Periódico comunitario de la Comuna 8 de Medellín · Año 6 · Edición Especial · Noviembre de 2011 · Distribución gratuita Este proyecto es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna Villa Hermosa (8) en el Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín
Edición especial
Editorial
Publicación mensual Año 6 · Edición Especial Noviembre de 2011
Circulamos con 10.000 ejemplares Distribución gratuita
Una comuna, un nodo, un barrio, una cuadra, todas estas son divisiones políticas de un territorio, que para muchos definen un rango de acción, un límite, una frontera o simplemente un lugar. Pero lo realmente importante que tienen todos estos conceptos son los individuos, las personas que los caminan, los cuentan, los narran, los cantan, los transforman, los luchan o simplemente los habitan. Es por esto que desde el Periódico Visión 8 queremos resaltar esas personas que habitan el territorio de la Comuna Ocho, no importa si es un gran pintor que ha exhibido sus obras en las más grandes galerías del mundo, o simplemente una mujer que sostiene a su familia reciclando en las calles; para nosotros todos están a un mismo nivel, todos son iguales. No hablamos de ellos porque sean reconocidos o no, hablamos de ellos porque desde su quehacer cotidiano ayudan -muchas veces sin darse cuenta- a la transformación de nuestro territorio, al enriquecimiento de nuestra cultura, al desarrollo. En estas páginas se hace un reconocimiento a personas de la Comuna, valorándolas como importantes desde la individualidad, pero más allá de eso es responsabilidad de nosotros, los habitantes de la Ocho, reconocer dentro del barrio o cuadra a esas personas que sin ser líderes reconocidos juegan un papel de gran trascendencia en la vida de cada uno de nosotros. Gente de la Ocho, es un ejercicio de valoración de la persona desde su cotidianidad, de respeto y admiración por las diferentes formas de vivir y ver la vida, de reconocer las dinámicas del territorio desde las personas que lo habitan y a través de esto generar un sentido de pertenencia. Una comunidad que se reconoce a sí misma es una comunidad con la facultad de mirarse hacia dentro, de contemplar a los actores que inciden en ella, y encontrar en sus vidas, historias, talentos, trabajos, luchas, creencias, ideologías y logros, los aspectos que la hacen única en el mundo. Además, una comunidad que se reconoce a sí misma, a través de las personas que la conforman, es capaz de emprender acciones de impacto social, cultural y económico, es capaz de agruparse, resistir, proponer e incidir políticamente. Porque la existencia de un barrio, y la significación de un territorio está anclada al devenir cotidiano de quienes lo habitan, a sus formas de relacionamiento y a sus luchas, tanto individuales como colectivas, y la Comuna Ocho es el mejor ejemplo de que, a partir de las resistencias individuales, se configura el tejido social.
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Dirección Leonardo Jiménez García Coordinación editorial Libardo Andrés Agudelo Gallego Coordinación de agenda Yasmín Viviana Garavito Redactores Yasmín Viviana Garavito Mauricio Aristizábal Agudelo Waider Fabián David Posso Rubyselen Ortiz Sánchez Leonardo Jiménez Raúl Soto Rodríguez Diseño Yurilena Velásquez López Fotografía Equipo de trabajo Visión 8 Ejecución Corporación para la Comunicación Ciudad Comuna Corrección de estilo Ana María Jaramillo Vélez Acompañamiento Diana María Ortega Dirección General de Comunicaciones Alcaldía de Medellín Impresión El Mundo Foto portada Gente de la 8 Visita www.comuna8.org
Este proyecto es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna Villa Hermosa (8) en el Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín.
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Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad de sus autores, y no necesariamente corresponden a los planteamientos ideológicos del Periódico Visión 8.
Edición especial
Hecha para la música y la docencia Texto y fotografía: Yasmín Viviana Garavito
Katerin Reinosa es estudiante de Licenciatura en Educación Especial en la Universidad de Antioquia, música empírica desde los 12 años y una persona a la que le encanta enseñar. Ella es muy joven, nació el 11 de noviembre de 1989 en la ciudad de Medellín, ha vivido toda su vida en el sector de Villa Lilliam Parte Alta, toda su familia vive por la misma cuadra y ella se ha convertido en el orgullo y ejemplo de todos los que la rodean, porque a pesar de las tantas dificultades del contexto en el que convive, ella se ha dedicado a ser parte de la solución y no del problema, siempre piensa en la comunidad y en los niños, y desde su quehacer procura contagiar a otros de buenas prácticas para su vida. Se considera una persona disciplinada, perseverante, le gusta estudiar, es tranquila y alegre, disfruta de enseñar pero también de aprender. Apasionada por la música, comienza sus primeros pinos como corista en la iglesia del sector La Sierra, allí se desenvuelve con gran soltura dentro del grupo parroquial, y fue adquiriendo cada vez más experiencia para después llegar a coordinar el ministerio de música de la iglesia. Desde entonces, ha estado presente en varios escenarios musicales, no solo parro-
quiales sino también culturales, es decir, también se ha destacado como tallerista en la Corporación Cultural Diáfora y como percusionista de la Chirimía Tamboalegre, todas organizaciones importantes en la Comuna Ocho. En cuanto a la motivación para estudiar educación especial, se la debe a su abuelo, quien padeció el mal de Alzheimer, en donde fue testigo del abandono y la soledad por la que pasan las personas, por el hecho de estar enfermas y vulnerables, por esto y más se enfocó en este camino. Kate, como todos la llaman, es una persona que tiene objetivos muy claros, que siempre ha logrado hasta el momento sus metas, le encanta trabajar con la gente y poder aportarle algo a sus vidas. Esta joven es la mayor de tres hijas, en una familia solo de mujeres, por lo que se siente responsable de sus hermanas y trata de ser un apoyo para su madre. Para ella, su madre es demasiado responsable, y sus hermanas son la alegría y el alivio de la casa.
¿Qué le gusta?
Me gusta la cercanía con la gente, me gusta la interacción del conocimiento, me gusta la música, me gusta enseñar pero también aprender.
¿Qué le da rabia?
La irresponsabilidad, la gente que no me hable con la verdad y la discriminación.
