Presencia mayo junio

Page 1

PRESENCIA APOSTÓLICA

Revista bimestral núm. 71 MAY-JUN 2015 Donativo: $15.00•$2.50 US

Lo que sí

puedo hacer

¿Aprendo de mis errores o los justifico? ¿Cómo actuar frente a una

pérdida?

7 701 000 24 1037

Reflexiones

de Pentecostés


Ven a vivir

la alegría de

servir,

realizando labores de

evangelización y promoción social.

Presencia en México y en más de 60 países

San Judas Tadeo Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México

MISIONEROS CLARETIANOS

Un libro que ofrece una visión de la devoción a san Judas Tadeo, fundamentada en el conocimiento de la identidad e importancia del santo apóstol.

Desde 1892, los Misioneros Cla­ retianos se encuentran a cargo del Templo de San Hipólito, un recinto ubicado en el corazón de la Ciudad de México que forma parte de su patrimonio históri­ co y cultural, y que actualmente se distingue por la veneración al apóstol san Judas Tadeo, cuya de­ voción se manifiesta visiblemente por toda la ciudad.

nta

Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México Misioneros Claretianos de México

A la ve mplo e en el T an de S

TEMPLO DE SAN HIPÓLITO MISIONEROS CLARETIANOS DE MÉXICO 4/4/14 7:50:34 AM

o

Hipólit


CONTENIDO

PRESENCIA APOSTÓLICA Director

Antonio Rangel Torres, CMF

2

Editorial

3

Vida cotidiana

4

Mi amigo Chacho

6

Lo que sí puedo hacer

Colaboradores

8

¿Aprendo de mis errores o los justifico?

Enrique A. Eguiarte Bendímez, OAR Jesús García Vázquez, CMF Juan Carlos Martos, CMF Enrique Marroquín Zaleta, CMF

10

¿Cómo actuar frente a una pérdida?

12

El payasito de Murano

Consejo Editorial

Rogelio Carmona Núñez, CMF Alejandro Cerón Rossainz, CMF José Juan Tapia, CMF Alejandro Quezada Hermosillo, CMF Enrique Mascorro López, CMF Lourdu Jerome Joseph, CMF Óscar Linares Rodríguez, CMF Ernesto Bañuelos C. Editora

Marisol Núñez Cruz Arte y Diseño

Raúl Méndez

Distribución

Liga Nacional de San Judas Tadeo

PRESENCIA APOSTÓLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicación bimestral. Editor responsable: José Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. Número ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hipólito y San Casiano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F. Publicación Claretiana. Impresa en Carmona Impresores S.A. de C.V. Torreón, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx • ventas@ carmonaimpresores.com.mx • Tel. (871) 707 42 00 con 30 líneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostólica puede ser reproducido parcialmente, citando la fuente y sin fines comerciales. ¡Te invitamos a suscribirte! mail: ligasanjudastadeo@gmail.com Tel: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89 Número suelto: $15.00 M.N. / $2.50 US. Suscripción anual: $150.00 M.N. / $25.00 US. (Incluye gastos de envío).

14

Mis manos son mi voz

17

San Lucas Evangelista

18

Saber agradecer

20

De la Palabra a la acción

Presencia Apostólica

1


EDITORIAL

Un viento

poderoso

E

n el comienzo del mundo el “soplo de Dios” se movía sobre la superficie de las aguas (cfr. Gn 1,2). El día de Pentecostés Jesús Resucitado sopló sobre la comunidad de sus discípulos, dándoles un aliento de vida: su Espíritu, un aliento que viene a transformar el miedo y la desconfianza en paz y libertad. Jesús cumple así su promesa de darle a sus discípulos un consejero que les enseñaría todas las cosas: el Espíritu de la verdad (cfr. Jn 14,16-26). Permitamos que ese viento poderoso del Espíritu de Dios entre a nuestras vidas y las transforme. Hay que abrir todas las ventanas y respirarlo; especialmente si nos sentimos espiritualmente exhaustos, si nos falta el aliento para seguir adelante. Los frutos del Espíritu Santo nos hablan de su presencia en nuestras vidas. Por ejemplo: un amor generoso e incondicional; un gozo que no depende de las circunstancias; una paz que se mantiene incluso en medio del caos; una paciencia que no pierde la perspectiva ante los problemas de la vida; una amabilidad que nos permite percibir y atender las necesidades de otros y una bondad que sea reflejo de la bondad de Dios (cfr. Gál 5,22-23). En este número ofrecemos artículos que nos pueden ayudar a vivir mejor, personalmente y en comunidad, así como reflexiones sobre el tiempo de Pentecostés.

2

Presencia Apostólica


Vida cotidiana

La esperanza

SECUENCIA DE LA EUCARISTÍA DE PENTECOSTÉS Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

La esperanza es hallar el bien que hay en los demás, en lugar de indagar sobre el posible mal. La esperanza abre las puertas allí donde la desesperación las cierra. La esperanza descubre lo que puede hacerse, en lugar de lamentarse por lo que es imposible. La esperanza recibe su fuerza de la profunda confianza en Dios y en la fundamental bondad humana. La esperanza enciende una candela en la oscuridad, en lugar de imprecar contra las tinieblas. La esperanza considera los grandes o pequeños problemas de la vida como oportunidades. La esperanza se propone grandes ideales y metas y no se rinde por las repetidas dificultades y derrotas. La esperanza empuja hacia delante cuando sería más fácil abandonar y olvidarse de todo. La esperanza se contenta con pequeñas victorias, sabiendo que aún el viaje más largo empieza siempre por un pequeño primer paso. La esperanza acepta las incomprensiones como precio que hay que pagar por el bien mayor de otros. La esperanza sabe perder porque se fundamenta en la certeza divina de la victoria final. James Keller

Presencia Apostólica

3


Aventuras de un misionero

Mi amigo Chacho Jesús García Vázquez, CMF

L

es voy a contar la historia de una niña que conocí, quien ahora es gran apóstol de Cristo. Una niña que nunca se rindió ante las dificultades de la vida; una persona que sabe que la vida es una lucha en la que se vence con el amor a Dios y al prójimo. Una persona que no se rinde ante las dificultades y quien cree que siempre está a tiempo de comenzar de nuevo. Una persona que acepta sus sombras, entierra sus miedos, libera sus lastres y retoma el vuelo. Ahora es una señora que es consciente de que Dios le dice: Despliega las alas e intenta de nuevo, celebra la vida y retoma el vuelo. Porque cada día es un 4

Presencia Apostólica

comenzar de nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento. Porque no estás sola, porque yo te quiero. Palabras de Mario Benedetti que muy bien se pueden aplicar a la historia que les cuento. Esta historia la escribió ella misma, pues aunque no le fue posible ir a la escuela, ella solita aprendió a leer y a escribir. De manera que es autodidacta y muy buena narradora. Se llama Isabel Vargas Fernández. Yo les comparto la historia, adaptada para esta revista. Comienza en el año de 1950 en un pueblito muy chiquito en el Estado de Veracruz. Para esas fechas, una niña llamada Isabel, quien apenas tenía ocho años de edad, era huérfana y vivía con su tía, una señora soltera muy enojona, quien no quería a la niña, pero que la adoptó porque le hacía falta para que la acompañara en su soledad y amargura.

