Mi Recinto y Los Compadritos: Imaginarios estereotipados y discriminatorios en series costumbristas montubias Alexandra Ayala Marín * Art. 61.- Contenido discriminatorio.- Para los efectos de esta Ley, se entenderá por contenido discriminatorio todo mensaje que se difunda por cualquier medio de comunicación social que connote distinción, exclusión o restricción basada en razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género, identidad cultural, estado civil, idioma, religión, ideología, filiación política, pasado judicial, condición socio-económica, condición migratoria, orientación sexual, estado de salud, portar VIH, discapacidad o diferencia física y otras que tengan por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales de derechos humanos, o que incite a la 1 realización de actos discriminatorios o hagan apología de la discriminación.
Antecedentes y disputas legales Los programas de televisión Mi Recinto y Los Compadritos se enmarcan en el género ficción y corresponden al formato de comedias de situación o sitcom, lo cual alude a su carácter humorístico. Por esta razón, de acuerdo con lo establecido en el Art. 60 de la Ley mencionada, se clasifican como programas de entretenimiento (E). Mi Recinto fue creado en 2001 y transmitido desde entonces por TC Televisión, cuando este canal era parte de las empresas de propiedad de los hermanos Roberto y Estefan Isaías Dassum, también principales accionistas del Filanbanco, que fue una de las primeras entidades bancarias y financieras desaparecidas como corolario de la crisis del sector en 1999. El Estado ecuatoriano se incautó de este canal en 2008, por medio de la ex Agencia de Garantía de Depósitos (AGD). Actualmente, es de propiedad mixta (trabajadores y Estado), y forma parte del grupo de medios de comunicación gubernamentales. La sitcom mencionada es una de las producciones nacionales que cuenta con alto nivel de rating, de acuerdo con mediciones de la empresa Ibope Time. En 2010 y 2011, por ejemplo, formó parte del top ten de la ficción televisiva en Ecuador, de acuerdo con los datos de esta empresa, procesados por el Ciespal para el informe anual que realiza desde 2010, como parte del Observatorio Iberoamericano de la Ficción Televisiva (Obitel),2 hecho que demuestra el alto nivel de acogida entre la teleaudiencia. No obstante, cabe mencionar que en 2012 fue desplazada de los 10 primeros lugares de sintonía por otras sitcom que se transmiten por otros canales.3 1
Los resaltados son nuestros. Con ello se quiere llamar la atención sobre aspectos que constituyen discriminación, no solo en razón de grupo étnico o de identidad cultural. 2 Se puede revisar los correspondientes informes en http:// obitel.net 3
Ver el Anuario Obitel 2013, en la URL señalada. Concretamente, Mi Recinto fue desplazada como sitcom al último lugar del top ten 2012 por El Combo Amarillo, de Ecuavisa, cuyas temporadas 3 y 2 ocuparon el segundo y el tercer lugar, respectivamente. En 2011, estuvo en el sexto puesto, mientras La Pareja Feliz (3ª. temporada), de Teleamazonas, se presentó en el tercero. En 2010, estuvo en el séptimo casillero, superando a la telenovela Rosita, la taxista, de Ecuavisa, que ocupó el noveno.
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Con respecto a Los Compadritos, se emite desde el 18 de abril del 2011 por Canal Uno, de propiedad privada; es decir, 10 años después del estreno de la sitcom precedente. Sin embargo, no se trata de una serie de creación original. Es resultado de desacuerdos o desavenencias personales entre el director de Mi Recinto, Fernando Villarroel, y algunos actores que formaban parte del elenco y que, de acuerdo con declaraciones a los medios, reclamaban mayor protagonismo.4 El desacuerdo llegó incluso a tribunales de Justicia, pues en mayo del mismo año, poco tiempo después del estreno, Villarroel emprendió una acción legal por plagio en contra de los actores de la entonces nueva serie. Pero la idea original de Mi Recinto tampoco es propiedad intelectual de su director actual, quien desde hace diez años mantiene un litigio con Jorge Toledo, creador de la sitcom y demandante del actor Villarroel, luego de algunos años de que este la mantuviera al aire alcanzado altos niveles de audiencia.5 Este hecho trasciende el chisme o comentario de farándula y el mismo ámbito legal, para convertirse en un tema de contenidos que producen buen nivel de réditos económicos, si se puede deducir por la cuantía de la demanda (20 millones de dólares). Con este tipo de comedia televisada, se descubrió, al parecer, una de las fórmulas de éxito, que arrastra buen número de la televidencia. En efecto, en cuanto a contenidos, Los Compadritos no difiere significativamente de Mi Recinto: las historias son similares, aunque el director de esta última serie alega que desde 2011 la elaboración de sus argumentos incluye el tema ecológico,6 lo cual, al parecer, fue exigencia de la dirección del canal que en ese momento ya no era de propiedad privada; ambas se desarrollan en ambientes rurales, con la diferencia de que en Los Compadritos, el recinto se llama La Estacada; los personajes son casi los mismos y hasta tienen los mismos nombres (Tulio y Dulio, por ejemplo), que es uno de los factores de la disputa legal entre director de la sitcom original y los actores de la otra, pues estos sostienen que los nombres y la construcción de los personajes son de su propiedad; la vestimenta de los personajes en ambas series es también similar, con la diferencia de que en Mi Recinto los personajes femeninos han alargado un poco sus faldas, subido otro poco sus escotes y no aparecen con tanta y constante incitación a los sentidos masculinos, como subsiste en Los Compadritos. Más adelante ampliaremos este aspecto.
