Visión 8 - Periódico Comunitario de la Comuna 8 - Edición Especial - Plan de Desarrollo Cultural

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Edición especial

Periódico comunitario de la Comuna 8 de Medellín · Año 6 · Edición Especial · Noviembre de 2011 · Distribución gratuita Este proyecto es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna Villa Hermosa (8) en el Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín

Memoria Cultural Plan de Desarrollo Cultural Medellín, Comuna noviembreOcho de 2011 1


Edición especial Profetas de su Tierra El nombre que le hemos dado a esta edición especial es Memoria Cultural, ya que tiene la intención de lograr activar los recuerdos, para hacer aflorar y emerger las experiencias, las memorias, y así aprender y escribir sobre el habitar y el morar como trayectos de prácticas de rutina, apropiación, resistencia y acompañamiento mutuo, sin desconocer el contexto y la complejidad de la vida cotidiana. La priorización de iniciativas realizada por la Comisión de Cultura en el año 2010, dio como resultado la asignación de recursos para dos procesos que se aprobaron por el Consejo Comunal del Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo, y que fueron viabilizadas por la Secretaría de Cultura Ciudadana. La iniciativa 08C03, plantea un proceso de implementación, gestión y difusión del Plan de Desarrollo Cultural de la Comuna 8 –Villa Hermosa, y la iniciativa 08C02 que propone recuperar la memoria histórica y cultural de los habitantes de la Comuna Ocho con la implementación de un seminario de investigación dirigido a integrantes de los medios locales, quienes posteriormente hicieron una indagación histórica con fuentes orales y documentales, para producir ocho crónicas que se publican aquí, en el periódico local Visión 8. La Corporación Cultural Diáfora, como entidad que desde su fundación hace 10 años ha propuesto este tipo de iniciativas y que tiene dentro de sus objetivos específicos “Promover la investigación en asuntos culturales, produciendo conocimientos que generen identidad y sentido de pertenencia”, asumió la responsabilidad de presentarse a la convocatoria. Ya en 2009 Diáfora había producido la multimedia “Entre la Quebrada Santa Elena y el Cerro Pan de Azúcar, Memoria y Territorio de la Comuna 8”, también con recursos del presupuesto participativo, y sabe que el sentido de este proceso es que sea una experiencia de trabajo colectivo en la lucha por ser agentes de la memoria y no un frío trabajo academicista. La estrategia fue un Semillero de Formación para la Investigación, en el que hablamos de memorias culturales con las y los jóvenes pertenecientes a las diferentes Escuelas de Comunicación Comunitaria en periodismo investigativo, radio, fotografía y audiovisual,1y con los grupos de Villactivos, Expreso Literario y Vigías del patrimonio, creamos unos equipos de trabajo, a partir de sus temas de interés y sus potencialidades para la escritura o la imagen. En este caso, los grupos de trabajo dejaron un legado en pro de la historia oral de los barrios en los que habitan e investigan, al cuestionarse por un ser no heterosexual, que no puede ser sino solo parecer; por unas letras insignias que ya son solo ruinas; por las esquinas del Maleco, la Taberna y Tres Esquinas, las cuales se prestan para muchas prácticas, saberes, acciones y movimientos. De igual forma, se interesaron por la historia de vida de seres con otras inteligencias; por cómo se vistieron algunos habitantes de los barrios cuando eran jóvenes, con un especial enfoque en los zapatos; por los voluntarios, personas anónimas del común y corriente que siempre están en las buenas y las malas; y por los sabores y saberes de los afrodescendientes del barrio Esfuerzos de Paz 1.2 Es por eso que con este escrito, que hemos decidido llamar Profetas de su Tierra, rendimos homenaje a las memorias multiculturales de hombres y mujeres herederos y visionarios comprometidos con sus barrios, su comuna y ciudad; personas que con dedicación, perseverancia y esfuerzo logran día a día, paso a paso, en el transcurso de este proceso relámpago, ser escritores, fotógrafos, etnógrafos, periodistas, traductores y críticos de sus recuerdos, sectores, micro historias y problemas. Ellos son innovadores por sus objetos de estudio y por las narrativas que desencadenan al ser partícipes y artífices de los elementos culturales que toman y exaltan con un máximo respeto, escucha activa y asertividad al trabajar con sus vecinos, amigos y habitantes. Es en ese sentido que cuando se habla de culturas, se trata de reconocer e incluir a los habitantes de la Comuna Ocho y cómo tiene que ver este territorio como lugar del residir y de la resiliencia.

Publicación mensual Año 6 · Edición Especial Memoria Cultural de la Comuna 8 Noviembre de 2011 Circulamos con 10.000 ejemplares Distribución gratuita ciudadcomuna@comuna8.org periodicovision8@comuna8.org visioncom8@gmail.com 293 6943 / 312 849 00 79

Dirección Leonardo Jiménez García Redacción y fotografía Integrantes de: Escuelas de Comunicación Comunitaria, Villactivos, Club de Lectura Expreso Literario y Vigías del patrimonio Diseño Yurilena Velásquez López Ejecución Corporación para la Comunicación Ciudad Comuna Coordinación de edición Corporación Cultural Diáfora Corrección de estilo Diego Andrés Ríos Arango Ana María Jaramillo Vélez Equipo de Trabajo Plan de Desarrollo Cultural Acompañamiento Diana María Ortega Dirección General de Comunicaciones Alcaldía de Medellín Impresión El Mundo Foto portada Recorrido Escuelas de Comunicación Comunitaria Comuna 8 Fotografía-Radio-Periodismo investigativo Visita www.comuna8.org

1 La integración de procesos de formación, investigación y divulgación es un principio de actuación que nos permite generar sinergia. Agradecemos a la Corporación Ciudad Comuna por ser aliada en la generación y dinamización de procesos culturales, y disponer para el proyecto toda su capacidad organizativa. 2 Estos escritos se realizaron como actividades centrales del semillero de formación, que consistió en seis talleres temáticos de investigación social con participación de entre 20 y 25 personas que asistieron a todas las sesiones. De igual forma se hicieron alrededor de diez entrevistas por los equipos de trabajo y quince entrevistas a líderes y personajes de los barrios por el coordinador del proyecto. Se produjeron ocho crónicas contenidas en esta edición y cuatro docu-clips: Diversidad Étnica y Cultural, Memoria Barrial, Espacios para el encuentro y la cultura y un promocional del Plan de Desarrollo Cultural. En el proceso se interactuó con alrededor de 50 personas. A todos estos seres, hombres y mujeres, adultos mayores, adultos, jóvenes, niñas y niños, esperamos haberles aportado algo en su proceso como protagonistas de las culturas en la Comuna, y les agradecemos infinitamente su motivación y participación activa.

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Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad de sus autores, y no necesariamente corresponden a los planteamientos ideológicos del Periódico Visión 8.

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Este proyecto es apoyado parcialmente con dineros públicos priorizados por habitantes de la Comuna Villa Hermosa (8) en el Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín.


Edición especial Antonio Román. Las Estancias. Noviembre 12 de 2011.

En los zapatos de...

Los zapatos han estado siempre en la vida de las personas, y en muchos casos, sin darnos cuenta, configuran recuerdos de lo que fuimos y somos, de una tendencia que marcó hito para nosotros o simplemente de un anhelo de la infancia. Los zapatos han estado, están y estarán siempre presentes. En los zapatos de Lilia, Consuelo, Antonio y Martín Los zapatos, que para el siglo XVII eran una prenda que diferenciaba a los nobles de los mestizos y las personas que los fabricaban eran personajes conocidos, respetados y admirados, en la actualidad se reducen a un tema de moda y marketing. Por mucho tiempo, los zapatos favoritos de Lilia Amparo Vélez, habitante de Villatina, fueron unos suecos cafés con visos beige. Sin embargo, los suyos eran diferentes, pues eran “tipo chancla” y no cubrían sus pies por completo, de esa manera, ella podía lucir sus uñas color rojo, “me veía muy elegante y bonita”,1 afirma. Cuando se le pregunta a Antonio Román, en su casa en el barrio Las Estancias, por su mejor par de zapatos, sólo atina a vociferar: “¿Mejores zapatos? ¡Yo andaba a pie limpio!, andar así me daba cierta sensación de libertad, por ejemplo yo hice la primera comunión con zapatos prestados, me los prestó un ami-

