Logored - Julio 2015

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EDITORIAL: Para la Libertad…, por Claudio César García Pintos DOPPELGÄNGER, por Claudio César García Pintos (pp. 3 a 8) AUTOESTIMA. (continuación) por Dides I.Hernández Silvera (pp.910) COMUNICAR EL DOLOR, por Patricia María Nigro (pp.11-12) ¿DÓNDE ESTÁ EL LÍMITE?, por Claudio César García Pintos (pp. 13 a 15) LENGUAJE, HERMENÉUTICA Y PSICOTERAPIA EXISTENCIAL, por José Martínez-Romero Gandós (pp. 16 a 22) LA LOGOTERAPIA VINCULAR EN LAS EMPRESAS, por Analía Boyadjián (pp. 23 a 25) LA PÁGINA DE CAVEF, por Claudio César García Pintos (pp. 26 a 32)

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DOPPELGÄNGER Por Dr Claudio César GARCIA PINTOS Mail de contacto: cavef@yahoo.com

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oppelgänger es un término alemán, que significa algo así como “doble caminante” Proviene de doppel (que significa doble), y gänger (traducido como andante) Si bien puede ser utilizado para denominar la existencia de un “doble”, es decir, cuando una persona es muy parecida a otra, su forma más antigua fue acuñada y se le atribuye al novelista Jean Paul, quien en 1796 la utilizara (escrita como “doppeltgänger”) definiéndola como “el que camina al lado” En español podríamos asimilar esta palabra a “sosias”, término que refiere a la persona que tiene mucho parecido o similitud con otra, hasta tal punto que pueden llegar a confundirse. Por extensión, también se suele aplicar a doble, impostor o imitador. Volviendo al término alemán, decimos que ha sido centro de leyendas fantasmagóricas y de varias obras literarias clásicas, que han hecho de esta similitud, el eje centro de historias apasionantes, al punto de generar un verdadero género literario específico. Las herencias míticas de muchas culturas, son riquísimas en figuras de vigencia permanente. Nunca pasan de moda ni pierden interés, porque son las primeras explicaciones de misterios que luego la ciencia ha podido ir revelando (o creemos que lo ha hecho, a riesgo que la ciencia pueda terminar siendo una forma más elaborada y vanidosa de mitología moderna); de hecho, en

muchas de ellas encontramos el fenómeno doppelgänger. Las leyendas nórdicas y germánicas, por ejemplo, lo presentan como un augurio de muerte. Cuando una persona ve, o se cruza en la calle con su doble, esto significa el augurio de que va a morir pronto. Al menos, augura un serio problema de salud o un profundo infortunio. El dramaturgo sueco Strindberg, definió taxativamente que “el que ve a su doble, es que va a morir” Más allá de comprender la cuota de ficción y fantasía que rodea esta creencia, en muchas regiones del mundo aún se cree que la existencia del doppelgänger es algo real, habiendo quienes aseguran haber visto a su propio doble fantasmal y, comúnmente, sufren de una intensa angustia psicológica tras el suceso. Otras leyendas folclóricas de culturas diversas y extrañas entre sí, también atribuyen a los doppelgänger, un carácter fantasmagórico. La duplicación de seres humanos que se cruzan entre sí, o la existencia de un mismo ser con dos aspectos o perfiles, la encontramos también en mitologías tales como, por ejemplo, el Hombre Lobo, Lamia (cultura grecolatina, muchacha hermosa que puede manifestarse como una serpiente, mezcla de asusta-niños y seductora terrible) y otros similares. De todos modos, su verdadero impacto es dado en el ámbito literario. Figura en numerosas ficciones, especialmente en relatos de fantasía y horror.


04 Saltando de los relatos mitológicos a formas literarias más próximas a nosotros, reconocemos que en el Romanticismo el fenómeno del “doble” es bastante frecuentado, como materialización de lo oscuro y misterioso en la persona, algo cercano a lo que Carl Jung llamaría “Sombra”. Algunos críticos literarios y estudiosos del género del “doppelgänger” sugieren que los autores que lo transitaron se inspiraron en las historias de la literatura psiquiátrica que describía cuadros de pacientes esquizofrénicos. De allí la historia de ese doble que generalmente “no tenía ni siquiera sombra”, y que muchas veces se materializaba pero otras veces no, y siempre resultaba ser un desdoblamiento del mismo personaje. Una obra emblemática de este género es “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” (1886), de Robert Louis Stevenson, tanto como “El Doble” (1846) de Fedor Dostoievski, relato en el cual presenta el desdoblamiento de la personalidad del protagonista, revelando las oscuridades de su pensamiento. En “La Sombra”, Hans Christian Andersen toma el relato de Dostoievski y cuenta la historia de un sabio que delega en su sombra algunas de sus responsabilidades, al punto tal que, en un momento determinado, sombra y persona trocan sus lugares, y la sombra termina usurpando el lugar del sabio. Sin dudas, la obra de Edgar A. Poe, “William Wilson”, se destaca entre los clásicos del género. Sencillamente porque en su obra, el otro, el doble, no encarna el aspecto oscuro del protagonista –como ocurre en todos los otros casos-, sino, al contrario, el aspecto luminoso de su consciencia. Más allá de su aparición en la literatura de todos los tiempos, al doppelgänger lo encontramos en el cine y en otros productos de la cultura. Un ejemplo muy próximo es una campaña publicitaria de COCA-COLA que, tratando de posicionar su producto

“Coca-Cola Zero”, proponía entrar en una aplicación gratuita y buscar “tu dopplegänger”. Consistía en que el usuario introdujera su foto y el programa localizaba (buscando en una formidable base de datos) a la persona con el mayor parecido físico. La idea era promover que el nuevo producto, siendo “Zero”, no perdía el sabor original de la bebida. Eran dos productos distintos pero, al mismo tiempo, iguales. El lema publicitario era: "Si Coca-Cola Zero tiene el sabor de Coca-Cola , ¿es posible que alguien por ahí tenga tu cara? " Una vez localizados, los usuarios “gemelos” podían contactarse, incluso, a través de FaceBook. La idea del doble, sosia o doppelgänger, es central (y antiquísima) en un determinado género de la literatura que nos ha legado obras famosas desde siempre, pero también ha permitido desarrollar interpretaciones psicológicas de procesos o estados de la mente. Si bien lo curioso de las historias es el modo o momento en que ambos (los dobles) se cruzan, se encuentran, se revinculan, aún conflictivamente, lo interesante es descubrir cuándo y por qué razón se produjo el punto de división o partición; y ese momento es cuando el protagonista se ha convertido en uno de los dos, en una de las dos mitades. Y esto acontece cuando se vivencia la imposibilidad de la convivencia pacífica entre ambas manifestaciones del sí-mismo. Como una escisión interna entre aspectos con determinadas características por un lado, y aspectos con otras determinadas características, usualmente contrarias u opuestas, por el otro. Así, una de las mitades, asume la posición dominante respecto de la otra, al punto de cobrar vida propia, independiente, abandonando a la dominada. Así aparece la idea de un gemelo (no real), que, habitualmente, asume la concentración y representación de las peores características, haciendo su presentación como el “gemelo malvado”. Muchas veces, ese “otro Yo”, asume la posi-


05 bilidad de desafiar restricciones que el “Yo” no se anima a hacerlo, o manifiesta fortalezas que el “Yo” no se permite asumir. Esta dinámica del “otro yo”, expresión del doppelgänger, ha sido reflejada en innumerables tiras cómicas y personajes de comics. Tal el caso de Guillermo Divito, y su tira cómica “El otro yo del Dr.Merengue” (década del ´50) El Dr.Merengue era un hombre atildado, elegante, medido, sobrio, correcto, educado, calmo, pero el “otro yo” es burlón, agresivo, hostil, grosero, ordinario, descontrolado en sus reacciones. En el mundo de los cómics, sobreabundan las historias de personajes que tienen una vida pública recatada, sencilla, tímida, temerosa, incluso frágil y vulnerable, pero que se manifiestan también como superhéroes invencibles y todopoderosos. Desde Superman y Batman, pasando por todos los héroes de la moderna mitología cultural de los cómics. Incluso algunos más literarios como El Zorro, inspirado en el personaje de Montecristo. El Psicoanálisis no se ha mantenido al margen de este fenómeno doppelgänger y el propio Sigmund Freud lo ha tomado en consideración en algunos de sus más memorables trabajos. La supuesta visualización de un doppelgänger por parte del paciente, se considera ahora como un aspecto

Viñeta de “El Otro Yo del Dr. Merengue”

en particular de su personalidad, contra la cual el paciente está luchando por controlar. El paciente reconoce las similitudes con su doble, tanto como los comportamientos que éste manifiesta y que considera como extremos; interpretamos que el supuesto doppelgänger, personaliza diferentes aspectos de la psique que han sido reprimidos por el individuo, ante los cuales lucha por mantener reprimidos y separados de sí mismo. La literatura psiquiátrica también ha apelado al fenómeno doppelgänger, describiendo diferentes situaciones sintomáticas y dinámicas, de cuadros tales como la esquizofrenia o las psicosis. De todos modos, abandono la línea de la interpretación psicoanalítica profunda o la psicopatología mayor, para pasar a intentar una lectura más existencial o vivencial del doppelgänger. Quiero decir, esa vivencia del doble, esa ficticia partición de mí mismo en dos mitades iguales y opuestas, ¿solo es un proceso psicótico? ¿Es exclusivamente una vivencia esquizoide, o puede experimentarse en la existencia cotidiana de la persona normal? Esta es mi inquietud. Doppelgänger y persona espiritual La ontología dimensional frankliana nos


06 permite vincularnos con la persona como unidad existencial. Es decir, como un ser que asume la responsabilidad de resolver su existencialidad. Suelen decir los filósofos que nacemos hombre y nuestro destino es convertirnos en persona. Nacer hombre, es inevitable pero convertirnos en persona es opcional. ¿Qué quiere decir? Simplemente que la realización personal no es una cuestión cronológica, el caso de esperar que pasen, una tras otra, las páginas del calendario hasta llegar al día de la realización. No. Se trata de una búsqueda propia y una decisión. ¿Búsqueda?¿Decisión? Sí. “Búsqueda” porque la libertad nos permite elegir por dónde, cómo, de qué manera intentarlo. Por tal decimos que somos “arrojados a la existencia”, es decir, con la posibilidad de elegir cómo vivirla. “Decisión” porque dependerá del compromiso que asumamos; por tal decimos que estamos “confrontados por la nada”, es decir, entre nosotros y la nada, media la oportunidad de llegar a ser alguien. Si no la aprovechamos, terminaremos siendo nadie. Recordemos al Gral. San Martín recomendando a su nieta que “serás lo que debas ser, o no serás nada”. O al genial Karl Jáspers diciendo que “todo hombre terminará siendo tal persona, en función de la causa que abrace en su vida”.De modo tal que cada uno de nosotros debe buscar y decidir quién terminará siendo. Ahora bien, puede surgir una nueva pregunta: buscar y decidirse, ¿dónde? Cuando pensamos “dónde buscar”, no podemos confundirnos. Muchas búsquedas fracasan porque se realizan en el lugar inadecuado. En este caso, debemos buscar en nosotros mismos. La naturaleza humana es tan rica en opciones y posibilidades, que las reúne a todas ellas. Y dentro de ese universo de posibilidades, podremos encontrar la nuestra. Lo bueno y lo malo, lo rico y lo pobre, lo fuerte y lo vulnerable, lo comprometido y lo

