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PRESENCIA APOSTÓLICA

Revista bimestral núm. 74 NOV-DIC 2015 Donativo: $15.00•$2.50 US

Saber escuchar

Reflexiones

para Adviento

y Navidad 7 701000 24 1037

¿Cuánto dice el

silencio?

Conoce más sobre san Judas Tadeo


San Judas Tadeo Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México

Un libro que ofrece una visión de la devoción a san Judas Tadeo,

fundamentada en el conocimiento de la identidad e importancia del santo apóstol. Desde 1892, los Misioneros Cla­ retianos se encuentran a cargo del Templo de San Hipólito, un recinto ubicado en el corazón de la Ciudad de México que forma parte de su patrimonio históri­ co y cultural, y que actualmente se distingue por la veneración al apóstol san Judas Tadeo, cuya de­ voción se manifiesta visiblemente por toda la ciudad.

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Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México Misioneros Claretianos de México

TEMPLO DE SAN HIPÓLITO MISIONEROS CLARETIANOS DE MÉXICO

MISIONEROS CLARETIANOS

A la venta en los kioscos del Templo de San Hipólito

4/4/14 7:50:34 AM


PRESENCIA APOSTÓLICA

CONTENIDO

Director

Antonio Rangel Torres, CMF

2 . Editorial

Consejo Editorial

Rogelio Carmona Núñez, CMF Alejandro Cerón Rossainz, CMF José Juan Tapia, CMF Alejandro Quezada Hermosillo, CMF Enrique Mascorro López, CMF Lourdu Jerome Joseph, CMF Óscar Linares Rodríguez, CMF Ernesto Bañuelos C. Editora

Marisol Núñez Cruz

3.

Vida cotidiana

4.

Mi familia y yo

6.

¿Cuánto dice el silencio?

Arte y Diseño

Raúl Méndez

8 . Saber escuchar

Colaboradores

1 0 . La importancia de un funeral significativo Ilustración: Leticia Asprón

Enrique A. Eguiarte Bendímez, OAR Jesús García Vázquez, CMF Juan Carlos Martos, CMF Enrique Marroquín Zaleta, CMF Distribución

Liga Nacional de San Judas Tadeo

1 2 . El mensaje del Mirlo

PRESENCIA APOSTÓLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicación bimestral. Editor respon­sable: José Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. Número ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hipólito y San Ca­siano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F. Publicación Claretiana. Impresa en Carmona Impresores S.A. de C.V. Torreón, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx • ventas@ carmonaimpresores.com.mx • Tel. (871) 707 42 00 con 30 líneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostólica puede ser reproducido parcialmen­ te, citando la fuente y sin fines comerciales.

1 4 . Una Navidad con Espíritu

¡Te invitamos a suscribirte! mail: ligasanjudastadeo@gmail.com Tel: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89 Número suelto: $15.00 M.N. / $2.50 US. Suscripción anual: $150.00 M.N. / $25.00 US. (Incluye gastos de envío).

1 5 . Para un cristiano siempre es Navidad 1 6 . Conoce más sobre san Judas Tadeo 1 8 . David 2 0 . De la Palabra a la acción

Portada: Leticia Asprón Presencia Apostólica

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EDITORIAL

La Navidad nos invita

paz

a vivir en

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n la espera del Adviento, la liturgia nos habla de dos actitudes: esperanza y vigilancia: Juan el Bautista nos habla de hacer cambios para preparar el camino. El Adviento es tiempo de comenzar a entender quién viene y porqué. Jesús vino al mundo para ayudarnos a entender la verdad de Dios y de su Reino; para enseñarnos qué es amar, qué es servir, qué es ser justo; en otras palabras, viene a enseñarnos a vivir en paz. Una primera manera en que Jesús nos hace entender la naturaleza del Reino de Dios es naciendo entre los pobres, sin lujos que nos impidan ver la esencia de las cosas. Por eso nuestro corazón es también un buen pesebre para que nazca Jesús. Tomemos en esta ocasión el canto de los ángeles en la escena evangélica como hilo conductor para vivir la esencia de la Navidad: Jesús vino a traer la paz y nosotros deseamos vivir en esa paz que es para toda la humanidad. ¡Deseamos a nuestros lectores una auténtica Navidad y un año 2016 de crecimiento espiritual!

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Vida cotidiana

Que haya paz en la Tierra Que haya paz en la Tierra y que comience conmigo. Que haya paz en la Tierra, como estaba destinado a ser. Con Dios como nuestro Padre, hermanos somos todos. Que yo camine con mi hermano en perfecta armonía. Que la paz comience conmigo y que el momento sea ahora, con cada paso que yo dé. Que sea mi solemne juramento tomar cada momento y vivir cada momento eternamente con paz. Traducción de Let There be Peace on Earth De Jackson Miller y Sy Miller

NO HAY SITIO No hay sitio para María. No hay sitio para José. No hay sitio en ninguna casa. No hay sitio en todo Belén. No hay sitio para la vida. No hay sitio para el amor. No hay sitio para la Estrella que viene anunciando al Sol. No hay sitio para la gracia. No hay sitio para la fe. No hay sitio para María. No hay sitio para José. (Francisco Luis Bernárdez)

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Aventuras de un misionero

Mi familia y yo Jesús García Vázquez, CMF

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ola, mis queridísimos lectores! Hoy le s voy a hablar de mi familia. A mí y a mis hermanos nos gustó la forma en que nuestros padres condujeron a nuestra familia. No lo hago por presunción, sino porque me ha hecho pensar en el tema que el papa Francisco ha reflexionado mucho sobre la familia y ha hablado de eso en varias ocasiones recientes. Ha dicho, por ejemplo, que: "Todos sabemos que no existe la familia perfecta, ni el marido o la mujer perfectos. No digamos la suegra perfecta... Existimos nosotros, los pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos enseña un secreto: que un día no termine nunca sin pedir perdón.” Así nos ha hecho notar que sin perdón la familia se enferma y que más bien, la familia debe convertirse en una “escuela de perdón”. Pertenezco a una familia de catorce integrantes. Contando a mis padres, siete ya fallecieron y aún vivimos siete hermanos. Fui el sexto en la flotilla de hermanos. 4

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Aunque a mis padres nunca los vi discutir, no dudo que entre ellos haya habido diferencias y muy serias algunas. No lo dudo, porque ellos mismos nos contaban sus aventuras. Entre hermanos hubo pleitos y no pocas discusiones muy serias... Recuerdo que en muchas ocasiones nos obligaron a pedirnos perdón y , aun así, dio buenos resultados ese perdón. Los que quedamos nos queremos mucho, nos buscamos, nos reunimos y nos apoyamos en las buenas y en las malas. Nos seguimos sintiendo en familia. Creo que perdonar y pedir perdón son actitudes difíciles de conseguir a la de ya. Se tienen que trabajar todos los días y no dejar que nos gane la soberbia y el egoísmo. Quien no perdona se destruye y destruye a los demás. Les comparto las actitudes que mis padres tomaron en cuenta para fortalecer el afecto y el amor en nuestra familia: Desde bebés nos enseñaron a coger el biberón. Si usted se lo sostiene todo el tiempo, el niño crece convencido de que su

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madre es su esclava. Si le permite comenzar a hacer algo por sí mismo, apenas pueda, fomenta su autosuficiencia. Cuando queríamos algo, lo que fuera: alimentos, cosas o permisos, buscaban la forma de hacer que lo mereciéramos con trabajo. Cuando un niño recibe todo lo que quiere sin dar nada a cambio, crece convencido de que el mundo le pertenece… Además de que apreciamos más las cosas cuando las conseguimos con nuestro esfuerzo. Mi madre fue muy buena administradora. Lo que ganaba mi padre, mis hermanos mayores y, cuando crecí, también yo, se lo entregábamos tal cual y ella lo distribuía de acuerdo a las necesidades de cada miembro de la familia. Creo que tomó muy en serio aquello de: “Recibo estas arras como símbolo del cuidado que tendré de que todo se aproveche en nuestro hogar”. Desde niños nos enseñaron a persignarnos, a rezar el Padrenuestro y el Avemaría, junto con otras oraciones que aún recuerdo. Antes rezábamos el rosario porque nos ponían a hacerlo. Ahora, casi todos mis hermanos lo rezan por convicción. Nos dieron la oportunidad de recibir los sacramentos a su debido tiempo y nos dieron una educación espiritual

