Quito - Ecuador
Cines y teatros del centro histรณrico de Quito
GA L E RI A
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(Agosto -2018)
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Investigación y redacción: Claudia Ramón Portada: Fachada del Teatro Atahualpa Fotografia: Claudia Ramón Joel Gavilanes Archivo Histórico Publicación independiente por:
Agosto 2018 E-mail: visualkachina255@hotmail.com Quito – Ecuador Se permite la reproducción del contenido de esta publicación citando la fuente.
Butacas - Teatro Bolívar Fotografía: Joel Gavilanes
SOBRE ESTA EDICIÓN
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uneta y Galería es una publicación independiente, que busca activar e incluso crear memoria alrededor de un fenómeno de especial particularidad en el país y en la ciudad de Quito; el surgimiento del cine. Este es tan solo un acercamiento a una de las tantas historias que arroja la memoria, una historia que permanece en la mente de sus personajes y perece en los espacios que la vieron y ahora están en el olvido. El surgimiento del cine en la ciudad de Quito tiene un valor memorable, cambió en muchos sentidos la cotidianidad de los quiteños y creó un sinnúmero de vivencias que toda una generación sin duda recuerda. Esta edición es una versión resumida de una investigación que abarca no sólo los espacios de exhibición cinematográfica en la ciudad de quito: cines y teatros, que se despliegan en este tomo, sino también el nacimiento del séptimo arte y su llegada a la región (Latinoamérica) y por consiguiente su asentamiento en el Ecuador. La investigación completa se encuentra compilada en la revista digital “luneta”, disponible y publicada en el portal Issuu.com desde mediados de 2017. De la maravillosa experiencia artesanal de convertir las ideas en materia, en una coincidencia tácita entre las letras, la tinta y el papel, ha surgido esta publicación autogestiva, en el taller de Kachina en varios días, tardes, noches y madrugadas de trabajo. Gracias por leernos, sentirnos, guardarnos y conservarnos en la memoria…
Claudia Ramón
JULIO álvarez UN LOCO SOÑADOR
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teatro cumanda ¿QUÉ LE DEPARA EL FUTURO AL TEATRO ATAHUALPA?
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el CINE DEL PASAJE ROYAL EDÉN
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VELOZ EL PROYECCIONISTA
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cronología de los cines y teatros del centro histórico de quito
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el único cine continuo que sobrevive en el centro histórico
CÓMO ERA IR AL CINE EN EL SIGLO XX
Solemne inauguración del Teatro Bolívar
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Un recorrido por el centro histórico
Al caminar por uno de los centros históricos más amplios, antiguos y mejor conservados de toda Latinoamérica, uno puede dejarse llevar y empezar a imaginar o reconstruir historias; en cada esquina, en cada bella construcción, en sus personajes.
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Así fue que surgió esta historia y esta ruta con la ubicación de los cines y teatros que en el siglo pasado fueron los protagonistas principales de la ciudad.
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TEATRO PUERTA DEL SOL
Compañia de Teatro ensayando: Ministerio de Cultura y Patrimonio, A.H.
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a Historia del Teatro Puerta del sol es la historia de la Avenida 24 de Mayo, la historia de sus moradores y un pedacito de la historia de Quito, para hablar de el debemos hablar primero de su ubicación y sus personajes. Aunque la “24” ha sido reconocida en los últimos años como una zona peligrosa, donde la delincuencia y la prostitución están a la orden del día, esto no siempre fue así. Esta calle es una de las arterias principales del centro histórico, un lugar emblemático, y además un espacio lleno de historia. Allá por el año 1922 el recién inaugurado y primer bulevar de la ciudad era el que atravesaba la novedosa, moderna y
concurrida “Avenida 24 de Mayo”. Donde se había ubicado desde el año 1914 el Teatro Puerta del Sol, una de las principales atracciones de la zona en aquellos días. El trajín matutino en la zona también se debía en gran parte a la presencia de la Cervecería Victoria, ubicaba junto al teatro, ambos atraían por su actividad comercial a múltiples visitantes. En los años 20 y 30 ir al Teatro Puerta del Sol era un verdadero lujo, pues a la fecha existían pocos establecimientos que se dedicaban a la exhibición cinematográfica, además no toda la población podía permitirse pagar la entrada.
En sus días de mayor esplendor este teatro vio las mejores series cinematográficas de antaño, presenció también a distinguidas señoritas y jóvenes en sus mejores galas, fue testigo de noches de entretenimiento interminables, agasajos, festejos y un sinfín de actividades más, que congregaron a la sociedad capitalina del siglo XX.
El teatro perteneció al señor Jorge Cordovez hasta 1933, año en el que decidió vender todas las salas de su cadena a los hermanos Mantilla Jácome, dando paso a la constitución de la Empresa de Teatros y Hoteles de Quito. Hasta los años 40 la actividad que primó en este espacio y en otros de la misma índole fue el teatro y no el cine como tal.
El cronista de la ciudad Alfonzo Ortiz comenta que en esta época empieza la decadencia del teatro, pues ya no llegaban como antes; artistas que gracias al ferrocarril venían en tres o cuatro vagones junto a los escenarios, equipos y toda la indumentaria necesaria para montar un buen espectáculo. El cine empezaría a ganar más protagonismo desde entonces. Para la década de los 50 las elites que habitaban la zona se mudan hacía las periferias de la ciudad; hacia el norte y sur, siendo un factor determinante en la metamorfosis del barrio y del teatro, pues las dinámicas sociales, económicas y culturales van cambiando de a poco. A esto se suma la inclusión de varios mercados populares y la creciente migración de personas que se trasladan desde el campo a la ciudad.
De a poco va aumentado la mala fama de la vía, contagiándose también de ella el Teatro Puerta del Sol. Hay quienes recuerdan a este teatro con mucha alegría rememorando sus aventuras de niñez y los buenos ratos en familia, otros, sin embargo, lo tachan de sucio y descuidado por su cercanía a los mercados.
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En los años 70 la ciudad crece como nunca antes, dando como resultado entre otras cosas el congestionamiento vehicular de la zona, que se ve solucionado a través de la construcción de la Av. Occidental. Esta es la mayor transformación que sufre el barrio, quedando completamente El Comercio, 2 de Abril de 1960. desarticulado, la conexión entre la 24 de May,o el barrio San Roque y otros sectores aledaños se rompe.
¿QUÉ PASÓ CON EL PUERTA DEL SOL?
