PRESENCIA APOSTĂ“LICA
Revista bimestral nĂşm. 80 NOV-DIC 2016 Donativo: s 53
La paciencia
Una Navidad autĂŠntica PerdĂłn y liberaciĂłn
5N LIBRO que ofrece una visión de la devoción a san Judas Tadeo,
fundamentada en el conocimiento de la identidad e importancia del santo apóstol.
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PRESENCIA APOSTÓLICA Director Ramón Rivera Barriga, CMF Consejo Editorial Alejandro Cerón Rossainz, CMF Adolfo Villaseñor Rangel, CMF Oscar Rodríguez Linares, CMF Humberto Rodríguez Pérez, CMF Fernando Pinto Barrientos, CMF Enrique Mascorro López, CMF José Juan Tapia, CMF Ernesto Bañuelos C.
CONTENIDO 2. Editorial
3. Vida cotidiana
4. Aventuras de un misionero
Editora Marisol Núñez Cruz
6. La paciencia
Arte y Diseño Raúl Méndez Colaboradores Enrique A. Eguiarte Bendímez, OAR Jesús García Vázquez, CMF Juan Carlos Martos, CMF Enrique Marroquín Zaleta, CMF
8. Perdón y liberación
10. Ser parte del problema o de la solución
Distribución Liga Nacional de San Judas Tadeo PRESENCIA APOSTÓLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicación bimestral. Editor responsable: José Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. Número ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hipólito y San Casiano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F. Publicación Claretiana. Impresa en Carmona Impresores S.A. de C.V. Torreón, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx • ventas@ carmonaimpresores.com.mx • Tel. (871) 707 42 00 con 30 líneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostólica puede ser reproducido parcialmente, citando la fuente y sin fines comerciales. ¡Te invitamos a suscribirte! mail: ligasanjudastadeo@gmail.com Tel: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89 Número suelto: $15.00 M.N. / $2.50 US. Suscripción anual: $150.00 M.N. / $25.00 US. (Incluye gastos de envío).
12. Una Navidad auténtica
14. La espiritualidad nos transforma
16. Nuestra devoción
18. El árbol desorientado
19. De la Palabra a la acción Presencia Apostólica
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Editorial
Navidad
La
nos invita a
nacer y a crecer
S
e aproxima la Navidad y la liturgia del Adviento, tiempo de espera, nos habla de vigilancia y preparación. El Adviento se trata de una espera activa, en la que se aprovecha el tiempo tratando de tener todo listo para quien ha de venir y de vigilar, estando atentos a los signos de su presencia. En este número ofrecemos artículos y reflexiones que nos pueden servir para trabajar en nuestras actitudes de manera que la presencia de Cristo brille en nosotros. Que Jesús nazca en nosotros nos invita a volver a nacer y a reflexionar en nuestra misión, en por qué y para qué estamos en el mundo. En ese sentido cualquier edad es buena para nacer, nunca es tarde. Pero no olvidemos que estamos aquí para madurar y crecer, para llegar a ser adultos responsables que contribuyamos a construir el reino de amor y justicia que fue la misión de ese niño que nació en Belén hace más de dos mil años. ¡Deseamos a nuestros lectores una feliz Navidad y un Año Nuevo de mayor conciencia y amor! 2
Presencia Apostólica
Vida cotidiana
ESTRELLAS
de Adviento QUE ESTAS ESTRELLAS DE LUZ Y AMOR DIVINOS BRILLEN A TRAVÉS DE TI EN ESTE TIEMPO DE ADVIENTO:
Que la estrella del asombro te lleve a apreciar toda la belleza que está en ti y a tu alrededor.
Que la estrella de la justicia te lleve a tomar opciones positivas que favorezcan Que la estrella de la esperanza resplandezca a quienes lo necesitan. en medio de tu duda y falta de ánimo. Que la estrella de la ecuanimidad brille a Que la estrella de la amabilidad irradie su luz a través de tus palabras y acciones. Que la estrella del recuerdo brille, trayendo a tu pensamiento a la buena gente que has conocido y a las experiencias valiosas que has vivido.
través de tus luchas y preocupaciones. Que la estrella de la fe brille en ti, recordándote tu esencia de Amor.
Que la estrella de la apreciación destelle en tu gratitud por todas tus bendiciones.
Que la estrella de la caridad te ayude a Que la estrella de la satisfacción brille a encontrar un equilibrio al satisfacer tus través de tus expectativas y deseos. necesidades y las de otros. Que la estrella de tu comprensión irradie su luz sobre quienes no se pueden relacionar. Que la estrella del entusiasmo brille en medio de tu cansancio y prisa. Que la estrella de la risa brille en tus Que la estrella de tu compasión alcance ojos y en tu sonrisa. a iluminar a cualquier lugar del mundo Que la estrella de la apertura abra donde haya sufrimiento. amorosamente tu corazón para Que la estrella del deleite levante tu espíritu y quienes lo necesitan. ayude a otros a alegrarse en las cosas simples. Que la estrella de la aceptación te empuje Que la estrella de la devoción brille en tu para recibir a los excluidos. trabajo y en tu cuidado por los demás. Que la estrella del perdón te acerque a Que la estrella del amor brille a través de ti aquellos de quienes te has alejado. para las personas a quienes preferirías evitar. Que la estrella del valor crezca y brille en aquello que requiere de tu fuerza interior. Que la estrella de la paz sea un rayo de calma y tranquilidad dentro de ti. Que la estrella de la alegría dance en los rincones de tu corazón que han Hna. Joyce Rupp olvidado cómo cantar. Traducido de Daily Focus for Advent Que la estrella de la gratitud te anime a ser generoso con lo que has recibido.
www.joycerupp.com
Que la estrella de la paciencia penetre en lo que encuentras difícil e irritante. Presencia Apostólica
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Aventuras de un misionero
Una navidad en la montaña
Ilustración: Leticia Asprón
Jesús García Vázquez, CMF
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oy les contaré una aventura que vivimos una mula que tenía y yo, en la Sierra Alta de Guerrero. Terminada la visita a Yerbasanta, me dispuse a regresar a la cabecera de la misión para celebrar la Noche Buena con la comunidad. ¡Padre, lo acompaño! —me dijo un indígena, resuelto a dejar a su familia y regresar hasta el día siguiente, ya que teníamos que caminar una distancia de tres o cuatro horas y ya era tarde. —¡No! –le contesté soberbiamente– ¡Ya me sé el camino y la 4
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mula también! Y con la mirada puesta sobre El Gachupín, la montaña más alta de la sierra, desde donde se miran majestuosas las aguas del Océano Pacífico, emprendí mi altanera caminata. Cada paso que daba me acercaba más al coloso que, decididos, queríamos escalar mi mula y yo. La puesta del sol era más hermosa a medida que se acercaba al filo de las montañas. Y, ¡Oh maravilla! Nunca había visto escenario tan majestuoso: al llegar a la cumbre del Gachupín, por el oriente, comenzó a escalar los altísimos pinales la luna más bella y grandota
que nadie ha visto. Vanidosa, saltó de las ramas de los pinos para mecerse en el infinito, donde hizo huir a las estrellas, pues todas desaparecieron ante su belleza. Ahí donde yo estaba era imposible dejar de ver la grandeza de Dios manifestada en los imponentes astros. Después me dispuse a continuar caminando, pero ya se nos había perdido el camino. Si mi mula no sabía por dónde ir, ¡yo menos! De pronto, a lo lejos apareció una luz como de fogata que parecía decirme: “¡No se achicopalen, vengan para acá!” Y sin pensarlo, blandiendo mi filudo machete, comencé a abrirme camino. De vez en cuando recibía algún rasguño de los matorrales, como reclamándome su espacio y con todo derecho, ellos no tenían la culpa de que anduviéramos perdidos mi mula y yo. El resplandor de la luna llena me permitía ver conejitos, liebres, una que otra lechuza, tecolotes y hasta víboras, a las que antes les tenía tanto miedo. Ahora me daba gusto ver a todos esos animales, pues hacían que no me sintiera tan solo. Y por si fuera poco, en un momento que me detuve a descansar, pude apreciar un concierto sinfónico de animalitos cantando a la luz de la luna. Pude distinguir una armonía melodiosa en los ruidos de todos los animales: las víboras haciendo vibrar sus cascabeles, las lechuzas, como pidiéndome que las descubriera escondidas entre las ramas de los árboles con su famoso ¡shsssssssst!, los coyotes y los lobos alternando sus aullidos de montaña a montaña. Estos sí lograban que se me enchinara el cuero un poquito, pues me hacían acordarme del hombre lobo. Las chachalacas que de repente las escuchaba cerquita de mí y en unos minutos las volvía a escuchar como a doscientos me-
Aventuras de un misionero
tros, y una legión de grillos que no paraban de cantar, siendo como la música de fondo de la polifonía. Ha sido el mejor concierto que Dios me ha regalado en mi vida. Algunas veces tropecé y caí, mientras la mula se hacía la desentendida para no reírse de mí. A la mitad de la noche, llegamos agotadísimos adonde la luz me mostró una chocita con techo de zacate y paredes de palos. En la puerta estaba José, un indígena de unos veinticinco años, con una actitud de quien espera a alguien. —¡Anunga tata, alla gujuá! (Bienvenido tata, entra a mi casa) −Me dijo, en su idioma, con una sonrisa de quien está muy contento porque alguien llega a su casa. Nunca había escuchado palabras tan dulces y amables como esas. Jamás las olvidaré. Al entrar, observé a María, su esposa, indígena también como de veintidós años, pero que parecía de dieciséis, ya con el comal preparado y haciéndome las tortillas más deliciosas para acompañar unos exquisitos frijoles, ¡mmm! Mientras tanto, José le acercó a la mula una buena porción de maíz con una cubeta de agua, de lo que muy pronto dio cuenta el hambriento animal. En un rincón de la choza, cubierto con un sencillo cobertor y sobre un petate, estaba un bebé que ya pelaba sus ojitos que le brillaban con la luz de un quinqué colocado sobre una piedra. No dejó de mirarme como diciendo: “¡Ah, bárbaro, pero qué hambre traes! Su mirada era muy tierna y dulce y, entre bocado y bocado, no dejé de deleitarme con ella. Les pregunté en español por su nombre y su edad, pero no hubo respuesta, parecía que no entendían una sola palabra, aunque el lenguaje del amor lo dominaban a la perfección.
