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PRESENCIA APOSTÓLICA

Revista bimestral núm. 66 JUL-AGO 2014 Donativo: $15.00•$2.50 US

Aceptar a los demás tiene que ver con la

aceptación de uno mismo

Cómo conservar en el corazón a las personas que

se van

El Reino

de Dios

Ser mejores personas:

“obra en construcción”

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Presencia Apostólica

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San Judas Tadeo Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México

Un libro que ofrece una visión de la devoción a san Judas Tadeo, fundamentada en el conocimiento de la identidad e importancia del santo apóstol.

Desde 1892, los Misioneros Claretianos se encuentran a cargo del Templo de San Hipólito, un recinto ubicado en el corazón de la Ciudad de México que forma parte de su patrimonio histórico y cultural, y que actualmente se distingue por la veneración al apóstol san Judas Tadeo, cuya devoción se manifiesta visiblemente por toda la ciudad.

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Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México Misioneros Claretianos de México

A la ve mplo e en el T an de S

TEMPLO DE SAN HIPÓLITO MISIONEROS CLARETIANOS DE MÉXICO 4/4/14 7:50:34 AM

Ven a vivir

la alegría de

servir,

realizando labores de

evangelización y promoción social.

Presencia en México y en más de 60 países

MISIONEROS CLARETIANOS 2

Presencia Apostólica

o

Hipólit


PRESENCIA APOSTÓLICA

CONTENIDO

Director

Ernesto Mejía Mejía, CMF

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Editorial

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Vida cotidiana

Consejo Editorial

Rogelio Carmona Núñez, CMF Alejandro Cerón Rossainz, CMF José Juan Tapia, CMF Alejandro Quezada Hermosillo, CMF Enrique Mascorro López, CMF René Pérez Díaz, CMF Lourdu Jerome Joseph, CMF Óscar Linares Rodríguez, CMF Ernesto Bañuelos C.

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Editora

César Ulises y su perro guía

La situación de los inmigrantes

Marisol Núñez Cruz Arte y Diseño

Mirta Valdés Bello

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Ser mejores personas: “obra en construcción”

Colaboradores

Enrique A. Eguiarte Bendímez, OAR Jesús García Vázquez, CMF Juan Carlos Martos, CMF Enrique Marroquín Zaleta, CMF Distribución

Liga Nacional de San Judas Tadeo

PRESENCIA APOSTÓLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicación bimestral. Editor respon­sable: José Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. Número ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hipólito y San Ca­siano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F. Publicación Claretiana. Impresa en Carmona Impresores S.A. de C.V. Torreón, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx • ventas@ carmonaimpresores.com.mx • Tel. (871) 707 42 00 con 30 líneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostólica puede ser reproducido parcialmen­ te, citando la fuente y sin fines comerciales. ¡Te invitamos a suscribirte! mail: ligasanjudastadeo@gmail.com Tel: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89 Número suelto: $15.00 M.N. / $2.50 US. Suscripción anual: $150.00 M.N. / $25.00 US. (Incluye gastos de envío).

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Aceptar a los demás tiene que ver con la aceptación de uno mismo

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Cómo conservar en el corazón a las personas que se van

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El gato Piero

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El Reino de Dios, el movimiento más humanizador de la historia humana

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Jerusalén, ciudad de David

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El Evangelio de San Mateo y el Reino de los cielos

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De la Palabra a la acción

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EDITORIAL

Tiempo de construir

L

as lecturas de este tiempo nos hablan mucho del Reino de Dios. A través de diferentes parábolas, conocemos la pedagogía de Jesús y sus enseñanzas se centran en cómo hacer realidad ese Reino de amor, justicia y fraternidad. En este número ofrecemos artículos que nos pueden ayudar a seguirnos construyendo como personas, así como a construir una sociedad, cada vez más justa y fraterna donde se manifieste el proyecto de Jesús. Todo esfuerzo que hagamos en este sentido vale la pena, aunque muchas veces los frutos no aparezcan de inmediato. Usamos la metáfora de la construcción para significar que nos estamos construyendo como personas y que, desde nuestra perspectiva cristiana, estamos edificando el Reino de Dios Y ¿cómo se construye? Se construye con trabajo arduo, con constancia, con cooperación y apoyo mutuo, pero sobre todo con esperanza. Esto lo haremos mejor profundizando, buscando, en nuestra espiritualidad cristiana, cimientos sólidos que nos mantengan firmes, especialmente en los tiempos difíciles.

10 ideas

para mantener el buen humor

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NO TE PREOCUPES. Preocuparse es la menos productiva de las actividades humanas.

2

QUE NO TE VENZA EL MIEDO. La mayor parte de las cosas que tememos nunca suceden.

3

NO GUARDES RENCOR. El rencor es una de las cargas más pesadas de la vida.

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ENFRENTA CADA PROBLEMA SEGÚN LLEGA. De todas maneras sólo puedes manejarlos de uno en uno.

5

NO TE LLEVES LOS PROBLEMAS A LA CAMA. Son malos compañeros del sueño.

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NO TOMES PRESTADOS LOS PROBLEMAS DE LOS DEMÁS. Ellos pueden manejarlos mejor que tú.

7

NO REVIVAS EL AYER. El pasado se ha ido para siempre. Concéntrate en el aquí y el ahora.

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SÉ UN BUEN OYENTE. Sólo cuando escuchas obtienes ideas diferentes a la que tienes.

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NO TE DEJES DERRIBAR POR LA FRUSTRACIÓN. La autocompasión sólo interfiere con las acciones positivas.

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CUENTA TUS BENDICIONES. Y toma en cuenta que muchas bendiciones pequeñas hacen una grande.

Autor desconocido

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Vida cotidiana

TEMORES Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo. Temía fracasar, hasta que me di cuenta de que únicamente fracaso cuando no lo intento. Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta que de todos modos opinan. Temía que me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mí mismo. Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer. Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras. Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo. Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia. Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo. Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día. Temía al pasado, hasta que comprendí que es sólo mi proyección mental y ya no puede herirme más.

Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella. Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar. Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más. Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado. Ernest Hemingway

Frases de san Agustín “Yo soy yo, pero no soy mío.” “No basta con hacer cosas buenas. Hay que hacerlas bien.” “No se hace de corazón lo que no se hace por amor.” “Dios es la patria del alma.”

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Reportaje

César Ulises y su perro guía

Jesús García Vázquez, CMF

M

i nombre es César Ulises. Tengo 25 años y vivo en Toluca, Estado de México. Me considero una persona alegre, sociable, saludable y activa. Vivo con mis papás y mi hermana, quienes me apoyan en todos los aspectos. No obstante, en los últimos años, mi vida se ha complicado por mi situación visual. Tuve una niñez feliz y sin limitaciones, pero a los seis años mis papás comenzaron a darse cuenta de que tenía un problema, porque tropezaba o tiraba cosas, sin razón aparente. Me diagnosticaron retinosis pigmentosa, y desde entonces comencé a usar lentes que fueron aumentando de gra4

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duación, conforme mi problema avanzó. Mi adolescencia fue una buena etapa y terminé la secundaria, pero no logré terminar la prepa, debido a la falta de apoyo para mi problema. Actualmente mi situación es de débil visual y únicamente conservo un 30% de restos visuales. Un cambio muy favorable En abril de 2013, yo acudía a una terapia psicológica en la clínica del Club de Leones de Toluca. La doctora Carmen me dijo que el club me podía apoyar para conseguir un perro guía. A mí me interesó de inmediato, pues ya había pensado en esa posibilidad. Acudí al Club de Leones de Toluca*, donde la señora Rosario Velasco, a través del Comité de Damas Leo-

nas, me entregó una solicitud de entrenamiento, que requería historial médico, examen, un video y reporte oftalmológico. El club envió mi solicitud a Rochester, Michigan, donde está la escuela de perros guía, y estuve un año en espera de la respuesta de si era candidato o no. Después de saber que fui aceptado, en abril de este año viajé a los Estados Unidos, para recibir mi perro y una capacitación de un mes para adaptarnos. La institución que me dio el perro y la capacitación se llama Leader Dogs for the blind (que en español quiere decir perros guía para los ciegos). Se trata de una organización que fue fundada por el Club de Leones de Detroit en 1939 y que actualmente es apoyada por los clubes de leones alrededor del mundo. La organización entrena y provee los perros guía, y proporciona, a los participantes en el programa, entrenamiento en movilidad y orientación en diversos escenarios. Los gastos de viaje y estancia se cubren gracias a las aportaciones de todos los clubes de leones del mundo. Todo el proceso se realiza sin costo para el aplicante. La experiencia de recibir un perro guía Toda la experiencia fue muy emocionante, porque descubrí que un perro guía te abre muchas posibilidades. Mi perro se llama Jack; es un labrador negro. En el tiempo que llevamos juntos ya hemos hecho una gran amistad. Todo el tiempo me cuida y me sigue. La experiencia con un perro guía es muy diferente a la que se tiene con una mascota. Me lo dieron con un arnés que tiene la leyenda “no me toques, estoy trabajando”. También me instruyeron acerca de cómo * El club de Leones de Toluca se ubica en

Av. Pino Suárez, casi esquina con Tollocan y Heriberto Enríquez, tel. 722-2121012.