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http://www.elcomercio.com/entretenimiento/compadres-TV-bronqueados_0_474552551.html Nota publicada en El Comercio, el 4 mayo 2011. Visitada el 17 febrero 2014 5
Ver http://farandulaecuatoriana.com/fernando-villarruel-con-un-problema-de-10-anos-atras Nota del 23 enero 2014. Ver también: http://www.diario-extra.com/ediciones/2012/11/15/farandula/audiencia-final-por-serie-mi-recinto/ Nota del 15 noviembre 2012. http://www.elpopular.com.ec/26173-robaron-el-fruto-de-su-trabajo.html Nota del 8 mayo 2011. 6
Al respecto, ver la nota No.5 de El Comercio.
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Pero si bien esta serie no ha alcanzado los niveles de rating que mantiene Mi Recinto, sí presenta destacados niveles de simpatía, a juzgar por las páginas de redes sociales como Facebook (FB) y Twitter (TW), que mantienen ambos programas. La página de FB de Mi Recinto está abierta desde el 8 de julio del 2010, y allí se describe como “El mejor programa de las noches del domingo a las 19:30”. Tiene 1.113 ‘me gusta’ y su última actualización data del pasado 16 de febrero.7 Sin embargo, en el FB existe otra cuenta (sin fecha visible de apertura) y asociada a la del canal por el que se transmite (TC), que tiene 38.214 ‘me gusta’ y en la cual se presenta como “El programa de humor más visto y querido del país…”, pero su actualización tampoco es frecuente, pues la última data de hace casi un año (8 marzo 2013). En cuanto a Los Compadritos, su presencia en FB viene desde el 21 de mayo del 2011; es decir, pocos días después de su primera emisión; registra 1.047 “me gusta”; también se incluye en el género comedia, y precisa el horario de los sábados, a las 21:30, por Canal Uno, además de los nombres de los personajes protagónicos (Camila, Tulio, Calavera, Dulio y Modesto, aunque actualmente existen otros tres personajes femeninos). La última actualización es de hace más de un año (16 diciembre 2012), lo cual evidencia que su preocupación no está en mantener activa su cuenta en esta red social.8 Se destaca, sin embargo, que la pagina de Los Compadritos, a pesar de no haber tenido movimiento hace un año, presenta mayor número de publicaciones y fotografías que la primera de Mi Recinto. Pero ambas series son más activas en TW: Mi Recinto ha actualizado esta cuenta hasta el 6 de diciembre del 2013, mientras que la de Los Compadritos presenta frecuentes tuits (el mismo día de nuestra primera visita, por ejemplo) y se registran 601 seguidores (número que creció en más de 20 en solo seis días), mientras que Mi Recinto triplica esta cifra: 1.588 seguidores (aunque en seis días aumentó solo en cuatro su número de seguidores).9 En YouTube, las dos tienen también publicaciones de algunos de sus programas, pero mientras Mi Recinto suma 117.531 descargas de un vídeo (Exorcismo en Mi Recinto), la descarga más numerosa de Los compraditos es de 45.528 (El chancho y el Negro, 4/4).10 Estas cifras de ‘me gusta’ y seguidores en las redes sociales y de descargas en el YouTube, indican las diferencias numéricas entre personas aficionadas de ambas series, afición determinada, al parecer, por el tiempo de permanencia al aire de una y otra, hecho que seguramente cuenta en la percepción de la teleaudiencia de ambos programas, porque Los Compadritos, en relación con la sitcom matriz, no presenta alternativa de 7
https://www.facebook.com/pages/mi-recinto/108975952487117?id=108975952487117&sk=info Visitada el 18 febrero 2014. https://www.facebook.com/mirecinto Visitada el 24 febrero 2014. 8
https://www.facebook.com/pages/LOS-COMPADRITOS/200026893374088 Visitada 19 febrero 2014. 9
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Nos referimos a las visitas del 18 y el 24 de febrero 2014. La revisión de varias de estas cifras volvió a hacerse el 24 febrero 2014.