indiferente, lo claro y lo oscuro, lo que libera y lo que condena… y en ese universo absoluto de potencialidad, yo busco y encuentro, decido por lo bueno o lo malo, lo rico o lo pobre, lo fuerte o lo vulnerable… Y al decidir, “me” decido por ser bueno o malo, rico o pobre, fuerte o vulnerable… Es decir, aquello que termine siendo, es el resultado de mi búsqueda y mi decisión. “Yo no puedo sentirme culpable de mi patrimonio genético, pero la configuración de este patrimonio me da la oportunidad de realizar una obra personal o de omitirla. Algo semejante cabe decir de las predisposiciones no patológicas del ser humano: se puede heredar el talento, pero la decisión de utilizarlo o dejarlo baldío queda reservada a la persona... el hombre tiene que disponer de lo que el destino ha dispuesto. Debe disponer de las disposiciones”, dice Viktor Frankl. Podríamos decir que, esa “decisión” puede terminar siendo el “punto de partición” al que nos referíamos cuando hablábamos de los doppelgänger. Esa decisión, ese modo de disponer de nuestras disposiciones, marca una línea divisoria entre ser de una manera o de otra. Entre “quién soy Yo” y “quién hubiera sido si hubiera elegido otra cosa”. Esto permite afirmar que, efectivamente, mi propia naturaleza me habilita para poder ser Mr.Hyde o el Dr.Jekyll, pero ser uno u otro depende de quién decida ser. Y esa es la última –o primera- libertad de la persona espiritual. “Nosotros hemos tenido la oportunidad de conocer al hombre quizá mejor que ninguna otra generación. ¿Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero asimismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme musitando una oración”, afirma Frankl Es más, es posible que en distintos momentos de nuestra existencia personal, manifestemos ser uno u otro, y es entonces cuando la ficción parece hacerse realidad.


07 . El Hombre Verde Un personaje de cómic permitirá ilustrar aquello que quiero reflexionar. Se trata del conocido “Increíble Hulk” Hulk es un personaje creado en 1962 por Stan Lee y Jack Kirby, y relata la historia de un científico, Robert Bruce Banner; estaba haciendo investigaciones con una bomba gamma, y, accidentalmente, se produce una explosión en el laboratorio, dándole de lleno al Dr.Banner. Esta explosión provoca en él una transformación genética que deriva en la creación de Hulk. A partir de ese momento, el apacible Dr. Banner se verá sorprendido por la aparición de Hulk, cada vez que experimente estados de furia, excitación y miedo (activaciones del sistema nervioso), convirtiéndose en un ser monstruoso dotado de una fuerza superhumana, capaz de dar saltos de cientos de metros, aguantar la respiración debajo del agua y en el espacio. Además, su cuerpo dependiendo de las necesidades, puede mutar para adaptarse a las situaciones nuevas, y aguantar el disparo de un misil en su pecho. Cuando aparece, la desmesura de su

fuerza, termina destruyendo todo a su paso, aún cuando sus intenciones sean nobles; son solo la manifestación de esa emocionalidad expresada sin reparo ni orden. Una vez recuperada la cordura, desaparece Hulk y reaparece Banner, turbándose por lo que hizo “el otro” y escapando para evitar el castigo y condena. Es perseguido y acosado en todo momento por el ejército. ¿Por qué puede ilustrarnos la historia de Hulk? Veamos. Pensemos que nosotros mismos podemos ser Hulk. Mejor dicho, que en todos nosotros existe un Dr.Banner y un Hulk. Uno (Banner), es aquel que puedo ser cuando respondo a una situación de vida; el otro (Hulk), es el que aparece cuando reacciono ante una situación de la vida. La ontología frankliana nos permite reconocer en nosotros tres dimensiones, a saber: biológica, psicológica y noética o espiritual. La dimensión Biológica motoriza a la persona, ofrece la fuerza motriz, la vitalidad; la Psicológica sostiene la existencia, porque


08 nos permite estar-en-el –mundo, nos hace presente, vinculándonos con el mundo, el otro; la dimensión Noética es la que nos ordena como persona, es decir, la que orienta la unidad hacia el sentido. En comparación con el animal, esta tercera dimensión marca la diferencia substancial. Ellos (los animales), también poseen una dimensión biológica y una psicológica. Una les otorga vitalidad y la otra, les permite estar y subsistir en el mundo. Pero esa existencia del animal es inmediata, plana, vinculada permanentemente con el mantenimiento de la vida. La de la persona es trascendente, profunda, orientada hacia la realización personal. Si jugamos con la idea de la “tercera dimensión”, podría decir que la existencia del animal es como una película común, y la de la persona, como una película “3D”; cobra una profundidad que la otra no tiene. Si nos sacamos los anteojos especiales para verla, la veremos muy similar a la anterior, pero si nos ponemos esos anteojos, accederemos al espectáculo deslumbrante de la tridimensionalidad. Y esto ocurre con las comparaciones que muchas veces se hacen entre la persona y el animal. Todo depende de cómo se lo mire. Esa tercera dimensión “ordena”, es decir orienta a la unidad hacia el sentido; dicho de otra manera, al cumplimiento del deber-

ser. Y en ese cumplimiento, la persona se realiza como tal. Es así que la diferencia entre la persona y la bestia, radica en ese ordenamiento autotrascendente, solo susceptible para la persona. Cuando “respondemos” a la vida y sus exigencias, decimos que la persona toda se compromete en su respuesta, y ésta a su vez, está comprometida con la realización de un valor. Por eso es ordenada y, al mismo tiempo, ordena. Sin embargo, cuando reaccionamos, perdemos ese orden interno (es muy común la expresión “me saqué”, “me sacó”, como haciendo alusión a haber perdido un eje) y al perderlo, pierdo de vista el horizonte de mi realización, y me vinculo con la necesidad inmediata de afirmarme en la existencia. De alguna manera, actúo como el animal, que solo procura subsistir. Creo que todos podemos ser el Dr.Banner (cuando respondemos) o el monstruoso Hulk (cuando reaccionamos). La posibilidad de ser cualquiera de ellos, está en todos nosotros. La decisión de ser uno u otro, en última instancia, será siempre nuestra. Entre uno y otro, entre la persona y la bestia, entre Yo y mi otro Yo, la diferencia está marcada por “lo que ordena”. El llamado “punto de partición” que determina que aparezca Hyde o Jekyll, Banner o Hulk, es el momento de la decisión personal.


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AUTOESTIMA (continuación) Por Dra. Dides I. HERNÁNDEZ SILVERA Mail de contacto: didesilianapsico@yahoo.com.ar

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n consultorio recibimos muchas veces pacientes que concurren con una serie de preguntas que les atormentan y perturban el sueño y su vida diaria. ¿Quién soy? ¿Cuáles son mis cualidades? ¿Cuáles mis talones de Aquiles? ¿De qué soy capaz? ¿Cuáles son mis éxitos y mis fracasos, mis habilidades y mis restricciones? ¿Cuánto valgo para mí y para la gente que me rodea? ¿Logro el afecto, el amor y respeto de los demás o siento que no puedo ser querido, valorado y amado? ¿Siento una brecha enorme entre lo que quisiera ser y lo que creo que soy? ¿Qué puedo hacer por mi mismo? ¿Lucho o me dejo estar? Los componentes de la autoestima La autoestima contiene múltiples facetas. Es posible tener una buena autoestima en el terreno intelectual que contrasta con una frágil en lo afectivo. Puede ser variable en distintas actividades y prácticas: laboral, afectivo, intelectual, corporal, etc. El adulto ha fortalecido en el mejor de los casos resistencias en base a las experiencias que tuvo y los recursos que empleó. Es probable que un éxito o un fracaso en un sector tengan consecuencias en los otros. Un desengaño amoroso acarreará una vivencia de pérdida de valor personal. A la inversa, un éxito en un campo determinado puede beneficiar la autoestima.

Los componentes de la autoestima son interdependientes. Puede alguien tener dificultades en el amor por sí mismo: aún habiendo logrado una aceptable trayectoria personal ante un fracaso sentimental se le impondrán dudas insoportables. También puede suceder que padezca de falta de confianza porque los padres lo han sobreprotegido evitándole la confrontación con la realidad por lo cual, pese al afecto recibido, tendrá dudas dolorosas ante sus logros. Nuestra autoestima depende de múltiples espejos aunque también existe un espejo interior pero no es “objetivo” y está enturbiado por la mirada de los demás. ¿Estoy trabajando bien? ¿Mis hijos me quieren? ¿No tengo entusiasmo para nada? ¿Soy íntegro en mi vida? ¿Descuidé a mis personas queridas? ¿Aporto algo a la comunidad? ¿Mi vida es acorde a mi ética? La autoestima es sentirnos competentes para enfrentarnos a los desafíos. Contiene varios aspectos: confianza en nuestra capacidad de pensar, aprender, elegir y tomar decisiones adecuadas y convicción en nuestro derecho a ser reconocidos por los demás y por nosotros mismos. En la autoestima participan no sólo sentimientos, sino también pensamientos y actitudes tendientes a los valores empleados. Por autoestima entendemos esa autoevaluación que expresa aprobación/ desaprobación, pero además lo que desearíamos que nos ocurriera y lo que en reali-


10 dad sucede que muchas veces está alejado de lo accesible y posible.... Entrando así muchas veces en un sendero de no aceptación, inadecuación de logros y frustración. Algunos componentes de la autoestima son: 1- Aceptar las potenciales para actuar con eficacia en el logro de las metas 2- Estar satisfecho con la forma de actuar. 3- Tomar decisiones y perseverar en ellas 4- Tener una mirada benevolente hacia uno m i s m o . 5- Lograr una imagen aceptable de sí mism o . 6- Valorar logros en función de los proyectos personales. Miedos y novedad…. Entrenándose con frustraciones que no lo abatan y con gratificaciones que lo compensen, aunque no sean inmediatas, aunque sean esperanzas. Las personas autoevalúan su destreza en la práctica de labores, su simpatía con los patrones éticos y espirituales, la forma en que otros la aceptan y el grado de eficacia que desempeñan. Resumiendo, “La valoración de uno mismo es el punto de partida en la búsqueda de sentido” Viktor E. Frankl “A veces la frustración de la voluntad de sentido se compensa mediante una voluntad de poder, en la que cabe su expresión más primitiva: la voluntad de tener dinero. En otros casos, en que la voluntad de sentido se frustra, viene a ocupar su lugar la voluntad de placer.” Por ello, “no deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto. Por tanto ni puede ser reemplazado en la función, ni su vida puede repetirse; su tarea es única como única es su oportunidad para instrumentarla. En última instan-

cia, el hombre no debería inquirir cuál es el sentido de la vida, sino comprender que es a él a quien se inquiere.” Repensarse y replantearse la misión en el mundo.

