Presencia63

Page 1

PRESENCIA APOSTÓLICA

Revista bimestral núm. 63 ENE-FEB 2014 Donativo: $10.00•$2.00 US

¿Qué significa

ser resiliente?

La importancia de

expresar la tristeza

REVISTA SAN JUDAS BIMESTRAL

ABC de espiritualidad

para el año nuevo Presencia Apostólica

1


Un libro que ofrece una visión de la devoción a san Judas Tadeo, fundamentada en el conocimiento de la identidad e importancia del santo apóstol.

Semblanza del apóstol

y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México

TEMPLO DE SAN HIPÓLITO MISIONEROS CLARETIANOS DE MÉXICO

Ven a vivir la alegría de servir realizando labores de evangelización y promoción social en:

n El Ciruelo y Lo de Soto, Costa Chica de Oaxaca n Ciudad Juárez n Nuevo Laredo n Torreón n León n Morelia n Guadalajara n D.F. n Toluca n Cuauhtenco, Estado de México n Y en más de 60 países

2

MISIONEROS CLARETIANOS

Presencia Apostólica


PRESENCIA APOSTÓLICA

CONTENIDO

Director

Ernesto Mejía Mejía, CMF

2

Editorial

3

Vida cotidiana

4

Aventuras de un misionero

6

Nuestra devoción

Consejo Editorial

Rogelio Carmona Núñez, CMF Alejandro Cerón Rossainz, CMF José Juan Tapia, CMF Alejandro Quezada Hermosillo, CMF Enrique Mascorro López, CMF René Pérez Díaz, CMF Lourdu Jerome Joseph, CMF Óscar Linares Rodríguez, CMF Ernesto Bañuelos C. Editora

Marisol Núñez Cruz Arte y Diseño

Mirta Valdés Bello

8

10

La soledad: elección entre un camino de enriquecimiento o uno de angustioso vacío ¿Qué es ser resiliente?

Colaboradores

Enrique A. Eguiarte Bendímez, OAR Jesús García Vázquez, CMF Juan Carlos Martos, CMF Enrique Marroquín Zaleta, CMF Distribución

Liga Nacional de San Judas Tadeo

PRESENCIA APOSTÓLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicación bimestral. Editor respon­sable: José Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. Número ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hipólito y San Ca­siano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F. Publicación Claretiana. Impresa en Carmona Impresores S.A. de C.V. Torreón, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx • ventas@ carmonaimpresores.com.mx • Tel. (871) 707 42 00 con 30 líneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostólica puede ser reproducido parcialmen­ te, citando la fuente y sin fines comerciales.

12 14

La importancia de expresar la tristeza

ABC de espiritualidad para el año nuevo

17

18 20

Gotitas bíblicas

El sombrero De la Palabra a la acción

¡Te invitamos a suscribirte! mail: ligasanjudastadeo@gmail.com Tel: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89 Número suelto: $10.00 M.N. Suscripción anual: $150.00 M.N. / $25.00 US. (Incluye gastos de envío). Presencia Apostólica

1


EDITORIAL

Vivir con

un corazón abierto

A

ño con año hemos recorrido con nuestros lectores un camino en el que hemos ido explorando diferentes temas, en busca de recursos que contribuyan a nuestro crecimiento espiritual y que nos ayuden a hacer de nuestra fe nuestra fortaleza ante los diferentes retos de la vida. En este número ofrecemos un ABC de espiritualidad que nos puede dar claves para vivir nuestra vida con un corazón abierto, aprovechando nuestros recursos personales y poniéndolos al servicio de los demás, y empeñados en construir un mundo más justo y solidario, tal como nos enseña el Evangelio. Que este año que comenzamos logremos vivirlo con plena conciencia del presente, que es donde podemos actuar, y que, a través de nuestras acciones y actitudes, podamos aportar a nuestro entorno amor, paz, esperanza y alegría. ¡Feliz 2014!

DECÁLOGO DIARIO DEL

1.

Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver todos los problemas de mi vida de una sola vez.

2.

Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto; vestiré modestamente; no levantaré la voz; seré cortés en mis maneras; no criticaré a nadie y no pretenderé corregir a nadie sino a mí mismo.

3.

Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en éste.

4.

Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos

5.

Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.


Vida cotidiana

PAPA JUAN XXIII

6. 7.

Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

Sólo por hoy haré por lo menos una sola cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.

8.

Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré completamente, pero lo redactaré y me cuidaré de dos calamidades: de la prisa y de la indecisión.

9.

Sólo por hoy creeré, aunque las circuns­ tancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí, como si nadie más existiera en el mundo.

10.

Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

Debemos usar el tiempo sabiamente y darnos cuenta de que siempre es el momento oportuno para hacer las cosas bien. Nelson Mandela 1918-2013

A eso de caer A eso de caer y volver a levantarte, de fracasar y volver a comenzar, de seguir un camino y tener que torcerlo, de encontrar el dolor y tener que afrontarlo… A eso no le llames adversidad, llámale sabiduría. A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente, de fijarte una meta y tener que seguir otra, de huir de una prueba y tener que encararla, de planear un vuelo y tener que recortarlo, de aspirar y no poder, de querer y no saber, de avanzar y no llegar... A eso no le llames castigo, llámale enseñanza. A eso de pasar días juntos radiantes, días felices y días tristes, días de soledad y días de compañía… A eso no le llames rutina, llámale experiencia. A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan, y tu cerebro funcione y tus manos trabajen, y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta, y tu corazón ame... A eso no le llames poder humano, llámale milagro divino. Autor desconocido Presencia Apostólica

3


Aventuras de un misionero

El Papus Jesús García Vázquez, CMF

L

a naturaleza, cuando se le trata con amor, es capaz de darnos cuanto necesitamos para ser felices. Con toda razón, san Francisco de Asís, llamaba hermanos a los animales, al sol y a la luna, y siguiendo su ejemplo nos podemos sentir hijos de la naturaleza y hermanos de todas las creaturas. Esto nos ayudará a valorar y agradecer todo lo creado. Pero, cuando abusamos de las bondades de la naturaleza y la agredimos con nuestra avaricia y ansias de poder, adueñándonos de ella, trata de defenderse. Les cuento la historia del Papus, un animalito tal vez insignificante para nosotros, pero parte de la creación. El Papus era un gallito muy inteligente, bueno, para quien no le guste la expresión “inteligente”, tenía muy desarrollado su instinto de conservación. Vean de lo que es capaz un animalito cuan4

Presencia Apostólica

do se le trata con respeto, con cariño y con atención: entendía que no debía dormir en el departamento de sus dueños. Él tenía su dormitorio, una hermosa casita de perro, donde puntualmente entraba y salía, y eso que no usaba reloj. Ya ven que a muchos de nosotros, aun con reloj en la muñeca, siempre se nos hace tarde. Él era muy puntual. Cuando era la hora de los alimentos, no necesitaba que lo llamaran, solito bajaba y se acomodaba en una silla especial para él y comía con la familia. Cuando terminaba de comer, tranquilo subía a su casita. Ah, se me olvidaba, tenía una voz de barítono con la que cantaba a las tres, a las cinco y a las seis de la mañana y así daba gloria a Dios con el quiquiriquí de su afinado pecho. Era parte de la familia. Había llegado a ella como un enclenque y friolento pollito, pedido por una niña como regalo de reyes. Era el único sobreviviente de varios hermanitos que

fueron comidos por un gato. Pero un buen día, el Papus fue regalado a un misionero con el pretexto de que ya era mayor de edad y debía realizarse como todo un buen gallo; debía conocer el mundo de los corrales, en donde las pollitas se levantan temprano y comienzan a cazar insectos y a buscar semillitas del campo, con lo que se alimentan, además de los litros de maíz que el misionero les avienta en el corral. Como gallo debía relacionarse con seres de su especie, con el fin de perpetuar su casta. En donde él había vivido era imposible realizar las maravillas que el mundo de las aves de corral le ofrecía. El Papus llegó a la sierra con su amigo el misionero. La primera noche, todo descontrolado, tuvo que dormir en la choza del misionero, porque cuando lo fue a presentar a la comunidad de gallos, gallinas, pollitas y pollitos, ya estaban dormidos. Como ninguno le hizo caso, no quiso quedarse allí. Al día siguien-


Aventuras de un misionero jĂłvenes. Pero con el Papus fue diferente, muriĂł de viejo y fue sepultado honrosamente. Queridos lectores, es muy hermoso vivir en armonĂ­a con la naturaleza. Si la observamos, podemos aprender muchas cosas. Contemplar a la naturaleza puede ser una forma de meditaciĂłn y oraciĂłn en la que sintamos la presencia de Dios. Cada especie animal nos puede enseĂąar algo y, como les decĂ­a al principio, si respetamos a la naturaleza, si aprendemos acerca de todo lo que nos da para nutrirnos y para curarnos cuando estamos enfermos, ella nos darĂĄ lo

que necesitamos para vivir felices. Dios la hizo con sabidurĂ­a y ademĂĄs de que somos hijos de Dios, tambiĂŠn somos parte de ella. Tradicionalmente se le ha identificado como a una madre y, como a toda buena madre, no le gusta que a sus hijos les falte lo necesario ni que algunos de ellos sean tan egoĂ­stas que quieran sacarle todo sin compartirlo con sus hermanos. Respetemos a la naturaleza, y a nuestros hermanos y respetemos tambiĂŠn a los animalitos; no los hagamos sufrir, porque ellos tambiĂŠn son parte de la CreaciĂłn. ÂĄHasta la prĂłxima!