Reportaje

tratarlo. Estamos juntos día y noche, y entre nosotros se da una fuerte relación afectiva. En estos meses he podido conocer su gran percepción y se puede decir que entre nosotros nos contagiamos los estados de ánimo. Por la ciudad con Jack Ahora que salgo con Jack tengo mucho menos temor a la calle, camino más rápido y con seguridad, evito con más facilidad los obstáculos y no tengo duda en cruzar las calles. Lo que quiero que sepan El mensaje que quiero dar abarca dos aspectos importantes, el primero es con respecto a la ciudad y el segundo es acerca del comportamiento de la gente con un perro guía.

Una cosa que aprendí en mi viaje a los Estados Unidos es que allá hay mucho apoyo a los discapacitados. Los débiles visuales y los invidentes son muy respetados. Ya sea que vayan con bastón o con perro, les abren espacios para que avancen y en los transportes siempre cuentan con espacios reservados. Desgraciadamente en nuestro país todavía nos falta mucha cultura en estos temas. Comenzando con el diseño de las ciudades, nos encontramos con banquetas disparejas, con obstáculos, hoyos y basura, puestos ambulantes, letreros y toldos, con los que nos golpeamos y nos llegamos a lastimar. Quisiera que en mi ciudad se tuviera en cuenta todo esto y

se empezaran a hacer cambios en este sentido. Respecto al comportamiento de la gente, lo que quiero que sepan es que un perro guía no es una mascota. Cuando la gente lo ve como una mascota lo tocan, lo miman y lo distraen, y esto no es adecuado. Cuando voy con mi perro he tenido muchas complicaciones en el acceso a taxis, camiones y centros comerciales. Me ha sucedido que los camiones no me hacen la parada y no me dejan entrar a tiendas departamentales. Es necesario que se sepa que los negocios y demás establecimientos no pueden negar la entrada a un perro guía, aunque tengan anuncios que prohíban la entrada a mascotas. Quisiera hacer una diferencia Quisiera abrir camino para personas invidentes y débiles visuales, tanto para que consigan perros guía, como para que tengan un entorno más seguro y favorable. Otro tema muy importante En mi vida cotidiana disfruto mucho de ir al gimnasio y de escuchar música, puedo leer braille, manejo la computadora, adaptada para mi problema, y uso la mayoría de las aplicaciones que se utilizan actualmente. También paso tiempo con mi novia y con mis amigos. Pero hay un tema muy importante que actualmente es mi objetivo: el acceso al trabajo. El trabajo es una necesidad muy importante para mí y para las personas que están en situaciones de discapacidad. Quisiera que las autoridades hicieran convenios con empresas o que se organizaran, por ejemplo, ferias de empleo especializadas, para que las personas con diferentes discapacidades tengamos acceso a trabajos que podamos realizar, de acuerdo con nuestras capacidades. Sin duda, esto nos ayudaría a tener una vida más autosuficiente y completa. uli_ratatuli@hotmail.com Presencia Apostólica

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k Fe y vida La situación de los inmigrantes: ¿acaso los derechos humanos no son válidos también para ellos? Molly P. Hynes

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ara la mayoría de las personas existe el consenso de que hay ciertos derechos humanos universales. Así es, hay ciertos derechos que deben observarse en función de la dignidad humana. Si no fuera así, se podrían cometer innumerables atropellos, como ha sido el caso, a lo largo de la historia, en cada rincón del planeta. Las Naciones Unidas han dejado patentes estos valores en la “Declaración de Derechos Humanos”. Por mencionar un ejemplo: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios” (Art 25). El documento consta de 30 artículos y, desde su creación en 1948, más derechos humanos (como el acceso al agua y al saneamiento) han sido incorporados. Pero la cuestión sigue siendo: ¿acaso no es cierto que estos derechos son patrimonio de todos? Lamentablemente, los inmigrantes son con frecuencia víctimas de atrocidades y actos inhumanos. Si bien es cierto que muchas personas piensan en abstracto que sí, que todos deben gozar de estos derechos, cuando se trata de aplicarlos específicamente a inmigrantes, se cae en inconsistencias. En esta materia, ni los Estados Unidos ni México tienen el mejor historial en su trato a inmigrantes, 6

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pero recientemente ha quedado al descubierto que se pasa por alto el respeto a la dignidad de la vida humana en ambos lados de la frontera. En los últimos días se ha hecho pública información que documenta el maltrato que han sufrido menores de edad que viajan solos, mientras están bajo la custodia de

agencias de seguridad fronteriza en los Estados Unidos. Estos niños no tienen acceso a necesidades básicas, no se les alimenta adecuadamente, están expuestos a abusos verbales, físicos y sexuales, incluyendo reportes de violación. Los grupos que acusan al Departamento de Seguridad Interior de los Es-


Fe y vida a los extranjeros que se encuentren en tu tierra. Este mismo tema continúa en el Nuevo Testamento, pero se intensifica aún más. En el evangelio según san Lucas, los discípulos que van en camino a Emaús nos enseñan una lección: tratar al que es extraño con hospitalidad, porque es a través de un gesto así como se hace posible el encuentro con Cristo (Lc 24,1335). Más adelante, esta misma idea se usa en Hebreos: “No niegues hospitalidad a los extraños, porque al hacerlo algunos sin darse cuenta hospedaron ángeles" (Heb 13,2). De esta forma, estamos llamados a ser hospitalarios con el extranjero, el migrante, el desconocido, porque nosotros hemos sido esa misma persona, porque esa persona es la más vulnerable y necesita nues-

tra ayuda, y porque por medio de esa persona, tendremos la oportunidad de un encuentro más cercano con Cristo. De tal forma que, a la luz de las noticias recientes, no hay otra respuesta más que estar indignados, aunque ¿estar indignados es suficiente? Hay organizaciones que trabajan en favor de los derechos humanos y de los derechos de los inmigrantes que necesitan nuestro apoyo. También hay autoridades que necesitan ser llamadas a rendir cuentas. Y, claro, también están nuestros hermanos migrantes que necesitan nuestra ayuda. La autora obtuvo la licenciatura en Ciencias Religiosas por Our Lady of the Lake University en San Antonio, Texas y la maestría en Teología Bíblica por la Catholic Theological Union de Chicago.

Sumérgete en la lectura

de Presencia

Apostólica y profundiza en tu

fe.

Ilustración: Leticia Asprón

tados Unidos sospechan que ese es el trato que han sufrido miles de niños migrantes durante años. La denuncia exige que se investigue a fondo y que se aplique la ley contra quienes resulten culpables. Asimismo, en México, los migrantes (en su mayoría centroamericanos), en su camino hacia los Estados Unidos, han sufrido durante muchos años. La aplicación arbitraria de las leyes ha hecho su situación particularmente difícil y vulnerable. Estos migrantes son víctimas de secuestros, extorsiones, violaciones, desapariciones y asesinatos. El periodista Carlos Puig del diario Milenio publicaba en su columna que un grupo dará prioridad a este asunto migratorio, con el fin de demostrar que la forma como funcionan las estaciones migratorias y los arrestos son inconstitucionales. Es cierto que muchos de los abusos son cometidos por organizaciones criminales, pero lo que hace la situación peor es que las autoridades, que supuestamente deberían protegerlos, no bridan esa protección y, en muchos casos, son cómplices de los abusos. El mensaje cristiano Como seres humanos estas noticias nos deberían horrorizar y nos deberíamos sentir llamados a hacer algo, pero como cristianos, nuestra obligación es especialmente clara. Desde el principio del Antiguo Testamento hasta final del Nuevo, se nos instruye, de forma repetitiva, en el tema de cuidar a los más vulnerables, en especial a la viuda, al huérfano y al extranjero. Ellos eran, y hasta cierto punto aún son, los más vulnerables de la sociedad. En el libro del Éxodo se lee: “No molestarás ni oprimirás al extranjero, porque tú mismo fuiste extranjero en la tierra de Egipto” (Éx 22,20). Este era un tema central del Antiguo Testamento: recuerda que fuiste extranjero, así que no maltrates

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Crecimiento personal

Ser mejores personas:

“obra en construcción” Dinko Alfredo Trujillo Gutiérrez

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uando voy por la ciudad, obtengo grandes enseñanzas de lo que observo en tantas caras desconocidas. Es común, cuando la gente va sola por las calles, ver en ellos tensión, ansiedad, enojo y tristeza, aunque traten de evadir esos sentimientos por medio de la tecnología, pues a veces van mirando sus celulares, socializando por medio de Internet, tratando de evadir el malestar que da la soledad cuando no se sabe afrontar. En cambio, cuando las personas van acompañadas, es más común que tengan expresiones más agradables, que muestren alegría, entusiasmo, enamoramiento o ligereza. Seguramente, mi estimado lector, si has puesto atención en quienes pasan a tu lado, lo habrás visto tú también. Las personas ensimismadas no permiten a los demás ni siquiera acercarse. A esto sumemos que la inseguridad en el país hace que las personas vean a los que pasan a su lado como una amenaza. Por eso nos causa sorpresa ver que una persona que está sola muestre una expresión de bienestar y alegría. Pensamos que parece un 8