El Teatro Puerta de Sol cerró en 1980, ese mismo año fue vendido al señor Jaime Mena, quien utilizó el inmueble para el funcionamiento de un consultorio donde ejercía como médico. Años más tarde los herederos de Mena decidieron vender el inmueble a la Empresa de Desarrollo del Centro Histórico, institución que a su vez traspasó la propiedad en el año 2002 al señor Julio Álvarez por la suma de 90.000 dólares. ¬Julio Álvarez es propietario de una pequeña librería ubicada en la García Moreno y Mejía, es un librero de corazón desde hace varios años, amante de la música, las letras y de las bellas artes en general. Lo que motivó a este hombre a comprar el inmueble fue una nostalgia crónica por sus recuerdos de niñez y juventud en el Puerta del Sol, además la ferviente ilusión de que algún día este teatro vuelva a brillar como antaño lo hacía.
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Al momento los años siguen pasando y el Puerta del Sol sigue inhabilitado, viviendo únicamente en los recuerdos de cientos de quiteños que allí tuvieron experiencias realmente memorables. Álvarez aún no ha conseguido el apoyo necesario de las autoridades para que el teatro vuelva a funcionar, por lo que el futuro de este inmueble es incierto.
Ahí íbamos; betuneros, cargadores, placeros, capariches, barrenderos, no había todavía drogadictos ni fumos como en estos tiempos, se podía andar a cualquier hora del día o la noche, cuando no alcanzaba a irme a la casa después de una función me quedaba a dormir en los portales de la 24 de Mayo .
Había varios tipos de cerveza: la rubia y la negra, una más barata que se llamaba la “wierner sport” o conocida como la¬ de carpintero o entre los estudiantes como la “viernes sport”, también se compraba aparte la malta, que era un poco amarga, indicaban que era una fuente de muchas vitaminas
Luis Alfonzo Cordero, 62 años
Luis Palacios, 72 años
En mi niñez vivía frente al Teatro Puerta del Sol, ahí me deleité de muchas películas infantiles realmente bellas, entre ellas: “Marcelino pan y vino”, “El gato con botas”, “Tin - Tan”, bueno y muchas más.
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Carlos Narváez, 58 años
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omienza la entrevista
“Todos nacemos con algún talento”, precisamente el diciéndome:
suyo fue haber nacido con un amor por la música, el arte en general y el coleccionismo. Don Julio Álvarez es uno de los libreros más antiguos de la ciudad, cuencano de nacimiento, pero quiteño de corazón, además el actual dueño del Teatro Puerta del Sol. Comenta que en su niñez se dedicaba a coleccionar cualquier cosa por más insignificante que pareciera, a él le llamaba la atención pequeños objetos como: estampillas, tapillas, cajas de cigarrillos, libros y demás. Recuerda haber vivido sus días de infancia en el “pequeño pueblito de Tumbaco”. - “Era un pueblito donde no había luz, agua o transporte, apenas unos pequeños chaquiñanes donde entraba máximo un carro”.
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Estudió en el colegio Montufar en ese entonces ubicado en la calle Loja y Quijano, hasta ahí se trasladaba día a día en una línea de buses, que lo llevaba y traía desde La Magdalena.
En aquellos días se familiarizó mucho con el sector de la 24 de Mayo y por supuesto con el Teatro Puerta del Sol, donde se pegaba sus escapaditas con los compañeros del colegio, entraban en “gancho” es decir: 2x1, el boleto costaba 0,30 ctvs de sucre. Una de las anécdotas más memorables dentro del teatro comenta, fue la caída de un joven que estaba en galería hacia luneta. - “Cayó encima de una chica y no le pasó nada, se conocieron, se enamoraron y después se casaron. Todo en ese entonces era muy incipiente, recién comenzando, mientras uno veía la película a veces se arrancaba la cinta y todos gritábamos ¡Ladrones, ladrones, devuelvan la plata! Eso era muy común, prendían las luces y después de 5 minutos volvía a empezar la película”.
Entre la calle Oriente y García Moreno, actualmente se ubican unos multifamiliares, don Julio cuenta que ese terreno le perteneció hace algunos años atrás, sin embargo, alrededor del año 2000 recibió una notificación de expropiación por parte del municipio. – “Les dio la gana de molestar, decían que el terreno estaba abandonado y en mal estado”.
“Nunca en mi vida imagine, que un muchacho tan pobre como lo era yo, iba a llegar a ser el dueño del Puerta del Sol. Bueno y me quedé con el teatro, el estado en el que estaba era deplorable, era una cueva de ladrones, me encontré con gente viviendo allí y con todo el dolor los tuve que mandar sacando, dándoles para la comida e incluso consiguiéndoles otro lugar”.
El municipio le propuso a Don Julio hacer un cambió entre la propiedad en cuestión y alguno de los inmuebles con los que contaban. La lista era extensa, pero cuando mencionaron al Teatro Puerta del Sol, Álvarez confiesa no haber podido contener la emoción. Muchos sueños y proyectos tenía en mente Julio Álvarez para este espacio, incluso el de trasladar “La Casa del Artista” (un proyecto personal que aún mantiene), hacia allá, sin embargo, ninguno de ellos llegó a concretarse. Dice que los permisos y la gestión que debe hacerse para que el teatro vuelva a la vida superan sus fuerzas: “No hay el suficiente apoyo”.
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us ganas de revivir al Teatro Puerta del Sol se desvanecen con los años, aunque no se arrepiente de haberlo adquirido: “Usted podrá decir que locura haberme quedado con ese teatro, pero así soy un loco soñador; viviré soñado y seguiré soñando”.
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“Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria” F.F
DE CINE A SALA DE CULTO
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ste cine se encuentra en la avenida 24 de Mayo y la intersección de la calle Cuenca, su historia también cuenta el proceso de transformación que el bulevar de la 24 de Mayo ha sufrido. Sobre lo que fue una de las quebradas centrales más grandes e importantes del Quito antiguo, llamada Ullaguangayacu o conocida como la de “los gallinazos”. Se construiría la primera avenida y el primer bulevar moderno de la ciudad, dándole gran importancia y prestigio a la zona, tanto mujeres como hombres “distinguidos” de toda edad, no desaprovechaban la oportunidad para dar sus paseos matutinos allí, para ver y dejarse ver. El Bulevar era el lugar idóneo para exhibir los mejores trajes y vestidos de la época, a la última moda europea por supuesto, después del recorrido asistían a ver esas maravillosas tandas cinematográficas. Para alegría del público unos años después de inaugurado el Teatro Puerta del Sol, se sumaría al barrio otro cine, nombrado “Avenida”, en honor precisamente al lugar que lo vio nacer. La popularidad del cine con los años fue decayendo, sobre todo con la llegada de los primeros mercados que se ubicaron en sus cercanías.
