PRESENCIA APOSTÓLICA
Revista bimestral núm. 75 ENE-FEB 2016 Donativo: $15.00•$2.50 US
Agradecer y gozar ¿Es necesario preocuparse? Reflexiones para el AÑO NUEVO
2016
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San Judas Tadeo Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México
Un libro que ofrece una visión de la devoción a san Judas Tadeo,
fundamentada en el conocimiento de la identidad e importancia del santo apóstol.
Desde 1892, los Misioneros Cla retianos se encuentran a cargo del Templo de San Hipólito, un recinto ubicado en el corazón de la Ciudad de México que forma parte de su patrimonio históri co y cultural, y que actualmente se distingue por la veneración al apóstol san Judas Tadeo, cuya de voción se manifiesta visiblemente por toda la ciudad.
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Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México Misioneros Claretianos de México
TEMPLO DE SAN HIPÓLITO MISIONEROS CLARETIANOS DE MÉXICO 4/4/14 7:50:34 AM
Ven a vivir
la alegría de
servir,
realizando labores de
evangelización y promoción social.
Presencia en México y en más de 60 países
MISIONEROS CLARETIANOS
CONTENIDO
PRESENCIA APOSTÓLICA Director
Antonio Rangel Torres, CMF
2 . Editorial
Consejo Editorial
Alejandro Cerón Rossainz, CMF José Juan Tapia, CMF Alejandro Quezada Hermosillo, CMF Enrique Mascorro López, CMF Lourdu Jerome Joseph, CMF Óscar Linares Rodríguez, CMF Rogelio Carmona Núñez, CMF Ernesto Bañuelos C.
3 . Vida cotidiana 4 . Misión en la montaña: caminos y huellas
Editora
Marisol Núñez Cruz Arte y Diseño
6 . Los Reyes Magos
Raúl Méndez Colaboradores
Enrique A. Eguiarte Bendímez, OAR Jesús García Vázquez, CMF Juan Carlos Martos, CMF Enrique Marroquín Zaleta, CMF Distribución
8 . Agradecer y gozar 1 0 . ¿Es necesario preocuparse?
Liga Nacional de San Judas Tadeo
1 2 . Perder lo que no se ha tenido
¡Te invitamos a suscribirte! mail: ligasanjudastadeo@gmail.com Tel: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89 Número suelto: $15.00 M.N. / $2.50 US. Suscripción anual: $150.00 M.N. / $25.00 US. (Incluye gastos de envío).
1 4 . Los globos 1 6 . La propuesta de Jesús Ilustración: Leticia Asprón
PRESENCIA APOSTÓLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicación bimestral. Editor responsable: José Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. Número ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hipólito y San Casiano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F. Publicación Claretiana. Impresa en Carmona Impresores S.A. de C.V. Torreón, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx • ventas@ carmonaimpresores.com.mx • Tel. (871) 707 42 00 con 30 líneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostólica puede ser reproducido parcialmen te, citando la fuente y sin fines comerciales.
1 8 . Nuestra devoción
1 9 . De la Palabra a la acción
Presencia Apostólica
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EDITORIAL
El tiempo que
U
se nos da
n año más no es sólo más tiempo; es el tiempo que se nos da, nuestro momento en la historia, el único en el que podemos actuar. Cada momento será diferente en la experiencia de cada uno; así como el clima es variable y nunca se repiten condiciones idénticas, así nuestra experiencia de la existencia será variable y a cada uno nos toca responder con la mejor actitud. Ahora tenemos el regalo de la vida y la forma de corresponder a ese regalo es agradeciendo y gozando cada día que Dios nos regala y en el que su amor se manifiesta. Para esto necesitamos un corazón abierto para recibir y para dar. En este Año de la Misericordia se nos invita a tratar de que nuestro corazón se parezca al corazón de Dios que no sabe cerrarse, que no deja fuera a nadie. En este número ofrecemos artículos que nos pueden ayudar a conocernos mejor, a encontrar el sentido de nuestros esfuerzos y a seguir relacionando nuestra fe con nuestra vida, para aprovecharla mejor. Permitamos que nuestra fe transforme nuestra visión de la vida y que sea la fuente de nuestra fuerza. Deseamos a nuestros lectores un año 2016 lleno de bendiciones, y que cada uno las sepa valorar y compartir.
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Vida cotidiana
BENDICIÓN DE
AÑO NUEVO
• Que la dimensión más significativa de tu vida sea tu relación con la Fuente de toda Bondad que nunca deja de cantar canciones amorosas a tu alma. • Que encuentres vitalidad, sentido y significado en todo lo que haces cada día. • Que valores a tus seres amados y les hagas saber cuán queridos son por ti. • Que hagas elecciones y decisiones que reflejen tu auténtico ser. • Que te veas al espejo y sonrías sorprendido, al menos una vez al día. • Que recuerdes que lo que cuenta, por encima de todo, son las relaciones —más que el trabajo, el dinero y todas las cosas materiales en las que invertimos tanto tiempo. • Que vivas de una manera despejada, disfrutando de la libertad de estar contento. • Que conserves tu sentido del humor cuando las cosas no marchan como quisieras. • Que encuentres aventura en cada nuevo día y que te sorprendas con las maravillas que la creación te presenta continuamente. • Que no renuncies a ti mismo cuando otros te den la espalda o no te entiendan. • Que atiendas la salud de tu cuerpo, mente y espíritu. • Que tomes riesgos y aceptes los retos de crecimiento que se te presenten. • Que te apoyes en tu fuerza interior y en tu capacidad de resiliencia cuando lo necesites. • Que la paz que llevas dentro de ti se deslice hacia los corazones de los demás para que nuestro planeta se convierta en un lugar sin división, sin violencia y sin guerra. Hna. Joyce Rupp Traducido de A New Year Blessing www.joycerupp.com
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Aventuras de un misionero
Misión en la montaña: caminos y huellas Jesús García Vázquez, CMF
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a vida está hecha de caminos que llevan y traen alegrías, tristezas, esperanzas, amores, triunfos, fracasos. Esos caminos te ayudan a ser el hombre o la mujer que Dios quiere de ti y a lograr lo que tú quieras hacer de ti. Muchos dicen que la historia se repite, pero no es cierto. Aunque parezca que otros están haciendo lo mismo que tú, nunca lo harán igual. Eres único e irrepetible. Por eso esfuérzate por hacer bien lo que hagas. Es cierto que en la vida no eres indispensable, pero sí necesario, porque Dios te creó con una responsabilidad. Reconoce y dale gracias a Dios de que hay muchas cosas que sólo tú sabes, aunque a veces haya quienes, llevados por la envidia y el orgullo, no quieran reconocerlo. En los caminos de la vida siempre se dejan huellas, buenas o malas. No confundas el bien con el mal. 4
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Hay muchos que hacen muy bien el mal y otros que quieren hacer el bien pero lo hacen muy mal.
Cristo es el camino
Hay caminos que te llevan a la fama, otros al poder, otros a la riqueza. Pero hay uno que te lleva al Padre y este camino se llama Cristo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,16). Ten en cuenta que el poder, la fama y la riqueza se terminan con la muerte, y a veces mucho antes, pero el cielo, donde está el Padre, que nos creó para Él, es eterno.
Hay que moverse
Caminar implica movimiento y qué bueno que nos movamos, porque, como nos dijo el papa Francisco a los claretianos: “Las personas que no se mueven son como las aguas estancadas, acaban por pudrirse”. El agua, si no se mueve para dar vida, también se pudre. Un automóvil que no se mueve, acaba echándose a perder, la má-
quina se pega y, si no se repara a tiempo, no vuelve a servir. Ahora, así como para mover un carro se necesita la inteligencia de la persona, también para mover tu cuerpo necesitas tu inteligencia. El carro en movimiento debe ir por un camino y lo puedes usar para hacer el bien o el mal; igualmente, tu cuerpo va por los caminos de la vida y lo usas para hacer el bien o el mal, ojalá que siempre sea para el bien.
