En Psicología se utiliza el concepto “refuerzo” para hacer alusión al término más cotidiano de ”premio” o “recompensa”, frente al “castigo”. Para evitar tecnicismos que nos alejen de nuestro objetivo, en este documento utilizaremos las palabras más usuales: premio y castigo. Los premios y castigos... ¿un factor educativo? En la vida de toda familia hay un cúmulo de circunstancias que van perfilando el carácter de nuestros hijos: aprenden a ser ordenados, a tener educación, a respetar o no los derechos de los otros etc. Y lo van haciendo por los estímulos que un día tras otro van recibiendo de su ambiente; aquella cara que le pusimos, la recompensa o el castigo que desde su más tierna infancia recibió cada vez que actuaba de una determinada manera etc. han ido configurando un estilo de persona. Todos los padres, consciente o inconscientemente, en alguna ocasión hemos recibido y hemos utilizado los premios y los castigos como medios para reforzar o corregir conductas. Los premios y castigos no son buenos o malos en sí mismos, dependerán del modo en que los utilicemos. El que sean un factor educativo o ayuden a malcriar a los niños depende de cómo los manejemos. De ahí la importancia de conocer sus mecanismos. 1. Premios • • • • • • •
Cuando una persona encuentra satisfacción en hacer algo, tiende a repetir esa conducta. Si premiamos una conducta de nuestro hijo con algo que sea gratificante y satisfactorio para él, es muy probable que se porte así con más frecuencia. Para que los premios sean eficaces, debemos ir variándolos con el fin de que no pierdan interés para el niño. Debemos observar qué es lo que más le gusta a nuestro hijo y utilizarlo como recompensa. Las recompensas materiales como el dinero, juguetes, materiales deportivos o chucherías, les gustan a todos los niños. También sirven como premios ver determinado programa de TV, jugar con el ordenador o los videojuegos, acostarse más tarde, llevarle al cine… Pero son las recompensas sociales como la atención, los elogios, el interés mostrado y el afecto las que les hacen sentirse más a gusto y verdaderamente recompensados. Démosles preferencia, aunque no exclusividad, en nuestra relación con los hijos.
Ejemplos de premios sociales son:
Escuela de Padres Ciudad de Toledo Curso 2009 – 2010 Ficha de Diciembre: TÉCNICAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA: EL REFUERZO
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Frases de ánimo y felicitación: "¡Bien!", "¡Así da gusto!", "¡Enhorabuena!". Muestras de afecto: un beso, un abrazo, caricias, una sonrisa, una palmadita en la espalda... La promesa de participar en sus juegos, en el caso de los niños pequeños: leer con él un cuento que le gusta, jugar juntos, construir modelos, etc.
Es conveniente decidir en qué vamos a utilizar recompensas materiales. Un buen criterio es hacerlo de manera extraordinaria y ante conductas que sabemos le suponen un especial esfuerzo. Pero, aún en ese caso, deben ir acompañadas de recompensas sociales. Y cuidado de que no sean tan frecuentes que acostumbremos a nuestro hijo, a realizar las tareas más por los beneficios que de ellas obtiene que por el valor que en sí mismas tienen.