A &/22/ &).!, OKOK PDF 0-

ÂżCon quĂŠ estĂĄs alimentando a tu espĂ­ritu?

IlustraciĂłn: Leticia AsprĂłn

te, lo primero que hizo, fue buscar al misionero y esperarlo para ir a almorzar juntos. Estaba acostumbrado a comer con humanos. Ahora sĂ­, terminando de almorzar, el misionero lo llevĂł a presentar a la comunidad. Y –como a veces suele suceder con los humanos– a los gallos no les cayĂł bien, porque era mejor estampa que cualquiera de ellos. Ellos tenĂ­an lo suyo, pero la envidia siempre sale a relucir en estos casos. Si no lo hubiera defendido el misionero, lo hubieran hecho pedazos, ya que el Papus, aunque era muy fuerte, no sabĂ­a pelear como los demĂĄs que a cada rato andaban de la greĂąa, mejor dicho, de las plumas, asĂ­ que los celos salieron a relucir luego luego. Los pollitos, ni fĂş ni fĂĄ, ah pero a las pollitas, se les caĂ­a la baba, mirando al Papus y lo rodeaban como diciendo: “a ver a quiĂŠn le tocaâ€?, y otras, las mĂĄs pĂ­caras parecĂ­an decir: “no sean precipitosas que ese gallo, por lo que se ve, tiene para todasâ€?. Y el pobre Papus se defendĂ­a huyendo de ellas, resguardĂĄndose en la chocita del misionero. Pero una hermosa pollita, la mĂĄs valiente, no se dio por vencida, poco a poco se le fue acercando invitĂĄndole a comer de lo que ella conseguĂ­a, hasta que se ganĂł su confianza. Poco a poco, con el tiempo y un ganchito, el Papus se dio cuenta de que podĂ­a defenderse. Un dĂ­a tuvo que defenderse de un gallo fanfarrĂłn que lo agrediĂł y le puso tremenda paliza a su agresor. Entonces se parĂł en una piedra para pegar un triunfante quiquiriquĂ­, coronĂĄndose el rey del corral. Ya nadie se atreviĂł a agredirlo. ViviĂł feliz en aquellos campos en los que no dejaba ni una flor y tuvo muchĂ­simos hijos. Cuando el misionero querĂ­a disfrutar de un buen caldo de gallo o gallina, iba matando algunas aves reemplazĂĄndolas con las mĂĄs

Presencia ApostĂłlica

te ofrece un menĂş variado y nutritivo para crecer y compartir. Presencia ApostĂłlica

5


Nuestra devoción

San Judas Tadeo

S

an Judas Tadeo fue uno de los doce apóstoles que Jesús escogió, como nos dice el Evangelio, «para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar». San Judas Tadeo formó parte de la que podemos identificar como la primera comunidad de discípulos del Señor, además de ser su pariente cercano, según los relatos genealógicos. Los nombres del apóstol El nombre «Judas», un nombre común entre los judíos del tiempo de Jesús, viene del idioma hebreo y significa “alabanzas sean dadas a Dios”; el nombre «Tadeo» proviene del idioma arameo y significa valiente o magnánimo. También ha sido llamado «Lebbeo» que significa hombre de corazón tierno. En la lista de apóstoles del evangelio según san Lucas aparece con el nombre de «Judas» (6,16); en Mateo (10,3) y en Marco (3,18) se utiliza el nombre «Tadeo». Todos los nombres que hacen referencia a san Judas Tadeo son significativos, pues nos hablan de su actitud y cualidades, y todos concuerdan con su advocación de las “causas difíciles”. Imitemos las cualidades del apóstol, así como su actitud ante las dificultades. La imagen • Lo más significativo en las representaciones del apóstol es portar en el pecho la imagen de Jesucristo; simbolizando que Tadeo lleva a Cristo en su corazón y que es parte central de su persona. También significa que es portador del mensaje de Jesús, pues lo llevó a los pueblos paganos. • Se le representa con las armas o herramientas que la tradición ha asociado con su martirio: mazo, hacha o espada. • La llama del Espíritu Santo sobre la cabeza del apóstol simboliza su presencia en Pentecostés. Advocación y fiesta Ser el patrono de las “causas difíciles” o de los “casos desesperados o imposibles” ha convertido a san Judas Tadeo en uno de los santos más invocados popularmente. Su fiesta se celebra en la liturgia el 28 de octubre, aunque popularmente es recordado el día 28 de cada mes. El “santo de la esperanza” San Judas Tadeo es el “santo de la esperanza”. En realidad todos los cristianos debemos distinguirnos por tener esperanza y esto significa: • Persistir en la lucha, incluso cuando todo parezca indicar que no tendremos éxito 6

Presencia Apostólica

• Poner todo lo que esté de nuestra parte para que las cosas se resuelvan lo mejor posible • No perder la paz • No dejarnos vencer por el miedo • Saber que nuestra fuerza es la fe, la confianza en Dios “Los casos difíciles” La advocación de san Judas Tadeo como intercesor en “los casos difíciles” provoca simpatía y empatía –que quiere decir sentirnos comprendidos, sentir que el otro se pone en el lugar de uno– porque implica un “no darse por vencido” y un “estar ahí cuando más se le necesita”. Recordemos que la persistencia y la audacia fueron parte de la actitud que caracterizó a los apóstoles en su misión, guiados por el Espíritu y por las enseñanzas de Jesús.


Nuestra devoción

Evangelizar la devoción

E

l trabajo pastoral en el Templo de San Hipólito tiene siempre como objetivo transmitir que san Judas Tadeo no se explica sin Jesucristo. Hay que recordar continuamente que san Judas Tadeo fue un apóstol de Jesús, un colaborador suyo, inmerso en la misma misión y, por supuesto, en la misma cultura y época. Por lo anterior, la autenticidad de la devoción a san Judas sólo se mantendrá si se tiene presente cómo debe ser la espiritualidad cristiana: Vivir imitando y siguiendo a Jesús, nuestro camino para llegar al Padre, con la fuerza y el impulso del Espíritu Santo. Finalmente hay que recordar que la devoción a san Judas Tadeo, aparte de tener un fuerte sentido comunitario, pues se vive festivamente en comunidad, debe dar continuamente frutos que beneficien a los que más lo necesiten.

Oración a san Judas Tadeo San Judas Tadeo, apóstol de Jesucristo, que diste la vida para dar testimonio de la fe cristiana y que ahora, junto a tu Maestro, el Señor Jesús resuci­ tado, gozas plenamente de la vida de Dios, inter­ cede por nosotros, los que todavía caminamos hacia el Padre; bendice nuestros hogares, que haya en ellos paz y alegría; protege a los que traba­ jamos en el campo o en la ciudad, que constru­ yamos, unidos en la justicia, una patria libre y próspera para todos los habitantes de esta tierra. Fortalece nuestra fe en el Señor Jesús, aumenta nuestra esperanza en la venida de su Reino y haz que junto con María, la Madre de Jesús, nos ame­ mos todos como hermanos. AMEN Santuario Nacional de San Judas Tadeo, Santiago de Chile.

