![](https://assets.isu.pub/document-structure/230310112339-ced8625358f237c2d8b86f60da8d600c/v1/9d0caf509ca3f3121d73694d69c22615.jpeg)
![](https://assets.isu.pub/document-structure/230310112339-ced8625358f237c2d8b86f60da8d600c/v1/8a9493e1c28c6296d744e9ae6664c61b.jpeg)
«Rasgad los corazones, no las vestiduras; convertíos al Señor Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso».
Joel 2,13
Queridos fieles diocesanos:
La Cuaresma, que comienza el miércoles de Ceniza, nos pone en marcha hacia un camino que nos conduce a la gran fiesta de los cristianos: la Pascua de Resurrección. Recorremos estos cuarenta días como un retiro ininterrumpido de toda la comunidad cristiana, junto con Jesucristo, en el desierto. Son días de conversión personal y comunitaria que pasan por la oración, el ayuno y la limosna, por la renuncia y la humildad. El rito de la imposición de la ceniza nos introducirá en este espíritu cuaresmal. «Es esencialmente un gesto de humildad, que significa: reconozco lo que soy, una criatura frágil, hecha de tierra y destinada a la tierra, pero hecha también a imagen de Dios y destinada a él. Polvo, sí, pero amado, plasmado por su amor, animado por su soplo vital, capaz de reconocer su voz y de responderle; libre y, por esto, capaz también de desobedecerle, cediendo a la tentación del orgullo y de la autosuficiencia» (Benedicto XVI, 17 de febrero de 2010).
En este tiempo litúrgico se nos concede la gracia de contemplar, ante nuestros ojos, el camino para regresar al Padre, para volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12); dejar el pecado y llegar a la luz del Señor Resucitado, que se nos concede por medio de su perdón. Como nos dice el Papa Francisco: «La Cuaresma es un viaje que implica toda nuestra vida, todo lo que somos. Es tiempo de verificar las sendas que estamos recorriendo, para volver a encontrar el camino de regreso a casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios, del que depende todo. La Cuaresma es discernir hacia donde está orientado el corazón. Este es el centro de la Cuaresma: hacia dónde está orientado
mi corazón» (Miércoles de Ceniza, 17 de febrero de 2021). Ello conlleva entrar en nosotros mismos; escuchar en lo profundo la Palabra del Señor; y descubrir hacia dónde estamos caminando: qué valores nos dirigen la vida; cuál es la orientación de nuestro vivir: qué ansía y busca nuestro corazón... y, con todo ello, acogernos a su misericordia y compasión.
El hombre, frecuentemente anda errante, fuera de camino, por sendas perdidas. Pero llega un momento en que se vuelve con todo su ser a Dios que lo llama y desanda sus sendas extraviadas, descubriendo la verdadera alegría. La conocida parábola del Hijo pródigo, describe así esta vuelta. El hijo menor emancipado «se marchó a un país lejano y allí despilfarró de mala manera toda su fortuna». Caído en extrema miseria, recapacitó y se dijo: «me pondré en camino y volveré a la casa de mi padre» (Lc 15,11-33). El cuadro de miseria y de abandono en que se ve postrado el hijo pródigo de la parábola es la imagen real de tantos hombres, de tantos cristianos, que han creído poseerlo todo y disfrutarlo todo, lejos de la casa paterna. Lo más grave no consiste solo en caer en una situación de miseria moral y de pecado. Lo más grave es conformarse y acostumbrarse a esas situaciones injustas que nos esclavizan. Volver al hogar de Dios, el Padre, después de haber vagado por tierras lejanas y extrañas a la intemperie, eso es la conversión.
Tiempo para la acción
Este año, en nuestra Diócesis de Jaén estamos trabajando un itinerario para la conversión pastoral. Éste nos exige a todos ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las comunidades parroquiales, de los organismos diocesanos, y transformarlo todo —costumbres, estilos, horarios, lenguaje, espacios, prioridades— para que la Iglesia de Jaén esté más al servicio de la evangelización que de autopreservarse a sí misma (EG 27; 33).
Pero, para llegar a una conversión pastoral tenemos que tener la experiencia de una conversión personal. La conversión está en la base de la vida
cristiana y en el centro del mensaje de Jesús, porque representa la apertura de la mente y del corazón del hombre para acoger la gracia divina de la salvación y de la santificación. No obstante, esta apertura de la mente y del corazón es, a su vez, un don de Dios. El hombre por sí solo no puede procurársela ni realizarla, sino que debe responder, dócilmente, a la acción estimulante del Espíritu Santo que transforma los corazones. Por eso, es necesario que pidamos esta gracia con humildad: «Conviértenos a ti, Señor, y nos convertiremos» (Lam 5,21); «conviértenos, Dios, Salvador nuestro» (Sal 84,5).
Este volver a Dios se traduce en actitudes nuevas y vitales de arrepentimiento, de deseos de reparación, de cambio de criterios y de conducta, siempre bajo la moción interna del Espíritu. En cierto sentido, la conversión es dejarnos ayudar por Dios, porque Él quiere contar con nosotros para redimirnos y transformarnos.
Transformarnos para transformar. La conversión es también condición previa para dar paso en nuestro interior a la alegría verdadera, es decir, la alegría que es gozo profundo, pero que se manifiesta también hacia fuera en el optimismo, en el buen humor, en la capacidad de acoger a los demás, y en la disponibilidad para ayudar a los necesitados y para compartir nuestros bienes. Solo, si estamos verdaderamente vueltos a Dios, convertidos a Él, oiremos con más claridad el clamor de los pobres y de los oprimidos. Nuestro pueblo tiene necesidad de que se le ayude a salir de la atonía, de la nostalgia inoperante y de la falta de esperanza.
Podemos preguntarnos, como San Ignacio de Loyola en el libro de sus Ejercicios Espirituales, cuando propone la contemplación de la cruz: «Cristo ha muerto en la cruz por mí. Yo ¿que he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? y ¿Qué estoy dispuesto hacer por Cristo?». Y ¿esta Cuaresma?
Que nuestra Madre, la Virgen María, nos acompañe en este itinerario hacia un nuevo y renovado encuentro con su Hijo en la alegría Pascual.
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.
Desde el Concilio Vaticano II, cuyo 60 aniversario hemos celebrado el año pasado, nos referimos a la situación de la Iglesia en la sociedad como una “comunidad en diáspora”. Atrás han quedado los tiempos en los que la Iglesia era poderosa y visible en el mundo, con una gran capacidad de intervenir e incidir en la vida de los hombres, la Iglesia geográfica y socialmente dominante como una “ciudad puesta en lo alto del monte” se ha convertido en una “pequeña grey”, en el fermento que, metido en la masa, hace crecer a la humanidad con la semilla del Evangelio. Cada vez más los miembros de la Iglesia nos experimentamos participes de un “pueblo pobre y humilde” en medio de un mundo cada vez más grande y plural, extraño y desconcertante. No hace falta que esta situación sea provocada o querida por nosotros mismos, pero cuando ya de hecho ha sucedido, ha de ser asumida como un momento oportuno que Dios dirige a su Iglesia. Así comenzó Jesús su misión en el mundo, y así está llamado hoy el Pueblo de Dios a seguir su mismo camino. De esta forma, ya no se trata solo de asumir la realidad que nos toca vivir porque no queda más remedio, sino la tarea de conformarnos con la forma de ser y de vivir de Jesucristo. En esta situación, adquiere una importancia crucial la llamada al seguimiento del Señor como clave fundamental de pertenencia a esta comunidad cristiana, cuya respuesta solo puede ser la conversión. Ya no podemos formar parte de la comunidad eclesial por costumbre, sino que nuestra pertenencia ha de nacer del encuentro personal con Cristo, que nos invita al seguimiento y a la misión. No importa el prestigio social de aquel que forma parte de la comunidad cristiana, sino la convicción de que quien en ella vive lo hace desde la sabiduría de la cruz y la nueva ley del amor. Ambas pueden ser condensadas en las bienaventuranzas que, remetiendo al camino personal de Cristo, se han convertido en la seña de identidad de la comunidad cristiana. Ellas son la expresión de la nueva ley nacida del Evangelio y de la experiencia de la gracia, que llevan a plenitud y consumación la ley moral que todo ser humano porta inscrito en su corazón. Porque si nuestra naturaleza humana nos pide la reciprocidad en respuesta a aquello que otros hacen o han hecho con nosotros, desde la gracia se nos invita a ir más allá, al exceso y desbordamiento en el bien y en el amor, tal y como Cristo hizo por nosotros.
Desde esta nueva ley, que nace de la gracia, somos invitados a tener de nuevo fuerza y presencia en la sociedad. Desde aquí somos llamados a ser luz y fermento en medio de este mundo, para que dentro de las tinieblas pueda brillar la luz del Evangelio; para que la masa del mundo pueda crecer hasta la plenitud de Cristo.
Os deseo a todos, de corazón, que esta Cuaresma y Semana Santa 2023 la vivamos con mucha alegría y mucha esperanza y que la vivamos como un regalo de Dios, que nos ayude a todos a descubrir la alegría del Evangelio.
Con mis mejores deseos.
SaludaQueridos hermanos cofrades,
Es para mí un honor dirigirme a todos vosotros, a través de estas páginas, como nueva presidenta de La Unión local de Cofradías.
Este cargo es un nuevo reto para mí, aunque pertenecer a la ULCO no es algo desconocido, ya que han sido bastantes años los que he formado parte de ella.
Aprovecho para agradecer a las personas que me acompañan en esta andadura por todo el apoyo recibido para ocupar este cargo durante los próximos tres años.
Indudablemente nuestro objetivo es claro y, no es otro, que continuar en la línea ya iniciada por las personas que nos han precedido y dieron lo mejor de sí mismos para engrandecer La Semana Santa Huelmense.
Queremos seguir creciendo año tras año, con el compromiso de que todo será posible, siendo conscientes que la vida de hermandad se debe mantener todo el año.
A las puertas de una nueva Cuaresma y de los días que nos conducirán hasta la semana más hermosa y grande de todo el año litúrgico; nos preparamos para vivir una nueva estación de penitencia, recordando y reviviendo los momentos culminantes de la vida de Jesús, recorriendo el camino de la Cruz para llegar hasta la Luz: su Resurrección.
Disfrutemos de los rincones de Huelma recorriendo sus calles, viviendo intensamente la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo y participando en todo lo que la Semana Santa conlleva.
Finalmente quiero agradecer a las diferentes Cofradías el trabajo, compromiso y esfuerzo que realizan para que la Semana de Pasión de Huelma sea única e irrepetible.
A todos os invito a vivir la conversión en Cuaresma, os deseo que viváis intensamente la Semana Santa y que tengáis una feliz Pascua de Resurrección.
“DEJARÉ EN MEDIO DE TI UN PUEBLO POBRE Y HUMILDE”
25 de febrero, 20:00 horas
Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción:
Cofradía Penitencial de Jesús en su Entrada en Jerusalén, Ntro. Padre Jesús Cautivo de las penas, Santísima Virgen de la Esperanza y San Juan Evangelista.
4 de marzo, 20:00 horas
Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción:
Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo de la Expiración, Señor de la Humildad y María Santísima del Calvario.
11 de marzo, 20:00 horas
Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción:
Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Amargura y Santa Mujer Verónica.
18 de marzo, 20:00 horas
Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción:
Cofradía Penitencial del Santo Sepulcro.
25 de marzo, 19:00 horas
Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción:
Cofradía Penitencial de María Santísima de los Dolores en su Soledad.
1 de abril, 20:00 horas
Iglesia de Nuestra Señora de la Fuensanta:
Cofradía Penitencial de la Santa Cruz.
Aprovecho estas líneas para, en primer lugar, dar gracias a todos los hermanos de la Virgen de los Dolores en su Soledad, que me eligieron como hermana mayor de esta cofradía.
Soy consciente de la responsabilidad que supone este cargo y del honor que significa para mí. Desde niña me han educado en la fe y mi objetivo es mantener y acrecentar la devoción a nuestra titular, a la que tantos nos encomendamos. Para ello tengo a mi lado, un buen equipo que seguro que me apoyaran en esta gran labor.
Estamos a punto de iniciar un ciclo litúrgico muy importante para el mundo cofrade: la cuaresma. La cuaresma nos prepara para la pascua de Resurrección y para mí es un tiempo de reflexión, oración, esperanza, conversión, solidaridad, …Recojo del Libro del Salmo el siguiente versículo:” ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!”. Y es que, en Dios, y solo en Él, hay que poner la esperanza porque no falla. La reflexión y, sobre todo, la oración nos va a ayudar a no angustiarnos, a tener la certeza de que Dios es nuestro Salvador.
Debemos adaptar la Hermandad a la sociedad actual, a nuestros jóvenes, hacerla crecer y prepararla para el futuro, siendo siempre consecuentes de como dice el Papa Francisco en el nuevo Sínodo, “caminar juntos y saber dónde estamos al ser parte de la Iglesia Católica, en comunión con nuestros sacerdotes y nuestro obispo”. Por esto, invito a todos los cofrades a la participación y asistencia a los actos litúrgicos cuaresmales, a los distintos cultos y actividades que organizan las cofradías y la ULCO, y a acompañar, especialmente, a nuestra Dolorosa
en Viernes Santo, en su dolor, en su soledad, a que, como Ella, siempre que tengamos desconsuelo, desánimo, no nos encontremos solos, estemos siempre acompañados. Como decía Santa Teresa: “Amar es dar todo, donarse incluso a sí mismos.”. Ese AMOR es el que siente Dios y su Madre por nosotros.
Siempre bajo la protección de La Virgen de los Dolores, que Dios os bendiga a todos.
MIÉRCOLES DE CENIZA 22 de febrero
20:00 horas en la Iglesia
Parroquial de la Inmaculada Concepción
Santa Misa, bendición e imposición de ceniza. Tras la misa, se hará el rezo del Santo Via Crucis, acompañado de la imagen del Sto. Cristo de la Buena Muerte, por las calles del municipio, finalizando en la Iglesia de la Fuensanta.
CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA PENITENCIA (CONFESIONES)
Jueves, 30 de marzo a las 20:00 horas en la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción.
DOMINGO DE RAMOS, 2 de abril - 11:00 horas en la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción
Bendición de ramos y palmas en la Plaza de la Iglesia, procesión de ramos alrededor del templo y celebración de la Santa Misa.
MARTES SANTO, 4 de abril
21:30 horas en la Iglesia Ntra. Señora de la Fuensanta Ejercicio del Santo Via Crucis (estación de penitencia de la Cofradía de la Santa Cruz).
MIÉRCOLES SANTO, 5 de abril
11:00 horas en la Iglesia Ntra. Señora de la Fuensanta Celebración de la Eucaristía.
TRIDUO PASCUAL
Jueves Santo, 6 de abril
19:30 horas en la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción
CELEBRACIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR.
23:00 horas
Vigilia de la Adoración Nocturna.
VIERNES SANTO, 7 de abril
17:00 horas en la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción
CELEBRACIÓN DE LOS SANTOS OFICIOS. Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
SÁBADO SANTO, 8 de abril
23:00 horas en la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción Solemne Vigilia Pascual.
DOMINGO DE PASCUA, 9 de abril
Celebración de la Eucaristía
11:00 horas en la Iglesia Ntra. Señora de la Fuensanta.
12:30 horas en la Ermita de la Fuensanta.
SANTA MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS, 15 de abril
20:00 horas en la Iglesia
Parroquial de la Inmaculada Concepción
Celebración de la Eucaristía para dar gracias a Dios por los beneficios recibidos durante la Semana Santa.
“Toma tu cruz y sígueme” (Mateo 16:24)
Rafaela Garrido SalcedoAtravés de éstas líneas, cómo Hermana Mayor, quisiera agradecer a todos los hermanos que quisisteis, que así lo fuese; cosa que me llena de gratitud, pues no hay mayor satisfacción para un cofrade que ser reconocido y haber obtenido la confianza de sus propios hermanos. Muchísimas gracias de corazón.
Para mí es un gran honor, una ocasión de ahondar en la dedicación y servicio a nuestra Hermandad y a nuestros hermanos. Soy consciente de que soy heredera del trabajo de los Hermanos Mayores que me precedieron y que dieron lo mejor de sí mismos para engrandecer a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Amargura y Santa Mujer Verónica; un maravilloso legado que debemos cuidar. Para ello hay que afrontar con gran esperanza su futuro, para lo cual debemos de mantener y acrecentar la devoción a nuestros Titulares, y cómo no y muy importante, la necesaria labor de desarrollar la solidaridad y la fraternidad.
Os aseguro que yo personalmente y la Junta de Gobierno que me acompaña, pondremos todo de nuestra parte, para continuar con esa tarea, día a día y durante todo el año procurando ser ejemplo de compromiso.
Somos Hermandad todo el año, y para ello conmemoraremos con la mayor solemnidad y esplendor sus celebraciones y cultos. Mantendremos nuestro patrimonio artístico y estableceremos lazos de verdadera convivencia y hermandad. Es mi deseo y el de la Junta Directiva, el mantener un clima de entendimiento y colaboración con todos nuestros hermanos de la Cofradía, amigos cofrades, visitantes a nuestras redes sociales, así como con todo tipo de instituciones y asociaciones.
Nuestra Cofradía tiene abiertas las puertas para todos los que la aman, es nuestro deseo que sintáis como propia la Casa Hermandad; habitadla, disfrutadla, formaos en ella como buenos cofrades, divertíos sanamente, invitad a vuestros familiares y
Durante el año 2021, el papa Francisco convocaba un proceso sinodal en el que quería involucrar al conjunto de los bautizados: sacerdotes, religiosos, laicos, hombres, mujeres, jóvenes, adultos…
Esta oportunidad que nos ofrecía el Santo Padre con el Sínodo teníamos que aprovecharla para expresar nuestras opiniones y sentimientos que llegarán en forma de ideas a la asamblea Universal en el sínodo de los Obispos con el Papa en octubre de 2023.
A propuesta de nuestro párroco D. Manuel García, se le dio publicidad a través de redes sociales y en nuestra parroquia para que comenzáramos a reunirnos y a trabajar todos juntos.
El itinerario de conversión pastoral se ha dividido en seis encuentros titulados:
amigos a visitarla, pues sois lo más importante, sois el verdadero patrimonio, nuestro futuro.
Estoy segura de vuestro compromiso como hermanos, la devoción a nuestros Sagrados Titulares y del amor y respeto que le profesáis a la Hermandad, de la que todos formamos parte: Hermanos Costaleros, portando sobre sus hombros el varal, cómo Jesús portó su Cruz; Hermanos de Fila, siendo su luz esperanzadora; Damas de Mantilla, expresando el luto por el dolor de su pasión; adultos, jóvenes y pequeños nazarenos; fieles a su sentir “morao”; lo que hará que nuestra procesión sea un verdadera expresión de fe cada “madrugá” de Viernes Santo; vivamos los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, siempre desde la humildad e ilusión.