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loco o un extraterrestre, y es que de alguna manera lo es: estar solo y estar bien, caminar con confianza y positivamente por la vida, sale de la norma. Causas de malestar El malestar tiene diversos orígenes, como los problemas económicos, los problemas familiares, la dificultad de afrontar la soledad, la inseguridad pública, incluso mensajes que se dejaron enquistar desde la infancia y que no permiten ver la vida ni a uno mismo con libertad, positiva y amorosamente. Tal situación lleva a las personas a verlo todo como si usaran lentes oscuros. La costumbre vuelve inconscientes esas actitudes que la sociedad, que no cultiva aún suficientes valores y aspiraciones que pudieran impulsarnos a ser mejores seres humanos, ha programado en nosotros. Aunque afortunadamente se han venido delatando cada vez más los casos de bullying, este fenómeno, sin embargo, no se da solo entre los niños y los adolescentes, sino también entre los adultos, quienes creamos un mundo en el que parecería que el objetivo

es dañar a otros; ver al otro precisamente como eso: como otro, como alguien tan diferente que se vuelve fácil, al siguiente paso, volverlo un enemigo. Somos ignorantes sobre nosotros mismos, somos claramente inconscientes de nuestra identidad y de por qué hacemos lo que hacemos. Buscamos aturdirnos con la televisión o con sustancias que nos intoxican, cubrimos nuestras heridas abiertas por medio de la resignación, si acaso encontrando en el sufrimiento ganancias secundarias que obtenemos a través del chantaje. Generamos una imagen de nosotros mismos que usamos para justificar el hecho de no cambiar ni asumir la responsabilidad de lo que nos pasa, y así poder otorgarnos los permisos de actuar como queramos, aunque con ello hagamos daño, justificándonos con los dolores que hemos padecido. Tenemos la tentación de ser hombres y mujeres dormidos, envueltos en un caparazón “protector”. Perdemos, sin darnos cuenta, la compasión, no únicamente hacia los demás, sino también y sobre todo, hacia nosotros mismos. Cabe aclarar que la compasión no se trata de lástima sino de apertura del corazón. Abrir el corazón a uno mismo y a los demás Hay que amarse a sí mismo para poder amar a los demás. El amor hacia sí mismo no es egoísmo, pues no encierra ni empobrece, como el egoísmo que lleva a muchos a vivir en una tremenda soledad y que nos puede llevar, en ocasiones, a ciclos de sufrimiento innecesario. Muchos tienden a quejarse, pero prefieren quedarse sin cambiar por ser más seguro el camino conocido, no importando el dolor que conlleve. En tal postura se evita plantearse posibles soluciones y caminos nuevos con


Crecimiento personal salidas que rompan con la ignorancia y el dolor. El principio de la solución es replantearnos en dónde estamos en relación con los demás. Se trata de un movimiento simple y valiente que conlleva salir del individualismo con que la trampa social nos enajena así como vernos como realmente somos: tan sólo uno más, entre los demás. Menos imagen y más amor Tenemos que dar menos importancia a cuidar nuestra imagen superficial ante los demás. Más bien tiene que plantearse al revés: ¿cómo nos descubrimos en los demás? Toda relación, todo encuentro con los otros es un espejo que nos muestra en realidad quiénes somos. El despertar requiere asumir que hay que ver la viga en el ojo propio antes que la paja en el ajeno. Es claro que como tratamos a los demás, como los juzgamos, como nos entregamos o nos cerramos, en el fondo nos indica la forma en que somos con nosotros mismos. Tendríamos que preguntarnos: ¿Cómo trato a los demás? Así me trato a mí mismo. ¿Qué tan honesto soy conmigo? ¿Fluyo con la vida, con los demás y con lo esencial de mí? Estas preguntas son fundamentales para recuperarnos a nosotros mismos y para permitirnos vivir más auténticamente. No temamos que este abordaje de sí mismos nos desgarre. Que cuando por fin volteemos a vernos, descubramos la falta de amor y de respeto que nos han inculcado, hemos aprendido y decidido sobre nuestra persona. El secreto está en construir lo nuevo Algunas veces se requiere, en un comienzo, de un apoyo externo, como el del terapeuta, psicólogo, guía espiritual, etc., pero si contamos con nosotros mismos, tendremos siempre como base la convicción de querer cambiar. Saber

estar acompañado no excluye la responsabilidad de trabajar individualmente para cambiar. Una sentencia que nos servirá de mucho es aquella que dice: “el secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo”. Partamos entonces de que el cambio requiere desapegarse del pasado, buscar nuevas formas de existencia. Al llegar a este punto de construcción y búsqueda, se requiere de ciertos principios que resumiremos en cuatro. Mirar hacia adentro Primero, al empezar a buscar es necesario aprender a mirar hacia adentro, que es el único espacio dónde realmente aprendemos sobre nosotros mismos. Si vivimos sólo en lo exterior –absorbidos por los instrumentos modernos, por las drogas (que van desde la sustancias ilegales hasta el uso enajenante de los medios de comunicación masiva)–, si nos dejamos atrapar por un trabajo que no nos deja tiempo de calidad, etc., todo eso nos llevará inevitablemente a volvernos unos extraños para nosotros mismos. Conocer nuestra distintas facetas Segundo, observar que cada uno de nosotros tiene diferentes caras, diferentes formas de ser, que a veces no se ponen de acuerdo y nos descontrolan. Nos puede sorprender que actuemos de forma diferente dependiendo de la persona o grupo que estén delante de nosotros. Inclusive los objetos o circunstancias diferentes nos hacen comportarnos de manera diferente. Lo que llamamos yo, en realidad son diferentes imágenes existenciales cuya aparición depende de lo que se esté experimentando. Hay entonces un largo camino para el auto-conocimiento: conocer nuestras distintas facetas; entender, además de cómo son, cuándo y por qué aparecen.

Dirigirse hacia la sabiduría interna Tercero, al ir avanzando en el auto-descubrimiento vamos entendiendo que en el fondo, detrás de nuestros diferentes rostros, hay un lugar muy sabio que encubrimos con los mensajes de nuestro pasado, con los mensajes sociales y con nuestras creencias limitantes. Al ir conociéndonos, aprendiendo a confiar, vamos aprendiendo a ser guiados por la propia sabiduría interna, que emana de lo más profundo de nuestra alma. A este aprender a escucharse se le ha llamado madurez y sensatez. Es saber llegar a nuestra sabiduría interna y confiar en que nos permitirá discernir sobre lo se nos presente en la vida. El camino real a la liberación requiere de cambiar primero uno mismo El cuarto y último punto es que todo cambio auténtico viene naturalmente desde adentro, pues quien cambia desde las exigencias o aspiraciones externas, desde las imágenes anheladas socialmente, construye con arena que tarde o temprano se cae, no permitiéndonos ir muy lejos, mucho menos a un estado real y profundo de bienestar y paz. Por eso, quien ha caminado hacia sí, auténticamente, ha descubierto cómo ser amoroso consigo y esto lo lleva inevitablemente a serlo con los demás. En ese camino se aprende a estar siempre en el presente, sin juicios y en un sendero que sana y permite perdonar profundamente. No mirar la paja en el ojo ajeno, sin antes mirar la viga en el ojo propio, y; amar a los demás como a uno mismo, esas dos enseñanzas nos conducen a la liberación. El autor es licenciado en psicología y filosofía con maestrías en terapia familiar y de pareja. Terapeuta, catedrático universitario y conferencista. dinkotrujillo@yahoo.com.mx Presencia Apostólica

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Desarrollo humano

Aceptar a los demás

como son tiene que ver con la aceptación de uno mismo

E

l tema de la aceptación incluye la aceptación de situaciones y de personas, empezando, desde luego, por la aceptación propia. La aceptación es muy necesaria para el desarrollo mental, personal y social.

Nos parece normal juzgar y sentenciar

Muchas veces, en automático, tendemos a juzgar, analizar, criticar y sentenciar, con severidad, las acciones de los otros. Nos parece tan normal criticar y juzgar a los demás que incluso muchas veces buscamos lo que a nuestros ojos parece un justo castigo para una actitud que nos parece intolerable. Por ejemplo, decidimos dejar de hablarle a una persona y hasta compartimos con otros nuestro punto de vista para que ellos se alejen también de la persona en cuestión.

