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Compartiendo historias, el público y su papel Biomuseo

Preservar la historia de la amenaza que representa el olvido, es uno de los actos más poderosos – e indispensables – que puede llevar a cabo una sociedad. Divulgarla, acercarla al público y hacer de la ciudadanía protagonista de su propia historia, a veces desconocida, es un gran objetivo que nos une al Biomuseo.

Tras el éxito de la exhibición temporal sobre la historia de la Calzada de Amador, titulada “Amador: ayer y hoy”, gracias al programa de subvenciones para diplomacia pública de la Embajada de Estados Unidos en Panamá, el Biomuseo se embarca en un nuevo viaje hacia la historia de otra antigua base militar: Clayton.

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Luis Alfredo Miranda, encargado de la experiencia de visitantes del Biomuseo, nos cuenta sobre las razones principales para escoger Ciudad del Saber como parte esencial de su nuevo proyecto, en el cual destaca “la inigualable importancia y el potente simbolismo que tiene este sitio para la historia panameña, la presencia en este lugar de una organización, la Fundación Ciudad del Saber, que puede custodiar y promover el aprovechamiento de esta ruta”.

El proyecto se contempla desde un inicio tomando en consideración una ruta trazada dentro de la audioguía concebida por la FCdS, una herramienta turística e histórica de autogestión para el visitante, conformada por 17 puntos. Esta nueva exhibición, “Clayton: ayer y hoy”, realizada en alianza con CdS, “representa una valiosa herramienta para la apropiación de nuestro pasado, con la finalidad de sentirnos más a gusto con él y para transformarlo en un punto de partida para la construcción de un futuro mejor”, señala Miranda.

“Para nosotros, este proyecto tiene un gran significado”, menciona Miranda, haciendo referencia a cómo para muchas personas revisitar este espacio es una mezcla de distintas emociones, ya que “nos hace más conscientes de la extraordinaria transformación de este sitio, que ahora está abierto a todos.”

Una de las partes más interesantes del diseño de los paneles expositivos es la incorporación del público como parte indispensable en el proceso de creación. Desde la recolección de testimonios a través de redes, hasta sesiones de revisión abiertas al público que tuvieron como sede La Plaza de Ciudad del Saber, reconocemos el hecho de que el espectador, es también creador. Y esto, afirma Miranda, “fomenta el sentido de pertenencia y, de esa forma, el público tomará parte activa en la promoción y cuidado del proyecto”.

“Es el público el que realmente nos puede decir qué funciona y qué no. A través de su consulta e incorporación, es posible llegar a un producto que cumpla más integralmente con los objetivos que deseamos alcanzar”, nos cuenta Miranda, y aunque a veces nos cueste un poco reconocerlo, hacer a la ciudadanía partícipe de alguna forma, de proyectos donde ellos y ellas son receptores, es vital.

Sobre esta alianza con la FCdS y la incorporación de su equipo desde la fase investigativa, Miranda asegura que “este tipo de alianzas tiene una gran importancia para el Biomuseo, porque nos permite expandir nuestra misión de provocar un cambio educando sobre la interdependencia entre la vida y su entorno. Es más efectivo unir fuerzas entre instituciones, comunidades e individuos para poder impulsar un verdadero cambio social”.

El escenario, nuestra casa FAE

Entre las muchas manifestaciones que se toman el escenario cultural en Ciudad del Saber, el Festival Internacional de Artes Escénicas de Panamá (FAE), reconocido también internacionalmente como uno de los principales encuentros artísticos de la región, une el teatro y la danza contemporánea en un solo espacio.

Nace en julio de 2004, con el objetivo de reunir durante una semana a distintas agrupaciones y compañías internacionales y nacionales, con énfasis en Iberoamérica.

Su productor general, Roberto Enrique King, destaca cómo en el proceso de gestión “es absolutamente necesario crear este tipo de vínculos, que aspiramos se mantengan y se fortalezcan en el tiempo”. Ciudad del Saber se convierte en una de las sedes para llevar a cabo el festival, usando como escenario principal el Teatro Ateneo.

El festival es un puente para poner en contacto a sus participantes con puestas en escena, métodos de trabajo y búsqueda de prestigiosas agrupaciones internacionales, al tiempo que estimula, para el público, experiencias que ayuden a sustentar y garantizar la continuidad y desarrollo de estas manifestaciones escénicas en el medio panameño. King asegura que estas alianzas son vitales, “frente a realidades poco o no lo suficientemente amigables que ofrece nuestro entorno en términos de fondos o patrocinios desde los sectores privados o públicos, la respuesta a estas carencias o insuficiencias son las alianzas con fundaciones o entidades similares, a todos los niveles posibles, especialmente si son partes que comparten objetivos y visiones coincidentes en muchos aspectos”.

En su duodécima edición, FAE es un proyecto con una larga trayectoria que fortalece nuestro ecosistema cultural, pues “ayuda a conformar un sólido bastión en términos de economía naranja que repercute en ganancias de todo orden, no solo culturales, como bien sabemos, para la ciudad y el país; sino que lo ayuda a posicionar una imagen contemporánea no solo de lo visible y exterior, sino también de nuestra personalidad interna como nación que también cree e impulsa su riqueza espiritual y creativa”, concluye King.

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