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Aventuras de un misionero

que nos fortaleció para enfrentar las dificultades de la vida. En casa nunca escuchamos palabrotas en boca de nuestros padres como: menso, tonto, idiota, tarado; mucho menos otras de mayor calibre —imagínense las de Alvarado, Veracruz—. Los niños repiten lo que escuchan y si les celebran que digan palabrotas, un día se las dirigirán a sus propios padres y hermanos. Hay que señalar y corregir cualquier error o falta, de manera que el niño entienda que sus actos tienen consecuencias. Claro que también es muy importante el ejemplo que ponemos los mayores. A ver, consideren esto que les voy a contar: los mayores tenían autoridad para corregir a los menores, pero no los menores a los mayores... Los mayores podían fumar delante de los hijos, y los hijos mayores de edad podían fumar, pero no delante de los papás. Yo aprovechaba que mi papá me mandaba que le encendiera su cigarrillo en el fogón, para ahorrar cerillos, y le daba dos o tres fumadas antes de entregárselo. No lo hacía por gusto —me sabia a rayos—, sino por curiosidad. Y cuando me di cuenta de que fumar deterioraba la salud, además de desperdiciar el dinero que podría usarse en cosas más útiles, decidí corregir a mis padres. Sólo que con mi madre se me pasó la mano… La única que vez que, para su mala suerte, la vi fumar. Dejé que encendiera su cigarrillo y en el primer chupete que le dio, se lo arrebaté y lo tiré al suelo, destruyéndolo con el pie al tiempo que le dije: “Mamá, usted se ve muy mal fumando.” Nunca le hubiera dicho eso, se levantó furiosa (con toda la razón del mundo, sólo a mí se me ocurrió hacer tal cosa) y me dio una cachetada bien merecida, al mismo tiempo

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que me dijo: “Esto no se le hace a su madre.” Con lágrimas en los ojos le dije: “Perdón, mamita, no lo vuelvo a hacer.” Me abrazó y dijo: “Usted también perdóneme, no debí hacerlo, menos delante de usted.” Nos abrazamos ambos con lágrimas en los ojos. Y nunca volvió a fumar. A mi papá sólo le dije, cuando yo mismo le encendí el cigarrillo y le di su buen chupete: “Apá, ¿no se ha dado cuenta cuánto trabajo le cuesta ganar el dinero? Se levanta muy temprano, enmiela sus manzanas, con tanto gusto y arte, y luego va calle por calle ofreciéndolas. Se pasa todo el día vendiéndolas, y a veces hasta lo roban (es que en una ocasión los policías le quitaron lo poco que había ganado y llegó a casa muy triste sin manzanas y sin dinero), y todavía llega a la casa a quemar su dinero. ¿No le parece que esto no está bien? Me miró tiernamente y con determinación se quitó el cigarrillo de la boca, lo puso en el suelo y lo destruyó, al mismo tiempo que me dijo: “Mire mijo, creo que tiene toda la razón, este fue el último cigarrillo que fumo, tenga la cajetilla y tírela a la basura.” Y jamás volvió a fumar. Mis papás siempre nos decían “Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar” de esta manera, siempre encontrábamos lo que buscábamos. Si usted le recoge a su hijo todo lo que deja tirado, se acostumbrará a cargar su responsabilidad sobre los demás. Recuerdo que después de aprenderme de memoria los apuntes de la escuela, me gustaba mucho leer, pasajes del Antiguo Testamento y los evangelios, teníamos una Biblia ya muy viejita pero muy ilustrada con dibujos. Así como ustedes se preocupan por darle a sus niños alimentos higiénicos y nutritivos, asegúrense también de que

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tengan un buen alimento para su mente y para su espíritu, que no se alimenten de violencia y de cosas que les hacen daño. Cuando fuimos niños, éramos como vasos vacíos dispuestos a ser llenados. No teníamos en el corazón odios, rencores, malicia, resentimientos; no sabíamos de principios, ni de Dios, respeto u honestidad, en pocas palabras, no sabíamos ni de lo bueno ni de lo malo. Pero nuestros padres son los primeros que se encargan de empezar a llenar nuestro costalito, de tal manera que cuando crecemos damos lo que tenemos. Si estamos llenos de amor a Dios y a los demás; si aprendimos a respetar, a perdonar, a ser honestos, trabajadores, alegres, si sabemos tener compasión, misericordia, con los demás, eso es lo que vamos a dar. Pero si en la vida nos alimentaron de odio, vamos a odiar y muchas veces, hasta sin motivo; si nos alimentaron de avaricia, solo vamos a querer tener, incluso destruyendo al prójimo. Si nos alimentaron con soberbia, nunca reconoceremos nuestros errores, y siempre vamos a querer tener la razón aun cuando veamos que no la tenemos. Bueno, pero no es para espantarse. Aun cuando cuenta mucho lo que nuestros padres nos dieron, te invito a tomar consciencia de que al crecer nos vamos haciendo responsables de lo que tenemos y de lo que damos. Ahora nosotros podemos decidir llenarnos del amor de Dios, para que sea eso lo que demos: amor. ¡Ánimo mis querido lectores! Creo que de vez en cuando es bueno revisar cómo fuimos educados, para comprender por qué actuamos de tal o cual manera y hacernos responsables de nosotros mismos, para no echar a perder el presente. ¡Hasta la próxima!

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Filosofía de vida

¿Cuánto dice el silencio? Lourdes García Avendaño

“De todas las formas de lenguaje de que dispone una persona para comunicarse, la menos fiable es el habla.”

El silencio dice mucho

Anónimo

H

ay culturas que tradicionalmente valoran el silencio. A nosotros a veces nos parece incómodo y lo evitamos. Seguramente todos lo buscamos cuando el ruido nos abruma... por otra parte, el silencio puede ser manifestación de inexpresividad o alcanzar un nivel máximo de expresividad. Empecemos por entender qué significa la palabra silencio según el diccionario: 1 Estado en el que no hay ningún ruido o no se oye ninguna voz. 2 Ausencia de noticias o palabras sobre un asunto. 3 En música, intervalo en que se deja de tocar o cantar, y que corresponde en duración con cada figura en la notación musical. 4 Signo de la notación musical que indica ese intervalo. 6

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alguien cercano, nos lo dedica, o peor, nos dedica mucho más que un solo minuto de su silencio… es lo último que deseamos.

5 ¡Silencio! Palabra con la que se pide a las personas que no hablen ni hagan ruido. 6 ... en silencio: Calladamente o sin hacer ruido. Cuántas acepciones para una misma pequeña palabra de sólo tres sílabas. El silencio puede ser, además, constructivo o destructivo. ¿Destructivo?, ¿cómo podría ser que no decir nada, o no compartir noticias sea destructivo?

Depende de la intención

El silencio, aunque aparentemente no dice nada, dice mucho, muchísimo. El silencio puede doler más que un insulto, porque puede expresar indiferencia y la indiferencia es lo opuesto al amor. Cuando alguien fallece, en su memoria, en su recuerdo o en su honor se dedica un minuto de silencio, pero es muy distinto cuando, estando vivos, alguien, y sobretodo

Sin adornos, el silencio sencillo puede ser más expresivo e implacable que mil palabras. El silencio puede transmitir un mensaje más claro que un largo discurso con innumerables puntos en los que uno pueda detenerse. El silencio puede decir que no o decir que sí, pero lo “dice” con más contundencia, porque no se deja adornar con nada. Más que otorgar, el silencio, sentencia. Y el silencio es también una respuesta, ¡claro que sí! El silencio no es ausencia, sólo que no deja que nada se le acerque. No deja escapar a nadie. Cuando alguien se queda sin respuesta, sin palabras, el silencio hace bien patente la carencia. Reza un dicho popular: “El que calla otorga.” Este tipo de silencio refleja una decisión de quien lo manifiesta. Es un tipo de silencio que violenta, que intimida, que provoca re-


Filosofía de vida

acciones y respuestas negativas en quien lo “recibe”.

El silencio necesario

El silencio es una necesidad humana. Un requisito para mantener el equilibrio o para recuperarlo. El silencio debe ser un refugio en la cotidianidad que a veces nos abruma, que a veces nos sobrepasa, y nos arrastra en su vorágine de ruidos, estímulos de todo tipo, ideas, exigencias sociales, y un larguísimo etcétera, alejándonos de nuestra intimidad. Como dice la definición de silencio en el ámbito de la música, el silencio es una pausa, una pausa necesaria para no dejarnos llevar, para estar con nosotros mismos, para hacer un viaje a nuestro interior, en donde debemos buscar las respuestas a nuestras dudas, a nuestros problemas, a nuestras propias indefiniciones. Ahí, dentro de nosotros, con la ayuda del silencio, podremos encontrar muchas soluciones y lo mejor, podremos encontrar la paz en medio del bullicio y la revuelta. El silencio permite y fomenta un encuentro personal, un encuentro con uno mismo, fenómeno indispensable para dirigirnos hacia una vida en plenitud. Así comienza la vida del ser humano, en un lugar donde el silencio es el rey; donde el silencio arropa, acoge e invita a la comodidad. El tiempo de gestación no es de improductividad. A pesar de no hacer uso cabal de sus sentidos, el bebé, se empieza a relacionar con su mundo y circunstancias, a través de lo que percibe en su ambiente de silencio, donde casi el único sonido es el sonido velado de la voz de su madre. El ser humano, paradójicamente, también termina su vida en una eternidad de silencio, en el seno de la madre tierra.