La misión
Un día me levanté temprano pensando en hacer el bien. Las estrellas en el firmamento, unas se movían como jugando a la matatena, otras parecían perseguirse, mientras que la luna, ¡ni sus luces!, perezosa —¡perdón hermana luna!—, cansada de trabajar toda la noche, desvelada, se había ido a dormir arrullada por el canto de los grillos en los brazos de las montañas. Al levantarme también me sentía perezoso, pero, al ver tanta mara-
Aventuras de un misionero
villa, le pedí a Dios que me llenara de su amor para llevar a cabo la misión que me proponía realizar. Un indígena descalzo, quien había llegado desde el día anterior, sería mi guía, mi Jesús, a quien debía seguir. Me saludó en su lengua: “¡guatzalu tata!” (que quiere decir buenos días). El Idioma tlapaneco es muy hermoso. Le doy gracias a Dios que me dio la facilidad de aprender muchas palabras. En fin, nos preparamos: él me ayudó a ensillar a la Chicha, una mula muy experimentada en los caminos escabrosos de la montaña, mientras, con la ayuda de la cocinera, yo preparaba unos huevitos de gallo y gallina con frijolitos y unas tortillas recién hechas a mano, pues Martina, nuestra cocinera, quien atendía a los misioneros como quien atendiera al mismo Cristo, también ya se había levantado a moler el nixtamal para hacernos las tortillas. ¡Qué rico, ni se imaginan! Y además, un riquísimo café de olla, molido en metate y endulzado con piloncillo que ¡para qué les cuento! Bueno, vamos al objeto de nuestra aventura. Sucede que el papá del guía se estaba muriendo de paludismo y para llegar a su casa había que caminar ocho horas. Yo llevaba la misión, encargada por mi superior, de inyectarle al enfermo un medicamento por tres días. Ya no me acuerdo qué era, pero sabíamos que con eso sanaría, pues ya se tenía la experiencia de otros casos. Yo tenía poca experiencia para realizar el encargo y había que hacerlo bien, ya que el medicamento era caro y delicado… pero no cabe duda de que Dios se vale de la ignorancia para hacer maravillas. Al comenzar el viaje, la belleza de la aurora no se hizo esperar, bellísimos colores le daban la bienvenida al sol, quien pronto
aparecería para juntarse en alabanza al canto de los gallos, los grillos las pichuacas y uno que otro cascabelear de las víboras. Envuelto en esa maravillosa armonía de sonidos yo rezaba mi rosario, reclamando a Dios en cada misterio: “Señor, ¿por qué quieres que la haga de médico si no estudié para ello? ¡Si cometo algún error, tú verás cómo lo arreglas!” Después de haber subido y bajado dos gigantescas montañas y de haber atravesado dos enormes ríos —en uno de los cuales me di un rico chapuzón—, llegamos a la aldea donde estaba el enfermo con los ojos cerrados, ya con la piel pegada a los huesos, pues las fuertes fiebres no lo dejaban aprovechar los alimentos, además de que ya no quería comer. Muy cansados y con mucha hambre, pensábamos llegar a comer un riquísimo caldo de pollo que nos habían preparado para darnos la bienvenida, pero, al ver al señor en ese estado, decidí ungirlo con el santo oleo de la salud en primer lugar, invitando a todos a hacer oración por él. Acto seguido, en nombre de Dios le administré el medicamento y ¡que lo hago bien y a la primera! Aún así la fe de los indígenas era todavía más grande que la mía, pues me atreví a decir —sin tomar en cuenta el poder de Dios— que no creía que el enfermo llegara con vida al día siguiente… menos mal que agregué: “Oremos por él y por nosotros para que aceptemos la voluntad de Dios.” Entonces le preparé al enfermo una jícara de agua con mucho limón, dos cucharadas de miel y media cucharada de bicarbonato que poco a poco fue consumiendo hasta terminarla. Mientras tanto, nos fuimos a disfrutar del riquísimo caldo de pollo con una deliciosa
salsa y las famosas tortillas hechas a mano que sabían a gloria. Apenas estábamos terminando de consumir aquellas maravillas cuando escuchamos: “¡el Tata quiere comer!” Todos corrimos a ver al enfermo, quien tenía los ojos bien abiertos, y quien, ya sin fiebre y con mucha hambre, se comió un gran plato de caldo con pechuga, pues tenía casi una semana sin comer. Al día siguiente, después de que le volví a aplicar el medicamento, tomó sus alimentos sentado en la cama. Y ¡claro! Su jícara de agua con limón y bicarbonato. El tercer día, después de recibir la última inyección, ya pudo estar con su familia y, aunque aún se sentía cansado, hizo el esfuerzo de estar con nosotros. Como ya era tarde y aún había que esperar reacciones del medicamento, me esperé hasta el día siguiente para emprender el regreso. Como a las seis de la mañana del otro día, después de dejar la indicación de que el paciente siguiera con su agua de limón con bicarbonato, acompañado con la sinfonía de los ruidos matutinos y el kíkirikí de los gallos, emprendí el regreso a casa, con la Chicha cargada con media docena de pollos y dos docenas de huevos de verdad. Y ¡lo más importante! el enfermo se levantó a despedirme y me dio un abrazo lleno de gratitud que me hizo sentir muy satisfecho y agradecer la ayuda de Dios. Ahora, ustedes, mis lectores, piensen qué fue lo que realmente curó al Tata: el medicamento, el agua de limón con bicarbonato, la oración de todos, el apoyo de su familia, el caldo de pollo o la voluntad de Dios. O fue un trabajo de equipo en el que participaron nuestros esfuerzos y la voluntad de Dios. Se lo dejo de tarea. ¡HASTA LA PRÓXIMA! Presencia Apostólica
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Tradiciones
Los tres Reyes Magos
E
n nuestros tradicionales nacimientos hay tres personajes cuyos nombres y orígenes son muy particulares. Se trata de los tres Reyes Magos. Si leemos los evangelios, nos daremos cuenta de que sólo san Mateo habla de ellos. No obstante su mención es poco detallada, pues no nos dice cuántos eran ni mucho menos cómo se llamaban… 6
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Origen de la tradición La tradición ha hablado de tres Reyes Magos, pues son tres los regalos que Mateo sí menciona en su evangelio: oro, incienso y mirra. Pero, ¿entonces de dónde vienen los nombres de esos tres personajes que adornan nuestros nacimientos? La respuesta la hallamos en los evangelios apócrifos, ese conjunto de escritos posteriores a los evangelios canónicos (los cuatro
Enrique A. Eguiarte, OAR
aceptados por la Iglesia). Los evangelios apócrifos fueron redactados con un doble fin. Por una parte tenemos los que se hicieron para avalar doctrinas erróneas, haciéndolos parecer como documentos auténticos, pero de estos no nos vamos a ocupar ahora, y por otra parte, están los evangelios apócrifos escritos con una finalidad edificante. Estos textos fueron escritos con el deseo de rellenar los huecos
Adorazione dei Magi; Gentile da Fabriano
Tradiciones
y vacíos informativos que nos han dejado los evangelios canónicos. Podemos catalogar a los evangelios apócrifos por ciclos, de acuerdo con los temas que desarrollan. Así, tenemos evangelios que nos hablan de la infancia de Jesús, otros que nos hablan de su vida pública y, finalmente tenemos otros que nos hablan sobre la pasión y muerte de Cristo. Los que ahora nos interesan son los relativos a la infancia de Jesús que nos proporcionan una gran cantidad de datos y anécdotas, algunas de las cuales han pasado a
nuestra misma tradición católica e incluso a la iconografía. Entre estas tradiciones piadosas tenemos, en el llamado evangelio árabe de la infancia de Jesús, los tan buscados nombres de los tres reyes que fueron a ver a Jesús y le ofrecieron sus presentes. Según este evangelio los reyes se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar. Ciertamente se trata de nombres ficticios, y así lo reconocieron los que escuchaban estas narraciones en la antigüedad, pues, por ejemplo, el nombre de Melchor proviene de la raíz semítica mlk, cuyo significado, tanto en hebreo, como en siríaco, arameo e incluso en árabe, es el de “rey”. Suena un poco raro que haya un rey que se llame “Rey”; algunos complementarían esta etimología sumando a ella la palabra hebrea hor que significa, “luz” y así Melchor sería el rey de luz. Independientemente de las etimologías de los nombres, la tradición se fue transmitiendo de generación en generación y hoy todos los niños católicos saben de memoria el nombre de los tres reyes, así como el medio de locomoción que utilizan y la raza a la que pertenecen y a la que representan.
no dejemos de ponerles el zapato bien boleado —como se hace en México— o de escribirles una carta, teniendo bien presente que ellos representan que la salvación de Cristo es para todos y que los imitemos, como nos invita a hacerlo san Agustín. Los reyes volvieron a su tierra por otro camino después de haberse encontrado con Jesús y de haber sido advertidos en sueños de que no volvieran con Herodes, tal como nos narra el evangelio según san Mateo. Para san Agustín, el cambio de camino representa un cambio de vida. No se puede seguir el mismo camino de pecado y de mediocridad, después de haberse encontrado verdaderamente con Cristo. Si nuestro encuentro con Jesús en la Navidad ha sido auténtico, no podemos seguir transitando nuestros viejos caminos. Seamos como los reyes magos, cambiemos de camino, pues hemos encontrado al Mesías y él nos ha invitado a ser mejores. ¡Feliz día de Reyes!