Dificultades:
El conflicto armado obviamente obstaculiza mucho mi dinámica, pues la mayoría de mis actividades las desarrollo en el sector de La Sierra, sin embargo, he lidiado con esto todos estos años y el manejo que le doy es simple, solo espero un tiempo prudente para retomar actividades y luego continúo, porque al fin y al cabo es lo que me gusta y me apasiona agrega katerin.
Su frase:
“Uno sabe lo que tiene y lo que no tiene”, es decir, uno debe reconocer lo positivo de uno mismo, pero también debe darle relevancia a sus defectos, porque es necesario conocerlos para poder mejorarlos, procuro aplicarlo en mi vida diaria porque esto es una apuesta a mi autoconocimiento, con estas palabras puntuales finaliza la entrevista Katerine Reinosa, música y futura profesora de nuestra Comuna.
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“Palabra que llegué llorando”
Texto y fotografía: Mauricio Aristizábal Agudelo
“Yo trabajaba en Salgar, y en febrero de 1967 me trasladaron para la Niño Jesús de Praga. Cuando llegué a la Gobernación de Antioquia me dijeron que me necesitaban era en el barrio Manrique, en la Institución Educativa Nuestra Señora de las Nieves, y allá me quedé todo el mes de marzo. En ese momento, a la comunidad le habían prometido otro educador y entonces ahí si me trajeron acá”, cuenta Amantina del Rocío Castrillón, cuando le pregunto que hacía antes de ser educadora en la I.E. Niño Jesús de Praga, ubicada sobre la calle 57C, en el barrio Los Mangos de la Comuna Ocho. Y es que hay que hacer esa pregunta, porque para las personas del barrio pareciera que ella hubiese nacido ahí y nunca saliera. “Ella no vive en el barrio, pero es como si lo hiciera, si uno necesita a Amantina va a buscarla y ahí está, no importa si son las 6 de la mañana o las 8 de la noche”, narra Sandra Patricia Henao, docente de la I.E Luis Carlos Galán Sarmiento y habitante del sector. Amantina vive en Belén Las Playas, y dice estar muy agradecida con su familia porque le ha permitido entregarse en cuerpo y alma a la profesión que ella eligió, nunca le ha hecho ningún reproche, ni aún cuando viene a la I.E. los fines de semana. “Yo la conozco desde 1984 cuando estaba en segundo de primaria, era mi profesora, ella siempre ha sido muy dinámica y creativa, siempre se preocupó por la formación de los estudiantes, la limpieza y por que los que soñaban con ser grandes lo fueran”, concluyó Henao.
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“Cuando yo llegué no sabia dónde era, así que empecé a buscar y a preguntarle a las personas por la escuela, desde el barrio Enciso, pero como que nadie la conocía, incluso, un señor me dijo que eso era muy arriba y que tenía Medellín, noviembre de 2011
que esperar a que subiera un Jeep que llevaba víveres para irme en él” agregó Amantina. “Cuando llegué estaba llorando porque esto quedaba muy arriba, yo estaba perdida y venía desde muy lejos, vi que eso era como una ramada, y en medio dos saloncitos, con teja de Eternit, sin revoque, con ventanas, pero sin vidrios y un solo profesor que era Cristóbal Lozano, y tenía los grados primero y segundo”, recuerda Amantina mientras se le dibuja una sonrisa en el rostro, y continúa, “don Cristóbal salió a recibirme y me dio la bienvenida, me dijo que a mi me tocaba bajar todos los días a las estudiantes hasta la Escuela Julia Agudelo al restaurante escolar y que me tocaban las dos jornadas del grado segundo”. Para esta época, en este sector de la Comuna no existía una vía de acceso, era un sector que apenas comenzaba a poblarse, había que caminar por lo menos el equivalente a siete cuadras de trocha para bajar desde la Niño Jesús de Praga, hasta la Julia Agudelo. “Hay muy pocas personas que no conocen a Amantina, cuando uno habla de la escuela no puede dejar de hablar de Amantina, ella era directora cuando yo estudiaba allá, era muy estricta, le gustaba que todo marchara bien”, recuerda nostálgico Cristian Camilo Restrepo, habitante del sector, y continúa, “cuando ella llegaba a algún salón todos se quedaban callados, le tenían mucho respeto”. “Yo creo que las personas del barrio me recuerdan, porque casi desde que llegué, empezamos a trabajar por el crecimiento de la escuela, hacíamos convites con los padres de familia, empanadas para vender arriba donde ahora es la cancha, cuando eso nos tocaba con leña porque era muy difícil conseguir luz, y los padres de familia nos ayudaban mucho, también hacíamos bazares, alboradas, todo con el fin de recoger fondos para el mejoramiento de la escuela”. A los pocos meses de haber llegado a la I.E., cuenta Amantina, se empezaron a celebrar las primeras comuniones con los niños de la
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1974, graduó a su primera generación de estudiantes. Nunca ha vivido en el sector, pero sí ha logrado articular a la I.E. en diferentes dinámicas del barrio, la Comuna, la iglesia, la Junta de Acción Comunal (JAC) y otras organizaciones que tienen presencia en el sector. De igual forma, con instituciones de la ciudad ha buscado diferentes patrocinadores para las actividades que ella lidera desde la institución, todo con el fin de lograr una mejor calidad educativa dentro de ella y de legitimarla como una de las mejores.
escuela, “es muy bonito, antes bajábamos todos en desfile desde la iglesia La Natividad de Nuestra Señora hasta la escuela, y allí hacíamos la fiesta, se veían muy bonitos todos vestidos igualitos”. Recuerda Amantina que cada vez que se llegaba la época de las primeras
comuniones, el sastre del barrio ya tenía varias prendas terminadas y tela cortada, porque debía hacer ropa para casi todos lo niños del barrio. Amantina, según cuentan los habitantes del sector, acompaña todas la actividades que se hacen en la Institución, como la preparación de la pri-
mera comunión, las clases de ingles, las clases que da el Inder, etc. Y lo hace, porque según ella, “si uno hace parte de una institución la tiene que cuidar siempre”. El 3 de abril de 1967 (hace 44 años), Amantina del Rocío Castrillón Soto llegó a la I.E. Niño Jesús de Praga, y en
Cuando llegó se puso la tarea de mejorar la escuela y hoy, antes de su retiro, ve con un toque de nostalgia y mucho orgullo y agradecimiento lo que ha logrado, recibió dos salones y una ramada, ahora entrega a la comunidad 23 salones, 3 generaciones graduadas y mil agradecimientos por parte de sus alumnos y habitantes el sector por haberles entregado toda una vida.
