Presencia 62

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PRESENCIA APOSTÓLICA

Revista bimestral núm. 62 NOV-DIC 2013 Donativo: $10.00•$2.00 US

Con sentido

del humor

se vive mejor

La importancia de cerrar

ciclos

Reflexiones de

Adviento y Navidad

REVISTA SAN JUDAS BIMESTRAL

Presencia Apostólica

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2014

014

¡Ven por tu calendario 2014!

San Judas Tadeo

udas Tadeo

Con una oración para iniciar el día. Oración diaria a san Judas Tadeo:

Querido san Judas Tadeo, Apóstol de la esperanza, fiel discípulo de Jesús, y compañero en mi camino. Hoy en este día te pido fuerza para enfrentar mi retos y gracia para celebrar mis éxitos. Te pido lo más necesario para mí y mi familia. Ayúdame a estar cerca de Dios y de mi hermano. Prometo fomentar tu devoción para mayor gloria de Dios.

Enero

o: a a san Judas Tade

de udas Tadeo, Apóstol , el discípulo de Jesús en mi camino. ía te pido fuerza mi retos y gracia para éxitos. Te pido lo más a mí y mi familia. y de star cerca de Dios tu Prometo fomentar . a mayor gloria de Dios

Domingo

eñor

dinario jandría

Ordinario

Lunes

Martes

Miércoles

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Jueves

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Viernes

Santa María, Madre de Dios Circuncisión del Señor Año Nuevo

Genoveva

Ángela de Foligno

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Epifanía del Señor

Los Santos Reyes

Raimundo de Peñafort

Severino

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Julián

Ana de los Ángeles Monteagudo Gonzalo

Teodosio

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Bautismo del Señor Arcadio

Hilario

Félix de Nola

Mauro Raquel

16 Marcelo

17 Antonio, abad

18 Juan de Rivera Beatriz Faustina Priscila

Templo de San Hipólito Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F.

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Tel. (55) 5518-7950 (55) 5521-3889 (55) 5510-4796

2 Domingo Ordinario Macario de Alejandría Mario

Fabián Sebastián

Inés

Vicente Laura Vicuña

Ildefonso Virginia

Francisco de Sales

Conversión del Apóstol San Pablo Elvira

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Ángela de Mérici

Celebración mensual San Judas Tadeo Tomás de Aquino

Pedro Nolasco Valeria

Hora Santa 18:00 h

Misa por los que prometen dejar algún vicio 12:00 h

3 Domingo Ordinario Tito Timoteo

Martes

Miércoles

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Los Santos Reyes

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Félix de Nola

Hilario

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Inés

Fabián Sebastián

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Misa por los que prometen algún vicio 12:00 h

Ángela de Mérici

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l Celebración mensua San Judas Tadeo Tomás de Aquino

Basilio no Gregorio de Naciance

Misa de Enfermos 12:00 h

Hora Santa 18:00 h

Julián

Severino

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Hora Santa 18:00 h

Marcelo

Mauro Raquel

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29 Pedro Nolasco Valeria

23 Hora Santa 18:00 h

Ildefonso Virginia

30 Hora Santa 18:00 h

Fulgencio de Ruspe Martina

Hora Santa 18:00 h

Fulgencio de Ruspe Martina

Juan Bosco

www.aguasanjudastadeo.com 01 800 841-77-92

Sábado

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Ven a vivir la alegría de servir Ángela de Foligno

Genoveva

Ana de los Ángeles Gonzalo

www.claretianos.org.mx

2014

Viernes

por Este mes oremosonios. todos los matrim

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Raimundo de Peñafort

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Hora Santa 18:00 h

de Dios Santa María, Madre Señor Circuncisión del Año Nuevo

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Jueves

Este mes oremos por todos los matrimonios.

Misa Hnos. con capacidades diferentes 19:00 h

Hora Santa 18:00 h

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Sábado

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Basilio Gregorio de Nacianceno

Hora Santa 18:00 h

Lunes

2014

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Hora Santa 18:00 h

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A la venta en el Templo de San Hipólito

Amén.

s

Misa Hnos. con capacidade diferentes 19:00 h

Monteagudo

17 Antonio, abad

24 Francisco de Sales

Teodosio

18 25 Misa de Enfermos

realizando labores de evangelización y promoción social en: Templo de San Hipólitoro, Zarco 12, Col. Guerre , D.F. C.P. 06300, México

Juan de Rivera Beatriz Faustina Priscila

Tel. (55) 5518-7950 (55) 5521-3889 (55) 5510-4796

12:00 h

Conversión del Apóstol San Pablo Elvira

x www.claretianos.org.m

31 adeo.com www.aguasanjudast 01 800 841-77-92

Juan Bosco

n El Ciruelo y Lo de Soto, Costa Chica de Oaxaca n Ciudad Juárez n Nuevo Laredo n Torreón n León n Morelia n Guadalajara n D.F. n Toluca n Cuauhtenco, Estado de México n Y en más de 60 países

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MISIONEROS CLARETIANOS

Presencia Apostólica


PRESENCIA APOSTÓLICA

CONTENIDO

Director

Ernesto Mejía Mejía, CMF

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Editorial

3

Vida cotidiana

Consejo Editorial

Rogelio Carmona Núñez, CMF Alejandro Cerón Rossainz, CMF José Juan Tapia, CMF Alejandro Quezada Hermosillo, CMF Enrique Mascorro López, CMF René Pérez Díaz, CMF Lourdu Jerome Joseph, CMF Óscar Linares Rodríguez, CMF Ernesto Bañuelos C.

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Editora

La vida en el ocaso

El trabajo y el cristianismo

Marisol Núñez Cruz Arte y Diseño

Mirta Valdés Bello Colaboradores

Enrique A. Eguiarte Bendímez, OAR Jesús García Vázquez, CMF Juan Carlos Martos, CMF Enrique Marroquín Zaleta, CMF Distribución

Liga Nacional de San Judas Tadeo

PRESENCIA APOSTÓLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicación bimestral. Editor respon­sable: José Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. Número ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hipólito y San Ca­siano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F. Publicación Claretiana. Impresa en Carmona Impresores S.A. de C.V. Torreón, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx • ventas@ carmonaimpresores.com.mx • Tel. (871) 707 42 00 con 30 líneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostólica puede ser reproducido parcialmen­ te, citando la fuente y sin fines comerciales.

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Desarrollar lo mejor de sí mismo requiere amar a la vida, no tan sólo vivir Con sentido del humor se vive mejor

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La importancia de cerrar ciclos

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La cena de Navidad

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Elogio de la mujer

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De la Palabra a la acción

¡Te invitamos a suscribirte! mail: ligasanjudastadeo@gmail.com Tel: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89 Número suelto: $10.00 M.N. Suscripción anual: $150.00 M.N. / $25.00 US. (Incluye gastos de envío). Presencia Apostólica

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EDITORIAL

Esperar, buscar y descubrir

a Dios

“Toda nuestra vida es un Adviento.”

E

Pedro Casaldáliga

l Adviento es un tiempo de alegre espera del encuentro con Dios. Es un tiempo de enderezar el camino para encontrarnos con Él. Y ¿cuándo debemos tener esa actitud? La respuesta es: en este tiempo, pero también siempre. Hay que saber esperar y buscar a Dios en los acontecimientos del día a día, y hay que saber que continuamente y siempre Dios está llegando; llega en todos los que nos rodean, especialmente en aquellos que más nos necesitan. Hay que saber descubrir a Dios en los otros, así como en los acontecimientos que nos toca vivir. Si comprendemos esto, comprenderemos y viviremos la esencia de la Navidad que es el momento del encuentro con Dios; cuando compartimos, cuando amamos, cuando luchamos por la justicia, cuando dejamos que el «Dios-con-nosotros» sea una realidad. En este número ofrecemos artículos y reflexiones con la intención de contribuir al proceso de vivir nuestra fe con mayor conciencia y con un corazón abierto, dispuestos a aprender y a salir delante de cualquier situación que nos presente la vida. Deseamos a nuestros lectores una Navidad auténtica y un 2014 lleno de esperanza y fortaleza.


Vida cotidiana

Poema de Adviento Si todo aguarda al Mesías: la brisa, el ave, la flor, y ya lo anunció Isaías, ¿por qué se tarda el Señor? Se apresuran los pastores y la estrella da su luz, ángeles cantan primores, ¿dónde está el niño Jesús? El establo ya está listo, La tosca paja también, ¡y no llega Jesucristo! Callen todos, tengan calma, Algo pasa, si no llega, ¡falta preparar el alma! www.graficoscatolicos.blogspot.com

La confianza en Dios No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por tu porvenir, más o menos sombrío. ¡Quiere lo que Dios quiere! Ofrécele, en medio de inquietudes y dificultades, el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo, acepta los designios de su Providencia. Poco importa que te consideres un frustrado, si Dios te considera plenamente realizado, a su gusto. Despreocúpate, confiando ciegamente en ese Dios que te quiere para sí y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas. Piensa que estás en sus manos, tanto más firmemente agarrado, cuanto más decaído y triste te encuentres.