¿Qué significan los magos de Oriente?
Lo importante de este acontecimiento, y es lo que pretende san Mateo al ofrecernos en su evangelio la narración de la visita de los reyes magos al niño Jesús recién nacido, es insistir en el tema de la universalidad de la salvación que ha traído el Hijo de Dios. La visita de los magos es la Epifanía, es decir la manifestación de Cristo como salvador universal. Él viene a salvar a toda la humanidad, sin distinción de raza, condición o lengua. Por todo esto, cuando celebremos la fiesta de los Reyes Magos,
En su libro Jesús de Nazareth el papa Benedicto XVI explica que los magos que aparecen en el evangelio son «buscadores de la verdad» y representan a todos los hombres buscadores de Dios de todos los tiempos y de todos los lugares. Presencia Apostólica
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Filosofía de vida
Agradecer y gozar Lourdes García Avendaño
“La gratitud es la memoria del corazón.”
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Lao Tse
os palabras tan sencillas, tan simples, pero con un significado muy grande, muy profundo, muy importante, yo diría vital. ¿Vital?... porque esa palabra significa, según el diccionario, perteneciente a la vida o de suma importancia o trascendencia o que está dotado de gran energía o impulso para actuar o vivir. Actitudes que nos llenan de energía Exactamente, agradecer y gozar son dos acciones que si las practicamos constantemente, nos proporcionan energía para continuar, energía para sobreponernos, energía para trascender. La mayor parte de nuestro tiempo y de nuestras acciones se suelen dedicar a exactamente lo contrario… ¡pedir y quejarnos! Por más duro que parezca, es verdad. Constantemente estamos “pidiéndole a la vida” 8
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que nos dé, por ejemplo un mejor trabajo, más ingresos, menos dificultades, nada de problemas, etc… Nos quejamos de situaciones de salud o de diferencias con los vecinos y un largo etcétera. También pedimos muchas cosas a Dios. Y eso está bien, Dios escucha las necesidades de sus hijos a través de las peticiones que le hacemos. Pero… ¿le agradecemos lo que sí tenemos, todo aquello con lo que nos favorece y bendice? Agradecer por todo ¿Cuántas veces hemos agradecido por el trabajo que sí tenemos?, a pesar de que la paga quizá no sea la que deseamos, o de que las condiciones puedan ser mejores. ¿Cuántas veces hemos dado las gracias por haber podido resolver dificultades? ¿Cuántas veces hemos agradecido las capacidades que desarrollamos para poder sobrellevar los problemas que la vida trae consigo? ¿Cuántas veces hemos agradecido por la salud que tenemos o por haberla recuperado? ¿Agradecemos a los hijos por algún servicio que realicen, a los vecinos por su apoyo?... Hay mucho que agradecer, y si lo hacemos, estaremos dejándonos de ver sólo a nosotros mismos, egoístamente, para reconocer el esfuerzo del otro. Eso nos energiza, nos da vitalidad, nos engrandece y nos hace trascender.
Filosofía de vida
Que el gozo ilumine nuestra vida Y ¿qué hay de gozar? Nuevamente recurro al diccionario que nos dice que gozar significa sentir placer o alegría a causa de algo, sentir placer o alegría por algo o por alguien. ¿Gozamos las pequeñas cosas o detalles de la vida?, ¿gozamos con la presencia de amigos, de la familia y de los hijos o nos concentramos en quejarnos por el trabajo o el gasto que esa convivencia nos ocasiona?, ¿gozamos la comida?, ¿gozamos de la naturaleza?, ¿gozamos de una plática con una amiga o amigo?, ¿gozamos de nuestra casa? En fin, a lo largo de un día vivido hay muchas situaciones que agradecer y muchas que gozar, sólo hace falta estar alerta, estar atentos y cambiar nuestra perspectiva y percepción de las situaciones; quitarnos de encima el velo que sólo “oscurece” nuestros días, nuestra vida, y permitir que la luz de las bendiciones de agradecer y gozar al vivir iluminen cada instante de nuestro día y con ello se ilumine nuestra existencia.
Agradece
Autor desconocido Agradece que aún no tienes todo lo que deseas… ¿si lo tuvieras, por qué lucharías? Agradece cuando no sabes algo… pues tienes la oportunidad de aprender. Agradece por los tiempos difíciles… pues durante ellos creces. Agradece por tus limitaciones… ya que te dan la oportunidad de mejorar. Agradece por cada nuevo reto… que te permite construir tu fuerza y carácter. Agradece por tus errores… que te enseñan valiosas lecciones. Agradece cuando estás cansado y agotado… significa que lo has dado todo. Es fácil agradecer las cosas buenas… pero la plenitud se da a quienes están agradecidos por todo… por las bendiciones y también por los problemas. La gratitud tiene el poder de transformar lo negativo en positivo… encuentra la manera de agradecer por tus problemas y se convertirán en bendiciones.
Plenitud y bienestar Aprovechemos esta etapa en que termina un año mas para agradecer lo vivido, lo bueno y lo malo; porque lo malo también aporta, porque lo malo nos hace crecer y madurar, motivos suficientes para agradecer. También aprovechemos para gozar el momento presente, para gozar las celebraciones, los platillos, la compañía. Agradezcamos también por poder iniciar un año más, o un día más, y con ello tener nuevas oportunidades para transformarnos. Actualmente las “ciencias de la felicidad” se ocupan de, entre muchos otros temas, que iremos abordando en próximas intervenciones, del agradecimiento y el gozo como asignaturas importantes a considerar, ya que sin estos dos componentes de la vida no será posible construir una felicidad plena. Agradecer y gozar nos aportan un sentimiento de bienestar y plenitud, y esto, como consecuencia, nos lleva a la abundancia de bendiciones. Lo contrario, como dije al inicio de este artículo, son la queja —señalar lo que nos falta— y la exigencia de lo que creemos “merecer”. Estas actitudes sólo nos dejan sentimientos de escasez que son “tóxicos” para nosotros y que favorecen la enfermedad y el rechazo. Seamos reconocidos por ser personas agradecidas y que saben gozar. Revitalicemos nuestra vida agradeciendo y gozando, por todo y siempre. Construyamos con estos cimientos fuertes y confiables para nuestra propia felicidad. Enseñemos a quienes nos rodean con el ejemplo. ¡Trascendamos! La autora es licenciada en Terapia Física y Logoterapeuta. luluwatty@yahoo.com
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Desarrollo humano
¿Es necesario preocuparse? Gylda Valadez Lazcano
“Si estás convencido de que sintiéndote mal o preocupándote mucho cambiará algo que ya sucedió o que va a suceder, entonces posiblemente vienes de otro planeta, en donde existe un sistema de realidad diferente…” William James
S
egún el diccionario, preocuparse significa ocuparse anticipadamente de algo. La palabra preocupación tiene por un lado la acepción de intranquilidad, angustia o inquietud por algo que ha ocurrido o va a ocurrir, y por otro lado también significa interesarse en algo. 10
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La preocupación tiene un aspecto positivo El aspecto positivo de la preocupación es que es una llamada de atención que nos indica que nos enfrentamos a una situación problemática que requiere ya sea una solución o acciones preventivas. Cuando la preocupación nos lleva a analizar la situación para buscar
las posibles soluciones y nos motiva para actuar adecuadamente, podemos decir que cumple con su función. En estos casos, la preocupación nos permite funcionar correctamente y adaptarnos al medio ambiente, ayudándonos a mantener un estado de bienestar, y seguramente potenciando capacidades dormidas, con el fin de buscar so-
Desarrollo humano luciones a nuestros problemas. La parte positiva de la preocupación incluye el deseo de que las cosas cambien y la decisión de luchar porque así sea. Implica acciones.