Y ya sin más, reitero mi más sincera gratitud por vuestra confianza. Que la Sagrada Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Amargura, nos proteja y bendiga a todos.
Tras este proceso, nuestro Obispo y pastor de la Diócesis, D. Sebastián, ha tenido el gran acierto de realizar durante este curso un proceso de conversión pastoral. Principalmente consiste en que cada comunidad se reúna en pequeños o grandes grupos y realice un esfuerzo de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos que usamos para evangelizar en nuestras comunidades parroquiales, en nuestros organismos diocesanos (juntas directivas, consejos pastorales, movimientos) y transformarlo todo (costumbres, estilos, horarios, lenguaje, espacios, prioridades) para que no nos acomodemos y estemos más al servicio de nuestra Iglesia y nuestros hermanos.
Noviembre 2022- Mirar y sentar las bases: Lo primero que hemos hecho es mirar hacia atrás para ver el camino recorrido, lo reflexionado en la fase diocesana del Sínodo y ponernos todos de acuerdo en lo que significa eso de “conversión pastoral”.
Diciembre 2022- Definir la misión: La misión es la razón de ser última de una organización, un grupo humano o proyecto. En nuestro caso, la razón de ser de nuestra parroquia, nuestro sentido último.
Enero 2023- Identificar la visión: La visión es la concreción en el futuro de la misión. Es la meta a la nos dirigimos, aquello en lo que pretendemos convertirnos a medio o largo plazo.
Febrero 2023- Dibujar los valores: Los valores son las guías o principios que nos permitirán escoger la mejor manera de llegar a ese futuro y nos posibilitarán tomar las mejores decisiones que nos marcarán ese camino hacia la consecución de la visión.
(Is. 43,18)
Un año dedicado al trabajo sinodal de conversión pastoral
Benjamín Díaz Guzmán
Secretario de la Cofradía Penitencial de Mª Stma. de los Dolores en su Soledad
Marzo 2023- Fijar las estrategias: La estrategia es la manera concreta en la que vamos a llevar a cabo ese futuro deseado; las actividades o propuestas concretas con las que haremos realidad los valores. Abril 2023- Comunicar y celebrar: Celebramos la reflexión, el trabajo y el discernimiento comunitario que hemos hecho. Compartimos con la comunidad entera y con otras comunidades el itinerario recorrido y los compromisos contraídos.
tiempo, el moderador recuerda que se trata de ir tomando notas para la construcción del plan pastoral para los próximos cuatro años, por lo que en este diálogo se tiene que ser realistas, prácticos y concretos.
En cada una de las reuniones de nuestra parroquia hemos estado alrededor de veinticinco personas y hemos hecho nuestras aportaciones. En los dos primeros temas (antes de diciembre), nos planteábamos que teníamos que salir de nuestra zona de confort. Es muy cómodo decir esa tan repetida antífona en la Iglesia del “siempre se ha hecho así”. Sentiremos, quizá, a veces, que nos ata el miedo o que nos vence la pereza. Pero nos tendremos unos a otros. En la fase diocesana del Sínodo hemos aprendido lo necesario y lo importante que es caminar juntos.
En un segundo encuentro nos planteábamos que no se trata tanto de que la Iglesia de Cristo tenga una misión, sino de que la misión de Jesús tiene una Iglesia. Pero nosotros nos hemos olvidado hasta tal punto de nuestra llamada misionera esencial que nos hemos contentado con el mantenimiento y el servicio a nosotros mismos. Por ello, en este encuentro nos propusimos convertirnos en discípulos misioneros, ya que cada grupo tiene su propia misión.
A modo de ejemplo, comparto una de las preguntas/respuestas que hemos trabajado en una de las reuniones:
Desde estas líneas del boletín quiero en primer lugar agradecer a todos/as hermanos de la Cofradía que han depositado de nuevo la confianza en la junta directiva que presido y que nos han dado el respaldo para completar otro mandato más. Quiero insistir y agradecer en el gran trabajo de todos/as las personas que han estado trabajando durante estos difíciles años y que han logrado que nuestra cofradía mantenga todas sus ilusiones y proyectos vivos y con ganas de llevarlos a cabo.
Por ello quiero también pedir a todos los hermanos que participen en todos los actos que programamos, misas, encuentros o cualquier actividad que se proponga desde la Cofradía, de esta forma nos implicaremos Más y engrandeceremos todo lo que hacemos.
Hay otro cosa que quiero resaltar y que tanto para mí como para la junta directiva es una línea importantísima y es la de escuchar las propuestas que nos hagáis, tanto para realizar actividades, escuchar lo que percibís para mejorarlo, en cualquier aspecto de la cofradía.
La organización de las reuniones en nuestra parroquia está siendo la siguiente:
1.- Oración comunitaria: Como cualquier reunión entre cristianos, se comienza la reunión con una lectura del Evangelio y la invocación al Espíritu Santo para que nos ilumine durante la reunión.
2.- Video presentación/motivación: Son vídeos breves realizados por la Diócesis de Jaén en los que se realiza una pequeña motivación sobre el tema a tratar.
3.- Exposición del tema: El moderador de la reunión (en este caso, un miembro de la Unión Local de Cofradías) esboza las principales ideas del tema a tratar y motiva al diálogo posterior.
4.- Diálogo: Se parte de unas preguntas elaboradas por la vicaría de evangelización de la Diócesis de Jaén. En este caso no consiste en responder a todas las preguntas como si se tratara de rellenar un examen o una encuesta, sino de elegir aquellas que puedan ser más relevantes. También se pueden plantear otras preguntas y sobre todo, se intentan compartir historias personales y experiencias de la vida real. Al mismo
“PREGUNTA: Si la misión de la Iglesia es evangelizar, pero decimos que tenemos que hacer conversión pastoral para ser más fieles a nuestra misión, es porque estamos fallando en algo. ¿En qué es en lo que estamos fallando?”
RESPUESTA: Tal y como se comenta en el vídeo y la preparación, siempre vamos con prisa. Pensamos que no queremos complicarnos la vida, nos quedamos cortados ante las personas a la hora de transmitir nuestra fe, sentimos vergüenza. Además, tenemos el inconveniente que los medios de comunicación no nos ayudan. Las noticias son malas siempre, se genera una sociedad egoista y esto hace que nos desviemos de nuestra Iglesia.”
Ya que es imposible mostrar en estas líneas la cantidad de aprendizajes que se están compartiendo, éstas son tan solo algunas de las ideas que estamos trabajando. Por ello, desde estas líneas invitamos a asistir a las asambleas a todos los feligreses de la Parroquia que estén interesados en participar en estas interesantes reuniones en las que principalmente vamos a aportar nuestras sugerencias y a aprender del prójimo.
Fuente: https://evangelizacionjaen.es/
En primer lugar quiero animar a la nueva junta que ha tomado posesión el pasado día 28 de enero para que no pierdan la ilusión de trabajar por esta familia que es la cofradía y que pensemos que todos podemos hacer algo por ella , desde diferentes aspectos.
Me gustaría en esta nueva etapa potenciar mucho las actividades y participación de las niñas y niños de la cofradía, escuchar propuestas para que ellos se sientan cofrades todo el año, además de las que nosotros vamos a llevar a cabo desde la vocalía correspondiente, me gustarían vuestras aportaciones.
Quiero también deciros que el paso de la Expiración se está reformando y quitándole un tercio de su peso inicial para así darle más comodidad y seguridad a los costaleros/as, a los cuales agradezco su esfuerzo y prestancia.
Estamos cerca de la Semana Santa y tenemos que ir mentalizándonos y preparándonos para hacer grande nuestro miércoles Santo, tenemos que hacer ese pequeño esfuerzo de estar ahí, con nuestras sagradas imágenes acompañándolas. El Stmo. Cristo de la Expiración, Señor de la Humildad y María Stma. Del Calvario, nos van a dar esa fuerza constante que necesitamos a diario.
Acompañémosles por las calles de nuestro pueblo haciendo esa estación de penitencia que nos va a llenar de ilusión engrandeciendo y llenado las calles de rojo MIÉRCOLES SANTO.
Cuando nos referimos a las Siete Palabras lo hacemos atendiendo a aquellas últimas expresiones que Jesucristo pronunció previo a su muerte, una vez crucificado, y que fueron recogidas en los evangelios canónicos. De igual forma, estas son muy usadas en los sermones de cada Viernes Santo por los sacerdotes.
No obstante, no todas fueron recogidas por todos los evangelistas, ya que Mateo y Marcos mencionan solamente la cuarta, mientras que Lucas relata tres (primera, segunda y séptima), y Juan recogerá las tres restantes (tercera, quinta y sexta)1; y tampoco puede atenderse a un orden cronológico. Sin embargo, el orden tradicional de estas siete oraciones es el siguiente:
“ Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” 1 Los evangelios son textos redactados por los evangelistas y, en algunos casos, años más tarde. Por ello no nos hemos de extrañar cuando nos encontramos que no todos recogen la vida de Cristo del mismo modo (en este caso, ha sido necesaria una ordenación de las oraciones pronunciadas en la cruz antes de morir). Desde el descubrimiento de los textos sagrados, la Iglesia se ha encargado de interpretarlos, con la finalidad de poder mostrar una versión única atendiendo a las diversas fuentes, y que permanentemente se somete a revisión por estudiosos en Historia y Teología.
“ Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”
“Mujer, ahí tienes a tu hijo. [...] Hijo, ahí tienes a tu Madre.”
“Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”
“¡Tengo sed!”
“Todo está consumado”
“ Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
Comenzando por la primera de las palabras (“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”), esta atiende a todos aquellos que querían dar muerte a Cristo. Indirectamente parece referirse tanto a los judíos como a los soldados romanos, los cuales son más que una representación de la humanidad en su conjunto, así como una enseñanza en valores.
La segunda (“Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”) hace referencia al misterio de la conversión del Buen Ladrón, quien le dice “acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” y que parece referirse a la salvación tras el perdón de los pecados
cometidos. Así Dimas, en el momento de morir, no sólo acepta su muerte como consecuencia del mal realizado, sino que se dirige a Jesús poniendo en Él su esperanza. Ante ello, Jesús le prometerá el paraíso, eximiendo de todas las culpas.
Del mismo modo, la tercera palabra (“Mujer, ahí tienes a tu hijo. [...] Hijo, ahí tienes a tu Madre”) tiene un gran trasfondo desde el punto de vista histórico y teológico, pues relaciona a Juan con su Madre, en plena muestra de amor. El evangelista, también conocido como el discípulo amado, destaca por su juventud y compromiso con el maestro hasta el final de sus días2. Por ello hace el encargo de cuidar de María, queriendo dejar constancia de ello con estas palabras.
Igualmente, la cuarta palabra (“Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”)3 aparece escrita tanto en el evangelio de Marcos como en el de Mateo. Tras los momentos vividos en Su entrega para el sacrificio de la humanidad, siente cierto abandono (como ya ocurriese en la oración en el Huerto de los Olivos en Getsemaní), pero no por ello deja de aceptar el sacrificio que estaba escrito encomendándose al Padre. No debemos, en ningún caso, entenderlo como un arrepentimiento, pues en el contexto de la Pasión siempre se mantiene firme para cumplir aquello por lo que vino al mundo.
Será la quinta palabra (“¡Tengo sed!”) la que entronca directamente con la parte humana de Jesucristo, y las necesidades propias del hombre que tiene sed fisiológica como causa de la crucifixión, evocando de esta manera dicha necesidad. Evoca a su vez la sed espiritual que Cristo experimentó junto al pozo de la samaritana (Juan 4:6-7).
La sexta palabra (“Todo está consumado”) que habitualmente puede encontrarse expresada en latín como “Consumatun Est”. Puede interpretarse como el cumplimiento de todo lo escrito en la Sagradas Escrituras de un Jesús que, en sus últimos momentos, siente la satisfacción de haber culminado con éxito la misión encomendada. Así, esta frase debe entenderse como una señal de victoria a pesar de todo el padecimiento.
2 Tradicionalmente, en algunos pasos de palio, suele colocarse la imagen de san Juan Evangelista junto al de María, rememorando la escena del acompañamiento durante toda la Pasión y Muerte, especialmente en el conocido como “Camino de la Amargura”. En ocasiones, se incluye una tercera imagen, la de María Magdalena, pasando a denominarse como Sacra Conversación.
3 El Evangelio de san Marcos, al ser el más antiguo, recoge estas palabras en arameo (Elohi, Elohi, lema’ šĕbaqtani), Sin embargo, el Evangelio de Mateo lo hará en hebreo (‘Eli, ‘Eli, lĕma’ šĕbaqtani ).
Finalmente, la séptima y última palabra (“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”) es un resumen extraordinario del final que se acerca. De esta manera, en todo momento y a pesar del sufrimiento, atiende a la necesidad por la que vino a salvarnos mirando al Padre para posteriormente expirar, referenciando que la vida es efímera, pero el descanso a la Derecha del Padre será eterno, y en manos de Dios quedará el devenir futuro.
Con este análisis podemos entender un poco más el significado y la profundidad que alcanzan todas estas expresiones (conocidas como palabras) ayudándonos a ahondar en los valores cristianos refrendados por la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Ciertamente, si atendemos a la penúltima de las palabras (“Consumatum Est”) podemos interpretar que realmente no todo estaba culminado pues tras su Muerte, Descendimiento y Sepultura; ya que quedaría por llevarse a cabo el milagro de la Resurrección. Este conforma y cierra el ciclo anterior, dando el verdadero sentido a una historia de la Salvación que convencería a todos los seguidores Cristo para conformar una Iglesia Católica que llega hasta hoy.
Atendiendo a las interpretaciones que se han dado en la historiografía reciente, podemos destacar que durante una catequesis de noviembre de 1988, el Papa San Juan Pablo II aseveró que las siete palabras que Jesús articuló en la cruz “construyen su mensaje supremo y definitivo y, al mismo tiempo, la confirmación de una vida santa, concluida con el don total de sí mismo, en obediencia al Padre, por la salvación del mundo”. Por ende, las enseñanzas de Cristo llegarían a su culmen de verdad y santidad con su sacrificio en la cruz.
En conclusión, podemos afirmar que no importa el orden o la correcta traducción4 de los evangelios para, con rotundidad, reproducir las palabras exactas que Jesucristo pronunciase en los momentos previos a su muerte en la cruz, sino que será todo su significado el que conforme una serie de valores indiscutibles e intrínsecos para entender este sacrificio. Una herencia espiritual que, en “Siete Palabras”, resumirá la entrega por el perdón de los pecados.
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy es un día muy importante para mí, pues tengo el honor de dirigirme a todos los cofrades de nuestra cofradía y de Huelma, con este nuevo cargo de gran responsabilidad que se me ha sido confiado. Desde aquí quiero dar las gracias a todas las personas que han apostado por mi y se han unido a esta nueva etapa.
Aprovecho la ocasión para pediros la máxima integración en la vida de la cofradía, que colaboréis con nosotros, que nos transmitáis vuestras ideas, inquietudes y criticas constructivas. No debemos de ser un grupo creyentes que sale a la calle una vez al año, si el tiempo lo permite, para dar testimonio de nuestra Fe, sino un grupo integrado en la vida de esta hermandad y en el seno de la Iglesia, un grupo que debemos dar testimonio y extender la Palabra de Dios, teniendo siempre como referencia a Jesús en nuestras vidas. Desde hoy y como siempre, la cofradía está abierta a todos, con la esperanza y confianza depositada en vuestro compromiso y en el mio propio con la cofradía.
Espero y deseo que este Viernes Santo sea tan especial como lo es para cada uno de nosotros, cuando tenemos el gusto de salir desde nuestra Iglesia Inmaculada Concepción, en ese momento donde nos espera la banda de música Asociación Músico Cultural Sebastián Valero tocando “La Madrugá” que hace que se nos erice la piel y que alguna lagrima que otra, brote por nuestros ojos de ver salir a nuestro Cristo Yacente. Noche en la que una madre se queda desolada, con los brazos vacíos, llena de dolor, viendo como su hijo a muerto para salvarnos a todos los presentes, ese silencio que se forma, ese dolor que es palpable, porque el amor que una madre procesa a un hijo es el más grande.
Para mi el Viernes Santo es más que salir por las calles de Huelma, es la muestra de todo el esfuerzo y empeño durante todo un año, que ese día
brilla más que nunca, cuando ves algunas caras de asombro por el gran proyecto que tenemos, por los agradecimientos de las personas que nos acompañan en el desfile y por las personas que lo viven desde fuera.
Desde aquí también quiero tener un recuerdo muy especial con todos los hermanos mayores que me han precedido y con todos nuestros hermanos cofrades que nos han abandonado durante estos años, pido por todos ellos y por sus familias, para que nuestro Santísimo Cristo Yacente intercedan por sus almas y los tengan junto a nuestro Señor. Solo me queda desearos que paséis una feliz Semana Santa, viviendo en plenitud la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Manuel Roa Rubio nace en Huelma el 14 de Agosto de 1.970. Hijo del matrimonio Nicolás y Engracia, siendo el tercero de tres hermanos: Francisco y Mª Antonia.
Recibe los sacramentos de: bautismo, comunión y confirmación en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Huelma.
Cursa estudios de primaria en el Colegio Público Virgen de la Fuensanta y secundaria en el Instituto Sierra Mágina, ambos de Huelma. Marcha a Jaén a estudiar la diplomatura de Ingeniería Técnica Industrial en la rama de mecánica en la Escuela Universitaria Politécnica de esta ciudad. Tras sus estudios realiza el servicio militar en Cerro Muriano de Córdoba, al término del cual empieza a dedicarse a la agricultura siendo este su trabajo y devoción.
Contrae matrimonio con Rita el 2 de abril del 2005 en nuestra Iglesia Parroquial, fruto del matrimonio tienen dos hijos: Alberto y Patricia. Es un huelmense muy vinculado a la parroquia y a la Semana Santa, antes, a través de la Vocalía de Juventud de la parroquia, Adoración Nocturna, inicicios del Cuerpo de Costaleros del Corpus y Cofradía de la Santa Cruz de Huelma, costalero y capataz del Cuerpo de Costaleros de la Cofradía Virgen de los Dolores en su Soledad, vocal y Hermano Mayor de dicha cofradía y miembro de la ULCO; ahora vocal de formación de la citada cofradía y un cristiano más para lo que Dios quiera, como él dice.