Intenta vivir feliz. ¡Te lo suplico! Que nada sea capaz de quitarte tu paz; ni la fatiga psíquica, ni tus fallos morales. Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rosotro una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige. Y en el fondo de tu alma, coloca, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de la paz de Dios. Recuerda: Cuanto te deprime o inquieta es falso. Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida y de las promesas de Dios. Por eso, cuando te sientas apesadumbrado y triste ¡adora y confía! ¡Confía en Dios Padre! Teilhard de Chardin www.mercaba.org Presencia Apostólica

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Aventuras de un misionero

La vida en el ocaso Jesús García Vázquez, CMF

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uerido lector, ¿te has fijado que algunas personas llevan la vida como si toda ella la fueran a pasar siendo niños, jóvenes o adultos en el esplendor de la existencia? Si recordamos un poco, cuando éramos bebés, solo queríamos comer, dormir y lo demás; de niños, casi sin responsabilidades, jugar y jugar; de jóvenes, el placer momentáneo; y los que hemos llegado a la adultez, en muchas ocasiones, sólo queremos tener y acumular para asegurar poder, placer y comodidad. Mientras más tenemos, más queremos. En el caso de los ancianitos, muchos de ellos viven para sus caprichos, según los lastres psicológicos que cada quien arrastra. Unos son amables, otros renegones neuróticos, otros prepotentes, otros muy sentimentales y otros tienen de todo. En fin cada quien es el producto e hijo de su pasado y todo eso lo acompañará hasta la tumba. A un anciano hay que aceptarlo como es y tratarlo como nos gustaría que nos traten cuando seamos ancianos. Piensa 4

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que, si Dios te permite llegar, también tendrás tu peculiar modo de ser anciano. Ahora te cuento la experiencia que tuve con un anciano que ya falleció. Era una persona de 92 años que de joven tuvo la ilusión de ser sacerdote y lo fue, para servir a Cristo y a la gente. Anduvo incansable en misiones con indígenas, subiendo y bajando montañas para atenderlos. Lo que sembró lo cosechó en amigos que le daban lo que necesitaba y él siempre lo compartía con su comunidad. Su generosidad no tuvo medida en ese aspecto. Fue pintor y con sus cuadros agradecía los donativos que recibía. Supo ganarse a la gente. Un hombre de constitución física de buena cepa, fuerte como un roble y, también, lleno de amor a Jesús sacramentado y al santo rosario. Siempre que lo visitaba, lo encontraba rezando su rosario. Cuando no podía asistir a la misa, me pedía que le llevara la comunión. Tal vez su modo de ser, no le gustó a más de cuatro. En este mundo hasta el más lleno de amor a Dios,

puede ser rechazado. Si el mismo Jesús fue odiado, ¿qué nos podemos esperar nosotros? ¡En fin! No somos moneditas de oro para caerle bien a todos. Cuando comenzó a caer la tarde en la vida de este hermano, enfermó y tuvo que dializarse de por vida. Todo iba muy bien, después de cada sesión le daba hambre, comía muy bien y a veces hasta lo que no debía, aunque él mismo sabía lo que le iba bien y lo que no. Así lo hacemos casi todos. Un buen día, ya dispuesto para ir a la concelebración de la misa, escuché un grito lastimero: “¡Ayuda, ayuda!” Corrí a su recámara y lo encontré tirado en el piso sin poderse mover. —Pero, ¿qué hace ahí padre?– –le pregunté en un tono amable, como para levantarle el ánimo. A él, yo mismo lo levantaría enseguida. —Pues, ¿qué quiere que haga? Aquí tirado, no puedo hacer nada. Quise matar una cucaracha a pisotones y mire lo que saqué. —¡A qué caray! De seguro la cucaracha le metió zancadilla para desquitarse.


Aventuras de un misionero padre acababa de fallecer. No se notó sufrimiento en su agonía. Acabó con su encargo en este mundo como quien hizo lo que tenía que hacer y, algo mås. Sirvió a Dios y al prójimo. Un día le preguntÊ a mi padre: —¿Por quÊ las cosas se acaban? Él me contestó: —Todo por servir se acaba y acaba por no servir. Pero, sabes una cosa, las cosas y las personas se acaban mås pronto cuando no sirven para nada. Por eso, es mejor acabarse sirviendo. Y a ti ¿cómo te gustaría acabar tu

vida? Movido por esta experiencia, creo que hay cosas que podemos hacer para prepararnos: —Hablar con JesĂşs Sacramentado de la muerte, harĂĄ que sea menos duro cuando llegue el momento. —Vive en paz y partirĂĄs en paz. —Vive libre de apegos, odios, rencores, y te irĂĄs sereno y sin miedos. —La muerte debe ser para nosotros motivo de gozo, ya que es el encuentro con el amado. —La mejor manera de preparar­ nos para el Ăşltimo momento de nuestra vida, es amando como lo hicieron JesĂşs y MarĂ­a.

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ÂżCon quĂŠ estĂĄs alimentando a tu espĂ­ritu?

IlustraciĂłn: Leticia AsprĂłn

Le decĂ­a esto mientras lo iba levantando poco a poco. No sĂŠ cĂłmo pude hacerlo, pesaba mucho. —ApĂłyese en sus pies para que me ayude— le dije con la esperanza de que fuera mĂĄs fĂĄcil levantarlo. —Es que no tengo fuerzas– me contestĂł muy angustiado. Se le habĂ­a roto el fĂŠmur, imposible poder sostenerse. Hice de tripas corazĂłn, tomĂŠ aire y con un impulso sobrehumano, lo llevĂŠ a su sillĂłn. En eso, llegĂł la enfermera a decirnos que nos estaban esperando para la misa. —¥VĂĄyase a misa y me trae la comuniĂłn, padre!– me dijo muy apesadumbrado. —¥SĂ­, con todo gusto!– contestĂŠ y me fui muy preocupado, sin saber la gravedad de su caĂ­da. Se le hicieron los estudios pertinentes, y fue operado. Un dĂ­a, despuĂŠs de la diĂĄlisis me dijo: la tarde va cayendo y se acerca el ocaso. Cierto que en Morelia hay muchas tardes y ocasos hermosĂ­simos. Como ĂŠl disfrutaba desde su habitaciĂłn esos atardeceres, pensĂŠ que se referĂ­a a una de esas maravillosas tardes. Aunque lo vi muy decaĂ­do, no creĂ­ que se acercaba la hora de su partida. Al poco rato, uno de los compaĂąeros, me dice: —Veo al hermano muy decaĂ­do, adminĂ­strale los santos Ăłleos. Lo hice y ĂŠl los recibiĂł con mucha fe y fervor. Por la tarde, me dice: —Tengo ganas de enchiladas con mucho queso. En esos dĂ­as nos habĂ­an regalado enchiladas con motivo del aniversario nĂşmero 64 de su ordenaciĂłn sacerdotal. —¥Con todo gusto, padre!– le dije. Y pensĂŠ: “Este padrecito ya se reanimĂł, no estĂĄ tan mal puesto que tiene hambre.â€? Le dije a la enfermera que se las preparara. Me fui un ratito a la tele y a los pocos minutos el superior nos avisa que el

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te ofrece un menĂş variado y nutritivo para crecer y compartir. Presencia ApostĂłlica

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Nuestra devoción

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El trabajo y el cristianismo

os santos patronos del trabajo en general son san Judas Tadeo, san Cayetano, san Pancracio y san José obrero. En distintos países, distintos santos son considerados por los fieles como los patronos de diversas profe­ siones. Por ejemplo san Antonio María Claret, fundador de los claretianos, fue tejedor fabricante de telas y es el patrón de ese oficio. Los siguientes son ejemplos de los santos patrones de tan sólo algu­ nos oficios y profesiones: San Isidro Labrador, patrón de los agricultores; san Andrés y san Pedro, de los pescadores; santa Cecilia, de los músi­ cos; santo Tomás de Aquino, de los estudiantes y los santos Cosme y Damián, de los médicos. San José fue carpintero, Jesús también, los apóstoles fueron agricultores, pescadores y funcionarios. Varias discípulas de Jesús fueron amas de casa. Todos los discípulos de Jesús, luego de ser prepa­ rados por él para acompañar­le y para difundir su mensaje, toma­ron un nuevo trabajo: el de predicadores, por el que incluso podían percibir un sueldo, como indica Jesús a los 72 discípulos, cuando les envía a preparar las visitas que él haría después: “…quédense en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; porque el trabajador tiene derecho a su salario...” (Lucas10,8). Además, los discípulos no dejaron de trabajar en otras cosas. Además de la advocación de san Judas Tadeo como patrono de los casos difíciles y desesperados y de las causas imposibles, san Judas es patrono del trabajo. ¿Cómo entender las dos advocaciones de san Judas Tadeo si a simple vista el trabajo y los milagros podrían creerse opuestos, ya 6

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que, se puede pensar erróneamente que, o se consiguen las cosas trabajando o se consiguen pidiendo milagros? Revisando la vida de san Judas Tadeo, podemos concluir que una respuesta puede ser: hay que trabajar mucho, como él lo hizo, sabiendo que con el trabajo cotidiano se satisfacen las necesidades generales propias y de los demás, pero, cuando hay problemas graves, hay que tomar la inspiración de la vida y obra de san Judas Tadeo para enfrentarlos de la manera en que él lo hizo: con fe y esperanza. Recordemos que, durante más de 30 años, trabajó de manera imparable por la causa de Jesús. Dios trabajó en la creación del mundo Para profundizar en la naturaleza y el sentido correcto del trabajo lo más ilustrador que puede haber es considerar el primer trabajo realizado: la Creación. Lo primero que describe la Biblia es que Dios trabajó en la creación del mundo.

