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El cambio climático

La Demarcación de Madrid del

De

Serrano Paradinas. Dos puntos de vista diferentes sobre un mismo asunto.

Cambio Climático

¿Es un problema?

Es más lógico, humano y solidario dedicar recursos a proveer de agua potable al tercer mundo, así como combatir el hambre y las enfermedades endémicas, que combatir el cambio climático. El hambre y la pobreza extrema en el mundo es una realidad hoy que no ofrece ninguna duda. No es una teoría ni una hipótesis. Hoy se están muriendo de hambre y de enfermedades curables millones de personas al año. Es un problema gravísimo que además podría solucionarse, bastaría con dedicarle los recursos suficientes.

La emisión de CO2 a la atmósfera no es un problema, es positivo para la vida en el planeta. Toda la vida en La Tierra depende de la fotosíntesis de las plantas y las algas, proceso que es más eficaz cuanto mayor es la concentración de CO2. Por esta razón se dio la explosión de vida del Jurásico donde la concentración de CO2 era casi 8 veces superior a la actual, y por esta razón está creciendo hoy a nivel global la biomasa en La Tierra. El CO2 no es un gas contaminante, es un componente natural de la atmósfera y es inocuo e inofensivo.

No conocemos las causas del calentamiento global actual pero sabemos que la temperatura global planetaria se ha modificado siempre. La temperatura global siempre sube o baja. Las glaciaciones e interglaciaciones se produjeron por factores astronómicos, pero las causas de las modificaciones que se producen en el ámbito de decenas y cientos de años son desconocidas, ya que el proceso es caótico y no lineal. No está demostrada la correlación entre el aumento del CO2 y el calentamiento actual. El principal gas de efecto invernadero es el vapor de agua, el efecto del CO2 es marginal según muchísimos científicos de renombrado prestigio. No hay, ni mucho menos, consenso científico en este ámbito.

El calentamiento global no es un problema, es más bien positivo, ya que las épocas de mayor temperatura global están relacionadas con bonanza económica, porque las cosechas son mejores. No está demostrada ninguna correlación entre calentamiento global y catástrofes naturales.

En caso de que el calentamiento global fuera un problema, no está al alcance del hombre evitarlo. Sin embargo, todo el ruido político, social, mediático y económico que esta moda ha provocado sí es un problema, y gravísimo. El protocolo de Kyoto está suponiendo un coste de 150.000 millones de euros al año, y este dinero es solo útil en la medida en que se gasta para promover y desarrollar nuevos tipos de energías renovables capaces de sustituir a los recursos energéticos fósiles.

El verdadero problema insostenible no es el calentamiento global, es que los recursos fósiles se acabarán. Especialmente problemático es el agotamiento progresivo de las reservas de petróleo.

En el caso concreto de España el problema no es medioambiental sino estratégico. A pesar de los esfuerzos realizados en promover energías renovables, nuestra energía aún depende en un 80% de recursos fósiles y todos ellos provienen del extranjero.

Es decir, a nivel estratégico, estamos en una situación muy débil, sobre todo si se dieran en el futuro escenarios de conflictividad internacional que entorpeciera la entrada de recursos fósiles a nuestro país. Además, esta situación nos afecta en la balanza de pagos en un 3% del PIB. •

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Actitudes, certezas, incertidumbres y propuestas de actuación

Un concepto que resulta absolutamente imprescindible comprender en profundidad a la hora de abordar este tema es el de la incertidumbre del conocimiento, que depende de los propios modelos climáticos y, en mayor medida, de los escenarios de emisiones utilizados.

El debate científico sobre la existencia o no de cambio climático así como de su atribución a la actividad humana parece hoy superado, especialmente después del 4º Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, publicado en 2007.

En el mencionado documento se concluye que existe una gran probabilidad de que la causa fundamental del cambio climático se derive, en su mayor parte, de la actividad humana.

Ha llegado, por tanto, el momento de pasar a la acción. Ello requiere un gran acuerdo internacional entre los treinta países desarrollados de la OCDE y los países en vías de desarrollo.

Este acuerdo debe producirse antes de 2012, año en que expira el Protocolo de Kyoto. En todo caso, debe tenerse en cuenta que Estados Unidos, el único de los países desarrollados que no ratificó el Protocolo de Kyoto, aprobó el mes de junio del pasado año en su Congreso la “Waxman-Markey Act”, mediante la que se compromete a reducir sus emisiones en un 17% en 2020, en un 42% en 2030 y en un 83% en 2050, todo ello con respecto a las emisiones de 2005.

A lo largo de la próxima década, va a resultar ineludible la adopción de compromisos y acuerdos internacionales que pongan al mundo en una senda de reducción de las emisiones, para lo que será necesario reducir las emisiones globales en un 50% para 2050. Con este esfuerzo estaríamos en la senda correcta para garantizar que el incremento de temperatura del planeta no supere los 2oC sobre la temperatura preindustrial, lo que garantizaría un impacto asumible para la humanidad. •

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