Oración para empezar el día Buenos días, Señor. En este nuevo día que me regalas, te doy gracias con toda la fuerza de que soy capaz. Gracias por este nuevo amanecer. Gracias por este nuevo empezar. Gracias por tu presencia que me acompañará en toda la jornada.

Te ofrezco el trabajo de este día. Que mi esfuerzo sea fecundo, que sirva para la felicidad de los demás y que me ayude a encontrar mi propia paz.

Quiero comenzar este nuevo día con entusiasmo, con alegría renovada y con ilusión nueva.

Señor, que hoy viva de tal manera que cuantos se acerquen a mí descubran tu presencia y tu ternura.

Me da seguridad saber que tú estás a mi lado: en mi familia, en mis amigos, en la gente con la que me voy a encontrar y en mi propia persona.

Buenos días, Señor. Gracias por el nuevo día que me regalas.

Que, con mi trabajo, mi día sea un pedacito del mundo que busco y sueño. Ayúdame a llenarlo de entrega y de amor.

Amén.

Diario bíblico Cicla 2007

Presencia Apostólica

7


Crecimiento personal

C

onforme avanza la tecnología nos encontramos con maravillas impensables para generaciones anteriores. Hoy la comunicación puede darse rápidamente con cualquier ser humano en casi cualquier lugar del planeta de manera inmediata. ¡Vaya milagro en que vivimos! La revolución de Inter­ net nos posibilita tener acceso a una cantidad mayor de información que la que tendríamos en una biblio­teca tradicional. Seguir con ejemplos de lo que la tecnología nos brinda sería interminable. Para los jóvenes se trata de recursos cotidianos que ven con toda naturalidad, como si siempre hubieran existido. Lo que la intercomunicación y el desarrollo científico brindan parecería llevarnos a un mítico “mundo feliz”. Sin embargo, en realidad, muchos seres humanos están lejos de ese mundo. El índice de suicidios ha aumentado entre la población infantil y adolescente, el sinsentido de nuevas generaciones que no tienen un rumbo y esperanza aumenta en nuestro tiempo. La gran tecnología y comunicación que tenemos contrasta con la gran sensación de soledad en que vive cada día mayor cantidad de personas. Muchas relaciones que tradicionalmente implicaban cercanía y comunicación, por ejemplo, las familiares y de pareja, hoy parecen tender a perder estos elementos tan naturales y necesarios. A la consulta psicológica llegan cada vez más personas con depresión por soledad y que no encuentran un sentido a su vida. La soledad se ha vuelto un problema relevante en un mundo que no sólo no lo soluciona, sino que, paradójicamente, lo aumenta. Analicemos más detenidamente qué es la soledad. La etimología de la palabra soledad proviene del latín “solitas”, sustantivo femeni8

Presencia Apostólica

La soledad:

elección entre un camino de enriquecimiento o uno de angustioso vacío Dinko Alfredo Trujillo Gutiérrez

no que significa cualidad de estar sin alguien más; también significa lugar desierto o tierra inhabitada. También se encontrará que se refiere al pesar o melancolía que se siente por la ausencia, pérdida o muerte de una persona querida. Suena a tragedia humana, pero sin poner carga y valoración emotiva, se trata simplemente de estar sin compañía. Este estado es en realidad una de las grandes situaciones que pueden hundir a alguien o engrandecerlo. Empecemos por lo que denota esta situación: sin compañía. Cabe preguntarse si quien está solo sabe estar en compañía de sí mismo o si la soledad lo lleva a perderse

hasta de sí mismo; porque la soledad es una llave que nos permite, ya sea crecer y tener encuentros más reales y profundos, o nos lleva a la desesperanza, llegando en algunos casos a la depresión y hasta la muerte. Todos tenemos un temor infantil e inconsciente a vernos solos, ya que fuimos concebidos y formados en el vientre materno, siempre unidos a alguien, y luego fuimos separados. Los niños muy pequeños, alrededor de los ocho meses, necesitan a su madre casi como al aire: están en simbiosis con ella, y, cuando la madre desaparece, el niño entra en estado de pánico. En su recién formado mundo interno e identidad personal, –el sentido del


Crecimiento personal yo–, la madre es invaluable. Ella es el mundo y el todo del bebé; su extensión y su posibilidad de existencia. Si has jugado con un niño pequeño a desaparecer entre las sábanas, notarás que oscila entre la ansiedad y el placer. Esto es así porque para una criatura en los inicios del desarrollo sólo existe lo que puede ver: si la mamá no está delante de su vista es como si desapareciera. De ahí que la excesiva necesidad de algunos, a veces obsesión, de estar acompañados, por cualquiera o por una persona en particular, denota su inmadurez. El desarrollo normal implica que el niño, poco a poco, empiece a querer hacer las cosas sin la madre, quiera conocer y desarrollar sus propias potencialidades. No únicamente pretende conocer el mundo, quiere ejercer su propio poder y tomar decisiones por sí mismo y sabe que eso lo tiene que hacer sin ayuda: solo. Por todo lo anterior, desde nuestras más tempranas etapas, la soledad nos atemoriza y nos atrae, y; por eso, estar sin alguien nos puede provocar desolación o crecimiento. Por qué tememos a la soledad Un fenómeno actual es que muchas personas rehúyen estar solas. Puede influir en ello el estereotipo de que soledad es igual a depresión, lo que muchas veces conlleva el temor a ser criticado. Por otra parte, al no estar acompañada, la persona se encuentra inevitablemente consigo misma, lo que implica que verdades y responsabilidades, que se evita ver y asumir, salten y golpeen a la conciencia. Para evadir la soledad se recurre a distractores destructivos como las adicciones. La tecnología simula compañía Las “comodidades modernas” como los celulares, las redes sociales, los chats, etc., llevan a desdibujar la frontera entre soledad y

compañía. Se puede estar ahora en juegos de semi-soledad o cuasi acompañamiento. Por eso es que para algunos especialistas se ha dado una especie de limbo psico­ social, lo que ha transformado la visión sobre cómo vivir la individualidad y cómo vivir en comunidad. Hemos caído en una época de simulación, pues gracias a que tenemos facebook, twitter, skype, instagram, etc., parecería que estamos más comunicados. Sin embargo, se están generando nuevas adicciones en la vida de muchas personas, para quienes estos medios son el eje de su vida, pues es lo que hacen la mayor parte del tiempo. A la soledad, que de por sí ha sido descalificada desde generaciones anteriores, hoy se le ha agregado un antivalor: lo de hoy es estar conectado con alguien en cualquier momento, pareciendo estar siempre en compañía, aunque claro que ese alguien ni está presente real y físicamente. Por ello, ni estamos realmente conectados con nosotros ni con los demás. La evitación de la soledad, vuelve a los seres humanos huecos. Beneficios de la soledad La soledad puede beneficiarnos psicológicamente, pues se ha visto en personas que saben llevar la soledad, una tendencia al fortalecimiento del carácter y la identidad. A veces, quien está solo genera mejores resultados. De hecho, la soledad facilita el proceso mediante el cual afianzamos la memoria, así como permite, curiosamente, desarrollar mayor empatía. Se ha encontrado que alguien que maneja bien su soledad, no sustituyéndola por dizque compañías cibernéticas, tiene mayor control sobre la forma de utilizar su tiempo, que alguien que siempre está acompañado o simulando compañía. En investigaciones recientes se ha encontrado que en la soledad

reafirmamos diversas habilidades para establecer lazos sociales saludables y fuertes. Es interesante este último punto, pues pensaríamos que la persona sola cae en amargura y evitación social. La realidad es que el que ofrece riqueza personal a los demás y valora lo que los otros le dan, puede hacerlo gracias a que logra espacios de soledad, donde, siendo sincero consigo mismo, se reconoce. Cuando se supera el terror al abandono y se acepta la soledad, se hace posible llegar a uno mismo, a la verdad: de uno y de la vida; a conocer y aceptarse incondicionalmente. Sólo en la soledad se puede uno sincerar y aprender de los fracasos. El que tiene que estar todo el tiempo acompañado por alguien es una persona con una ceguera, engañado en cuanto a sus propias necesidades. Pero una soledad elegida, sabiendo cuánto quedarnos en ella, es siempre un camino más real, fructífero y que enriquece la relación con los otros. La llamada psicología transpersonal muestra que las personas más desarrolladas y sanas dedican grandes lapsos de tiempo a estar solas, en gran conexión consigo y con lo que les rodea. Los grandes místicos y personas que han contribuido con grandes beneficios a la humanidad han sabido retirarse y estar consigo mismos y también han sabido cómo y cuándo volver a relacionarse. La dosis necesaria de una soledad asumida hace grande a una persona. Una soledad no elegida, generalmente prolongada, empobrece a la persona y le quita dignidad. Depende de nosotros que la soledad nos ahogue o nos eleve. El autor es licenciado en psicología y filosofía con maestrías en terapia familiar y de pareja. Terapeuta, catedrático universitario y conferencista. Presencia Apostólica