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En busca del progreso Nubia Andrea González González es procedente de la comunidad de Cristianía del municipio de Jardín, Antioquia, y perteneciente a la etnia indígena Embera Chamy. Se vino hace 19 años junto con sus padres y hermanas a la ciudad de Medellín, por aquello de la búsqueda de progreso. En su condición de indígena ha permanecido invisible en la ciudad, pues “luego de tantos años se pierde la esencia”, asegura Nubia, quien también dice que procura al máximo inculcarle a su hijo Daniel sus costumbres, su arraigo y su tradición, para que no desconozca sus raíces, ya que a pesar de todo, se siente orgullosa de su raza. Al interior de su comunidad, su abuela es partera y su abuelo es un jaibaná, es decir, médico de la comunidad. Ella cuenta esto para remontarnos a los recuerdos de su nacimiento, cuando sus abuelos pensaban que se iba a morir, debido a que nació muy enferma. Al ser la cuarta de seis hijos, sus padres, don Dionisio González Baquiaza y doña Rosalba González Vélez, se llenaron de paciencia, pues Nubia pasó entre los cuidados de su abuelo y el médico del pueblo, hasta lograr superar su enfermedad.
Nubia y toda su familia llegaron inicialmente al sector de La Sierra, para luego de tres años desplazarse al sector de Villa Turbay. Desde entonces ha permanecido allí, conformó su propia familia, validó su primaria y su bachillerato, superándose cada vez más. Después de haber tenido su primer hijo fue cuando se interesó realmente por el campo de la participación y el liderazgo, comenzó entonces en la Junta de Acción Comunal del sector, donde fue nombrada como delegada al Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo. Paradójicamente, no fue en esta comuna donde recibió su primer aliciente en su carrera como lidereza, fue entonces en la comuna 10 que se capacitó por primera vez en tejido de chaquira, con el fi n de fortalecer las raíces de su pueblo. Desde entonces, ha estado presente en diferentes espacios de incidencia como el Cabildo Chibcariwak y la Secretaría de la Mujer. En Mujeres que Crean además ha comenzado, junto con su cuñada, una pequeña empresa de artesanías, impulsada por la Corporación Sembrando en Familia, pues
Texto: Yasmín Viviana Garavito
ella tiene todas la herramientas para ser una gran emprendedora. CAMABU, nombre de la pequeña empresa de Nubia que significa “tejido”, se enfoca en hacer aplicaciones con tejidos en bolsos y accesorios, proyecto que la tiene muy entusiasmada, pues depende de él para el sustento. “Como madre, creo que soy cascarrabias, pues quiero lo mejor para mi hijo, pero intento ser una buena compañía y ser muy complaciente, como esposa soy incondicional, cariñosa,
emprendedora, me gusta que mi familia esté en paz y sin ningún conflicto”, manifiesta Nubia. “En un futuro me veo como una gran empresaria, estudiando en la universidad algo concerniente a lo social, me gusta ayudar a la gente, pero además le quiero apostar fuertemente a la conformación de la mesa indígena, de esta manera se podrán articular otras mujeres a la dinámica y se visibilizará mi población, no solo en la Comuna sino también en la ciudad”, agrega Nubia González, finalizando la conversación.
Fotografía: Lizeth Palacio
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Medellín, noviembre de 2011Fotografía: Yasmín Viviana Garavito
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Una Antioqueña de Oro en la Comuna Texto y fotografía: Waider Fabian Posso David
Estella Ciro Gómez nació en el municipio de San Luis, Antioquia. Desde allí llegó al barrio Santo Domingo en la comuna 1, lugar del que se vio obligada a salir, cuando las milicias de esos barrios empezaron a reclutar jóvenes para conformar bandas criminales. Al salir de Santo Domingo, y sin más opciones de vivienda, se radicó en el barrio Altos de La Torre. Hoy, 14 años después, es coordinadora del Grupo de Mujeres Creativas con Esperanza, que agrupa a 26 mujeres de la zona, la mayoría de ellas desplazadas y madres cabeza de hogar. El 6 de marzo del 2008, el Grupo recibió el premio “Antioqueña de Oro”, entregado por la Gobernación de
Antioquia, por su trabajo comunitario, alternativas para el mejoramiento de la calidad de vida de sus familias y de las mujeres víctimas de la violencia y el desplazamiento forzado. Su labor sobresalió en medio de las 190 organizaciones postuladas para esa versión del galardón. Adicionalmente, Estella adelanta acciones con la población desplazada, a la cual le indica los lugares donde debe acudir, según su caso o situación de desplazamiento. ¿Cómo se hace una líder? Este proceso inició con los talleres Mujeres que Crean, realizados con la Corporación Región hace 5 años. “El objetivo era hacer algo por el bien de la comunidad y salir adelante, con compromiso y solidaridad con las personas y ayudándoles para un mejor vivir y cambio de vida mejor”, cuenta Estella, quien “es admirada por su actitud emprendedora y activa, por desempeñarse como líder comunitaria, por su organización en cuanto al grupo, la paciencia, la dedicación, optimismo, porque a pesar de las circunstancias se mantiene en su visión de un barrio mejor, por ser emprendedora y porque además sirve de ejemplo para la comunidad”, afirma Luzcelly Benítez, integrante del grupo de mujeres. Estella formó parte de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Altos de La Torre como conciliadora, hace aproximadamente 2 años. Actualmente es representante comunitaria de la ONG Visión Mundial, donde está a cargo de un Grupo de 90 niños, “Capullos de Amor”, del que hacen parte desde recién nacidos hasta niños de 12 años. A sus 57 años, Estella dice que para el futuro, con el grupo de mujeres, piensan crear una microempresa, “un lugar
donde las mujeres y la comunidad se beneficien de ella y puedan mejorar sus condiciones de vida”. El Grupo de Mujeres Creativas con Esperanza se reúne en la Casa de Cultura Ciudadana del sector. Desde allí, y lideradas por Estella, el grupo ayuda, a través de recolectas, a las personas que han quedado damnificadas por las pasadas temporadas invernales. En ese lugar reciben talleres de convivencia y participación ciudadana, por parte de la Corporación CEDESIS; talleres de fortalecimiento organizacional para organizaciones de población desplazada, por parte de la “Gerencia para la Coordinación y la Atención a la Población Desplazada”, dependencia de la Secretaría de Bienestar Social, creada por la Alcaldía de Medellín. Como coordinadora de la agrupación de mujeres, Estella hace parte de organizaciones como “Ruta Pacifica de las Mujeres”, la cual trabaja por la protección y restitución de los derechos humanos de las víctimas de la violencia en contexto de conflicto armado, con las que realiza movilizaciones por el país. Adicionalmente, hace parte del proyecto “De la Exclusión al Reconocimiento”, que ejecuta la Alcaldía de Medellín con población afrocolombiana, de la Mesa de trabajo por la infancia y del programa “Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales” (DESCA), que defiende aquellos derechos humanos que posibilitan a la persona y a su familia gozar de un nivel de vida adecuado; el programa también trabaja por lograr un mínimo vital de agua para la comunidad desplazada.
