Christian Guerra – Proyectos Pedagógicos. 26 agosto 2014. Olga Rojas Torres. MITO DEL DIOS RA O DE LOS ‘’VERDIER’’ En un principio no había luz y solo existía la oscuridad. Una gran extensión de agua con el nombre de Mut. Mut era tan grande que desde el interior de la penumbra hizo germinar un huevo grande y resplandeciente. Y en el interior de ese huevo surgió Ra. Ra tenía el poder de hacer lo que quisiera, incluso cambiar de forma. Todo aquello que él nombraba, obtenía forma y se volvía real. Eran tan importante el nombre, que tenía bien secreto el suyo para que no se pudiese saber ni emplear. Ra era el "Gran Dios", dios del cielo, del sol y del origen de la vida. Ra era el símbolo de la luz solar, así como responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. Encarnaba al hombre con cabeza de halcón sobre la cual portaba el disco solar. El disco solar que regía, portaba y mantenía la energía de lo creado. El halcón, por ser el más rápido sobre la tierra, inteligencia y conocimiento, que todo lo ve y lo representa; así era Ra para lo existente. En este mito Ra representa el conocimiento supremo, infinito: ‘’Los valores Verdier’’. Con valores se quiere decir todo aquello que da vida y evolución a lo existente, el punto central del nada y para el todo. El desarrollo del cosmos, del universo y de la humanidad.
Ra se dispuso crear al sol diciendo: ‘’Al amanecer me llamo Jepri (en este mito es el valor ‘’respeto y perseverancia’’) él es el dios del amanecer y de la vida eterna, simboliza el principio de las transformaciones que experimentan los seres vivos, desde que nacen hasta que fallecen. Encarnaba al escarabajo o era representado con cuerpo humano con cabeza de escarabajo. El escarabajo representaba al Sol naciente, y era símbolo de la resurrección. En vida proporcionaba protección contra el mal, visible o invisible, dando fuerza y poder. En la muerte, significaba resucitar y alcanzar la vida eterna; al mediodía Ra (Halcón, en este mito es el valor ‘’laboriosidad’’) él es el dios del mediodía, del sol; y al atardecer Jnum (en este mito es el valor ‘’humildad’’) él es el dios de la noche, de la fertilidad y guardián de las aguas. Fue representado como hombre con cabeza de carnero, el carnero representa el encargado de la tierra y el conocedor de la vida natural. Y entonces, el sol floreció por primera vez iluminando la oscuridad, se engrandeció sobre el horizonte y al atardecer descendió para ocultarse. Luego nombró a Shu (en este mito es el valor ‘’valentía’’), es un dios cósmico, simboliza el aire atmosférico y la luz. Era representado por un hombre que portaba una pluma de avestruz y muchas veces encarnaba al león, animal por antonomasia valiente. Cuando nombró a Shu los vientos se congregaron por primera vez e iniciaron a soplar y agitar por todos lados. Cuando nombró a Tefnut (en este mito el valor ‘’amor’’), diosa de la humedad, representa al rocío que reconforta. Encarnaba una mujer con cabeza de leona y disco solar. Cuando nombró a Tefnut la lluvia se hizo presente con sus gotas. Más tarde nombró a Keb (en este mito es el valor ‘’paz’’), dios creador, dios de la vida y simboliza a la Tierra. Era representado como un hombre verde oscuro, coronado con una ganso en la cabeza (el ganso es su encarnación). Y con solo nombrarlo se formó la tierra y para hacerle compañía ya que las grandiosas cosas necesitan de algo igualmente valioso para sobrevivir, así nombró a la diosa Nut (en este mito es el valor ‘’tolerancia’’) "La Grande que concibió a los dioses", es la diosa del cielo, inventora del universo y los astros. Era representada como una mujer desnuda, con el cuerpo curvado a modo de cúpula celeste, recubierta de estrellas. Sus extremidades simbolizaban los cuatro cimientos sobre los que gravitaba el cielo. Cuando fue nombrada el firmamento se arqueó sobre la tierra.