Frankl, VE (1991-61), El hombre en busca de sentido, Barcelona, Herder Op Cit. (62)


11 COMUNICAR EL DOLOR

Por Dra. Patricia María Nigro Mail de contacto: nigropatricia@gmail.com

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s importante comunicar el dolor. Cuando tropezamos con él, escaparle, esconderlo, negarlo, es la peor decisión. Un amigo me dijo una vez que es como una brasa caliente que tengo en la palma de la mano. Si no lo comunico, es como si cerrara la mano y me quemara más, me doliera más profundamente. Hay infinitas causas de dolores. Todas son comunicables. Físicas, emocionales, psíquicas… La muerte de un ser querido, la enfermedad terrible del que amamos, la pérdida del trabajo, la enfermedad propia, la violencia de las calles, la violencia doméstica. Dicen que el dolor más terrible es la muerte de un hijo. No puedo imaginar otro. Hoy quiero escribir sobre el dolor que se siente cuando una familia se deshace. Estamos en el año de la familia y me parece oportuno hablar de este dolor. En la vida cotidiana, como explica ErwinGoffmann en un libro imprescindible, La presentación de la persona en la vida cotidiana, uno debe asumir máscaras, según los roles que tenga que cumplir a diario. Esas “máscaras” se adquieren desde pequeño y uno puede comunicar una personalidad muy diferente, según el rol que esté desempeñando en ese momento. Pienso, por ejemplo, en el lugar común de los payasos, en cuyas caras se dibuja una

gran sonrisa pero que, cuando se sacan el maquillaje, vemos brotar las lágrimas. Recuerdo también el suicido del gran actor Robin Williams. El hombre era un productor de risas pero por dentro llevaba un dolor indefinible. Sin embargo, sus máscaras estaban muy bien diseñadas para no dejar que los que lo rodeaban percibieran su dolor. Esconder su pena lo llevó al suicidio. Volviendo, entonces, al dolor de las familias me pregunto: ¿Qué lleva a una persona que compartió años con otra, con la que tuvieron hijos, a irse sin mirar atrás? ¿Cómo puede ser feliz el que se va cuando abandona lo que formó y vio crecer? ¿Cómo puede pensar en la felicidad con otra u otro ser humano, si las personas no son intercambiables? ¿Qué máscara habrá de usar cada vez que vea a sus hijos a la cara? ¿Y cómo mirará a Dios un día sabiendo que con Él no hay máscara que valga? La gente dice que el amor no es eterno, que la rutina desgasta el matrimonio, que siempre uno puede volver a enamorarse, que los chicos de ahora están acostumbrados a los cambios de pareja de los padres. Mentira. Creemos lo que queremos creer para poder mirar nuestra máscara en el espejo en la mañana. El tiempo que todo desvanece nos ha vuelto inmisericordes, carentes de la capacidad de amar al otro en tanto otro, como lo que era y como lo que es hoy. Somos totalmente desconsiderados con los demás ytambién con nosotros mismos. En una hermosa película, Las ventajas de


12 ser invisible, al protagonista un profesor le dice una frase que él logra aprendermuy bien: “aceptamos el amor que creemos que merecemos”. Pienso que, para que las familias se destruyan, uno de los dos seguramente aceptó un amor chiquito, egoísta, casi de lástima, porque creía que era eso lo que merecía. Y luego, cuando ese amor pequeño murió, ya no se puede evitar lo inevitable: que el otro le reproche cualquier conducta y tome el camino más corto: irse. Porque todo lo que vivimos, lo vivimos pensando que no merecíamos más que eso. Algo que se parecía bastante al amor pero no lo era del todo. Y luego vienen juntos la tristeza, la decepción, el desgarro, si hubo deslealtad a nuestra confianza. Todos estos sentimientos se comunican de muchas maneras. Algunas personas se enojan mucho e imaginan situaciones de venganza bañadas en sangre al estilo Shakespeare pero, en el fondo, lo que se les desangra es el alma; hay otros que “caen” en depresión, ataques de pánico, síndromes postraumáticos porque por suerte hoy para todo hay un nombre- y rápidamente los médicos les prescriben ansiolíticos y antidepresivos,que no les alivian el dolor pero les atontece la mente; hay algunos que recurren a terapias ajenas a nuestra cultura (consumen tés de hierbas ignotas, cápsulas de aceites varios; comienzan a practicar lo que la vecina del barrio les dijo que era yoga; meditan a las cinco de la mañana sobre una alfombra comprada ad hoc; intentan respiraciones varias; frecuentan astrólogos, curanderos, coaches ontológicos; concurren a grupos de solos y solas rápidamente (no sea que haya que soportar la soledad diez minutos), en fin, son las soluciones que nos brinda la sociedad contemporánea para no COMUNICAR NUESTRO DOLOR, para no aceptarlo y llorar a gusto, para empezar una “nueva

vida”. El duelo es un proceso que tiene un tiempo acorde con el corazón de cada persona y merece respeto. Tal vez haya que inventar un nuevo verbo y, cuando los que se preocupan por nosotros vienen con consejos y recetas, responderles: muchas gracias por querer mi bien pero en este momento estoy “duelando”. Si no me tomo este tiempo, corro el riesgo de pasar al odio en lugar de al perdón. Y, si no perdono al que me hizo daño, ¿cómo seguiré adelante sin rencor, sin dañarme a mí mismo? A lo mejor, en estas situaciones límite, es el momento oportuno para desarrollar nuestra espiritualidad, que estuvo escondida mientras trajinábamos el día a día, es el momento de responder a Dios que está afónico de tanto llamarnos, es el momento del perdón al otro y a uno mismo; es el momento de la caridad, es el tiempo de dar y no de recibir. Con el tiempo, el dolor irá disminuyendo su intensidad. Probablemente, con la humedad, la herida duela otra vez cada tanto. Lo importante es que se comunique la tristeza y que no huyamos del que está triste como si tuviera peste. Nadie está libre del dolor y del sufrimiento, como decía C. S. Lewis, el dolor que sentimos hoy es el fruto de nuestra felicidad de ayer, la otra cara de la moneda. No hay una sin la otra. Considero que hemos de abandonar ese dolor en las manos de Dios, de aceptar su sentido purificador y sacarle frutos de caridad a montones para repartirlo entre los que tienen sed, los que tienen hambre, los que lloran, los que nos necesitan realmente. Comuniquemos nuestro dolor, saquémoslo a la luz, que se ventile bien, porque pronto se va a transformar en otra cosa, se va a transformar en la virtud que nunca pasará: la caridad.


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¿DÓNDE ESTÁ EL LÍMITE? Por Dr Claudio César GARCIA PINTOS Mail de contacto: cavef@yahoo.com

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ay historias de vida que no pueden dejar de conmovernos. Sencillamente porque manifiestan con poderosa fuerza, los recursos con los que cuenta la persona para sortear adversidades y transformarlas en oportunidades. Hace cierto aquello que proponía Viktor Frankl de transformar el sufrimiento en la propia victoria personal. Lo más impactante de esas historias es que son protagonizadas por personas comunes, no por superhombres, y eso les otorga un valor testimonial que, además de conmovernos, nos comprometen. Son algo así como pioneros existenciales que, sin proponérselo, nos van señalando un horizonte de realización posible para todos nosotros. De los tantos ejemplos más o menos cotidianos que podemos comentar, quiero tomar ahora uno de los testimonios “destacados”, aquellos que se universalizan y se hacen más conocidos. Evgen Bavcar es ciego. Algunos episodios en su vida desafortunadamente le hicieron perder la vista. Primero fue la rama de un árbol la que le hizo perder el ojo izquierdo; posteriormente, solo unos meses más tarde, la explosión de una mina abandonada le ocasionó la pérdida del ojo derecho. Todo sucedió en 1958, cuando tenía 12 años de edad. Evgen nació en 1946 en Eslovenia. Más allá de la lamentable circunstancia

que deja ciego a un niño de 12 años, lo curioso de su historia es que Evgen Bavcar es considerado en la actualidad, como uno de los más destacados fotógrafos del mundo. El pueblo en el que nació Evgen se llama Lokavec, y queda en Eslovenia, muy cerca de Trieste, y supo pertenecer al imperio austro-húngaro. Sus padres eran humildes y su padre, paisano, murió cuando él solo contaba con siete años de edad. “Jamás me asomé a la fotografía mientras veía. Mis primeras fotos las tomé ya estando ciego, y tuve la suerte de conocer a un fotógrafo que me presentó su oficio como una profesión que yo podría ejercer”, dice Evgen, recordando que sus primeras fotografías fueron tomadas cuando tenía 16 años de edad (cuatro años después de haber quedado ciego) Sus compañeros del bachillerato tomaban fotos a sus novias, y él no quiso ser menos que ellos, por lo que pidió prestada una cámara de fotos a su hermana e inició una historia increíble. Terminado su bachillerato, estudió Filosofía e Historia en la Universidad de Liubliana, en la cual también ejerció como profesor, y, posteriormente (1972), viajó a Francia y estudio en la Sorbona, ingresando finalmente al CNRS (Centre Nationale de la Recherche Scientifique), publicando un trabajo sobre el expresionismo alemán; y se naturalizó francés.


14 Profundizó sus estudios de Filosofía del Arte, contando con la ayuda de compañeros que le describían las obras de arte, obteniendo una “idea intelectual, un sentimiento estético indirecto”, según comenta, “con la prudencia de reconocer que las descripciones expresan en primer lugar los fantasmas de quien observa el cuadro”. Así, con la ayuda de estos particulares lazarillos, Evgen se introdujo en el arte, o permitió que el arte se introdujera en su vida. Por esos tiempos, frecuentaba a muchos amigos y relaciones y, en condición de amateur, jugaba a impresionarlos sacándoles fotografías que regalaba a sus circunstanciales modelos. Su entusiasmo fue en aumento, al punto que publicó un aviso en la revista Paris-Match, solicitando modelos para un fotógrafo ciego, intento que fracasó rotundamente, dado que nadie se hizo eco de la convocatoria. Evidentemente fue desarrollando una sensibilidad particular, que le permitió una forma diferente de percepción de la realidad, que él mismo supo definir y describir, aún en detalles aparentemente menores. “He aprendido mucho acerca del mundo visible gracias a la fotografía. Por ejemplo, de las mujeres. Necesitan ser miradas y conozco bien la incomodidad que sienten, ante alguien que no puede verlas” En lo específicamente técnico, lo más sorprendente es que los encuadres de este fotógrafo son prácticamente perfectos. Él mismo define que lo son porque la gente quiere que así sean, que si fuera por él, se saldría de esos marcos. Los encuadres los crea auditivamente, a partir de la voz de los fotografiados, los sonidos del paisaje, a veces utilizando el tacto para calcular dirección y distancia de los modelos. Recurre también a las imágenes que almacena de sus tiempos anteriores a la ceguera, las cuales le permiten recrear los nuevos paisajes que fotografía. “Eslovenia es el único país que he visto en mi vida Sólo ahí la hier-

ba es verdaderamente verde, porque sólo ahí el color que aprendí a atribuirle al pasto se asemeja al sonido de la palabra que utilizaba para describirlo. Pero Eslovenia es, ante todo, una galería interior que me sirve como espejo para crear las imágenes de todos los demás países” De hecho, sus fotografías procuran ser la expresión observable para otros, de su propio mundo interior. Sostiene que su fotografía surge de la penumbra, de la oscuridad, tal como si fuera una cámara oscura. Para realizar sus fotos, deja abierto el obturador mientras se acerca y aleja del objetivo, asistiéndose con una linterna o con una vela (para reconocer variaciones de oscuridad), valiéndose del tacto o de la descripción de un asistente. En 1997, organiza su primera exposición en París. Para algunos críticos, su obra tiene repercusión solo por el hecho de ser ciego; sin embargo para otros (la mayoría), es un verdadero artista. A partir de ese momento, se sucedieron otras muestras, se editaron libros de arte con sus colecciones, se realizaron cortometrajes contando su historia y su vida ha dado origen a personajes de novela que replican su experiencia. Sus reflexiones sobre el narcicismo son sorprendentes. Ha estudiado el impacto de la mirada en el otro, siendo ciego. No solamente en las mujeres (como ya dijera), sino en todos sus modelos. Señala que las personas necesitan de la mirada del otro para forjar su propia percepción de sí mismas. Pero al relacionarse con un ciego, pierden esta posibilidad de contemplarse a través del impacto que producen en el otro. Esto genera desconcierto y angustia. “La ausencia del ojo del fotógrafo acentúa la precariedad de ese instante irreversible que es la toma fotográfica. Las personas retratadas no pueden mostrarse de la forma habitual porque falta esa complicidad con el fotógrafo que les confirma su narcisismo”. Para superar esta dificultad y que sus modelos se