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Ramiro... Desde otro punto de vista Texto y fotografías: Rubyselen Ortiz Sánchez
Cuando llega a mis manos un periódico o una revista, lo que primero leo son los cartoons, estén donde estén, las gráficas son el aperitivo a las duras noticias que siguen y a mi plato favorito: las económicas. Los dibujantes que están tras estas gráficas, tan dicientes regularmente, tienen mucho más que decir. En el caso de uno de los humoristas gráficos más galardonados en salones internacionales, eso de “más que decir” es algo ambivalente. Sin embargo, de Ángel Ramiro Zapata Mora, humorista gráfico, residente de la Comuna Ocho y actual administrador del café-bar el Turquestán, ubicado en toda la esquina, a mano derecha sentido sur–norte del parque de Villa Hermosa, hay mucho que decir y casi nunca palabras, “yo aprendí a decir todo con imágenes porque lo primero que me enseñaron fue a dibujar”. A Ramiro hay que leerlo diferente y él mismo brinda las pistas. Hay que leerlo desde otro Punto de Vista, tal como nombró su exposición en el Palacio Nacional, que se realizó entre el 14 de septiembre y el 15 de octubre de 2011, y en donde expuso 61 de sus mejores y más premiadas obras.
municación. Se graduó de su básica primaria y fue a terminar su educación básica en el Liceo Antioqueño, allí vio nacer el movimiento estudiantil y aprendió a analizar la realidad y ser contestatario, en sus palabras, “allí [Liceo Antioqueño] aprendí a ser un crítico, pero no me dejé arrastrar por la euforia generalizada de contestar con piedras y consignas”. Para ese momento, él ya tenía elegido el instrumento con el cual pensaba contestar a las injusticias y a lo que no le parecía: el humor grafico. Ramiro empieza a ser un referente como habitante de la Comuna Ocho, cuando emprende como administrador del tradicional café-bar el Turquestán, legado familiar por parte de su esposa y patrimonio para sus hijos. Al igual que la antigua región de Asia central
Habitante de la Comuna Ocho
Ángel Ramiro Zapata Mora llegó a Villa Hermosa desde los 6 años, cuando su familia se trasteó de Bello a la Comuna 8. Inició su ciclo académico en el kínder La Eucarística, donde desde el principio mostró su sensibilidad a la descomposición y la indiferencia humana, de ahí pasó a la Escuela José Celestino Mutis, lugar en el que supo que el dibujo era un arte, y más que un arte, una bella herramienta de co-
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que le da el nombre, el Turquestán es un lugar histórico donde Ramiro ha encontrado otra manera de ver el mundo, a través de los habitantes de Villa Hermosa, “compartir una conversación libre, que la gente se sienta en disposición de hablar, contar lo que más le parezca y estar tranquilo de no ser juzgado, porque yo nunca juzgo a nadie, solo escucho como lo haría cualquier amigo”.
Humorista Gráfico
Ramiro… como es conocido en el medio del humor gráfico, inició su profesión gracias a su pasión por el dibujo, pasión que cultivó desde pequeño y que fue perfeccionando cuando canjeaba notas de matemáticas en el colegio, por labores fuera del horario haciendo carteleras y mapas, pero llegó a “mojar papel”, como se dice en el gremio de la prensa, cuando se presentó, con otros dibujantes jóvenes, a un concurso que hizo el periódico El Colombia-
no para remplazar a uno de los miembros de planta. De todos, él fue el más talentoso y eso significó 10 años de freelance, después de los cuales pasó a ser humorista gráfico de planta por otros 10. Así, de 1982 a 2002 fue una de las firmas de caricatura más reconocidas en las páginas del rotativo, junto a Esteban París y Ricardo Ramírez. También trabajó como caricaturista en la productora de televisión RTM haciendo caricatura para televisión, y en la Emisora Veracruz Estéreo con un programa de Rock Experimental. Luego de 20 años haciendo humor gráfico de temas de actualidad se da una pausa, y cuando vuelve al mundo del humor, vuelve con nuevas técnicas para iniciar un proceso que lo ha llevado a ser uno de los humoristas gráficos más galardonados en salones internacionales.
