Qhespecial enero2002

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Centro de Investigación para la Acción Femenina CIPAF Santo Domingo República Dominicana AÑO XIII NÚMERO 1 ENERO 2002

Quehaceres

EL TRABAJO INFANTIL DOMÉSTICO

NO

ES UN JUEGO

ESPECIAL


El Trabajo Infantil Doméstico No es un Juego “Esto no es un juego”: Un estudio exploratorio sobre el trabajo infantil doméstico en hogares de terceros en República Dominicana es una investigación realizada en el marco del Proyecto Prevención y Eliminación de las Peores Formas del Trabajo Infantil Doméstico en América Central y República Dominicana, que auspicia el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Se basa en un levantamiento cuantitativo y cualitativo de datos primarios en las ciudades de Santo Domingo y Santiago, así como en fuentes documentales. Su objetivo general se centró en estudiar la magnitud, características, consecuencias y factores causales del trabajo infantil doméstico en hogares de terceros a fin de elaborar propuestas de intervención que contribuyan a la eliminación progresiva de esta actividad laboral. Para una gran parte de la población dominicana “criar” a un niño o niña (eufemismo usado en el país para referirse al empleo de un o una menor para trabajo doméstico) es un acto de caridad encomiable, y que a cambio de ello el niño o la niña retribuya “ayudando” en el trabajo doméstico es percibido también como algo normal e incluso justo, con el agra-

vante de que se asume como una “retribución” el pago en especie que significa el techo, la comida y la escuela. La entrega de un hijo o hija en crianza tenía y tiene como fundamento la pobreza y en algunos casos el abandono del cabeza de familia o la muerte de la madre o de ambos padres. Con el paso del tiempo, el desarrollo urbano y la masiva entrada de las mujeres al mercado de trabajo tanto formal como informal, se ha modificado el perfil de los sectores sociales que reciben a menores para “crianza”: hogares de clase media y media baja de las zonas urbanas están “criando” a niñas y niños como forma de asegurarse una ayuda doméstica de confianza, dócil y de bajo costo. “Criar” a un niño o niña parece ser una práctica casi en desuso por parte las familias de clase alta y media alta, que suelen, cada vez más, pagar por servicios domésticos a personal especializado (niñeras, cocineras, jardineros, lavanderas etc.) e incluso a agencias intermediarias. Las familias que emplean a estos niños(as) y adolescentes no identifican al o la menor que están “criando” como trabajador doméstico ni los niños, niñas y adolescentes tampoco se auto-reconocen como trabajadores domésticos, y por tan-

Quehaceres ESPECIAL 2 to, no tienen conciencia de que se están violando sus derechos. Este ocultamiento de la realidad es el reflejo de la subvaloración social del trabajo doméstico derivada de la subordinación de género, agravada por el desconocimiento generalizado sobre los derechos de la infancia.

La muestra del estudio La muestra estudiada está constituida por 172 niños y niñas en Santo Domingo y 92 en Santiago. El estudio encontró que en esta población infantojuvenil hay un acentuado predominio del sexo femenino: el 90.7% en Santo Domingo y el 76.3% en Santiago. Además, suelen ser de edades muy reducidas. En la primera ciudad, el 15.1% de la muestra tiene menos de 13 años, el 50.0% se encuentra entre los 13 a 15 años y el 34.9% alcanza los 16 o 17 años. En Santiago, hay un acentuado predominio de menores de 13 años (67.7%), habiéndose detectado trabajadores domésticos entre los 6 y 8 años. El 23.7% tiene entre 13

y 15 años y menos del 8.6% supera los 16 años. Una proporción muy significativa de las(os) trabajadoras(es) infantiles domésticos que viven en Santo Domingo, más del 60%, proviene de provincias del interior, principalmente de San Juan y Azua. El acceso de los(as) trabajadores(as) domésticos(as) al sistema formal de educación es elevado, alcanzando niveles similares a la población infantil en general. En la Ciudad de Santo Domingo, el 91% de la muestra está asistiendo a la escuela y en Santiago esta proporción asciende a 95%. Sin embargo, las condiciones en que una parte significativa de los trabajadores infantiles domésticos asiste a la escuela no son las adecuadas: el 58.1% de la muestra de Santo Domingo asiste en horario nocturno y en ambas ciudades estos niños(as) confrontan serias dificultades en el ámbito educativo, siendo los principales la falta de libros y materiales, la repitencia de grado, la sobreedad y la insuficiencia de tiempo para realizar las tareas escolares.

Condiciones de vida y de trabajo Sus condiciones de vida y de trabajo dependen primordialmente de si está residiendo o no en el mismo hogar donde

realiza las labores domésticas. Mientras el trabajo doméstico infantil a tiempo completo posee rasgos de servidumbre derivados de la convivencia permanente compartiendo el mismo espacio físico familiar, en cambio, el trabajo infantil doméstico a tiempo parcial se caracteriza por la realización regular de tareas puntuales en hogares vecinos al del niño o niña, a cambio, generalmente, de una pequeña compensación monetaria o en especie. Es decir que estos(as) trabajadores(as) infantiles se trasladan diariamente a esos hogares y permanecen allí realizando distintos oficios domésticos durante un tiempo que puede variar regularmente desde una hora hasta tres. En Santo Domingo predomina “las trabajadoras(es) infantiles domésticas(os) que viven en hogares de terceros (88%) mientras en Santiago el 75% son “chiriperas(os)” domésticas. Una proporción considerable de los(as) trabajadores(as) domésticos(as) tiene vínculos de parentesco con la familia empleadora: 44% en Santo Domingo y 34% en Santiago. Esta relación de consaguinidad, aunque sea muy cercana, no implica necesariamente mejor trato hacia el(la) trabajador(a) doméstico(a) o que haya un trato no diferenciado respecto a otros menores de la familia empleadora.

Conclusiones Los hallazgos de este estudio confirman que el trabajo infantil doméstico, por su naturaleza y condiciones, con frecuencia se torna un espacio propicio para la violación de derechos de los niños y niñas trabajadoras, en tanto los ubica en situación de mayor riesgo y vulnerabilidad. Es un fenómeno social antiguo y bastante extendido en la República Dominicana que se caracteriza por condiciones de explotación y peligro, carga de responsabilidades laborales que no corresponden a la edad, madurez o estado físico de los niños y niñas, aislamiento o lejanía de los lazos afectivos con su familia de origen,


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exposición al maltrato físico, sexual o emocional, invisibilización y desvalorización de su aporte laboral a los hogares empleadores y de su aporte económico a sus hogares de origen, extensas jornadas de trabajo, posibilidad de negación a sus derechos a la educación, descanso y recreación, alto riesgo de accidentes laborales y de morbilidad crónica desatendida. Esta situación se agrava de forma particular en el caso de las niñas y las adolescentes, las cuales constituyen la mayoría en esta actividad, al exponerlas y limitarlas, por razones de género, a situaciones de mayor vulnerabilidad y menos acceso a futuras oportunidades de desarrollo profesional. Como todo fenómeno social, el trabajo infantil doméstico obedece a una multiplicidad de factores de distinta naturaleza y jerarquía que confluyen y se potencializan al interactuar. Este estudio permitió des-

lindar cuatro tipos de factores: de orden político, económico, sociocultural y sociofamiliar. Puede afirmarse que la pobreza es el principal generador del trabajo infantil doméstico, que es una condición necesaria para que ocurra este fenómeno social, pero no suficiente. En otras palabras, para que el padre y/o la madre de un niño o niña decida entregarlo(a) a otra familia, tiene que conjugarse la precariedad económica con otras circunstancias expulsoras como son, por ejemplo, la irresponsabilidad paterna o la muerte materna o bien factores positivos como la motivación de que sus hijos(as) estudien. El análisis de las causas del trabajo infantil desde un enfoque de género revela que la incorporación de la mujer al trabajo en ocupaciones de muy baja remuneración constituye uno de los más importantes factores que generan tanto la demanda como la

oferta de esta fuerza de trabajo. Por el lado de la demanda, los bajos salarios que perciben las mujeres dificultan la contratación de una trabajadora doméstica adulta, cuya remuneración se ha venido elevando en la última década debido, entre otras razones, al desplazo hacia el empleo de zonas francas y la emigración de mujeres hacia el exterior. Esos bajos salarios también hacen que las familias pobres permitan que sus hijos e hijas se incorporen al trabajo doméstico. Por tanto, la decisión sea de utilizar o de colocar fuerza de trabajo infantil en el servicio doméstico es tomada generalmente por la mujer, presionada por circunstancias desfavorables determinadas por la desigualdad de género en el ámbito familiar y laboral. Por otra parte, el estudio aportó algunos elementos importantes para esbozar reflexiones sobre las consecuencias del trabajo infantil doméstico. A nivel individual, las experiencias vivenciadas por un niño o niña trabajadora doméstica pueden tener un impacto muy negativo en su desarrollo sicológico, educativo y laboral. El desarraigo familiar, la carencia afectiva durante la infancia, las frustraciones por las expectativas no satisfechas, la percepción de no pertenecer ni a la familia empleadora ni a la de origen, pueden producir serios daños a su identidad y su autoestima. Por las condiciones en que asistieron a la escuela, arrastran deficiencias en su formación que les limitan para capacitarse e insertarse en el mercado laboral. En cuanto a la salud, la desatención a trastornos crónicos y a lesiones causadas por el trabajo doméstico repercute muy negativamente en el desarrollo físico de los niños y niñas trabajadores, al extremo de que pueden causar daños irreparables al llegar a la adultez.