La bondad es inherente al ser humano

Por otra parte, nuestra creencia de que los demás son inadecuados surge cuando estamos convencidos de que sus actitudes y decisiones son fruto del egoísmo o de la maldad, dando por sentado que quieren herirnos. Pero esta es una idea equivocada, ya que la bondad es inherente al ser humano, aunque a veces la propia historia de vida de cada uno nos lleve por diferentes caminos. Lo que sí puede ocurrir en la interacción humana es que algunas personas, en su trato con los 10

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Gylda Valadez Lazcano

demás, adopten actitudes egoístas, déspotas, injustas, que antepongan su interés personal, intentando incluso explotar a los otros… pero, aun así, estas serán sus acciones y no la persona en sí misma. Se podría decir de esas personas que están equivocadas, incluso enfermas, pero esto no las convierte en personas despreciables que merezcan nuestra condena personal. Es muy posible que estas personas necesiten entender la vida de otra forma, encontrar otra filosofía en el trato con los demás o buscar ayuda profesional, pero todas las personas tienen el deseo de ser queridas, respetadas y valoradas.

Si cambiamos nuestra percepción…

Si cambiamos un poco nuestra percepción y partimos de la base de que los demás son personas cuyos actos equivocados no parten de una deliberada intención de hacernos un mal, se producen dos efectos inmediatos: El primero es que dejamos de odiarlas. El odio no sirve para nada positivo, sólo hace mal, sobre todo al que lo siente. No tiene sentido odiar a los demás tan solo porque estén equivocados o enfermos o porque ignoren algo. Desligar a las personas de sus actos nos ayudará a aceptarlas, facilitará nuestra relación con ellas. Probablemente preferiríamos que estas personas cambiaran sus actitudes por otras más “sociales”, puede también ser que elijamos no relacionarnos con ellas. En cualquier caso, ello nos

liberará de una buena carga de sentimientos negativos. El segundo efecto inmediato de separar a las personas de sus actos es que perderemos el miedo a relacionarnos con nuevas personas. Nos abriremos de forma honesta a aquellos que se crucen en nuestro camino, favoreciendo así nuevas relaciones que seguramente nos proporcionarán grandes satisfacciones. Comprender que todos somos buenos, pero que podemos estar equivocados o incluso “un poco locos”, sin duda hará la convivencia más grata. Es importante entender que en las relaciones humanas hay que saber renunciar a una expectativa o exigencia de perfección, aceptando a los otros como son. Debemos estar conscientes de que la perfección no existe, de que las cosas en muchas ocasiones no serán como desearíamos que fueran y de que los demás no se comportarán como nos gustaría que se comportaran. Comprender esto es liberador, porque así como nos liberamos cuando dejamos de sentir la continua necesidad de darles gusto a los demás, de igual manera nos liberamos cuando dejamos de sentir la necesidad de que los demás nos complazcan. Renunciar a la necesidad de complacer y de ser complacidos, porque a pesar de todo y de todos, podemos seguir siendo felices, ya que la felicidad requiere muy poco del exterior y mucho de nuestros pensamientos y de nuestro interior. Nuestro punto de referencia debe estar en nuestro interior y no afuera. Aceptar a los demás nos ayudará a aceptarnos a nosotros mismos. No olvidemos aquello que decía Fray Luis de León: “Estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás.”


Desarrollo humano

Todos somos diferentes

“Lo que te choca te checa” En esto de la falta de aceptación hacia los demás, también entra un factor que necesitamos revisar, aquel dicho que dice: “lo que te choca te checa”, y que se refiere, ni más ni menos, a la proyección: aquello que no puedas ver en el otro... es tuyo. Entonces tendríamos que ver si eso que no nos gusta en la otra persona, en realidad también nos pertenece, aunque en nosotros se manifieste de otra manera. Por ejemplo, si a mí me molesta una persona que miente, necesito ver de qué forma mien-

to yo a los otros o a mí misma; o cuando decimos: “tal persona siempre quiere ser el centro de la atención”, probablemente eso nos molesta tanto porque nosotros también queremos ser el centro de la atención o si decimos “tal persona siempre se sirve lo mejor de la comida” es probable que nosotros queramos lo mismo y por eso estamos tan pendientes del asunto. Entonces, cuando algo me choque en otro, voy a tratar de reconocerlo en mí y si lo encuentro en mí y asumo que también es algo mío, tal vez deje de molestarme en el

Foto: Rodrigo Lara Núñez

C

uenta una historia que varios animales decidieron abrir una escuela en el bosque. Se reunieron para elegir las disciplinas que serían impartidas durante el curso. El pájaro insistió en que la escuela tuviera un curso de vuelo. El pez, en que la natación fuera incluida en el currículo. La ardilla creía que la enseñanza de subir en perpendicular a los árboles era fundamental. El conejo quería que la carrera fuera también incluida en el programa. Y así siguieron los demás animales, sin saber que cometían un gran error. Todas las sugerencias fueron consideradas y aprobadas. Era obligatorio que todos los animales practicaran todas las disciplinas. Al día siguiente, empezaron con el programa. Al principio, el conejo salió magníficamente en la carrera; nadie corría como él. Sin embargo, los problemas empezaron cuando el conejo se puso a aprender a volar. Lo pusieron en una rama de un árbol, y le ordenaron que volara. El golpe fue tan grande que se rompió las dos piernas. No aprendió a volar, y además no pudo seguir corriendo como antes. Al pájaro le obligaron a excavar agujeros como un topo, pero claro, no lo consiguió y acabó rompiendo su pico y sus alas, quedando muchos días sin poder volar. Todo por intentar hacer lo mismo que un topo. La misma situación fue vivida por un pez, por una ardilla y un perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al final, la escuela tuvo que cerrar sus puertas. ¿Y saben por qué? Porque los animales llegaron a la conclusión de que todos somos diferentes. Cada uno tiene sus virtudes y sus debilidades. Un gato jamás ladrará como un perro ni nadará como un pez. No podemos obligar a que los demás sean, piensen, y hagan algunas cosas como nosotros. Lo único que conseguiremos con eso es que ellos sufran por no lograr hacer algo de igual manera que nosotros, y por no hacer lo que realmente les gusta. Debemos respetar las opiniones de los demás, así como sus capacidades y limitaciones. Si alguien es distinto a nosotros, no quiere decir que sea mejor ni peor que nosotros. Simplemente es alguien diferente a quien debemos respetar.

otro, o lo juzgue con menos dureza. En resumen: las otras personas nos muestran como espejos aquello que nos cuesta trabajo reconocer en nosotros mismos. Y, por último, en este tema está implicada la noción de respeto hacia la diversidad: si empiezo a aceptar aquello que es diferente a lo que yo creo, eso me permitirá tener relaciones más ligeras, libres y aceptantes. La autora es psicoterapeuta corporal y terapeuta sistémica de pareja y familia. coordinacion.centroometeotl@gmail.com Presencia Apostólica

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Tanatología

"La muerte se lleva todo lo que no fue, pero nosotros nos quedamos con lo que tuvimos." Mario Rojzman

Cómo conservar en el a las personas

corazón

que se van Ana Laura Rosas Bucio

P

erder a un ser querido es una experiencia dolorosa que todos tenemos que enfrentar en la vida. Los primeros días después de la pérdida son muy complicados y, en un escenario ideal, en esos días estaremos acompañados por familiares y amigos que nos ayudarán a sobrevivir a ese dolor. Pero ya hemos hablado de los sentimientos y reacciones que se dan cuando experimentamos una pérdida, por lo que, en esta ocasión, platicaremos de lo que sucede después. El paso de los días nos pone frente a un nuevo reto: continuar la vida sin la persona que se fue. Una de las primeras cosas que nos preguntamos cuando perde­ mos a un ser querido es ¿qué vamos a hacer sin ella o sin él?, ¿cómo 12

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vamos a seguir nuestra vida? Nos cuesta mucho trabajo visualizar la vida sin nuestro familiar, amigo o pareja. Continuar la vida sin la persona que perdimos se nos presenta como un reto casi imposible de solucionar. Es muy normal que así nos sintamos. Por supuesto que vamos a poder continuar, pero no es un proceso fácil. Pensemos en nuestra vida como un juego de piezas de Lego, esas pequeñas piezas que se juntan, permitiéndonos formar miles de figuras. Nuestra vida empezó y ya teníamos muchas piezas. En el camino nos enseñaron a armar muchas figuras; es más, nos ayudaron a armarnos a nosotros mismos. Así, nuestra vida empieza a caminar en una especie de escenario ya puesto: las cosas que conocemos, las personas que nos

rodean, lo que somos, todo está acomodado. Pasa el tiempo y nos da la sensación de que nada se moverá nunca. Entonces, cuando hay una pérdida, por separación o muerte, las piezas de nuestro juego repentinamente se mueven, se abren espacios, la vida ya no va a ser como la conocíamos y nos sentimos paralizados. Sin embargo, recordemos que nuestra vida, como el juego de Lego, cuenta con muchas piezas organizadas de cierta manera, unas más pequeñas, otras más grandes, unas de un color, y otras de otro. Una pérdida implica que tenemos que reacomodar las piezas que todavía tenemos, para poder comenzar nuevamente a jugar. Eso nunca significa dejar de querer a la persona, ni olvidarla, ni que nuestros seres queridos que se


Tanatología han ido dejen de ser importantes. ¿Cómo podemos olvidar a alguien que caminó con nosotros durante mucho tiempo, que nos acompañó en la vida, nos enseñó, nos ayudó, nos amó y nos dio tanto de sí mismo? Eso jamás sucederá. No existe nadie como la persona que se fue. Si fue importante para nosotros, seguirá siéndolo. Sólo que ahora esa persona tiene que ocupar un lugar diferente en nuestro juego de la vida. A este proceso se le llama recolocar.

