Compositores de coros para niños

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Índice

Página 3. Carta Editorial Por: María Felicia Pérez Página 4. Padre Javier Martínez Ramírez Página. 11. La infancia y sus experiencias tocan el fondo de cualquier ser humano. Por: Patricio Gómez Junco Página 16. Jorge Córdoba Página 20. Patricia Moya Página 23. Jesús López Moreno Página 26. Manuel Torres Página 28. Emmanuel Arias y Luna Página 30. Cecilia Rosillo Peña Página 32. Raúl Vázquez Chagoyán Una plática sobre compositores de coros para niños.

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Carta Editorial Por: María Felicia Pérez, Directora del Coro de Cámara EXAUDI, Cuba. “Los niños son la esperanza del mundo”, dijo José Martí, el más universal de todos los cubanos y este pensamiento de largo alcance, se ha convertido en rector del quehacer de nuestra sociedad, cuando hablamos de su futuro. En cualquier esfera sabemos que tenemos que sembrar hoy para recoger frutos en el mañana más cercano y los que nos movemos en el mundo coral debemos preguntarnos: ¿cómo podremos tener coros juveniles, de adultos y de la tercera edad, si ahora no hacemos todo lo necesario por la creación de coros infantiles? Aunque es un tema recurrente, quisiera plantear una vez más que valores como el espíritu colectivista, la solidaridad, el compañerismo, el sentido de pertenencia a la agrupación, se despiertan y desarrollan cuando los niños tienen la posibilidad de cantar en coro. Para lograr este objetivo, tenemos que dedicarnos a la formación de los directores de estos conjuntos corales, ya sean profesores de música de las escuelas de formación general o creadores de coros a nivel comunitario. Ésta es una tarea de vital relevancia y necesitamos individuos con conocimientos musicales, técnico- vocales, metodológicos, de la técnica del gesto y con condiciones personales para liderar este trabajo, como son dedicación, perseverancia, paciencia, si queremos que esta labor tenga éxito entre los más pequeños. De esta forma lograremos los coros del mañana, porque los niños de hoy seguirán cantando cuando se hagan jóvenes, adultos y aún cuando ya estén disfrutando de su jubilación, y si no cantasen, serán el público idóneo para llenar las salas de conciertos. Como vemos la formación de directores es elemental y extraordinariamente importante, pero no sería éste el único aspecto que debamos resaltar, pues una buena parte del encanto y la magia que pueden sentir los pequeños cantores, sus directores y el público está en el repertorio que se tenga a disposición y aquí encontramos un gran obstáculo, cuando los maestros y directores no cuentan con obras originales, piezas populares arregladas para coro infantil, musicalizaciones apropiadas de los mejores ejemplos de la poesía para niños en nuestra lengua, cuando el repertorio es demasiado difícil para los coros de reciente formación y tantos otros inconvenientes. Por ello es tan necesario convocar a nuestros más talentosos compositores, los más experimentados y noveles para solicitarles que dediquen parte de su tiempo creativo a la producción de música para coros infantiles, así como a las instituciones encargadas de velar por la formación de coros entre nuestros infantes. No es posible pensar que estamos ante un movimiento coral regional, si no tenemos a nuestros niños cantando en coro, así que el pensamiento martiano se agiganta cada día más. Esta idea debe regir todos nuestros esfuerzos y cuanto se haga siempre será poco, en comparación con los beneficios que trae al ser humano que estamos forjando hoy como los hombres y las mujeres del porvenir.

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Padre Javier Martínez Ramírez Nacido en la Ciudad de México, estudia composición en la Escuela Nacional de Música de la UNAM y canto con el maestro Enrique Jaso. Formó parte del Coro Académico de la UNAM, el Coro de la Escuela Nacional de Música, el Coro Nacional de México, el grupo Voz en Punto, el Ensamble Vocal Mexicano, el grupo Lux et Origo, entre otros. Como solista, cantó el papel de Don Bufo en la ópera El Empresario de Mozart, Norton en La Cambiale di Matrimonio de Rossini, Frederik en Lakmé de Delibes e interpretó algunos solos de barítono en Carmina Burana de Orff. ¿Cómo se forma un compositor? A lo largo de los años, he conocido extraordinarios compositores, especialmente de música popular. La mayor parte de ellos no sabe escribir una partitura; pero, su habilidad personal (especialmente, su memoria musical) les ha dado ciertos recursos (en muchos casos, adquiridos de forma autodidacta) para reproducir su obra. Además, en algunos compositores, su conocimiento de la vida, su observación del mundo, su madurez personal les da una visión crítica y analítica de la realidad. Esto, claro está, es algo digno de aprender.

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Sin embargo, al querer reproducir los sonidos de su universo musical con mayor precisión, no poseen las herramientas que, por su sofisticación, requieren de una paciente disciplina, estudio y destreza para su dominio. Sólo así es que un lenguaje tan indómito se puede aspirar a domesticar (es un decir). Todo esto lo menciono pues, lo primero que debe decidir quien se va a dedicar a componer, es qué tan ambicioso puede ser el alcance musical de su obra. Quien busca más, sabe que asistir a una escuela de música es imprescindible. El lenguaje de la música tiene elementos que no pueden traducirse a otros lenguajes del arte como la literatura, la danza, el cine; entonces queda el compromiso personal de aprender a manejar las herramientas que reflejen, con mayor fidelidad, nuestra voz propia. En la música, no hay conocimiento que sobre, todo produce sabiduría. Creo que el compositor es un gran observador de su tiempo; por ello, puede disponer tanto de las últimas tecnologías como de la tradición para hablarles a los hombres de este y otros tiempos; con sonidos universales, nuevos y viejos; con palabras, con voces o con instrumentos musicales o con ambos. ¿Cualquier compositor está capacitado para hacer cualquier tipo de música? Si y no: claro que cada tipo de música requiere una preparación y conocimientos previos y específicos. Personalmente, pienso que, aunque en diversos casos se carezca de cierto dominio técnico (y que, por ello, se recurra a ayuda externa), depende de la imaginación y el valor de un artista para enfrentar las convenciones o los prejuicios o diversos etcéteras. Recordemos a Rachmaninoff que hizo música postromántica en un tiempo donde los compositores exploraban tendencias más vanguardistas, enfrentando burlas y críticas; o a Stravinsky rechazando como alumno a Gershwin por componer jazz (y éste terminó realizando la célebre Rapsodia en Azul). Voy a mencionar dos ejemplos sobre lo que estoy planteando: Por un lado, los músicos populares que escribieron otro tipo de música: Jon Lord (tecladista del grupo de rock Deep Purple que escribió su Concierto para grupo de rock y orquesta); Paco de Lucía (guitarrista de flamenco que, sin formación previa, abordó el jazz al trabajar con los famosos jazzistas Al di Meola y John McLaughlin) o el caso extremo de Paul McCartney, célebre bajista de los Beatles, que sin haber asistido a un Conservatorio (y con la ayuda del compositor Carl Davies), hizo el Liverpool

Oratorio.

