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En la primera línea de batalla contra el COVID-19
El gran esfuerzo desplegado por los trabajadores médicos
Por WEI YAO
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EL Tercer Hospital de la Universidad de Beijing, el hospital general con el mayor número de admisiones ambulatorias y de emergencia en la capital, ha experimentado una enorme presión desde la optimización de las medidas de control y prevención contra el COVID-19 a principios de diciembre pasado.
Atención para todos
Según Tian Ci, médica asistente del departamento de emergencia de dicho hospital, en los días de mayor contagio a mediados de diciembre, su departamento recibió un gran número de pacientes infectados, con más de 1200 visitas diarias por fiebre y aproximadamente 900 ingresos de emergencia al día durante el periodo más álgido. La magnitud era tal que incluso los consultorios de emergencia eran utilizados para acomodar a los pacientes en los días más críticos.
De cara al exponencial aumento de infectados, el
Tercer Hospital de la Universidad de Beijing se aprestó a destinar todos los recursos necesarios con el fin de que ningún paciente quedara sin atención médica. En esa línea, se aumentó el número de clínicas de fiebre de cinco a 14 y se redistribuyeron más de 70 médicos y enfermeros de otros departamentos para apoyar a las clínicas de fiebre, con el fin de atender el aumento de visitas de manera más eficaz. En tanto, al departamento de emergencia, que atendía más a pacientes infectados de la tercera edad y en estado crítico, se le dotó con más de 100 médicos y enfermeros adicionales para respaldar sus labores, con lo que se pudo reducir el tiempo de espera, a la vez que se transformaron las habitaciones de infusión y los consultorios médicos en salas temporales de emergencia, gracias a lo cual se pudo triplicar el número de camas disponibles.
Tang Yida, asistente de la directora del Tercer Hospital de la Universidad de Beijing, reconoció que habilitar otras salas y redistribuir el personal médico en medio de la pandemia no fue una tarea fácil. Tras estudiar la situación, el centro médico decidió unificar los cuartos reservados para pacientes de medicina interna y aquellos para cirugía, además de reformar antiguos cuartos en unidades para pacientes de enfermedades respiratorias subgraves, con el fin de aliviar la presión del departamento de emergencia y de las clínicas de fiebre, así como para prestar atención a los pacientes críticos en el menor tiempo posible. Hasta el 3 de enero, el número de cuartos para pacientes de enfermedades respiratorias subgraves y críticas se había incrementado a 21 con 823 camas disponibles. De este modo, en apenas medio mes, el Tercer Hospital de la Universidad de Beijing logró crear un modelo de tratamiento relativamente completo de “clínicas de fiebre + departamento de emergencia + cuartos para pacientes de enfermedades respiratorias subgraves + unidad de cuidados intensivos (UCI) para pacientes de enfermedades respiratorias graves”.
El 3 de enero, el doctor Sun Yongchang, jefe del departamento de medicina respiratoria de dicho hospital, realizó una verificación del estado de los pacientes en el cuarto de enfermedades respiratorias subgraves. Junto con otros médicos, Sun hizo una ronda y preguntó por el estado de cada paciente. Además de tratar a los pacientes en la unidad de cuidados intensivos y la unidad de cuidados medios, Sun debía atender consultas externas, las cuales han crecido exponencialmente en este último tiempo. En ese sentido, todos los trabajadores médicos han tenido que redoblar sus esfuerzos con el fin de atender a un mayor número de pacientes, independientemente de su categoría profesional. Asimismo, Sun ha tenido que participar en las reuniones habituales del hospital y en las conferencias para discutir los casos de COVID-19.
Pacientes de unidades críticas
Además de médicos como Sun Yongchang, ha habido un número importante de enfermeros quienes también han sido fundamentales en la primera línea de batalla contra el virus. El 20 de diciembre, Zhao Dongfang, tras terminar sus labores en el Hospital Temporal Xiaotangshan, un lugar dedicado especialmente al tratamiento de pacientes con COVID-19, regresó al Tercer Hospital de la Universidad de Beijing, donde fue designada como jefa de enfermería del recién establecido primer cuarto de pacientes de enfermedades respiratorias subgraves. Zhao dividió al total de 29 enfermeras en cinco grupos, con una enfermera de apoyo de la UCI y otra del departamento de medicina respiratoria por cada grupo. De esta forma, se puso a las dos enfermeras con más experiencia clínica en el departamento respiratorio a la cabeza del grupo, con el fin de garantizar la calidad de la atención.
Desafortunadamente, el mismo día que Zhao Dongfang regresó del Hospital Temporal Xiaotangshan, se infectó con COVID-19 y experimentó fiebre alta y otros síntomas. Aun así, Zhao siguió trabajando durante todo el proceso de formación de equipos, tal como ha sido el caso de otras enfermeras y personal médico, quienes se han infectado con frecuencia en este último tiempo. Según Tang Yida, esto provocó una disminución de la tasa de asistencia al trabajo, que cayó al 50 % en el momento más crítico. Pese a ello, se ha hecho todo lo posible para velar por la salud de los pacientes y satisfacer sus necesidades médicas, asegurando así el normal funcionamiento del hospital.
Tang también mencionó el duro trabajo que ha sido mantener a flote las unidades de maternidad, de quimio y radioterapia, y de diálisis, donde los pacientes requieren de cuidados específicos y donde el mismo personal médico se ha visto enfrentado a un mayor desgaste debido a una menor tasa de asistencia. El 3 de enero, por ejemplo, todas las camas destinadas al tratamiento de diálisis estaban ocupadas. Según Su Chunyan, subdirectora del departamento de enfermería y jefa de enfermería del departamento de nefrología, este último se distingue de otros departamentos y unidades ya que los pacientes deben hacerse diálisis todos los días, debido a lo cual siempre se ha mantenido operando pese a la pandemia. Durante el período más crítico, se separaron los pacientes negativos de aquellos infectados con COVID-19, pero debido a los contagios entre el propio personal médico, la unidad de diálisis se ha visto enfrentada a una fuerte presión. De hecho, el 13 y 14 de diciembre, es decir, en plena oleada de contagios, solo 14 de las 29 enfermeras de la sala de diálisis pudieron ir a trabajar. Ya que estas labores requieren de un alto grado de entrenamiento, los enfermeros de otras unidades tampoco pudieron cubrir al personal contagiado. “En aquel momento les pedí a las enfermeras que igual viniesen a trabajar si podían ponerse de pie”, señaló Su Chunyan, quien conoce muy bien el duro trabajo al cual se ven enfrentadas día a día, en aras de seguir velando por el bienestar de los pacientes.
La dedicación que entregan los médicos y enfermeras es algo que los pacientes conocen muy bien. Zhao Dongfang recordó un detalle especialmente conmovedor. En la unidad de enfermedades respiratorias subgraves, donde trabaja Zhao, los pacientes están conectados a ventiladores mecánicos, por lo que les es muy difícil comunicarse. Sin embargo, a menudo levantan el pulgar para animar tanto a los médicos como a las enfermeras. “Sé que ellos me apoyan. Pese a que están muy ocupados y cansados todos los días, el hecho de ver el pulgar hacia arriba me da mucho ánimo para seguir adelante”, manifestó Zhao.