9


Desarrollo humano

¿Qué es ser

resiliente? Gylda Valadez Lazcano

S

abemos que en sólo unos instantes, por distintas razones: desastres naturales, diagnósticos devastadores, crisis económicas, etc., nuestro mundo se puede poner de cabeza y, entonces, podemos encontrarnos ante una disyuntiva de la que muchas veces depende nuestra sobrevivencia: ¿nos damos por vencidos o damos la batalla para salir adelante? ¡Cuántas veces hemos observa­ do y admirado a quienes son capaces de superar las circunstancias más adversas, convirtiendo un suceso trágico en una oportunidad para crecer! ¿Qué significa ser resiliente? “Resiliencia” es un término utilizado originalmente por la física, 10

Presencia Apostólica

haciendo referencia a la cualidad de algunos materiales para resistir y recuperarse ante el embate de una fuerza externa. El término resiliencia actualmente se utiliza en psicología para describir la capacidad de una persona para sobreponerse a la adversidad, así como de crecer gracias a ella. La resiliencia es la capacidad de una persona o de un grupo para seguir proyectándose en el futuro, a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles o de traumas, incluso graves. Actualmente, a partir de que su efectividad ha sido confirmada, la noción de resiliencia se ha vuelto un poderoso recurso para el fomento de la salud mental. Ello con base en los testimonios

de muchas personas, quienes, habiendo sufrido una experiencia traumática, han seguido desenvolviéndose y han logrado vivir en un nivel adaptativo superior, como si el trauma vivido, al afrontarlo, hubiera desarrollado en ellos recursos latentes insospechados. La resiliencia es una respuesta bastante común y significa un ajuste saludable ante la adversidad. Es cuestión de actitud En la vida de cada persona, los desafíos y las tensiones le darán oportunidad de desplegar una actitud de afrontamiento que permitirá su desa­ rrollo y maduración y le entrenará para salir airosa en la lucha por la supervivencia. Venimos a este mundo a aprender y a desarrollar nuestro potencial. El factor que determina nuestra capacidad de ser resilientes es nuestra forma de pensar. Obviamente no todos reaccionamos igual frente a una situación adversa. Una perspectiva optimista y realista nos impulsará a salir adelante, mientras que una perspectiva pesimista y derrotista nos llevará a que todo empeore. Tomando en cuenta esto, podemos dar a los niños una educación resiliente, enseñándoles que, ante los problemas, hay que buscar soluciones y no darse por vencidos. La resiliencia –o adaptación a la adversidad– se basa en el desarrollo de la competencia para visualizar objetivos para ser cumplidos, aún en medio de la complejidad de la vida; de las dificultades originadas en una crisis económica o en los problemas familiares o laborales. Esta habilidad nos lleva a no dejarnos apabullar por los peligros y abre la posibilidad de concebirlos como verdaderas oportunidades. Mantener un enfoque en el presente y proyectarse al futuro Cuando el presente es malo, y ello impide visualizar y determinar objetivos futuros, se tiende a refugiar­


Desarrollo humano se fantasiosamente en el pasado (que pudo no ser muy bueno, pero en cualquier caso se superó), como forma de apaciguar los horrores del presente. El peligro de esta actitud es que el abandono del presente implica, también, la pérdida del sentido de la vida. En este escenario se encuentran muchos de los que sufren actualmente dificultades en el trabajo, quienes no son capaces de determinar su futuro y se dejan vencer por los problemas. Como punto de partida, es importante conocer la realidad que se vive en el presente, para afrontar las dificultades: las personas resilientes son realistas, son capaces de visualizar su situación presente como si fueran otra persona, clarificando así lo que realmente necesitan para sobrevivir. Sin embargo, ello todavía no implica que ya se tenga una meta futura, por lo que se requiere desarrollar una. Para generar una meta hacia dónde dirigirse en el futuro se requiere cuidar las actitudes propias, pues las actitudes tienen implicaciones en el desarrollo de la resiliencia: tengo que decidir si mirar la adversidad como un área de oportunidad para crecer, preguntándome: ¿para qué? o; me victimizo y solamente me pregunto ¿por qué a mí? En resumen, ¿qué hacer? En resumen, un primer grupo de pasos para incrementar la resiliencia en nuestra vida consiste en reconocer y expresar nuestras emociones: 1. Identificar la emoción que nos aqueja 2. Determinar qué la generó 3. Aceptar dicha emoción sin resistirse a vivirla 4. Buscar un contexto en el que se pueda canalizar sin afectar a nadie Si pones en práctica estos primeros pasos, cada vez que sufras un impacto emocional, serás capaz

Una fábula de resiliencia

U

n día, un burro que vivía en una granja se cayó a un pozo. El burro chilló por horas, mientras el granjero analizaba la situación y pensaba qué hacer. Finalmente, el granjero decidió que, como el animal ya era viejo, y como de todas maneras ya había pensado que convenía tapar el pozo, no valía la pena el esfuerzo de sacarlo, de ma­ nera que lo más conveniente sería enterrar al burro en el mismo pozo. El granjero llamó a sus vecinos para que lo ayu­ daran. Los vecinos fueron al pozo con sus palas y co­ menzaron a lanzar paladas de tierra al interior del pozo. Cuando el burro se dio cuenta de lo que estaba pasando, chilló con más fuerza que antes, pero des­ pués, para sorpresa de todos, se calló por completo. Muchas paladas más tarde, el granjero por fin se asomó al pozo. Lo que vio lo sorprendió por comple­ to, pues el burro estaba haciendo algo increíble: cada palada de tierra que recibía sobre su cuerpo, se la sa­ cudía, la apisonaba y sobre ella daba un paso arriba. Conforme los vecinos continuaban echando la tie­ rra, el burro seguía dando pasos arriba. Muy pron­ to todo mundo pudo ver con sorpresa cómo el burro daba el paso final para salir del pozo y se alejaba trotando alegremente. La vida va a lanzar tierra sobre ti. El truco para salir del hoyo es sacudírtela y dar un paso arriba. ¡Cada uno de los problemas que se te presentan es una piedra para escalar! Podemos salir de los pozos más profundos si tan sólo no nos detenemos, no dán­ donos por vencidos, sacudiéndonos la tierra y dando un paso arriba. Autor desconocido

de aprender de los golpes, pero no dejarás que te resquebrajen. ¡Permite que fluya lo que sientes! El segundo grupo de pasos para desarrollar la resiliencia consisten en ser realista, mejorar la actitud y adoptar una perspectiva de futuro: 1. Reconocer la realidad 2. Tomar una actitud de afrontamiento 3. Reorganizar las prioridades

4. Descubrir nuevas posibilidades 5. Proyectarnos hacia el futuro con una nueva perspectiva Si cambias la perspectiva con la que enfrentas la adversidad, en cada experiencia reconocerás más capacidades y potencialidades que habían permanecido dormidas en tu vida. La autora es psicoterapeuta corporal y terapeuta sistémica de pareja y familia. coordinacion.centroometeotl@gmail.com Presencia Apostólica

11


Tanatología

La importancia de

expresar la tristeza Ana Laura Rosas Bucio

“No puedes evitar que las aves de la tristeza vuelen sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que aniden en tu pelo.” Proverbio chino

T

odos nos hemos sentido tristes y a nadie le gusta estar triste, ya que la tristeza casi siempre se despierta como conse­cuencia de haber tenido una pérdi­da y, desde luego, a nadie le gusta perder. Para qué sirve la tristeza La tristeza es una emoción básica cuya función es la de crear conciencia de lo que teníamos y ahora ya no tenemos. Si no fuera por la tristeza realmente no sabríamos lo que es valioso para nosotros. La palabra tristeza etimológicamente significa aplastar, y alude a la sensación que las personas experimentamos al sentirla. Es una emoción de repliegue que nos lleva a la reflexión. Nos lleva a retraernos en nosotros mismos, para recuperarnos de una pérdida. La tristeza sirve para despedirnos de cosas o situaciones con 12