15 relajaran en sus sesiones de fotos, Bavcar llevaba consigo un espejo prendido en su solapa, de modo que pudieran verse reflejados en él. Lo más significativo es que ver su reflejo en el espejo generaba el mismo efecto que si estuvieran siendo vistos por el otro. Concluye en que la mayoría de las personas, no necesitan del otro sino espejos en los que pudieran verse a sí mismos! Estas y otras de sus reflexiones nos llevan a descubrir que más allá de su limitación visual, posee muchos recursos entre los que se destacan su sagacidad y sentido del humor. La relación de Evgen Bavcar con “la ceguera” no siempre fue la misma. Al principio la sufrió y se indignó por ella. Por entonces, todo en él testimoniaba que era ciego. Sus anteojos, por ejemplo, eran enormes y muy oscuros, de modo que nadie dudara de su limitación. Sin embargo, pasado un tiempo, pudo hacerla propia y ya pasó a ser “su” ceguera. Fue entonces que pudo empezar a “jugar” con ella y a hacer de cuenta que veía. En un reportaje comenta algunas de sus anécdotas. Una vez, viajando en un autobús, mantuvo una charla acerca del paisaje con su compañero de asiento. “Pero él viajaba más lejos y, para bajarme, debí buscar mi bastón hasta entonces disimulado”. En otra ocasión, conoció por teléfono a una mujer que ignoraba su ceguera. Por miedo al rechazo, él postergaba un encuentro personal y sostenía el contacto telefónico. Pero un día esta mujer le exigió que se vieran personalmente y él no pudo excusarse más de hacerlo. Se citaron en un café y él tomó la precaución de llegar antes para ubicarse en una mesa estratégicamente dispuesta. Intentaba disimular su ceguera todo lo que pudiera. “Para darle mayor verosimilitud, -comenta- coloqué entre mis manos un periódico y, sentado a la mesa, hice de cuenta que lo leía. Luego, entre el ruido, reconocí la voz del teléfono. Quería saber por qué estaba sosteniendo el periódico al revés… Todos somos ángeles caídos, con la

oportunidad única de introducir en este mundo de tinieblas un poco de luz”, dijo Evgen Bavcar en un reciente reportaje. “Como cualquier otro grupo que vive marginado, los ciegos han sido obligados a expresarse con las palabras de otros y en su nombre. Mi sed de imágenes también consiste en combatir todos los lugares comunes acerca de los ciegos”. Evgen Bavcar es un hombre común, que pudo expresar su humanidad de una manera extraordinaria. Y de allí que su testimonio sea conmovedor y comprometedor. Porque todos somos personas comunes, con la misma posibilidad de desarrollar existencias extraordinarias. El film “El color púrpura” (película dirigida por Steven Spielberg en1985, basada en la novela homónima de Alice Walker ganadora del Premio Pulitzer en 1983), presenta a Celie (su protagonista) A los 14 años queda embarazada de su padre, quien la vende por unas pocas monedas a otro hombre que la maltrata física y psicológicamente y la tiene como esclava durante muchos años, siendo separada de su hermana Nettie –que es enviada a África como esclava-, termina asesinando a su maltratador y huyendo de la justicia con su hijo, etc, etc, etc. Y en este momento reflexivo, define que “soy pobre, soy negra y puede que sea fea, pero, por Dios, estoy aquì!!” El valor testimonial de estas personas es, precisamente, ese, la definición de “estar aquí!” como manifestación concreta de dignidad personal. Dignidad que solo depende de las barreras y limitaciones que existen en nuestra mente y en nuestro espíritu. Porque, ninguna limitación es lo suficientemente poderosa como para hacernos desistir de hacernos presentes en la existencia, ocupar un lugar propio y brindar luz al mundo que nos rodea. Porque, quien se somete a sus limitaciones, solo hace sombra, pero quien hace de ellas una oportunidad, ilumina. --


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LENGUAJE, HERMENÉUTICA Y PSICOTERAPIA EXISTENCIAL Por Dr.José Martínez–Romero Gandós Mail de contacto: sentido@cop.es

Blog: logoterapiagalicia.blogspot.com.ar Mail de contacto: sentido@cop.es Artículo publicado en el Nº 10 de la Revista Latinoamericana de Psicología Existencial, Abril 2015 Resumen: En nuestro trabajo como Psicoterapeutas Existenciales tomamos muy en cuenta la necesidad de “escuchar, detenerse, comprender y luego hablar”. Pero, según Dilthey, solo podemos determinar la comprensión por el sentido y el sentido apenas por la comprensión. Podemos, apenas, acercarnos al conocimiento del otro porque entendemos que la existencia del consultante ha generado estructuras y en nuestro intento de comprender nos dirigimos a tratar de aprehender el sentido de su vida. Concedemos mucha importancia a la Hermenéutica, disciplina encargada de acercarse a la interpretación de dichas estructuras, permitiendo un cierto grado de conocimiento. Heidegger afirma que “"El lenguaje es la casa del ser. En su casa el hombre habita”. Consideramos su postura y la de otros autores sobre el concepto de lenguaje en Analítica Existencial. Palabras clave: Análisis Existencial – Lenguaje – Hermenéutica – Terapeuta –

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ucho se ha explicado, en reuniones y congresos, sobre los aportes de la Analítica Existencial a la práctica de la Psicoterapia. El principal hincapié de casi todos los trabajos se realizó sobre las diferencias entre los aportes de metodologías basadas en deducciones hipotéticas y la Analítica Existencial que utiliza método de comprensión descrip-

tiva o fenomenológico. Fue Wilhem Dilthey (1833-1911) el primero en explicar esta dualidad entre lo que llamó “Ciencias del Espíritu” y “Ciencias de la Naturaleza”. En nuestro trabajo como Psicoterapeutas Existenciales tomamos muy en cuenta la necesidad de “escuchar, detenerse, comprender y luego hablar”. Pero, según Dilthey, solo podemos determinar la comprensión por el sentido y el sentido apenas por la comprensión. Podemos, apenas, acercarnos al conocimiento del otro porque entendemos que la existencia del consultante ha generado estructuras y en nuestro intento de comprender nos dirigimos a tratar de aprehender el sentido de su vida. Concedemos mucha importancia a la Hermenéutica, disciplina encargada de acercarse a la interpretación de dichas estructuras, permitiendo un cierto grado de conocimiento. El término hermenéutica proviene del verbo griego ἑρμηνεύειν (jermeneueien) que significa interpretar, declarar, anunciar, esclarecer y, por último, traducir. Significa que alguna cosa se vuelve comprensible o se lleva a la comprensión. Se considera que el término deriva del nombre del dios griego Hermes, el mensajero, al que los griegos atribuían el origen del lenguaje y la escritura y al que consideraban patrono de la comunicación y el entendimiento humano. El


17 término originalmente expresaba la comprensión y explicación de una sentencia oscura y enigmática de los dioses u oráculo que precisaba una interpretación correcta. En filosofía el término hermenéutica fue especialmente señalado por Wilheim Dilthey en el Origen de la hermenéutica (1900) y fue revivido en el siglo XX por diversos filósofos como Martin Heidegger (1927) y Hans-Georg Gadamer (1960) El salto se produce en pleno siglo XX con Martín Heidegger quien, en su análisis de la comprensión, afirma que, cualquiera que ésta sea, presenta una “estructura circular”. Decía:“Toda interpretación, para producir comprensión, debe ya tener comprendido lo que va a interpretar”. Esta reciprocidad entre texto y contexto es parte de lo que Heidegger llama el círculo hermenéutico, recurso explicativo de tipo dialógico que intenta dar razón de los aspectos generales para el entendimiento. « “Tanto en el campo filosófico como en el teológico, se hace referencia al círculo hermenéutico para designar la estructura circular de la intelección o entendimiento” (Scheleiermacher (2002). Hermeneutik. Herder) Heidegger introduce nuevos derroteros en la hermenéutica al dejar de considerarla únicamente como un modo de comprensión del espíritu de otras épocas y pensarla como el modo fundamental de situarse el ser humano en el mundo: existir es comprender. Heidegger cambia el foco de la hermenéutica desde la interpretación a la comprensión existencial, la cual es tratada como un modo de ser en el mundo más directo, no-mediado - por lo tanto más auténtico- que simplemente como un "modo de conocer"(Heidegger, Martin (1927/1962). Being and Time. Harper and Row. p. H125) Por ejemplo, sostuvo la necesidad de una "hermenéutica especial de la empatía" para disolver el clásico problema filosófico de las "otras mentes", poniendo el problema en el contexto del estar-con

del modo de relacionarse humano. (A pesar de que el mismo Heidegger no completó este proyecto. Agosta, Lou (2010). Empathy in the Context of Philosophy. Palgrave Macmillan. p. 20). Pero no nos consideramos “hermeneutas” sino “psicoterapeutas” o “terapeutas existenciales”. ¿Buscar a un mensajero o un “mediador” o acudir a un “terapeuta”? No siempre tenemos claro el origen de estas dos acepciones. “Mediador” es el que está “en el medio”. Por cierto, igual origen que para “mediocre” (medius: estar en medio y ocris: montaña o peñasco escarpado). Así “mediocris” sería el que se queda a mitad del camino, a mitad de la montaña, algo pobre o que no destaca en la evolución de la lengua romance. Explicar el origen de la palabra “terapeuta” resulta un poco más difícil y apasionante. La palabra “terapeuta” deriva del griego “therapeia”, que refiere a la medicación pero también significa “servir, cuidar, atender”. Ubicándonos en la grecia clásica encontramos que “therapón” era el siervo y “therapeutikos” el siervo encargado de cuidar la realización de servicios religiosos aunque también el encargado de expulsar a los perros que ingresaran en el templo. Debemos pensar, entonces, en un “terapeuta” que no se ubique por encima de los demás, que no pretenda solamente interpretar, esclarecer o traducir sino que esté a su servicio. Estamos al servicio del otro para acompañarlo en el camino hacia su plenitud. Es evidente que estamos formados intelectualmente a partir de nuestra información y práctica en los ámbitos universitarios. Heidegger nos ha mostrado en “Ser y Tiempo” que “la interpretación se funda en la intelección pero ésta no surge de aquella”. Pero el consultante se mueve como un todo en el dominio de la “existencia humana” conformando una entidad comprensiva so-