Un día le dijo a la niña: —Oye, Chabela, te voy a hacer un regalo. Te voy a comprar un puerquito para que juegues con él y para que te acompañe. Tú te vas a encargar de cuidarlo. A Chabela le dio mucho gusto que la tía le hablara de ese obsequio, porque todos los días la golpeaba y la castigaba; no tenía ninguna ilusión en la vida, nunca tuvo un juguete, tenía prohibido jugar con los niños de su edad. La tía de Chabela era una persona supuestamente muy religiosa, pero que no había comprendido nada del mensaje del Evangelio. El castigo consistía en encerrar a la niña en un cuarto donde tenía imágenes de santos y unas veladoras prendidas, donde la ponía a rezar el rosario en voz alta para que la tía la escuchara. Y al fin llegó el tan esperado día de traer a convivir con ella al animalito, un lindo puerquito de color negro al que la niña llamó Chacho. Chabela lo alimentaba y cuando


Aventuras de un misionero

lo llamaba el puerquito contestaba “mm, mm”. Eso la hacía muy feliz. Con el tiempo, Chacho aprendió muchos juegos y se convirtió en un verdadero compañero para la niña. Ella cuidaba que Chacho no se comiera las plantas del jardín de la tía, porque si eso sucedía la tía la castigaría. La niña le contaba a Chacho todas sus penas y alegrías. —Fíjate, Chacho, que ahora que me mandó mi tía a la tienda, me di cuenta de que el bendito vidrio de la vitrina está roto, entonces esperé a que no me viera el señor de la tienda y que meto la mano y que me robo unas galletas y un pan. Ahora ya no tengo tanta hambre. Chacho la toca con su trompita, muy fría y dice: “mm, mm”, en señal de que la está escuchando. Otro día, Chabela le dice al puerco: —Chacho, fíjate que tengo hambre, hoy no me dieron de comer, porque no había nada, luego fui a la tienda a comprar velas para alumbrarnos en la noche y ahora el tendero no se descuidó y no pude robar nada para comer. Pero ¡qué bueno! Porque oí decir a una señora, allá en la tienda, que robar es un pecado. Tú nunca lo hagas. A lo que Chacho, muy interesado en la plática contesta “Mm, mm”. La niña trepa a un árbol de naranjas y se come unas para calmar el hambre y, por supuesto, le comparte a su Chacho. Pero la vida sigue su curso, Chacho ya es un adulto y ha engordado demasiado. Chabela no alcanza a entender por qué, si está tan gordo, su tía le manda a darle más de comer. Por fin, amanece un triste día en que llega un hombre y habla con la tía. El hombre lleva una báscula de esas donde cuelgan los costales llenos de café para pesarlos; lleva también un lazo muy grueso y grande. Amarra a Chacho por la

panza, dándole dos vueltas con el lazo. Chacho llora mucho, voltea a ver a Chabela como diciendo: “no dejes que me amarren”, pero la niña está indefensa, igual que Chacho, ella no puede hacer nada porque tiene miedo de que la golpee la tía. Sólo ve, oye y obedece. Chabela no quiere aceptar lo que está viendo y piensa que a Chacho se lo van a comer. Con razón la tía tenía tanta prisa de que Chacho engordara. Entonces oye la voz de la tía que le ordena: —Isabel, llama al puerco y camina tú por delante, para que él te siga, y lo llevas a la casa del comprador de puercos ¡Anda, rápido! Chabela obedece con los ojos llenos de lágrimas. Cuando el hombre mató al puerco, ella se alejó, pero por más que corrió, alcanzó a oír los gritos de Chacho que le desgarraron el corazón. Chabela, cansada de correr, se sienta a llorar, porque, llegando a su casa, ni ese gusto se va a poder dar, ya que, si su tía la descubre llorando, sin duda la va a golpear. Cuando Chabela llegó a su casa con los ojos hinchados de llorar, su tía se rio de ella y se dio a la tarea de platicar con sus vecinas que Chabela lloró porque mataron a su puerco y todas se rieron de ella. Chabela volvió a su soledad y cayó en una depresión tan terrible que ya se estaba muriendo. La niña continuó viviendo con su tía y sufriendo injusticias y malos tratos. Pero a los 17 años conoció a José Serrano, en Veracruz, se casó con él y se fue a vivir a la Ciudad de México, donde ha sido muy feliz. Sin embargo, en el terremoto

de 1985 su querido esposo quedó atrapado y murió en un edificio de San Antonio Abad. Al morir José, Isabel se quedó con sus tres hijos adolescentes, pero gracias a la pensión de su esposo y a su trabajo en diversas labores manuales, la familia salió adelante. Actualmente Isabel tiene 74 años y es muy feliz con sus hijos y nietos. Se considera muy bendecida por Dios, vive apegada a Él y tiene un grupo en su casa que se reúne a rezar el rosario. La tía de Chabela representa a todas las personas que sólo buscan su provecho sin importarles el sufrimiento de los demás. Dios quiere que nos cuidemos unos a otros. Debemos ser conscientes, sensibles y respetuosos de los sentimientos de los demás. No seamos como la tía ingrata que además de no ver los sentimientos de su sobrina, se aprovechó de ellos para burlarse y, con tal de obtener dinero, no le importó romper el corazón de la niña.

Isabel y Chacho

Presencia Apostólica

5


Filosofía de vida

Lo que sí puedo hacer

Lourdes García Avendaño

E

stamos acostumbrados a ir por la vida quejándonos de lo que no tenemos, de lo que no pudimos hacer, de lo que quisiéramos, de lo que esperábamos, de lo que nos quitaron y un largo etcétera. Muchas veces esperamos o basamos conseguir nuestra felicidad o simplemente la alegría de vivir, dependiendo de algo o de alguien más. O bien, la condicionamos a cuando logremos tener o hacer tal o cual cosa… Hasta entonces y no antes… seremos “felices”.

Ideas que nos limitan Estas ideas son equivocadas. Nos condenan a la infelicidad. Así como no resulta nada positivo de concentrarnos solamente en lo que no tenemos, lo que quisiéramos o lo 6

Presencia Apostólica

que nos falta, tampoco nos aporta nada esperar que nuestra felicidad llegue a voluntad de otros o con la obtención de bienes materiales. Esto nos limita como seres humanos; nos impide ejercer uno de los más grandes dones con el que fuimos bendecidos y dotados: nuestra libertad, el libre albedrío. Hemos escuchado la idea de que la felicidad no es un destino, un lugar al que se llega, sino el camino y la forma de recorrerlo, un modo de ser y de vivir. La felicidad es una decisión libre de cada persona. Yo puedo decidir ser feliz, a pesar de la adversidad. Y, ¿cómo puede ser esto? Parecería una paradoja. Ser feliz, a pesar de las carencias, la enfermedad o el desamor de alguien, por mencionar algunos ejemplos. ¿Será posible? La respuesta es sí. La felicidad y todo lo que yo haga

o decida para lograrla, depende única y exclusivamente de mí, de cada quien y de nadie más. Es mi responsabilidad.

Lo que sale de mí sí lo puedo controlar La doctora.Elisabeth Lukas, logoterapeuta, discípula directa del doctor Viktor E. Frankl, padre de la Logoterapia, nos lo explica y con un sencillo esquema ilustra la idea con mayor claridad. Observando el esquema puedo darme cuenta de que yo sólo soy dueña de mí misma y de mis actos, pensamientos, sentimientos, etc. Los pensamientos, sentimientos y acciones de los otros, ya sean positivos o negativos, no los puedo controlar; son de ellos, no tengo ninguna injerencia en ellos. Así como tampoco puedo


Filosofía de vida controlar lo que la vida me va demandando o pidiendo, o bien, lo que el destino me depare (eso está representado en el esquema con las flechas en rojo y en azul). Pero, como mencioné, gracias al gran don con el que fuimos bendecidos —el libre albedrío, la libertad—, siempre hay algo ¡que sí puedo hacer!, ¡que sí depende solamente de mí!, ¡que es mi decisión!, ¡que es mi responsabilidad! ¿A qué me refiero? Pues sencillamente a la respuesta que yo dé ante las situaciones que la vida me vaya presentando. Por ejemplo y la más útil de todas, es la actitud con la que afronto todos los acontecimientos de la vida y todas las relaciones interpersonales en las que me encuentre. Yo sí puedo controlar lo que sale de mí, sí puedo controlar la respuesta que doy, sí puedo decidir el modo de vivir cada circunstancia. Sí puedo decidir ser o no ser feliz. Estas si son respuestas totalmente personales y responsables (flechas en verde).