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contenidos sino que más bien insiste en el patrón de las mismas representaciones de personajes, que resultan estereotipadas, y del sector poblacional que pretende reflejar: el pueblo montubio de la provincia del Guayas, específicamente. Discriminación en Mi Recinto: preocupación antigua de diversos sectores La comparación entre las dos comedias viene al caso, además, porque es Mi Recinto la que concitó atención y críticas desde sus inicios y en relación con las representaciones del pueblo montubio, como ya se expuso. Así como provoca risas entre la televidencia, ha provocado también reacciones adversas que han ido desde la petición de controlar el contenido hasta ser motivo de análisis en mesas redondas y tesis de pre y posgrado. De las primeras críticas de las que se tienen noticias, hay una publicada en El Universo, de Guayaquil (6 abril 2003), sobre la tendencia que se apreciaba en la televisión de ese momento, de presentar comedias y apelar al “chiste fácil”. En este reportaje se entrevista, entre otras personas del medio, a Fernando Villarroel, director, quien sostiene que es “enemigo de las malas palabras”, que acepta el doble sentido, pero no es él el responsable del significado sino “quien escucha, mira o recepta”. “No soy partícipe de las connotaciones sexuales, trabajo más con la picardía”, añade. No obstante, su personaje, el compadre Garañón, no es solo mal hablado sino acosador sexual de todas las ‘comadres’ del lugar, aunque para el director/actor, “Garañón es inofensivo y trata de reflejar jocosamente al hombre recio del campo.”11 Pero es eso lo que particularmente criticaban no solo personas sino también instituciones como el Archivo Histórico del Guayas que, haciéndose eco de los comentarios adversos al contenido de la sitcom, organizó un panel de análisis con estudiantes de colegios particulares y fiscales de Guayaquil, intelectuales de la ciudad, y la Corporación Montubia del Litoral, en diciembre 2004. Al respecto, y de acuerdo con la información publicada también en El Universo (13 diciembre 2004) consideraron que Mi Recinto “es un espacio que ‘agrede, ridiculiza y distorsiona los referentes socioculturales de la cultura montubia de la costa rural’. Precisan, además, que por el contenido del programa la estación televisiva que lo transmite ‘no contribuye con la educación de las sociedades ni fomenta el respeto de la diversidad cultural’.”12 Poco o nada se obtuvo entonces, en cuanto a cambios en los contenidos. El personaje protagónico y los secundarios continuaron con el discurso de connotaciones sexuales, discriminatorias, racistas, sexistas y homofóbicas, disfrazado de humor, a pesar de ciertos cambios que se hicieron al programa en 2011, como consecuencia, sobre todo, del traspaso de propiedad privada a la mixta con predominancia estatal, como ya se dijo.
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http://www.eluniverso.com/2003/04/06/0001/262/BFE8CEDBA6A4459D94875EF6CDB66D23.html Visitada 13 febrero 2014. 12 www.eluniverso.com/2004/12/13/0001/262/99874549F0CB48F9BE81F19BD2FE2D9E.html Visitada 13 febrero 2014.
