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Arte & espectáculo
Cine _____________________________________________________________________ Rey Richard
(King Richard) Estados Unidos, 2021. Drama biográfi co. Dirección: Reinaldo Marcus Green. Con Will Smith, Aunjanue Ellis, Saniyya Sidney y Demi Singleton. 2 hs 24’. +9 años
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Las películas deportivas, en general, se estructuran en torno a la idea de superación, cuando la lógica es subvertida por la obstinación y la entrega de alguien. Nos gustan las historias de los ganadores, y más cuando resultan intangibles, increíbles.
Lo imponderable también debe tenerse en cuenta, pero suele ser despreciado en planteamientos de carácter edifi cante. Esto vale incluso para Woody Allen con su Match Point, una obra maestra sobre ese tema (aunque no es una película sobre deportes, ni siquiera sobre tenis, por cierto).
La recién lanzada Rey Richard no es una excepción, pero no tan obvia. Incluso porque ya conocemos el desenlace: las hermanas Venus y Serena Williams se convirtieron en dos leyendas del tenis, entre las más grandes de todos los tiempos. Ambas encabezaron el ranking y ganaron los principales torneos de este deporte. Pero no es exactamente esto lo que le interesaba al director Reinaldo Marcus Green. La historia que nos cuenta es sobre su padre, Richard Williams, interpretado brillantemente por Will Smith.
Es de Richard la idea de convertir a sus hijas en imbatibles máquinas deportivas, después de una simple observación: una vez vio a un tenista ganar 40 mil dólares en un torneo menor, una cantidad de dinero que a él le tomaría casi un año reunir con su trabajo como guardia de seguridad. A partir de ahí, elaboró un plan detallado sobre cómo dos de sus cinco hijas llegarían a la cima del tenis mundial.
La película nos muestra precisamente este duro y complejo viaje. A pesar de los clichés con frases motivacionales, tenemos un retrato muy rico de signifi cados. En primer plano está el corte racial y social. ¿Cómo podían destacarse dos negras de periferia en un deporte de élite practicado por blancos en clubes cerrados? No sería sufi ciente que fueran buenas, tenían que ser las mejores, y Richard lo entendió. Al mismo tiempo, a pesar de su rigor como entrenador y como padre, temía que el deporte robara la infancia de sus niñas. Y tomó una decisión ultracontrovertida al respecto (y la película explora bien el tema) al prohibirles disputar torneos juveniles.
La cuesión del “robo de la autonomía” es otro aspecto importante que asoma sutilmente en esta trayectoria de arduos entrenamientos hacia un soñado estrellato. ¿Cómo asegurar de que lo que eligió para sus hijas es realmente lo que ellas quieren hacer? Yendo más allá, ¿es moralmente correcto imponer un destino profesional a un hijo? En cierto momento, tenemos la impresión de que toda la familia está anclada a las ambiciones de ese padre. ¿Hasta cuándo y cuánto vale el sacrifi cio? Veremos que la lucha, en este caso, no fue de uno solo, y que la búsqueda por preservar la individualidad resultó ser fundamental en todo el proceso.
Es fácil ahora señalar a Richard Williams como un visionario, un emprendedor, alguien que puede convertirse en un símbolo de los manuales de éxito empresarial o un ejemplo de las tesis de la meritocracia. Pero sólo se llega a esta conclusión porque tuvo éxito. ¿Y si hubiera fallado, como tantos? ¿Hubiera valido la pena? ¿Cuál es la verdadera medida del éxito? La película no tiene pistas tan evidentes al respecto, pero están ahí.
El hecho de que Rey Richard sea un biopic producido por las propias hermanas Williams hace que el cuadro sea, digamos, suavizado. Aún así, toda la historia es muy sorprendente. Es un soplo de fe en la humanidad cuando el mundo parece mostrar otras señales.
Emanuel Bomfi m (Para debatir. Efi caz)
Música __________________________________________________________________________________________________________ 30
Adele / Columbia Records / 2021
La londinense Adele no lanzaba un nuevo trabajo discográfi co desde el año 2015, una eternidad para una estrella planetaria del pop capaz de vender más de 40 millones de copias y con unos quince premios Grammy en los estantes de su casa. Ya sólo por esta razón, su nuevo disco, 30, lanzado justo a tiempo para las compras navideñas, fue por lejos el más importante del principio de este año. En estos seis años, la señora se mudó de Londres a Los Ángeles, se divorció, cambió de look y de sello discográfi co, y, no obstante, sigue siendo ella, con su pop elegante y suave que a menudo se desliza en penas de amor desgarradoras pero también sabe abrirse a sonoridades menos predecibles y hasta sorprendentes. Y que se deben también a la producción, en gran parte a cargo de un productor estiloso y dotado de una eclecticismo siempre impecable como Greg Kurstin.
Esta, la cuarta aventura en el estudio de grabación de Adele, fue concebida para convertirse en lo que suele defi nirse un instant-classic, esto es, uno de esos discos destinados a durar mucho tiempo y dejar una huella profunda en una trayectoria artística. Con respecto a los temas tratados, además de los eternos matices sentimentales, está presente evidentemente el dolor que brota de cada separación, pero también la luz que fi ltra a través de cada renacimiento. Todo cocinado con sabiduría y ofi cio, con el soporte de una expresividad vocal “multitarea”, a gusto tanto con ambientes crepusculares como con los aromas del mejor pop escala-rankings. Presentes, aquí y allá, también homenajes y referencias al pasado, desde el jazz de Erroll Gardner hasta la parábola humana de Judy Garland, desde el soul a lo Amy Winehouse hasta la black music de los maestros. Después de todo, ese sello de diva vintage, heredera de un pop elegante ahora casi perdido, sigue siendo su tarjeta de presentación, su manera de proponerse al mundo; y sin embargo lo que transmiten estas 12 nuevas canciones no es el moho de lo obsoleto, ni la inconsistencia de ciertos éxito de taquilla, sino la agradable caricia sobre la piel de un vestido de alta costura sonora.