Cuando quiso coronar el primer río y el más preponderante lo nombró Hep (en este mito es el valor ‘’lealtad’’), él es el dios vivificador, generador de fecundidad y transparencia. Era representado como un hombre desnudo, de piel azul, barbudo con barriga y pechos caídos de. Cuando fue nombrado empezó a fluir a través de la tierra fertilizando los amplios valles, llanuras y demás. Ra comenzó a nombrar una por una todas las cosas que existían sobre la tierra. Para así finalmente dar nombre a los hombres y mujeres y desde entonces la humanidad pobló lo existente. Ra podía asumir la forma que quisiera, entonces, tomó forma de hombre y se convirtió en el primer faraón de lo existente. Esto lo quiso pues quería que los habitantes pudiesen verlo y así poder tener un acercamiento más puro con ellos. Gobernó durante miles de años portando bienestar y prosperidad a sus habitantes gracias a las cosechas que los alimentaban (y también a sus leyes y a su conocimiento absoluto). Los habitantes solo tenían gestos y palabras de reconocimiento hacia él y no dejaban de enaltecer su nombre. Pero Ra había tomado forma humana y por lo tanto estaba envejeciendo día a día. Un buen día, los pobladores dejaron de admirarlo y empezaron a ofender su aspecto vetusto y a desobedecer sus leyes, deberes y derechos. Él no pudo evitar oír las ofensas y comentarios y cuando se dio cuenta que los hombres no obedecían las leyes y demás reglas que había creado para poder convivir en lo existente, se enojó demasiado y decidió convocar a los otros dioses (que había creado) en un lugar secreto para pedir un consejo. Al consejo llegaron Shu, Tefnut, Keb, Nut y Jnum atendiendo la molestia que aquejaba al dios Ra. Jnum habló: ¡aquello que debes hacer es disciplinarlos con la forma de tu hija!, la diosa Sejmet (en este mito es la ‘’venganza’’), semidiosa de la venganza. Mujer con cabeza de leona con melena y disco solar con serpiente cobra, que indica protección. Los demás dioses al notar el mal comportamiento de los seres humanos, le aconsejaron igualmente destruir a los hombres por intermedio de la semidiosa Sejmet. Ra con su ojo que expulsaba una mirada aterradora, creó la diosa Sejmet. Feroz y carnicera como una leona que defiende su terreno, persigue la presa y se deleita con la matanza y la sangre; pero también si se logra apaciguar puede ser tan calmada como un gato. Siguiendo las órdenes del Dios, desató su furia sobre todos los que habían querido ofender a su padre, diseminando terror y desesperación en lo existente. Los hombres huían para ocultarse, pero la diosa Sejmet los perseguía y asesinaba saboreándose con la sangre. Cuando el dios Ra notó que su hija Sejmet había hecho tanta destrucción le ordenó que viniera ante su presencia para preguntarle si lo había obedecido. Ella le respondió que estaba feliz porque había vengado a su padre, eliminando a todos aquellos que el dios le había entregado. Todo lo existente estaba manchado del color de la sangre y era imposible contener la furia de la diosa Sejmet. Pero Ra se compadeció de los habitantes ya que él era el ‘’valor’’ que encarna todo el máximo conocimiento, y así decidió hacer algo para sosegar la hecatombe. Entonces envió a mensajeros rápidos y sigilosos en busca de muchas cantidades de ámbar, luego ordenó preparar muchos litros de cerveza. Más tarde, mandó a mezclar el ámbar con la cerveza. El dios Jnum se presentó a la luz de la luna. La cerveza obtenía el color rojo de la sangre y Ra hizo llenar nuevamente las jarras y envió a sus mensajeros a regarlas en el lugar donde se encontraba Sejmet. Al salir el sol, Sejmet estaba dispuesta para su próxima cacería y cuando vio la tierra empantanada de color rojo, creyó que sería sangre real porque no había ningún habitante. Se aproximó y bebió regocijada mientras reía y gozaba pensando que era sangre. Bebió demasiado ese día, y abrumada por la ebriedad no pudo matar a ningún hombre. Cuando Sejmet fue ante la presencia de su padre, el dios la albergó con alegría pues no había herido ni exterminado a ninguna persona y decidió cambiar su nombre por el de Hut-Hor. A partir de ese instante se convirtió en la diosa Hut-Hor (en este mito cambió al valor ‘’perdón’’), y fue la diosa de la dulzura y la felicidad, encarnaba muchas veces la diosa vaca con el disco solar en su cabeza. La humanidad fue redimida y Ra continuó reinando en su ancianidad, aunque sabía que llegaría el momento de entregar su dominio a los dioses jóvenes. No se puede olvidar que el poder de Ra estaba en