¿Cómo saber cuándo nos estamos preocupando innecesariamente?
Pero existe también lo que conocemos como preocupación innecesaria. Este tipo de preocupación se refiere a los pensamientos repetitivos que nos causan inquietud, ansiedad o temor, pero que no nos llevan a buscar una solución, ya sea porque lidiemos con una situación que está fuera de nuestro alcance resolver o porque hayamos caído en un círculo vicioso en el que los pensamientos se convierten en preocupaciones y las preocupaciones se convierten en pensamien-
tos. Simplemente, los problemas se mantienen en nuestra cabeza, retroalimentándose y aumentando cada vez más nuestro malestar físico y emocional, y alterando nuestra conducta. Darle demasiadas vueltas a las cosas negativas provoca depresión y ansiedad. Muchas veces las personas se vuelven adictas a echar a volar su mente con ideas catastróficas y con suposiciones pesimistas, de tal manera que ya de ninguna manera se les ocurre pensar positivamente. Estas personas se ocupan incluso con preocupaciones prematuras de supuestas situaciones que ni siquiera existen aún. Preocuparse en exceso genera ansiedad, tensión, irritabilidad, miedo y angustia. Porque lo cierto es que, por más que queramos, no pode-
El Árbol de las preocupaciones Un rico comerciante contrató a un carpintero para trabajar en su casa. Como el comerciante era de esas personas a las que les gusta tener todo bajo control y le preocupaba que el trabajo no quedara bien, decidió pasar el día en la casa, para ver cómo iban las obras. Al final de la jornada, se dio cuenta de que el carpintero había trabajado mucho, a pesar de que había sufrido varios contratiempos. Para completar el día de mala suerte, el coche del carpintero también se negó a funcionar así que el empresario se ofreció para llevarlo a casa. El carpintero no habló durante todo el trayecto, visiblemente enojado y preocupado por todos los contratiempos que había tenido a lo largo del día. Sin embargo, al llegar invitó al comerciante a conocer a su familia y a cenar, pero antes de abrir la puerta, se detuvo delante de un pequeño árbol y acarició sus ramas durante pocos minutos. Cuando abrió la puerta y entró en la casa, la transformación era radical: parecía un hombre feliz. La cena transcurrió entre risas y animada conversación. Al terminar la velada, el carpintero acompañó al comerciante al coche. Cuando pasaron por delante del árbol, este le preguntó: —¿Qué tiene de especial ese árbol? Antes de entrar estabas enojado y preocupado y después de tocarlo eras otro hombre. —Ese es el árbol de las preocupaciones —le respondió el carpintero—. Soy consciente de que no puedo evitar los contratiempos en el trabajo, pero no tengo por qué llevarme las preocupaciones a casa. Cuando toco sus ramas, dejo ahí las preocupaciones y las recojo a la mañana siguiente, cuando regreso al trabajo. Lo interesante es que cada mañana encuentro menos motivos para preocuparme que los que dejé el día anterior. Autor desconocido
mos mantener el curso de la vida bajo nuestro control. De nada sirve sufrir adelantándose a los acontecimientos cuando éstos ni siquiera han llegado. Hay un dicho que dice “el que sufre antes de tiempo sufre dos veces”. Tan negativo como vivir atrapado en el pasado es hacerlo con una constante preocupación por un futuro incierto. Estar preocupados nos impide vivir aquí y ahora, y genera una auto exigencia por cualquier situación para que salga perfecta, además de que nos impide fluir en el río de la vida, descubriendo en cada momento su misterio.
¿Qué podemos hacer al respecto?
• Lo primero es darnos cuenta y asumir en qué momento y ante qué situaciones nos asalta la preo cupación. • También es importante valorar si la solución del problema depende únicamente de nosotros, o si existen factores que nos impiden intervenir en la situación. • Cuidar nuestros pensamientos, porque ellos crean una realidad tangible, tanto si son positivos como negativos y recordar que atraemos lo que pensamos. • Elaborar ante cada preocupación la siguiente pregunta te ayuda a clarificarte: ¿Tengo yo el control o la solución para esta situación? • También es importante revisar situaciones similares por las que has atravesado, y buscar estrategias ya conocidas. Si la solución depende de ti, conectarte a tu parte creativa para reinventar nuevas soluciones. • Una buena autoestima es un elemento importante para dejar el hábito de preocuparse. • La información es importante, pero la acción es determinante. La autora es psicoterapeuta corporal y terapeuta sistémica de pareja y familia. coordinacion.centroometeotl@gmail.com Presencia Apostólica
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Tanatología
Perder lo que no Ana Laura Rosas Bucio
T
odos hemos experimentado alguna pérdida. Sabemos lo que se siente perder a alguna persona o situación que teníamos, y en la mayoría de los casos la gente que nos rodea comprende nuestro dolor, pues saben que perdimos algo que teníamos. Pero, ¿se puede experimentar la pérdida de algo que no hemos tenido?
Pérdidas simbólicas
Las pérdidas de algo que no hemos tenido o de un objeto intangible, como la dignidad, la autoestima, la libertad interna o la confianza, se llaman pérdidas simbólicas. Estas pérdidas incluyen también, por ejemplo, una relación que nunca se da o un sueño que no se cumple. En estas pérdidas no hay una materia que enterrar o de la cual desprenderse. Cuando fallece un ser querido, la experiencia de la pérdi12
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se ha tenido da es muy clara, para nosotros mismos y para los demás. Esa persona existía y ahora ya no existe. Pero, cuando la pérdida se da en una situación en la que aún estamos con esa persona, pero aquello que nos unía —el amor, la confianza, la relación misma— ya no lo hay, nos causa mucho dolor y mucha confusión. Es difícil comprender que aunque la persona sigue existiendo, y quizá hasta seguimos conviviendo con ella, se ha perdido la conexión verdadera. Otro ejemplo es el caso de la mujer que desea ser madre, pero que en determinado momento pospuso serlo y cuando decide ejercer su derecho (que ella lo considera susceptible de ser alcanzado) y descubre que en realidad nunca iba a ser madre, no sólo ahora, sino desde el principio, ya que ella ignoraba que no podía serlo. Esto es expe-
rimentado como una pérdida muy dolorosa. Porque ella ya era madre desde siempre; la idea, fantasía o deseo de ser madre ya estaba poderosamente cargado de emociones, sueños, ilusiones, esperanzas, y entonces al constatar en la realidad que sus deseos no podrán ser realizados, lo experimenta como una pérdida real, dolorosa, difícil. Pero entonces es cuando entra en juego el segundo aspecto, el social, en el que es complejo que los demás entiendan cómo puede sentirse así cuando en la realidad ella no ha perdido un hijo; no lo ha perdido en la realidad tangible, pero si en la realidad abstracta, simbólica. O en los casos en los que se ha perdido algo intangible, como puede ser la dignidad o el respeto propio, también es complejo. Para empezar porque lo que significa para mí la dignidad no necesariamente
Tanatología