Me atendieron los dos como si fueran mis propios padres. Me dijeron sus nombres y edades, sólo cuando les pregunté en su propia lengua (el tlapaneco), pero el silencio de la indígena fue más elocuente que mil palabras. Al ver cómo preparaba la suculenta cena para mí, aquel lugar me pareció un pedacito del cielo. Cuando terminé de cenar, José pronunció unas palabras que no entendí, luego se acercaron los dos a mí y me dieron los abrazos más llenos de amor que he recibido en mi vida. Estoy seguro de que me dijeron: “¡Feliz Navidad!” Por una parte deseaba quedarme más tiempo con ellos –aquello me parecía como un sueño–, pero también quería llegar a casa y contar todo lo que en esa noche me había sucedido. Al terminar, como pude, en su idioma pregunté a José por dónde estaba el camino a Tlacoapa, a lo que me indicó que no me preocupara, que él mismo me llevaría. La despedida fue un adiós lleno de esperanzas de volver a verlos. Sígueme tata, me dijo, abriéndose paso entre la maleza, como antes yo lo había hecho. ¡Qué raro! Creí que tomaríamos algún camino hecho desde su casa pero, en el perímetro que la rodeaba, no vi ningún camino marcado… Mi mula y yo volvimos a escuchar la polifonía de los animales, pero ahora me sentía más seguro, siguiendo a José. En bajar a la barranca y subir al filo de la otra montaña, donde está el camino a Tlacoapa, fue como hora y media. La mula, en cuanto conoció, se echó a correr abandonándome a mi suerte, pero, ya de allí, yo también ya conocía el camino. —¡Muchísimas gracias José, Dios te lo pague! Le dije al despedirme. —¡Nanguá! Me contestó, como diciendo:
“De nada, ya Dios me lo ha pagado.” Quise ofrecerle algo de dinero, y me dijo: —¡No tata, tú lo necesitas más que yo, ve con Dios! Nunca un indígena me había rechazado el dinero cuando así agradecía los favores. Eran como las tres de la mañana y aún me faltaba como hora y media para llegar a casa. Ahora era la luna la que me acompañaba, mientras José regresaba por el camino por donde habíamos venido. Cuando le conté mi aventura a mi superior, me dijo: —Esa historia tú te la inventaste, porque esa zona del Gachupín no está habitada por ser bosque virgen en el que abundan los lobos. Además, los únicos esposos que yo conozco con los nombres de José y María son los papás del niño Dios, y no hay otros que se llamen así en toda la montaña. El Superior ya tenía más de cinco años de vivir en la montaña. Ahora, siempre que he pasado frente al Gachupín, de día o de noche, lanzo mi mirada hacia el lugar donde estoy seguro de haber pasado la navidad… No sé cuál pueda ser la explicación de lo que sucedió, mas para mí, esa navidad la pasé en un auténtico nacimiento y con una bellísima familia que estoy seguro que la volveré a ver en el cielo. Aprendí que la navidad es contemplar la fragilidad de un niño y creer que es tu Creador; ver en ese niño al Todopoderoso hecho hombre que tiene frío y hambre, y quiere aunque sea un poco de tu amor. Navidad es descubrir que es más sabroso el pan cuando lo compartes; es cubrir y dar un pedazo de pan al niño que llora de hambre en la calle. No destruyas la navidad en pachangas, adora al niño Dios compartiendo tu pan con el hambriento. Presencia Apostólica
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Filosofía de vida
La paciencia Lourdes García Avendaño
“Un poco de impaciencia puede arruinar grandes planes.” Proverbio chino
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odos los días utilizamos esta palabra para pedir a nuestros hijos, compañeros de trabajo y hasta a los empleados de alguna oficina de trámites que apliquen esta cualidad, que demuestren este valor.
¿Qué es y qué no es?
La palabra procede del vocablo latino “patienta”. De la paciencia podríamos decir muchas cosas, una de ellas es definirla como la capacidad de saber esperar o de mantener la calma, mientras se consigue lo que se desea. 6
Presencia Apostólica
Otras acepciones la relacionan con la capacidad que tiene la persona para sufrir, tolerar desgracias y adversidades, situaciones molestas u ofensivas con fortaleza y calma. También hace referencia a la facultad de saber esperar por algo o por alguien sin perturbarse. Y qué tal cuando la palabra paciencia se refiere a la cualidad que debe desarrollarse para poder terminar una actividad que se ha iniciado, o alguna para la que se tiene poca o ninguna habilidad, algo así como la perseverancia, y también para aprender algo. “Paciencia, paciencia…”, solían decirnos algún maestro, o nuestros padres cuando nos veían con dificultad para realizar alguna tarea y esta expresión podía hasta
parecernos tediosa y terminar por desesperarnos… lo contrario a lo que la paciencia, representa. La paciencia, no tiene nada que ver con la pasividad ni con la falta de compromiso… el que espera está alerta, el que espera tiene activo su pensamiento, su mente y sobretodo su corazón. El que es paciente está comprometido con la causa de su espera. Pero la mejor definición de la paciencia, es aquella que podamos dar y aplicar cada uno de nosotros. Describirla, sentirla y sobretodo, lo más difícil, ponerla en práctica. Debemos, también cuestionarnos: ¿Soy una persona paciente?, ¿me impacienta estar con personas que no cuentan con las mismas habilidades que yo?
Filosofía de vida
Una definición que escuché hace tiempo y que he adoptado como propia en la cotidianeidad es: “La paciencia es tener la mejor actitud posible al esperar” Esto implica una actitud positiva, constructiva, optimista y realista. En contraste, recordemos el dicho popular, “el que espera desespera”, igual de atinado, ya que esperar no es algo fácil, tener paciencia, tampoco. La paciencia debe guardar una íntima relación con la calma, con la tranquilidad, con la fortaleza, con la perseverancia y con la esperanza de lograr aquello que se quiere, que se desea, en un periodo de tiempo determinado. Debo decir también que la principal enemiga de la paciencia es la ansiedad. Esa inquietud tendiente al temor de no saber lo que sucederá, pero temerlo de todos modos con antelación y también la impulsividad que se refiere a tomar acción sin razonar, a pesar de correr más riesgo de equivocarnos.