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E D I T O R I A L

El Trabajo Infantil Doméstico, una realidad en nuestro país que debe ser enfrentada La presente edición de Quehaceres, está dedicada de manera exclusiva a una problemática que está latente en nuestra nación de manera cotidiana y que por su carácter de cierta “invisibilidad” muchos no la asumen como debe ser. Se trata del Trabajo Infantil Doméstico. La mayor parte de los datos e informaciones que aparecen en esta edición provienen de una investigación realizada por la Directora Ejecutiva de CIPAF Magaly Pineda y las investigadoras Carmen Julia Gómez con el apoyo de Alina Ramírez, en torno al Trabajo Infantil Doméstico en hogares de terceros en el marco del Proyecto Prevención y Eliminación de las Peores Formas de Trabajo Infantil Doméstico en América Latina y República Dominicana, que auspicia el Programa para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El Trabajo Infantil Doméstico en Hogares de Terceros en la República Dominicana, donde participan miles de niñas y niñas es una actividad considerada como una de las formas de explotación más generalizadas pero, al mismo tiempo, es una de las menos reconocidas y atendidas como debe ser. Para muchas personas, el que una niña o niña esté como trabajador o trabajadora doméstica en una casa de terceros es una gracia, es un favor que se le está haciendo porque esas nuevas familias les brindan comida, albergue y muchas veces, educación. Pero detrás de ese supuesto favor se esconde una realidad de explotación que degrada la calidad de vida de esas niñas y niños y que los convierte en adultos mucho antes de tiempo, castrando su desarrollo emocional, afectivo y de personalidad. De acuerdo a informaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en la región caribeña “más de 200 mil niños, niñas y adolescentes que se dedican al Trabajo Infantil Doméstico, son víctimas de violencia sexual y de género que caracteriza esa actividad, así como de las condiciones de explotación, abuso, maltrato, discriminación, falta de pago, largas jornadas y utensilios peligrosos, cerca del 90% de estos trabajadores infantiles son mujeres, las cuales empezaron a trabajar en promedio entre los 8 y 12 años de edad con cargos laborales iguales o superiores a las de un adulto”. El Trabajo Infantil Doméstico está muy ligado a los niveles de pobreza de las poblaciones de nuestros países y en especial de la República Dominicana. Sin embargo, todavía esa problemática no ocupa un lugar de relevancia en la agenda social del país y, en muchos casos, se percibe de alguna manera como algo positivo. Esa situación debe cambiar sobre la base de una acción bien dirigida que propicie que el Trabajo Infantil Doméstico sea incluido en el renglón de trabajo infantil y que se eliminen sus peores formas al mismo tiempo que se derrumben los prejuicios y percepciones que fomentan la explotación y discriminación de miles de niñas, niños y adolescentes. Para CIPAF, los resultados de esta investigación, realizada por encomienda de la Secretaría de Estado de Trabajo que encabeza el doctor Milton Ray Guevara, son un reto para desarrollar una coordinación interinstitucional que desarrolle una serie de políticas efectivas para enfrentar esa problemática conscientes de que “la erradicación del trabajo infantil doméstico no será una realidad si no se asienta sobre un sistema nacional fuerte, efectivo y eficiente de protección a la niñez, un sistema vigilante de su bienestar y de sus intereses y de una sociedad respetuosa y comprometida con el cumplimiento de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, garantía de su presente y respaldo de su futuro”.


Discurso del Secretario de Estado de Trabajo La expresión “Esto no es un juego”, es parte del título y, a la vez, frase inspiradora del estudio exploratorio sobre el trabajo infantil doméstico en hogares de terceros, realizado en la República Dominicana por el Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF), con el respaldo del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y el apoyo especial del Gobierno de Canadá. El presente estudio es otra muestra inconfundible del compromiso asumido por el Gobierno del Excelentísimo Señor Presidente de la República, Ing. Agrón. Hipólito Mejía, y de esta Secretaría de Estado de Trabajo; para documentar, analizar, diseñar y aplicar políticas eficientes, diri-

gidas a erradicar del suelo dominicano las peores formas de trabajo infantil. Estamos conscientes y muy claros de que, para vencer esta problemática, el esfuerzo coordinado de cada uno de los actores sociales debe procurar convertir este reto, en una meta de Estado, para el beneficio de todos los ciudadanos. En la actualidad, nos encontramos en una etapa sumamente importante del accidentado camino hacia la meta señalada; pues estamos enfrascados en el proceso abierto y participativo de identificación, como país, de nuestras peores formas de trabajo infantil que, a través de consultas regionales y nacionales, nos permitirá disponer de políticas públicas viables, eficaces y sostenibles, dedicadas a garantizar el desarrollo integral de nuestros

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niños, niñas y adolescentes. La erradicación de las peores formas de trabajo infantil es un gran compromiso que está empezando a rendir sus frutos, los cuales nos han hecho merecedores del crédito y aprobación nacional e internacional. Actualmente, contamos con varios programas preventivos y asistenciales; como muestra de ello, hacemos de público conocimiento el éxito, que a mitad de su ejecución, ha logrado el proyecto a cargo de la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa. En esta Provincia, se había previsto rescatar a dos mil (2000) niños y niñas y ya, según los últimos informes recibidos, se han logrado retirar del trabajo e insertarlos, previa nivelación, en las escuelas, además de otros beneficios adicionales, no menos importantes, a mil ochocientos sesenta y dos (1862) de ellos. El éxito de este proyecto lo asumimos como una motivación más para seguir adelante, y es sólo un ejemplo de los múltiples logros alcanzados en esta etapa, que, en su conjunto, nos han permitido convertirnos en el cuarto país del mundo en ser beneficiado con el Programa de Tiempo Determinado o “Time Bound Program”, del Departamento de Trabajo del Gobierno de los Estados Unidos de América, a través del IPEC; por un monto de TRES MILLONES DE DOLARES (US$3,000,000.00) y que será lanzado en ocasión de la visita del señor Director General de la Organización Internacional del Tra-

bajo (OIT), Dr. Juan Somavía, en los primeros días del mes de octubre. El estudio que hoy se les presenta, nos aproxima a una modalidad más dentro del complejo problema de la niñez trabajadora, aportando datos sobre las tareas desempeñadas, largas jornadas, relación o trato con la familia de origen y con la familia empleadora, entre otros interesantes elementos dignos de reflexión. Las muestras tomadas fueron suficientes para demostrarnos que el trabajo infantil doméstico se puede convertir en un espacio propicio para la violación de los derechos de los niños, niñas y adolescentes; pues la relación adulto (en muchos casos extraños al núcleo familiar de los niños y niñas ) - menor de edad, llega a su máxima expresión, ubicando a estos últimos, en una situación de riesgo importante y de alta vulnerabilidad. Estamos en presencia de un fenómeno social antiguo y arraigado en la República Dominicana, que responde a motivaciones diversas; desde la búsqueda de mejoría económica inmediata, hasta la instrucción académica, provocando reacciones variadas y encontradas en el común de los ciudadanos. Fenómeno que, entre la excepción y la regla, reúne condiciones de explotación y peligro; responsabilidades laborales desproporcionadas con relación a la edad, madurez o estado físico; ruptura provisional de los lazos afectivos con la familia de origen; posibles maltratos físicos o emocionales y hasta abuso sexual. “Caridad”, “hijo de crianza”, “ayuda”, “explotación”, “abuso”, son expresiones que pueden llegar a conjugarse en una

misma realidad; aquélla a la que se exponen a diario niños, niñas y, sobre todo, adolescentes que realizan labores de adultos; remuneradas en su generalidad, pero, en muchos casos, al margen de las garantías mínimas de seguridad, educación y respeto a la dignidad humana. Les invitamos a reflexionar sobre los resultados presentados en este informe, para así poder convertirlo en un instrumento de trabajo, que permita entender, en su justa dimensión, y atender adecuadamente el trabajo infantil doméstico en la República Dominicana. De hecho, anunciamos con satisfacción que, como reacción inmediata, próximamente será puesta en ejecución una campaña de sensibilización social sobre las causas y efectos del trabajo infantil doméstico, a cargo del CIPAF y con el apoyo del Comité Directivo Nacional de Lucha Contra el Trabajo Infantil que preside esta Secretaría y el IPEC; dirigido al personal de las organizaciones de la sociedad civil, de instituciones del sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, funcionarios gubernamentales, maestros, líderes comunitarios, entre otros; creando un ambiente de intercambio de opiniones y búsqueda de alternativas de soluciones. Finalmente, quiero reiterar la firme determinación del Excelentísimo Señor Presidente de la República, Ing. Agrón. Hipólito Mejía, de continuar apoyando de manera vigorosa, firme y decidida el combate cívico para erradicar el trabajo infantil en todas sus formas y, particularmente, en sus peores formas. Aquí estamos para encabezar ese compromiso. La lucha continúa... la victoria es segura


Magaly Pineda: “Aspiramos a que en un futuro cercano ningún niño, ninguna niña, tenga que dejar de serlo para hacer realidad sus sueños de progreso y bienestar”

Discurso de la Licenciada Magaly Pineda, Directora Ejecutiva del CIPAF, en la puesta en circulación de la investigación “Esto no es un juego”: Un estudio exploratorio sobre el Trabajo Infantil Doméstico en hogares de terceros en República Dominicana.”

“La investigación en nuestro país ha sido siempre un privilegio, privilegio que en la ultima década se ha transformado en un bien casi en extinción y es por eso que hoy quisiera asegurarme que mi dilecto amigo, el doctor Milton Ray Guevara, Secretario de Estado de Trabajo tiene conciencia del enorme regocijo espiritual e intelectual que me produjo su invitación para que desde el CIPAF, realizáramos el primer estudio sobre trabajo infantil doméstico en hogares de terceros en la República Dominicana. “A la primera gran alegría por el reto de investigar y conocer una problemática tan invisibilizada, se unieron después muchas otras: La anuencia de la Doctora Carmen Julia Gómez, una de nuestras más talentosas jóvenes académicas, para dirigir el estudio, la incorporación de Alina Ramírez, feminista hondureña de larga data y ex-

periencia a pesar de su juventud y la posibilidad que creó el IPEC de poder compartir con investigadoras e investigadores de toda Centroamérica, tanto el abordaje conceptual de un problema tan complejo como el diseño metodológico del mismo. “Y es, que si algo se echa de menos en nuestro medio hoy además de los recursos para investigar -es la existencia de una comunidad académica con interés en el intercambio, la confrontación de las ideas y el compromiso con la acción social. Ahora y cada vez más los estudios se hacen desde consultarías personales cuyos resultados solo se reportan a quienes las contratan y que muy pocas veces contribuyen a crear un clima de debate teórico- metodológico y mucho menos a dar oportunidades y a promover los necesarios relevos generacionales. “Otra alegría adicional fue el