Investigación: Natalí Chamorro Galeano Fotografía: Yurilena Velásquez López

go de mi papá. Cuando se acabó la reunión, me los quité y me los eché al hombro, me quedaban estrechos”.2 Para ir a las discotecas, Consuelo usaba las entonces populares “abuelitas”, una falda con vuelos y una blusa amarrada a la cintura. Sus zapatos de suela baja tenían bordados o apliques de pintura, que muchas veces ella misma hacía. “Eran muy cómodos porque en ese tiempo el baile de John Travolta estaba de moda, entonces uno tenía que pasar por entre las piernas del hombre y con esos zapatos era mucho más cómodo”.3 Durante el auge del movimiento Hippie, Martín Emilio Bolívar Mejía, que siempre ha vivido en Villa Hermosa, llevaba el cabello largo, vestía pantalón a rayas, manillas tejidas en la muñeca y calzaba sandalias tres puntadas, “eran sandalias que nosotros mismos fabricábamos, hacíamos las suelas de las tres puntadas con las llantas de los camiones, eran de tres o cuatro centímetros de grosor”. 4 Don Martín sostiene que este tipo de calzado era muy fino y durable. Consuelo y Lilia Amparo, además de ser contemporáneas, compartieron la moda de los suecos. A Consuelo le gustaban también los zapatos de pun-

ta alargada traídos de tierras venezolanas, “yo vivía en el Valle y me fui a vivir a la casa de una tía, y allá me encontré una maleta con seis pares de zapatos, así como los de Hechizada, eran de cuero y blancos.” Para hacer juego con estos zapatos, Consuelo mandó a hacer un vestido azul cortico y se amarraba una pañoleta, “como Liza Minelli, y salía a coquetear y conseguía novio nuevo, y así salí un Jueves Santo”, recuerda ella con gracia. “En el barrio, había unos tres o cuatro zapateros y les iba muy bien, tenían buena entrada económica. A pesar de que había poco trabajo y poco dinero, la gente mandaba a reparar sus zapatos. Hoy en día, por estar a la moda, la gente cambia sus zapatos muy rápido, están pegados de una marca, de una moda. Vivimos en un consumo”, asegura Martín Emilio. “Precisamente, esta semana compré unos zapatos solo por el olor. Iba por el centro a coger el bus, y dije ¡este olor, este olor es el del caucho! Y me fui para el almacén de zapatos y me compré un par de chanclitas sólo por el olor”, cuenta Consuelo entre risas. “Siempre he querido comprarme un par de suecos, para reconciliarme con mi niñez, pero ahorita ya no les encuentro el gusto”.

Objeto del Proyecto: Realización de un proceso de recuperación de memoria y realización de la tercera fase del Plan de

Desarrollo Cultural de la comuna 8 dentro de PL y PP de la Secretaría de Cultura Ciudadana 2011. Coordinador general

Víctor Jiménez

Subcoordinador

Interventora

Alejandra Múnera Ejecuta

Anderson Gómez

Corporación Cultural Diáfora

Dinamizadora de medios locales

Secretaría de Cultura Ciudadana

Yuvey Flórez

1 Entrevista a Lilia Amparo Vélez Grajales, de 52 años de edad, ama de casa, habitante del barrio Villatina e integrante del Grupo Expreso Literario de la Biblioteca Familia. 2 Entrevista a Antonio Román, habitante del barrio Las Estancias. 3 Entrevista a Consuelo Marín Pérez. Habitante de Belén. Coordinadora del Plan de Lectura de la Comuna 8 -2011. 4 Entrevista a Martín Emilio Bolívar Mejía, 58 años. Vive en el barrio Villa Hermosa. Perteneciente a la Escuela de Comunicación Comunitaria de Radio y al grupo de Vigías del Patrimonio, además director de la Tertulia Los Notables. (Entrevistas realizadas el 12 de noviembre de 2011).

Por: Natalí Chamorro Galeano, habitante de la Comuna 7-Robledo, tallerista de la Escuela de Comunicación Comunitaria de Periodismo Investigativo; y Yurilena Velásquez, habitante del barrio La Planta, diseñadora gráfica, perteneciente a la Corporación para la Comunicación Ciudad Comuna y a la Corporación Cultura Diáfora.

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Edición especial

Investigación: Yéssica Pareja Guzmán Fotografía: Lizeth Palacio y Mauricio Aristizábal

Un proceso de ser y no parecer ¿Quién tiene derecho a una orientación distinta a la heterosexual? Recordé un pequeño párrafo que encontré cuando buscaba cierta información, lo vi y leí un poco dispersa entre la niebla y el frío. Me busco, quiero ser más que definirme, encontrarme más que anclarme, subía los parpados suavemente para no cerrarlos, cantaba un poco para no dormirme, contaba las horas para encontrar tal fragmento que coincidiera con lo que John Restrepo me estuvo hablando esta noche. “… por medio de la emergencia de los nuevos movimientos sociales en la década de 1960 y 1970, se forzó a la izquierda a revisar sus relaciones con el sexo, la sexualidad y la política de la identidad. En 1971, el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) se convirtió en el primer grupo homosexual que se manifestó públicamente en Francia, cuando se unieron

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a la marcha anual de los sindicatos y los partidos de izquierda del Primero de Mayo”. Era el día 6 de noviembre, se convocó una marcha en la Comuna Ocho por el respeto a la orientación sexual y la libertad. Todo era muy brillante, un color amarillo recubría el espectro de una manera muy vivaz, era el sol. Ese día concurrieron muchos jóvenes de todas las clases sociales, fue perfecto para ver que la comunidad LGBT está presente, pese a los cambios de boca para afuera de la sociedad en general. Fui observando la cantidad de folklore, los colores y texturas que la representan, rojo, naranjado, amarillo, verde, azul y morado; mientras seguía caminando sentía que aquí se vivía la fiesta. En tanto conversaba con mi compañera, pensaba en las entrevistas que quisiera hacer. Sentí pasión

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por tomar unas cuantas fotos, así la cámara y me les acerqué a estas, a estos “muchachos”, para hacerles registro de lo que acontecía. No solo el sentimiento de capturar ese momento se me impregnó en la piel, mi pupila se dilató, se desbordó en aquellas personas que bailaban sin ningún control; eran aves en primavera cuando cantan su silbido celeste. Me identifiqué. Pensaba y al mismo tiempo alzaba mi brazo hacia mi frente para taparme del estallido que el sol irradiaba en ese momento, me preguntaba al vaivén de la marcha, de los pasos de ser y no perecer ¿Por qué las personas LGBT se sienten libres, por qué razón pueden sentirse así? o ¿Será que sólo quieren pasar un buen rato?

Al respecto, John Restrepo cuando conversábamos nos dice “…¡no es que nos acepten y ya!. Supuestamente tenemos un derecho, pero entonces la gente en general nos dice: … ¡usted puede ser y no parecer!..., ¡sí, yo lo acepto!..., pero si hay besos o cariños entre dos personas del mismo sexo, si hay una manifestación homosexual en lo público; ya ahí si no, ¡eso es una agresión, eso es un espectáculo! No hay respeto, aparece el escarnio, el señalamiento, normalmente el ataque verbal y físico”. En este fragmento de los recuerdos de 1 un día festivo, de una marcha creativa y recreativa, de la libertad en su máxima expresión, todas las personas que yacían en este lugar gritaban,


Edición especial hablaban y cantaban, preparándose para el concierto que desde ese momento se conformaba y que se realizaría al finalizar la marcha en la cancha de Praga, por el reconocimiento más que visual, social y político de todos aquellos y aquellas que se sienten vulnerados, excluidos, no reconocidos. Cuando pasó un carro que ensordeció todo el alrededor de esa pequeña caseta donde estábamos, al frente del evento, nos sentimos oprimidos auditivamente, nos miramos Jhon, mi compañera y yo, y asentimos en no poder ser, decir y hacer como seres libres por el miedo al qué dirán, por la agresión y la violencia tácita. Pero eso no fue problema para compartir y valorar el trabajo y la labor de este ser. Ambos nos miramos fijamente cuando hablamos, a veces podía ver como este líder insignia abrió muchos espacios de entendimiento, al ser un precursor del movimiento y el proceso de la diversidad. Se desenvolvía como buen profesional, miraba, hacía movimientos con la mano, saludaba y ayudaba a coordinar los últimos detalles, sentía el ánimo del evento donde cada uno y cada una compartían con gran fulgor, alegría y unión. Ya en casa, reflexionaba tantas emociones, deseos y sentimientos, desata-