18 lamente “inteligible” desde la mirada filosófica que considera los dominios esenciales (ónticos) de la existencia. Salimos al encuentro del otro, un existente que consulta y que no puede ser percibido de manera pasiva. Como intelectuales formados en los aspectos teóricos de la filosofía, la psicología, la sociología y el arte estamos siempre tentados a “inteligir” a ese existente que tenemos enfrente. Es imposible no inteligir de una manera activa como terapeutas (sujeto cognocente) pero no cabe ni corresponde apartarse de una dinámica dialógica entre terapeuta-paciente, con una retroalimentación mutua siempre ubicada en el contexto de lo que significa “existencia”. Ese diálogo es una comunicación de sentido que podemos expresar en palabras de Heidegger: “sentido es lo existencial de la existencia, sólo la existencia tiene sentido”. Semeja una frase redundante pero constituye, según él, “el círculo de la intelección”. Estas afirmaciones levantan críticas en el campo científico en cuanto éste, obviamente, no puede presuponer principios axiomáticos preestablecidos para formular sus postulados y sitúa al círculo hermenéutico en una disyuntiva fundamental, en un vicio que re-sitúa la necesidad de acceder a la posibilidad del uso del mismo dentro del campo de las ciencias exactas ya que visto desde este punto de vista se convertiría en un recurso inacabable. Se dispone así de un imperativo de usar el círculo no como un vicio sino como herramienta en cuanto los intentos de asumir los saberes no implican la pre-suposición de ningún principio, razón por la cual el evidente vicio de comprensión quedaría superado Como dijimos, en el encuentro psicoterapéutico basado en postulados de la Analítica Existencial entendemos se produce el proceso de “escuchar, detenerse, comprender y luego hablar”. En el libro Gadamer’s Hermeneutics and the art of conversation

(Andrzej Wiercinsky, editor, International Studies in Hermeneutics and Phenomenology, Vol.I) se señala que el lenguaje no pertenece, necesariamente, a la esencia de la existencia humana. Así, la conversación tampoco pertenece a esa esfera. La conversación se realiza en un lenguaje. Sin embargo, el lenguaje no es significado e instrumento para la conversación. Gadamer enfatiza que no “tenemos una conversación” sino que “somos conversación” y lo analiza extensamente en relación a la lectura de Heidegger sobre Hölderlin. Éste se concentra en la conversación de los humanos con los dioses y Gadamer en la relación dialogal entre los seres humanos. En “Carta sobre el humanismo” Heidegger afirma que “"El lenguaje es la casa del ser. En su casa el hombre habita. Todo lo que piensa y todo lo que crea con palabras se convierte en el guardián de su casa”. Heidegger se pregunta: “¿Qué es habitar? ¿En qué medida el construir pertenece al habitar? (Heidegger, M. (1994), Construir, habitar, pensar Traducción de Eustaquio Barjau, en Conferencias y Artículos, Serbal, Barcelona.) Continúa, afirmando, “El construir como el habitar, es decir, estar en la tierra, para la experiencia cotidiana del ser humano es desde siempre, como lo dice tan bellamente la lengua, lo «habitual». De ahí que se retire detrás de las múltiples maneras en las que se cumplimenta el habitar, detrás de las actividades del cuidar y edificar. Luego estas actividades reivindican el nombre de construir y con él la cosa que este nombre designa. El sentido propio del construir, a saber, el habitar, cae en el olvido.” “Este acontecimiento parece al principio como si fuera un simple proceso dentro del cambio semántico que tiene lugar únicamente en las palabras. Sin embargo, en realidad se oculta ahí algo decisivo, a saber: el habitar no es experimentado como el


19 ser del hombre; el habitar no se piensa nunca plenamente como rasgo fundamental del ser del hombre. Sin embargo, el hecho de que el lenguaje, por así decirlo, refiera al significado propio de la palabra construir, el habitar, testifica lo originario de estos significados; porque en las palabras esenciales del lenguaje, lo que éstas dicen propiamente cae fácilmente en el olvido a expensas de lo que ellas mientan en primer plano. El misterio de este proceso es algo que el hombre apenas ha considerado aún. El lenguaje le retira al hombre lo que aquél, en su decir, tiene de simple y grande. Pero no por ello enmudece la exhortación inicial del lenguaje; simplemente guarda silencio. El hombre, no obstante, deja de prestar atención a este silencio.” El carácter conversacional del lenguaje está basado en prioridades Platónicas de lo hablado sobre lo escrito. Lo hablado descansa en la prioridad del verbum interius, de la palabra interior. El esplendor total del lenguaje solamente se expresa en la conversación. Com-versatio significa “volverse hacia el otro”, “enfrentar al otro”, estar “frente a frente”. Las proposiciones escritas nunca podrán traducir la complejidad y riqueza de la conversación, sus significados y sus relaciones con la cultura y las comunidades. En forma similar a lo que Heidegger establece como relación entre “Ser” (Sein) y “un ser” (das Seiende), Gadamer establece una relación entre “lenguaje” y “lenguaje histórico” que se actualiza, constantemente, en el uso del habla y en el poder de la palabra. Esto lo sabemos muy bien los que emigramos a un país diferente al de la etapa de formación del lenguaje en nuestra infancia. Nos ACTUALIZAN en este tema los escritos de Ludwing Wittgenstein (1889-1951) cuando afirma The limits of my language mean the limits of my world.” (Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi

mundo). Pone un ejemplo práctico y sencillo: “Nuestras palabras sólo expresan hechos, del mismo modo que una taza de té sólo podrá contener el volumen de agua propio de una taza de té por más que se vierta un litro en ella.” Y un ejemplo personal: no siempre me entendieron en mi emigración a España cuando hablaba en “castellano” aprendido en mi infancia en Argentina. Y muchas veces lo hablado por los otros atacaba los fundamentos de mi habla (España: coger = agarrar / jArgentina: coger = copular). Debiéramos tener muy claro esta situación los lectores de Sartre recordando cuando afirmaba “Las palabras son pistolas cargadas” (en Qu’es-ce que la littérature, Paris, Gallimard). Cargadas de connotaciones, de prejuicios, de matices, de poesía, de amor, de odio, de esperanza; nunca son neutrales, como no lo es ninguna de las creaciones de la mente humana. Contrariamente a lo expresado más arriba sobre las prioridades Platónicas de lo hablado sobre lo escrito encontramos la posición del filósofo francés J. Derrida (Derrida, Jacques, Filósofo francés contemporáneo. Nació en El-Biar (Argelia) en 1930. Realizó estudios en la Ecole Normal Supérieure de París, siendo alumno de Jean Hyppolite y de Maurice de Gandillac. Desde 1983 es Director de estudios de la Escuela de altos estudios sociales de París, de donde es catedrático de filosofía, y profesor de la Universidad de California). Su obra es ante todo una crítica de las categorías tradicionales de la metafísica y la hermenéutica, que ha dado lugar a la lectura «desconstructiva» de numerosos textos canónicos, indistintamente filosóficos o literarios, y ha afectado las doctrinas que más han influido en la sensibilidad lingüística de nuestro tiempo. Pero, posiblemente, el principal mérito de Derrida ha sido referir el concepto tradicional de razón a la entronización filosófica de la palabra.


20 Es importante en la obra de Derrida la convicción de que la tesis logocéntrica se sustenta en la hegemonía que las filosofías del lenguaje han solido asignar a la palabra hablada. Según Derrida, el logocentrismo ha tendido a menospreciar la escritura, y tal menosprecio fue correlativo a la tendencia a enaltecer la expresión oral. Lo cierto es que el contraste entre palabra y escritura ha orientado decisivamente la tradición logocéntrica. En esta discusión Derrida sostiene que, por un lado, se ha mantenido que la palabra era una manifestación pura e inmediata del lenguaje. Por otro lado, ha depreciado la escritura hasta el punto de atribuirle un carácter meramente derivado. Ha llegado a ser considerada, en efecto, un orden subalterno de signos cuyo único cometido es de-signar la palabra. Tal posición derivaría, según Derrida, de la creencia en una especial proximidad entre la «palabra» y el «espíritu» (Diccionario de Filosofía, Herder). Porqué nos referimos a Derrida en este trabajo a riesgo de caer en la pléyade de afirmaciones de moda acerca de su teoría? Porque el autor define la esencia de su movimiento utilizando el término “deconstrucción”. Este término proviene del concepto de Destruktion, de Martín Heidegger ( 1889-1976) quien nos exhortaba a apartarnos de la tradición de la ontología exponiendo su desarrollo interno. Como Heidegger, Derrida utiliza términos nuevos que logra luego de tachar parte del vocablo o de separar los fonemas. Por ejemplo, conectando su recuerdo de Argelia donde nació con la palabra nostalgia, afirma padecer de “nostalgeríe”. Un ejemplo en castellano de este juego sería analizar la traducción del libro citado: “El monolingüismo del otro o la prótesis de origen”. El autor utiliza en francés “la prothèse d’origine”. Etimológicamente, “pro” y “thesis”, dirigido a aquello que se afirma como original. De ahí que debiéramos traducir “o la afirmación del ori-

gen”. Un origen que ha sido sustituido y entonces la aparición de la “prótesis”, idioma agregado al original, que siempre será artificial. El traductor no REPARÓ en la posible “deconstrucción” del título. Resulta, a veces, complicado seguir sus propuestas teóricas dificultad que desaparece cuando leemos acerca de su propia experiencia en relación a la incorporación del lenguaje. Su discurso expresa la ficción dramática de una lengua con respecto a ella misma o su respuesta a las lenguas colonizantes, expresado siempre en el marco de una conversación animada con su interlocutor imaginario. Simultáneamente, entrelaza esta ficción con una postulación de premisas y tesis acerca de la “lengua materna”, la “hegemonía de una política acerca de esa lengua, el colonialismo y la relación terapeuta-paciente en el caso de consultantes que hablan otro idioma al del terapeuta, tuvieron una lengua materna distinta a la usada en la sesión o reconocen influencia social sobre muchos aspectos de su habla (jergas, usos locales o argots). En nuestra experiencia personal ha sido referencia inexcusable en el tratamiento de problemas de alteridad y alienación en relación a la cultura de emigrantes (MartínezRomero Gandos, José (2005)– Tesis Doctoral: Alteridad y alienación en los emigrantes gallegos al Río de la Plata. Su comprensión existencial. Inédita). Me permitiré, con el máximo de respeto intelectual por su trabajo, parafrasear su relato y trasladar sus conceptos a una referencia autobiográfica que nos permitirá comprender las dificultades imaginarias de un psicoterapeuta que nos recibiera en consulta: Yo mismo, como autor de este trabajo, estoy encerrado en una celda. Mi educación formal ha sido realizada en castellano, con los aportes del inglés y el francés. Mejor debiera decir “fue realizada en español”. O tal vez, en “porteño”. Ambas realidades idiomáticas están muy lejos de