La Creación del sol y la luna. Miguel Angel.

Su trabajo fue sumamente creativo. Durante seis días se dedicó a crear el universo: creó la luz, las estrellas y el agua, hizo surgir la tierra y sobre ella creó las distintas especies de plantas y árboles que dieran semillas para su multiplicación. En el mar y en la tierra creó distintas especies de animales. Hacia el sexto día, creó a los seres humanos y puso el mundo para su beneficio, pero también bajo su responsabilidad. Al final de su creación, consideró necesario descansar y creó el día de descanso, al que bendijo y estableció como sagrado. Desde el momento mismo de la creación, Dios concibió que, como Él, el ser humano también trabajara y descansara. Así, el ser humano trabajaba desde que esta­ ba en el Paraíso, como agricultor y como pastor, como dice el Génesis: “El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín del Edén, para que lo guardara y lo cultivara.” (2,15).


Nuestra devoción ¿Cómo debe ser el trabajo del ser humano? Tras la tragedia del árbol de la vida y el fruto prohibido, el ser humano se vio en la situación de tener que trabajar en condiciones fatigosas para extraer el sustento del trabajo de la tierra. Pero aún en las nuevas condiciones de trabajo del ser humano, Dios estableció que los valores supremos a seguir consisten en amar a Dios y en la búsqueda del beneficio para todos los hombres, lo cual se expresa en la esencia de la Biblia, que Jesús explicó en el siguiente pasaje: En esto un doctor de la ley se levantó y, para ponerlo a prueba, le preguntó: —Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? Respondió: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo. (Lucas, 10,25: 10,27). En el mismo sentido, la llamada “regla de oro” establece: «Traten a los demás como quieren que los demás los traten. En eso consiste la ley y los profetas » (Mt 7,12). A este elevado principio, presente en todas las religiones, se le llama de oro por ser ese metal el más precioso de los elementos. Con ello se quiere decir que el considerar a los demás como a sí mismo es el más precioso de los valores. Quien aplica esa regla trata con consideración igualitaria a todos los seres humanos y no sólo a los miembros de su grupo. Este valor superior fue transferido desde las antiguas tradiciones y culturas al mundo moderno del derecho, la filosofía y la economía política. Este principio

ancestral condujo a la formulación actual de los derechos humanos. En relación con el principio de amar al prójimo como a nosotros mismos, consideremos el maltrato que se da a los migrantes que abandonan su tierra, precisamente para trabajar. La Biblia dice al respecto: Cuando un emigrante se establezca entre ustedes en su país, no lo opriman. Será para ustedes como uno de sus compatriotas: lo amarás como a ti mismo, porque ustedes fueron emigrantes en Egipto… (Levítico 19,33-34). Sin embargo, empezando por Mé­ xico y Estados Unidos, muchas sociedades pasan por alto este principio, ya que, por el trato que le dan, es evidente que no consideran al extranjero como su prójimo. Hay que considerar que, a fin de cuentas, todos somos en cierto modo extranjeros, porque, antes o después, nuestros antepasados migraron de un lugar a otro, aunque lo ignoremos. Esta es la esencia del trabajo según el cristianismo: hay que trabajar de manera ardua pero para atender no sólo las necesidades propias, sino las de los demás, entendiendo esto en el sentido del prójimo explicado arriba: trabajar para servir al prójimo, al débil, no sólo al cercano. En las constituciones actuales de casi todo el mundo se expresan estos valores. En nuestro país las leyes incluyen diversos derechos: al trabajo, a la remuneración, al descanso, a la salud y a la capacitación. Toda persona tiene derecho a hacer un trabajo acorde con sus intereses y capacidades. Luego, toda persona tiene que tener la oportunidad de crear un patrimo-

nio. Estos derechos —inspirados en Occidente en las tradiciones bíblicas en gran medida— han sido conquistados gracias al esfuerzo de mujeres y hombres que han luchado por establecer condiciones justas para todas las personas. Si todos los derechos se cumplieran en las sociedades actuales, habría un acercamiento cada vez mayor a los principios establecidos en la Biblia y difundidos por Jesús y sus apóstoles. Antes de ser nombrado Papa, el entonces cardenal Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires advirtió1 sobre “la destrucción del trabajo digno y la falta de futuro” que se observa en la “sociedad contemporánea”, donde “la miseria material y moral son moneda corriente”. Reflexionemos en este señalamiento y recordemos, de acuerdo con todo lo anterior, que para que haya una relación coherente entre la fe y la vida, los cristianos debemos valorar el trabajo y esforzarnos por el bien común.

En 26noticias.com.mr En: http://www.26noticias.com.ar/advirtio-bergoglio-acerca-de-la-destruccion-del-tra bajo-digno-166030.html (Consultado el 5 de octubre de 2013).

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Crecimiento personal

Desarrollar lo mejor de sí mismo requiere amar a la vida, no tan sólo vivir

Foto: Rodrigo Lara Núñez

Dinko Alfredo Trujillo Gutiérrez

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ntre las actividades que tengo, una de las que me generan mayor placer y crecimiento son las clases en la universidad. Indudablemente la profesión de enseñar, para quien tiene convicción y vocación, es una fuente de aprendizaje. No solamente aprendo sobre las materias que me toca impartir, también aprendo sobre lo que somos los seres humanos. Les compartiré los casos de Ana Luisa y de Begoña. Cada una me llegó a aportar una gran lección que quizás hoy nos pueda servir a todos. Ana Luisa estudiaba pedagogía. Desde el inicio de la carrera me pareció alguien que prometía mucho para la profesión. Era inteligente, asertiva y comprometida con la educación. Generalmente obtenía las calificaciones más altas. En cuarto semestre hizo una investigación, sobre los niños de la calle y el aprendizaje, que mereció el reconocimiento de sus profesores y de la comunidad universitaria. 8

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Se le veía segura y orgullosa de lo que realizaba. Con todos estos antecedentes, en el quinto semestre se esperaba mucho de ella. Sin embargo tales expectativas no fueron llenadas. Al contrario, el ave que volaba alto empezó a ir en picada. Faltaba constantemente a clases y cuando asistía estaba ausente, a veces se dormía en medio de la clase. Dejó de hacer trabajos. Ante este panorama y por comentarios de profesores y alumnos se le mandó llamar. Tristemente tal cambio obedecía a que estaba consumiendo drogas por problemas en su casa. Se buscó ayudarle, pero fue imposible, desapareció de la escuela y dejó la casa de sus padres. Una casi profesionis­­ta exitosa que prometía mucho caía a un abismo cuyo fondo parecía ser la degradación humana. Por el otro lado, Begoña no parecía poder llegar muy lejos. Cursaba la carrera de psicología. Nunca fue de aportaciones importantes, sus exámenes eran regulares y a veces los reprobaba. No era popular, pero sí participaba de la convivencia universitaria. No llamaba la atención, tanto por su sobrepeso como por la manera de vestirse. Las expectativas sobre ella eran de una estudiante que no llegaría lejos. Sin embargo, había momentos en que parecía tener un potencial que ni ella misma había visto. Cuando podía controlar su miedo al público se descubría una persona inteligente e intuitiva,

como era en el fondo. Por eso no me causó sorpresa cuando la vi, unos años después de que terminara la carrera, en un programa de televisión. Iba como invitada y especialista en el tema de la crianza de niños adoptados. Al escucharla, me pareció que estaba muy lejos de aquella alumna de bajo rendimiento de años atrás y muy cerca de la grandeza que en algunos momentos dejó ver cuando le di clases. Me sentí orgulloso de haber sido profesor de quién finalmente volaba alto. ¿Pero, por qué los seres humanos, teniendo cada uno recursos para lograr lo mejor, podemos, paradójicamente, tomar el camino de la destrucción? Parece que nos especializamos en no ver lo que tenemos para florecer en esta vida, para llegar a ser lo mejor que podamos y para tomar lo mejor de la existencia, como nos corresponde. Hay que partir de que el único punto de comparación conveniente para lo que tenemos que ser somos cada uno de nosotros. La comparación con los otros siempre nos lleva a perder, porque dejamos de ver lo que somos y tenemos por ver lo que el otro es y lo que tiene. Cada uno es quién es y la única competencia que vale la pena es aquella que tenemos con nosotros mismos. Buscar lo mejor de sí hace que, además de enriquecer nuestros talentos, podamos aprender a respetarnos y a ver que siempre podemos llegar más le-