Este es el silencio, constructivo, problemáticas dolorosas y difíciles el positivo, el que nos hace crecer que tratamos de “borrar” con el escomo personas; el que necesita- truendo, con el ruido excesivo de mos valorar y fomentar, el que de- la vida diaria. Y creemos que, con bemos enseñar y cuyos beneficios ello, pasaron, que ya no existen y debemos propagar. El silencio nos lo que no queremos aceptar, es que permite agudizar la conciencia ahí siguen y seguirán, robándonos y ser conscientes, el silencio nos la paz, hasta que decidamos sanarayuda a mantenernos alerta y a las a través del silencio. Guardar silencio también es, a saber por dónde caminar y cuál sendero evitar. Este silencio, en- veces expresión de respeto, en ocagrandece el alma y por lo tanto a siones es la única respuesta comla persona. No hacerlo, no vivirlo prensiva ante el dolor de otro. Y o no procurarlo, nos vuelve seres no olvidemos que guardar silencio vacíos y “ruidosos”… En la músi- nos permite escuchar a los demás. Creemos momentos de silencio. ca, si no existieran los silencios, lo que escucharíamos sería sólo rui- Busquemos situaciones de silendo. Lo mismo pasa en la vida, sin cio. Fomentemos el silencio y la el silencio constructivo, reflexivo, escucha de las voces interiores interior, nuestra vida sólo será un que sólo se hacen audibles en él abrumador ruido sin final. Una y por él. Hagamos del silencio un vida cada vez más alejada del recurso de salud, hagamos del sicentro vital de su propio espíritu, lencio el mejor de los compañeuna vida en la que se sabe cada ros. Hagamos del silencio el sonivez menos quiénes somos y hacia do de la alegría y la paz interior. dónde vamos, una vida en la que se va perdiendo la propia identi- La autora es licenciada en Terapia Física y dad y la riqueza interior, su pro- Logoterapeuta fundidad y su naturaleza huma- luluwatty1@yahoo.com na y en relación con Dios. Usemos pues el silencio Dios es amigo del silencio para recuperar la identidad y el rumbo perdidos. Necesitamos encontrar a Dios. Por todo esto, evadimos Él no puede ser encontrado en el ruido el silencio, le tenemos miey el desasosiego. do, porque tememos buscar Dios es amigo del silencio. Mira cómo la naturaleza, y descubrir en él; darnos los árboles, las flores y el pasto, cuenta de quiénes somos en crecen en silencio. realidad. Cada vez que inEntre más recibimos en silenciosa oratentamos adentrarnos en el ción, más damos en nuestra vida activa. silencio, o que éste nos sale Necesitamos el silencio para poder al encuentro espontáneatocar las almas. mente, recurrimos a muchos Lo esencial no es lo que decimos, sino lo que Dios dice, pretextos para alejarnos ráa nosotros y a través de nosotros. pidamente de él y no permiTodas nuestras palabras serán inútiles, tirle realizar su función tan a menos que vengan de muy dentro. reflexiva como demandante. Las palabras que no llevan la luz de Cristo En el silencio se hacen aumentan la oscuridad. también presentes problemas pasados no resueltos, Madre Teresa de Calcuta con personas, situaciones o Presencia Apostólica

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Desarrollo humano

Saber escuchar Gylda Valadez Lazcano

T

odos hemos experimentado la desagradable sensación de no ser escuchados, de que nuestros pensamientos o sentimientos no son validados, porque no tenemos la posibilidad de compartirlos con alguien. Hay una frase que dice que Dios nos dio una boca y dos oídos para que podamos escuchar el doble de lo que hablamos. Es una idea que podemos tener presente para mantener la intención de escuchar más, dado que al parecer la mayoría tenemos mayor urgencia de hablar… Y es que saber escuchar es un arte que necesita entrenamiento. Un ingrediente importante para una buena escucha es la empatía que implica ponernos en el lugar del otro, entender sus circunstancias y su forma de percibir las cosas; conocer el mapa mental de la persona que está hablando y sus puntos de vista respecto al tema de conversación, sus sueños o sus temores; de manera que la conversación sea un encuentro y no un enfrentamiento. Para poder comunicarnos de manera efectiva con los demás, debemos tomar conciencia de que todos percibimos el mundo de manera diferente. Escuchar es una muestra de respeto hacia el otro, además de que nos permite sentirnos más cercanos y construir vínculos más estrechos; es una de las ma8

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neras más eficaces de hacer sentir al otro nuestro amor y aceptación. Algunos de los errores que más frecuentemente cometemos en una conversación son: Interrumpir. Es uno de los errores que con más frecuencia se cometen al hablar con otra persona. En lugar de dejar hablar al otro, hay quienes se impacientan por tomar la palabra y contar historias similares a las que se están narrando o sencillamente interrumpen y cambian el tema. Piensan que lo que ellos van a decir puede ser más interesante. Alterarse. Hay personas que cuando escuchan ideas o pensamientos contrarios o diferentes a los suyos se alteran con facilidad y entran en polémica. Mostrar desinterés. Cuando permitimos que nuestro tono de voz o nuestros gestos demuestren indiferencia, aburrimiento o agresividad estamos demostrando falta de interés. Estar pensando en lo que vamos a decir cuando termine de hablar la otra persona. Cuando esto ocurre dejamos de prestar atención a lo que nos dicen para centrarnos en nosotros y en buscar el momento de poder hablar. Hay un enfoque terapéutico que sugiere una atenta escucha, únicamente reflejando lo que la otra persona dice para que la persona que habla se haga res-


Desarrollo humano

ponsable del contenido de su comunicación, pero sobre todo para que se sienta escuchada. Si queremos desarrollar la habilidad de ser buenos oyentes debemos tener en cuenta algunas sugerencias del arte de escuchar: Escuchar en silencio. Escuchar atentamente, sin interrumpir, sin opinar, criticar o juzgar, exponiendo con tranquilidad la propia opinión, hasta que el interlocutor haya dejado de hablar. Observar a quien habla. Observar, poniendo atención en el lenguaje corporal y en las emociones de quien habla nos ayudará a entender con más claridad lo que esa persona desea expresar. Demostrar que estamos escuchando. Para demostrar a nuestro interlocutor que le estamos escuchando es recomendable realizar gestos, movimientos de manos o cabeza, una sonrisa, o expresiones como “claro” “entiendo”, etc. También podemos hacer alguna pregunta sobre lo que nos está contando. No ser selectivos. Para ser un buen oyente es fundamental escuchar todas las opiniones y no centrarnos sólo en las que coinciden con la nuestra. Generar un clima de confianza. Para que la persona que tenga el deseo de expresarnos sus sentimientos o sus opiniones se sienta apreciada y valorada por nosotros. Permanecer abiertos y receptivos Necesitamos estar dispuestos a aprender de los demás y saber que toda conversación puede aportarnos algo. No es ne-

Y para ser escuchados Hay que tomar en cuenta que hay cosas que podemos hacer para ser escuchados con atención. El experto en el tema Julian Treasure habla de siete “pecados mortales que se cometen al hablar” que hay que evitar si queremos ser escuchados. Los siete hábitos a los que se refiere son: el chisme, el hábito de juzgar, la negatividad, la queja, el hábito de excusarse y culpar a otros, la exageración y la mentira, y por último, el dogmatismo. Además de alejarse de esos malos hábitos, Treasure recomienda que al hablar practiquemos cuatro virtudes que hacen que seamos escuchados con atención y que mejoran el entendimiento entre las personas. Estas virtudes son: honestidad, autenticidad, integridad y amor.

cesario aferrarnos a nuestras ideas o pensamientos, creyendo que son mejores, sino estar abiertos a lo que digan los demás, sin juzgarlos ni subestimarlos. Muchas veces comunicarse resulta difícil, a pesar de tantos recursos tecnológicos. Es importante valorar que ningún aparato puede sustituir la comunicación entre dos personas con Autor desconocido el contacto visual, emocional y de alma a alma, como sería ideal Caminaba con mi padre cuando nos detuvimos en una que fuera nuestra comunicación. curva y después de un pequeño silencio me preguntó: También podemos escuchar a Además del cantar de los pájaros, ¿Escuchas algo más? la vida a través de los sonidos Agudicé mis oídos y algunos segundos después le de la naturaleza, así como del respondí: mismo silencio, que nos proporEstoy escuchando el ruido de una carreta. cionan relajación y sanación. Así Eso es —dijo mi padre—, es una carreta vacía. como escuchar a nuestra propia Pregunté a mi padre: conciencia y a nuestro corazón ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la para saber si realmente querevemos? mos algo o para tomar conciencia de nuestras emociones. Entonces mi padre respondió: Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía está la carreta, maLa autora es psicoterapeuta corporal y yor es el ruido que hace. terapeuta sistémica de pareja y familia.