Valorar la paciencia
ca que estamos viviendo… ¿cómo describirla?, ¿qué la caracteriza? Lo más certero y concreto me parece llamarla de la “inmediatez”. ¿Será antónimo de la paciencia?, ¿será para nosotros enemiga o aliada? Los niños, los jóvenes, y hasta los adultos de hoy estamos acostumbrados a obtener todo aquello que requerimos en cuestión de segundos. Una información, una llamada telefónica, una fotografía, etcétera. Si algo tarda segundos, decimos que está muy lento… La paciencia parece ya no tener cabida en esta época; parece, no ser conocida ni utilizada por nadie y mucho menos ser valorada. Hemos perdido la capacidad de esperar, nos impacientamos a las primeras de cambio y condenamos fuertemente cuando la espera involucra segundos. Nuestra falta de paciencia enseña con el poder del ejemplo a nuestros hijos, y a quienes nos rodean, la impaciencia e intolerancia. No se puede imaginar la obra de grandes artistas, escultores,
escritores sin el uso y aplicación de la paciencia. Tampoco sin ella hubieran sido posibles las grandes obras de ingeniería y tecnología de las que hoy gozamos. Los grandes descubrimientos del hombre fueron sustentados con gran cantidad de paciencia. Prueba y error, prueba y error por largos periodos de tiempo, fueron los ingredientes principales del éxito de todo investigador. Sin ir más lejos, ninguno de nosotros, seres humanos, estaríamos habitando este planeta si nuestra madre no hubiera esperado nuestra llegada y acompañado nuestro desarrollo con paciencia. Cultiva la paciencia, incúlcala, practícala, atesórala, descubre y comparte sus bondades. Practica el preciado arte de esperar y la actitud amable de quien sabe hacerlo; disfruta su recompensa… la satisfacción alegría y paz de haber recibido lo tan esperado. La autora es licenciada en Terapia Física y Logoterapeuta. luluwatty1@yahoo.com
A lo largo de la historia de la humanidad, esta capacidad ha debido utilizarse constantemente. Desplazarse de un poblado a otro representaba días de caminata. O cuando gobernantes o militares debían comunicarse con sus homólogos de otros países o regiones o hasta con sus propios soldados, la espera se alargaba a meses y muchas veces involucraba varios relevos. Recibir una carta del ser amado podía implicar semanas de dulce esperanza o impaciente espera. Esperar con paciencia enseña a quien lo practica y a quienes le rodean muchas cosas; Aporta a las personas elementos para su desarrollo y crecimiento personal, como son la tolerancia y la gratitud. No puedo dejar de considerar el “reverso de la moneda”… la époPresencia Apostólica
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Desarrollo humano
¿Cómo vemos a los demás? Todas las personas que pasan por nuestra vida nos enseñan algo; son nuestros maestros de vida. Pero comprender esto requiere madurez. Si no la tenemos, seguiremos buscando culpables para todas las cosas que nos pasan y que no nos agradan, en lugar de responsabilizarnos por nuestras acciones y buscar el aprendizaje en cada evento de nuestras vidas. Cuando aprendemos a perdonar, nos damos cuenta de que la vida es como un río en el que podemos fluir con más ligereza, con menos complicación, dolor, enojo y resentimiento. Aferrarnos a situaciones con un afán de venganza solo nos impide fluir libremente. Así, mientras no perdonamos, seguimos atados a la persona o situación que nos generó dolor, frustración o enojo. Por eso se dice que el perdón es una actitud compasiva hacia nosotros mismos.
¿Qué pasa cuando perdonamos?
Perdón y liberación
E
l dolor, la frustración y el enojo que nos causan personas y situaciones en nuestras vidas reflejan vulnerabilidad y dependencia ante factores externos.
Revisar las verdaderas causas de nuestros resentimientos
Ante esto, necesitamos revisar las verdaderas causas de estas emociones. Pueden tener que ver con las expectativas que pusimos en determinadas personas o situaciones, o con nuestras necesidades insatisfechas, como la de ser reco8
Presencia Apostólica
Gylda Valadez Lazcano
nocidos o la de recibir alguna cosa que creemos merecer. También hay una frase que dice “si no te gusta lo que recibes, revisa lo que estás dando”, pues muchas veces lo que nos molesta de los demás, no es más que un reflejo de nuestras carencias. Por ejemplo, una persona que se queja de la poca atención que le brinda su pareja, necesitaría reflexionar acerca de los aspectos en que ella misma no se atiende, así como en qué aspectos ella tampoco tiene consideración con su pareja.
El perdón es la puerta que nos permite salir de un lugar lleno de rencores y emociones negativas y quedar libres para vivir con mayor paz y felicidad. Esto nos evita también enfermedades físicas. Hay que entender que perdonar no significa aceptar cualquier cosa que nos hayan hecho; no es negar nuestras emociones, haciendo como que no pasa nada. Tampoco es humillarnos ni reprimir el enojo ni convertirnos en amigos de quien nos lastimó. Entonces ¿qué es perdonar? Es tomar la decisión de ver más allá de los límites de la otra persona, de sus miedos y errores, de su historia; es la decisión de ver en los demás una esencia que por el
Desarrollo humano
simple hecho de existir merece respeto y amor. Jampolsky dice: “Es ver la luz de la lámpara y no la pantalla”. Perdonar implica una decisión personal, una actitud que hemos elegido libremente, ante el alma del otro.
Recuperar nuestro espacio vital
El resentimiento, el enojo y la tristeza son emociones que desgastan nuestra energía; son como esos objetos inútiles que nos estorban y ocupan un espacio valioso, pero que no nos decidimos a quitar o que muchas veces ni siquiera consideramos la necesidad ni la posibilidad de deshacernos de ellos, pues estamos demasiado acostumbrados a que estén ahí. De pronto
podemos darnos cuenta de que si removemos esas emociones negativas, recuperaremos un espacio que es valioso y vital, para dar lugar a nuevas emociones que nos llenen de vida y plenitud. La vida es muy corta para estarla desperdiciando en emociones con que ilusoriamente queremos castigar a otras personas, pero que en realidad solamente nos desgastan y enferman a nuestro cuerpo. Por otra parte, cuántas veces ese perdón que negamos a los demás nos lo negamos primero a nosotros mismos… El auto perdón es de lo más difícil de llevar a cabo, pero es importante perdonarnos, para después poder perdonar a aquellos a quienes nosotros mismos les permi-
timos que nos hicieran daño. También es necesario pedir perdón a quienes nosotros hemos lastimado.