ba preguntas de las claridades que me dejó este precursor de la diversidad en los barrios de la Comuna Ocho, donde habito y vivo. Recuerdo el gran día y la noche, para ambos, de la marcha; cuando ya casi nos separábamos, él me hablaba lleno de dicha de la cantidad asignada de pesos, que da lugar al primer recurso dirigido a la población LGBT por parte de Pllaneación Local y el Presupuesto Participativo, mientras yo solo pensaba en que hoy se plasmaba aquí, en la Comuna, la historia a nivel mundial por los derechos al matrimonio, la adopción y la despenalización de los prejuicios hacía las personas homosexuales. Hablar de homosexualismo, lesbianas, transexuales parece hoy un tema común, sin embargo, cuando se hacen eventos para reconocer y promover el respeto por la diversidad sexual, las cosas se ponen oscuras, no hay suficiente tolerancia. Lo anterior se evidencia especialmente en los que se convierten o se identifican como mujeres. A las lesbianas que parecen masculinas se les sigue llamando marimachas, las personas no quiere que sus hijos o familiares los vean con ellas. La mayoría, de dientes para afuera, dice que es “normal”, pero en realidad juzgamos, no toleramos y ese discurso de la diferencia nos sirve como un sofisma de distracción. Muchos y muchas de los y las integrantes de la co-

munidad gay, por decires de los demás, miradas, burlas, maltratos verbales y físicos, una mirada externa que siempre opina y recrimina, se dispusieron a organizarse. Comenzaron por hablar entre ellos y ellas, ellos y ellos, ellas y ellas, se encontraron para generar posturas corporales y políticas, para generar organización y vincular su causa a todas las problemáticas y necesidades individuales y colecti-

No es sólo hablar del problema, es hacer y promover. Cuestionarlo, suavizarlo, orientarlo, comentarlo, opinarlo, dar opciones distintas, darle cabida en esta sociedad que está en proceso de aceptación y cambio. Cuando empezó este proceso, yo apenas había naciendo; eran los años 80, y muchos de estos líderes, como Jhon, son ahora personas maduras; ellos están logrando trascender y generar una trasfor-

vas, es decir, sin separar su ser con su parecer. De esta forma, estamos haciendo nuestras propias luchas con un poco más de respeto y apoyo institucional, del que recibían 20 años atrás, cuando no se hablaba ni siquiera del tema y eran amenazados por reivindicar desde sus cuerpos el derecho a ser homosexuales, lesbianas, gay, transexuales.

mación cultural. en la medida que se han dedicado al encuentro entre seres con distintas orientaciones sexuales y al diálogo ciudadano de parte y parte, pues todas y todos tenemos derecho a elegir, a desarrollar libremente la personalidad y a orientar nuestra sexualidad, cuerpo y libertad.

1 Entrevista a John Restrepo. Líder y coordinador de la Mesa LGBT Comuna 8. Vive en el barrio San Antonio. (Entrevista realizada el 6 de noviembre de 2011).

Por: Yéssica Pareja Guzmán, habitante del barrio Alejandro Echavarría, perteneciente a la Escuela de Comunicación Comunitaria en Radio; Lizeth Palacio, habitante del barrio Las Estancias y perteneciente al Colectivo Audiovisual Cinética 8; y Mauricio Aristizábal, del barrio LLanaditas, integrante del equipo de trabajo del Periódico Visión 8.

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Edición especial

Tres Esquinas La esquina del movimiento

Investigación: Joel Martínez, Jhon Freddy López y Edison Miñán Entrevistas: Jhon Freddy López, Edison Miñán y Ruby Ortiz Fotografía: Ruby Ortiz, Edison Miñán y Leonardo Jiménez

En el pasado fue la ruta obligada, el camino de paso para ir de Medellín a Rionegro, Sonsón y Bogotá. Las estancias son casas de amanecida para los viajeros; en el pasado cercano son tierras de los primeros poblados, las primeras casas y gentes, sitios de encuentro, luchas y sacrificios de los pobladores para domar filos, las quebradas y organizar las cuadras. En el presente Tres Esquinas es un espacio de reunión, es el centro y punto de convergencia, un sector comercial y una zona apropiada por los habitantes para lo público. Desde siempre ha sido un referente geográfico, de memoria, de recuerdos, de paisajes. Hoy es un territorio habitado, construido, proyectado, percibido, experimentado y vivido en constante transformación. En su futuro está el desarrollo, el turismo, la renovación y el cambio. Víctor Jiménez ¿Qué es Tres Esquinas? Se pregunta la gente, ¿qué fue Tres Esquinas? Contestaría el pasado. Tres Esquinas es un lugar del barrio Las Estancias, en el cruce de la calle 52 con la carrera 9. Es una zona comercial, social y cultural que durante mucho tiempo ha sido el punto de referencia para la comunidad de este y todos los barrios vecinos como Santa Lucía, Villa Lilliam, San Antonio, Barrios de Jesús y Alejandro Echavarría, sólo por contar los más cercanos. Tintiliano Galvis Ramírez, quien ha vivido en el sector desde 1953, recuerda que cuando llegó al barrio “ya se estaban vendiendo terrenos de 10 por 30 metros a 250 pesos, divididos en cuotas mensuales. Eran vendidos por el señor Cheno Arroyave y presentaban un aspecto silvestre llenos de arbustos y maleza, conocidos como los terrenos Villa Cata; este fue el primer nombre con el cual conocí Tres Esquinas”. 1 Tintiliano nos cuenta que era en Tres Esquinas donde la comunidad se reunía para tomar decisiones determinantes para el sector, como la creación de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores y la primera vía pavimentada. Allí estaba ubicada una tenería, que es donde se curten y trabajan las pieles, que fue la fuente de ingresos para la comunidad, y también la carnicería y la farmacia que aún hoy son íconos del lugar.

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Tres Esquinas es uno de los lugares más transitados del sector, es parecida a una plaza de mercado en donde puedes encontrar todo lo que necesitas o deseas, tanto para la canasta familiar como lugares de esparcimiento (billares, discotecas, sitios de comidas rápidas), pago de servicios públicos y otros lugares de necesidad pública. Es un punto muy reconocido por las personas del entorno, tanto así que se ha convertido en un pequeño pueblo en medio de la civilización. Nos comentó un habitante del sector, que los momentos de tertulia de los fines de semana eran muy buenos en el bar El Rincón de los Abuelos, lo que es ahora una panadería ubicada en los bajos del edificio La Roca de Oro, torre principal de Tres Esquinas. También nos dice que al frente, cruzando la calle, había otro lugar para ir de parche con la novia o las amiguitas, llamado Acuarius, que con el tiempo, y con un nuevo propietario, pasó a llamarse El Golden; lugar que en estos momentos existe, pero no en el mismo lugar, sino diagonal a la panadería mencionada. Tres Esquinas también es una zona cultural, ya que ha sido el punto de las fiestas, tablados, integraciones para los niños, los adultos mayores, las fiestas patronales de la parroquia y ,en diciembre, lo que nunca debe faltar: la natilla, se le da a todo el que pasa por allí.

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Doña Luz Edna García Copete, quien ha sido una luchadora por la comunidad del barrio Las Estancias, es otra de las personas que nos habla del pasado de Tres Esquinas: “Yo nací en un departamento que se llama Chocó y en el municipio donde yo nací, del cual me siento muy orgullosa de haber nacido allá, se llama Tadó. Estuve como hasta los 14 años, pero cuando la violencia de la muerte de Gaitán se desató por completo, y como mi familia era tan liberal, tuvimos que salir corriendo de allí, entonces ya tuvimos que salirnos de Tadó”,2 y después de

deambular un tiempo, llegó como desplazada a Medellín. “Desde que llegué siempre mostré el amor por la comunidad porque soy de las que demuestra lo que siento. Por Tres Esquinas bajaban las quebradas La Mica y El Sapero, que siempre que se desbordaban hacían estragos en este sitio y sus alrededores. Cuando se empezó a pavimentar las calles de Tres Esquinas fue demasiado duro porque habían muchas piedras y no dejaban hacer el trabajo bien, tanto así que tuvieron que reventar las rocas con dinamita”. Mamá Luz, como le dicen en el barrio, o más bien como se hace


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llamar, es una persona que siempre lucha por lo que quiere, y si no lo consigue no se siente satisfecha y lo vuelve a intentar. Aaunque Las Estancias no haya sido el lugar donde ha vivido siempre, se preocupa por él, mira qué le falta para que la comunidad pueda vivir mejor y hace gestión para que esto sea una realidad.

los negocios y restaurantes. Hay que agudizar los sentidos para compenetrarse, para ir más allá y no ser un simple habitante más que desprecia el encanto de su entorno.