Del otro lado, está el caso de la cantante alemana Nina Hagen que, después de estudiar ópera con bastante éxito, decidió crear música punk, género diametralmente opuesto; o los concertistas mexicanos Consuelo Velázquez, Gonzalo Curiel o María Grever que, habiendo estudiado en el Conservatorio como pianistas (incluso Grever fue a París a estudiar con Debussy), decidieron dedicarse a la música popular, componiendo canciones hermosas como Bésame mucho, Vereda Tropical y Júrame, respectivamente. ¿Dentro de su obra, cuáles son los instrumentos más recurrentes? He compuesto música para guitarra, para piano solo o en pequeños grupos de cámara con percusiones, para voz y, especialmente, para coro mixto. Yo, como arreglista, he tenido mayor trabajo con cuerdas, con metales, con música electrónica, con orquesta y con coros, especialmente con voces masculinas pues, cuando dirigía OMNES Ensamble Vocal Masculino, era complicado encontrar arreglos para voces iguales. ¿Cuenta con obras para coro mixto o sinfónico?

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Sí: es la dotación que más amo. Tuve la fortuna de obtener el segundo lugar en el Cuarto Concurso Nacional de Composición Coral y de ser invitado como compositor para publicar dos obras corales en el marco del Festival America Cantat IV realizado en México (por cierto, una de ellas dedicada a Voce

in Témpore).

Me gusta que, en el coro, todos somos iguales. A veces, las mejores voces no hacen los mejores grupos ya que se requiere verdadera solidaridad, desprendimiento y humildad personal para que el conjunto suene bien. Me encanta que, en estas agrupaciones, la calidad artística está al alcance, incluso, de personas que no son formalmente músicos. ¿De dónde nace la idea o que le inspira a componer para coro infantil? Debo confesar que, aunque mis primeras experiencias musicales comenzaron a partir de los 6 años en diversos coros, cuando empecé a ejercer como músico, traté de alejarme de los niños pues realmente me irritaban y no les tenía paciencia. Años después, unos amigos me ofrecieron en Toluca un excelente trabajo, pero con un coro infantil. Me resistí bastante, pero la necesidad me obligó a aceptar. Durante tres meses fui muy estricto con los niños, no los dejaba jugar, los regañaba en todo momento, no permitía que me distrajeran, los expulsaba del salón… Tuvimos un recital y, gracias a Dios, nos fue muy bien; pero el sentimiento de culpa me obligó a buscar a alguien más paciente. Durante mi último día de clases, todos los niños me hicieron cartitas de despedida y me rogaron que no me retirara; afuera, algunas mamás, amablemente, también se despidieron de mí. Imagínense mi vergüenza al comprender que los niños siempre estuvieron dispuestos a perdonar mi impaciencia y mis defectos, y a volver bueno todo lo malo que les di. Fue una lección muy dura. Poco después, llegó a mis manos la convocatoria del Primer Concurso Nacional de Composición Coral Infantil. Encontré las Fábulas de Rosas Moreno y, particularmente, la Gallina Indiscreta. Leer el texto me mostró en la mente (como pocas veces en mi vida), prácticamente, la partitura casi completa. Componer me toma, normalmente, varios días (por no decir semanas, meses), pero esa pieza me llevó sólo una noche. Mi aversión a los pequeños, quizás, había terminado. Estoy en deuda con esos niños: gané el primer lugar. Por ello, cuando publique definitivamente esa pieza (ya que fue editada anteriormente por el Sistema Nacional de Fomento Musical), deberá llevar la dedicatoria: A los niños del Coro del Colegio Springfield, Toluca. ¿Qué características tiene el componer para coros de niños? He visto coros infantiles que, por su gran calidad artística, harían palidecer a muchos coros de adultos (incluyendo a coros profesionales); y las obras que interpretan tienen la misma seriedad, responsabilidad y desafío que obras para mayores. Así que no puedo decir que las partituras para niños deben ser fáciles, de corta duración, divertidas… Esto es sólo una parte del vasto universo del repertorio, dependiendo, claro está, de las características específicas de cada agrupación. Recuerdo que algún director coral comentó (desgraciadamente, no recuerdo quién) que el límite del coro de niños es el mismo director; así que la persona que está al frente del grupo es la medida de los alcances artísticos. Si el director aspira a la excelencia, los niños no serán el límite: pueden lograr cualquier cosa si su guía los inspira y les da las herramientas adecuadas. Lo que sí creo es que las temáticas no deben fomentar (como en todo el repertorio coral) ni la violencia ni el odio ni el morbo ni aquello que nos denigre como seres humanos. Ellos están en formación, así que nuestros temas