Era muy hediondo ahí, el olor a patas de los chullas y chinos, ahí los cargadores del mercado incluso iban a dormir después de trabajar, además la prostitución estaba al paso.
Jaime Gilbert, 55 años
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La gente prefería asistir al Puerta del Sol antes que al Avenida, pues lo consideraban peligroso por su cercanía con el sector delictivo y de prostitución. Desde el 74 como lo relata el actual guardia del inmueble, el cine dejó de funcionar, dando paso una entidad religiosa que convirtió al antiguo cine en un espacio de culto que funciona hasta hoy en día.
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ste teatro le debe su nombre a la protagonista de la novela “Cumandá”, un clásico de la literatura ecuatoriana escrita por Juan León Mera en 1877. Surgió en los años 30, cuando parecía el momento propicio para invertir en la construcción de salas de espectáculos como teatros y cines, en un intento casi ingenuo de simular la “Belle Époque” de París y Madrid. Para la década de los 40 ya existían en Quito varios cines o teatros, así como cadenas cinematográficas, una de ellas era la de los “Hoteles y Teatros de Quito”, siendo parte de la misma el: Teatro México, Teatro Cumandá, Teatro Puerta del Sol, Teatro Bolívar, Teatro Variedades, Teatro Central, Teatro Alameda, Teatro Colón, Hotel Colonial, Hotel Crillón, Hotel Royal y Hotel Columbus.
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Fue diseñado por el arquitecto alemán Augusto Ridde con capacidad para 1000 personas, además estaba bien ubicado, precisamente cerca de uno de los establecimientos de la cadena; el Hotel Colonial posibilitando la complicidad y favorable comunicación entre los dos. Las múltiples y variadas compañías
teatrales que venían a presentar sus espectáculos en el Cumandá, podían alojarse con toda comodidad en este hotel, reduciendo el trajín de movilización y los gatos. Eso le daría al Cumandá una ligera ventaja sobre el Bolívar que era de hecho casi el único en montar obras teatrales y eventos del mismo tipo que el Cumandá.
En este mismo y posteriormente sector se ubicaban convertida en sala las terminales de culto religioso, Cumandá Parque Urbano de transporte hoy en día las que operaban instalaciones del desde la plaza de primer piso son Santo Domingo, y utilizadas como posteriormente la restaurante, primitiva terminal y algunas de buses que habitaciones de los empezó a operar pisos superiores en el sector desde como vivienda. finales de los años Fachada del Teatro Cumandá En el actual 60. La zona del antiguo puente de Parque Urbano Cumandá, espacio los Gallinazos comenzó a conocerse donde anteriormente funcionaba como “Cumandá”, a raíz de la el terminal terrestre, ha surgido construcción de este teatro. una iniciativa por recuperar algo Debido a la crisis que afectó a del espíritu del antiguo Teatro los cines el Teatro Cumandá fue Cumandá, adecuando una sala de rediseñado en 1983. La presencia de cine con el mismo nombre, donde se la terminal de buses interprovinciales proyectan películas gratuititas para había generado todo el público un progresivo y además se deterioro de realizan eventos la zona por de diversos lo que la sala tipos. fue vendida
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Antiguo puente de los Gallinazos, Fuente: A.H
Luis Segovia, 55 años
Recuerdo que allá por los años 80 salía de trabajar y alcance la última función en el cine Atahualpa, estaba tan cansado que me quede dormido. Cuando me desperté no había ni un alma en la sala, intenté salir, pero todas las puertas estaban cerradas, me había quedado ¡encerrado, atrapado! Al día siguiente el guardia vino a sacarme, eso sí no me dejo salir hasta que barriera toda la sala, para mí fue mejor terminé encontrando dinero.
Rosa Arteaga
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Yo he vivido por más de 50 años en el sector de la basílica, desde la ventana sabíamos ver la procesión en Semana Santa, después toda la familia se alistaba para ir al cine. Bajábamos al Teatro Atahualpa donde vimos: “Vida, pasión y muerte de nuestro señor Jesús”, “Mariana de Jesús”, “Rey de Reyes” y otras. Después de una película de “diosito” la segunda casi siempre era una mexicana.
TEATRO ATAHUALPA El inmueble le pertenece al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social desde hace más de 20 años.
Hoy sus puertas permanecen completamente cerradas, custodiadas por un feroz guardia del Instituto Ecuatoriano de Seguridad
Social, entidad a la que el inmueble pertenece hace ya más de 20 años, por una deuda patronal. Desde inicios del siglo pasado la calle Venezuela fue un importante trazado para los quiteños, cercana a ella está la Iglesia de la Compañía, la Plaza de la Independencia y otros edificios importantes como la Casa de Sucre. Sin duda era una verdadera tradición asistir a una función de cine en este teatro si uno se encontraba en la zona, también después de asistir a misa un día domingo, como medida de galanteo para los más jóvenes y por supuesto en Semana Santa.
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ún se puede ver mientras uno transita por la calle Venezuela el gran letrero de estilo retro sobre el edificio donde el Teatro Atahualpa funcionaba, éste teatro fue uno de los más importantes de su época. Acogió en sus tiempos de oro a cientos de quiteños que en sus instalaciones se congregaban a disfrutar con la familia, el o la enamorada, amigos o colegas, etc. De los mejores films clásicos.
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or varios días seguidos el teatro se mantuvo repleto en la época de oro de los cines, sin embargo, a partir del 2000 fue casi imposible para el propietario del teatro en ese entonces mantener las funciones. Con un promedio de diez asistentes por día y en los fines de semana 30 o hasta 40, en un buen día, para un teatro con capacidad para más de 300 personas, fue inevitable la quiebra y el cierre total del establecimiento ya para 2007. En el año 2014 el Gobierno Nacional anunció a través del proyecto de Rehabilitación del Centro Histórico de Quito, que este teatro y otros edificios serán parte de un programa de vivienda de alquiler, que se ejecutará entre las calles Bolívar y Venezuela. Los edificios tomados en cuenta para el programa son: el ex Banco del Fomento, Edificio Bolívar, 18 de septiembre, Dassum y Teatro Atahualpa. Finalmente, el destino para este viejo y olvidado teatro es convertirse en una vivienda de alquiler, tal parece que lejos quedaron las jornadas de cine que se extendían a dos o tres funciones, y que llevaban a sus espectadores hacia otros mundos mientras las horas corrían afuera en la bella ciudad capitalina.