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Las características señaladas son evidentes precisamente porque los personajes, aunque estén basados en la intención de caricaturizar costumbres y habitantes de la realidad campesina costeña, como los realizadores sostienen, aparecen estereotipados y también discriminatorios. Por esta razón han sido considerados para el análisis también en el ámbito académico, como lo evidencian dos tesis de licenciatura y una de maestría realizadas, en su orden, en la Universidad Central del Ecuador (junio 2013), en la Estatal de Santa Elena (2012), y en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso, sede Ecuador, 2008).13 La primera, titulada “Análisis de la enunciación en el discurso excluyente” (2013), no aborda precisamente el tema montubio sino el tratamiento discriminatorio que recibe el personaje afrodescendiente del programa, llamado Tulio, nombre que tiene también el mismo personaje de Los Compadritos (recordemos que uno de los motivos del desacuerdo entre ambos grupos fue por personajes). Al respecto, la autora sostiene: “El actor afroecuatoriano actúa como un hombre bárbaro, sin modales y tiene gestos similares a un simio. Camina descalzo, no comprende las conversaciones, malinterpreta los hechos y también se ríe de las bromas pesadas que le juegan sus vecinos, en este caso compadres, porque así se tratan los personajes dentro del programa.” Ejemplo evidente este, de discriminación por grupo étnico.14 La segunda tesis, cuyo título es “El programa televisivo Mi Recinto y su incidencia en la Identidad cultural de la cabecera parroquial de Colonche en el año 2011”,15 se basa en una encuesta realizada entre 1.248 personas de esa población de la provincia de Santa Elena, cuyas edades fluctúan entre 12 y 60 años, pero una mayoría de 77% va de 19 a 60. De los resultados de la encuesta, se destaca que el 38% no está de acuerdo con la representación que se hace del campesino; 54% cree que el personaje del compadre Garañón es burla para la identidad de la cultura de la Costa; 66%, que el lenguaje utilizado es vulgar; 72%, que no es aporte a la cultura de los pueblos; 54% no considera que las comadres Blondor y Vacaloca, personajes de la serie, muestran realmente cómo es la campesina de la Costa; 48% no cree que Mi Recinto fomente la unidad de los campesinos; 36% tampoco cree que haya identificación con el programa porque represente parte de sus vivencias. No obstante estas cifras, el 69% de la gente encuestada ve siempre la sitcom.
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Estas tesis fueron ubicadas en el Internet, mediante el Google. Nos parecieron oportunas para el objetivo de este análisis, sobre todo por su contenido pero también porque fueron elaboradas en años diversos y sobre aspectos diversos de la misma sitcom, lo que evidencia que su contenido puede tener diversas lecturas pero refieren a un tema que preocupa: representación dudosa de gente y valores. 14
http://www.dspace.uce.edu.ec/bitstream/25000/1485/1/T-UCE-0009-88.pdf Visitada el 13 febrero 2014. Tesis de Mónica Alexandra Quintero Yépez en la Facso, de la Universidad Central, Quito. 15
http://repositorio.upse.edu.ec:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/663/TESIS%20GLENDA%20MERCY %20GUALE%20FLORES.pdf?sequence=1 Visitada 13 febrero 2014. Tesis de Glenda Mercy Guale Flores, de la Universidad Estatal de Santa Elena.
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En otras palabras, hay una relación contradictoria entre el programa y la teleaudiencia de un sector montubio, precisamente. Porque si bien esta es consciente de las características negativas de los contenidos, de las representaciones estereotipadas y, por lo tanto, discriminatorias, de la gente del campo costeño, lo sigue con mucha frecuencia y ríe con las situaciones que presenta y los personajes que las representan. En encuestas y en observación participativa en Flor de Bastión, bloque 8, barrio popular de Guayaquil, se basó la tesis de maestría de la Flacso cuyo título es “Imaginarios de género en Mi Recinto, programa de la televisión ecuatoriana”.16 De la encuesta, destacamos las respuestas a cuatro preguntas: El 42% y el 38% de las personas encuestadas en Quito y Guayaquil consideran, respectivamente, que es ‘algo real’ y ‘nada real’ la forma en que Mi Recinto retrata al pueblo montubio. El 62% cree que Mi Recinto puede apoyar los prejuicios o imágenes negativas que existen sobre la gente pobre o del campo. El 63% piensa, entre muchísimo y mucho, que el programa transmite actitudes machistas y violentas que pueden ser dañinas, frente al 28% que dice que un poco, y el 8% que cree que nada. El 73% afirma que Mi Recinto no es apropiado para que lo vean los niños y adolescentes. En otras palabras, la teleaudiencia sabe lo que representa el contenido de la sitcom, pero de todas maneras la ve porque hace reír, como responde alguna entrevistada. La gente sabe que no es tan real la representación del pueblo montubio; se da cuenta, mayoritariamente de que Mi Recinto puede apoyar prejuicios contra la gente pobre y del campo más específicamente; que transmite actitudes machistas y estereotipos sobre el ser mujer y el ser hombre y que, incluso, la sitcom no es apropiada para que la vean niños y adolescentes, pero de todas maneras la ven, a pesar de voces y análisis críticos de su contenido. Pero en televisión manda la ley del rating, es decir, de la mayor o menor sintonía. Y parece que eso cuenta tanto para los antiguos dueños del canal como para los actuales. En la tesis de maestría citada, cabe resaltar algunas conclusiones en torno, no solo a estereotipos de género, es decir, estereotipos sobre las mujeres y los hombres, pero también a estereotipos de etnia/raza y sobre lo montubio, que inevitablemente se abrieron al análisis, como dice la autora. “… El programa se ha planteado el “rescate” de una cultura montubia, sin embargo esta concepción solo ha permanecido en planteamiento pues los recursos de construcción de lo femenino y lo masculino conllevan estereotipos de lo montubio…” (p. 110). “En el caso específico de los mensajes, las mujeres están expuestas a ser objetos sexuales y amas de casa –en el caso de Blondor, Camila y Vaca Loca-, mostrándolas igualmente en la pantalla con unos senos exuberantes al vestirse con blusas que los acentúen y faldas muy por encima de las rodillas. (…) Cada una de las representaciones 16
http://flacsoandes.org/dspace/bitstream/10469/350/4/TFLACSO-2008DLLF.pdf Visitada 13 febrero 2014. Tesis de Dayana León Franco, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Flacso-Ecuador.