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pueden alegrarlos, emocionarlos, hacerlos reflexionar… Tratarlos sin demeritar su inteligencia podría traernos también agradables sorpresas. Una situación que es muy importante a tomar en cuenta es que su rango vocal está en desarrollo: me parece que a menor edad, menor alcance vocal (y como siempre, hay excepciones). Sería excelente proponer obras tomando en cuenta, con humildad y objetividad, los alcances de cada tipo de coro (a una, dos o tres voces, con mayor o menor formación musical, con mayor o menor rango de edad), pues permitiría cuidar sus voces infantiles. Componer para agrupaciones específicas (con un constante diálogo con el director) nos asegura (a través de prueba y error) que nuestra música estará bien escrita. Por cierto, mi maestro de canto decía que, especialmente los varones (los directores sabrán mejor de esto), deben dejar de cantar cuando viene el cambio de voz pues el daño podría ser muy grave. En mi humilde opinión, un coro de niños estándar puede abarcar del do5 (do central) al mi6. A medida que los integrantes tienen mayores habilidades vocales, la tesitura puede extenderse tanto abajo como arriba. Yo, personalmente, no bajaría más allá del la4 o lab4 y no subiría más del fa#6 o (exagerando) sol6. Con los solistas es diferente pues, trabajando con intérpretes reales y no de manera teórica, podría uno lograr escribir partituras más logradas. A dos o tres voces iguales es normal: más voces es un reto que no todos pueden abordar, así que podríamos intentarlo si sabemos que alguna agrupación lo puede hacer (en el caso de que busquemos intérpretes y que nuestra obra no se quede arrumbada como un excelente ejercicio teórico). He observado que si uno agrega elementos tales como onomatopeyas, percusión vocal, incluso coreografías, chasquidos, aplausos y/o un sinfín de etcéteras, los niños lo agradecen, sin importar el nivel de su repertorio. Algunos coros con mayor formación musical y rango vocal no le temen a los clusters, las disonancias, la poliritmia, lo aleatorio… Si el director les infunde seguridad, la atonalidad pueden abordarla con gran decoro. ¿Podremos ser verdaderamente audaces con grupos así? Las posibilidades con ellos son muy, muy grandes. ¿Cómo hace un compositor para que su obra sea interpretada? Esto es, quizás, lo más difícil. La mayor parte de los intérpretes tienen su zona de confort de la cual es muy complicado moverlos. Algunos, sinceramente, sienten temor por lo desconocido; otros, piensan que ellos y su respectivo conjunto no podrían abordar nuevas propuestas con decoro. Por ello, los programas de la mayor parte de los solistas y grupos se basa en repertorio tradicional; pocos intentan hacer cosas distintas. Yo, que he estado relacionado con el ambiente coral, casi siempre escucho, en conciertos, las mismas piezas o piezas accesibles de abordar que, en general, no representan un gran reto en el montaje y pertenecen a otras épocas. Queda entonces participar en concursos de composición o festivales de música nueva; lo triste es que la música se interpreta una vez y luego se archiva. En mi caso, mi relación personal con algunos intérpretes ayudó a que sintieran la confianza para tocar algunas obras, pero no siempre es posible. Creo yo que es necesario que las escuelas de música habitúen a los instrumentistas al lenguaje contemporáneo con un mínimo de exigencia artística: que les permitan perderle el miedo a lo desconocido. Sería de gran valor para que este ambiente propicie el surgimiento de genios con propuestas innovadoras, originales, de trascendencia… Afortunadamente, he visto grupos que

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interpretan música contemporánea. Estos “quijotes” ayudarán a crear públicos habituados al surgimiento de otras voces. Es cuestión de incentivar el talento que existe en el país; para mí, ésta es una tierra generadora de propuestas culturales, sumamente rica: solo necesita oportunidades que los intérpretes pueden brindar. Me encomiendo a sus oraciones.

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La infancia y sus experiencias tocan el fondo de cualquier ser humano

Por: Patricio Gómez Junco Es el período en que el niño se encuentra con la vida, con la sociedad y su cultura: sus modos de hablar y sonreír, su libertad para sentir y expresar emociones: en la infancia, el habla, y antes del habla, la comunicación sonora. Los seres humanos nos comunicamos con música, no solamente en la infancia sino durante toda la vida. Es cierto que también es importante tocar y sentir el abrazo y el beso y la cercanía de la madre, del padre, de toda la familia…pero el sonido organizado, así sea un balbuceo, es música, y en música expresamos lo que queremos, lo que nos disgusta o enoja, nuestra tristeza y por supuesto la alegría, en sonoros Acú, y en la risa. Hay un verso latino que aprendí hace mucho tiempo, tanto que nunca supe su autor: “Incipe, parve puer, cognoscere matrem risu” (Empieza niño chiquito a conocer a tu mamá por la sonrisa).

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Si nos comunicamos con música en la infancia, debe ser un instrumento valiosísimo durante toda la vida. Recuerdo que Stravinsky comentó alguna vez que al estar componiendo para orquesta, con frecuencia le venía el recuerdo de aquellos sonidos que (como trompetillas a manera de juego y quizá para exasperar a más de alguno) él producía con el sobaco sudado y su mano en él. Juegos de infancia y adolescencia, que conjugan dos elementos importantes: el sonido y el juego. Esos juegos y sonidos luego fueron llevados a la partitura, como estridencias novedosas en 1913. No hay músico que haya destacado como artista compositor que en su infancia no haya dado importancia al sonido. Y si el instrumento portátil y natural es la voz, difícilmente encontraremos nombre de compositor alguno que no haya cantado en su infancia. Y la mejor manera de cantar en la infancia es el grupo coral. Así de fácil. El Coro u Orfeón es la escuela de música por excelencia, no solamente para los que en un futuro van a escribir música coral, sino para todo compositor. Allí se aprende el sonido, es decir a emitir sonidos agradables, a conjuntarlos en grupo, a supeditar la propia voz al todo. Allí se aprende a frasear una línea melódica, a apreciar su contorno, el fraseo, la sintáxis. Allí se inicia el oído a la polifonía y el contracanto, a la experiencia inigualable de saberse parte de un juego y una disciplina en la que se practica el respeto a otras líneas, a otras personas, que delimitan (porque hay que aprender a ceder el paso) a la vez que enriquecen cada voz singular. Allí se aprende el timbre de cada vocal y algunos de los detalles de sonoridad y belleza que solamente produciéndola se sabe (de saber y de saborear), se disfruta y se lleva de por vida como una referencia que nadie puede tener sino quien la haya experimentado. Allí se aprende el movimiento de las líneas, el pulso de la vida, las irregularidades y las disonancias que son un reto para resolver. Allí los niños aprenden a socializar con niñas y jóvenes, aprenden que se requiere trabajo de todos para lograr un sonido común y característico de un grupo, aprenden a expresar sus emociones, a respirar hondo, a suspirar y a callar de emoción en un suspenso que quizá sea el climax de un camino sonoro. Si de todo músico se espera que no haya pasado por alto esta experiencia musical en la infancia, con mayor razón se espera que aquél compositor que quiera expresarse en el medio sonoro llamado “coro infantil”, haya sido bendecido por la vida con la experiencia coral a temprana edad. Todos los directores de coro hemos tenido la experiencia de abordar alguna obra musical que más bien parece escrita para expresar dificultades insípidas en vez de ser un vehículo de emociones y desborde de sentimientos. No quisiera citar ejemplo alguno porque cada lector de estas líneas podrá aducir y recordar obras destinadas al cesto de basura, porque truncan ilusiones, roban el tiempo y desgastan el alma.