Por lo tanto, mis respuestas y pondiendo voluntariamente de la mis decisiones, ante cualquier mejor manera posible. Y podríamos pensar… “¡qué fácil hecho, dependen solamente de mí, de mis reflexiones, de mis va- se oye!” Pero en realidad no resulta lores, de mi actitud, de mi espe- tan fácil hacerlo, sobre todo cuando ranza, de mis habilidades y limi- a lo que nos enfrentamos es doloroso, difícil, negativo taciones. Y claro que me puedo La felicidad y todo lo o nos parece injusequivocar, es parque yo haga o de- to. La esperanza está en saber que te de ser humano, cida para lograrla, pero la vida siem- depende única y ex- no es imposible; pre me dará la clusivamente de mí. que si lo hacemos consciente a cada oportunidad de recapacitar, de reparar mis errores. momento, si lo ejercitamos, nos caPara esto debo estar alerta y apro- pacitaremos poco a poco para dar vechar las oportunidades, ¿cómo? o “sacar” de nosotros mismos las Pues nuevamente haciendo uso mejores respuestas posibles. ¡Inténtalo! Estoy segura de que de mi libertad responsable y ressi revisas a tu alrededor tu propia historia o la de algún ser querido cercano, descubrirás cómo, ante tu sorpresa, muchas veces has o han respondido positiva o constructivade la vida mente ante hechos adversos, aún E. Lukas sin haber sabido esto antes. Ahora lo sabes. Ahora, sabes que está en ti hacerlo realidad y que al realizarlo, vivirás mejor, serás más feliz. Como dice el dicho: “al mal tiempo, buena cara ”, respondiendo con amor, con caridad y misericordia a quienes nos rodean y a la vida que de por sí es el mayor de los valores y que “vale la pena vivirla a pesar de cualquier circunstancia y hasta el último aliento”, como dijo Victor Frankl.

Lo que recibo del mundo y

Lo que recibo de otras personas No lo puedo controlar

Lo que "sale" de mí... Sí lo puedo controlar y decidir

La autora es licenciada en Terapia Física y Logoterapeuta luluwatty1@yahoo.com Presencia Apostólica

7


Desarrollo humano

¿Aprendo de mis errores o los justifico? Gylda Valadez Lazcano

Estamos aquí —al parecer— para ser transformados y nuevamente transformados, una y otra vez. Michael Cunningham

T

odos en algún momento de nuestra vida hemos cometido errores y podemos tener la certeza de que seguirá sucediendo. De hecho, lo normal es que suceda continuamente. Cometer errores es parte de ser humano. No obstante, hay personas que se exigen demasiado a sí mismas y no se perdonan el desacierto. Se les olvida que es precisamente a partir de los errores como aprendemos. Claro que el enfoque que elegimos es determinante. Si aprendo, el error se convierte en experiencia; si no hay aprendizaje, se vuelve fracaso, y la vida siempre nos dará nuevos escenarios en donde volver a ejercer acción para calibrar si aprendimos o no, si fluimos o nos quedamos estancados en una situación. Creo que el respeto a uno mismo es un ingrediente muy importante en el tema del aprendizaje a partir del error, ya que éste nos permite ser flexibles con nosotros mismos y entender que en la vida no hay seguridad de nada, pues a veces tomamos una decisión y nos funciona, pero otro día o después de un tiempo puede que ya no funcione, la vida es una constante transformación. Reconocer el error abre muchas posibilidades Un primer paso para aprender del error es identificarlo y aceptarlo como tal. El momento de reconocer el error, muy probablemente, será incómodo y vergonzoso, pero abre la posibilidad de reparar, cambiar y mejo8

Presencia Apostólica

rar. Después de todo, las consecuencias de esconder y/o justificar el error siempre serán peores que las de reconocerlo. Además, los errores no reconocidos tienden a repetirse. Mejor siéntete orgulloso al admitir tus errores. Es señal de que estás aprendiendo. Entonces, si partimos de la premisa de que la Tierra es una escuela, a la que venimos a aprender, podremos darnos cuenta de la magia y el misterio de estar vivos; de que al equivocarnos no somos menos o más valiosos y de que cambiar nuestro sistema de creencias respecto al error, nos permite sumar en lugar de restar. Asumir que nos equivocamos nos libera, y nos permite abrirnos a la experiencia del aprendizaje; habla de nuestra madurez y de la sabiduría de aprender a vivir relajados sin centrarnos más que en el aprendizaje. Aprender a caer En la práctica del judo, que es un deporte defensivo, se enseña a caer, relajando el cuerpo y entregándose a la fuerza de gravedad, y sentir la atracción terrestre como una tierna caricia. Entonces el suelo será amable y nos recibirá con suavidad. La teoría es que cuando se aprende a caer, significa tomar la fuerza necesaria para volver a la lucha, al día a día. Si aplicamos este principio a nuestra vida, viviremos más plenos, nos despojaremos de un poco de ego, del miedo al ridículo, de la auto exigencia de ser perfectos, no resultará grave caer porque podremos levantarnos.


Desarrollo humano

APRENDER DE LOS ERRORES Tomás A. Edison probó dos mil materiales en busca de un filamento que funcionara para hacer el primer foco. Cuando ninguno trabajó satisfactoriamente, su asistente se quejó: —Todo nuestro trabajo fue en vano. ¡No hemos aprendido nada! A lo que Edison respondió con confianza: —Oh no, al contrario. Hemos recorrido un largo camino y hemos aprendido mucho. Ahora conocemos dos mil materiales que no podemos usar para hacer un buen foco.

Que el desacierto sea el motor para prepararnos para la próxima batalla

Siempre tenemos la libertad de decidir la actitud que tomaremos ante una situación, tanto si salió bien como si salió mal, así que es tiempo de ejercer esa maravillosa libertad que tenemos, ya que aquello que nos sucede muchas veces no depende de nosotros, pero ¡la respuesta ante eso, sí depende de nosotros! La autora es psicoterapeuta corporal y terapeuta sistémica de pareja y familia. coordinacion.centroometeotl@gmail.com

Sumérgete en la lectura

de Presencia

Apostólica y profundiza en tu

fe.

Ilustración: Leticia Asprón

Estas son algunas claves para aprender de nuestros errores y convertirlos en experiencia: Ser flexibles No todos los días tenemos la misma predisposición hacia el esfuerzo diario, no somos una máquina y nuestro “motor” no siempre está en las mismas condiciones. Lo que hoy salió mal, mañana saldrá bien. Vivir aquí y ahora El pasado y el futuro existen en nuestra mente, lo único real es el presente. Reconocer Dándonos cuenta de nuestras deficiencias podemos empezar a trabajar para corregirlas. Ser realistas Al plantear nuestros objetivos, sobrevalorarnos crea falsas expectativas. Conocer nuestras limitaciones, nos permitirá tener objetivos más realizables. Revisar Si nuestros objetivos están adecuados a nuestra vida. Pensar siempre en positivo Para atraer lo positivo, sabiendo que la vida muchas veces es más que el triunfo o el éxito. Mejorar nuestra autoestima Ya que ésta es una condición indispensable para triunfar, es lo que define esa línea que separa la victoria de la derrota.

de odios y rencores, o que se regodee en tus errores. Recuerda que tú eres el protagonista de tu historia. Aprender a perder Como decía el rabino Zev ben Itzjhak: “Quien tiene SUERTE de cometer errores, de equivocarse, de fracasar, es porque tiene SUERTE de corregir el rumbo… las cosas no pasar por un porqué, pasan por un para qué.”

No le permitas a tu cerebro que te llene

Presencia Apostólica

9


Tanatología hablarlo con nuestros pequeños. Para esto te puedo hacer las siguientes recomendaciones: Habla con verdades No por intentar "proteger" a los menores hay que inventar historias que no son. Aunque sea doloroso, es importante que los menores conozcan y comprendan que un ser querido falleció. Si bien es cierto que no es recomendable darles demasiados detalles de las experiencias —en especial los detalles morbosos— sí se recomienda establecer relaciones causa-efecto. Decirle a un niño, por ejemplo "tu perro se murió porque lo atropellaron", le permitirá entender la importancia del cuidado y prevención de hechos que pueden poner en riesgo la vida. Nunca decir cosas como "tu abuelita se durmió", porque entonces el menor no entenderá porqué ya no puede despertar. Tampoco "se fue a vivir al cielo". Si bien nosotros tenemos la seguridad de una existencia de una forma de vida después de la muerte, entender esto es muy complejo para los niños. Para ellos la palabra vida se entiende como la conocen, estar en una casa, comer, bañarse, etc. Ana Laura Rosas Bucio Nosotros no nos referimos a esta forma de vida, sino a la existencia de una vida espiritual, sin necesidades, ni carencias. Es algo diferente y ellos por su inmadurez no (Educación para afrontar la muerte II) logran entender estas diferenn el artículo anterior ha- ñemos a nuestros seres queridos, cias. Es preferible decir, "abuelita se blamos de la importancia pero sí nos da herramientas para murió y aunque parece dormida, ya de que los niños y jóve- poder afrontar mejor las pérdidas. no lo está" porque esa es la verdad nes aprendan acerca de Aprender que la muerte es un pro- y no confundirá a los niños la muerte y de todo lo ceso natural que, aunque duele Saber que tienen derecho a partique este tipo de educación impli- y asusta, no lo podremos evitar y cipar en los rituales familiares ca: verla de una manera más natu- más vale tener los recursos emo- Si las personas que se fueron tamral, comprender la importancia de cionales y psicológicos para poder bién son parte de su familia y/o son no aferrarse y de cerrar los ciclos, afrontarla, llegado el momento. personas significativas para ellos, es saber despedirse de un ser queriSin embargo es importante tam- muy normal que quieran participar y do y continuar con nuestra vida. Y bién mencionar qué podemos ha- de acuerdo con su edad, ellos pueles digo, una vez más, que esto no cer en caso de que estemos frente den ser parte del proceso. Hay que quita el dolor ni impide que extra- a una pérdida y no sepamos cómo darles también, si así lo quieren, la