Presencia Apostólica

las que no podemos más contar. Pero, si es tan útil, ¿por qué hemos aprendido que no es bueno sentirla? Yo conozco mucha gente que piensa que no es correcto estar triste. Frases como: “ya no llores”, “no te pongas así”, “no estés triste, todo saldrá bien”, parecen indicar que sentirnos mal está mal. Si estar triste es tan malo, ¿por qué existe la tristeza? Penosamente para nosotros, hemos malentendido su verdadera función. La tristeza es una emoción natural, básica y de una gran utilidad, que aparece por el distanciamiento con seres queridos que para nosotros eran importantes o por la pérdida de un vínculo, cuando aquello que hacía que estuvieramos juntos se rompió o está en peligro de romperse. Otras situaciones que despiertan tristeza son: el sentimiento de haber sido dejado de lado, la sensación de no pertenecer, la incapacidad de comunicar nuestros sentimientos, sentirnos olvidados, la pérdida de un ser querido, desengaños o esperanzas rotas. La función de la tristeza es la elaboración del duelo con la fina­ lidad de que aquello que hemos perdido tenga su espacio y su momento, y que, durante este proceso, vayamos encontrando nuevos significados a la vida. La tristeza es,

entonces, una emoción reflexiva; permite que la persona haga introspección, que realice un análisis personal acerca de su situación, acerca de su presente, de su futuro y de su vida en general. Dicha reflexión empuja a la persona a centrarse en aquello que le afecta en el momento, por lo cual se tiende a desatender lo demás. Es normal que cuando estamos tristes no veamos nada más que aquello que nos puso así. Biológicamente la tristeza lleva a un incremento en el nivel de la sensibilidad. La piel está más sensible, hay mayor sensibilidad a la luz y al sonido, hasta los abrazos se sienten como si dolieran. Se puede decir que nos sentimos demasiado abiertos ante cualquier estímulo. Uno de los signos mas notorios en la expresión de la tristeza es la orientación hacia abajo de las comisuras de la boca, debido a una pérdida del tono muscular facial. En general existe una pérdida del tono muscular de todo el cuerpo, por lo que además nos sentimos pesados y sin fuerza. Expresar nuestro dolor La tristeza se expresa en forma de llanto y, aunque también podemos llorar por alegría o por enojo, es más común que lloremos por tristeza. El llanto tiene una fun-


Tanatología cion biológica y otra social. Primero actúa como una señal para uno mismo y para los demás de que lo que nos está sucediendo es algo penoso, algo que nos duele. Nos da la conciencia de que estamos sufriendo y nos motiva a hacer algo al respecto. Llorar es lo primero que hacemos al nacer y está motivado por el deseo de sobrevivir. ¿Nos hemos dado cuenta de que durante el llanto de tristeza tenemos mucho dolor, pero que después de terminar de llorar nos sentimos mejor? Sí, ¡eso sucede!, llorar nos descarga, nos ayuda a liberarnos de la tensión, nos limpia por dentro y por fuera. Aguantarse el llanto de tristeza, es negarnos a reconocer que tenemos algo que nos duele. Hacernos los “fuertes”, no expresar nuestra tristeza, es anular nuestra propia existencia. Me refiero a que si llorar esta motivado por el deseo de sobrevivir, no llorar pareciera que anula este deseo. Cuando expresamos nuestra tristeza llorando, respiramos, nos limpiamos, respetamos nuestro dolor, reconocemos que existe... y en ese momento el mismo dolor empieza a curarse. Cuando guardamos nuestro dolor, lo encapsulamos dentro de nosotros mismos, lo anulamos, y al hacerlo nos anulamos a nosotros mismos. No podemos fingir que no pasa nada, porque entonces aquello que perdimos no existió, y si eso no existió, entonces, ¿nosotros estamos vivos? ¡Sí estamos vivos!, y por eso nos duelen las situaciones o personas que perdemos. Porque las tuvimos, porque las disfrutamos, porque para nosotros eran importantes; por eso es normal que nos duela perderlas. No seamos nosotros mismos los que invalidemos nuestras emociones, ya bastantes ideas erróneas –llenas de ignorancia y de prejuicios– hemos escuchado, que nos han impedido

expresar de manera sana nuestras emociones y sentimientos. Los hombres sí lloran Por ejemplo, nada más erroneo que creer que un hombre no debe llorar. Deben porque pueden, porque es sano para ellos. También es muy equivocado pensar que las mujeres, porque lloramos de tristeza, somos débiles, “demasiado sensibles” o emocionalmente inestables. Sentir tristeza es absolutamente normal y sano. La fuerza interna de los seres humanos no radica en endurecerse ni en aguantarse el dolor, sino en que, a pesar de éste, salgamos adelante, crezcamos y maduremos, que tengamos la capacidad para continuar nuestra vida sin aquello que perdimos; que seamos capaces de seguir amando con toda la intensidad de nuestro corazón, confiando y arriesgándonos, a pesar de saber que todo lo que amamos algún día va a cambiar, va a acabarse, o va a irse. Intentar ser fuertes no expresando y haciendo como que “aquí no pasa nada”, lo único que conseguirá es que nos endurezcamos, nos contaminemos por dentro con el dolor no expresado y nos amarguemos la vida. ¡Así no es la fuerza interna! Así, sólo conseguiremos enfermar, sufrir, y perder más. Estar tristes no es grato, pero es un proceso que nos puede servir para conocermos más, para comprender cuáles son nuestras verda­deras necesidades y para que cuando todo este proceso termine vayamos en busca de ellas. ¿Solos o acompañados? Aunque es necesario tener momen­ tos de soledad cuando se está triste, también es necesario dejarse acompañar. De la misma manera, hay que saber acompañar a los demás, sin ser invasivos. En efecto, cuando estamos tristes, tenemos la necesidad de estar solos... y en esa soledad reflexionar y reacomodar.

Pero en otros momentos tenemos la necesidad de que la gente que amamos esté con nosotros, y después de nuevo queremos volver a estar solos. Si estamos acompañando a alguien que esté pasando por una tristeza, es muy importante entender esto. A veces querrán vernos y en momentos seguramente querrán que nos vayamos. Dejemos que quien está triste esté solo. Le hace bien. Pero cuando quiera estar acompañado, estemos ahí para él o ella. Si en este momento querida lectora, querido lector, estás triste, reflexiona sobre lo que te ha llevado a estar así, exprésalo, siéntelo, llóralo, dale respeto a tu dolor y después piensa qué quieres hacer con él y con lo perdido; piensa qué necesitas en este momento y, aunque no es fácil, reflexiona y date cuenta de que querer que siga contigo lo que ya no tienes ¡es una batalla pérdida! Mejor piensa con qué quieres quedarte, qué si existe, y cómo puedes reacomodar tu vida y darle espacio a todo lo que viene, que nunca te repondrá lo que perdiste, pero que volverá a darte una ilusión y felicidad. No te pelees con querer junto a ti lo que ya no está; como parte de un proceso entenderás y aceptarás que eso, o esa persona, no volverán, pero que en este momento hay más retos, más gente, más proyectos que necesitan de ti. Y después… Como ya he dicho repetidamente, es normal sentir tristeza, sólo no dejes que ésta se vuelva un hábito en tu vida. Cuando la tristeza pase, verás que hay más vida, más amor, mas de ti para dar a los demás. La autora es psicóloga clínica, experta en intervención en crisis, tanatóloga, logoterapeuta y conferencista. Directora académica del Instituto de Formación y Atención en Psicología IFAPS. lrosasb@hotmail.com Presencia Apostólica

13


Desarrollo humano

ABC de

espiritualidad para el año nuevo

Actitud

Es la disposición de nuestro ánimo y puede ser optimista o pesimista; alegre o triste; generosa o egoísta. Lo importante es que implica una elección muy poderosa. No elegimos lo que nos pasa, pero sí nuestra actitud.

Agradecer

Nos ayuda a dejar de sentir inconformidad por las cosas malas que hemos vivido y nos permite aprender a encontrar el regalo que esconde cada situación que experimentamos.