coincide con lo que significa para sonal, porque para él la confianza Reconocer y comprender las pérdidas de lo que el otro. Dignidad viene del latín no tiene ni tuvo probablemente el no se ha tenido "dignus" que significa cualidad su- valor que tiene para mí. Y todos perior; es un concepto abstracto y los demás no comprendemos por- Así que aunque el sentido común y que estamos hablando de pérdidas la cultura popular digan que no se variable al mismo tiempo. El mismo Dr. Freud en su libro simbólicas, de conceptos abstractos puede perder algo que nunca se ha Duelo y melancolía hacía referen- que son muy individuales. tenido, ¡sí se puede! y hay que recocia al duelo de las abstracciones, de Considerar esto nos da mayor nocer y comprender esas pérdidas. aquellas cosas que aún no existen o claridad para comprender cómo un Yo ya lo había visualizado, sentido, son intangibles, pero que mientras niño se puede convertir en un adul- y deseado, y si esto no se puede dar, existan en nuestra mente, en nues- to que se pondrá en situaciones en existe una pérdida simbólica, ya que tro ser y en nuestros sueños, existen, las que perderá con facilidad el aún cuando no exista en la realidad, porque en ellas se deposita energía respeto propio, aunque se trate de como existe una persona, objeto o libidinal. Y mientras más energía se un valor “universal” que su propia situación, lo que soñaba o lo que deseaba estaba dentro de mí y haya depositado, más dolorosa será la pérdida. La ener- “Sé que sólo existía en mi ca- me llenaba de toda una gama gía libidinal hace referencia a de emociones, esperanza y la energía vital, a la energía beza; aún no era una realidad, deseo ferviente de que algún pero de verdad lo deseaba, que les da vida a las personas día pudiera realizarse; y lo y a las relaciones. deseaba con todo mi corazón mismo vale para lo abstracSon pérdidas muy to, aquello que aunque no ser madre, más que nada en individuales se pueda ver, lo he ejercido, el mundo. Pero el problema Entonces no puedo evitar como la libertad interna, la pensar en la individualidad dignidad, la confianza. es que nadie lo sabía, y por de estas pérdidas “abstracPero la pregunta sería y lo tanto nadie lo creyó. Mutas”, en la carga que cada ¿qué pasa con las personas cho tiempo me pregunté por que nunca han sido tratadas uno de nosotros deposita en ellas. La Declaración Uni- qué me dolía tanto, si —como con dignidad, que nunca versal de los Derechos Huhan sentido confianza en decían todos— yo nunca lo manos afirma que todos los había experimentado... Lo que los demás?, si siempre han seres humanos nacemos licarecido de algo, pueden bres e iguales en dignidad y ahora veo, es que ellos nunca experimentar su pérdida? derechos, pero esto ¿sucede supieron que yo ya era madre No lo reconocen como una así en la realidad? Un niño pérdida, pero sí carecen de antes de serlo. Perdí tanto puede crecer sin contar con condiciones de igualdad con antes de tenerlo.” un verdadero hogar y esto otras personas. Rosy B. 36 años representa una pérdida desEn infinitos ejemplos pode el principio, al no tener demos constatar que la prilo que le correspondía tener; lo humanidad le confiere. Entonces, mera dificultad de trabajar con las perdió sin saberlo y puede crecer cuando muchas veces, ante la si- pérdidas simbólicas y abstractas creyendo que nunca podrá tener tuación de una persona nos senti- está en el reconocimiento de la pérmos autorizados a preguntarle ¿que dida misma. Considerar y comenzar esos derechos. Yo puedo experimentar la pérdida no tienes dignidad? o ¿no te respe- a comprender este tipo de pérdidas de la confianza en otros, porque yo tas? Ignoramos que quizá en efecto nos permitirá entendernos mejor he sentido esa confianza, la he goza- la persona no tenga esos valores, y aumentar nuestra capacidad de do y disfrutado, es mía, y es impor- porque los ha perdido o porque comprender a los demás. tante en el establecimiento de mis nunca gozó de ellos. Hablamos de relaciones con los demás. Pero para pérdidas muy importantes que a La autora es psicóloga clínica, experta en intervención en crisis, tanatóloga, logoterapeuta y el que nunca la ha sentido no con- veces la persona no las ve, no las conferencista. Directora General del Centro fiar no es una pérdida, es su modo entiende; quizá sabe lo que siente, de Capacitación Profesional Industrial y Personal S.C. CECAPIP. lrosasb@hotmail.com y estilo de funcionamiento interper- pero no comprende las causas. Presencia Apostólica
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Historia para meditar
Ilustración: Leticia Asprón
Los globos Enrique A. Eguiarte, OAR
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o sabía nada de su pasado, sólo sabía que de pronto había comenzado a existir. Lo había sacado de un sueño profundo el sonido chillón de un silbato y los gritos armónicos del vendedor: —¡Globos, globos, lleve sus globos! Después de acostumbrarse al brillo del sol y a la claridad del día, pudo darse cuenta de que lo rodeaban una serie de globos de todos los colores. Algunos tenían la figura de algún personaje infantil, o una forma determinada, mientras que otros simplemente eran 14
Presencia Apostólica
unos sencillos globos de colores vivos y retozones. —¿Qué tipo de globo seré yo?—, se preguntó. No lo sabía, pues sólo podía ver a sus compañeros, pero no se podía ver a sí mismo. Mientras pensaba en estas cosas, se dio cuenta de que algunos de sus hermanos globos habían también despertado del profundo sueño de la inconsciencia, y se movían inquietos, suspendidos en el aire y sujetados a las manos del vendedor. —¡Hola!—, les dijo a los otros globos. Algunos se asustaron de su saludo y procuraron hacer como que
no lo habían oído; otros simplemente lo ignoraron. Tal parece que haber despertado de pronto de un largo letargo, y verse exaltados por los aires en un día tan espléndido, les llenaba de soberbia, y creían que no necesitaban a nadie, pues ellos solos eran grandes. Solo tres globos le respondieron. —Hola hermano globo—, dijeron al unísono un globo con la forma de un corazón, otro con la figura de un personaje infantil, y un globo ordinario de un llamativo color. La primera pregunta, la más evidente, no se hizo esperar: —¿Quiénes somos y qué hacemos aquí? El globo ordinario, dentro de su propio ser ordinario, le respondió como si la pregunta estuviera fuera de lugar: —Cómo es eso de que quiénes somos. ¿No lo puedes ver? ¡Somos unos globos! A esto, el globo que había hecho la pregunta le dijo: —Sí, hermano globo, esto lo puedo suponer, pero, ¿quiénes somos en realidad? Me refiero a cuál es nuestra historia, de dónde venimos, a dónde vamos… El globo ordinario le dijo: —Vamos, hermano globo, no pierdas el tiempo con estas cosas. Somos simplemente globos. Hoy hemos abierto los ojos a nuestra realidad de globos, y hay que disfrutar sin límites y sin barreras que hoy somos globos en este parque tan verde y soleado. Lo demás, no importa. Pues a mí sí me importa, dijo el globo con forma de un personaje infantil. Yo algo sé de mi historia, ya que represento a un personaje infantil, según escuche que le decía una niña a su papá. Es posible que no me guste parte de la historia que la niña le contó a su papá sobre mi identidad, pero es mi his-
Historia para meditar
toria, es parte de mi ser, y lo debo aceptar. No lo puedo cambiar. —En esto tienes razón —dijo el globo que no sabía cómo era—, llegamos a saber quiénes somos porque entramos en diálogo con los demás, con aquellos que nos rodean. Cuando alguien se encierra en sí mismo, no puede llegar a saber quién es en realidad, ni tampoco a dónde va su vida. —Sí, dijo el globo con forma de corazón. Sólo los que nos rodean, cuando nos contemplan con amor y desde el amor, nos pueden revelar quiénes somos, y para qué hemos venido a este mundo. No nos debe pasar como a esos otros globos que no quieren dialogar con nosotros, y que nos miran con recelo. Y mientras decían esto, vino una fuerte ráfaga de viento que lanzó el conjunto de globos contra las ramas de un árbol. Por desgracia uno de los globos se ponchó con la rama. Se trataba de un globo que se sentía muy satisfecho de sí mismo y que por ello no le dirigía la palabra a nadie. No obstante, al golpearse con la rama, comenzó a perder gas y se precipitó rápidamente hacia el suelo. Todos los globos pudieron ver su cara de tristeza, y también de desengaño. Él que pensaba que se bastaba a sí mismo y que nunca iba a morir, de pronto se dio cuenta de que no era nada, y que se encontraba lleno sólo de viento y de gas, y que sin ese gas, no era sino un plástico vacío que no servía para nada. Y de hecho así fue. Todos pudieron ver cómo el vendedor de globos, se lamentó de lo sucedido, y a continuación levantó el globo ponchado y lo echó a la basura. El globo ordinario se quedó en un frío silencio, mientras el globo con la figura infantil dijo: —¡Qué importante es saber quiénes somos, para no vivir engañados!