¿Qué es recolocar?

Es un paso que, como parte del proceso de duelo, tenemos que dar todos los que hemos perdido seres queridos y que nos va a ayudar a aceptar la pérdida y a continuar con nuestra vida. La recolocación se realiza creando un momento de intimidad para decir a la persona que se ha ido: "Tú, mi ser querido, mientras estabas junto a mí, eras una pieza muy importante de mi vida. Eras una de las piezas esenciales de mi juego. Ahora que ya no estás, ahora que se siente el vacío en mi vida por tu ausencia, yo puedo llegar a sentir que no sé cómo continuar la vida. No estás físicamente y ahora debo continuar la vida sin ti, no olvidándote, pero sí colocando todo lo que significas en un lugar de donde nunca se irá, dentro de mí, en mi corazón, en mis recuerdos.” El espacio de afuera de nosotros tenemos que reacomodarlo también. Esto no significa que llenemos el vacío con alguien más. Eso no sirve, porque nadie puede llenar el espacio de nadie. En este caso un clavo no saca otro clavo... si intentamos hacerlo sólo conseguiremos un vacío más grande. Significa que retomemos nuestra vida, reacomodemos nuestras actividades, retomemos a nuestros seres queridos que aún están, poniendo el recuerdo de nuestro ser querido

Continuar la vida sin la persona que perdimos se nos presenta como un reto casi imposible de solucionar. dentro y no fuera de nosotros. Ponerlo afuera significa centrarse en que no está, sentir la ausencia, ver los vacíos que hay. Sentirlo dentro significa que siempre nos acompaña y entonces así será más fácil continuar con nuestra vida. Continúa con la vida, regresa a la vida y verás que hay mucha gente, muchos proyectos, muchas oportunidades esperándote. Centrarnos en nuestro dolor implica perdernos de lo demás que tenemos y que nos está esperando y necesitando. Es comprensible que cuando estamos muy dolidos sea muy complicado ver más allá de nuestro dolor. Por eso siempre hay que darnos permiso de sentirlo, de expresarlo, de compartirlo, llorar, gritar, y, si se necesita, quedarnos un rato a solas. Pero, por favor, no olviden que después de esto hay que regresar a la vida, acercarse a la familia, retomar la realidad.

Continuar, a pesar del dolor

Recuerdo la temporada que siguió a la muerte de mi madre. Sentía mucho dolor y una sensación de estar perdida. Cuando llegaba el día de la semana en que tradicionalmente cenábamos juntas, no sabía qué hacer. No quería que llegara ese día. Pero intenté empezar a hacer otras cosas, como convivir con mi familia. Me propuse continuar a pesar del dolor. Inicié otras actividades y, con el paso de las semanas, fue más fácil. Eso no hizo que olvidara a mi madre, ni que dejara de quererla, lo que logré es separar mi cotidianidad de mi ser querido. Mi vida diaria empezó a ser como era antes. Había otras personas muy valiosas, había muchas actividades que hacer, había proyectos que continuar. Me di

cuenta de que la vida se recuperó y de que mi mamá me acompañaba desde el lugar en donde yo la coloqué, desde el lugar donde mi creencia espiritual me dice que están los seres queridos que se van. Mi vida continúa, y sigo queriéndola y extrañándola. Eso no ha dejado de suceder; aún siento su ausencia, pero ya no la busco en mi vida cotidiana, ya sólo está en mis recuerdos, en mi corazón. Esto es recolocar.

La continuidad del amor

No permitamos que por estar inmersos en el dolor, también nos perdamos de todo lo demás que existe a nuestro alrededor. Nuestros seres queridos no querrían eso. No les demos esa responsabilidad. Recordemos que nada es eterno; nosotros tampoco lo somos. Lo que damos, hacemos, logramos, compartimos y amamos, eso puede durar más que nosotros. A pesar de que nos hayamos ido, todo eso sigue en la vida de los demás. Igualmente, el amor que nos dieron seguirá con nosotros siempre y se continuará en el amor que damos a los demás. Piensa cuántas veces han sucedido cosas en tu vida que se tuvieron que acabar… ¡muchas veces!. Todas esa cosas deben recordarnos que cuando algo se va o termina, por una parte permanece y por otra, siempre hay algo o alguien nuevo esperando por nosotros. Así es la vida, y tú puedes y debes continuar en ella siendo feliz, a pesar de las pérdidas. La autora es psicóloga clínica, experta en intervención en crisis, tanatóloga, logoterapeuta y conferencista. Directora General del Centro de Capacitación Profesional Industrial y Personal S.C. CECAPIP. lrosasb@hotmail.com Presencia Apostólica

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Historia para meditar

El gato

Piero Ilustración: Leticia Asprón

Enrique A. Eguiarte, OAR

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omo todas las noches, después de haber perseguido algunos ratones por la vía Veneto, Piero, un gato blanco con manchas gris claro, se dirigió a su reunión nocturna de felinos. En el camino pudo ver a lo lejos cómo otros gatos también se apresuraban para llegar a tiempo y pudo escuchar que un gato le decía a otro: —Vamos a darnos prisa, pues a los que llegan tarde no hacen sino criticarlos, y aprovechan esa oportunidad para sacar a la luz habladurías y chismes en torno a ellos. El gato Piero sabía que llegaba a tiempo y no se apresuró. La edad le había enseñado a ser muy prudente, a no precipitarse y a no estar tan pendiente de lo que se decía de él. Su lema era: “gato prudente, es mejor que gato pudiente”, recordando a muchos gatos que había conocido que eran mascotas en casas ricas, pero que al ser poco prudentes, habían tomado decisiones equivocadas y, por ello, habían perdido sus privilegios. Al llegar a la reunión, vio que los gatos charlaban y maullaban animadamente. Como era su costumbre, saludó a todos, pues pensaba que vale más estar bien con todos que hacer diferencias y cultivar enemigos que pueden surgir de dos maneras: cuando has hecho cosas que dañan a otros, y con eso haces nacer a los enemigos como de una semilla, o bien, entre aquellos que no te quieren, aunque hayan recibido de ti siempre bienes. Es decir que los enemigos se di14

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viden en dos grupos: los ganados por nuestras acciones y los que se han añadido a la lista por simple capricho personal… Una vez que saludó a todos, se sentó en su lugar habitual. Desde ahí observaba a los gatos que iban llegando, de todos los colores, razas y condiciones. Algunos eran finos y elegantes, otros eran simples gatos callejeros. Finalmente llegó el gato más anciano. Su nombre era Odilón y generalmente presidía las reuniones nocturnas semanales. Después de dirigir un saludo a todos, comenzó la sesión diciendo: —Queridos amigos, debemos reforzar nuestra atención cuando andamos por las casas, pues los vecinos están comprando más perros, y ya saben ustedes el peligro que esto representa. Un gato gris le gritó: —Eso no es novedad. Los perros siempre han sido uno de los más grandes peligros para nosotros. —Sí –le respondió con tranquilidad el gato anciano–, pero ahora el peligro es mayor, porque los vecinos están teniendo menos hijos y más perros, a los que tratan como hijos. Y esto nos incumbe también a nosotros, pues hay gatos que han vivido en situaciones de privilegio en los últimos años, pero las estadísticas en nuestro barrio señalan que son más los perros que los gatos. Todo ello significa que muy pronto, no solo disminuirá el número de gatos en situación de privilegio, sino que también aumentará el peligro para nuestra supervivencia, ya que posible­ mente las personas que nos alimentaban ya no lo hagan, por estar atentas sólo a los perros, quienes además van a tener un estatus mejor que el nuestro, pues pasarán de ser simples mascotas, a convertirse en hijos… Hubo un momento de silencio, interrumpido por una gata siamesa, llamada Jaru, que dijo: Tiene usted razón. Quisiera contar mi triste historia. Yo antes era mascota en una casa rica, pero mi