Crecimiento personal jos. No importa si nuestros recursos son abundantes y envidiables, como el caso de Ana Luisa, ya que si los desperdiciamos, el costo será siempre alto. Aquello que tenemos para esta vida es la dosis que tenemos para vivir lo mejor de ella. Desperdiciando esa dotación natural perdemos la grandeza y la magia de vivir. Corremos el riesgo de irnos de este mundo sin haber realmente vivido nuestra vida, a pesar de haber estado en él cualquier cantidad de años.

la vida tomamos como Dios nos da, desde el anuncio a Israel de la tierra prometida, con leche y miel, no sólo recibiremos entonces para la subsistencia y alimentación la leche, también encontraremos la miel de la vida, el gusto por vivir. Pero el gusto de vivir no es sólo tomar, sino ser lo mejor. Dice Erick Fromm, en el Arte de amar cuando habla del amor materno que no sólo se necesita el deseo de conservarse vivo, es necesario el amor a la vida. La tierra

Ya sea que se cuente con grandes o pequeños recursos, lo que nos hará camino es el empeño, la decisión de no claudicar y de seguir adelante, el auto-respeto y el cuidado de uno mismo. No desarrollar nuestros talentos es amputar nuestros recursos y resulta siempre en un caminar, desvalido y desviado. Lo que cuenta es el empeño Tener grandes recursos no siempre resulta en llegar a ser grande, por eso no todas las personas que han llegado lejos tenían como base muchos dones, ni todos lo que los tienen llegan a ser grandes. En realidad, quien tiene mucho, tiene más que desarrollar y generar en su existencia. Pero ya sea que se cuente con grandes o pequeños recursos, lo que nos hará camino es el empeño, la decisión de no claudicar y de seguir adelante, el auto-respeto y el cuidado de uno mismo. Los recursos y dones son las bendiciones que nos tocan en esta vida, pero por sí mismos y sin dirección no llegan a nada. Por eso, quien sólo vive alcanza poco de la vida. Si es poco el aprecio que la vida nos genera, entregaremos en la misma medida y como consecuencia obtendremos en similar y raquítica proporción. Si en

prometida, que también es símbolo materno, nos dará cuidado y afirmación –leche–, como primer símbolo del amor, pero también se requiere la dulzura de la vida –miel–, que representa el amor por la vida y la felicidad de estar vivo. Quien está bien nutrido en este sentido está conectado con la vida y consigo mismo. Si el que conduce es un ser con amor a la vida, y tiene sentido y dirección, con los recursos que tiene siempre puede llegar a su destino. Sin embargo, la miel no significa estar en un lugar ideal, sin conflictos ni problemas, pues estamos en esta tierra. Se trata de un caminar distinto, de caminar con los propios pies y al ritmo que cada uno pueda, con nuestros propios recursos, sin simular lo que no es nuestro. El ser quien tenemos que ser es algo tan personal que ni a los padres les corresponde señalar ni quién ni cómo tenemos que ser: hay que descubrirlo y desarrollarlo por uno mismo.

Hay que recordar que siempre que se aprende a caminar son inevitables los tropiezos. El aprendizaje no está en hacerlo siempre bien, sino en levantarse de los errores que se cometen. De los fra­casos se aprende. De hecho, quien los asume y reconoce se­rá quien descubrirá su propio poder. El crecimiento no viene tan sólo del éxito, pues toda gloria queda en el pasado. También se da en el error bien aprendido que nos permite encontrar y dar el siguiente paso. Los talentos se desarrollan y crecen en la prácti­ ca, por ensayo y error. La vida es una auténtica madre, no puede ni busca ser narcisista (centrada en ella misma y en no dejar ir ni crecer a su hijo como si fuera su propiedad), pues no busca tener bebés eternos, por lo que no nos sobreprotege. La vida busca seres que sean fuertes y caminen por ellos mismos, que aprendan a descubrirse y crezcan con sus propios recursos. La peculiaridad que tiene el ser humano con respecto al resto de la naturaleza es la de crear. Es una necesidad muy humana la de generar con lo que somos y tenemos. De hecho esta tendencia de trascender implica ir más allá de sí mismo: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, como dijo el poeta Antonio Machado. La vida misma empuja, cuida para crecer y da lo que nece­sitamos, sólo hay que encontrar cuáles son los recursos que a cada uno nos son dados y con ellos crear en la vida. Begoña es testimonio de esto. En cuanto a Ana Luisa, después de la rehabilitación, está reencontrándose con ella y con sus recursos, única manera de rencontrarnos realmente con la vida. El autor es licenciado en psicología y filosofía con maestrías en terapia familiar y de pareja. Terapeuta, catedrático universitario y conferencista. Presencia Apostólica

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Desarrollo humano

“No hay un espíritu bien conformado al que le falte el sentido del humor.” Samuel T. Coleridge

Con sentido del humor

se vive mejor

Gylda Valadez Lazcano

P

ara mí, es muy importante que las personas con las que me relaciono tengan sentido del humor, ya que es un ingrediente que nos permite relajarnos y no tomarnos las cosas de manera tan personal. Tener sentido del humor nos permite saltar los obstáculos de la vida cotidiana; es un componente del instinto de supervivencia y es un escudo ante los problemas insuperables. El sentido del humor puede llegar a determinar cómo afrontamos la existencia, nos hace la vida más agradable y las dificultades más llevaderas. Desarrollar nuestro sentido del humor es una forma efectiva de lidiar con el estrés, al colocarnos en una nueva perspectiva en la que las cosas pueden parecer menos aplastantes o menos temibles. 10

Presencia Apostólica

Una persona con sentido del humor es siempre bien recibida y acogida. La capacidad de bromear y reír provoca simpatía y fortalece los vínculos entre las personas. El sentido del humor y la felicidad Es muy importante revisar la rela­ ción entre el sentido del humor y la felicidad, pues el sentido del humor produce felicidad y a la vez, la felicidad se manifiesta como sentido del humor. Todos los seres humanos tenemos una inclinación natural hacia la felicidad. Es un anhelo universal; nadie puede vivir sin ganas de ser feliz y el sentido del humor es un efecto de esa felicidad. La felicidad depende de la profundidad del ser y de la forma en la que éste realice sus máximas aspiraciones. La felicidad no se encuentra en el supermercado ni se puede pagar

con dinero, sólo se encuentra al buscar colmar nuestra propia naturaleza, amando a quien debo amar, trabajando cuando debo hacerlo, cumpliendo con mi deber y sufriendo lo que me toca y cuando me toca hacerlo. A veces se corre detrás del placer por el placer mismo y lo buscamos fuera, olvidando que el verdadero placer resulta del deber cumplido y no de otra forma. Todos los actos que nos aparten de esto nos llevan a romper la armonía del ser y nos conducen a la infelicidad. La vida para que sea vida nece­ sita tener altibajos, necesitamos asumir que es como una rueda de la fortuna, a veces arriba otras abajo. Tener esto claro nos ayuda a tomar las cosas con más naturalidad, tanto cuando estamos arriba, como cuando estamos abajo. Dicen que la felicidad es como una mariposa, mientras más la persigues, más se aleja, pero si la olvidas y haces lo que debes hacer, sin darte cuenta llegará sola y se posará en tu hombro. La felicidad no se persigue directamente, sino que es una consecuencia de la autorrealización. Pero el sentido del humor sí se puede cultivar como una manera de desarrollar nuestra visión de las cosas, y en ese sentido, aumenta nuestra inteligencia y nos ayuda a auto-realizarnos. Como el sentido del humor requiere de inteligencia y como cualquiera que se lo proponga puede aumentar su inteligencia, una buena manera de aumentarla es aumentando su sentido del humor. O sea que todos podemos desarrollar el sentido del humor si nos entrenamos y si realmente tenemos ganas de hacerlo. ¿Qué podemos hacer? Si hasta hoy no hemos tenido buen sentido del humor, hay algu­ nas cosas que podemos hacer para desarrollarlo:


Desarrollo humano

El sentido del humor es un don que cotidianamente nos alegra la vida e incluso en la adversidad nos permite conservar algo de alegría. • El simple hecho de sonreír libera endorfinas en nuestro cuerpo –sustancias que nos provocan una sensación de bienestar– además de predisponer a reír, la sonrisa tiene un buen efecto sobre los que te rodean. • No te tomes las cosas demasiado en serio. • Cualquier cosa que te afecte no la tomes de manera personal. • Renueva tu perspectiva, tratando de reconocer si hay algo gracioso en la situación. • Comparte tu sentido del humor. Encuentra y cultiva amistades con quienes puedas reír y cuando algo te haga reír compártelo. • Busca cotidianamente lo que te hace reír: películas, programas, tiras cómicas, situaciones, etc. Para adquirir el sentido del humor como una actitud, hace falta renunciar a nuestro egoísmo y pensar más en los demás. El cansancio, la enfermedad y la tristeza pueden ser los perores enemigos del sentido del humor pero, ¿quién no conoce a un enfermo que a pesar del sufrimiento siempre busca el momento para hacer una broma? En algunos momentos el sentido del humor puede ser heroico, y de esto supo santo Tomás Moro. Cuentan que este santo vivió en la época de Enrique VIII, el cual rompió relaciones con el Papa de Roma y obligó a toda la corte a hacer lo mismo. Tomás Moro prefirió seguir los dictámenes de su conciencia y se rehusó a cumplir las órdenes del rey. Su familia le suplicó que se retractara, pero se negó. Prefirió vivir el rechazo de los demás y no su propio rechazo. El día que era llevado a la guillotina con