No obstante el primer globo, que no sabía cómo era, insistió en una de sus preguntas. —Hermanos globos, díganme, ¿para qué existimos? El globo con figura de corazón le respondió. —Mira, hemos nacido para hacer felices a los demás, y a través de esa felicidad que damos, alcanzar nuestra propia felicidad. Y mientras decía esto, llegó un papá con su hija y le compró el globo con la figura del personaje infantil que casi no tuvo tiempo de despedirse de sus hermanos... El globo con figura de corazón le dijo al globo que no sabía cómo era: —¿Te das cuenta?, ahora nuestro hermano con forma de una figura infantil hará realidad los sueños de esa niña, y de este modo él será feliz. Y así, aunque algún día pierda el gas, no morirá sin sentido o triste, como el globo soberbio, sino que sabrá en lo más profundo de su ser, que llegó a saber plenamente quién era, en su contacto con los otros, y que pudo alcanzar su felicidad, haciendo felices a los demás. El globo ordinario le dijo al globo con forma de corazón: —Eso me parece muy bonito, pero yo sigo pensando que no importa. Lo que realmente cuenta es disfrutar el momento, simplemente el aquí y el ahora, este parque, esta luz, este sol, este resplandor… Y, súbitamente, de nuevo un viento abatió el conjunto de los globos, y el globo ordinario se le fue de las manos al vendedor, elevándose, de pronto, libre, hacia el cielo. Los otros globos le oyeron reír alto y gritar: —¡Soy libre, soy libre! Lo que importa es disfrutar el momento, el aquí y el ahora… Lo vieron elevarse muy alto, y después escucharon una explosión y pudieron verlo caer en ver-
tical hacia el suelo. El globo con forma de corazón dijo: —Para aquellos que sólo quieren disfrutar el aquí y el ahora, sin buscar el sentido de la existencia, el gusto les dura muy poco… Y como vio el globo con forma de corazón que el globo que no sabía cómo era se quedaba pensativo, le dijo: —Mira, no estés triste. Tú eres un globo que tiene la forma de una estrella de color dorado. Tú has llegado a ser para hacer realidad los sueños de los que desean llegar hasta las estrellas, o bien los de aquellos que quisieran hacer realidad los sueños de los demás… Muy pronto llegó una pareja de novios a comprar el globo con forma de corazón, y el globo con forma de estrella se quedó sin interlocutores y pensó: —Es verdad que yo no sabía quién era, ni por qué estaba aquí, hasta que los otros hermanos globos me lo dijeron. Ahora ya sé quién soy, y cuál es mi misión. El diálogo con los demás y la apertura a quienes nos rodean nos hacen llegar a ser quienes somos. Y se propuso: —No olvidaré que mi misión es hacer felices a los demás, pues sólo así podré ser feliz, y podré perpetuar mi recuerdo. Los otros globos lo miraban con recelo, hasta que llegó una pareja de personas de la tercera edad y compraron el globo en forma de estrella. Se lo regalarían a su nieto, pues querían que sus sueños y sus aspiraciones fueran tan altas como lo que representaba ese globo en forma de estrella. Los demás globos lo vieron con envidia, mientras se iba de la mano de la pareja de ancianos rumbo a la casa de la persona a la que tendría que hacer feliz… Presencia Apostólica
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Nuestra fe
LA PROPUESTA DE JESÚS
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uando hablamos de lo esencial del cristianismo automáticamente pensamos en el trinomio: fe, esperanza y caridad, y nos preguntamos ¿en qué debemos creer? (referencia a la fe), ¿qué debemos esperar? (referencia a la esperanza) y ¿qué debemos practicar? (referencia a la caridad). Al pensar en ese trinomio, también nos damos cuenta de que otras religiones también lo suponen, entonces ¿qué es lo esencial en el contenido de nuestra fe?, ¿cuál es la condición sin la cual lo demás no funciona?
Las bienaventuranzas
Si hablamos del cristianismo nos tendremos que referir necesariamente a Jesús y al “programa” que él presenta a sus discípulos. Hay 16
Presencia Apostólica
Román Ángel Moreno, CMF
bastantes estudiosos de la Escritura que afirman que el programa de Jesús para sus discípulos está contenido en las bienaventuranzas (Mt 5,3-10). Y dentro de éstas, lo fundamental y decisivo estaría contenido en la primera: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos» o «Felices los pobres de corazón, porque el Reino de los Cielos les pertenece». Las distintas traducciones de esta bienaventuranza intentan facilitar su comprensión; por ejemplo: «Dichosos los que eligen ser pobres, porque esos tienen a Dios por rey.» En otras palabras, para ser discípulo de Jesús hay que ser pobre o reducirse a pobre. Los primeros discípulos llamados por Jesús comprueban esto de una manera clara y radical:
«De inmediato, dejaron las redes y le siguieron» (Mt 4,20). «Y ellos, inmediatamente, dejando la barca y a su padre, le siguieron» (Mt 4,22). «Los llamó. Ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con él» (Mc 1,20). «Entonces, amarrando las barcas, lo dejaron todo y le siguieron» (Lc 5,11). «Dejándolo todo, se levantó y le siguió» (Lc 5,28). Y, por otra parte, el episodio del joven rico parece relatado expresamente, en el evangelio de san Marcos (10,17-27), para mostrar la imposibilidad de formar parte del grupo de discípulos sin reducirse a pobre, pues Jesús lo invita a vender sus pertenencias, darlas a los
Nuestra fe
pobres y después seguirlo, pero él, que era un hombre muy rico, al no ser capaz de renunciar a sus bienes, se aleja triste. Por ello, se puede decir que en el caso del grupo de discípulos elegir la pobreza fue lo primero para poder tener a Dios por rey. Sin dar este primer paso no era posible entrar en la totalidad de lo que prometía Jesús. Por eso los dichosos para Jesús son ante todo los que eligen ser pobres. Por ahí se entra al ámbito del reinado de Dios que es como «la perla preciosa» o el «tesoro escondido» que quienes los encuentran venden todo lo demás para conseguirlos (Mt 13,44-46). Pero el desprenderse de todo lo que se tiene no significa que todos deban tomar esto literalmente, como lo tomaron muchos santos que así se sintieron llamados; significa estar sincera y realmente desapegado de todo lo que se tiene y saber darle a la propia riqueza un sentido de apoyo, de solidaridad y de servicio a los que no la tienen. Lo que esto está implicando para los discípulos es la entrega completa al Evangelio, la conversión radical a un nuevo orden de vida y la reunión en una comunidad de hermanos y hermanas. En este aceptar la propia pobreza o en “hacerse pobres” está la originalidad de lo que Jesús está pretendiendo de su grupo. Pero en este sentido, ¿qué significaría hacerse pobre? Significaría echar fuera los móviles más radicales desde los que nos movemos los hombres en el mundo, las tres grandes ambiciones que son los enemigos frontales del Dios de Jesús, denunciadas insistentemente por san Antonio Ma. Claret: La ambición del dinero que para Jesús es un ídolo, un dios falso: «Nadie puede estar al servicio de dos señores, pues u odia a uno
y ama al otro o apreciará a uno y despreciará al otro. No pueden estar al servicio de Dios y del dinero» ( Mt 6,24). Tener a Dios por rey excluye radicalmente el señorío del dinero, que es en el fondo el creador de los pobres y el destructor principal de la fraternidad entre los hombres. De allí que san Pablo afirme: «La raíz de todos los males es la codicia…» y explica que por el afán de dinero algunos se alejaron de la fe y se atormentaron con muchos sufrimientos. (1Tim 6,10) La ambición del prestigio, de ponerse por encima de otros, de convertirse en personaje importante para manipular o decidir la suerte de los demás. Contra esto dice Jesús: «Ni se llamen jefes, porque sólo tienen un jefe que es el Mesías» (Mt 23,10). Jesús tenía un verdadero horror ante las diferencias entre los hombres que enaltecen a unos, mientras humillan y marginan a otros: «…Cuídense de los letrados. Les gusta pasear con largas túnicas, que los saluden por la calle, buscan los primeros asientos en las sinagogas y los mejores puestos en los banquetes. Con pretexto de largas oraciones, devoran los bienes de las viudas. Ellos recibirán una sentencia más severa» (Mc 12,38-40). La ambición del poder que es sin duda la que más estragos causa y más contribuye a crear un mundo insoportable. Jesús conocía muy bien el poder imperial romano y el poder religioso dentro del pueblo. Cuando surge un brote de esto entre los discípulos les dice tajantemente: «Los reyes de los paganos los tienen sometidos y los que imponen su autoridad se hacen llamar benefactores. Ustedes no sean así; al contrario, el más importante entre ustedes compórtese como si fuera el último y el que manda como el que sirve» (Lc 22,25-27). Jesús es el primero que está en