El comercio siempre ha sido determinante al momento de definir lo que Tres Esquinas es. Desde 1953, según Tintiliano, existía la actividad comercial en el lugar, que en ese entonces consistía en la venta de terrenos. Con el devenir del tiempo, la actividad económica se fue adaptando a las necesidades de la población, y así surgieron negocios como una tenería, que fue de las primeras empresas, la representativa Carnicería La Costeña, y un granero que duró poco y dio paso a la creación de la farmacia más concurrida del lugar. Paulatinamente, Tres Esquinas se fue nutriendo de negocios hasta convertirse en el mercado que es hoy en día. La prosperidad y rentabilidad que este lugar presentaba influyó en el poblamiento del sector y en el mejoramiento de la calidad de vida, que para el presente se traduce en una intervención que cambia el paisaje del sector, al introducir aceras, alumbrado y señalética dentro del imaginario de arquitectura social y bulevares en los espacios públicos.

Hoy en día Tres Esquinas está siendo renovado, las obras del paseo urbano de las carreras 9 y 8A mejoran el espacio público, y las casas y edificios del sector procuran embellecerse. El lugar a cambiado mucho y seguirá haciéndolo, cada día hay más establecimientos comerciales, cada vez hay más gente circulando por allí. Ya pocos recuerdan que fue el terminal viejo de los buses, las quebradas desbordadas sobre la vía, prácticamente nadie sabe porqué se llama así, pues aunque recuerdan que la farmacia se llamó Tres Esquinas, no saben si el lugar le dio el nombre a la farmacia o la farmacia le cedió su nombre al lugar. Dentro de poco, en sus cercanías, además del comercio y la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, se construirá un Centro Cívico y Cultural que contará con Biblioteca, Escuela de Música, Jardín Infantil y Centro de Salud, y poco tiempo después se espera que esté llegando una estación del nuevo tranvía de Ayacucho, del que se desprenderá un cable a La Sierra. Por lo anterior, el lugar se postula no solo como referente de Las Estancias, sino como una zona de atractivo turístico y comercial para el resto de la ciudad.

Tres Esquinas es el centro de una pequeña ciudad que se encuentra en el valle medio entre Santa Elena y Medellín. Como en cualquier centralidad urbana también encontramos alcohólicos, drogadictos, expendedores de sustancias alucinógenas y todas estas realidades que agobian a nuestra ciudad, de las que no se puede sentir orgullo. Sin embargo, de forma casi mágica, el encanto que tiene Tres Esquinas logra que los habitantes de los diferentes barrios concurran en armonía a disfrutar de todo lo que este lugar ofrece: su aroma, su encanto, su movimiento, el cambio de energías, los sonidos, murmullos, ruidos y pregones, las cornetas y motores de los carros, músicas y televisores de

Todos estos cambios pueden alejar lo que alguna vez quisimos, quizás los negocios más tradicionales lleguen a desaparecer como ya lo han hecho establecimientos muy queridos en su momento, quizás los descendientes de las familias más antiguas del sector emigren, como ya lo han hecho muchos, quizás las pocas casas viejas den lugar a modernos edificios, pero Tres Esquinas seguirá siendo el punto de referencia por excelencia de esta zona de la ciudad, su espíritu comercial y de servicios se mantendrá, tanto nuestros descendientes como los nuevos vecinos se encontrarán en su entorno, para mercar, festejar, vivir y convivir. Tres Esquinas ha sido, es y seguirá siendo “La esquina del movimiento”.

1 Entrevista a Tintiliano Galvis Ramírez de 75 años. Pensionado del Seguro Social, vive en el barrio Las Estancias sector Tres Esquinas. (Entrevista realizada el 4 de noviembre de 2011).

2 Entrevista a Luz Enna García Copete de 77 años. Ama de casa, Líder comunal y profesora de niños y niñas, vive en el barrio Villa Lilliam parte baja. (Entrevista realizada el 12 de noviembre de 2011. )

Por: Joel Martínez; Jhon Freddy López; Edison Miñán. Habitantes del barrio Las Estancias, y pertenecientes a la Escuela de Comunicación Comunitaria en Periodismo Investigativo; y Ruby Ortiz, habitante del barrio Las Mirlas. Integrante de la Corporación Cultural Diáfora y participante de la Escuela de Comunicación Comunitaria en Radio.

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Edición especial

Sabor y Gastronomía Afro Investigación: Yasmín Viviana Garavito Zapata Fotografía: Yasmín Viviana Garavito Zapata y Lizeth Palacio

Comida y Cultura

En Colombia, los afro-descendientes han sido parte fundamental en la construcción de nuestra cultura e identidad, y a medida que trascurre el tiempo son protagonistas como recreadores de la memoria cultural.

das de costumbres, hábitos y prácticas, que logran romper esquemas dentro de la urbe, el barrio y las esquinas de la ciudad de Medellín.

En 1980 comienzan a llegar a la Comuna Ocho personas oriundas del departamento del Chocó y sus alrededores; acompaña-

“La comida es uno de los medios más eficaces para sostener la identidad cultural, existe una evocación constante de los productos, del medio natural y de las prácticas

culturales para su preparación y consumo entre las mujeres chocoanas que habitan en el barrio 8 de Marzo y los asentamientos Altos de la Torre, Esfuerzos de Paz 1 y 2 y Unión de Cristo. En las casas chocoanas se preparan algunos platos como sopa de queso, (caldo con trozos de guineo, y queso costeño, o de pastas con queso) patacón, (plátano verde machacado y frito), arroz clavao o arrecho (arroz, con queso y salchicha o chorizo, atún, fideos) y sancocho de pescado. Es importante decir que existen variaciones en la preparación dependiendo de las regiones de origen. Se ahúma el pescado, otras salan, se cocina con leña, pero uno extraña el pescado del Chocó a ese no había sino que echarle sus hierbas y ya, aquí ni con maggi, eso no sabe lo mismo yo allá me comía hasta dos aquí no puedo ni con medio” (Notas de campo. Isabelina, Esfuerzos de Paz 1).1 De la gastronomía afro colombiana buscamos cuáles han sido los aportes de sus culturas en su territorio actual: su alimentación, su lengua, sus prácticas en torno a la comida, en pocas palabras, queremos exaltar su saber, en su sabor, en nuestra ciudad. Aún más, cuando estas tradiciones son de regiones campesinas que se insertan en el escenario urbano, de barrios conformados por las gentes que los habitan y les dan sentido como “pueblos”, para no perder su patrimonio cultural a la luz de los nuevos acontecimientos que se viven en la ciudad.

Sandra Janeth Mena y Ercila Mena habitantes del barrio Esfuerzos de Paz 1, en casa con su familia preparando un pescado para el docu-clip de Memoria Etnica y Cultural / Octubre de 2011.

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“En cuanto a recipientes, pues no es mucha la diferencia, anteriormente eran indispensables los calderos, pero poco a poco han ido desapareciendo, se han reemplazado por recipientes antioqueños y modernos”.

La culinaria afro se distingue por los sofritos, por su alto contenido en condimentos llenos de aromas y sabores, por los colores, sus frutas, las formas de presentación de los platos, el pescado, la yuca, el plátano, todos incluidos dentro de su dieta, y por la sazón -saber- que va acompañado siempre de su música.

El encanto de la cocina: Aprender viendo

Eli Johana Mosquera Rosales es una gran exponente de la gastronomía chocoana, tanto así que es la encargada actualmente de un colectivo de mujeres de la Comuna Ocho, que se dedican a cocinar sólo comida de su región. El 22 de noviembre de 2011 inauguraron su restaurante, en donde, en palabras de la cocinera jefe, “podremos deleitarnos con todos los sabores y colores de nuestra tierra”. Eli es de contextura gruesa, muy joven, viste de colores fuertes y ácidos, característico de su raza. Madre de 3 hijas, te recibe con un semblante de confiabilidad y amabilidad como si fueras su paisano, un ambiente que invita a conversar y saber más de su quehacer. Nació en Medellín pero cuenta con todas las costumbres de la cultura chocoana, debido a que su madre es oriunda del municipio de Condoto, en el departamento del Chocó, y le ha sabido transmitir desde pequeña todas sus costumbres. “Condoto es un pueblo grande muy bonito, por donde pasa un río que lo atraviesa de principio a fin, la gente es agradable, contenta, parrandera, cuando llegas te sientes parte de él, abundan palmeras de chontaduro por todo el lugar, también lo caracterizan sus casas con fachadas pintadas de colores vivos, un sitio en donde no puede faltar el plátano y el pescado. En donde predominan chalupas, canoas


Edición especial El universo de la comida afro está atravesado por la oralidad, mediante la palabra se trasmiten los saberes y los secretos en torno a la cocina y la cultura, por ello hemos querido acercarnos a Elí Johana, a su Bija y Barullo, el lugar, el restaurante, donde “el pacifico está más cerca de ti”. Aquí les dejamos un plato, el Busandao de bagre, recomendado por esta mujer afro-chef.

y botes como medio de transporte, en donde te ofrecen frutas exquisitas como admirajó, el caimito, el zapote y 2 por supuesto el chontaduro”. Adquirió su pasión por la cocina a través de su madre, en el Chocó es muy común que las hijas mujeres acompañen las labores de la cocina desde muy temprana edad, Eli no fue la excepción en este destino de la comida, la cocina y la gastronomía. “Aprendí a cocinar viendo a mi mamá desde los 7 años, además leo mucho con relación a la cocina, en la casa se comía muy bien y de ahí viene el gusto de cocinar porque me gusta que la gente también coma bien, así como comíamos mis hermanos y yo”. Desde entonces le encanta cocinar, “considero que el cocinar es algo muy íntimo, familiar, a mí me gusta mezclar colores, olores, jugar con los ingredientes y sentir los sabores, y es gratificante generar eso con mis preparaciones”.