los ojos vendados, le pidió al verdugo: “Ayúdame a subir la escalera, que ya de bajar yo me encargo.” La ocasión me parece que no era propicia para hacer bromas, pero Tomás Moro sabía que al cumplir su deber, por duro que fuera, le traería más satisfacción personal que si hubiera actuado de acuerdo con el miedo. Tener sentido del humor es así: saltar los obstáculos de la vida cotidiana, haciéndonos y haciendo a los demás la vida más agradable y más llevadera. Podemos recurrir a una broma, una sonrisa o una palabra cariñosa en cualquier momento del día. Una persona con sentido del humor es siempre bien recibida y acogida. ¿Cómo adquirir este hábito? Una vez preguntaron al famoso pintor Monet cómo se hacía una obra de arte, y contestó: Si sale, sale; si no sale, hay que volver a empezar, todo lo demás son fantasías. De esta manera tenemos que esforzarnos por adquirir esa forma de actuar ante las circunstancias buenas o malas. Si sale hoy, sale; si no, hay que volver a empezar. Si tenemos sentido del humor, es señal de que somos felices o que estamos en camino de serlo. Si no lo tenemos, podemos pensar que la felicidad es algo maravilloso y que podemos ir por ella, a través de la búsqueda de la auto-realización y del cultivo del buen humor. La alegría se manifiesta por la sonrisa, no por la risa, aunque la gente que es feliz también se ríe, pero la sonrisa es lo más característico. Cuando nos encontramos con una persona que a las siete de la mañana sonríe nos llama la atención,

pero si a las tres de la tarde sigue sonriendo y lo más espectacular es que a las 11 de la noche, también sonríe, eso significa que su propia interioridad le hace sobreponerse a las circunstancias externas y son ese tipo de personas las que admiramos porque causa un auténtico gusto convivir con ellas. Conservar la alegría Vivir con sentido del humor es como viajar en un avión, donde somos capaces de ver que si ahora estamos pasando por una cerrada cordillera, más adelante estará un valle en el cual se podrá descansar. Así, aunque se tenga una mala temporada se sabe que tiene que pasar y que vendrán otras mejores, por lo que no debo cambiar mi estado de ánimo y mucho menos perder mi sentido del humor. El sentido del humor es un don que nos hace reír y pensar. Cotidianamente nos alegra la vida e incluso en la adversidad nos permite conservar algo de alegría. ¡Qué mágicos son los momentos en que alguien interrumpe su llanto o su tristeza para reír por un momento!, de pronto, se cuela la esperanza como un rayo de luz en un panorama triste. Por otra parte, ya que la mayoría de nosotros a diario nos reímos aunque sea un poco a expensas de los demás, preguntémonos con qué derecho haríamos esto si no somos capaces de reírnos de nosotros mismos. Suena fácil, pero se requiere cultivar varias cualidades para lograrlo; y una de ellas sería tener una autoestima saneada. Y no olvidemos que: “Quien pierde dinero, no pierde nada; quien pierde salud, pierde algo, pero quien pierde el sentido del humor, lo pierde todo.” La autora es psicoterapeuta corporal y terapeuta sistémica de pareja y familia. coordinacion.centroometeotl@gmail.com Presencia Apostólica

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Tanatología

La importancia de

cerrar ciclos Ana Laura Rosas Bucio

“La vida se comprende de ciclos y debemos saber cuándo es tiempo de cerrar uno y empezar otro.” Carlos Santana

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ecordar la historia de nuestra vida a veces es un proceso muy divertido, sin embargo, a veces también puede ser un proceso muy doloroso. Seguramente en muchas ocasiones le hemos contado la historia de nuestra vida a alguien. En algunas ocasiones nos reímos y en otras lloramos con esas historias. Seguramente también hemos descubierto que hay cosas que se repiten…una y otra y otra vez. ¿Sabemos por qué? ¿Qué pasa con nosotros que no dejamos de repetir algunos errores? Somos producto de nuestra historia. En nuestra vida han pasado cosas positivas y negativas, pero, ¿qué tan conscientes somos de esas experiencias? En la psicología hay un principio básico que dice: “Lo que no se resuelve se repite y se repite y se repite hasta que estamos listos para resolverlo”. Esto sucede porque algo ocurrió que nos llenó de muchas emociones que nos confundieron, nos lastimaron, o no supimos en su momento cómo entender, resolver y soltar. Es entonces donde decimos que no hemos cerrado ciclos. 12

Presencia Apostólica

Todo en la vida es cíclico, las estaciones, la naturaleza, las flores, los animales, las relaciones, etc. Todo tiene un comienzo, un tiempo de desarrollo o estabilidad y una de­ cadencia. La vida es así, nacemos, crecemos, nos desarrollamos y, algún día, moriremos. ¿Qué significa cerrar ciclos? Es concluir los diferentes capítulos de nuestras experiencias de maneras fortalecedoras que nos permitan mejorar nuestra vida. La manera de cerrar nuestros ciclos tiene mucho que ver con la manera en que aprendimos a hacerlo, con patrones heredados o moldea­dos de nuestra infancia. Algunas personas precipitan los cierres para no sufrirlos, pero al haberse adelantado se quedan con la incertidumbre de qué pudo haber pasado. Otros evitan el cierre y lo postergan. Irnos sin convertir la experiencia en un tesoro, es retroceder. Y al hacer esto no nos llevamos elementos para seguir adelante. Por ejemplo, ante el fracaso de una relación (amor, amistad, trabajo), no se quiere reconocer su final y se insiste en seguir con el mismo vínculo. No poder elaborar un duelo nos deja

un ciclo abierto. Cerrar un ciclo significa detenerse, evaluar, reconocer la influencia de lo sucedido, identificar los patrones y las tendencias que no nos sirven, rescatar lo que sirve, cambiar la perspectiva de nosotros, de los demás y de las situaciones. El pasado no se borra, no se olvida ni se deja atrás Aunque el pasado puede ser una carga difícil y dolorosa, también puede ser un tesoro siempre abierto a ser descubierto y transformado para servirnos en nuestro avance hacia mejores futuros. Nos puede servir para victimizarnos, enfermarnos, y mantenernos en el sufrimiento o nos puede servir para, alimentarnos y fortalecernos. Cerrar un ciclo puede consistir en dejar de repetir un mismo patrón de conducta inservible para llegar a sentirse libre y pleno. No sólo cerramos ciclos con personas o situaciones, sino cuando dejamos de hacer las mismas cosas que nunca nos sirvieron, o empezamos a considerar usar otro tipo de recursos cuando las situaciones en nuestra vida cambian. Cuando los eventos importantes de nuestra vida se ven


Tanatología obstaculizados, frustrados o interrumpidos, seguramen­t e estamos atrapados en lo no re­suelto de nuestro pasado. No hemos cerrado ciclos. Estamos siendo leales a nuestras alianzas y lealtades pasa­ das. Nuestras emociones y pen­ sa­­mien­tos están enfocadas en otras personas o en creencias, no en nosotros mismos. Pongo un ejemplo: Mary pierde a su papá cuando era una niña. Él muere y la niña se siente muy mal y muy triste por esa pérdida, no entiende que pasó, y no la apoyan para cerrar esa pérdida. Crece, empieza a relacionase emocionalmente con hombres, y cada que siente que puede perderlos se pone muy mal. Empieza a querer controlarlos, los cela, y no se da cuenta de que esas conductas contribuyen a que terminen dejándola. Ella, al no haber cerrado el ciclo de su papá, lo repite eligiendo y propiciando que los hombres la dejen. Llegará a repetir esta elección todas las veces que sea necesario hasta que entienda que afrontar su duelo no resuelto le ayudaría a entender por qué tiene tanto miedo a ser abandonada y por qué tiene comportamientos que llevan a sus parejas a abandonarla. Como a veces no es tan sencillo identificar cuáles son los ciclos que tenemos abiertos, tal vez es más sencillo revisar qué pautas repetimos en la vida. Podemos seguir unos sencillos pasos para empezar a trabajar sobre cerrar ciclos. Dar nombre al problema: lo primero y lo más importante es nombrar la situación problemática, “temo al abandono”, “siempre me engañan”, “nunca tengo un trabajo estable”, “nadie se me acerca”, etc. ¿Cuál es el fondo del problema? Narrar la situación y luego intentar mirar más profundamente, preguntándonos: ¿Cuál es la constante en mí o en los demás? ¿Qué se repite? ¿Cuáles son los pensa-