el grupo “como el que sirve” y así debe ser para cualquiera que de algún modo tenga que “mandar” dentro del grupo. El “ustedes no sean así” es otra ley fundamental que está dando a su grupo de discípulos, que contradice de raíz la ambición humana; una ley que posiblemente es la que más ha cambiado el curso de la historia. Jesús sabía cuán deteriorada y falsificada estaba la imagen de Dios en su mundo y entre los dirigentes religiosos de su pueblo. En tales circunstancias, no basta con hablar de Dios ni con actuar en su nombre para estar real y verdaderamente de parte de Dios. En la primera bienaventuranza esto aparece con toda claridad. Dios está en el lado de los pobres. Y en este sentido concreto el Reino de Dios es una buena noticia, que es lo que significa en griego la palabra “evangelio”, y pertenece expresamente a los pobres y a quienes se han querido “hacer pobres”. Para los ricos, por el contrario, puede ser una noticia que los ponga a pensar, como aparece en el mismo Evangelio: «…Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el Reino de Dios» (Mc 10,25). Ser «pobres de espíritu» o convertirse en pobres, significará siempre para el cristiano renunciar al apego y acumulación codiciosa del dinero, prescindir del prestigio vano y no ejercer un poder opresor y abusivo. ¡Solo así se podrá tener a Dios por rey! ¡Sólo así se podrá alcanzar la bienaventuranza que él promete! No se trata, por tanto, de sólo seguir a Cristo, sino que antes se debe renunciar a algo: «Quien quiera ser mi discípulo, que se niegue a si mismo, tome su cruz y me siga…» (Mc 8,34) Es decir, que sea capaz de negar esas tres ambiciones fundamentales. Presencia Apostólica
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Nuestra devoción
Nuestra devoción en el
año de la misericordia Irving Santiago Patraca, CMF
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onvocados por el papa Francisco, iniciamos el pasado 8 de diciembre de 2015 el Año de la Misericordia. La palabra misericordia tiene sus raíces en dos palabras del latín: misereri, que significa tener compasión, y cor que significa corazón. Ser misericordioso es tener un corazón compasivo. La misericordia, junto con el gozo y la paz, son efectos del amor; es decir de la caridad. La Bula Misericordiae Vultus, que convoca a este Jubileo Extraordinario, nos dice que: “la misericordia es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro, es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida, es la vía que une a Dios con el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados, no obstante el límite de nuestro pecado” (MV 2). En los Evangelios se nos narran algunos encuentros que Jesús tiene con diferentes personas a lo largo de su vida y ministerio, algunos de estos encuentros tienen que ver con 18
Presencia Apostólica
la vocación de algunos de sus discípulos, algunos otros encuentros contribuyen para que las personas se conviertan y transformen su vida. Los encuentros de Jesús durante su vida en la tierra tienen como destinatarios principales a los pobres, a los enfermos, a los afligidos, a todas las personas que dentro de la sociedad de su tiempo eran marginadas. Todas estas personas provocan en Jesús una respuesta de amor y cercanía, Él les ayuda a transformar su entorno y les devuelve su dignidad como personas, así como su confianza y valor en sí mismas. La devoción a los santos, y en nuestro caso a san Judas Tadeo, contribuye a nuestra relación de confianza y amor con Dios —esta relación es a lo que llamamos fe, también la devoción a los santos nos ayuda a comprender cómo muchos de ellos hicieron el esfuerzo de imitar la manera de actuar de nuestro Señor Jesucristo, principalmente en este gesto de misericordia y compasión. Es evidente que los devotos de san Judas Tadeo que acuden al
Templo de San Hipólito vienen con preocupaciones, angustias, miedos, sufrimientos, dolor, desesperanza, algunos se sienten inconsolables por la situación que están viviendo, otros se sienten solos, etc. Todos vienen buscando una respuesta de amor que encuentran en este espacio en el que se sienten amados y acompañados por Dios. Muchos otros vienen agradecidos por haber experimentado cambios positivos en sus vidas Las obras de misericordia que la Iglesia este año nos propone realizar son las llamadas obras de misericordia corporales que son: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al necesitado, vestir al desnudo, visitar al enfermo, socorrer a los presos, enterrar a los muertos (Mt 25,35-36). Otras son las obras espirituales y son: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que está en error, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos de los demás y rogar a Dios por vivos y difuntos
Reflexión
N
os dice el papa Francisco que es tiempo de “dejarse tocar el corazón”. Dios nos ama a todos; su misericordia nos alcanza a todos. Si experimentamos que somos hermanos en Jesús, participaremos en la misericordia divina. ¡Necesitamos la misericordia para vivir felices, reconciliados y en paz!
Reseña
La
Palabra enero-febrero
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La Epifanía del Señor Mt 2,1-12 Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo.” Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel.” Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.” Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que
se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. La palabra Epifanía viene del griego y significa “manifestación”. A los magos Dios les dio la sabiduría para encontrar y reconocer a Jesús. Notemos en la lectura que al encontrar a Jesús, guiados por la estrella, los magos “se llenaron de inmensa alegría”. La luz de la estrella de Belén ilumina como lo hace la manifestación de Cristo al mundo. Es una luz visible para todo el mundo, pero es una decisión personal dejarse guiar e iluminar por ella. Así como La estrella del Norte guía a viajeros y navegantes para que sepan qué dirección seguir, las enseñanzas de Jesús nos guían en la dirección correcta. Siguiendo a Jesús nosotros podemos ser también luz para el mundo. Si nos llenamos de su amor, también podemos brillar para guiar y alegrar a otros. ¿Brilla en mí el amor de Dios? Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org
Enero
Presencia Apostólica
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De la Palabra a la acción
Enero
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(…) Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan el Bautista era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: “Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.” Sucedió que entre la gente que se bautizaba, también Jesús fue bautizado. Mientras éste oraba, se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma sensible, como de una paloma, y del cielo llegó una voz que decía: “Tú eres mi Hijo, el predilecto; en ti me complazco.” Jesús es bautizado “entre la gente”, sin buscar privilegios. Provocando el desconcierto de Juan, se acerca a las aguas del Jordán como cualquier persona. La historia de la humanidad, que se ha construido con injusticias y violencia, encuentra en Cristo al único capaz de rehacerla de manera justa y pacífica. Él es el elegido para promover con su actitud y testimonio la paz y la justicia. Al recibir el bautismo, Jesús recorre, desde el inicio, el mismo camino que nosotros y con nosotros. Y, como él, nosotros también somos parte de la familia de Dios, también somos sus hijos amados y también contamos con la fuerza y con la gracia de su Espíritu. ¿Me siento animado por el Espíritu Santo recibido en mi bautismo?