Cuento para pensar

coordinacion.centroometeotl@gmail.com Presencia Apostólica

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Tanatología

LA IMPORTANCIA DE UN FUNERAL SIGNIFICATIVO

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emos hablado en varias ocasiones de que la única certeza humana es la muerte, así como del dolor que deja en nuestros corazones la pérdida de un ser querido. No importa cómo sea, este tipo de pérdida hará que nuestra vida cambie. La mayoría de las culturas, desde tiempos ancestrales, ha tenido ritos funerarios que permiten a los dolientes despedir a su ser querido fallecido. Estos ritos son muy variables, dependiendo de la cultura, la posición social, las creencias religiosas y sobre todo los afectos que teníamos hacia la persona. Estas 10

Presencia Apostólica

ANA LAURA ROSAS BUCIO

prácticas funerarias tienen muchas funciones. En primera, darle un trato respetuoso y responsable al cuerpo de nuestro ser querido, así como importantes funciones psicológicas, como darle a los dolientes un tiempo y espacio para despedirse; sociales, al permitir que los que nos quedamos estemos acompañados por los demás, y simbólicas, al permitirnos expresar nuestras creencias religiosas y espirituales. Los rituales y costumbres funerarios preparan al cuerpo de nuestro ser querido para ser depositado en su última morada y le permiten a los familiares despedirse en los últimos momentos en que aún su

cuerpo está con nosotros. Si bien es cierto que el servicio funerario nos permite mostrar nuestro respeto al difunto, el funeral es más bien para nosotros, para que podamos expresar nuestro dolor y ser acompañados por los demás. Sin embargo, uno de los problemas actuales es que hemos perdido las tradiciones funerarias, reduciéndolas solamente a unas cuantas rutinas y los servicios funerarios se han convertido en momentos de socialización y no de verdadero acompañamiento a los dolientes. En muchas ocasiones falta entender la importancia de estos momentos para los familiares y amigos.


Tanatología Dar un acompañamiento adecuado En algunas ocasiones, he visto penosamente cómo el momento del funeral se convierte en una ocasión en la que en vez de acompañar a los dolientes, les damos más dolor, al decirle cosas que pueden llegar a lastimarlos, o se convierte en ocasión de criticar a la persona fallecida o a su familia por diversas situaciones. Situaciones de fallecimiento como accidentes, homicidios o suicidios, que nos asustan tanto que hay veces que las personas no sabemos cómo acompañar a los dolientes. Hay tantos mitos, tanta ignorancia y en ocasiones morbo, que las personas pueden llegar a tratar muy mal a los familiares, la mayoría de las veces sin quererlo. Un funeral debe ser un espacio de ayuda emocional a los dolientes, un momento de acompañamiento en su dolor, y una manera en la que honramos a los seres queridos que se fueron, acompañando a su cuerpo en su último momento con nosotros. Es de enorme trascendencia lo que suceda en estos momentos, ya que un adecuado acompañamiento favorece la expresión de las emociones y por lo tanto propicia que se dé un mejor manejo del duelo.

Compartir la fe y los afectos

Ojala entendiéramos la importancia de este momento. Es un despido al cuerpo de la persona fallecida y una celebración de una nueva forma de vida espiritual. Reconocer lo que para nosotros era esa persona y lo importante que fue en nuestra vida, recordarlo en sus mejores momentos en vida, podría ser una maravillosa opción para elaborar adecuadamente nuestro duelo. Podemos compartir públicamente lo que significó la persona fallecida para nosotros con sus fotos, con un libro de recuerdos o hablando de lo que para cada uno de nosotros significó esa persona. Esto nos hará

sentir más acompañados y podremos saber que no somos los únicos a quienes les duele su partida. Compartir con los amigos y familiares los rosarios, las oraciones y la celebración de misas es parte esencial del acompañamiento significativo. Un funeral significativo es aquel en el que la familia, a pesar del dolor, se siente aliviada por la presencia de las personas que los acompañamos, por las palabras positivas dichas alrededor de su familiar, por el apoyo y ayuda recibida en esos momentos. Porque nos sintieron cerca de ellos, porque fuimos empáticos con su dolor y pesar.

Mostrar amor y respeto

Un acompañamiento emocionalmente significativo implica que los dolientes se sientan en la libertad de expresar su dolor, llorando si así lo necesitan. Perder a un ser querido es muy doloroso y el llanto es una manera de expresar ese dolor. Pedirle a alguien que no llore es no darle permiso de expresar su dolor, y este dolor no puede quedarse dentro, ya que nos contaminará y nos lastimará más. Si no nos gusta ver llorar a alguien, retirémonos y dejemos que quien lo necesita lo haga. Uno de los problemas en los funerales es que a veces nuestros intentos de consolar a los familiares hacen más mal que bien. Desde felicitarlos en vez de darles el pésame, hasta preguntar cosas inapropiadas o hacer comentarios de mal gusto que pueden generar culpa, vergüenza o mayor dolor a los afectados. La sugerencia sería: no intentemos dar consuelo a los dolientes, en especial con frases hechas y diciendo cosas que no sentimos. Los dolientes necesitan elaborar sus emociones fuertes y dolorosas, eso es parte del proceso de duelo; cuando éste vaya sucediendo se podrá comprender todo, pero al principio no. Lo correcto es dar un abrazo, sin decir ninguna palabra, y con ese abrazo decirle al doliente

que ahí estamos para lo que necesite, para escuchar en silencio, para ayudar con situaciones prácticas, como traer comida, ocuparnos de los niños, llevar o traer a alguien, etc. El mejor consuelo que podemos dar es nuestra presencia y buena disposición; recordar los buenos momentos juntos, así como las virtudes de la persona fallecida. Si no sabemos qué decir, no digamos nada. Y ¡hagamos algo práctico!, ¡Sí!, somos más útiles apoyando a la familia en cosas prácticas, como ayudar con las personas mayores o con los niños, para que los dolientes puedan concentrarse en su dolor. Si nosotros somos los dolientes, usemos el servicio funerario como un momento de darle respeto a nuestro dolor y dejémonos acompañar por las personas que nosotros queramos. Algunas familias acostumbran poner música, dar de comer, celebrar misas, rezar rosarios; todo contribuye, si se le permite a la familia vivir su momento y ser acompañada en todo el proceso. Si la muerte es una certeza para todos, la pregunta sería: ¿Por qué pocos nos preparamos para esos momentos Si lo dejamos hasta el final, las presiones económicas y los trámites nos distraerán y no nos permitirán vivir el momento como es debido. Muchas personas consideran de mal gusto hablar de estos temas y a veces hay creencias de que al no hablar de eso se evita que suceda… Pero es todo lo contrario, ocuparse de esto nos da la posibilidad de apoyar a nuestros familiares, diciendo qué es lo que queremos y evitando en lo posible dejar pendientes económicos o que tengan problemas entre ellos al no ponerse de acuerdo. La autora es psicóloga clínica, experta en intervención en crisis, tanatóloga, logoterapeuta y conferencista. Directora General del Centro de Capacitación Profesional Industrial y Personal S.C. CECAPIP. lrosasb@hotmail.com Presencia Apostólica

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EL MENSAJE Enrique A. Eguiarte OAR

A

DEL MIRLO

l pasear por los hermosos jardines del Merton College en Oxford, me di cuenta de que en una de las esquinas había una escultura de piedra que a mí me pareció ser un águila. Al acercarme pude comprobar que era una escultura muy antigua, como el mismo colegio, también observé que la rodeaban muchas monedas, que según me dijeron, los estudiantes ponían para tener suerte en sus estudios y exámenes. Mientras miraba atento la escultura, se me acercó inadvertidamente un hombre, y al verme tan interesado en ella me dijo: 12