Cómo actuar FRENTE A UNA PÉRDIDA

E 10

Presencia Apostólica


Tanatología posibilidad de despedirse, poner flores, u orar si así ellos lo desean o lo necesitan. Hay que evitar engaños "protectores" y "pactos de silencio". Seamos conscientes de que los niños aprenden desde el ejemplo del adulto. No hay que pedir que hagan lo que nosotros no hacemos y hay que estar abiertos a aprender lo que ellos son capaces de enseñarnos. Son niños y por ese solo hecho tienen una manera más sencilla y sin tantas complicaciones de mirar la vida. Evitar errores frecuentes como estimular el dolor o reprimirlo No debemos ni decir a un niño "llora... eso es lo que debes hacer" ni tampoco decir "no llores". Ellos deciden, a partir de sus propios sentimientos en qué momento, con qué intensidad y con qué persona quieren expresar sus emociones. Nosotros no podemos ni debemos marcarles el paso. Lo que podemos y debemos hacer es estar ahí, si ellos nos necesitan. No interrumpir cuando ellos quieran expresar sus sentimientos o sus pensamientos. Si fuera necesario corregir algunos errores, no hay que precipitarse. Hay que esperar a que ellos terminen de expresar lo que están expresando. Hay que evitar relaciones ficticias Refiriéndose a no asegurar que abuelita o mamá los mira desde el

cielo y los vigila, recordemos que los que están en el cielo ya están en otro plano, con una manera diferente de vivir y de relacionarse con nosotros, frases como éstas pueden atemorizarlos. Nunca chantajear a los niños diciendo que también nos moriremos como el ser querido que se fue Si bien es cierto que eso sucederá, utilizar una pérdida reciente para presionar, chantajear o asustar a un niño o niña es un acto de violencia hacia él o hacia ella, no una realidad. No violentar su pensamiento mágico Si un menor quiere seguir hablando con su ser querido que se fue, hay que permitírselo. Si ellos necesitan hacer eso, no tiene nada de malo que lo hagan. Después de todo, al final nosotros los adultos también hablamos con nuestro ser querido fallecido y le expresamos cuánto lo extrañamos. Permitir a los niños asistir a velorios, entierros o servicios funerarios Y no censurar sus ganas de reír o jugar durante estos momentos. Ellos expresan su dolor de una manera diferente a la nuestra y, aunque en algunos momentos estén tristes, en otros podrán tener la necesidad de jugar, sin que esto signifique que estén faltando al respeto a nadie. No olvidemos que son niños o jóvenes aunque estén en duelo. Permitir que tengan una foto o un objeto que le haya pertenecido a su ser querido fallecido Ese será un gran tesoro que les permitirá poder enfrentar el duelo de una manera más saludable. Evitar experiencias de miedo relacionadas con la muerte Las historias de fantasmas o las películas de terror en la infancia no son comprendidas como lo podemos hacer años después.

Favorecer el autocontrol emocional y el manejo de la ansiedad Tenemos que enseñar a expresar adecuadamente sus emociones y a no tener miedo de ellas. Si la expresión emocional se da en un clima de seguridad y confianza, las emociones fluirán adecuadamente y nos permitirán una apropiada resolución del duelo. Plantar un árbol en recuerdo de su ser querido Esto permitirá que sigan comprendiendo cómo funciona la naturaleza y sus ciclos, así como tener la satisfacción de haber hecho algo para homenajear a su familiar o amigo. Todos vamos a morir, tarde o temprano, la muerte es la mayor certeza que tenemos. Afirma Víctor Frankl, que la mortalidad es un requisito para otorgar un sentido de vida y es condición necesaria para aprovechar la vida y contribuir a la evolución del ser humano. Si fuéramos eternos no tendríamos que esforzarnos por nada. La muerte está siempre presente como una condición necesaria para la vida y entonces tenemos que saber cómo afrontarla, sin necesidad de sufrir. La educación para la muerte es una manera de adaptarnos a la realidad, de reconocer nuestras limitaciones y de poder entender que nada en la vida es eterno y que necesitamos estar listos y preparados para dejar ir. Educar para la muerte no implica disfrazar que ésta es dolorosa o difícil, al contrario, significa tener la conciencia completa de lo que es y de lo importante que es aprender a vivir y cuando sea necesario también soltar. Si no educamos para la muerte, no estamos enseñando a vivir completamente. La autora es psicóloga clínica, experta en intervención en crisis, tanatóloga, logoterapeuta y conferencista. Directora General del Centro de Capacitación Profesional Industrial y Personal S.C. CECAPIP. lrosasb@hotmail.com Presencia Apostólica

11


Historia para meditar

El payasito de

Murano

Ilustración: Leticia Asprón

Enrique A. Eguiarte Bendímez, OAR

E

ra una familia como las de antes, pues tenían seis hijos: Sócrates, Diber, Morfeo, Nekane, Helmut y Ajab. Los abuelos habían tenido una gran fortuna, y habían realizado viajes por todo el mundo, por lo que habían llenado la casa de objetos muy valiosos, traídos de diferentes rincones del planeta. Entre los tesoros que se conservaban en el domicilio familiar, estaba un payasito traído de Murano. Una pieza de una singular belleza, y de un gran valor; no solo un valor económico, sino sobre todo, un gran valor afectivo, ya que el abuelo le había contado a toda la familia, y también a todos sus conocidos y amigos, la historia de ese payasito. Les había dicho: —Este payasito que ven ahí, lo traje de Murano. Miren, es un payasito 12

Presencia Apostólica

muy especial, no solo por los originales colores de su traje, sino porque es una pieza única. Les voy a decir por qué. Cuando fuimos a Venecia mi esposa y yo, hace muchos años, hicimos una excursión a la isla de Murano. Mientras visitábamos una famosa fábrica de cristal soplado, llegó el dueño de la misma, don Guido Monteleone y se puso a platicar con nosotros. Él nos hablaba en italiano y nosotros, como podíamos, le respondíamos en español. Y así, poco a poco, se fue forjando entre nosotros una mutua amistad, de tal forma que en un momento determinado, don Guido nos invitó a tomar un café en su oficina y después nos enseñó toda la fábrica con mucho detalle. Cuando ya iba llegando la hora de regresar a Venecia, don Guido le pidió a uno de sus mejores artesanos

que nos hiciera una figura, pero que usara en ella solo los mejores materiales y los colores más originales. Y así, nosotros vimos salir de las manos del artesano, entre soplidos y la hábil manipulación de sus pinzas de hierro, esta figura. Yo, en aquel momento, me quedé sorprendido por la variedad y riqueza de colores. Y, finalmente, me llamó la atención que el artesano hábilmente le puso en la cabeza al payasito un sombrero de copa, y entre las manos un saxofón. ¡Verdaderamente increíble! Una vez que el artesano hubo terminado su trabajo, y que la figura estaba lista, don Guido con una amplia sonrisa nos dijo en italiano: —Vi prego, è un omaggio per voi (que en español quiere decir: Por favor, es un regalo para ustedes). Mi esposa y yo no sabíamos qué hacer, pues sabíamos el valor del regalo, pero fue tanta la insistencia de don Guido, que no pudimos sino aceptar la figura con una gran gratitud, y como prenda de su amistad… Por todo ello, el payasito de Murano se encontraba en un lugar privilegiado de la sala y era un motivo de orgullo para toda la familia. Así pues, un día en que los padres estaban fuera de casa, se oyó de pronto un terrible estrépito en la sala. Asustados por el ruido, todos acudieron para ver qué era lo que había sucedido. En cuanto llegaron, vieron la terrible realidad: el payasito de Murano estaba tirado en el suelo, roto en varios pedazos. Al llegar Sócrates dijo:


Historia para meditar

—Habría que pensar en hacer algo…, hay que pensar si llamamos a nuestros papás…, hay que pensar si buscamos quien recoja los pedazos…, hay que pensar qué vamos a hacer…, hay que buscar alguna solución... Después se sentó en uno de los sillones de la sala y se puso a pensar todas las cosas que habría que hacer, a quién habría que llamar, etc. Diber, llegó corriendo con su celular, le tomó fotos al payasito roto, las envió a sus papás, a todos sus amigos, las colgó en las redes sociales. Y no dejaba de decir a sus hermanos: —Yo no fui, pero en cuanto vengan nuestros papás, yo los voy a acusar a todos ustedes, pues de seguro fue un complot de todos ustedes para echarme la culpa a mí, pero tengo fotografías de que no fui yo, sino ustedes. Así que voy a procurar que los castiguen a ustedes, pues yo soy inocente. Morfeo lentamente llegó a la sala, y después de bostezar abriendo ampliamente la boca, dijo: —Ya ni modo, alguien quebró el payaso…, ya ni modo… Levantó los hombros, y se fue arrastrando los pies. Nekane, llegó corriendo, y al ver el payasito roto en el suelo, se puso a llorar y a gritar nerviosamente: —¡Es una terrible desgracia, es la peor desgracia que le podía haber pasado a la familia! Y ahora, ¿qué va a ser de nuestra familia, sin su payasito? ¡No es posible, de seguro no es verdad! ¡Es horrible, horrible! Y se sentó en la sala a llorar, y a seguir gritando la desgracia que había pasado. Helmut llegó con paso solemne, y después de ver el payasito roto en el suelo, comenzó a dar órdenes: —¡Sócrates, tú lláma a nuestros papás y diles lo que ha pasado! Diber, ¡deja de sacar fotografías con tu celular, y busca en internet los datos de un restaurador de figuras de Mu-

rano! Nekane, ¡deja de llorar y recoge los trozos de cristal! Como nadie se movía de su lugar, Helmut dijo: —Bueno ¿qué esperan? Diber le dijo: —Y tú, como siempre, ¿no vas a hacer nada? Helmut le contestó: —No. Yo soy el que da las órdenes. —Pues las puedes seguir dando — le dijo Diber—, yo voy a seguir mandando fotos por what’s a mis amigos. Y es más, te pienso acusar de que fuiste tú el que lo rompió. Helmut, gritó: —¡Con ustedes no se puede hacer nada, son unos inútiles! Y se fue enojado. Finalmente llegó Ajab. Vio al payasito roto en el suelo, y después les echó una mirada a sus hermanos. Y sin decir nada, se acercó a donde estaba el payasito roto, y con mucho cuidado fue recogiendo todas sus piezas y las fue colocando con atención sobre una mesa que había en la sala. Sócrates le dijo: —Oye, ahora habría que pensar si llamamos a alguien que lo pueda pegar, y habría que pensar si va a quedar igual… Ajab le sonrió amablemente, pero no le hizo caso. Posteriormente revisó bien el suelo para ver que no quedara ningún trozo y salió. Sus hermanos lo miraban sin entender nada. Al poco tiempo regresó con un botecito de pegamiento para cristal, y un paño. Puso las piezas de cristal sobre el paño, y comenzó a pegar una pieza tras otra. Diber le dijo: —Ya se ve que te remuerde la conciencia por haberlo roto. Ya te he sacado fotografías recogiendo los trozos. Nuestros papás te castigarán severamente. Es más, ya les mandé las fotos.

Ajab no le dijo nada, sino que siguió pegando los trozos. De pronto llegó Helmut y dijo: —No, esa pieza no va ahí, va allá. ¡Pégala aquí!, —y señalaba una parte del cuerpo roto del payaso—, ¡no, ahí no, sino allá! Y como Ajab no le hacía caso, de nuevo Helmut, dando un portazo se fue. Nekane no decía nada, sino que seguía lamentándose y llorando desconsoladamente. Después de un buen rato de trabajo, el payasito estaba casi como nuevo. Ajab había hecho, con una gran habilidad y cariño, una labor magistral. Una vez que el pegamento estuvo seco, Ajab agarró el payasito y lo volvió a poner en su lugar. Diber al ver esto, se fue enojada. No tomó ni una sola fotografía del payasito restaurado, ni se lo comunicó a sus papás. Ella quería que regañaran a sus hermanos. Nekane dejó de llorar y entre sollozos decía: —Es increíble. Nuestro payasito está de nuevo completo. Morfeo, no supo ni le interesó lo que había pasado con el payasito. Estaba muy ocupado en no hacer nada. Sócrates ahora decía que habría que saber quién fue el que lo tiró, que habría que pensar en poner la figura del payasito en otro lugar… Helmut dijo: —Todo se ha resuelto gracias a mis instrucciones. Se ve que soy el mejor de entre mis hermanos. Ajab se limitó a decir: —Por favor tengan más cuidado que el payasito tiene mucho valor. Esta historia nos hace reflexionar acerca de las diferentes actitudes que podemos tener cuando surge algún problema: ¿nos sentimos víctimas?, ¿buscamos a quién culpar?, ¿somos indiferentes?, ¿pensamos qué hacer, pero no lo hacemos? o ¿hacemos lo que podemos con lo que tenemos? Presencia Apostólica

13


Misioneros Claretianos de México

Mis manos son mi voz Hno. Adolfo Villaseñor Rangel, CMF

“El silencio no es una limitante, es un espacio donde soy persona.” P. Camilo Torrente, CMF

L

os Misioneros Claretianos de México hemos trabajado al servicio de la comunidad de sordos desde 1905, cuando el padre Camilo Torrente, CMF, inició la experiencia de atender pastoralmente a un grupo de sordos, quienes estudiaban en la Escuela Nacional de Sordomudos en el antiguo templo de Corpus Christi. Ellos, en busca de Dios, acudían al Templo de San Hipólito y San Casiano. El trato con este grupo llevó al padre Camilo a descubrir que, además de la enseñanza del catecismo, era necesaria la promoción humana para ayudarlos a desenvolverse mejor en el mundo de los oyentes. Fue así 14

Presencia Apostólica

como el padre Camilo comenzó atender a la comunidad de sordos. Un poco más de historia La labor continuó hasta que, debido a la persecución religiosa, en el primer tercio del siglo XX, los sacerdotes extranjeros, entre ellos el padre Torrente, quien era español, fueron expulsados del país. En 1929 el trabajo fue retomado por el padre Rosendo Olleta, CMF, quien, acompañado de seglares, decidió organizar las actividades de promoción humana a modo de academia. Se comenzó a impartir clases a niños sordos, a quienes se les enseñaba a escribir, contar, oralizar y rezar. Además de la educación elemental, se brindaba a los sordos capacita-

ción laboral en los siguientes oficios: sastrería, carpintería, bordado, tejido, pintura y mecanografía. Al fallecer el padre Olleta, el grupo de pastoral de sordos fue atendido por los padres Salinas, CMF, y Manuel Fierro, CMF. Entonces se organizó una pequeña escuela para la enseñanza que equivaldría a la educación primaria. En 1961 el padre Alegre, CMF, se dedicó especialmente al acondicionamiento de espacios dentro del Templo de San Hipólito y San Casiano para las actividades escolares. La escuela se llamó Instituto Rosendo Olleta y en ella trabajaban maestros y voluntarios de la comunidad. La labor creció tanto que la escuela se tuvo que cambiar de domicilio. Mientras tanto, en el Templo de San Hipólito y San Casiano, continuaron los talleres de capacitación