¿Cuándo y cómo te comunican que eras el nuevo pregonero de la Semana Santa Huelmense?.
Fue en la tarde-noche del 9 de noviembre del 2.022. Ese día llovió por lo cual me encontraba en mi casa antes de lo normal, era como presagio de lo que me esperaba. Llamó Benjamín al fono de mi casa y me preguntó, si podía bajar un momentillo que tenía que enseñarme una cosa, de pronto se me vino a la cabeza que el día de antes la ULCO había tenido reunión para elegir pregonero, a eso le añades los 52 años que tengo, 6 años perteneciendo a la ULCO y Benjamín, que ya lo conozco, en la puerta de mi casa con no sé qué historia; pues me puse en lo peor. Cuando bajé me encuentro en la puerta a: Benjamín (todos lo conocemos), Elena (entonces presidenta de la ULCO), Juana Mari (entonces tesorera de la ULCO y prima mía) y Mª del Rosario (miembro de la ULCO) que fue la que me dio la carta, corroborando lo que me temía. La ULCO confió en mí y mi compromiso como cristiano me exigía que aceptase ese menester, luego obviamente me respuesta fue sí.
¿Qué sentimientos se sienten y responsabilidades ante este acontecimiento?.
En el preciso instante de enterarme, una cascada de sentimientos y todos enfrentados: miedo, pánico, incertidumbre, responsabilidad, gratitud…Conforme van pasando los días la responsabilidad es la que más predomina y cuando te metes en faena se agrega la gratitud junto con el compromiso y la meditación. Es curioso observar como los sentimientos banales que son los primeros que afloran son también los primeros que se marchan una vez que te centras en tu cometido y te das cuenta de su dimensión, y que, lo que resta, lo que hace es despistarte de tu labor. Aunque he de decir que subirse a un escenario a hablar, cuando no estás acostumbrado a ello y todos pendientes de lo que dices, impone mucho respeto. Este es otro de los motivos por los que te tienes que centrar en lo que aporta y desechar lo que estorba.
¿Cómo entras en la Semana Santa?.
Desde que tengo uso de razón la Semana Santa para mí ha sido un referente, es cierto que a edades tempranas la participación en la Semana Santa en puramente presencial. Fue en la adolescencia cuando junto con el grupo de amigos la involucración en esta fue total, en todos los sentidos: costaleros, cofradía y celebraciones eucarísticas; y como no, de lo vívido en mi casa en torno a la Cofradía de la Virgen de los Dolores en su Soledad. Pero sí tengo que remarcar que llego a la Semana Santa no desde la celebración de las procesiones en la calle sino desde la celebración eucarística de la Semana Santa hacia su representación exterior.
¿Qué responsabilidades mantienes en tu cofradía?.
En este momento mi cargo es Vocal de Formación pero la responsabilidad como cofrade y cristiano nunca se debe ignorar y se debe convertir en manera de vivir, es algo que creo que redunda en el bien de todos y de todo; aunque, sí tengo que reconocer que no es lo mismo ser Hermano Mayor que Vocal.
¿Cómo calificarías nuestra Semana Santa?
Como muy buena Semana Santa, teniendo en cuenta el número de habitantes del pueblo en el que vivimos. Podremos aumentar en adquisición de enseres pero en participación de personas creo que estamos en la cima, y espero que esa cima se mantenga y no se produzca un punto de inflexión. Para que ese punto de inflexión no se produzca creo que es importante que crezcamos en la fe para que el ser penitente, costalero, músico o cualquier otro elemento de la Semana Santa no sea pasajero.
¿Qué quieres transmitir desde tu pregón?.
Primordialmente dos cosas. La primera divulgar nuestra Semana Santa: sus costumbres, su patrimonio tanto humano, imaginero y material, su idiosincrasia; siempre, como no, desde mi punto de vista, vivencias y desde la época que me ha tocado vivir.
La segunda exaltar de donde viene todo lo anterior con sus peculiaridades, pero, una misma fuente para todo el cristianismo que es la: Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo para la salvación del hombre. Que las dos sean recíprocas.
Queridos hermanos cofrades, Con los ojos puestos en la próxima Cuaresma y Semana Santa, me dirijo a vosotros como Hermana Mayor electa de la Cofradía Penitencial de la Santa Cruz, después de las elecciones celebradas el pasado mes de noviembre. Junto con los miembros de la Junta Directiva, seguiremos trabajando por esta cofradía y para que, el Martes Santo, siga siendo un día especial de oración, recogimiento, fervor y unión con nuestro querido Cristo de la Buena Muerte.
Además me uno a la nueva directiva de la Unión Local de Cofradías, dirigida por Cándida González, como secretaria. Nuevos retos y trabajo en esta nueva etapa, en la que seguro el Espíritu Santo nos guiará y ayudará.
Aprovecho estas líneas para agradecer a la junta saliente de la ULCO, encabezada por Elena Guzmán, el buen trabajo realizado durante estos últimos años.
Para muchos La Semana Santa es simplemente la muerte de un gran hombre; pero los que conocen a Jesús pueden afirmar que además de recordar la tragedia de su muerte, celebramos especialmente el significado de su Resurrección para nuestras vidas.
Aprovechemos esta Semana Santa para recordar que Jesucristo recorrió el camino de la vida con el fin de ser nuestro más excelente guía.
Rememoremos y reflexionemos los acontecimientos que nos narran las Sagradas Escrituras en cada uno de los días de la Semana de Pasión: Domingo de Ramos: entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Lunes santo: Jesús viaja a Betania a la casa de Lázaro, María unta los pies con perfume a Jesús, Judas la recrimina.
Martes Santo: Jesús anuncia la traición de uno de los 12 y la negación de Pedro.
Miércoles Santo: Jesús confirma la traición de Judas Iscariote.
Jueves Santo: Jesús instituye la Eucaristía y el orden sacerdotal.
Viernes Santo: Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.
Sábado Santo: Esperamos en la Vigilia Pascual la resurrección del Señor.
Domingo de Pascua: Jesús ha triunfado sobre la muerte. Verdaderamente ha resucitado. ¡Aleluya, aleluya!
De la misma manera, cuando participemos en el rezo del Santo Via Crucis, principalmente el de
Miércoles de Ceniza y, muy especialmente, el que realiza nuestra Cofradía en su estación de penitencia el Martes Santo; aprendamos a arrepentirnos, y tal vez recibamos la gracia de una profunda conversión. Veamos el Via Crucis como una escuela de superación; el Señor sufre amarguísimos dolores de cuerpo y alma, pero los supera por amor a Dios y a nosotros.
Me despido deseándoos que viváis una intensa Semana Santa y una Feliz Pascua de Resurrección y pidiéndole al Cristo de la Buena Muerte salud para todos y, especialmente, para Él; derrama sobre Él tu misericordia divina, dale tu auxilio y amparo, y restablece su salud.
“Pedí fuerzas y Dios me dio dificultades para hacerme fuerte.
Pedí sabiduría y Dios me dio problemas para resolver. Pedí prosperidad y Dios me dio un cerebro y fuerzas para trabajar.
Pedí valor y Dios me dio peligros a los que vencer. Pedí amor y Dios me dio personas a los que querer y ayudar.
Pedí favores y Dios me dio oportunidades. Al final, recibí nada de lo que deseaba y recibí TODO lo que necesitaba.”
a cargo de D. Manuel Roa Rubio
25 marzo de 2023 a la finalización de la Santa Misa
Han sido muchas las actividades que la Unión Local de Cofradías ha llevado a cabo durante este año 2022, a continuación os detallamos el trabajo desarrollado en estos meses:
En los meses finales de 2021, se hicieron participaciones de lotería del sorteo de El Niño, para sufragar parte de los gastos de la restauración de El Resucitado.
A principios de año se empezó a redactar el boletín de Semana Santa.
El 19 de febrero se realizó la presentación del cartel oficial de Semana Santa.
El 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, se organizó el rezo del Via Crucis por las calles del municipio, con la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración.
El 2 de abril tuvo lugar el pregón oficial de Semana Santa a cargo de D. Manuel Bayona Gámiz, por primera vez se celebró en la Iglesia Parroquial; a continuación, como todos los años, tuvo lugar la cena homenaje al pregonero en los salones del bar Ideal.
Como novedad, y gracias a la colaboración del Excelentísimo Ayuntamiento, los balcones de este edificio fueron engalanados con telas granates; que junto a las colgaduras colocadas en las fachadas de ambas iglesias, daban un toque más distinguido y acorde con la Semana Santa.
El 20 de marzo, la agrupación musical Sebastián Valero, organizó el I Concierto de Cuaresma dedicado a la Unión de Cofradias.
En el mes de mayo se celebró una Eucaristía de acción de gracias, por los beneficios recibidos durante la Semana Santa y Fiestas de Mayo, presidida por nuestro PárrocoConsiliario D. Manuel García Pérez.
En el mes de junio, en la festividad del Corpus Christi, se hizo un altar de culto a las puertas de la Iglesia Parroquial, con la imagen de la Inmaculada Concepción.
El 15 de agosto, esta Unión organizó la misa de la Festividad de la Asunción de la Virgen María; donde cada cofradía con titulares marianas hicieron pequeños altares de culto con las imágenes.
Ya en el mes de septiembre, en la fiesta de la ermita, se hizo una ofrenda floral a la patrona, donde participaron los niños de las distintas cofradías. También se ofrecieron alimentos que después fueron donados a Cáritas Parroquial
El 2 de octubre tuvo lugar la recepción de la imagen de Jesús Resucitado, después de su restauración en los talleres de Honorato Justicia, se celebró una misa de acción de gracias y una charla sobre la restauración a cargo del autor de la misma.
El 16 de octubre tuvo lugar el Rosario de la Aurora por las calles del municipio donde, de manera excepcional, la Virgen de la Fuensanta fue portada en andas, en un trayecto entre ambas iglesias. Al terminar, se celebró la santa misa organizada también por la Unión de Cofradías.
Los días 25 y 26 de noviembre hubo colaboración por parte de las cofradías, para ofrecer voluntarios para la gran recogida de alimentos organizada por el banco de alimentos
El 27 de noviembre, algunos de los miembros de la Unión de Cofradías asistieron al encuentro de cofradías y hermandades celebrado en el Seminario de Jaén, donde pudimos intercambiar algunas palabras con el Señor Obispo.
Se realizaron participaciones de lotería para el sorteo de Navidad.
Desde el mes de diciembre se están realizando los encuentros de la Conversión Pastoral en la Diócesis de Jaén, dirigido a todos los fieles en general y a las cofradías en particular.
Ya inmersos en el tiempo de adviento, se realizó el ya tradicional belén en la Iglesia Parroquial, así como un altar donde aparecían las imágenes de José y María, junto al niño Jesús, en el Altar Mayor de la iglesia.
Como en años anteriores, la Luz de Belén llegó de nuevo a nuestra comunidad parroquial, procedente de la Catedral de Granada; donde el dinero recaudado con el donativo de las velas se destinó a Cáritas.
Y como colofón, a un año lleno de actividades, se organizó un belén viviente en la plaza de la Iglesia, la noche de la cabalgata de reyes.
Para finalizar, debemos destacar que el pasado 7 de enero tomó posesión la nueva junta directiva de la Unión Local de Cofradías, encabezada por Cándida González.
Aprovechamos estas líneas para agradecer a la anterior junta, con Elena Guzmán a la cabeza, el gran trabajo realizado y compromiso con esta Unión de Cofradías.
Fundación: 1966. Con anterioridad San Juan Evangelista recibía culto en la Ermita de San Sebastián. Una imagen de la Virgen de la Esperanza también se documenta en el desaparecido Convento de San Agustín. Momento de la Pasión:
Jesús en su Entrada en Jerusalén representa el momento en el que el Maestro, a lomos de un asno pequeño, entra aclamado por el pueblo en la ciudad santa. Se presenta sentado de lado en el animal, en la mano izquierda sostiene las riendas del animal y con la derecha en actitud de bendecir. La imagen va acompañada por un olivo, símbolo de paz.
San Juan Evangelista lo podemos encontrar en muchos momentos de la Pasión de Jesús: en su entrada en Jerusalén, en la Última Cena, en el Huerto de los Olivos o al pie de la cruz, entre otros. Su figura en nuestra Semana Santa viene asociada al momento en el que Jesús agonizando en la cruz, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.». Por otra parte, nos dicen las Actas de Pilatos, pertenecientes a los evangelios apócrifos, que San Juan informa a la Virgen acerca del cariz que estaban teniendo los acontecimientos, puesto que su Hijo había sido prendido, condenado a juicio injusto y penado a morir. María corrió apresurada a la Calle de la Amargura. La doliente madre aparece en este escenario junto al discípulo amado que le indica con el dedo el camino a seguir.
Imagen de Jesús en su Entrada en Jerusalén: 2003 Imagen de serie de los Talleres de Olot.
Imagen de San Juan Evangelista: Años 60. Imagen de serie de los talleres de Olot. Donada por Juan Molina Ruano (en memoria de un hijo suyo llamado Juan que murió). Restaurado por Juan del Pino Escabias en el 2010 y por Honorato Justicia Muñoz en 2019. Acompañamiento musical: A.M. “María Santísima de la Esperanza Sanjuaneros” de Huelma (Jaén) y Banda de Tambores y Cornetas “Santísimo Cristo de la Expiración”, de Huéscar (Granada). Salida Iglesia Parroquial, Al finalizar la Santa Misa (12:15 horas aproximadamente). Entrada: 15:30 horas aproximadamente.
Itinerario: Plaza Iglesia, Ancha, Convento, Plaza de España, Ramón y Cajal, Avenida de Andalucía, Espinar, Santa Ana, Plaza de España, Umbría, Ancha y llegada al Templo.
Fundación y datos históricos: Según libro de actas, la cofradía se constituyó en junta extraordinaria el 6 de mayo de 1988 con una junta rectora a la espera de la aprobación de los estatutos por el Obispado. En noviembre de ese año la cofradía ya cuenta con su primera junta directiva. La inauguración oficial de la cofradía es el 11 de febrero de 1989, primer sábado de cuaresma, coincidiendo con la misa en honor al Cristo de la Buena Muerte en la Iglesia del Llano; en este año procesiona por primera vez. Además este año se acompaña a la cofradía de San Juan el Jueves Santo. No es hasta el año siguiente (1990) cuando se modifica el recorrido por el Barrio, actual itinerario y en 1991 se invierte el lugar de entrada y salida, de la Iglesia Parroquial a la Iglesia del llano.
Momento de Pasión: Cristo muerto en la cruz; es la representación de un Crucificado muerto, como lo evidencia la herida de la lanzada en su costado derecho, con gesto sereno e intensa dulzura, con inclinación de la cabeza sobre el pecho y hacia la derecha, con costillas marcadas y vientre rehundido
Imagen: Santísimo Cristo de la Buena Muerte, talla de serie de los talleres de Olot de la década de los 60.
Hermana Mayor: María Cruz Justicia Torres.
Traje de estatutos: Túnica negra con cruz roja inclinada sobrepuesta en el pecho, cíngulo rojo, caperuz negro caído y medalla de la cofradía.
Acompañamiento musical: Grupo joven de música de capilla de nueva formación. Horario e itinerarios: Salida de la Iglesia de Nuestra Señora de la Fuensanta a las 21:30 y entrada a la Iglesia Parroquial a las 23:30
Estrenos y novedades: Nueva marcha musical dedicada a nuestra cofradía, titulada “Silentium”, compuesta por Alberto Justicia Soriano y donada a nuestra cofradía. Por parte de uno de nuestros jóvenes cofrades, Pablo García Guzmán, se ha formado un nuevo grupo de música de capilla, como acompañamiento en nuestro desfile procesional.
PUNTOS DE INTERÉS
· Salida Procesional Iglesia del Llano
· Paso “Barrio”
· Plaza España
· Entrada al Templo
· XIV Estación
MOMENTO DE PASIÓN: En el primer paso, el del Señor de la Humildad representa a Jesús atado a la columna después de ser azotado antes de ser condenado a la cruz. En el segundo paso, se representa a Jesús en los instantes anteriores a la expiración. A sus pies, su madre representada en la Virgen del Calvario.
IMÁGENES: STMO Cristo de la Expiración. Es una imagen de pasta madera de los talleres de Olot, en donde se observa a Jesús clavado en la cruz con una profunda mirada hacia el cielo. La imagen fue restaurada por el imaginero toxiriano Don José Miguel Tirao Carpio. En el año 2019 ha sido nuevamente restaurada para corregir diversos problemas que mantenía en su estructura, así como acercar su policromía lo más fiel posible a sus estados iniciales. María STMA del Calvario. Es una imagen de vestir tallada en madera de candelero, obra del imaginero Don José Miguel Tirao Carpio, la imagen representa a una dolorosa con un rostro moreno y ojos verdes con una profunda expresión de dolor. Desfiló por primera vez en el año 1996. Señor de la Humildad. Es una talla de serie de los talleres de Olot donada a la Iglesia por una feligresa. Se incorpora a esta cofradía tras la desaparición de la suya propia para no privar a la población de esta imagen durante la Semana Santa.
TRAJES DE ESTATUTOS: Túnica blanca y fajín rojo. Cape Rut y capa roja con la medalla de Hermandad.
HERMANO MAYOR: Antonio Jesús Díaz Pérez.
HERMANO MAYOR DE FERIAS: Francisco Cano Segura.
ESTRENOS: Antes de la salida procesional la cofradía invita a los niños a una ofrenda floral, recibiendo a las imágenes con una vela en la puerta del templo, La cofradía dona una cantidad de dinero a asociaciones benéficas por cada niño. Reparación trono expiración , reducir su peso y salida del Cristo
ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL: Señor de la Humildad Banda cctt. Cristo de la Expiración de Granada, Cristo de la Expiración y María Banda cctt Ntro. Padre Jesus Nazareno de Huelma.
Salida: 20:30 h. desde la Parroquia Inmaculada Concepción. Entrada a las 01:00 h.
PUNTOS DE INTERÉS
MCOFRADÍA PENITENCIAL DEL STMO. CRISTO DE LA EXPIRACIÓN
SEÑOR DE LA HUMILDAD Y MARÍA STMA. DEL CALVARIO
Momento de la Pasión: Nuestro Padre Jesús Cautivo de las Penas representa el momento en el que Cristo, tras ser besado por Judas Iscariote, es apresado en el Huerto de los Olivos por los guardias del Sumo Sacerdote. Una cuerda le tiene atada las manos.
La Santísima Virgen de la Esperanza representa a María en el momento de la Pasión de Jesús acompañada siempre por el discípulo amado. Dolorosa propia de Pasión pero que mira esperanzada la resurrección de su Hijo.
Imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo de las Penas: 2005. Francisco Romero Zafra. Imagen de la Stma. Virgen de la Esperanza: 1971. Domingo Sánchez Mesa. Restaurada en 1994 por Concepción Moreno Galindo y en 2007 por Francisco Romero Zafra.
Traje de estatutos: Túnica blanca-hueso con botonadura y cordoncillo en borde de bocamanga, tapilla y cuello color verde. Caperuz, fajín y capa verde. Medalla de Hermandad.
Hermana Mayor: María del Carmen Carmona Cózar.
Hermano Mayor de Ferias: Manuel Pelegrín Hervás.
Estrenos y novedades: Adquisición de 4 ángeles realizados por Honorato Justicia Muñoz para las esquineras del paso de Nuestro Padre Jesús Cautivo de las Penas. Puesta en marcha de la I Semana de la Esperanza. Elección del I Discípulo Sanjuanero.
Celebración del XXV Aniversario del Cuerpo de Costaleros y Costaleras de la Cofradía. Conmemoración del XL Aniversario de la Agrupación Musical “María Santísima de la Esperanza Sanjuaneros”. Nueva uniformidad de gala y estreno de nuevas marchas dedicadas a la Hermandad: “Madre Esperanza”, “Mi mandamiento” y “Desde el balcón de los cielos”.
Acompañamiento musical: Agrupación Musical “María Stma. de la Esperanza Sanjuaneros” y Asociación Músico Cultural “Sebastián Valero” de Huelma (Jaén).
Salida Iglesia Parroquial, al finalizar la Santa Misa (21:00 h aprox.). Entrada 1:30 h.
PUNTOS DE INTERÉS
· Salida Procesional Plaza Iglesia
· Paso Plaza Nueva
· Subida C/. Umbría
· Encierro Templo
COFRADÍA PENITENCIAL DE JESÚS EN SU ENTRADA EN JERUSALÉN, NTRO. PADRE JESÚS CAUTIVO DE LAS PENAS, STMA. VIRGEN DE LA ESPERANZA Y S. JUAN EVANGELISTA.
FUNDACIÓN: El año de fundación de esta Cofradía, no se puede definir con exactitud, aunque según datos recabados en el Archivo Diocesano de Jaén, ya se sabía de su existencia a finales del siglo XVI, concretamente en 1.599, de lo que podemos deducir que su fundación fue anterior a esa fecha.
MOMENTOS DE PASIÓN: Nuestro Padre Jesús Nazareno, carga con su Cruz, camino del Calvario, en el camino cae hasta tres veces, la Santa Mujer Verónica, limpia su divino Rostro, Simón de Cirene, es obligado por los romanos a ayudarle a llevarla, y el momento sublime es cuando se encuentra con su madre María Santísima de la Amargura, la cual sufre por el padecimiento de su Hijo, pero ambos aceptan con humildad la voluntad del Padre.
IMÁGENES TITULARES: Nuestro Padre Jesús Nazareno (1.950): Talla realizada en los Talleres “Santa Rufina y Eras” de Madrid. Y restaurado en el año 2.010 por Imaginero Sevillano D. Luís Álvarez Duarte.
· María Stma. de la Amargura (2.001): Obra del Imaginero Sevillano D. Luís Álvarez Duarte.
· Santa Mujer Verónica (1.975): Talla de serie.
· Simón de Cirene “El Cirineo” (1.970): Obra realizada por el Escultor e Imaginero Benito Barbero.
HERMANA MAYOR: Rafaela Garrido Salcedo
HERMANA MAYOR DE FERIAS: Ana Belén Martínez Vico
TRAJE DE ESTATUTOS: Caperuz y túnica morados, cíngulo y botonadura amarillos.
ESCUDO: El Anagrama de Jesús Hombre Salvador, rodeado por una corona de espinas.
MÚSICA: Acompaña al trono del Señor, de su propia banda de Tambores y Cornetas fundada en 1.964. Acompaña al trono de la Virgen la Asoc. Músico Cultural “Sebastián Valero”, de Huelma.
ESTRENOS: Parihuela y Varales del trono de Nuestro Padre Jesús.
Parihuela, varales de palio, techo de palio y candelabros de cola del Trono de María Santísima de la Amargura. Potencias de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
PUNTOS DE INTERÉS
Salida Procesional Plaza Iglesia a las 6 de la Madrugada Amanecer c/. Carrera de Jesús Encuentro C/. Ancha Petalá c/. Espinar Subida c/. Umbría Entrada al templo
COFRADÍA PENITENCIAL DE NTRO PADRE JESÚS NAZARENO, MARÍA STMA. DE LA AMARGURA Y SANTA MUJER VERÓNICA
Fundación: 1954, siendo la tercera hermandad más antigua de la localidad.
Imagen Titular: Stmo. Cristo Yacente, Talleres de Imaginería Cristiana de Olot (Girona), realizada en 1953 y donada por una feligresa. Fue restaurada en 2009 por José Luis Ojeda Navío.
Traje de estatutos: Túnica negra con botonadura del mismo color, capa amarilla, cíngulo amarillo y negro con borla amarilla y negra, medalla de la hermandad, capillo negro con filos amarillos y cruz corporativa amarilla sobrepuesta a la altura del rostro, guantes negros con cruz corporativa amarilla bordada y calzado oscuro.
Paso: Santo Sepulcro.
Salida: Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción, 20:30 horas
Entrada: Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción, 23:30 horas
Recorrido: Plaza de la Iglesia, Ancha, Convento, Plaza de España, Ramón y Cajal, Avenida de Andalucía, Espinar, Santa Ana, Plaza de España, Umbría, Ancha, Plaza de la Iglesia y llegada al templo.
Música: Asociación Músico Cultural “Sebastián Valero”.
Estrenos: Candelabros de guardabrisa por el taller cordobés de Manuel Jurado y Miguel Ortiz. Bolsa de Caridad.
PUNTOS DE INTERÉS
· Salida Procesional Plaza Iglesia
· Plaza España
· c/. Espinar
· Subida c/. Umbría
· Entrada al Templo
COFRADÍA PENITENCIAL DE MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES EN SU SOLEDAD
Año de fundación de la Cofradía: anterior a 1756, ya que es de cuando data el segundo libro de reglas que posee la Cofradía.
Momento de pasión: Se manifiesta el dolor de la Santísima Virgen María tras la muerte de su Hijo. Presenta en su pecho un corazón con siete puñales representando los siete Dolores de María. Tras el entierro de su Hijo, María marcha en Soledad.
Imaginero: Domingo Sánchez Mesa en el año 1967.
Banda de música: AACC “Virgen de la Cabeza” de Zújar (Granada).
Traje de estatutos: Túnica negra con bocamanga en raso también negra rematada en encaje blanco, caperuz negro. Capa blanca con escudo representativo de los siete dolores de María o cruz griega en negro sobre fondo blanco. Guantes y cíngulo con siete nudos en blanco. Medalla de hermandad.
Hermana Mayor: Lina Fernández Roa
Novedades y estrenos: Ampliación de la casa Hermandad.
Réplica pequeña de la Virgen de los Dolores realizada por el afamado artista Juan Díaz Losada.
Día 9 de abril:
11:00 Horas - Quema de peticiones
11.30 Horas - Via Lucis
12:00 Horas - Rezo del Ángelus
12:30 Horas - Santa Misa
Queridos cofrades:
En este mi primer saluda, quiero comenzar dando las gracias a todas las personas cofrades que han contribuido a que hoy sea la Hermana Mayor de la Cofradía de Stma. Virgen de la Fuensanta y Santa Lucía. Es para mí todo un honor encabezar esta gran familia, que conformamos la nueva junta directiva, llena de ilusión y devoción por nuestra patrona. Igualmente quiero agradecer, a todas las personas que forman la nueva junta, su disposición a acompañarme, en esta nueva andadura para trabajar y servir a la Cofradía.
Estamos a las puertas de la semana más importante para los cristianos, la Semana Santa, en la que revivimos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Inmersos en la cuaresma, es tiempo de conversión, perdón y reconciliación. Debemos escuchar la palabra de Dios y ser ejemplo de vida cristiana.
En el Santuario de Nuestra Patrona Santísima Virgen de la Fuensanta
Al finalizar la santa misa, se procederá a la entrega del hornazo a los presentes como tradición local de este día.
El próximo 9 de abril será la Pascua de Resurrección, fiesta central del cristianismo, en la que se celebra la resurrección de Jesús y su aparición ante sus discípulos. Por ello en el Santuario de la Stma Virgen de la Fuensanta comenzaremos quemando las peticiones del año, después realizaremos el Vía lucis, seguido del rezo del Ángelus y posteriormente será la Santa Misa, tras la cual se realizará la entrega del tradicional hornazo a los fieles asistentes.
Aprovecho estas líneas para invitaros al Santuario de Nuestra Patrona para celebrar juntos la Pascua de Resurrección.
Aunque la Virgen María es única, la madre de Dios ha manifestado, a través de sus apariciones y pasajes bíblicos, su deseo de ser llamada de diferentes formas en el Catolicismo.
Es lo que conocemos con el término de ADVOCACIÓN. Nombre o referencia que indica el modo de designar a la Virgen María, aludiendo a un lugar, a una circunstancia, a un don o atributo en torno a la madre de Jesús.
En nuestra localidad, al igual que en muchos puntos del planeta, también hacemos uso de dichas advocaciones marianas, ya sean relacionadas con momentos de la Pasión o de la Gloria y Resurrección de Cristo.
A continuación, enumeramos y desarrollamos la historia y origen de vírgenes o advocaciones marianas existentes en nuestra Parroquia.
Es sabido que el culto a la Virgen de los Dolores en Huelma se remonta a siglos anteriores. Gracias a los trabajos sobre la historia de la Cofradía realizados, con mucho esmero y cuidado, por Pilar Guzmán Guzmán, tenemos conocimiento de datos de la misma desde aproximadamente 1756, fecha que tomamos como punto de partida.
Juan de Dios Guzmán Justicia, se acuerda comprar una nueva Dolorosa para sustituir a la anterior por estar muy deteriorada.
Una década más tarde, en 1967, y siendo Viernes Santo hacia la hora del mediodía, unos pocos cofrades arreglaban el trono para la procesión de la tarde, y estando ahí, un cortocircuito provocó un incendio que destruyó a la imagen.
A raíz de este acontecimiento se adquirió una nueva talla, realizada por el granadino Domingo Sánchez Mesa, y que actualmente conocemos.
La festividad de la Virgen de los Dolores es el 15 de septiembre. Desde 1996 comienza a celebrarse en la fecha más próxima a ese día.
Dos años más tarde, en 1998, su Junta Directiva acuerda no salir en la procesión de Miércoles Santo que venía realizando desde mucho tiempo atrás y complementar con su salida procesional de Viernes Santo, un recorrido mucho más breve por las calles de la Plaza Nueva. Dicho trayecto supondría el inicio de la procesión de la Soledad que conocemos en nuestros días.
una urna, que es trasladada por los mismos de casa en casa. Esta Imagen está muy solicitada, existiendo una lista para llevarla. El objetivo es acercar la Virgen a los hermanos y personas que la soliciten.
María Santísima de la Esperanza fue adquirida por la Cofradía conocida popularmente como “Los Sanjuaneros” en 1971. Así al menos se recoge en el libro de actas de esta Hermandad, fundada en abril de 1966.
Realizada por el escultor granadino Domingo Sánchez Mesa en su taller de imaginería, ubicado en la capital del reino nazarí, supo plasmar en esta talla la mirada de serenidad de María, quién aguarda esperanzada la Resurrección de su Hijo, Jesús de Nazaret.
Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno adquiere a María Santísima de la Amargura.
Con la incorporación de un cuerpo de costaleros para el traslado de esta talla a principios de este siglo, la Cofradía decide modificar el itinerario de este desfile procesional, comenzando y terminando en la Iglesia de la Inmaculada Concepción.
Trayecto al que también se sumará, a partir de 2005, la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo de las Penas, adquirida también por la Hermandad de túnica verdiblanca para otorgar de más significado al Jueves Santo Huelmense.
Cabe resaltar el fatídico acontecimiento producido en la madrugada del Viernes Santo de 1985. Dicha imagen fue objeto de un robo sacrílego en la Iglesia de Nuestra Señora de la Fuensanta. Tras el conocimiento de tan triste noticia, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno decide suspender su procesión a mitad de recorrido.
Ese mismo día, en reunión de la Agrupación de Cofradías, se acuerda salir en Procesión General, aunque aquel año no correspondía, como acto de desagravio a la Virgen de la Esperanza y en la que dicha talla procesionó tal y como había quedado tras el robo.
En los últimos tiempos, la imagen de María Santísima de la Esperanza ha sido restaurada por Concepción Moreno Galindo (1994) y por Francisco Romero Zafra (2007).
Es una de las tres imágenes titulares de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración, Señor de la Humildad y María Santísima del Calvario.
La advocación del Calvario se adopta por el momento que representa la imagen titular en aquél pasaje bíblico: Jesús crucificado en el monte Calvario
En sus inicios, las reuniones de esta Hermandad se celebraban en la sacristía de la ermita de San Sebastián, lugar donde se encontraba la primera imagen de la Virgen de los Dolores.
Desde 1894 y durante seis años se titula a la Cofradía como Nuestra Señora de la Soledad para volver a llamarse, a partir de 1901, Nuestra Señora de los Dolores. Será en 1922 cuando se le renombre, de nuevo, como Nuestra Señora de la Soledad.
A partir de 1954 nuevos vientos llegan a esta Hermandad, y en este año, bajo la presidencia de
Como fechas clave también destacamos la del 4 de noviembre de 2000, cuando se acuerda llamar a la Cofradía María Santísima de los Dolores en su Soledad o la de 2003, momento en el que se comienza a hacer el rezo del Rosario durante la procesión de la Soledad para seguir llevándolo a cabo cada año.
En 2006 se conmemoró el 250 aniversario de esta Cofradía, coincidiendo con el otorgamiento de la escritura de formación de la misma. La última restauración de esta imagen la realizó la restauradora
Carmen Bermúdez en abril de 2013.
Desde el año 2021, la Cofradía pone al servicio de sus hermanos una Virgen Dolorosa pequeña en
Su onomástica se celebra el 18 de diciembre, coincidiendo con el cuarto domingo de Adviento. Asociada a la espera de la Natividad de Cristo, período en el que celebramos que María viene a preparar el camino para la llegada de su Hijo al mundo, al que viene a salvar.
Desde hace cinco décadas, María Santísima de la Esperanza ha procesionado en todos los Jueves Santos de la Semana Santa Huelmense. Acompañada siempre por San Juan Evangelista, su desfile procesional se podía vislumbrar en los aledaños de la Iglesia de Nuestra Señora de la Fuensanta.
Recorrido que fue ampliado hasta la madrugada de Viernes Santo, donde protagonizaba el famoso encuentro, en la Plaza de España, con Nuestro Padre Jesús Nazareno. Seguirá participando en dicha estación de penitencia hasta 2001, año en el que la
instantes antes de expirar y representado, en esta Hermandad, por el Santísimo Cristo de la Expiración.
Cuando se decide en 1990 incorporar la imagen de la Virgen a esta Cofradía, ya se concibió esta advocación para la madre de nuestro Cristo, constituyendo uno de los momentos de mayor amor hacia los hombres. María, la madre de Jesús, y el Discípulo Amado se encuentran en el Calvario ante la Cruz.
“Y como vio Jesús a la madre, y al discípulo que él amaba, que estaba presente, dice a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dice al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió consigo”. (Juan 19, 25-27).
Después de muchas consultas y viendo siempre la economía de la Cofradía y los presupuestos que se barajaban por entonces, así como las características de la Semana Santa en aquellos años, se deposita la confianza en un imaginero jiennense, concretamente toxiriano, José Miguel Tirao Carpio, para realizar la talla de María Santísima del Calvario.
Una imagen concebida tanto para ir a los pies de Cristo, como lo hace en la actualidad, o para procesionar sola. De un estilo neobarroco, y con el objetivo de darle una forma más realista, su escultor remarcó la expresión de dolor en su rostro, que junto con la colocación de sus manos, intensifica aún más si cabe el sentimiento de angustia y pena en esta titular, cariacontecida ante su hijo en la cruz en el monte Calvario.
Tallada en madera, tiene un rostro moreno y bello, con ojos verdes cargados de expresión en su mirada y la connotación de una boca entreabierta desgarrando su dolor, a la vez de la bondad innata en toda madre. Resignada por el destino de su hijo, como salvador de los demás.
María Santísima del Calvario es bendecida el 1 de octubre de 1995. Fecha en la que la Cofradía acuerda celebrar su festividad y realizar una misa en su honor (normalmente el primer sábado de este mes) para todos sus hermanos y fieles.
En 1996, desfila por primera vez por las calles de nuestro pueblo en todos los Miércoles Santo, colocada a los pies del Santísimo Cristo de la Expiración.
Debido a las circunstancias de organización de la propia Hermandad y de la propia estructura de la Semana Santa huelmense, esta imagen no ha podido procesionar sola. Sin embargo, este pasaje bíblico es ya uno de los momentos más importantes de nuestra Semana de Pasión.
La adquisición de una Dolorosa para la Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Amargura y Santa Mujer Verónica, se decidió en la Asamblea General del Viernes Santo del año 2000 (21/04/2000).
La citada imagen fue encargada al ilustre maestro escultor e imaginero de Sevilla D. Luis Álvarez Duarte. Es en ese mismo año, el cual tras dos años de trabajo en sus talleres, realizó la imagen de María Santísima de la Amargura, plasmando en la talla de la virgen la belleza, la dulzura, la serenidad, la tristeza, así como cinco lagrimas para el Hijo que está a punto de perder en la cruz. Una expresión que se adhiere a la paz y al amor infinito para los que contemplan su dolor.
Sentimiento que tenía la Madre de Dios definido como amargura, relacionada con la última calle por la que fue conducido Jesús con la cruz a cuestas. Último tramo donde cayó el Nazareno hasta tres veces en aquella madrugada, y María caía con él, viendo al fondo el monte Gólgota. Lugar en el que a las pocas horas después sería crucificado el Hijo de Dios, “Nuestro Padre Jesús Nazareno”.
La advocación de la amargura está relacionada también con el amargo cáliz que el apóstol Mateo recoge en su Evangelio al narrar la oración y agonía de Jesús en Getsemaní. “Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro. ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu de la verdad está dispuesto pero la carne es débil (…) Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras”. (Mateo 26, 39-44).
encargo treinta mil pesetas. Navas Parejo talló para nuestro pueblo una imagen de las llamadas “de vestir” a semejanza de la desaparecida, salvo en lo referente a la altura 70 cm, ya que la anterior era notoriamente más alta. Al igual que la original, en su mano derecha porta una pequeña imagen del Niño Redentor y en la derecha un cetro. El Niño fue robado en 2012 y el actual es obra del imaginero jiennense José Miguel Tirao Carpio.