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Un programa de vivienda pretende que el Teatro Atahualpa pueda ser habitado.
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Pasaje Royal, Quito 1914 - 1825, Fuente: Archivo Nacional de Fotografía.
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En aquella época no existían medidas de protección para los edificios “patrimoniales”, este término como tal tampoco se usaba. Por lo que las autoridades de aquella época decidieron finalmente derrocar el edificio antes reconstruirlo, dando pasó a la construcción de lo que hoy conocemos como “Pasaje Amador”.
A comienzos del siglo pasado un edificio importante en la ciudad fue el Pasaje Royal, inaugurado en 1914, obra de Francisco Durini. Poseía una belleza particular por sus finos acabados: arcos, capiteles dóricos, motivos decorativos en el techo y demás, tanto así que el Royal no tenía nada que envidiarle a cualquier pasaje europeo, era esplendido, además un punto importante para el comercio debido a sus múltiples tiendas de novedades. Aquí precisamente se encontraba uno de los cines más antiguos de la ciudad, con el mismo nombre del pasaje fue; el cine “Royal – Edén”. Quizá esté sería uno de los más elegantes de su época, allí la aristocracia quiteña se deleitaba de films mudos y en blanco y negro. Según cuenta Alfonso Ortiz, cronista de la ciudad, en los años 70 parte del bello pasaje se hunde a causa de un problema con la alcantarilla, pues el edificio había sido construido encima de una de las quebradas centrales de Quito.
Ex Cine Metro, funciona actualmente como sala de culto.
Más tarde en la década de los 80 el cine que alguna vez fue el Royal – Edén volvió a surgir como el “Cine Metro”. Lo que algunos “viejitos” recuerdan con más añoranza son las funciones continuas, las matinés duraban desde las 13:00 hasta las 20:00, por cada sala había dos proyectores, las películas llegaban en grandes rollos que recorrían los cines del centro, mientras en el Cine Metro se pasaba la primera película de la cartelera, en el Cine Cumandá se proyectaba la segunda. Por algunos años las cosas parecían ir bien, sin embargo, tarde o temprano la crisis también alcanzaría a este cine. El espacio permaneció abandonado por otro tramo de tiempo hasta que en 2003 el empresario Iván Aguas, le propuso al dueño del Cine Metro de aquel entonces reabrir este espacio. El nuevo “Metrocines” remodelado con cuatro salas prometía darle vida a este espacio, además ofrecer a los moradores del centro un espacio de entretenimiento como antaño tuvieron, pues desde el 2000 las multi salas modernas de cine se encuentran en distintos centros comerciales del sur y norte de la ciudad. 25
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oy en día donde una vez funcionó el Cine Metro, se encuentra una sala de culto, donde se celebran encuentros religiosos, predicas y demás. Esta es la realidad que comparten los pocos cines y teatros del centro histórico que aún sobreviven, se han transformado principalmente en iglesias evangélicas.
El Pasaje Amador con tres plantas, aún sigue uniendo a las calles Venezuela y García Moreno, también se conserva en la estructura del edificio los amplios y altos corredores iluminados, además el comercio no ha muerto y mucho menos la gente que desde hace varios años habita allí.
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ecinos aledaños al sector del Hollywood como doña Carlota Tobar de 79 años, quien vive en la calle Guayaquil y Chile, mencionan que éste cine no siempre se dedicó a la exhibición de películas para adultos. No obstante, desde que empezó a hacerlo en los años 70 hasta la actualidad ha logrado mantenerse en pie, a diferencia de otros cines de su época.
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La edad de oro para este cine fue en la década de los 80, en esto coinciden la mayoría: doña Susana la única mujer que trabaja en el cine específicamente en boletería, Patricio Veloz el proyeccionista y don Flavio otro empleado del Hollywood, los tres han dedicado más de cuarenta años de su vida a la exhibición del “cine prohibido”. En su mejor tiempo alrededor
de 800 y 1000 personas entraban diariamente, las filas daban la vuelta y eran más robustas incluso que las que se hacían en el registro civil, y por supuesto mucho más bullangueras, recuerda Susana. En la actualidad si acaso llegarán a los 100 asistentes en un buen día de trabajo. Las condiciones para entrar al cine son: ser mayor de edad, ser hombre y pagar dos dólares, que es el costo por boleto, estas advertencias se pueden leer apenas uno dirige la vista a la fachada del establecimiento, además del horario el cual indica que se atiende desde las 10:30 am hasta las 19:15 pm. En este horario trabajan los empleados del Hollywood que no llegan a ser más de diez, además el cine mantiene sus puertas abiertas de domingo a domingo, se podría decir que
“la pornografía no descansa”.
¡MUJERES NO! Hace un par de años se prohibió la entrada de mujeres al Cine Hollywood y al Cine América, ambos, propiedad del mismo dueño y dedicados a la exhibición de cine porno. La causa fue una serie de quejas y altercados con moradores cercanos al Cine América, quienes indicaban que en dicho establecimiento supuestamente se promovía la prostitución, trabajadoras sexuales prestaban sus servicios, había colchones e incluso parejas mantenían relaciones sexuales durante las funciones. Todos estos rumores nunca se llegaron a comprobar, sin embargo, el dueño decidió prohibir la entrada al público femenino con la finalidad de evitar problemas, ya bastante difícil resulta mantener a ambos cines, como para arriesgarse a perderlos a causa de una clausura o sanción.
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El Cine Hollywood es el único cine continuo que sobrevive en el centro histórico, se dedica a la exhibición de cine para adultos y prohíbe el ingreso a las mujeres.