Quehaceres ESPECIAL 5 hecho de que este estudio encaja en la tradición del Cipaf de investigar para la acción, este “Estudio exploratorio sobre el Trabajo Infantil Doméstico en hogares de terceros en República Dominicana”, no es un mero ejercicio académico, a pesar del rigor y la calidad que le impregnó la dirección de Carmen Julia y el trabajo del equipo, ni un reporte que IPEC y la Secretaría de Estado de Trabajo publican y allí acaba. No, los resultados de este estudio alimentarán las políticas que comprometen a ambas instituciones con la prevención y eliminación del trabajo infantil en la Republica Dominicana. “Utilizando el estudio como insumo se desarrollarán programas para sensibilizar a los más variados sectores de la sociedad sobre esta problemática y se darán pasos concretos para que las instituciones y mecanismos responsables del bienestar y la seguridad de la niñez avancen en la búsqueda de soluciones realistas y sostenibles. “Este estudio presentó además de todas las alegrías antes mencionadas, retos importantes: la existencia de una metodología común, si bien es enriquecedora, puede también crear límites frente a la realidad que se está descubriendo, en esos casos las lecturas criticas de Rigoberto Astorga y de los equipos de trabajo de IPEC, tanto en el país como en Costa Rica fue invaluable. “Los sujetos -que nunca objetos -de este estudio también se levantaron en un principio como una amenaza: ¿Dónde están? ¿Cómo los identificamos? ¿Cómo saltamos la barrera de su aislamiento? Y peor aún ¿Cómo levantamos el velo que los oculta, que los diluye en su

situación de no-trabajadores, de ahijados, de “hijas”, de “hijos”? Es más, temíamos no alcanzar las cantidades de casos acordados pues al inicio muchos nos decían:”Eso ya no se ve, “eso ya no se usa”. “Las niñas principalmente, pero crecientemente también los niños trabajadores domésticos en hogares de terceros, están, aunque con otras características tan en “uso” como cuando en 1899, año en que murió el dictador Lilís, mi abuela, con apenas 9 años, pasó a ser una de las varias “hijas de crianza” en el hogar de un prestigioso medico de su ciudad natal, San Francisco de Macorís, hogar donde vivió hasta los 19 años, aprendió a apreciar y cocinar toda clase de exquisiteces, agradeció y recordó siempre con cariño a sus “padrinos”, pero siempre lamentó no haber aprendido “de letras”. “Es cierto, que en esa época era una norma que las niñas no fueran a la escuela, pero es también cierto que las hijas de esta casa, si bien no llegaron a la universidad como su hermano, tuvieron maestros particulares y aprendieron a algo más que firmar. “Este caso de mi abuela ilustra otro de los retos que nos planteó el estudio: ¿Cómo acercarnos a un problema que tiene su raíz en un hecho tan real y extendido como la pobreza, que está enraizado en nuestra cultura como una estrategia de superación para los que nada tienen y que es expresión -a pesar de sus límites y riesgos- de un cierto sentido de caridad y solidaridad?. “Algunos de los niños que conocimos durante el estudio eran alegres y estaban felices de estar en la ciudad. Para muchos de ellos su situación -a pesar de la dureza- acerca la posibilidad de un futuro mejor para ellos y sus familias. “Aún agotados por las largas jornadas, huérfanos de afectos

y calor familiar, encuentran en esa posibilidad de ir a una escuela nocturna (con frecuentes apagones, pocos libros, muchas ausencias y poco tiempo para hacer la tarea) las bases para soñarse médicos e ingenieros, arquitectos y enfermeras. “La realidad, como lo comprueban los testimonios de extrabajadores infantiles o de las trabajadoras de 16, 17 y 18 años, es que el sueño del progreso y la universidad casi siempre se queda en la pesadilla de lo que no pudo ser, en la falta de oportunidades para ser algo más que una empleada doméstica, en los vacíos afectivos, la falta de raíces y en las cicatrices hondas y duraderas. Solo encontramos a dos ex-hijas de crianzas, hoy jóvenes profesionales, ellas nos confirmaron, con la excepcionalidad de sus casos, la regla.. “Estas niñas, estas niños “no juegan”, asumen desde muy temprano, demasiado temprano, responsabilidades y tareas que “les quedan grandes” como reza el slogan de la Secretaría de Trabajo y las familias que las reciben, la mayoría considerando que cumplen un deber cristiano tienen que ser conscientes de los límites de su caridad. El Estado, el gobierno, debe, además de la responsabilidad que está demostrando al ratificar y poner en práctica los mandatos del Convenio 182 sobre la eliminación inmediata de las peores formas de trabajo infantil así como del Convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo, que establece la edad mínima de 15 años para que los niños puedan trabajar, asignar los recursos necesarios y propiciar una movilización nacional para que, con el apoyo de la cooperación internacional, del sector privado y de la sociedad civil, en un futuro cercano ningún niño, ninguna niña tenga que dejar de serlo para hacer realidad sus sueños de progreso y bienestar.”


¿Cuáles son los efectos negativos del trabajo doméstico en las niñas y los niños?

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cio doméstico se encuentran profundamente aislados y tristes - lo cual puede manifestarse en su mal humor y su falta de cooperación, que a su vez pueden provocar la ira del empleador. La experiencia de que persistentemente se les menosprecie, se les reprenda y se les dé órdenes transmite a las niñas y niños una sensación de inutilidad como seres humanos y falta de voluntad o de capacidad para afirmar su espíritu de independencia. Los empleadores probablemente fomenten esta situación en nombre de una sana disciplina, porque la maleabilidad de la niña es uno de sus de sus principales atributos como trabajadora.

Los riesgos, los impactos negativos y los ultrajes que enfrentan las niñas y niños dedicados al trabajo doméstico varían ampliamente.

En función de su bienestar físico, la niña o el niño que trabaja en un hogar ajeno generalmente no está expuesto a malnutrición o a enfermedades contagiosas, aunque sí es vulnerable a la fatiga y a los accidentes domésticos como quemaduras, cortaduras y torceduras musculares. Su desarrollo intelectual se ve típicamente perjudicado por la falta de escolaridad, de educación y de conoci-

cuya experiencia como trabajadoras domésticas no ha sido desafortunada y que continúan llevando una relación amistosa con sus anteriores empleadores durante toda su vida, las niñas y los niños que trabajan en hogares ajenos típicamente expresan la opinión de que sus empleos se comparan desfavorablemente con los de las demás personas. Esto se debe a su sentido de inferioridad, a

naturalmente ayudaban a sus madres a asumir esta carga, y continúan haciéndolo actualmente en entornos en los que los estilos de vida continúan inalterados. El trabajo desempeñado por estos niños y niñas es considerado como parte natural de la crianza. Muchos de los padres de familia que envían a sus hijas a trabajar lejos del hogar están ingenuamente convencidos de que las pro-

su aislamiento y a su impotencia frente al comportamiento de sus empleadores.

mesas que ofrecen una vida mejor, educación, y contacto con los ricos y poderosos representan una genuina oportunidad para sus hijas. Ellos no se dan cuenta de que hay una realidad más poderosa, que consiste en el trabajo esclavizante, la soledad, la pérdida de la libertad y menores oportunidades para la infancia. Escapar de la pobreza es la irresistible motivación, tanto para ellos mismos como para las niñas y para el resto de la familia. Si el empleo no da resultado, o si la niña es desdichada o se le maltrata, posiblemente se le culpe de su lamentable situación, a menos que se haga ver a los padres que su colocación en casa de un extraño no es una panacea para sus propios problemas o para la futura feli-

La explotación y abuso sexual

miento de destrezas que no sean las que se utilizan en el hogar. Esta privación es la más comúnmente reconocida, incluso por parte de los empleadores. Sin embargo, el impacto usualmente más perjudicial, y del que los propios trabajadores domésticos infantiles dan fe, se debe a la privación emocional y a la falta de atención psicosocial. A menudo los menores de edad trabajadores del servi-

Los trabajadores domésticos infantiles también están expuestos a maltrato, violencia y explotación sexual. En todos los medios en que esta práctica ha sido estudiada se reportan casos de crueldad y abuso sexual rutinarios. No obstante, el grado en que ocurren estas modalidades de abuso depende hasta tal punto de las actitudes y de los comportamientos presentes en el hogar del empleador, que resulta difícil evaluarlo en términos generales. Es posible encontrar a empleadores abusivos en el mundo entero, como también a patronos(as) bondadosos(as) y generosos(as) que se enorgullecen de ayudar a sus trabajadores domésticos a llevar una vida fructífera. Si bien indudablemente existen algunas niñas, principalmente adolescentes,

Factores que impulsan a las niñas y a los niños hacia el trabajo doméstico El trabajo doméstico es una de las ocupaciones más antiguas del mundo, en la que tradicionalmente los niños y las niñas han participado desde siempre. Es posible encontrar evidencias de ello en cuentos tradicionales del mundo entero. En las sociedades preindustriales, la carga del trabajo doméstico necesario para sostener la vida cotidiana era extremadamente pesada y a menudo incluía la producción de alimentos y la agotadora tarea de procurarse agua y combustible. Los niños y las niñas

Fuente: Los trabajadores infantiles domésticos: Cómo encontrar una voz. Manual de Incidencia”. Maggie Black, 2002. Anti-Slavery Internacional.