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como en este caso, potencian las desigualdades entre géneros en la manera que ellas son proyectadas, presentadas y usadas en pantalla (…) Las fantasías sexuales que experimenta Garañón y su actitud hacia las mujeres; y, por otro, la “provocación” de las comadres mediante su forma de vestir y exhibición de características físicas, refuerza y socializa concepciones desde el prejuicio social asociadas a que las mujeres “sensuales” son “apetitosas” para los hombres.” (p.110) “Mi Recinto representa a una sociedad que, en medio de un caos, no se reproduce, potencia el racismo y estereotipa la vida montubia: en permanente conflicto, machista, relegando a las mujeres al ámbito privado, en rechazo a la homosexualidad, y beligerante.” (p. 110-111). Este último párrafo sintetiza las características del contenido del programa, cuando el canal por el que se transmite era aún privado (2007); pero incluso, cuando han transcurrido más dos años del anuncio, en 2011, de cambios en el contenido, y cuando el canal ya no pertenece a sus antiguos propietarios, se puede afirmar que la representación de los montubios no ha variado significativamente, ni aspectos discriminatorios han desaparecido del programa. El compadre Garañón ya no le cae encima a las comadres, como era frecuente antes, pero sus actitudes y comentarios siguen expresando machismo; las comadres ya no presentan amplios escotes y pequeñas minifaldas (aumentaron tela a su vestimenta), pero igualmente se las valora poco o se las trata como ‘mandonas’; al personaje del afroecuatoriano lo eliminaron (o más bien, salió con el grupo de actores que están hoy con Los Compradritos), y al de tendencia homosexual lo borraron del argumento (se fue también con el otro grupo), pero podría decirse que son cambios cosméticos o pequeños, puesto que en el contenido siguen presentes estereotipos diversos, que pasan a ser discriminatorios. Lo montubio diluido en estereotipos de imaginarios urbano-marginales Lo expresado en el apartado anterior permite hacer el análisis de dos historias, una de cada programa, enviadas por el Codepmoc (Consejo de Desarrollo del Pueblo Montubio de la Costa Ecuatoriana y Zonas Subtropicales de la Región Litoral),17 bajo la guía de lo que define como discriminación el artículo 61 de la Ley Orgánica de Comunicación, citado al inicio del presente documento.
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No es posible conocer el título de la historia presentada en Mi Recinto, pero corresponde a enero 2014, según la información proporcionada telefónicamente por la secretaria del Codepmoc, y no se encontró en YouTube. De Los Compadritos, la historia se titula “El sobrino de Modesto”, fue transmitida el 2 agosto 2013 y corresponde a la tercera temporada de la serie, que se inició el 23 febrero 2013 www.youtube.com/watch?v=qCo7iXD9CsQ Para efectos del presente informe, se revisaron también otros videos de las dos series, que se irán mencionando oportunamente.
