28– ABRIL 2012
SUFRIR, AMAR: Ser Humano
EDITORIAL Sufir, Amar: ser humano Por Claudio García Pintos
Nuestra portada Picnic (pág. 2-3) TRASTORNOS DE APRENDIZAJE EN NIÑOS Y ADOLESCENTES. “Efecto Dominó” (pp. 4-5) REFLEXIONES EXISTENCIALES
DEL DOLOR AL SUFRIMIENTO (pp.6-7) MENSAJITOS DE TEXTO: Sexting (pp. 8-15) DEL PSICODRAMA AL LOGODRAMA: EL SENTIDO EN ACCIÓN (pp. 16-18)
Mufasa y Scar: DOS MODELOS DE SER PADRE (pp.19-21) REFLEXIONES SOBRE LA GUERRA 30 años de la Guerra de Malvinas (pp. 22-23) LOGOTERAPIA VINCULAR
EL HIJO PRODIGO O EL RETORNO A LA ESENCIA… (pp.24– 26) POST-FRANKL
DEL PSICODIAGNÓSTICO AL LOGODIAGNÓSTICO (Parte 1ª) (pp. 26-30) CARTAS DEL DESIERTO
ESCOBA NUEVA, ESCOBA VIEJA (pp.31-32)
En un interesante artículo, nuestro columnista Enrique Adúriz, nos ayuda a reflexionar en este número, sobre el sufrimiento y el dolor. Su estilo ameno y profundo es un buen recurso para sumergirse en una temática de aristas polémicas y, existencialmente, difícil de elaborar. Leyendo y releyendo su interesante columna, se me planteó una duda que quiero compartir con todos ustedes, y es la siguiente: no caben dudas que el sufrimiento nos llena de preguntas y cuestiones de todo tipo. ¿Por qué existe el sufrimiento? ¿Cuál es el sentido o cómo descubrirle sentido a algo tan espantoso como el sufrimiento? ¿Responde a la dinámica de la justicia? ¿Por qué la gente buena sufre? ¿Puede rescatarse algo bueno de algo tan malo como sufrir un dolor profundo? Por otro lado, podemos esgrimir otro tipo de cuestiones, tales como: si el sufrimiento puede ser ocasión de algo bueno, ¿por qué no ir a buscarlo deliberadamente? ¿Purga el alma el sufrimiento? ¿Es bueno sufrir un poco en la vida?... Y así podríamos enumerar una larga lista de preguntas e inquietudes. Muchas de ellas nos las hemos hecho nosotros mismos ante nuestros propios sufrimientos. Sin embargo, creo que hay una realidad tan misteriosa y enigmática como el sufrimiento, o, tal vez, más aún: me refiero al sentido del amor. No quiero presentar al amor como el par complementario del sufrir, necesariamente, pero sí como una circunstancia tan cotidiana como la otra, tan humana como aquella y, según mi opinión, tanto o más enigmática. De hecho, es absolutamente frustrante intentar definir qué es el amor, sin caer en cursilerías
EDITORIAL (que respeto y disfruto profundamente) o conceptos filosóficos de envergadura. En ambos casos, sentimos usualmente que hay una aproximación a lo que queremos definir, pero, al mismo tiempo, un alejamiento de aquello que sentimos cuando amamos. No es solamente esa dulzura melosa de la cursilería, ni esa abstracción formal del concepto. Así como Adúriz refirió a Kovadloff, yo quisiera dejar el interrogante abierto a partir de una reflexión de Paulo Cohelo, titulada “La elección del propio destino”. Dice así: "Estoy dispuesto a dejar todo", dijo el príncipe al maestro. "Por favor acéptame como un discípulo." "¿Cómo elige su camino un hombre?", preguntó el maestro. "A través del sacrificio", respondió el príncipe. "Un camino que exige sacrificio, es un verdadero camino." El maestro se acercó a un estante con libros. Dejó caer un jarrón carísimo, y el príncipe se arrojó al suelo para agarrarlo. Pero cayó mal y se rompió el brazo, aún cuando logró salvar el jarrón. "¿Cuál es el sacrificio más grande: ver el vaso quebrarse o romperse el brazo para salvarlo?", preguntó el maestro. "No sé", respondió el príncipe. "Entonces, ¿cómo quieres orientar tu elección para el sacrificio? El verdadero camino es elegido por nuestra capacidad de amarlo, no para sufrir por ello. " La cuestión queda abierta. ¿Qué relación significativa puede conectar al amor con el sufrimiento? ¿Se vinculan de alguna manera? Sufir, amar, ser humano: tres grandes enigmas.