PROFESIONALES Y PERSONALIDADES DOMINICANAS

Opinan sobre el Trabajo Infantil Doméstico KEILA RODRÍGUEZ

Abogada Ayudante del Procurador Fiscal del Departamento de Familias y Menores “El Trabajo Infantil Doméstico es una gran injusticia. Y aunque no tenemos estadísticas seguras a medida que que uno va conociendo se da cuenta que no hay otro término que pueda definirlo mejor”. GRACIELA DE LA CRUZ

Directora de CE Mujer dentro de Solidaridad para el Desarrollo de la Mujer “Pienso que las principales causas de este fenómeno son la falta de servicios y la situación de pobreza... Es un reflejo de la pobreza crítica en la que está una cantidad determinada de familias dominicanas. Creo que una forma de enfrentar este problema es tomando medidas que tiendan a reducir la pobreza. ..que haya trabajo para las madres y los padres, que tengan ingresos suficientes para satisfacer las necesidades,

programas de viviendas, programas de mayor acceso a la educación”. EZEQUIEL MOLINA

Director General de la Voz Evangélica Nacional “Pienso que el primer trabajo para enfrentar el Trabajo Infantil Doméstico sería educar a los padres, así concientizar a los padres porque muchos de ellos son productos de la misma situación y uno habla con ellos y se da cuenta que entienden lo que uno les está diciendo. ...Pienso que a través de la radio, televisión y prensa debe hacerse una campaña de educación, de educación a los padres, de concientizarlos y luego entonces exigirles, porque a un ignorante difícilmente uno le puede exigir sin caer en el abuso también”. VIRGILIO BELLO ROSA

Procurador General de la República “Personalmente me satisface mucho el trabajo que

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se está haciendo para enfrentar el problema del Trabajo Infantil Doméstico, porque no hay estadísticas en la República Dominicana en relación a cuál es el comportamiento de las familias que tienen niños o adolescentes en sus casas para que les hagan algún tipo de trabajo”. CRISTINA SÁNCHEZ

Organización No Gubernamental “Tú, Mujer” “Al Trabajo Infantil Doméstico, que es una realidad hoy por hoy, deberíamos buscarle soluciones a todos los niveles, desde las más altas instancias internacionales hasta las más locales organizaciones de la sociedad civil en los países, teniendo una gran responsabilidad en ello el Estado y sus organismos, que tienen que velar por el bienestar y por el cumplimiento de los derechos de la sociedad que les toca dirigir.” JOSÉ ENRIQUE GARCÍA

Comisionado Presidencial para la Modernización de la Justicia “Yo diría que el problema del Trabajo Infantil Doméstico no lo hemos enfrentado con la responsabilidad debida. En nuestro país, lamentablemente un país subdesarrollado, existen muchísimos niños que son explotados, trabajadores infantiles que se abusan de ellos en hogares sustitutos...Y creo que eso va en aumento, pues las zonas francas han acabado con el servicio

de familias porque muchas mujeres que trabajaban en casas de familias se han ido a trabajar a la zonas francas y ahora en muchas casas utilizan niñas para los trabajos domésticos, niñas con edades muy bajas todavía y tienen que hacer trabajos de mujeres adultas no teniendo las condiciones físicas para hacerlos.” MARÍA LUISA DE LA TORRE

Plan Estratégico de Santiago “Para enfrentar el problema del Trabajo Infantil Doméstico es necesario poner ciertas pautas para que se respeten a los niños y niñas, por ejemplo, las exigencias de sus estudios, un horario mejor que una persona adulta y tener garantías de que esos niños estén en casas donde no se les violenten ni física ni moralmente porque generalmente eso también pasa cuando las niñas, sobre todo, van a casas de familiares. “ INDIANA BARINAS

Coordinadora Adolescentes del Programa de Mujeres en Desarrollo (MUDE) “Es un problema grave. La gran mayoría de los y las trabajadoras infantiles domésticas deja de asistir a las escuelas, son los que reciben la ropita usada, lo que deja el otro, no tienen un espacio para la recreación, o sea, que sus posibilidades de desarrollo están muy limitadas. Además, esto hay que verlo mucho más allá y pensar que este puede ser un paso intermedio hacia situaciones de mucho más riesgo. Esas niñas son las que ya adolescentes, muchas

veces pasan a ser madres solteras, pasan a la prostitución y van reproduciendo siempre ese círculo de pobreza que es, quizás, el objetivo contrario al que ellas imaginaban cuando salieron de sus campos para ir a esos hogares de terceros”. VÍCTORIA GARCÍA RAVELO

Presidenta de la Asociación de Trabajadoras del Hogar “El Trabajo Infantil Doméstico es una de las grandes cosas que yo le he pedido a Dios no dejar que ninguna de mis hijas lo hagan en casa de familias, porque yo he vivido de cerca ese trabajo. Puedo decir que se abusa en demasía con esas niñas porque se les pone trabajo a todas horas del día sin importar las consecuencias, sin ver el horario“. LUIS VERAS

Director Ejecutivo del Organismo Rector del Sistema de Protección de Niños y Adolescentes “La opinión de nosotros en torno al Trabajo Infantil Doméstico es que todos los trabajos que pongan en riesgo la integridad física de un niño o un adolescente, no deben ser permitidos. Independientemente de todo, las características de la República Dominicana, donde tenemos que alrededor del 56% de las familias son pobres, quizás haya un proceso de familiaridad dentro de los que tienen que ver con el Trabajo Infantil Doméstico, y es lo normal en las costumbres de la familia dominicana. Sin embargo, nosotros nunca hemos estado de acuerdo con eso”.


ESCUCHEMOS SU VOZ:

Testimonios de las niñas y niños trabajadores(as) domésticos(as) La mejor vía para conocer a profundidad e involucrarnos con una problemática es escuchar la propia voz de las personas afectadas. Escuchar los testimonios de las niñas y niños que trabajan en hogares de terceros haciendo oficios domésticos es aún más imprescindible en comparación a otros grupos humanos expuestos a violaciones de sus derechos porque hasta ahora nadie se había interesado en su situación, sus vivencias, sentimientos y sueños. Las(os) trabajadoras(es) infantiles domésticas(as), a diferencia de los niños y niñas de la calle, los traficados, los que trabajan en la agricultura y los que son víctimas de la explotación sexual comercial, nunca habían recibido la atención del Estado ni de las organizaciones no gubernamentales. Para acercar nuestros oídos y nuestro corazón a esos niños y niñas, presentamos en esta sección del Quehaceres fragmentos textuales de las entrevistas realizadas durante el estudio realizado por CIPAF, así como narraciones elaboradas a partir de las entrevistas. De esta forma, queremos motivar la reflexión sobre su situación y también la formulación de acciones tanto individuales como institucionales que den respuestas efectivas ante esta problemática. Nos interesa sobremanera que esta sección sea utilizada en discusiones de grupo por líderes comunitarios(as), dirigentes sindicales, maestros(as), organizaciones de mujeres, y organizaciones que trabajan por los derechos de la niñez y la adolescencia. Para facilitar dichas reflexiones colectivas, incluimos una guía de preguntas que motivarán la identificación de las condiciones de vida y los riesgos a que están expuestas las(os) trabajadoras(es) infantiles domésticas(as).

Quehaceres Quehaceres 8

ESPECIAL

8 TID: Digna Edad: 14 años Lugar de origen: Santiago Dónde vivías antes de vivir aquí? TID: Con mi tía en Dajabón. Qué hacías en la casa de tu tía? TID: Estudiaba y ayudaba hacer oficios. Por qué te fuiste de donde tu tía? TID: Estaba aburrida de mí, y me resabiaba, me decía dichos.

Cuáles eran esos dichos? TID: Me decía: “Esa muchacha de porra, caramba, le voy a decir a su papá que se la lleve” Como te ponías? TID: Me ponía a llorar y llamaba a mi papá para que me fuera a buscar y él fue a buscarme. Después que saliste de esa casa, dónde fuiste a vivir? TID: Donde otra amiga pero salí de una vez. Qué te pasó donde esa amiga? TID: Que el hombre quería abusar de mí, y yo se lo dije a mi papá y mi papá me sacó de una vez de ahí. Que quería hacerte el hombre? TID: Me ponía mucho la mano. Cuanto tiempo duraste en esa casa? TID: Tres meses.

Te pagaban? TID: No. Cómo llegaste a esta casa? TID: Por una amiga. Has repetido algún curso? TID: Sí. Cuáles? TID: El cuarto y el quinto. Por qué repetiste el cuarto? TID: Estaba muy floja.

TID: Brenda Edad: 15 años Lugar de origen: San Juan

bioso, cuando hago algo mal me pega. Con qué te pega? TID: Con la mano y me pega por la espalda.

TID: Rosanna Edad: 12 años Lugar de origen : Santo Domingo

El señor de la casa tiene un sobrino que te da golpes ¿por qué te da golpes? TID: A él le gusta dar golpes. Te gustaría vivir en casa de tu padre? TID: Sí Por qué?

Te explicaron qué cosas deberías realizar cuando llegaste aquí? TID: Ellos no me explicaron porque cuando yo vivía en Mao ellos me dijeron que me iban a pagar dinero y que yo tenía que cuidar el niño, ellos me dijeron así pero yo sabía que tenía que hacer algunos oficios también, pero ahora me dejan que yo haga todos los oficios.

TID: Porque es mejor estar unida a su familia. Me dijiste que a veces se te queda la plancha conectada...y qué te dicen cuando eso pasa? TID: Que yo soy loca, pero ellos no pueden decirme así porque a cualquiera se le olvida algo, uno es humano. Si pudieras dejar de hacer oficios ¿qué otra cosa te gustaría hacer? TID: Me gustaría irme con mi papá, para estar junta con él. Cuando la señora de la casa te manda hacer algún oficio y no lo haces a tiempo, que te hace? TID: No hace nada, sólo me habla mal. Qué te dice? TID: Que yo soy como loca y que quiere que me vaya de su casa. Cómo te llevas con el señor de la casa? TID: Bien, pero él es como ra-

Y te pagan? TID: No, ellos no me pagan. Los días de semana yo tengo que fregar, trapear, lavar el baño, y es un apartamento grande, no es chiquito. Has sufrido algún accidente haciendo oficios? TID: Me he puesto mala, me ha dado fiebre, dolor de cabeza y me duele la espalda. De qué te duele la espalda? TID: De hacer oficios, me duele la espalda. Te gusta vivir aquí con la señora? TID: Sí, pero a veces me da ganas de vivir con mi mamá también. Por qué? TID: Porque ellos son mi familia. Pero te gusta vivir con la señora? TID: Sí, a mí me gusta pero a veces yo me desencanto porque no tengo tiempo de jugar un


poco por hacer oficios. Cómo te llevas con la señora? TID: Me llevo bien, pero a veces ella es muy..., ella me pregunta muchas cosas, ella a veces como que cree que son mis papás y me pregunta muchas cosas y me da muchos boches. Cómo cuáles cosas? TID: A ella le gusta hablar mucho de mi mamá, hablar mal de mi papá y a mí no me gusta eso. Cuando ella te indica un oficio, una labor y tú no cumples, qué hace cuando se disgusta contigo? TID: Se pone guapa, pero nunca me ha dado. Me tira boches. Qué te dice? TID: Que yo..., a veces cuando a mí se me olvida una cosa ella me dice que yo parece que tengo un esposo, que a mí se me olvida tanta cosa que perece que yo tengo problema. Ella me dice que si yo tengo marido para estar atendiéndolo a él, que a mí se me olvidan las cosas. Y con los niños de la casa y la niña, cómo te llevas? TID: Con la niña yo me llevo bien, pero con los dos grandes no, con el grande no, ni con el chiquito, a mí no me gustan.