Ilustración: Leticia Asprón

Historia para meditar

Presencia Apostólica

—¿Le llama la atención nuestro mirlo de piedra? Su voz me sobresaltó, pero cuando vi que era uno de los fieles empleados del colegio, quienes visten estrictamente según el protocolo de finales de la era victoriana, le dije: —Sí, me llama la atención, y me pregunto qué significa. El vigilante sonrió y me invitó a que nos sentáramos en uno de los bancos del el jardín. Entonces se quitó el bombín, y comenzó a decirme con voz amena y fuerte acento de Devon: —Cuentan que hace muchos años vino un estudiante de Honi-

ton. Había hecho muchos esfuerzos para poder venir a estudiar aquí, y sus primeros meses en el colegio le resultaron maravillosos; sus estudios y su ambiente, le parecieron insuperables. Todas las noches iba a la capilla gótica a darle gracias a Dios por poder estar aquí, sabiendo que era realmente un privilegio. No obstante, cuando llegó el duro invierno, posiblemente uno de los más crudos que ha habido aquí en Oxford, el joven estudiante comenzó a sentir que la vida no era tan agradable y bonita como él se había imaginado. Los profesores le comenzaron a parecer personas demasiado soberbias. Los compañeros, que hasta este momento le habían parecido amigables y cercanos, le empezaron a parecer egoístas, fríos e interesados. Su propia habitación, que era pequeña y con pocas comodidades, le comenzó a parecer realmente una cárcel. Por todo ello, a sus buenos resultados y a las buenas calificaciones obtenidas en los primeros meses, les siguieron notas bajas, y todo apuntaba a que, muy posiblemente, pronto se uniría a la lista de aquellos que habían comenzado los estudios, pero que no habían podido terminarlos, y que se habían marchado del colegio sin honra, cerrando así la puerta de un futuro prometedor. Cuando las cosas estaban ya verdaderamente muy mal, uno de los profesores, el fellow Hayward fue a su habitación a hablar con él. Después de intercambiar corteses saludos, el fellow le dijo: —Querido compañero (en el colegio los profesores y los alumnos se hablaban de esa manera, pues todos formaban una especie de “hermandad del saber”, por lo que todos eran “compañeros”). Hemos notado que últimamente tus notas han ido bajando, y te hemos visto triste, cansado y posiblemente desespera-


Historia para meditar

do. Dime, ¿pasa algo en tu interior? ¿Hay algo que podamos hacer por ti? Quiero recordarte que cuando llegaste nos llamaron la atención tu alegría y tu buen aprovechamiento, y por eso nos extraña más tu repentino cansancio y desilusión. Él por su parte se limitó a decir: —Sí, compañero Hayward, es verdad que en un primer momento llegué con una gran ilusión y alegría, pero de pronto me he ido dando cuenta de que todo era sólo una ilusión y una fantasía, y que cuando abrí los ojos, la realidad no era de colores, sino triste, gris y monótona, y esto me ha robado la ilusión. El fellow lo miró con cariño, se sonrió, y le dijo en tono amistoso: —Así que te ha atacado el “demonio meridiano”... El joven se quedó con cara asombrada, y con ganas de santiguarse por haber oído mencionar el nombre del demonio. El fellow Hayward siguió diciendo: —No te asustes. Así le llamo a la tentación y a la duda que nos asaltan en el camino de nuestra vida, y que intentan apartarnos de nuestros objetivos. Mira, compañero, a todos nos ha pasado lo que ahora te pasa a ti. La solución sólo está en ti; en que puedas en estos momentos demostrar la grandeza de tu alma. Las cosas no son ni como las veías al principio, cuando llegaste al colegio ni como ahora te las hace ver el “demoño meridiano” que ha puesto delante de tus ojos un cristal lleno de humo que te lleva a verlo todo gris. Las cosas tienen, es verdad, una realidad objetiva, tienen un color en sí, pero tú puedes darles con tu mente y con tu corazón, el color que tú quieras. Quienes son más optimistas, ven las cosas con colores más brillantes, y esto les lleva a procurar que su vida se llene de ese brillo, e intentan contagiar ese resplandor y

alegría a los demás. Los pesimistas lo ven todo oscuro, y esto les lleva a vivir con pesadumbre y tristeza, y a olvidar que la vida es una, y que hay que vivirla con gozo y alegría, dando gracias a Dios. Y de pronto el fellow se levantó y abrió la ventana de la habitación, aunque era pleno invierno. El joven se quedó sorprendido, y vio como el fellow se quedaba mirando con alegría hacia el horizonte cubierto por la nieve. Al retirarse de la ventana, todavía abierta, vio de pronto que en ella se posaba un mirlo, atraído sin duda por el calor de la habitación. Entonces el fellow le dijo: —¿Ves a este mirlo? Ha cantado en la primavera y en el otoño, y ahora, en invierno, soporta los momentos duros, sabiendo que no hay mal que dure mil años, y que al invierno le sigue la primavera, en la que volverá a comer los frutos dulces de las zarzas y de los árboles. Por ahora, guarda su canto para ese momento, y mantiene con alegría la esperanza. Y eso que el mirlo no tiene una chimenea como la que tienes tú, ni unos alimentos como los tuyos… De pronto el fellow guardó teatralmente silencio y se puso una mano en la oreja como si quisiera oír algo. Y le dijo al joven: —¿No oyes lo que el mirlo te está diciendo? El joven tímidamente llevaba su mano al oído, pero no podía oír nada. El fellow comenzó a decir en voz suave pero sonora: —Duc in altum, duc in altum, duc in altum. Luego dijo triunfante: —Ya lo has oído: Duc in altum. Y creo que tú bien sabes lo que significa esa frase: “Ve hacia lo más alto, hacia lo más profundo.” Es una invitación a no quedarte en las cosas triviales de cada día, a no dar demasiada importancia a las

anécdotas que te susurra al oído el “demonio meridiano”, sino a aspirar a lo más alto, a lo más excelso y elevado, a luchar por alcanzar tus sueños. Si miras siempre hacia lo alto, no habrá enemigo que te pueda impedir alcanzar tus metas. El mirlo seguía en la ventana, por lo que el fellow sacó de su bolsillo un trozo de pan, lo desmigajó sobre el alféizar, y el pájaro lo comió agradecido, volando después para perderse entre los árboles. El fellow finalmente dijo: —No olvides lo que te ha dicho el mirlo. Y, sin decir más, se despidió con un gesto, y salió de la habitación. El joven se quedó pensativo un rato. Posteriormente se levantó para cerrar la ventana y miró a lo lejos al mirlo, que parecía seguirle repitiendo: Duc in altum. Fue entonces que se dio cuenta de que debía seguir luchando. El fellow tenía razón. Lo había asaltado el “demonio meridiano” y había estado a punto de hacerle desistir de sus sueños y de sus aspiraciones. A partir de aquel momento, se convirtió en el mejor estudiante del Merton College y su optimismo era proverbial. Sus compañeros se admiraban de que hubiera cambiado tan radicalmente, y él solo les decía que se había dado cuenta de que es preciso luchar por lo que queremos, y de aspirar siempre a las cosas más altas. Muchos años después de haber terminado sus estudios y habiendo desempeñado su vida profesional, regresó al Merton College para convertirse en rector, y fue entonces cuando decidió mandar a hacer esta escultura de un mirlo, que a usted le ha parecido un águila, para recordarles siempre a los alumnos del colegio lo importante que es mantener los sueños, la esperanza y la alegría. Presencia Apostólica

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Navidad

Una Navidad con Espíritu

Enrique Marroquín, CMF

L

a fiesta ha sido envuelta, por los diversos pueblos, en bellas tradiciones y símbolos, de los que actualmente la sociedad de consumo se ha apropiado, quedando su contenido perdido en “La Gran Venta de Fin de Año”. El consumismo superfluo ha convertido a la Navidad en la época en la que más contrasta la desigualdad social. La Navidad así vivida se parece a una esfera del arbolito: muy brillante por fuera, pero frágil y hueca por dentro. Resulta apremiante para los cristianos recuperar estos simbolismos en su sentido original, readaptados a nuestra cultura actual. El nacimiento De entrada, está el icono franciscano del “nacimiento”, reproducción en maqueta de los hechos evangélicos: El Niño-Dios, el personaje central de este tiempo, nos sugiere que es desde la fragilidad de un bebé, que al mismo tiempo es el Dios de poder y majestad, desde donde nos llega la Salvación. Nos habla de la importancia de lo pequeño y vulnerable en el plan de Dios. Algo que nos sorprende en los bebés es la rapidez de su desarrollo, aprendiendo intensamente cada día. Eso significa esperanza: signos pequeñitos; pero dotados de gran potencial. Esperanza es lo que necesitamos en nuestro mundo convulsionado, amenazado por el cambio climático y otros trastornos ecológicos. En nuestro México, sacudido por la inseguridad producida por el crimen organizado, que disputa controles a un ejército que con frecuencia no respeta a la pobla14