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Cerrar un ciclo significa detenerse, evaluar, reconocer la influencia de lo sucedido, identificar lo que no nos sirve, rescatar lo que sirve, cambiar la perspectiva de nosotros, de los demás y de las situaciones. mientos o sentimientos siempre relacionados? Valorar si la aparente solución que siempre se busca no es en realidad el problema, porque a lo mejor estamos desgastándonos en esfuerzos que no sirven. En el ejemplo de María, su deseo de no ser abandonada se convierte en su problema, ya que al intentar “cuidar” en exceso a sus parejas, termina abrumándolas, asustándolas. Además de que elige personas que no se comprometen. Si de veras se quiere cerrar un ciclo es indispensable que estemos dispuestos a reconocer qué es lo que hacemos para llegar siempre a las mismas consecuencias. De qué manera contribuimos a iniciar, mantener o empeorar la situación. Sólo así, queriendo ver, podemos elegir un cambio de acción o ambiente que nos permita una mejoría. Cuando me doy cuenta de qué hago y cómo funciono y me desenvuelvo para crearme determinada situación, puedo obtener muchos datos importantes y así responsabi­ lizarme de mis actitudes, mis emociones, mis pensamientos, mis decisiones y mis acciones. Cerrar un capítulo o concluirlo implica un proceso de: • Reconocimiento. Contactar o reconocer lo que fue y es, así como lo que no fue y no podrá ser. • Responsabilidad. Asumir las consecuencias de las elecciones propias y dejar de culpar a los demás. • Conciliación. Estar en paz con lo que haya sucedido, humildad ante lo que no se puede cambiar. • Integración. Recuperación de todas las piezas del rompecabezas de nuestra historia y acomodo de

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la experiencia como una página más en ella. Cerrar ciclos es recuperar nuestros aspectos oscuros o excluidos (características familiares o personales no deseadas, vergonzosas) y sin juzgarlos ni condenarlos, abrazarnos, reconociendo que algunas estrategias usadas hasta ahora han sido inadecuadas o inútiles. Capitalizar los ciclos de experiencia Capitalizar significa aumentar los bienes, los activos, los recursos de los que disponemos. Capitalizar el pasado es la acción de multiplicar los beneficios obtenidos de las experiencias. Nuestras memorias, valores, virtudes, errores, debilidades, defectos, aciertos y estrategias son recursos que podemos utilizar. También el conocimiento de nuestros antepasados y sus estrategias son recursos que podemos utilizar. Quizá las pérdidas vividas sean irrecuperables y las experiencias sean dolorosas e insoportables, pero aprender a vivirlas con humildad y dignidad es lo más valioso, fortalecedor y trascendente para nuestras vidas. La vida misma es un ciclo y llegar al final de ella, para morir, implica cerrar el mismo. No es necesario esperar a que la muerte esté cercana para cerrar nuestros ciclos inconclusos. Podemos desde ahorita irnos quitando esos pesos, para que sea mucho más sencillo vivir nuestra vida. La autora es psicóloga clínica, experta en intervención en crisis, tanatóloga, logoterapeuta y conferencista. Directora académica del Instituto de Formación y Atención en Psicología IFAPS. lrosasb@hotmail.com Presencia Apostólica

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Historia para meditar

Ilustración: Leticia Asprón

La cena de

navidad

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Enrique A. Eguiarte, OAR

espués de las penitencias del adviento, en la mente de todas las monjas no había otro pensamiento que la cena de Navidad. O bueno, casi en la de todas, pues algunas de ellas eran muy santas, pero la mayoría, por

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la razón que sea, que aquí no estamos para juzgarlas, sino para que les cuente una historia, no hacían más que pensar en la cena de Navidad. Es verdad que las monjas de aquel monasterio eran pobres, pero esa noche, junto con la comida de Pas-


Historia para meditar cua, eran las dos únicas ocasiones del año en que la pobreza se dejaba de lado y se hacía una gran celebración. Aunque, ciertamente, esto no debía llevar a las monjas a olvidarse de lo más importante que era la presencia de Dios en sus corazones. El 24 por la mañana, último día de ayuno, las hermanas lo vivieron con particular alegría con la conciencia no sólo del nacimiento del niño Jesús, sino de que esa noche iban a poder cenar comidas de todo tipo. Desde primera hora de la mañana, la cocina se cerró. Lo único que podía salir de ella, hasta que llegara la hora de la cena, era el delicioso aroma de las viandas que ya comenzaban su lenta cocción. Y es que ese era el secreto de la hermana cocinera, según me lo reveló en una ocasión: el tiempo y la calma. Las comidas en ocasiones no nos saben bien ni nos sientan bien, porque no les damos el tiempo que les corresponde, y se busca la comida rápida, que pierde rápido su sabor y cuyo efecto pasa más rápido aún. Una monja, que era muy golosa, se había bajado al claustro en donde se encontraba la cocina para ir degustando, por lo menos con la nariz, las viandas de la noche. Y mientras fingía que rezaba un interminable rosario, mandaba a su nariz de exploradora a la cocina. —¡Mmmm! –se dijo la monja– huele a deliciosa sopa de verduras sazonadas con las especias más suculentas. Y seguía dando paseos por el claustro, dándole vueltas al rosario, sin rezarlo. —¿Y eso?–, le preguntó la monja a su nariz. —Eso es una deliciosa pata de jamón cocida en su salsa con zumo de piña y servida con puré de manzana. ¡Mmmm! –ella misma se respondió. Otras monjas aprovecharon esa mañana para preparar las celebraciones de Navidad. Y no faltó alguna que se dedicara a hacer la preparación fundamental, la de su corazón, para poder recibir esta noche a Cristo que venía a los hombres. Y el tiempo pasó. Era costumbre del monasterio que al mediodía en Navidad cada hermana recibía en su habitación una pequeña caja que contenía una comida de ayuno. Dos hermanas, bastante mayores, eran las encargadas de la labor de pasar, cuarto por cuarto, llevando entre las dos una enorme cesta en la que se encontraban las cajas con la comida para cada una de las religiosas. Cuando llamaron a la habi­ tación de la monja que había estado oliendo las vian-

das toda la mañana, ésta les abrió la puerta de mala gana y casi les arrebató la caja, azotando la puerta sin darles las gracias. Al abrir la caja, la hermana golosa se encontró con un pedazo de pan y un plato de legumbre bien sazonada y cocida. Al verlo, pensó para sí: “¡Bah!, si ya digo yo que en este convento nos matan a fuerza de legumbres. Claro, como a la superiora le encantan, las demás tenemos que aguantarnos y comer lo que a ella le gusta. ¡Vaya miseria! Y en su enfado arrojó la caja sobre la mesa y se sentó en la silla, mientras su nariz seguía explorando las deliciosas viandas de la cocina por medio de los olores que llegaban hasta la habitación. —Es una comida miserable, –se dijo– pero con ella puedo acallar un poco la voz del hambre. Y sin dar gracias se engulló el plato de legumbre y dio buena cuenta del pan. En realidad la comida del monasterio no era ma­ la. La hermana cocinera sabía preparar los platillos más exquisitos y, sobre todo, ponía mucho amor, tiempo y dedicación en lo que cocinaba. Por ello todo lo que salía por la puerta de la cocina tenía un sabor insuperable, el sabor del amor. Sin embargo nuestra buena monja, no lo podía percibir, porque era demasiado egoísta. Cuando llegó la hora de la celebración de la misa de gallo, todas las monjas salieron aprisa hacia la iglesia del monasterio. En esta ocasión, por un privilegio muy especial, la misa sería celebrada por el obispo de la ciudad. Durante la misa, nuestra monja puso muy poca atención a las palabras del obispo y, finalizada la celebración no quiso acercarse a la reja de la iglesia del monasterio para felicitar a los amigos y bienhechores de la comunidad, sino que salió a toda prisa con rumbo al comedor. Detrás de ella vinieron otras hermanas que se colocaron frente a la puerta que no se podía abrir hasta que llegara la superiora. Finalmente llegó la superiora y, sacando una enorme llave de entre el hábito, abrió de par en par la puerta, diciendo: —Felices Navidades hermanas, ¡Deus natus est nobis! Al abrirse la puerta, se vieron una gran cantidad de velas encendidas, arreglos y flores de muchos colores. Pero lo que rompió la armonía del momento fue que en medio del refectorio estaba de pie la hermana Presencia Apostólica

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Historia para meditar cocinera con el rostro desencajado. De pronto la alegría de todas se volvió consternación. La hermana cocinera se limitó a anunciar a todas: —¡Hermanas, se han robado la cena! Entre las monjas se armó un revuelo impresionante. Las que no oían bien preguntaban qué había pasado, otras se querían echar a llorar, algunas preguntaban cómo había pasado… La superiora se quedó sorprendida ante la noticia, pero supo que debía poner orden, pidió silencio y preguntó a la hermana cocinera qué había pasado. Ésta respondió: —Madre, yo me había pasado toda la mañana co­ cinando y al llegar la hora de la misa lo dejé todo listo sólo para salir, después de recibir la comunión, a colocar­ lo todo sobre las mesas, pero cuando llegué a la coci­na encontré la puerta abierta y las viandas habían desaparecido. Se han llevado toda la cena, hasta el postre. Estas palabras fueron como un gran puñetazo direc­tamente en el estómago para nuestra monja, que recibía la noticia con un gran enojo en su interior. Antes de que volvieran de nuevo las murmuraciones, la superiora dijo: —Hermanas, si se han robado la cena, tenemos que tomar ahora una decisión. Es posible que esto se deba a un deseo del Señor que quiere que renunciemos a nuestra cena en favor de los pobres, quizá quien la ha robado lo hiciera por necesidad, por hambre. Tal vez se trate de personas que estuvieran más hambrientas que nosotras… Nuestra monja en su enfado ya no pudo resistir más y dijo: —No, madre, nada de ayunos. Si se han robado la cena, quien lo ha hecho es un ladrón y merece que lo castigue la ley. Si usted no llama a la policía lo haré yo… —Pero hermana, como religiosas debemos compartir con los más pobres… A lo que nuestra monja dijo: —No, madre, sus razones no me convencen. Yo tengo derecho a mi cena y no pienso renunciar a ella. —Pero hermana, nosotras no podemos exigir nada, porque nada es nuestro… —Madre, todo eso son hermosas palabras, pero yo he cumplido con mi deber de ayunar durante el Adviento y ahora tengo derecho a hartarme. —No hermana, le dijo la religiosa más anciana de la comunidad. En una comunidad todas tenemos el deber de amar y el derecho a ser amadas. Cristo no exigió ningún derecho, sino que lo entregó todo por amor… Pero nuestra monja no estaba dispuesta a perder más tiempo en esas disquisiciones que a ella le parecían utópicas. Tenía que exigir su derecho. Así que 16