Patricio Veloz ha trabajado durante 40 años en el Cine Hollywood, se inició en el mundo de la exhibición cinematográfica en el año 1967 en el Cine Fénix. Un acierto del destino lo llevó hacia su primer y gran oficio, al que dedicaría varios años de su vida, la decisión de salir del colegio y empezar a trabajar la tomó por dificultades en la economía de su hogar. Se presentó para el trabajo recomendado por un amigo, pidiendo inclusive prestado un terno para asistir a la entrevista muy elegante. El que sería su jefe a primera vista lo rechazó por su juventud, alegando que era muy “guambra” apenas tenía 18 años, sin embargo, algo en su actitud hizo que finalmente lo aceptaran, ahí empezaría todo. Se inició en la boletería, pero su ímpetu y curiosidad lo llevaron rápidamente hacia la sala de proyecciones, pidió al encargado que de apoco le fuera enseñando el oficio y pronto Veloz tendría su oportunidad. Un día en la función de la tarde el proyeccionista de turno no se presentó, el conserje sugirió que fuese Patricio quien proyectase la película.
UN OFICIO 28
COMO POCOS
-“Se me salía el c de la emoción si sala estaba llenit película era: “Do se atreven”, un f Esa función f fatal, la imagen lados, la gente m Aquella sería la p en el largo repe además su bole al mundo del con un puesto como asistente proyeccionista.
Antaño, proyeccionista e verdadero oficio se llegaba a dom través de la téc la práctica, no er encajar la pelícu la máquina, po en marcha, vigi luz y tratar de la cinta no per o se arrancara proyección. Algo a la actualidad c del Infocus, un DVD y el control a mantener todo
Durante todos s oficio, Patricio V todo un poco, r que en el año atrajo la atención cuando un hom avanzada murió sala mientras se
ser era un o que minar a nica y ra fácil ula en onerla ilar la e que rdiera su curso en medio de la o muy diferente cuando a través n ordenador o l remoto se llega o bajo control.
sus años en este Veloz ha visto de recuerda la vez 82 algo insólito n de los medios, mbre de edad ó dentro de la proyectaba una
película. Según menciona, el film no era nada del otro mundo, realmente una película muy mala, sin embargo, el echo atrajo las miradas sobre el Hollywood una vez más. Para Veloz una de las razones por las que este cine ya no es tan visitado como antaño, es la falta de publicidad, indica que sólo el día del estreno de un nuevo film
se publica un pequeño nuncio en el diario La Hora. Anteriormente las películas junto a las carteleras ocupaban un espacio prominente en los periódicos, algo que en la actualidad ya no se ve. -“En los años ochenta esto era una matadera, la pornografía estaba en auge, como los buses pasaban por aquí la gente se tapaba con los periódicos, sino les gritaban ¡Oye Morboso!, tenían vergüenza, pero no
dejaban de venir. - No
bajábamos de las 700 u 800 entradas diarias, La película Viudas en calor registró a nivel nacional 1000 entradas diarias, durante tres meses este film no bajó de las 800 entradas. Para Patricio Veloz la decaída que tuvieron los cines de funciones continúas en el centro de la ciudad, no tiene que ver con los nuevos aparatos tecnológicos que fueron apareciendo, tampoco con las multi salas de cine de los centros comerciales, él asegura que: “El cine mató al cine, los clásicos de antaño no se pueden comparar a las películas de hoy en día, para mí eso fue lo que cambió”. Veloz en su trayectoria recorrió varios cines, pues el Hollywood, Mariscal, Granada, Fenix y América, pertenecieron a la misma cadena. Él bien podría ser uno de los últimos proyeccionistas de antaño, sin temor y sin tapujos puede hablar abiertamente de su oficio, es ante todo un amante del cine y un trabajador que lo ha dejado todo en las salas de aquellos cines olvidados del centro y norte de la ciudad. 29
corazón, pero no ino del miedo, la ta, el título de la onde las águilas film del año 68. ue sumamente se me iba a los me abucheaba”. primera película ertorio de Veloz, eto de entrada cine o fijo e del
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Interior del Teatro BolĂvar Fotografia: Joel Gavilanes.
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a famosa firma estadounidense Hoffman & Henon, fue la encargada de la construcción del Teatro Bolívar. La empresa de Teatros y Cines de Quito de los hermanos Mantilla se fortificó aún más al anexar al Teatro Bolívar en su lista, abrió sus puertas por primera vez el 15 de abril de 1933.
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a apertura del Teatro Bolívar fue un acontecimiento social, un numeroso público estaba ansioso de asistir al acto inaugural, el entusiasmo de los quiteños se había conmovido y ¡Cómo no! Si incluso antes de terminada la obra y en todo el trascurso de la misma, los “mirones” no se habían cansado de seguir su progreso paso a paso. En las últimas semanas el interés del público aumentó cada día, todos querían observar los detalles finales de aquella magnifica construcción. El día del estreno una gran multitud se congregó en las calles adyacentes al edificio, formando dos gruesos cordones por cuyo centro desfilaba un buen número de automóviles.
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La crema y nata de la sociedad había llenado completamente los espaciosos y elegantes compartimientos del Bolívar, aunque también habían logrado colarse unos cuantos “pavos”, que irrumpieron a pesar de la vigilancia de los guardias del teatro y de la Policía Nacional.
A las nueve de la noche la potente sirena del teatro anunciaba el comienzo de la función, aquella noche se presentaría El signo de la cruz, de Cecile B. De Mille. No sin antes, por supuesto, entonar el Himno Nacional a cargo de la orquesta que dirigía el maestro Ramos, coreado por el Presidente de la República y todos los asistentes. Las palabras del señor Carlos Mantilla Ortega dieron la bienvenida al público, entregando desde aquel entonces el Teatro Bolívar a los quiteños. En el siglo pasado el Bolívar fue el escenario predilecto alrededor de toda la costa del Pacífico, para realizar eventos de gran magnitud. Con capacidad de acoger a 2.500 espectadores, con 1.104 lunetas, 850 galerías, 27 palcos y 800 asientos. Aún conserva en su estructura pese a los incendios y diversos problemas que ha atravesado a lo largo del tiempo, su estilo neoclásico con detalles arabescos, la mayoría de sus butacas originales, bellos detalles en las paredes y sobre todo su majestuosidad.