Historia para meditar ama se enamoró de unos perritos que nunca crecen y, como en ellos vio que podría tener unos bebés perpetuos, decidió dedicarse a ellos, y echarme a mí a la calle… Hubo un murmullo general de desaprobación y sorpresa. El gato anciano continuó: —Después de haber sido domesticada, nuestra especie ha sido la compañera de los seres humanos a lo largo de la historia. Nunca ha habido un barrio humano donde no hubiera también un barrio felino. De Egipto se conservan momias humanas y también momias felinas. No obstante, parece que las cosas están cambiando. Yo, con mis muchos años, no entiendo lo que está sucediendo en estos tiempos. El ser humano, que había nacido para vivir y crecer en una familia, en una comunidad que lo acogiera y lo ayudara a crecer, hoy se ve lanzado al mundo en una situación de una gran soledad y desamparo, en la que todo y todos le son ajenos. Es verdad que en estas situaciones, nosotros, como gatos, tenemos un papel fundamental: aprender a acompañar a quien está solo, y hacerle recordar que el ser humano ha nacido para relacionarse con los otros de su especie. Debemos hacerles añorar y valorar la amistad. —Sí –dijo un gato pardo llamado Belcha–. Yo soy mascota de un niño a quien acompaño, pues su madre está siempre fuera de casa, trabajando, y cuando regresa está tan cansada, que nos da de comer a los dos, y no tiene ganas sino de sentarse a ver la televisión y de descansar. Yo me esfuerzo por cumplir mi papel de gato, pero en estas situaciones es difícil, pues el niño necesita más que eso… —Yo por mi parte, dijo un gato gris llamado Duque, soy parte de una caterva de gatos que vivimos con una anciana. Ella nos alimenta, pero sobre todo nos cuenta muchas historias y cosas que podrían hacer mucho bien a otros seres humanos, pues ella no solo ha acumulado años y achaques, sino también cariño y sabiduría… —Además, como decía Odilón –dijo un gato negro con manchas blancas, llamado Pimpín–, si los seres humanos comienzan a no tener hijos, no habrá niños que nos busquen como mascotas, y tendremos una vida vagabunda, expulsados casi de la convivencia con los seres humanos. —¡Hay que desperrizar a los seres humanos! –gritó un gato gordo de color negro–. Hay que hacer que los seres humanos se enamoren más de los gatos que de los perros, para que seamos nosotros los que seamos adoptados como hijos de los seres humanos y esto cambie nuestro estatus social… Algunos apoyaron con fuertes maullidos esta

propuesta, y ya se comenzaban a formar bandos, donde se hacían planes y estrategias para “desperrizar” el barrio; es decir hacer que los perros fueran perdiendo puntos en la relación con los humanos. Algunos proponían organizar una serie de cuadrillas, para tender emboscadas a los perros del barrio y acabar con ellos… Ante el tumulto y los maullidos que empezaban a subir de tono, dijo el gato más anciano: —Queridos amigos gatos, guarden un momento de silencio, y por favor escuchen lo que les quiero decir. Finalmente se calmaron los ánimos cuando a uno de los gatos le cayó encima un zapato viejo lanzado por algún vecino que no podía dormir a causa del ruido. Una vez que se hizo el silencio, Odilón dijo: —Amigos, el problema que nos aqueja no lo podemos combatir causando el mal a otra especie, pues todas las especies tienen derecho de existir en condiciones de bienestar. Lo que realmente debemos desear es que los seres humanos vuelvan a tomar conciencia del gran valor de la comunidad y de la familia; de que el ser humano no puede crecer solo. Que no se le cierre la puerta a los hijos en las relaciones de pareja. El ser humano ha nacido para amar y dar amor, y este amor debe ser fecundo: en buenas obras, en amistad, en hijos. Nuestra misión, amigos gatos, es la de contribuir a que los seres humanos vuelvan a ser realmente humanos. —Yo no sé si los gatos en otros barrios de esta ciudad se hayan planteado esto, pero si queremos cambiar el mundo, debemos comenzar cambiando este nuestro barrio, que es el pequeño mundo en el que vivimos. Algo que le podemos enseñar los gatos a los humanos es que no por ser amigos de ellos dejamos de buscar y valorar a los de nuestra especie, ya que como trepamos fácilmente cualquier cerca, salimos de las casas para vivir, junto con otros gatos, la vida que nos es más natural vivir. Los pobres perros se ven más limitados, muchos de ellos prácticamente no conviven con ningún miembro de su especie. Y estas palabras emocionaron tanto a los gatos, que todos se pusieron a maullar de alegría. En los corazones de todos estaba muy clara la misión de contribuir a que los seres humanos volvieran a ser humanos; enseñarles, con sus zalamerías y compañía, el valor de la amistad y hacerles ver lo grande que es ser persona. Y los maullidos subieron tanto de volumen, que muy pronto comenzaron a llover, de las casas vecinas, zapatos y otros objetos… Por todo ello, el gato más anciano dio por concluida la sesión, pidiéndoles a todos que no olvidaran su importante y delicada misión. Presencia Apostólica

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Espiritualidad cristiana

El Reino de Dios, el movimiento más humanizador de la historia humana P. Epi Diez

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ace ya dos milenios que un pequeño grupo de nuestra comunidad humana pudo contemplar extasiado cómo un miembro de nuestra raza acababa de lograr la victoria más grande con la que sueña todo hombre, la victoria sobre la muerte. Instauración del Reino de Dios Aquel joven profeta galileo, que había pasado fugazmente por la historia de la humanidad predicando un mundo nuevo, al que llamaba Reino de Dios y con el que Él mismo se identificaba, no era un loco soñador. Cuando comenzó su vida de profeta itinerante para cumplir la misión que, según Él confesaba, el Padre le había confiado, solamente un pequeño grupo le acompañó, prendado de su Palabra y asombrado de sus poderes sobre los enemigos del hombre. Al principio, su predicación no alarmó a los poderes públicos. Pensaron que Jesús, el galileo, era uno más entre los que surgían por entonces, pretendiendo ser el mesías anunciado, pero no tardaron mucho en inquietarse… Un mensaje incómodo Los altos jerarcas comenzaron a observar que los seguidores de Jesús aumentaban cada día, asombrados por la autoridad con que hablaba y por el nuevo orden social que anunciaba. Un orden social, que decía ser el que Dios quería, ya que a Dios no le agradaban los sacrificios de animales o los ayunos, mientras se permitía o se propiciaba, con impuestos injustos, que los pobres se hundieran cada día más en su pobreza. Así pues, los jerarcas, temerosos de perder poder y autoridad ante el pueblo, comenzaron a acusar a Jesús de subversivo, argumentando falsamente que su conducta y sus predicaciones iban contra La Ley de Moisés, suprema regla de conducta para ellos. Jesús no solo no se dejó intimidar, sino que les acusó de hipócritas, ya que, escudándose en el cumplimiento literal de la Ley, agobiaban al pueblo con impuestos y amenazas. Quiso dejar clara la verdad de su actuación, como manifestación de la voluntad divina, cuando dijo tajantemente que la ley debe estar al servicio del hombre y no viceversa. Un mensaje transformador Y es que el hombre, como imagen de Dios que es, con el uso adecuado de su libertad, va descubriendo en sí mismo la huella más profunda de Dios que es el amor. Este 16

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descubrimiento, al que llegó aquel grupo de seguidores escuchando y observando la conducta de Jesús, les llevó a un cambio drástico en las relaciones humanas. Pero ante el empeño firme de Jesús, de estar iniciando una nueva historia de la humanidad, basada en unas relaciones humanas de fraternidad universal, como consecuencia de que todos los hombres y mujeres del mundo somos hijos de Dios, los que ostentaban el poder sintieron amenazado su dominio sobre la comunidad y no dudaron en usar cualquier medio para eliminarlo. La Vida triunfó La historia humana de Jesús estaba llegando a su final. Su pasión y, sobre todo, su crucifixión provocaron el impasse más angustioso en toda la historia de la humanidad: ¿Dios permanecería mudo ante la aparente victoria del mal sobre el bien, de la maldad sobre la bondad, del egoísmo sobre el amor? La respuesta de Dios no se hizo esperar y la angustia se tornó en alegría desbordante para los que le habían seguido, al comprobar atónitos que Jesús, al que habían visto morir y habían sepultado ¡había resucitado! Y el miedo que habían sentido ante la muerte del maestro, se tornó en un entusiasmo tan desbordante que, sin temor alguno, salieron a las calles y a las plazas, intentando contagiar a todos los ciudadanos la alegría que les inundaba ante la gran noticia: Jesús tenía razón, el Dios de Jesús era un Dios de Vida y con su resurrección, la muerte quedaba definitivamente vencida por la Vida. Continuar la obra de Jesús Inmediatamente el Resucitado les trasmitió su mismo Espíritu, como les había prometido, y con su impulso se lanzaron sin miedo a continuar la gran tarea, que Él había comenzado en su vida histórica y a la que llamaba REINO DE DIOS. Con esto se inició el movimiento más humanizador en el largo devenir de la historia humana. Movimiento que avanza con mayor o menor intensidad, en la medida en que los seguidores de Jesús nos dejamos llevar más por los impulsos del Espíritu Santo o por nuestros egoísmos personales. Hoy somos nosotros los que llevamos la antorcha, que el Espíritu Santo encendió en medio de la humanidad para proseguir la obra que inició Jesús. ¿No merecerá la pena esforzarse cada día para que el bien triunfe sobre el mal y la vida sobre la muerte?