Transmitir mis costumbres

En los pueblos son imprescindibles las fiestas patronales y celebraciones como la semana santa y navidad, lo que permite regocijar a las familias en torno a sus comidas. En los pueblos chocoanos son las madres las que se encargan de estos manjares, como los dulces de frutas autóctonas, ejemplo el dulce de árbol de pan, los panes chocoanos, las panochas o las mojajillas que se comen con aguapanela y quesito; casi todas estas preparaciones, que están ligadas a las fiestas, son preparadas a base de maíz.

Busandao de bagre Ingredientes: • Plátano • Yuca • Papa • Tomate • Cebolla de rama • Achote • Sal • Bagre (pescado) Preparación: En un recipiente se cocinan el plátano, la yuca, la papa con sus respectivos condimentos, el pescado se frita por aparte, luego de que ambos estén en sus formas de cocción se mezclan y se acompaña de arroz con coco.

Mis ingredientes favoritos, mis hierbas

“A mí me encantan las hierbas, pero al igual que muchos, no me puede faltar el achote, pero el original, yo lo mando traer del pueblo, es más costoso pero me garantiza la seguridad que necesito al momento de preparar mis platos”. Después de sentenciar su saber sobre su sabor, nos dice que es importante que las personas comprendan la capacidad que tiene la cultura afro para desenvolverse en cualquier campo, que los afro no solo son buenos para trabajar en casas de familias y como albañiles, ellos también sueñan, son inteligentes y tienen grandes talentos. Eli también nos indica los cambios que han tenido en los ingredientes de las recetas para mantener los platos. “Más allá de los conocimientos que poseo es el amor que se le pone a lo que se hace, esto aplica para cualquier cosa que emprendás”, concluye nuestra mujer afro entrevistada. Pensamos que dentro del universo culinario se esconden fragmentos del territorio de la comuna, memorias de sus costumbres, de su identidad, que nos permiten mezclar, integrar, crear y aprender socioculturalmente. Para lograr esta convivencia se hacen muchas negociaciones y la comida, símbolo de la mezcla y la fusión, es la representante y mediadora, ya no es mantener la costumbre tal y como fue, sino que es solo cuestión de hacerlo suyo, buscando así sea otros ingredientes para apropiarse.

1 García P, Lina María y Morales Mosquera,

2 Entrevista a Eli Johana Mosquera Rosales de

María Eugenia (2009) Memoria y Prácticas culturales de la población afrocolombiana de las comunas 8 y 9. Julio de 2009. Alcaldía de Medellín – Programa Antioquia Bizkaia.

28 años, habitante del barrio Villatina. Jefe de cocina y emprendedora de una Unidad Productiva Asociativa en el barrio Villatina. (Entrevista realizada el 21 de noviembre de 2011).

Por: Yasmín Viviana Garavito Zapata, habitante del barrio San Antonio Las Torres, y perteneciente a la Corporación para la Comunicación Ciudad Comuna.

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Edición especial

Tatuando historias de esquina Investigación: Juan David Tobón y Vanessa Echavarría Fotografía: Yuvey Flórez y Esteban Múnera

El mundo de los tatuajes no es sólo el conjunto de agujas y tintas. La esencia de este arte radica en la visualización de pensamientos, recuerdos, es un medio de expresión. Son estos factores los que, precisamente, le han otorgado a este arte milenario un lugar protagónico dentro de un mundo en el que a lo largo de la historia sigue siendo señalado por su relación con la delincuencia o con lo oculto. (Diego Cruz Neira. Tatuarse, un sello de distinción)

Un pelado que era referente de las esquinas es Diego, el cual cruza las dos historias de los tattos de este trabajo plástico, investigativo y colectivo con la comunidad. Se preguntarán ustedes cuál es el enlace o la conexión, pues parecerá que no está explícita la experiencia del hombre, pero sí su nombre escrito en una muñeca que celebra la vida de un niño nacido y un amigo muerto. Diego es un ser joven, amo y señor –en su momento- de estos barrios, con mucha fama en el sector y conocido de los dos hombres que se tatuaron en esta ocasión, que lo nombran y rememoran en medio del cuento complejo y desordenado que nos cuentan de sus historias de vida. La importancia de estas acciones de creación e intercambio de saberes, individuales y de manera colectiva, es no dejar que las historias comunes que la gente obtiene en su mismo hábitat desaparezcan, para crear así una me-

moria con referentes que se encaminan hacía una misma historia, hecha de localismo, diferencias, apropiaciones y formas de narrarla dependiendo del joven, del “parcero” mientras el sonido de la máquina penetra su piel y confecciona, a su vez, una escritura doble, ya que en su cuerpo se escriben nombres de personas significativas en su vida y a la par de las punzadas, las miradas y las conversaciones, se imprimen huellas, relatos móviles de su barrio: Villatina. Sin más preámbulo les presentamos dos microhistorias que relatan las formas en que hablan los jóvenes, cómo se refieren sobre los otros y cómo utilizan las palabras o sus jergas en cualquier conflicto, en este caso un partido de fútbol, envuelto por la agresividad de las expresiones verbales, que desencadena en un destierro, y un rato en una esquina tomando cerveza, que sólo trae recuerdos amargos.

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La esquina del Maleco y el tatuaje de Gloria Todo estaba preparado, la cita era para las 2 p.m. pero por confusiones resultó siendo a las 3. Todos fuimos llegando al colegio San Francisco de Asís donde era el punto de encuentro, se veía venir un fuerte aguacero. Nos escampamos bajo una carpa que los parceros de la esquina del Maleco ya habían preparado con anterioridad; esperamos entre humo, risas, y música la llegada de un mejor clima y la energía para comenzar el tatuaje, en un momento de euforia nos desplazamos con la carpa a un lugar donde había corriente de luz y mejores condiciones para realizarlo. La cuadra, la esquina del Maleco es un lugar tradicional y reconocido del barrio Villatina, su fama viene de un combo de jóvenes que han estado vinculados al conflicto, al micro tráfico de drogas y a las pocas oportunidades.

Gloria era el nombre de su madre, el cual quería tatuarse en su mano izquierda, junto al de su hija que ya se había escrito en la piel con anterioridad. Felipe se sienta y escucha el primer rugido de la máquina y observa la aguja llenarse, siente el primer punzón. “Relajado” ve como la primera letra del nombre de su madre se llena de tinta y sangre. En el proceso del tatuaje nos comienza a contar una de sus tantas historias. Aquí el tatuaje sirve como elemento para recrear la memoria que se comparte, historias de esquina a esquina que deambulan en las conversaciones de barrio, pero que pocas veces son memoria de nuestras vidas. Ahora bien, aquí reproducimos una de esas historias, relatos complejos pues son recuerdos llenos de subjetividad, rabia y agresividad. “Yo era muy amigo de él, éramos parceros, estábamos jugando un partido de


