UN MUNDO SIN PELUQUINES
EDITORIAL Un mundo sin peluquines Por Claudio García Pintos
INVESTIGUEMOS SOBRE EL DESARROLLO DE LA PSICOTERAPIA EXISTENCIAL (pp.3-4) LOGOTERAPIA VINCULAR
AMAR Y CUIDAR Un clásico entre los clásicos (pp. 5-6) ENTRE EL PAN RALLADO Y EL ASERRÍN
Muchas veces me veo sorprendido por cosas de la cotidianeidad. Son circunstancias que me afectan en el ánimo y me conmueven. Debo confesarles, con un indisimulable pudor, que es cierto que conservo una mirada infantil de la vida. He dejado allá lejos mi infancia cronológica, pero me niego rotundamente a perder mi infancia vivencial. No quiero que los vaivenes de una cultura desaprensiva, me quiten algo, para mí, tan valioso, como esa mirada de niño. Porque con esos ojos es que se descubre el sentido con menos turbiedad.
Claro, podrán señalarme de ingenuo o infantil; tal vez lo consideAPUNTES DE DOCENTE ren una declaración de inmadu(pág.10) rez. Pero no, no confundan, pan rallado con aserrín. Son dos cosas LA PAGINA DE LOGOFORO (pág.11) distintas. Que un niño no pueda intelectualizar lo que percibe, no LA IGLESIA POR LA quiere decir que perciba fantasía o ESCUELA (pp.12-13) irrealidad; percibe, más bien, el DIOS (pp. 14-16) ser de las cosas. Discierne lo bueLA PAGINA DE no de lo malo con una claridad CAVEF (pp.18-19) meridiana. (pp. 7-10)
EL ESPIRAL DE LO INESPERADO (pp.20-21)
APARECIÓ EN LOS MEDIOS… LUEGO EXISTE (pp. 23-24)
Pero la manera de sostener esa mirada de niño, esa infancia vivencial como la doy en llamar ahora, está estrechamente relacionada con el sostenimiento de la confianza como actitud de vida, como disposición permanente del ánimo. Como modo de vivir. Etimológicamente hablando, confianza deriva del vocablo latino ―confidentia‖, en el cual ―con‖ es un prefijo que significa junto, todo,
EDITORIAL con, y ―fides‖, que significa fe. Sería algo así como la acción de total seguridad o garantía de algo o de alguien, ―con absoluta convicción‖, podría decirse. Desde esa confianza, uno cree en el mundo, en el otro, en uno mismo, en el valor de la palabra, en el sentido del compromiso, en la profundidad de una promesa. Uno conserva la convicción de que las cosas son de una manera y permanecerán siendo así, más allá de las condiciones circunstanciales. Y esa confianza genera una sensación bonita de paz. Una tranquilidad especial. Pero vivimos en tiempos en los cuales la confianza está en crisis, tanto como la verdad, la esperanza, la ilusión y, por ende, la paz y la tranquilidad. Recuerdo el caso del calvo que usaba una peluca. Iba en bicicleta y una ráfaga de viento se la voló. Quedó expuesto en su calvicie y sintió vergüenza ante los vecinos que lo descubrieron. Para superar el hecho, los miró y dijo. ―El problema ha sido confiar en cabellos, que ya habían abandonado otra cabeza‖ Desde mi mirada infantil reflexiono: el problema no se resuelve dejando de confiar, sino más bien, reconociendo en qué/quién se puede confiar y en qué/quién, no. Decididamente, prefiero un mundo de calvos, y no uno de peluquines, que van dónde los lleve el viento.