cerámica estatales que habían sido abandonadas.

Las chimeneas de los hornos de aquellas fábricas han quedado intactas en el lugar como un recuerdo del paso del tiempo, mientras que los antiguos talleres han sido renovados y convertidos en galerías de arte, centros culturales, museos, restaurantes y hoteles. Además, el lugar acoge ferias al aire libre, donde los ceramistas locales pueden montar puestos y vender sus productos. De esta forma, la comunidad ha logrado convertirse en poco tiempo en un referente de la ciudad y en un destino turístico.

Taoxichuan ha servido, asimismo, como un escenario para que los estudiantes de la Universidad de Cerámica de Jingdezhen, la única casa de estudios especializada en cerámica de China, expongan sus obras y establezcan un contacto directo con los clientes.

Zhou Xin, quien ahora tiene un estudio en Jingdezhen, es una cara conocida en la feria. Se licenció de la Universidad de Cerámica de Jingdezhen y obtuvo un máster en la Universidad de Jimei, en la ciudad de Xiamen, provincia de Fujian. Tras graduarse, regresó a Jingdezhen para establecer su negocio.

“La creatividad es el atributo al cual los profesores de la Universidad de Cerámica de Jingdezhen prestan mayor importancia, por lo que los alumnos deben hacer de cada pieza una obra de arte”, asegura Zhou. “En la feria nos encontramos con visitantes de todo el mundo que tienen gustos diversos, lo cual también es una fuente de inspiración para nosotros”.

El nombre de su estudio, Big Fish, se le ocurrió de manera fortuita. Cuando estudiaba en la Universidad de Cerámica de Jingdezhen en 2016, Zhou le pidió a un ceramista local la fabricación de un gran plato de un metro de diámetro. Mientras regresaba al campus con el plato en la mano, este se rompió en dos. Una de las mitades le recordó la forma de un pez, por lo que Zhou la pintó para que se asemejara más a esta criatura acuática y la horneó. El resultado final fue una obra inesperadamente bella. Zhou la llevó a la feria, donde causó gran sensación, tanto así que un cliente llegó a pedir 10 ejemplares.

Inspirada por este suceso fortuito, la joven comenzó a fabricar artículos con forma de pez tras establecer su estudio. Además, desde el año pasado, Zhou ha subido videos a plataformas de streaming para vender sus productos. En apenas dos meses logró vender más de 1300 artículos –cien veces más que lo que vende en la feria– por un total de aproximadamente 100.000 yuanes (15.760 dólares).

Para Mia Wu, quien se trasladó a Jingdezhen desde Shanghai hace seis meses, es en el proceso de fabricación donde precisamente reside el encanto de la cerámica. Piao ( 漂 , “a la deriva”) era el término con el que se describía a los jóvenes que, como Mia Wu, llegaban a Jingdezhen procedentes de grandes ciudades como Beijing y Shanghai persiguiendo sus sueños. Sin embargo, pese a su tamaño relativamente pequeño, Jingdezhen se ha convertido ya en un destino de ensueño para estos jóvenes.

10 de enero de 2022. Preestreno de “El espíritu de la cerámica: Bienal Internacional de Arte Cerámico de Jingdezhen 2021” en la ciudad de Jingdezhen.

Fotos de Xinhua

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