Edición especial fútbol, ¿sí o no?, el pelado era malo, pero malo malo, el chino sabía que era balón porque era redondo, creo yo, igual que él. El pelado era malo, él hacía el esfuerzo pero era muy malo, entonces estábamos jugando un partido aquí en la esquina, imagínese pues que habíamos quedado en el mismo equipo. Entonces… yo lo criticaba mucho a él (…) que él era muy malo y tal, tal cosa, íbamos ganando 4- 0, el pelado como que estaba muy mamado, entonces le dije: hey Alexis metete al arco que nos van a empatar, entonces se enojó y me dijo - este parcero siempre mandándolo a uno, y yo le dije, es que al que meten al arco siempre es el más malo, usted no hace nada mostro, hágale a ver si nos ganamos el fresquito, y el pelado se alteró todo, y me dijo: gonorrea pa’ las que sea. -Felipe le dice- Porqué le da rabia que le digan la verdad, usted tiene que practicar para que entienda la vuelta, entonces se me devolvió y me dio un puño, pero el pelado es más grande, ufff. Pero entonces ahí empezó el problema, él me pegó un puño, entonces yo también, soy muy alterado y también nos pusimos a pelear él y yo, nos dimos puños como par hombres (…) nos dimos en la trompa los dos. El pelado después se fue a bañar, yo me quedé aquí tomándome la

gaseosita. El pelado quedó como con rabia y se me vino. Yo estaba sentado y lo vi muy grande, y yo me tenía que defender como sea (…) y con el vaso que me estaba tomando la gaseosa se lo estallé en la cara. El man tuvo varios puntos, yo pensé que me iba a matar por eso. Si me va a matar que haga lo que tenga que hacer, yo brego a defenderme otra vez, entonces por evitar problemas, como éramos muy amigos (…) y salíamos a robar, a tomar, éramos sí, amigos, el pelado se sintió por un problema que tuvo esa misma semana con la hija de él, entonces el man se fue del barrio”.1 La esquina de La Taberna y el tatuaje de Diego Cada uno tiene sus motivos para tatuarse y todos son legítimos. Claro que hay tantas razones como personas que desean tatuarse (historias personales de vida, símbolos que representan algo solo para nosotros, etc.). En este caso los tatuajes realizados son por alguien importante en nuestra vida: como cuando una persona tiene un hijo, o queremos demostrar el afecto a las madres, o cuando experimentamos alguna escena que nos marca para siempre, como muertes o todo evento fuerte que vivamos. “El ultimo día antes de que lo pelaran estábamos ahí parchados en la

esquina de mi casa, compramos de a píldora y el marica invitó a Kiko (su hermano) a una cerveza, él se tomó otra y yo otra, nos relajamos ahí y el marica se quedó con la bicicleta mero rato (…) y yo con Kiko ahí en la esquina tomando cerveza. Primera vez que tomaban cerveza, ellos dos (Kiko y el hermano), y al rato él me entró la bicicleta, yo me entré, cuando al otro día tocaron a las 7 a.m. (…) habían matado al parcero, le dieron fue duro, le quebraron las manos y un pie, y ya a lo último fue que volvieron los chinos diciendo que no podía quedar vivo y lo quemaron de una vez. Ya después de que él estaba con los pies quebrados y las manos, todavía le tiraban, y ya no podían dejarlo vivo”.2 En la interacción con el tatuaje se agrupan las personas, miran con curiosidad eso que los marca y que es doloroso, como los recuerdos de los parceros muertos, porque eso son, recuerdos que persisten y se graban en las voces y en las esquinas, que dejan por siempre una historia que contar, que se trasmite de niño en niño, de persona a persona, hasta que ésta se tergiversa y sufre cambios continuos, así como los personajes que habitan las esquinas. En conclusión, evocar a través del arte, utilizarlo como una excusa y no en sí

mismo como un fin, en este caso tattos de las experiencias que se llevan y rememoran en las esquinas del barrio, es hacer emerger unos marcajes personales y territoriales, que hablan de nuestras vidas y barrios como lugares de la cultura y el conflicto. Utilizar el tatuaje como un medio o una excusa para convocar diferentes personalidades con sus múltiples anécdotas, por medio de la acción que este propicia, situaciones de violencia y guerra, experiencias vividas y situaciones de riesgo de un transcurrir cotidiano, es lo que nos permite hablar hoy de temas velados, de los que nadie quiere hablar: las esquinas, los jóvenes y el conflicto social y armado que se desencadena en los barrios de la Comuna Ocho y la ciudad. Los partidos de fútbol, el parlache nocturno, los jíbaros, el señor de la tienda, la chismosa, los tombos que suben y bajan al esculque, todo está grabado como una experiencia diaria que se tatúa. Cada vez que miramos una esquina parece vivirse la experiencia de agujas y tintas, como si dejáramos algo de nosotros en ese lugar que se transforma en un referente del barrio, como si tuviera voz propia, personajes propios como los de una película, y así parece tatuarse paulatinamente un barrio con sangre, alegrías, sufrimiento, conflictos y risas.

1 Entrevista a Felipe Alarcón (nombre cambiado a petición del entrevistado), 30 años de edad. Desempleado y habitante de Villatina. (Entrevista realizada el 11 de noviembre de 2011).

2 Entrevista a Camilo Builes (nombre cambiado a petición del entrevistado), 28 años de edad. Desempleado. Habitante del barrio Villatina. (Entrevista realizada el 11 de noviembre de 2011. )

Por: Juan David Tobón, habitante del barrio Villatina. Tatuador y artísta plástico de la Universidad Nacional, pertenece al Grupo Villactivos; Vanessa Echavarría, habitante del barrio Buenos Aires; Esteban Múnera, del barrio Manrique, pertenecientes ambos a la Escuela de Comunicación Comunitaria de Fotografía; y Yuvey Flórez, habitante del barrio Las Estancias y perteneciente al equipo de trabajo del Periódico Visión 8.

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Edición especial

Las letras COLTEJER: Vestigio de ayer, ruinas de hoy “Son muchas las familias que desconocen la historia”, afirma Raúl Giraldo, docente de la Escuela Normal Superior de Medellín, quien reside en el barrio Llanaditas hace quince años, lugar donde se encuentran ubicadas las letras de Coltejer. Estas eran un anuncio que se podía ver desde partes muy lejanas de la ciudad, en la distancia se contemplaba la forma casi perfecta en que estaban distribuidos los colores, sobre ellos hay varias personas que afirman que eran de una luz de neón verde, blanca o roja y que había un momento en que se apagaban y se encendían. Mientras estaban prendidas producían un sonido que incomodaba a los habitantes de la única urbanización situada alrededor, Don Raúl nos cuen-

ta, “a mí particularmente me incomodaban porque había momentos en los que intentaba dormir en el silencio y a mí ese sonido me despertaba a ratos, entonces me ofuscaba un poquito, pero sí tomaba al principio un poco de dificultad acostumbrarse porque todo era muy silencioso, aparte de que era un lugar de mucha calma, además los carros no transitaban por ahí y no existían las demás urbanizaciones y casas que actualmente se hallan alrededor de las ocho letras, pero con el tiempo empecé a convivir con estas”. A la par que pasaban los años, se empezó a urbanizar y se dio una gran tala de árboles para construir, simplemente, residencias. Luego el letrero empezó a desaparecer y terminó

Investigación: Alexandra Espinal, Sara Areiza y Gisela López Fotografía: Waider Fabián David Posso

cercado, ya que los terrenos baldíos que circundaban las letras fueron negociados y poblados por las personas víctimas del fenómeno del desplazamiento, de esta forma se originan nuevos sectores como Villa Mercedes y Los Pinos. Ahora bien, la gran mayoría de los habitantes no le alcanzaron a dar trascendencia, porque sencillamente no tuvieron la posibilidad de contemplar las letras prendidas en el transcurso de la noche. Muchos desconocen la historia que tiene el letrero en relación con una fábrica importante de la ciudad, en este lugar se le hacía publicidad a esa industria de tejidos, hilos y telas y que alrededor de él giraba la Comuna, pues muchos hombres y mujeres trabajaban allí.