Su onomástica se celebra el 8 de septiembre, y en torno a esta fecha, el primer fin de semana de septiembre se celebra la romería de la Fuensanta en el paraje de la ermita donde se encuentra su santuario. En dicho lugar permanece desde agosto hasta abril, donde es visitada por sus fieles.
Huelma celebra las Fiestas de Mayo, en honor a su patrona la Santísima Virgen de la Fuensanta, el primer domingo de mayo de cada año. Es por ello que el sábado de ese fin de semana nuestra patrona, acompañada de Santa Lucía, se traslada en procesión desde su santuario a nuestro municipio. Un día después, el domingo, procesiona por las calles de nuestro pueblo. Desde hace unos 6 años la procesión se realiza por la mañana, en lugar de por la tarde, tras la misa celebrada en su honor.
El 8 de septiembre del año 2002, coincidiendo con la celebración del nacimiento de María, tuvo lugar su bendición, que la hicieron D. León Suárez Palomares, Delegado Episcopal para Cofradías y Hermandades de la Diócesis de Jaén y por entonces nuestro párroco y consiliario D. José Rodríguez Perales. A partir de ese día, todos los sábados más cercanos al 8 de septiembre se viene celebrando la solemne Eucaristía conmemorando su bendición.
Un año más tarde, en la madrugada del viernes 18 de abril de 2003, y por primera vez salió María Santísima de la Amargura por las calles de Huelma hacia el encuentro de su Hijo, Nuestro Padre Jesús Nazareno. Momento único en nuestra Semana de Pasión, donde ambas imágenes se saludan, una frente a otra, para rememorar el acompañamiento de Madre e Hijo camino a la crucifixión.
Entre saetas y en el más largo recorrido procesional de la Semana Santa huelmense, María Santísima de la Amargura sale en busca de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con una mezcla de esperanza y dolor.
Esperanza, porque su Hijo sigue vivo en esa madrugada, y dolor, porque por otro lado sabe que ya no hay remedio, que incluso Él mismo le dijo una vez “Madre, tengo que cumplir la voluntad de mi padre”. (Juan 6, 40).
La actual imagen de la Virgen de la Fuensanta llegó a Huelma en 1939. Fue un obsequio de vecinos de nuestra localidad, quiénes se encontraban en la prisión de Alcalá de Henares durante la Guerra Civil Española, y que habían hecho la promesa de que si salían con vida devolverían al pueblo a su patrona, ya que la anterior imagen fue destruida en el anterior conflicto bélico.
El autor de la talla fue el imaginero malagueñogranadino José Navas Parejo, quien recibió por el
En Huelma permanece dos meses (el mes de mayo en la Parroquia de la Inmaculada Concepción y el mes de junio en la Iglesia Virgen de la Fuensanta), para poder ser venerada por todos sus devotos. Fieles que también le acompañan en la vuelta a su ermita el último fin de semana de junio.
Hasta 1936 existió en el santuario una imagen de la Virgen de la Fuensanta de la que no existen datos sobre su antigüedad o autoría. Las referencias gráficas que se conocen se remontan a 1844, una plancha litográfica que en los años setenta del siglo pasado fue descubierta en un armario del santuario-. Esta imagen fue destruida durante la guerra civil. En nuestra memoria aún perdura aquél fatídico 28 de diciembre de 2012. Día en que robaron a nuestra patrona, llevándose la corona, el rostrillo, el cetro que portaba en su mano derecha y el niño que pertenecía a la imagen de la Virgen que fue destruida en la guerra. Gracias a las donaciones del pueblo de Huelma y del Ayuntamiento todo fue comprado de nuevo.
La última gran restauración realizada a la imagen de la Santísima Virgen de la Fuensanta ha sido en el año 2021, por el restaurador huelmense Honorato Justicia Muñoz.
Queridos hermanos, Por primera vez me dirijo a vosotros como Hermana Mayor de esta Cofradía y como tal, me pongo a vuestra disposición para cualquier sugerencia o propuesta que queráis hacerme a lo largo de mi mandato.
Tengo que confesar que no tenía pensado aún ocupar este prestigioso cargo, pero “una señal” en el momento oportuno, el apoyo de mis hermanos cofrades que ahora me acompañan en esta andadura, y el de mi familia, así como el de mi párroco D. Manuel, me han traído hasta aquí… Espero estar a la altura, siempre con la ayuda de Dios y nuestros titulares.
Mi objetivo y el de la nueva Junta Directiva, aparte de que nuestros desfiles procesionen dignamente, y mantener y velar por los enseres y el gran legado que tenemos los sanjuaneros, se va a centrar en “la convivencia en Hermandad”.
“La Semana de la Esperanza” ha sido un ejemplo de ello, una experiencia maravillosa en la que hemos compartido gestos de amor, de fe y de esperanza con hermanos que por diferentes motivos no pueden acompañarnos en los actos que celebramos. Ha sido una experiencia infinitamente gratificante, ¿Cómo un gesto tan sencillo nos ha llenado tanto?... Seguiremos para que haya más momentos como éstos…
Atrás han quedado estos duros años de pandemia sin poder procesionar. Ahora, gracias a Dios, podemos disfrutar nuevamente del Domingo de Ramos. Puerta de entrada, en la que los cristianos nos preparamos para vivir la Semana Santa, donde nuestras palmas recorren las calles de Huelma como símbolo de victoria Pascual de Jesucristo. Y también del Jueves Santo, que tras la celebración de la Institución de la Eucaristía en la Última Cena, el amor y la esperanza ciñen de verde nuestro pueblo. Desde aquí animo a todos los cofrades a continuar trabajando por esta gran Cofradía y participar
activamente y unidos en los actos litúrgicos que se celebran, porque es aquí, en la Santa Misa, donde se centra la vida de la Iglesia y es la fuente de la que se nutre todos los cristianos. Acogemos allí la Palabra de Dios y unidos a Él, en comunión, nos preparemos para la vida eterna. Y porqué no, para la terrenal, ya que para creyentes y no creyentes, practicantes y no practicantes, los valores que hacen que los humanos seamos “buenas” personas y nos respetemos los unos a los otros están basados en el AMOR.
Muy cercano en el tiempo visitó mi taller el gran titular de la Cofradía de los Sanjuaneros, una imagen que desde que tengo uso de razón ha estado envuelta en comentarios no muy agraciados en relación con el color de su carnación, una tonalidad sobresaturada y acondicionada al gusto de la época, ocultando nuevamente la policromía original de este emblema en la Semana Santa de Huelma. Llegó con la mirada perdida, sin veladuras que marcaran la naturalidad anatómica y con un manto retocado, fue un mes difícil de horas continuadas en la puesta en marcha de tratamientos, pero se consiguió poder sacar su estética original. Un dato curioso en esta restauración durante su limpieza química y mecánica fue la aparición de diversos golpes antiguos en rostro, brazo y mano izquierda, podríamos pensar en una posible caída de la obra durante su “etapa restauradora” inadecuada. Dejando este detalle atrás, a la imagen se le pudieron eliminar dos capas de pintura que se localizaban encima del estrato original.
Se me olvidaba incluir entre estas dos restauraciones una pequeña escultura que acompaña a nuestra patrona, me refiero a la imagen de Santa Lucía, llegaba con algunos deditos maltrechos, color amarillento del paso del tiempo en los barnices protectivos y algunas fisuras en espalda y pliegues del manto, sin dejarme atrás la maltrecha copa de purpurina con dos pequeños ojos de plástico, pese a todo ello se pudo restaurar todo de forma rápida y correcta, favorecido principalmente por el pequeño tamaño de esta.
desgastes en rostro, manos y candelero originales. También se desvelaron gran cantidad de fisuras y grietas que recorrían verticalmente el candelero, ocasionando una inestabilidad estructural en la imagen. En la restauración y en concreto en la limpieza de la talla me encontré con varias situaciones que desvelaban la calidad de la policromía de Navas Parejo, hablamos de un rico traspantajo imitando una base de travertino en la peana o la carnación rosácea en pómulos y manos de la Virgen de la Fuensanta. Tras el interés de su intervención en un corto plazo de tiempo para así poder volver a su camarín, se hizo un esfuerzo en la aplicación de los tratamientos aprovechando cada hora del día, siempre y cuando los procesos técnicos no sufrieran ningún tipo de alteración, en quince días pudo volver nuestra patrona y de esta manera seguir velando por el pueblo de Huelma pero eso sí ahora con un brillo y una armonía artística distinta, me refiero a la recuperación de los cánones y estilismo de su autor, José Navas Parejo. A nivel personal la restauración de la Virgen de la Fuensanta ha sido una experiencia inolvidable y que me ha llenado aún más si cabe de fé, es imposible olvidar el pequeño y bello rosto una vez restaurado, pues está lleno de dulzura y vida, en su exposición devocional quedará parcialmente oculto por el rostrillo, pero en mi recuerdo seguirá mostrándose tal y como es.
Tras las celebraciones litúrgicas, si Dios quiere, viviremos con fe y esperanza nuestros desfiles procesionales, y en caso de no celebrarse, que sea por el agua de la lluvia que tanta falta nos hace, recorran gratamente nuestras calles. “Todo lo que Dios hace es bueno. Todo lo que Dios permite es necesario”.
(Job 2:10).
Paso algún año que otro, y llegó la Covid 19 dejando atrás las salidas penitenciales de nuestras imágenes, pero no nuestro sentir cofrade, prueba de ello es la actividad y entusiasmo de algunas cofradías por conservar su patrimonio cultural pese a esta situación epidemiológica mundial. Y de un momento a otro, con el permiso de nuestro párroco y el del arzobispado unido al esfuerzo expreso de la Cofradía de la Virgen de la Fuensanta y Santa Lucía se pudo restaurar a nuestra patrona, la Virgen de la Fuensanta. Una imagen con una historia que marca su estética y carisma, donde ha tenido que lidiar con incendios, hurtos y con intervenciones inadecuadas a nivel estructural y estético, esta obra de Navas Parejo llego desvirtuada a nivel de rostro y manos, no coincidía la técnica actual con la paleta de color del escultor, nuevamente nos encontrábamos con otro repolicromado, esta capa ocultaba gran multitud de
Cofradía Penitencial de Jesús en su Entrada en Jerusalén, Nuestro Padre Jesús Cautivo de las Penas, Stma. Virgen de la Esperanza y
“… En caso de cumplirlo que Dios me lo premie, en caso contrario que Dios me lo demande…”
Se podría pensar que ya había restaurado bastantes obras de arte en Huelma, pero mi interés por la puesta en valor de nuestras imágenes iba más allá aún, algunas personas por estas palabras podrán pensar en egoísmo, pero no se confundan, es la ilusión la que prevale sobre el tema económico. Llegamos a enero de 2022 y por mi mente aun pasan las imágenes de tres esculturas latentes en Huelma, dos ellas siguen “enmascaradas” con colores y estratos pictóricos no acordes a su autoría, grandes escultores las tallaron y policromaron buscando una impronta artística que perdurara con el paso del tiempo pero que desafortunadamente han perdido ese carácter inherente, espero y deseo que algún día puedan volver a lucir su gran esplendor. La tercera imagen preside el altar mayor de nuestra parroquia de la Inmaculada Concepción, se trata del Cristo Resucitado de Benito Barbero Medina. Una escultura de gran porte y peso, hablamos de dos metros y medio de altura y aproximadamente 130 kilogramos de peso, desde las filas de bancos y altar parecía encontrarse bien pese al paso del tiempo pero al acercarse a ella se vislumbra el fatídico estado de conservación que la acompañaba, sobre todo en su estabilidad estructural, con posible efecto de caída o desplome de soporte a consecuencia del alto número de grietas y fisuras producidas todas ellas por las separación de las piezas de madera que constituyen la talla (embón), unido a los cambios de temperatura y humedad latentes dentro de la iglesia. Afortunadamente el pueblo de Huelma respondió
eficazmente a esta situación, destacar la valía de nuestro Ayuntamiento el cual financió económicamente la restauración de esta imagen, acompañado de la Asociación Cultural para la Defensa del Patrimonio de Huelma “Bernardo Moreno Quesada” y como no a la Unión Local de Cofradías (ULCO). Esta respuesta por parte de las autoridades pertinentes, feligreses y cofrades huelmenses se traduce en su día como la restauración de dicho Cristo, llegando a mi taller en febrero de 2022 y acabando su restauración en septiembre de ese mismo año, fue un largo camino donde se entremezclaron momentos duros y otros más placenteros a nivel restaurador e investigador. En este trayecto hubo momentos para pararse y debatir la autoría del escultor de dicha talla policromada, pues hasta el comienzo de esta restauración se tenia asignado al escultor granadino Antonio Barbero Gor, cosa que no era correcta ya que la familia donante de la obra sobre el año 1956 y la técnica polícroma de la escultura marcaban definitivamente a otro escultor, nos referimos a Benito Barbero Medina abuelo del mencionado y referenciado Antonio Barbero, esto hacía de nuestro Resucitado la escultura más antigua de Huelma. Dejando a un lado el tema histórico y centrándonos en los detalles restauradores podemos hablar de la fatiga estructural de la imagen, es decir se sustentaba bajo un fuerte hilo de fé pero un débil asentamiento estructural, nos encontrábamos con grietas que atravesaban la escultura en vertical y horizontal, lo sorprendente es que en algunas de ellas la luz podía penetrar hasta ser vislumbrada por su parte opuesta o incluso insertar parte del dedo meñique, pero no solo el soporte era lo afectado a nivel de conservación sino que la policromía no era la original, volvemos nuevamente a los mencionados policromados, en este caso una capa espesa de ocre oscuro y betún de judea envolvía a la escultura ocultado el brillo y delicada tez trabajada por el paso del tiempo en el Cristo Resucitado de nuestro Altar Mayor. Al final todo salió muy bien y acorde a los criterios internacionales de la restauración de obas de arte, es por ello por lo que actualmente nuestra imagen puede descansar y observar a sus fieles con total tranquilidad desde su pedestal, alzándose de forma ligera en su caminar, tal y como Dº. Benito Barbero Medina quiso expresar a la hora de representar el misterio y el fundamento de la fe cristiana en relación con la resurrección de Cristo.
Por último, no me gustaría despedirme sin dar las gracias a mi pueblo ya que me ha dado la oportunidad de poder mantener su patrimonio, poder ponerlo en valor y hacerme participe en cierta medida de nuestra muy querida Semana Santa.
“Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a ti, Señor, lo torno. Todo es tuyo. Dispón de todo según tu voluntad. Dame tu amor y tu gracia, que esta me basta.” (Oración de ofrecimiento de sí mismo. San Ignacio de Loyola)
Reverendo Sr. Cura-Párroco
Sra. Presidenta y miembros de la Unión Local de Cofradías
Sr. Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Huelma y miembros de la Corporación Municipal
Sr. Juez de Paz
Hermanos Mayores y miembros de las Juntas de Gobierno de las Cofradías Penitenciales
Hermana Mayor y miembros de la Junta Directiva de la Cofradía de Nuestra Señora Santísima
Virgen de la Fuensanta y Santa Lucía
Hermano Mayor y Junta Directiva de la Hermandad de San Isidro Labrador Familia, amigos, cofrades y paisanos
Buenas noches
PREGONERO DE SEMANA SANTA
Esta noche pido la venia para dirigirme a ustedes con palabras que me brotan del corazón. No son palabras de un escritor, de un poeta o de un pensador, sino tan solo de un humilde corazón puesto al servicio de Dios y de un sentimiento. Ese que nos une a todos los huelmenses cuando se aproximan estas fechas.
¡Pregonar la Semana Santa! ¡Pregonar la nuestra, la de Huelma! Exaltar una Semana Santa que ya se asomó a nuestra comarca de Sierra Mágina, que ya se está asomando a nuestra provincia giennense y que se asomará, al menos ese es nuestro deseo, a nuestra tierra andaluza. Una Semana de Pasión que, además de ser expresión pública de fe y religiosidad popular como prolongación de la celebración del misterio de Cristo, también es arte, cultura y tradición, en la que, sin perder nuestra seña de identidad e idiosincrasia, hemos sabido combinar la tradición castellana, sevillana y malagueña y donde podemos encontrar obras de Domingo Sánchez Mesa, Luis Álvarez Duarte, Francisco Romero Zafra, José Miguel Tirao Carpio y Benito Barbero Medina que conviven con obras de menor factura que, no por ello, han de tener menos valor sentimental. Una Semana de Pasión, que no me atrevería a llamarla pionera, pero en la que la mujer ha desempeñado un papel fundamental y decisivo. Corría el año 1979 cuando ya contábamos con una Hermana Mayor en nuestra Semana Santa. Se trata de María Dolores Quesada Galiano, Hermana Mayor de la Cofradía de la Virgen de los Dolores. Una Semana de Pasión con apariencia joven pero con siglos de historia en nuestro pueblo, que no quedándose anclada ha sabido aunar la experiencia que implica la veteranía con las ideas innovadoras de las nuevas generaciones que se han ido incorporando y en la que nuestros niños tienen un papel protagonista como garantes del futuro de nuestra Semana Mayor.
Era 6 de Noviembre de 2019, día en el que la Iglesia celebra la memoria de San Pedro Poveda, un santo giennense, más concretamente nacido en Linares, cuando la Junta de Gobierno de la Unión Local de Cofradías, con Elena Mª Guzmán García como presidenta, me comunica que había sido nombrado pregonero de la Semana Santa 2020.
Mi incredulidad y mis nervios ante tal nombramiento eran manifiestos, pero el primer pensamiento que se me vino a la mente fue: ¿Quién soy yo, Señor, para que te acuerdes de mí? ¿Quién soy yo para que las cofradías de mi pueblo me concedan este honor? Mas hágase tu voluntad, Señor. Así lo pedimos cada vez que rezamos el Padrenuestro. Aunque la tarea me resultara difícil no podía decir que no por dos motivos: porque es un regalo de Dios que no podía rechazar y por mi carácter servicial.