Amor

«Dios es amor: quien conserva el amor permanece con Dios y Dios con él» (1 Jn, 4,16). «El amor es la única respuesta sensata y satisfactoria al problema de la existencia humana.» Erich Fromm

Bendiciones

Viniendo de Dios son dones o regalos y entre nosotros expresan nuestros buenos deseos para los demás. Hay que reconocer continuamente las bendiciones que recibimos de Dios. 14

Presencia Apostólica

Bienaventuranzas

Son los valores que, de acuerdo con Jesús, nos darán la verdadera felicidad. Desde el punto de vista cristiano, feliz es el “bienaventurado”, el pobre de corazón, el afligido, el que tiene hambre y sed de justicia, el misericordioso, el limpio de corazón, el que trabaja por la paz. (cf. Mt 5,3-10).

Círculo virtuoso

La expresión se usó primero para hablar de economía. Se refiere a una cadena o ciclo de eventos positivos que se retroalimentan entre sí, provocando un resultado favorable. La misma idea se aplica a la práctica de virtudes y valores que, al interactuar entre sí, crean un resultado positivo. Es lo opuesto a un círculo vicioso.

Compartir

No es exactamente lo mismo que dar. Su diferencia es esencial, pues además de significar repartir y distribuir, implica participar, gozar y disfrutar o, en su caso, sufrir con los otros.


Año nuevo

Comunicación

La auténtica comunicación es aquella que es profunda, honesta y amorosa; sólo esa es la que crea intimidad.

Creatividad

Humildad

Es el reconocimiento sereno de uno mismo. Es una virtud capital muy importante en el Evangelio.

Inteligencia emocional

Es la capacidad de crear, de producir algo que no existía. La creatividad es un recurso, una necesidad y un gran potencial. La creatividad puede mejorar cualquier aspecto de nuestra vida.

Capacidad que nos permite tomar conciencia de nuestras emociones y desarrollar habilidades como el control de impulsos, la motivación, la perseverancia, la empatía, etc.

Dar

Meditación

«Da de lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.» San Agustín

Empatía

Capacidad de percibir y valorar lo que otro siente; sus deseos y sus necesidades.

Esperanza

Meditar es orar sin palabras.

Oración

Es la comunicación sincera y amorosa del ser humano con Dios. «La oración es un hablar de amistad con aquel que sabemos que nos ama.» Santa Teresa de Ávila

Es un don de Dios que nos permite confiar en Él, a pesar de todas las contrariedades que podamos experimentar en esta vida. La esperanza contiene una crítica de la realidad actual y propone una alternativa. Es constructiva. “Cuando sueño yo solo, eso es tan solo un sueño, pero cuando soñamos muchos es el comienzo de una nueva realidad.” Dom Helder Camera

Esperar

Muchas de las cosas que deseamos alcanzar implican un proceso lento.

Espiritualidad

Es la dimensión humana que abarca la totalidad del ser y lo proyecta a una auténtica relación con el Ser superior, con los demás y consigo mismo. Crecer espiritualmente significa aprender a valorar la dimensión espiritual de nuestro ser.

Fe

Es aceptar la voluntad de Dios, aun cuando parezca ir en contra de nuestros propios intereses. No implica sólo creer en Dios, sino creer a Dios.

Felicidad

Ser feliz es convertir en realidad el cúmulo de posibilidades que cada persona lleva dentro de sí misma, desarrollar su potencial. Hay felicidad cuando se da sentido a la vida. «La felicidad consiste en hacer el bien.» Aristóteles

Presencia Apostólica

15


Año nuevo

Paciencia

Es una actitud que implica por un lado soportar contratiempos y por otro saber esperar, enfocados en algún bien que deseamos alcanzar. «Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta.» Santa Teresa de Ávila

Paz

«Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz duradera. No hay verdadera paz, si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad.» Papa Juan Pablo II «La paz comienza con una sonrisa.» Madre Teresa de Calcuta

Perdón

Perdonar es parte fundamental de nuestra higiene mental y debe ser para nosotros un hábito que nos libera de los daños que causa el resentimiento.

Profundizar

La superficialidad puede ser cómoda, pero sólo produce y aumenta la insatisfacción. Como en la naturaleza, el oro, las piedras preciosas y el petróleo, los valores del espíritu sólo se encuentran en lo profundo.

Reino de Dios

«Es el proyecto del Padre, realizado por Jesús y llevado hacia su consumación por la fuerza del espíritu.» (www.mercaba.org)

Resiliencia

Es la capacidad de los seres humanos de hacer las cosas bien, aunque las condiciones sean adversas. Podemos verla como capacidad de adaptación o de resurgimiento. Los seres humanos necesitamos esa actitud o capacidad en los momentos más difíciles de nuestra vida.

Respeto

Tomar en cuenta al otro, pensar en su valor y, por consiguiente, en su bienestar. La “regla de oro” es: «Traten a los demás como quieren que los demás los traten. En esto consiste la ley y los profetas» (Mt 7,12).

Sentido del humor

Incluimos este elemento porque es algo que nos hace la vida más agradable y las dificultades más llevaderas. Si lo tienes, consérvalo y si no lo tienes, cultívalo. 16

Presencia Apostólica

Serenidad

Es cuando la paz de Dios está al cuidado de nuestros pensamientos y de nuestros sentimientos. (cfr Flp 4,7)

Signos de los tiempos

Como cristianos, tenemos la misión de observar todo lo que nos rodea e interpretarlo a la luz del Evangelio.

Tanatología

Disciplina que estudia cómo el ser humano experimenta la muerte y las pérdidas. Aceptar nuestra mortalidad nos lleva a disfrutar más nuestra vida y a vivir mejor.

Tiempo

El tiempo es un recurso no renovable que todos debemos valorar y aprovechar. Todos tenemos tiempo. Mantengamos nuestra atención en el “ahora” que es el único estado del tiempo.

Tolerancia

Nace del convencimiento de que vivimos en un mundo plural en el que existen las más variadas concepciones de la vida y diversas maneras de pensar, las cuales tienen el mismo derecho a coexistir con las demás. La falta de tolerancia da origen al odio y a la guerra.

Vulnerabilidad

Por estar vivos estamos expuestos a muchas cosas: a cometer errores, a enfermarnos, a que nos vaya mal económicamente, etc. Ser humano es ser vulnerable. Entre más aprendemos y maduramos, más conscientes somos de esto. Aceptar nuestra vulnerabilidad nos evitará sufrir más de lo indispensable y nos ayudará a relacionarnos mejor con los demás, que son igualmente vulnerables.


Gotitas bíblicas

Antiguo Testamento y Nuevo Testamento Ernesto Bañuelos C.

L

a palabra biblia, como es sabido, significa “libros”. Con esta palabra los cristianos de los primeros tiempos designaron el conjunto de los dos Testamentos –Antiguo y Nuevo–. Hasta aproximadamente el siglo XII, nuestros antepasados leían y conocían lo que se llamaba “Historia sagrada”, de tal modo que para ellos los personajes de la Biblia eran muy conocidos, al punto que los artistas los representaban en las vidrieras de los templos y las catedrales o los esculpían en los pórticos o eran temas de sus pinturas. Sin embargo, en la actualidad la lectura del Antiguo Testamento a veces nos complica la vida porque no la entendemos o porque nos escandalizan las narraciones tan ajenas a nuestra cultura, y sólo llegamos a conocer los episodios y los personajes que han inspirado cintas cinematográficas, como por ejemplo Sansón y Dalila, el Éxodo… ¿Cómo se explica?

Allá por el año 30 de nuestra era, un funcionario de la reina de Etiopía que había ido como peregrino a Jerusalén iba de regreso a su país, leyendo el libro de Isaías. Se acercó el apóstol Felipe y le preguntó: ¿Entiendes lo que vas leyendo? A lo que el etíope respondió: Cómo voy a entender si no hay quién me lo explique. (El pasaje completo lo encontramos en Hechos 8,26-35.) Esta parece ser la razón por la que muchos de nosotros no nos interesamos por leer el Antiguo

Testamento. Sin embargo, es necesario estar conscientes de que existe una total continuidad entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. Podemos decir que el Nuevo realiza lo que se promete en el Antiguo. San Jerónimo, que tradujo toda la Sagrada Escritura al latín, se expresó así: La ignorancia de las Escrituras es la ignorancia de Cristo. En otras palabras, hay que estudiar la Biblia. ¿Por qué testamento?

