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Ramón Aular: Midas Tropical
gonzalo peña veloz [@selektorg] fotos: paola uzcátegui [@uzcanova]
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La tarde cae sobre Valencia, Venezuela, una ciudad caracterizada por sus altas temperaturas y un sol que no da tregua en estos meses de verano. A esa hora, el cielo está de un azul intenso y el calor en su máximo esplendor. No hay servicio eléctrico, el apagón ya tiene cuatro horas y ni debajo de un techo se puede huir del sofocón. Desde estas calles, a lo alto de la urbanización Trigal Norte, donde está el taller venezolano del artista Ramón Aular, se disfruta uno de los más bellos espectáculos naturales que ofrece la capital carabobeña en tiempo de sequía: el crepúsculo. La luz que se proyecta sobre el valle del río Cabriales es a ratos, amarilla, luego dorada, posteriormente ámbar, y así se expande el espectro a tonos cobre, rosa, naranja, rojo, violeta hasta llegar al negro absoluto de la noche. Dentro de esa gama de colores vespertinos creció este novel artista venezolano, justo en esa calle, frente a su actual taller, en una casa donde vivía con su familia, rodeado de vecinos de toda la vida, en una Venezuela llena de bonanza y posibilidades. Fue en esa Venezuela donde despertó a las artes a través del Diseño Gráfico, carrera que estudió en el Instituto de Diseño Caracas, posteriormente cursó Artes Visuales en la Escuela Técnica Cristobal Rojas de Caracas y decidió dedicarse de lleno a la pintura. A fines de los noventa se fue a desarrollar su talento en el sur de la Florida. Especificamente, en la Miami donde South Beach comenzaba a aparecer en el mapa del jetset europeo como destino turístico gracias al impulso del distrito Art-Decó por el promotor Craig Robins y la reinauguración del hotel Delano diseñado por Philippe Starck. Era la Miami de Versace y Madonna, la misma de los locales nocturnos de Ingrid Casares y el auge colorista de Romero Britto. Y Ramón Aular, con esa buena estrella que siempre le acompaña y su gran talento como equipaje, logró emplearse como ayudante del artista brasileño. Fueron 11 años de trabajo arduo en el taller de Romero Britto que le enseñaron a comprender el arte como un oficio en todas sus facetas. Después de esta etapa, comenzó a trabajar como asistente del famoso artista Jeff Koons, bajo cuya tutoría se mantuvo dos años que califica como muy fructíferos. Finalmente llega el momento de independizarse e insertarse en los vientos de cambio que comenzaban a tomar fuerza en la ciudad con el crecimiento de la franquicia Art Basel en la ciudad. Fue entonces, cuando realizó su colaboración con el artista urbano Mr. Brainwash, seguida por su primera exposición individual titulada “Espacios” en la Galeria de David Lombardi, surgieron infinidad de proyectos como una instalación on-site para Porsche en Art Basel 2013, participación en la Feria de Arte de los Hamptons en 2016 a través de la Galería de Jennifer Ford, un proyecto in-situ para el SoHo House de Miami Beach ese mismo año, así como en el evento Contemporary Art Platform de Kuwait en 2018 y con la Rarity Gallery en Mikonos. Todos eventos de gran importancia que han posicionado piezas de Ramón Aular en importantes colecciones del mundo, sin embargo, sus participaciones en la Feria de Arte de Beirut en 2016 y 2017 tienen un significado muy especial para Aular porque le abrieron las puertas de la que considera su nueva casa: el Libano. Allí ha hecho muchas amistades, su inspiración artística ha florecido de una manera increíble, su disposición natural a hacer networking se ha multiplicado, de ahí que las salas más encumbradas de Beirut ostentan, por lo menos, una pieza de Aular. Para él, hablar de esa metrópoli es dibujar con palabras el más hermoso de los sitios, describir la gente más espléndida y generosa, plasmar aquella quimera que se busca durante toda una vida y, saberse afortunado al encontrarla. En ese trajinar incesante que es la vida de Ramón desde que partió de Venezuela a Miami en busca de oportunidades, es increíble la calidad y cantidad de amistades que mantiene en el mundo entero. Su naturalidad, amabilidad e inteligencia le han abierto puertas que no se abren usualmente para comunes mortales. Basta ver su bitácora en el Instagram @ramonaulart para adentrarse en un mundo que solo se ve en revistas de estilo de vida internacional y, lo más increíble de todo, es que disfruta igual de una gran fiesta en un chateaux en las afueras de Paris, o un paseo en bicicleta para llegar a su taller de Beirut o una cena entre amigos en Valencia. Ramón sigue siendo Ramón. Su esencia se mantiene intacta, sus quereres imperturbables y su amor por la vida, infinito. Después de más de 20 años, abrió su primer taller en Venezuela -aparte del que mantiene en Beirut-. Quiso instalarlo para pasar temporadas cerca de Merle, su mamá y vivir este momento venezolano más de cerca, por aquello de que la inspiración proviene de la vivencia y percepción personal del artista. Bastidores de gran y mediano formato en lo que fuera la sala de la casa de unos vecinos que ya no viven ahí y le alquilan este espacio que está frente a la casa del Trigal Norte donde creció. Al fondo suena un radio reproductor con baladas en español de los ochenta y noventa y Ramón atraviesa el lienzo con una aguja mientras una de sus ayudantes la recibe y se la devuelve, tejiendo entre ambos esa gran red humana y sanadora -a la vez- que caracteriza y añade textura a sus cuadros abstractos. A esa hora de la tarde los rayos del sol se cuelan por la ventana de la casa e iluminan esa mezcla de oro y color de las piezas inconclusas que reposan en la sala. Cada lienzo de Ramón Aular mezcla lo mejor de dos mundos -Oriente y Occidente, lo Antiguo y lo Nuevo- en una suerte de mapas de gran colorido engalanados con láminas de oro y entrelazados con hilos. En cada creación se resumen sus tres ciudades, Valencia -en el colorido de sus atardeceres de verano-, Miami -en la trama hilada o networking que desarrolló en Miami- y Beirut -en el dorado de las riquezas tradicionales del Medio Oriente-. En estos lares se creía existía El Dorado, en otras latitudes se relataba la leyenda del Rey Midas, el mundo entero ha buscado oro a través de su historia y, finalmente, se ha comprobado que la verdadera riqueza del ser humano proviene de su talento, pasión y dedicación. Ramón Aular es, entonces, un verdadero Midas Tropical.