Somos responsables de nuestro poder
Todo esto nos permitirá comprender hasta qué punto cada uno de nosotros puede administrar su propio poder, conservándolo dentro de sí mismo para poder actuar en la vida asertivamente y lograr lo que es importante para cada uno o repartiéndolo entre diversas personas y situaciones, permitiendo que nos hieran y que nos impidan avanzar en nuestro camino. La autora es psicoterapeuta corporal y terapeuta sistémica de pareja y familia. coordinacion.centroometeotl@gmail.com
Construyendo puentes
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na vez dos hermanos que vivían en granjas vecinas entraron en conflicto. Era el primer problema serio entre ellos, después de cuarenta años de trabajar lado a lado, compartiendo maquinaria e intercambiando bienes para satisfacer sus necesidades. Todo empezó con un pequeño malentendido que fue creciendo, hasta convertirse en una diferencia mayor y todo se vino abajo. El conflicto provocó un desagradable intercambio de insultos, seguido por semanas de silencio. Una mañana alguien tocó a la puerta del hermano mayor. Él abrió y se encontró con un hombre que traía una mochila de herramientas, quien le dijo: —Busco trabajo para unos días. ¿Puedo ayudarle en algo? —Sí —dijo el hermano mayor—, tengo un trabajo para usted. Mire, la granja que usted puede ver al otro lado del arroyo es de mi hermano menor. Hace semanas había un prado entre nosotros, pero él excavo una zanja a nivel del río y ahora ese arroyo nos divide. Yo haré algo mejor… ¿Ve usted la pila de madera que está junto al granero? Quiero que usted me construya una cerca de dos metros y medio de alto, para no volver a ver la granja de mi hermano. El carpintero contestó:
—Creo que entiendo la situación. Muéstreme los clavos y la excavadora y haré un trabajo que lo dejará satisfecho. El hermano mayor tenía que salir del pueblo, así que ayudó al carpintero a tener listos los materiales y se marchó. El carpintero trabajó arduamente todo el día, midiendo cortando y clavando. Al atardecer, cuando el hermano mayor regresó, el trabajo estaba terminado. El granjero no podía creer lo que veía. No había ninguna cerca, ¡sino un puente! ¡Un puente muy bien construido que comunicaba un lado del arroyo con el otro! Entonces vio a su hermano menor cruzando el puente con la mano extendida. —Eres un gran compañero. Mandaste construir este puente después de todo lo que dije e hice… —dijo el hermano menor—. Los dos hermanos se encontraron en la mitad del puente y se dieron la mano. Entonces voltearon a ver al carpintero, quien ya se alejaba con su mochila de herramientas. —Espere —dijo el hermano mayor—. Quédese unos días. Tengo muchos otros proyectos para usted. —Me encantaría quedarme —dijo el carpintero—, pero tengo muchos otros puentes que construir. Autor desconocido
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Tanatología
Ser parte del problema o de la solución Ana Laura Rosas Bucio
H
ace poco escuché a una joven que había sido víctima de un ataque violento. Para ella fue una experiencia muy dolorosa, después de la cual pensó que recibiría el apoyo de su familia, pero no fue así. Muchas veces no podemos evitar los problemas, pero suele depender de nuestra actitud que estos se solucionen o no. La mayoría de las veces también es determinante el apoyo que recibimos de nuestra familia y amigos. Sin embargo, algunas personas entorpecen más de lo que ayudan… A veces, en vez de ayudar, contribuimos a hacer más grandes los problemas. Por eso hay que decidir entre ser parte del problema y ser parte de la solución. La chica que mencioné al principio le contó a su mamá lo sucedido, buscando recibir ayuda, y con lo que se encontró fue con una solicitud de guardar silencio y hacer de cuenta que no había pasado nada. Y ella así lo hizo, no habló de lo sucedido durante mucho tiempo, hasta que las cosas se complicaron aún 10
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más. Su mamá le pidió callar, no enfrentar. El estilo de afrontamiento de su mamá fue evadir el problema, minimizándolo o negándolo. Y aunque algunas personas afirmarán que a lo mejor su intención era no dañar más a su hija, al final lo hizo; no la apoyo, no le creyó, no le dio importancia al dolor de su hija. Otras personas, ante circunstancias complicadas, pueden sobre-reaccionar, obstaculizar o generar más problemas. Estilos de afrontamiento La manera en que reaccionamos ante las eventualidades se llama estilo de afrontamiento y todos tenemos diferentes estilos de afrontamiento. El estilo que tengamos va a determinar si contamos con las herramientas para solucionar el problema de manera asertiva y positivamente, o si debido al propio estilo de afrontamiento, los problemas se volverán más graves y mayores de lo que en realidad eran. El estilo de afrontamiento depende de muchos factores. A veces pensamos que por el hecho de que
Tanatología
una persona sea adulta y educada, será capaz de reaccionar positivamente para solucionar un problema, pero a veces resulta más determinante un problema emocional, de crianza o de inmadurez, por poner algunos ejemplos. Para comprender mejor este tema, hablaremos de los diferentes estilos y de cómo cada uno puede facilitar o entorpecer la solución de las eventualidades de la vida. Los estilos de afrontamiento son los siguientes: Confrontación: Se refiere a los intentos de solucionar directamente la situación, mediante acciones directas, agresivas y potencialmente arriesgadas. Aunque en algunas situaciones este estilo pudiera ser efectivo, muchas veces entorpece las situaciones, más que ayudar a solucionarlas. Planificación: Pensar y desarrollar estrategias para solucionar el problema. Este es el estilo de afrontamiento más asertivo y positivo, y es el que genera potenciales soluciones. Distanciamiento: Se refiere a los intentos de apartarse del problema, no pensar en él o evitar que nos afecte. Implica negar el problema, no enfrentarlo, o “hacer de cuenta que no existe”. Este estilo no soluciona ningún problema y la gente que lo usa en realidad genera más problemas que soluciones. Autocontrol: Esfuerzo para controlar los propios sentimientos y respuestas emocionales. Este estilo podría ser de utilidad en algunas ocasiones, pero en otras podría complicar más las cosas. Por ejemplo, en casos de pérdidas de seres queridos auto-controlarse genera más perjuicios que beneficios, porque el dolor emocional para ser sanado no debe ser reprimido, sino debe ser expresado. Sin embargo, en momentos de enojo podría ser muy útil auto-controlarse y se evitarían muchas molestias. Aceptación de responsabilidad: Implica reconocer el papel que uno haya tenido en el origen o mantenimiento del problema. Si fuera el caso que de alguna manera contribuimos a la generación del problema, este estilo de afrontamiento es muy útil, ya que, al asumir la responsabilidad, se puede empezar a solucionar el problema. Escape o evitación: En este estilo se emplea un pensamiento improductivo o se recurre a estrategias como comer, beber, usar drogas o tomar medicamentos. Este jamás será un estilo de afrontamiento positivo y generará más problemas que soluciones, porque al involucrarnos en este tipo de conductas complicaremos más las situaciones.
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Re-evaluación positiva: Implica percibir los posibles aspectos positivos que tenga o haya tenido la situación estresante: Este es un estilo de afrontamiento positivo, aunque no es fácil de aplicar cuando estamos en medio de las situaciones difíciles. A veces es hasta que estamos solucionando los problemas, y no estamos ya tan cargados emocionalmente, cuando podemos ver los aspectos positivos que todas las experiencias tienen. Búsqueda de apoyo social: En este estilo se acude a otras personas para buscar ayuda, información, comprensión y apoyo emocional. Es un estilo de afrontamiento muy positivo, sin embargo, debemos ser cuidadosos al elegir a quién pediremos ayuda, porque si la persona nos lleva a negar, evadir, etc., entonces la persona en lugar de ayudar generará más problemas. También podemos recurrir a grupos de apoyo. Las estrategias de afrontamiento son recursos que ponemos en marcha para hacer frente a las situaciones, evitar o disminuir los conflictos. Sin embargo, cuando no usamos los estilos adecuados, nos volvemos parte del problema y contribuimos para complicarlo. Tenemos que considerar también que una cosa es el estilo de afrontamiento personal y otra el estilo de afrontamiento familiar que se rige por las reglas de la familia. Cuando el estilo familiar no funciona, es necesario adoptar un estilo positivo, aunque esto implique desafiar y desobedecer las reglas familiares. En nuestra familia aprendimos a ser de la manera que somos y probablemente hay muchas cosas positivas en esa forma de ser, pero en caso de que no sea así, debemos asumir la responsabilidad de mejorar nuestra vida, de cambiar aquello que no sea positivo. Conclusión Hay que tener presente que podemos aprender a utilizar estilos de afrontamiento más positivos y asertivos; a ser flexibles y creativos ante los problemas, y a recurrir a personas y a grupos que sean verdadera ayuda. Nadie debe tener el poder de complicarnos aún más la vida. Recordemos que el dolor guardado ahoga, que el problema evadido crece y se sale de control, y que sobreactuar o agredir genera más problemas que soluciones.
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La autora es psicóloga clínica, experta en intervención en crisis, tanatóloga, logoterapeuta y conferencista. Directora General del Centro de Capacitación Profesional Industrial y Personal S.C. CECAPIP. lrosasb@hotmail.com Presencia Apostólica
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Navidad
Una Navidad auténtica
Alejandro Cerón Rossainz, CMF
L
a palabra espiritualidad está por todas partes, incluso se usa para designar realidades que no corresponden a ella. Esto nos hace preguntarnos qué es lo que distingue a una auténtica espiritualidad. La respuesta es nuestra capacidad de amar y nuestro nivel de conciencia. El sello distintivo de la espiritualidad cristiana es la presencia del Espíritu Santo que impulsa al cristiano a buscar en todo momento vivir de acuerdo con lo que Dios nos pide que a fin de cuentas es buscar la Gloria de Dios que consiste en que “el hombre viva” y “la creación viva”. 12
Presencia Apostólica
La Navidad nos invita a amar Cada año llega la celebración de la Navidad, que se ha querido transformar en una fiesta de consumo, haciéndonos creer que mientras más regalos se ofrezcan, será mejor. Sin embargo, el corazón humano, creado por Dios, sigue teniendo en lo más profundo la suave invitación a la amabilidad y a la compasión con los demás, porque capta que algo grande sucedió y que por eso vale la pena festejar: que Dios se hizo hombre por nosotros. Un nacimiento es esperanza Todo nacimiento es ya una esperanza, pues un niño recién nacido manifiesta toda la capacidad
que existe en el ser humano para desde un principio hacer lo bueno, proyectar y realizar lo valioso para la humanidad. La llegada de un nuevo ser humano suscita en las personas que le rodean un agradecimiento a la vida, don de Dios, que se hace presente entre ellas y les recuerda la solidaridad que debe existir con los pequeños y desvalidos. En cada nacimiento, la vida nos ofrece la posibilidad de empezar de nuevo. Y, en especial, el nacimiento de Jesús es esperanza El nacimiento de Jesús es motivo de esperanza porque, a través de él, Dios sale al encuentro del
Navidad
hombre caído y lastimado para ofrecerle la oportunidad de levantarse nuevamente y de encontrarle un sentido a su existencia. El nacimiento de Jesús es la encarnación del Verbo de Dios que se hizo hombre para darnos vida, vida en abundancia, vida eterna. Un nacimiento es alegría Un nacimiento es en sí mismo una alabanza a la vida. Manifiesta al ser humano que da continuidad a su especie con todas las posibilidades de evolución y crecimiento que contiene como tal. Y, en especial, el nacimiento de Jesús es alegría El nacimiento de Jesús es causa de alegría, porque es el cumplimiento de la principal promesa de Dios hecha a los hombres a través del tiempo. Es la Palabra que viene a ser la culminación de las palabras anteriores, incluida la de Moisés; Palabra que ilumina a todo hombre, porque da razón del plan de Dios sobre toda su obra creada y especialmente de su proyecto sobre la humanidad. Es la Gloria de Dios revelada en el rostro humano de Cristo. Emmanuel (Dios-con-nosotros) Dios-con-nosotros, realidad que expresamos con el nombre de Emmanuel, nos manifiesta que Dios, quien es Padre, Hijo y Espíritu Santo, se ha hecho presente a través del Verbo creador — Hijo— que aparece desde el libro del Génesis en la Biblia y que en el Antiguo Testamento se conocía solo por profecía. La presencia del Emmanuel nos permite vislumbrar el misterio de amor del Hijo y del Padre, quien desde el principio proyectó hacer de todo hombre un posible hijo de Dios por la fe en Jesús y por obra del Espíritu Santo. Es la Vida que ilumina a todo hombre, destinado por gracia a la filiación divina; es decir, a ser hijo de Dios.