su nombre secreto. Si alguien lo descubría, él dejaría de reinar. El dios sabía esto y lo mantenía oculto en su corazón. Mientras el gran dios pensaba aquello, el dios Keb se unió con Nut y tuvieron varios hijos: Ast (en este mito el valor ‘’bondad’’), diosa protectora, de la maternidad y del nacimiento. Encarnaba las alas del milano abriendo sus brazos para bendecir y también era representada con forma de diosa árbol; Asir (en este mito es el valor ‘’prudencia’’), dios de la resurrección, símbolo de la fertilidad y agricultura. Era representado como hombre con piel verde, una corona, un cetro y un látigo. Algunas veces su encarnación era un cocodrilo; Nebet-Het (en este mito es la ‘’falsedad o inmoralidad’’), simboliza la oscuridad, maldad y muerte. Era representada por una mujer con el nombre propio en su cabeza a modo de corona. Encarnaba algunas ocasiones el milano pequeño y pálido; y por último, Sutej (en este mito es la ‘’envidia’’) dios de la guerra y violencia. Su cuerpo encarna un hombre animalesco que posee hocico, pero se le representaba con forma humana con cabeza de cerdo hormiguero. Ast, era la más sabia de todos ellos, ya que conocía todos los secretos del cielo y de la tierra, pero no conocía el nombre secreto de Ra y se propuso a revelarlo. Ra era muy viejo y caminaba con dificultad. Su cuerpo entero temblaba y sus palabras no se entendían bien y en ocasiones babeaba porque carecía de algunos dientes. Así que Ast comenzó a seguirlo a escondidas y cuando una gota de saliva salió de la boca del dios cayó sobre la tierra y se volvió barro, ella lo recogió y esculpió una serpiente. Pero esta serpiente no era de las mismas que existían, ya que existía la diosa Uadyet, diosa de la fuerza, del crecimiento, la fertilidad y protección a los dioses. Encarnaba a la cobra que simbolizaba el sol, el desierto y su protectora. De esto modo Ast, colocó la serpiente cerca del camino y cuando Ra rondaba, la serpiente lo mordió y se ocultó cerca del valle vegetal. El veneno intoxicó rápidamente el cuerpo del dios, provocándole un dolor hasta ahora desconocido para él. Ra gritó con todo su poderío y los otros dioses vinieron a su encuentro. El dios estaba trastornado, sentía un ardor cáustico que lo quemaba por dentro y no encontraba explicación a lo que estaba ocurriendo. Los dioses convocados, lloraban y se lamentaban. Entre los dioses, estaba presente la astuta Ast que se acercó preguntándole: - ¿Qué acontece padre creador? ¿Acaso te ha mordido una serpiente que has creado? - Ra respondió: me ha mordido una serpiente que yo no he creado, la diosa Uadyet no estaba acompañándome en ese momento! …Y ahora siento un temblor permanente que me devora cada vez más. Ast se arrimó con afecto y le dijo al oído: - Si me dices tu nombre secreto, podré usar mis poderes que aprendí de ti y de mis padres, y te sanaré. Ra respondió: - Yo soy aquél que hizo el cielo y la tierra, quien creó las aguas, los vientos, la luz, la oscuridad, el desierto, el bien, el mal y los seres vivos. Yo soy Jepri por la mañana, Ra el halcón al mediodía y Jnum al atardecer. Ast le contestó: - Tú sabes bien, supremo demiurgo, supremo disco solar, que esos nombres y señales son conocidos por todos. Aquello que yo requiero para curarte es tu nombre secreto. Ra la tomó de la mano y le susurró al oído: antes que mi nombre pase de mi corazón al tuyo, júrame que no se lo dirás a nadie, excepto al hijo que tendrás que se llamará Hor y encarnará el halcón solar reaparecido, y él deberá jurar que el nombre perdurará en él por toda la eternidad y para siempre. No se lo podrá comunicar ni a otros dioses ni a otros hombres. Ast realizó su juramento y el vetusto y máximo conocimiento del nombre secreto (Verdier) pasó del corazón del dios Ra al corazón de la diosa Ast. Entonces, Ast usando todos sus poderes que poseía como maga y dijo: Por el nombre secreto que ahora conozco, ordeno por medio del tallo milenario del árbol que soy, que el veneno abandone el cuerpo de supremo Disco Solar para siempre. El veneno desapareció y el dios Ra se recuperó pero se convirtió en el halcón que fue y siguió la trayectoria del sol. Desde ese momento, en las mañanas se aparecía en forma de arena, al mediodía de halcón y al atardecer afloraba en su barca conducida por Inpou (dios de lo inexistente), donde llevaba las almas de los muertos que no quisieron seguir las enseñanzas y los saberes que el nuevo supremo Disco Solar Hor les estaba mostrando a toda la humanidad. Ya que, el devenir y el contravenir de la humanidad se basaba en la escogencia sabia del gran conocimiento ‘’los valores’’ que había transmitido el demiurgo Ra – El Halcón - a todo lo que él hizo germinar y difundir. FIN