Logored agosto 2013

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42– AGOSTO – 2013

EL espejo chino EDITORIAL El espejo chino Por Claudio García Pintos

Nuestra portada RIO DE JANEIRO

(pp.2-3)

EL PASTOR FELIZ (pág.4-6)

TRABAJADOR DEL AMOR HUMANO (pág.7-8) PUENTES EXISTENCIALES

LOS PUENTES EXISTENCIALES El juego en la infancia (pp.9-12)

LA PAGINA DE CAVEF (pp.13-14) LOGOTERAPIA VINCULAR

LLENARNOS DE SENTIDO (pp.15-16) POST-FRANKL

LA PERSONA EN EL CENTRO. 1ª parte (pp.17-20)

INFORMACIONES CLAE UCA (pp. 21-23) EL ÁNGEL NEGRO DE BIRKENWALD (pp. 24-32) JACOB, KARL Y LA LUCHA CON EL ÁNGEL (pp. 32-34)

MOOBING… OTROS ASPECTOS A CONSIDERAR (pp.35-36) LA PAGINA DE LOGOFORO (pág.37) ANDANTE CANTÁBILE (pág.39-40)

EDITORIAL

Qué extraña relación la que tenemos con nosotros mismos. Posiblemente sea de los ―vínculos‖ más difíciles de establecer. Todo vínculo se sostiene por la comprensión y esta, a su vez, reclama el conocimiento. No puedo comprender a quien no conozco.

ior, debe salir de sí para realizarla. Y al hacerlo, podrá ―reconocerse‖, porque aquello que ponga afuera, también ―hablará de sí‖, reflejará quién es. Nuestras acciones, nuestros gestos, y no nuestros discursos, son como espejos que revelan quienes somos.

Y en el ámbito del conocimiento, pareciera ser que es más fácil conocer aquello que está fuera, más que lo que está dentro de nosotros. Asume una dificultad especial ser observador y observado, sujeto y objeto de la comprensión. De hecho, cuando tomamos contacto con algo ―nuestro‖, desde la posición del observador, tenemos una vivencia inicial de desconcierto, hasta que aceptamos (o no) aquello como propio. Como cuando escuchamos nuestra propia voz grabada, y nos cuesta reconocerla como propia. Tampoco es sencillo asimilar lo que creemos ser, con lo que realmente somos, y con lo que los otros llegan a ver en nosotros. Como si fueran tres versiones diferentes del sí mismo, de difícil síntesis personal.

Esto me hace recordar una leyenda china muy bonita. Cuenta que un campesino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine. Después de vender su arroz en la ciudad, bebió con unos amigos y celebraron largamente el negocio. Al regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero no podía recordar qué era. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó a su casa.

Frankl nos habló del hombre ―caleidoscópico‖ haciendo alusión a aquel que se encierra sobre sí mismo y se queda solo con lo que ve dentro de sí. Y contrapuso la imagen del hombre ―telescópico‖, refiriéndose a aquel que puede salir de sí; al hacerlo, no solo puede redimir aquello que está fuera (por la realización de los valores de creación), sino que también puede plenificarse en su ser personal. Porque si bien la riqueza es inter-

Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas. La mujer le dio el espejo y le dijo: Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa. La madre tomó el espejo, lo miró y le dijo a su hija: No tienes de qué preocuparte, es una vieja. Salir de nosotros mismos implica el coraje de mirarnos ―allá afuera‖, en lo que hacemos, y asumirnos como siendo (también) aquello que vemos. Porque, esta tarea poco sencilla de sintetizar quienes somos, nunca se verá facilitada, rompiendo espejos.


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