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Tema 4: Inclusión

Inclusión desde la familia:

La Inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la activa participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los procesos sociales, culturales y en las comunidades (Unesco, 2005).

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LA INCLUSIÓN ES NECESARIA SI QUEREMOS:

• Un mundo más equitativo y respetuoso frente a las diferencias. • Beneficiar a todas las personas independientemente de sus características, sin etiquetar ni excluir. • Proporcionar un acceso equitativo, haciendo ajustes permanentes para permitir la participación de todos y valorando el aporte de cada persona a la sociedad.

La familia es la unidad colectiva natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a recibir protección de esta y del Estado. Para que una persona pueda desenvolverse adecuadamente en la sociedad es necesario que cuente primero con la posibilidad de ser incluido en un proyecto Familiar.

Es por ello que se hace necesario que desde el momento en que un nuevo integrante forma parte de la familia, tomemos conciencia de que es un ser humano en constante cambio y que con sus características y capacidades personales debe aprender a desenvolverse en el mundo, aportar a la sociedad y desarrollarse como una persona autónoma, con capacidad de decisión y sujeto de derechos y deberes.

PARA QUE UNA FAMILIA SEA INCLUSIVA ES PRECISO:

• Revisar las propias creencias y mitos que van construyendo nuestras actitudes en especial frente a algunos grupos de personas y que afectan el comportamiento que tenemos hacia los propios integrantes de la familia. • Establecer normas y límites ya que crecer implica aceptar que durante toda nuestra vida tenemos que enfrentarnos con lo que necesitamos y no tenemos, o no podemos, y esas carencias serán motor para la búsqueda y el esfuerzo. • Formar en la máxima autonomía posible en cada etapa de la vida, partiendo del reconocimiento de lo que pueden ofrecer los demás como primer paso para hacer por uno mismo todo lo que sea posible en cada momento, eligiendo, experimentando, exponiéndose al fracaso y aprendiendo a elaborar las frustraciones; de manera que contribuyamos con la construcción de autonomía.

• Buscar los apoyos necesarios (con otras personas o redes de personas, objetos o servicios) que respondan a las necesidades particulares para asegurar el desarrollo de capacidades, incremento de la autonomía, participación en la vida social y el alcance de metas personales.

Los apoyos construyen solidaridad, concepto importante en una sociedad inclusiva. • Promover una autoimagen positiva considerando las fortalezas y necesidades de cada uno. • Garantizar la participación activa de los integrantes de la familia en la vida y en las decisiones familiares, respetando la postura y opinión de cada uno.

Inclusión con perspectiva de género:

La incorporación de la perspectiva de género es una estrategia o un proceso mediante el cual se logra la igualdad entre hombre y mujer.

Por un lado, podemos afirmar que existen políticas, programas y estructuras institucionales para remediar las desigualdades y preservar la igualdad entre ambos sexos.

Por el otro, supone que se están adoptando medidas destinadas a atender las necesidades y prioridades específicas de los hombres y las mujeres, ya sea por separado o en conjunto.

Los enfoques participativos, como el desarrollo económico local, exigen no solo una representación equilibrada de los hombres y las mujeres que participan en el proceso, sino también la creación de las condiciones necesarias para que todos los participantes expresen libremente sus opiniones y las defiendan. Además, es necesario que la planificación y puesta en práctica de las estrategias de desarrollo económico local respondan de verdad a las preocupaciones específicas, y a veces disímiles, de los hombres y las mujeres.

Cuando se incorpora efectivamente la perspectiva de género en los procesos de desarrollo económico local, se logran cambios fundamentales en las relaciones de poder entre ambos sexos.

La incorporación de la perspectiva de género no consiste simplemente en añadir un

“componente femenino” ni un “componente de igualdad entre los géneros” a una actividad existente. Es asimismo algo más que aumentar la participación de las mujeres. Significa incorporar la experiencia, el conocimiento y los intereses de las mujeres y de los hombres para sacar adelante el programa de desarrollo.

Puede entrañar la determinación de cambios necesarios en ese programa. Quizás requiera cambios en los objetivos, estrategias y acciones para que hombres y mujeres a un tiempo puedan influir y participar en los procesos de desarrollo y beneficiarse de ellos.

El objetivo de la inclusión de la perspectiva de género es, por lo tanto, transformar las estructuras sociales e institucionales desiguales en estructuras iguales y justas para los hombres y las mujeres.

En las esferas donde las mujeres o los hombres se encuentran en una posición de especial desventaja por haber sido víctimas de la discriminación, tal vez sea necesaria la acción positiva para paliar el desequilibrio. Se trata de medidas provisionales y específicas en favor de las personas de un sexo o del otro, que confieren ciertas ventajas al grupo desfavorecido y le permiten participar en la labor de desarrollo y beneficiarse de ella en pie de igualdad.

Con todo esto no queremos decir que no tenga que haber procesos específicos dirigidos a las mujeres, ya que las necesidades estratégicas y básicas de las mujeres y de los hombres no son iguales.

Creemos que debe haber procesos específicos también para hombres en base a sus necesidades. Y como no, también se tienen que dar procesos en común para poder ir avanzando entre ambos sexos.

Debemos entender que cualquier proceso, o proyecto de cooperación con la perspectiva de género introducida, puede ser un proceso o proyecto dirigido a mujeres, a hombres o a mujeres y hombres de manera conjunta. Es decir que, por ejemplo, un proyecto de cooperación dirigido a hombres para la deconstrucción de los roles de la masculinidad hegemónica de una población concreta también es un proyecto de género. De la misma manera que un proyecto de empoderamiento a mujeres rurales, también lo es. Hay que romper con la idea que cuando hablamos de necesidades de las mujeres, solamente veamos a las mujeres, ya que van en relación con los hombres; y viceversa, si hablamos de los problemas de los hombres, no debemos visualizar solamente a los hombres.

REFLEXIONEMOS

¿Qué tan inclusiva es nuestra familia? ¿Quiénes toman las decisiones en tu hogar? ¿Qué nivel de participación o involucramiento tienen los miembros del núcleo familiar? ¿Qué podemos hacer para fomentar la inclusión?

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