Mary: haciendo oficios domésticos desde los diez años Tiene 12 años y vive desde hace dos años con la familia empleadora, en un barrio de estrato popular en la periferia de Santo Domingo. Su padre es cartero y su madre está desempleada. Están separados desde que Mary tenía cinco años. Tiene cinco hermanos entre 19 y 9 años, y todos viven en distintos hogares. Su mamá no quiere que ella viva en esa casa porque tiene que hacer muchos oficios domésticos y quisiera que vivieran juntas para que sólo estudiara, pero su situación económica no se lo permite. Sólo su mamá la visita, y lo hace quincenalmente. Mary se queja de que la empleadora es muy exigente y le hace reproches con frecuencia, además de que le habla mal de su mamá. Mary llegó a esa casa a través de la hermana de la empleadora y cuando la trajeron le dijeron que era sólo para cuidar un niño, pero ahora ha-

ce todo tipo de oficios domésticos, lo cual le ha provocado dolor de espalda. Le dijeron que iban a pagarle, pero nunca lo hicieron. Al principio no quería quedarse porque le hacían falta sus hermanos. Con el tiempo, se fue resignando a su nueva vida, con la esperanza de que sacrificándose podrá hacer realidad su sueño de estudiar idiomas, ya que está haciendo el sexto de la primaria. Los hijos pequeños de la casa le dan golpes y los grandes la maltratan verbalmente. Ellos y la falta de tiempo le restringen mucho su entretenimiento principal, que es ver televisión. Durante la semana no la dejan salir fuera de la casa a hablar con otros niños y niñas..

Pedro: un chiripero doméstico de Santiago aspira a la presidencia Tiene 12 años y vive con su abuela, su mamá y cinco hermanos de madre, cuyas edades oscilan entre 19 y 6 años. Tiene seis hermanos de padre. Sus padres se separaron hace nueve años. El es obrero de zona franca y su madre era obrera de una fábrica de tabaco. Ella está recibiendo una pequeña pensión porque perdió la visión. Desde los nueve años Pedro hace oficios domésticos en casas de su vecindario, un barrio pobre de Santiago. Entre lunes y sábado, él actualmente “ayuda” en siete casas, a cambio de cinco pesos en cada una o por un plato de comida. Hace todo tipo de oficios: fregar, limpiar, hacer mandados, barrer el patio, botar basura. Aunque recibe una pequeña compensación monetaria por su trabajo, él dice que lo hace porque “mi familia dice que es un deber ayudar a los demás, que los demás nos pueden necesitar y que un día que uno esté enfermo los demás nos puede ayudar también”. Está haciendo el quinto de la primaria en la tanda matutina. Repitió el primer curso porque se ausentó de la escuela un par de meses a causa de una bronquitis. Sueña con ser pintor y presidente del país.

María: huérfana de madre y de afecto Tiene 11 años, hija de padre agricultor y madre ama de casa, ambos analfabetos. Nació en un campo del suroeste, que

Quehaceres Quehaceres 9

ESPECIAL

9 es la región más pobre del país, y reside desde hace un año en Santo Domingo, en un hogar de clase media en el que realiza, sin remuneración, labores de limpieza y cocina. Desde entonces no ha visto a su familia de origen, compuesta por siete hermanos los cuales fueron entregados por su padre a distintos hogares luego de la muerte de la madre hace un año. Esta asistiendo al segundo grado de primaria, en horario vespertino y confiesa tener frecuentemente peleas con sus compañeros(as) de aula. Su aspecto físico luce descuidado (bajo peso y reducida estatura, ropa en mal estado y sucia, descalza, etc). La niña reveló que la dejan sola, cuidando la casa en el exterior de la misma, “para que no le ponga las manos a las cosas”, le dicen los dueños de la casa.

Juana: viuda y madre de una trabajadora doméstica de ocho años Juana es una trabajadora doméstica que vive en Santo Domingo. Cuando era niña, tuvo que dejar la escuela en el séptimo curso. Con sólo 30 años, ya es viuda, con tres hijos, cuyas edades oscilan entre 5 y 8 años. Los mantiene con un salario de dos mil pesos mensuales. Los dos más pequeños, que son varones, son cuidados por la abuela, mientras la mayor trabaja haciendo oficios domésticos desde hace cuatro meses en casa de unos conocidos. Dice estar contenta con que su hijita esté trabajando porque está mejor alimentada. La ve casi semanalmente para que “no le pierda el cariño”. Admite que Sobeyda trabaja no porque ella quiere sino por la situación económica y por el peligro que corría al quedarse sola mientras ella estaba fuera de la casa. Temía que la violaran en el barrio. Friega y ayuda a limpiar y a cuidar un niño, pero “no va forzada porque esa son gente conciente”. Cuando va a visitarla, la encuentra bañada y peinada, y de vez en cuando la llevan a

pasear. Juana paga parte de la mensualidad escolar de su hija. Le preocupan los problemas de aprendizaje que Sobeyda tiene, pues considera que estudiar es muy importante. Le dice que “hay que luchar para llegar a la universidad”. Quiere que haga una carrera universitaria y cree que la familia con quien ella vive la ayudará. Sobeyda está haciendo el primer curso de la primaria. Juana justifica que no le paguen a su hija: “prefiero mejor la atendencia y que ella esté bien, que le den su ropa, sus zapatos....”. Cree que en esa casa Sobeyda está protegida. Sin embargo, lamenta profundamente desatender a sus hijos por tener que trabajar, por lo cual quisiera poder ganar dinero para mantenerlos sin tener que salir de la casa. Está muy deprimida por esta situación. Ella piensa que el gobierno debería ayudar a las madres como ella para que ningún hijo tenga que separarse de su familia.

Bruni: sufre la separación de su hija adolescente Bruni es actualmente ama de casa, pero por mucho tiempo fue trabajadora doméstica. Vive en Cristo Rey junto a su hija de 4 años y su marido, quien es friturero Es madre de Gina, una trabajadora doméstica de 15 años. También tiene dos hijos adolescentes del mismo padre de Gina, del cual se separó desde que estaban pequeños porque no los mantenía. Ellos viven con el papá, pero Gina no puede porque la violó cuando tenía 14 años. Tampoco puede vivir con su madre y su esposo actual porque éste no la quiere debido a su “mala conducta”. Bruni está sufriendo enormemente ese conflicto, pe-

ro se siente impotente porque depende económicamente del esposo. Sueña con trabajar y tener su casa para estar con sus tres hijos.

GUÍA DE REFLEXIÓN 1. ¿Estos niños y niñas se perciben a sí mismos como “hijos de crianza” o como trabajadores domésticos? ¿Por qué? 2. ¿Cómo influye la ruptura familiar en el trabajo infantil doméstico? 3. ¿Cuáles son los factores económicos, sociales y culturales que impulsan a las familias de estas niñas y niños a entregarlos a otras familias? 4. ¿Cómo afecta el trabajo infantil doméstico al rendimiento escolar? 5. ¿Cuáles riesgos para su integridad física y sicológica corren las(os) trabajadoras(es) infantiles domésticas(os)? 6. ¿Qué consecuencias produce en las(os) trabajadoras(es) infantiles domésticas(os) el hecho de que no sean tratadas(os) igual que los otros niños de la casa? 7. ¿Cómo el trabajo infantil doméstico afecta el futuro de estas niñas y niños en su vida personal y laboral? 8. ¿Cuáles derechos laborales le son regularmente violados a las(os) trabajadoras(es) infantiles domésticas(os)? 9. Si en tu barrio hay una trabajadora infantil doméstica que está siendo maltratada, qué harías? 10. ¿Cómo las organizaciones de la sociedad civil pueden contribuir a resolver la problemática de las(os) trabajadoras(es) infantiles domésticas(os)?


EL TRABAJO INFANTIL DOMÉSTICO DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO

“¿Y Quién la mandó a ser Niña?”

En el mundo, el trabajo doméstico es la categoría de empleo que absorbe al mayor número de niñas trabajadoras menores de 16 años. En América Latina y el Caribe, las niñas representan más del 90% del total de trabajadores domésticos menores de 18 años. A diferencia de otras formas de trabajo infantil, el trabajo doméstico no sólo se encuentra entre los menos regulados y los peor remunerados, sino que constituye una de las ocupaciones más desprestigiadas y estigmatizadas socialmente. Estas niñas y adolescentes se emplean como trabajadoras internas en casas donde la familia receptora se convierte con frecuencia en su familia sustituta. Así las trabajadoras domésticas a quienes nos referimos en este documento son mujeres o niñas que viven y realizan servicios personales dentro de una casa de familia que no es la propia. Una relación paternalista en una sociedad patriarcal Cuando el ama de casa delega parte de las responsabilidades domésticas en

otra mujer, ésta hereda la subvaloración social del trabajo doméstico. Empleadora y empleada, en el trabajo del hogar, comparten una identidad de género mediada por la subestimación y el desprestigio de sus ocupaciones; desde una cultura patriarcal a ambas se les atribuye un papel de servicio a los demás que se asume como una función natural de las mujeres. Sin embargo, en el trabajo del hogar, esta identidad de género se rompe por una asimetría social que inscribe a la trabajadora doméstica dentro de una relación de trabajo vertical y que surge del hecho de que son las mujeres de los sectores populares quienes asumen el trabajo doméstico en los hogares de mayor poder económico. El trabajo doméstico puede considerarse como “la más personal de todas las formas de trabajo”. Al traspasar la frontera del mundo privado de la familia, la trabajadora entra en conflicto con un medio social y económico diferente al suyo. Simultáneamente, la familia em-