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ción. Un México intimidado por una economía que mantiene a tres cuartos de su población sin satisfacer al menos alguna de sus necesidades básicas. Un México escandalizado por los “poderes fácticos”, por las tremendas desigualdades y la política pervertida como negocio, abandonada al oportunismo sin convicciones. El pesebre Israel estaba localizado en la periferia del Imperio Romano; Belén quedaba en la periferia de Jerusalén, y fue en una cueva de la periferia de Belén –la periferia de la periferia de la periferia–, donde nació Jesús. Siendo el Verbo de Dios la única persona a quien se le dieron posibilidades de elegir las circunstancias de su propio nacimiento, no pudo escogerlas peores: una sucia y maloliente cueva improvisada como establo. Las circunstancias mismas de su na-

cimiento (al menos en el relato de los evangelistas), nos enseñan que la Salvación sólo puede realizarse desde los excluidos. De haber nacido en algún palacio de Tiberíades o en cualquier fortaleza herodiana, Jesucristo nunca habría alcanzado a los últimos de la Tierra. Los villancicos, la estrella y los pastores Estos elementos evocan el romanticismo bucólico y ocultan, quizás, las dificultades de aquella noche: José, primerizo y asustado, pidiendo ayuda. Los pastores que “vigilaban”, aguardando la Salvación de Israel. Los foquitos del árbol evocan esa “gran luz” que resplandeció en la oscuridad de la noche. La luz es un factor indispensable para que podamos ver, pues sin ella de nada nos sirve una buena vista. Jesús es la luz desde la cual se nos permite percibir la realidad “con los ojos


Desarrollo humano

de Dios”. Para nuestro calendario, toda la historia gira en torno a ese momento axial –aC y dC–, y son su vida y mensaje el criterio de juicio de los acontecimientos. El árbol y la nieve El árbol, la nieve, los trineos y los renos connotan el nicho ecológico nórdico, que ciertamente creó un bello marco para la fiesta –centrada en el caritativo San Nicolás–, pero al ser impuesta con el prestigio de las economías dominantes del Norte, se convirtieron en la Navidad colonizada del Sur, apropiándose, incluso, de nuestras flores de nochebuena. La encarnación del Verbo irrumpe no sólo en la historia, sino también en la geografía, en cada pueblo, en cada época y cultura. Habrá de ser un proceso de encarnación, hasta que termine asumiendo todo lo creado. La liturgia navideña Posee un significado capaz de darle núcleo a nuestra espiritualidad. Ese proceso encarnante alcanza también la intimidad de nuestra aventura espiritual de configuración paulatina con Cristo, hasta que se apropie de nosotros, de nuestros labios, de nuestros pies y de nuestro corazón, para continuar su obra. El niño recién nacido sigue naciendo en nuevos rincones de nuestra alma, hasta que se posesione de toda ella. Los regalos Con sus envolturas y moños especiales recuerdan el gran regalo que Dios nos obsequió: su propio Hijo. También recuerdan a los pastores, solidarios con el Niño de la cueva. Navidad como día de amistad y de amor, cuando recordamos a quienes queremos y compartimos con ellos una muestra de afecto… sin caer en el consumismo de lo superfluo.

Navidad

Para un cristiano siempre es Navidad

P. Epi Diez

H

ay una frase de un poeta francés que dice: “Para un cristiano siempre es Navidad.” Y ¿por qué? Una de las respuestas está relacionada con recibir y dar regalos: Para un cristiano su propia vida y todo el universo es un regalo de Dios; ahora bien, si el cristiano es auténtico, querrá regalar a Dios, como signo de amistad y agradecimiento, aquello que a Dios más agrada. Por otra parte, todos vamos descubriendo lo que escribió aquel pensador cristiano del S. II, san Irineo, quien viene a decirnos que damos gloria a Dios cuando nos esforzamos por dar vida a los hombres. Esta sentencia siempre me ha parecido el mejor eslogan y el más evangélico para edificar el gran edificio de la Historia, construyendo en ella el Reinado de Dios, como decimos en el Padrenuestro. Y no debemos olvidar que en esta noble tarea, en la que somos socios Dios y el hombre, nadie debe sentirse jubilado hasta que le llegue la muerte. Incluso un hombre tan poco religioso como Sigmund Freud, a la pregunta de un periodista contestaba así: “Para mí, persona es alguien que ama y trabaja.” Ahora bien, si agradecerle a Dios el don de la vida o darle gloria, que viene a ser lo mismo, consiste en dar vida a los demás, como nos dice el mismo Jesús: “Yo he venido para que tengan vida en abundancia”, cada uno debemos hacer nuestra tarea con eficacia y honestidad. Todos sabemos además que en la construcción de un edificio material, tan noble y necesaria es la contribución del arquitecto como la del último peón. Pues lo mismo sucede en la construcción del gran edificio de la Historia, en cuyo empeño tan noble y necesaria será la tarea del jerarca religioso como la del político, la del luchador social, la de la esforzada madre de familia, la de la monja de clausura, la del paciente agricultor, la del perseverante maestro o la del heroico misionero que se desgasta paliando el hambre de los pobres, como al que escuché decir hace unos días: “Hace 30 años que trabajo en Etiopía, en una región donde, si aquí en España para algunos lo difícil es llegar a final de mes, allí lo difícil es llegar al final de cada día.” En conclusión, celebramos la Navidad siempre que con nuestra conducta trasmitimos a los demás que creemos en un Dios que es “Emmanuel (Dios con nosotros)” y por eso, como Él, estamos siempre al lado del hombre. Presencia Apostólica

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Nuestra devoción

Conoce más sobre

san Judas Tadeo Dios”; el nombre «Tadeo» proviene del idioma arameo y significa valiente o magnánimo. También ha sido llamado «Lebbeo» que significa hombre de corazón tierno. En la lista de apóstoles del evangelio según san Lucas aparece con el nombre de «Judas» (6,16); en Mateo (10,3) y en Marco (3,18) se utiliza el nombre «Tadeo». Todos los nombres que hacen referencia a san Judas Tadeo son significativos, pues nos hablan de su actitud y cualidades, y todos concuerdan con su advocación de las “causas difíciles”. Imitemos las cualidades del apóstol, así como su actitud ante las dificultades.

La imagen

S

an Judas Tadeo fue uno de los doce apóstoles que Jesús escogió, como nos dice el Evangelio, «para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar». San Judas formó parte de la que podemos identificar como la primera 16

Presencia Apostólica

• Lo más significativo en las re­ presentaciones del apóstol es portar en el pecho la imagen de Jesucristo; simbolizando que Tadeo lleva a Cristo en su corazón y que es parte central de su persona. También significa que es portador del mensaje de Jesús, pues lo llevó a los pueblos paganos. • Se le representa con las armas o herramientas que la tradición ha asociado con su martirio: mazo, hacha o espada. • La llama del Espíritu Santo sobre la cabeza del apóstol simboliza su presencia en Pentecostés.

San Judas Tadeo en la Biblia

comunidad de discípulos del Señor, además de ser su pariente cercano, según los relatos genealógicos.

Los nombres del apóstol

El nombre «Judas», un nombre común entre los judíos del tiempo de Jesús, viene del idioma hebreo y significa “alabanzas sean dadas a

Además de ser mencionado en la lista de apóstoles, el evangelio según san Juan nos refiere que san Judas hace una pregunta a Jesús durante la última cena: “Le dice Judas –no el Iscariote–: —Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?” (Jn 14,22-23).


Año de la vida consagrada

Por otra parte, al apóstol se le atribuye la Epístola de Judas, una de las cartas del Nuevo Testamento que se suelen llamar “católicas”, porque no están dirigidas a determinada Iglesia local, sino a un círculo más amplio de destinatarios.

Advocación y fiesta

Ser el patrono de las “causas difíciles” o de los “casos desesperados o imposibles” ha convertido a san Judas Tadeo en uno de los santos más invocados popularmente.

Su fiesta se celebra en la liturgia el 28 de octubre, aunque popularmente es recordado el día 28 de cada mes.

Aquí y ahora

Llama la atención que en la actualidad, en un momento en que hay miles de opiniones y opciones, el apóstol tenga un impacto tan grande en la comunidad creyente. San Judas Tadeo continúa realizando su misión de llevar el mensaje de Jesús a todo el mundo, en especial a los más pobres y marginados.