Edición especial Su Obra
“Yo tengo una rebeldía pacífica, no soy violento, no soy de masas, yo encontré la forma de protestar de manera muy gráfica”. “Soy un admirador de Jesús, de Gandhi, como de muchos otros grandes revolucionarios de la paz”. Ramiro se ha destacado por la sensibilidad de sus obras, porque acude a temas medio ambientales como la contaminación indiscriminada y el maltrato a los animales. Critica fron-
talmente las enfermedades de la humanidad como el hambre, la violencia de género, el abuso a los menores, la exclusión social, la pobreza, la violación a los derechos humanos. Su carácter contestatario al sistema de Estados Unidos, al clero, que argumenta como “una crítica a la Iglesia porque es un intermediario muy enchapado en oro”, lo llevó a ser fuerte-
mente criticado y hasta sugerido por el capellán de la Universidad Nacional como una persona que no debería ser parte de la comunidad de laicos. Sin embargo, no dejó por ello de criticar la doble moral de la Iglesia.
En general define su obra como muy oscura, aunque nunca deja de poner en ella un rayito de luz, pues “siempre debe haber esperanza”.
Los premios han sido muchos: •Premio “Bow Mecc Maastricht”, Casino Internacional de Humor Gráfico, Bélgica, 1995. •La Mención Solidaria en el Cartoon Internacional, crisis de la Guerra en Kosovo, Europa, 1998. •Portada Edición Especial Cartiena, Lo Mejor del Humor Gráfico internacional, Europa, 1999. •Ganó el Galardón de Honor en el Salón Internacional de humor gráfico “Fin de Milenio”, Hiroshima, Japón, 2000. •Segundo puesto en la 1ra muestra Mundial de caricatura y humor gráfico, Valle de Aburrá, Medellín, 2005. •Diploma Especial en el Rinocheros Cartoon Caricature, Bosnia-Herzegovina, Europa ,2008. •Primer lugar en el Festival internacional Satirical Bucovina, Suceava, Rumania, 2008. •Premio especial en el Syrua Cartoon de humor gráfico “Gaza in Fire” contra la guerra, Siria, 2009. •Ganador del primer salón internacional del humor de Campinas, Sao Pablo, Brasil, 2009.
•Premio Especial del Cartoon-Rendon, Rionegro, 2009. •Primer premio “Mejor obra” del cartoon internacional Fax for Peace-Fax for Tolerance, Pordenone, Italia, 2010. •Portada del VJ Movement, Holanda, 2010. •Exposición Salón de Caballeros Castillo de Viaden, Luxemburgo, 2010–2011. •Premio “Cover Award” mejor cartoon, 2011. •International Eurokartoenale, Bélgica, 2011. •Reconocimiento del Humorista Morostica, Italia, 2011. •Mención de Honor al Homenaje Virtual de los 10 años del 11 de septiembre, Bostón, Massachusetts, 4 de octubre de 2011. •Premio de la Fundación Aydin Dogan considerado el “Óscar” de la caricatura mundial, Estambul (Turquía), 18 de octubre de 2011.
Ha participado en más de 40 salones internacionales de caricatura de 27 países diferentes: “El último momento de mi obra no tiene texto porque quiero que la gente dé su significado, yo no necesito decir qué pienso, lo que importa es lo que la gente piensa. Yo no vuelvo a mirar mis obras porque para mí son muy dolorosas, mejor dejo que la gente le ponga su significado”. Para que una obra de humor gráfico tenga sentido necesita encontrarse con un espectador, un lector y un intérprete, por eso y por lo mucho que me hace reír con la ironía que reflejan sus obras, seguiré buscando los cartoons en los periódicos y revistas. Medellín, noviembre de 2011
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Edición especial
El Reciclaje, más que un oficio Texto: Leonardo Jiménez Fotografías: Raúl Soto Rodríguez
¡A partir de este momento se recibe el reciclaje que separaron de la basura! Pasa gritando todos los miércoles doña Magdalena Luján por el sector de Quintas de la Playa. Esta mujer está dedicada desde hace 10 años al oficio del reciclaje, y ha encontrado en esta labor no solo una manera de ganarse la vida, sino una forma de aportar a la protección del planeta. Cuenta ella que hace 10 años se quedó sin empleo y comenzó a buscar algo que hacer para ganarse la vida, así, empezó a recoger material reciclable para vender en las chatarrerías, y de esa forma ir recogiendo moneditas. “Tenemos que aprender a vivir en comunidad, y como me gusta mucho la tierra, la naturaleza, también me gusta mucho mi trabajo. Muchas veces no nos interesa la naturaleza, no nos concientizamos, no hay cultura, tiramos la basura a los solares y a las quebradas, y desconocemos que mucho de lo que consideramos basura realmente no lo es”. Doña Magdalena realiza las labores de reciclaje en Quintas de la Playa y en el barrio La Libertad, hace los recorridos por estos sectores los días miércoles y sábado en horas de la mañana. Según ella, hay 40 productos que pueden ser reciclables, entre los más comunes está el papel, el cartón, el plástico, la pasta, el aluminio, el hierro y el cobre. Su familia está compuesta por seis personas: sus tres hijos, una hermana y su esposo que está muy enfermo y no puede trabajar. El reciclaje le permite conseguir el dinero para llevar el sustento básico a la casa, afirma ella que “el reciclaje es un oficio generoso y agradeci-
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do, pues por muy malo que sea el día, algo se recoge y se vende para llevar a la casa, así sea lo del diario”. Doña Magdalena nos cuenta también cómo el oficio del reciclaje le enseña a ser organizada, a invertir y a administrar muy bien las cosas, ya que su labor consiste principalmente en separar y clasificar material reciclable. El material que recicla, generalmente lo lleva a chatarrerías cercanas, a los sectores donde trabaja o a la Cooperativa de Reciclaje Recimed. Dice ella que aunque no lo parezca, en este oficio hay mucha competencia, por eso ella, además de asumir el reciclaje como un oficio, lo promueve como una campaña constante de generación de conciencia en los hogares y, además de reciclar, procura enseñarle a las familias que le abren las puertas de sus casas cómo se deben separar las basuras y qué productos se pueden reciclar. Gracias a su manera de trabajar, mucha gente ya la conoce, y en los sectores que recorre, generalmente la gente siempre le tiene separado en bolsas material para que ella recoja. Doña Magdalena se asume como una mujer activa, que ama su oficio, porque ha aprendido mucho de él, y se siente feliz y orgullosa de realizarlo. Para las personas de Quintas de la Playa y La Libertad que reciclen, o quieran empezar a reciclar, pueden comunicarse con Magdalena Luján en el teléfono 293 9472 y en el celular 314 767 6657.
