La muerte no entrará en palacio

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Literatura Hispanoamericana del siglo XX Leslie Hernández Conde Teatro Teatro universalista y nacionalista

“La muerte no entrará en palacio”

La muerte no entrará en palacio es una obra que claramente es una representación del tipo de teatro nacionalista que se preocupa por exponer problemas políticos. Evoca una patente necesidad de manifestar el descontento social que perciben aquellos pensadores liberales en busca de una autonomía e identidad nacional que les es negada. “A lo mejor es verdad que gozamos de muchas libertades. Pero me parece que no gozamos de la libertad fundamental…de ser nosotros mismos” (marqués, 1967, p 337) La estructura de la obra me evoca a algunas obras clásicas del teatro griego, como Edipo Rey y Elektra, sin embargo, en la obra de René Marqués, se respira un matiz esperanzador, pues mientras en las clásicas tragedias griegas, y a pesar de que el final de la obra se asemeja a una tragedia, manifiesta el hecho a diferencia de las anteriores, de que el destino no nos es impuesto, sino que podemos controlarlo y de esa manera decidir el rumbo de los acontecimientos que determinaran nuestras vidas. “Nada ni nadie puede imponernos un destino: lo escogemos nosotros mismos.” (Marqués, 1967, p 350) Nos revela los ideales de todo pueblo a través de la inocencia que encierra la juventud de personajes como Alberto y Casandra, quienes se ven deslumbrados y con ansías de seguir y transmitir las doctrinas de aquellos pensadores que plantean una mejora colectiva, a si mismo la desilusión y decepción se apodera de ellos, cuando descubren que dichos ideales han sido traicionados a merced de una comodidad personal y cuantificada; pero más allá de desear respirar una libertad social, anhelan una libertad más personal, derrocan deseos de grandeza o trascendencia inclinándose hacia una sencilla felicidad, ¿Por qué tratar de ser


grandes cuando se puede ser feliz? En cierta forma esa idea representa la misma tranquilidad que el pueblo desea, una tranquilidad que nace de la libertad, las oportunidades y el trabajo colectivo y no de la opresión, o del totalitarismo en que se desarrolla la historia. Muestra además, a través de una narrativa intrínseca, el deterioro que sufre el espíritu humano cuando la corrupción hace mella de sus ideales y se adueña de sus objetivos. Por una parte, el sufrimiento de aquellos que fieles aún a sus convicciones, se ven arrastrados e inmiscuidos en esa dictadura que les obliga a dar la espalda a su ideología, en el caso de doña Isabel y por otro lado, la otra vertiente, personificada en Don José, quien encarna a una figura imperialista con ansia de poder, que a pesar de, al igual que filósofos poetas y liberales, haber luchado por salvaguardar los derechos del pueblo, alguna vez; ahora es presa de nuevas ambiciones, sabe y está consciente de que sus objetivos se decantan hacia un beneficio personal, que deja atrás aquellos deseos y arquetipos que lo colocaron en el poder, pero lo acepta, desdeñando con ello su condición de gente de pueblo, estableciendo una dictadura y definiendo el rumbo de la historia. “No, no es cierto que no me importen los procedimientos. Me importan. Todavía soy capaz de sentir asco. (…) Pero lo horrible es que cada vez siento menos asco” (Marqués, 1967, p 344-345) El hito que define la conclusión de la obra, es Alberto, quién a pesar de ser idealista y tener fe, ve como sus sueños de libertad y autonomía nacional se ven derrumbados por un proyecto colonial impuesto, y decide poner fin a aquella dictadura con la muerte de Don José, y aunque no es al final el artífice de este hecho, sí es un suceso determinante en esta conclusión. La muerte en la historia no es una muerte literal como podría sugerir el fin de ésta, es una metáfora que representa la subyugación de los ideales de independencia y de autonomía de una nación. En conclusión, la muerte no entrará en palacio, es una historia que refleja un problema social, presente no sólo en un país como puerto Rico, del que es procedente la obra. No obstante, creo que el verdadero mensaje que se percibe dentro de estas páginas, es un mensaje de esperanza, la esperanza de que las cosas pueden cambiar, de que la historia no


permanece inalterable y más allá de eso, de que somos nosotros quienes escribimos la historia, de que son las personas quienes eligen su destinos y de que es responsabilidad de cada cual, negarse a vivir en la opresión.

Bibliografía: MARQUÉS, RENÉ, La muerte no entrará en palacio, en SOLÓRZANO, CARLOS, El teatro hispanoamericano contemporáneo, vol. 1, México, FCE, pp. 310-417 (Colección Popular, 61)


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