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Los cambios aplicados en Mi Recinto desde 2011, y anunciados no solo por su director sino también por la producción del programa, pusieron énfasis sobre todo en lo supuestamente ecológico,18 pero no fueron orientados a eliminar los diversos aspectos que implican discriminación de género, de raza o grupo étnico (sobre todo y explícitamente a los afroecuatorianos) y de orientación sexual, los cuales han sido motivo de antiguas y diversas críticas contra este programa presentado como “comedia costumbrista de situación”, que “trata de la caricaturización de los montubios”, según la reseña en Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Mi_Recinto). Pero si una caricatura es dibujo que deforma facciones y/o el aspecto de alguien o “toma en broma el modelo que tiene por objeto” (DRAE, Diccionario de la Real Academia Española), esto no significa en sí mismo discriminación, o que las bromas tengan base en la discriminación, el menosprecio, la burla sobre determinadas características o costumbres. Por lo mismo, cabe pensar que los contenidos discriminatorios obedecen a imaginarios dominantes que no solo pertenecen al pueblo montubio. Si bien Mi Recinto y Los Compadritos hacen del campesino de la Costa el pretexto para crear historias diversas que buscan hacer reír, no parece que los argumentos resulten del conocimiento, basado en investigaciones, sobre la cultura montubia, sino que transmiten ciertos criterios estereotipados que existen en la ciudad sobre las personas del campo. Al respecto, cabe mencionar una nota de la tesis de Flacso en la que se hace referencia a las palabras del sociólogo guayaquileño Rafael Guerrero, para quien, en palabras de la autora, “siempre ha existido una discriminación de la cultura montubia sobre todo por las élites letradas, que siempre la criticaron sin comprender que también es una cultura; elemento importante del sistema de discriminación y dominación social en el litoral.” (p. 110, nota 17). En efecto, las representaciones del pueblo montubio que aparecen en ambas series parecerían obedecer a esta visión elitista que corresponde no solo a las élites letradas sino a la gente común que, sin saberlo, responde a conceptos urbano-centristas que desconocen la cultura de la gente campesina y la miran por encima del hombro o con cierto sentido de superioridad. Varios elementos confluyen para esta hipótesis, y tienen relación con aspectos fundamentales que hacen la cultura de un pueblo: vestimenta, habla, música, costumbres. Con respecto a la vestimenta, no puede decirse que es propia de los hombres y las mujeres del campo. Las camisas floreadas y/o coloridas que usan los actores, sobre todo el protagonista de Mi Recinto, son propias de sectores populares o urbano-marginales de la ciudad de Guayaquil. Aunque las mujeres lleven blusas que son consideradas características de esa cultura -según se aprecia en los vestidos que se usan en grupos de danzas folklóricas-, los escotes son tan pronunciados que ninguna mujer campesina se
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Este anuncio lo hizo también telefónicamente la productora del programa a la coordinadora del Área de Investigación del Ciespal, en una llamada realizada para obtener información sobre la nueva temporada del programa, a fines del 2011.
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atrevería a usarlos, y menos a llevar minifaldas o shorts “cacheteros”, como las actrices de los dos programas. Como se dijo previamente, si bien en Mi Recinto los escotes se han subido y las faldas se han bajado, en Los Compadritos se acentúan. Parecería que la vestimenta, de las mujeres sobre todo, ha sido pensada desde la conceptuación que el hombre popular urbano tiene de las mujeres como objeto de deseo, y que, como tal, debe mostrar sus atributos físicos. Y así lo hacen las actrices mediante la ropa que llevan, pretendiendo representar a las campesinas. El habla tampoco es propia de hombres y mujeres del campo; está atravesada por acentos y formas de expresión de los sectores populares de la ciudad. Si antes se trataba de imitar el acento campesino (con las eses pronunciadas como jotas, por ejemplo) hoy se la pasa por alto. En Los Compadritos, incluso, dos de los personajes femeninos hablan claramente como mujeres de sectores populares urbanos o marginales, y una de ellas, la de la ropa más sexy y pantalones muy cortos, la comadre Remedios, tiene además cierta gestualidad masculina que no es propiamente de las campesinas, de acuerdo a lo que se conoce. En Mi Recinto, hay un personaje similar pero más moderado en habla y gestos. En este elemento verbal se podrían ubicar también los chistes entre hombres, que si bien no podría afirmarse que son propios de los hombres populares o de los urbanomarginales, sí obedecen a una matriz patriarcal y machista, que atraviesa ambas realizaciones; entonces, los chistes y las bromas están cargados de connotaciones sexuales con respecto a comportamientos masculinos y femeninos. En la pieza analizada de Mi Recinto, por ejemplo, la historia se inicia con el encuentro entre el compadre Garañón y otros seis compadres que cosen sacos de arroz y que escuchan el relato de Garañón sobre un compadre afectado por un ‘chulquero’; en la mitad, hacen bromas de doble sentido, a partir de la connotación sexual que se le da al término yuca: uno de los hombres pregunta dónde está un pedazo de yuca, perdido en la narración, señalando su antebrazo, y Garañón responde: “No sé. ¿Pero sabes a quién le puedes preguntar? A tu ñaña, pues”. Al final de la escena, entre risas despiden al capataz que se va atendiendo el llamado de su mujer. ”Mandarina”, le gritan burlonamente, aludiendo al hecho de que se deja mandar por su pareja. También le gritan “mango”, que pasa a ser apócope de “mangoneado”, queriendo significar que se deja dominar o manejar por su mujer. Se trata, evidentemente, de un habla coloquial de fuerte connotación sexista, pues cuando los hombres sospechan que uno de sus congéneres no lleva las riendas de una relación de pareja, pasa a ser objeto de burla; como objeto de broma, en comportamientos machistas, es generalmente la hermana del amigo.