Quehaceres ESPECIAL 10

pleadora establece estrictas reglas de comportamiento para marcar las distancias con la empleada. El tamaño y la ubicación de los dormitorios, los lugares de comida y de descanso, los uniformes, y a veces hasta el tipo de alimentación diferencian y confrontan el mundo social de la trabajadora con el de sus empleadores. El hecho de vivir en el mismo lugar de trabajo crea una identidad indisoluble entre vida y trabajo que marca sus tiempos y sus espacios. Para las trabajadoras domésticas internas, lo afectivo y personal se mezcla indistintamente con lo laboral: la relación afectiva -sea ella de hostilidad o de confianza- media la relación laboral. Se establece así una situación muy ambigua entre un trabajo asalariado y una relación servil; no es una situación clara de empleo sino una relación paternalista que mezcla el trabajo y la afectividad. La empleadora busca en primer lugar a una persona dócil, honesta y honrada, y la empleada espera como primera retribución la consideración y el buen trato. El paternalismo de la relación crea en la mente del empleador la idea de que los beneficios de la empleada no son un derecho de la trabajadora sino un privilegio. La empleada debe entonces expresar su gratitud con su entrega y su trabajo. La situación de las trabajadoras externas representa una forma más clara de relación contractual pues a ellas les resulta más fácil estipular su salario, su jornada y el tipo de relación laboral. El empleador tiene en estos casos un menor control sobre la vi-

da personal de la trabajadora, y pierden peso las relaciones personales de confianza y lealtad. Por el contrario, el espacio de relaciones sociales de las trabajadoras internas se circunscribe a la familia empleadora y a algunos vecinos o vecinas, la mayoría trabajadoras en su misma condición. Esto determina, de manera directa, su vida íntima y personal. Por ejemplo, es posible que las trabajadoras domésticas vivan su sexualidad rodeada de angustias y prohibiciones, en un contexto familiar donde la autoridad se localiza en el padre y en los varones adultos. La idea de que no se trata de un trabajo sino más bien de un servicio

propio de su condición de género, lleva a que los hombres de la familia empleadora consideren que ese servicio puede extenderse a la prestación de servicios sexuales. Las niñas están particularmente expuestas al acoso y a los abusos que pueden conducir a embarazos tempranos y enfermedades de transmisión sexual.

Invisibilidad y Valoración Cultural La característica fundamental del trabajo doméstico es que se desarrolla en los espacios privados del hogar. De allí la categoría de “invisibilidad” que se le ha asignado comúnmente, a pesar de su evidente extensión; no porque sea socialmente invisible, pues


todos sabemos que existe y lo asumimos como parte de la normalidad de nuestras sociedades sino porque se desarrolla en los hogares, y este hecho dificulta la posibilidad de sacarlo a la luz y convertirlo en un tema de debate público y de las agendas gubernamentales. Los determinantes culturales del género adquieren aquí una importancia crucial, pues la invisibilidad resulta en gran medida del hecho de ser niñas y mujeres quienes lo realizan. En un sentido estricto, no se invisibiliza lo doméstico sino el esfuerzo que requiere construirlo, y se invisibiliza simple y llanamente porque es un esfuerzo femenino. La carga doméstica y el cuidado de los hijos no han sido considerados históricamente como trabajo; por el contrario, las madres y amas de casa, tanto adolescentes como adultas, se consideran en los registros estadísticos como “desocupadas”. Lo mismo ha sucedido con el trabajo no remunerado de la mujer en el campo y en empresas familiares. Su trabajo no es considerado como tal sino como una ayuda familiar cuyo valor económico y social no se reconoce. La realización de las labores domésticas en casas de otros tampoco es vista como trabajo sino como una extensión natural de las tareas femeninas. La trabajadora del hogar ocupa automáticamente una posición de bajo rango ya que la sociedad define la valoración de la persona de acuerdo con la ocupación que desempeña. En muchos países, categorías como las de Población Económicamente Activa y Producto Nacional Bruto no contemplan el trabajo doméstico. Se asume que no se le puede imputar un valor económico, lo que hace que se le asigne una posición negativa y aun degradante en la jerarquía laboral.

Aún así, esta ceguera de las estadísticas no nos permite sostener que es invisible un trabajo que a todas luces es visible. Más bien nos impide conocer la magnitud del problema y por eso urge que las voces de las mujeres y las niñas que lo realizan se oigan cada vez más, como lo han hecho las asociaciones de trabajadoras del hogar en algunos países de la región. No es que el trabajo doméstico sea invisible sino que la realidad y la visión del mundo de las niñas y las mujeres que lo realizan han sido silenciadas, o han existido en el silencio. Al ejercitarse en la práctica social de lo doméstico, las mujeres han acumulado un conocimiento sobre la vida que ha sido acallado, por no decir despreciado, por las prácticas sociales basadas en el patriarcado. Un análisis de género no puede reducirse entonces a añadir mujeres o niñas a las estadísticas. Tiene que hacer frente a la subordinación social, material, jurídica y política de las mujeres y de lo femenino; en otras palabras, tiene que prestar oído a los silencios y preguntarse si se trata de un silencio legítimo o de un silenciamiento cultural.

Una mirada desde el ciclo vital ¿Qué futuro le espera a la niña trabajadora doméstica? ¿Y a sus hijos? Desde que son internadas en casas de familia, las niñas trabajadoras se ven sometidas a la soledad afectiva, a la inestabilidad laboral, creándoles una situación de inseguridad material y emocional frente al mundo que tienen que enfrentar. La falta de autonomía y el estatus inferior de las niñas y las mujeres trabajadoras del hogar vulnera su auto-imagen como personas y conlleva una inevitable pérdida de la autoestima. Muy pronto, la joven se enfrentará, sin mayo-

Quehaceres ESPECIAL 11

res herramientas, a la estigmatización social, a la discriminación y al desempleo. La defensa del derecho al trabajo de estas niñas y adolescentes pone al descubierto una actitud paternalista y caritativa que considera un acto de generosidad y benevolencia el darle trabajo a los hijos de las familias pobres. Quienes consideran que a las niñas trabajadoras del hogar, una nueva familia las “acoge” y las “protege”, olvidan que la necesidad de trabajar destruye sus proyectos futuros de vida.

Una mirada desde los derechos humanos El empleo doméstico resuelve las necesidades urgentes e inmediatas de las niñas pero las mantiene en una situación de inamovilidad social y laboral. Incluso en los casos en que se le considera una solución temporal a una situación de carencia, el trabajo de las niñas constituye la expresión clara de que a esa niña o a esa adolescente se le están negando sus derechos: el derecho a una educación de calidad, a la no discriminación, al pleno desarrollo humano, al tiempo libre y la recreación, a la propia cultura e identidad, a no separarse de su familia, a expresarse libremente y a informarse, y en muchos casos en que su condición de trabajadora del hogar la convierte en víctima de diferentes formas de explotación, de abuso y de violencia, se viola su derecho a la integridad física y moral. *SORAYA HOYOS UNICEF Oficina Regional para América Latina y el Caribe

LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO LUCHA CONTRA EL TRABAJO INFANTIL DOMÉSTICO La lucha para la erradicación de las formas más perjudiciales de Trabajo Infantil Doméstico ha sido asumida de manera directa por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Este hecho ha contribuido de manera significativa a la creación de conciencia por parte de los gobiernos de los diferentes países del mundo y ha permitido que una gran cantidad de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) puedan desarrollar de manera más efectiva una coordinación interinstitucional para el enfrentamiento de esa problemática. Como una respuesta a la necesidad de combatir el persistente - y en algunas partes, creciente - fenómeno del trabajo infantil, la Conferencia Internacional del Trabajo, auspiciada por la OIT, adoptó un nuevo convenio en 1999, en un esfuerzo por proscribir sus formas más perjudiciales. Los Estados que lo ratifiquen se comprometen a tomar medidas inmediatas y eficaces para prohibir y erradicar las peores formas de trabajo para todo ser humano menor de 18 años de edad (la definición correspondiente de “niño”, de la Convención de Derechos del Niño(a)). Se espera que la situación de las niñas y de quienes están en situaciones laborales ocultas reciban especial atención.

Las peores formas de Trabajo Infantil Doméstico De acuerdo al Convenio 182 se definen las categorías de “peores formas” del Trabajo Infantil Doméstico de la manera siguiente: •Todas las formas de trabajo análogo a la esclavitud, incluyendo cuando el niño o la niña haya sido traficado(a), vendido(a), obligado(a) a trabajar para pagar deudas de su familia o su reclutamiento forzoso para utilizarlo en conflictos armados; •La explotación de niños y de niñas para actividades sexuales comerciales o pornografía; •La explotación de un niño o niña para actividades ilícitas, en particular para la producción y el tráfico de estupefacientes; •El trabajo que, debido a su naturaleza o a las circunstancias en que se lleva a cabo, puede ser perjudicial para la salud, la seguridad o la moralidad del niño o de la niña (“trabajo peligroso”).


Quehaceres ESPECIAL

El trabajo infantil doméstico en cifras

12

Fuente: CIPAF (2002). Encuesta a trabajadores(as) infantiles domésticos(as) en hogares de terceros.

Porcentaje de TID según labores realizadas por edad Edad Menos de 13 años Oficios que haces en esta casa

SANTO DOMINGO

Casos

%

Casos

%

Casos

%

26.9%

42

48.8%

30

50.0%

79

45.9%

Cuidar personas mayores

1

3.8%

6

7.0%

4

6.7%

11

6.4%

Cocinar

4

15.4%

39

45.3%

44

73.3%

87

50.6%

Limpiar

23

88.5%

82

95.3%

58

96.7%

163

94.8%

Lavar ropa

12

46.2%

50

58.1%

47

78.3%

109

63.4%

Fregar

24

92.3%

79

91.9%

56

93.3%

159

92.4%

9

34.6%

29

33.7%

20

33.3%

58

33.7%

Hacer mandados

22

84.6%

76

88.4%

51

85.0%

149

86.6%

Buscar agua

11

42.3%

24

27.9%

14

23.3%

49

28.5%

Barrer

19

73.1%

79

91.9%

54

90.0%

152

88.4%

Botar basura

21

80.8%

60

69.8%

44

73.3%

125

72.7%

Lavar carros

7

26.9%

12

14.0%

10

16.7%

29

16.9%

Cuidar jardín

4

15.4%

9

10.5%

10

16.7%

23

13.4%

Otros

2

7.7%

6

7.0%

6

10.0%

14

8.1%

23

36.5%

7

31.8%

6

75.0%

36

38.7%

9

14.3%

1

4.5%

1

12.5%

11

11.8%

Cocinar

17

27.0%

7

31.8%

4

50.0%

28

30.1%

Limpiar

53

84.1%

18

81.8%

8

100.0%

79

84.9%

Lavar ropa

23

36.5%

9

40.9%

2

25.0%

34

36.6%

Fregar

52

82.5%

17

77.3%

8

100.0%

77

82.8%

Planchar

14

22.2%

6

27.3%

2

25.0%

22

23.7%

Hacer mandados

49

77.8%

18

81.8%

8

100.0%

75

80.6%

Buscar agua

31

49.2%

8

36.4%

1

12.5%

40

43.0%

Barrer

51

81.0%

18

81.8%

8

100.0%

77

82.8%

Botar basura

42

66.7%

13

59.1%

5

62.5%

60

64.5%

Lavar carros

11

17.5%

2

9.1%

13

14.0%

Cuidar jardín

4

6.3%

3

13.6%

9

9.7%

Otros

2

3.2%

1

4.5%

3

3.2%

Cuidar personas mayores

SANTIAGO

%

7

Cuidar niños

Fuente: CIPAF (2002). Encuesta a trabajadores infantiles domésticos en hogares de terceros.