Gotitas bíblicas

Jerusalén, Ciudad de David Ernesto Bañuelos C.

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n el segundo libro de Samuel se narra que David se dirigió a Jerusalén para atacar a los jebuseos*, y éstos, envalentonados, le dijeron: “Tú no podrás entrar aquí, pues bastan los ciegos y los inválidos para no dejarte entrar.” Sin embargo, David logró la conquista de la fortaleza jebusea situada en el monte Sion al lado sureste de Jerusalén (2Sam 5,6ss). Allí hizo David la capital de su reino, decisión acertada política y geográficamente por hallarse entre Judá e Israel (los territorios del sur y del norte, respectivamente), lo cual le aseguraba el poder sobre ambos. Al principio parece que David no fue bien acogido, pero una vez que introdujo el Arca de la Alianza y construyó el palacio real, hizo de Jerusalén la capital de su reino y la expresión “Ciudad de David” adquirió fuerza mística y así ha sido transmitida. Según la voluntad religiosa de David, Jerusalén es la morada del Señor. Durante la ceremonia de introducción del Arca, el rey David danzó con entusiasmo ante ella, lo cual motivó el desprecio de su esposa Mical (hija de Saúl) y esto fue motivo de su esterilidad. Con estos datos es posible comprender alguna terminología bíblica a la que no estamos muy acostumbrados. Jerusalén es lo mismo que Ciudad de David. Monte Sion o simplemente Sion hace referencia al sitio del templo de Salomón y sus cimientos. Desde muy antiguo el nombre de Sion se ha referido a la ciudad entera de Jerusalén, a la Tierra de Israel e incluso, figurativamente, para designar a Israel como pueblo de Dios.

*Jebuseos: tribu cananea que habitó la región de Jerusalén.

ebanuelosc@gmail.com Presencia Apostólica

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Biblia

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ara quienes están familiarizados con el evangelio según san Mateo, no es nada nuevo decir que es un evangelio que enseña, a veces a través de discursos, a veces por medio de parábolas. Sus parábolas sobre el Reino de los cielos tienen un especial énfasis. Cuando se contrastan estas parábolas con los pasajes paralelos en Marcos y en Lucas, se advierte una diferencia importante: las parábolas en Marcos y Lucas tienen casi siempre un "final feliz", mientras que las parábolas en Mateo tienen finales "trágicos". En todas ellas hay buenos y malos que hay que separar. ¿Por qué esa diferencia y cuál, pues, es el mensaje que Mateo trata de transmitir?

El Evangelio de San Mateo y el Reino de los cielos Un acercamiento a través de sus parábolas David Gutiérrez Escudero

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Presencia Apostólica

¿Qué nos dicen las parábolas del evangelio de Mateo? Todo comienza con la parábola del sembrador, el cual siembra semilla buena pero al final hay que separar el trigo de la cizaña. La cizaña se quema y allí será el llanto y rechinar de dientes (Mt 13,1-9). Luego sigue la parábola de la red que recoge toda clase de peces, buenos y malos. Luego hay que separarlos, los buenos van a las canastas y los malos al horno, allí será el llanto y el rechinar de dientes (Mt 13,24-30). Más tarde vendrá la parábola del rey que ajusta cuentas con sus siervos. De hecho sólo se menciona a dos de ellos. Ambos con deudas. El rey perdona a uno de ellos (con una gran deuda) y ese mismo siervo resulta incapaz de perdonar a otro siervo que le debe una deuda de menor calibre. El criterio aquí resulta también fácil, el siervo que no perdona es enviado a los verdugos (Mt 18,23-35).


Biblia

Las palabras deben venir acompañadas de acciones o no sirven de nada.

Toca el turno a las vírgenes, unas llamadas prudentes y otras llamadas imprudentes. Las que no fueron previsoras se quedan fuera de la fiesta de bodas y por más que piden que se abra la puerta, la respuesta es que son desconocidas. Aquí el énfasis está en estar preparados, porque no se sabe ni el día ni la hora (Mt 25,1-14). Inmediatamente después sigue la parábola de los talentos, en donde se separa a los siervos fieles del siervo "malo y perezoso" que termina por ser arrojado a las tinieblas, donde nuevamente se menciona el llanto y el rechinar de dientes (Mt 25,15-30). Toda esta serie de parábolas culmina con el Juicio Final, en la que el Hijo del Hombre separará a las ovejas de los cabritos (Mt 25,31-46). En esta parábola todos resultan sorprendidos: las ovejas ni cuenta se habían dado del bien que habían hecho, de allí su pregunta "¿Pero cuándo te vimos enfermo o desnudo?" Igualmente sorprendidos parecen los cabritos que hacen la misma pregunta. Aquí el criterio que sirve para separar a unos de otros no es tan obvio: aquello que se ha hecho en favor de los más necesitados (hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, preso). Así, unos irán a la vida eterna y otros al castigo eterno.

es injusto y, al menos en apariencia tienen razón pues, ¿por qué darles a los primeros exactamente lo mismo que se les da a las últimos? Este incidente da pie a la célebre frase: “Los últimos serán los primeros." El otro pasaje se trata del padre que tiene dos hijos, uno que dice no, luego se arrepiente y hace lo que tiene que hacer; el otro dice que sí pero no hace nada (Mt 21,2832). La pregunta central es: "¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?" La respuesta resulta obvia y además se remata con el comentario: "Los recaudadores de impuestos y las prostitutas entran primero en el Reino de Dios." El mensaje de los últimos dos pasajes parece claro: aquellos que se podían sentir con más derecho y con prioridad para entrar en el Reino de los cielos, tienen igualmente que hacer su esfuerzo y, la puerta no queda de antemano cerrada para nadie, así sea de última hora, es posible entrar. Lo mismo puede pasar en un partido de futbol, no importa que tan mal se juegue, un equipo puede ganar con un gol de último minuto, pero tampoco importa que tan bien se juegue, un error al final del juego puede costar el partido.

Entender el sentido Hay dos pasajes que nos ayudan a entender el sentido de estas parábolas. Uno de estos pasajes es de hecho otra parábola que tiene un final "mitigado": los trabajadores de la viña (Mt 20,1-16). En ella se habla de cómo los trabajadores fueron contratados a diferentes horas del día y todos reciben la misma paga. Esto causa la molestia de los que llegaron primero y se sienten con derecho a reclamar, pues consideran que el trato

Conclusión ¿A qué conclusiones podemos llegar, visto este panorama en el que en todas las parábolas siempre resulta alguien condenado? Por una parte, este Evangelio parece poner un nivel de exigencia más alto. Aunque el Reino de los cielos, en principio, es algo abierto para todos, también implica un cierto nivel de preparación. Veamos, pues, algunos ejemplos. No es suficiente con haber quedado recogido por una red que atrapa

todo tipo de peces, después habrá una depuración. Por ejemplo, no basta con aceptar la invitación a la boda de última hora, también hay que asistir adecuadamente vestido. El hecho de que se acepte la invitación de último momento, no puede ser un pretexto para no hacer el esfuerzo necesario de asistir con cierto decoro a un evento importante. No basta ser perdonado por no poder pagar las deudas, también hay que saber perdonar a otros que no las pueden pagar. No basta con haber llegado primero, hay que reconocer la oportunidad que se les abre a otras personas, aunque lleguen después. No basta con decir que sí, así como no basta con tener respuestas doctrinalmente correctas; esas palabras deben venir acompañadas de acciones o no sirven de nada. Y como no se sabe ni el día ni la hora, tampoco basta con estar preparados sólo un tiempo si a la hora de la verdad se falla. La parábola de los talentos nos enseña además que hay que esforzarse por hacer crecer lo que tenemos, que no nos podemos conformar con ofrecer o devolver exactamente lo mismo que se nos dio desde un principio. Curiosamente, la parábola del juicio final también nos habla de una forma muy práctica: muchas de las enseñanzas que se han mencionado se viven de forma cotidiana y muchas veces pasan desapercibidas. No se viven tratando de quedar bien con el jefe, se viven en el día a día haciendo algo por aquellos que no están en posibilidades de devolvernos ningún favor. El autor es licenciado en Ciencias Bíblicas por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. Presencia Apostólica

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De la Palabra a la acción

La

Palabra julio-agosto

Julio

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Domingo Mt 11,25-30

(…) Jesús exclamó: “¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y El estanque de Betesda, Carl Bloch aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi sus defectos o debilidades; los dispuestos a compartir con generosidad y alegría del mismo modo que carga, ligera.” Jesús lo ha hecho; los que han puesto su confianza El Evangelio nos presenta a Jesús orando, alabando en Dios y no en sus privilegios o riquezas. Jesús llama a todos los que viven agobiados para a Dios porque siendo Señor del cielo y de la tierra ha decidido tener preferencia por los humildes, por que sean libres. los pequeños, poniéndolos por encima de los “sabios y entendidos” expresión que hace referencia a Si a las élites religiosas, a quienes creían saberlo todo. ¿por qué los Los sencillos en el Evangelio son los que están dispuestos a creer en Jesús y en su mensaje; los que nosotros con están dispuestos a tratar a los demás como hermanos sin aferrarse a sus privilegios ni acomplejarse por

Dios prefiere humildes,

frecuencia

los despreciamos?