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Sesgo patriarcal y machista tienen también las burlas que le hacen a Modesto, personaje de Los Compadritos, de homosexualidad no asumida y gestos o expresiones que afloran como espontáneamente pero que son reprimidos. Las burlas se hacen mediante formas coloquiales de llamar eufemística y coloquialmente a los hombres homosexuales: les gusta “el arroz con chancho”, el “jugo de badea”, por ejemplo. En una escena de la historia analizada, Modesto ofrece a su prima “un juguito especial que a mí me gusta, juguito de badea”, mientras se escucha en off un coro de risas burlonas, como respuesta. El machismo y los prejuicios contra los homosexuales también está en las mujeres: la prima dice a Modesto, que es el “modisto” del recinto La Estacada, en una de las escenas iniciales: “Yo sé que el montubio es bien varón”, a lo cual él responde, haciendo ciertos quiebres corporales: “Sí, lo que pasa es que el cuerpo a veces me traiciona”, actitud que se reitera con frecuencia y que, por lo mismo, pasa a ser característica del personaje. Y si también entendemos por racismo el hecho de atribuir como característicos a una raza o grupo étnico ciertos rasgos que contribuyen a menospreciar o ridiculizar a sus integrantes, entonces el racismo que se señaló originalmente a Mi Recinto por el personaje de un actor afroecuatoriano, se ha trasladado a Los Compadritos cuyo elenco está constituido por este actor, que fue uno de los que se separaron de Mi Recinto en 2010. Sin embargo, el racismo aparece como sutilmente, mediante esos estereotipos que de tan cotidianos se los pierde de vista. Por ejemplo, Tulio, el personaje, que reclama constantemente contra la costumbre de llamar ‘morenos’ a los afrodescendientes, está construido más sobre lo grotesco que lo simpático; es más oportunista que honrado y trabajador: igual puede aceptar insinuaciones sexuales de Modesto, por comida, como prestarse, por lo mismo, a ser ‘catador’ de los platos preparados por las comadres para un concurso y enfermarse por comilón; o enfrentarse a un campeón de boxeo también por ganar unos cuantos dólares, porque no tiene trabajo fijo.19 Se trata entonces de una representación estereotipada y discriminatoria que, al estar basada en generalizaciones y simplismos, contribuye a reforzar los imaginarios sobre las personas de raza negra, como sostenía una de las tesis citadas. Por otra parte, si en Mi Recinto se pretende recuperar ciertas costumbres campesinas en lo medicinal, como el tratamiento de la gripe utilizando un collar de limones y poniendo los pies en agua caliente, o tomándose un caldito de gallina; o recuperar ciertas creencias montubias de que algún hecho poco cotidiano, como un estornudo fuerte, puede convertir personas en animales u objetos, como ocurre en la historia analizada, en Los Compadritos, las costumbres campesinas ya no son tales, se ven claramente penetradas por comportamientos o formas de actuar propias de sectores urbano-marginales. En El sobrino de Modesto, por ejemplo, uno de los personajes, Dulio, el “vivo”, se aprovecha de las supuestas dotes artísticas del sobrino, de unos 12 años de edad, y lo 19
“Tulio campeón”. Ver http://www.youtube.com/watch?v=fwkCGbW8ev Visitada el 13 febrero 2014. 10
lleva a cantar en los buses de Guayaquil; el dinero de las propinas no lo reparte equitativamente con el chico, cuya madre deja inutilizado a golpes a Dulio, por el hecho del secuestro temporal del hijo. Implícitamente, se justifica la violencia como recurso de aplicar justicia por mano propia, o por mano de una madre a quien todo se le perdona cuando actúa por la seguridad o el bienestar de sus hijos. Y el recurso sirve para dar explícitamente el mensaje de la historia a los padres: no hay que aprovecharse de los niños ni poner a trabajar a los hijos. Visiones o costumbres urbanas también se evidencian en otra historia de Los Compadritos, “Nos vamos de pijamada”,20 celebración claramente urbana que se realiza por lo general entre amigas adolescentes. El chiste está en que en el grupo de nueve mujeres, que aparece en la primera escena y en ropa de dormir sexi, se encuentran, travestidos, tres de los personajes masculinos, salvo Modesto, el homosexual, quien al llegar pone al descubierto la farsa de los otros. La música, otro elemento que hace la cultura de un pueblo, no corresponde propiamente a la cultura montubia; no