De 16 a 17

Cuidar niños

Planchar

Fuente: CIPAF (2002). Encuesta a trabajadores infantiles domésticos en hogares de terceros.

Casos

De 13 a 15

Total

2

25.0%

Fuente: CIPAF (2002). Encuesta a trabajadores(as) infantiles domésticos(as) en hogares de terceros.


Experiencias Mundiales de lucha contra el Trabajo Infantil Doméstico La Lucha contra el Trabajo Infantil Doméstico y sus formas más profundas es a escala mundial. Las cifras son evasivas, pero la práctica de emplear a niñas y a niños para trabajo doméstico está muy extendida. En Indonesia, se estima que más de medio millón de niñas menores de 18 años trabajan en la capital, Yakarta. En el Brasil, Colombia y Ecuador, veinte por ciento de todas las niñas entre los 10 y los 14 años de edad trabaja en el servicio doméstico, y en zonas rurales el porcentaje puede aumentar por encima del 30 por ciento. En Togo, 95 por ciento de todos los trabajadores domésticos son niñas entre los siete y los 17 años de edad. En las Filipinas, el cuatro por ciento de aproximadamente 766.000 trabajadores domésticos tiene entre 10 y 14 años de edad, y el 36 por ciento entre 15 y 19. El Trabajo Infantil Doméstico en los países africanos En Kenia, el Sinaga Women and Child Labour Resource Centre (Centro de Recursos para Mujeres y Niñas y Niños) de

Kariobangi, Nairobi, llevó a cabo un estudio que incluyó a 48 niñas trabajadoras domésticas inscritas en el centro, cuya edad promedio era de 13 años. Uno de los hallazgos fue que pocos empleadores concedían algo de tiempo libre a sus trabajadoras, ya fuera durante el día o la noche, o un día de descanso; esta era una clara violación a la Ley de Empleo de Kenia. Tan sólo a 21 por ciento de las niñas se les pagaba en efectivo y el 71 por ciento recibía su salario en especie, representada en alimentos, manutención, y ocasionalmente en un vestido o un par de zapatos. De aquellas que recibían su salario en efectivo, muy pocas administraban personalmente su dinero; éste normalmente se entregaba a los padres. Cualesquiera que sean las características comunes, lo que se desprende evidentemente de muchas de las organizaciones que actualmente se ocupan de este fenómeno en diferentes localidades, es la gran diversidad

Quehaceres ESPECIAL 13 asociada al empleo de menores de edad para el servicio doméstico. En un país como Bangladesh, es común que se emplee a niñas de ocho años para el servicio doméstico, e igualmente común que una niña pierda su empleo cuando llega a la pubertad y madura sexualmente. Por contraste, en las Filipinas y en muchos países de África y de América Latina sería inusual que se empleara a una niña menor de 12 años, pues allí la edad probable estaría mas cercana a los 15 años o más. En algunas sociedades, principalmente en partes de África donde existe la tradición de compartir la crianza de los hijos con la familia extendida, ha sido una práctica común durante mucho tiempo que las parejas en mejor situación, o aquellas que viven en la ciudad y tienen acceso a educación escolar, críen a los hijos de otros miembros menos favorecidos. Esta probabilidad se incrementa en casos de orfandad - común actualmente a causa del VIH/ SIDA - en que el(la) niño(a) o los niños adicionales pueden haber sido recibidos(as) porque no había otra opción, y representa(n) una carga económica que la familia sobrelleva con dificultad. Donde los sistemas de adopción no se encuentran formalizados, las niñas y niños que viven y trabajan en hogares como estos se encuentran en un limbo, en algún punto entre la adopción, el empleo y la servidumbre.

jerarquías sociales son muy marcadas, la discriminación padecida por las empleadas y empleados domésticos probablemente sea más intensa. Esta discriminación puede verse reforzada por actitudes arraigadas de casta o de grupo étnico. En la India, Pakistán, Nepal y Bangladesh, el niño o la niña que trabaja en un hogar ajeno probablemente sea menor que en otros países asiáticos. Cuando la niña o el niño tienen entre 9 y 14 años de edad, la relación es más ambigua y puede estar más cercana al patronato que al empleo. Un estudio sobre la situación de los trabajadores domésticos infantiles en el Valle de Katmandú fue efectuado por Child Workers in Nepal (CWIN), en 1995. El estudio demostró que 98 por ciento de los trabajadores domésticos permanecían en el hogar de su empleador durante la jornada completa y trabajaban desde el amanecer hasta el anochecer. Es común que estos menores, de los cuales aproximadamente la mitad son niñas, se levanten a las 5 a.m. y se acuesten después de las 10 p.m. El Trabajo Infantil Doméstico en América Latina En Perú o Brasil, es posible que la relación no sólo sea plenamente entendida como la de

El Trabajo Infantil Doméstico en los países asiáticos La situación de los trabajadores domésticos infantiles en los países asiáticos es usualmente menos confusa: en Tailandia y las Filipinas, por ejemplo, normalmente existe una comprensión clara de la relación empleador-empleada(o), incluso si se trata de una relación explotadora. Sin embargo, en culturas con sistemas cuyas

Fuente: Los trabajadores infantiles domésticos: Cómo encontrar una voz. Manual de Incidencia”. Maggie Black, 2002. Anti-Slavery Internacional.

una empleada doméstica, sino que sus empleadores se sientan obligados a enviar a la joven a la escuela en las noches y generalmente la ayudan a proseguir algún tipo de carrera o a subir en la escala social. En los países andinos y en Centroamérica, el(la) trabajador(a) doméstico(a) probablemente provenga de un grupo étnico diferente, y se considere que se beneficia con el empleo que el empleador - al menos en parte de los casos - le proporciona a conciencia. En Haití, por extremo contraste, a los niños y niñas se les llega a entregar o vender a familias como sirvientes a muy temprana edad, y su situación no puede describirse más que como esclavitud. A las niñas que trabajan en hogares ajenos en el Perú normalmente se les conoce como “cholas” (nativas) y no por sus nombres. Esta designación es una forma de discriminación que reduce su condición y sus derechos al designarlas como sirvientas en vez de trabajadoras. En Cajamarca, un departamento densamente poblado donde un auge en la minería ha provocado una migración en gran escala de trabajadores rurales, existen evidencias del creciente empleo de niñas menores de edad por parte de los “nuevos ricos”, que son los tecnócratas de la minería.


HISTORIA DE LA CENICIENTA:

La Mitificación del Trabajo Infantil Doméstico

Quehaceres ESPECIAL 14 próspero compañero de matrimonio. No obstante, a pesar de sus sueños, estas niñas rara vez tienen acceso a la magia que rescató a Cenicienta de su desdichada existencia. Las niñas trabajadores domésticas de hoy día no tienen ni mínimamente la esperanza de encontrar la felicidad y la dicha. Viven infelices, sin niñez, asediadas y maltratadas, violadas muchas veces y con una carga laboral que las convierten en mujeres antes de tiempo. Es cierto que existen casos de que antiguas trabajadoras infantiles domésticas logran el éxito y escalan los peldaños de la bonanza económica y del desarrollo personal. Pero en esas personas siempre hay un recuerdo vigente y una deuda pendiente de cubrir que le atormenta durante toda la vida y , si son conscientes de lo que pasaron, se comprometen a luchar en contra de esos males que les afectaron. Tal es el caso de la modelo africana Waris Dirie.

Una Cenicienta Moderna: Waris Dirie

La historia de la Cenicienta, que proviene de Europa Central, trata de una niña cuya madre murió y cuyo padre ha vuelto a casarse. La nueva esposa, la madrastra de Cenicienta, tiene dos hijas, y las tres tratan a Cenicienta como a su sirvienta. Cenicienta trabaja día y noche para ellas y vive en la cocina - entre las cenizas del fuego del hogar, y de allí deriva su nombre. La miserable vida que se le obliga a llevar como consecuencia de la muerte de su madre tiene resonancia para las huérfanas de todas las sociedades y muchos cuentos tradicionales de diferentes partes del mundo tienen heroínas similares. La historia llega eventualmente a un final feliz. Cuando la madrastra y las hermanastras de

Cenicienta asisten a un baile en el Palacio Real, su Hada madrina se le aparece y mágicamente le regala un hermoso vestido y la ayuda a asistir al baile. Aunque su identidad es un misterio, tras una búsqueda por todo el reino finalmente se descubre su identidad, porque nadie más tiene un pie lo suficientemente pequeño como para caber en la zapatilla de cristal que dejó abandonada en el baile. Así que se la libera de su existencia dedicada al trabajo esclavizante para convertirse en princesa.

El Mito del Príncipe que aparecerá No es inusual que los padres de las niñas trabajadoras domésticas de hoy guarden la esperanza de que también sus hijas entrarán en contacto con un

El caso de la modelo somalí Waris Dirie es una de las tantas excepciones de la regla pero que no deja de ser una muestra clara del mito con el que muchos quieren vestir el grado inhumano que conlleva el Trabajo Infantil Doméstico. Waris nació en Somalia y a los 13 años se escapó de su casa porque su padre había decidido que se casara con un viejo. Ya unos años atrás había vivido una dura realidad que sufren las mujeres africanas: la extirpación del clítoris, un proceso brutal y sanguinario que la cultura de algunos países africanos todavía mantiene en vigencia. Waris huyó a Inglaterra y vivió como sirvienta en la casa de un tío y una tía, que eran diplomáticos somalíes en Londres. Durante cuatro años sufrió en carne propia todos los sinsabores de ser una empleada doméstica en casa de terceros: trabajaba prácticamente todo el día, dormía poco, no le pagaban y no pudo disfrutar de su niñez.