Un referente social, cultural y arquitectónico
“La Empresa del Teatro Bolívar, entrega desde el día de hoy esta moderna sala al pueblo ecuatoriano y en particular a la sociedad y al pueblo de Quito. Se ha levantado en el corazón de la ciudad Capital, un edificio digno de su progreso y embellecimiento”. <<Carlos Mantilla>>
En 1997 la Empresa de Teatros retomó el manejo del Bolívar, pues durante el periodo de 1988 a
1997 el inmueble fue arrendado por una empresa distribuidora de cine comercial. Se planificó una amplia programación con alrededor de 40 eventos para 1998 y 25 para 1999, sin embargo, todo intento quedó coartado con el fatal incendió que se suscitó el 8 de agosto de 1999. El incendio consumió un 70 % de las instalaciones, fue causado por una fuga de gas proveniente del local de la Pizza Hut, ubicado en ese entonces en la planta baja del edificio. Este ha sido uno de los golpes más duros que ha sufrido el teatro, además el mayor obstáculo con el que la Fundación Teatro Bolívar (creada después del incidente), ha tenido que lidiar. 33
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r al Bolívar” supuso un ve rd a d e ro ritual para varias generaciones de quiteños en el siglo pasado, poco a poco este espacio se convirtió en un referente social, cultural y arquitectónico. Contaba con un diverso repertorio de eventos que iban desde: óperas, zarzuelas, ballet, conciertos sinfónicos, obras de teatro y proyección de películas. En la década de los años 80 el Teatro Bolívar fue perdiendo de a poco su recurrente clientela, la crisis también azotó con fuerza a este gigante.
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a Fundación Teatro Bolívar ha realizado una labor digna de ser aplaudida, por todos sus esfuerzos para la preservación de este inmueble. Algo que no hubiese sido posible sin la colaboración de varias instituciones nacionales e internacionales como: el Gobierno de Alemania, la misma municipalidad de Quito, el World Monuments Fund, (una fundación internacional sin fines de lucro dedicada a la preservación de sitios de arquitectura histórica y patrimonio cultural). Que por cierto nominó al Teatro Bolívar en el 2004 como uno de los 100 bienes patrimoniales en todo el mundo con alto riesgo de extinción. Finalmente, hoy en día se puede decir que se ha recuperado un 80% de lo que el Teatro perdió tras los incendios. El futuro ahora parece alentador, sin embargo, el hecho de que la clausura se haya quitado no significa que la actividad del teatro pueda volver a ser la de antaño de la noche a la mañana.
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Es preciso para ello seguir trabajando duro hasta cumplir con los requerimientos necesarios para el funcionamiento y rehabilitación total de este espacio y aún más importante contar con el apoyo municipal, pero sobre todo de la ciudadanía.
Tras
tres
años
de
clausura
finalmente el 5 de septiembre de 2014, las autoridades municipales de Turismo y de la Agencia de Cultura y Seguridad retiraron los sellos de la sanción que impedía el funcionamiento del Bolívar.
El atropello municipal termina luego de 1.147 días, 15 de Mayo del 2015, vienen nuevos días para el Teatro Bolívar. Comunicado publicado a fuera del Teatro Bolívar.
Gracias a los esfuerzos de esta fundación sin fines de lucro el Bolívar volvió a tener eventos de a poco, aunque no fueran de las mismas proporciones que antaño al menos el teatro seguía con vida. Todo parecía ir bien hasta 2011, año en el que un incendio de proporciones mucho más leves cambiaría todo, el fuego se inició a causa de pirotecnia arrojada irresponsablemente, mientras se realizaba una graduación.
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No dejar que estos espacios queden en el olvido es el primer paso que se debe dar, si se pretende que algún día resurjan de entre sus escombros.
El alcalde de ese entones Augusto Barrera decidió clausurar definitivamente al Teatro Bolívar, alegando que no cumplía con las condiciones adecuadas para su funcionamiento y que el público corría peligro dentro de sus instalaciones.
Gratos recuerdos de este cine vienen a mi memoria, en media función prendían las luces y ahí a los menores de edad nos botaban a la calle. Asistíamos al gallinero (galería) toda nuestra jorga del barrio San Juan, y fumábamos nuestros primeros tabaquitos (king) sin filtro, ¡Una época de oro!
Richard Sampedro, 58 años
En aquellos tiempos me acuerdo que a veces los domingos íbamos con mi hermano a vermouth, íbamos al gallinero es decir a galería que estaba en la parte de arriba. Los sábados la plazoleta alrededor del estacionamiento se llenaba de vendedores otabaleños, la feria llegaba hasta el tejar.
Víctor Ramón, 55 años
E
n la intersección de la calle Cuenca y Chile al frente de la Iglesia de la Merced donde hoy encontramos un centro comercial del ahorro llamado “Centro Comercial Granada”, antes se ubica el Teatro Granada, que llegó a ser popular en la ciudad a partir de los años 50. El teatro tuvo una gran afluencia, familias enteras asistían allí después de una misa de domingo en la “Merced”, por cierto, comentan los vecinos que la campana de esta iglesia era muy grave, los moradores del tejar se levantaban del campanazo, haciendo imposible así que dejasen de asistir a la iglesia y posteriormente al cine.
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El Teatro Granada fue un escenario importante, en él dio sus primeros pasos el cine arte o cine club, allá por los años 60 a un intrépido joven soñador se le ocurrió a sus 24 años la idea de armar un cine foro para un clan de adictos y fanáticos del cine, ese joven era Ulises Estrella y presentó en este teatro en el año 1964 a un grupo de 150 personas, por primera vez, la película ‘8 1/2’ del obsesivo italiano, Federico Fellini.
En los años 70 un punto de gran confluencia vehicular fue esta zona, frente al teatro solían estacionarse varios autos y en la vía los autobuses se apretujaban unos a otros en el tráfico matutino de aquellos días. En esa época el cine aún seguía siendo visitado con bastante concurrencia. Gabriela comenta
Terán que
esté era un lindo teatro familiar, pero cambió debido a que se convirtió en un cine para adultos. Funcionaba en la mañana (vermouth) y en la tarde matiné; con galería y luneta, la entrada estaba prohibida para los menores de edad, aunque siempre había uno que otro que lograba colarse a las funciones camuflado. Finalmente, el Teatro Granada sufrió el mismo destino que el resto de cines y teatros cerró sus puertas definitivamente a inicios de este siglo, el municipio decidió adquirir el inmueble y convertirlo en lo que hoy conocemos un “BBB” o centro comercial del ahorro.
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La capital contó con un espacio para el análisis y el debate de películas, que abarcaban más que los últimos éxitos de Hollywood, se veía cine clásico, largometrajes, cine documental, cine arte y demás.
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Las transformaciones que sufrieron los lugres de ocio en el centro histórico, principalmente se deben a la expansión de la ciudad y a las nuevas formas de diversión que la sociedad fue adquiriendo. Recordemos que estos cines y teatros pertenecieron a una época en la que no existían mayores distracciones, a diferencia de hoy en día donde la variedad de opciones es casi infinita.