21 mi realidad lingüística. Nací en Buenos Aires, soy porteño. Me crié cerca del puerto. Puedo afirmar mi porteñismo aunque algunos autores creen que Buenos Aires tiene pocas trazas de una ciudad que se asoma, a través de un puerto, al mar. En este caso solo puede asomarse “al Mar Dulce”, el Río de la Plata, ancho mar que lleva dos horas de moderna navegación cruzarlo en su desembocadura. Buenos Aires es “una ciudad mediterránea”. Eso dicen ellos. Me atrevería a afirmar que nuestra “porteñidad” surge de dos aspectos muy importantes de la cultura: efectivamente tuvimos un puerto muy activo y estuvimos siempre mirando por encima del Atlántico para tratar de “ver”, con esfuerzo, la costa europea. Mejor dicho, esforzarse para ver Paris. Nuestro puerto nos puso en contacto con muchas culturas y esto se refleja en la lengua que hablamos. Nací en Buenos Aires, en el porteño barrio de San Telmo, de padres gallegos. Mi lengua no es el “castellano”, ni el “español”, ni siquiera el “lunfardo porteño”. “No tengo más que una lengua, no es la mía”, dice Derrida (Derrida, J. op. cit.) Las primeras canciones de cuna que recibí fueron cantadas en gallego. Me “fajaron” hasta los 6 meses, envueltas mis piernas y abdomen en largas tiras blancas arrolladas alrededor de mí hasta los 6 meses. Como un matambre. Tal como se hizo siempre en la aldea natal de mis padres. Para que creciera con las piernas derechas. Eso lo lograron. Y que le cantara a mis hijos canciones de cuna en gallego, también. En mis recuerdos como psicoterapeuta aparecen numerosos casos clínicos asistidos que reconocieron avances en el logro de un proyecto vital asumido y auténtico cuando pudieron comprender las dificultades añadidas a su historia por pertenecer, simultánea o alternativamente, a culturas diferentes de acogida con lenguajes también diferentes o especiales. Especial re-

cuerdo para pacientes con padres de origen japonés, árabe, judío, quechua, chané, guaraní o incluso inglés, que los hacía sentir a veces orgullosos, a veces conflictuados y siempre diferentes a su grupo de referencia. “No tengo más que una lengua, no es la mía. Y aún más. Soy monolingüe. Mi monolingüismo mora en mí y lo llamo mi morada; lo siento como tal, pertenezco a él y lo habito. Me habita. (...) Ahora bien, nunca esta lengua, la única que estoy condenado así a hablar, en la vida, en la muerte, esta única lengua, ves, nunca será la mía. Nunca lo fue, en verdad.” Dice Derrida (Véase la relación con el “habitar” en Heidegger) Este proceso de reconocimiento de la lengua propia es intelectual y lo realiza el autor desde su conocimiento sobre las lenguas que influyeron en él (francés, árabe, idish y el hebreo del culto). Una discusión interesante del autor relaciona “la lengua materna” (comillas en el original) con factores de colonialismo y dominación que afectan su desarrollo. Sabemos y lo expresamos así teóricamente que en el despliegue de la existencia mundana cada hombre se enfrenta con la soledad de su proyecto, una tarea formidable que intenta superar la angustia por la finitud de su propia empresa. Cada uno es único e irrepetible frente a este proyecto. Y la tarea se presenta como una lucha constante por sostener el sentido de vida. Frente a la oscuridad que presenta la persona para la captación de ese sentido, el signo intenta la universalización de lo que al saber objetivo le está vedado reseñar. Se establecen, así, conciliaciones posibles entre la vivencia subjetiva y la interpretación de los signos que ésta persona produce, de los cuales el lenguaje es uno de los principales. El lenguaje es la expresión de la actividad de la conciencia que da cuenta de vivencias


22 únicas e inenarrables en su verdadera dimensión. Nuestra tarea como Psicoterapeutas Existenciales es comprender al otro, interpelarlo mediante la apelación que realizamos en cada encuentro. Llamarlo, “apelar a él”, para que pueda acceder al despliegue de su existencia del modo más auténtico que le sea posible. Apelamos al otro como investigadores y como psicólogos para que nos manifiesten, a través del lenguaje, lo que sintieron, sienten y esperan en relación a ese proyecto vital. Bibliografía: del Acebo Ibáñez, Enrique (1998) El arraigo y la morada como categorías existenciales (Espacio, Sociedad y Cultura)”, Buenos Aires, Edición Estudios del IMAE, Nº 1. Derrida, Jacques (1975) Génesis y estructura de la fenomenología, en “Las nociones de estructura y génesis, Buenos Aires, Paidós. Derrida, Jacques(1996) El monolingüismo del otro, Ediciones Manantial S.R.L., Buenos Aires,1997 Título original: Le monolingüisme de l’autre ou la prothèse d’origine, París. Diccionario de Filosofía (1996) Editorial Herder, VERSIÓN en CD.Barcelona, 1996.ISBN 84-254-1991-3 Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu. Dilthey, Wilheim (1990) Teoría de las concepciones de mundo, Alianza Editorial, México. Edie, James M.(1976) Vigencia de la concepción Huserliana de la idealidad del lenguaje, en “Sentido y Existencia” de Gary Brent Madison, Editorial Verbo Divino, Estella, Pais Vasco. Título original “Sens et existence” (Editións du Seuil) Heidegger, Martin (1993) Ser y Tiempo, México, F.C.E. Heidegger, Martín (1977) Letter on Huma-

nism, Basic Writings, Nueva York, Harper and Row. “Sartre, Jean Paul (1979) L’etre e le néantEssai d'ontologie phénoménologique, Paris, Ed. Gallimard. Stein, Ernildo (1973) A questao do método na filosofia - Um estudo do modelo heideggeriano, San Pablo, Ed. Dúas Cidades. Vattimo, Gianni(1995) Introducción a Heidegger, Edit. Gedisa, Barcelona, ISBN 847432-254-5 Publicado por Martínez-Romero Gandos, José V. en domingo, abril 12, 2015 Etiquetas: Análisis Existencial - Psicoterapia Existencial - Hermenéutica - Dr. José Martínez-Romero Gandos


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LA LOGOTERAPIA VINCULAR EN LAS EMPRESAS Por Lic. Analía Boyadjián Mail de contacto: familiaysentido@gmail.com

¿Por qué Logoterapia?

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a Logoterapia es una escuela de la Psicología Humanista que tiene como propósito acompañar a las personas a descubrir el sentido de su vida en toda situación y momento. He aquí la orientación fundamental del ser humano. Es necesario comprender que el desarrollo de la Logoterapia se da en el contexto posterior a la segunda guerra mundial, a partir de la devastación y la pérdida de sentido derivada de ella. El fundador de esta escuela vienesa es el psiquiatra filósofo, antropólogo y neurólogo Víktor Frankl, que fue prisionero en cuatro campos de concentración y que nos deja el gran aporte de lo espiritual como la dimensión esencialmente humana que se integra a la dimensión psicofísica del hombre. Entonces, la Logoterapia parte de una visión integral del hombre (bio-psico-socioespiritual), dando lugar a procesos y herramientas de intervención que potencian las capacidades y habilidades de la persona. Nos referimos a la dimensión existencial del hombre como aquella que lo capacita para hacer frente a las dificultades y momentos límites de su vida ya que, en última instancia, siempre puede tomar una actitud personal frente a lo que le toca vivir.

Desde su libertad con responsabilidad puede aceptar, luchar, tolerar y no rendirse es decir, desplegar su capacidad de resiliencia para sobrevivirlas e incluso salir fortalecido de esas vivencias. Poder crecer y aprender de lo vivido. ¿Por qué Logoterapia en la empresa? Como venimos señalando, encontrarle sentido a la vida es la motivación principal de la existencia humana. Y en la profesión y el trabajo encontramos una vía regia para el logro de este sentido. Trabajar día a día con el entusiasmo de llevar adelante nuestra tarea que forma parte de un todo, de un equipo de trabajo, de una organización en la cual aportamos nuestra impronta, permite vivir al trabajo como una experiencia enriquecedora y humanizante. El trabajo logoterapéutico busca encontrar los modos aptos para que la tarea se lleve a cabo con compromiso y satisfacción en el interior de la organización. Sabemos que toda empresa es una organización con un grupo de personas que realizan su trabajo e interactúan conformando lo que llamamos “una cultura organizacional” con diferentes niveles de participación y responsabilidad. Es un doble concepto de la responsabilidad compartida por la empresa y el empleado. La que co-


24 rresponde al empresario incluye la implementación de condiciones laborales, salariales y ambientales necesarias para que el trabajo tenga “sentido”. Creemos que el nuevo paradigma económico es de carácter social, por eso hoy las empresas apuestan a desarrollar programas de responsabilidad social. Se intenta, frente al absurdo del materialismo vacío, sostener objetivos que lleven hacia una “economía con rostro humano”. Y en esto de humanizar la empresa, y de humanizar el trabajo, la Logoterapia tiene mucho que aportar, tanto desde su postura antropológica, como desde la logo-actitud para desafiar un modelo deshumanizante que aniquila al hombre moderno y lo aleja de su ser y sus valores. La Logoterapia Vincular, resaltando el hecho de que somos seres en relación, y que son justamente esas relaciones las que nos sostienen y nos enriquecen o nos deterioran, viene a facilitar en la organización el trabajo en redes, la solidaridad, el trabajo en equipo, la comunicación eficaz, los proyectos en común, la cordialidad y el respeto por uno y por los otros, creando así un ambiente o clima laboral que beneficia el despliegue de los recursos personales y grupales. La Logoterapia puede proveer un modelo de prevención e incluso de sanación de ciertas crisis o neurosis (vacío de sentido, frustración, distress) ofreciendo un encuadre que les permita desplegar su posibilidad y responsabilidad encarando el trabajo diario con “sentido”. La responsabilidad que corresponde al trabajador es personal y no solamente se relaciona con su función sino también con la búsqueda de un sentido auténtico de su trabajo que solamente él puede alcanzar. Aunque la empresa y las relaciones interpersonales funcionales dentro de la organización pueden colaborar para que el clima sea el mejor posible para que se exprese la

satisfacción laboral profesional. Es allí donde la intervención de un Logoterapeuta Vincular experimentado en las relaciones interpersonales en las empresas puede contribuir a que esta relación sea clara y bien establecida haciendo uso de técnicas específicas para el bien común. Como Logoterapeuta Vincular trabajo conjuntamente con empresas y organizaciones que han comprendido plenamente esta necesidad. La Logoterapia se acerca a la empresa considerando la mutua necesidad de empleador y empleado de encontrar en el trabajo un espacio de desarrollo personal que favorezca la calidad de vida y la productividad. Esta propuesta se realiza mediante técnicas individuales y grupales (aplicando el modelo Sistémico) para percibir las necesidades (diagnóstico) ygenerar cambios en la cultura empresarial que favorezcan estos objetivos. Tanto a nivel personal como empresarial la “voluntad de sentido” permite la realización de ideales y entendemos que el sentido está basado en valores. Cuando debemos enfrentarnos a una crisis personal o empresarial serán estos valores y este sentido los que darán lugar a la posibilidad de seguir adelante, a pesar de todo. Según la Logoterapia se trata de elegir entre el sentido o, en su defecto, el vacío o la desesperanza. Nada ayuda tanto al hombre o a la Empresa a superar las dificultades como la conciencia de tener una misión. Frente a las dificultades que la vida presenta, el "cómo" queda relegado a segundo plano en el momento en que es importante el "para qué". Recordemos la afirmación frankieana: "La vida, aún en las peores circunstancias, siempre vale la pena vivirla". Recordemos las palabras de Viktor E. FrankI en su artículo "La crisis de la economía y la vida espiritual desde el punto de vista del pastor de almas" (FrankI, V.E. "Wirtschaftskrise und Seelenleben


25 vom Standpunkt des Jugendberaters", Seelenárztliche Rundschau 43,1933) sobre el concepto de "neurosis de la desocupación", cuyo síntoma principal es un estado de apatía, una vivencia de vacío existencial, sentimientos de inutilidad y de vida sin sentido. Cuando una Empresa define sus objetivos o inicia una campaña de posicionamiento o de ventas no es posible ni recomendable que deje de lado la consideración de aspectos psicológicos y sociológicos de esas estrategias. Todo especialista en marketing coincide en que es fundamental definir la misión, la visión y los valores que sustentan una campaña. La misión, visión y valores representan el sentido de la empresa. De ello depende el futuro y no siempre estos conceptos son considerados en las reuniones de trabajo. Conceptos como “rentabilidad”, “desarrollo empresarial” o “éxito y bienestar” del em-

presario están estrechamente vinculados al “sentido” de la empresa y no podrían desplegarse plenamente sin el compromiso con la misión, la visión y los valores. Además de los valores de actitud y de experiencia que describe Frankl como impulsores del sentido agrega los valores de creación, fundamentales en la relación de la persona con el mundo y especialmente con el mundo del trabajo. De esto se desprende el valor de la motivación personal y la necesidad de una buena calidad de vida para poder explorar las posibilidades y las capacidades que cada uno puede hacer fructificar en su trabajo diario.


