INDEPENDENCIA
EDITORIAL Independencia Por Claudio García Pintos
AUTO-PSICOTERAPIA DEL VACÍO EXISTENCIAL Y EL ABURRIMIENTO: LA BIBLIOTERAPIA (pp.3-7) SALVA UNA VIDA, SALVA EL MUNDO (pp. 9-13)
LA PAGINA DE CAVEF (pp.14-15) Y SI PUDIÉRAMOS... (pp.16-17)
LA PAGINA DE LOGOFORO (pp.18) EL COLEGIO DEBE EDUCAR, ¿Y LOS PADRES? (pp. 19-20) LA PERSONA
(pp. 20-28)
LOGOTERAPIA VINCULAR
LA FAMILIA: PROYECTO Y POSIBILIDADES (pp. 29-30)
UN LUSTRO NO ES NADA
(pp. 31)
El martes 9 de julio de 1816, en la casa de Francisca Bazán de Laguna, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, un grupo de patriotas se reunieron en sesiones de debate intenso, con el objeto de declarar la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata de la monarquía española. El Congreso de Tucumán, así es recordado, declara la ruptura formal de los vínculos políticos con la corona española y con cualquier otra dominación extranjera, declarando su soberanía. En el texto de la declaración de independencia, los congresales invocan valores claros que justifican la misma y señalan horizontes de desarrollo para la nación naciente, Argentina. Invocan al “Eterno, que preside todo el universo”, se someten a la “voluntad y autoridad” de los pueblos que representan, se ordenan bajo los principios de la justicia y se comprometen a sostener “la Paz sobre la faz de la tierra” La vinculación con valores trascendentes, la prestación de servicio como mandatarios del pueblo (los mandantes), garantizar la justicia para todos y trabajar por la paz. Columnas centrales del espíritu independentista de aquellos patriotas que, con defectos y relativo conocimiento acerca del arte de la política y la administración
EDITORIAL pública, lograron, no obstante, organizar un país, cumplir con sus compromisos, ponerlo en marcha, darle futuro y asegurar la prosperidad para todos los hombres de buena voluntad que quisieran afincarse en él. Creo que tener en claro esos valores fue la clave del éxito. Ya han transcurrido casi 200 años desde aquel trascendente día para la organización política, económica y social de Argentina. A partir de allí, también se desató un espíritu independentista en toda América, consolidándose en pocos años en un continente soberano de su propio destino. Doscientos años son mucho tiempo, aún cuando para los comentaristas, somos repúblicas muy jóvenes. No obstante, creo que es tiempo suficiente para evaluar qué hemos hecho con esos principios rectores que nos han legado aquellos patriotas: bien común, paz, justicia para todos, honestidad en la gestión y servicio al pueblo. Todos somos responsables, y tenemos dos años por delante hasta llegar al bicentenario de esa declaración (1816-2016). Aprovechémoslos para reflexionar sinceramente, qué hemos hecho y qué resta por hacer, aunque sea, para estar en el mismo punto en el que ellos nos dejaron.