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Por eso, todo compositor en primer lugar ha de ser músico. Desconfío de quienes optan por ser compositores sin haberse expresado jamás con el canto y sin tener la experiencia de tocar bellamente un instrumento con cierta libertad y seguridad. Desconfío de sus obras. Cuando se trata de dar el perfil de la profesión que uno más quiere, por lo general ponemos la vara muy alta (como si fuera un salto de altura). Pero las exigencias no son muchas. Veamos: Componer quiere decir escribir emociones e ideas musicales. Para eso se requiere una formación que incluya: capacidad de socializar, conocimientos generales vastos (que incluyen la historia de nuestro país, lectura de los diarios y la sección de Opinión, Literatura, especialmente poesía y Novela), ligereza ante la vida (capacidad de sonreír y de bromear) así como pisar tierra en la realidad: sentir las angustias sociales, los anhelos de la humanidad, saber de la importancia del juego en la formación del ser humano. Será mucho pedir? Bueno, después de eso, pero solamente después, viene el oficio. Y aquí se precisa de la experiencia infantil del propio compositor. Cuando pensamos en nuestra infancia, más vale que el recuerdo vaya acompañado de una sonrisa, fruto de aquellas ya lejanas, de aquellos amigos y bromas, de aquel profe que nos hacía disfrutar los ensayos y propiciaba la convivencia y el respeto (“El respeto al derecho ajeno es la paz”). Hay una cierta conexión entre la capacidad del músico compositor y el oficio de escribir para determinado medio sonoro. Todo grupo coral tiene un nivel en el que se mueve a sus anchas. El nivel está marcado por las capacidades y las limitaciones: de rango, de sonidos bellos, de dinámicas, de comprensión y manejo de las disonancias, de ritmos complejos o simples, etc… Cada director de coro ha de saber su nivel, sus capacidades y limitaciones. En ese nivel deben estar las obras que el director de coro puede abordar. Pero también el compositor, debe tener muy claro el nivel del coro para que escribe. Si el compositor escribe en el aire, es decir sin pensar en el medio sonoro que va a abordar la obra, estará perdiendo su tiempo y tinta. Hay obras escritas para coros profesionales y otras para coros muy limitados. El compositor que inicia una composición no sólo tiene una hoja en blanco, sino unas pautas en las que él personalmente tiene que exigirse limitaciones. Así como debe escoger el lenguaje, la duración, el grado de dificultad, el texto por supuesto….de igual manera tiene que pensar en los niños y niñas que van a cantar la obra. Estas limitaciones van a detener su lápiz, para no salirse de rangos preestablecidos, para no abundar en registros constantes y difíciles, para cuidar que las disonancias se puedan abordar con cierta facilidad, para dar interés a sus líneas y complicar el tejido hasta un punto manejable y expresivo. Cómo se forma un compositor? Líneas arriba escribí que debe ser músico.

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Debe haber estudiado lectura musical, apreciación, armonía, contrapunto, historia musical, ritmo, formas y géneros musicales, lenguajes. Debe conocer una amplia gama de literatura musical. Aunque se trate de un músico popular no puede desconocer las grandes obras de la literatura musical, incluyendo épocas, períodos, estilos. Si se trata de un compositor que escribe para la voz en coro, además debe conocer la historia de la música vocal, desde el gregoriano hasta nuestros días. Es poco decir o es mucho? Personalmente desconfío de compositores que no saben escribir una línea melódica cantable; de los que no son capaces de escribir un bello contrapunto en cualquier lenguaje; de los que no respetan el texto o ni siquiera saben escoger un texto de valor y adecuado para el coro infantil, si de eso estamos hablando. Por todo lo anterior, creo que cada compositor (quien es un compositor? Todo aquél que toma un lápiz y escribe una obra a tres pautas?) debe saber y respetar sus límites. Sin embargo, a pesar de tantos requisitos, es preciso que en México haya más compositores que practiquen la escritura original para coro infantil. Uno de los defectos en la práctica coral en nuestro país es que paralela a la muy limitada formación de los directores de coro, corre la costumbre inveterada de cantar “arreglitos” que escribe el propio maestro del grupo. Al no encontrar materiales adecuados, al no tener recursos para tener a la mano obras que le queden como vestido a la medida a su propio conjunto coral, decide él mismo convertirse en arreglista, con la esperanza de que el coro le vaya corroborando su habilidad o generosidad. Otros países abundan en compositores, obras y publicaciones, y por tanto en coros de calidad, directores que conocen su oficio y hasta discografía en la que pueden compartir y lucir su trabajo. A nosotros, en México nos ha faltado mucho por hacer. Pero cada director de coro, cada compositor y ejecutantes podemos tratar de conocer nuestro nivel, respetar los niveles que no podemos abordar, prepararnos para hacer mejor nuestro trabajo y compartir nuestros pequeños o grandes logros y ponerlos al servicio de todos para su uso libre. Este Boletín Digital cumple muy bien su función. Los que estamos en el aula y en el escritorio o frente a la pauta, hemos de potenciar a nuestros coros: hay que componer sencillito, bonito. Obras frescas con textos valiosos y oportunos que los mismos chicos puedan disfrutar, modificar, compartir y hasta colorear! Nosotros encarguémonos de escoger lo mejor, de solicitar a los compositores que modifiquen lo que creemos que es inadecuado (ellos necesitan retro-alimentación!).