Los primeros en enterarse, lógicamente, fueron mis padres. No era capaz de decírselo, pues aún me sentía abrumado por la noticia. Así que les entregué la carta para que ellos mismos la leye-
ran. Aún tengo en mis ojos la cara de orgullo de mi padre porque, a su avanzada edad, otro hijo suyo iba a ser pregonero de la Semana Santa. Mi madre, por supuesto que sentía orgullo, pero bien sabía que, por delante, me esperaban muchos días complicados hasta que llegara este momento. ¡Qué bien conoce una madre a sus hijos! Madrugada insomne la del ya 7 de Noviembre ¡Cómo lo sabías, Benjamín, cuando me dijiste: “Esta noche no vas a pegar ojo”! Madrugada en la que me asaltaron infinidad de preguntas para las que no encontraba una respuesta y me causaban inquietud. Tan sólo una tenía clara: ¿Por qué soy cristiano? Pregunta esta que me he hecho varias veces y a la que siempre he encontrado respuesta en el Evangelio de San Juan. Jesús acaba de pronunciar el discurso sobre el pan de vida y sólo hay dos opciones: seguirlo o dejarlo. Es entonces cuando Pedro le dice: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.” (Jn. 6,68) Respuesta de Pedro que se ha convertido en mi motivo para ser cristiano.
La larga madrugada dio paso a un nuevo día cargado de emociones, de sentimientos, de recuerdos, de lágrimas, pero en el que sentía una fuerte necesidad: encontrarme con Jesús Eucaristía. Y es ahí, arrodillado ante Jesús Sacramentado, pues ese día había exposición del Santísimo, donde encontré la respuesta. Llega el momento de la bendición y de guardar al Señor en el sagrario cuando el sacerdote entona estos famosos versos de Santa Teresa de Jesús:
“Nada te turbe, nada te espante. Quien a Dios tiene nada le falta.
¡Sólo Dios basta!”
Versos que, de forma explícita o implícita, han estado presentes en muchos de estos veinte pregones que se han declamado. Manidos versos a los que todo pregonero, creo, nos hemos agarrado como el recién nacido al pecho de su madre. Versos que se vieron reforzados con las palabras del salmista: “Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.” (Sal 27,14) Se trata del salmo 26 y es una oración confiada a Dios que no abandona a quien se pone en sus manos y que correspondía a ese día.
Ahí estaba la respuesta a las preguntas que durante la madrugada me habían rondado por la mente. Sólo tenía que abandonarme en sus manos, confiar en Él, y hablar desde el corazón. Hacerme barro en manos del Alfarero y confiar en el po-
der de la oración porque, si de algo estoy seguro es que Dios nunca deja de escucharnos, aunque nuestra medida del tiempo no sea la suya. Tras dejar que pasaran algunos días para asimilar lo que me estaba ocurriendo y que todo se asentara, llegó el momento de enfrentarme al folio en blanco. Folios que se han ido rellenando con la suave melodía de fondo de cantos que a la oración y la meditación me invitaban y de marchas procesionales que me inspiraban, y que conforman este pregón que viene a ser respuesta al regalo de Dios, pequeña y humilde contribución a la historia de nuestra Semana Santa.
llamamos). Nuestras calles se vacían de gente, se silencian, nos invade el temor, la incertidumbre, el desasosiego que nos hace perder la paz interior, nuestras caras se cubren con una mascarilla y nuestras manos quedan bañadas en gel hidroalcohólico. Ha llegado el tiempo de la desolación y de la cruz. La pandemia nos sumerge en una “madrugá” que nos parece eterna y un nuevo amanecer no se vislumbra. Una larga noche de Getsemaní en que el mundo parece estar agonizando. Dios parece habernos abandonado, parece haberse callado, y hemos quedado con una profunda herida que no sabemos cuando va a cicatrizar. Sin embargo, Dios sigue caminando a nuestro lado. De una manera diferente a como, quizás, estemos acostumbrados, pero sigue estando ahí. Dice la carta a los Hebreos: “Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial.” (Heb 5,7) ¿Cómo Dios no iba a escuchar las oraciones y súplicas de su pueblo?
LA ESPERANZA
Es Marzo de 2020 y una nueva Semana Santa está llamando a nuestras puertas. Toca cumplir, un año más, con la tradición y nuestras Cofradías ya casi se encuentran preparadas para poner sus pasos en la calle con todas las novedades y proyectos que han llevado a cabo durante el año. Sin embargo, como si de un jarro de agua fría se tratase, nos toca vivir la pandemia provocada por el SarsCov-2 (el coronavirus como todos lo
¿Cómo Dios iba a dejar abandonados a sus hijos? Dios no es ajeno a este sufrimiento y Jesús, al igual que hizo durante su vida terrenal, sigue caminando entre nosotros. La pandemia ha puesto en evidencia que vivimos en un mundo deshumanizado, que hemos puesto nuestros intereses y nuestra mirada en la religión del consumismo donde amamos el dinero, el poseer, las apariencias, el éxito personal y profesional, el estatus social, la felicidad etérea… y nos hemos olvidado de lo esencial, del ser humano. Hemos llenado nuestras vidas de ruido externo y hemos alejado nuestra mirada de Dios. Poner nuestra mirada en Jesús y en su mensaje, es dirigir nuestra mirada hacia Dios, pero también hacia un hombre que pasó por el mundo haciendo el bien y cuyo mensaje, cuya Buena Nueva, tiene un contenido que invita a la felicidad verdadera y a la esperanza, de profundo amor hacia la vida y el ser humano. El mundo tiene sed de Dios. Sin embargo, en medio de este vacío y en medio de las dificultades, sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor para ver cómo el milagro se obra cada día. Personas que hacen de su profesión una vocación para entregarse a la sociedad o, simplemente, ponen sus talentos a disposición de esta. Personas que cuidan a nuestros mayores o les facilitan su día a día como gesto de gratitud, estos a los que la sociedad excluye por no considerarlos productivos. Personas que tienen una palabra amable y de aliento, que fomentan la paz y el diálogo, que tienen un gesto de ayuda con todo aquel que lo necesita o hacen una llamada o una visita al
que se siente solo. Personas que prestan cuidados o tratan a nuestros enfermos, aun poniendo en riesgo su propia salud o la de sus familiares, y aquellas que se dedican a la ciencia y la investigación y que han puesto todo su esfuerzo e interés en encontrar una vacuna o un fármaco que ayude a tratar esta enfermedad u otras. Personas que rezan por nuestro mundo, por todos los que sufren, por aquellos de los que nadie se acuerda. Personas que han entendido que es más importante dar valor a los intereses de la comunidad que a los suyos propios… Cada vez que algo así ocurre se está obrando el milagro y Dios se está haciendo presente entre nosotros. Como no podía ser menos, no me puedo olvidar de todas esas personas que han regresado a la casa del Padre durante esta pandemia, ya sea por la Covid-19, por otras patologías, por su avanzada edad, o porque su salud mental no ha podido resistir la dureza de la prueba, y de sus familias. La prueba ha debido ser durísima y desde el punto de vista humano no sé qué palabras puedo usar para transmitiros consuelo. Pero, agarrándome a la fe, permitidme que os diga que viváis la ausencia como un dolor terrenal y un gozo celestial. Es, en este momento, cuando me viene a la memoria un cristiano, cofrade y adorador nocturno que me precedió en este menester y que partió hacia la Casa del Padre el 31 de Diciembre de 2020. Me refiero a Eloy López Ortega, pregonero de la Semana Santa 2009. Eloy, como así lo puso de manifiesto en su pregón, es sólo un ejemplo de esa generación a la que tanto tenemos que agradecerle pues trabajaron duramente para conseguir que nuestra Semana Santa llegara a ser lo que hoy es. Él hizo de su vida entrega nocturna a Jesús Eucaristía para luego, durante el día, entregar su vida a los demás, especialmente a los más necesitados, cuidando de su familia y, particularmente, de su esposa Carmen. Fue adorador nocturno y testigo de día. Supo entender que la fe implica vivir la caridad. No se puede tener fe o celebrarla, pero vivir sin caridad. Así lo han entendido también nuestras cofradías durante este tiempo de pandemia. La caridad es uno de los pilares fundamentales que sustenta la vida cofrade, junto con los cultos, actos de piedad y demás actividades. Desde el primer momento, y lejos de caer en desánimos, entendieron que debían volcar todos sus esfuerzos hacia aquellos que más lo necesitaban y lo siguen necesitando: aquellos que no tienen pan ni techo o no pueden permitirse pagar los bienes básicos, aquellos que cada día tienen que abandonar sus casas, sus países, obligados por las guerras, la pobreza… en busca
de una vida mejor o aquellos que, simplemente, están atravesando un momento de dificultad.
Pero en este contexto de cruz, y así lo celebramos en la Semana Santa, Cristo resucita y nuestro mundo también está llamado a resucitar con Él. La luz de la resurrección ya se vislumbra, ya se vislumbraba el año pasado con ese cartel que anunciaba la Semana Santa de 2021 y que era una invitación a la esperanza. Este es el deseo que tenemos todos y esta es la ilusión con la que afrontamos esta Semana Santa. Ha llegado el momento de regresar a nuestras calles para apoyar a nuestras cofradías en sus desfiles procesionales, escuchar nuestras bandas, animar a nuestros costaleros, recuperar nuestras tradiciones, pero sobre todo dejarnos inundar por la esperanza y la alegría.
Con mi pregón de esta noche pretendo transmitir consuelo a todo aquel que lo necesite, pero también quiero que sea, desde la fe, una invitación a la esperanza y un canto a la vida. Esta es la ardua tarea que, creo, estoy llamado a hacer esta noche y esta es la gran responsabilidad que han depositado en mis manos.
Es un privilegio llevar a cabo esta labor, sí, pero no un sentirme privilegiado, porque detrás de este atril no son sólo mis sentimientos los que quiero poner de manifiesto, sino los de todos y cada uno de los que estáis ahí sentados porque hoy quiero ser, como dijera el poeta Antonio Machado, el “¡Cantar de la tierra mía, que echa flores al Jesús de la agonía, y es la fe de mis mayores!”
AGRADECIMIENTOS
Si un sentimiento ha predominado en mí durante todo este tiempo es el de gratitud y es que, como dijo un escritor y moralista francés del siglo XVII, “sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud.” (Jean de la Bruyère)
Gracias a la Unión Local de Cofradías pero, sobre todo, gracias a cada uno de vosotros, cofrades, por haber confiado en mí para esta tarea y por vuestras muestras de apoyo y cariño. Tarea esta en la que, desde la sinceridad y sencillez, he intentado plasmar mi forma de vivir y entender nuestra Semana Santa.
Gracias a la Asociación Músico-Cultural Sebastián Valero que esta noche nos acompaña, a los que habéis puesto voz a esta marcha-plegaria dedicada a María Santísima de los Dolores en su Soledad compuesta por Alfonso Rodríguez Baena, y a cada una de las bandas de nuestro pueblo porque, junto a los cuerpos de costaleras y costaleros, sois la llave que abre las emociones y sen-
timientos, que despierta en el alma y el corazón sensaciones, muchas veces, desconocidas.
Gracias por tus palabras, Manuel. No sé si las merezco, pero sé que proceden de un amigo. Permíteme que también las acoja como un regalo de Dios y, siguiendo el ejemplo de María, las guarde en mi corazón.
Gracias Juana Mari, hermana de la Santa Cruz, de María Santísima de los Dolores en su Soledad y adoradora nocturna por haber aceptado el encargo de ser presentadora de este acto.
Gracias a mis padres por haberme regalado el don de la vida y por haberme permitido vivir la alegría del Evangelio en la familia.
Gracias a mi hermano Juan, pregonero de la Semana Santa 2001, que estos años ha tenido un alumno más. Espero haber sido bueno y que guardes un grato recuerdo de este mi pregón.
Gracias a mi hermano José Luis. Aún recuerdo tus palabras cuando te comuniqué la noticia y compartía contigo mis miedos: No te preocupes, Manolo, pues ya sabes que “Dios escribe derecho con renglones torcidos”. ¡Qué verdad es!
Gracias a mis catequistas, maestros, profesores y formadores pues vuestra labor no está lo suficientemente reconocida y es, en un momento como este, cuando me he dado cuenta que sin vosotros no hubiera sido posible.
Gracias Don Manuel por su apoyo moral y espiritual. Sé que ha rezado mucho por mí y cuánto debemos pedir nosotros para que haya jóvenes que, como el joven Samuel, estén atentos a la llamada de Dios.
Por último, gracias a todas las personas que, año tras año, descolgáis el teléfono o leéis un mensaje de WhatsApp pidiéndoos que participéis en las celebraciones litúrgicas leyendo una lectura, pasando la canastilla, llevando una ofrenda o cualquier otra tarea.
Afrontar esta labor ha significado que mi mente se convierta en un mar de recuerdos que se remontan a mi infancia y mi juventud y que explican, en cierta manera, mi trayectoria cofrade.
Aún no había hecho mi Primera Comunión cuando Don Miguel me propuso ser monaguillo, lo que supuso todo un acontecimiento porque era lo que, siendo niño, más deseaba. Cuando recibí a Jesús Sacramentado por primera vez me incorporé al grupo de Tarsicios y tras mi Confirmación, al grupo de jóvenes y a la Adoración Nocturna, movimiento al que sigo perteneciendo y que me ha hecho sentir un verdadero amor hacia Cristo
Eucaristía que va más allá de una tradición que hay que seguir.
Ser monaguillo es algo que, creo, no se puede decir que dejemos de serlo, si bien ya estoy más centrado en otras tareas como son la preparación de las celebraciones litúrgicas y el archivo parroquial.
Es siendo monaguillo como me voy introduciendo en el mundo de las cofradías y de la Semana Santa, pues esta tarea implicaba no sólo ayudar en las celebraciones litúrgicas, sino también participar en las procesiones. Por aquella época, los monaguillos éramos los que abríamos las procesiones con la cruz y los ciriales, llevábamos el incensario y la naveta en aquellas que había incienso y algún otro menester que las cofradías nos encomendaban como, por ejemplo, portar las horquillas sobre las que descansaba el Cristo de la Buena Muerte cuando se iba a rezar una estación del Vía Crucis.
Antes de proseguir mi relato, permitidme que traiga a colación el recuerdo más bonito que guardo de esta etapa. Cuando terminaba la misa de 12 acompañábamos, siguiendo el ejemplo de San Tarsicio, el patrón de los monaguillos, a los Ministros Extraordinarios de la Comunión a llevar la Eucaristía a los enfermos. Aún tengo en mi memoria muchas de las personas que visitábamos y es ahora cuando comprendo el valor de este gesto.
Una procesión a la que siempre me apuntaba para salir como monaguillo era la de Martes Santo, el Vía Crucis, pues sentía una atracción especial por esta procesión y esta cofradía a la que pertenecen mis hermanos Juan y José Luis y a la que, siempre he tenido claro, tenía que pertenecer yo también. Es en 2001 cuando me hago cofrade de la Cofradía Penitencial de la Santa Cruz y es, desde ese momento, cuando empiezo a salir con mi túnica y mi cruz. No puedo evitar acordarme de aquel 14 de Septiembre de 2013 en el que nuestra cofradía cumplía 25 años y que nos brindó una imagen para el recuerdo como fue ver procesionar al Santísimo Cristo de la Buena Muerte en un trono con una solemnidad como merecía tal acontecimiento.
Otro aniversario que he tenido la oportunidad de vivir, en primera persona, fue en 2006. La Cofradía Penitencial de María Santísima de los Dolores en su Soledad, de la que también soy hermano cofrade, celebraba el 250 Aniversario de su fundación, aniversario que no sólo viví y participé en él, sino que también me impliqué en su preparación, pues por ese año formaba parte de la Junta de Gobierno que presidía Espiri Martínez
Marín y en la que era Vocal de Culto y Espiritualidad, cargo que desempeñé durante 11 años en varias Juntas Directivas presididas, además, por Cándida González Martínez, y que me ha permitido conocer de primera mano el gran trabajo, esfuerzo y dedicación que hay detrás de nuestra Semana Santa.
Siempre he sido muy devoto de la Virgen de los Dolores, advocación esta que desde antiguo ha gozado de mucha devoción entre los huelmenses, especialmente entre los más mayores, y a la que se le atribuye, por su intercesión, una curación milagrosa. El origen de mi devoción hacia esta imagen y misterio de María no sabría definirlo muy bien, pero navegando entre mis recuerdos se lo atribuyo a dos circunstancias. Era un niño cuando todos los sábados por la tarde subía, junto con Pedro García Gámez, Pedro “El Chochi” (sabes que te lo digo con todo el cariño del mundo), a ayudar a las mujeres a limpiar la iglesia. Nuestra función, además de jugar y pelearnos como niños que éramos, era llenar los cubos de agua en la fuente y llevarlos a la iglesia, aunque por el camino tirásemos más que la que llegaba; y si hacía falta también cogíamos un cepillo, un trapo o lo que nos mandaran. Lo importante era ayudar. Por entonces, la que vestía a la Virgen de los Dolores era Carmela Galiano Martos y recuerdo lo que me impresionaba ver vestir a la Virgen pero, sobre todo, verla de cerca, privilegio este que se repetía cada mes de Mayo cuando Edelmira Guzmán subía a vestir la Virgen de la Fuensanta y permitidme que, en este momento, recuerde con qué cariño vestía y le hablaba a nuestra patrona pues para ella la Virgen de la Fuensanta no era sólo una imagen, era algo más que no soy capaz de describir. Siempre he sentido un cariño especial hacia las camareras de nuestras imágenes y así quiero expresarlo esta noche porque vuestra labor va mucho más allá de vestir a una imagen, cuidar y guardar sayas, túnicas, mantos, alhajas… Es una labor callada, silenciosa, la mayoría de las veces en la sombra y que consiste en estar al servicio de la Virgen y de su Hijo Jesús. ¡Qué privilegio tan grande es el que tenéis!
La otra circunstancia sobre mi devoción a la Virgen de los Dolores tiene que ver con el pueblo de mi madre: Arbuniel. El domingo de Resurrección nos juntábamos la familia para comer, pero antes veíamos la procesión del Resucitado, la procesión del encuentro, procesión en la que salía, y sigue saliendo, la Virgen de los Dolores y siempre le decía a mi madre: Si hoy es un día de alegría, ¿por qué está llorando la Virgen? Y
ella siempre me respondía: Viernes Santo llora de pena porque su Hijo ha muerto y hoy llora de alegría y emoción porque su Hijo está vivo, ha resucitado. Y con esta sencilla respuesta me quedaba convencido.
Otro motivo más de devoción fue cuando en 2004
Mª del Carmen Roa García me propuso ser costalero de la Virgen pues, aquel año, faltaba gente. Por supuesto, no lo dudé. Experiencia esta de la que guardo gratos recuerdos y en la que tuve la oportunidad de tener como capataz a Manuel Roa Rubio quien me enseñó a vivir la Semana Santa desde dentro de un paso, a quien considero un gran conocedor y comprometido con la Semana Santa y con quien comparto una misma visión sobre esta. Y si era devoto y costalero de la Virgen de los Dolores, también tenía que ser hermano cofrade de esta.
