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¿DIDÁCTICAS CONTEMPORÁNEAS? Autor: JESÚS MA PINEDA-PATRÓN, Chulespe@gmail.com Profesor Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia, S.A.
La didáctica no es un conjunto de técnicas ni herramientas para llevar a cabo la enseñabilidad. Eso es lo que he aprendido a lo largo de mi docencia. Ella es una forma de pensar y de ser uno mismo; es una forma de investigación. Deseo ser claro: si digo cosmovisión digo didáctica, por ello pensar pedagogía es pensar e investigar la cultura, es decir, mi manera de ver y cuestionar el mundo. De ahí que mi docencia-didáctica sea un acto de investigación cultural. Tiempo atrás se enseñaba con didácticas tradicionales: el docente no investigaba, ni siquiera a sí mismo preguntaba por sus acciones y le daba el reverso a su experiencia personal, a su universo, no pensaba en su entorno, y lo peor: consideraba a sus estudiantes vacíos, y había que llenarlos con “algo”. Actuaba como el Don Juan seductor, violento con el otro sin compartir la experiencia ajena, cerrando diálogos y negociaciones interpedagógicas… la didáctica era anticultural porque minimizaba la relación entre los componentes personales (potencialmente creativos), y los saberes. Hoy, muchos docentes, estudiantes e instituciones, creemos que recibir “algo” es aprender. Creemos que decir “algo” implica que el receptor acepta. Este modelo, tenía el centro de observación y pregunta la forma y no el contenido de lo que transmitían los saberes de un tema. Creíamos que estar en un salón aseguraba que los estudiantes aprendían… la didáctica era receptiva y narcisa, mezquina su emisión. La didáctica no existía tal como hoy. Era instrucción autoritaria: las relaciones interpersonales no existían, excepto para ver a medias, pero para hablar y ser emisor, crítico e innovador con lo que escuchaba del otro, ¡no! Yo pienso y soy, en la medida que construyo la real- imaginaria presencia de que, quien me habla, me interpela y me transforma… con su lenguaje, con su creatividad. Hay docentes que no dejamos crecer a los estudiantes porque tememos que nos superen y esa no es didáctica interdialógica, mucho menos una práctica culturalista contemporánea. El docente, cuya narcisa práctica y/o falta de visión frente a sí mismo y a la cultura, es víctima si no asume una postura crítica; no se cuestiona y tiene que obedecer como la maquinaria de Pink Floyd. Imposición es una tradición, instaura una industria de la violencia de sí mismo y del otro, al igual, que una constitución de la muerte de la didáctica creativa. Estos docentes son sacrificados por instituciones premodernas que implementan autoritaria y patológicamente las reunionitis como fundamento didáctico de imposición de un pensamiento vigilante y castigador para un docente. Hay múltiples contenidos contemporáneos para la reunión: se reúnen en torno a un saber problémico y se producen textos, en torno a una red on line, bajo modalidades virtuales de participación ciberpublicitaria, a la sombra de lúdicas, etc.
2 Sin embargo, reunirse en lo físico, no es la única manera de planear para luego enriquecernos en la performancia. La actuación revela el pensar de quien actúa. Si se invirtieran en los tiempos que se ocupan en esos espacios de “reunión” considerados tan importantes y que se hacen con alta frecuencia, por la exposición de documentos fílmicos, literarios, multimediales –entre otros-, en forma de proyectos de investigación, de talleres lúdicos y de seminarios virtuales, centrados en el entretenimiento del intelecto, quizá podamos girar conceptual y pragmáticamente los destinos de una nueva didáctica. Docente que no analiza estas relaciones de poder traslada al aula, la misma relación que tiene con la institución de vigilar y castigar para mantener el poder. ¿Y si desprendemos al estudiante del mismo modelo de coacción de las instituciones, aseguro una didáctica y una docencia más libertadora y revolucionaria? La tecnología educativa debería ser viable y escenificarse como parte de un ac tivismo entre sujetos que amen la educación. No es el docente y no la institución, quienes dominan la didáctica ahora: son también la sociedad, la cultura y la tecnología que junto a los participantes emocioracionalizan, y diseñan con los recursos tecnoeducativos, extraídos del pensamiento creativo interdialógico y multicultural, los saberes del “aula” contemporánea. Aquí se controla, ¡sí!, y se dirige también, gracias a que la presencia física está de un lado de la cadena comunicativa… pero, puede estar la telepresencia como una dimensión cibereducativa que hace de la relación interpersonal una dinámica provocativa y reconstructiva del modo como construyo innovación didáctica. La didáctica así, ingenieriza al docente y se imita en facetas estetas, semiológicas, filosóficas, afectivas, tecnológicas, artísticas, lúdicas, políticas… tenemos que evaluar críticamente nuestras prácticas en la dinámica de los roles y de los significados ideológicos que imprimimos en el “aula”. La didáctica crítica deviene en una evaluación como proceso dialógico; es didáctica contemporánea que permanentemente “toca” estar evaluando el “aula” interior y el “aula exterior de los sujetos, grupos e instituciones. Esta evaluación es multicualidad crítica-pedagógica; mejora el pensamiento y permite el interjuego de la cultura. Es actividad que no excluye individuos y colectivos. Una terapia de confrontación multicultural que pone en la escena del “aula” al sujeto versus las acciones, y compara, y sintetiza, y jerarquiza, metacognitivamente su sistema de prácticas y saberes, es decir, su sistema de pensamiento, su manera de hacer didáctica cara a cara, virtual a virtual, distancia a distancia… ***jmpp