es la tradicional de los ambientes campesinos costeños, como debería ser en series que se pretenden costumbristas. En Los Compadritos, el fondo musical está compuesto, según la situación, de merengue, salsa o tecnocumbia, ritmos que suenan generalmente en los sectores populares de Guayaquil, aunque su tema musical, que se escucha al iniciar el programa, tiene sones montubios. En Mi Recinto, aunque tiene una antigua pieza musical característica, que marca el inicio de las historias y los cortes de escenas, en varias historias también se escuchan ritmos urbanos, como salsa y merengue. Pero cabe reparar en la pieza característica, una canción interpretada por el grupo femenino de tecnocumbia Doble Sentido, y el acompañamiento de la banda de Santa Rosa de Pelufán;21 sus imágenes ponen en evidencia el cómo los imaginarios populares urbanos se manifiestan en imágenes y el cómo están presentes en la concepción musical de una serie que se autodefine como costumbrista. En esa grabación, las mujeres son solo cuerpos, objetos erótico-sexuales, que se alejan de las características y los comportamientos de las mujeres campesinas, e incitan groseramente al erotismo, entonces, a la pornografía: aparte del baile y los vestidos de faldas a ras de los muslos y escotes de pechos rebosantes, hay primeros planos por detrás, con las falditas subidas por ellas mismas, y otros por delante, con igual gesto. En consecuencia, la pretensión de hacer series costumbristas aunque a manera de caricatura, no funciona como tal en ninguno de los dos casos. Podría pensarse, incluso, que las costumbres montubias, las del campo costeño, ya no existen en estado puro, debido a la influencia de las culturas que se expresan y se desarrollan en la urbe más cercana, Guayaquil, y a través de los diversos medios de comunicación, de cuyo poder 20
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http://www.youtube.com/watch?v=oZVTzfw6xAA Visitada el 14 febrero 2012.
http://www.youtube.com/watch?v=ct1ydtn4-LQ Visitado el 18 febrero 2014.
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de penetración muy pocas personas escapan. Sin embargo, las formas culturales que se mantienen como parte del folklore costeño, como es el amorfino, con toda la creatividad que implica, y su función festiva, son ignoradas por estas series, cuando podrían ser difundidas y, en consecuencia, desarrolladas. Concluyendo, la discriminación que pueda hallarse en estas dos series, y conforme a la definición del Art. 61 de la Ley Orgánica de Comunicación, no implica exactamente ni distinción ni exclusión ni restricción basada en razones de etnia o lugar de nacimiento, que es lo que correspondería a los pueblos montubios; al contrario, ambas series pretenden decir que los campesinos de la Costa existen. No obstante, las realizaciones están tan llenas de estereotipos, como se ha puesto en evidencia, y son tan carentes de conocimiento e investigación sobre costumbres y manifestaciones culturales montubias, que resultan discriminatorias de otros grupos étnicos, como los afrodescendientes, de las mujeres y las diversidades sexuales. Pero sobre todo, la caricaturización, que correspondería a la exageración de ciertos rasgos culturales de los montubios, parece estar realizada más bien desde una perspectiva urbano-marginal y sus imaginarios, que contribuye a distorsionar la imagen de los hombres y las mujeres del campo costeño, y limita la creación de guiones, de historias que podrían ser aprovechadas para difundir las expresiones culturales montubias, que tienen música, culinaria, habla, vestimenta y hasta literatura propias. Si bien es cierto que la picardía que imprimen a las historias de las dos series algunos personajes como Garañón, de Mi Recinto, es lo que hace el rating, la fidelidad de la teleaudiencia, sobre todo a Mi Recinto, el desafío para los directores de ambas series podría ser conservar la picardía sin estereotipar ni discriminar. A partir del análisis recomendamos que, con base en el mismo artículo de la Ley, se debería exigir la eliminación de los factores de estereotipación en los diversos personajes, femeninos y masculinos, de las dos series; la apuesta por mayor creatividad en las historias, poniendo el acento en manifestaciones culturales montubias, sobre la base de la investigación. *Coordinadora del Área de Investigación del CIESPAL
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