Pero si con una cofradía en mi casa siempre hemos tenido un vínculo, al menos emocional, ha sido con la Cofradía del Cristo de la Expiración pues a esta pertenecía mi hermano Balta, quien aún siendo joven fue llamado a esa gran cofradía a la que todos los cofrades aspiramos pertenecer, y en la que acompañaba al Cristo Crucificado, con su túnica roja y su fajín blanco, tocando el tambor.
Y entre estos y otros muchos recuerdos es como va creciendo en mí un sentimiento cofrade y un amor por nuestra Semana Santa que no creo sea diferente al que cada uno de los huelmenses sentimos y que hace que nuestra Semana Mayor sea grande y por la que merezca la pena seguir trabajando y darla a conocer.
Ya han pasado los alegres y nostálgicos días de Navidad en que contemplábamos y adorábamos al Niño Dios en el pesebre. El rigor del invierno por San Antón, San Sebastián y San Blas hemos soportado y al calor de una chimenea o de un brasero nos hemos calentado. Nuestros niños recién bautizados han sido presentados a la Virgen en la Fiesta de La Candelaria. El fruto preciado de nuestros campos ya ha sido recolectado y la batalla entre Don Carnal y Doña Cuaresma que el Arcipreste de Hita relatara en el Libro de Buen Amor ya se ha librado. El Miércoles de Ceniza y el tiempo penitencial, tiempo cofrade por excelencia, ha llegado.
¡Regia Cuaresma que con la alegría pascual concluirá! Cuarenta días en los que estamos recorriendo una marcha por el desierto y ligeros de equipaje.
En nuestra mochila sólo llevamos ayuno, abstinencia, limosna y oración.
Cuarenta días que comienzan con una invitación: “Convertíos y creed en el Evangelio”(Mc 1,15) mientras sobre nuestras cabezas el sacerdote nos impone la ceniza para recordarnos que polvo somos y al polvo volveremos.
Cuarenta días donde experimentamos la misericordia de Dios y nos invita a practicarla. En los que sentimos dolor de nuestros pecados y necesidad de reconciliarnos con Dios y con los hermanos.
Cuarenta días donde se imponen los silencios y la austeridad con un color apagado y oscuro como es el morado y en los que la impresionante imagen del Resucitado se oculta a nuestros ojos.
Nuestros cristos visten túnicas sencillas y nuestras vírgenes, vestidas de hebrea, nos muestran la dimensión más humana de María.
Cuarenta días donde el himno del Gloria enmudece y el canto del Aleluya se silencia porque estamos caminando por un desierto y de nuestros labios sólo brota un “Kyrie, eleison”: Señor, ten piedad.
Cuarenta días en los que escuchamos lecturas del Antiguo Testamento que nos recuerdan la Historia de la Salvación y evangelios que nos invitan a la conversión y en los que Jesús anuncia su Pasión.
Cuarenta días en los que, cada viernes, recorremos catorce estaciones de Vía Crucis junto a cada una de nuestras cofradías como acto previo a la celebración de su misa cuaresmal.
Pero, también, es el tiempo en el que los costaleros sacan de los cajones la faja y el costal para ensayar en las gélidas noches que nos recuerdan que todavía estamos en el duro invierno. Ensayos tan necesarios para que luzcan nuestras procesiones sin que el cuerpo sufra por el intenso esfuerzo físico. Se afinan cornetas, trompetas, saxofones…; el sonido de los tambores suena por doquier y las casas de las cofradías se convierten en auténticas casas de hermandad. Los trajes de estatutos van perdiendo el olor a naftalina, nuestras cocinas ya huelen a roscos de sartén, borrachuelos, pestiños... y tenemos una cita obligada con la radio para escuchar las tertulias cofrades organizadas por la Tertulia Cofrade “Cristo del Refugio”.
Este es el tiempo en el que en nuestras cofradías predomina una actividad: la priostía. Esta hermosa, al mismo tiempo que desconocida, labor de artesanía que paulatinamente está adquiriendo importancia y que consiste, además de en salvaguardar los enseres, en cuidar que nuestras imágenes, procesiones y actos de culto nos dispongan el corazón y la mente al encuentro con Cristo y con María, que todos estos elementos “sean una fiesta para nuestros ojos que estimulen la oración”, como decía San Juan Damasceno allá por el siglo VIII. Tarea esta de la priostía que, como en el seno de una familia, se va transmitiendo de generación en generación. Tiempo de Cuaresma que con la “mudá” del paso a la iglesia al Viernes de Dolores nos conducirá y dará paso al Sábado de Pasión, antesala de esa semana en que de olor a incienso se llenan nuestras calles, la cera, ardiendo, de lámpara nos servirá y de penitentes nazarenos nos vestimos. Nuestras procesiones serán bellas estampas que en nuestras retinas quedarán grabadas. Es esta semana donde veremos “levantás” que reciben un aplauso, “levantás a pulso” que nuestra respiración contiene, lentas “revirás” en nuestras esquinas y plazas que al ver a Jesús en su Pasión y Muerte y el dolor de María nos conmueve el corazón, “chicotás” que una plegaria nos arrancan, la calle Umbría se convierte en la calle del costalero y escuchamos marchas procesionales con las que nos embarga la emoción. Es esta semana que comienza con entrada triunfal, que por la Cruz pasará y que en gloriosa resurrección terminará y de la que decía San Juan de Ávila, apóstol de Andalucía y pregonero de la Gloria de Dios: “uno de los tiempos en que mi ánima está consolada y en que mayores mercedes espera recibir de Dios, es esta semana antes de Pascua, llamada por nombre Semana Santa.”
ENTRAMOS EN LA SEMANA GRANDE
Ya ha regresado la golondrina a su nido y con su trisar nos indica que el buen tiempo ha comenzado. Un nuevo domingo al final de la aurora ya está despertando, pero no es un domingo cualquiera porque la primavera ya ha llegado y la cuenta atrás ha finalizado ¡Es Domingo de Ramos!
DOMINGO DE RAMOS
Ese domingo que, nada más que levantarnos, nos asomamos a la ventana para escuchar a la Agrupación Musical “Sanjuaneros” que por nuestras calles lo va pregonando y la ilusión por una nueva Semana Santa se está despertando. Ese do-
mingo donde los huelmenses tenemos que cumplir con la tradición de estrenar algo para que no se nos caigan las manos y en el que nos tiramos a las calles porque sabemos que Jesús nos va a mirar y de paz y alegría nos va a llenar; donde nos vamos a reencontrar con familiares, amigos, conocidos y paisanos.
María Fuensanta, Gertrudis y María Gloria ya están repicando. Son las tres campanas de nuestra iglesia mayor que nos están avisando que hoy es día de llenarnos de gozo y alegría, de congregarnos en la plaza de la Iglesia y de coger palmas y ramos de olivo porque Jesús a la pequeña y moderna Jerusalén en la que se convierte Huelma cada Domingo de Ramos ya se está acercando.
“¡Portones, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: Va a entrar el Rey de la Gloria!”
(Sal 24,7)
“¡Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor. ¡Hosanna en el cielo!” (Mt 21, 9) Con estas palabras, mientras batimos palmas y agitamos ramos de olivo, saldremos al encuentro del Señor para acompañarlo.
No obstante, la celebración de hoy sólo es la obertura del drama de la Semana Santa, del drama de Jesús.
Tras la celebración de la Eucaristía, las campanas vuelven a repicar y los niños hebreos de alfombras nuestras calles van a llenar porque Jesús en su Entrada en Jerusalén en la calle ya está. El sueño de la Semana Santa, un año más, se ha hecho realidad.
¡Vecinos y vecinas de Huelma salgamos a la calle y abramos ventanas, balcones y nuestros corazones porque el Señor de la Borriquilla, el Señor de la Paz, como a mí me gusta llamarlo, por nuestras calles va a pasar y su gracia y bendición sobre nosotros va a derramar!
Pero hoy es ese domingo que a la Cruz cederá el testigo y que dará paso al dolor y al llanto.
Es el atardecer de Martes Santo. Con mi túnica negra me he revestido, un cordón rojo a la cintura me he ceñido, un caperuz negro mi cabeza cubre como signo de penitencia y sobre el pecho porto mi medalla de cofrade.
Tras un encuentro con mis hermanos cofrades en los salones parroquiales, me dirijo al interior de la iglesia del Llano. La iglesia está en penumbra y sobre las escaleras del presbiterio el Cordero Inocente, clavado y muerto, está en la Cruz.
Noche de penitencia. El camino cuaresmal está llegando a su fin y hay que hacer un último esfuerzo para volver nuestra mirada hacia Dios porque la Pascua muy próxima está, pero ésta, necesariamente, ha de pasar por el camino de la cruz. Noche de emprender la subida hacia el monte Carmelo para el encuentro de la amada con el Amado, de vivir la espiritualidad carmelita, de revisar cómo se encuentra “el castillo interior”, en palabras de Santa Teresa de Jesús. De recordar a San Juan de la Cruz: “Al atardecer de la vida te examinarán en el amor”.
Noche de hacer voto de silencio porque sólo en éste podemos “tratar de amistad con quien sabemos nos Ama”, decía también Santa Teresa de Jesús. Silencio que se romperá en cada Estación del Vía Crucis para confesar que por su Santa Cruz redimió al mundo y para implorar piedad y misericordia.
“En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada, ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada estando ya mi casa sosegada.”
(“Noche oscura del alma”. San Juan de la Cruz)
Con estos versos del santo carmelita, me dispongo a cargar con mi cruz para acompañar a Jesús camino hacia El Calvario. ¡Dios sabe más que nosotros! Y es que, aunque mi cruz me parezca pesada, sólo tengo que aguantar el peso que Dios sabe puedo soportar.
Las puertas del templo se han abierto y ya suenan esas “Saetas del Silencio” interpretadas por el grupo de capilla musical “Sine Nómine” que marcan nuestro camino y nos indican que la Santa Cruz, portada por cinco hermanos cofrades y a la luz de cuatro cirios, está pasando por nuestras calles. Calles anchas, estrechas callejuelas del Barrio, cuestas, plazas y plazoletas de altar nos servirán para que la Cruz se detenga y rezar una estación más. En el punto más alto de la calle Mirabuenos nuestros ojos, por las tapias, vislumbran la meta y la sed de la amada se calmará.
El final de nuestro camino, el templo parroquial, el Monte Carmelo al que, en cada noche de Martes Santo ascendemos, está cerca. Al principio de la calle Umbría y al rezo de la duodécima estación, Jesús muere en la cruz, inclinamos nuestra cabeza para venerar el “Árbol donde la Vida empieza con un peso tan dulce en su corteza”(1) y una alabanza al Padre elevamos porque por la Sangre de este Cordero nuestra alma limpia ha quedado. La meta hemos alcanzado y la amada con el Amado se ha encontrado:
“Quédeme y olvídeme, el rostro recliné sobre el Amado, cesó todo y déjeme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado.”
(“Noche oscura del alma”. San Juan de la Cruz)
“Saetas del Silencio” vuelven a sonar bajo las bóvedas de la iglesia parroquial porque el Señor de Abajo, Arriba ya está a la espera de un nuevo Viernes Santo en que su Cruz vayamos a adorar.
Antes de quitarme mi caperuz, una súplica dirijo al Cristo de la Buena Muerte: Pecador me confieso, porque si no esta procesión no tendría sentido. Y mil veces volveré a caer y otras tantas travesías por el desierto tendré que recorrer pero que esa gracia del encuentro de la amada con el Amado, de mi alma con Dios, otro Martes Santo vuelva a experimentar y ver.
Himno de la Cruz. Laudes de Viernes Santo. MIÉRCOLES SANTO
Aún permanece en el recuerdo ese encuentro de la noche de Martes Santo y hemos llegado al día donde el cielo y la tierra se unen. Es la tarde de Miércoles Santo. Tarde de martirio y sangre, de humildad y expiración, de Viernes Santo anticipado.
“Mirad de par en par el Paraíso abierto por la fuerza de un Cordero.”(1)
Las puertas del templo se han abierto, metáfora de lo que rezan estos versos de un conocido himno de la Liturgia de las Horas, y Jesús clavado en la cruz, con los ojos vueltos hacia el Padre, atraviesa el dintel de la puerta. El Hijo de Dios, “el más bello de los hombres”(Sal 45,3), ha sido “despreciado y desestimado, triturado por el sufrimiento” (Is 53,3.10), mientras lanza un grito de clamor: “Elí, Elí, lemá sabaqtaní” (“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”)(Mt 27,46) Dios ha entregado a su propio Hijo al sufrimiento y a la muerte ¡Qué misterio de Amor encierra la cruz! Dios se ha hecho semejante a nosotros, quiere compartir nuestro propio sufrimiento y dirige la mirada hacia nuestro mundo haciendo de nuestras cargas y sufrimientos el suyo propio. La cruz es signo de derrota, de escarnio, de contradicción, pero al mismo tiempo se convierte en signo de victoria y en camino de libertad y salvación. Por la cruz, por este misterio de Amor,
somos perdonados y adquirimos la gracia de perdonar. Cuando nos situamos frente a la grandeza del misterio de la Cruz, cuando la contemplamos con los ojos de la fe, nadie hay tan desdichado o desgraciado que no sienta el amor que de ella brota porque como dice el salmista: “Un corazón quebrantado y humillado tú, Dios mío, no lo desprecias.”(Sal 51,19) Nadie hay tan débil que no se sienta reconfortado cuando contempla a Jesús clavado en la cruz. Nadie hay tan fuerte que pueda escapar de la carga de la cruz. Frente a este misterio de Amor el humilde se ve enaltecido, el hambriento se ve colmado de bienes, el poderoso se ve derrotado de su trono, el rico es despedido vacío y el soberbio de corazón es dispersado.
La flor blanca se tiñe de rojo por la sangre que brota de sus heridas y de su corazón, que aún no ha sido traspasado por la lanza, brotarán ríos de agua viva que calmará la sed del desierto y arderá en fuego de amor.
La plaza de la Iglesia se ha convertido en el Calvario, en el lugar llamado “Gólgota” y suena un conmovedor “Ave María” atribuido a Caccini. Ave María que a Stabat Mater mudará porque junto a la Cruz permanece María Santísima del Calvario, imagen de tez morena y reflejo del carácter andaluz.
“Mujer, ahí tienes a tu hijo”. “Ahí tienes a tu madre”(Jn 19, 26-27) Son las palabras que dirige Jesús, desde la cruz, a su Madre y que nos dirige a cada uno de nosotros que completamos este paso de misterio. Desde este momento, María, la madre de Dios, se convierte en madre nuestra también. María a quien invocamos como salud de los enfermos, refugio de los pecadores, consuelo de los migrantes, consoladora de los afligidos, reina de la Paz(1), a quien pedimos que nos muestre el fruto bendito de su vientre después de este destierro(2), nos invita a poner nuestra mirada en El Crucificado, en esa “oliva preciosa que con su aceite nos unta y nos da luz”, como decía Santa Teresa de Jesús.
Letanías lauretanas
Salve Regina
Cristo ha sido elevado en la cruz tras haberse hecho Humildad. Humildad encarnada que se ha dejado torturar y desgarrar por el “flagrum” romano. Humildad dulce y serena que sobre un pequeño trono, porque no necesita más, entre cuatro faroles y portado por un cuerpo de costaleras por el barrio de la Plaza Nueva está pasando.
El Señor amarrado a la columna ya ha cruzado la Plaza Mesón y su dulce mirada se ilumina con
luz de luna llena. Una pequeña urna situada en la fachada de la casa donde viviera María Fuensanta García Galiano, por todos conocida cariñosamente como María la del Señor, está iluminada y contiene una pintura sobre una tabla. Jesús, tras haber sido azotado, es presentado al pueblo con un manto color púrpura, con la cabeza coronada de espinas y una caña entre sus manos como cetro real. “Ecce homo” (“He aquí al hombre”) así es como se conoce a esta estampa de la Pasión; una escena que se sitúa inmediatamente posterior a la flagelación y que, aunque no forma parte de la iconografía de nuestra Semana Santa, también está representada.
La procesión sigue avanzando y un río de preciosa sangre por la calle Convento va descendiendo, por Ramón y Cajal su curso natural seguirá y por calle Espinar, Santa Ana y Umbría al cielo, de nuevo, volverá a la espera de un nuevo Miércoles Santo donde cielos y tierra por la Sangre del Salvador se vuelvan a unir.
¡Es Jueves Santo! Ese día del que se dice que, junto con el Corpus Christi y el día de la Ascensión, brilla más que el sol. Ese día que puede amanecer soleado, nuboso, lluvioso, con un frío invernal o un calor primaveral… pero que, sea como sea, nos mostrará una luz diferente.
Mañana en la que, si visitamos nuestra iglesia parroquial, podremos ver la belleza de nuestros pasos procesionales que ya están terminados, dejarnos admirar por la riqueza del patrimonio de nuestra Semana Santa y embriagarnos de ese aroma que desprenden las flores que los adornan.
También es mañana de dar los últimos retoques al Monumento, de ensayar cantos, de vestir el altar con los mejores manteles y de estar en la sacristía, en ese lugar cercano a lo sagrado, preparando jarra, jofaina, corporal, purificadores, cálices, de llenar copones con el pan que con tanta delicadeza hay que tratar, porque ahora sólo es una mezcla cocida de harina y agua pero por la tarde será pan celestial.
Siguiendo la tradición, para comer hoy toca potaje de vigilia, es decir, potaje de garbanzos acompañado de bacalao frito, cuyo sobrante se guardará para Viernes Santo que se hará en “encebollao”.
Tras tomar una manzanilla con unas gotitas de anís para aliviar la digestión, nos ponemos nuestras mejores galas, indumentarias y espirituales, porque el alegre tañido de las campanas ya nos anuncia que el Triduo Pascual va a comenzar.
“El Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.” (1 Cor 11,23-26)
Estas son las palabras que San Pablo recibió y que a su vez nos transmitió y con las que, dos mil años después, continuamos celebrando aquella misma Cena del Señor en la víspera de su Pasión. Cena que celebramos como lo hicieron los apóstoles y como lo han hecho y lo harán innumerables generaciones de cristianos. Cena que se celebra en grandes catedrales y en pequeñas iglesias, en capillas de hospital y de cárceles, en países ricos y en aquellos a los que hemos condenado a ser las periferias del mundo, en libertad o en la clandestinidad a la que obliga la persecución. Cena en la que no faltarán los regalos, pues el oro, el incienso y la mirra que Jesús recibía en el pesebre de manos de los magos de Oriente en Sacerdocio, Amor y Eucaristía quedarán correspondidos. Cena en la que el mismo Jesús se hará presente entre nosotros, en la persona del sacerdote, y que nos saludará, acogerá e invitará como amigos suyos que somos y en la que también tendremos presentes a nuestros enfermos, ancianos, impedidos…
En comunidad nos reuniremos en la intimidad del Cenáculo y Jesús, el Maestro, tomando la condición de siervo lavará los pies a sus discípulos. Gesto con el que dará un nuevo significado al amor porque este no puede ser sólo una idea que trasciende el sentido, es decir, algo teórico, sino una acción. El amor ha de significar entrega, ponernos en actitud de servicio hacia Dios y los hermanos.