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Jorge Córdoba

Compositor, director, productor y conferencista. Curso la mayoría de sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música de México. Realizó estudios de Composición y Dirección en España, Brasil, República Dominicana, USA, y Hungría. Ha sido Director Artístico del Coro de la Orquesta Mexicana de la Juventud; del Coro Facetas; del Coro de la UNAM; del Coro de Madrigalistas de Bellas Artes; del Coro de la UAM Iztapalapa; del Sexteto Vocal Femenino Túumben Paax y del Ensamble Escénico Vocal del Sistema Nacional de Fomento Musical del CONACULTA. Así mismo ha sido Dir. Huésped de diversas orquestas: Orquesta de Cámara de San Ángel; Orquesta Sinfónica del CNM; Orquesta de Cámara de Pecs, Hungría y Orquesta Sinfónica de Oaxaca. Desde 2001 coordina y conduce el programa radiofónico Horizontes de Nuestra Música (OPUS 94.5 FM).

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¿Cómo se forma un compositor? Inicié mis estudios en el Conservatorio Nacional de Música (CNM), mismos que amplié de manera regular tomando cursos en España, Brasil, República Dominicana, Hungría y Boston, USA. Y otra gran parte de mi formación ha sido autodidacta. ¿Cualquier compositor está capacitado para hacer cualquier tipo de música? Todo depende del campo al que se dedique, porque hay muy buenos compositores en el género popular con todas sus variantes y los de la llamada música de concierto o Académica. En mi caso como inicié mis actividades musicales en la música popular, pues desarrollé una habilidad que complementada con mis estudios en el CNM y en el extranjero, he podido desarrollar, cuando ha sido necesario, actividades compositivas en varios géneros, aunque mi preferencia está principalmente en el campo de la música académica, me satisface más y me siento más a gusto, sin que por esto desdeñe la labor compositiva de otros compositores dedicados a sus respectivos géneros. ¿Dentro de su obra cuáles son los instrumentos más recurrentes? La voz. ¿De dónde nace la idea o que le inspira a componer para coro infantil? ¿De dónde? No lo sé. Simplemente me gusta mucho escuchar este tipo de coro y por tanto escribirle. Me inspira, primero un buen coro, segundo, un texto o poema que sienta le puede decir algo a cada integrante del coro y que llegue a formar parte de su vida, que le ayude a desarrollarla y que le de optimismo y esperanza de vivir. ¿Qué características tiene el componer para coros de niños? No las sé. Pienso que primero tendría que respetar y amar a estos seres como tal, segundo que le gustara escuchar a estas especiales voces, que hubiese cantado ya fuese como solista yo en coro, porque esta experiencia le habría brindado una experiencia y una vivencia únicas. ¿Cómo hace un compositor para que su obra sea interpretada? Simplemente acercándosela a los Directores de los distintos coros infantiles que conozca y esperar a que, en caso que encuentren una calidad tanto idiomática como musical, la incluyan en su repertorio.

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Patricia Moya

Nació en la Ciudad de México en. Su abuelo fue el compositor yucateco Efraín Pérez Cámara. Entre las orquestas que han tocado sus obras están: la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, la Orquesta de Cámara de la Universidad de Michoacán, la Camerata Juvenil de Guanajuato, la Camerata Académica de Mérida y la Orquesta Juvenil de Zacatecas (Mexico); así como la Camerata de Cuerdas de la Fundación Patagonia y la Agrupación Instrumental de Rosario (Argentina); la Orquesta del Conservatorio Gabriel Fauré y la Orquesta de la Opera de Massy (Francia); la Orquesta de Castrocaro (Italia); la West Virginia University Orchestra y la Scottsdale Arts Orchestra de Arizona (U.S.A.). Un compositor se forma en un conservatorio o escuela de música para ser capaz de escribir la música que quiere, pero, como en todas las artes, tiene que tener talento para ello.

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¿Cualquier compositor está capacitado para hacer cualquier tipo de música? No. Hay compositores que son buenos para escribir canciones, por ejemplo, y se les dificultan las obras de mayor duración. Eso tiene que ver con la facilidad personal y su interés por el tipo y forma de música que le guste. ¿Dentro de su obra cuáles son los instrumentos más recurrentes? Dentro de mi música he escrito, sobre todo para flauta, violonchelo y marimba porque esos instrumentos me gustan mucho. ¿De dónde nace la idea o que le inspira a componer para coro infantil? Cuento con una obra para coro de niños, percusiones y arpa, se llama “Sobre el Lago” y recientemente escribí “Poemas de Amor de Sor Juana” (4 poemas) para coro mixto a cappella. Escribo para coro de niños cuando el texto se presta para ello. Cuando sus voces quedan con lo que se canta. ¿Qué características tiene el componer para coros de niños? Las características de música para coro de niños es el no escribir algo que force la voz ni en los graves, ni en los agudos. Que las diferentes voces sean fáciles de memorizar y de preferencia que la música sea lenta o rápida y alegre, nada triste. ¿Cómo hace un compositor para que su obra sea interpretada? Para que interpreten mis obras no hay fórmula mágica ¡es bastante difícil! Hay que conocer a muchos músicos para poco a poco darme a conocer y a los intérpretes que les gusta lo que compongo me pidan otras obras. La ventaja de nuestra época es que, gracias a internet y sus posibilidades, he mandado mi música a países diferentes en donde he tenido el gusto de saber que algunas obras se han tocado.

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Jesús López Moreno Estudió la licenciatura en Composición Musical en el Conservatorio de las Rosas de Morelia, licenciatura en Clavecín en la Escuela Superior de Música del INBA, Órgano en el Conservatorio de las Rosas y en la Academia Mexicana de Música Antigua para Órgano. Estudió una maestría en Interpretación Musical en la ENM de la UNAM bajo la guía del Dr. Gustavo Delgado. Se ha presentado en diversos festivales nacionales e internacionales de órgano del país. Fue codirector del Coro de Niños de la ScholaCantorum de México, con el cual realizó giras por Norte y Centro América, Europa y Asia. Actualmente es director artístico del Coro de Niños de Valle de Chalco en el estado de México. Ha ganado el Concurso Nacional de Composición Coral Infantil. Sus obras han sido grabadas e interpretadas dentro y fuera de México. Fue seleccionado como compositor residente para el proyecto “CANTARÉ” 2010, en Minneapolis Minnesota a través de VOCALESSENCE. Forma parte de la Asociación de Organistas de México colaborando en la mesa directiva. En 2011 presentó el disco con obras para órgano del Mtro. J. Jesús Carreño, editado por el Instituto de Cultura del Estado de Michoacán. Se ha presentado como solista con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, con la Orquesta Rodolfo Halffter de Durango. En Mayo de 2014 presentó su concierto para órgano y cuerdas dentro del marco del Festival Internacional de Órgano de Guanajuato “Guillermo Pino Reyes”. En Mayo de este año, se presentó en la Semana Internacional de Órgano de Madrid, España. Desde febrero de 2001 funge como Organista Titular de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.

