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Tema 3: Participación y liderazgo de la mujer en la sociedad

Tema 3:

Participación y liderazgo de la mujer en la sociedad

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La mujer siempre ha tenido un papel muy importante en la sociedad desde la antigüedad cuando se encargaba de la cosecha y recolección, además del cuidado de la familia. Al correr de los años, con las muchas batallas que tuvo que emprender demostró que sus capacidades iban más allá de lo que culturalmente se les impuso.

Sin dejar de lado su papel predominante en el hogar como formadoras de seres humanos y eternas cuidadoras de su núcleo, se abrieron paso en un entorno francamente patriarcal y hasta machista, que si bien no facilitó su desarrollo profesional y académico no impidió el inminente encuentro de la mujer con la necesidad de su participación activa en todos los aspectos sociales, tales como la economía, la política, la tecnología, la ciencia, el arte y la cultura, entre otros. Consumándose como protagonista y ya no como mera observadora.

En tiempos antiguos las mujeres eran consideradas propiedad de un hombre, primero del padre y luego del esposo, en donde intervenía la decisión o la conveniencia de la familia y no la voluntad de ella, lo cual generaba que se dedicaran enteramente a las labores del hogar.

Pero décadas más tarde con las grandes guerras, a la mujer se le permitió el trabajar en fábricas porque se necesitaba mano de obra ya que muchos hombres estaban combatiendo en la guerra y esto conllevó a un cambio en las relaciones de género y con todo esto se dejó de considerar como el sexo débil.

Todo esto ha conducido a lo que las mujeres son en la actualidad: esposas, madres, trabajadoras, profesionales en una diversidad de ramas, políticas, artistas, entre muchas cosas más. La mujer puede estudiar o trabajar en lo que le guste o le apasione ya que se ha ganado su lugar en diferentes ámbitos: cultural, social, laboral, político y hasta religioso, por nombrar algunos, a pesar de todos los obstáculos que la misma sociedad les impone.

La mujer ya no desempeña un solo rol porque en la actualidad son independientes y autónomas, mucho de esto también tiene que ver con la situación económica que tiene el país; hoy en día, la fuerza de trabajo que constituyen significa no sólo su participación en el mundo laboral, sino también en la creación de empleos, con lo cual podemos observar el doble papel que juega, primero en el hogar, pero no menos importante en su desarrollo personal y de las economías de los países.

Si existe un tema que ha sido profusamente abordado y analizado en el ámbito del desarrollo en todos los países del mundo, éste ha sido sin duda el del género y concretamente el rol que desempeñan las mujeres en la mejora de las condiciones socioeconómicas y políticas de las sociedades.

Es cierto que la realidad de la mujer es diferente dependiendo del lugar geográfico en el que se encuentre ubicada. La gran diversidad de países que conforman el planeta provoca que nos encontremos con múltiples modelos aplicables a la situación en la que se encuentra una determinada mujer. Cada país regula las relaciones de género de manera diferente, de tal forma que las mujeres se ven integradas o apartadas de la sociedad en mayor o menor medida y dependiendo de la estructura sociocultural de cada sociedad. Generalmente, suele haber una corresponsabilidad entre una mejor situación de la mujer en países desarrollados frente a una situación de mayor discriminación en los países en vías de desarrollo.

El rol de la mujer en cada una de las sociedades depende de muchos factores que condicionan su vida, como son la cultura, las tradiciones, la religión, etc.

El rol de la mujer se ha circunscrito, desde el inicio de la construcción de la sociedad, al ámbito estrictamente del cuidado del hogar. Progresivamente, la mujer fue asumiendo otros roles en el ámbito público tras las reivindicaciones llevadas a cabo para conseguir avanzar en las conquistas que el otro género, los hombres, ostentaban de acuerdo con la propia evolución del mundo.

La lucha de las mujeres en los países desarrollados se originó gracias al acceso progresivo de la mujer a la educación formal, plataforma fundamental que les proporcionó un arma muy poderosa de formación e información a través de la cual canalizaron sus aspiraciones y reivindicaciones sociales y políticas, así como su integración en el mercado laboral. Este acceso ha permitido el inicio del proceso y, aunque queda todavía mucho camino por andar, el trecho recorrido coloca a la mujer si no en un nivel igualitario con el hombre, sí en unos niveles de igualdad muy superiores a las mantenidas en épocas pasadas.