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LA PÁGINA DE CAVEF Director: Dr.Claudio César García Pintos

Por Dr Claudio César GARCIA PINTOS Mail de contacto: cavef@yahoo.com facebook.com/claudio.garciapintos.1

Este mes, CAVEF quiere compartir con los lectores de LOGORED, un artículo de Alan Watts cuyo título es “¿Y QUIÉNES SOMOS, EN RESUMIDAS CUENTAS?” Se trata de otro material de estudio.

¿Y QUIÉNES SOMS, EN RESUMIDAS CUENTAS? Por Alan Watts Una de las preguntas más fascinantes en el mundo es: ¿Quién soy? O, ¿qué soy yo? ¿Soy el observador, el conocedor? Pero el que eres es la más inaccesible de todas las experiencias, completamente misteriosa y escondida. Cuando hablamos de nuestros egos, utilizamos la palabra Yo, y yo siempre he estado tremendamente interesado en lo que la gente quiere decir con la palabra Yo porque aparece en errores curiosos en el discurso. Por ejemplo no decimos “yo soy un cuerpo”. Decimos, “yo tengo un cuerpo”. De alguna manera no pareciéramos identificarnos con todo nuestro ser. Yo digo “mis pies”, “mis manos”, “mis dientes”, como si fueran algo externo a mí, y hasta dónde puedo darme cuenta, la mayoría de la gente siente que son algo a mitad de camino entre las orejas y un poquito más atrás de los ojos, dentro de la cabeza, y desde este centro pende el resto. Y el prin-

cipio que gobierna allí es lo que llamas el ego. Eso soy yo! Pero yo sencillamente no puedo deshacerme de la idea de que eso es una alucinación. Eso no es lo que eres para nada. Y es una alucinación muy peligrosa porque te da la idea de que eres un centro de conciencia, energía y responsabilidad que se para en contra y en oposición a todo lo demás. Tú eres el principio dentro de tu propio cuerpo como si tu cuerpo fuera un automóvil y tú el chófer. Pero te sientes atrapado en una trampa porque tu cuerpo es una especie de desastre. Se enferma, se cansa, te duele y eventualmente se desgasta y se muere. Y te sientes atrapado en la cosa porque te sientes diferente de ella. Adicionalmente, sientes que el mundo fuera de tu cuerpo es una trampa horrible, llena de gente estúpida, quienes a veces son simpáticas contigo pero la mayoría no. Todos están allí fuera por sí mismos, igual que tú, y por lo tanto hay un tremendo conflicto. El resto, aparte de la gente, es absolutamente tonto; los animales, las plantas, los vegetales y las piedras. Finalmente, detrás de todas esta cosa hay centros encendidos de radioactividad llamados estrellas, y allá afuera, donde no hay aire, no es un lugar para que viva una persona. Hemos llegado a sentirnos como centros de conciencia muy tierna, sensitiva y vul-


27 nerable, confrontada con un mundo al que no le importamos para nada. Y por lo tanto, tenemos que meternos con el mundo externo y maltratarlo hasta someterlo a nuestra voluntad. Hablamos de la conquista de la naturaleza; y conquistamos todo. Hablamos de la conquista de las montañas, de la conquista del espacio, de la conquista del cáncer, etc. Estamos en guerra. Y es porque nos sentimos que somos egos solitarios, inextricablemente amarrados en un mundo que no hace las cosas a nuestra manera a menos que de alguna forma nos las arreglemos para obligarlo. Siento que esta sensación de nosotros como un ego es una alucinación, una concepción totalmente falsa de nosotros mismos como un ego dentro de una bolsa de piel. Lo que realmente somos es, en primer lugar, la totalidad de nuestro cuerpo. Aún cuando el cuerpo está rodeado por piel, y puedo diferenciar entre mi afuera y mi adentro, mi cuerpo no puede existir excepto en un determinado tipo de ambiente natural. Obviamente requiere aire, y ese aire debe estar cerca de una determinada temperatura. Requiere nutrición. Y necesita que esté en un cierto tipo de planeta cerca de un determinado tipo de estrella caliente que gire regularmente a su alrededor en una forma rítmica y armoniosa de manera que la vida pueda continuar. Esa organización es tan esencial para la existencia de mi cuerpo y para todos sus órganos internos: mi corazón, mi cerebro, mis pulmones etc. Por ello, realmente no existe forma de separarme como cuerpo físico del ambiente natural en el que vivo. Eso significa entonces que yo como cuerpo soy compatible con ambiente natural de la misma forma que las abejas son compatibles con las flores. Las abejas se ven muy diferentes a las flores. La flor

crece de la tierra, y los colorea y perfuma el aire. La abeja es independiente, zumba y vuela alrededor de las flores. Pero donde no hay abejas, no hay flores, y donde no hay flores, no hay abejas. Van juntas y, en ese sentido, conforman un sistema. Un sustituto para la palabra sistema es la palabra organismo, una forma única de vida, un individuo único, abejas y flores y sin embargo qué diferentes se ven. Naturalmente, mis pies se ven muy diferentes de mi cabeza. Por supuesto, un hilo los junta y por ello decimos “Bueno, es todo uno, obviamente”. Son muy diferentes, pero ambos son yo. Los pies y la cabeza, aun cuando son diferentes, son como las abejas y las flores –van el uno con el otro. Por lo tanto para definirme en una forma científica, y para formar una descripción clara de mi cuerpo, mi organismo, y mi comportamiento, y para describir lo que está haciendo, debo también describir el ambiente, el entorno en el cual lo está haciendo. Y yo encuentro que lo que soy es una transacción o una interacción entre este organismo y el ambiente que lo rodea. Van juntos y constituyen lo que llamamos en física un campo unificado. Eso es lo que soy desde un punto de vista puramente científico. Puede involucrar muchas más cosas que eso, pero físicamente soy un organismo/ambiente. Sin embargo así no es como siento mi ego, y esa no es la concepción promedio de sentido común de “Yo”, porque “Yo” está asociado con el organismo y no con el ambiente. Está en oposición al ambiente y por lo tanto no está asociado para nada con el organismo. Como dije, el ego tiende a relacionar el resto del organismo de la misma forma que el chófer se relaciona con el automóvil. ¿Cómo tenemos esta falsa sensación de ser un ego? Bueno, me parece que está hecho de dos cosas y lo primero que tenemos que comprender es que en el curso


28 de la civilización hemos confundido nuestras ideas y palabras y símbolos acerca del mundo con el mundo como tal. El grupo de Semántica General, fundado por el Dr. Alfred Korzybski, tiene una pequeña canción, “Oh, la palabra no es la cosa, la palabra no es la cosa, hi, ho, la palabra no es la cosa”. Obviamente no te puedes mojar con la palabra agua. La imagen, la idea, el símbolo, la palabra no es la realidad. El ego, lo que sentimos como “yo” consiste en la imagen o idea de nosotros mismos que vemos en el espejo o lo que veríamos en la imagen de la televisión, y lo que obtenemos de otra gente. Cuando era pequeño recuerdo que tenía un amigo que vivía en mi misma calle, a quien llamaba Peter y yo lo admiraba mucho. Algunas veces llegaba a casa e imitaba el comportamiento de Peter. Mi mamá me decía “Alan, eso no eres tú, ese es Peter”. Y ves, ella me estaba dando una imagen de mí mismo. Cuando hacía algo malo ella decía: “Alan, eso sencillamente no parecen cosas tuyas”. Estaba ocupada construyendo en mí una imagen, una idea del tipo de acto que se suponía que haría, el tipo de persona que se supone que era. La palabra persona proviene del Latín persona, que significa aquello a través de lo cual (per) el sonido (sona) pasa. Se refiere originalmente a las máscaras que usaban los actores en el drama clásico, porque esas máscaras tenían piezas megafónicas en la boca, de manera que en el teatro abierto pudieran proyectar el sonido. Entonces la persona, la persona, es la máscara –es el rol que estás desempeñando. Y todos tus amigos y relacionados y parientes y maestros están ocupados diciéndote lo que eres, cuál es tu rol en la vida, y sólo hay un determinado número de roles aceptables que puedes desempeñar. Por lo tanto en primer lugar, tu sentido de

Yo es tu sentido de quién eres, sea que seas un marinero, un soldado, un hombre rico, un hombre pobre, un mendigo, un ladrón; ya sea que seas un payaso, de tipo fuerte y silencioso, un bejuco pegajoso –y podemos nombras docenas de ellos- te identificas con un cierto tipo de actuar. Es un ritual bastante complicado, y sin embargo hay una cierta manera de actuar con la cual te identificas y que constituye tu imagen. La imagen de ti mismo que tienes es una institución social en la misma forma, por ejemplo, como es una institución social dividir el día en 24 horas, o dividir el pie en 12 pulgadas, o dibujar las líneas de latitud y longitud, que son puramente imaginarias, sobre la superficie de la tierra. Es muy útil hacer eso porque estas líneas son los medios de navegación, pero no hay líneas de latitud y longitud en o sobre la tierra –son imaginarias. No puedes, por ejemplo, utilizar el ecuador para amarrar un paquete, porque es una línea abstracta, imaginaria. Y de la misma forma, la imagen de ti mismo como un ego es un concepto imaginario que no es el organismo, y aún más no es el organismo en su relación inseparable con su ambiente natural físico total. La imagen de ti mismo que tienes es simplemente una caricatura, y una caricatura es un ejemplo excelente: Cuando hacemos una caricatura de Adolfo Hitler, le estiramos el cabello, y le ponemos un peine debajo de la nariz en lugar de un bigote. De la misma manera, nuestra imagen de nosotros mismos es una caricatura de nosotros mismos porque no incluye la mayoría de todas las cosas importantes acerca de nosotros mismos: no incluye todas las cosas que están ocurriendo dentro del organismo físico. Oh, tenemos una barriga rumbles; ocasionalmente estamos conscientes de nuestra respiración; y ocasio-