Edición especial i en el buscador más popular del Smundo, denominado el oráculo del
siglo XXI, ponemos el nombre José Manuel Ricaurte Chavarriaga, poco nos va a mostrar de la vida de este artista, pero mucho de su obra. Pasaremos por galerías de todos los momentos de su producción, veremos la contestataria obra política, desnudos, retratos, bodegones y su pintura surrealista, pero nada nos dirá de la vida del maestro, de su vida bohemia y cosechada de éxitos internacionales, aunque distante de su vida nacional. Y es que para él aplicó, con todo rigor, el viejo adagio de que “Nadie es profeta en su tierra”. José Manuel Ricaurte Chavarriaga fue un habitante del barrio Villa Hermosa de la Comuna 8, desde los 10 años de edad. Vivió a pocas cuadras del parque y en ese sector descubrió la posibilidad de crecer intelectualmente prestando e intercambiando libros. Esta tarea la realizaba semanalmente con el bibliotecario ambulante que pasaba con un coche lleno de libros, el cual era impulsado por sus propias piernas. Con estos libros descubrió la fotografía y la pintura, se aficionó con ellas hasta el punto de llegar a coger sin permiso la cámara de su abuela, así fue que comenzó a cultivar la fama de ser la oveja negra de la casa de los Chavarriaga. Con el tiempo crecieron sus intereses, ya no solo eran la pintura, la fotografía o el dibujo, también la música entró en su vida. Siguió las tendencias
que llegaban a Medellín a finales de la década de 1960, para esa época, The Beatles resonaba en las cabezas de los jóvenes, lo cual llevó a la creación de muchos grupos en Medellín que emularon al cuarteto de Liverpool. El Festival de Ancón fue el escenario de reunión, allá estuvo José tres días en los que su familia no supo de él, al final del tercer día se le vio escalar la cumbre del parque Villa Hermosa, desde la Avenida La Playa, en cuatro patas, y aunque sus amigos recuerdan esto con risas, en su momento fue toda una tragedia familiar. Vivió todos los momentos del hipismo, desde la inocente búsqueda de la libertad y la paz hasta las marchas revolucionarias. De su mano conoció la marihuana, los hongos, el LCD, que tenía el lujo de conseguir fácilmente,
tringir la vida social. Con estas limitantes, y los problemas familiares por su trabajo como pintor, decide casarse con su novia Magaly y viajar a New York en 1974, fuera del terruño y lejos del parque que lo vio crecer, el maestro José Ricaurte se elevó al éxito profesional. Terminó los estudios en artes y comenzó a trabajar como fotógrafo de conciertos, de este modo fue reconocido en el medio. Trabajó como fotógrafo en revistas de moda con producción retocada y agencias de publicidad, hasta llegar a tener su propio estudio fotográfico y trabajar como manager de modelos infantiles y femeninos. Poco más de 20 años después de su partida, la madre del maestro cae enferma y es abandonada por los demás hijos, a razón de esto, el maestro regre-
Vivir el arte, vivir del arte y morir en su arte Texto y fotografías: Rubyselen Ortiz Sánchez
gracias a que su familia tenía el dinero suficiente para no notar que las mesadas se iban en libros, en discografías importadas o en alucinógenos y calmantes. Cuando entra a estudiar en Bellas Artes no es muy sorpresivo para sus familiares la inclinación, pero sí es un motivo para retirar privilegios y res-
sa a Colombia dejando el éxito y un matrimonio atrás, sin embargo, el amor a Magaly lo conserva. Cuando llega a Medellín se instala en el barrio Laureles y asume el cuidado también de su nana. Abre con todo orgullo un estudio fotográfico e inicia la gestión para ser manager de modelos infantiles y femeninos, pero la Gran Manzana había quedado atrás. La tasita de plata no estaba lista para estudios de fotografía en gran formato, ni para el arte del retoque en fotografía que tenían las agencias internacionales. Las cámaras fotográficas de estudio eran novedad que poco llamaban la atención y en poco tiempo se fue a la quiebra. A pesar de la situación, la supervivencia y la creatividad del maestro siguió encontrando su alegría en la fotografía y la pintura, y aunque su economía se vio reducida, continuó contagiando positivismo, pintando, tomando fotografías y generando iniciativas culturales dentro de Villa Hermosa. Así, inició en 2008 junto a otros artistas del barrio una firmatón para que se construyera una Casa de la Cultura
*Perfil basado en el testimonio de Marisol Guarín, integrante del grupo de malabares Artemis quien accedió a contar la historia de su amigo como homenaje póstumo.
en los terrenos que se iban a entregar por parte del Batallón Girardot. Tras la muerte de la madre, el maestro José Manuel Ricaurte Chavarriaga debió vender sus obras a precio de huevo para comer. Fotografías tomadas en su época dorada, a estrellas como Celia Cruz y otros artistas, fueron rematadas a cambio de poco para pagar la pieza en la que vivía, cerca a la Plaza de Flores del Centro de Medellín. Las cámaras, que en su época eran de las mejores, se convirtieron en artículos de museo y fueron entregadas poco a poco al comercio. Pero la fotografía fue, al igual que muchas de sus pasiones, conservada y preservada gracias al préstamo de una cámara digital por Marisol Guarín, artista del grupo Artemis y testigo de esta historia. La noche del 12 de febrero de 2011, José Manuel Ricaurte, después de una enfermedad del sistema gástrico, fallece. Nadie estuvo con él, solo la cámara digital que Marisol Guarín le prestara y con la que tomara sus últimas fotografías. Falleció a dos días de recibir su pensión, pensión que se ganó fuera del terruño, porque como se dijo antes, nunca fue profeta en su tierra, murió esperando la entrega de los terrenos para construir un centro cultural en los terrenos que aún no entrega el Batallón Girardot. “Nunca quiso cambiar de profesión, y nunca vendió sus ideales, vivió el arte, vivió del arte y murió en su arte” Marisol Guarín.