En algunas traducciones esta palabra se halla en san Pablo (2Cor 3,14-15), pero en realidad se refiere a la Antigua Alianza. La palabra alianza se tradujo al latín por testamentum, de donde procede testamento en español. Aunque esta palabra tiene varias acepciones en español, aquí no se refiere a la “última voluntad” de alguien, sino a la “disposición de alguien en favor de otra persona”, y por eso los antiguos cristianos tomaron esta expresión para designar las dos etapas de la historia bíblica: Antiguo Testamento o Antigua Alianza con Israel a partir de Moisés, y Nuevo Testamento o Nueva Alianza, a partir de Jesucristo. En fin, hemos de tener en cuenta, como ya se dijo, que el Nuevo no anula el Antiguo Testamento. Nuestro Señor fue muy claro al afirmar que Él no vino a abolir la ley o los profetas, sino a darles plenitud (Mt 5,17). ebanuelosc@gmail.com Presencia Apostólica

17


Historia para meditar

Ilustración: Leticia Asprón

cio que habría de dar de comer a la familia por varias generaciones. De pronto le vino un recuerdo, pero como no era realmente suyo, pensó que de seguro era algo que había vivido el abuelo, con ese sombrero en la cabeza. Vio unas lámparas de gas que iluminaban un salón en donde había muchas personas vestidas de rigurosa etiqueta. Sería un poco después del fin de la Primera Guerra Mundial. Una banda de músicos afroamericanos tocaba magistralmente los alegres acordes del charlestón “All cats join in”, mientras, algunas parejas bailaban. De pronto, en medio del júbilo, pudo ver que dos parejas chocaban repentinamente. Dos jóvenes comenzaron a empujarse y a dirigirse palabras cada vez más fuertes, sin que sus compañeras de baile pudieran calmarlos. Al calor de la discusión, uno de ellos extrajo de su largo chaqué, ante el espanto de todos los presentes, una reluciente pistola negra. Pudo ver cómo el abuelo corría, hacia los jóvenes, acompañado de otras personas, encontrándose con que el que había sacado el revólver era el conocido jefe de un grupo de jóvenes aristócratas, tan inútiles como soberbios, con mucha alcurnia, pero con poco cerebro... El altercado subió de tono, muchos comenzaron a sacar revólveres y a amenazar a quienes no pertenecían a su grupo, creyendo, como todos los que se encuentran infatuados de soberbia, que tienen derecho a todo, y que siempre serán los vencedores, sin que nadie pueda oponerse a sus ideas o caprichos. Para desgracia de quienes piensan así, la derrota les llega cuando menos lo esperan, trayendo consigo una caída definitiva. La alegre música se detuvo. Pudo ver cómo el abuelo se acercó a los jóvenes que habían comenzado el litigio, y cómo, poco después, aquellos que habían sacado sus revólveres los volvían a guardar con gran seriedad. Vio cómo el abuelo convenció al alebrestado aristócrata de que aceptara una oferta,

El sombrero Enrique A. Eguiarte, OAR

V

iejo y empolvado, el sombrero de los años veinte del abuelo, después de su muerte, se había quedado en el armario. Con mano trémula lo tomó y, después de quitarle el polvo, se lo puso, en la penumbra de la habitación. Le vino a la cabeza el recuerdo pleno del abuelo: su sonrisa, su bondad, su particular habilidad para los negocios, su infinito cariño hacia las personas, especialmente hacia su familia. Se miró en el viejo espejo de la habitación y vio que su rostro, con ese sombrero, se parecía más al del abuelo. Cuando estaba a punto de dejarse arrastrar por la nostalgia, lo invadió un sentimiento particular. Era como si de pronto en su interior se hubiera encendido una luz. De alguna misteriosa manera, ese sombrero se había quedado impregnado de la alegría y de la invencible esperanza del abuelo. Era ya proverbial lo que había dicho el abuelo, después de la gran crisis de1929. Él lo había perdido todo. No obstante, a pesar de la desilusión generalizada, de pronto se había echado la mano al bolsillo, sacando un último puñado de dólares y había dicho: —No todo está perdido. Y con esos pocos dólares comenzó un nego18

Presencia Apostólica


Historia para meditar ante la consternación del otro joven, hijo de un banquero, cuya clase era considerada por la aristocracia como de nuevos ricos. Las, ahora desconsoladas, elegantes chicas –que eran todas plumas, pelo corto y guantes– y los demás, salieron al jardín. El abuelo les había propuesto que no comenzaran a disparar dentro del salón, y que ya que era una cuestión de honor, dicho litigio debería ser arreglado con un duelo. Pudo ver que el abuelo hablaba velozmente con un joven que parecía ser uno de sus mejores amigos. Sí, su figura era familiar para él, pues lo había visto en muchas ocasiones, aunque ya como viejo, con el abuelo. Después de intercambiar unas palabras con ese amigo, el abuelo salió con los dos grupos hacia el jardín, donde, una vez que llegaron a un claro, dio algunas instrucciones. Posteriormente pudo ver cómo el abuelo le decía al dueño de la casa: —Trae, por favor, las pistolas de tu bisabuelo, aquellas que lo acompañaron en sus legendarias batallas. Todos estaban de acuerdo con lo propuesto. El anfitrión se dirigió hacia la casa y, al poco tiempo, ya estaba de regreso con las pistolas, en las que se podía poner una sola bala. Los amigos del abuelo las cargaron. Antes de entregarlas a los contrincantes, el abuelo dio más instrucciones. Los dos grupos que estaban cerca de quienes iban a luchar, se debían alejar para evitar alguna bala perdida. El abuelo pidió a los duelistas que se quitaran chaquetas y corbatas. Ellos además se remangaron. Acompañado de sus amigos, el abuelo dio las pistolas a los contrincantes y les explicó las reglas del duelo: —Se colocarán espalda contra espalda. Yo contaré hasta diez; ustedes darán un paso cuando oigan cada número; al oír el número diez, se vuelven y disparan. Que gane el mejor. Ambos recibieron una pistola con el percutor ya levantado, sólo necesitaban poner el dedo sobre el gatillo para que se disparara. La emoción se podía sentir en la penumbra del jardín, apenas iluminado por las luces del salón. El abuelo comenzó a contar en voz alta: uno, dos, tres..., hasta ¡diez! Se oyeron dos detonaciones. El rico aristócrata confiaba en su buena fortuna. El hijo del banquero había disparado con resignación. Los dos cayeron pesadamente al suelo. Cuando sus amigos se acercaron, vieron las camisas teñidas de rojo, a la altura del pecho. El abuelo propuso llevar los dos cuerpos al salón. Las chicas que antes bailaban alegremente, ahora lloraban desconsoladas. Al rico aristócrata lo tendieron en una mesa y, para sorpresa y gusto de sus amigos, todavía respi-

raba y comenzó a moverse. Lo mismo sucedió con el otro joven. Cuando revisaban la gravedad de las heridas, entró en el salón un escuadrón de la policía con el dueño de la casa. El abuelo se apresuró a explicar lo sucedido y a pedir al jefe de la policía que desarmara a los presentes. Habló de la riña, del peligro de una lucha campal, de la solución que él había propuesto y del resultado de la misma: que esa noche habían muerto algunos tomates de la cocina, el orgullo del belicoso aristócrata, y el deseo de violencia de sus amigos. Y sin decir nada, se acercó al aristócrata supuestamente herido y tomándolo de la mano lo incorporó, diciéndole: —No fue una bala, sino una piedra lo que te ha golpeado. No estás muerto, sino vivo y condenado a vivir. Ante el asombro de todos, el joven aristócrata, todavía pálido, abrió los sorprendidos ojos. Se dirigió maquinalmente la mano al pecho. No había agujero. Sólo el dolor profundo de una pedrada y las manchas del tomate. Lo mismo le sucedió al otro joven, a quien el abuelo también ayudó a incorporarse. La explicación que el abuelo dio, ante la sorpresa de todos, fue que las pistolas habían sido cargadas con salvas y que él había pedido a sus amigos que, escondidos entre las ramas del jardín, dispararan a los duelistas con unas resorteras cargadas con sendas piedras empapadas en tomate, al momento en que se detonaran las salvas. Por su astucia el abuelo pudo salvar dos vidas aquella tarde. No obstante, en su recuerdo pervivía también la decepción por el desenlace final de la historia. El joven aristócrata no había aprendido la lección de aquella noche y había jurado venganza. Poco tiempo después, acompañado por sus amigos, mataría en una emboscada al joven hijo del banquero. En la mente resonaban las palabras del abuelo: “Nunca corrijas al necio, pues su herida no tiene cura.” Y había otro recuerdo de aquella historia: el joven aristócrata, que creía que la fortuna tenía un pacto irrompible con su persona, había sido hallado muerto, junto con sus violentos y aristocráticos amigos, después de una de esas locas fiestas de charlestón y plumas. Nunca se supo quién los asesinó. Una vez más la voz del abuelo resonaba en el recuerdo: “La violencia solo traerá violencia. La paz se construye por el camino de la reconciliación...” Mientras se quitaba el bombín del abuelo, en la sombría penumbra, le parecía seguir oyendo las alegres notas del charlestón. Presencia Apostólica

