La dirección estratégica empresarial: una herramienta imprescindible
Por
Ciry Arellano
E
n una creciente e imparable actividad
comercial en nuestro país, se hace innegable la necesidad de modificar el camino de las empresas, sobre todo de aquellas que a través de la historia se han vuelto representativas y emblemáticas, pero que su perdurabilidad se ve amenazada ante la globalización y profesionalización de las generaciones actuales y los procesos estratégicos que marcan la ruta de posicionamiento empresarial. Constantemente escuchamos cómo la competencia amenaza con el desplazamiento de empresas ante el ofrecimiento de productos o servicios, los cuales muchas veces, por cuestión de moda, su perdurabilidad es fugaz, sin embargo, en tanto el daño se hace presente en aquellas que marcan la diferencia en calidad. Por lo anterior se hace necesaria la planeación estratégica, la cual debe ser un punto de partida importante en toda empresa, puesto que ella dará de manera casi indiscutible las pautas a seguir para no caer ante la competencia. Michel E. Poter (1980), señala con precisión en su trabajo “Cinco Fuerzas de Poter” un modelo significativo para la toma de decisiones, basándose en la necesidad de la constante evaluación de la gestión organizacional fundamentándola en cinco fuerzas: Amenaza de entrada de nuevos competidores, Rivalidad entre competidores, Poder de negociación de proveedores, Poder de negociación de
compradores y la Amenaza de productos sustitutos. Poter, explica también que se hace necesario aplicar estrategias que provoquen una ventaja competitiva, como lo es la economía de escalada, diferenciación en el producto, inversión de capital, desventaja en costos independiente a la escalada, acceso a los canales de distribución y la política gubernamental. Es evidente que las organizaciones en la actualidad, se enfrentan a grandes cambios, por lo que se hace necesario que los gerentes o directores de proyectos dominen el arte de la dirección estratégica, para alcanzar así los objetivos de la empresa y sobre todo logren la competitividad empresarial. Para ello es menester, entender el nivel de compromiso que posee cada miembro del equipo, desde la alta gerencia, hasta los niveles operativos, comprendiendo qué, para sea realmente funcional, requiere de un sistema lógico y objetivo que les involucre. Dentro de los fines de la dirección estratégica, se contempla, la competitividad, la supervivencia a largo plazo, perdurabilidad, sostenibilidad y sobre todo, el éxito de la empresa.
Por todo lo anterior, se hace necesario, fijar con claridad el camino mediante la visión y misión empresarial, en pro del crecimiento constante y sobre todo, de la perdurabilidad, que al final del día es el objetivo primordial ante la constante competencia y crecimiento económico del país.