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Edición especial
Educar con el ejemplo es lo que le debemos a nuestra infancia Diana Zárate nació el 22 de agosto de 1961, es técnica en preescolar, pero a lo largo de su vida ha alcanzado toda una trayectoria y experiencia en infancia. Desde los 6 años decidió enseñar, fue un Día del Niño, y el presente de una profesora y sus compañeros, lo que motivó a Diana a seguir en el campo de la docencia con la primera infancia. Hablar con esta mujer es ameno y divertido, se percibe ese amor por los niños que le brota por los poros, al hablar de ellos estalla de emoción y no quiere parar, es por eso que este personaje se ha convertido, para todos los que conocen su labor, en un garante de derechos para los niños. Espontánea, alegre, solidaria, perfeccionista, creativa, cooperativa y demasiado sincera, así se define Diana, quien siempre va acompañada de la siguiente frase “Lo que usted enseñe en la primera infancia es lo que usted recoge como adulto”. Comenzó hace 21 años en su trabajo con la infancia, en el barrio Villatina. Diana empezó como jardinera en el Hogar Infantil Martha Cecilia, y poco a poco ascendió al puesto de directora de esta entidad, en esta nueva etapa se dieron cambios significativos y se respiró otro aire. Con su título de técnica en preescolar y toda una trayectoria en este campo, Diana ha logrado que el Hogar Martha Cecilia sea un lugar de encuentro para los niños y niñas, que cuando
Texto: Yasmín Viviana Garavito Fotografías: Archivo Hogar Infantil Martha Cecilia
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lleguen a él se trasladen a otro espacio, porque así su permanencia en la institución será divertida, dinámica y constructiva. Del Hogar Infantil Martha Cecilia, Diana destaca que es su segundo hogar, que en él encuentra paz, se divierte y se apasiona cada vez más con su labor, le encanta la sinceridad de sus niños, la picardía con que dicen las cosas, la transparencia de sus pensamientos. Aunque Diana no vive en la Comuna, todos sus compañeros y colegas la consideran parte de ella, por su permanencia, por su constancia y por su compromiso con ésta. Con un carácter firme, pero dulce al hablar cuando se dirige a las personas, Diana Zárate ha logrado validar en su contexto la defensa de los derechos de los niños, y dejarle a los padres la
sensación de tranquilidad al confiarle el cuidado de sus hijos. Los que la conocen la describen como una gran mujer y una excelente madre. A los 29 años tuvo su primer y único hijo, Mateo Galvis Zárate, y desde entonces, se ha desempeñado como mamá y papá a la vez. A pesar de que permanece mucho tiempo en la Comuna no descuida nunca su papel como madre. Ella nos cuenta que lo más difícil de su labor es lograr la sensibilización de los padres de familia en pro del acercamiento permanente con sus hijos, por ello promueve el amor, el respeto y la confianza, elementos fundamentales que deben permanecer por siempre en el núcleo familiar. Sin embargo, hasta el momento se han visto frutos de lo sembrado y eso es un gran paso. Lo más gratificante para ella, además de ver la satisfacción de sus niños, es saber que después de que crecen, siguen recordando aquel lugar, lo agradable que pasaban y cómo los preparaban para ser personas seguras de sí mismas, tanto es así, que vuelven con sus hijos al Hogar para entregar su cuidado a ese valioso personal, que tiene como meta formar seres integrales que puedan aportar a nuestra sociedad.
Edición especial Don Luis Eduardo nació en Medellín, es pensionado y vive en el barrio La Libertad. Don Luis Mario es discapacitado por arma de fuego, llegó de Montería hace cinco años, vive con su mamá y otro hermano también discapacitado, hace dos años que se ubica como “tráfico”, su casa queda al frente de este trabajo. Las jornadas de estos dos hombres comienzan a las 6:00 a.m. y se extienden hasta las 11:00 p.m. Durante el día ven subir y bajar los colectivos de Villatina, el carro de la leche, el de la cerveza, proveedores de tiendas, los carros de EPM, volquetas, particulares y motos que circulan por el sector, como una caravana interminable pidiendo vía, de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
En la Comuna 8 los semáforos están vivos Texto: Raúl Soto Rodríguez Fotografías: Lizeth Palacio
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n nuestra comuna existen personas que se ocupan de dirigir el tránsito por nuestras estrechas calles. Este trabajo comunitario se hace en la vía hacia Llanaditas, en la Y de la “Estrechura”, en la principal loma de Villatina hacia el Campo Santo, en la entrada a Villatina por los rieles y en otras partes del sector. Hace aproximadamente 10 años, Manuela Álvarez Gallego, una niña (ahora joven) que vive en la entrada de Villatina por los rieles, comenzó a guiar el tránsito que sube y baja por la estrecha vía que le da entrada al barrio desde la calle 52. Manuela lo hacía después de llegar del colegio y en vacaciones, por iniciativa propia, a los carros que bajaban les indicaba con su mano que pararan y así le daba paso a los que subían, algunos conductores que valoraban su empeño le regalaban monedas que ella gastaba en mecato o en video juegos. Cuando creció, ya no quiso seguir de “tráfico” y la empezó a remplazar, primero, don Luis Eduardo Bedoya Ramos, hace cuatro años, y luego, don Luis Mario Grajales Monsalve, quienes ahora comparten este trabajo, una semana el uno y otra semana el otro.
Sin duda alguna, la labor de estos dos hombres es vital para que fluya el tránsito por esta calle. Algunos conductores a veces los insultan, les dicen “dormidos” y otras groserías, cuando el paso no se los dan como ellos desean. “Cuando no pueden estar, pues la lluvia se los impide, se forman pleitos y alegatos, la congestión llega y el ruido de los carros, el humo y los pitos alteran la tranquilidad del sector”, nos cuenta doña Teresa Gallego Echeverri, la abuela de Manuela, quien vive hace 20 años en la curva donde se ubican los “tráficos”. Las mejores épocas de estos guías llegan con la navidad, pues les dan aguinaldos y las monedas se multiplican. “De este trabajo apenas si se hace para medio sobrevivir… moneditas, moneditas que nos dan, de cien carros, dos paran y estiran la mano”, nos cuenta Luis Mario. En un día malo apenas si se hacen lo mínimo “para el arroz”, y en un día bueno, alcanzan a tener unos quince mil pesitos. El mayor obsequio que le han dado a don Luis Mario ha sido una camisa y una cachucha nueva, que le regaló un amigo conductor de moto. A don Luis Mario le dicen “El buen Tráfico”, él nos cuenta que para hacer este trabajo se necesita ser “avispado”, “ser vivo con el ojo”, que no se junten dos carros en sentido contrario y tener disposición para aguantar el sol.