El Cine Pichincha es otro espacio lleno de historia, pues el solar donde se construyó fue el patio de la casa de nada más y nada menos que uno de los presidentes de la república; el General Ignacio de Veintimilla, que gobernó entre 1876 y 1883. Años más tarde allí se ubicó la primera estación de taxis de la época. En los años 40 cuando la actividad cinematográfica en todo el mundo crecía, el centro histórico vio nacer a otro cine ubicado en la calle “Angosta”, mejor conocida hoy en día como la calle Benalcázar. El edificio de estilo neoclásico recargado, reflejaba amplitud y elegancia, con tres pisos, escalinatas, finos detalles y todas las comodidades para que allí se recibiera bien al público. En el vestíbulo de ingreso se ubicaba la boletería y el bar, contaba con baños, luneta, sala de proyecciones, una galería y un pequeño escenario. En los años 70 durante la dictadura del Gral. Rodríguez Lara, este cine se convirtió en un escenario de batalla entre las fuerzas contarías y el gobierno, aquello produjo una fisura en el muro más alto del frente, que se cayó finalmente en el terremoto de 1986.
En la actualidad el Cine Pichicha se ha convertido en una tienda de “novedades chinas” con clientela recurrente, aún conserva un ligero rastro de lo que alguna vez fue, pues en las paredes laterales de la entrada aún podemos ver dos cuadros enmarcados que cuentan la historia del edificio, aunque muy
pocos alzan la mirada para verlos. La estructura del espacio ya no conserva la antigua distribución que fue cambiada desde que el Playzone lo ocupó, eliminando las diversiones originales, quitando las butacas y ampliando el espacio de la primera planta para que quedase libre. Hoy el Cine Pichincha luce irreconocible, las tardes y mañanas entretenidas en el bar, los films clásicos en la pantalla, los vendedores de dulces en la entrada y las familias unidas asistiendo al cine, han quedado atrás y permanecen tan sólo en los recuerdos de una generación pasada. 39
A
inicios de la década de los 90 después de la gran crisis que azotó a los cines, el Cine Pichincha permaneció cerrado por unos años hasta que se convirtió en una sala de juegos (Play Zone), fue muy popular durante algunos años, aunque finalmente, este negoció también cerró, pues la clientela para el 2007 no era muy buena.
CINES Y TEATROS A través del cine y su exhibición, surgieron una serie de manifestaciones culturales y nuevas prácticas sociales, dentro o alrededor de estos espacios. Este fenómeno además, contribuyó a la configuración de una nueva ciudad capitalina en el siglo XX.
1906
1908
1909
1914
Empresa de cine “Casa Juana” La primera proyección de cine en la ciudad El 1º de Junio se estrenó “La sensacional guerra Ruso-Japonesa”, en el Teatro Nacional Sucre y posteriormente “El pozo encantado”, “Enamorado de la luna”, “Las siete serpientes”. Todas a cargo del italiano Carlo Valenti.
Inaugurado el ferrocarril la empresa Casajuana se establece en Quito, donde presenta vistas cómicas y parlantes sincronizando imágenes y músicos en vivo.
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Primeros registros fílmicos Valenti y otros extranjeros registraron por estos años las primera imágenes móviles de Quito, tales como: “El Conservatorio Nacional de Música” (Quito), “Las Festividades patrias del 10 de Agosto” entre otras.
Las primeras exhibiciones públicas de cine
Se construye la primera cadena de cines de Quito
Exhibición gratuita de películas en las plazas públicas utilizando bombillas eléctricas. Con motivo de festividades patrias de mayo y agosto.
Se crean varios cines en un mismo años: “Variedades”, “Popular”, “Puerta del Sol” y “Royal Eden”. Todos los caminos de la ciudad y su gente confluían en el centro de la ciudad, en un ámbito de concurrencia ideal para el consumo del cine. Además la población de Quito había aumentado.
A pesar de que los primeros intentos de cine sonoro comenzaron a partir de los años 30, no sería sino después de 1935 que el cine sonoro se consolidaría.
1930
1933
Comienza la construcción del Teatro - Cine Capitol
El cine en las plazas Se pasaron funciones gratuitas de cinematógrafo en la Plaza de la Independencia, en la recién inaugurada Avenida 24 de Mayo y en el parque Alameda. Hasta avanzados los años 50 la costumbre subsistirá en Quito con funciones en la Plaza Victoria, San Roque y en barrios populares.
1935
La primera película sonora llega a Quito La primera película sonora que llegó a Quito fue la “Sombras de Gloria” y se exhibió en el Teatro Nacional Sucre.
Inauguración del Teatro Bolívar Fue inaugurado con capacidad para 2500 personas y se presentó la película El Signo de la Cruz.
1921 - 1931 Pequeña edad de oro para la producción de cine nacional.
Con una inversión de 45 mil sucres y la administración de Enrique Gallardo, Gustavo Navarro Puig, Sergio Alcívar y Enrique Maulme.
1930 - 1960
La primera película a color También se exhibiría en este teatro un poco más tarde la primera película a colores, El Jardín de Alá.
Creación de varios cines o empresas de cine. 41
1922
1940
1950
Colegios y escuelas de la capital cuentan con un cine o teatro
Inicia la crísis del teatro La representación teatral decae, ya no llegan como antes varios artistas, ni se montan obras con tanta regularidad. Los teatros en Quito en su mayoría fueron teatro - cines, es decir se utilizaban estos espacios para ambas actividades, a partir de los 40 el cine fue ganando mayor protagonismo.
A partir de los años 50, 60 y 70, varios colegios son planificados en su construcción, con un espacio para la exhibición de cine o teatro. Tal es el caso de: la Escuela Sucre, Colegio Espejo, Colegio 24 de Mayo, Colegio Benalcázar, algunos de ellos funcionaban fuera del horario escolar, como cines comerciales abiertos para tido el público.
1945
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Se inaugura oficialmente La Empresa de Teatros y Hoteles de Quito
1940 - 1950 Auge internacional de clásicos: norteamericano, mexicano, brasileño, argentino
Se inicia el Cine Club en Quito Ulises Estrella presenta en el cine Granada el film 8 1/2 de Federico Fellini, esta iniciativa y muchas más a su cargo promovieron un espacio en la ciudad para verdaderos amantes de cine generalmente no comercial. Abierto al debate y con un sentido crítico.