29 nalmente estamos conscientes de que duele en alguna parte. Pero casi siempre estamos totalmente inconscientes de todo lo que ocurre dentro de nosotros. Estamos inconscientes de nuestros cerebros y de cómo funcionan, así como no estamos conscientes de nuestras relaciones con el mundo externo, y muchas de nuestras relaciones con otra gente son totalmente inconscientes. Dependemos de operadoras telefónicas, de compañías eléctricas que suplan nuestra electricidad, de las compañías de servicios de recolección de basura y de todo tipo de servicios sobre los cuales no pensamos nunca. Y de la misma forma no pensamos acerca de la presión del aire. No pensamos acerca de la composición química del aire que respiramos. No pensamos acerca de los rayos cósmicos, los rayos gamma, los rayos X o el resultado del sol. No obstante, todas estas cosas son absolutamente esenciales para nuestra vida, pero no están incluidas en la imagen del ego. Así que la imagen del ego es muy incompleta. De hecho, es una ilusión. Pero decimos, “Bueno, mira, no puede ser de esa manera, porque Yo lo siento. No sólo es una imagen de mí mismo lo que tengo; Tengo un sentimiento sólido detrás de la palabra Yo. Y por lo tanto cuando pienso “Yo”, siento que hay algo allí.” Pero ¿qué es esa sensación? Esta es una pregunta interesante, porque si tu cerebro es tu ego, tienes muy poco en cuanto a la sensación directa de tu cerebro. De hecho, las operaciones se pueden realizar en el cerebro sólo con anestesia superficial local- no hay sentimiento en el cerebro en sí. ¿Y entonces cuál es la sensación? Cuando tus ojos están funcionando bien no ves tus ojos. Si tus ojos tienen alguna imperfección verás puntos en frente de ellos. Esto significa que hay problemas en la re-

tira o en los nervios, y porque tus ojos no están funcionando apropiadamente, los ves. De la misma manera, no escuchas tus oídos. Si tienes un sonido en tu oído significa que hay algo mal con tus oídos. Así que si te sientes a ti mismo, debe haber algo mal contigo. Cuando sea que tengas la sensación de “Yo” serán como puntos en frente de tus ojos – significa que algo está funcionando mal contigo y que estás bajo estrés. Por eso sientes que estás allí y te sientes como siendo diferente de, y de alguna forma separado de, todo lo que realmente eres, lo cual es todo lo que estás experimentando. El verdadero tú es la totalidad de todo de lo que estás consciente y mucho más. Y entonces ¿qué es esta cosa que sentimos en nosotros mismos cuando decimos “Ese es mi yo concreto y material”? Bueno te diré lo que es. Cuando eres un niño pequeño en la escuela, estabas mirando por la ventana, tirando taquitos o cualquier otra cosa y de repente la maestra golpeó la mesa y dijo “¡Preste atención!”. Ahora, ¿cómo prestaste atención? Bueno te quedaste viendo fijamente a la maestra y frunciste tu entrecejo, porque así es como te ves cuando estás prestando atención. Y cuando la maestra ve que todos los alumnos en la clase la están mirando y frunciendo el ceño, entonces se tranquiliza y siente que la clase están prestando atención. Pero la clase no está haciendo nada parecido. La clase está pretendiendo que presta atención. Si estás leyendo un libro y es un libro complicado que tienes que leer porque se requiere, y estás aburrido a morir de tener que leerlo, piensas, “Bueno, realmente me tengo que concentrar en este libro.” Lo miras fijamente y tratas de forzar tu mente a seguir su argumento, y luego descubres que realmente no estás leyendo el libro –estás pensando acerca de cómo de-


30 bes leerlo. Y qué haces si yo te digo “Quédate viendo detenidamente la página, mírala de verdad.” ¿Qué estás haciendo? ¿Cuál es la diferencia entre mirar fijamente y ver por encima? Porque con tu mirada fija estás forzando los músculos alrededor de tus ojos, y estás empezando a mirar fijamente. Si te quedas mirando fijamente una imagen que está lejos de ti la verás borrosa. Si quieres verla claramente debes cerrar tus ojos, imaginar negro por un momento y luego sin forzarte y de manera fácil, abrirás tus ojos y verás la imagen. La luz llegará a ti. Y lo que haces si digo, “Ahora escucha con atención –escucha con mucho atención lo que te estoy diciendo”. Te darás cuenta de que estás empezando a forzarte alrededor de tus orejas. Recuerdo que en la escuela había un muchacho que no podía leer. Se sentaba a mi lado en la escuela y quería convencer a la maestra que realmente estaba tratando de leer. Decía “Corrrrrrerrr, Ppuuuntooo”. Estaba usando todos sus músculos. Pero ¿qué tiene eso que ver con leer? ¿Qué tiene que ver forzar tus músculos para escuchar con la escucha? O que tiene que ver forzar los músculos de tus ojos, con ver? Nada. Ahora supón que alguien dice: “Tienes que usar tu voluntad –tienes que ejercitar una voluntad fuerte”. ¿Ese es el ego, no? Pero qué haces cuando ejercitas tu voluntad? Aprietas tus dientes, cierras tus puños, y si tratas de parar esta cantidad de emociones caprichosas se pondrás tenso. Meterás tu estómago, o aguantarás tu respiración, o contraerás tus músculos rectales. Pero todas estas actividades no tienen nada qué ver con el funcionamiento eficiente de tu sistema nervioso. Sólo ver fijamente las imágenes las vuelve borrosas, intentarlo con tensión en los músculos te distrae de lo que realmente

estás haciendo y apretar tus dientes nada tiene que ver con el valor. Todo esto es una total distracción, y aún así lo hacemos todo el tiempo. Mantenemos un sensación crónica de tensión muscular, cuyo objetivo es un intento por hacer que nuestro sistema nervioso, nuestros cerebros y nuestra sensibilidad funcione apropiadamente –y eso no funciona. El esfuerzo es como despegar en un avión, y cuando estás zumbando por la pista y piensas “Este avión ha avanzado mucho en la pista y aún no está en el aire” empiezas a halar el cinturón de seguridad para ayudar a que el avión se eleve. No tiene ningún efecto en el avión. Y por lo tanto, en la misma forma, que todo este esfuerzo muscular que hacemos y que nos han enseñado a hacer en nuestra vida – mirar como si estuviéramos prestando atención, mirar como si estuviéramos tratando- todo esto es inútil. Pero esta sensación crónica de tensión es la sensación a la que me he estado refiriendo como “yo”. Así que ¿qué es el ego? Es una ilusión casada con inutilidad. Es la imagen de nosotros mismos, la cual es incompleta y falsa, y sólo una caricatura, casada con, combinada con, un esfuerzo muscular inútil por alcanzar lo que queremos. Pero ¿no sería mucho mejor si tuviéramos una sensación de nosotros mismos que estuviera de acuerdo con los hechos? Los hechos, la realidad de nuestra existencia, son ambos el ambiente natural –que en último término es todo el universo- y el organismo jugando juntos. Así que ¿Porqué no nos sentimos así? Porque, obviamente este otro sentimiento se atraviesa en su camino. Este sentimiento socialmente inducido que sale como resultado de un tipo de hipnotismo ejercido sobre nosotros a través de la totalidad del proceso educativo nos producido un senti-


31 miento alucinatorio de quiénes somos, y por tanto actuamos como hombres locos. No respetamos el ambiente y lo estamos destruyendo. Pero tú sabes, que explotar y destruir nuestro ambiente, contaminar el agua y el aire y todo, es como destruir tu propio cuerpo. El ambiente es tu cuerpo, pero actuamos en esta forma loca póquer tenemos una concepción local es sólo como si estuvieras destruyendo tu propio cuerpo. El ambiente es tu propio cuerpo, pero actuamos de esta manera loca porque tenemos una concepción loca de quienes somos, y uno pudiera concluir que nos hemos vuelto locos. “Bueno, preguntas, ¿Cómo puedo deshacerme de esto? Y mi respuesta es que esa es la pregunta equivocada. ¿Qué se deshace de qué? No te puedes deshacer de tu alucinación de ser un ego por una actividad del ego. Lo siento pero no se puede hacer. No te puedes elevar por tus propios cordones de zapatos. No puedes apagar el fuego con más fuego. Y si intentas deshacerte de tu ego con tu ego, sólo estarás dentro de un círculo vicioso. Serás como alguien que se preocupa porque se preocupa, y luego se preocupa porque se preocupa de que se preocupa, y así estarás dando vueltas sobre lo mismo y te volverás más loco que nunca. La primera cosa que debemos comprender cuando dices “¿Qué puedo hacer para deshacerme de este falso ego?” es que la respuesta es “nada” porque estás haciendo la pregunta equivocada. Estás preguntando “¿Cómo puedo yo, que me pienso

como un ego, deshacerme de pensar en mí mismo como un ego? Bueno, obviamente, no puedes. Y ahora dices, “Bueno entonces no tengo esperanzas?” No es desesperanzador. No has entendido el mensaje, eso es todo. Si descubres que tu sentimiento de ego, tu voluntad, no se puede deshacer de esa alucinación, habrás descubierto algo muy importante. Y descubrir que no puedes hacer nada al respecto, habrás descubierto que “tú” no existes. Eso es como decir, que tú como ego, no existes, por lo que obviamente no puedes hacer nada al respecto. Así que te das cuenta que realmente no puedes controlar tus pensamientos, tus sentimientos, tus emociones, y que no puedes hacer nada sobre todos los procesos dentro y fuera de ti que se están sucediendo. Y entonces, ¿qué sigue? Bueno sólo hay una cosa: Observas lo que está sucediendo. Ves, sientes, todo esto que está sucediendo y luego de repente descubres con sorpresa que perfectamente te puedes levantar, caminar sobre la mesa y tomar un vaso de leche. No hay nada que te impida hacer eso. Todavía puedes actuar, todavía te puedes mover, todavía puedes actuar de manera racional. Pero de pronto descubres que no eres lo que pensabas que eras. No eres este ego, empujando las cosas dentro de la bolsa de piel. Te sientes ahora de una forma distinta como parte del mundo, lo que incluye tu cuerpo y todo lo que experimentas, sobre la marcha. Es inteligente. Confía en eso.

Alan WATTS (1915-1973) es un filósofo británico, editor, sacerdote anglicano, escritor, conferenciante y experto en religión. Escribió más de veinticinco libros y numerosos artículos sobre temas como la identidad personal, la verdadera naturaleza de la realidad, la elevación de la conciencia y la búsqueda de la felicidad, relacionando su experiencia con el conocimiento científico y con la enseñanza de las religiones y filosofías orientales y occidentales (budismo zen, taoísmo, cristianismo,


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CAVEF recuerda que ha organizado una serie de cursos pre-congreso como adhesión académica al “6º Congreso Latinoamericano de Logoterapia y Análisis Existencial. Tiempos Modernos y Sentido”, organizado por el CLAE UCA. Estas tres actividades estarán a cargo del Dr. Guillermo Pareja Herrera (México), Dr.Efrén Martínez Ortiz (Colombia) y Lic.Alejandro De Barbieri Sabatino (Uruguay), los días 18 y 19 de agosto. Los interesados en reservar vacante para estas actividades, debe hacerlo enviando su pre-inscripción al mail (exclusivamente): cavefcursos@yahoo.com.ar La inscripción será abonada el mismo día de la actividad, en sede de la misma, por lo cual solicitamos a los pre-inscriptos que ese día se presenten unos minutos antes como para poder agilizar el trámite y no dilatar el inicio de la actividad. La información referida a las actividades programadas (lugar, fecha, hora, arancel), está incluida en los respectivos flyers que se adjuntan a continuación. Por cualquier otra inquietud o consulta, por favor dirigirse “exclusivamente” a la misma dirección de mail resaltada (cavefcursos@yahoo.com.ar)


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