MÚSICA (Para Víctor)
EDITORIAL Música (Para Víctor) Por Claudio García Pintos
PSICOTERAPIA PARA PACIENTES CON DISCAPACIDAD. Apelación y cura. (pp.3-6) LOGOTERAPIA VINCULAR
ENTUSIASMO Y ALEGRÍA: RECURSOS CONTRA LA ABULIA Y LA APATÍA (pp. 7-8) HILLEL, el Sabio. Sobre la condición vincular de la persona. (pp. 9-15) LA PAGINA DE CAVEF (pp.18-20) ESCLEROSIS. Avances y terapéutica. (pp.21-23) EL HOMBRE Y LA EDUCACIÓN (pp. 22-23) MENTIRA
(pp. 24-25)
LOGOFLOWING. Sistema de moticación laboral (pág.28-29) REFLEXIONES EXISTENCIALES
NOBLEZA OBLIGA… DOBLEMENTE (pág.30-32)
Pensó que se había ido. Ya no escuchaba sus pasos, sus silbidos, ni ninguno de sus ruidos habituales. Porque todos tenemos nuestra propia música, ese conjunto de ruidos que se hacen propios y nos identifican, nos hacen presente. Las toses o carrasperas de uno, los suspiros de aquella, los ronquidos de aquel, sus portazos o sus risotadas… Sonidos que son más que eso cuando hacen presente a alguien. Pero ahora había silencio. Por eso pensó que se había ido.
EDITORIAL intención nunca fue abandonarla o desconsiderarla. Pasó la sorpresa, pasó el enojo y solo le quedó aceptar que se había ido. Fue entonces que sintió pena. Una pena distinta a todas las penas que había experimentado en su vida, profunda. Pensó que no volvería. Que nunca más sabría de él y que tendría que acostumbrarse a la difícil realidad de vivir sola, sola de él. ¿Podría hacerlo? ¿Sabría cómo? Los días se sucedían como si nada hubiera pasado. Como si el mundo no se hubiera percatado de su partida. Solo ella. Sintió dolor. Siguió caminando por la calle con una gran dificultad para disimular sus lágrimas.
Primero sintió sorpresa. Como si no pudiera ser cierto. Es más, creyó que volvería en cualquier momento y que este silencio explotaría nuevamente con sus ruidos habituales. Pero no, no sucedió, y el silencio De repente, le pareció sentir persistía. una vez más su música. Se conEntonces sintió enojo. Como si movió. Detuvo su marcha y giró no pudiera aceptar que se su cabeza en todas las direcciohubiera ido sin pedirle permiso nes, buscándolo entre la gente. para hacerlo, sin haberle anti- Pero no lo vio y pensó que era cipado que lo haría, sin consul- solo un error. Retomó con lentarle si ella estaba de acuerdo titud su marcha, como abstraícon su partida. Mucho enojo da del mundo. Fue entonces por sentirse abandonada, o, no cuando no tuvo dudas. Escuchó considerada al momento de to- su voz, dentro suyo. diciéndole mar una decisión tan impor- “acá estoy, contigo, para siemtante. Pero bien pronto com- pre, juntos…” Y sonrió, porque, prendió que su partida no ha- en el fondo, ella sabía que él no bía sido premeditada y que su se había ido.