La autonomía de la mujer comienza por su independencia económica, un elemento clave para el disfrute del resto de derechos, por lo que la integración de la mujer al mercado laboral es esencial, aun cuando siguen existiendo aspectos muy controvertidos como son la igualdad de retribución por un mismo cargo desempeñado y la conciliación laboral y familiar.

¿Y QUÉ HAY DEL LIDERAZGO?

Las mujeres son a menudo líderes dinámicas, promotoras del cambio que impulsan. Su participación es fundamental para la gobernanza democrática. Sin embargo, las mujeres todavía tienen mucho camino por recorrer para conseguir la igualdad de representación en puestos de poder y liderazgo.

Tal como lo reconoce la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) “La participación de las mujeres en todas las esferas de la vida social, en igualdad de condiciones con los hombres, es indispensable para el desarrollo

pleno y completo de un país”. Sin embargo, en el mundo entero, ninguna sociedad ha logrado aun garantizar la plena participación de las mujeres, reconocer y potencializar su liderazgo y representar sus agendas y necesidades en las políticas públicas.

La promoción del liderazgo y participación política de las mujeres es fundamental para fortalecer la democracia y la gobernabilidad. El liderazgo y participación de las mujeres es un asunto del fortalecimiento de la democracia como un sistema político y social capaz de incluir y representar a toda la ciudadanía, y genera beneficios para toda la sociedad.

El liderazgo y la participación política de las mujeres están en peligro, tanto en el ámbito local como mundial. Las mujeres tienen poca representación no sólo como votantes, también en los puestos directivos, ya sea en cargos electos, en la administración pública, el sector privado o el mundo académico. Esta realidad contrasta con su indudable capacidad como líderes y agentes de cambio, y su derecho a participar por igual en la gobernanza democrática.

• Las barreras estructurales creadas por leyes e instituciones discriminatorias siguen limitando las opciones que tienen las mujeres para votar o presentarse a elecciones y • Las brechas relativas a las capacidades implican que las mujeres tienen menor probabilidad que los hombres de contar con la educación, los contactos y los recursos necesarios para convertirse en líderes eficaces. • Algunas mujeres han conseguido superar estos obstáculos, y han sido muy elogiadas por ello, a menudo influyendo positivamente en la sociedad en su conjunto. No obstante, en términos generales, hay que seguir trabajando para lograr la igualdad y equidad de oportunidades para todas y todos.

Las mujeres se enfrentan a dos tipos de obstáculos a la hora de participar en la vida política:

CARACTERÍSTICAS Y VENTAJAS PROPIAS DEL LIDERAZGO FEMENINO:

Si reconocemos que las mujeres y los hombres han sido socializados de forma diferente, es lógico deducir que el liderazgo femenino tendrá características particulares. Como resultado de la experiencia de la socialización femenina, las mujeres han desarrollado habilidades de percepción y de manejo de la subjetividad, lo que les permite identificar fácilmente las necesidades de otros y otras, e inclusive entender aspectos más cualitativos del personal o las comunidades, por ejemplo.

Otra de las fortalezas de las mujeres consiste en su capacidad de negociación y habilidad para las acciones en conjunto, lo cual contribuye a crear una visión holística e integral de su trabajo. La evolución de las sociedades demanda nuevos estilos de liderazgo. Frente al modelo tradicional, en el que predomina la autoridad, el control, la excesiva jerarquización y la orientación a los resultados, se requiere un cambio hacia nuevas formas de dirigir.

En una nueva cultura, las personas líderes deben ser más eficaces y actuar acorde con las demandas actuales, impulsar sus grupos, transmitirles entusiasmo, confianza y credibilidad. Para ello, debe minimizar las jerarquías, fomentar la aceptación de responsabilidades y desarrollar las capacidades de cada una de las personas que le rodean. Las personas líderes deben ser flexibles y tolerantes para adaptarse al constante cambio, han de ser buenas comunicadoras, saber escuchar, valorar la diversidad y reconocer las necesidades individuales. Es aquí donde el papel de la mujer como líder retoma importancia, ya que muchos de estos rasgos, ahora tan valorados, son propios de la forma de dirigir femenina.

REFLEXIONEMOS

¿Qué piensas de la participación y liderazgo femenino? ¿Consideras que con el paso del tiempo las mujeres tienen mayor participación y liderazgo? Y tú ¿Cómo es tu participación? ¿Te consideras una persona líder?

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