Presencia Apostólica

se fue directamente a reportar el robo a la policía. A los pocos minutos, mientras todas las religiosas estaban sentadas en el comedor, esperando a ver en qué terminaba todo este asunto, llamaron a la puerta. Eran dos agentes de la policía local que venían a ver qué había sucedido. Mientras un agente hacía preguntas, otro inspeccionaba la cocina y la puerta por la que habían entrado los ladrones. De pronto el policía que había salido volvió a entrar y dijo: —¡Hermanas, he encontrado al ladrón! Todas las monjas corrieron a ver quién era el ladrón. Y una vez que todas estaban en la cocina junto a la puerta, éste hizo su entrada: el ladrón era el Obispo. Al verlo entrar las monjas se quedaron sorprendidas. Detrás de él venían algunos seminaristas que eran quienes habían sacado la cena por la puerta y habían cargado las enormes bandejas con las viandas, mientras el obispo celebraba la misa del gallo. No habían tocado nada y todo estaba tal y como la hermana cocinera lo había dejado. Todos, finalmente, pasaron al refectorio y una vez que las monjas estuvieron sentadas y los seminaristas habían ya vuelto a colocar todas la viandas sobre las mesas, el obispo tomó la palabra. —Queridas hermanas, espero que disculpen mi atrevimiento. He hecho desaparecer su cena, por unos momentos, para recordarles el verdadero sentido de la Navidad. En este sentido quiero felicitarlas, pues he visto que casi todas estaban dispuestas a renunciar a la cena y a compartirla generosamente con los pobres, es decir con los que supuestamente la habían robado. Las felicito y pido a las que no están viviendo su vocación con generosidad que recapaciten. Todo lo que ha sucedido hoy lo tenía ya planeado con los seminaristas y la policía. Como sabía que alguna iba a llamarlos, decidí invitarlos a participar en esta gran prueba de fe. Y aquí estamos todos. Las monjas se miraban unas a otras sorprendidas y alegres. Todas estaban muy contentas, menos nuestra monja, que sentía un profundo dolor en su corazón. El obispo tenía razón, había perdido hace muchos años, el sentido de su consagración, y por eso se había olvidado de dar, como lo hace quien ama de verdad. Por ello nuestra monja buscaba siempre pagos y compensaciones. Esa noche nuestra monja comprendió la verdadera naturaleza del amor. Y aquella noche de Navidad, las monjas junto con el obispo, los seminaristas y la policía celebraron una de las cenas más alegres de las que se tenga recuerdo en su ciudad.


Vida y solidaridad

El huracán Manuel afecta a las comunidades de la Montaña Alta de Guerrero

E

l pasado mes de septiembre, el huracán Manuel causó grandes estragos en territorio Tlapaneco (Me’phaa) en la Montaña Alta de Guerrero. Se trata de una región en la que se ubican numerosas comunidades en las que los misioneros claretianos trabajamos durante los últimos 53 años y hasta principios del año en curso. Uno de los fuertes impactos del huracán ha sido el derrumbe de un puente de 43m de largo, construido hace 20 años en Plan de Gatica, con el aporte de hermanos alemanes solidarios y con el esfuerzo del mismo pueblo, transportando cientos de toneladas de material, a “lomo de bestia”, ya que entonces no había camino de acceso a esa población. A continuación reproducimos el mensaje de uno de los hermanos alemanes que han dado su apoyo solidario al pueblo tlapaneco: ¡Con gran consternación hemos leído la noticia! Sabemos que la destrucción del puente en Plan de Gatica significa una gran desgracia para tantas personas en aquel lugar. Ese puente era un símbolo extraordinario para la esperanza de los seres humanos. Era la memoria de una solidaridad extendida más allá de las fronteras. Y era, a la vez, la apertura de un camino hacia nuevas posibilidades y oportunidades en el desarrollo de aquel pueblo. ¡Que esta desgracia no sea motivo que conduzca a la desesperación y depresión de estos seres humanos tan probados por la adversidad!, sino que más bien el recuerdo del logro de la construcción de ese puente hace 20 años sea un motivo para impulsar a los hombres y mujeres de Plan de Gatica, dándoles renovadas fuerzas para arriesgarse en una nueva empresa. Nos sentimos íntimamente unidos con nuestros amigos de Plan de Gatica en el pensamiento y en la oración. Un afectuoso saludo, Winfried Humberg

Además de plan de Gatica, numerosas comunidades de la región fueron afectadas. No nos olvidemos de ellos y busquemos la manera de ofrecer nuestro apoyo. Presencia Apostólica

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Memorias del Concilio

Elogio de la mujer

“M

Ernesto Bañuelos C.

aría es más importante que los apóstoles... y así, la mujer en la Iglesia, es también más importante que los obispos y los sacerdotes.... Hay que progresar en la explicitación del papel y del carisma de las mujeres en la Iglesia...” Son palabras de Su Santidad Francisco en respuesta a un periodista que le preguntó del papel de la mujer, en su retorno de Brasil al término de la Jornada Mundial de la Juventud. Sin duda sus ideas están muy bien pensadas, relacionándolas con la Virgen María, ya que a pocos días de su elección, al visitar la Iglesia de María, Salud del Pueblo Romano, se expresó de esta manera: Toda la existencia de María es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo. El pensamiento del Vaticano II

Sin duda que el pensamiento de Francisco no es sino el reflejo de lo que se expresó hace 50 años en el Mensaje del Concilio a las Mujeres. En el segundo párrafo reconoce el alto valor humano femenino al decir: “La Iglesia está orgullosa, vosotras lo sabéis, de haber elevado y liberado a la mujer, de haber hecho resplandecer, en el curso de los siglos, dentro de la diversidad de los caracteres, su innata igualdad con el hombre.” Da un paso más cuando ve que ese valor influye decisivamente en nuestro mundo: “…Ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder 18

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jamás alcanzado hasta ahora… las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga.” Hermosa misión de la mujer

Con qué ternura podemos leer que “las muje­ res tenéis siempre como misión la guarda del hogar, el amor a las fuentes de la vida, el sentido de la cuna… Nuestra técnica corre peligro de volverse inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida. Y sobre todo, velad, os lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detened la mano del hombre que en un momento de locura intentase destruir la civilización humana”. Un llamado a cada estado de la mujer

Primero se dirige a quienes velan por el hogar: “Esposas, madres de familia, primeras educadoras del género humano en el secreto de los hogares, transmitid a vuestros hijos y a vuestras hijas las tradiciones de vuestros padres…” Pero tiene presente a las demás mujeres: “Y vosotras también, mujeres solitarias, sabed que podéis cumplir toda vuestra vocación de entrega. La sociedad os llama por todas partes. Y las mismas familias no pueden vivir sin la ayuda de aquellas que no tienen familia.” Les habla a las vírgenes consagradas y a las que sufren. A todas las exhorta a permanecer firmes, como María, ya que a menudo, “en el curso de la historia, habéis dado a los hombres la fuerza para luchar hasta el fin… ayudadlos una vez más a conservar la audacia de la grandes empresas…” El final es digno de un himno de gloria y de elogio a la mujer: “Mujeres del universo todo, cristianas o no creyentes, a quienes está confiada la vida en este momento grave de la historia, a vosotras os toca salvar la paz del mundo.” ebanuelosc@gmail.com


La

Palabra noviembre-diciembre

Noviembre

3

Domingo • Lc 19,1-10

(…) Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa.” El bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.” Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro ve-

Noviembre

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Domingo • Lc 20,27-38

(…) Se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: “Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?” Jesús les dijo: “En esta vida, hombres y mujeres se ca­san, pero en la vida futura los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no

ces más.” Jesús le dijo: “Hoy a llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Cuando Jesús establece una relación personal con Zaqueo, éste es transformado y un deseo de justicia lle­ na su corazón. Este deseo lo hace decidir compartir sus bienes con los pobres y restituir a quien hubiera de­ fraudado. La actitud de Zaqueo de mirar hacia los mar­ ginados nos muestra que ha entendido cuál es la manera auténtica de vivir el proyecto de Dios. Aunque Zaqueo tenía una reputación de pecador, Jesús le muestra total aceptación, al ver la sinceridad de sus intenciones, porque la actuación de Jesús nunca se sujeta a las hipócritas expectativas de quienes sólo juzgan a los demás, sino a su misión de “salvar lo que se había perdido”. se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado. Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.” Con su pregunta, los saduceos tratan de demostrar que la resurrección de la que habla Jesús no tiene sentido. En su respuesta Jesús habla de un nuevo tipo de existen­ cia después de la muerte; habla de una realidad diferente que será la plenitud de la Vida y en la que las necesidades de esta vida ya no tendrán sentido. Esta lectura nos da un mensaje de gran esperanza, pues nos hace entender que Dios creó al hombre para la vida y no para la muerte. Jesús nos hace ver que Dios habla de los patriarcas como si no hubieran muerto, porque para Él todos viven.

