21– JULIO 2011
El agua y el colador EDITORIAL El Agua y el colador Por Claudio García Pintos
CUESTIONARIO Hoy Alejandro De Barbieri (pp.2-3)
ADULTOS CON ATRASO MADURATIVO: Proyectando el significado de la vida (pp. 4-6) LOGOTERAPIA VINCULAR
CRECER Y MADURAR CON LO VIVIDO (pp.7-8) CARTAS DEL DESIERTO
Correlaciones y Sincronías (pp 9-10) CÓMO CONVIVIR MEJOR, CON PERSONAS MAYORES (pp. 10-11) Novedades del Congreso de Logoterapia (pp.12-13) REFLEXIONES EXISTENCIALES
ES LO QUE HAY (pp.14-15)
EL SENTIDO DEL TRABAJO. Apuntes para una nueva logosociología empresaria (pp.16-27) SIN RECETARIO
PARA LA MAMA DE SOCRATES (pp.28) LA REVOLUCIÓN DE CADA UNO. ¿Para qué luchamos hoy? (pp.29-30) PEDAGOGIA FAMILIAR
MIS HIJOS NUNCA ME OBEDECEN, NO TENGO AUTORIDAD (pp.31-32) PostFrankl
EL ROL DEL LOGOTERAPEUTA Y EL PROCESO PSICOTERAPEUTICO (pp– 33-36) LENGUA PARA HOY, HAMBRE PARA MAÑA-
¿Cuántas veces nos hemos sentido como “recogiendo agua con un colador”? Situaciones en las cuales pareciera ser que todo esfuerzo, por extremo que sea, está condenado al fracaso. ¿Cuántas veces, la experiencia del cansancio, la decepción, el fracaso, nos ha frustrado, al punto de abandonar los afanes más queridos, los convencimientos más firmes? Momentos en los cuales el desconcierto nos lleva a la duda acerca de la validez de esfuerzos ya realizados, en vistas al logro de cometidos que perseguimos, no por fanatismo sino por convencimiento. ¿Cuántas veces, esa frustración, ese cansancio, esa vivencia del fracaso, nos ha llevado a darnos por vencidos, como si la realidad se nos impusiera con carácter de inmodificable e inevitable? Circunstancias en las cuales nuestro “vencidismo” da espacio y lugar al próspero desarrollo de aquello que se termina instalando como “estilo de vida”, no querido sino aceptado. En todos los casos, seguramente, responderemos “varias veces”, “muchas veces”. ¿Cuántas veces hemos superado esas respuestas y seguimos adelante, con aquello que comprendimos como tarea o misión, aquello que sentimos que debe ser hecho y que asumimos como apelación para nosotros mismos? Posiblemente no tantas como hubiéramos podido, no tantas como hubiéramos debido. Vivimos un tiempo especial en muchos aspectos. Es cierto, no podemos negarlo. No obstante, ese no es justificativo para abstenerse de asumir la parte de responsabilidad que nos toca.
EDITORIAL Desde los versos de Discepolín, sabemos que el mundo es un cambalache, y desde la ternura de María Elena Walsh, que vivimos en el reino del revés. Ahora, ¿en qué nos responsabilizamos nosotros de este estado de las cosas?¿Solo en ser analistas o diagnosticadores, pronosticadores de apocalípticos devenires? No. No nos equivoquemos ni nos distraigamos. Si las cosas en el mundo funcionan como funcionan, es triste y alarmante. Lo verdaderamente insólito, es que siga sucediendo y no se haga nada. El hombre está solo y espera, como diría Sclabarini Ortiz. Espera fraternidad, un tú revelador que le permita ponerse de pie y procurar su verdadera plenitud. Conozco mucha gente, trabajando todos los días por acompañar a ese hombre y ayudarlo a erguirse. Lo hacen desde la clínica, desde la educación, desde el trabajo social, desde la fábrica, desde la dirigencia, desde la empresa, desde el púlpito. En la mayoría de los casos, incluso, lo hacen sin intereses económicos. Ellos demuestran que se puede revertir todo. Tal vez sientan por momentos, que recogen agua con un colador, porque, en este mundo, recuperan 10 y se hunden 20. De modo que no saben si "van ganando" por los que recuperaron o si "van perdiendo" por los que se siguen hundiendo. Lo cierto es que, finalmente, siguen adelante, convencidos que la tarea nunca podrá darse por terminada. Sin dudarlo, siguen trabajando todos los días, al margen del resultado estadístico, porque una persona puesta de pie, es un mundo con mejores posibilidades de cambio. Una persona puesta de pie, puede levantar a otros dos que se caigan, ¿no? Para todos ellos, admiración y respeto.