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Una renovada confianza en el mercado
Por TAO XING
AL conocer la noticia de que China suavizaría las restricciones de prevención y control contra el COVID-19 a principios de diciembre de 2022, Xie Dongfang respiró aliviado. “Ha llegado el momento de reactivar mi plan de negocio”, declara Xie, fundador de la marca de velas perfumadas ECOLIT, con sede en Shanghai, al semanario Beijing Review
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El año pasado fue difícil para Xie. “Las velas y sus envases son producidos por diferentes fábricas en las provincias de Shandong, Jiangsu, Zhejiang y Guangdong, y los sucesivos brotes de COVID-19 tuvieron un fuerte impacto tanto en la producción como en la logística”, reconoce. “El confinamiento de meses en Shanghai durante la primera mitad de 2022 hizo que el negocio se estancara, lo que a la vez me obligó a renunciar al contrato de arrendamiento de un almacén donde guardaba las mercancías”.
Sin embargo, los esfuerzos de contención de la pandemia en China mostraron claras ventajas de cara a la estabilización de la economía en los dos primeros años tras el primer brote. China fue la única economía importante del mundo que logró un crecimiento en 2020, con un alza del PIB del 2,3 %. Su crecimiento económico del 8,4 % en 2021 también estuvo entre los más altos del mundo.
El año 2022 estuvo dominado por la variante ómicron –altamente contagiosa– y vio bloqueos repetidos en muchas regiones. Estos llevaron a la grave interrupción de las cadenas industriales y de suministro, lo que aumentó la dificultad para estabilizar la respuesta ante el COVID-19 y el desarrollo económico del país. Una situación global sombría, marcada por conflictos geopolíticos, caos en el mercado energético y una lucha por controlar la inflación, tampoco ayudó.
“La incertidumbre económica provocada por la pandemia, las disputas sobre la política de respuesta al COVID-19 del país, entre otros temas, han influido en la confianza de las entidades del mercado”, manifiesta Zhang Yansheng, investigador principal del Centro de Intercambios Económicos Internacionales de China.
Para tratar de cambiar el rumbo,
China ha implementado una serie de medidas ajustadas desde noviembre pasado para alinear de mejor manera los esfuerzos contra el COVID-19 con el desarrollo socioeconómico.
Según la Conferencia Central de Trabajo Económico anual celebrada a mediados de diciembre de 2022, se espera que el desempeño económico de China alcance una recuperación general durante los próximos 12 meses, por lo que es vital lograr una confianza sostenida en el tiempo para que los diversos emprendimientos y proyectos económicos despeguen.
Gobernación según la ley
“La incertidumbre y el pesimismo sobre la economía provienen de interpretaciones erróneas del camino de desarrollo de China, como por ejemplo, si el país continuará profundizando la reforma y apertura y desarrollando la economía privada”, señala Zhang.
Algunos confunden la búsqueda de la prosperidad común con el igualitarismo, al decir que se pretende “robar a los ricos para ayudar a los pobres”. Sin embargo, el objetivo de la prosperidad común, que según el presidente Xi Jinping es una característica clave de la modernización de China, apunta a “hacer un pastel más grande” mediante el desarrollo de la economía, para que todos en el país puedan obtener una porción más grande de la torta.
Actualmente, la economía privada constituye más del 50 % de los ingresos fiscales de China, más del 60 % del PIB, más del 70 % de los logros en innovación tecnológica y más del 80 % del empleo urbano. De acuerdo con la Conferencia Central de Trabajo Económico, el país continuará consolidando y desarrollando la economía pública y alentando, apoyando y guiando el desarrollo de la economía privada.
La conferencia subrayó la importancia de los arreglos legales e institucionales para garantizar la igualdad de trato de las empresas estatales y no estatales. De este modo, los derechos de propiedad de las empresas privadas y los intereses de los empresarios recibirán la misma protección según la ley.
“Las autoridades centrales han abordado muchas veces los malentendidos que afectan la confianza del público nacional en el crecimiento económico”, dice Zhang. “Es normal tener puntos de vista diferentes y las garantías legales son fundamentales a la hora de abordar cualquier argumento relacionado”.
Ventajas palpables
Según la Administración Estatal de Regulación del Mercado, las entidades de mercado registradas de China totalizaron 161 millones a fines de junio de 2022, un 4,4 % más que en 2021, lo que indica una vitalidad económica sostenida. De estas, 50,39 millones eran empresas y 107,94 millones eran autónomos. Esas empresas son en su mayoría las pymes de propiedad privada.
En los últimos años se han implementado políticas sobre exenciones fiscales y apoyo financiero a favor de las pymes en respuesta al impacto del COVID-19. Por ejemplo, en 2022, China aplazó los pagos de impuestos para micro, pequeñas y medianas empresas para compensar el impacto del aumento de los costos.
De acuerdo con Chen Gang, propietario de una empresa que fabrica materiales de aleación en el distrito de Bowang, en la ciudad de Ma’anshan, provincia de Anhui, su fábrica se ha beneficiado de estas políticas sustancialmente. Además, otras seis empresas del mismo distrito han recibido préstamos a bajo interés y el destinatario del mayor volumen de préstamos recibió 80 millones de yuanes (11,58 millones de dólares) en los últimos dos meses.
“Es esencial que nos aseguremos de que estas entidades reciban beneficios tangibles”, considera Xu Hongcai, director adjunto de la Comisión de Política Económica de la Asociación China de Ciencias Políticas. “Por ejemplo, al abordar las necesidades financieras de las pymes, debemos desarrollar una inclusión financiera y ofrecer una gama de mecanismos y métodos de apoyo”, añade. La inclusión financiera se refiere al principio de ampliar el acceso a servicios financieros asequibles para todas las personas y empresas, especialmente para las familias de bajos ingresos, los residentes rurales y las micro y pequeñas empresas. La ONU comenzó a utilizar esta definición en 2006.
Un consenso alcanzado
“Es importante aprovechar al máximo el poder del pueblo chino”, puntualiza Zhang Yansheng. “Su fuerte aspiración por una vida mejor es un incentivo para el desarrollo social y económico”.
Según Zhang, China necesita expandir la población de ingresos medios y satisfacer las necesidades básicas de vivienda de la gente. Se considera como familias de ingresos medios en China a aquellas con un ingreso anual disponible de 100.000 a 500.000 yuanes (14.359 a 71.839 dólares). “Una vez que se hayan resuelto las preocupaciones sobre ingresos y vivienda, los residentes estarán más dispuestos a consumir, lo que a su vez promoverá el desarrollo de entidades de mercado”, explica Zhang.
Se debe satisfacer la necesidad de la población por mejores condiciones de vivienda, mientras se explora un mercado de lugares de alquiler a largo plazo. En consonancia con el principio de que “las casas son para vivir, no para especular”, China ahora tiene la intención de promover una transición de la industria inmobiliaria hacia nuevos modelos de desarrollo.
“Aunque todavía estamos experimentando en China un aumento en los contagios como consecuencia de la variante ómicron, lo que ha resultado en un menor flujo de personas en, por ejemplo, los centros comerciales, confío en que los próximos 12 meses serán mejores”, expresa Xie Dongfang.