Y, “Jesús, sabiendo que ha llegado la hora de partir de este mundo hacia el Padre” (Jn 13,1), se quedará entre nosotros en un simple trozo de pan. Pan que se parte, se comparte, se da a comer y nunca faltará porque es “pan vivo que ha bajado del cielo” (Jn 6,51). Es la fracción del pan.
El Amor se ha hecho Eucaristía, realidad que se oculta bajo las especies del pan y del vino y que se encuentra sobre el ara del altar.
No adoréis a nadie más que a Él. No escuchéis a nadie más que a Él. No pongáis los ojos en nadie más que en Él. Porque sólo Él, nos puede sostener.(1)
Este es uno de los cantos que, en honor a Cristo presente en la Eucaristía y en este justo instante, sonará en comunidades reunidas por todo el orbe de la Tierra.
Manos sacerdotales te portarán y cuatro adoradores nocturnos con un palio te cubrirán. A tu paso, nos arrodillaremos y nuestra cabeza inclinaremos. Bóvedas y arcos en alfombra se convertirán y en un Monumento reservado te quedarás para ser manjar celestial. ¡Este es el misterio que queda velado en la tarde de Jueves Santo!
Canto “No adoréis a nadie”. Autor: Luis Alfredo Díaz
“Que la lengua humana cante este misterio: la preciosa sangre y el precioso cuerpo.
Quien nació de Virgen Rey del Universo, por salvar al mundo, dio su sangre en precio.”(1).
Así reza este himno eucarístico, más conocido como “Pange Lingua” y que en la procesión de Jueves Santo escucharemos, interpretado por la Agrupación Musical “Sanjuaneros”, en honor de ese Jesús Bendito que, por un beso de Judas Iscariote, traicionado y Cautivo ha quedado.
Es ese Cristo que, desde el primer día que lo vi, su mirada me cautivó; ante el que tantas veces delante de él me he plantado, y tras venerar su imagen, mi amor le he confesado; al que mi fe y devoción le he profesado.
Es ese Cristo cuyo rostro he buscado en tantas noches de vigilia ante Jesús Sacramentado arrodillado y que mi alma ha reconfortado tras haber besado sus pies.
Himno eucarístico escrito por Santo Tomás de Aquino.
Es ese Cristo cuya belleza y mirada penetra hasta lo más profundo del alma porque es “ansia eterna de almas que esperan” y “Amor que quiere seguir amando.”(1)
Es ese Cristo al que por tres veces he negado y que otras tres veces me ha perdonado y cuya misericordia cada noche de Jueves Santo por nuestras calles va derramando.
Es ese Cristo que de manos cordobesas salió, la campiña atravesó y en un pueblo del sur de la provincia de Jaén se quedó y que por nombre lleva Nuestro Padre Jesús Cautivo de las Penas.
Entre el Hijo, que sobre su pecho va portando el escapulario trinitario, y la Madre, va un joven apóstol. Se trata de San Juan. El discípulo predilecto. El que en su Pasión y en el Calvario lo va a acompañar y el que a María va a consolar. El que va a afirmar que “Dios es Amor”(1 Jn 4,8) y el que, con sus escritos, nuestra alma va a elevar como el águila que vuela por encima de las montañas en busca de alimento. San Juan, ese personaje secundario que, en nuestra Semana Santa, se hace presente el Domingo de Ramos y Jueves Santo y el que, ¿por qué no decirlo?, tanta simpatía y cariño despierta entre los huelmenses.
Canto popular “Pescador de hombres”
Bellos palios bordados con hilo dorado vemos Jueves Santo y Viernes Santo que salen casi rozando, como si de un beso se tratara, la antigua piedra de la entrada a nuestra pequeña catedral. Palios que la Realeza de María pregonan porque Ella es Reina de Cielos y Tierra y que a la voz del capataz se levantan. Bambalinas meciéndose ya están, cordones dorados que a Doce Apóstoles de su sueño están despertando y en preciosa armonía, costalera y musical, la Esperanza, la Amargura y el Dolor de María por nuestras calles pasearán.
Noche de Jueves Santo. Noche de verde olivo en que nuestras calles de verde esperanza ya se han teñido. Noche en la que sonará “Aliento de esperanza”, del huelmense Francisco Javier Fernández Pereira, y que comienza con alegría esperanzadora que va tornando a esperanza dolorosa porque lejano queda el saludo del ángel Gabriel y cerca está la profecía de Simeón: “A ti misma, una espada te traspasará el alma.”(Lc 2,35)
Ya en las primeras horas de la madrugada la procesión está a punto de encerrarse, como solemos decir aquí en Huelma, y el paso de la Virgen se encuentra arriado en la fuente del Cañico.
Las lágrimas brotan ya de tus ojos, Madre de la Esperanza. ¡Qué difícil te ha de resultar contener la pena! Jesús, tu Hijo, ya está ante el Sanedrín. Anás y Caifás lo acusarán, Herodes de Él se burlará y por Poncio Pilatos va a ser condenado a muerte. Actitud cobarde la de Pilatos que sin argumento alguno prefiere soltar a Barrabás y, tras lavarse las manos, condenar a un justo.
“Madrugá” huelmense que comienza con vigilia y oración. Vigilia a la que llevo asistiendo desde que tenía uso de razón, en la que encuentro el alimento necesario para el resto de las vigilias y en la que mi oración no es de petición, sino de
acompañamiento y contemplación porque como, dice el profeta Isaías: “Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron. ¿Quién meditó en su destino?”(Is 53,8) y de acción de gracias porque “por el madero ha venido la alegría al mundo entero.”(1) Vigilia que nos irá conduciendo desde la intimidad del Cenáculo, pasando por el huerto de Getsemaní donde Jesús, experimentando la angustia humana, suplica: “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú”,(Mt 26,39) hasta el misterio de la cruz: “Victoria, tú reinarás. ¡Oh cruz, tú nos salvarás!”(2) Y así, entre himnos, salmos, lecturas, preces y cánticos la “madrugá” irá avanzando. Ya se escucha de fondo la banda de cornetas y tambores “Nuestro Padre Jesús Nazareno”. Es la hora de la despedida y tras rezar el hermoso Himno de la Cruz que abre los Laudes de Viernes Santo pasaremos de ser adoradores nocturnos a testigos de día.
Son las 6 de la mañana y las naves de la iglesia parroquial se inundan de un mar de nazarenos que sólo visten una sencilla túnica morada porque el camino va a ser angosto, pedregoso y cargado de espinas. Jesús ya ha cargado con el madero.
Antífona para la Adoración de la Cruz. Liturgia de Viernes Santo.
Himno de la Liturgia de las Horas de Viernes Santo. Rostros impertérritos por las frías temperaturas de la mañana que a compungidos van mudando y ojos vidriosos de los que brotan lágrimas de devoción, nostalgia, recuerdo por aquellos que ya no están… Lágrimas hechas oración que se eleva a Dios como el incienso en su presencia y a los sones de “Injusta condena” Nuestro Padre Jesús Nazareno va recorriendo la plaza de la Iglesia. Sentencia injusta la que ha dictado Pilatos y que ya se va a ejecutar. Por la calle Umbría sube el Nazareno, por la Carrera el Buen Jesús va y en la Plaza Nueva una Verónica se acerca para limpiar su rostro cubierto por sangre, sudor y lágrimas. Es entonces cuando se produce el milagro. Su Santa Faz ha quedado impregnada en un paño que la Catedral de La Asunción custodiará porque esta es la tierra del Santo Rostro.
Un nuevo Viernes Santo ya está amaneciendo y a los sones de una suave melodía como es “La Madrugá” sale a su encuentro una doncella nazarena. Es María, la madre de Jesús Nazareno, que llena de Amargura, al mismo tiempo que de fortaleza, también va a recorrer el camino del Calvario en un profundo diálogo que se llena con las palabras del “Sermón de la Madrugá”. Y es, en este momento, cuando no puedo evitar acordarme de
una sencilla mujer de Huelma que ya nos dejó y que en cada encuentro hacía de su fe y devoción una canción que estaba llena de sentimiento y ternura, una saeta a Nuestro Padre Jesús. Me refiero a Juana María Justicia Aranda.
La calle Convento se ha iluminado con los primeros rayos de sol y las calles del pueblo abajo se convierten en un bullir de gente que salen al encuentro de ese Cristo que, un día, anduvo en la mar, como reza la saeta de Antonio Machado.
La cruz resulta cada vez más pesada. A Ella se le han unido nuestras propias cruces como son la enfermedad, la soledad, el sentirnos afligidos, pecadores… y así la procesión de “La Madrugá”, un año más, va a subir la calle Umbría que se convertirá en la calle del fervor porque los huelmenses queremos ser Cirineos en tu caminar(1).
Tras el Nazareno sigue una Bendita Amargura que por una lluvia de pétalos se cubrirá porque como “Rosa mística”(2) es invocada por todas las generaciones. Es la hora sexta, hacia el mediodía, y los últimos golpes de campana, que llama a los costaleros, se escuchan como golpes de martillo que percuten los clavos que los pies y las manos de Jesús están atravesando mientras María llora y sufre en silencio. El Nazareno, el Buen Jesús, el Maestro, el amigo fiel que nunca falla, entre dos malhechores ha sido crucificado y sobre su cabeza una cartela con una única acusación: JESÚS NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS (Jn 19,19). La oscuridad está alcanzando la tierra y ha llegado la hora del perdón, la promesa, de recibir a María como Madre nuestra, del abandono, de la sed, de entregar su vida por nosotros. El tiempo no se detiene y hemos alcanzado la hora nona en la que Cristo cumple con la voluntad del Padre. ¡Es la hora de la misericordia! Las tres de la tarde de Viernes Santo.
En referencia a la marcha “Cirineo en tu caminar” de David Ortal. Marcha propia de la Banda de CCTT “Ntro. Padre Jesús Nazareno”.
Letanías lauretanas
Ni uno solo de sus huesos ha sido quebrado, mas su costado por la lanza ha quedado atravesado para que se cumpliera la Escritura (1). El velo del templo, de arriba abajo, se ha rasgado, la tierra ha temblado y la piedra renacentista se ha resquebrajado porque Dios en silencio ha quedado. Un centurión, al ver lo que está pasando, exclama: “Realmente, este hombre era justo.” (Lc 23,47) Ya no hay vuelta atrás. Todo ha terminado. (2)
VIERNES SANTOTarde de Viernes Santo en la que peregrinamos al Calvario en el que ha quedado convertido nuestro templo parroquial y cuya belleza se ha transformado en frialdad que penetra por los cinco sentidos.
El altar está desnudo y nuestra celebración comienza en silencio y en actitud de contemplación porque la Iglesia ha quedado desposada, la muerte ha vencido temporalmente y las tinieblas, con su sombra, nos han cubierto. Con ese sentimiento de dolor y compasión que nos ha suscitado la escucha del relato del profeta Isaías y la Pasión según San Juan, llega uno de los momentos que más sobrecoge del Triduo Pascual.
Cfr. Jn. 19,33-37.
Cfr.Mt 27,50-54. Mc 15, 37-39. Lc 23, 44-48 Nuestra mirada se dirige a la parte de atrás de la iglesia. La Santa Cruz, el Cristo de la Buena Muerte, está cubierta por un paño rojo escarlata y portada por tres hermanos cofrades acompañada de dos cirios. Por el pasillo central su entrada va a hacer. Por tres veces el celebrante entonará:
“Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo” mientras se van descubriendo primero los brazos y, finalmente, la cruz entera. Tras ser elevada y colocada en el centro del altar, nos acercaremos a adorarla mientras va sonando el canto de los Improperios: “¡Pueblo mío! ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido?”
Viernes Santo, ese día en el que en ningún lugar de la Tierra se celebra la Eucaristía. El pan que alentará nuestra esperanza en la desesperanza de este día es el pan que en la tarde de Jueves Santo quedaba consagrado.
La tarde está empezando a caer y ya está José de Arimatea, con una escalera, desclavando el cuerpo de Jesús. A los pies de la cruz está la madre dolorosa, vestida de negro azabache. ¡Oh dulce fuente de amor que con un beso de paz el cuerpo de tu Hijo vas a acoger sobre tu regazo! Benditas manos que la corona de espinas retirarán y que la barba y el cabello peinarán mientras sus dulces lágrimas limpian su cuerpo para dejar yacente sobre un imponente y hermoso catafalco al Amor de los amores.
Solemne noche de Viernes Santo. Noche de luto, dolor, pena y llanto. Noche que de amarillo se viste y que, poco a poco, se va apagando porque el Sol que nacía de lo alto en la mañana de Navidad a su ocaso ha llegado. Noche que de luz de luna blanca se llena porque la pureza, la concebida sin mancha, henchida de dolor, por
nuestras calles está pasando. Noche de mantillas, esa delicada prenda de profunda raigambre andaluza con la que, de finura y elegancia, el dolor y la pena se visten.
Por calles adoquinadas va el Santísimo Cristo Yacente, el grano de trigo que cae en tierra y muere para convertirse en espiga que florece. El Santo de los santos, el Mártir de los Mártires, el Inmortal que, por nosotros, se ha hecho mortal. Marchas fúnebres suenan evocando esta historia que no puede acabar en muerte y una marcha procesional así nos lo profetizará, “El Triunfo de la Vida”. María, la Virgen de los Dolores, lo acompaña con mirada triste y perdida que se va iluminando con el tililar de la candelería. Ojos hinchados que al compás de la cera van llorando mientras cuatro angelillos su pena van soportando. Pena que entre varales va, que Santa Ana abrazará y ante la que se doblegan los geranios de la calle Umbría. Un silencio sereno lo envuelve todo, un silencio sepulcral. Silencio que se llena de oscuridad cuando se vislumbra el sepulcro que ya está preparado y
abierto. Una lágrima recorre mi mejilla cuando te veo, Madre de los Dolores, recorrer esos setenta pasos que te separan de tu Hijo Muerto. Setenta pasos que entre dolor y lágrimas vas recorriendo. Sudarios y ungüentos ya están preparados y con el rezo de una oración su cuerpo quedará amortajado. La séptima espada ha traspasado tu corazón. Muerto lo bajan a la tumba nueva, mientras el monte grita piedra contra piedra, porque ha llegado la hora en que el sol llegue a las entrañas de la tierra y la piedra del sepulcro se correrá a la espera de que la muerte quede muerta. Y en Soledad, al barrio de la Plaza Nueva, a ese barrio que te acogió tiempo atrás, volverás. Madre envuelta en pena y llanto, ¿por qué lloras tú cuando debería ser yo el que llorara?
¿Por qué eres tú, la flor más hermosa, la que va en Soledad cuando debería ir yo en Soledad Franciscana?
Mi pequeñez y una vela encendida es la que a ti te acompaña cuando la noche oscura cae sobre mi alma y con cincuenta rosas quiero mitigar el dolor de tus siete espadas.
Sólo con letanías te sé consolar, Madre dolorosa, para junto a ti esperar el alborear de mi alma.
Sábado Santo, un día para permanecer junto al sepulcro del Señor y consolar y esperar con María. Un día que comenzará con ese gran silencio con que la tierra quedó envuelta en la noche de Viernes Santo y que en un grito de júbilo terminará estallando.
La oscuridad de la noche ha llegado. Oscuridad que huele a Vigilia Pascual, la “Madre de todas las vigilias”, como la llamó San Agustín y que en la Plaza de la Iglesia va a comenzar.
De un fuego santo se encenderá un cirio hecho con cera de abejas que en columna de fuego se convertirá para guiarnos a través de las tinieblas y con un solemne pregón pascual entrar en la noche santa de la Resurrección.
Esta es la noche santa en la que siete largas lecturas nos mostrarán las maravillas que Dios ha realizado en la Historia de la Salvación y que terminarán con el anuncio de la resurrección. María Magdalena, la “Apóstol de los Apóstoles”, correrá y nos lo anunciará. “¿Qué has visto de camino, María? A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.”(1) Nuestros labios un cántico entonarán: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor” y nuestras manos en un aplauso estallarán mientras se descubre la imagen de Cristo Resucitado y se llena de luz la obra de Vandelvira porque “la piedra que desecharon los arquitectos se ha convertido en la piedra angular.”(Hechos,
4,11) Las campanas de la Inmaculada Concepción con solemnidad voltearán y el testigo de este pregón recogerán.
Esta es la noche santa en que a una nueva vida, por el agua, renaceremos y las puertas de la Jerusalén Celestial se abrirán para sentarnos al banquete pascual.
Esta es la noche santa que dará paso a ese día en el que el sol ya no tendrá ocaso porque hoy sí, hoy es ¡Domingo de Resurrección! ¡CRISTO ESTÁ VIVO!
Y porque Cristo vive nuestra fe y nuestra Semana Santa tienen sentido. Porque Cristo vive, los cristianos, recordamos la muerte, pero sobre todo, pregonamos y celebramos la vida. Porque Cristo vive los huelmenses recorremos un “Vía Lucis”, un camino de luz, para junto con nuestra madre, la Virgen de la Fuensanta, celebrar la Misa de Pascua y decirle: “Reina del Cielo, alégrate porque resucitó verdaderamente el Señor, aleluya” y tras comernos el hornazo seremos Iglesia en salida que anuncia la Buena Nueva porque ha llegado el tiempo de la misión, de pasar a la acción, la hora del compromiso, de romper nuestras barreras mentales y espirituales, del “Aleluya de la Tierra”(1) y de enviar al mundo un mensaje de alegría y esperanza. Porque Cristo vive la cruz de flores se vestirá y en signo de salvación se convertirá. Porque Cristo vive la Virgen de la Fuensanta, nuestra patrona, a nuestro pueblo vendrá para vivir con nosotros la alegría pascual. Huelmenses, gritemos a una sola voz, una voz que suene desde el Tejar al cementerio, desde la Plaza Nueva y la Peralea hasta el Llano de la Salceda: ¡CRISTO HA RESUCITADO!
¡FELIZ SEMANA SANTA Y FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN! He dicho.
Canto “Aleluya de la Tierra”. Autor: Brotes de Olivo