19


De la Palabra a la acción

La

Palabra enero-febrero

Enero

1

Santa María, Madre de Dios Lc 2,16-21 (…) Los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño y cuantos los oían, quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado. Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido. Sería bueno que guardáramos en nuestro corazón, como lo hizo María, esta escena del nacimiento de Jesús. La sencillez del pesebre y el hecho de que sean los pastores –los pobres y los sencillos del mundo– quienes lleguen alegres y corriendo al portal. María, como vemos en este evangelio, tenía la costumbre de meditar, a la luz de la Palabra de Dios, para ir profundizando en el significado de los sucesos. En esta fiesta de Santa María, madre de Dios pedimos por la paz del mundo, por esa paz que ha venido a traer el niño recién nacido.

¿Estoy dispuesto a conservar en mi corazón la paz de Jesús a lo largo de todo el año?

20

Presencia Apostólica

Enero

5

Epifanía del Señor • Mt 2,1-12 Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo.” Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel.” Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.” Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Hoy celebramos la Epifanía del Señor. Epifanía significa manifestación. Como la estrella de Belén, el Señor resplandece sobre todas las naciones y sobre todos los hombres y mujeres; es salvación para todos los pueblos. Tomemos el ejemplo de los magos de Oriente que con decisión siguen a la estrella y, si la pierden de vista, la buscan. «Señor, tú que en este día revelaste a tu Hijo unigénito a los pueblos gentiles por medio de una estrella, concede a los que ya te conocemos por la fe poder contemplar un día, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria.» (Oración atribuida a san Gregorio Magno).


De la Palabra a la acción

Enero

12

Bautismo del Señor Mt 3,13-17

(…) Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan se resistía, diciendo: “Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?” Jesús le respondió: “Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere.” Entonces Juan accedió a bautizarlo. Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre él en forma de paloma, y se oyó una voz que decía desde el cielo: “Éste es mi hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias.” La fiesta del Bautismo de Jesús da continuidad a las celebraciones de la Navidad y la Epifanía. Humildemente y a pesar de no ser un pecador, Jesús acude a bautizarse, como todo el pueblo, causando el desconcierto de Juan. Jesús es solidario con los pecadores desde el momento mismo de su encarnación y durante toda su vida. En esta escena del evangelio, el Espíritu de Dios se manifiesta para reconocer plenamente a Jesús como hijo de Dios. La paloma representa al Espíritu de Dios y es símbolo de paz y reconciliación, elementos que nos hablan de la misión de Jesús.

Enero

19

Domingo Jn 1,29-34

(…) Vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: “Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo he dicho: «El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo.» Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel.” Entonces Juan dio este testimonio: “Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envío a

bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo.» Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios.” La exclamación de Juan el Bautista al ver venir a Jesús: “Éste es el cordero de Dios” es una declaración solemne sobre la identidad y misión de Jesús. Desde luego, al hacer esta declaración, el mismo Juan está cumpliendo con su propia misión y lo hace con la autenticidad y honestidad que lo caracterizan. En este pasaje del evangelio Juan señala tres cosas: que Jesús es el Salvador, que es superior a él y que el Espíritu de Dios está sobre Jesús. Presencia Apostólica

21


De la Palabra a la acción

Enero

26

Febrero

Domingo Mt 4,12-23

Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías: Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar; al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció. Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos.” Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres.” Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron. Andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia. La misión que reciben Pedro y Andrés, a quienes Jesús hace “pescadores de hombres” es la de invitar a las personas a ser parte del Reino de Dios. ¿Cómo?, haciendo suyos sus valores. Esto es lo que significa convertirse e implica un cambio de corazón que no suele ser una ocurrencia momentánea, sino un largo proceso. La llamada de Jesús es a caminar con él, a ponerse en marcha con él en la realización de un proyecto.

¿Subirías a la barca de Jesús para

trabajar por el Reino de Dios? 22

Presencia Apostólica

2

Domingo • Presentación del Señor Lc 2,22-40 Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor; y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador; al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.” El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma.” Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él. La fiesta de la Presentación celebra la llegada del Salvador y su encuentro con su pueblo, representado por Simeón y Ana. Se dice que, por su edad, estos personajes representan los siglos de espera y, a la vez la esperanza y el anhelo de la raza humana. En esta fiesta, la liturgia nos invita a dar la bienvenida a Cristo. Simeón es un profeta y su himno proclama la verdad de aquel niño. El papel de María es también muy importante en esta fiesta, ya que ella ofrece a su hijo a Dios para la obra de la redención y también hay simbolismo en el hecho de que lo ponga en brazos del anciano que representa al mundo.1 1

www.bibliotecacatolicadigital.org


De la Palabra a la acción

Febrero Domingo Mt 5,13-16

9

Ilustraciones: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

(…) Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa. Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su padre, que está en los cielos.” El discípulo de Jesús, es decir, nosotros los cristianos, estamos llamados a ser sal y a ser luz. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que estamos llamados a servir, a hacer más gustosa la vida del ser humano (sal) y a ser siempre defensores de la verdad (luz). El evangelio nos dice que es a través de nuestras obras buenas como haremos brillar la luz de Cristo, de la que somos portadores. ¿Qué dicen nuestras obras acerca de nuestra misión como cristianos?

Febrero Domingo Mt 5,17-37

16

(…) Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos. Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal

supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último centavo.” (…)* Jesús nos recuerda en este evangelio que el cristiano está llamado a ir más allá del mero cumplimiento de la ley. Nos hace comprender que la verdadera plenitud de la ley es el amor. Por eso no matar no es suficiente: no podemos vivir enojados con nuestros hermanos ni insultándolos ni llenos de resentimiento. ¿Entiendo que quien ama va más allá del mero cumplimiento de la ley? Presencia Apostólica

23


De la Palabra a la acción

Febrero Domingo Mt 5,38-48

23

(…) Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pida, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda. Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos. Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” El cristiano está llamado a vencer el mal a fuerza de bien; a vencer el odio con amor. Por eso Jesús nos invita a amar a nuestros enemigos. Esto implica un verdadero reto; es algo que nos exige ser grandes en calidad humana. Porque amar a sus amigos lo hace cualquiera fácilmente. En cambio, amar al enemigo nos exige superar nuestras limitaciones. 24

Presencia Apostólica

¿Estás dispuesto a romper, con amor, el círculo vicioso del odio?

* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo en la cita bíblica.


Apoyamos

obras sociales

en México

Agua del Nevado de Toluca

• Atención médica a personas de bajos recursos • Apoyo a comunidades indígenas • Apoyo a niños en situación de calle • Apoyo a personas con discapacidad auditiva • Apoyo y trabajo con migrantes

Manantial San Judas Tadeo Una de las aguas más puras del mundo al alcance de todos

¡Contáctanos y pide informes! Lada sin costo 01 800 841-77-92

ela Adquiértu

para l, persona m consu o u hogar

para t ina. y ofic

Planta +52(722) 3-21-28-28 • +52(722) 3-21-28-29 www.aguasanjudastadeo.com marketing@aguasanjudastadeo.com

Presencia Apostólica

25


ยกEl agua que ayuda! Agua del Nevado de Toluca

Conoce mรกs de este proyecto en: www.aguasanjudastadeo.com www.facebook.com/AguaSJT

Agua muy baja en sodio

01800 841 77 92 26

Presencia Apostรณlica


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.