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Edición especial
“Cómo llegué a la Comuna Ocho es una historia bien larga” Texto: Mauricio Aristizábal Agudelo
Fotografía: Raúl Soto Rodríguez
En la Comuna Ocho, mucho se ha hablado acerca de los grupos poblacionales, y casi todos los sabemos de memoria, pero nunca nos hemos puesto a averiguar sobre aquellas personas que representan a estos grupos en la Comuna, cuáles han sido sus luchas y cuáles son las circunstancias que las han llevado a donde están en este momento. Este es el caso de Hilda Domicó Bailarín, lideresa no solo de la población indígena, sino también de las mujeres. Una mujer que desde que era una niña ha estado convencida de lo que quie-
re, lo que es y lo que va hacer para sí misma y para la población indígena de la Comuna Ocho y la ciudad.
boca y el brillo en sus ojos al referirse a su padre, para saber del profundo amor y admiración que le tenía.
“Yo empecé a liderar procesos sociales desde que tenía cinco años, cuando eso vivía en el Urabá antioqueño”, recuerda Hilda mirando al cielo y sonriendo como si todo tiempo pasado hubiese sido mejor, “mi padre era un gran líder indígena, era el gobernador de dieciocho comunidades indígenas en el Municipio de Mutatá”.
“A los cinco años, retoma Hilda, yo acompañaba a mi papá, caminábamos días enteros, amanecíamos en tambos, cuando eso no se hablaba de cabildos ni de resguardos, los indígenas vivíamos a mucha distancia el uno del otro, para llegar había que cruzar ríos, selva, montañas. Mi vida era así, yo me anduve todo el territorio, viajábamos a Panamá, Putumayo y a otros pueblos a conocer las diferentes etnias indígenas en Co-
Y es que bastaba verla mirando al cielo, con una enorme sonrisa en su
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lombia, esto porque en un momento llegamos a pensar que éramos los únicos, y esto me dio la oportunidad de conocer muchas cosas nuevas y de saber que teníamos otras costumbres y distintas lenguas”. Todo este proceso, recuerda con emoción en sus palabras, la llevó a ser secretaria del cabildo mayor, que estaba conformado por dieciocho comunidades indígenas, cuando apenas tenía trece años, y posteriormente, a ser nombrada docente con enfoque etno-educativo para una comunidad cuando cumplió los dieciséis años.
Edición especial
Y ese reconocimiento, según Hilda, no se gana rápidamente, la comunidad entera tiene que avalar las personas que van a desempeñar un rol específico en ella, tiene que haberle hecho un seguimiento a su proceso. Hilda trabajó diez años en su comunidad como docente, después de esto, en 1997, toda la población, es decir, las dieciocho comunidades indígenas, padeció el desplazamiento. “Primero, recuerda Hilda, fue la muerte de los líderes, que en ese momento eran mi familia, debido a esto yo resulté amenazada de muerte y fue así como tuve que salir de la región”.
Su llegada a la Comuna Ocho
“Yo llegué a la Comuna Ocho en el año 2003, ya había estado antes en
Medellín pero escondida y por muy poco tiempo, en ese momento tuve la oportunidad de salir del país y de recibir orientación, gracias a las personas que lideraban algunas organizaciones, que me ayudaron en ese momento a buscar una beca para estudiar liderazgo en la región andina con la Organización de Estados Americanos (OEA), el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de Apoyo al Liderazgo de la mujer(PROLEAD); organizaciones que defienden y promueven la participación social y política de las mujeres en la región andina. Concursé en el programa y fui becaria de él por tres años, después de esto llegué a Bogotá, y a través de un senador con el que trabajé allá como asistente, pude restablecerme acá con la población que más o menos conocía. Fue así como llegué a la Comuna Ocho”.
chos de las poblaciones indígenas y en especial de las mujeres, cosa que ella nunca soportaría, debido al gran sentido de lucha y entrega que cultivaron en ella desde niña sus padres, su pueblo y sus batallas.
Hilda vino a la Comuna buscando protección, pero cuando llegó acá se vio en la necesidad de acompañar procesos porque, según ella, era testigo de la constante violación de los dere-
“Yo me sueño con una parcela o una ciudadela para nosotras y nosotros los indígenas, donde no solamente podamos habitar, sino
“Yo empecé en el movimiento social de mujeres, un proceso de ciudad, pero día a día las situaciones de vulneración de los derechos de la población indígena y las mujeres me han ubicado en la Comuna Ocho y acá estoy”. Hilda actualmente juega varios roles de liderazgo en la Comuna Ocho, es la representante ante el consejo de gestión por la población indígena de la Comuna y también apoya a las mujeres desde su labor como Cogestora de la Secretaría de las Mujeres, acompañando el proyecto de colectivo de mujeres.
que también podamos disfrutar de todo lo que sabemos como población indígena, que podamos tener un desarrollo acorde a nuestras culturas, sin dejar de atender esas ofertas institucionales que llegan desde la ciudad, porque hay una gran necesidad de tener el conocimiento de los dos contextos. Cuando nos sentamos a conversar, sentimos que todo se nos está quedando aquí, todo se lo absorbe la exigencia diaria que hay acá y tenemos poco espacio para poder reflexionar de las cosas que nosotros queremos que se fortalezcan y se vean”.
Su sueño
Fotografía: Lizeth Palacio
“Yo le trabajé dos años gratis a esa comunidad, porque era menor de edad y el Estado no reconocía la vinculación de menores de edad a esas responsabilidades, entonces cuando ya cumplí los dieciocho años, y llevaba dos años de experiencia, pude ser reconocida”.
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