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¿Cómo se forma un compositor? No lo sé de cierto, pero puedo comentar desde mi particular punto de vista algunos aspectos. Un compositor no necesariamente es aquel que se forma académicamente, como tampoco lo puede ser aquel que tiene la intuición musical pero que carece de técnica. Creo que talento y técnica van de la mano. Pienso que todos los compositores recorren caminos muy diversos para lograr los resultados sonoros que pretenden. Finalmente cuando las obras son buenas, perduran y permanecen en el gusto de los oyentes. Considerando lo anterior, creo que un compositor se forma a través del desarrollo de sus capacidades musicales, de la buena formación académica y su capacidad de percepción y de análisis. ¿Cualquier compositor está capacitado para hacer cualquier tipo de música? No precisamente, la música es tan vasta y diversa que generalmente los creadores artísticos se inclinan naturalmente por ciertos géneros musicales. A lo largo de la historia vemos como las obras de buena envergadura están escritas por compositores que también eran intérpretes, esto quiere decir que la escritura musical se vuelve idiomática. Compositores como Chopin nos remite a la música de piano por ejemplo, si mencionamos a Schubert inmediatamente pensamos en el Lied. Más bien considero como creador artístico, dónde me siento más cómodo para desarrollar y producir mi obras. ¿Dentro de su obra cuáles son los instrumentos más recurrentes? El coro como instrumento musical y el órgano. En el primer caso, puedo decir que la mayor parte de mis creaciones artísticas, están dedicadas al canto coral infantil, el tratamiento que le doy al piano como acompañamiento y apoyo del coro, forma parte fundamental del discurso musical. En el segundo caso; el órgano es el instrumento que ejerzo como profesión, por tanto dedico buena parte de mi quehacer artístico a la producción de obras para este instrumento. ¿Cuenta con obras para coro mixto o sinfónico? Si, aunque son las menos. Por supuesto la dotación para coro mixto es de las más recurrentes por los compositores y yo no escapo a esta bella opción. Por supuesto que el rango que ofrece el coro mixto siempre me es muy atractivo. En el caso de mis obras para coro sinfónico, debo decir que las pocas que tengo, se han interpretado no en México, sino en el extranjero. ¿De dónde nace la idea o que le inspira componer para coro infantil? Quizás una de las inclinaciones naturales de todo compositor es, dedicar su obra al instrumento con el que tiene más afinidad o contacto. En mi caso particular, el coro ha representado y representa una parte fundamental de mi vida, ya que desde niño y joven crecí con él, y ahora como director, compartiendo con mis coristas esta hermosa experiencia. La formación de los niños me merece una atención especial, por eso es que he dedicado buena parte de mi producción artística a este género vocal. Lo que me inspira componer para niños es una manifestación natural. Esta no obedece a compromisos adquiridos para hacerlo, sino más bien por el placer y satisfacciones que esto me genera.

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¿Qué características tiene el componer para un coro de niños? Esta pregunta me merece una atención especial, ya que intervienen varios aspectos a considerar. Lo primero que trato de definir es la elección del texto. Gran parte de mi producción musical está basada en poetas mexicanos. Siempre he considerado que los niños son capaces entender conceptos literarios como puede ser la metáfora. Me parece importante que los niños entiendan el mensaje del cual serán portadores. La finalidad con esto es fomentar modelos estéticos formativos para su desarrollo. Desde el punto de vista musical, antepongo el hecho de que los niños disfruten las obras que uno compone para ellos. Si la obra cumple con esta expectativa, sobrepasa por mucho los lenguajes musicales en sus diferentes tendencias (tradicionales, modernas o contemporáneas). Por supuesto hay razones técnico-musicales que no puedo dejar de considerar, como son las capacidades que cada coro tiene, (ensamble, sonoridad, rango o tesitura y capacidad para resolver dificultades vocales o de ensamble). No puedo determinar con precisión las características que pueda tener un compositor que escribe para niños, lo que si alcanzo a ver es que tanto los niños nos juzgan a través de nuestras obras cuando las interpretan. ¿Cómo hace un compositor para que su obra sea interpretada? En este tema considero que tiene que haber una coyuntura entre creador e intérprete. Muchas veces, los creadores también son intérpretes, sin embargo esto no es suficiente, siempre hay que considerar que los mejores embajadores de nuestra música serán los intérpretes. Hay otros factores que tienen que considerarse para la difusión eficiente de la música, como puede ser la edición de las obras y por supuesto no podemos dejar de considerar la capacidad que tienen hoy en día los medios electrónicos.

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Manuel Torres Manuel Torres Cosio: Estudió la Licenciatura de Canto Gregoriano y Dirección Coral en la Escuela Superior de Música Sagrada de Morelia, se especializó en Dirección Coral en la West Texas University, asistió al XXX Curso (Polifonía) en Santiago de Compostela, España. Fue Director del Coro "Niños Cantores de Morelia", así como compositor ganador del Himno de la UVAQ. Actualmente, es Mtro. Investigador de la Facultad Popular de Bellas Artes en la UMSNH y Mestro en el Conservatorio de las Rosas, teniendo a su cargo la Carrera de Dirección Coral y los Coros en ambas instituciones. Desde 1999, es Organista de la Catedral de Morelia.