Cuando cumplió cuatro años en esa casa, los tíos decidieron retornar a Somalia y ella no quiso acompañarlos. Deambuló por Londres hasta que encontró una amiga que le ofreció albergue y pudo hacer contacto con una fotógrafo llamado Mike Goss, que la tomó de modelo y la llevó a la fama mundial. Durante una entrevista Waris Dirie narró su experiencia de mutilación genital femenina y eso fue un escándalo mundial. De ahí en lo adelante, ella asumió la campaña del Fondo de Población de la Naciones Unidas para evitar la Infibulación o Mutilación Genital Femenina. Esa mutilación suele realizarse en condiciones insalubres y la realizan aldeanas provistas de cuchillos, tijeras e incluso pie-

dras afiladas. En Somalia se infibula a cuatro de cada cinco mujeres y quedan impedidas de por vida para disfrutar la sexualidad. En el mundo se han sometido a ese rito a 130 millones de mujeres y niñas y cada año corren el riesgo de esa tortura por lo menos 2 millones de pequeñas, es decir, unas 6,000 cada día. Al referirse a su integración a esa lucha, la excenicienta y hoy destacada modelo internacional, Waris Dirie, expresa: “Mi mayor deseo es que en el futuro ninguna mujer tenga que sufrir esa terrible experiencia y por eso estoy luchando...La lucha será peligrosa y confieso que tengo miedo, pero debo arriesgarme. Es lo que he hecho toda mi vida”.


Los Medios de Comunicación y el Trabajo Infantil Doméstico En las actuales sociedades de la informática, los medios de comunicación en general (radio, televisión y prensa escrita) juegan un papel de primer orden para contribuir a crear conciencia de la existencia de la problemática del Trabajo Infantil Doméstico y de cómo debemos abordarlo para contribuir con su erradicación. Cuando se piensa en los medios lo primero que llega a la mente son las campañas de denuncia con la finalidad de crear conciencia e incidir en la población en torno a dicho tema. Tal y como establece Maggie Black en su Manual de Incidencia sobre el Trabajo Infantil Doméstico “el cubrimiento de un tema en los medios y en la prensa ayuda a sensibilizar al público en lo relativo al mismo. Por lo tanto, todo enfoque de incidencia que se relacione con niñas y niños dedicados al trabajo doméstico debe tener como objetivo el cubrimiento por parte de los medios y de la prensa.” Ahora bien, lo primero que hay que tener presente es que la base del buen periodismo una “noticia caliente” - quizás no sea siempre la noticia que se quiera comunicar. En el caso de los trabajadores domésticos infantiles, cuando se hayan presentado casos de abuso y sea necesario aplicar presión para enjuiciar a los responsables, la publicidad de la prensa puede ser muy útil. Sin embar-

go, añadirle sensacionalismo a la situación de los trabajadores domésticos infantiles en general no es conveniente. Al leer noticias sobre abuso infantil, muchos empleadores no tendrán idea de que existe una relación entre una historia de horror como esta y su propio comportamiento hacia sus jóvenes trabajadores domésticos. Por lo tanto, y como recalca el Manual de Incidencia, es necesario esmerarse para garantizar que toda noticia informada por la prensa o por los medios y que haya sido inspirada por los interesados, reciba el máximo de insumos. Para lograr lo anterior existen muchas vías que deben ser utilizadas. Un método consiste en realizar un evento - por ejemplo, una conferencia - que de hecho pueda ser informado. Otro método consiste en publicar un informe. También puede abordar a periodistas de manera individual, para averiguar si están interesados en el tema y así alentarlos a escribir al respecto, invitándolos a que visiten su programa. También será necesario ser selectivo(a) en cuanto a sus medios objetivo. Escoger periódicos, publicaciones y programas que no impriman sensacionalismo a los temas, sino que los traten objetivamente. Así mismo, escoger a aquellos que con seguridad serán leídos por su audiencia objetivo. Por ejemplo, las revistas para mujeres pueden ser un medio apro-

Quehaceres ESPECIAL 15

piado para llegar a las empleadoras. Otra forma de obtener el cubrimiento de los medios y de la prensa es realizar eventos que tengan atractivo visual o que tengan que ver con celebridades o figuras públicas. Cuando se esté intentando atraer a la prensa y a los medios para cubrir un evento, es necesario emitir comunicados de prensa y darle seguimiento

con llamadas telefónicas y correos electrónicos para estimular la asistencia. Si no se cuenta con alguien en su equipo que tenga experiencia en este campo, posiblemente sea buena idea obtener asesoría o capacitación. Cuando se intente atraer el interés de un(a) periodista en particular para que informe sobre una noticia, es mejor hacer un acercamiento personal y cultivar una relación. En la esfera de la publicidad en los medios, los contactos perso-

En sociedades como la dominicana y en muchas de América, en las que todavía el nivel educacional resulta un tanto limitado, la radio juega un pa-

información. Es posible recopilar las opiniones del público en general mediante encuestas telefónicas y entrevistas. Esta puede ser también una buena forma de fomentar debates públicos y atraer la atención de los responsables de políticas. La ONG haitiana Foyers Sixto tiene un espacio radial semanal para tratar temas relacionados con la situación de los restaveks (trabajadores domésticos infantiles) en Haití. En Malawi se ha utilizado una radionovela para comunicar un mensaje a los empleadores acerca de la necesidad de cambiar su comportamiento. Se trata de un enfoque gradual que no de-

pel de primer orden para llegar de manera directa a la población. En ese sentido, la radio puede ser un medio extremadamente eficaz y relativamente económico para llegar a gran cantidad de personas en todos los niveles de la sociedad. Es particularmente útil porque incluye a personas de zonas rurales así como a aquellas que no saben leer. La radio también puede ser un medio eficaz para recibir

nuncia el empleo de jóvenes trabajadoras(es) domésticos. En Kenia y en las Filipinas, algunas organizaciones han tenido éxito en crear sensibilización acerca de la situación que enfrentan los trabajadores domésticos infantiles a escala tanto local como nacional, mediante programas radiales, a los que se invitaba a trabajadores domésticos infantiles y adultos a hablar sobre sus problemas y sobre cómo debería cambiar la sociedad.

nales hacen un mundo de diferencia. Es necesario recordar que para que un mensaje tenga un efecto duradero, éste debe ser escuchado no una sola vez sino muchas, muchísimas veces. Por lo tanto no se debe obstaculizar ni rechazar a los medios; por el contrario, se debe seguir planteando la cuestión oportunamente y utilizando diferentes enfoques.

La función de la radio

Fuente: Los trabajadores infantiles domésticos: Cómo encontrar una voz. Manual de Incidencia”. Maggie Black, 2002. Anti-Slavery Internacional.


¿ Cómo enfrentar la problemática del Trabajo Infantil Doméstico? Para desarrollar con eficacia una serie de acciones y una política social y gubernamental de enfrentamiento a esta problemática, se debe partir del hecho de

que es necesario generar una serie de cambios en valores y comportamientos que se encuentran fuertemente arraigados en la cultura dominicana.

Quehaceres ESPECIAL 16 La investigación presentada en esta edición especial de Quehaceres, delimita una serie de recomendaciones en torno a cómo desarrollar esas políticas de enfrentamiento a la problemática ubicándola en dos escenarios: Una política pública y una Estrategia de atención directa.

trol de las medidas anteriormente planteadas y las que surjan en el futuro, así como las sanciones ante el incumplimiento de las mismas.

La lucha a favor de la erradicación del Trabajo Infantil Doméstico no de-

ayuda, juntas de vecinos y escuelas, especialmente las nocturnas. Registro sistemático de los casos denunciados. Asistencia a través de un plan de becas. Apoyo a las familias de origen a través de programas de crédito empresarial y de vivienda. Sensibilización a fami-

be dejarse de manera exclusiva a los gobiernos. Es necesario que la sociedad civil en su conjunto asuma una participación activa. En ese orden, la investigación recomendó las siguientes líneas de trabajo: Detección de los (as) trabajadores (as) infantiles domésticos (as) a través de la radio, línea telefónica de

lias de origen y a las escuelas. Implementación de experiencias pilotos de intervención en el problema. Implementación de acciones y aplicación de medidas contempladas en el Código de Protección a Niños, Niñas y Adolescentes. Retiro de los hogares a los niños y niñas en situaciones de riesgos.

Estrategia de Intervención Directa

Lineamientos de una política pública Investigación El Estado a través de los instrumentos y mecanismos ya establecidos sobre censos y estadísticas deberá incluir las variables pertinentes que registren en forma sistemática y permanente, a nivel regional y nacional, la situación e incidencia del Trabajo Infantil Doméstico en República Dominicana. Prevención El Estado a través del Comité Directivo Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, instancia adscrita a la Secretaría de Estado de Trabajo y en coordinación con organizaciones de la sociedad civil con experiencia en el tema, desarrollará proyectos de sensibilización dirigido tanto a la población general como a sectores clave. Atención El Comité Directivo Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, impulsará y coordinará proyectos de movilización con diferentes sectores sociales, regliosos, comunitarios, etc. Marco legal El Estado, a través de los órganos competentes adecuará, en lo que corresponda, la legislación nacional a fin de regular el funcionamiento y con-

Quehaceres Publicación del Centro de Investigación para la Acción Femenina CIPAF Esta edición especial ha sido aupiciada por el IPEC y OIT

DIRECTORA EJECUTIVA Magaly Pineda

AÑO XXIII NÚMERO 3 ENERO 2003 EDITORES Euri Cabral Carmen Julia Gómez

Calle Hernán Suárez, Bloque III N°5, Cacique II

DIAGRAMACION Ivelisse Alvarez

Teléfono (809) 535-2696 Fax (809) 535-2599 Correo electrónico: cipaf@tricom.net

FOTOGRAFIA Vianco Martínez IMPRESIÓN Editora Búho


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