El nacimiento de Jesús es luz para la humanidad Las circunstancias sociales del nacimiento de Jesús nos muestran que en todo tiempo y espacio de la humanidad aparecerá la tiniebla junto a la Luz y, sin embargo, la tiniebla no logra sofocar a la Luz, sino que esta pareciera brillar más clara sobre un fondo de tinieblas. El mensaje social que nos ofrece este acontecimiento de gracia es que esa Luz es la Vida, incluso la vida humana como un don primero y fundamental del Creador y esa luz de la vida ilumina a todo hombre en toda circunstancia y situación por difícil que sea. La Navidad nos invita a la solidaridad con los demás, pues al recordar la filiación que hemos recibido con la llegada de Jesús que nos ha hecho hijos en el Hijo, nos hacemos hermanos entre nosotros, responsables de la vida y desarrollo, propios y de nuestros hermanos, con dignidad y respeto. Cada personaje nos da un mensaje importante Al celebrar la Navidad, reflexionemos en el mensaje que nos da cada uno de los personajes que aparecen en el nacimiento de Jesús, ya que cada uno de ellos tiene algo muy importante que enseñarnos. María. La completa disposición a cumplir el plan de Dios con la plena confianza de entregarse al Señor sin condiciones y de manera total con el “sí” que ofreció a Dios por medio de su mensajero el Arcángel Gabriel. La virgen María es un ejemplo de reflexión y meditación, pues nos dice el Evangelio que ella aprendió a guardar y meditar todas las cosas en su corazón. José. La actitud de respeto y apoyo, aunque no lo entendía del todo, al misterio del nacimiento de un niño que no era suyo, fruto de una mujer que amaba profundamente y que respetó toda su vida, en la que fue
protector y “hombre justo”, colaborador con Dios en su plan de salvación, “el fiel y prudente servidor” que se constituyó en jefe de familia para cuidar al Hijo encarnado. Los pastores. Llamados por Dios a recibir el primer anuncio del nacimiento del Salvador; son los elegidos amorosamente por Dios por ser los excluidos, los descartados del mundo en ese tiempo y espacio. Estos personajes vencieron su miedo para escuchar el anuncio del nacimiento del Salvador, corrieron a adorar al Señor con fe, en la humilde manera en la que se hizo presente el Verbo, Señor del mundo, y después fueron a anunciar la buena noticia a quienes les rodeaban. Los ángeles. Seres espirituales con la misión de ir a llevar la noticia (por eso el nombre de ángel: mensajero) que manifiesta la plenitud de los tiempos, la irrupción de Dios que se encarna, asume nuestra naturaleza y nos comparte la suya. ¿Cómo nos puede transformar recordar y volver a vivir el acontecimiento de Navidad? Celebrar la Navidad cada año es una invitación a renovar nuestro compromiso con la Vida. A reflexionar de qué grupo somos, hemos sido o podemos ser: del de las tinieblas, de quienes nos dice el Evangelio de San Juan: “vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”; o del de la luz, del que también nos recuerda el mismo san Juan: “pero a todos los que lo recibieron les dio la capacidad de ser hijos de Dios”. Es una invitación a no desmayar en nuestro esfuerzo cotidiano por hacer un mundo más justo, pacífico, integrador de la Creación, pues así mostraremos que Jesús vino para hacernos hijos de Dios, una afirmación difícil de entender, pero que nos habla de una nueva relación con Dios y con nuestro prójimo. Presencia Apostólica
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Fe y vida
LA ESPIRITUALIDAD NOS TRANSFORMA ROMÁN ÁNGEL MORENO, CMF
El ser humano es espíritu. Pero, ¿qué es espíritu? Espíritu es el ser-uno-mismo. Kierkegaard
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n general, percibimos la palabra espiritualidad en contraste con materialidad y tendemos a catalogarla como lo no material, como lo etéreo e invisible; pero la espiritualidad es más que eso, es algo que está más en el campo de lo vivencial.
Lo que no es
Espiritualidad dice más que religiosidad, que hablaría de la necesidad y de la cualidad del hombre de relacionarse con una instancia más alta; dice más que piedad, que sería el aspecto subjetivo de 14
Presencia Apostólica
la religión, dice incluso más que interioridad, que podría acentuar el aspecto individualista. La espiritualidad abarca y, a la vez, determina esos aspectos; es, por tanto, más amplia. Según desde donde se mire se puede hablar de una gran diversidad de “espiritualidades”: espiritualidad cristiana, espiritualidad africana, espiritualidad hindú, espiritualidad ecuménica, etc. Por eso se hace referencia a ella con términos como camino de vida espiritual, método, orientación, mentalidad, actitud, estilo, etc.
Se dice que es muy difícil definir la espiritualidad, ayudémonos con una comparación: Son cuatro las dimensiones o aspectos fundamentales de la persona humana: el físico, el emocional, el intelectual y el espiritual. Los cuatro aspectos se relacionan e influyen recíprocamente, pero el determinante entre ellos es el espiritual. Es como el pegamento que mantiene unidos a los otros tres, es la esencia eterna, es como la chispa que enciende la vida y que parece apagarse al morir. Cuando los otros tres aspectos están limitados, es la espiritualidad la que proporciona orientación, fuerza y sentido, cuando colapsa lo físico, como en un tetrapléjico; lo emocional, como en un deprimido o lo intelectual, como en un débil mental, es la espiritualidad lo que puede ayudar y salvar a la persona.
¿Cómo opera?