Debido a esto el entorno está muy descuidado, ya que no hay una historia común que aferre a los que están viviendo ahora, para que alcancen a apreciar lo que esto representa para toda la ciudad. Con el tiempo, las letras ya no tenían el mismo tipo de mantenimiento, empezaron a encontrarse en decadencia porque el encargado del mantenimiento falleció y la empresa decidió no mandar a nadie más que se ocupara de esta labor. Precisamente ha estado desapareciendo la primera E del anuncio, las demás letras siguen en pie y la empresa misma ya no le da la importancia al letrero como tal. Por otro lado, los niños y jóvenes sienten la curiosidad de saber acerca del anuncio, y por ende preguntan a los mayores al respecto; quienes no les aportan ninguna información porque no están enterados, ni mucho menos son conocedores de la historia. En la entrevista, Raúl Giraldo termina diciendo: “El mensaje que le dejo a todas las personas que viven cerca de las letras, incluso a todas las personas de Medellín, es que de todas maneras hay un referente histórico que es bueno mantener para las futuras generaciones, y hacer muchas campañas para que de todas formas el futuro de estas no desaparezca. Pero también tiene que ver esa importancia que el gobierno le dé en invertir en ellas, para que las nuevas generaciones sencillamente no pierdan ese referente histórico, y a partir de eso se puedan animar, como a empezar por la lectura y por esos sitios de importancia. La tradición oral está mucho en que pueda ser transmitida de una generación a otra o recurrir un poco más, y es muy bueno que por medio de esa inversión y ese cuidado las personas puedan construir historia a partir de eso”. 1

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Edición especial Aunque muchas personas adultas y ancianos consideran el sitio como un lugar para recuperar y ofrecer turísticamente, hay un hecho relevante y es que las personas que viven alrededor ya no le muestran importancia, por eso pensamos como habitantes y reporteros de este símbolo, que se debe hacer algo ante la pérdida de la memoria de un espacio construido. Las letras COLTEJER son un vestigio de un pasado que no nos tocó, ahí radica la importancia de conocer la historia de personas que vivieron y se criaron al lado de este símbolo para la ciudad, que más que ser una simple publicidad, son un referente territorial para el barrio, que ha perdido su significado y valoración, y como patrimonio no se reconoce en general por la comunidad, especialmente por las nuevas generaciones. Muchos de nosotros opinamos que ante la carencia de espacios públicos y de bibliotecas en los barrios de la Comuna Ocho, sería mejor quitarlas y construir un lugar común o espacio de encuentro para que la comunidad se beneficie, y quizás así, este lugar se revitalice y sea provechoso, para que nosotros como nuevas generaciones entendamos su valor simbólico en el pasado y lo que representa ya, y con estas transformaciones que proponemos para el presente y el mañana, sigamos llenando de significado unas letras que ya no dicen nada.

1 Entrevista a Raúl Giraldo, docente de la Escuela Normal Superior de Medellín, reside en Llanaditas en el sector de las letras del Coltejer.

Las Letras de Coltejer, atractivo turístico de la comuna Este patrimonio de Medellín, que por casi 50 años encendió cada noche sus luces verdes y rojas a todo el Valle de Aburrá, ha sido uno de los referentes de ciudad más emblemáticos de la cultura paisa, y símbolo del pasado desarrollo industrial de la ciudad. Las gigantescas letras de Coltejer fueron encendidas por primera vez el 14 de marzo de 1954, en una de las laderas orientales aledañas al Cerro Pan de Azúcar en el sector de Llanaditas, y en aquel entonces su visibilidad era total, desde cualquier lugar de Medellín. La empresa que se encargó de administrar este monumento fue Colneón, firma experta en este tipo de anuncios, y el operario encargado de la instalación de las placas de metal, fue Julio César Muñoz, quien con su esposa María de los Ángeles Mira Flórez, más conocida como “Maruja” y sus 8 hijos, inauguraron una casita ubica debajo de la letra R, y se encargaron de encender cada noche, el emblemático letrero. Don Julio murió en 1980, y desde entonces, su hijo Jorge Alirio Muñoz, se encarga del cuidado de la estructura de lata, y con su esposa Berta, vive en la misma casita debajo de la R. Según Berta, hoy en día, tanto Alirio como ella, solamente se responsabilizan del terreno, porque de las letras ya no hay nada que cuidar pues únicamente quedaron las latas de éstas, ya que Coltejer recogió los transformadores que generaban la luz. La empresa quiere acabar con lo que queda de este monumento, el cual ya se encuentra deteriorado y el terreno pretende ser vendido. “La nueva administración de Coltejer vio que era demasiado el gasto que tenía que hacer para recomponer las letras como estaban, por eso decidieron retirarlas, aunque no se sabe cuándo, ya que demanda más egresos que ganancias”. Ríos Arango, Diego A. y Cotuá Muñoz, Frederick. (2008). Entre la Quebrada Santa Elena y el Cerro Pan de Azúcar. Memoria histórica de la Comuna 8. Medellín, Noviembre de 2008. Secretaría de Cultura Ciudadana.

(Entrevista realizada el 9 de noviembre de 2011).

Por: Yarelid Alexandra Espinal Morales, habitante del barrio Los Mangos, perteneciente a la Escuela de Comunicación Comunitaria en Radio; Sara Paulyn Areiza Ríos, habitante del barrio Trece de Noviembre, sector La Primavera, estudiante de la Escuela de Comunicación Comunitaria de Fotografía; Gisela López Oquendo, del barrio Enciso, perteneciente al grupo Expreso Literario de la Biblioteca Familia del barrio Villatina; y Waider Fabián David Posso, habitante del barrio Altos de la Torree integrante del equipo de trabajo del Periódico Visión 8.

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Edición especial

Albeiro Mejía: De frente a la vida Si miramos la geografía de la Comuna Ocho, la conformación de las calles y los barrios, nos damos cuenta de que la discapacidad y la accesibilidad son dos grandes problemáticas que padecemos todas y todos los habitantes, no sólo los que son discapacitados.

Las Estancias. Convive con su madre, María Consuelo Muñoz, quien es la que más se preocupa y lucha por él, en su rostro se reflejan todos los tragos amargos que ha padecido: es quien lo viste, lo baña y lo alimenta. Le ayuda a hacer sus necesidades fisiológicas, y

Investigación: Joel Martínez y Jhon Freddy López Fotografía: Maryori Restrepo

entorno familiar, ya que su padre, el señor Juan Fernando Mejía, falleció hace cinco años.

rez, en los cuales vivimos 18 años y después nos pasamos para el sector 2 de La Cañada”.

“Albeiro nació bien, al año le dio poliomielitis, lo llevé al hospital San Vicente de Paúl y anteriormente no

Su casa es un tercer piso, tiene una pieza en la que hay una cama y un televisor solamente. Para entrar o salir de su hogar, Albeiro tiene que superar 25 escalas de cemento, lo que no es un obstáculo o limitante, pese a los riesgos.

Ahora las personas con discapacidad viven con muchas dificultades y obstáculos, al igual que con la discriminación y el rechazo social. Según el informe “Discapacidad en Colombia: Retos para la Inclusión en Capital Humano” Existe un círculo perverso entre la discapacidad y la pobreza pues ésta es más recurrente en los hogares con menores ingresos. Además, las difíciles condiciones de vida que rodean a estas familias generan mayores factores de riesgo (mala alimentación, altos niveles de desatención en salud, escaso acceso a los servicios públicos, hacinamiento, dificultades en saneamiento básico, etc.); la discapacidad a su vez crea mayores riesgos de pobreza, aparta a la persona de reales posibilidades para generar ingresos al interior de su hogar, y su tratamiento exige múltiples sacrificios económicos por parte de 1 su familia. Para ejemplificar esta situación, le presentamos a una persona frágil, que para hacer un mínimo recorrido tiene que enfrentarse a la vida como si fuera su último momento en esta tierra. Se llama Albeiro Mejía, nació el 7 de julio de 1967 y siempre ha vivido en

“Él ha sido muy agresivo y grosero, se desespera y lo dejamos ir a la calle, él sufre de claustrofobia. La Alcaldía nos brinda ayuda hace tres años, se le compra ropa con lo recibido, la gente también le regala ropa a él, es adicto a la coca cola, cuando se enoja sale a cualquier hora, -y suspira y respira María Consuelo- gracias a Dios nunca nos ha traído preocupaciones cuando sale”.

deja ver, que a la edad de 81 años, continúa su dedicación, demostrándole el amor que le tiene. Con lágrimas en sus mejillas y preocupada por su hijo mayor, nos mira y dice: “yo ya no tengo fuerzas, tengo 81 años y no soy capaz sola”.

había cura. Los médicos nos dijeron -a los padres- que el niño no podría caminar ni hablar” Lastimosamente su progenitora contó que “20 años atrás se buscó meter a Albeiro en un centro de rehabilitación y no lo recibieron por su enfermedad”.

Sus otros familiares son su hermano Juan Gilberto Mejía Gutiérrez, su sobrino Juan Fernando Villegas y su sobrina, Sandra Milena Mejía, quien tiene una hija de 4 años llamada, Nicol Zapata. Ellos son los que conforman el

Hace 15 años viven en casa propia, en el sector de La Cañada del barrio Las Estancias. Antes habían vivido en inquilinatos “hemos vivido en varios barrios como La Milagrosa, Villa Hermosa, el puente de los Pé-

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Varias personas del sector piensan que es inconcebible que salga de su casa por su situación, sin embargo, no se preguntan, ni le preguntan a su familia, el por qué, además, señalan de cierta forma a los familiares que velan por él como descuidados, poco atentos y hasta irresponsables. Allegados y amigos lo vemos como una persona que le pone frente a la vida, seres que son sin palabras, pero que no por ello pierden las ganas de seguir, de vivir, de ser felices y sentirse útiles. En su inteligencia, Albeiro sabe comunicarse con la familia y la comunidad, por medio de gestos, sonidos, movimientos. Cuando falta algo en su hogar él se siente impotente, al no poder ayudar en nada y hace gestos de ir a pedir limosna.