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Presencia Apostólica


De la Palabra a la acción

Julio

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Domingo Mt 13,1-23

Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo: “Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga.” (…) Escuchen, pues, ustedes, lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino. Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con

Julio

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Domingo • Mt13, 24-43 (…) Jesús propuso esta parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña. Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: «¿Señor, qué no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?» El amo les respondió: «De seguro lo hizo un enemigo mío.» Ellos le dijeron: «¿Quieres que vayamos a arrancarla?» Pero él les contestó: «No. No sea que al arrancar la cizaña arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuan-

alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto. En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno, otros el sesenta; y otros, el treinta.”* La parábola que nos presenta el Evangelio habla del trabajo del sembrador, trabajo arduo, sin duda, y cuyos resultados no se ven de inmediato. Hay que sembrar generosamente y con confianza, porque ningún trabajo hecho por el Reino de Dios es inútil. El Evangelio hoy nos invita tanto a sembrar como a ser productivos; a ser “buena tierra” en la que la semilla de la Palabra germine y dé mucho fruto Recordemos siempre, llenos de esperanza, que la semilla proviene de Dios y por lo tanto es buena y tiene un gran poder; por lo que siempre encontrará la forma de crecer.

¿Confiamos en el potencial de esas semillas que la Palabra de Dios siembra en nuestros corazones?

do llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla; y luego almacenen el trigo en mi granero.»” Luego les propuso esta otra parábola: El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en un huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas.” Les dijo también otra parábola: “El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar.” (…) *

* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo en la cita bíblica. Presencia Apostólica

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De la Palabra a la acción Una parábola es la narración de un suceso fingido del que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral. Jesús utiliza ese recurso para comunicarnos mejor los secretos del Reino de los cielos. A partir de la recomendación de Jesús de no apresurarse a arrancar la cizaña podemos hacer varias reflexiones. Podemos decir que también en nosotros, en nuestros hijos, en nuestros proyectos, etc., el trigo y la cizaña crecen juntos y, por lo tanto, debemos ser sumamente cuidadosos con nuestras acciones para no arrancar o dañar el trigo, con el pretexto de combatir la cizaña. De ahí el refrán que dice que no hay que tirar el agua en la que se bañó a un niño con todo y el niño. Continuamen-

Julio

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Domingo • Mt 13,44-52 (…) Jesús dijo a sus discípulos: “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo. El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra. También se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.

Agosto

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Domingo • Mt 14,13-21 (…) Al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: “Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer.” Pero Je22

Presencia Apostólica

te necesitamos purificar las cosas, pero siempre hay que tener cuidado de preservar lo esencial. Estas parábolas nos enseñan que el Reino de Dios es vida que se manifiesta de una u otra manera. En este caso como semilla que origina y da continuidad, y como levadura que transforma. Es interesante reflexionar también en el ejemplo de la semilla de mostaza. Nunca hay que despreciar a las semillas –personas– aparentemente pequeñas, porque estas pueden sorprendernos transformándose en el árbol más grande y fructífero.

¿Utilizo en mi vida las enseñanzas de las parábolas de Jesús?

“¿Han entendido todo esto?” Ellos contestaron: “Sí.” Entonces él les dijo: “Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas.” Los evangelios de estos domingos del llamado “tiempo ordinario” nos ayudan a entender mejor el Reino de los cielos. Después de contar y explicar las parábolas, Jesús solía preguntar a sus discípulos si habían entendido. Ahora nosotros nos podemos hacer la misma pregunta, ¿entendemos a Jesús?, ¿se podría decir que estamos hablando de lo mismo?, ¿queremos lo mismo? Las parábolas de hoy nos dejan claro que para el cristiano el mayor tesoro es el Reino de Dios y que en él hay sitio para todos los hombres y mujeres. El Evangelio nos dice y nos reitera que no somos nosotros los que vamos a determinar quiénes son los buenos y quiénes son los malos; quiénes son los justos y quiénes los pecadores.

sús les replicó: “No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer.” Ellos le contestaron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.” Él les dijo: “Tráiganmelos.” Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.


De la Palabra a la acción El tema de esta lectura es la compasión. Compadecer no es un simple sentimiento; es padecer con el otro y acercarse a él para intentar remediar su sufrimiento. Jesús no sólo se compadece de la multitud, sino que incita a sus discípulos a hacer lo mismo y, sobre todo, a ponerse en acción para saciar el hambre del pueblo. Muchas veces decimos que la situación de alguien “nos parte el corazón”, la actitud de Jesús nos enseña a ir más allá de las palabras con acciones que verdaderamente construyen el Reino de Dios.

¿Me pongo en acción ante los sufrimientos de los demás o sólo me limito a hacer algún comentario?

Agosto

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Domingo • Mt 14,22-33 (…) Inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí. Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo.” Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua.” Jesús le contestó: “Ven.” Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!” Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.” Hoy se nos recuerda que sólo una fe firme puede mantenernos “de pie” en medio de las dificultades de la vida. En esta lectura podemos darnos cuenta de cómo Jesús fortalecía su fe por medio de la oración. En esa ocasión él venía de estar en el monte a solas, haciendo oración.

Al quedarse solos en la barca, los discípulos tuvieron miedo y, al complicarse las cosas, no fueron capaces de descubrir la presencia de Dios. Cuando Jesús toma de la mano a Pedro le transmite su propia seguridad, la seguridad de la fe que nos libera del temor. En su comentario a esta lectura, san Agustín destaca que cuando Pedro titubeó, como hombre que era, se volvió al Señor, y nos recuerda que cuando nuestro corazón vacile es el momento de invocar a Cristo, quien nos concederá el auxilio de su mano.

¿Cuáles son las “tormentas” que actualmente hacen tambalear

nuestra fe?

Agosto

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Domingo • Mt 15,21-28 (…) Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: “Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio.” Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaban y le rogaban: “Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros.” Él les contestó: “Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel.” Ella se acercó entonces a Jesús y, postrada ante él, le dijo: “¡Señor, ayúdame!” Él le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos.” Pero ella replicó: “Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.” Entonces Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas.” Y en aquel mismo instante quedó curada su hija. Una mujer extranjera se acerca a Jesús, llamándolo “hijo de David” y pidiéndole que cure a su hija. El texto enfatiza que el hecho de que la mujer no sea judía es un obstáculo para obtener la ayuda de Jesús. No obstante, el desenlace nos demuestra que lo importante es la fe en Jesús. La fe de la mujer cananea vence todos los obstáculos y Jesús lo reconoce diciéndole: “Mujer, ¡qué grande es tu fe!” Queda claro que el pueblo de Dios es toda la humanidad.

¿Es nuestra fe capaz de vencer los obstáculos que se le presenten? Presencia Apostólica

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De la Palabra a la acción

Agosto

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Domingo Mt 16,13-20

(…) Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros que Jeremías o alguno de los profetas.” Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo.” Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.” Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. En este evangelio Jesús hace a sus discípulos una pregunta fundamental a la que nosotros también debemos contestar: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” La pregunta es muy directa y nos invita a ser auténticos y a definir nuestra postura con respecto a Jesús? ¿Estamos de acuerdo con él? ¿Queremos lo mismo que él? Ante la pregunta de Jesús, Pedro responde con la confesión de fe que ya conocemos “Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo.” La fe de Pedro en Jesús le confiere al apóstol una misión relacionada con su nuevo nombre, que significa piedra, y la misión es ser el fundamento sólido sobre el que se edificará la comunidad de fe.

¿Qué le respondo yo a Jesús?

Agosto

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Domingo Mt 16,21-27

(…) Comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor, eso no te puede suceder a ti.” Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!” Luego Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras.” El domingo pasado constatamos como Pedro fue puesto al frente de la Iglesia, tras haber confesado su auténtica fe en Jesús, ahora vemos como Jesús lo reprende con palabras duras por no ser capaz de comprender las cosas a la manera de Dios. Pedro estaba pensando en esos momentos con la lógica humana, como hacemos nosotros la mayor parte del tiempo. Al hablar de “negarse a sí mismo” o “de renunciar a sí mismo”, Jesús nos invita a aprender un nuevo modo de pensar y de vivir en el que no busquemos únicamente el interés propio, en el que estemos dispuestos a olvidarnos de nosotros mismos, buscando el bien de los demás; un nuevo modo de vivir en el que dejemos de jugar todo el tiempo al “yo-yo”, como se suele decir. La afirmación paradójica de que “el que quiera salvar su vida la perderá” nos sugiere que el que sólo busca su propio bien se engaña a sí mismo y en realidad está en camino de perderlo todo.

* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo en la cita bíblica. 24

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