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¿Cómo se forma un compositor? El compositor se forma mediante un largo proceso. Primero, estudia para ser músico con todo lo que esto implica; además, se especializa en composición y esa carga de asignaturas propias de la escritura, análisis y formas. ¿Cualquier compositor está capacitado para hacer cualquier tipo de música? Actualmente, hay gran diversidad en el quehacer de la creación musical. No todo compositor escribe de todo, depende de su gusto por ciertas tendencias y en buena medida, obedece a las características de su propio entorno. Por su basta preparación podemos afirmar que todo compositor es apto para escribir cualquier género musical. ¿Dentro de su obra cuáles son los instrumentos más recurrentes? Mis principales instrumentos para componer con coro han sido el piano y el órgano. ¿Cuenta con obras para coro mixto o sinfónico? He desarrollado la mayor parte de mi obra para coro infantil y mixto. ¿De dónde nace la idea o que le inspira componer para coro infantil? Dos razones me mueven a escribir para niños: he cantado desde pequeño y he tenido la oportunidad de trabajar con varios coros infantiles. ¿Qué características tiene el componer para un coro de niños? Al componer para niños consideramos las tesituras y claro, el texto; lo demás es como todo. Lo coros infantiles bien preparados pueden cantar todo. ¿Cómo hace un compositor para que su obra sea interpretada? La obra de un compositor habla o suena por sí sola; aunque cuando se compone y se dirige, resulta más fácil proyectarla.

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Emmanuel Arias y Luna

Ha dirigido la Orquesta Sinfónica de Guanajuato, la Orquesta de la Ópera de Bellas Artes, la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, la Orquesta de Cámara de la Escuela Nacional Preparatoria y la Orquesta Sinfónica de Coyoacán, de la cual fungió como subdirector. Además de violinista, director de orquesta y compositor, el Mtro. Arias también es pedagogo y se desempeñó como profesor en la Academia de Música de Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco, donde dirigió la orquesta infantil, integrada con alumnos suyos. Asimismo fue profesor de armonía, contrapunto y composición en la Escuela Libre de Música José F. Vázquez, y de violín en el Colegio Alemán Alexander von Humboldt, la Academia de Música Wagner y la Escuela Superior de Música del INBA, de la cual fue director. La obra que mayores satisfacciones le ha dado al Mtro. Arias es Sonoralia Op. 3 Zacatecana, por el número de veces que se ha interpretado, mientras que su mayor orgullo personal es el constatar que, cuando se interpreta alguna de sus obras, es porque en verdad la disfrutan tanto los ejecutantes como el público. Su producción musical incluye sinfonías, sonatas, canciones, piezas para piano, obras de cámara, corales y sinfónicas.

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¿Cómo se forma un compositor? Estudiando solfeo, armonía, contrapunto, etc., etc. y descubriendo en sí mismo el deseo y necesidad de crear, o de expresarse por medio de los sonidos. "La música es el lenguaje para expresar lo que no se puede callar y callar lo que no se puede decir.". ¿Cualquier compositor está capacitado para hacer cualquier tipo de música? Dependiendo del grado de instrucción que se tenga y de su gusto personal. ¿Dentro de su obra cuáles son los instrumentos más recurrentes? Voz, piano, cuerdas, hasta el total de instrumentos de una orquesta sinfónica. ¿Cuenta con obras para coro mixto o sinfónico? Cuento con obras para coro mixto acapella y coro mixto con orquesta sinfónica. ¿De dónde nace la idea o que le inspira componer para coro infantil? Del haber participado ya en la primaria en cantos a coro, de la obra de mi madre que compuso una Coralia Infantil y de la bellísima impresión que me causó escuchar en un pueblo de la Selva Negra, Schwarzwald, (Alemania) el coro de niños del jardín de niños que estaba contiguo a la casa de un maestro a quien visité en una ocasión. (El Dr. Arno Fuchs, casado con una hermana de Silvestre Revueltas). ¿Qué características tiene el componer para un coro de niños? Pienso que ser de extensión corta y de fácil rítmica y bastante tonal ¿Cómo hace un compositor para que su obra sea interpretada? Componer y mostrar a los músicos la obra, o regalarle una copia, o editar alguna y recurrir a un repertorio que la venda, y esperar, y esperar y esperar que alguien se interese y le guste.

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Cecilia Rosillo Peña

Debido a su gran interés por el canto coral perteneció como soprano al Ensamble Coral Voce in Tempore y fue fundadora del Ensamble Vocal Mexicano. Ha participado en cuatro ediciones del Simposio Coral Nacional organizado por el Sistema Nacional de Fomento Musical de CONACULTA. Fundó y dirigió durante un año el Coro del Centro de Diagnóstico y Tratamiento para Mujeres y así mismo fue directora del coro de la Escuela Mexicana Americana. Participó activamente en el Festival América Cantat IV en la Ciudad de México. En el año 2003 funda el Ensamble Vocal Femenino Vocalise. Del año 2003 al 2009 dirige el Ensamble Vocal Femenino Vocalise con el que se presentó en diversos escenarios de la Ciudad de México. Participó en 2005 en el Taller de Dirección Coral y Técnica Vocal con la Maestra Digna Guerra en la ciudad de La Habana y en 2012, también en Cuba, en el Festival Corhabana, concentrado en la obra de los Maestros Leo Brower y Electo Silva con las Maestras Digna Guerra y Carmen Collado. Desde 2007 es maestra de la clase de Conjuntos Corales, Pïano y solfeo en la Escuela de Iniciación Musical Silvestre Revueltas de la Delegación Iztacalco. Recientemente incursiona en el terreno de la composición coral, creando obras para coro infantil y coro femenino algunas con textos propios; su obra ya ha sido cantada por diversas agrupaciones corales. Actualmente y desde el 2010, es pianista acompañante y subdirectora del Coro del ITAM

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¿Cómo se forma un compositor? Pienso que un compositor se forma con los conocimientos adquiridos de forma académica y sobre todo con la experimentación de muchas ideas que quiera plasmar en su música. ¿Cualquier compositor está capacitado para hacer cualquier tipo de música No creo que cualquier compositor esté capacitado para hacer cualquier tipo de música. Pienso que eso depende de su experiencia de vida musical, el conocimiento que tenga sobre diversos géneros y estilos y su formación académica. ¿Dentro de su obra cuáles son los instrumentos más recurrentes? Utilizo el piano primordialmente. ¿De dónde nace la idea o que le inspira a componer para coro infantil? Haber trabajado con coros de niños en diversas escuelas. Creo que en México hace falta enfocar la atención de los compositores hacia este tipo de agrupaciones. ¿Qué características tiene el componer para coros de niños? Pienso que un compositor que escribe para un coro de niños debe tener mucha imaginación, pensar qué les atrae o llama su atención, sus gustos; debe tener ideas claras que pueda transmitir a través de su música y hacer que los niños disfruten y se diviertan cantando su obra. ¿Cómo hace un compositor para que su obra sea interpretada? El compositor muchas veces ya tiene en mente a qué coro va dirigida su obra, o tal vez tenga un encargo de composición para determinado coro. Si no es así, puede acercarse a los coros infantiles para promover su obra.