Edición especial “Él es muy inteligente (…) que la impotencia lo desespera y se intenta hacer daño; a él le colaboran mucho los de la comunidad, hasta los conductores lo traen hasta la casa; se mantiene en misa; baja solo las escaleras las cuales son 25 escalones; la gente nos discrimina mucho por él, que porque lo dejamos salir en sus condiciones; él llora mucho cuando no hay nada en la casa”.

persona nace libre e igual ante la ley y goza de los mismos derechos, libertades y oportunidades. ¿Será, qué los cerca de 2.6 millones de colombianos en condición de discapacidad, quienes representan el 6.4% del total de la población colombiana, pueden hacer valer realmente este derecho, lo 3 que dice en la constitución?

Actualmente le diagnosticaron anemia. En estos momentos se encuentra en valoración médica, debido a que sus músculos se le están paralizando, nos damos cuenta que tanto el grupo familiar y Albeiro, como la problemática de la discapacidad y la accesibilidad necesitan una atención integral que incluya a la comunidad. Aprendemos también que con dificultades y con carencias, Albeiro Mejía sigue arriesgando su cuerpo frente a la vida. Su madre y sobrina lo dejan claro: “que Albeiro decida como un ser autónomo y que tome sus propias decisiones teniendo en cuenta los riesgos que pueda encontrar”. Hablar de discapacidad es un tema que quizás a algunas personas no les llama la atención, parece ser que solo les interesa a los que la sufren. Es por eso que no nos damos cuenta de lo apartados que podemos estar los que no sufrimos esta condición; pero en este caso podemos sensibilizarnos, dejar de ser indiferentes, dejar de excluir, criticar y rechazar, darnos cuenta, ponernos de frente a la vida, a la mía y la de las otras personas, para así lograr cambios. Pues de acuerdo con la Constitución Política de 1991, toda

1“Discapacidad en Colombia: Retos para la Inclusión en Capital Humano”. Recuperado el 15 de mayo de 2010 a las 3:00 pm. En: http://www.forossemana.com/evento-debates-semana/discapacidadcolombia-retos-para-inclusion-capital-humano/261.aspx

2 Entrevista a Jhon Albeiro Mejía Muñoz de 44 años de edad. Persona con movilidad reducida, discapacitado por Poliomielitis; A María Consuelo Muñoz de 81 años, madre de Jhon Albeiro, cuidadora y ama de casa; Y a la sobrina de Jhon Albeiro, Sandra Milena Mejía, ama de casa. Habitantes del barrio Las Estancias, sector La Cañada. (Entrevista y recorrido de campo realizado el 5 y 8 de noviembre de 2011).

Por: Joel Martínez; Jhon Freddy López. Habitantes del barrio Las Estancias e integrantes de la Escuela de Comunicación Comunitaria en Periodismo Investigativo; y Maryori Restrepo, habitante del barrio El Pinal, estudiante de la Escuela de Comunicación Comunitaria en Fotografía. 3 Política pública en Colombia sobre discapacidad… ¿Cómo vamos? El Liberal | 15 de mayo de 2011. Recuperado el 12 de noviembre de 2011. http://www.saldarriagaconcha.org/NewsDetail/738/1/PoliticapublicaenColombiasobrediscapacidadComovamos

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Edición especial

Héroes escondidos Eran las 9:00 de la noche y hacía un poco de frío, en un instante ya nos encontrábamos frente a una puerta de color rojo, que al abrirse, reveló a una mujer de piel trigueña, cabello corto, estatura promedio; vestía un pantalón oscuro y una camisa blanca con rosas grabadas. Tenía una sonrisa diferente y muy radiante, con la cual nos invitó a entrar a su hogar; allí nos sentamos en unos muebles, que ella nos dice tienen casi 30 años. Un domingo soleado, Doña Rosalba Zapata vio al seminarista que subía apurado y sudoroso, para las primeras comuniones que se celebraban cerca del cerro Pan de Azúcar. Ella decidió ofrecerle un jugo de maracuyá pero él no aceptó, iba muy retrasado, sin embargo, ella insistió hasta que él terminó por acceder. Cuando él se tomaba el jugo, escucharon un ruido retumbante, creyeron que era un avión que estaba cayendo. Unos segundos después se dieron cuenta de lo que realmente pasaba. Ese domingo 27 de septiembre de 1987, después de las dos de la tarde, parte de cerro Pan de Azúcar en el barrio Villatina se había desprendido, acabando con la vida de más de 500 personas. Doña Rosalba nunca se ha olvidado de ese día y de cómo salvó al seminarista. Ella había llegado al barrio Villatina el 31 de agosto de 1981, construyó con su esposo, Donal Rivera, su hogar con

Investigación: Kelly Johana Múnera y Lilia Amparo Vélez Fotografía: Andrés Felipe Morales Cardona y Juliana Ramírez

mucho esfuerzo, motivados por la acogida que les había brindado la comunidad. El día de la tragedia se dedicaron a alimentar a los damnificados y a los grupos de rescate, su casa pasó de ser un hogar a una sede de atención donde llegaban los bomberos y la Defensa Civil, no solo a tomar café, sino a descansar. Como doña Rosalba lo relata: Mi casa estaba ya a disposición de la gente. Su familia no solo estuvo presente en aquel momento, ellos contribuyeron a la gestión de lo que es hoy la cancha y el parque de La Libertad, que es un lugar relevante en Villatina, y fueron los primeros en apostarle al deporte como método de convivencia y respeto. En estos eventos participaban niños, jóvenes y adultos. La tragedia de Villatina pasó a ser un momento histórico que permitió el reconocimiento del barrio, y también le cambió la vida a mucha gente que perdió a su familia y tuvo que empezar nuevamente desde cero. Al igual que Doña Rosalba y su esposo, muchos hombres y mujeres fueron y son héroes escondidos, no sólo durante la tragedia, sino también durante toda la historia del barrio Villatina. Son habitantes con sentido de pertenencia, que brindan hospitalidad, regocijo y esperanza.

El día que el Cerro se nos vino encima El domingo 27 de septiembre de 1987, a eso de las 2:30 de la tarde, en una de las laderas del Cerro Pan de Azúcar, más de 15.000 metros cúbicos de tierra, se alzaron y sepultaron un sector de Villatina, entre la carrera 17 y la 15, y entre la calle 56C y la conducción del acueducto de empresas públicas a la zona de Aranjuez. La parte afectada comprendía aproximadamente 96 viviendas, de las cuales el 40% eran construcciones tipo tugurio y el resto en material. Se dice que cuando la gran masa de tierra se desprendió del morro, se oyó un ruido sordo, como el paso rasante de una cuadrilla de aviones, y al mirar hacia el cerro, solo se vio una tremenda avalancha de tierra que arrasaba con piedras, palos, casas y hasta gente. En cuestión de segundos solo quedó una gran mancha amarilla, como un pelón enorme en la imponente montaña. Gente de los barrios vecinos se dirigieron al lugar, pero con temor de que se presentara otra avalancha. Aun así, los voluntarios lograron sacar cadáveres y lesionados. Más tarde llegaron los bomberos, la defensa civil, la cruz roja, el ejército, la policía, los grupos de scout, entre otros organismos de seguridad y emergencias. Cabe señalar que, a las autoridades municipales, entre ellas Corvide, se les había puesto en conocimiento de los peligros que corría el sector por riesgo de deslizamiento, ya que en 1982 una tragedia similar había ocurrido en la zona dejando dos niños desaparecidos y 15 familias damnificadas.

Ríos Arango, Diego A. y Cotuá Muñoz, Frederick. (2008). Entre la Quebrada Santa Elena y el Cerro Pan de Azúcar. Memoria histórica de la Comuna 8. Medellín, Noviembre de 2008. Secretaría de Cultura Ciudadana.

1Entrevista a Rosalba Zapata, ama de casa, habitante del barrio Villatina. (Entrevista realizada el 7 de noviembre de 2011).

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Por: Kelly Johana Múnera; y Lilia Amparo Vélez Grajales. Habitantes del barrio Villatina y pertenecientes al grupo Villactivos y al Club de lectura Expreso Literario de la Biblioteca Familia; Juliana Ramírez Barrera, del barrio Campo Valdés; y Andrés Felipe Morales Cardona, habitante del barrio El Pinal, pertenecientes a la Escuela de Comunicación Comunitaria en Fotografía.


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