Cuando era pequeño acostumbraba a… pintar. Cuando cumplí veinte años pensaba que… me quería ir. Siempre me ha gustado… lo estético. Mi papá… lo extraño. Mi mamá… mi todo. Mi familia es... una locura que amo (risas). Mis amigos son… mi gran familia. El mundo es... pequeño. Latinoamérica es... rica. Venezuela es... un país de oportunidades. Valencia es… la ciudad que me vio nacer. Miami es… la ciudad que me hizo hombre. Beirut es… algo espectacular. Viajar es... mi mayor placer. Puedo decir que estoy en mi casa cuando... duermo en el cuarto con mi mamá. El arte es… alimento para el alma y el espíritu. Cuando pinto... sueño. Mi manía más peculiar cada vez que pinto es… torcer la lengua.
El color es… la imaginación. Una orquídea es… un regalo. La diferencia entre una pintura y una instalación de arte contemporáneo es… la pintura la haces, la analizas, te detienes, continúas. Una instalación se genera y se desarrolla en un sitio. La diferencia entre un coleccionista de Oriente y uno de Occidente es… no veo diferencias. A mi me gusta coleccionar… Cascanueces. El proyecto Connecting Continents busca... como su título lo dice, conectar continentes y almas a través de un símbolo venezolano que es la orquídea nacional. Trabajar con Romero Britto tantos años me sirvió para… aprender lo que quiero y lo que no quiero. Lo más divertido del oficio de artista es... hacer algo nuevo todos los días. Lo que más difícil del oficio de artista es... aprender a vivir de esto. Una ciudad es... un lugar que permite vivir con calidad a sus habitantes.
La naturaleza es... mi inspiración. La extravagancia es... nada. Lo más irreverente que he hecho como artista es... dejar de pintar algo que no me gustá. El destino turístico que todos debemos ir en este momento es... un sitio donde nos conectemos con la espiritualidad. La primera obra de arte que cautivó mi vista fue… unas obras de Guayasamín con las que crecí en casa de mis padres. La última pieza de arte que me impactó fue… todo Anish Kapoor. Supe que quería ser artista… cuando nací. La información en el mundo contemporáneo es… un arma de doble filo. El espacio que siempre visito y me sorprende es... mi propio taller de creación. Un museo es... una joya. El museo que me gusta visitar siempre es... El Prado. La vida es… una montaña rusa con mucha adrenalina. La muerte es… no lo se. La creatividad es… un regalo de Dios. Me gustaría estudiar más sobre… desarrollo espiritual. A veces me gustaría volver atrás para… nada. Me prohibieron… nada. La vanidad es… un vacío. Un espejo es... el reflejo de lo físico. El ego es... negativo, lo peor que se puede tener. Me gustaría que un cuadro mio estuviera en la colección de… los museos Guggenheim. Los artistas que más admiro son... de los que todavía están vivos, Richard Serra y El-Anatsui; de los que ya no están, Armando Reverón, Salvador Dalí, Andy Warhol, Pablo Picasso, sobre todo por sus logros. El gran artista de la humanidad es… Michelangelo Buonarotti. Me gustaría tener una obra de… Richard Serra. El dinero es… una herramienta. La mayor satisfacción que puede tener un artista es… ser reconocido. Nunca salgo de casa sin llevar… interiores. Mi gran amuleto de la suerte es…creer en mi mismo. De los cinco sentidos me inclino por… la vista. El sitio que más impacto me ha causado es... el desierto de Wadi Rum en Jordania. Ahorita estoy leyendo… nada. La película que no olvidaré se llama... La vida es bella de Roberto Benigni. Nunca visitaría… un antiguo campo de concentración nazi. A Venezuela le sobra… talento. A Venezuela le falta… educación. Creo en... mi mismo.
La lucha politica en Venezuela es... un juego de ajedrez (o dominó) trancado. Echaría a la basura… la política. La envidia es... algo que no conozco. Nunca es tarde para... comenzar de nuevo. Cuando enciendo el televisor me gusta ver... noticias. Me deprime... la miseria. Me emociona... la alegría. La gente alegre. Nunca me atrevería a… copiar. Puedo escuchar mil veces... Opera. El tema musical que definiría mi vida es… “Color Esperanza” de Diego Torres, no la oigo todos los días pero la escuchaba mucho cuando me fui de Venezuela, me ayudaba a decirme a mi mismo “Si puedo, si puedo”. Me gusta mucho también “Corazón Partido” de Alejandro Sanz. Nunca vacilaría en… engañar a alguien. La cualidad más importante que debe tener una persona es... la honestidad.