«Para Él todos viven.» Presencia Apostólica

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De la Palabra a la acción

Noviembre Domingo Lc 21,5-19

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(…) Como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido.” Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?” Él les respondió: “Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: «Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado.» Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin.” Luego les dijo: “Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles. Pero antes de todo esto los perseguirán a ustedes y los apresarán; los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto darán testimonio de mí.

Noviembre

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Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo Lc 23,35-43 Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido.” También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.” Había, en efecto, sobre la cruz un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Éste es el rey de los judíos.” Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús diciéndole: “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros.” Pero el otro le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho.” Y le decía a Jesús: Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí.” Jesús le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.” 20

Presencia Apostólica

Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes. Los traicionarán hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida.” Escuchando que algunos elogiaban la solidez del tem­ plo, Jesús nos hace enfocarnos en nuestra fortaleza interior y nos recuerda que las construcciones de esta vida son pasajeras y pueden destruirse en cualquier momento. En cambio mantenernos firmes en la fe y la esperanza nos lleva a la Vida, a pesar de catás­trofes, persecuciones y muerte. Jesús nos recuerda la importancia de mantenernos firmes en nuestra misión de transformar nuestras rea­ lidades injustas y violentas, aunque nos vaya la vida en ello, sin dejarnos engañar y mucho menos paralizar por los que claman la llegada del fin del mundo.

«Que no los domine el pánico.»

En la escena de la crucifixión surgen dos actitudes relacionadas con la comprensión de la naturaleza de ese Reino del que Jesús es rey. La primera, la de los soldados y la de uno de los malhechores, mues­ tra la incomprensión total que se expresa con bur­ las sobre el hecho que Jesús es el Mesías de Dios, el elegido. La segunda actitud es la de quien ha sido capaz de comprender y reconocer. Jesús nos enseña desde la cruz, ya que en una es­ cena de ejecución en la que él mismo está a punto de morir injustamente, se preocupa por perdonar y dar consuelo y esperanza al criminal que se en­ cuentra a su lado. Al mostrar un verdadero arrepentimiento, un cri­ minal, un ser humano extremadamente marginado, se convierte en un ejemplo a seguir para los cristia­ nos. El “buen ladrón” se da cuenta de la verdad que hay en Jesús, rechaza la injusticia que se comete con él y expresa su deseo de estar con él.

Y nosotros, ¿entendemos la naturaleza del Reino de Jesús?


De la Palabra a la acción

Diciembre

1

Domingo 1° de Adviento Mt 24,37-44 (…) Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada. Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre.”

Diciembre

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Domingo 2° de Adviento Mt 3, 1-12 (…) Comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos. Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos. Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río. Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su conversión y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras

El Adviento parte de la experiencia de una histo­ ria gastada y agotada que apunta hacia una esperan­ za nueva, la esperanza de un Salvador que traiga luz, justicia y paz a los hombres (Diario Bíblico 2010). El Adviento es el mo­ mento de un nuevo comien­ zo con un espíritu caracte­ rístico de paz, justicia y alegría. Esta esperanza implica un compromiso y una tarea en la que estar preparados significa es­ tar conscientes del senti­ do de nuestra existencia.

“Estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre.”

puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue. En la liturgia de este 2° domingo de Adviento re­ suena la voz de Juan el Bautista que clama: “Preparen el camino del Señor.” La predicación de este profeta, que había sido anunciada por el profeta Isaías, con su austeridad, su sencillez y su claridad en la misión, nos llama a una vida auténtica. La predicación de Juan nos llama con urgencia al arrepentimiento y la conversión, en vista de que se acer­ ca el Reino de Dios; nos llama a un cambio de dirección que nos aleje del pecado y nos acerque a Dios.

“Preparen el camino del Señor.” Presencia Apostólica

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De la Palabra a la acción

Diciembre

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Domingo 3° de Adviento Mt 11,2-11

(…) Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: “Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí.” Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: “¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de

Diciembre

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Domingo 4° de Adviento Mt 1,18-24

él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él. Es muy importante destacar que, al hablar de su mi­ sión, Jesús da prioridad a los pobres como destinata­ rios de la Buena Noticia. En este 3er. domingo de Ad­ viento nos llena de esperanza escuchar cuáles son las señales del Reino que traerá alegría y paz a la tierra. Todo esto nos recuerda que Jesús viene porque Dios ama a su pueblo y desea estar en medio de él. Nosotros, a ejemplo del Maestro que viene y por quien nos estamos preparando en este Adviento, de­ bemos también colaborar en traer alegría a la tierra con obras concretas.

Jesús nos dice que Juan el Bautista es el más grande de los hombres y el mensajero del Señor.

aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando «Dios-con-nosotros» un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo poEl significado del nombre nerla en evidencia, pensó dejarEmmanuel nos da todo el la en secreto. sentido de la preparación Mientras pensaba en estas del Adviento, así como de cosas, un ángel del Señor le dijo la experiencia de la Navi­ en sueños: “José, hijo de David, dad: Dios-con-nosotros. no dudes en recibir en tu casa Lo que esta frase significa a María, tu esposa, porque ella va más allá de las palabras ha concebido por obra del Esy más allá de nuestras ex­ píritu Santo. Dará a luz un hijo pectativas. El planteamien­ y tú le pondrás el nombre de to lleva implicado todo el Ilustraciones: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org Jesús, porque él salvará a su sentido de nuestro caminar pueblo de sus pecados.” cristiano. Abramos nuestro corazón y nuestra vida Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que para que «Dios-con-nosotros» sea en todas las di­ había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He mensiones de nuestra existencia. 22

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Diciembre

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NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Misa de medianoche Lc 2,1-14 Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gober­ nador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre.” De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!” Desde su llegada a este mundo, Jesús se diferencia de los poderosos ya que no nace en un palacio, ni siquiera en una posada –porque “no hubo lugar para ellos”–, sino en un pesebre. El «Dios con nosotros» incluyó a los pobres de este mundo desde antes del nacimiento y desde luego en el momento mismo de la llegada de Jesús. Los pastores representan a los pobres del mun­ do; ellos reciben de un ángel, la noche de Navidad, la alegre noticia del nacimiento del Salvador. Es mo­ mento de recibir la buena noticia y de alabar y dar gloria a Dios. Jesús nace pobre, se ha hecho solida­ rio con nuestra pobreza para hacernos participar en su riqueza.

Las circunstancias del nacimiento de Jesús nos enseñan que no se puede ser cristiano y tratar a los pobres con poco respeto, ya que eso sería caer en una contradicción básica.

Misa del día Jn 1,1-18 En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las ti­nieblas no la recibieron. (…) Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. (…)*

«Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros» Meditemos este himno del evangelio de san Juan. El Evangelio nos habla del principio, de Dios y su Pala­ bra creadora y nos dice que en Jesús esa Palabra se acerca a nosotros, se dirige a nosotros. Palabra crea­ dora, Palabra plena de significación y sentido. Dios ha acampado entre nosotros y es La Buena Noticia. Palabra para nuestros oídos, Luz para nuestros ojos, vida para nuestra alma. Y nosotros, ¿estamos dispuestos a recibir a Jesús en nuestra vida, a través de los pobres? Presencia Apostólica

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Diciembre

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Domingo SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ Mt 2,13-15.19-23 Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.” José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi Hijo. Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño.” Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, y advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará nazareno. El Evangelio nos muestra escenas significativas de la vida de Jesús, donde sus padres –María y José– lo defienden y protegen, viéndose incluso obligados a huir a otro país en medio de la noche. Tiempo des­ pués regresarán a Nazaret, donde trascurrirá su vida familiar. La familia determina en parte quiénes somos; constituye el entorno en el que aprendemos la fe y las tradiciones, en ella experimentamos el amor de nuestros padres y recibimos su apoyo y protección. En la familia aprendemos a amar y a preocuparnos por los demás. Está muy bien amar a nuestra fa­ milia, pero no encerrarnos en una forma de egoís­ mo en la que sólo nos importe su bienestar, ya que nuestra familia, a la que también debemos amar y proteger es toda la humanidad. 24

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Sagrada Familia (conocida como Tondo Doni) es un cuadro del pintor renacentista italiano Miguel Ángel.

* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo en la cita bíblica.


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