Enero
Domingo Jn 2,1-11
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(…) Hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús. Éste y sus discípulos también fueron invitados. Como llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: “Ya no tienen vino.” Jesús le contestó: “Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo? Todavía no llega mi hora”. Pero ella dijo a los que servían: “Hagan lo que él les diga.” Había allí seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, que servían para las purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los que servían: “Llenen de agua 20
Presencia Apostólica
Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org
El Bautismo del Señor Lc 3,15-16.21-22
esas tinajas.” Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: “Saquen ahora un poco y llévenselo al encargado de la fiesta.” Así lo hicieron, y en cuanto el encargado de la fiesta probó el agua convertida en vino, sin saber su procedencia, porque sólo los sirvientes la sabían, llamó al esposo y le dijo: “Todo el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el corriente. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora.” Esto que Jesús hizo en Caná de Galilea fue el primero de sus signos. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. Es muy significativo que este primer milagro de Jesús, este primer signo realizado por él en las bodas de Caná, haya tenido la finalidad de resguardar la alegría de la comunidad en un evento significativo. Jesús realiza esta acción a instancias de su madre, María, quien, ante los problemas de los otros, no se cruza de brazos e insiste en ayudar. Tomemos para nuestra reflexión la actitud de María, quien busca ayudar y sabe a quién acudir. Esta lectura nos enseña que el poder del amor es tan grande que podemos experimentar milagros, especialmente si los buscamos. ¿Me doy cuenta de todos los milagros que me rodean?
De la Palabra a la acción
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Domingo Lc 1,1-4;4,14-21
(…) (Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el desierto), impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró él pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír." * Todos en Nazaret conocían a Jesús; lo habían visto crecer. Él había estado fuera durante un tiempo, pero la gente había escuchado acerca de los prodigios que hacía. Al leer el pasaje del profeta Isaías, Jesús reafirma que la razón de ser de su misión es ser buena noticia para los pobres y libertad para los oprimidos, para eso lo ha ungido el Señor. Desde luego que va a haber personas a quienes parezca que esos objetivos atentan contra sus intereses… por eso esa misión, que nosotros como cristianos compartimos, no es una misión fácil. No obstante, hay que tener siempre presente que esta misión se realiza con el poder del Espíritu de Dios; con su alegría y su paz. ¿Cómo comparto la misión de Jesús de ser buena noticia para los pobres?
Enero
Jesús les dijo: “Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’ y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm.” Y añadió: “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas, en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue a enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria.” Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio de la montaña sobre la que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de ahí. Cuando Jesús vuelve a Nazaret, la gente está sorprendida por su forma de hablar y admiran su conocimiento y autoridad. No obstante, las noticias de los prodigios realizados por Jesús en otros pueblos eran conocidas y los habitantes de Nazaret asumían que ellos debían ser los primeros en recibir las bendiciones de Dios. Como ellos, nosotros muchas veces estamos más interesados en recibir milagros y bendiciones que en participar en la misión de Jesús en beneficio de los pobres y excluidos. ¿Por qué será que el mensaje de Jesús resultaba en su tiempo tan incómodo? ¿Nos sucede lo mismo ahora?
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Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org
Enero
Domingo Lc 4,21-30
(…) Después de que Jesús leyó en la sinagoga un pasaje del libro de Isaías, dijo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que ustedes acaban de oír.” Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: “¿No es éste el hijo de José?” Presencia Apostólica
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De la Palabra a la acción
Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org
guido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres.” Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron. En esta lectura Jesús nos invita a adentrarnos en el mar para pescar… ¿qué quiere decir esto? Jesús nos invita a movernos en una nueva dirección, a actuar diferente, a asumir riesgos, para que podamos obtener un resultado nuevo y diferente… Nosotros, como Pedro ponemos pretextos: “ya lo intentamos mucho”, “es más seguro seguir donde estamos”… También nosotros, para dar a conocer el amor de Dios, principalmente a través de nuestras acciones, tenemos que ir a donde no hemos ido y muy probablemente sea ahí adonde están “los peces”. ¿Qué situaciones de mi vida pueden representar “aguas profundas” o “ir mar adentro”?
Febrero
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Miércoles de Ceniza Mt 6,1-6.16-18
Febrero Domingo Lc 5,1-11
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(…) Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar.” Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes.” Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!” Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conse22
Presencia Apostólica
(…)Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás
De la Palabra a la acción
ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará."
Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org
Iniciamos la Cuaresma con esta lectura que nos habla de cómo tener una auténtica espiritualidad. Jesús dice a sus discípulos cómo practicar las “obras de piedad”. Como punto de partida para nuestra reflexión, notemos que para Jesús esas prácticas son muy normales. Él no dice si dan limosna…, si hacen oración…, si ayunan… Él más bien nos dice cómo hacer esas cosas que son parte de nuestra espiritualidad. En otras palabras, nos dice que nuestras obras buenas no las ostentemos —que sea algo entre Dios y nosotros—; que no hagamos como que sufrimos mucho al hacerlas, sino, por el contrario, que lo hagamos con la alegría de estar cerca de Dios. Por último, las siguientes son acciones de las que podemos abstenernos esta cuaresma: odiar; quejarnos y enojarnos; ver continuamente los defectos de los demás; comprar cosas superfluas, etc.
¿Me doy cuenta de que estas prácticas pueden transformarme en una persona mejor?
Febrero
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1er Domingo de Cuaresma Lc 4,1-13 (…)Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y conducido por el mismo Espíritu, se internó en el desierto, donde permaneció durante cuarenta días y fue tentado por el demonio. No comió nada en aquellos días, y cuando se completaron sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.” Jesús le contestó: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre.” Después lo llevó el diablo a un monte elevado y en un instante le hizo ver todos los reinos de la tierra y le dijo: “A mí me ha sido entregado todo el poder y la gloria de estos reinos, y yo los doy a quien quiero. Todo esto será tuyo, si te arrodillas y me adoras.” Jesús le respondió: "Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios y a él sólo servirás.” Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí porque está escrito: Los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte y de sostenerte en sus manos, para que tus pies no tropiecen con las piedras.” Pero Jesús le respondió: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.” Concluidas las tentaciones, el diablo se retiró de él, hasta el momento oportuno. El diablo que aparece en el evangelio según san Lucas, en esta narración de las tentaciones que enfrentó Jesús, no tiene nada que ver con la manera como lo representan en las películas de terror ni con ese personaje de color rojo que aparece en la lotería mexicana. En la narración evangélica no hay una descripción del diablo ni efectos especiales… Lo que leemos en este evangelio se parece mucho más a la realidad. El mal se nos presenta como opción en nuestros momentos de debilidad y vulnerabilidad, y la lógica con la que nos persuade está muy dirigida a satisfacer nuestros deseos y necesidades. Esta narración nos muestra cómo Jesús experimentó y comprendió los momentos difíciles por los que pasamos los seres humanos. ¿Cómo me fortalezco para poder vencer las tentaciones? Presencia Apostólica
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Febrero
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Febrero
2º Domingo de Cuaresma Lc 9,28-36
El evangelio nos relata hoy una experiencia totalmente extraordinaria que animó y renovó a Jesús y a los tres discípulos en un momento en el que realmente lo necesitaban. Jesús sabía del sufrimiento y de la muerte que le esperaban en un futuro cercano y había hablado de esto con sus discípulos. En la Transfiguración la presencia de Dios se manifiesta y resplandece, recordándonos que lo extraordinario y milagroso también es parte de nuestra jornada; el simple hecho de estar vivos es un milagro que debemos valorar y disfrutar. El relato nos muestra que Pedro estaba tan fascinado con la experiencia que lo único que acertó a pensar fue como lograr que ésta fuera permanente… ¿Cómo podría la experiencia de la Transfiguración que nos relata el Evangelio animarnos a nosotros en el camino de nuestra vida? 24
Presencia Apostólica
(…) Algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante.” Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: «Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?» El viñador le contestó: «Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré.»” Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org
(…) Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con él dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban del éxodo que Jesús debía realizar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero, despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres tiendas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que decía. No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo. De la nube salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo, mi escogido, escúchenlo.” Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
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3er Domingo de Cuaresma Lc 13,1-9
Cuando suceden cosas malas surgen muchas preguntas… algunas de ellas dirigidas a buscar a quién culpar. Jesús nos hace notar que no debemos culpar a las víctimas y que ni las cosas malas que nos pasan son un castigo de Dios ni las cosas buenas son necesariamente una recompensa. Jesús no se muestra interesado en buscar “culpables” de los males; en cambio, nos cuenta una parábola que nos habla de dar fruto, de eso se trata la conversión que se nos pide en la Cuaresma. ¿Me doy cuenta de que cambiar de actitud es lo importante y no buscar excusas ni culpables para los males?
* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo en la cita bíblica.