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Raúl Vázquez Chagoyán

Un compositor se forma de múltiples maneras, quizá lo más característico en él sea la temprana necesidad de expresarse por medio de la música. El siguiente paso se basaría en detectar el instrumento mediante el cual lograr dicho propósito, con ello no sólo me refiero al piano, la guitarra o la voz, sino a las ideas, motivos y recursos que radican en las emociones y la mente. Pero eso no basta, porque por muy creativa que sea la persona, si no se preocupa por adquirir nuevos conocimientos de música día con día, sus recursos tenderán a repetirse y perder originalidad. La carrera de composición, así como aquellos cursos que se puedan encontrar en el camino serán indispensables para multiplicar sus propuestas innovadoras. Pero lo más importante, especialmente para un compositor, es que se encuentre en una sólida disposición para trabajar, independientemente si considera que tiene o no un motivo que expresar, es decir, al margen de su “inspiración”. No todo compositor se encuentra capacitado para hacer cualquier tipo de música, eso lo dicta, además de las habilidades naturales, el oficio. Un compositor de música contemporánea seguramente no hará regularmente un buen arreglo para salsa, y viceversa, a menos que se tome el tiempo de investigar cómo es que funciona dicho género, y eso, aunque parezca sencillo, puede llevar algo de tiempo. Cada género exige determinados códigos para funcionar, los cuales incluyen independientemente de la instrumentación característica, ciertas fórmulas y sobre todo acentos que respetar. El caso de la música coral es sumamente específico, pues además de que el compositor debe conocer a la perfección los registros de las voces, las posibilidades de lograr tal o cual efecto con la voz de acuerdo a las características de articulación, fraseo y respiración, debe tomar en cuenta un perfil específico de coro para lograr el sonido requerido. El asunto de la afinación va íntimamente ligado a esto último, pues ese es quizá uno de los principales retos de todo coro, ya que ésta se ve comprometida por una infinidad de factores que van más allá del oído de los coralistas, de la técnica vocal o de las manos del director.

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Aunque no debía ser un tema de importancia para el compositor, le conviene saberlo si es que desea producir una obra coral de calidad. En mi caso, como compositor de música coral, suelo considerar el piano como una base más o menos constante, no porque los coros no suenen bien a capella, es que también pienso en el campo de batalla, en la funcionalidad de los montajes y sus avances durante los ensayos. El piano es un excelente aliado para fomentar el desarrollo auditivo de los coralistas (aunque puede tornarse su enemigo con un uso inadecuado) y completa el cuadro armónico de las voces aportando y enriqueciendo el sonido; esto es porque regularmente los integrantes de los coros, al menos en México, no son músicos sino aficionados, y esto es un punto importante a tomar en cuenta, además de que por su numerosidad suelen tener poblaciones más o menos variables. Esto redunda en que las relaciones armónicas se ven afectadas por la entrada y salida continua de participantes. Por ello contar con la ayuda de un instrumento armónico puede ser de inestimable ayuda, además de las maravillosas posibilidades musicales que puede ofertar al margen del sonido propio de las voces. Además del piano, eventualmente he incluido arreglos de metales (trompeta, sax alto y trombón) percusiones diversas, sanfona, flauta y acompañamientos de guitarra y jarana de acuerdo a las posibilidades de mi coro. Dada mi trayectoria como director coral, mis composiciones no han sido pensadas para coro sinfónico sino para coro mixto o coro infantil. Hace tiempo que no he retomado la composición para coro infantil dada mi necesidad de escribir para coro mixto, sin embargo cuento con más de treinta composiciones, de las cuales publiqué doce en el compendio La Magia del Canon, obra que me ha dado infinitas satisfacciones, pues con el tiempo se ha difundido, y muchos coros infantiles en escuelas primarias, o escuelas de música, se han servido de ella para completar sus repertorios. Dicho proyecto lo realicé en el año 2000, con ayuda del FONCA, Correo del Maestro, Alas y Raíces a los Niños y la UPN, en respuesta a mi inquietud por aportar piezas corales infantiles en forma de canon al acervo de música mexicana. Para ese entonces ya tenía varios años componiendo música original para obras teatrales, documentales culturales para televisión, planetarios y grupos musicales. Componer para niños implica un intento por considerar el universo interior del infante, es decir que la música debe ir acorde con el contenido de los textos, si se trata de una pieza para niños pequeños, de seis años por ejemplo, el texto puede ser más inocente, pero si se piensa en una pieza para ser cantada por niños mayores, debe tener algo más de divertido, poco más picaresco, algo que de preferencia suscite una aventura, una acción o una travesura. Lo mismo a la hora de colocar las notas, las cuales deben hablar por sí mismas de dicha aventura. No es fácil en absoluto componer para niños, mucho menos en la actualidad, en que la mitad de su tiempo la gastan con imágenes e informaciones grotescas proporcionadas por los medios masivos de comunicación, además obviamente de los videojuegos. Los niños actuales ya no son los mismos de hace veinte años, y mucho menos los de hace cuarenta, cuando todavía se jugaban los juegos tradicionales en las calles sin temor a la intervención de las drogas o los secuestros. Por ello me parece que los repertorios pierden actualidad a la misma velocidad en que evolucionan las nuevas tecnologías y las prácticas sociales. Para que una obra sea interpretada hay dos vías fundamentalmente, la primera es escribir sobre encargo, o con un propósito específico, y la otra es componer por el gusto de hacerlo, y luego darse a la tarea de difundir dicha obra mediante editoras, disqueras o contactos. En mi caso, se puede decir que ha habido ambas vías, ya que por muchos años he vendido obra en los medios publicitarios, teatrales y de cultura

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multimedia; por otra parte quien conoce mis obras me las ha solicitado personalmente. La otra vía se ha derivado de mis publicaciones, pero he de admitir que para mantener la constancia de esta segunda opción, se requiere de mucho más tiempo, entrega y hasta autosuficiencia económica, pues demanda de una enorme autoregulación que no siempre se logra en un mundo tan agitado, demandante y disperso como el actual.

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