Misioneros Claretianos de México

laboral. Posteriormente, en 1997, el Instituto Rosendo Olleta se dejó en manos de laicos y en 1999, los Misioneros Claretianos, ante la necesidad de apoyar a los sordos en su desarrollo educativo, retomaron el trabajo pedagógico, fundando una escuela especial para sordos llamada Centro Clotet, A.C. que atiende a adolescentes y a jóvenes de bajos recursos. La educación para sordos en México La educación de los sordos ha estado influenciada por opiniones médicas, ya que, al darse cuenta los padres de familia de que su hijo es sordo, estos reciben por lo general la primera asesoría de un médico, quien, en la mayoría de los casos, sugiere que el niño debe utilizar un auxiliar auditivo y recibir terapias de oralización para que pueda desarrollar el habla. El problema es que muchas veces, debido a las ayudas tecnológicas, ni siquiera se analiza la posibilidad de que el sordo desarrolle su lengua de manera natural. Con esto se deja de lado la necesidad del ser humano de estar, desde el nacimiento, en contacto con una lengua de la que se va apropiando y que le ayuda a desarrollar su pensamiento. El niño sordo se suele ver privado de esto, tanto en el ámbito social, como en el educativo. Se sabe que en México durante el s. XIX hubo intentos de educación para las personas sordas, utilizando la Lengua de Señas Mexicana. En 1866, arribó a nuestro país Eduardo Huet, francés sordo educado en la famosa escuela francesa del Abad De l É pée, quien se encargaría de iniciar un trabajo más formal en la educación de las personas sordas, realizando, entre otros trabajos, la fundación de la Escuela Municipal para Sordos. En 1867 el presidente Benito Juárez decretó que la Escuela Munici-

pal para Sordos se convirtiera en la Escuela Nacional para “SORDOMUDOS”. En 1926 hubo un cambio, fundándose la Escuela de Ciegos y Sordos que funcionó como una residencia a la que asistían sordos de todas partes del país, hasta fines de la década de los sesentas. Posteriormente, por cuestiones políticas del sector salud, siguiendo el método oralista, la escuela fue cerrada y la educación de los sordos se dejó a la deriva desde el ámbito público. Empezaron a surgir entonces instituciones privadas para la atención de los sordos, pero en su mayoría, con un enfoque oralista fuertemente difundido y arraigado a lo largo del siglo XX, después del famoso Congreso de Milán realizado en 1880. En dicho congreso se dijo que la lengua de señas no era benéfica para la integración de los sordos a la sociedad y se decidió eliminarla de la educación. Los beneficios de una lengua natural Para que la educación del sordo realmente sea efectiva se requie-

re una comunidad en donde se comparta una misma lengua que sea de fácil acceso y, sobre todo, que ayude a la persona a construir significados. En el caso de nuestro país, esta lengua es la Lengua de Señas Mexicana. Los sordos educados en escuelas convencionales no desarrollan un nivel básico de expresión y comprensión del lenguaje. Así, aún con certificados, terminan vendiendo estampas con imágenes o dulces, porque por años recibieron una instrucción en una lengua a la que no tuvieron acceso de manera natural, limitándose a leer y a copiar lo escrito, con lo cual sus educadores se dan por bien servidos. No sucede así con el trabajo realizado por los Misioneros Claretianos de México con los sordos, ya que desde que se inició con el trabajo de pastoral, luego con el Instituto Rosendo Olleta y actualmente en el Centro Clotet A.C., siempre se ha respetado el uso de la Lengua de Señas Mexicana (LSM) como primera lengua.

Presencia Apostólica

15


Misioneros Claretianos de México

En misión compartida Actualmente el Centro Clotet, atiende a jóvenes sordos, ofreciéndoles educación primaria y secundaria, y desde hace algunos años y dado que existían muy pocas alternativas para que los sordos estudiaran el nivel medio superior, utilizando la LSM, nos dimos a la tarea de ofrecer también el nivel de preparatoria en nuestro centro. La tarea ha sido difícil y aún enfrentamos muchos retos, pues cuando nuestros alumnos presentan los exámenes para acreditar las materias, se encuentran con que su nivel de dominio del español se encuentra en desventaja a comparación con el de los oyentes, por lo que muchas veces los resultados que obtienen son desfavorables. Sin embargo perseveramos en el intento y actualmente seguimos trabajando el nivel de preparatoria, ahora con una modalidad en línea que nos permite asesorarlos y acompañarlos en la comprensión del español. El Centro Clotet cuenta con un equipo de profesores. No obstante, es difícil conseguir personas que se integren a este proyecto, ya que no se cuenta con la suficiente solvencia económica para retribuirles de acuerdo con las funciones que realizan. El equipo de trabajo está conformado por sordos y oyentes que

16

Presencia Apostólica

tienen amor a esta comunidad de sordos, todos hablantes de la LSM. Es un centro católico con espiritualidad claretiana. Los padres de familia ocupan un lugar primordial, pues trabajamos conjuntamente con ellos. También contamos con un grupo de voluntariado de jóvenes del Centro Universitario México, que nos apoyan con diversas actividades para conseguir donativos para la educación de los sordos de nuestro instituto. Experiencia personal A lo largo de 11 años he tenido la oportunidad de prestar el servicio misionero como responsable de la pastoral de sordos y director del Centro Clotet, en beneficio de adolescentes y jóvenes que necesitan ser escuchados y tratando de dar voz a sus necesidades. Yo, como tú, soy oyente, sin embargo, me he acercado a esta comunidad minoritaria de la sociedad de alumnos, profesores, padres de familia y voluntariado que me han permitido conocer su lengua de señas y su cultura. En medio de un silencio profundo, he aprendido a comunicarme con ellos y a estar cerca de sus necesi-

dades cotidianas, dándole voz a sus manos para que sean escuchados. También he compartido historias de éxito, comprobando que los sordos son capaces de realizar cualquier actividad, cuando tienen la oportunidad de valerse por sí mismos. En pláticas con padres de familia siempre se preguntan ¿por qué me tocó un hijo sordo? Y lo ven como una desgracia, cerrándose ante la oportunidad de aprender de un mundo donde el silencio también es parte de la vida. Cuando comparten sus sentimientos con otros papás se dan cuenta de que no son los únicos y llegan a la aceptación y a comprender que son bendecidos en muchas maneras. En México hay un rezago educativo en la educación especial para sordos, ciegos y cualquier otra discapacidad. En la actualidad existen pocas oportunidades para los sordos, ya que hay pocas escuelas especiales donde se puedan formar de manera integral. El Centro Clotet se caracteriza por respetar la lengua de señas y por la formación cristiana que reciben los alumnos, los padres de familia y el personal. Aún hay mucho por hacer. Uno de los retos más significativos es hacer una investigación para saber con precisión cual es la mejor metodología para que el sordo pueda tener acceso al español escrito como segunda lengua.


Foto: Saint Luke - Guido Reni - 1621

Gotitas bíblicas

San Lucas Evangelista

M

Ernesto Bañuelos C.

ucho se puede decir del evangelista san Lucas: fue médico de san Pablo en Roma (Col 4,14) y de hecho lo acompañó en sus viajes desde el año 50. En la Epístola a Filemón dice al despedirse: Te saludan Epafras… Marcos… y Lucas, mis colaboradores (Fil 1,24). A él se le atribuye el evangelio que lleva su nombre desde muy antiguo. El empeño que ponía en su trabajo lo manifiesta cuando dice al principio del Evangelio: Después de haber investigado cuidadosamente todo desde el principio, también a mí me ha parecido bueno escribir un relato ordenado (Lc 1,3). Es muy probable que el libro de los Hechos de los Apóstoles haya pretendido ser una segunda parte del Evangelio. El Evangelio de Lucas fue escrito en griego hacia los años 64-65, cuando Pablo se hallaba en Roma, y que los destinatarios hayan sido cristianos de origen no judío. Se dice que es el mejor redactado y emplea un

griego exquisito. En la investigación de que habla al principio del Evangelio es probable que haya recibido información de la Virgen María, ya que es quien más detalles nos da de la Anunciación, de la visitación a Isabel, de la Natividad y de la infancia de Jesús; incluso nos habla de los sentimientos de la Virgen cuando dice que (María) guardaba con cuidado todas estas cosas, meditándolas en su corazón (Lc 3,51). Lucas es profundamente humano, pone cuidado en mencionar la actitud de Jesús con respecto a las mujeres, insiste en la predicación de Jesús sobre la pobreza y la misericordia (en su Evangelio encontramos las parábolas que ilustran la misericordia de Dios). En fin, Lucas hace resaltar la acción del Espíritu Santo en la historia de la salvación, particularmente en el libro de los Hechos. A Lucas se le representa con un toro, tal vez porque era el animal de los sacrificios y una de las primeras escenas de su Evangelio ocurre en el santuario donde Zacarías servía. Presencia Apostólica

17


Reflexión

Saber agradecer

Román Ángel Moreno, CMF

Gratuitamente han recibido, gratuitamente deben dar. (Mt 10,8)

T

al vez la palabra que más repetimos los humanos en todas las lenguas es “gracias”. Pero hasta qué punto para muchísimos es sólo una forma de cortesía o de costumbre que se dice sin pensar en su significado. Y, sin embargo, la gratitud, para que realmente sea tal, no es únicamente algo espontáneo, sino reflexivo; en la lengua alemana danken proviene de denken, que significa pensar, reflexionar. Mientras que en la lengua española, la palabra “gracias” proveniente del latín gratia (don) nos está hablando de que hemos recibido algo gratuitamente, es decir, un regalo por el que no hemos pagado y por ello no podemos pagar, sino con un “gracias”. Nos estamos alejando, por tanto, del concepto de paga o recompensa. 18

Presencia Apostólica

Frente a lo que nos es regalado, no es permitido pagar ni el que regala podrá exigir una recompensa. Todo esto está implicado en las relaciones existentes entre el dar y el recibir.

