La huella de Viktor
EDITORIAL La huella de Viktor Por Claudio García Pintos
LENGUAJE, SALUD Y PSICOPATOLOGÍA (pp.3-5) AUNTES DE DOCENTE
¿ES LA LOGOTERAPIA UNA PSICOTERAPIA? (pág. 6-9)
EL SENTIDO DE LA VIDA (pp. 10-17) MOBBING: CRÓNICAS DE VACILACIÓN (pp.18-19)
LA PAGINA DE CAVEF (pág. 20-22) ENTRE LOS LIMITES Y LA LIBERTAD (pp. 23-24) VIKTOR FRANKL Y JUAN BAUTISTA TORELLÓ (pág.25-29) LA TERCERA ESCUELA VIENESA DE PSICOTERAPIA. UNA REVISIÓN MÁS ALLÁ DE FRANKL (pág. 30-44) LOGOTERAPIA VINCULAR
LA ORIENTACIÓN VOCACIONAL DESDE LA LOGOTERAPIA VINCULAR (pp. 46-47) LA PAGINA DE LOGOFORO (pág. 48)
Muchas veces se plantea y replantea la cuestión sobre la relación del hombre y el tiempo. La cosa es así: ¿es el tiempo el que pasa por el hombre, o es el hombre el que pasa por el tiempo? Debates metafísicos de envergadura discurren sobre estas cuestiones y proponen alternativas diversas. Desde la vivencia particular de un simple ―existente‖, sin pretensiones metafísicas ni siendo un filósofo de la naturaleza, creo que en realidad la respuesta es sencilla. Siendo que hombre y tiempo son dos variables dinámicas, móviles, es lógico pensar que puedan darse ambos procesos. Si uno de los dos fuera estático, sería posible pensar que uno ―pasara‖ por el otro. Es decir, creo que el tiempo pasa por nosotros y nosotros pasamos por el tiempo. Cuando el tiempo pasa por nosotros deja sus huellas, inexorables e inevitables, aquellas mismas que llamamos ―envejecimiento‖ Las canas, las arrugas, los cambios físicos, todas ellas son señales de su paso. Del mismo modo, cuando nosotros pasamos por el tiempo, también dejamos huellas de nuestro tránsito. Aquellas son inevitables y no podemos más que aceptarlas. Pero estas, son responsabilidad genuina de nosotros mismos. Aquello que de testimonio final de nuestro paso, aquello que hablará de nosotros mismos, que revelará quienes somos y quienes
EDITORIAL hemos sido, aquello mismo es responsabilidad indeclinable. Nuestras obras, aquello que hemos hecho y dejaremos para siempre en este mundo, el producto de nuestro trabajo, todas las sonrisas regaladas, la huella de nuestra presencia, todo eso y mucho más, dará cuenta de que ―hemos pasado‖ por este tiempo. Pero lo que mayor testimonio dejará de nosotros, es aquello que hemos amado. Nuestra firma, nuestro sello, nuestra huella digital más profunda, queda revelada a través de lo que amamos. Tal como cantaba el querido y siempre admirado Facundo Cabral, ―si el hombre es lo que ama‖… me conocerán a través de lo que amo. Si les hablara ahora de alguien que amó tanto a la persona humana, que se entregó en el servicio; que amó tanto a su esposa, que juntos eran la luz y el calor; que amó tanto a sus alumnos y a los jóvenes, que era incansable en el aula; que amó tanto a su Dios y a la vida, que era imbatible su esperanza… ¿podrían darse una idea de cómo es ese alguien? Claro que sí. Ante un nuevo aniversario del fallecimiento de Viktor Frankl (02 de septiembre de 1997- 2014), no pregunten cómo era, tengan en cuenta lo que amaba. Admirado Dr.Frankl, gracias por tanto trabajo. Querido Viktor, gracias por tanto amor. Descansa en Paz.