Franz Coriasco (De calidad)
Señalamos
La vida social de la información
La idea central de este libro es que la información y los individuos son siempre, e invariablemente, parte de complejas redes sociales. John y Paul se unen, ya no para escribir canciones, sino para desmitifi car las visiones frenéticas del futuro y vislumbrar las verdaderas fuerzas de cambio que mueven a la sociedad. El lema que inspira este libro de compleja catalogación es elocuente: Paradójicamente, el avance no estará en mirar hacia adelante, sino a nuestro alrededor. (John Seely Brown y Paul Duguid. Ed. Prentice Hall Argentina, 2001)
Tejiendo la red
El libro tiene sus años (es del 2000, editado por Siglo XXI), pero la historia es cada vez más apasionante. Su autor es el computador científi co británico Tim Berners-Lee, un apellido que probablemente les suene familiar. Claro, es el forjador de la web tal como la conocemos, ese servicio que es como la luz: solemos percibir particularmente cuando nos falta. La forma en que se gestó el servicio de internet y el “detrás de escena” para que fuese público es una gesta épica, que sigue más vigente que nunca. (Tim Berners-Lee. Ed. Siglo XXI, 2000)
Music of the spheres
Probablemente Chris Martin y socios ya no son los profetas del pop que vendrá, pero Coldplay sigue fl otando con seguridad en el mar agitado del musicbusiness. Su pop-rock a veces más fácil y agradable y otras más íntimo, etéreo e imprevisible aún conserva energía vital. (Coldplay. Atlantic Records, 2021)
Portas
Una de las voces más inspiradas en el Brasil de hoy, Marisa Monte, vuelve para hechizarnos con su voz y su poesía. Música encantadora, muy elegante pero fácil de disfrutar, y temas que destilan optimismo en cada rima. Escuchar para creer y seguir esperando. (Marisa Monte. Phonomotor Records/Sony Music, 2021)
Dios mantiene viva la naturaleza
En la experiencia mística de Chiara Lubich podrían vislumbrarse dos grandes pilares: Jesús abandonado y el misterio de Dios Trino. Dos misterios de Amor íntimamente relacionados. Ese Amor Lubich lo percibió también en la naturaleza que, creada por Dios lleva impresa su “ritmo”, un “ritmo” trinitario que presenta como característica central la relacionalidad; toda la naturaleza está íntima y armoniosamente relacionada, su vida intrínseca es Amor relacional. Pero no solo, también Jesús abandonado, misterio de amor y dolor, se hace presente, en el invierno, en el otoño, en la poda, en la semilla que da la vida, pero también estas etapas de la naturaleza encuentran su verdadero sentido en la relación. Así lo explica Chiara respondiendo a la siguiente pregunta, en el año 1975:
“Tengo un amor particular a la naturaleza, y tantas veces me he preguntado cómo debe ser mi relación con ella, para que no sea una relación sentimental, sino una relación como Dios la quiere. ¿Puedes decirnos algo sobre tu relación con la naturaleza?”
En mi vida espiritual he tenido distintos momentos en los cuales el Señor me ha hecho sentir más este aspecto de la vida, el contacto con la naturaleza. Pero ha sido un encuentro con la naturaleza un poco particular; podría contarte varios episodios. En estos episodios, lo que el Señor me ha hecho ver no era tanto la naturaleza como primera cosa, sino a Dios que sostenía la naturaleza, Dios que mantiene viva la naturaleza, Dios que está bajo ella, que da a la naturaleza la belleza de las bellezas, es decir, la armonía, la unidad entre todas las cosas que están en la naturaleza. Porque he visto que todas las cosas de la naturaleza están vinculadas entre sí con un hilo de oro, con armonía, con unidad. Cuando el río va hacia el mar, va al mar por amor, no por casualidad. Cuando una fl or fl orece, fl orece por amor, no por casualidad. Así, cuando el otoño llega y caen las hojas, no es que caen por casualidad, sino por amor, por ese amor que se asemeja a Jesús Abandonado es que caen las hojas. Toda la naturaleza está sostenida por el Evangelio, está totalmente sostenida por Dios. (…) Habiendo captado esto, la naturaleza ha adquirido un valor enorme: la dignidad de una hija de Dios. Y ya no es solo ella, el pequeño hilo de hierba o la fl orcilla…, es necesario estar atentos cuando la tocamos, es preciso estar atentos cuando la miramos, verlo todo como criaturas del mismo Creador, de Aquel que nos ha creado también a nosotros. Por lo tanto, ningún miedo a mirar la naturaleza. Si tú la miras separada del propio Creador, entonces la miras sentimentalmente; si tú la miras como hija de Aquel que te ha creado, la miras de modo sobrenatural, y puedes mirarla cuanto quieras, y te llevará cada vez más cerca de Dios”1 .
1 Chiara Lubich. respuesta a las preguntas, Loppiano (Italia) 1975.