Se requiere madurez para agradecer

Pedir y agradecer por lo recibido pertenecen a la realidad de una persona que ha madurado y evolucionado humana y éticamente. Un animal sin domesticar no pide, ni mucho menos agradece: su conducta consiste en arrebatar o en ingeniárselas para obtener lo que desea. La persona que ha madurado, por el contrario, “sabe” o ha reflexionado sobre el hecho de que su misma existencia, tanto en su origen como en su continuidad, no es algo que dependa de ella o que se lo haya “merecido” por su propio rendimiento: Alguien fuera de

mí, me lo está concediendo y por ello me veo impulsado, como fruto de mi reflexión, a agradecérselo. Tal vez nos ha ayudado a comprender mejor esto el haber experimentado en ocasiones el fracaso en las expectativas que teníamos en los otros, así como las pérdidas sufridas. Y precisamente aquellas experiencias nos hacen valorar más y agradecer las dádivas subsecuentes. En relación con esto usamos la frase “Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido.” Los niños y los jóvenes, tal vez precisamente por no haber tenido ese tipo de experiencias, no son tan conscientemente agradecidos, y a veces lo son sólo por educación o cortesía y no tanto desde lo profundo. Aquí volvemos a afirmar la necesidad de cierto grado de madurez humana para realmente saber agradecer.


Quien no agradece tiene una carencia

que también enriquecen el ejercicio de la libertad humana. La gratitud implica en primer La gratitud no sólo tiene que ver con la reflexión sobre el pasado, ni lugar reconocer, aquí entra la masólo con el gozo presente del don ravilla, la admiración al sentirse que acabo de recibir, sino que indi- regalado, valorar la vida, las persoca una confianza en el futuro: si se nas alrededor nuestro, el don recime ha regalado ayer, se me seguirá bido, etcétera. Los checos cuando regalando mañana… Nadie tiene reciben un regalo inmediatamente la vida comprada, pero mi expe- lanzan un grito de alegría: “¡Yeehh!” Por otra parte, riencia de haber sido la gratitud implica amado me seguirá La gratitud imapreciar y expresar estimulando la eslo sentido en el coperanza de seguirlo plica apreciar y expresar lo razón, aquí entra la siendo y de recibir palabra: “¡gracias!” “gracia tras gracia” sentido en el ¿No hemos acaso (cfr. 1Jn 1,16). corazón. experimentado que Por todo ello la gratitud no es en principio de el agradecer sinceramente cambia cuentas una virtud exclusivamente incluso el rostro seco e indiferente cristiana o religiosa , sino que per- de un prestador oficial de servicios? tenece al comportamiento básico Hay quienes para dejar sentir la indel ser humano como individuo o tensidad de su agradecimiento usan como comunidad. De manera que las expresiones “mil gracias” o “un quien no agradece no es ni siquie- millón de gracias”. Finalmente, y si es posible, pora “humano”. Si alguien no sabe decir “gracias”, desde el corazón, demos dar algún signo personal quiere decir que a su “humanidad” de acercamiento a la persona que le está faltando algo esencial, está nos está regalando. Un beso, un abrazo, una mirada intensa... No muerta en parte. se trata de devolver el favor para Lo mejor de la vida es gratis ¡Qué triste es la vaciedad de aquel “quedar a mano”, ni de agradecer que cree que todo le es debido o de con la intención de recibir aún quien movido por una mentalidad de consumo cree poder comprarlo y pagarlo todo! Ha excluido de su vida tontamente todo tipo de gratuidad. No se ha dado cuenta de que los mayores dones de la vida, como la misma felicidad, son inmerecidos, es decir, ¡gratuitos! Y ¡qué contraste con quien, desde despuntar el día hasta el terminarlo, canta lleno de júbilo y gratitud por su existencia, expresando, como los pajarillos, su alabanza a la vida que se le ofrece gratuitamente! Saber pedir favores y agradecer dones (en contraste con querer comprarlos) son gestos

mayores beneficios, sino más bien reconocer la generosidad ajena y mostrar sencillamente la propia necesidad de sentirse amado y regalado. José Martí decía: “La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes.” Mi padre nos insistía: “Sean agradecidos, sean agradecidos siempre, aun con aquellos con quienes después se hayan puesto tensas las relaciones.” Por eso me agradó mucho una frase de Claude Boiste que una vez me mandaron por correo electrónico: “Escribe las injurias en la arena, graba los beneficios en el mármol.”

“Cuando bebas agua recuerda siempre la fuente”

En aquella ocasión en que habiendo curado Jesucristo a diez leprosos sólo uno de ellos volvió a agradecerle, Él se sorprendió de que los otros nueve no hubieran tenido ni siquiera ese reconocimiento humano (cfr. Lc 17,18). Cuando agradecemos sabemos en último término que todo lo que se nos regala directa o indirectamente procede de Dios, por ello es válido el proverbio chino: “Cuando bebas agua recuerda siempre la fuente.” Vive intensamente para agradecer: ¡Acércate a las flores y huélelas!, ve lo que sucede a tu alrededor, piensa en el bien que te hacen aquellos con quienes convives; si es posible haz una lista de diez cosas que normalmente recibes de ellos. Aprecia, ¡aprecia!, nadie agradece lo que no nota, lo que no disfruta. Canta desde lo profundo la canción de Violeta Parra: “¡Gracias a la vida, que me ha dado tanto...!” Y cuando termines de agradecer, di todavía: “Gracias, Señor, porque me es concedido decir ¡Gracias!” Presencia Apostólica

19


La

Palabra mayo-junio

3

5º domingo de Pascua Jn 15,1-8 (…) Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí, se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos.” Sabemos que la vid es la planta o arbusto, cuyo fruto es la uva, de la cual se obtiene el vino. El ejemplo que nos pone Jesús, utilizando esta planta, nos habla de una manera de estar tan conectados con él que seremos como las ramas de la 20

Presencia Apostólica

vid que es él. Como ramas de ese árbol, daremos un fruto dulce y útil que proviene de Jesús. En esta lectura, Jesús nos invita a permanecer en él. Si una rama se mantiene en el árbol, está viva y saludable; si se separa de él, se seca y muere. La manera de permanecer conectados con Jesús es amándonos y respetándonos unos a otros. Ahora reflexionemos en la última frase de esta lectura: “La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos.” Jesús nos dice que viviendo plenamente, realizando nuestros sueños personales, desarrollando nuestras aptitudes y poniéndolas al servicio de los demás —que sería la forma de manifestarnos como discípulos suyos— es la manera en que podemos dar gloria a Dios. Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

Mayo

10

Mayo

6º domingo de Pascua Jn 15,9-17 (…) Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos, que el que da la vida


por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes les llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros.”

Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

De la Palabra a la acción

La invitación de Jesús a permanecer en su amor y, por lo tanto, en el del Padre nos habla de vivir muy cerca de Dios. Si vivimos así, tendremos su alegría, una alegría plena. Jesús nos dice que la clave para permanecer en esta unión es amarnos los unos a los otros. Vivir en el amor de Jesús y, por lo tanto, en su alegría plena implica amar a todas las personas, sin excepciones. Si cumpliéramos esto nuestro mundo sería transformado por completo. De pronto el hambre y las necesidades de todos los hombres y mujeres nos preocuparían y nos ocuparían, por la simple razón de que los amamos y no podemos quedarnos con los brazos cruzados.