La espiritualidad es la dimensión humana que abarca la totalidad del ser y lo proyecta a una auténtica relación con el Ser superior, con los demás y consigo mismo. Crecer espiritualmente significa aprender a valorar la dimensión espiritual de nuestro ser, que incluye la creatividad, la intuición y la conciencia. Y esto nos conduce a la búsqueda del sentido de la vida y a la búsqueda de la verdad que trasciende los acontecimientos cotidianos. Pero la espiritualidad no solo nos ayuda a buscar sentido, sino que lo genera. El camino de la espiritualidad nos lleva a cultivar la capacidad para el amor y a buscar experiencias positivas y constructivas. La madurez espiritual puede ayudarnos a convertir los acontecimientos negativos y dolorosos en oportunidades para aprender y crecer y nos puede llevar a desarrollar un nivel más elevado de compasión y solidaridad
Fe y vida
hacia el sufrimiento de los demás. Todos hemos experimentado los impulsos conflictivos del bien contra el mal y hemos sentido la fuerza, la paz y la claridad que surgen en nuestro interior al hacer lo moralmente correcto, incluso a costa de nosotros mismos. Ser espiritualmente maduros es aprender a escuchar las voces más positivas que nos hablan desde nuestro interior. La espiritualidad es algo tan profundo que toca el mismo ser y el cómo ser de la persona: “El ser humano tiene un carácter, pero es una persona y se puede volver una personalidad, en cuanto la persona (espiritual) se confronta con su propio carácter (anímico) y con su entorno”, dice Otto Zsok en La trascendencia de sí mismo. Por ello se puede decir que la misma libertad tiene su sede en la espiritualidad. La espiritualidad es un elemento (no el único, sino el determinante), como el agua para el pez, donde el hombre se mueve se expresa y vive, y ese “ser-uno-mismo” se opera en la conciencia y en la libertad. Por la autoconciencia tiene lugar el “Conócete a ti mismo”, por la libertad se realiza el: “Vuélvete lo que eres.”
tegrar tus aspectos físico, intelectual y emocional. • Tomar el control de tu propia vida, aun a pesar de lo que suceda en el mundo en el que vives. • Aprovechar tus recursos internos –que quizá desconoces– mediante el uso de la intuición. • Ser receptivo a las intuiciones que te propicien las prácticas religiosas, la oración, la meditación y la naturaleza. • Desarrollar más flexibilidad en tus actitudes. • Encontrar la fuerza necesaria para aceptar los desafíos y probar nuevas cosas. • Aprender a disfrutar la soledad. • Perdonarte y perdonar a los demás por las ofensas.
Sumérgete en la lectura
de Presencia
Apostólica y profundiza en tu
Dos testimonios
Si quieres abrirte a tu propio crecimiento espiritual, pregúntate si estás dispuesto a lo siguiente: • Permitir que la parte espiritual de tu ser te guíe para in-
fe.
Ilustración: Leticia Asprón
En relación con el tema de la espiritualidad, Victor Frankl dice: “El hombre que se niega a crecer, que no quiere evolucionar en todas sus dimensiones, se cierra a los llamados del Creador, que se hacen sentir en los dinamismos de la historia y del propio ser humano.” Y Erich Fromm: “El deseo básico del ser humano es un anhelo por la trascendencia y la unión.”
Desarrollo del crecimiento espiritual
• Transmitir a los otros paz, amor y aceptación. • Hacer frente a la tragedia, las pérdidas y la muerte con valor y serenidad. • Creer que todo en la vida tiene un significado y un propósito. • Conducir tu vida en la forma en que mejor puedas dar, a pesar de lo que piensen los demás. • Superar el egoísmo, la mezquindad y la censura a los demás. • Admitir que siempre estás en proceso de crecimiento y aprendizaje. • Vivir en el aquí y ahora, y tener fe en que todo se solucionará del mejor modo. La espiritualidad puede transformarnos y transformar nuestro entorno.
Presencia Apostólica
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Nuestra devoción
San Judas Tadeo apóstol de Jesucristo
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an Judas Tadeo fue uno de los doce apóstoles que Jesús escogió, como nos dice el Evangelio, «para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar». San Judas formó parte de la que podemos identificar como la primera comunidad de discípulos del Señor, además de ser su pariente cercano, según los relatos genealógicos.
Los nombres del apóstol
El nombre «Judas», un nombre común entre los judíos del tiempo de Jesús, viene del idioma hebreo y significa “alabanzas sean dadas a Dios”; el nombre «Tadeo» proviene del idioma arameo y significa valiente o magnánimo. También ha sido llamado «Lebbeo» que significa hombre de corazón tierno. En la lista de apóstoles del evangelio según san Lucas aparece con el nombre de «Judas» (6,16); en Mateo (10,3) y en Marco (3,18) se utiliza el nombre «Tadeo». Todos los nombres que hacen referencia a san Judas Tadeo son significativos, pues nos hablan de su actitud y cualidades, y todos concuerdan con su advocación 16
Presencia Apostólica
de las “causas difíciles”. Imitemos las cualidades del apóstol, así como su actitud ante las dificultades.
La imagen
• Lo más significativo en las representaciones del apóstol es portar en el pecho la imagen de Jesucristo; simbolizando que Tadeo lleva a Cristo en su corazón y que es parte central de su persona. También significa que es portador del mensaje de Jesús, pues lo llevó a los pueblos paganos. • Se le representa con las armas o herramientas que la tradición ha asociado con su martirio: mazo, hacha o espada. • La llama del Espíritu Santo sobre la cabeza del apóstol simboliza su presencia en Pentecostés.
Advocación y fiesta
Ser el patrono de las “causas difíciles” o de los “casos desesperados o imposibles” ha convertido a san Judas Tadeo en uno de los santos más invocados popularmente. Su fiesta se celebra en la liturgia el 28 de octubre, aunque popularmente es recordado el día 28 de cada mes.
Nuestra devoción
Concluyó el Año de la Misericordia Irving Santiago Patraca, CMF
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l pasado 20 de noviembre concluyó el año de la misericordia. Esa fecha tiene dos significados muy importantes para la Iglesia, pues además de ser el domingo en que celebramos a Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo, con lo que finaliza el año litúrgico, también recordamos en México los 11 años de la beatificación de 13 mártires de nuestra patria, entre quienes se encuentran el beato claretiano Andrés Solá Molist, CMF y sus compañeros mártires de San Joaquín. Recordemos algunas afirmaciones que el Papa Francisco ofreció en la Bula para convocar a este Año de la Misericordia. Primero que “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre” (Misericordiae Vultus 1). Como nos dicen las Sagradas Escrituras: “Nadie conoce quien es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Lc 10,22). Jesucristo revela el misterio de amor que es Dios, mostrándonos siempre un rostro compasivo y misericordioso y la preocupación porque todos sus hijos estén siempre reunidos en su nombre. Segundo, “la predicación de Jesús se hace de nuevo visible en las respuestas de fe que el testimonio de los cristianos está llamado a ofrecer. Nos acompañan las palabras del Apóstol: «El que practica misericordia lo haga con alegría»” (MV 16). La vida de los santos es un ejemplo muy claro del testimonio que ellos ofrecieron a Dios y a sus hermanos, como un signo de la misericordia del Padre; todos ellos tratando de seguir muy de cerca la vida de Jesucristo, viviendo sus rasgos característicos. Por eso los santos dentro de la Iglesia son puestos como modelos de vida y, para el pueblo, no representan solo un recuerdo o memorial, sino auxiliadores en las necesidades y contrariedades de la vida; por eso los fieles invocan continuamente su protección e intercesión, pidiendo curación de enfermedades, éxito en el trabajo y mantener unas relaciones familiares sanas. Tercero, invitación a la conversión (MV 19). En relación con esta palabra que va muy apegada a la
misericordia del Padre, podemos recordar, la parábola del hijo pródigo, que este año nos mostró el sentido del perdón y la misericordia. Dios es rico en misericordia, lento para enojarse y generoso para perdonar, y Jesucristo a lo largo de su vida pasó anunciando el perdón de los pecados y la salvación de los hombres, y nos enseñó a perdonar siempre, ante la pregunta de los discípulos: “¿Hasta cuántas veces debo de perdonar?” (Mt 18, 21), y al final de su vida ofreciendo el perdón a quienes lo sacrificaron. También los santos asumieron la misión de invitar a todas las personas a la conversión, buscando siempre la reconciliación con Dios, con el prójimo y con uno mismo. En este último aspecto del perdón, encontramos que los mártires, quienes murieron defendiendo su fe, perdonaron a sus verdugos. Así lo hicieron los apóstoles que también fueron mártires; entre ellos san Judas Tadeo, igual que los mártires mexicanos. Los santos, como san Judas Tadeo, nos invitan con su propia vida a dar un testimonio coherente y a reconciliarnos siempre confiando en la misericordia del Padre. Finalmente debemos recordar que: “la Iglesia vive la comunión de los santos. En la Eucaristía esta comunión, que es don de Dios, actúa como unión espiritual que nos une con los santos y beatos cuyo número es incalculable. Su santidad viene en ayuda de nuestra fragilidad, y así la Madre Iglesia es capaz con su oración y su vida de encontrar la debilidad de unos con la santidad de otros”. (MV 22)
Presencia Apostólica
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Ilustración: Leticia Asprón
Reflexión
H
El árbol desorientado
abía una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: ¡No sabía quién era! — Lo que te falta es concentración —le decía el manzano —. Si realmente lo intentas, podrías tener sabrosísimas manzanas, ¡ve que fácil es! — No lo escuches — exigía el rosal—. Es más sencillo tener rosas y ¡ve qué bellas son! Y el árbol, desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. 18
Presencia Apostólica
Un día llegó al jardín el búho, la más sabia de las aves y, al ver la desesperación del árbol, exclamó: — No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la Tierra. Yo te daré la solución… No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tú mismo, conócete... y para lograrlo, escucha tu voz interior. Y dicho esto, el búho desapareció. “¿Mi voz interior?, ¿ser yo mismo?, ¿conocerme?...” Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole: "Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano ni florecerás cada primavera, porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar
cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: ¡Cúmplela!" Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y solo entonces el jardín fue completamente feliz. Yo me pregunto al ver a mi alrededor, ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?... ¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, solo dan espinas?... ¿Cuántos, naranjos que no saben florecer? En la vida, todos tenemos un destino que cumplir y un espacio que llenar. No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser. ¡Nunca lo olvides! www.motivador.galeon.com
Año de la misericordia Reseña
La
Palabra noviembre-diciembre
Noviembre Domingo
6
Lc 20,27-38 (…) Se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: “Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?” Jesús les dijo: “En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado. Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.” Con su pregunta, los saduceos tratan de demostrar que la resurrección de la que habla Jesús no tiene sentido. En su respuesta, Jesús habla de un nuevo tipo de existencia después de la muerte; habla de una realidad completamente diferente que será la plenitud de la Vida y en la que las necesidades de esta vida ya no tendrán sentido.