1870 - 1980
1990 - 2000
Asistencia concurrente a los cines y tetaros.
Decadencia y cierre de casí todos los cines y teatros del centro histórico.
Hasta mediados de los años 70 la concurrencia a los cines era fluida, a partir de los años 80 se registra una crisis en la exhibición cinematográfica, no obstante hasta finales de esta década aún se mantienen la mayoría de cines y teatros.
1970 - 1990 Hay una apertura de muchas otras distracciones: discotecas, restaurantes, asaderos, peñas y demás.
La televisión, nuevas tecnologías como el VHS y el DVD, el surgimiento del internet, múltiples video clubs en toda la ciudad, las nuevas diversiones de la sociedad y los centros comerciales con modernas multi salas de cine, fueron tan solo algunas de las causas para el cierre total de estos espacios.
1994 Para este año existieron al rededor de 22 salas cinematográficas en toda la ciudad.
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1964
Ir al cine representó un verdadero ritual en el siglo pasado, con códigos y practicas distintas a las de hoy en día. Sobre todo, porque Quito era una ciudad pequeña, arraigada a sus tradiciones y costumbres.
¿Cuánto costaba ir al cine? Hasta la década de los 70, cuando la exhibición de cine aun no entraba en crisis los precios para las funciones variaban entre: Luneta 12 y 8 sucres y Galería: 2 a 4 sucres. Esto en funciones continuas ya sea en la mañana hasta la tarde o en la tarde hasta la noche, es decir 2 o 3 películas. Realmente algo no muy costoso y asequible, es lo
que comentan los padres y abuelitos que vivieron aquella época. Por supuesto había locales como el Fenix en el norte y eventos especiales en el Bolívar, donde la entrada superaba este monto. Pero en general ir al cine era mucho más barato que hoy en día, cuando por una película podemos gastar desde $ 4,50 hasta $ 5.00, eso sin contar con la comida.
LUNETA En la parte de abajo
12 u 8 sucres GALERÍA En la parte de arriba
2a 4 sucres
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¿Qué se comía dentro del cine? Afuera de los cines varios comerciantes vendían diferentes golosinas: canguil de colores, caramelos, bizcochos de colores, cigarrillos, frunas, bolas de maní, galletas contentas, chifles, papas fritas, chocolates envueltos en papel celofán, etc. Las clásicas colaciones, y además cualquier refrigerio casero preparado en casa, pues se podía entrar al cine tranquilamente con cualquier alimento. En comparación hoy en día podemos encontrar en los diferentes cines de los centros comerciales: hot dogs, canguil, Coca-Cola, nachos con queso, y uno que otro dulce adicional.
Para ir con mi novia, hoy mi mujer al cine de moda el “Puerta del Sol, la llevaba y en tranvía. La entrada valía tres reales, en total seis reales, más dos reales de ida y vuelta en el tranvía, ocho reales. Más lo que gastábamos en el cartucho de caramelos durante el receso de la película, me sobraba real y medio. La cosa era muy cómoda que con un sucre podía llevar al cine y de paseo a mi novia
¿En qué nos íbamos al cine?
Gudiño, Granda, Serrano & Vásquez. (1986).
Varios abuelitos recuerdan haber tomado el tranvía en sus citas amorosas o junto a los amigos, para llegar hasta el cine de su preferencia. En el mismo año en el que la primera cadena de cines de Quito se creó, se inauguró el servicio de tranvías eléctricos de la capital, el 8 de octubre de 1914. Ocho tranvías recorrían dos rutas que conectaban a toda la ciudad, la primera desde Chimbacalle hasta el cementerio de San Diego y la segunda desde Chimbacalle hasta la Av. Colón.
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La tarifa en los primeros años no excedió los 10 ctvs de sucre, además el número por unidad no superaba los 50 pasajeros, el buen trato hacia los usuarios era una norma obligatoria en cada vehículo. Sin duda un buen medio de transporte para llegar hasta los cines y teatros de la ciudad.
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entro de la sala había dos localidades; luneta que era en la parte de abajo (mucho más costosa), y galería o “gallinero” como algunos le llamaban ubicada en la parte de arriba, (mucho más barata). Había dos funciones “vermouth” en la mañana y “matiné” en la tarde hasta 18h30 u 20h00 pm.
VERMOUTH
Función de la mañana
Una experiencia totalmente distinta de ver cine, pues el espectador se sumergía en el “mágico” mundo de las películas. El cine era continuo en cada función se presentaban 2 o 3 películas.
MATINÉ
Función de la tarde
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Los jóvenes solían escaparse al cine o teatro más cercano de su colegio, ese era el lugar de ocio donde podían distraerse y divertirse, sin embargo, no se libraban de que el inspector del colegio pudiese descubrirlos. Dentro del cine se podía fumar, no existían muchas prohibiciones ni controles de lo que adentro se podía o no hacer.
La sala de cine era el único lugar en donde una pareja podía tener intimidad, existía un contrato no hablado en el ritual de invitar a una chica al cine. Si la muchacha aceptaba significaba que existía un interés especial sobre el muchacho, o al menos que aceptaba una especie de compromiso.
El cine ocupaba un espacio importante en los periódicos, allí se exhibían las carteleras, pero también noticias de Hollywood, la vida de los famosos actores y actrices. Estos temas eran frecuentes en el cotilleo, la moda también se inspiraba en este mundillo.
Los cines y teatros del centro histórico llegaron a ser la principal distracción de los quiteños durante varias décadas, desde que la primera cadena de cines se inauguró en el año de 1914 tuvieron acogida y un gran impacto. El siglo pasado fue la época en donde florecieron y se posicionaron, sin embargo, los cambios que traería consigo el siglo XXI transformarían el panorama para estos espacios de exhibición cinematográfica.
El cine no dejó de ser consumido lo que cambió fue el espacio, las nuevas multi salas de cine parecen ofrecer servicios “mejores”, con parámetros de consumo veloces y multi funcionales de acuerdo al ritmo de vida moderno.
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Quito experimentó una verdadera metamorfosis en la década de los 70, la ampliación de la ciudad era precisa para la modernización de la misma, no sólo el número de habitantes aumentó, también las prácticas, costumbres y entretenimientos. Las nuevas tecnologías como la televisión, los equipos de proyección casera como el VHS y el DVD, el internet, los video clubs, y demás invenciones tecnológicas hicieron que de a poco estos espacios perdieran su clientela regular.
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