Sumérgete en la lectura

de Presencia

Apostólica y profundiza

Ilustración: Leticia Asprón

en tu

fe.

Laicos y consagrados, hoy

"D

éjala…” palabra, clara y válida de Jesús, dirigida a quien juzgaba neciamente como un despilfarro la muestra de amor de aquella mujer que derramó en a sus pies aquel valioso perfume. La cultura utilitarista y de funcionalidad inmediata que prevalece lleva considerar la vida de los consagrados como una especie de despilfarro de energías, de talentos, de vidas… derramemos con generosidad el valioso perfume de los dones que Dios nos dio, un gran tesoro que está contenido en nosotros, “frágiles vasijas de barro” porque también estamos llenos de limitaciones… Nos invade la perplejidad ante tantas necesidades en el campo social, en el campo de la promoción humana, en el campo de tantas urgencias de servicios de justicia y de caridad eficientes... y para dar una respuesta adecuada necesitamos la comunión —comunicación y participación— con los fieles laicos. Nos decía san Juan Pablo II que es tiempo de protagonismo de laicos y consagrados, en el sentido de que todos los que hemos decidido seguir a Jesús estamos llamados a construir una gran historia. La tenacidad para servir al anuncio de la Buena Nueva sale de quien está realmente convencido de “dar gratis lo que recibió gratis” y de proyectar en la cotidianidad y sencillez de la vida el gozo de haber encontrado el “tesoro escondido”. ¡Hay tanto por hacer! ¡Hagamos lo que nos toca! Presencia Apostólica

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Gerard van Honthorst - King David Playing the Harp

Grandes personajes de la história

David Ernesto Bañuelos C.

D

avid fue héroe de su pueblo, gran guerrero, conquistador, poeta, músico, amigo fiel; fue rey, estadista, legislador y ... hombre pecador. Diríamos que fue un hombre notable pero, al fin y al cabo, hombre pecador como todos nosotros, pero un pecador arrepentido que nos transmite un mensaje, el de la esperanza, para saber reconstruir nuestras vidas cuando tropezamos.

Héroe nacional

“Gracias a David, el sabio hijo que le sucedió vivió con tranquilidad” (Eclo 47,12-13). Cuando fue consagrado por el profeta Samuel se dice que “desde 18

Presencia Apostólica

aquel momento el espíritu del Señor se apoderó de él”. Su victoria sobre Goliat lo convirtió en héroe nacional; fue entonces cuando se inició un modelo de amistad: Jonatán, el hijo de Saúl se hizo muy amigo de David y llegó a quererlo como a sí mismo (ISam 18,1); por su parte, ya al servicio del rey Saúl, David mostró gran capacidad para cumplir lo que el rey le ordenaba que le concedió el mando de su ejército, lo que a todos agradó. La popularidad de David fue tanta que logró una brillante y ascendente carrera que provocó la envidia del rey, quien innumerables veces trató de matarlo, situación que hizo exclamar a David frente a Jonatán: “¿Qué he hecho yo?... ¿Qué pecado he cometido contra tu padre para que él busque matarme?” (ISam 20,1). Sin embargo, la grandeza de alma de David se manifiesta en perdonarle la vida cuando estuvo en sus manos quitársela: “¡El Señor me libre de alzar mi mano contra mi señor el rey! ¡Si él es el rey es porque el Señor lo ha escogido!” (ISam 24,6).

David es proclamado rey

Cuando Saúl y Jonatán mueren en la guerra, David entonó un lamento que expresa la nobleza, el afecto y la fidelidad hacia un gran amigo: “¡Angustiado estoy por ti, Jonatán, hermano mío!” Y sólo entonces, el fiel siervo de Saúl es proclamado rey de Judá a los 30 años para luego reinar 40.

La Ciudad de David

En seguida atacó a los jebuseos y capturó la fortaleza de Sión que se convirtió en la Ciudad de David, como se le llamó a Jerusalén e hizo de ella la capital del reino, a donde trasladó el arca del Señor. La elección de Jerusalén fue políticamente bien pensada porque, además de estar bien protegida

naturalmente por hallarse en la cima de una meseta y tener agua de un manantial perenne, David podía gobernar los territorios de Judá e Israel por encima de las rivalidades entre el norte y el sur. En la promesa de que el Señor le dará una dinastía estaba en germen la esperanza mesiánica de Israel: “Tu dinastía y tu reino estarán por siempre seguros bajo mi protección” (2Sam 7,16).

La conversión de David

Luego iniciaron las campañas militares de David. Iba triunfando y conquistando pueblos y territorios, pero… la ociosidad y el poder vencieron. Cuando el profeta Natán le recriminó su conducta por el adulterio cometido con Betsabé y el homicidio de su esposo, David con gran humildad reconoció sus errores y trató de vivir honradamente, con la preocupación por asentar sobre bases sólidas la organización de su reino. La persona y el reinado de David dejaron huella profunda en el pueblo de Israel, que vio en él a su héroe por excelencia, después de Moisés. A David se le atribuye gran parte del libro de los Salmos, en particular el Salmo 23 y el Salmo 51 que dan testimonio de la naturaleza sincera y humana del rey y su talento para la composición poética. Como un gran estadista, David, aunque ya anciano, decidió la suerte de Israel proclamando heredero a Salomón, hijo de Betsabé, quien había sido elegido por Dios como lo atestiguaba el profeta Natán. El consejo del rey a su hijo y heredero al trono fue: “Ten valor y pórtate como un hombre. Cumple las ordenanzas del Señor, tu Dios.” Y Salomón actuó con inteligencia cuando el Señor le ofreció “Pídeme lo que quieras” y lo que Salomón pidió fue la sabiduría para gobernar” (IRe 3,1-14).


Reseña

La

Palabra noviembre-diciembre

Noviembre Todos los Santos Mt 5, 1-12

1

(…) Cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo: “Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.” Las bienaventuranzas de Jesús bendicen, animan y dan esperanza a las personas que sufren y son marginadas en este mundo. Como cristianos, la manera de imitar a Jesús es bendecir a estas personas y hacer lo que esté a nuestro alcance para darles esperanza también. De ahí que, después de mencionar a los pobres y a los que sufren, las bienaventuranzas nos enseñan que la forma de ser

dichosos, bienaventurados y bendecidos en el Reino de Dios es tener misericordia, ser limpios de corazón y trabajar por la justicia. ¿Qué hago en mi vida cotidiana para contribuir al proyecto de Jesús?

Noviembre Domingo Mc 12,38-44

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(…) Enseñaba Jesús a la multitud y le decía: “¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles: buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos rezos. Estos recibirán un castigo muy riguroso.” En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza, ha echado todo lo que tenía para vivir.” Una vez más Jesús nos enseña a distinguir cuáles son las actitudes que contribuyen a la construcción del Reino de Dios y nos advierte contra la hipocresía que es un mal muy frecuente en nuestra sociedad. Con el ejemplo de los escribas, Jesús nos previene de ocuparnos demasiado por nuestro aspecto, con los fines impresionar a los demás y de Presencia Apostólica

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De la Palabra a la acción conseguir privilegios que alimenten la ilusión de ser más que los demás. El segundo ejemplo que pone Jesús en esta ocasión contrasta con el primero. Es el caso de una viuda pobre que echa en las alcancías del templo sólo dos monedas de muy poco valor. Normalmente esta viuda y su ofrenda pasarían desapercibidas, como pasan muchas veces los esfuerzos de los pobres. Sin embargo, Jesús estaba ahí para valorar y apreciar todo lo que esta pobre viuda está haciendo al dar con amor lo único que tiene. ¿Estoy dispuesto a dar más que lo que me sobra?

Domingo Mc 13,24-32

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Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo Jn 18,33-37

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(…) Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo. Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre.” Jesús ofrece este mensaje escatológico, es decir, referido al “final de los tiempos” para hacer reflexionar a sus discípulos sobre el sentido y significado de la vida, sobre el hecho de que todas las cosas dependen de Dios y sobre la esperanza que nunca debe fallar, especialmente en los tiempos y momentos más difíciles. Esta lectura nos invita a vivir en una manera que nos 20

Noviembre

Presencia Apostólica

Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

Noviembre

lleve a estar listos para encontrarnos con Dios, aunque no sepamos cuándo ocurrirá. La manera de estar listos para ese encuentro es amando a Dios y cuidándonos unos a otros; incluyendo en ese cuidado a todas las personas, pero en especial a las más necesitadas. ¿Pienso en el sentido de mi vida?