Esta lectura nos da un mensaje de gran esperanza, pues nos hace entender que Dios creó al hombre para la vida y no para la muerte. Lo que haya después de esta vida no está al alcance de nuestro conocimiento ni de nuestra imaginación, pero Jesús nos hace comprender que quien entrega su vida a Dios se encontrará con Él al final de ella. Es una cuestión de fe. Al mencionar a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, Jesús hace notar que ellos están vivos, ahora en la presencia de Dios. Porque es un Dios de vivos, no de muertos.
«Para Él todos viven.»
Noviembre Domingo
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(Lc 21,5-19) (…) Como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido.” Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?” Él les respondió: “Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: «Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado.» Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin.” Luego les dijo: “Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y apaPresencia Apostólica
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Escuchando que algunos elogiaban la solidez del templo, JesĂşs nos hace enfocarnos en nuestra fortaleza interior y nos recuerda que las construcciones de esta vida, aĂşn las mĂĄs esplĂŠndidas, son pasajeras y pueden destruirse en cualquier momento. En cambio mantenernos firmes en la fe y la esperanza nos lleva a la Vida, a pesar de catĂĄstrofes, persecuciones y muerte. JesĂşs nos recuerda la importancia de perseverar en nuestra misiĂłn de transformar nuestras realidades injustas y violentas, aunque nos vaya la vida en ello, sin dejarnos engaĂąar y mucho menos paralizar por los que claman la llegada del fin del mundo.
ÂŤQue no los domine el pĂĄnico.Âť
Noviembre
20
Nuestro SeĂąor Jesucristo, Rey del Universo Lc 23,35-43 Cuando JesĂşs estaba ya crucificado, las autoridades le hacĂan muecas, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sĂ mismo, si ĂŠl es el MesĂas de Dios, el elegido.â€? TambiĂŠn los soldados se burlaban de JesĂşs, y acercĂĄndose a ĂŠl, le ofrecĂan vinagre y le decĂan: “Si tĂş eres el rey de los judĂos, sĂĄlvate a ti mismo.â€? HabĂa, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latĂn y hebreo, que decĂa: “Este es el rey de los judĂos.â€? Uno de los malhechores crucificados insultaba a JesĂşs, diciĂŠndole: “Si tĂş eres el MesĂas, sĂĄlvate a ti mismo y a nosotros.â€? Pero el otro le reclamaba, indignado: â€œÂżNi siquiera temes tĂş a Dios, estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero este ningĂşn mal ha hecho.â€? Y le decĂa a JesĂşs: “SeĂąor, cuando llegues a 20
Presencia ApostĂłlica
tu Reino, acuĂŠrdate de mĂ.â€? JesĂşs le respondiĂł: “Yo te aseguro que hoy estarĂĄs conmigo en el paraĂso.â€? En la escena de la crucifixiĂłn surgen dos actitudes relacionadas con la comprensiĂłn de la naturaleza de ese Reino del que JesĂşs es rey. La primera, la de los soldados y la de uno de los malhechores, muestra la incomprensiĂłn total que se expresa con burlas sobre el hecho que JesĂşs es el MesĂas de Dios, el elegido. La segunda actitud es la de quien ha sido capaz de comprender y reconocer. JesĂşs nos enseĂąa desde la cruz, ya que, estando ĂŠl mismo a punto de morir injustamente, se preocupa por perdonar y dar consuelo y esperanza al criminal que se encuentra a su lado. Notemos tambiĂŠn que al mostrar un verdadero arrepentimiento, un criminal, un ser humano extremadamente marginado, se convierte en un ejemplo a seguir para los cristianos. El “buen ladrĂłnâ€? se da cuenta de la verdad que hay en JesĂşs, rechaza la injusticia que se comete con ĂŠl y expresa su deseo de estar con ĂŠl. En medio del sufrimiento, JesĂşs mantiene la fe y la esperanza y tiene una completa comprensiĂłn de la situaciĂłn. Esa es su forma de reinar y ese es el tipo de liderazgo que necesita el mundo.
ÂżEntendemos la naturaleza del Reino de JesĂşs?
Noviembre
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1er. Domingo de Adviento Mt 24,37-44
(‌) JesĂşs dijo a sus discĂpulos: “AsĂ como sucediĂł en tiempos de NoĂŠ, asĂ tambiĂŠn sucederĂĄ cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comĂa, bebĂa y se casaba, hasta el dĂa en que NoĂŠ entrĂł en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevĂł a todos. Lo mismo sucederĂĄ cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estĂŠn en el campo, uno serĂĄ llevado y el otro serĂĄ dejado; de dos mujeres que estĂŠn juntas moliendo trigo, una serĂĄ tomada y la otra dejada. Velen, pues, y estĂŠn preparados, porque no saben quĂŠ dĂa va a venir su SeĂąor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a quĂŠ hora va a venir el ladrĂłn, estarĂa vigilando y no dejarĂa que se le metiera por un boquete en su casa. TambiĂŠn ustedes estĂŠn preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrĂĄ el Hijo del hombre.â€?
IlustraciĂłn: #EREZO "ARREDO s WWW SERVICIOSKOINONIA ORG
recerĂĄn en el cielo seĂąales prodigiosas y terribles. Pero antes de todo esto los perseguirĂĄn y los apresarĂĄn; los llevarĂĄn a los tribunales y a la cĂĄrcel, y los harĂĄn comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mĂa. Con esto darĂĄn testimonio de mĂ. GrĂĄbense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les darĂŠ palabras sabias, a las que no podrĂĄ resistir ni contradecir ningĂşn adversario de ustedes. Los traicionarĂĄn hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos. MatarĂĄn a algunos de ustedes y todos los odiarĂĄn por causa mĂa. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerĂĄ. Si se mantienen firmes, conseguirĂĄn la vida.â€?
De la Palabra a la acciĂłn
Diciembre
4
2o. Domingo de Adviento
Esta primera lectura del tiempo de Adviento comienza recordando cĂłmo, en tiempos de NoĂŠ, la gente vivĂa distraĂda, sin lograr ver mĂĄs allĂĄ de sus actividades cotidianas. JesĂşs nos advierte que de la misma manera podrĂamos olvidarnos de lo esencial si nos dejamos absorber por nuestra vida cotidiana e ignoramos el sentido de nuestra existencia. El Adviento implica una actitud de estar siempre alerta, siempre preparados para el encuentro con JesĂşs. Implica un espĂritu caracterĂstico de paz, justicia y alegrĂa; un reconocimiento de JesĂşs como Salvador; una disposiciĂłn al encuentro con ĂŠl en cada persona marginada o necesitada y una esperanza del encuentro definitivo que serĂĄ eterno.
“EstĂŠn preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrĂĄ el Hijo del hombre.â€?