17

Mayo

La Ascensión del Señor Mc 16,15-20 (…) Se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos.” El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y

proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. La Ascensión de Jesús no implica una ausencia, sino una nueva forma de presencia. Este acontecimiento implica también el inicio de la misión para los que permanecemos en el mundo. Jesús nos encomienda continuar su misión, impulsados y animados por su Espíritu. No estamos solos, su Espíritu nos acompaña y nos da la fuerza para realizar signos actualizados de su presencia entre nosotros y así mostrar que somos sus testigos. De este modo, la Ascensión es la eterna compañía de Jesús resucitado entre nosotros y además, la toma de conciencia de la responsabilidad que tenemos para continuar, aquí y ahora, lo que Él dijo e hizo.

Mayo

24

Domingo de Pentecostés Jn 20,19-23 Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes.” Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo.” Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar.” Tal como fue prometido por Jesús, Pentecostés es el momento de recibir al Espíritu Santo. Como nos dice la narración de Juan, antes de la llegada del Espíritu los discípulos estaban encerrados, aislados Presencia Apostólica

21


por el miedo, necesitados de la fuerza y del impulso del Espíritu, como tal vez estamos muchos de nosotros. El mensaje que Jesús nos da con insistencia en este momento, antes de su Ascensión, es que quiere que tengamos paz, la paz de su Espíritu. Cuando más necesitemos sentir esa paz, recordemos que el Espíritu Santo habita en nosotros y que su amor nos da alegría y seguridad. El Espíritu Santo impulsó y guió a los apóstoles para que realizaran su misión. A nosotros también nos impulsa a trabajar por un mundo justo donde todos los hombres y mujeres vivan con dignidad y donde abunden sus frutos: “amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio propio…” (cfr. Gál 5,22-24).

Mayo

31

La Santísima Trinidad Mt 28,16-20 (…) Los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” El final de este evangelio de Mateo cierra las apariciones de Jesús Resucitado y nos abre al compromiso misionero de todo creyente de trabajar para “hacer discípulos” a todas las naciones, a través del bautismo y la evangelización. Esta tarea la realizamos con la confianza en que Él nos acompaña en todo momento. La manera más contundente de enseñar a otros a cumplir lo que Jesús nos ha enseñado es a través de nuestras propias acciones. Jesús nos dio el mandato 22

Presencia Apostólica

Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

De la Palabra a la acción

de amarnos y nuestras acciones deben hablar de nuestro amor. Tengamos muy presente que la palabra convence, pero el ejemplo arrastra.

Junio

4

El Cuerpo y la Sangre de Cristo Mc 14,12-16.22-26

El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?” Él les dijo a dos de ellos: “Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: «El maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?» Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena.” Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen: esto es mi cuerpo.” Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.” Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos. Los preparativos de Jesús para su Última Cena nos muestran que él sabía lo que iba a pasar y por qué iba a pasar. Jesús comprende en todo momento el sentido de su muerte y nos lo hace comprender a través del pan y el vino que representan su cuerpo y su sangre, es decir su persona que se ofrece por nuestra salvación. Al recibir el cuerpo y la sangre de Cristo y responder “amén” nos comprometemos a seguir los pasos de nuestro Maestro y ofrecemos también nuestra vida en bien de los demás.


De la Palabra a la acción

7

Domingo Mc 3,20-35

(…) Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco. Los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús: “Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera.” Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: “¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos, no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa. Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno.” Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo. Llegaron entonces su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan.” Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.” Tomemos para nuestra reflexión la última idea que nos presenta esta lectura. Jesús nos ofrece una gran noticia. Somos su familia, su madre y sus hermanos, cuando buscamos, como Él, cumplir la voluntad de Dios que consiste en que nos amemos unos a otros. Jesús nos abre al horizonte de una gran familia, unida ya no por la sangre, sino por el espíritu de quienes reconociendo a Dios como su Padre

y a Jesús como su Hermano se comprometen con la fuerza del Espíritu Santo a trabajar y a transformar la realidad promoviendo el amor y la justicia. Esforcémonos por ser cada día hermanos de Jesús cumpliendo en todo la voluntad de Dios.

Junio

14

Domingo Mc 4,26-34

(…) Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.” Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra.” Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado. Ilustración: Cerezo Barredo • www.servicioskoinonia.org

Junio

Cuando vemos un árbol gigante y con muchos años de vida siempre es impresionante pensar que proviene de una diminuta semilla. De la misma manera, una intención, una palabra, una idea, tienen el potencial de convertirse en algo grandioso que beneficie al mundo. Así, nosotros no podemos saber en qué se puede transformar un pequeño acto de generosidad o un gesto de amor. Esas actitudes nuestras, por pequeñas que parezcan, pueden hacer una gran diferencia en la vida de otras personas. Estas parábolas de Jesús nos motivan para vivir sembrando las semillas del Reino y nos ensePresencia Apostólica

23


ñan que estas semillas tienen en sí mismas el poder y el potencial para crecer sin que nosotros sepamos cómo lo hacen. La parábola del grano de mostaza nos ayuda a confiar en la fuerza del Reino de Dios, pues de la semilla más pequeña nace el mayor de los arbustos. El ejemplo de las aves nos habla del sentido universal y generoso del Reino que es capaz de recibir y cobijar a todos los que lo necesiten.

Junio

21

Domingo Mc 4,35-41

Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla del lago.” Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas. De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” Él se despertó, reprendió al viento y dijo al mar: “Cállate, enmudece.” Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo: ¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?” Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: “¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?” Cuando las cosas se complican en nuestras vidas tenemos la sensación de estar en medio de una tormenta. A veces, cuando más nos afectan personalmente, llegamos a sentir que la tormenta está dentro de nosotros. Jesús tiene el poder para decir a esa tormenta: “Cállate, enmudece” y calmar así nuestros temores. Los discípulos aún no tenían suficiente fe como para permanecer tranquilos en medio de la tormenta, pero sabían a quién acudir, ¿dónde podían estar más seguros que en la barca de Jesús?

28

Junio

Domingo Mc 5,21-43

(…) Cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se quedó en la orilla y ahí se le reunió mucha gente. Entonces se acercó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con insistencia: “Mi hija está agonizando. Ven a imponerle las manos para que se cure y viva.” Jesús se 24

Presencia Apostólica

fue con él y mucha gente lo seguía y lo apretujaba. Entre la gente había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y había gastado en eso toda su fortuna, pero en vez de mejorar, había empeorado. Oyó hablar de Jesús, vino y se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto, pensando que, con sólo tocarle el vestido, se curaría. Inmediatamente se le secó la fuente de su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba curada. Jesús notó al instante que una fuerza curativa había salido de él, se volvió hacia la gente y les preguntó: “¿Quién ha tocado mi manto?” Sus discípulos le contestaron: “Estás viendo cómo te empuja la gente y todavía preguntas: «¿Quién me ha tocado?»” Pero él seguía mirando alrededor, para descubrir quién había sido. Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a sus pies y le confesó la verdad. Jesús la tranquilizó, diciendo: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad.” Todavía estaba hablando Jesús, cuando unos criados llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle a éste: “Ya se murió tu hija. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?” Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: “No temas. Basta que tengas fe.” No permitió que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús el alboroto de la gente y oyó los llantos y los alaridos que daban. Entró y les dijo: “¿Qué significa tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, está dormida.” Y se reían de él. Entonces Jesús echó fuera a la gente, y con los padres de la niña y sus acompañantes, entró a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: “¡Talitá, kum!”, que significa: “¡Óyeme, niña, levántate!” La niña que tenía doce años, se levantó inmediatamente y se puso a caminar. Todos se quedaron asombrados. Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie y les mandó que le dieran de comer a la niña. Esta lectura nos muestra la preocupación de Jesús por la salud, el bienestar y la vida de todas las personas. El evangelio nos muestra también las actitudes de quienes son curados. Se trata de personajes que se acercan, creen y confían, a tal grado que Jesús les dice que es su fe la que los cura. Tener fe es vivir abiertos a la acción de Dios. Aunque nosotros no podamos tocar físicamente a Jesús, como la mujer del evangelio, sí podemos ser tocados por su amor, y así ser sanados.




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.