(…) Preguntó Pilato a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó: “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?” Pilato le respondió: “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?” Jesús le contestó: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí.” Pilato le dijo: “¿Conque tú eres rey?” Jesús le contestó: “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.”

La fiesta de Cristo Rey se celebra el domingo anterior al comienzo del año litúrgico; es decir al primer domingo de Adviento. Jesús es rey en un Reino muy diferente de los reinos que conocemos. Se trata de un Reino que no está fundado en la riqueza ni el poder, sino en el amor y la justicia; un reino que no se impone por la fuerza. A diferencia de los reinos mundanos, el Reino en el que Jesús es rey está hecho para trascender. Trasciende este mundo y tiene que ver con la verdad. Paradójicamente, quien reina en este Reino se distingue por sus actitudes de servicio, en especial hacia los más necesitados. Jesús nos dice que él es testigo de la verdad y que esa es la razón de su presencia en el mundo; un testigo da testimonio de algo de lo que tiene ver-


De la Palabra a la acción

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1er. Domingo de Adviento Lc 21,25-28.34-36

(…) Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre. La liturgia del Adviento despierta en nosotros dos actitudes: la esperanza y la vigilancia. Es interesante observar que este evangelio pone las preocupaciones de la vida cotidiana al mismo nivel que los vicios y la embriaguez, en el sentido de que son causas que entorpecen nuestra mente, haciéndonos olvidar lo que esperamos y haciéndonos olvidar el sentido de nuestra vida. Siempre estamos preocupados por algo y esto nos parece muy aceptable. Pero ¿nos hemos pre-

guntado de qué nos sirve preocuparnos? Nos sirve ocuparnos, nos sirve tomar conciencia. Preocuparnos es sólo un vicio que nos entorpece. Jesús nos hace ver que la preocupación es un peso innecesario que cargamos en nuestra vida. Tener fe nos ayuda a librarnos de ese peso.

Diciembre

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2°. Domingo de Adviento Lc 3,1-6 En el año decimoquinto del reinado del César Tiberio, siendo Poncio Pilato procurador de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su hermano Filipo, tetrarca de las regiones de Iturea y Traconítide; y Lisanias, tetrarca de Abilene; bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino la palabra de Dios en el desierto sobre Juan, hijo de Zacarías. Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de las predicciones del profeta Isaías: Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, Toda montaña y colina, rebajada; Lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la salvación de Dios. Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

dadero conocimiento. Él vino al mundo para ayudarnos a entender la verdad de Dios y de su Reino. ¿Me esfuerzo por comprender los valores del Reino de Dios?

El Adviento nos presenta a san Juan Bautista para invitarnos a preparar nuestra vida para la próxima llegada del Señor en la Navidad, así como para su llegada al final de los tiempos. El mensaje de Juan el Bautista nos habla de hacer cambios importantes; utilizando la metáfora de la construcción de un camino nos habla de enderezar, Presencia Apostólica

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De la Palabra a la acción

Diciembre

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Nuestra Señora de Guadalupe Lc 1,39-48

(…) María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor.” Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.” Así como nuestra madre María salió presurosa a apoyar a Isabel en su necesidad, hoy celebramos también esa actitud de cercanía, amor y servicio de la virgen María en su título de Nuestra Señora de Guadalupe, para apoyar en su necesidad al pueblo de México que vivía en “tinieblas y sombras de muerte” ofreciendo a todos la “luz que no conoce ocaso”: Jesucristo, nuestro Señor. María de Guadalupe, fue reconocida como “el rostro materno de Dios” por nuestros Obispos de América Latina y han hecho bien porque su pre22

Presencia Apostólica

sencia y acción evangelizadora, desde 1531, han construido caminos de reconciliación y paz, tan necesarios para nuestro país. ¡Gracias Madre por tu mirada de amor y libertad! ¿Cómo podremos honrar a nuestra Señora de Guadalupe en nuestra vida cotidiana?

Diciembre

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3er. Domingo de Advient Lc 3,10-18

(…) La gente le preguntaba a Juan el Bautista: “¿Qué debemos hacer?” Él contestó: “Quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo.” También acudían a él los publicanos para que los bautizara, y le preguntaban: “Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros?” Él les decía: “No cobren más de lo establecido.” Unos soldados le preguntaron: “Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?” Él les dijo: No extorsionen a nadie, ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario.” Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: “Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. El los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue.” Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena nueva. Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

rellenar, rebajar, allanar, etc. Es decir nos habla de hacer grandes cambios que implican esfuerzo y trabajo, de preparativos serios para el encuentro con el Señor. Nos hace reflexionar y ver cómo podemos ser mejores personas; prepara nuestros corazones para que podamos reconocer a Jesús y tener un auténtico encuentro con él. ¿Cómo preparamos nuestro corazón para poder recibir a Jesús?

Ante la pregunta directa y sencilla “¿Qué debemos hacer?” Juan el Bautista responde también de manera clara y simple, dándonos a entender que debemos compartir lo que tenemos y cumplir cada uno con nuestro propio papel con honestidad y justicia. Estos


De la Palabra a la acción

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4º. Domingo de Adviento Lc 1,39-45

(…)María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor.” El evangelio nos narra la visita de María a Isabel. Reflexionemos en esta ocasión en lo que significa visitar; visitar es ir al encuentro del otro; implica mostrar interés y cuidado por el otro. Estas son actitudes que podemos aprender de María en este tiempo de Adviento. En este caso María se encamina “presurosa” a visitar a Isabel porque tiene la necesidad y el deseo de compartir con ella la buena noticia que ha recibido. Como respuesta, Isabel bendice a María con palabras que ahora nosotros repetimos en el Avemaría y hasta el niño que crece en el vientre de Isabel —Juan el Bautista— bendice a María y a Jesús saltando en el seno de su madre.

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La Natividad del Señor Lc 2,1-14

Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre.” De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!” En Navidad celebramos que Dios nos ama y que Jesús vino a transformar la tierra con su amor. El mensaje de los ángeles nos hace entender que Jesús vino a enseñarnos cómo vivir en paz. Las circunstancias del nacimiento de Jesús —recostado en un pesebre porque no hubo lugar para ellos…— y el papel de los pastores, como testigos de este acontecimiento y como primeros destinatarios de la buena noticia, nos enseñan que ante Dios no tienen valor los privilegios como el poder y la riqueza, y que Jesús vino a transformar este mundo en un lugar más justo. ¿Tengo presente el sentido de la Navidad o sólo la vivo como una fiesta más? Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

personajes que aparecen en el Evangelio de hoy no han sido indiferentes ante el mensaje escuchado y desean dar un giro en sus vidas; por eso preguntan cómo. El Adviento es un tiempo que nos invita a preguntarnos con toda claridad si cada uno de nosotros está haciendo lo que debe hacer. Si no lo estamos haciendo, se nos invita a enderezar el camino. ¿Y yo, qué debo hacer?

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Jn 1, 1-18

(…) Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: “A éste me refería cuando dije: «El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo.»” De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley le fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.* El evangelio de san Juan nos da perspectiva acerca de quién es el niño que nace en Belén. Nos dice que ya existía desde el principio y que estaba con Dios, con quien creo todas las cosas. Este evangelio le llama a Jesús luz verdadera y le llama “la Palabra”. Que el evangelio de Juan se refiera a Jesús como “la Palabra” nos hace entender que Jesús tiene la misión de comunicarse con todas las personas para transmitirnos el mensaje del amor de Dios; para enseñarnos a vivir en paz con los demás seres humanos y con toda la creación. También Jesús, como Palabra, nos ayuda a entendernos mejor entre nosotros y a levantar nuestra voz en favor de la justicia. ¿Me da este evangelio de san Juan una perspectiva más clara de la trascendencia de la Navidad?

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Domingo La Sagrada Familia de Jesús, María y José Lc 2,41-52 Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hi24

Presencia Apostólica

cieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca. Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando, llenos de angustia.” Él les respondió: ¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas. Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres. Jesús vino al mundo en el seno de una familia. En el suceso que nos narra el evangelio vemos a María y a José sufrir la preocupación y la angustia que sufriría cualquier pareja de padres ante la falta de cualquiera de sus hijos, y también vemos que ellos hacen su mayor esfuerzo y no paran hasta encontrarlo. Cuando María y José encuentran a Jesús se sienten aliviados, pero también enojados. María le reclama a Jesús: “¿por qué te has portado así con nosotros?” La respuesta de Jesús —que todavía no puede ser comprendida por sus padres— explica que él tiene una misión —relacionada con su Padre Dios— que va más allá de los límites y expectativas de la familia. Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

Misa del día

* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerloen la cita bíblica.




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