(‌) ComenzĂł Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: “ConviĂŠrtanse, porque ya estĂĄ cerca el Reino de los cielosâ€?. Juan es aquel de quien el profeta IsaĂas hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: enderecen sus senderos. Juan usaba una tĂşnica de pelo de camello, ceĂąida con un cinturĂłn de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. AcudĂan a oĂrlo los habitantes de JerusalĂŠn, de toda Judea y de toda la regiĂłn cercana al JordĂĄn; confesaban sus pecados y ĂŠl los bautizaba en el rĂo. Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: “Raza de vĂboras, ÂżquiĂŠn les ha dicho que podrĂĄn escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su conversiĂłn y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha estĂĄ puesta a la raĂz de los ĂĄrboles, y todo ĂĄrbol que no dĂŠ fruto, serĂĄ cortado y arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua, en seĂąal de que ustedes se han convertido; pero el que viene despuĂŠs de mĂ, es mĂĄs fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizarĂĄ en el EspĂritu Santo y su fuego. Él tiene el bieldo en su
IlustraciĂłn: #EREZO "ARREDO s WWW SERVICIOSKOINONIA ORG
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Mt 3,1-12
Presencia ApostĂłlica
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mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue.” En la liturgia de este segundo domingo de Adviento resuena la voz de Juan el Bautista que clama: “Preparen el camino del Señor.” La predicación de este profeta, que había sido anunciada por el profeta Isaías, con su austeridad, su sencillez y su claridad en la misión, nos llama a una vida auténtica. Cada tiempo de Adviento nos encontramos con este personaje que rompe todos los esquemas de lo que solemos considerar un líder exitoso. Es un personaje que no busca popularidad, sino soledad; que no busca lujo, sino austeridad. Su vestimenta era básica y su alimentación sencilla. Juan el Bautista nos invita a cambiar, a caminar en una nueva dirección y a ser auténticos, ya que esa es la manera de prepararnos para el encuentro con Jesús.
“Preparen el camino del Señor.”
Diciembre
11
3er. Domingo de Adviento Mt 11,2-11
(…) Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: “Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí.” Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: “¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. 22
Presencia Apostólica
Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él. Es muy importante destacar que, al hablar de su misión, Jesús da prioridad a los pobres como destinatarios de la Buena Noticia. En este tercer domingo de Adviento nos llena de esperanza escuchar cuáles son las señales del Reino que traerá alegría y paz a la tierra. La presencia de Jesús pone fin al sufrimiento y a la exclusión. Un auténtico cristiano no celebra la Navidad de espaldas a los pobres y a todo tipo de excluidos. Esto es algo que debemos tener presente para preservar la esencia de esta fiesta y no convertir el nacimiento de Jesús en un simple pretexto para pasarla bien.
Frase para diseño: Jesús nos dice que Juan el Bautista es el más grande de los hombres y el mensajero del Señor.
Diciembre
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Nuestra Señora de Guadalupe Lc 1,39-48 (…) María se encaminó presurosa a un pueblo en las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto esta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.” La Virgen María, a quien hoy celebramos bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, despierta en nuestro pueblo una gran confianza, porque sabemos que ella es la defensora de los humildes y por sus actitudes de amor y servicio, ya que ella siempre se muestra atenta a las necesidades del prójimo, como lo vemos en esta lectura, cuando acude presurosa a visitar a su prima Isabel.
En esta fiesta el pueblo de MĂŠxico expresa ampliamente su amor y gratitud a la Virgen de Guadalupe. Ella ha sido fuente de fuerza y esperanza para los mexicanos, quienes tenemos siempre presentes las palabras dichas a san Juan Diego: ÂżPor quĂŠ temes?, Âżno estoy yo aquĂ que soy tu madre?
Diciembre
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4o. Domingo de Adviento
Todo esto sucediĂł para que se cumpliera lo que habĂa dicho el SeĂąor por boca del profeta IsaĂas: He aquĂ que la virgen concebirĂĄ y darĂĄ a luz un hijo, a quien pondrĂĄn el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Cuando JosĂŠ despertĂł de aquel sueĂąo, hizo lo que le habĂa mandado el ĂĄngel del SeĂąor y recibiĂł a su esposa. JosĂŠ es otro de los personajes del Adviento de quien tenemos algo muy importante que aprender, ya que ĂŠl fue capaz de escuchar la voz de Dios en medio de la crisis que vivĂa y, a pesar del comprensible miedo que tenĂa razones para sentir, decidiĂł responder de acuerdo con lo que Dios le pedĂa. ÂŤDios-con-nosotrosÂť El significado del nombre Emmanuel nos da todo el sentido de la preparaciĂłn del Adviento, asĂ como de la experiencia de la Navidad: Dios-con-nosotros. Lo que esta frase significa va mĂĄs allĂĄ de las palabras y mĂĄs allĂĄ de nuestras expectativas. El planteamiento lleva implicado todo el sentido de nuestro caminar cristiano. Abramos nuestro corazĂłn y nuestra vida para que ÂŤDios-con-nosotrosÂť sea en todas las dimensiones de nuestra existencia.
IlustraciĂłn: #EREZO "ARREDO s WWW SERVICIOSKOINONIA ORG
Mt 1,18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando MarĂa, su madre, desposada con JosĂŠ, y antes de que vivieran juntos, sucediĂł que ella, por obra del EspĂritu Santo, estaba esperando un hijo. JosĂŠ, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensĂł dejarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ĂĄngel del SeĂąor le dijo en sueĂąos: “JosĂŠ, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a MarĂa, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del EspĂritu Santo. DarĂĄ a luz un hijo y tĂş le pondrĂĄs el nombre de JesĂşs, porque ĂŠl salvarĂĄ a su pueblo de sus pecados.â€?
Diciembre
Misa de la noche
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Lc 2,1-14 Por aquellos dĂas, se promulgĂł un edicto de CĂŠsar Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; asĂ es que tambiĂŠn JosĂŠ, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigiĂł desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada BelĂŠn, para empadronarse, juntamente con MarĂa, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban ahĂ, le llegĂł a MarĂa el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogĂŠnito; lo envolviĂł en paĂąales y lo recostĂł en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada. En aquella regiĂłn habĂa unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaĂąos. Un ĂĄngel del SeĂąor se les apareciĂł y la gloria de Dios los envolviĂł con su luz y se llenaron de temor. El ĂĄngel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causarĂĄ gran alegrĂa a todo el Presencia ApostĂłlica
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IlustraciĂłn: #EREZO "ARREDO s WWW SERVICIOSKOINONIA ORG
ni siquiera en una posada —porque “no hubo lugar para ellosâ€?—, sino en un pesebre. El ÂŤDios con nosotrosÂť incluyĂł a los pobres de este mundo desde antes del nacimiento y desde luego en el momento mismo de la llegada de JesĂşs. Es momento de recibir la buena noticia y de alabar y dar gloria a Dios. JesĂşs nace pobre, se ha hecho solidario con nuestra pobreza para hacernos participar en su riqueza. Frase para diseĂąo: El nacimiento de JesĂşs es el mejor mensaje de esperanza que haya tenido la humanidad.
pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el MesĂas, el SeĂąor. Esto les servirĂĄ de seĂąal: encontrarĂĄn al niĂąo envuelto en paĂąales y recostado en un pesebre.â€? De pronto se le uniĂł al ĂĄngel una multitud del ejĂŠrcito celestial, que alababa a Dios, diciendo: â€œÂĄGloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!â€? Esta lectura nos permite contemplar la navidad real que dista mucho de la navidad perfecta que nos gusta imaginar. Pero esta navidad real es la que nos llena de esperanza porque nos hace comprender que Dios no necesita condiciones perfectas para nacer, que Él puede nacer en medio de los problemas que muy probablemente nos rodean. Desde su llegada a este mundo, JesĂşs se diferencia de los poderosos ya que no nace en un palacio,
* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo en la cita bĂblica. 24
Presencia ApostĂłlica
Misa del dĂa Jn 1,1-18 En el principio ya existĂa aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio ĂŠl estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por ĂŠl y sin ĂŠl nada empezĂł de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. (‌) Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo habĂa sido hecho por ĂŠl y, sin embargo, el mundo no lo conociĂł. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concediĂł poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitĂł entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a UnigĂŠnito del Padre, lleno de gracia y de verdad. (‌) ÂŤY aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitĂł entre nosotrosÂť Meditemos este himno del evangelio de san Juan. El Evangelio nos habla del principio, de Dios y su Palabra creadora y nos dice que en JesĂşs esa Palabra se acerca a nosotros, se dirige a nosotros. Palabra creadora, Palabra plena de significaciĂłn y sentido. Dios ha acampado entre nosotros y es la Buena Noticia. Palabra para nuestros oĂdos, Luz para nuestros ojos, vida para nuestra alma. Y nosotros, Âżestamos dispuestos a recibir a JesĂşs en nuestra vida, a travĂŠs de los pobres?