Domitila y el
mar
texto
Ninah Basich ilustraciones
Teresa MartĂnez
Domitila pasaba
todo
el
día
trabajando: preparaba el desayuno, barría los pisos, lavaba la ropa, preparaba la comida, remendaba las camisas, apilaba la leña, cuidaba el huerto, daba de comer a los patos y horneaba el pan de la cena. No sólo hacía las labores de la casa, sino que también ayudaba a sus vecinos. Nadie del pueblo la había visto nunca ociosa, siempre
estaba
haciendo
alguna
tarea.
Una
mañana
llegó
la
postal
del tío Antón y con ella empezó todo. Domitila vio aquella imagen llena de olas azules que parecían moverse suavemente y preguntó qué representaba
toda
aquella
agua.